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Bible Commentaries
Salmos 110

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

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Versículo 1

CONTENIDO

En este glorioso Salmo, y en el Esp�ritu de profec�a, el escritor sagrado celebra la persona, el reino, el sacerdocio, el oficio prof�tico y el car�cter del Se�or Jes�s. Toda esta porci�n de las Escrituras se refiere a Cristo y a su pueblo en �l.

Salmo de David.

Salmo 110:1

Al comienzo de este salmo evang�lico, le pido al lector que busque la gracia, conmigo, de Dios el Esp�ritu Santo, para que los ojos de nuestro entendimiento sean iluminados, para ver a Jes�s en y a trav�s de cada parte de �l; y que, al leerlo, seamos capacitados para actuar con fe en Aquel de quien trata, hasta que toda nuestra alma salga con las m�s vivas emociones de amor y alabanza al gran Autor de nuestra salvaci�n.

Tendremos un concepto mejor y m�s claro de esta conferencia entre las Personas de la Deidad, si tomamos en nuestra vista algunas escrituras correspondientes. Para este prop�sito, consulte Isa�as 42:1 , donde Jehov� el Padre le est� hablando a la iglesia acerca de Cristo. Luego de Isa�as 42:5 , donde est� hablando con Cristo.

Lea tambi�n Isa�as 49:1 donde, en forma de di�logo, las Personas sagradas confieren sobre el mismo tema de la redenci�n. Cristo comienza el cap�tulo dici�ndole a la iglesia gentil de su llamado como Mes�as. Luego, desde el vers�culo 6, Dios el Padre le habla a Cristo de la misma manera. Ambas escrituras sirven para ilustrarse y explicarse entre s�, as� como para arrojar luz sobre el primer vers�culo de este Salmo: Jehov� dijo a mi Adonai.

Lea tambi�n como una confirmaci�n m�s, Mateo 22:42 . Comentario de Pedro, Hechos 2:34 . Pablo tambi�n, 1 Corintios 15:25 . Luego haga una pausa y contemple a Dios nuestro Padre, dirigi�ndose as� a Dios el Hijo como el Mes�as, la cabeza gloriosa y la seguridad de su pueblo, cuando, habiendo terminado la obra de redenci�n, regres� a la gloria y se sent� a la diestra de la Majestad en las alturas. �Salve, Todopoderoso Conquistador! eres digno de recibir toda la gloria y el honor; y te contemplamos ahora en tu trono, habiendo obtenido eterna redenci�n para nosotros por tu sangre.

Versículo 2

Aqu� viene una bendita promesa hecha a la persona de Cristo, como mediador y cabeza de su iglesia. La expresi�n de la vara de su fuerza, probablemente significa la soberan�a de su palabra, que sali� primero de Sion. Jes�s orden� a sus disc�pulos, cuando salieron a predicar y evangelizar a todas las naciones, que comenzaran en Jerusal�n, Lucas 24:47 .

�Y no se combinan la palabra de la gracia de Dios y la obra del Esp�ritu de Dios en esta perspectiva de la vara de la fuerza de Cristo? Porque se dice que el evangelio es predicado con el Esp�ritu Santo enviado del cielo, 1 Pedro 1:12 . Y de hecho, �no est�n todas las Personas de la Deidad ocupadas en esta gran obra? Dios el Padre es el autor y dador de �l, y como tal se le llama el evangelio de Dios, y el evangelio glorioso del Dios siempre bendito, Romanos 1:1 y 1 Timoteo 1:11 .

Y Pablo no lo llama menos, el evangelio de Cristo, del cual �l mismo se declara no avergonzado, Romanos 1:16 . Y en otros lugares, se le llama la ministraci�n del Esp�ritu, 2 Corintios 3:8 . Por eso el Profeta clama: Despierta, despierta, v�stete de fuerzas, brazo del Se�or, Isa�as 51:9 .

�Pero cu�n hermosa es esa parte del vers�culo que llama a Cristo a gobernar en medio de sus enemigos! �S�! su pueblo, por naturaleza, es enemigo de �l por sus malas obras; nacidos en pecado e hijos de ira, como los dem�s. Y cuando el Se�or env�a la palabra de su gracia al coraz�n de los pecadores, qu� le�n rebelde se encuentra all�. �Dulce pensamiento! Jes�s debe tener todas las rodillas dobladas ante �l. Si no nos inclinamos ante el cetro de su gracia, ciertamente nos quebrantaremos bajo la barra de hierro de su justicia.

Versículo 3

En este vers�culo aparecen innumerables bellezas, como las constelaciones de las fronteras celestiales, para llamar nuestra atenci�n. Primero, la promesa hecha con respecto al pueblo de Cristo. Aqu� encontramos que Cristo tuvo un pueblo, una iglesia, una simiente, una descendencia, antes de su encarnaci�n: y por lo tanto, no solo en su nacimiento, sino incluso antes de su concepci�n, su nombre fue llamado Jes�s, porque deb�a salvar a su pueblo de sus pecados.

Mateo 1:21 ; Salmo 89:3 ; Isa�as 59:21 ; Isa�as 59:21 . En segundo lugar, Dios el Padre promete que este pueblo ser� un pueblo dispuesto; un pueblo de buena voluntad, como se podr�a traducir; voluntarios, listados bajo la bandera de Cristo.

Cuando Jes�s sea puesto como estandarte a las naciones, los gentiles lo buscar�n, y su descanso ser� glorioso, Isa�as 11:10 . Y el profeta presenta a Cristo, por el esp�ritu de profec�a, como mirando asombrado por el acceso de su pueblo a �l, Isa�as 49:20 .

En tercer lugar, la promesa de Dios es que todas estas bendiciones se llevar�n a cabo en el d�a del poder de Cristo. La soberan�a de la gracia y la influencia de su Esp�ritu, que acompa�a a su palabra, la har�n efectiva; para que no vuelva vac�a, sino que como la lluvia y la nieve que descienden del cielo, dar�n gratas influencias; Isa�as 55:10 .

Y es hermoso observar cu�n variadamente se habla de este d�a del poder de Cristo en las Escrituras, para se�alar sus benditas propiedades: Un d�a de desposorios del alma a Cristo, Cantares de los Cantares 3:11 : Un d�a de salvaci�n, 2 Corintios 6:2 ; por eso, cuando Cristo hizo querer al publicano Zaqueo en el d�a de su poder, dijo: Hoy ha llegado la salvaci�n a esta casa; Lucas 19:9 .

y un d�a creado por el Se�or y maravilloso a nuestros ojos, Salmo 118:24 . Este vers�culo sugiere un dulce pensamiento m�s, cuando se dice que estos grandes eventos deben cumplirse en las bellezas de la santidad, desde el vientre de la ma�ana; Cristo tiene el roc�o de su juventud. Era una promesa del Antiguo Testamento a los santos del Nuevo Testamento, que deber�an ver al Rey en su hermosura.

Porque aunque para el ojo carnal el rostro de Cristo estaba m�s estropeado que el de cualquier hombre, y no ten�a ning�n atractivo para hacerlo deseado; sin embargo, los espirituales, como los disc�pulos, vieron su gloria y creyeron en �l; Isa�as 33:17 ; Juan 2:11 ; Juan 2:11 .

David, en sus �ltimas horas, bajo el esp�ritu de profec�a, describi� a Cristo como la luz de la ma�ana cuando sale el sol, una ma�ana sin nubes, 2 Samuel 23:4 ; y otro profeta represent� al remanente de Jacob engendrado para Cristo en medio de mucha gente, como el roc�o es del Se�or, Miqueas 5:7 .

Probablemente para mostrar que la gracia soberana dar� a Cristo una abundancia de almas como gotas de roc�o, tan numerosas que son perfectamente incalculables. Y vendr�n, como viene el roc�o, de origen celestial, nacidos de Dios, y no de la voluntad de la carne, Juan 1:13 . Y desapercibido, desapercibido, desconocido, como las silenciosas gotas de roc�o de la ma�ana; porque el reino de Dios no viene con observaci�n, Lucas 17:20 .

Y como son engendrados, como el roc�o, sin la ayuda del hombre; as� tambi�n ser�n preservados por la misma causa predisponente, sin los m�ritos del hombre. No con ej�rcito, ni con fuerza, sino con mi Esp�ritu, dice el Se�or de los ej�rcitos, Zacar�as 4:6 .

Versículo 4

El profeta, habiendo celebrado a Cristo en su oficio real, lo ensalza aqu� en su car�cter sacerdotal. Cristo es en verdad, y as� lo describi� el profeta edades antes de su advenimiento, un Sacerdote en su trono, Zacar�as 6:13 . Y aqu� traza el tema maravilloso del consejo de paz entre ambos, en el que Jehov� jura a Cristo en su oficio sacerdotal, s�, el de un sacerdocio eterno, seg�n el orden de Melquisedeck.

Llenar�a un volumen dar meramente los bosquejos de este tema tan bendecido e interesante de Jes�s, como el Sumo Sacerdote de su iglesia y pueblo. Pero en una obra de este tipo hay que tener en cuenta la brevedad. De este Melquisedeck, seg�n cuyo orden Cristo fue hecho sacerdote, la Escritura no nos ha dado una informaci�n tan clara que nos permita hablar en particular. El ap�stol Pablo, en Hebreos 7:1 , se ha extendido mucho sobre �l.

Por tanto, a esto me refiero, junto con el relato original, G�nesis 14:18 . Pero un Sacerdote para siempre, como nuestro Se�or jur� ser por Jehov�, aborda el tema a�n m�s alto y prueba que Cristo fue establecido desde la eternidad. Y como un sacerdote con juramento implica la validez y certeza de su oficio, que nada puede alterar, nada puede revocar; �Lector! nunca pierda de vista a Jes�s en este alto cargo. �l vive para suplicar por los pecadores, tiene un sacerdocio inmutable y, por lo tanto, puede salvar y salvar� hasta lo �ltimo a todos los que vienen a Dios por medio de �l.

Versículo 5

Este es un verso de lo m�s interesante; porque como el Se�or har� que su pueblo quiera en el d�a de su poder, y apoyar� a sus amigos; as� subyugar� a sus enemigos. El a�o, que es el a�o de sus redimidos, es tambi�n el d�a de la venganza para aquellos que se oponen a su gobierno. Isa�as 63:4 . �Qu� pensamiento terrible! Como columna de nube sobre el tabern�culo, la misma que alumbraba a su pueblo, era tinieblas para sus enemigos.

Versículo 6

Cristo es el Juez universal. Probablemente la herida en la cabeza se refiere a la destrucci�n de Satan�s, cuyo coraz�n ser� herido en todo lugar y en todos los pa�ses de la tierra. Jes�s mismo har� esto; y lo har� tambi�n por su pueblo; porque, como Dios de paz, aplastar� a Satan�s bajo sus pies en breve. Romanos 16:20 .

Versículo 7

No me atrevo a decidir el punto, pero me inclino mucho a pensar que el hecho de que Cristo bebiera del arroyo fue en alusi�n a los sufrimientos de Jes�s. El arroyo Cedr�n, por el que pas� de camino al huerto, la noche de su dolorosa agon�a, recibi� toda la inmundicia del templo, surgida de los sacrificios. Por lo tanto, por lo tanto, que Cristo bebiera de �l a su manera, parecer�a implicar que toda la culpa y las iniquidades de su pueblo fueron vaciadas sobre Jes�s.

Bebi� de ella. Le pusieron en la mano el c�liz del temblor y lo bebi� para que su pueblo bebiera del c�liz de la salvaci�n. �Dulce pensamiento! y correspondiente a esa bendita Escritura: El que no conoci� pecado, por nosotros fue hecho pecado, para que nosotros fu�semos hechos justicia de Dios en �l. 2 Corintios 5:21

REFLEXIONES

�VIVA! �T�, glorioso y bondadoso Rey en Sion! exaltado como est�s a la diestra de tu Padre y nuestro Padre, tu Dios y nuestro Dios; es tu leg�timo derecho someterte todo a ti mismo; para gobernar, gobernar, bendecir, perdonar, proteger, recompensar y hacer feliz a tu pueblo. A ti no menos te pertenece conquistar y someter a tus enemigos. Si�ntate, pues, bendito Jes�s, a la diestra de Jehov�, hasta que todas las naciones se sometan al cetro de tu gracia, y tu pueblo sea dispuesto en el d�a de tu poder. �Granizo! no menos, soberano Sacerdote en tu trono. Tomado de entre los hombres, eres ordenado por hombres en las cosas que pertenecen a Dios, para que puedas ofrecer tanto dones como sacrificios por los pecados.

Y bendito sea tu nombre para siempre; puedes compadecerte del ignorante y de los extraviados; porque es nuestra felicidad y nuestro gozo no tener un Sumo Sacerdote que no pueda ser tocado por los sentimientos de nuestras debilidades; porque fuiste tentado en todo seg�n nuestra semejanza, pero sin pecado. Y nuestras almas se regocijan en la vigencia de tu oficio. �S�, bendito Jes�s! a ella fuiste llamado por Dios, como Aar�n.

Y nuestro Padre ha confirmado tu autoridad y comisi�n con un juramento. Jehov� jur� y no se arrepentir�. �Salve entonces! �T� gran Melquisedeck! Tu naturaleza divina es el altar de oro; tus m�ritos, tu justicia y tu sangre, la base segura de la aceptaci�n; y t� mismo, el gran Sumo Sacerdote, ofreciendo en tu propio nombre, para que el sacrificio sea seguro de ser aceptado. Nunca perder� mi alma la desesperaci�n del perd�n y la aceptaci�n en su nombre, mientras Jes�s viva y lleve la vestidura empapada en sangre.

�Y salve, divino Profeta! para explicar a tu pueblo las leyes de Dios, �oh! por la gracia de recibirte, aceptarte, deleitarme en ti y atender todas tus benditas instrucciones. Porque de cierto lo soy, el alma que no te escuche, ni considere tu gran salvaci�n, ser� cortada de entre el pueblo.

�Oh! �T�, glorioso Adonai! desde el vientre de la ma�ana tienes el roc�o de tu juventud. �Hazme, Se�or, dispuesto en el d�a de tu poder! Hazme todo lo que quieres que sea. Y mientras te veo, y s� que eres Emmanuel, Jes�s, el Se�or nuestra justicia; s� hecho de Dios para mi alma, sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n, para que el que se glor�a, se glor�e en el Se�or.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 110". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/psalms-110.html. 1828.
 
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