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Apocalipsis 18

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

La ca�da de Babilonia. El Pueblo de Dios sale de ella. Los reyes, los grandes hombres y los comerciantes lloran por ella. Los santos de Dios se regocijan por ella.

Apocalipsis 18:1

Y despu�s de estas cosas vi a otro �ngel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue iluminada con su gloria.

Este es un Cap�tulo muy bendecido y refrescante, en el que llegamos al final de la historia, en esa parte de la misma, que concierne a la destrucci�n de la ramera; aqu� se llama Babilonia. La fecha de este Cap�tulo debe estar debajo de la quinta copa, y en correspondencia tambi�n con la sexta trompeta, ambas bajo las cuales todav�a estamos, aunque, como se�al� antes, en las pocas observaciones generales sobre las copas, ciertamente no son tan distinto en su ministerio, como aquel que ha agotado completamente todo lo que le pertenec�a, antes de que el sucesor llegara a ser derramado, porque, con frecuencia, a trav�s de todo lo que ya es pasado, encontramos en su historia, uno se encuentra con otro. , Ver comentario del Cap�tulo 16, en el vers�culo 1. ( Apocalipsis 16:1 )

Las diversas partes de este Cap�tulo refrescan la Iglesia de Dios, con sus benditas informaciones. Lleg� el largo tiempo por el que se oraba. La que inund� la tierra con la sangre de los santos, ahora es llevada a cuenta. El Esp�ritu Santo describe los diferentes efectos que se produjeron en la mente de los hombres en vista de su ruina. Los de los estados y los imperios, as� como los capitanes de barcos y los comerciantes, que se beneficiaron de su enga�o sobre el mundo, lamentan su ca�da, que involucra a los suyos.

Mientras que la Iglesia de Dios, no solo en esa parte que a�n est� en la tierra, sino los Santos Ap�stoles y Profetas ahora en el cielo, se unen al canto triunfal. No se dice qui�n es este Mensajero, a quien Juan vio venir de la Iglesia para dar la gloriosa nueva. Se da un relato muy bendito de su grandeza, porque se dice que ilumin� la tierra con su gloria, es decir, yo aprendo, no las glorias de su persona, sino la gloria de su inteligencia.

No podr�a ser Cristo, supongo, porque Cristo es el juez de la ramera, y el que vendr� bajo la s�ptima copa, para castigar en persona, al diablo y a la bestia, y al falso profeta juntos, Apocalipsis 16:15

Admiro la gracia del Se�or hacia Juan, y la Iglesia a trav�s de �l, que parece haber sido inmediatamente despu�s de la visi�n con la que el Se�or lo ha favorecido, en el Cap�tulo anterior de la prosperidad y el orgullo de la ramera, que esto de su juicio inmediatamente seguido. Con tanta dulzura expresa el Se�or sus misericordias a su pueblo, que el enaltecimiento de sus almas con gozo, pronto suceder� a sus ejercicios de dolor.

Versículos 2-3

(2) Y clam� con gran voz fuerte, diciendo: Ha ca�do, ha ca�do la gran Babilonia, y ha venido a ser morada de demonios, y refugio de todo esp�ritu inmundo, y jaula de toda ave inmunda y aborrecible. (3) Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicaci�n, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la abundancia de sus manjares.

El fuerte clamor tiene la intenci�n de mostrar cu�n extenso, as� como glorioso, es su proclamaci�n gozosa. Quiz�s, se supone que muchos de los escondidos del Se�or est�n en Babilonia en ese momento. Lo oir�n y se regocijar�n. Y multitudes m�s all� de Babilonia, s�, en esas islas nuestras y otras naciones, que han sido durante mucho tiempo oprimidas bajo la tiran�a secreta, si no abierta, de la influencia de la ramera, tambi�n lo oir�n.

Y le ruego al lector que observe, conmigo, c�mo cada rasgo describe esta m�stica Babilonia, esta Roma. Ahora se descubre, en su ca�da, c�mo se asemeja a la antigua Babilonia en las cosas naturales, ocupada s�lo por reptiles y criaturas venenosas, de modo que ning�n viajero puede aventurarse cerca de ella; La Babilonia m�stica ha sido en las cosas morales y espirituales la habitaci�n de los demonios de sus doctrinas condenables, y la jaula de todo p�jaro inmundo y aborrecible, de sus pr�cticas pecaminosas, sueltas y disolutas.

Vea un relato sorprendente de la antigua Babilonia, como prueba del primer ejemplo, Isa�as 13:19 hasta el final. V�ase tambi�n para un relato sorprendente de la m�stica Babilonia, en prueba de esta �ltima, 2 Tesalonicenses 2:3

Que el lector observe las fuertes expresiones de alegr�a en la repetici�n de las palabras del �ngel; Babilonia la Grande ha ca�do, ha ca�do. Tales misericordias no pueden repetirse con demasiada frecuencia. Porque aunque, por la gracia protectora del Se�or, ni uno solo de la familia redimida del Se�or, puede la bestia y la ramera, o el falso profeta, o el diablo, apartarse para finalmente perecer (ver Apocalipsis 13:8 ) sin embargo, qu� persecuciones y castigos, s�, muerte temporal, ha ocasionado la inquisici�n de esta herej�a, durante los muchos siglos en los que ha prevalecido el horrible enga�o. �Oh! el cual debe regocijarse en la proclamaci�n gloriosa, y repetir con santo gozo y alabanzas al Dios de nuestra salvaci�n: Ha ca�do, ha ca�do Babilonia la Grande.

Cuando se dice que todas las naciones han bebido del vino de la ira de su fornicaci�n, debe entenderse que se refiere �nicamente a aquellas naciones donde su influencia y autoridad malditas han llegado. Los paganos y mahometanos no est�n incluidos. Su enga�o es tambi�n del infierno, pero bajo una forma y car�cter diferente. En los pa�ses donde se profesaba el cristianismo, como lo fue cuando el imperio de Constantino se hizo cristiano; es decir, se volvi� nominalmente as�, en una mera forma externa; all� el diablo, mediante una obra maestra peculiarmente suya, profes� ser cristiano tambi�n; m�s ingeniosamente para enga�ar.

Y esto le dio la oportunidad de presentar una variedad de sectas que, al negar las gloriosas verdades del Evangelio en la Deidad de Cristo y la redenci�n por su sangre, podr�an arrullar a sus s�bditos con la misma eficacia que la ignorancia total de Cristo entre los paganos. lograr�a lo mismo. Que el lector marque estas cosas al observar lo que aqu� se dice, y al mirar al mundo, y si el Se�or es su maestro, descubrir� que el diablo tiene sus diversos m�todos y operaciones para enga�ar.

Pero que el lector observe a�n m�s, que sus enga�os no pueden ir m�s all� de lo que el Se�or lo ha limitado. El Se�or conoce a los que son suyos. Y de tales cosas dice el Se�or: Nadie se las arrebatar� de sus manos. Su Israel, su Iglesia, sus elegidos est�n esparcidos. Pero, �l los buscar� y los buscar�, de cada lugar donde est�n esparcidos, en el d�a nublado y oscuro. Cuando Babilonia caiga, sus redimidos ser�n recogidos de ella.

Cuando el falso profeta sea destruido, Jes�s se har� cargo de sus desterrados, que ahora est�n en medio de ese Moab, Isa�as 16:4 . Ese dulce verso es un volumen en punto de plenitud, y toda una Carta en punto de seguridad, para todo el pueblo del Se�or. Enviar� a sus �ngeles y reunir� a sus escogidos, desde los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo, Marco 13:27 .

Versículos 4-6

(4) Y o� otra voz del cielo que dec�a: Salid de ella, pueblo m�o, para que no se�is part�cipes de sus pecados, ni recib�is de sus plagas. (5) Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. (6) Recomp�nsala como ella te recompens�, y dale el doble seg�n sus obras: en la copa que ella llen�, ll�nala el doble.

Creo que es m�s que probable que esta voz que oy� Juan, y que llama otra, a modo de distinci�n de la anterior, fuera Cristo. Juan no lo llama �ngel. Y si lo hubiera hecho, sabemos que con frecuencia a Cristo se le llama el �ngel de la Alianza, Malaqu�as 3:1 . Pero dice que escuch� otra voz del cielo, de la Iglesia.

Y no es improbable que fuera Cristo, porque Jes�s habita en Si�n. Y se deleita en darse a conocer a su pueblo. Le encanta llamarlos as�. Y aqu� la voz dice mi pueblo. Todo es entra�able, donde podemos ver a Jes�s y escuchar a Jes�s.

Pero debo rogar especialmente al lector que preste atenci�n a las dulces palabras en s� mismas. Salid de ella, pueblo m�o. �No podemos suponer que siempre que tenga lugar la ca�da de Roma, muchos de los amados de Dios, ambos ya llamados, y algunos a�n no llamados, estar�n all�? �No, que no haya muchos de los propios de Jes�s, que entonces son de naturaleza no nacida, y por lo tanto deben ser preservados en los lomos o entra�as de sus padres naturales para el futuro prop�sito de la regeneraci�n! �No lo destruyas, hay una bendici�n en �l! Isa�as 65:8 .

Qu� tema para la imaginaci�n abre esto. �Y cu�ntos de los escondidos del Se�or se encontrar�n all� en ese d�a, a quienes el juicio de ese d�a ministrar� para su conversi�n? Cu�ntos de los t�midos de Dios, quienes, aunque secretamente ense�ados por Dios, como Lot, est�n viviendo en la ciudad de Sodoma, se entristecieron como su alma, con la conversaci�n sucia de los malvados; pero por diversas causas quedan? Salmo 120:5 ; 2 Pedro 2:7 .

En todos estos y otros innumerables casos, que nuestra imaginaci�n no pueda formar la voz que salga de entre ella, ser� escuchada y obedecida, porque el Se�or dice en cuanto a Lot, apres�rate, escapa all�, porque no puedo hacer nada hasta que est�s ven all�. Y como fue entonces, as� ser� en la Sodoma espiritual y en todas las destrucciones similares de los imp�os. Aconteci� que cuando Dios destruy� las ciudades de la llanura, Dios se acord� de Abraham y envi� a Lot de en medio del derribo, cuando derrib� las ciudades en las que Lot habitaba, G�nesis 19:22

El apartarse de todo lo inadecuado para la fe de un hijo de Dios, est� incluido en lo que aqu� se dice, y la recompensa del mal que una conducta imp�a de los infieles ha impuesto al pueblo del Se�or, es perfectamente consistente con el precepto de no hacer el mal por malvado, o barandilla por barandilla. Para que el lector observe, esto no es una lesi�n de naturaleza privada y personal. Esta es la causa del Se�or y de inter�s p�blico para la Iglesia.

Como la ramera quem� y destruy�, rob� y asesin� a los santos de Dios por su adhesi�n a Cristo, as� todos los que aman a Cristo, no deben aceptar sus herej�as. No se ha de mostrar favor alguno a la causa de la ramera, aunque a las personas de los ignorantes, en la comuni�n de su herej�a, se manifestar� ternura, si acaso Dios les conceda arrepentimiento para el reconocimiento de la verdad, para rescatarlos de la trampa del diablo, que es llevado cautivo por �l a su voluntad, 2 Timoteo 2:25 .

Versículos 7-8

(7) Cu�nto se ha glorificado a s� misma y ha vivido deliciosamente, tanto tormento y dolor le dan; porque dice en su coraz�n: Estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no ver� dolor. (8) Por tanto, en un d�a vendr�n sus plagas: muerte, duelo y hambre; y ser� quemada por completo con fuego, porque fuerte es el Se�or Dios, que la juzga.

Ruego al lector que preste atenci�n a lo que se dice aqu�, porque, en mi opini�n, arroja una gran luz sobre los acontecimientos que est�n sucediendo en la actualidad. Deje que el lector recuerde, o mire hacia atr�s a las observaciones hechas en Apocalipsis 17:13 , despu�s del vers�culo 13, y conecte lo que se dice aqu� con esos comentarios. Y, adem�s, quisiera decir, que cuando se considera, el dominio tard�o que el Pont�fice ha ganado en esos dominios, tuvo por un tiempo, aparentemente perdido, y los avances que todav�a est�n haciendo �l y sus agentes, para conseguir De nuevo a su inter�s ciertos poderes, que una vez protestaron contra �l, y creo que estar� un poco inclinado a pensar conmigo, si no es del todo de mi opini�n, que el papado, antes de su total derrocamiento, ser� m�s elevado que siempre.

Dejemos que el lector considere y reconsidere esos dos vers�culos. Se dice que vive deliciosamente, y que dice en su coraz�n: Me siento como una reina, y no soy viuda, y no ver� dolor, cuando, en el momento, sus plagas vendr�n sobre ella en un d�a, muerte y duelo y hambre; s�, ser� quemada por completo con fuego. Si el lenguaje transmite algo, aqu� hay una gran prosperidad seguida de un gran dolor. Y, �qu� impedir� que el poder del Papa sea mayor que nunca?

�Qu� vendr� entre la indiferencia actual de algunos y el cari�o cordial de otros, a una tolerancia m�s extensa, y por una transici�n entonces apenas perceptible, exaltando a la ramera de Roma a su antiguo esplendor, s�, mayor esplendor que nunca? cuando las doctrinas laxas y la conducta m�s laxa de la gran masa de hombres ya est�n tan maduras para ello.

Es la misericordia del pueblo del Se�or, que por su gracia, est�n protegidos de todo peligro. Y no es menos su misericordia haber salido de entre ella. Pero esta escritura explicada por los eventos presentes, no deja en mi opini�n ninguna duda, pero que esta herej�a anticristiana tendr� un levantamiento, justo antes de su derrocamiento final, al poseer nuevamente algunos de sus territorios perdidos hace mucho tiempo, y ser la reina, como ella misma dice de ellos y de todas sus dependencias en la misma hora, el Se�or derrama sus plagas en un d�a, y la muerte, el luto eterno, el hambre y el fuego ser�n su porci�n.

Versículos 9-19

(9) Y los reyes de la tierra, que han cometido fornicaci�n y han vivido deliciosamente con ella, la llorar�n y se lamentar�n por ella, cuando vean el humo de su ardor, (10) Estando lejos por el temor de ella. tormento, diciendo: �Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, de esa ciudad poderosa! porque en una hora ha llegado tu juicio. (11) Y los mercaderes de la tierra llorar�n y se lamentar�n por ella; porque nadie compra m�s sus mercader�as: (12) Las mercader�as de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, p�rpura, seda, escarlata, toda la madera tuya y todos los utensilios. de marfil, y de toda clase de vasijas de maderas preciosas, de bronce, de hierro y de m�rmol, (13) y de canela, de olores, de ung�entos, de incienso, de vino, de aceite, de harina fina y de trigo, y bestias, ovejas y caballos,

(14) Y los frutos que deseaba tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas delicadas y buenas se apartaron de ti, y nunca m�s las encontrar�s. (15) Los mercaderes de estas cosas, que se enriquecieron con ella, se mantendr�n lejos por el temor de su tormento, llorando y lament�ndose, (16) Y diciendo: �Ay, ay, la gran ciudad, que se visti� de ropa fina! �Lino, p�rpura, escarlata, y adornos de oro, piedras preciosas y perlas! (17) Porque en una hora se han reducido tantas riquezas.

Y todo capit�n de barco, y toda la compa��a de barcos, y marineros, y todos los que comerciaban por mar, se mantuvieron a lo lejos, (18) y gritaron cuando vieron el humo de su quema, diciendo: �Qu� ciudad es semejante a esta gran ciudad? ! (19) Y echaban polvo sobre sus cabezas, y lloraban y se lamentaban, diciendo: �Ay, ay, de la gran ciudad en la que se enriquecieron todos los que ten�an barcos en el mar a causa de su precio! porque en una hora ser� desolada.

Con m�s frecuencia leo este lamento f�nebre de los dolientes, que siguen a la puta hasta su entierro; m�s me asombra el asombro ante la insolencia de sus enga�os y la paciencia del Se�or. �Pensar que semejante farsa deber�a haber enga�ado a las naciones durante tantos cientos de a�os es maravilloso! Y, de hecho, dif�cilmente ser�a posible reconciliarlo con el sentido com�n de la humanidad, si no fuera porque tantos se beneficiaron del enga�o. Deje que el lector se d� cuenta de algunos de los muchos.

Primero. Los reyes de la tierra, que han cometido fornicaci�n y han vivido deliciosamente con ella. �stos son los que se han beneficiado de los mismos trucos que la prostituta misma ha hecho para mantener en sujeci�n al orden inferior. Porque cuando se acaben la confesi�n y la penitencia y los beneficios de todas las bagatelas de las formas y ceremonias, tanto ellos como ella, encontrar�n motivo para lamentar que sus malabarismos hayan terminado.

En segundo lugar. Los mercaderes de la tierra tambi�n llorar�n su ca�da. Estos no son s�lo los comerciantes comunes de Roma, que se aprovechan de la religi�n del lugar, para imponerse a los extranjeros que llegan a sus mercados, sino que principalmente se destina a los comerciantes de prostitutas; a saber, los traficantes de indulgencias e indulgencias, que venden licencias por el pecado y rezan a la gente del purgatorio por dinero. Se dice, Apocalipsis 18:13 , que su mercader�a son las almas de los hombres.

Y este es de hecho el tr�fico principal. Todos ellos deben seguir la procesi�n f�nebre, porque cerrar�n para siempre, cuando lleguen las plagas de las rameras; porque como aqu� se dice, nadie compra sus mercanc�as. ya no.

En tercer lugar. Todos los capitanes de barco, toda la compa��a de barcos y marineros, y tantos como comerciantes por mar, est�n involucrados en la calamidad. Y bien pueden hacerlo. Porque tanto en casa como en el extranjero, por mar y por tierra, dondequiera que la influencia de la ramera se extienda, y sus sacerdotes y su pueblo encuentren rentable el comercio, la p�rdida en asuntos de dinero debe ser ruinosa. De modo que la ca�da de la prostituta trae despu�s de ella, el derrocamiento total del comercio de prostitutas.

Por cuartos. Pero una caracter�stica merece ser notada debajo de todos, a saber, mientras todos se lamentan y se lamentan por ella, se dice que todos se quedaron lejos. Aqu� hay una caracter�stica sorprendente. Aunque los pecadores se juntan en el pecado, sin embargo, en el juicio, desean separarse. Nadie ayuda a su pr�jimo. Como el primer transgresor en el jard�n, m�s bien acusan que suavizan el crimen del otro. Est�n lejos. �Oh! el terrible estado de los imp�os.

Versículo 20

Al�grate por ella, cielo, y santos ap�stoles y profetas; porque Dios te ha vengado de ella.

Admiro este verso. Llega con una deliciosa marea de gozo, en medio de las turbulentas aguas. Aqu� hay varios tipos de personas llamadas a regocijarse en su destrucci�n. Primero, los habitantes del cielo, es decir, la Iglesia ahora en gloria, quienes, cuando estuvieron en la tierra, sintieron y gimieron bajo la opresi�n de la ramera. Ellos, quienes en otro Cap�tulo son descritos como debajo del altar en el cielo clamando por su destrucci�n, Apocalipsis 6:10

En segundo lugar. Los santos Ap�stoles y Profetas, cuyas sagradas escrituras la ramera ha pervertido, para su nefasto oficio, en matar las almas de los hombres.

Y, en tercer lugar. Todos los fieles del Se�or pueden considerarse incluidos, porque todos los que viven sobre la tierra no pueden sino regocijarse de que su poder se haya ido.

Versículos 21-24

(21) Y un �ngel poderoso tom� una piedra como una gran piedra de molino y la arroj� al mar, diciendo: As� con violencia ser� derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca m�s ser� hallada. (22) Y voz de arpistas, de m�sicos, de flautistas y de trompeteros no se oir� m�s en ti; y ning�n artesano, de cualquier oficio que sea, se encontrar� m�s en ti; y el sonido de una piedra de molino no se oir� m�s en ti; (23) Y la luz de una l�mpara no alumbrar� m�s en ti; y la voz del esposo y de la esposa no se oir� m�s en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; porque por tus hechicer�as fueron enga�adas todas las naciones. (24) Y en ella se hall� la sangre de los profetas y de los santos y de todos los muertos sobre la tierra.

La figura de una gran piedra de molino arrojada al mar es solo para mostrar la naturaleza eterna e inalterable de la destrucci�n de la ramera. Ella est� hundida para no levantarse m�s. �Ni la voz del novio o la novia, ni una sola bendici�n se encontrar� m�s dentro de sus muros para siempre!

Versículo 24

REFLEXIONES

�Bendito sea el Se�or! �Ha llegado la destrucci�n de la ramera! Una hora, cuando llega el tiempo predicho desde el principio, es suficiente, y todo su tr�fico de cazar almas y arruinar el mundo se acaba para siempre. �De qu� sirve toda su pompa, y sentarse como reina entre las naciones!

�Precioso Se�or Jes�s, da tu gracia redimida para escuchar tus llamadas de amor y salir de entre ella! �Cu�ntos de tus amados est�n ahora escondidos donde est� el asiento de la bestia! �Cu�ntos m�s, a�n por llamar, se encuentran all�! �Oh! s�calos y ponlos en tu peque�o Zoar, cuando hagas el terrible derrocamiento.

Me parece que saludar�a a la Iglesia, quienquiera que viva para verla desde el punto de vista del bendito evento. La misma perspectiva es bendecida. Con qu� alegr�a recibir�n los redimidos el d�a. S�, el cielo mismo participar� en su felicidad. Los Ap�stoles y Profetas, que fueron antes, se regocijar�n por ella, cuando Dios haya vengado a su pueblo de ella. �Se�or! �Sea t� eterna y eternamente alabado, en el derrocamiento total de tus enemigos y en la salvaci�n de tu pueblo!

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Revelation 18". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/revelation-18.html. 1828.