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Isaías 51

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Aqu� hay otro Cap�tulo bendecido, lleno de Cristo y las bendiciones de su evangelio, el Se�or est� llamando a su pueblo, bajo varios personajes entra�ables, para que lo atiendan, como la �nica fuente de esperanza y salvaci�n.

Versículos 1-2

Al abrir este Cap�tulo, y al escuchar el llamado de Dios en este vers�culo, ruego recordarle al lector las observaciones al final de Isa�as 46:1 , porque esto no es m�s que una continuaci�n del mismo gracioso tema. De hecho, se puede considerar que el Profeta, desde el comienzo de Isa�as 40:1 , hasta el final de su profec�a, estaba predicando un solo y mismo serm�n.

El texto es Cristo, y todo el tema es Cristo, y no otro. En estos vers�culos, se habla a las personas que buscan al Se�or, y se las dirige particularmente, con miras a encontrarlo, a considerar lo que son en s� mismas, a fin de que est�n mejor preparadas para saber qu� es el Se�or. en s� mismo y lo que es para su pueblo. Esta ense�anza divina fue lo que Jes�s les dijo a sus disc�pulos que el Esp�ritu Santo llevar�a a cabo en el coraz�n de la gente.

�l convencer�, dijo Jes�s, de pecado, de justicia y de juicio. Y esto corresponde con lo que se dice aqu�, de mirar a Abraham y Sara; es decir, mir�ndolos as�, como, en su nada y pecaminosidad original, para rastrear la nuestra; y dejar que Dios tenga, lo que le es m�s justo, toda la gloria de nuestra conversi�n. Porque Abraham, el gran padre de los fieles, fue originalmente un id�latra; y Sara una hija de Eva; y ambas eran de esa estirpe, de la cual se dice verdaderamente, no hay quien haga el bien, ni uno solo.

Por lo tanto, cuando el Se�or manda a su pueblo, que sigue la justicia y busca al Se�or, que mire atr�s y mire hacia adentro, es para que puedan mirar hacia Aquel, de quien solo proviene todo bien y cada regalo perfecto. �Lector! usted y yo nunca podremos valorar correctamente la justicia del Se�or, hasta que estemos convencidos de que no tenemos ninguna: entonces Jes�s ser� verdaderamente precioso como Salvador, cuando sintamos, sepamos y estemos convencidos de que somos pobres perdidos. pecadores.

G�nesis 11:31 ; Romanos 4:1 ; Jn 16: 7-8; 1 Pedro 2:7 .

Versículo 3

Esta dulce promesa llega con mucha bendici�n, despu�s de las humillantes opiniones que el Se�or hab�a ordenado a los buscadores que lo siguieron que tomaran de s� mismos. El Se�or dar� gracia a los humildes; y el que da gracia, tambi�n da gloria. �l es quien hiere y �l quien sana. Santiago 4:6 ; Salmo 84:11 ; Deuteronomio 32:39 .

Versículos 4-6

Aqu� hay otro llamado bondadoso del Se�or, lleno de misericordia y amor, como el anterior; aparentemente dirigido a aquellos que no solo han buscado al Se�or, sino que est�n unidos en un pacto con �l y lo conocen. El profeta Jerem�as los ha descrito bajo estos caracteres, Jeremias 50:4 . �Cu�n verdaderamente bendita es la proclamaci�n del Se�or a todos ellos! Dios los posee para su pueblo: a ellos pertenecen todos los privilegios del evangelio; y como todas las promesas en Cristo Jes�s son de ellos mismos, porque Cristo es de ellos; as� que su justicia es de ellos, �para siempre! Y todas estas bendiciones son para siempre; nunca se perder�, nunca se volver� a llamar.

Comienzan en el Se�or; y como el oc�ano que env�a todos sus r�os y arroyos, y los recibe de regreso; as� que lo que comienza en el Se�or termina en �l. As� dice el c�ntico en el cielo, Apocalipsis 5:9 . La redenci�n de Jehov� es la primera causa, y la redenci�n de Jehov� es el fin. �Lector! �No se alegra vuestro coraz�n en la contemplaci�n?

Versículos 7-8

Aqu� hay otro llamado de gracia del Se�or, en el que el tema se lleva a su altura: porque es para aquellos que no solo han buscado al Se�or y han seguido su justicia, sino que tambi�n lo han encontrado. Y estas son las personas que, seg�n mi comprensi�n, conocen a Cristo como el Cristo de Dios y viven en �l. El Se�or mismo define su car�cter: Pueblo en cuyo coraz�n, dice el Se�or, est� mi ley; esto es, Cristo, fin de la ley para justicia a todo aquel que cree; y en cuyo coraz�n �l es formado, y reina, y gobierna, como la esperanza de gloria.

Ellos caminan en Cristo, act�an cada gracia sobre Cristo y cumplen cada deber con la fuerza de Cristo. Jes�s es su todo, para la vida, para la fuerza, para la gracia, para la salvaci�n. �Lector! �Es as� que conoces la justicia? �Eres de ese pueblo en cuyo coraz�n est� la ley del Se�or? Si es as�, todo lo dem�s es, como dice el Se�or, polillas y gusanos. �Cu�les son todos los reproches de los hombres, si Jes�s habita dentro y susurra paz? �Qu� son todos los desprecios de los hombres, si Dios dice: Vosotros sois mi pueblo?

Versículos 9-11

Esta preciosa porci�n parece ser una respuesta a lo que se hab�a dicho antes. El Se�or hab�a estado dando preciosas y grand�simas promesas a su pueblo, y ahora su pueblo, como a una sola voz, le da al Se�or una respuesta agradecida, en oraci�n y alabanza, para que Dios lo haga. Es el lenguaje de una fe firme, ofrecida en Cristo Jes�s. Porque el brazo del Se�or es Cristo, Deuteronomio 7:19 ; por eso, cuando el Profeta se queja del poco �xito de la predicaci�n del evangelio, lo llama el brazo del Se�or, Isa�as 53:1 ; y por lo tanto, el lector tambi�n percibir� que el Profeta est� celebrando a Cristo en ese brazo del Se�or, que cort� a Rahab e hiri� al drag�n; y sec� el mar, y atraves� a su pueblo.

Porque �qui�n se refiere a Rahab, sino a Fara�n, el drag�n, el leviat�n? �Y qu� mar era este sino el Mar Rojo? Este es �l, dice Esteban, que estaba en la Iglesia en el desierto, Hechos 7:38 . Lector, �qu� bendici�n es seguir a Cristo en toda la redenci�n de su pueblo! Vea esas escrituras, Habacuc 3:8 , hasta el final; Salmo 74:13 .

Y observe, en esta �ltima escritura, c�mo el escritor sagrado hace que el triunfo del pueblo de Dios sobre el fara�n y su ej�rcito sea como alimento para ellos en el desierto; es decir, que en la experiencia de la victoria del Se�or entonces, encontraron alimento para mantener viva su fe, en todos los ejercicios posteriores a los que fueron llamados. �Y cu�l es la �ltima canci�n de triunfo, pero la misma? Isa�as 35:10 ; Apocalipsis 15:3 .

Versículos 12-16

Esta es la respuesta del Se�or, conforme a esa promesa, Isa�as 65:24 . Y observe c�mo el Se�or propone consuelo a su pueblo, incluso a s� mismo. Como si el Se�or hubiera dicho: "Grande fue la liberaci�n en el Mar Rojo; pero que tu gozo por esa liberaci�n est� en m�, el dador". La redenci�n es bendita, pero el Autor de ella lo es m�s.

El Se�or es el �nico consuelo y el consolador de su pueblo; �Y qu� infantil es temer al hombre, mientras el Se�or es nuestro refugio! El temor infantil del Se�or eliminar� todo temor a los hombres o demonios; as� como el fuego del sol apagar� el fuego del hogar. �Oh! �para un conocimiento de esto, en todas las circunstancias de la vida! 2 Corintios 1:3 .

Versículos 17-23

�Qu� hermoso y gracioso es esto! Parece como si el Se�or respondiera a su pueblo con sus propias palabras. La iglesia le hab�a pedido que despertara; y ahora el Se�or ordena a Jerusal�n que se despierte con su fuerza. El Se�or le recuerda c�mo se hab�a ejercitado y c�mo hab�a probado la hiel y el ajenjo; pero ahora, en la redenci�n por Cristo, no beber� m�s de �l. Y como un pobre pecador iracundo, hasta que sea aliviado por la redenci�n de Jes�s, es enredado e incapaz de liberarse, como un toro en una red; as� que cuando el Hijo ha hecho libre al pecador, �entonces es verdaderamente libre! �Oh! la miseria del pecado! �Oh! la rica salvaci�n de Jes�s! �Alabado sea Dios por su don inefable! Juan 8:36 ; 2 Corintios 9:15 .

Versículo 23

REFLEXIONES

�Oh! por la gracia de buscar al Se�or y seguir la justicia. Bendita el alma que as� es ense�ada por Dios; �l escuchar� al Se�or. Sea mi porci�n, oh Se�or, hacerlo as� y ser seguidor de ellos, quienes por la fe y la paciencia heredan las promesas. Y ciertamente, bendito Jes�s, fijar� mis ojos, mi coraz�n y mis afectos, todo en ti, y apreciar� tu rica salvaci�n mientras guardo en memoria la roca de donde fui tallado, y el hoyo del hoyo de donde fui. cavado.

�Oh! por la gracia, pero en porciones m�s grandes y m�s abundantes, para conocer al Se�or, y as� conocerlo, como para vivir de �l por fe, hasta que llegue al disfrute pleno y eterno de �l por la vista. Tales son los privilegios de tu pueblo: �Se�or, que tales sean m�os! Entonces no temer� los reproches de los hombres, ni considerar� sus injurias. Ocupada con objetos superiores, mi alma se ocupar� incesantemente de contemplarte a ti, y la plenitud de esa justicia, que es para siempre, y tu salvaci�n, que es de generaci�n en generaci�n.

Despierta, pues, Se�or, y hazme triunfar con tu fuerza; y �oh! eso, a trav�s de ti; mi alma est� eternamente despierta para seguirte en la regeneraci�n, para que cuando vengas a hacer tus joyas, pueda ser hallado entre los redimidos del Se�or, los cuales volver�n y vendr�n con c�nticos a Sion, cuando el gozo eterno est� sobre m�. nuestras cabezas, y obtendremos alegr�a y gozo; y el dolor y el lamento se desvanecer�n. Am�n.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Isaiah 51". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/isaiah-51.html. 1828.