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Bible Commentaries
Salmos 58

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

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Versículo 1

CONTENIDO

Aqu� el salmista reprende a los jueces injustos: apela a Dios contra ellos. Cierra el Salmo con la conclusi�n segura de que Dios juzgar� al mundo con justicia y ministrar� juicios verdaderos al pueblo.

Al m�sico principal, Altaschith, Mictam de David.

Salmo 58:1

Remito al lector a lo que se ofreci� bajo el t�tulo del Salmo anterior, porque lo mismo conviene igualmente aqu�. Este es otro de los Mictams. El lector har� bien en tener a Jes�s y sus enemigos a la vista mientras repasa este Salmo. Porque lo que aqu� se dice, si se considera aplicable a David, rey de Israel, y sus enemigos, se encontrar� a�n m�s sorprendentemente adecuado para Cristo y los suyos. De hecho, �cu�n opuesto y agudo es este ap�strofe y apelaci�n, si se refiere a Pilato y su injusta sentencia sobre Cristo! Compare Mateo 27:24 con Mateo 27:26 .

Versículo 2

Observe que aqu� se dice que la iniquidad es del coraz�n.

Versículos 3-5

He aqu� varias similitudes muy llamativas que se han aprovechado para exponer la espantosa depravaci�n del coraz�n humano: la perversidad incluso desde el �tero; el veneno de la serpiente que es mortal, y su incurabilidad por cualquier medio humano, bajo la figura de una v�bora sorda. La m�sica del evangelio se pierde en tales personajes. No hay amuletos en gracia para ellos; �no hay belleza en Jes�s!

Versículos 6-9

Esta apelaci�n a Dios viene muy adecuadamente despu�s de lo que se observ� antes. Si aceptamos las expresiones como oraciones pidiendo gracia, o la destrucci�n de los enemigos irrecuperables de Cristo, son muy fuertes y directas. Jes�s en la cruz or� amablemente por el perd�n de sus enemigos. El coraz�n debe estar quebrantado por el pecado, antes de que pueda enamorarse de Jes�s.

Versículos 10-11

Seguramente estas expresiones est�n eminentemente en alusi�n al Se�or Cristo, tanto por sus victorias en gracia como por sus justos decretos en el juicio que vendr�. Lavar los pies en la sangre de los imp�os es, en el lenguaje del profeta, tener todas las vestiduras del Redentor rociadas con la sangre de su conquista sobre el pecado, la muerte, el infierno y la tumba. De modo que todos deben concluir que el Todopoderoso Vencedor, que ha regresado del bot�n, seguramente volver� al juicio y seguir� sus triunfos recompensando finalmente a su pueblo y castigando a todos los que desprecian una salvaci�n tan gloriosamente lograda. Isa�as 63:3 .

Versículo 11

REFLEXIONES

Alma m�a, pasa por alto y olv�date de todas las consideraciones menores, mientras lees este Salmo, para contemplar a Jes�s, tu Salvador todopoderoso, bellamente presentado bajo estos Mictams de David. Es cierto que puedes obtener mucha instrucci�n al contemplar los ejercicios de David bajo juicio imp�o, y ejercicios similares de la iglesia en todas las �pocas en ocasiones similares, como se representa aqu�. Pero, �cu�n planos y poco interesantes parecen todos estos, en comparaci�n con los puntos de vista ofrecidos por Jes�s, en su mansedumbre sin igual bajo un juicio injusto? �Qui�n, que lee las burlas y los azotes por los que pas� el Cordero de Dios, y al fin oye la injusta sentencia de Pilato, puede desviar voluntariamente su atenci�n para mirar los sufrimientos de los dem�s? Ciertamente todas y cada parte de las opresiones que han tenido lugar entre los hombres se reducen a nada, cuando el tribunal de Pilato, y el monte del Calvario, �se levantan en contemplaci�n ante nosotros? Todo coraz�n se siente obligado a escuchar el lamento del profeta y a decir: He aqu� y ve, �hubo alguna vez dolor como el tuyo con que te afligi� el Se�or en el d�a del ardor de su ira?

�Precioso Cordero de Dios! ay�dame a estar continuamente no solo contemplando tus sufrimientos, sino conectando con ellos sus benditos efectos. S�, santo Se�or, quisiera contemplarte en tu cruz y en tu trono: y en la vista y la contemplaci�n unidas, desear�a tener la gracia de recordar lo que los �ngeles dijeron a los disc�pulos asombrados, que este mismo Jes�s, que subi� al cielo, vendr� de nuevo a juicio, vendr� para ser glorificado en sus santos y para ser admirado por todos los que creen.

�Oh! para que la gracia est� siempre alerta, para que cuando t� vengas, mi alma se levante con gozo inefable para aclamar tu venida, y en tu justicia ser hallado esperando tu llegada, para que el Se�or mi justo Juez me d� en ese d�a la corona de gloria, as� como todos los que aman tu venida.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Psalms 58". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/psalms-58.html. 1828.
 
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