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Bible Commentaries
Job 38

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

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Versículo 1

CONTENIDO

Hasta ahora, a trav�s del tema de la disputa, hemos estado atendiendo a las palabras de Job y sus amigos. En este cap�tulo, Dios mismo se convierte en el orador; y forma un discurso solemne. Dios desaf�a a Job, desde el torbellino, sobre diversos temas, mostrando la nulidad de Job y la soberan�a del Se�or; y esto en un lenguaje tal que manifieste la sabidur�a del Hablador, m�s all� de toda concepci�n posible, de la debilidad del hombre y la fuerza del Se�or.

Job 38:1

(1) Entonces el SE�OR respondi� a Job desde el torbellino, y dijo:

Lector, entremos en la lectura de este cap�tulo con m�s reverencia que la ordinaria. Cuando DIOS habla, bien el hombre oiga. Job bien podr�a haber gritado, y t� y yo deber�amos gritar en el idioma de Samuel. �Habla, Se�or! porque tu siervo oye. 1 Samuel 3:9 . Y, lector, observemos adem�s de d�nde habl� el SE�OR; del torbellino: como el SE�OR le habl� al profeta El�as en 1 Reyes 19:11 .

El profeta Ezequiel y el evangelista Juan fueron favorecidos con visiones de la misma manera. Ezequiel 1:4 ; Apocalipsis 10:4 .

Versículos 2-3

(2) �Qui�n es este que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento? (3) C��ete ahora tus lomos como un hombre; porque yo te preguntar�, y t� me responder�s.

Observe, es a Job el SE�OR dirige su discurso, Job, en la prisa de su deseo de ser entregado, dijo, que Dios le hablara. Aqu� se concede. Job 23:3 .

Versículos 4-41

(4) ?� �D�nde estabas t� cuando yo fundaba la tierra? declara, si tienes entendimiento. (5) �Qui�n orden� sus medidas, si lo sabes? �O qui�n extendi� sobre ella cordel? (6) �Sobre qu� est�n fundados sus cimientos? o quien puso su piedra angular; (7) �Cuando cantaban juntas las estrellas del alba, y todos los hijos de Dios se regocijaban? (8) �O qui�n cerr� el mar con puertas, cuando estall�, como si hubiera salido del vientre?�

(9) Cuando hice de la nube su manto, y de espesas tinieblas en pa�ales para ella, (10) y le part� mi lugar decretado, y puse cerrojos y puertas, (11) y dije: Hasta aqu� vendr�s, pero no m�s; �y aqu� se detendr�n tus orgullosas olas? (12) �Has mandado a la ma�ana desde tus d�as? e hizo que la aurora conociera su lugar; (13) �Para que se apodere de los confines de la tierra, para que los imp�os sean sacudidos de ella? (14) Se ha vuelto como barro al sello; y est�n como una prenda.

(15) Y a los imp�os se les privar� de la luz, y el brazo alto ser� quebrado. (16) �Has entrado en las fuentes del mar? �O has caminado en busca de las profundidades? (17) �Se te han abierto las puertas de la muerte? �O has visto las puertas de sombra de muerte? (18) �Has visto la anchura de la tierra? declara si lo sabes todo. (19) �D�nde est� el camino donde habita la luz? y en cuanto a las tinieblas, �d�nde est� su lugar, (20) para que la lleves hasta su l�mite, y conozcas los caminos que conducen a su casa? (21) �Lo sabes, porque entonces naciste? �O porque el n�mero de tus d�as es grande? (22) �Has entrado en los tesoros de la nieve?�

�O has visto los tesoros del granizo, (23) que he reservado para el tiempo de angustia, para el d�a de la batalla y de la guerra? (24) �Por qu� se separa la luz que esparce el viento solano sobre la tierra? (25) ?� �Qui�n ha dividido un curso de agua para el desbordamiento de las aguas, o un camino para el rel�mpago del trueno; (26) Para hacer llover sobre la tierra, donde no hay hombre; en el desierto, donde no hay hombre; (27) Para saciar la tierra desolada y desolada; y hacer brotar el capullo de la hierba tierna? (28) �Tiene padre la lluvia? �O qui�n engendr� las gotas de roc�o? (29) �De qu� vientre sali� el hielo? y la escarcha del cielo, �qui�n la engendr�? (30) Las aguas est�n cubiertas como una piedra, y la faz del abismo est� helada.

(31) �Puedes atar las dulces influencias de las Pl�yades o desatar las ataduras de Ori�n? (32) �Puedes dar a luz a Mazzaroth en su tiempo? �O puedes guiar a Arturo con sus hijos? (33) �Conoces las ordenanzas del cielo? �Puedes poner su dominio sobre la tierra? (34) �Alzar�s tu voz a las nubes, para que abundancia de aguas te cubra? (35) �Puedes enviar rel�mpagos para que vayan y te digan: Aqu� estamos? (36) �Qui�n puso sabidur�a en el interior? �O qui�n dio entendimiento al coraz�n?�

(37) �Qui�n podr� contar las nubes con sabidur�a? �O qui�n detendr� los odres del cielo, (38) Cuando el polvo se endurezca y los terrones se peguen entre s�? (39) �Cazar�s la presa del le�n? �O saciar� el apetito de los leoncillos, (40) cuando se acuestan en sus guaridas y permanecen en lo escondido para acechar? (41) �Qui�n le da su alimento al cuervo? cuando sus cr�as claman a Dios, andan errantes por falta de carne.

Presumo no interrumpir el progreso de las palabras del SE�OR. El conjunto forma un tema hermoso de principio a fin, y fue una pena separarlo. Despu�s de haberlo le�do, le rogar�a al Lector que se detuviera conmigo y observara, con santa solemnidad, esas palabras fuertes e inigualables de DIOS. Job hab�a presumido de mucho conocimiento, por lo tanto, el SE�OR comienza preguntando d�nde estaba cuando comenz� la obra de creaci�n; lo que sab�a de estos grandes eventos, y qu� relato pod�a dar de c�mo todo de las tinieblas sali� a la luz.

El SE�OR contin�a describiendo, bajo la hermosa semejanza de un nuevo nacimiento, cuando fue dado al abismo, c�mo brot� de la puerta del vientre, y c�mo el SE�OR lo envolvi� con la tierra atada como con un manto; design� todos sus l�mites y, en medio de toda su aparente violencia, en sus olas y olas, determin�, por un decreto perpetuo, hasta d�nde deb�a extenderse, y no m�s.

Despu�s de esto, el SE�OR aborda el tema de la luz, luego de la muerte y las tinieblas, y le pide a Job si puede decir d�nde est� ese camino, en qu� mora la luz y d�nde se encuentra el lugar de las tinieblas. Despu�s de insistir, de la manera m�s inigualable, en estos temas, el SE�OR procede a otros como una descripci�n sorprendente de la ignorancia del hombre y de la sabidur�a de DIOS; de la creaci�n, forma, gobierno y ordenaci�n regular de los cuerpos celestes; y luego, mediante una dulce transici�n, llama la atenci�n de Job sobre la creaci�n y el poder de las bestias de la tierra: y le exige si puede decir c�mo se oye el clamor de los cuervos, cuando invoca a su Hacedor para que le d� de comer, y por lo que significa que se satisfacen todas sus necesidades.

Ser�a presuntuoso ofrecer un deber sobre representaciones tan sublimes. Basta observar que el prop�sito evidente de esas palabras es convencer a Job, al hacer una descripci�n tan llamativa de la soberan�a de DIOS y de la peque�ez de Job, de la sabidur�a de DIOS y de la ignorancia de Job; y al representar la presencia y el conocimiento infinitos de DIOS, la debilidad, estrechez e impotencia del hombre en sus logros m�s elevados.

Porque, si el hombre no sabe nada de esas obras comunes de DIOS en su reino de la naturaleza, �c�mo puede ser competente para escudri�ar los caminos de DIOS en sus reinos de providencia y gracia? Cada punto de vista s�lo debe tender a confirmar a�n m�s y m�s, que el hombre, en su conocimiento m�s elevado, est� limitado a cada paso que da para explorar los caminos y obras de DIOS antes que �l: y como uno de los amigos de Job hab�a se�alado antes, Who by �la b�squeda podr�a encontrar a DIOS, o qui�n podr�a encontrar al Todopoderoso a la perfecci�n! Job 11: 7 .

Versículo 41

RELFLECCIONES.

LECTOR, dejemos que usted y yo nos detengamos en este cap�tulo, y en medio de muchos otros dulces pensamientos que surgen de la solemne revisi�n de lo que aqu� se nos presenta, dejemos que esto golpee nuestras mentes como una de las m�s altas mejoras; Quiero decir, para anotar la maravillosa gracia, bondad, condescendencia y amor, que JEHOV� se manifest� aqu� al razonar con Job de la manera aqu� expuesta. Ciertamente JEHOV� ha dicho que, aunque es el Alt�simo y Sublime que habita en la Eternidad, y cuyo nombre es Santo, sin embargo, se humilla para contemplar las cosas que est�n en el cielo y en la tierra.

�Pero que DIOS, por tanto, condescendiera graciosamente a la raz�n y protestara con su criatura, bajo el estado de insatisfacci�n y murmuraci�n de una mente quejumbrosa! �Oh! �Cu�n grande la misericordia! Y, sin embargo, lector, �no podemos ambos encontrar otro ejemplo de ternura a�n mayor, en el que el SE�OR ha superado cualquier otro testimonio que le ha dado a la humanidad, o que jam�s podr� volver a pagar, en todas las reservas de su omnipotencia y gracia? �No realiz� realmente un acto de condescendencia, ante el cual todo el Cielo se qued� asombrado, y los �ngeles han estado contemplando durante mucho tiempo con asombro y sorpresa, cuando JES�S, el Hijo unig�nito, que yac�a desde toda la eternidad en el seno del PADRE, vino a el llamado de DIOS, y tabern�culo en la sustancia de nuestra carne? M�s a�n, no s�lo ocup� un tabern�culo en nuestra naturaleza, sino que en esa naturaleza se degrad� hasta el menor grado posible de humillaci�n, hasta que, por la muerte maldita de la cruz, �hab�a logrado plenamente la redenci�n de su pueblo! Bien podr�a exclamar el Profeta: �Maravilla, cielos! �Y as�mbrate, oh tierra! porque el Se�or lo ha hecho.

Lector, m�s all� de esta visi�n del amor y la condescendencia divinos, que usted y yo aprendamos de lo que el Se�or ha dicho, qu� pobres, miopes e ignorantes criaturas somos. De ahora en adelante, alegr�monos de estar bajo una direcci�n m�s sabia y mejor que la nuestra. Cualquiera sea la dispensaci�n que le plazca a DIOS en ejercitarnos, sea nuestro primer y gran objetivo, ver la mano de JES�S en ella, y descansar en una clara certeza de nuestro inter�s en �l.

El lema del cristiano, el verdadero creyente, debe ser, en cada estado cuando est� en uni�n con JES�S, lo que el Profeta ha dicho: El Se�or justo est� en medio de Si�n; no har�, no puede, cometer iniquidad. Y �oh! cuando se oye la voz de DIOS en la dispensaci�n, por muy oscura que sea, todo el rostro de la dispensaci�n cambia. Que el pobre creyente en el SE�OR JES�S se sumerja en la m�s profunda adversidad de las aflicciones corporales, o las angustias del alma, o ambas; sin embargo, cuando se ve a JES�S dirigiendo el evento, no puede haber lugar para cuestionar o indagar, mucho menos para inquietarse y sentirse inc�modo, bajo la providencia.

Deja un alma, pero escucha su preciosa voz; "Estad quietos y sabed que yo soy DIOS". Seguramente un DIOS en CRISTO, un DIOS en pacto, un DIOS fiel, un DIOS probado, un DIOS aprobado, levanta el alma como el ancla de un barco en una noche oscura y tempestuosa, y el alma se hace m�s que vencedora a trav�s de su gracia ayud�ndonos. Lector, roguemos a DIOS por esta gracia, que sea para su gloria y nuestro gozo.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Job 38". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/job-38.html. 1828.
 
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