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Proverbios 8

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO.

Tenemos en este Cap�tulo un relato sumamente sublime de algunos eventos antiguos en la eternidad, y que, bajo el car�cter de sabidur�a, el gran orador est� pidiendo a la iglesia que preste atenci�n. De principio a fin, el tema lo lleva a cabo una misma persona. El cap�tulo se cierra con una exhortaci�n.

Proverbios 8:1 �No clama la sabidur�a? y el entendimiento alza su voz? Ella est� en lo alto de los lugares altos, junto al camino en los lugares de las veredas. Grita a las puertas, a la entrada de la ciudad, a la entrada por las puertas. A vosotros, hombres, llamo; y mi voz es para los hijos del hombre.

El cap�tulo se abre con un grito de sabidur�a, y tanto la seriedad del tema como la seriedad con la que se aplica nos recomiendan la totalidad a nuestra atenci�n. No pretendo hablar con una determinaci�n positiva; el dise�o general de este Comentario es m�s indagar que afirmar; m�s buscar la ense�anza del Esp�ritu, ser guiado por �l a toda la verdad, que guiar la mente del lector acerca de la verdad.

Pero con toda humildad de alma al repasar este cap�tulo tan sublime, me atrever�a a decir que, seg�n me parece, todo su contenido se refiere a Cristo como Mediador Dios-hombre, establecido desde la eternidad. Y bajo este t�tulo bien conocido, y el car�cter de oficio de sabidur�a, Cristo est� llamando aqu� a Su iglesia para que preste atenci�n a algunas de las cosas habladas con respecto a s� mismo, y al nombramiento del Padre de �l para este oficio, lo cual, si no hubiera comunicado a la iglesia , y por su Esp�ritu Santo dado un entendimiento para saber, nunca podr�a haber sido conocido o cre�do.

De ah� que el cap�tulo comience con el grito de 'esta persona gloriosa, y el tema se plantea a modo de pregunta: �No grita la sabidur�a? �No es lo suficientemente claro como para ser escuchado en las innumerables formas en que se proclama a Cristo como Mediador, a lo largo de todo el libro de Dios? �De qu� trata la Biblia al lado? No hay nada en �l de principio a fin, excepto el amor, la misericordia, la gracia y el favor de Jehov� en el don de su Hijo para la salvaci�n de los pecadores; y las glorias de la persona de Cristo, y la gracia y el amor de su coraz�n en defender voluntariamente su gran garant�a y Salvador en la redenci�n.

�No se alza toda la voz de la sabidur�a para proclamar estas cosas? �Y a qui�n se proclama as� la salvaci�n, y el Se�or Jes�s, el gran autor de la misma, se la presenta, pero a ustedes, hijos de los hombres, que necesitan tanto a Cristo como a Su salvaci�n tan sumamente!

Versículos 5-11

�Oh simples, entend�is la sabidur�a! Y, necios, sed de coraz�n entendido. Escuchar; porque hablar� de cosas excelentes; y la apertura de mis labios ser� rectitud. Porque mi boca hablar� verdad; y la maldad es abominaci�n a mis labios. Todas las palabras de mi boca son con justicia; no hay nada de perverso en ellos. Todos son claros para el que entiende, y correctos para los que encuentran conocimiento. Recibe mi instrucci�n, y no plata; y conocimiento en lugar de oro escogido. Porque mejor es la sabidur�a que los rub�es; y todas las cosas que se pueden desear no se le pueden comparar.

Aqu� tenemos tanto las glorias de Cristo como la miseria del hombre sorprendentemente representadas. Jes�s, sabiendo bien cu�n sorda e insensata es nuestra pobre naturaleza ca�da, y esa inconsciente de nuestra propia miseria, y por tanto reacia a dejarse vencer para escuchar lo que se propone para nuestro bien, primero nos declara nuestra sencillez, y luego el infinito. La importancia de las cosas que nos va a declarar, cosas excelentes que bien pueden llamarse, por lo que puede ser igualmente excelente como las glorias de su persona, las riquezas de su gracia, su idoneidad para los pobres pecadores y las riquezas eternas. la posesi�n de �l debe impartir? Y estas cosas excelentes son tambi�n a la vista de que el Padre las ha designado para los pobres pecadores, y la voluntad y el deleite del Padre de que sean recibidos por los pobres pecadores.

�Lector! �No son estas cosas cosas excelentes? y cosas justas, y viniendo del labio de la verdad? Y adem�s, perm�tame preguntarle si hay una aprehensi�n de ellos como tales en su alma. �Ha llegado a tu o�do el fuerte clamor de Jes�s? �Se ha escuchado la voz del entendimiento en las c�maras de tu coraz�n? �Desde el d�a de hoy con el ojo de la fe contemplan a Jes�s de pie en lo alto de los lugares altos? esto es por medio de ordenanzas en las puertas de su palabra, en el ministerio de sus caminos, y tanto al entrar como al salir de sus providencias, en todo lo que est� sucediendo en el mundo? Seguramente est� en todos estos, y por todos ellos, Jes�s llora e invoca a los hijos de los hombres.

Tampoco hay una facultad de la mente, en el o�do que oye, el ojo que ve y el coraz�n que comprende, sino lo que cada d�a apela a todos y cada uno para escuchar al predicador celestial y hacerse sabio para la salvaci�n por medio de la fe que es en Cristo Jes�s.

Versículos 12-14

La sabidur�a habito con la prudencia, y descubro el conocimiento de las invenciones ingeniosas. El temor de Jehov� es aborrecer el mal: la soberbia y la soberbia, y el mal camino, y la boca perversa, aborrezco. M�o es el consejo y la sana sabidur�a; yo soy entendido; Tengo fuerza.

Esta es una declaraci�n breve pero muy completa de qui�n es Cristo y qu� hay en �l. Observe, no dice que s�lo dar� sabidur�a, sino que �l es la sabidur�a misma. No declara que �l, y solo �l, imparte entendimiento, sino que �l mismo es entendimiento. Hay mucho m�s en estas expresiones que simplemente hacer promesas sobre ellas. Porque si Jes�s mismo es en abstracto estas cosas, entonces es innegable que ni la sabidur�a ni el entendimiento pueden estar en otra parte, sino en Cristo.

Y debe seguir, adem�s, que si Cristo es a la vez sabidur�a y entendimiento, al poseerlo poseemos todo con �l. �Oh! preciosa sabidur�a! dame a conocerte, y as� conocerte como para ser sensible a mi uni�n e inter�s contigo y en ti. Entonces entrar� en una comprensi�n correcta de esas cosas excelentes del amor del Padre, del Hijo y del Esp�ritu hacia los pobres pecadores, que t� has venido a proclamar y que en posesi�n asegura la felicidad eterna de tus redimidos, en el tiempo, y por toda la eternidad.

Versículos 15-16

Por m� reinan los reyes, y los pr�ncipes decretan la justicia. Por m� gobiernan los pr�ncipes, y los nobles, todos los jueces de la tierra.

�Lector! detente estos vers�culos, y en medio de la admiraci�n y adoraci�n de Cristo en su soberana distinci�n de car�cter, como el Mediador de la Sabidur�a, m�ralo aqu� tambi�n como el Mediador-Poder de Dios para la salvaci�n de todo aquel que cree. 1 Corintios 1:24 . No hay nada m�s refrescante para el alma que la contemplaci�n de Jes�s en su reino y gobierno mediador, la cabeza de la iglesia y rey ??en Si�n.

Y lo que le ruego particularmente al lector que no pierda de vista, en esta gloriosa distinci�n de car�cter en nuestro Jes�s, es que Cristo, siendo rey de Si�n, por quien reinan los reyes y los pr�ncipes decretan la justicia, es el rey de Jehov� en Si�n. Jehov� es quien lo puso all�, y lo puso por rey en Sion. Porque as� dice, Salmo 2:6 .

Porque m�s all� de su derecho natural y esencial a toda soberan�a y supremac�a en com�n con las otras personas de la Deidad como Dios, nuestro Jes�s tiene un derecho donante como Mediador-cabeza de la iglesia, a esta plenitud universal de poder. Todo poder, dijo Cristo, en el momento de su ascensi�n, me es dado en el cielo y en la tierra. Mateo 28:18 .

Dado a �l, es decir, como Mediador. Tanto para la recompensa de su obra de redenci�n, como con el prop�sito de dar todo lo que deber�a ser necesario en gracia aqu�, y gloria a su pueblo en el futuro. Ruego al lector que est� seguro y recuerde esto; porque forma la visi�n m�s dulce de Jes�s en esta omnipotencia de poder, en que lo que �l es en esta luz lo es para su pueblo. Tiene potestad sobre toda carne para dar vida eterna a todos los que el Padre le ha dado.

Juan 17:2 . Y mientras que a los eventos providenciales que est�n sucediendo en el mundo, desde el gobierno de los reyes hasta la numeraci�n de los cabellos de nuestra cabeza, es Jes�s quien ordena, dispone, manda, controla y nombra a todos; Piensa, lector, qu� dulce pensamiento es tambi�n este, que este poder soberano de Jes�s no es menos el de reunir para s� una iglesia; para llamar a los pobres pecadores, para consolar a los santos afligidos; para detener la opresi�n del orgulloso, y para levantar del polvo al humilde.

�Precioso y poderoso Salvador! manifiesta, Se�or, tu soberan�a reinando en m� y gobernando en m�, y sometiendo cada pensamiento e imaginaci�n de mi coraz�n al cetro de tu gracia.

Versículos 17-21

Amo a los que me aman; y los que me buscan temprano me encontrar�n. Las riquezas y la honra est�n conmigo; s�, riquezas duraderas y justicia. Mejor es mi fruto que el oro, que el oro fino; y mis ganancias m�s que la plata escogida. Encamino por camino de justicia, En medio de sendas de juicio, Para hacer heredar bienes a los que me aman; y llenar� sus tesoros.

�Lector! cuando Jes�s dice, como lo hace en el primero de estos vers�culos, que ama a los que lo aman, no se imaginen que quiere decir que nuestro amor por �l se convierte en la causa de su amor por nosotros; porque si lo amamos es porque �l nos am� primero. 1 Juan 4:19 . Y es cierto que su amor por nosotros, y por nosotros, es la �nica causa del nuestro.

M�s a�n: si Jes�s no hubiera hecho m�s que mirarnos con amor y por su gracia, derramando su amor en nuestros corazones por su Esp�ritu Santo, no hubiera subyugado la enemistad natural de nuestra naturaleza contra �l, y ambos sembraron amor en nosotros hacia �l, y extrajeron ese amor en ejercicio sobre �l, nunca deber�amos haberlo amado, a pesar de todo lo que �l ha hecho por nosotros, por toda la eternidad.

Por lo que aqu� dice el amado y adorable Redentor, de amar a los que lo aman, debemos entender que en esas preciosas almas donde se muestra un amor por �l, ya que �l mismo es el autor y el objeto de ese amor, los tales pueden estar bien seguros de que ama a los que lo aman. Y Jes�s, sin duda, quiere decir al mismo tiempo con la expresi�n, que valora ese amor, y su mirada est� continuamente sobre �l.

Y lo preservar� y lo mantendr� vivo, y cuando parezcan sentir fr�o su amor por �l, a�n no permitir� que se apague la llama. Dulce pensamiento para apreciar. Cantares de los Cantares 8:7 . �Y mira, lector! Qu� bendiciones se ofrecen a los que aman a Jes�s, aqu� est�n las riquezas duraderas y la justicia.

�No los placeres fugaces, moribundos y transitorios del mundo! �No la plata y el oro del Per�! No la justicia de las criaturas, ni el pan de las criaturas que perece con el consumo. Sino las riquezas duraderas de la sangre y la justicia de Cristo que son para siempre, y la salvaci�n que no puede ser abolida. �Oh! qu� fruto puede ser igual al fruto del Esp�ritu, qu� ingresos de la plata y el oro escogidos, a la posesi�n de los ingresos eternos de la justicia de Cristo, y la paz y el gozo en el Esp�ritu Santo.

S�, precioso Jes�s, tuya es verdad, para todos los que te poseen y tus tesoros. Todos los dem�s logros son huecos, insustanciales e inseguros. �Lector! �Qu� dice la experiencia de tu alma a estas cosas? �Disfrutas de Cristo? �Es �l tu porci�n, tu tesoro, tu felicidad, tu sustancia? Si su coraz�n puede responder afirmativamente a la pregunta, entonces comprender� mejor estas cosas, que cualquier palabra de la que pueda hacer uso, para mostrar la bienaventuranza de su estado, que en el amor de Cristo, y la posesi�n de Cristo, y un inter�s en su sangre y justicia; encontrar un ingreso, de hecho, de riquezas duraderas y placer.

Versículos 22-31

El SE�OR me posey� al principio de su camino, antes de sus obras de anta�o. Fui creado desde la eternidad, desde el principio, o siempre fue la tierra. Cuando no hab�a abismos, fui engendrado; cuando no hab�a fuentes abundantes de agua. Antes que fuesen asentados los montes, antes que los collados nacieran yo: cuando todav�a no hab�a hecho la tierra, ni los campos, ni la parte m�s alta del polvo del mundo.

Cuando prepar� los cielos, yo estaba all�; cuando puso un comp�s sobre la faz del abismo; cuando estableci� arriba las nubes; cuando fortaleci� las fuentes del abismo; cuando dio al mar su decreto, que las aguas no pasar�a su mandamiento, cuando estableci� los cimientos de la tierra: Entonces yo estaba con �l, como quien ha sido criado con �l; y era cada d�a su deleite, regocij�ndome siempre delante de �l; Regocij�ndose en la parte habitable de su tierra; y mis delicias estaban con los hijos de los hombres.

En estos pocos vers�culos est�n contenidas muchas de las verdades m�s sublimes del evangelio, si consideramos (como he estado considerando todo el tiempo a lo largo del cap�tulo), que es Jes�s como Mediador, Dios y hombre en una sola persona, aqu� hablando a su iglesia de s� mismo y de su Padre. En este sentido, Cristo fue realmente pose�do, establecido, constituido y determinado en el comienzo de sus caminos. Establecido en secreto, todav�a no abiertamente a la iglesia, sino en secreto en los decretos divinos.

Y puesto, no s�lo como Dios, porque entonces, en este caso, la expresi�n no ser�a adecuada a la naturaleza divina, porque �c�mo se puede decir que Dios est� formado, que habita en la eternidad? Ni como hombre solo, porque �c�mo podr�a el hombre ser establecido como hombre desde la eternidad? Pero en ambas naturalezas, como Mediador Dios-hombre, podr�a decirse que est� establecido y pose�do en la mente divina desde toda la eternidad. Y en este sentido tambi�n se podr�a decir que Cristo est� constituido como el Cristo de la Sabidur�a, modelo y muestrario de la futura creaci�n del hombre.

Pablo, hablando en el mismo sentido, dice que �l es la imagen del Dios invisible, el primog�nito de toda criatura. Colosenses 1:15 que aunque no hay nada visible en Dios, sin embargo, hab�a una cosa santa, as� llamada, Lucas 1:35 , para nacer abiertamente en las edades posteriores, que subsisti� en el Hijo de Dios; y en esta uni�n de car�cter, el elegido Mediador de la Sabidur�a se mantuvo al margen, cuando no hab�a profundidades, ni fuentes abundantes de agua, y antes de que se formara un �tomo del polvo del mundo.

Y en este sentido tambi�n la expresi�n tal como se cri� con �l, es clara e inteligible. Porque las personas sagradas de la Deidad no hab�an salido entonces en actos de creaci�n. El Hijo de Dios no hab�a tomado entonces en uni�n consigo mismo la masculinidad. Pero la contemplaci�n del evento futuro de esta uni�n misteriosa con todas las benditas consecuencias de ella, en las glorias del Mediador, y la gloria de Jehov� en �l, junto con toda la salvaci�n de su iglesia; Estos hicieron el deleite del Mediador Jehov�, y los deleites del Mediador estaban en contemplar su amor y deber para con su Padre en la obra de redenci�n, y la felicidad final de su iglesia, regocij�ndose as� en la parte habitable de su tierra, y sus delicias estaban con la hijos de los hombres: La misma palabra que se traduce en este cap�tulo, est� en el libro de los Cantares, (Cantares de los Cantares 7:1 ) traducido a h�biles obreros; es decir, preocupados conjuntamente en las obras de creaci�n, redenci�n, providencia y gracia.

Como se cri� con �l; envuelto en el seno mismo del Padre, en relieve, si la expresi�n es permisible. De modo que hay dos verdades m�s benditas y gloriosas aqu� contenidas. Las personas sagradas estaban disfrutando y consol�ndose incesantemente unas en otras. Este es un dulce pensamiento. Y el otro es, que uno, de sus goces surgi� de la salvaci�n que hab�an determinado para nuestra naturaleza: yo era diariamente su deleite, dijo Jes�s; y mis delicias estaban con los hijos de los hombres.

Versículos 32-36

Ahora pues, hijos, o�dme, porque bienaventurados los que guardan mis caminos. Escucha la instrucci�n, s� sabio y no la rechaces. Bienaventurado el hombre que me escucha, vigilando cada d�a a mis puertas, esperando en los postes de mis puertas. Porque el que me hallare hallar� la vida, y alcanzar� el favor del SE�OR. Pero el que peca contra m� se agrava a s� mismo: todos los que me aborrecen aman la muerte.

El cap�tulo concluye dulcemente como comenz�. Cristo como mediador de la sabidur�a, habiendo llamado en voz alta a la iglesia para que lo escuche, y habiendo abierto su comisi�n y mostrando su amor a su pueblo, y la bienaventuranza de conocerlo; ahora dobla todo en una ferviente exhortaci�n a que su iglesia lo escuche; y declara los felices efectos de seguir su consejo, y la terrible consecuencia de rechazarlo, al convertirse en asesinos de su propia alma.

Versículo 36

REFLEXIONES.

�Y ahora, lector! habiendo repasado este cap�tulo bendito, haga una pausa y pregunte en su propio coraz�n �cu�les son sus puntos de vista con respecto al contenido del mismo? �Le sorprende que la sabidur�a de la que se habla aqu�, y que aqu� se habla, es la Sabidur�a-Mediador el Se�or nuestra justicia, desplegando as� las dulces y secretas transacciones en ese elevado car�cter de Dios-hombre, que tuvo lugar antes de que el mundo comenzara? �Fue el Hijo de Dios as� constituido, as� designado y por la uni�n de naturalezas, como el Redentor elegido, as� pose�do por Jehov� al principio de sus caminos y antes de sus obras de anta�o? Y fue en verdad, bendito Jes�s, �fuiste t� el que entonces te mantuviste de pie intencionalmente, como lo hiciste despu�s abiertamente y en realidad, en las calles de tu ciudad de Jerusal�n, y habl�ndole a tu iglesia en todos estos t�rminos entra�ables,

�Oh! Se�or, haz que los pobres pecadores, por las dulces influencias constre�idoras de tu Esp�ritu Santo, escuchen tu llamado y consideren tu amable invitaci�n. Haz que tanto el escritor como el lector de estas l�neas, si son consistentes con tu santo consejo y tu voluntad, entren en una comprensi�n sincera de todas estas preciosas verdades relacionadas con el conocimiento de ti mismo, y tambi�n con el disfrute; para que tu amor sea tan derramado en el exterior.

en nuestro coraz�n para que heredemos sustancia, y para que t� mismo seas nuestro tesoro y lo llenes a todos. �Oh! precioso Se�or! que el conocimiento diario de ti y el disfrute diario de ti sean nuestra porci�n; porque entonces vendr�n todas estas bendiciones, y encontraremos en verdad que las riquezas y el honor est�n contigo; s�, riquezas duraderas y justicia.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Proverbs 8". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/proverbs-8.html. 1828.