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Job 39

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Todo este cap�tulo, como el anterior, contiene la solemne pero tierna protesta del Se�or con Jobad�as.De una manera muy hermosa, el Se�or env�a a su siervo a la creaci�n inferior para recibir lecciones de instrucci�n y para mostrarle cu�n misericordioso es el Se�or, en suplir todas las necesidades de las diversas criaturas que ha formado, para convencerlo de ese modo; que es imposible que Dios pase por alto el orden superior, en su criatura hombre; de modo que el hecho de que Job acusara a Dios de falta de atenci�n y falta de bondad fue del todo injusto y mal fundado.

Versículos 1-4

(1) ?� �Sabes el tiempo en que parir�n las cabras monteses de la pe�a? �O puedes notar cu�ndo parir�n las ciervas? (2) �Puedes contar los meses que cumplen? �O sabes el tiempo en que dar�n a luz? (3) Se inclinan, dan a luz a sus cr�as, echan fuera sus dolores. (4) Sus cr�as son de buen agrado, crecen con ma�z; salen y no vuelven a ellos.

Bajo la representaci�n de la providencia supervisora ??de DIOS sobre las cabras montesas de la pe�a y las ciervas en sus partos, que a todos les va bien, sin la ayuda del hombre, o la falta de �l, el SE�OR da a entender cu�n seguro puede encontrarse su pueblo, que se entregan a su gracia y amor. Y s� concibo que esta porci�n de la Escritura podr�a, bajo la ense�anza de la gracia de Dios, ser �til para consolar a cada hija de Eva, cuando cumpla los meses de su embarazo y cuando pase por la hora extrema de la naturaleza.

El Ap�stol ten�a la misi�n de decirle a la Iglesia que, aunque la mujer estaba en la transgresi�n, por la cual cay� bajo la justa sentencia de DIOS, que con dolor deb�a dar a luz hijos, pero deber�a ser salva en la maternidad. ; es decir, yo aprendo, en el parto del SE�OR JES�S, la simiente prometida de la mujer, si su fe en �l la fortaleci� en el SE�OR, y en el poder de su fuerza. G�nesis 3:16; 1 Timoteo 2:14 .

Versículos 5-8

(5) �Qui�n envi� libre al asno mont�s? �O qui�n solt� las ataduras del asno mont�s? (6) La casa de la cual he convertido en desierto, y la tierra est�ril sus moradas. (7) Se burla de la multitud de la ciudad, No hace caso del llanto del conductor. (8) La cordillera de los montes es su prado, Y busca todo lo verde.

A continuaci�n, el SE�OR llama la atenci�n de Job sobre el asno mont�s, que, sin due�o, sin casa ni hogar, todav�a est� provisto y no sufre carencias. �Y puede un alma, en la redenci�n de JES�S, que tiene casa y hogar en �l, sufrir menos sustento?

Versículos 9-11

(9) �Estar� el unicornio dispuesto a servirte o acatar tu cuna? (10) �Puedes atar al unicornio con su banda en el surco? �O rasgar� los valles tras de ti? (11) �Confiar�s en �l, porque su fuerza es grande? �O le dejar�s tu trabajo?

Habiendo ense�ado a Job, desde el punto de vista de la provisi�n de tales criaturas, lo irracional de su queja, el SE�OR lo env�a a aprender otra lecci�n de la ingobernabilidad de las bestias m�s grandes del campo. Y por eso, como muestra claramente, la insensatez del hombre al ser reacio al gobierno divino.

Versículos 12-18

(12) �Le creer�s que traer� tu semilla a casa y la recoger� en tu granero? (13) �Diste hermosas alas a los pavos reales? �O alas y plumas al avestruz? (14) que deja sus huevos en la tierra y los calienta en el polvo, (15) y se olvida de que el pie puede aplastarlos, o que la fiera los puede romper. (16) Se endurece contra sus polluelos, como si no fueran de ella; su trabajo es en vano sin temor; (17) Por cuanto Dios la priv� de la sabidur�a, ni la imparti� a su entendimiento. (18) Cuando se enaltece, se burla del caballo y de su jinete.

De las bestias, ahora el SE�OR env�a a Job para que instruya a las aves, y muestra en la pluma de avestruz y las alas y plumas del pavo real, que cu�n imprevisibles sean estas criaturas, sin embargo, el cuidado de su Hacedor de ellas nunca cede. En el descuido del avestruz, dejando sus huevos en la arena, expuesta a muchos peligros, y sin embargo su raza se conserva, con qu� gracia ense�a el SE�OR, que su misericordia y providencia son llamadas para suplir todas las deficiencias de los varios. criaturas, que son lo que son por su ordenaci�n y designaci�n.

Pero, �no se pretende aqu� una lecci�n superior? �No son los pecadores, como el avestruz irreflexivo, que dejan sus grandes preocupaciones, como los huevos de este p�jaro en la arena, a las aventuras y viven a pesar de todas las consecuencias? Lector, �cu�ntos, que est�n todos vivos para observar la locura de este p�jaro, son a�n tontos en un asunto de un momento infinitamente superior y descuidan lo �nico necesario, el cuidado de sus almas inmortales!

Versículos 19-25

(19) �Has dado fuerza al caballo? �Has cubierto su cuello de trueno? (20) �Le dar�s miedo como a un saltamontes? terrible es la gloria de sus narices. (21) Camina en el valle, y se alegra de su fuerza; sale al encuentro de los armados. (22) Se burla del miedo y no se espanta; ni se aparta de la espada. (23) Contra �l resuena la aljaba, la lanza reluciente y el escudo.

(24) Traga la tierra con furor y furor; no cree que sea sonido de trompeta. (25) Dice entre las trompetas: Ja, ja; y huele de lejos la batalla, el trueno de los capitanes y los gritos.

�Qu� descripci�n se da aqu� del caballo, y bajo qu� caracteres lo presenta su Hacedor! Al enviar a Job para que le diera lecciones a esta noble bestia, seguramente el SE�OR tuvo la gentileza de mostrar cu�n torpe e insensato debe ser el hombre, cuyo entendimiento no lo lleva a las b�squedas que pueden ser para la gloria de su Creador. �Acaso el caballo irreflexivo se lanza descuidadamente a la batalla, y el hombre no ser� mejor que la bestia que perece? Y, sin embargo, cuando la voz de la trompeta, y los mensajeros de Dios de su evangelio, dan la alarma para la guerra santa, en la cual el pecador manifiesta mayor sabidur�a que el caballo, al no volver la espalda ante la espada.

Versículo 26

(26) �Vuela el halc�n con tu sabidur�a, y extiende sus alas hacia el sur?

Esta no es la �nica parte de las Escrituras donde el Se�or hace uso del instinto de la naturaleza, en las aves o las bestias de la tierra, para ense�ar al hombre la sabidur�a. Qu� hermosa descripci�n da el Profeta de esa propiedad peculiar de las aves de paso cuando, al acercarse el invierno, se re�nen en grupos y emprenden su vuelo hacia climas m�s c�lidos. La cig�e�a en los cielos conoce sus tiempos se�alados; y la tortuga, la grulla y la golondrina, observen el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio del SE�OR. Jeremias 8:7 .

Versículos 27-30

(27) �Se remonta el �guila por tu mandato, y pone su nido en lo alto? (28) Ella habita y habita sobre la pe�a, sobre el pe�asco de la pe�a y sobre la fortaleza. (29) Desde all� busca la presa, y sus ojos miran de lejos. (30) Sus cr�as tambi�n chupan sangre; y donde est�n los muertos, all� est� ella.

El cap�tulo se cierra con la relaci�n del �guila; y, en muchas partes de la palabra de DIOS, la instrucci�n se transmite a la iglesia y al pueblo de DIOS de este p�jaro. Pero quiz�s lo m�s hermoso y llamativo es aquel en el que el mismo SE�OR se dignifica a representar su solicitud y cuidado por su pueblo, bajo la semejanza del �guila. Hab�is visto (dice el SE�OR) lo que hice a los egipcios, y c�mo os llev� sobre alas de �guila.

�xodo 19:4 . Como el �guila que agita su nido, revolotea sobre sus cr�as, extiende sus alas, las toma, las lleva sobre sus alas; as� lo gui� el SE�OR solo, y no hubo dios extra�o con �l. Deuteronomio 32:11 .

Versículo 30

REFLEXIONES

LECTOR, que usted y yo, en la lectura de este cap�tulo de las tiernas misericordias de DIOS sobre todas sus obras, saquemos la misma conclusi�n del repaso de tanto amor, como hizo el Ap�stol en otra ocasi�n, y digamos: bueyes, �o lo dice enteramente por nosotros? �Viste as� DIOS la hierba del campo (dice nuestro adorable Redentor cuando exhorta a su pueblo a que dedique toda su preocupaci�n a DIOS, que los cuida) que hoy es y ma�ana es echado en el horno? Precioso SE�OR; a la vista de tales cosas, que nuestras almas se establezcan firme, plena y fielmente en la seguridad inalterable de que en JES�S todos nuestros intereses est�n asegurados; todas nuestras preocupaciones est�n cubiertas para siempre.

�De qu� debe preocuparse un creyente en JES�S? �No tiene a CRISTO por su porci�n? �Y puede fallar cuando est� anclado aqu�? �Puede abortar cuando el mismo JES�S ha dicho: Porque yo vivo, vosotros tambi�n viv�s? Lector, oh, por la fe, en el ejercicio vivo de aferrarse a un DIOS del Pacto en CRISTO, cuando las circunstancias externas de las comodidades visibles parec�an morir; porque este es el momento exacto para el ejercicio.

Si Job hubiera hecho esto uniformemente, y cuando los arroyos hubieran fallado, con comodidades sensibles, si se hubiera trasladado a la fuente, habr�a encontrado un DIOS del Pacto en CRISTO, a quien conoc�a, y hab�a profesado ser su pariente-Redentor, suficiente para lo he llevado hasta el final. Lector, permita que usted y yo obtengamos esta dulce y bendita conclusi�n de lo que el SE�OR ha establecido de manera tan concluyente en este cap�tulo.

El que atiende a las aves del cielo; El que da la fuerza adecuada a las cabras montesas de la pe�a para dar a luz; que prev� contra la tonta despreocupaci�n del avestruz y el caballo irreflexivo en la batalla; Nunca ser� menos providente con sus propios hijos, que lo invocan. �Son el regalo de su amor a su amado Hijo! �son la compra de la sangre de su Hijo! son los objetos de su gracia, y est�n bajo la influencia vivificadora y la ense�anza divina de su bendito ESP�RITU; y por lo tanto, �l arreglar� y dirigir� todas las cosas para su gloria y su bienestar.

Son tra�dos dentro de un pacto sabio se�alado, ordenados en todas las cosas, y seguros: est�n bajo su propia sabia providencia; est�n rodeados de preciosas y grand�simas promesas; y, para coronar todo, DIOS es un DIOS fiel, y un DIOS del pacto seguro en CRISTO. De ah� que se vayan, dir�a yo, todas las dudas, todos los miedos, todos los recelos. Que nada tan impropio en m�, y tan deshonroso para mi DIOS, surja por un momento en mi mente.

Deja que las criaturas mueran; que se desperdicie toda mi riqueza, como la de Job; si mi DIOS lo ve conveniente, debe ser sabio, debe ser correcto. JES�S vive, y eso es suficiente. �Oh! Cu�n dulces son sus palabras: "Am�s, �no soy yo mejor para ti que diez hijos?" �S�, precioso SE�OR! en verdad est�s en el lugar de millones de alegr�as de criaturas; porque millones sin ti no ser�an nada; y teni�ndote a ti, tengo todas las cosas: aqu� mi gozo, y mi porci�n para siempre.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Job 39". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/job-39.html. 1828.