Bible Commentaries
Ezequiel 38

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

En este cap�tulo tenemos el juicio del Se�or sobre Gog, y su insensatez queda expuesta en sus amenazas contra Israel.

Versículos 1-7

Los curiosos que buscan el descubrimiento de lo que est� oculto, m�s que la mejora de lo que el Se�or ha dado a conocer, se han quedado muy perplejos y perplejos al explicar lo que quieren decir Gog y Magog. Algunos han sostenido que este es el mismo Gog y Magog mencionado en las Revelaciones. Cap�tulo 20: 8. Otros insisten en que eran pr�ncipes en los alrededores de Israel. Pero mientras que los hombres curiosos e ignorantes han presumido de ser m�s sabios de lo que est� escrito, ser� un camino m�s seguro, al continuar con nuestro tema, dejar la parte prof�tica de este, y el siguiente Cap�tulo, hasta que el Se�or (como en todas sus otras profec�as) ha hecho), explicar� la predicci�n por el evento; y tome las palabras aqu� entregadas de manera general.

Tenemos en ellos una escritura muy clara ante nosotros, si aceptamos lo que aqu� se dice como la declaraci�n del Se�or contra todos los enemigos del Cristo de Dios; ya sean turcos o rusos, jud�os o griegos. Cuando Jehov� dice: He aqu�, estoy contra ti, como en esta Escritura: esto es suficiente para probar la destrucci�n total de esa naci�n, o pueblo, que cay� bajo esta terrible sentencia. �Lector! Perm�tanos que usted y yo estemos m�s interesados ??en descubrir, si en y por medio del Se�or Jesucristo, estamos libres de este decreto, que en preguntar qu� naci�n o pueblo se significa para Mesec o Tubal, Persia o Gomar.

Pues qu� cosa terrible ser� al final, si hombres que profesan el cristianismo y aun escriben sus opiniones sobre las profec�as, se encuentran entre aquellos acerca de quienes el Se�or dice: �He aqu�, estoy contra ti! Ver Mateo 7:22 .

Versículos 8-9

No me atrevo a decir tanto, pero con reverencia preguntar�a con humildad: �no es esta una dulce promesa para el pueblo del Se�or en medio de los dolorosos juicios del Se�or a sus enemigos? G�nesis 49:1 .

Versículos 10-13

No militar� en contra de muchos pensamientos humildes sobre los vers�culos anteriores, suponer que el Se�or est� hablando aqu� de su pueblo y de los enemigos de Israel en el primero. La transici�n de una a otra, y que se realiza de repente, no es infrecuente en los escritos sagrados. La jactancia presuntuosa de los enemigos de Dios se expresa con fuerza. Tenemos un pasaje similar, �xodo 15:9 .

Hay una gran belleza en la expresi�n, pueblos sin murallas, en alusi�n al Israel del Se�or. Porque la Iglesia de Jes�s, aunque la perfecci�n de la belleza y el gozo de toda la tierra, es a los ojos de los paganos, pero una aldea pobre y despreciable. �Es esta Sion (dicen ellos) a quien ning�n hombre cuid� ni nadie mir�? Sin embargo, Jerusal�n, aunque sin muros, sin fronteras, sin guarniciones, sin fortaleza, era invulnerable en s� misma, porque el Se�or mismo era su muro de fuego alrededor, y gloria en medio.

Salmo 48:2 ; Isa�as 33:21 . �Qu� se dice en este pasaje, acerca de Judea, como en medio de la tierra? (o como lo dice el margen de nuestras antiguas Biblias, el ombligo de la tierra), puede servir para ense�arnos la gran propiedad del Se�or Jes�s haciendo su aparici�n en la sustancia de nuestra carne, cuando vino a redimir nuestra naturaleza en este centro del mundo.

Porque, como han demostrado todos los ge�grafos, tanto antiguos como modernos, la tierra santa es el ombligo, es decir, la mitad de toda la tierra. As� pues, con la aparici�n del Se�or en el centro, quiso mostrar, que como el Sol al mediod�a, cuyos rayos de luz se extienden en todas direcciones, iluminar todo el hemisferio; as� el Se�or Jesucristo, en su bendita influencia, lleg� tanto al Este como al Oeste, al Norte y al Sur.

Estoy seguro de que el lector de puntos de vista bondadosos me perdonar� si agrego que, en un punto de vista a�n m�s elevado, podemos considerar el tema y contemplar a Cristo como el centro o la persona intermedia de la Deidad, coloc�ndose as� entre la persona del Padre. y del Esp�ritu Santo. Porque aqu� Cristo es como la tierra de las aldeas sin murallas, en la que descansa su pueblo; ya quien no hay obst�culo para acercarse. �l es en verdad el centro de toda la Iglesia en la tierra, y el centro de toda gloria en el cielo, porque en �l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y su pueblo, su Iglesia, son completos en �l, Colosenses 2:9 .

Versículos 14-23

Tenemos aqu� los dolorosos juicios del Se�or denunciados sobre Gog. Pero como son iguales en grandeza y multitud, como el Se�or a trav�s de toda la palabra de las Escrituras presenta uniformemente a todos los enemigos del Cristo de Dios, no creo que sea necesario extenderme sobre ellos a modo de comentario. Todos los juicios del Se�or tienen el mismo prop�sito. Decid al justo que le ir� bien.

Al imp�o le ser� mal. Esto es suficiente para nuestro prop�sito. M�s que esto, como el Se�or no ha considerado apropiado explicar, no conviene que investiguemos. Hay que confesar que hay una fuerte propensi�n en el coraz�n de todo hombre a preguntar c�mo cumplir� el Se�or sus dispensaciones de los �ltimos d�as, y cu�ndo ser� el tiempo. Pero hay una respuesta general, dada por el Se�or mismo a la pregunta de Daniel, que los hombres de mentes curiosas har�an bien en considerar. Daniel 12:8 .

Versículo 23

REFLEXIONES

�LECTOR! en lugar de ser sabios por encima de lo que est� escrito, y gastar nuestro tiempo en investigaciones infructuosas e impropias sobre la persona de Gog y el reino de Magog: aceptemos lo que probablemente Dios el Esp�ritu Santo quiso ense�ar a la Iglesia por medio de esta escritura; que el ojo del Se�or est� sobre su pueblo para defenderlo de todos sus enemigos; y que en un momento en que las aguas del santuario se est�n agotando, y el enemigo parece amenazar con mano alta; que entonces el Se�or vendr� m�s particularmente a defenderlos; porque Jehov� se ha declarado contra todos los enemigos de Israel por causa de �l.

T� y yo no podemos estar de pie en el d�a de ejercitar nuestras propias fuerzas, ni intentar nada en nuestro propio poder: pero escucha lo que dice el Se�or; Pondr� garfios en tus mand�bulas, oh Gog, y te har� volver, y todo tu ej�rcito contigo. �Precioso Se�or Jes�s! s� t� para todo tu pueblo el escondite seguro de toda tormenta, y el escondite de toda tempestad; para que cuando venga el enemigo como un diluvio, el Esp�ritu del Se�or levante estandarte contra �l.

Entonces tu pueblo habitar� seguro en la tierra de las aldeas sin murallas; porque el Se�or mismo ser� un muro de fuego alrededor, en una nube y humo de d�a, y el resplandor de un fuego ardiente de noche, porque sobre toda la gloria habr� refugio. Am�n.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Ezekiel 38". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/ezekiel-38.html. 1828.