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Romanos 13

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Aqu� hay varias direcciones sobre las gracias cristianas, y el Cap�tulo concluye con un llamado conmovedor del Ap�stol desde la brevedad de la vida, a estar siempre revestidos de Cristo.

Versículos 1-10

Que cada alma est� sujeta a los poderes superiores. Porque no hay poder sino de Dios: los poderes existentes son ordenados por Dios. (2) Cualquiera, pues, que se resiste al poder, se resiste a la ordenanza de Dios; y los que resistan, recibir�n condenaci�n para s�. (3) Porque los gobernantes no son terror para las buenas obras, sino para las malas. Entonces, �no tendr�s miedo del poder? Haz lo bueno, y recibir�s alabanza de ello. (4) Porque �l es para ti ministro de Dios para bien.

Pero si haces lo malo, ten miedo; porque no lleva espada en vano; porque es ministro de Dios, vengador para ejecutar ira sobre el que hace el mal. (5) Por tanto, es necesario que est�is sujetos, no s�lo a la ira, sino tambi�n a la conciencia. (6) Por esto pagad tambi�n vosotros tributo, porque son ministros de Dios, y atienden continuamente a esto mismo. (7) Pagad, por tanto, a todos sus derechos: tributo a quien se deba tributo; costumbre a quien costumbre; miedo a quien temer; honor a quien honor.

(8) No deb�is a nadie nada, sino amaros unos a otros; porque el que ama al pr�jimo, ha cumplido la ley. (9) Por esto, no cometer�s adulterio, no matar�s, no hurtar�s, no dar�s falso testimonio, no codiciar�s; y si hay alg�n otro mandamiento, se comprende brevemente en este dicho, a saber: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. (10) El amor no hace mal al pr�jimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.

La obediencia que el Ap�stol impone a los poderes civiles se intensifica abundantemente en la consideraci�n de que lo que Pablo recomend� aqu� a la Iglesia entonces en Roma, de una pac�fica sumisi�n a los poderes superiores, que eran paganos; Vuelve a casa con doble argumento, considerado como a Pr�ncipes cristianos. Y, en efecto, los motivos que adopta el Ap�stol al recomendar esos deberes son en s� mismos incontestables.

Todo gobierno debe ser el resultado de la ordenaci�n divina. Y el dise�o del Se�or en esa ordenaci�n es misericordioso. Su Iglesia no puede dejar de derivar bendici�n de ella, sin embargo, puede ser administrada, de acuerdo con esa promesa integral, Romanos 8:28 . Y, si el Se�or orden� a su Iglesia, como lo hizo, al ir al cautiverio, que buscara la paz de la ciudad adonde fueron llevados, y que orara al Se�or por ella, porque en la paz de ella, tendr�an paz. ; �Cu�nto m�s bajo el cuidado adoptivo de un gobierno cristiano, se cumplen esos deberes? Jeremias 29:7 .

Versículos 11-14

Y que, sabiendo el tiempo, ya es hora de despertar del sue�o: porque ahora est� m�s cerca nuestra salvaci�n que cuando cre�mos. (12) La noche est� avanzada, el d�a est� cerca: desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vist�monos con las armas de la luz. (13) Caminemos honestamente, como de d�a; no en disturbios y borracheras, no en rec�mara y desenfreno, no en contiendas y envidia. (14) Pero vest�os del Se�or Jesucristo, y no hag�is provisi�n para la carne para satisfacer sus concupiscencias.

Habr�a una dificultad considerable en la comprensi�n correcta de lo que el Ap�stol dice aqu�, de despertar del sue�o, si no hubiera mostrado suficientemente en la parte anterior de esta Ep�stola que la Iglesia no s�lo estaba en un estado despierto, sino en un estado verdaderamente convertido y justificado ante Dios. Pero, contemplado desde este punto de vista, todas las dificultades se eliminan de inmediato, y las palabras del Ap�stol, en esos pocos vers�culos, aparecen con toda la hermosura de la exhortaci�n a la Iglesia de Dios.

El sue�o que ten�a en mente el Ap�stol es ese sue�o demasiado com�n entre los creyentes, al que los amados hijos de Dios son demasiado adictos. No el sue�o de la muerte, porque han pasado de muerte a vida. A vosotros ha vivificado a los que estaban muertos en delitos y pecados: Efesios 2:1 . Pero significa un estado de �nimo somnoliento, adormecido, como el que la Iglesia se quej�, y del cual el Se�or la llam�, Cantares de los Cantares 5:2 , ver Comentario all�.

Las v�rgenes prudentes, as� como las insensatas, se describen como ca�das en un estado de sue�o mientras el novio se demor�, Mateo 25:5 , v�ase tambi�n el Comentario. Si detengo al Lector sobre la visi�n de las palabras del Ap�stol, s�lo ser� para observar que la Iglesia de Dios en todas las edades ha sido descubierta con demasiada frecuencia en este estado; y, quiz�s, en ninguno m�s que en el presente.

Y, por lo tanto, si con la vista puesta en el relato, como aqu� dice el Ap�stol, consideramos el momento elevado que menciona Pablo, del despertar del sue�o, como si el Esp�ritu Santo lo dirigiera personalmente a cada hijo de Dios, a quien este Puede que llegue el comentario del pobre, espero que el Se�or lo comisione para que sea �til.

Cada hijo de Dios, aunque en un estado justificado ante Dios, en la sangre y la justicia de Jesucristo, puede decirse que est� en un estado de �nimo somnoliento y adormecido, cuando la gracia no se ejerce con vivacidad, y los movimientos sobre el La persona, la sangre y la justicia del Se�or Jesucristo no son continuas. Hubo un tiempo en que el amanecer de lo alto amaneci� por primera vez sobre el alma, y ??la luz del conocimiento de la gloria de Dios brill� por primera vez en el rostro de Jesucristo; que su nombre era como el m�s rico ung�ento derramado.

El alma corri�, s�, huy� a Cristo, como en los carros de Amminadib. Y el coraz�n se sinti� impulsado a preguntar por todos los que conocimos: �Visteis al amado de mi alma? Si este no es el caso ahora, �no es porque el sue�o se ha apoderado del alma? Si el pan de vida no se busca a diario con el mismo deseo vivo de antes, �puede haber algo m�s sencillo que faltar el apetito? �Lector! �Qu� opini�n tiene de este estado del caso? Ciertamente, si usted y yo no sentimos nuestra necesidad diaria de Jes�s, s�, si un sentido de nuestras necesidades, y su total suficiencia para suplir, no lo haga cada vez m�s precioso, de alguna manera est� tristemente desafinado en el coraz�n.

Aunque arraigada en Cristo, es una estaci�n invernal, cuando las ramas no tienen hojas ni frutos. Esta fue la acusaci�n que el Se�or mismo hizo contra su Iglesia en �feso. Aunque el Se�or conoc�a sus obras, su labor y su paciencia, y le daba testimonio de ella como de �l; sin embargo, Jes�s la carg� de frialdad. Ella no hab�a perdido todo su amor por �l, pero hab�a dejado su primer amor, Apocalipsis 2:1 .

�Oh! mi pobre corazon! �Qu� reproche es que Aquel a quien tanto le debo, tenga tan poco de mis afectos! Y, mientras lo necesito m�s, �deber�a manifestar ese amor menos! �Lector! �Es tu caso? Si es as�, �no es como dice Pablo, que es hora de despertar del sue�o?

Pero vayamos un paso m�s all�. �De d�nde viene esta fuente y d�nde est� el foco de la enfermedad? Es muy claro que la mente se rebela contra ella, y el alma regenerada se reprocha continuamente a s� misma como consecuencia de ello. El hijo de Dios siente principios evidentes de diferente naturaleza y tendencia dentro de �l. La carne codicia contra el esp�ritu, y el esp�ritu contra la carne. Como Pablo, con la mente servimos a la ley de Dios, pero con la carne, la ley del pecado.

De modo que hay dos Yoes en la naturaleza de todo hombre renovado. Est� el yo que sirve a la ley de Dios. Y est� el yo que sirve a la ley del pecado. Y por dolorosa y humillante que sea esta revisi�n, sin embargo, es un descubrimiento bendito, y que nunca se podr� hacer sino mediante la ense�anza del Esp�ritu. El hombre carnal, no despierto, no regenerado no lo sabe; s�, de hecho, es imposible que lo haga, porque no lo siente, ni existe en �l.

Su parte espiritual no ha despertado, pero permanece como naci�, muerto en delitos y pecados. Para que no haya conflicto en su coraz�n. Un alma muerta no puede oponerse a un cuerpo vivo, totalmente empleado de una forma u otra, en hacer provisi�n para la carne, para satisfacer sus deseos. Solo cuando por las influencias vivificadoras y regeneradoras del Esp�ritu Santo, el alma, que por naturaleza est� muerta en delitos y pecados, cobra vida, comienza la guerra, que nunca termina hasta que el cuerpo cae en la tumba. .

�Lector! no descartes el tema sin llevar contigo las mejoras adecuadas. Hay mucho en �l para humillar a los mejores y m�s fieles seguidores del Se�or. Y hay algunas cosas conectadas con �l, que bajo la gracia, pueden conducir a otras mejoras. Perm�tanme suplicarle a mi Lector que ofrezca algunas palabras sobre cada uno. En primer lugar, hay mucho que humillar al hijo de Dios, tanto ante Dios como en su propio coraz�n, cuando contempla en s� mismo esos restos de corrupci�n que mora en �l, y que lleva consigo tal cuerpo de pecado y muerte. , que hostigan y afligen el alma.

�Qu� pobreza, qu� flaqueza en los goces espirituales ocasiona! �Cu�n est�riles son las ordenanzas cuando la gracia es baja y la corrupci�n alta? El coraz�n es como un cautivo en la c�rcel, cuando ni un sentimiento de pecado, ni de misericordia, por el momento, afecta. Un sentimiento de necesidad avivar� el deseo; y cuando Dios el Esp�ritu Santo crea hambre en el alma y extiende a Jes�s con su banquete abierto a la vista, todo es bendito entonces en el disfrute.

Pero, cuando el Se�or el Consolador est� lejos, y el alma duerme; los medios de la gracia, aunque todav�a se siguen, degeneran en una mera forma; y, por mucho que quede la sombra, falta la sustancia. Adem�s, la maldad de esta somnolencia no se limita �nicamente a la persona del hijo de Dios, que est� bajo su angustiosa influencia, toda la Iglesia se ve perjudicada por ella, Cristo es deshonrado y, con frecuencia, con ello se brinda ocasi�n para el enemigo para blasfemar.

Mientras los hombres dorm�an, dice Jes�s (en esa hermosa par�bola de la buena semilla), el enemigo sembr� ciza�a. Y �a qu� causa tan probable es en la hora presente, que podemos atribuir las horribles herej�as que han surgido entre nosotros, incluso a la negaci�n del Se�or que las rescat�? como el esp�ritu tibio e indiferente, que se ha manifestado en las Iglesias, a las grandes y distintivas doctrinas de nuestra sant�sima fe? Esa conducta contemporizadora, ese deseo de no ofender, ese empe�o por hacer que el hierro y el barro se unan, reuniendo a hombres de los principios m�s opuestos, con el pretexto enga�oso de promover la gloria del Se�or, propagando su santa palabra; mientras oculta y mantiene en segundo plano una profesi�n abierta de algunas de sus verdades m�s benditas, que verdaderamente lo honran; que son todos estos, pero algunos de los tristes,

Pero dije, hay algunas cosas conectadas con esta visi�n de un marco adormecido en la Iglesia, o en cualquier individuo de la Iglesia, que, bajo la gracia, pueden conducir a otras mejoras. Y le ruego que mencione algunos de ellos. Y primero. Nada puede ser m�s evidente que el �nico prop�sito misericordioso que el Se�or quiso de �l: hacer que el pecado parezca sumamente pecaminoso. Ning�n hombre, ning�n �ngel, ninguna, ni todas las criaturas de Dios, pueden decir qu� es el pecado; o tienen alguna concepci�n adecuada de su horror.

Por tanto, al hijo de Dios se le ense�ar�, y tambi�n se le ense�ar� con sentimiento, algo de su terrible naturaleza, a partir de los restos de la corrupci�n innata y interna en s� mismo; y como dice el Profeta, tu propia maldad te castigar�, y tus rebeliones te reprender�n; conoce, pues, y ve que es cosa mala y amarga que hayas abandonado al Se�or, tu Dios, y que mi temor no est� en a ti, dice Jehov� Dios de los ej�rcitos, Jeremias 2:19

En segundo lugar. Esta conciencia de un cuerpo de pecado consangu�neo, interno, del cual el alma, aunque renovada por la gracia, no puede desenredarse, ni podr�, hasta que la vida termine, sirve, bajo la gracia, para mantener abierto un manantial constante. de verdadero dolor y arrepentimiento en el coraz�n. Pablo el ap�stol, aunque hab�a sido arrebatado al tercer cielo, y �l mismo era un vaso escogido ante Dios; sin embargo, estaba tan consciente de este estado de angustia, que se fue con gran luto de coraz�n.

�Oh! Miserable de m�, dijo �l, �qui�n me librar� del cuerpo de esta muerte? Romanos 5:21 . Es una gran bendici�n tener la sentencia de muerte en nosotros mismos, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, 2 Corintios 1:9

En tercer lugar. Quiz�s apenas haya una causa, que se relacione con el estado del alma redimida, que gime bajo los restos de la corrupci�n, m�s sorprendente de mostrar, c�mo el Se�or anula el mal por el bien, que cuando por este proceso el creyente se divorcia de todo ego�smo. justicia. Nada, excepto las continuas humillaciones del pecado bajo la gracia, puede lograr este bendito prop�sito. Estamos tan aferrados a alguna bondad imaginaria en nuestra pobre naturaleza ca�da, que requiere frecuentes mortificaciones de las enfermedades humanas para ense�arnos lo que somos.

Y muy bienaventurado es, cuando se humilla hasta el polvo ante Dios, ser desarraigado de �l. El hijo de Dios est� viviendo m�s cerca del Se�or, cuando es humillado por alg�n caso renovado de debilidad, que cuando es exaltado, en alguna obra imaginaria de justicia propia. Y mucho mejor es el que se hace vigilante y celoso de su propio coraz�n, a causa del pecado consciente, que el que se enorgullece y se siente seguro al imaginarse algo cuando no es nada.

Pero en cuarto lugar y sobre todo. Todo lo que tienda a agradar a Cristo y realce en el alma la preciosidad de Jes�s, debe ser bendecido. Y, �qu� puede lograr este prop�sito m�s que un sentido de nuestra necesidad diaria y moment�nea de �l? �Precioso Se�or! d�jame ser cualquier cosa, o nada, s�, peor que nada, para que mi alma sea humillada y mi Dios sea exaltado como el Se�or mi justicia. �Oh! por gracia para ganar a Cristo y ser hallado en �l: no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo; la justicia que es de Dios por la fe. Filipenses 3:8

�Lector! ser� bendito, si su alma, y ??la m�a, se les ense�a a llorar en secreto, por una naturaleza, que en sus m�s altos logros, es todav�a el tema del pecado. �Y no olvides cu�nto debemos a la gracia, al habernos familiarizado con nosotros mismos, para ocultar el orgullo de nuestros ojos! Y, cu�n bienaventurado es en Dios, darnos gracia, reconocer ante Dios, esas corrupciones restantes. Y perm�tanme suplicarle al lector que lo anote, como una regla infalible de gracia en el coraz�n, cuando seamos inducidos a ver nuestras corrupciones y a reconocerlas.

De no haber sido por la gracia, no deber�amos haberlos conocido. �Bendito sea Dios! que mientras somos inducidos a ver, conocer y sentir qu� pobres criaturas somos en nosotros mismos; somos llevados a ver, conocer y disfrutar tambi�n nuestro inter�s en Jes�s. �Oh! la preciosidad de esa Sagrada Escritura: Donde abund� el pecado, abund� mucho m�s la gracia? para que as� como el pecado rein� para muerte, as� tambi�n la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Se�or nuestro.

Versículo 14

REFLEXIONES

Seguramente el buen orden de la sociedad y la paz general de los estados y reinos son promovidos por sabias leyes y reglamentos; y feliz la naci�n, que tiene al Se�or por Dios.

�Pero, alma m�a! como buscas una ciudad que tiene fundamento, cuyo Constructor y Hacedor es Dios; mantente en la torre de vigilancia, para la venida del Se�or. Y, consciente de que para ti la noche de este estado de desierto est� muy avanzada, y se acerca el d�a del mundo inmortal, que como la marea de un vasto oc�ano se apresura a cubrir toda la tierra; �Oh! para que la gracia sea destetada de todas las cosas aqu� abajo, y para estar listo en el momento de la advertencia para subir y encontrar al Se�or en el aire.

�Bendito Se�or Jes�s! sea ??mi felicidad, ser encontrado esperando! Y que Dios el Esp�ritu se ponga en Cristo, y su justicia en mi alma, para que cuando venga mi Se�or, yo tenga confianza y no me averg�ence de �l en su venida.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Romans 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/romans-13.html. 1828.