Bible Commentaries
Job 15

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Tenemos en este cap�tulo a Elifaz retomando el argumento. �l cae con fuerza sobre Job, todav�a insistiendo en el hilo de la hipocres�a de Job. Sin embargo, hace uso de un razonamiento s�lido, solo en la medida en que se relaciona con Job, fue mal aplicado.

Versículos 1-3

(1) � Entonces respondi� Elifaz el temanita, y dijo: (2) �Ha de pronunciar el sabio conocimiento vano y llenar su vientre con el viento solano? (3) �Deber�a razonar con palabras in�tiles? �O con discursos con los que no puede hacer ning�n bien?

A todas estas preguntas, la respuesta es directa. Pero, �qu� aplicaci�n ten�a este razonamiento para Job? El conocimiento vano, el habla in�til y los discursos que no sirven para nada, no estaban en el discurso de Job.

Versículo 4

(4) S�, rechazas el temor y refrena la oraci�n ante Dios.

Esto, si hubiera sido cierto, habr�a sido una acusaci�n muy pesada; y si era falso, convertir�a a Elifaz en un transgresor. �Lector! puede concluir con seguridad que un estado sin oraci�n es un estado sin gracia. Y por el contrario, donde se derrama un esp�ritu de s�plica, esa alma se deleitar� en acercarse a DIOS.

Versículos 5-6

(5) Porque tu boca pronuncia tu iniquidad, Y escoges la lengua de los astutos. (6) Tu propia boca te condena, y no yo; tus propios labios testifican contra ti.

Sin duda, esta fue una construcci�n muy cruel, por no decir injusta, que Elifaz puso en las palabras de Job. Ciertamente se hab�a quejado con la amargura de su alma, pero no contra DIOS, sino contra DIOS.

Versículos 7-13

(7) �Eres el primer hombre que naci�? �O fuiste hecho antes que las colinas? (8) �Has o�do el secreto de Dios? �Y te reprimes la sabidur�a? (9) �Qu� sabes t� que no sepamos? �Qu� entiendes t� que no est� en nosotros? (10) Con nosotros est�n los canosos y los ancianos, mucho mayores que tu padre. (11) �Son peque�os los consuelos de Dios para ti? �Hay algo secreto contigo? (12) �Por qu� te lleva tu coraz�n? �Y a qu� gui�an tus ojos, (13) que vuelves tu esp�ritu contra Dios y dejas que tales palabras salgan de tu boca?

�Qu� tan provocadoras son esas preguntas y de qu� beneficio? Y especialmente cuando los consideramos salidos de la boca de alguien que vino como amigo para condolerse a Job por sus calamidades. �Lector! haga una pausa para comentar conmigo, cu�n importante es el oficio de visitar a los enfermos y personas afligidas; sin embargo, aunque un hombre sea fiel, no debe ser severo y severo en sus observaciones. Elifaz vino a consolar a Job, pero �ay! como dijo Job, �qu� miserables consoladores eran �l y sus amigos!

Versículos 14-16

(14) �Qu� es el hombre para que sea limpio? y el que es nacido de mujer, �ser� justo? (15) He aqu�, no conf�a en sus santos; s�, los cielos no est�n limpios ante sus ojos. (16) �Cu�nto m�s abominable y inmundo es el hombre que bebe la iniquidad como agua?

Separando estas palabras, por un momento, de cualquier conexi�n con Job o sus amigos, qu� verdades fuertes y contundentes contienen. �Qu� tan seguro y cierto? �Qu� tan justo y humillante? �Pero lector! �No pase por alto los dulces testimonios que llevan consigo de la verdad del Evangelio! Si los hombres son inmundos; si los santos no pueden encontrar la confianza de DIOS; si los cielos no est�n limpios a los ojos de Dios; Juez, lector, la gran necesidad e importancia de una justicia en la que DIOS pondr� su confianza.

�Y d�nde encontraremos eso, o en qui�n, sino en JES�S? Haga una observaci�n m�s sobre este interesante pasaje. Aunque JEHOV� no conf�a en los �ngeles, sin embargo, en JES�S su Hijo amado y siempre bendito, como Fianza de los pecadores, lo hace; y aunque los cielos no est�n limpios ante sus ojos, dice acerca de JES�S: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. �Lector! no pases por alto esto, te lo suplico.

No s� cu�les son tus sentimientos; pero puedo decirles por m� mismo, he encontrado, en innumerables ocasiones, gran consuelo y un gozo santo, cuando voy a DIOS mi PADRE en oraci�n, he sido capacitado para hablarle de la pureza e inmaculaci�n de JES�S, y su justicia como mi manto.

Versículos 17-35

(17) Te lo mostrar�, esc�chame; y lo que he visto, lo declarar�; (18) Lo que los sabios contaron a sus padres, y no lo ocultaron; (19) A �l solo se le dio la tierra, y ning�n extra�o pas� entre ellos. (20) El imp�o sufre dolores de parto todos los d�as, y el n�mero de a�os est� escondido para el opresor. (21) Un sonido espantoso llega a sus o�dos: en la prosperidad vendr� sobre �l destructor.

(22) No cree que volver� de las tinieblas, y es esperado por la espada. (23) Vaga por el pan, diciendo: �D�nde est�? �l sabe que el d�a de las tinieblas est� listo a su mano. (24) La angustia y la angustia lo atemorizar�n; prevalecer�n contra �l, como un rey listo para la batalla. (25) Porque �l extiende su mano contra Dios, y se fortalece contra el Todopoderoso.

(26) Sobre �l corre sobre el cuello, sobre las gruesas protuberancias de sus pabellones; (27) porque cubre su rostro con su gordura, y hace collopes de grasa en sus flancos. (28) Y habita en ciudades desoladas, y en casas donde nadie habita, que est�n a punto de convertirse en montones. (29) No se enriquecer�, ni sus bienes perdurar�n, ni prolongar� su perfecci�n sobre la tierra.

(30) No saldr� de las tinieblas; la llama secar� sus ramas, y con el aliento de su boca se marchar�. (31) El enga�ado no conf�e en la vanidad, porque la vanidad ser� su recompensa. (32) Se cumplir� antes de su tiempo, y su rama no estar� verde. (33) Quitar� su uva verde como la vid, y su flor como la aceituna arrojar�. (34) Porque la congregaci�n de los hip�critas ser� asolada, y el fuego consumir� los tabern�culos del soborno. (35) Conciben maldad, dan a luz vanidad, y su vientre prepara enga�o.

Elifaz hace un largo discurso y expone muchas grandes verdades y s�lidos argumentos; aunque en muchos casos acompa�ado de observaciones mal fundamentadas. Su objetivo principal es mostrar que donde hay una vida de miseria, debe haber habido mucha maldad. Job, por el contrario, hab�a sostenido que DIOS pod�a afligir y afligi� a su pueblo, y que las aflicciones no eran se�ales del disgusto divino. Y esto es tan agradable para todo el tenor del evangelio, que no puede haber duda de que Job estaba bajo el mismo Maestro divino.

De hecho, Job, en sus pesadas pruebas y aflicciones, se convirti� en un tipo vivo del gran Autor del evangelio mismo. No detengo al lector con comentarios extensos sobre el discurso de Elifaz. Las palabras son muy claras; y su deriva tan f�cil de entender. Y no pueden recibir belleza en una ilustraci�n de lo que es demasiado hermoso en el punto del lenguaje para ser aumentado.

Versículo 35

REFLEXIONES

�LECTOR! Deteng�monos sobre lo que hemos estado leyendo sobre las aflicciones agravadas de Jobad�as. �No era suficiente que el SE�OR ejercitara a su siervo, sino que esos tres hombres deb�an arrojar sus interpretaciones crueles e injustas de los tratos de DIOS? Seguramente esos reproches agudos y amargos no pod�an dejar de aumentar la miseria del pobre Job. Naturalmente, miramos a nuestro alrededor en nuestros dolores para que algunos se compadezcan. Pero esta angustiada v�ctima, en lugar de consuelo, no encontr� m�s que reproche.

Pero pasemos por alto la mirada de los hombres, que no son m�s que instrumentos, y veamos c�mo el SE�OR produce el bien del mal. Aunque ninguna disciplina en el presente parece ser gozosa, sino dolorosa, sin embargo, despu�s da los frutos apacibles de la justicia a aquellos que son ejercitados por ella. Ninguna calamidad, ning�n golpe de angustia, por pesado o grave que sea, puede privar a un seguidor del SE�OR de su favor.

�Nada puede quitarle a nuestro CRISTO, ese primer y mejor y completo regalo de un DIOS del pacto! �Qu� nos separar� del amor de CRISTO? (dice Pablo) Ni muerte, ni vida, (dice el ap�stol) ni lo presente, ni lo por venir. Teni�ndolo entonces, en �l poseemos todas las cosas.

�Pero lector! No cerremos este cap�tulo de la relaci�n de los sufrimientos de Job, ni de ning�n otro, sin mirar m�s all� de Job, al que era el Pr�ncipe de los Sufres, como era el Pr�ncipe de la Paz. �S�! bendito JESUS! Te conven�a que en todas las cosas tuvieras la preeminencia. �Oh! �T�, misericordioso Redentor! �C�mo se reducen a nada todos los dolores cuando te contemplamos en el huerto y en el �rbol? cuando contemplamos tu agon�a y sudor sanguinolento, tu cruz y pasi�n; y oye ese clamor desgarrador: Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has desamparado? Y todo esto, no para ti, sino para tu pueblo; no que tu vida santa necesitara, sino por tu gracia voluntaria y favor a nuestra naturaleza pobre, perdida, arruinada y deshecha: t� sufriste, el justo por el injusto, para llevarnos a DIOS; y hasta admitiste el abandono de tu PADRE por un espacio, �para que no seamos abandonados para siempre! �Amor ilimitado de un Salvador amoroso y precioso!

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Job 15". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/job-15.html. 1828.