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Salmos 149

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Si es posible, la composici�n de este himno se eleva a notas m�s altas que el anterior. El escritor sagrado, al final del Salmo anterior, invoca a la Si�n del Se�or para que lo alabe; pero aqu� la llamada es m�s seria.

Versículos 1-2

A Israel, por su nombre, se le exige aqu� que se acerque al agradable empleo de la alabanza; y Jes�s, Rey en Sion, ser� su �nico tema glorioso. Ruego al lector que comente que aqu� no se dice nada sobre el gozo de Israel por lo que su Rey hab�a hecho por ellos. Estas cosas, en el lugar que les correspond�a, se convirtieron en dulces temas de alabanza. Pero el tema de la alabanza, en el que Israel se va a involucrar ahora, es el mismo Jes�s.

Lector, haga una pausa sobre esta distinci�n aparentemente peque�a, pero muy importante. El Se�or es clemente en sus dones, clemente en su amor, clemente en su salvaci�n. Todo lo que da es de su misericordia y siempre debe ser reconocido. Pero los dones de Jes�s no son �l mismo: no puedo estar satisfecho con sus dones, aunque s� que a los dem�s les da su persona. Es a Jes�s mismo a quien quiero. Aunque �l me da todo lo que necesito, si �l mismo es para m� todo lo que necesito, en �l tengo todas las cosas. Por tanto, veamos, que Jes�s no s�lo nos da todo, sino que es, nuestro todo. Al�grese Israel en el que lo hizo; que los hijos de Sion se regocijen en su Rey.

Versículo 3

Ruego llamar la atenci�n del lector sobre una idea adecuada sobre el tema de la danza, a partir de lo que aqu� se dice de ella, y observar que incluso a partir de ah�, si no hubiera otros pasajes en la palabra de Dios al respecto, un momento El recuerdo podr�a convencerlo de que nunca podr�a destetar esa fr�vola, pueril y (si consideramos su tendencia) no podemos agregar, con demasiada frecuencia la costumbre pecaminosa, usada en los tiempos modernos.

Alabar el nombre de Dios en la danza, como lo expresa este Salmo, conlleva algo solemne, grave y lleno de devoci�n. As� sali� Miriam para guiar a las mujeres israelitas en la danza, despu�s de la destrucci�n de Fara�n en el Mar Rojo; y las palabras de la canci�n que acompa�aron a esa danza prueban de manera m�s decidida, que nada de naturaleza lasciva o insignificante podr�a mezclarse en esa solemnidad: Cantad al Se�or (dice Miriam) porque ha triunfado gloriosamente; el caballo y su jinete arroj� al mar, �xodo 15:21 .

Ahora deje que el lector se detenga y se pregunte si la danza registrada en las Escrituras era en lo m�s m�nimo similar a la danza de los tiempos modernos. �Podr�a alguno de los personajes fr�volos de la actualidad, entre nuestros hombres y mujeres, o los ni�os peque�os de ambos sexos, mientras (para usar el lenguaje del profeta, con el cuello extendido y los ojos lascivos, caminando y pellizcando a su paso? ) lo tropiezan en el baile; �Se podr�a suponer que dijeran: Cantad al Se�or, porque lo ha hecho gloriosamente? Y si tal lenguaje no concuerda con sus vanos trabajos, �no debemos buscar un significado mejor y m�s elevado en la danza a la que se refieren las Escrituras? Isa�as 3:16 .

Se ha supuesto, y la idea no est� del todo desprovista de propiedad, que la danza de la Escritura era una imitaci�n de los cuerpos celestes, en la revoluci�n de los planetas. Porque cuando consideramos que, desde los tiempos m�s remotos, el estudio de la astronom�a se convirti� no s�lo en una ciencia favorita, sino en una de las m�s �tiles para guiar al viajero, parece haber una raz�n no menor por la que no se suponga que las mentes piadosas y devotas adoptar alg�n plan de ejercicio, que se llama danza, para expresar santo, gozo y agradecimiento al Se�or, en cualquier ocasi�n notable, en sus solemnidades; y mientras canta para alabanza del Se�or, intente imitar esas obras del Se�or, en las que las estrellas fijas realizan su orden y movimiento regulares.

No pretendo decir que as� fue; pero me atrevo a creer que, ya sea que la idea nos sea fundamentada con certeza o no, la danza de las Escrituras era tan ajena a la danza as� llamada de nuestros d�as, como la luz se opone a las tinieblas. Y no puedo dejar de recomendar encarecidamente a los padres de la nueva generaci�n que rechacen la pr�ctica inversa de toda piedad, como es la danza, y que m�s bien permitan que sus hijos aprendan a doblar la rodilla ante Dios.

Versículo 4

�Dulce pensamiento! �No podemos, mientras lo leemos, ocuparnos de la humilde pregunta de Salom�n, pero, en verdad, Dios habitar� en la tierra? 1 Reyes 8:27 .

Versículos 5-9

Todos estos son tantos llamados llenos de gracia a los redimidos, para alabar a Dios en Cristo en todas partes, en casa y en el extranjero; cuando est�n en sus camas y cuando en otro lugar; en la iglesia y en el armario. Y parecen referirse al triunfo de la iglesia de Cristo sobre todos sus enemigos, tanto en este mundo como en el venidero. Mira hacia el reino de la gloria, as� como tambi�n se refiere al reino de la gracia. El honor que tendr�n todos los santos del reino, alg�n d�a ser� definitivo y completo; cuando Cristo vendr� para ser glorificado en sus santos, y para ser admirado en todos los que creen.

En la fiel expectativa de ese d�a, regoc�jense los santos de Jes�s; esperando y apresur�ndonos a alcanzar la esperanza bienaventurada y la manifestaci�n gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo. 2 Tesalonicenses 1:10 ; Tito 2:13 .

Versículo 9

REFLEXIONES

LECTOR, �siente que su coraz�n se calienta al unirse a la hueste de los redimidos, llamados aqu� a cantar en voz alta la redenci�n? �Lo conoces y puedes cantarlo? El salmista lo llama, un c�ntico nuevo. Y as� es de hecho; y solo puede ser cantado por un coraz�n nuevo. Si el Se�or os lo ha ense�ado, en verdad habr� gozo en aquel que no s�lo os hizo, sino que os hizo nuevos: no s�lo os cre� y os dio un ser, sino que os recuper� en Cristo Jes�s y os dio a ambos. un ser y un bienestar en el Se�or y en su gran salvaci�n.

Cuando Juan vio al Cordero en el monte Sion, rodeado con su ej�rcito real redimido, y los escuch� cantar este mismo c�ntico nuevo; nos dice que nadie podr�a aprender esa canci�n, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de la tierra. �Pausa, lector! y mientras leemos este bendito Salmo y escuchamos a los santos de Dios invocados a una melod�a tan sagrada, les ruego que se ocupen de ello, que usted y yo, si no lo hemos aprendido, podamos pedirle al M�sico principal, incluso a Jes�s, que ens��anoslo.

Jes�s, dir�a yo, ay�danos a alabarte y a cantar para tu gloria. �Cantar�n los redimidos alrededor de tu trono para tu gloria? �Cantar�n en voz alta la dulce canci�n de la redenci�n, y t� no me ense�ar�s a trinar las notas de ella abajo? Se�or, ay�dame ahora a alabarte; y mientras los santos cantan en sus camas, y las grandes alabanzas de Dios en Cristo est�n en sus bocas, sintonice mi coraz�n con las mismas, y permita que el nombre de Jes�s est� en mi coraz�n y en mi lengua.

�Oh! por la gracia de decir: Mi coraz�n est� fijo, oh Dios, mi coraz�n est� fijo; Cantar� y alabar� con mi gloria. Despierta, salterio y arpa; yo mismo me despertar� temprano; te alabar�, oh Jehov�, entre los pueblos; y te cantar� alabanzas entre las naciones.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 149". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/psalms-149.html. 1828.