Bible Commentaries
Salmos 51

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Aqu� hay un Salmo penitencial, escrito por David, como lo expresa el t�tulo, en una ocasi�n notable; en el que remontamos el doloroso trabajo de su alma en una devota humillaci�n ante Dios.

Al M�sico principal, Salmo de David, cuando vino a �l el profeta Nat�n, despu�s que �l hab�a entrado en Betsab�.

Salmo 51:1

Es digno de nuestra observaci�n m�s cercana, en el comienzo mismo de este Salmo, y el tema relacionado con �l, que hab�an pasado por lo menos nueve meses, despu�s de que David cayera en los horribles cr�menes de adulterio y asesinato, antes que cualquier remordimiento parece haber tenido lugar. en su mente; es m�s, tan lejos de eso, que cuando Nat�n vino a �l con un mensaje de Dios, porque el hombre de Dios vel� su discurso en una par�bola, el coraz�n de David no se alarm�, y aunque estaba vivo para castigar al hombre que hab�a tomado el cordero de su vecino. , nunca pens� en s� mismo habiendo tomado a la esposa de su vecino, y tambi�n haberlo hecho asesinarlo.

�Pobre de m�! �C�mo se endurece el pecado? 2 Samuel 12:5 . Tenemos aqu� los actos devotos del alma, cuando la gracia despierta a un sentimiento de pecado: todo lo que encontramos, verso por verso, no sirve sino para mostrar los movimientos de un alma angustiada, consciente y culpable, en el recuerdo de su alma. repugnante ingratitud hacia Dios, y su ruin deshonestidad hacia el hombre.

Versículos 2-3

Cu�n hermosas son estas expresiones, si se ofrece una referencia de deseo a la sangre de Cristo como la fuente all� abierta para el pecado y la inmundicia. Y observe en qu� consiste el verdadero dolor por el pecado; una visi�n incesante del pecado y aversi�n a uno mismo como consecuencia del mismo.

Versículo 4

�sta es una expresi�n sorprendente: David considera que el pecado est� directamente dirigido contra Dios. Hab�a herido a Ur�as, herido a Betsab�, herido, en fin, a todos los que escucharon la historia, en el ejemplo que �l hab�a dado; pero el gran pecado fue contra Dios. Si no se hubiera perdido la reverencia a Dios, no habr�a podido herir a los hombres. David, por tanto, se detiene en esto: Contra ti, contra ti solo, (dice �l, repitiendo las palabras con doloroso recuerdo) he pecado. Aqu� estaba el triste, triste asunto. Lector, es una de las se�ales m�s verdaderas de dolor genuino, cuando detectamos nuestro pecado contra la soberan�a de Dios a cada paso.

Versículos 5-7

��l aqu� vuelve a la fuente de todo pecado, en la depravaci�n original! �Qu� hisopo limpiar� esto, qu� lavado de agua limpiar� esto? �Oh! Cu�n bienaventurado es contemplar a Cristo, cuya sangre es la �nica que limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7 .

Versículos 8-9

Nada m�s que un perd�n total puede satisfacer a David. Esconde tu rostro de mis pecados, sana mis huesos quebrantados a causa de ellos. �Qu� deber�amos hacer, ad�nde volar�amos, si no hubiera un olvido total del pecado, y el Se�or no los hubiera arrojado a las profundidades del mar? �Oh! �la bienaventuranza de la redenci�n por Jes�s! Miqueas 7:18 .

Versículos 10-12

El perd�n solo, sin las renovaciones del Esp�ritu Santo, no completar� la misericordia. Por lo tanto, David ora no solo para ser limpiado, sino tambi�n para ser renovado, para ser fortalecido por el Esp�ritu Santo contra cualquier pecado futuro. Es como si David hubiera dicho: Se�or, veo que la falta de tu Esp�ritu Santo para refrenar esos viles afectos m�os primero condujo al pecado de adulterio, y luego el adulterio condujo al asesinato. Se�or, te ruego que no quites de m� tu Santo Esp�ritu; Toma, Se�or, cualquier otra cosa que te plazca tomar, porque no merezco nada m�s que tu castigo; pero, �oh! No tomes tu don inefable, no sea que caiga a�n m�s suciamente.

�Aqu�, Se�or, debo suplicar! �Oh! no me rechaces. Lector, no hay nada que teme tanto a un hijo de Dios como la ausencia del Consolador. �Oh! precioso Jes�s! acu�rdate de tu promesa, en la que dijiste: �l permanecer� contigo para siempre; Juan 14:16 .

Versículo 13

Es una marca bendita de arrepentimiento real cuando, despu�s de nuestro recobro, no tenemos escr�pulos en hablar a los dem�s de nuestra inutilidad y de la bondad divina al levantarnos, predicando as� a los dem�s lo que el Se�or ha hecho por nuestras almas. Lector, piense en cu�ntos predicadores eternos han sido Pedro, el Ap�stol y David el Profeta. �C�mo ha dominado Dios en misericordia su ca�da para su gloria y el consuelo de miles? Entonces Jes�s le pidi� a Pedro que, cuando se recuperara, fortaleciera a sus hermanos; Lucas 22:32 .

Versículos 14-15

He aqu�, ahora el coraz�n de David est� despierto, �c�mo el vil pecado del asesinato acechaba su conciencia culpable!

Versículos 16-17

�Oh! cu�nto evangelio hay aqu�: seguramente David hab�a visto y sentido la eficacia de la sangre de Cristo, o nunca habr�a aprendido a pensar tan a la ligera en los sacrificios bajo la ley.

Versículos 18-19

Observe c�mo los intereses de Sion todav�a estaban cerca del coraz�n de David. Este fue el momento m�s solemne que David hab�a visto en su vida, cuando uno podr�a haber pensado que sus propios dolores personales se habr�an tragado la consideraci�n de todos los dem�s. Pero no: recuerda a Sion en sus �pocas m�s tristes, as� como en su mayor alegr�a. Lector, �c�mo deber�amos sentirnos t� y yo por Sion en sus actuales circunstancias de languidez?

Versículo 19

REFLEXIONES

�LECTOR! que t� y yo miremos a este hombre seg�n el coraz�n de Dios, y temblar al recordar lo que es el hombre en sus logros m�s elevados, si se lo deja por un momento sin gracia. �Oh! qu� importante verdad es, y debe ser, para que quede impresa en la mente, que nuestra pobre naturaleza ca�da es la misma en todos los hombres: la hay, no puede haber diferencia: una estirpe corrupta debe producir una generaci�n corrupta; y esto en una sucesi�n interminable de padres a hijos.

Y que las semillas del pecado no produzcan el mismo grado de flor y fruto en todos los hombres, no surge de ninguna diferencia en nuestra naturaleza, sino de la gracia preventiva y restrictiva de Dios. �Oh! �Cu�n bienaventurado es ver esto y estar convencidos de ello, que no solo podemos atribuir toda la alabanza donde esa alabanza es debida, sino que tambi�n podemos caminar con tan santo temor y cautela, en medio de las innumerables tentaciones que surgen tanto de nuestra propia alabanza! la naturaleza y los peligros por todas partes, como para estar siempre en la atalaya, y mientras pensamos estar de pie, para estar atentos para que no caigamos. Y sobre todo, estar siempre buscando la gracia de lo alto, sabiendo que los que son guardados son guardados por el poder de Dios mediante la fe para salvaci�n.

Lector, no descartemos la contemplaci�n de un tema que nos interesa tanto, sin recoger de la rese�a, bajo la ense�anza divina, otra mejora, a saber, que como los mejores de los hombres no son m�s que hombres, y no pueden evitar caer. ; as� que cuando, por la fuerza de la tentaci�n externa y la debilidad de nuestras propias facultades internas, en alg�n momento nos encontramos con una falta, es bueno estar convencidos de que ning�n esfuerzo propio puede devolvernos el favor divino.

David sab�a esto y por eso, en otro de sus Salmos, da la gloria a Dios por su recobro por gracia. "Restauras mi alma (dice �l); me conduces por sendas de justicia, por amor de tu nombre". Por tanto, busquemos del Se�or la gracia y la renovaci�n del Esp�ritu Santo para levantarnos cuando caigamos y restaurar en nuestras almas la luz de su rostro.

Y por �ltimo, y sobre todo, recordemos, y tengamos siempre presente, que todos nuestros perdones, todos nuestros recobros despu�s de descarr�os, nuestra perseverancia en la gracia, nuestra preservaci�n final para el reino de Dios, as� como nuestro primer despertar del pecado; todos y cada uno es el �nico resultado del pacto de amor de Dios en Cristo, y los m�ritos de su sangre y justicia. �S�! �T�, precioso, bendito Jes�s, t� que eres el Se�or nuestra justicia! es el compromiso misericordioso de tu Padre contigo, y la eficacia de tu obediencia y muerte, lo que se convierte en la causa eterna y la seguridad de todas nuestras misericordias.

Dios es un Dios que perdona a todos tus redimidos, porque hay una eterna aceptaci�n en tu Persona y en tu obra, a pesar de nuestras m�ltiples desviaciones, rebeliones y pecados. Y aunque esas desviaciones hieren nuestras almas, aunque esas reca�das dan testimonio diario de nuestra pobre naturaleza corrupta, aunque esos pecados nos alegan, y Satan�s est� dispuesto a acusar; sin embargo, precioso Jes�s, tu sangre es una sangre que habla, y habla m�s por nosotros que todos los que est�n contra nosotros.

�Oh! �Concede a nuestras almas el beneficio diario y cada hora de tu gran salvaci�n! Se�or, que este sea el gozo continuo de todos tus redimidos, que tenemos redenci�n por tu sangre, el perd�n de nuestros pecados seg�n las riquezas de tu gracia. Am�n.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 51". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/psalms-51.html. 1828.