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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 40". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/psalms-40.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 40". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
Todo esto es un salmo del evangelio; y ciertamente, por la autoridad del Esp�ritu Santo, podemos concluir con seguridad que aqu� el Esp�ritu de Cristo, que estaba en los profetas, gui� y dirigi� la pluma de David para hablar de los sufrimientos de Cristo y la gloria que deber�a seguir. . Aqu� tenemos al Se�or Cristo descrito por el profeta, hablando en su oficio divino, tanto como el Sumo Sacerdote y el sacrificio ofrecido a Dios.
Para el m�sico principal. Salmo de David.
Versículos 1-2
No puedo dejar de imaginar que pasamos por alto con tristeza el dise�o de Dios el Esp�ritu Santo en este Salmo m�s sublime, cuando aplicamos cualquier parte o porci�n de �l a David, rey de Israel. Que David fue un tipo eminente de Cristo en muchos casos, no puede haber duda; pero nunca como sacrificio; y aqu� Cristo est� representado completamente en ese car�cter. Observe c�mo se abre el Salmo. Aqu� est� el fango y la arcilla, el ajenjo y la hiel.
Y aqu� est� el paciente que sufre gritando desde all�, y a�n permaneciendo �l mismo con humildes esperas en su Padre. Ahora bien, �qui�n que lee la agon�a de Cristo en el huerto y oye su doloroso clamor, cuando su alma estaba muy triste, hasta la muerte, puede mirar estas cosas sin ser sorprendido por la gran semejanza? �Qui�n que recuerde lo que el ap�stol ha dicho acerca de Cristo, que cuando en los d�as de su carne ofreci� gran llanto y l�grimas, y fue escuchado en lo que tem�a, puede dudar en concluir que la predicci�n y la historia son una sola? Hebreos 5:7 .
Versículo 3
�No fue este el caso tanto de Cristo como de su iglesia, cuando Jehov� levant� el cuerpo de Cristo de entre los muertos y lo puso a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado y potestad y fortaleza? Efesios 1:20 . �Y no fueron muchos los que fueron convencidos por el Esp�ritu Santo de la verdad tal como es en Jes�s, atra�dos al inter�s de Dios y de su Cristo, y hechos seguidores de Dios como hijos amados? Hechos 2:41 .
Versículos 4-5
Qu� testimonio tan bendito se encuentra aqu� en la iglesia del Antiguo Testamento con respecto a toda la dispensaci�n del Nuevo Testamento. Por �l, que es Cristo, todos los que creen son justificados de todas las cosas. Hechos 13:39 . �Y qui�n hay que no sienta toda su alma constre�ida al mismo reconocimiento, como se expresa aqu� bajo un sentido de misericordia divina? �Qui�n en verdad puede expresar los nobles actos del Se�or, o mostrar toda su alabanza? Salmo 106:2 .
Versículos 6-8
El Esp�ritu Santo no permitir�a que la iglesia hiciera su propio comentario sobre este pasaje tan trascendental; pero por su siervo el ap�stol Pablo ( Hebreos 10:5 ) lo ha hecho �l mismo completamente; y declar� clara y decididamente que se refiere enteramente a Cristo. No, que es el mismo Cristo quien habla estas palabras en su propia persona.
Ser�a el tema de un volumen, m�s que los l�mites de una obra como esta, para entrar en profundidad sobre las muchas cosas benditas e interesantes que aqu� se hablan de Cristo. Debo observar la brevedad. Pero ruego al lector que note c�mo Cristo habla de la ineficacia de todos los sacrificios, excepto el que es �l mismo. Es imposible que la sangre de toros y machos cabr�os pueda quitar el pecado; y sin embargo sin derramamiento de sangre no hay remisi�n.
Por lo tanto, Cristo debe tener algo que ofrecer, ya que �l ha de ser el �nico sacrificio todo suficiente, por el cual �l perfeccionar� para siempre a los santificados. Siendo este entonces el caso, ese sacrificio que Jehov� no deseaba, y sin embargo, que este gran Sumo Sacerdote debe tener algo que ofrecer, me has abierto los o�dos (dice Cristo), o como lo expresa el Esp�ritu Santo en el pasaje paralelo, un cuerpo me has preparado.
Los t�rminos son los mismos. En el texto anterior, el nombramiento de Cristo como Mediador, como siervo de Jehov�, en la gran obra de redenci�n, se declara mediante una alusi�n a una costumbre en la iglesia jud�a, que cuando un siervo estaba tan apegado a su amo y esposa, y familia, como para decidir permanecer a su servicio para siempre, su o�do deb�a aburrirse en el poste de la puerta. Ver �xodo 21:6 .
De ah� el profeta Isa�as, Isa�as 50:5 . Y en el �ltimo pasaje de un cuerpo que est� siendo preparado para Cristo, se insin�a que la mano de Dios nuestro Padre estuvo en toda la transacci�n. Fue Dios quien lo present� como propiciaci�n, mediante la fe en su sangre. Romanos 3:25
�Hubo alguna vez una escritura m�s clara y expresa para testificar el nombramiento de Dios el Padre, y el libre consentimiento del Se�or Jes�s, al entregarse a s� mismo como ofrenda por el pecado? �S�, bendito Jes�s! Verdaderamente podr�a ser dicho por ti, como Mediador de tu iglesia y esposo de ella: Amo a mi amo, a mi esposa, a mis hijos, no saldr� libre. Y como en este lugar, cuando ni el holocausto ni el sacrificio pod�an dar un paso hacia la expiaci�n del pecado; Entonces dije: He aqu�, vengo, en el volumen del libro que est� escrito de m�, para hacer tu voluntad, oh Dios.
�S�! de hecho, fue escrito sin duda en los secretos de ese libro que nadie fue considerado digno de abrir sino t� mismo. Nadie m�s que t�, bendito Jes�s, pudo abrir el libro o proclamar su contenido; porque t� fuiste inmolado, y con tu sangre nos redimiste para Dios. Apocalipsis 5:2 . Detengo al lector solo para comentar que la expresi�n, tu ley est� dentro de mi coraz�n, podr�a traducirse tu ley en medio de mis entra�as.
Y de hecho as� se traduce al margen de nuestras antiguas Biblias. Por lo cual puede entenderse que tan santa y santificada era, y es, toda la naturaleza de Cristo, que la santa ley de Dios y la santa naturaleza de Cristo eran una y la misma. �Precioso pensamiento para el creyente! �Lector! no lo olvides, la naturaleza de Tu Redentor era completamente pura. Y tal Sumo Sacerdote vino a ser para nosotros, santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho m�s alto que los cielos. Hebreos 7:26 .
Versículos 9-10
�Lector! observe dos grandes cosas aqu� mencionadas. Primero, Cristo es el Predicador de su propio evangelio. Habiendo desempe�ado el oficio de sacerdote, tambi�n es el profeta de su iglesia. Y en segundo lugar, observe adem�s lo que Cristo predic�, a saber, la justicia, la justicia de Dios. �S�! Este era el oficio para el cual el Sant�simo deb�a ser ungido, cuando hubiera terminado la transgresi�n y puesto fin al pecado, para traer una justicia eterna, la cual ser�a la justicia para todos y para todos los que creen, porque no hay diferencia.
Compare Isa�as 61:1 con Lucas 4:18 . Compare Daniel 9:24 con Romanos 3:12 .
Y cu�n verdaderamente hermoso es, cuando escuchamos a Cristo por el esp�ritu de profec�a en este Salmo declarando que �l lo ha predicado, que no lo ocult� en su coraz�n, ni ocult� la misericordia y la verdad del Padre a sus redimidos, tanto jud�os como gentiles, que son la gran congregaci�n; y luego volverse al evangelio, y he aqu� al Se�or Jes�s, en los d�as de su carne, andando predicando la salvaci�n, y al regresar a la gloria, dando la comisi�n a sus disc�pulos de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. . Marco 16:15 ; Marco 16:15 .
Versículos 11-13
Algunos han pensado que estas son las palabras de David, rey de Israel, hablando en su propia persona y buscando misericordia en Cristo. Pero ciertamente no hay autoridad para la suposici�n. Nadie puede pensar as� en lo que sucedi� antes. De hecho, nadie lo ha hecho jam�s, porque el mismo Esp�ritu Santo ha determinado que son las palabras de Cristo, como se muestra en el pasaje paralelo de Hebreos 10:5 , etc.
Y como no hay el m�s m�nimo cambio de persona, sino la continuaci�n del mismo orador, y en el mismo discurso a Jehov�, deber�a parecer una violencia en las palabras, aplicarlas a David. Por tanto, apl�quelos a David. Seguramente no porque el querellante habla de problemas que lo rodean y de que sus iniquidades se apoderan de �l. Estas cosas, lejos de ser inapropiadas para el santo Jes�s, son las mismas cosas de las que razonablemente podr�amos suponer que hablar�a y, en consecuencia, su santa alma se sentir�a m�s dolorosa.
Y cuando consideramos que, como nuestra seguridad, �l carg� con nuestros pecados y carg� con nuestros dolores, �cu�n razonable es esperar que estos clamores del Hijo de Dios sean en el mismo momento en que �l es presentado como sacrificio por ellos? . �S�, bendito Jes�s! para mi vista es dulce, es preciosa; es justamente lo que un pobre pecador como yo encontrar�a consuelo y aliento en contemplar al Hijo de Dios cargado con pecados que no son suyos y gemir bajo una presi�n que habr�a aplastado a todos los �ngeles de luz, si lo hubieran tomado. sobre ellos.
�Oh, qu� hermoso es Cristo en esta apariencia! �Seguramente el mismo nombre es como ung�ento derramado sobre mi alma! Cristo nos redimi� de la maldici�n de la ley, hecho por nosotros maldici�n. G�latas 3:13 .
Versículos 14-17
Mira, lector, con qu� confianza Jes�s contempla la aflicci�n de su alma. Sus enemigos y los enemigos de su iglesia deben ser destruidos. Esto est� en el pacto. Derribar� a sus enemigos delante de �l, y Salmo 89:23 los que lo odian, Salmo 89:23 . Y, lector, nunca deje de conectarse con esta victoria de Jes�s, la conquista segura de su pueblo sobre todos sus enemigos.
Lea solo dos promesas, de las cantidades que se podr�an traer, en Marco 16:17 y Romanos 16:20 .
Versículo 17
REFLEXIONES
�Mi alma! aqu� mira a Jes�s con ojos fijos y firmes, hasta que salgas con todos los afectos de amor, alabanza, acci�n de gracias y todo testimonio de obediencia, despu�s de �l y para �l, que te am� de tal manera que se entreg� a s� mismo por ti, �Ofrenda y sacrificio a Dios de olor grato!
Bendiciones eternamente sean dadas por todos los redimidos en la tierra y en el cielo, a Dios el Esp�ritu Santo, por esta dulce escritura, explicada como es a la iglesia en otra escritura, por la cual somos capacitados, sin posibilidad de error, para descubre a qui�n se aplica el todo. Te damos gracias, oh bendito Esp�ritu de toda la verdad, por glorificar as� al Se�or Cristo a nuestra vista, y te suplicamos que nos proveas aqu� abajo con gracia continua, para que podamos ver a Cristo, nuestro amado, presentado as� dulcemente como una propiciaci�n a trav�s de fe en su sangre.
Aqu� dir�a mi alma, siempre que miro a la cruz de Cristo, aqu� est� el fuerte asidero de cada pobre pecador, aqu� est� su segura, su �nica esperanza. Cuando ni el sacrificio ni el holocausto expiaban, Jes�s vino a quitar el pecado mediante el sacrificio de s� mismo.
Bendiciones eternamente sean dadas por todos los redimidos en la tierra y en el cielo a Dios Padre, por su inigualable amor en el don de su amado Hijo. �S�! Dios y Padre muy misericordioso, la santa Iglesia, tanto en gracia como en gloria, te adora, no solo por levantar a este santo poderoso para salvar, sino por apartarlo y constituirlo en nuestra gloriosa Cabeza, por la cual ha llevado nuestros pecados, y por tu amable nombramiento, su justicia es nuestra, y t�, t� mismo, has dicho que este es el nombre por el cual ser� llamado: "El Se�or, justicia nuestra".
Y bendiciones sean eternamente dadas por todos los redimidos en la tierra y en el cielo a ti, santo, bendito y precioso Jes�s, por tu misericordiosa, bondadosa y compasiva empresa. Y cuando ni la sangre de toros ni de machos cabr�os, ni los sacrificios en mil altares pudieron expiar nuestra culpa, t� llegaste lleno de gracia y amor, y con la �nica ofrenda de ti mismo, perfeccionaste para siempre a los santificados.
�Granizo! �Santo, bendito, misericordioso, indiviso Tres en Uno, Padre, Hijo y Esp�ritu Santo! Que todos los redimidos de abajo te alaben con el mismo tono de adoraci�n que la iglesia de arriba, hasta que ambas iglesias se unan en una para celebrar las glorias de la redenci�n en un incesante himno de amor y acci�n de gracias por toda la eternidad. Am�n, aleluya, am�n.