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Isaías 10

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

El Profeta est� aqu� denunciando el castigo en el nombre del Se�or, a los orgullosos opresores de su pueblo. En medio de los cuales hay varios estallidos dulces de esa gran salvaci�n de Jes�s, de donde solo el pueblo de Dios puede encontrar liberaci�n o consuelo.

Versículos 1-4

En medio de los pecados generales, con los que se dice que abundan tanto el pueblo de Dios como los opresores del pueblo del Se�or, el Profeta se�ala algunos casos especiales de este tipo, que marcaron el orden superior, magistrados y gobernantes. Contra lo cual, el Se�or pone particularmente su rostro, les asegura que habr� un d�a de cuentas y, por lo tanto, pone la cuesti�n en sus propias conciencias. Lector, no deje de observar c�mo el Esp�ritu Santo, en todas las �pocas, est� llevando a cabo su obra preparatoria en el coraz�n, suplicando al pecador por su pecado que le suplique su falta de Jes�s.

Versículos 5-15

Ruego al lector que me comente c�mo el Se�or se hace cargo de toda la destrucci�n de Jud�. Si los asirios destruyen el reino, es porque el Se�or lo ha encargado y designado. El Se�or es el que env�a a Asiria contra un pueblo hip�crita, incluso contra su propio pueblo; y lo que hace Asiria, es porque el Se�or lo orden�. Dejemos que el lector vuelva a ( Isa�as 36:1 ) el cap�tulo 36 de esta profec�a, y contemple el cumplimiento de lo que aqu� se predice.

Y mientras lee la orgullosa jactancia del capit�n asirio, en nombre de su se�or, recuerde lo que el Se�or ha dicho aqu� acerca de �l. Siempre es una bendici�n rastrear los efectos hasta sus causas. Y esta visi�n comparativa ser� muy provechosa, bajo la ense�anza divina, para la mente del lector; porque ver� por la secuela de la historia, que aunque el Se�or hizo del Asirio su instrumento, fue s�lo como su vara para corregir, y no para destruir.

El Se�or dice en este pasaje, que cuando haya realizado toda su obra sobre su Iglesia y su pueblo, entonces vendr� el castigo de Asiria, por quien cumplir� su prop�sito; y como un padre que corrige a su hijo, cuando termina, tira la vara, as� dejar� de existir el hacha que se jacta contra el que con ella corta. Si el lector lee el final del cap�tulo 37 de Isa�as desde el vers�culo 21 hasta el final ( Isa�as 37:21 ), ver� el cumplimiento de lo que el Se�or ha dicho aqu�.

Versículos 16-19

En estos vers�culos, si no me equivoco, el Se�or est� se�alando la causa de su misericordia para con su pueblo, al librarlos de Asiria. No es por su justicia, porque la escritura paralela dice, el Se�or lo hace por s� mismo, y por amor a su siervo David, Isa�as 37:35. �Qu� es esto sino la gracia de Dios, en sus propios compromisos de pacto, que �l cumplir�, por amor de su propio glorioso nombre, y con miras a la salvaci�n por David su Santo, s�, el Se�or Jesucristo? Por tanto, cuando el orgullo y la gordura de su propio pueblo hip�crita sean derribados, y se induzca una flaqueza de alma, y ??se acabe toda su gloria imaginaria; como fue el caso cuando el rey Ezequ�as le pidi� al Profeta que levantara un clamor por el remanente que quedaba; Entonces fue derribada la altivez del hombre, y solo Jehov� de los ej�rcitos fue exaltado en aquel d�a.

Ver Isa�as 2:11 ; Isa�as 2:11 .

Versículos 20-23

�Lector! �Cu�n bienaventurado es descubrir, aqu� y all�, a trav�s de todos los escritos sagrados, los contornos de Jes�s? Tiene el mismo efecto que para un viajero sediento que atraviesa unas arenas ardientes y calientes en un d�a bochornoso, cuando encuentra un arroyo refrescante; as� que cuando a la b�squeda del Lector espiritual de Jes�s; repasando el relato de los pecados de Israel, y sus enemigos triunfa en consecuencia, su salvaci�n por Jes�s es presentada a la vista, �oh! �C�mo refresca el alma! �Cu�n bendecida es esta porci�n con esta cantidad! Aqu� est� el primer d�a del evangelio del que se habla, y luego las graciosas consecuencias de �l.

Todav�a queda un remanente en el peor de los tiempos, y escapar�n. El Ap�stol fue comisionado por el Esp�ritu Santo para predicar este texto y dejar su serm�n impreso para el consuelo de la Iglesia; y un serm�n bendito es. Dios le hab�a prometido a Abraham que al bendecirlo lo bendecir�a, y al multiplicarse multiplicar�a su simiente, como las estrellas del cielo y como la arena a la orilla del mar.

Bien, dice el Ap�stol, como se lo prometi� al Patriarca, y como lo predijo el Profeta, as� ha sucedido. Lector, consulte las Escrituras y est� satisfecho con este gran punto. Ver G�nesis 22:15 . �Contempla a Cristo y su Iglesia aqu� gloriosamente expuestos? Luego lea una vez m�s lo que el Profeta ha dicho en estos cuatro vers�culos: y luego vaya a Romanos 9:27 , hasta el final, para una hermosa explicaci�n del conjunto.

Hay una circunstancia m�s a la que hay que prestar atenci�n, en estos vers�culos, que no quisiera que el lector pasara por alto, y es que del resto del que se habla aqu�, se dice, no volver�n a permanecer sobre el que golpe�. ellos, pero se apoyar� en el Se�or, el Santo de Israel, en verdad. �Y qu� puede hablar m�s claramente de los benditos efectos de la gracia sobre el coraz�n, que cuando las preciosas almas de los redimidos de Dios son recogidas de todos los falsos refugios de mentiras, de toda confianza en s� mismos, de toda justicia propia; y son llevados a permanecer enteramente en �l, cuyo nombre, por medio de un �nfasis sorprendente, es llamado el Se�or, Justicia nuestra? �Oh! lo precioso de ver a Cristo as� se�alado, tan plena y dulcemente predicado por el profeta, y de ser ense�ados por el Esp�ritu a conocerlo, a regocijarnos en �l y a mantener nuestras almas en �l.Jeremias 23:6 ; 1 Corintios 1:30 .

El �ltimo vers�culo de esta porci�n es tan terrible como los versos anteriores son graciosos y consoladores. Y qu� declara, sino lo que todas las dem�s partes de la palabra de Dios declaran y confirman: Decid al justo que le ir� bien; �ay del imp�o, le ir� mal! Isa�as 3:10 ; Hechos 3:23 .

Versículos 24-34

No creo que sea necesario engrosar la p�gina de mi comentario haciendo observaciones particulares sobre este pasaje. Lo que podr�a decirse aqu�, puede decirse, y de hecho se ha dicho a menudo, y una observaci�n general conviene a todos. El lector observar� que lo que aqu� dice un Se�or bondadoso, lo dice continuamente para consolar a su pueblo, bajo sus ejercicios y sufrimientos. Sus propias rebeliones los corrigen, y sus propias transgresiones traen sobre ellos las varas de los asirios.

Pero aunque corregido, es s�lo en medida; aunque abatidos, no se desechan; aunque perseguido, pero no abandonado. En Jes�s son tomados en alianza con Dios, y por lo tanto, todav�a hay un amor invariable e incesante de Dios por sus personas, mientras que por sus pecados, el Se�or manifiesta disgusto. �Lector! mire esta porci�n en el cap�tulo con este punto de vista, y ser� bendecido. �Oh! la felicidad de percibir a Jes�s en todos; cuya rica salvaci�n corre por todos. �Bendito, bendito por siempre Dios, por Jesucristo!

Versículo 34

REFLEXIONES

�LECTOR! �Te ha sorprendido alguna vez, cuando en alg�n momento examinando los juicios de Dios sobre una tierra culpable, como se establece en este cap�tulo, cu�n terrible debe ser el estado de aquellos a quienes el Se�or designa para la correcci�n de su pueblo? Al igual que los asirios de los que se habla aqu�, toda esta descripci�n solo tiene el encargo de corregir, no de destruir. Est�n por las riendas del Se�or en sus mand�bulas, pero son los ministros m�s bondadosos del bien y no del mal.

Y si los hijos de Dios ten�an la luz suficiente durante la hora oscura, para ver los l�mites de su cadena, cu�n diferentes ser�an sus puntos de vista del pueblo de Dios y del amor divino al enviarlos. Sin embargo, no quieren decir eso, ni su coraz�n lo cree as�, porque su deseo es destruir: pero Jes�s designa, pasa por alto, regula, restringe y realiza sus benditos prop�sitos en todos. �Qu� dulce pensamiento!

�Mi alma! �Bendice a tu Se�or por esta escritura tan preciosa! El remanente de Israel todav�a est� en la tierra. Est� en medio de mucha gente, como el roc�o del Se�or, como las lluvias sobre la hierba. Oc�pate, alma m�a, de que tienes las marcas de la gracia escritas aqu�: No permanecen m�s sobre el que las golpe�. No buscan la salvaci�n de un brazo de carne. Tus falsas confidencias y tus falsos apoyos te han traspasado demasiado a menudo, como las ca�as de Egipto, mi alma de muchos dolores.

Ciertamente no miras m�s las obras de tus manos, ni les dices: Vosotros sois mi dios; �Porque s�lo en Jes�s el hu�rfano encuentra misericordia! Aseg�rate de que ahora est�s finalmente, total y completamente regresado, entre el remanente de Jacob, al Dios poderoso de Jacob, y permanece en verdad en el Se�or, el Santo de Israel. �Oh! por la gracia de llamar a los cielos ya la tierra por testigos, que �l, y s�lo �l es el Cristo de Jehov�, es tu Cristo; y escogido del Padre, escogido tuyo: para que nunca seas confundido ni avergonzado, por los siglos de los siglos.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Isaiah 10". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/isaiah-10.html. 1828.