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Isaías 40

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

En este Cap�tulo, el Profeta comienza un serm�n, y es uno de los m�s benditos, que contin�a hasta el final de su profec�a. Todo es evangelio puro de principio a fin. El Esp�ritu Santo le ordena al Profeta que consuele a su Iglesia con proclamaciones de la venida del Redentor y los benditos acontecimientos de su reinado.

Versículos 1-2

�Lector! No dej�is de observar los misericordiosos mandatos del Se�or para consolar a su pueblo; lo duplica. No es que debamos suponer que Isa�as se mostr� reacio a realizar este bendito servicio; pero lo cierto es que los siervos de Dios m�s atrevidos, al convertirse en hijos de consolaci�n, no son ni la mitad de fervorosos en este oficio que el Se�or. Y no digan a�n m�s, que, que el mundo diga lo que quiera, hay un pueblo a quien el Se�or es due�o, y al cual �l habr� consolado; s�, y �l mismo ser� su consuelo.

�Y no debe ser un servicio bendito, ser ministros e instrumentos, en la mano del Se�or, para esto, el empleo del Se�or? �Y no estar� ansioso el lector de comentar c�mo y con qu� palabras confortables manda el Se�or que se consuele a su pueblo? Deje que se detenga sobre lo que se dice aqu� y vuelva a leer las palabras. Jerusal�n, la ciudad culpable, la ciudad sangrienta, s�, la ciudad de la matanza, donde tuvo lugar la matanza de todos los profetas, y donde el Se�or de los profetas, en el futuro, morir�a en la cruz; �Este lugar, este pueblo, ser�n perdonados sus pecados! Y, de acuerdo con esto, inmediatamente despu�s de la resurrecci�n y ascensi�n del Se�or Jes�s, cuando dio su comisi�n final a sus disc�pulos, de ir con la oferta de salvaci�n a todo el mundo; Jes�s les orden� que comenzaran en Jerusal�n, Lucas 24:47.

Uno deber�a haber pensado (hablando a la manera de los hombres) que Jerusal�n habr�a sido excluida de la concesi�n general; y que all�, si en alg�n lugar, el Se�or hubiera dicho: No vayas. Pero los pensamientos del Se�or no son nuestros pensamientos, ni sus caminos son nuestros caminos. Un pensamiento m�s sobre este pasaje bendito: �qu� quiere decir el Se�or con que Jerusal�n recibi� el doble por todos sus pecados? Seguramente significa, lo que es literalmente cierto, que en la persona de su Se�or, la expiaci�n que hizo por el pecado fue de un valor tan infinito, que no solo compens� todo el mal hecho por el pecado, sino que, adem�s, dej� tal una redundancia de m�rito, que bien podr�a llamarse doble, y que nunca se contabilizar� en las bendiciones del perd�n, la paz, la gloria y la felicidad por toda la eternidad. �Lector! Te suplico que a menudo, s�, muy a menudo, recurras a esta dulce escritura,

Versículos 3-5

Todos los profetas, con una sola voz, proclamaron al Salvador venidero; pero Juan el Bautista fue se�alado eminentemente como el heraldo inmediato y precursor de nuestro Se�or; Mateo 3:1 ; Malaqu�as 3:1 . Si se lee el pasaje, como indudablemente debe leerse, espiritualmente, los humildes principios de la gracia, al prepararse para la recepci�n cordial del Salvador, explicar�n plenamente la bajada de monta�as y enderezar lo torcido.

�Y c�mo se revela la gloria de Cristo al realizar esas cosas en el coraz�n de su pueblo? �Precioso Jes�s! �Que todo pensamiento sea abatido, para que t�, y solo t�, seas exaltado! 2 Corintios 10:5 .

Versículos 6-8

En estos vers�culos del serm�n del Profeta, �l establece un contraste sorprendente entre los prop�sitos del hombre que se desvanecen y mueren, �y los consejos incorruptibles e interminables de Dios! Y el ap�stol Pedro hace un hermoso comentario al respecto, 1 Pedro 1:23 .

Versículos 9-11

Este es un discurso muy hermoso a Sion, la iglesia evang�lica de Jes�s, y a Jerusal�n, la ciudad amada. Algunos han pensado que ten�a una alusi�n a la proclamaci�n hecha por Ciro, para que el pueblo de Babilonia regresara de su cautiverio; pero ciertamente el objetivo principal y grandioso era decirles a los pobres pecadores cautivos en Sion, de su recuperaci�n del pecado y de Satan�s, por el Se�or Jes�s. Porque aqu� est�n los oficios de car�cter bien conocidos de Cristo.

�Se les opondr�n los enemigos? el brazo fuerte del Se�or los derribar�. �Son las ovejas de Jes�s d�biles y tiernas? Su compasi�n ser� adecuada para ellos. El cordero incapaz de caminar, lo llevar� en su seno, Juan 10:11 . No debo olvidar observar que algunos han le�do el pasaje de He aqu�, el Se�or Dios vendr� con mano fuerte; He aqu� que Adonai vendr� contra el fuerte; es decir, el diablo; y su brazo se ense�orear� de �l; han rendido, se ense�orear� de �l.

Y si las palabras son aceptadas en este sentido, as� como en el otro, no solo son las m�s benditas, sino agradables a todas las verdades divinas. Nuestro Se�or mismo ilustra bellamente la doctrina, bajo la figura de un hombre fuerte que es vencido por otro m�s fuerte. Lucas 11:15 ; Isa�as 49:24 ; Juan 12:31 ; Colosenses 2:15 ; Hebreos 2:14 ; 1 Juan 3:3 .

�Lector! No deje de comentar las benditas opiniones que este breve pero dulce pasaje da sobre el Se�or Jes�s. Se le describe como un Rey que destruye a todos sus enemigos y a los de su Iglesia; mientras alimenta, nutre y protege a su pueblo; con toda la ternura de un pastor.

Versículos 12-18

Algunos han pensado que aqu� se habla de la persona de Dios el Padre, porque a la Iglesia se le ense�a a mirarlo con peculiar reverencia de car�cter, como el Creador. Pero, como a la iglesia nunca se le ense�a a mirar hacia arriba a Dios el Padre, en esta gloriosa distinci�n de car�cter, con exclusi�n de las otras personas de la Deidad, pero siempre en conjunci�n con ellas, no veo raz�n para romper la conexi�n de el cap�tulo, suponiendo que lo anterior, y que evidentemente se habla de la persona de Cristo, como Mediador, no se contin�a a trav�s de este pasaje tambi�n.

En todos los actos de la creaci�n, as� como de la redenci�n, la palabra de Dios nos dice que toda manifestaci�n de Jehov� es en y a trav�s de la persona, oficios y car�cter de nuestro Se�or Jesucristo: Hebreos 1:1 . Y si leemos esta sublime descripci�n en la persona del Se�or Jes�s, como la cabeza gloriosa de su Iglesia y pueblo; y mientras lo leemos (y que parece haber sido el dise�o para el que fue dado) recordamos nuestro inter�s en �l; �Oh! �Cu�n bienaventurada es cada palabra que llega al alma para consolar, animar y dar confianza a todo pecador redimido!

�Lector! lee una y otra vez estos vers�culos. Recuerde lo que se dijo antes de la ternura de Jes�s como Pastor, y vea aqu� lo grande que es, de quien se dijo que era tan misericordioso. Combina ambas vistas en una; entonces di, cu�n segura, cu�n eternamente segura y segura debe ser esa alma redimida, por pobre, por peque�a e insignificante que sea en s� misma, que es verdaderamente una con �l, cuyo poder toma las islas como una cosa muy peque�a; cuya sabidur�a mide las aguas y encuentra los cielos; �Y para qui�nes son las naciones sino como la gota del balde? �Lector! �Tienes inter�s en este Jes�s omnipotente, en quien est�n escondidos todos los tesoros de la sabidur�a y el conocimiento? Haga de esto el tema de investigaci�n, como una de las mejoras m�s benditas de esta escritura; y entonces entrar�s en una comprensi�n completa de lo que dice el Profeta: Cu�n imposible es encontrar alguien a quien comparar a Jes�s, y cu�n imposible es enriquecerlo con los servicios de sus criaturas, ante quienes el L�bano no es suficiente para quemar, ni todas sus bestias suficientes para un holocausto. �Y cu�n verdaderamente bienaventurado es, adem�s, contemplar esta soberan�a de nuestro Se�or Jes�s, en la nueva creaci�n del alma, mientras lee tan sublimes instancias de la vieja creaci�n en la naturaleza?

Versículos 19-25

�Qui�n sino debe sentirse humillado hasta el mismo polvo de la tierra, mientras lee, en estos vers�culos, el triste estado al que el hombre es reducido por la ca�da? Vemos al hombre tan propenso a la idolatr�a, que si la pobre criatura es tan pobre, que no puede tener una imagen de oro a la que caer, se contentar� con una de madera, no, con cualquier dios del estercolero, en lugar del Dios verdadero. . Lector, no se ofenda con el comentario, porque, conf�e en �l, est� fundado en la verdad: Todo hijo e hija de Ad�n est� igualmente dispuesto, por naturaleza, a la misma locura: la gracia marca la diferencia.

Porque incluso aquellos cuyo orgullo parece rebelarse ante la idea, deben su preservaci�n de la idolatr�a a la ense�anza que han recibido de las mismas escrituras de Dios; que, sin embargo, por el orgullo de la raz�n, creen s�lo en parte. Vea, como prueba, un retrato justo pero melanc�lico de la naturaleza humana, dibujado por un ap�stol, Romanos 1:18 , hasta el final.

Versículos 26-31

As� como se abri� la comisi�n del Profeta, as� se cierra el cap�tulo, dando un consuelo especial al pueblo del Se�or. Es imposible concebir, en toda la extensi�n del lenguaje, algo m�s gracioso, m�s afectuoso o bondadoso que lo que aqu� se dice, en el amor del Se�or, a Israel. Toda gloriosa perfecci�n de Jehov�, y todas sus relaciones de pacto, parecen aqu� ser llevadas adelante, para dar confianza a su pueblo, en la seguridad de sus promesas.

Ser�a da�ar el pasaje bendito, intentar cualquier comentario sobre �l. Cada palabra es tan sencilla, tan dulce y tan llena de gracia, que quien es ense�ado por Dios no puede confundir el significado; y el alma que est� bajo las influencias del Esp�ritu Santo, debe recibir el consuelo de �l. �Y cu�n tierna es la manera del Se�or de protestar con su pueblo sobre la irracionalidad de su timidez! �Por qu� dices, oh Jacob, y hablas, oh Israel? �Lector! que el Se�or nos d� a ti y a m� la gracia de disfrutar de la plena bendici�n de lo que aqu� se dice.

Miles, que se han ido a la gloria, han sido refrescados por ella mientras estaban en la tierra; y miles a�n quedan por ser apoyados por los mismos, durante su estado de peregrinaci�n a continuaci�n. �Oh! para que el Se�or, que da la Escritura, nos d� a ti y a m�, por su Esp�ritu Santo, el disfrute del Se�or en su Escritura, y entonces descansaremos en los apoyos de un Dios todo suficiente y todo misericordioso en Cristo, para elevarnos por encima de todas las circunstancias cambiantes de las criaturas en nosotros y alrededor de nosotros, hasta que lleguemos a acostarnos en los brazos eternos de nuestro Se�or, en el reino de arriba.

Versículo 31

REFLEXIONES

�Mi alma! escucha lo que tu Se�or dice en este cap�tulo bendito, y mira c�mo �l ha mandado a su pueblo que sea consolado, y ha provisto todos los medios para su consuelo. �Precioso Se�or Jes�s! en ti y en tu gran salvaci�n, en verdad veo una provisi�n m�s bendita y adecuada para perdonar la iniquidad, la transgresi�n y el pecado; s�, Se�or, en tu redenci�n completa y consumada, veo c�mo Jehov� ha recibido m�s que un equivalente, s�, el doble por todos los pecados de tu pueblo.

�Y no se alegrar� mi alma y se consolar� con el consuelo? �No se saltar� de gozo mi coraz�n, y mi pobre lengua, muda por naturaleza, no estar� lista para cantar con claridad? S�, Se�or, cantar� y no temer�, porque el Se�or Jehov� es mi fuerza y ??mi c�ntico, y t� eres mi salvaci�n. Llamar� a todos los que est�n dentro de m� y a todos los que est�n fuera de m� para que se unan al alegre servicio. Dir� con el Profeta: Cantad, cielos, porque Jehov� lo ha hecho; gritad, profundidades de la tierra; prorrumpid en c�nticos, montes, bosque, y todos los �rboles que hay en �l; porque Jehov� ha redimi� a Jacob y se glorific� en Israel.

Pero principalmente a ti se dirigir� mi nota de alabanza, oh Se�or. Mientras disfruto del regalo, bendecir� al Dador; y en el momento en que sienta la bienaventuranza de la salvaci�n, sentir� a�n m�s la bienaventuranza de que Jes�s mismo es mi salvaci�n. �Oh! �T�, misericordioso Pastor de tu pueblo! aqu� te contemplo, en toda la ternura de ese oficio; y cu�n verdaderamente delicioso es para mi alma, que mientras leo de ti que te revelas bajo tal gracia de personajes, te conozco en la plena realizaci�n de cada uno de ellos en mi coraz�n, como el gran Pastor de mi alma.

Nunca permitas que pierda de vista tu amor, oh Se�or, ni el poder y la sabidur�a que posees, y por los cuales todas las necesidades de mi alma deben ser satisfechas. No, Se�or, no me permitas suponer, ni siquiera por un momento, que mi camino est� oculto al Se�or, o que mi juicio ha pasado de mi Dios. S�, Se�or, que me ves, y me conoces, con cada peque�a circunstancia que me pertenece; s�, Se�or, eres t� quien ordena, nombra, regula y finalmente bendecir� a todos.

Ay�dame, pues, a esperar siempre en ti, para que, como el �guila, pueda renovar mis fuerzas. Porque, claro, mi Se�or nunca se desmaya ni se cansa de ayudar a los pobres. Y mientras espero en Jes�s y lo cuido, s� que Jes�s ha estado antes conmigo y me est� cuidando. �Precioso Se�or! consu�lame contigo mismo, y ser� verdaderamente fuerte, y nunca me cansar�: �caminar� y no desmayar�!

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Isaiah 40". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/isaiah-40.html. 1828.