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Job 34

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Eli� todav�a prosigue su animado discurso a lo largo de este cap�tulo. Todav�a est� reprendiendo a Job, pero con tanta gentileza, que el Patriarca no lo apela.

Versículos 1-12

(1) Adem�s, Eli� respondi� y dijo: (2) O�d mis palabras, sabios; y escuchadme, vosotros los que ten�is conocimiento. (3) Porque el o�do prueba las palabras, como la boca prueba la carne. (4) Elijamos nuestro juicio: sepamos entre nosotros lo que es bueno. (5) Porque Job ha dicho: Justo soy, y Dios ha quitado mi juicio. (6) �Deber�a mentir en contra de mi derecho? mi herida es incurable sin transgresi�n.

(7) �Qu� hombre como Job, que bebe con desprecio como agua? (8) que va en compa��a de los que hacen iniquidad, y camina con los imp�os. (9) Porque ha dicho: De nada le aprovecha al hombre que se deleite en Dios. (10) � Por tanto, hombres de entendimiento, o�dme: Lejos est� de Dios que haga lo malo; y del Todopoderoso, para que cometa iniquidad. (11) Por obra de un hombre le pagar�, y cada cual hallar� seg�n sus caminos. (12) S�, ciertamente Dios no har� lo malo, ni el Todopoderoso pervertir� el juicio.

Es hermoso seguir el orden y el plan del razonamiento de Eli�. �l se propuso establecerlo como una verdad perfectamente incontrovertible, que el SE�OR del cielo y la tierra nunca puede hacer mal. �No har� bien el Juez de toda la Tierra? Y, adem�s de esto, Eli� sostiene adem�s que, en todas sus justas dispensaciones, est� buscando eternamente el bienestar de su pueblo; y que, independientemente de lo que parezcan decir las providencias externas, su amor es siempre el mismo.

Lejos est� de DIOS, dice �l, que debe cometer iniquidad. Y, por tanto, la conclusi�n es obvia. La impaciencia de Job bajo el sufrimiento fue inapropiada e inapropiada. De hecho, aqu� parece haber una gran diferencia entre los argumentos de Job y los de Eli�. Job estaba ansioso por justificar su propia integridad, m�s que la gloria de DIOS; pero Eli�, en su juicio, evidentemente pens� con el Ap�stol: Sea Dios veraz, pero todo hombre mentiroso. Romanos 3:4 .

Versículos 13-28

(13) �Qui�n le ha encomendado la tierra? �O qui�n dispuso el mundo entero? (14) Si puso su coraz�n en el hombre, si reuniera en s� su esp�ritu y su aliento; (15) Toda carne perecer� a una, y el hombre se convertir� en polvo. (16) � Si ahora tienes entendimiento, oye esto: escucha la voz de mis palabras. (17) �Gobernar� incluso el que aborrece la justicia? �Y condenar�s al m�s justo? (18) �Es conveniente decirle a un rey: T� eres imp�o? y para los pr�ncipes, �sois imp�os? (19) �Cu�nto menos al que no acepta las personas de los pr�ncipes, ni considera al rico m�s que al pobre? porque todos son obra de sus manos.

(20) En un momento morir�n, y el pueblo se turbar� a medianoche, y pasar�; y los valientes ser�n quitados sin mano. (21) Porque sus ojos est�n sobre los caminos del hombre, y ve todos sus caminos. (22) No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se escondan los que hacen iniquidad. (23) Porque no impondr� al hombre m�s que lo justo; para que entre en juicio con Dios.

(24) Destrozar� a los valientes sin n�mero, y pondr� a otros en su lugar. (25) Por tanto, �l conoce sus obras, y de noche las derriba, y son destruidas. (26) Los golpea como malvados a la vista de los dem�s; (27) Porque se apartaron de �l, y no quisieron considerar ninguno de sus caminos; (28) de modo que hicieron que viniera a �l el clamor de los pobres, y �l oyera el clamor de los afligidos.

Este es un relato muy sorprendente del derecho de la soberan�a de DIOS; y el alcance del argumento de Eli�, en estos vers�culos, es mostrar que un sentido de nuestra condici�n de criatura, y m�s especialmente cuando se conecta con una aprehensi�n debida de nuestra culpa y corrupci�n, inducir�a en cada hombre, incluso al m�s grande y mejor de los hombres, paciente y humilde sumisi�n a la voluntad divina en todas las cosas. Y lo que Eli� ha observado en esta ocasi�n, debe ser la determinaci�n fr�a de toda mente iluminada: porque, donde el pecado es pesado, los dolores se sentar�n livianos.

Y un sentido profundo de nuestra nada, como criaturas, y de que somos peores que nada, como criaturas pecadoras, har� que todo hombre se lleve la mano a la boca y diga con la Iglesia de anta�o: T� nos has afligido menos que nuestro los pecados merecen. Esdras 9:13 .

Versículos 29-37

(29) Cuando da tranquilidad, �qui�n puede causar problemas? y cuando esconde su rostro, �qui�n entonces lo podr� ver? ya sea contra una naci�n, o contra un hombre solamente: (30) Para que no reine el hip�crita, no sea que el pueblo caiga en la trampa. (31) Ciertamente conviene que se diga a Dios: He sufrido castigo, no volver� a ofender; (32) Ens��ame t� lo que no veo; si he cometido iniquidad, no volver� a hacer. .

(33) �Deber�a ser de acuerdo con tu mente? �l lo recompensar�, ya sea que lo reh�ses o quieras; y yo no; por tanto, habla lo que sabes. (34) Que los hombres de entendimiento me lo digan, y que el sabio me escuche. (35) Job ha hablado sin conocimiento, y sus palabras sin sabidur�a. (36) Mi deseo es que Job sea probado hasta el final debido a sus respuestas para los malvados. (37) Porque a�ade rebeli�n a su pecado, bate sus manos entre nosotros y multiplica sus palabras contra Dios.

Cu�n justo es el razonamiento de Eli�, sobre esta base, de que cuando un hombre es visitado, debe soportarlo con paciencia. Esta es una correspondencia exacta a lo que el Se�or mismo hab�a designado; que, con un libre reconocimiento del pecado, debe haber lo que se llama, un libre reconocimiento de los derechos de la justicia de DIOS; o, en el lenguaje de la Biblia, la aceptaci�n por parte del pecador del castigo de su iniquidad.

Lev�tico 26:41 . Porque esto llevaba consigo tanto la idea de justificar a DIOS cuando el hombre es as� juzgado, y el ser ellos mismos humillados bajo el debido sentido de sus inmerecidos. Lector, an�telo como una de las evidencias m�s verdaderas, que una vida de gracia se obra en el alma, cuando el propio coraz�n de un hombre toma parte con la justicia de DIOS contra s� mismo, y confiesa que sin tener en cuenta a CRISTO, y los compromisos del pacto de JEHOV� en �l, aunque el pecador fuera expulsado de la presencia divina para siempre, no habr�a nada m�s de lo que sus pecados merec�an.

El cierre del discurso de Eli� en este cap�tulo, de que su deseo era que Job fuera probado hasta el fin, significa que, como las aflicciones que sufr�a ten�an un dise�o de gracia en ellas, como el verdadero amigo de Job no pod�a sino esperar. , para que pudieran continuar por tanto tiempo, hasta que la gloria de DIOS se manifestara plenamente, por el resultado de ellos, y el mismo Job llegara a esa conclusi�n bienaventurada y llena de gracia, que DIOS es justo en todos sus caminos y santo en todas sus obras. Salmo 145:17 .

Versículo 37

REFLEXIONES

LECTOR, no dejemos que este interesante discurso de Eli� se nos escape sin dejar en nuestras mentes las muchas y preciosas instrucciones que est� tan eminentemente calculado para impartir; ni, en vista de la conveniencia de la misma para Job, pasar por alto el inter�s que nosotros mismos tenemos en ella. Cada perfecci�n de JEHOV� nos predica las mismas verdades benditas por las que Eli� lucha aqu�; es decir, que la soberan�a de DIOS y la justicia de DIOS, independientemente de su pacto de amor y sabidur�a, tienen reclamos incontestables sobre todas sus criaturas, por la sumisi�n m�s extensa e incondicional a su santa voluntad en todas las cosas.

Esa conclusi�n de El� es, o deber�a ser, la conclusi�n de todos: Es el SE�OR, que haga lo que bien le parezca. Pero cuando agregamos a esta visi�n del poder y la autoridad de DIOS, el sentido tambi�n de su sabidur�a y su amor, mientras que el primero exige nuestra obediente sumisi�n, en cuanto a los derechos del Se�or, este �ltimo agrega otro reclamo a este estado de �nimo devenir, porque sabemos que estas gloriosas perfecciones est�n comprometidas, y siempre en ejercicio, para arreglar y ordenar todas las cosas, de la mejor manera y, en �ltima instancia, promover la felicidad de su pueblo redimido, cualesquiera que sean los eventos externos que se se�alen para el logro.

Y la conciencia de esto lleva la mente al m�s dulce de todos los marcos, cuando el coraz�n est� una vez plenamente establecido en la firme fe y seguridad de �l. Porque el alma de los fieles llegar� entonces a esta feliz conclusi�n: �Por qu� debo estar ansioso por cualquier circunstancia que ocurra, cuando el poder y la soberan�a de mi DIOS, y la sabidur�a y el amor de mi DIOS, est�n todos en ejercicio para hacer por m� lo que �Puede promover mejor la gloria de mi DIOS y mi bienestar? No, dice el creyente, que mi DIOS, mi JES�S, mi sabio y amoroso SE�OR, elija todo por m�; seguro que lo soy, entonces no solo ser� el m�s sabio y mejor elegido, sino lo que deber�a ser, para su gloria y mi bien.

Lector, le pido a DIOS que tanto usted como yo encontremos gracia para actuar as�, y as� poner en sus manos todo lo que concierne a nuestro bienestar presente y eterno, desde una convicci�n perfecta de esa verdad infalible, Todas las cosas les ayudan a bien. que aman a DIOS, a los que conforme a su prop�sito son llamados.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Job 34". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/job-34.html. 1828.