Bible Commentaries
1 Samuel 23

Comentario de Benson del Antiguo y Nuevo TestamentoComentario de Benson

Introducción

AM 2942. BC 1062.

David salva a Keila de los filisteos, 1 Samuel 23:1 . Su peligro all� y liberaci�n de �l, 1 Samuel 23:7 . Permanece en el desierto de Zif, y Jonat�n lo visita, 1 Samuel 23:14 . Sa�l lo persigue, 1 Samuel 23:19 . Su escape estrecho, 1 Samuel 23:26 .

Versículo 1

Entonces le dijeron O mejor dicho, Ahora le hab�an dicho a David. Porque es evidente por 1 Samuel 23:6 , que David hab�a recibido la informaci�n aqu� mencionada, e incluso hab�a entregado a los habitantes de Keila antes de que Abiatar viniera a informarle de la matanza de los sacerdotes. Los filisteos pelean contra Keila Probablemente los filisteos se animaron a hacer esta incursi�n en la tierra de Israel al escuchar que David se vio obligado a huir de su pa�s y que Dios se hab�a apartado de Sa�l. Cuando los pr�ncipes comiencen a perseguir al pueblo de Dios y a los ministros, que no esperen m�s que aflicci�n por todos lados. Keila era una ciudad de la tribu de Jud�, Josu� 15:44 . Roban las erasLos cuales, por lo general, estaban sin sus ciudades, por comodidad del viento, para separar la paja del ma�z. Ver Rut 3:2 .

Versículo 2

David pregunt� al Se�or. No se sabe con certeza de qu� manera hizo la investigaci�n, ya que parece de 1 Samuel 23: 6 que Abiatar a�n no le hab�a tra�do a David el efod sagrado, con todas las cosas pertenecientes a �l que se utilizaron para consultar a Dios. �Ir� y golpear� a estos filisteos?Tenemos aqu� un ejemplo notable del amor de David por su pa�s; a lo cual no se convirti� en enemigo cuando fue desterrado de ella. Por el contrario, se apresur� a acudir en su ayuda sin que nadie lo solicitara. Esta acci�n de David, al ir al relevo de Keilah, es una de las m�s extraordinarias registradas en la historia. �Otro hombre, en el lugar de David, se habr�a regocijado con esta invasi�n, y quiz�s la habr�a alentado; y esto tanto de autoconservaci�n como de pol�tica; primero, porque no ten�a nada que temer por s� mismo, mientras Sa�l ten�a un enemigo as� en sus manos; y en segundo lugar, porque la angustia de su pa�s era el medio m�s probable de hacer que Sa�l entrara en raz�n y de obligarlo a recordar y reconciliarse con su mejor campe�n. Pero David estaba gobernado por otros puntos de vista distintos a estos estrechos; ni la seguridad ni el honor le eran deseables, comprado por la angustia de su pa�s y sus amigos. Su pecho lat�a con un ansioso deseo de aliviar a Keilah; pero no fue una aventura para emprender sin avisar; y por lo tanto �lPregunt� a Dios, diciendo: �Ir� y herir� a estos filisteos? Este es uno de esos pasajes de las Escrituras que dan evidencia de su propia verdad. Nadie m�s que un h�roe podr�a plantear la pregunta; y nadie m�s que Dios pudo resolverlo: Y el Se�or dijo a David. Ve, ataca a los filisteos y salva a Keila. Delaney.

Versículos 3-4

Los hombres de David dijeron: He aqu�, tenemos miedo aqu� en Jud�. �Tuvieron bastante dificultad para defenderse de Sa�l donde estaban; �Y podr�a ser menos que una locura provocar m�s y mayores enemigos? Sin duda, Sa�l enviar�a fuerzas para derrotar a los filisteos, y luego ser�an reprimidos entre dos ej�rcitos hostiles. Y sin embargo, a pesar de todo esto, David emprendi� y logr� la aventura; lo cual era imposible que lo hiciera, contra tales temores y tales razonamientos de sus fuerzas, por cualquier motivo que no fuera la seguridad de la protecci�n y ayuda divinas. Lo cual confirma plenamente el relato b�blico de este asunto, que no lo emprendi� hasta que, para mayor satisfacci�n de sus asociados, volvi� a consultarlo y el or�culo divino le asegur� nuevamente el �xito ".

Versículo 5

Entonces David y sus hombres fueron a Keila., &C. �Su �xito en esta ocasi�n fue muy extraordinario; salv� la ciudad y los habitantes; liber� al pa�s de los estragos del enemigo; hiri� a los filisteos con gran matanza y se llev� su ganado, por lo que pudo subsistir �l y sus fuerzas, sin ser una carga para su pa�s. Uno habr�a imaginado que este extraordinario �xito y liberaci�n de una ciudad tan grande podr�a haber asegurado a David un refugio seguro entre los hombres de Keilah; Pero no fue as�; tal es la naturaleza del hombre, �los peligros presentes r�pidamente anulan las obligaciones pasadas! La gratitud es, sin lugar a dudas, una de las virtudes m�s hermosas, �pero rara vez vive en los extremos de la adversidad o el �xito! Es como esos hermosos colores que las tormentas y los rayos del sol desfiguran por igual ". Delaney.

Versículo 6

Baj� con un efod , m�s bien, con el efod , es decir, el efod del sumo sacerdote, en el que estaban el Urim y Tumim. Para Abiatar, habi�ndose dejado, es probable, para guardar el santuario, mientras que su padre Ahimelec y el resto de los sacerdotes iban a atender a Sa�l, tan pronto como se enter� de su matanza, tom� esta vestidura principal del sumo sacerdote, y se lo llev� a David. As�, Dios, en el curso de su providencia, le dio una oportunidad, mientras Doeg, el carnicero, mataba a sus hermanos, tanto para escapar de s� mismo como para llevarle a David el efod, del que ahora Sa�l estaba justamente privado.

Versículo 7

Sa�l dijo: Dios lo ha entregado en mi mano David, quien juzg� la generosidad de otros hombres por la suya propia, esperaba que fuera protegido en Keilah; y Saulo, que juzg� de la misma manera la bajeza de ellos, crey� que no deb�a hacerlo; y por eso se regocij� al recibir la noticia de que David estaba encerrado all�, convencido de que ahora deber�a tomar posesi�n de su persona. Pero era extra�o que se imaginara que Dios hab�a tomado medidas para traer a su poder a un hombre inocente y piadoso, que era un despreciador de Dios, un quebrantador de sus mandamientos y que pisoteaba todas las leyes, humanas y divinas.

Versículos 9-11

Traed el efod que, sin duda, se visti� Abiatar; de lo contrario, no podr�a haber consultado al Se�or por medio de ella. El Se�or dijo: �l descender�. �l tiene el prop�sito de venir si contin�as aqu�. Pues a�n as�, tanto la pregunta de David como la respuesta de Dios est�n condicionadas, a la suposici�n. Como el hecho de que David estuviera all� era el �nico motivo de la venida de Sa�l, entonces, si se marchaba, Sa�l no pod�a tener ning�n incentivo para venir. Y en consecuencia, encontramos que dej� a un lado su plan tan pronto como se le inform� que David hab�a escapado. Parece probable desde este lugar que la respuesta de Dios por Urim y Tumim no fue por ning�n cambio en el color o la situaci�n de las piedras preciosas en el pectoral del efod, sino por una voz o sugerencia de Dios al sumo sacerdote.

Versículo 12

El Se�or dijo: Te entregar�n. Dios vio el car�cter vil y cobarde de los habitantes de Keila, quienes, aunque hab�an sido liberados recientemente por David, lo habr�an entregado si se hubiera quedado entre ellos, al principio. aparici�n del ej�rcito de Sa�l viniendo contra ellos. �Y aqu�, me parece�, dice Delaney, �hay un evento que resolver� f�cilmente esa dif�cil pregunta sobre la consistencia de la presciencia divina con el libre albedr�o humano. Un buen pol�tico, al que se le permiti� participar en el curso de las pr�cticas secretas de Sa�l con los hombres de Keilah, y tuvo buenas oportunidades de examinar sus disposiciones sobre el tema, podr�a pronunciarse con justicia sobre el evento; cu�nto m�s, entonces, ese Dios que todo lo ve, que escudri�a los secretos del coraz�n y ve los pensamientos de lejoslos ve en todos sus trabajos secretos, tendencias y tentaciones, y a trav�s de todos sus laberintos y m�scaras ". Para explicar esto un poco m�s: los habitantes de Keilah actuaron libremente, tal como sus propios corazones les dictaban; si se hubiera quedado entre ellos, ten�an libertad para comportarse fielmente con David, as� como para traicionarlo. Por lo tanto, Dios no pronunci� que lo entregar�an a Saulo, porque los hab�a puesto bajo una absoluta necesidad de hacerlo; sino porque vio los designios secretos de Sa�l, por un lado, y el funcionamiento secreto de sus mentes, y su tendencia al miedo y la bajeza, por el otro. Y, por tanto, cuando David le pregunt�, dijo: Te entregar�n.Si alguna persona hubiera podido conocer tanto de su coraz�n como Dios, podr�a haber pronunciado lo mismo con respecto a ellos. Sin embargo, es propiedad de Dios solo ver los secretos del coraz�n. Y como este poder en �l se extiende a todo hombre que viene al mundo, tan necedad como lo hizo con la gente de Keilah, podemos f�cilmente concebir c�mo Dios conoce de antemano todos los cambios de eventos en este mundo desde el principio hasta el fin, aunque deja que la mente humana act�e por s� misma libremente; y s�lo por su sabidur�a supervisora ??dirige todo, para lograr sus prop�sitos de gracia, y para educar el bien del mal.

Versículos 13-14

Que eran unos seiscientos. Sus fuerzas se incrementaron en doscientos desde su famosa victoria sobre los filisteos en Keila. Dondequiera que pudieran ir Al primer lugar conveniente y seguro al que se abr�a un camino. En el desierto de Zif Un desierto monta�oso, dentro de los precintos de la tribu de Jud� y en los confines de Edom, Josu� 15:2 . No estaba lejos de Maon y Carmel, 1 Samuel 23:25 ; 1 Samuel 25:5 . Dios no lo entreg� en su mano Sa�l pronunci� confiadamente, cuando descubri� que David hab�a entrado en Keila, que Dios lo hab�a entregado en su mano.Y, por lo tanto, para mostrar la vanidad de esa confianza mal fundada, el escritor sagrado hace uso de la misma expresi�n al rev�s, y declara que Dios no lo entreg� en sus manos, aunque Saulo lo busc� todos los d�as.

Versículo 16

Jonat�n fue y fortaleci� su mano en Dios. Lo consol� y apoy� contra todos sus temores, con consideraciones sobre la bondad y el poder divinos, y record�ndole las fieles promesas que Dios le hab�a hecho y su providencia singular, que hasta ese momento hab�a sido: y todav�a estar�a con �l.

Versículo 17

T� ser�s rey y yo ser� junto a ti O ocupar el segundo lugar en el reino; palabras que importan tanto: no pretendo ser rey yo mismo, como podr�a esperar por mi nacimiento, sino que t� ser�s rey, habiendo Dios as� designado, y yo s�lo en un lugar secundario, inferior a ti. La primera parte de esta frase bien podr�a hablar Jonat�n, ya que ten�a la promesa de Dios para ella, que debe mantenerse; pero el otro habl� con confianza humana, y el evento mostr� cu�n poco se puede construir sobre eso. �l deber�a, como todos deber�amos hacer con respecto a lo que es futuro y solo en expectativa, haber hablado en el idioma de Santiago: "Si el Se�or quiere, yo estar� junto a ti". Y eso tambi�n lo sabe mi padre Porque no pod�a dejar de recordar lo que Samuel le dijo ( 1 Samuel 15:28,) y, de los maravillosos �xitos de David, probablemente infiri� que �l era la persona de quien habl� Samuel.

Versículo 18

Los dos hicieron un pacto ante el Se�or. Tenemos razones aqu� para admirar la sincera amistad de Jonat�n, que permaneci� tan inquebrantable con David en todos los eventos, tanto en su adversidad y peligros, como en su prosperidad y �xitos. Debe observarse que, despu�s de hacer este pacto, nunca se volvieron a juntar, lo que encontramos, en este mundo.

Versículos 19-22

Luego vinieron los de Zif a Sa�l. Eran de la propia tribu de David, aunque por este comportamiento antinatural para �l los llama extra�os. Sa�l dijo: Bendito seas del Se�or. Sa�l, a pesar de toda su injusticia y crueldad hacia David, todav�a se supone que �l es el agraviado y su causa la justa. As�, con demasiada frecuencia, los hombres dejan que sus pasiones los ceguen para persuadirse a s� mismos de que las cosas m�s injustas son equitativas. Id, os ruego, prep�rense todav�a O, mejor dicho, est�n m�s seguros de esto , ya que las palabras se pueden traducir, y m�s agradables a lo que sigue.

Versículos 24-25

Pero David y sus hombres estaban en el desierto de Ma�n. Habiendo o�do lo que hab�an emprendido los Zifitas, David decepcion� su plan al ir a otro lugar que, probablemente, no conoc�an tan bien. Porque Ma�n era un desierto distante de Zif, aunque ambos pertenec�an a la tribu de Jud�. Tambi�n Sa�l y sus hombres fueron a buscarlo , oyendo, es probable, por los Zifitas, adonde se hab�a ido. Por tanto, descendi� a una roca en alg�n lugar escarpado y desolado, donde pens� que Sa�l no lo encontrar�a; o m�s bien, en una cueva que estaba en la roca, donde, al principio, podr�a pensar en esconderse; pero, al considerarlo m�s a fondo, se apart� de all� cuando se acerc� Sa�l.

Versículos 27-28

Vino un mensajero a Saulo. � Ve la providencia de Dios! Su sabidur�a nunca pierde las formas y los medios para preservar a su pueblo. Nada podr�a ser m�s angustioso, nada m�s desesperado que la situaci�n de David en este momento. Estaba rodeado por todos lados, y parec�a que no quedaba forma de escapar; pero como aprendemos del Salmo 54, compuesto por �l en esta ocasi�n, se dirigi� en oraci�n a su Salvador todopoderoso, quien pronto le mostr� que puede librar en todo momento y en todas las circunstancias, por peligrosas y angustiosas que sean. Llamaron a ese lugar [??? ???????] Sela-hammah-lekoth , es decir, la roca de las divisiones. Porque Dios, por esta interposici�n de los filisteos invadiendo la tierra justo en este momento, separ� a Sa�l de David, y de alguna manera lo apart�, cuando este �ltimo estaba ahora casi a su alcance.

Información bibliográfica
Benson, Joseph. "Comentario sobre 1 Samuel 23". Comentario de Benson. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/rbc/1-samuel-23.html. 1857.