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2 Reyes 6

Comentario de Benson del Antiguo y Nuevo TestamentoComentario de Benson

Introducción

AM 3110. BC 894.

Eliseo hace que el hierro nade, 2 Reyes 6:1 . Revela al rey de Israel los consejos secretos del rey de Siria, 2 Reyes 6:8 . Se salva de las manos de los que fueron enviados a aprehenderlo, 2 Reyes 6:13 . Samaria es sitiada por los sirios y reducida al extremo, 2 Reyes 6:24 .

Versículos 1-2

Los hijos del profeta le dijeron a Eliseo: Probablemente los que estaban en Gilgal, porque ese es el lugar mencionado por �ltima vez donde estaba el profeta (cap. 2 Reyes 4:38 ) y tambi�n estaba cerca del Jord�n. Vayamos al Jord�n, a los bosques cerca del Jord�n; y cada uno tome de all� una viga, un trozo de madera para la construcci�n. Por tanto, puede deducirse que, aunque los hijos de los profetas se dedicaron principalmente a los ejercicios religiosos, a veces se dedicaron a las artes manuales.

Versículo 5

Cay� el hacha. Cay� el hierro de la madera. �Ay, maestro, porque fue prestado! Estaba m�s preocupado, tanto porque ahora se ve�a obligado a ser ocioso e in�til para ellos en el trabajo com�n, como porque era la p�rdida de su amigo, que ahora probablemente sufrir�a por su amabilidad al prestarle el hacha; porque aunque la justicia lo oblig� a restaurarlo, su pobreza lo dej� incapacitado.

Versículo 6

Cort� una vara y la arroj� all�. Indudablemente, esto se hizo sin otro prop�sito que llamar la atenci�n de los espectadores y hacer m�s evidente que el hierro se hizo nadar s�lo por el poder divino; porque el echar la vara no pod�a contribuir m�s que echar sal en los manantiales de Jeric� para la curaci�n de las aguas, el manto de El�as para la divisi�n del Jord�n, o el barro, puesto por Jesucristo sobre los ojos. del ciego, para que recobre la vista. Estos medios inadecuados se emplearon en estas ocasiones s�lo para exponer m�s plenamente la realidad y la grandeza de los milagros.

Versículo 8

El rey de Siria pele� contra Israel. Esto probablemente sucedi� muchos a�os despu�s de que Naam�n fuera curado, y cuando estaba muerto o hab�a perdido su lugar por negarse a adorar a Rim�n: porque no se debe suponer que liderar�a un ej�rcito contra los israelitas. En tal y tal lugar hebreo, En el lugar de tal hombre. Ser� mi campamento o mi campamento : Houbigant, estar� al acecho. All� enviar� mis fuerzas para sorprender alg�n lugar; o para tender una emboscada donde el rey o su pueblo iban a pasar.

Versículo 10

El rey de Israel envi� al lugar O esp�as, para saber si la informaci�n que le hab�a dado el profeta era cierta, o soldados, para asegurar el lugar y el pasaje designado. De este modo, con frecuencia se salv� a s� mismo oa su pueblo de caer en manos de los sirios, que los acechaban en lugares a los que sin duda habr�an ido si no se les hubiera advertido del peligro.

Versículos 11-12

�No me mostrar�s cu�l de nosotros es del rey de Israel? Le traiciona mis consejos: porque no podr�a suponer que se encontrar�a con tan constantes decepciones, a menos que fuera por traici�n. Uno de los sirvientes dijo , etc. Es probable que Naam�n hubiera difundido tanto la fama del profeta en esta corte, que algunos de ellos hicieron m�s preguntas sobre �l y escucharon m�s acerca de sus obras milagrosas; y de all� concluy� que pod�a contar los mayores secretos, as� como hacer las maravillas que se le informaron.

Versículo 13

Esp�a d�nde est�, para que pueda enviarlo a buscarlo . �Hombre tonto! �Cre�a que Eliseo le hab�a informado al rey de Israel de sus consejos secretos, o no? Si no lo hizo, �qu� pelea tuvo con �l? Si lo hiciera, �podr�a ser tan d�bil como para imaginar que el profeta no descubrir�a los designios que se le impon�an? y que, teniendo suficiente inter�s en el cielo para descubrirlos, �no tendr�a suficiente inter�s para derrotarlos? Los que luchan contra Dios, su pueblo y los profetas, no saben lo que hacen. Se le dijo: He aqu�, �l est� en Dot�n, ciudad de la tribu de Manas�s, no lejos de Siquem y Samaria; por tanto, el rey de Siria envi� un gran ej�rcito que vendr�a sobre �l de noche y lo resucitar�a. o muerto.

Versículo 15

El sirviente dijo: �Ay! mi amo Quiz�s los sirios les hab�an asegurado a los habitantes que no ten�an intenci�n de hacerles da�o, sino que solo vinieron a llevarse a Eliseo; que el joven, al o�rlo, se llen� de temor; porque, probablemente, no habiendo estado mucho tiempo con el profeta (s�lo hab�a sido tomado a su servicio desde la destituci�n de Giezi) y no habiendo visto todav�a ninguna de sus maravillosas obras, se entreg� a s� mismo y su amo por los hombres perdidos. �C�mo lo haremos ? No tiene sentido pensar en luchar o volar, pero inevitablemente debemos caer en sus manos.

Versículo 16

�l respondi�: No temas. Estaba preocupado por eliminar los temores de su sirviente e impartirle la misma satisfacci�n y paz mental que �l mismo pose�a en este tiempo de extraordinario peligro; porque los hombres buenos no s�lo desean ser f�ciles ellos mismos, sino tambi�n hacer que los que los rodean sean f�ciles. Y todos aquellos cuya fe es fuerte, deben considerar tiernamente y compadecerse de los d�biles y de esp�ritu t�mido, y hacer lo que puedan para fortalecer sus manos. Porque los que est�n con nosotros para protegernos, son m�s que los que est�n contra nosotros para destruirnos: los �ngeles son indeciblemente m�s numerosos, y Dios infinitamente m�s poderoso.

Versículo 17

Se�or, te ruego que abras sus ojos. Los ojos de su cuerpo estaban abiertos, y con ellos vio el peligro; Se�or, dijo el profeta, abre los ojos de su fe y los ojos de su mente, para que con ellos vea la protecci�n bajo la cual estamos, pueda ver la guardia invisible de los seres celestiales que nos rodean y nos defienden. Los �ngeles, ya sean puramente espirituales o vestidos con alg�n veh�culo material, est� permitido, no pueden ser vistos por ojos mortales: y, por lo tanto, como el profeta mismo no los habr�a visto, a menos que Dios, por un milagro, los hubiera hecho visibles a los ojos de los mortales. sus ojos, por lo que pide a Dios que, por las causas antes mencionadas, conceda a su siervo el mismo privilegio. Y he aqu�, la monta�a estaba llena de caballos y carros de fuegoEl fuego es a la vez terrible y devorador: ese poder, que estaba comprometido con Eliseo, pod�a aterrorizar y consumir a los asaltantes. Alrededor de Eliseo Los montes, que estaban llenos de estos carros de fuego y caballos, estaban alrededor de la ciudad, y por lo tanto alrededor de Eliseo, que estaba dentro de ella; o �l vio, como si �l, Eliseo, estuviera en medio de un glorioso campamento de �ngeles, que lo defendieron para que nada pudiera penetrar y atravesarlo. �La apertura de nuestros ojos�, dice Henry, �ser� el silenciamiento de nuestros miedos. En la oscuridad, es m�s probable que nos asustemos. Cuanto m�s clara tengamos de la soberan�a y el poder del cielo, menos temeremos las calamidades de esta tierra ".

Versículo 18

Y cuando bajaron a �l O en la ciudad, a la que f�cilmente pudieron ser admitidos, cuando declararon que el �nico fin de su llegada era tomar a Eliseo; o m�s bien, en el campo, fuera de la ciudad, adonde fue a recibirlos. Eliseo or� y dijo: Te ruego que golpees a este pueblo con ceguera, no de los ojos, o al menos no con ceguera total, porque en ese caso no habr�an podido ver para seguirlo; sino m�s bien con la ceguera de la mente, o de la imaginaci�n, que se volvi� est�pida y confusa, o con esa oscuridad y confusi�n en su vista, que les imped�a distinguir un objeto de otro; la ciudad de Dot�n, por ejemplo, de la ciudad de Samaria. Tenemos un caso similar G�nesis 19:11. As� les sucede a varios hombres en su licor, que aunque tienen los ojos abiertos y pueden percibir los diversos objetos que los rodean, no pueden discernir en qu� se diferencian. Y si podemos suponer que el ej�rcito sirio estaba bajo el mismo ???????, como los griegos llaman felizmente tal grado de ceguera o falta de visi�n distinta, no debemos extra�arnos m�s de que aceptaran f�cilmente a un gu�a que ofrec�a su servicio, que un El borracho, despu�s de haber perdido el rumbo y encontrarse desconcertado, deber�a estar agradecido a cualquier mano que se comprometiera a llevarlo a salvo a casa Houbigant y Dodd.

Versículo 19

Eliseo dijo: Este no es el camino , etc. Eliseo no dice esto en respuesta a una pregunta hecha por los sirios con respecto al camino a Dot�n; si lo hubiera hecho, sus palabras habr�an contenido una falsedad, de la cual son claras, porque no dice: Este no es el camino a Dot�n. Esta no es la ciudad de Dot�n.pero usa una finta o estratagema (que siempre ha sido permitida en la guerra) y contra enemigos que buscan su vida, de quienes fue liberado s�lo por un milagro, y a quienes, sin embargo, luego trat� con mucha humanidad y bondad. De hecho, sus expresiones son ambiguas; pero en esa ambig�edad pretend�a beneficiarlos; y la manera maravillosa en que, sin que ellos lo supieran, los trajo a Samaria, y la generosidad con la que los trat� all�, fueron suficientes para darles altas ideas del Dios de Israel, cuyo profeta era �l, y por lo tanto para los he llevado a la adoraci�n del Dios verdadero, que podr�a haberles resultado una bendici�n infinita y eterna para ellos. Te llevar� al hombre que buscas. Y as� lo hizo, aunque no de la manera que esperaban y deseaban.

Versículo 20

El Se�or les abri� los ojos, y he aqu�, estaban en medio de Samaria. Para su gran asombro y terror, sin duda, hab�a all� una fuerza suficiente para cortarlos a todos o hacerlos prisioneros de guerra. As�, cuando Dios ha abierto los ojos de aquellos a quienes Satan�s hab�a cegado y enga�ado hasta su ruina, ellos se ven a s� mismos en medio de sus enemigos, cautivos de Satan�s y en peligro del infierno, aunque antes pensaban que su condici�n era buena. Y as�, cuando los enemigos de Dios y su iglesia, como esta hueste siria que incluye a El�as y Dot�n, se imaginen listos para triunfar, para su asombro y confusi�n, se encontrar�n conquistados y triunfados.

Versículos 21-22

�Los golpeo? �Los golpear�? Esta repetici�n de la pregunta muestra su ansioso deseo de caer sobre ellos y matarlos. Quiz�s record� c�mo Dios estaba disgustado con su padre por despedir de sus manos a aquellos a quienes hab�a puesto en su poder para destruir, y no ofender�a de la misma manera; sin embargo, ahora tiene tanta reverencia por el profeta, que lo har�. no levantar una mano contra ellos sin su permiso. �l respondi�: No los herir�s. Es contra las leyes de la humanidad matar cautivos, aunque t� mismo los hubieras tomado con tu propia espada y arco, lo que podr�a parecer que te da alg�n color para destruirlos; pero mucho m�s indigno ser� a sangre fr�a matar a �stos, a quienes, no tus brazos, sino la providencia de Dios, ha puesto en tus manos. Pon pan delante de ellosDales carne y bebida que puedan refrescarlos y fortalecerlos para su viaje. Esta fue una acci�n de singular piedad y caridad, al hacer el bien a sus enemigos, lo cual fue mucho para el honor de la verdadera religi�n, y no menos prudente; para que as� se apaciguara el coraz�n de los sirios para con los israelitas. El�as hab�a dado una muestra de justicia divina, cuando pidi� llamas de fuego sobre la cabeza de sus perseguidores para consumirlos; pero aqu� Eliseo dio una muestra de misericordia divina, al amontonar carbones encendidos sobre la cabeza de sus perseguidores para derretirlos. .

Versículo 23

Cuando hubieron comido y bebido, los despidi� Refrescados, pero desarmados, como es m�s probable. As� que las bandas de Siria no entraron m�s en la tierra de Israel. Por un tiempo considerable, no volvieron m�s todav�a, como lo lee el Dr. Waterland; no hasta que el recuerdo y la influencia de estos ejemplos desaparecieron de sus mentes: o no volvieron a hacer este recado, llevarse a Eliseo: vieron que era in�til intentar eso; ni se convencer�a a ninguno de sus grupos para que asaltara a un hombre tan grande y bueno. La victoria m�s gloriosa sobre un enemigo es convertirlo en un amigo.

Versículo 24

Y sucedi� despu�s de esto , etc. Cu�nto tiempo despu�s de que no estamos informados; pero probablemente algunos a�os, cuando se hab�an olvidado de las bondades que hab�an recibido en Samaria, que por un tiempo, al parecer, los hab�a desarmado por completo de su odio contra Israel, y les hizo dejar de lado todo pensamiento de guerra. Ahora, sin embargo, cambian de opini�n y vuelven a estallar en hostilidades. Ben-adad, rey de Siria, reuni� a todo su ej�rcito. Aquel a quien Acab perdon� con iniquidad, ahora viene a retribuir su bondad y a cumplir la predicci�n divina contenida en 1 Reyes 20:42. No har�n ahora, como antes, incursiones e incursiones en el pa�s, en peque�as bandas y compa��as, que, como hab�an experimentado, f�cilmente podr�an quedar atrapadas; pero librar� una guerra abierta y solemne, y caer� sobre los israelitas de inmediato, con todas sus fuerzas unidas. Ben-adad era un nombre muy frecuente entre los reyes de Siria, si no com�n a todos ellos. Y subi� y siti� a Samaria saqueando y asolando el pa�s, sin duda, mientras �l iba; y no encontr� oposici�n hasta que lleg� a la ciudad capital.

Versículo 25

Hubo una gran hambruna en Samaria Probablemente la escasez, que �ltimamente hab�a estado en la tierra, fue la causa de que sus provisiones estuvieran tan vac�as; o el asedio fue tan repentino que no tuvieron tiempo de poner provisiones. Una cabeza de asno se vendi� por ochenta piezas de plata supuestamente siclos, y el siclo com�n valuado en quince peniques de dinero ingl�s, asciende a cinco libras: un precio enorme, especialmente por lo que ten�a tan poca carne, y era malsano e inmundo seg�n la ley, Lev�tico 11:26. En tiempos de hambruna, sin embargo, y de extrema necesidad, los mismos jud�os fueron absueltos de observar la ley con respecto a las carnes. No faltan casos en la historia en los que otras personas, en la misma ocasi�n, se hayan visto reducidas a la misma angustia y se hayan alegrado de comprar una cabeza de asno a un precio enorme. Ver Vida de Artajerjes de Plutarco. La cuarta parte de un taxi Una medida que, seg�n los jud�os, conten�a tanto como c�scaras de veinticuatro huevos. De esti�rcol de paloma, Bochart ha demostrado que hay entre los �rabes una especie de arvejas o legumbres.llamados por este nombre, que sin duda se refiere aqu�, porque dif�cilmente podemos suponer que usaran los excrementos de las palomas como alimento. Estas vezas eran un alimento muy ordinario y, sin embargo, se usaban mucho entre los israelitas m�s pobres y, por lo tanto, eran aptas para unirse aqu� con cabezas de asno: y un coche era la medida habitual de todo tipo de grano y frutos de ese tipo. En confirmaci�n de lo anterior se puede observar, nos dicen algunos viajeros, que en el Gran Cairo y Damasco hay revistas donde constantemente se fr�en este tipo de grano, que los que van en peregrinaci�n compran y se llevan consigo, como parte de la comida. provisi�n para su viaje. Los �rabes, al parecer, hasta el d�a de hoy llaman a este tipo de legumbres o arvejas con el nombre de esti�rcol de paloma.V�ase Bochart Hieroz., P�g. 2, 50: 1, c. 7.

Versículos 26-27

El rey de Israel pasaba por el muro para dar las direcciones necesarias para la defensa de la ciudad contra el asalto; para ver si los varios guardias estaban atentos y diligentes, y si sus �rdenes fueron ejecutadas, y para observar los movimientos del enemigo. All� le grit� una mujer: Socorro, se�or m�o, oh rey. � A d�nde debe ir en busca de ayuda el s�bdito angustiado, sino al pr�ncipe, que es por oficio el protector del bien y el vengador del mal? �l dijo: Si el Se�or no te ayuda, �de d�nde te ayudar�? �Me pides ma�z o vino, que yo quiero para m�? Si Dios no te ayuda, yo no puedo. O sus palabras pueden ser consideradas como el lenguaje de la pasi�n o la desesperaci�n, y traducirse: El Se�or no lo har� y no puedo ayudarte.

Versículos 28-29

El rey dijo: �Qu� te pasa? �Hay algo singular en tu caso? �Te va peor que a tus vecinos? De verdad que s�: ella y una de sus vecinas hab�an hecho un b�rbaro acuerdo, que, fallando todas las provisiones, deb�an hervir y comerse primero a su hijo, y luego al de su vecino: el de ella se comi�, (�qui�n puede pensarlo sin horror?) y ahora su vecina escondi� la suya. Esta impactante historia es un efecto terrible de la venganza divina, que Mois�s, unos seiscientos a�os antes, hab�a advertido a los israelitas que caer�an sobre ellos en caso de su apostas�a y rebeli�n contra Dios; como el lector puede ver en los pasajes a los que se hace referencia al margen. La misma terrible calamidad les sucedi� en otras dos ocasiones adem�s de esta; en el sitio de Jerusal�n, bajo Nabucodonosor, Lamentaciones 2:20 ; Ezequiel 5:10 ; y eso bajo Titus. V�ase Joseph., Jewish War , lib. 7, c. 10.

Versículo 30

Cuando el rey escuch� las palabras de la mujer, se rasg� la ropa, en parte por el dolor por un hecho tan horrible, y en parte por la indignaci�n contra el profeta. Y la gente miraba en gran n�mero sobre el muro, principalmente para la defensa de la ciudad. Y he aqu�, ten�a cilicio sobre su carne debajo de sus vestiduras interiores, en se�al de su dolor por las miserias de su pueblo, y lamentando que no estaba en su poder ayudarlos.

Versículo 31

Si la cabeza de Eliseo se posara sobre �l hoy, si yo no tomara hoy su cabeza y su vida. Este pr�ncipe miserable y parcial pasa por alto sus propios grandes y diversos pecados, y, entre los dem�s, su obstinada adhesi�n a la adoraci�n de los terneros y su connivencia con las idolatr�as y hechicer�as de su madre Jezabel ( 2 Reyes 9:22 ,). y la maldad del pueblo, que fueron las verdaderas y debidas causas de esta y todas sus calamidades; y echa la culpa de todo a Eliseo, ya sea suponiendo que el que ten�a el esp�ritu de El�as descansando sobre �l hab�a tra�do esta hambruna a la tierra con sus oraciones, como El�as lo hab�a hecho anteriormente, o porque los hab�a animado a resistir a los sirios. prometi�ndoles ayuda de Dios.

Versículo 32

Eliseo se sent� en su casa, en la casa donde moraba; porque es probable que no tuviera casa propia, habiendo abandonado todo para seguir a El�as. Y los ancianos se sentaron con �lO los hijos de los profetas, o m�s bien algunos hombres buenos y piadosos, como los que con frecuencia se denominan ancianos en la profec�a de Ezequiel, que desempe�aban alg�n cargo en la corte, el ej�rcito o la ciudad, como parece probable por el deseo del profeta de su ayuda. y protecci�n. Porque aunque Joram era un hombre malvado, y la mayor�a de sus oficiales, probablemente, tan malvados como �l; sin embargo, como observa justamente Poole, no podemos dudar de que hab�a algunos entre ellos a quienes su santa vida, su poderoso ministerio y sus gloriosos milagros, con los grandes beneficios obtenidos por �l para el p�blico, hab�an ganado para Dios y la verdadera religi�n; al menos a la profesi�n de ella, entre los cuales Jeh� podr�a ser uno; y �stos estaban aqu� sentados con �l, ya fuera para recibir consejo y consuelo de �l en este momento angustioso, o para solicitarle que usara su poder con Dios para su alivio; lo que hizo en consecuencia,El rey envi� a un hombre delante de �l, uno de su guardia, o alg�n otro oficial, para que le quitara la cabeza , como se indica a continuaci�n. Pero antes de que llegara el mensajero, dijo , etc. Ser amonestado por Dios de su peligro. Vea c�mo este hijo de un asesino El hijo genuino de ese malvado Acab, el asesino de los profetas del Se�or. Esta expresi�n puede parecer muy dura e inadecuada, y no debe ser imitada por otros: pero debe considerarse que fue un profeta extraordinario, al que se le confi� un poder en alg�n tipo superior al de Joram, y ten�a autoridad para controlar. y repr�ndelo en el nombre del Rey de reyes. Cierra la puerta y retenlo para que no entre en m� y me quite la vida antes de que venga el rey.�No est� detr�s de �l el sonido de los pies de su amo? No tendr�s que retenerlo mucho tiempo, porque el rey est� pis�ndole los talones. Es probable que viniera, ya sea para recordar su orden precipitada o, al menos, para debatir el asunto con el profeta y obtener alivio.

Versículo 33

Mientras a�n hablaba con ellos, el mensajero lleg� a Namely, a la puerta, donde entendemos que fue detenido porque no pod�a ir al profeta hasta que llegara el rey. Y �l dijo: He aqu� este mal , etc. O el mensajero dijo esto en el nombre y las palabras del rey, o m�s bien el rey mismo, quien, aunque no se menciona aqu�, puede presumirse que est� presente, tanto por la predicci�n del profeta de su pronta venida, como por la presencia del se�or, en cuya mano se apoy� el rey, 2 Reyes 7:2 . Este mal Este hambre espantosa, que ahora es tan extrema, que las mujeres se ven obligadas a comerse a sus propios hijos; es del se�or�l lo ha infligido y, por lo que veo, no lo quitar�. Todo mal penal es del Se�or como causa primera y juez soberano: y esto debemos aplicar a casos particulares: si es todo mal, entonces este mal por el cual nos lamentamos. Quienes sean los instrumentos, Dios es el agente principal. �Qu� debo esperar m�s al Se�or? Me invitaste a esperar la ayuda de Dios; pero percibo que puedo esperar bastante antes de que llegue la liberaci�n: estoy cansado de esperar, no puedo esperar m�s.

Información bibliográfica
Benson, Joseph. "Comentario sobre 2 Kings 6". Comentario de Benson. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/rbc/2-kings-6.html. 1857.