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Bible Commentaries
Deuteronomio 4

Comentario de Benson del Antiguo y Nuevo TestamentoComentario de Benson

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Introducción

AM 2553. BC 1451.

Una exhortaci�n a la obediencia, Deuteronomio 4:1 . Una advertencia contra la idolatr�a, Deuteronomio 4:14 . Una promesa sobre el arrepentimiento, Deuteronomio 4:29 . Ciudades de refugio designadas, Deuteronomio 4:41 . El lugar donde Mois�s repiti� la ley, Deuteronomio 4:44 .

Versículo 1

Ahora, pues, escucha, IsraelHabiendo llamado a su memoria las extraordinarias dispensaciones de la Divina Providencia hacia ellos, tanto en el camino de la misericordia como del juicio, ahora llama a toda su asamblea, de la manera m�s seria y ferviente, a considerar qu� influencia deben tener estas cosas en sus conducta, responsable del dise�o de tales misericordias y juicios; es decir, hacerlos obedientes puntualmente a las leyes de Dios y advertencias de ofenderlo; �sta es la intenci�n misma por la que fueron conducidos a la tierra prometida, y la condici�n absoluta de su goce pac�fico y feliz de ella. Podemos observar a Mois�s aqu� para hablar con toda la energ�a posible del lenguaje. La grandeza del tema sobre el que se encuentra lo inspira con m�s calidez de lo habitual, y no puede ver el extraordinario privilegio y felicidad conferidos a su pueblo, al haberestatutos y juicios divinos para dirigirlos, sin �xtasis ni admiraci�n. �l ve la felicidad de su condici�n all�, y otorga todo su celo y esp�ritu para hacerlos sensibles a ella. No considera nada m�s que esto, ya que saber que esto ser�a todo para ellos, para hacerlos grandes y felices. Los estatutos Las leyes que se refieren al culto y al servicio de Dios. Los juicios Las leyes relativas a su deber para con los hombres. As� que estos dos comprenden ambas tablas y toda la ley de Dios.

Versículo 2

No a�adir�is a la palabra que os mando deseando otras doctrinas o formas de adoraci�n que las que he ense�ado o prescrito. Porque esto ser�a acusarme de falta de sabidur�a, de cuidado o de fidelidad, al no darte suficientes instrucciones para el servicio de Dios. Tampoco disminuir�is en nada rechazando o descuidando cualquier cosa que he mandado, aunque parezca tan peque�a; pero toma mi palabra, tal como est�, como tu �nica regla y gu�a en las cosas temporales y eternas.

Versículos 3-4

Est�n vivos cada uno de ustedes este d�a. Una providencia singular los cuid�, para preservarlos en tan buena salud que ni uno de tantos miles haya muerto desde entonces. Tampoco, en la guerra con los madianitas, perdieron ni un solo hombre, N�meros 31:7 .

Versículo 6

A los ojos de las naciones Porque aunque la mayor�a de los paganos, en las �ltimas edades, conden�, a trav�s de prejuicios inveterados, las leyes de los hebreos, sin embargo, es cierto que los paganos m�s sabios las aprobaron altamente, de modo que hicieron uso de diversos de ellos, y los tradujo a sus propias leyes y constituciones; y Mois�s, el dador de estas leyes, ha sido mencionado con gran honor por su sabidur�a y conocimiento por muchos de ellos. Y particularmente el antiguo or�culo pagano dijo expresamente: "Que los caldeos o hebreos, que adoraban al Dios increado, eran los �nicos sabios".

Versículos 7-8

Tan cerca por gloriosos milagros, por las promesas de su presencia especial, por las operaciones de su gracia, y particularmente por su disposici�n a escuchar nuestras oraciones y a darnos los socorros que le pedimos. Tan justo Por lo que da a entender que la verdadera grandeza de una naci�n no consiste en la pompa y el poder, o la amplitud del imperio, como com�nmente piensan los hombres, sino en la justicia de sus leyes.

Versículos 9-10

Solo presten atenci�n. Su �nico peligro era que no se volvieran descuidados y descuidados de todas las cosas maravillosas que Dios hab�a hecho por ellos; por lo que har�a que cada israelita hiciera de estas importantes preocupaciones el tema de su estudio m�s frecuente e intensa meditaci�n. Especialmente el d�a en que Dios les entreg� la ley desde el monte Sina�, con tan horribles apariencias de majestad divina. T� te inclinaste. Algunos de ellos se pararon all� en sus propias personas, aunque entonces eran muy j�venes; el resto en los lomos de sus padres.

Versículos 11-12

En medio del cielo Ardiendo en el aire, que a menudo se llama cielo. No hay semejanza No hay semejanza o representaci�n de Dios, mediante la cual se representase su esencia, sus propiedades o sus acciones, como eran habituales entre los paganos.

Versículo 14

Para ense�arte estatutos y juicios Esto se relaciona con el resto de las leyes que Dios le dio a Mois�s, inmediatamente despu�s que �l mismo les hab�a entregado los diez mandamientos, ( �xodo 21 ,) Siendo el deseo del pueblo que Dios les comunicara el resto de su voluntad por Mois�s.

Versículo 15

No vieron ninguna semejanza en Horeb Dios, quien, en algunos otros lugares y tiempos, apareci� en forma humana, ahora en esta apariencia tan solemne, cuando vino a dar leyes eternas para la direcci�n de los israelitas en la adoraci�n de s� mismo, y en su deber para con sus semejantes, deliberadamente evit� todas esas representaciones, para mostrar que aborrece toda adoraci�n por im�genes, de cualquier tipo, porque �l es el Dios invisible, y no puede ser representado por ninguna imagen visible.

Versículos 16-17

No sea que os corromper�is a vosotros mismos. Corromper�is vuestra mente con pensamientos mezquinos de Dios, vuestro coraz�n al permitir que cualquier criatura aleje vuestros afectos de �l, o vuestros caminos ador�ndolo de una manera corrupta, o cayendo en la idolatr�a. Y te har� una estatua para adorar o para representar a Dios; que proh�be bajo pena de su disgusto. La semejanza de cualquier bestia , etc. El Dr. Chandler observa que �esta es la imagen misma de Egipto, que ten�a dioses de todo tipo; muertos deificados, hombres y mujeres, y numerosas im�genes de ellos; que adoraban como deidades a toros, vacas, ovejas, cabras, perros, gatos, p�jaros, ibis y halcones, serpientes, cocodrilos, caballos de r�o, junto con el sol, la luna y las estrellas del cielo �.

Versículo 19

No sea que seas impulsado por fuertes inclinaciones; para adorarlos. Que el Se�or ha repartido entre todas las naciones que no son dioses, sino criaturas, no hechas para adoraci�n, sino para uso de los hombres; s�, de las personas m�s viles y b�rbaras bajo el cielo, y por lo tanto no puede, sin gran absurdo, ser adorado, especialmente por ti , que est�s tan adelantado por encima de otras naciones en sabidur�a y conocimiento, y en esto, que eres mi peculiar personas.

Versículo 20

El Se�or te ha tomado por su misericordia gratuita, inmerecida por ti; y os saqu� del horno de hierro, el horno en el que se funde el hierro y otros metales, al que se compara Egipto, del tormento y la miseria que los israelitas sufrieron all�. Ser para �l un pueblo de herencia, su posesi�n peculiar de generaci�n en generaci�n; y, por lo tanto, que abandonaran a Dios y adoraran �dolos, ser�a ingratitud y maldad en grado sumo.

Versículo 21

Para que no cruce el Jord�n. Y como Dios te ha concedido el favor que me ha negado, tu obligaci�n para con �l aumenta en gran medida.

Versículo 23

Para que no olviden el pacto del Se�or su Dios Para que no hagan caso omiso del conocimiento de la ley de Dios o la desobedezcan voluntariamente, ahora se les declara y, por lo tanto, traigan sobre ustedes miseria y destrucci�n.

Versículo 24

Un fuego consumidor. Un Dios justo y terrible que, a pesar de su especial relaci�n contigo, te castigar� severamente si lo provocas. Un Dios celoso que, estando desposado contigo, se enfurecer� mucho contra ti si sigues a otros amantes, o si cometes prostituci�n (por as� decirlo) con �dolos, y no tendr� rival ni socio.

Versículo 25

Y se corromper�n. Evidentemente, esto parece ser una predicci�n de lo que Mois�s previ� que suceder�a; lo que hizo es a�n m�s manifiesto en Deuteronomio 4:30 .

Versículos 28-29

Servir�is a dioses, obra de manos de hombres. Ser�is obligados por los hombres y entregados por m� a la idolatr�a. As� que eso mismo que fue su elecci�n, ser� su castigo: es justo y habitual que Dios castigue un pecado entregando hombres a otro. Si desde all� buscas al Se�or en cualquier lugar en el que estemos, desde all� podemos buscarlo. No hay parte de la tierra que tenga un abismo entre ella y el cielo.

Versículos 30-31

En los �ltimos d�as O en general en las edades y generaciones sucesivas, o particularmente en los d�as del Mes�as, com�nmente llamado en las Escrituras, los �ltimos o �ltimos d�as. Aqu� se predice claramente la apostas�a y la miseria de la naci�n jud�a en los �ltimos d�as, ya que est� m�s extendido en el cap�tulo 28. Pero el pasaje tambi�n alienta la esperanza de su conversi�n y redenci�n; y que incluso en aquellos momentos en que su caso deber�a parecer m�s desesperado; cuando debieron haber abandonado a Dios y rechazado al Mes�as, hacia el fin del mundo.

Versículos 32-34

El �nico lado del cielo , es decir, de la tierra debajo del cielo. Pregunta a todos los habitantes del mundo. Y viva Y no fue abrumado y consumido por una apariencia tan gloriosa. Por tentaciones Tentaciones es el t�tulo general, que se explica por los siguientes detalles, se�ales y maravillas , etc., que se llaman tentaciones , porque fueron pruebas tanto para los egipcios como para los israelitas, si se les inducir�a a creer y obedecer a Dios. o no. Por los terrores que suscitan en la mente de los egipcios, o por las cosas terribles que han hecho entre ellos.

Versículo 37

Te sac� delante de sus ojos Manteniendo sus ojos fijos en ti, como un padre lo hace con su amado hijo. �l mismo estuvo contigo y march� contigo en la columna de nube y fuego. Con su gran poder y no con ninguna fuerza natural tuya, fuiste liberado de esa servidumbre en la que todos los miles de Israel vivieron tanto tiempo en Egipto.

Versículo 39

Con�celo y consid�ralo en tu coraz�n De todo lo que has visto, o�do y experimentado. Que el Se�or es Dios , etc. Establece en tu coraz�n que nadie m�s que el Creador de todas las cosas podr�a realizar esos poderosos actos.

Versículo 44

Esta es la ley que se expresa de manera m�s particular y completa en el cap�tulo siguiente, al que estas palabras son una introducci�n.

Información bibliográfica
Benson, Joseph. "Comentario sobre Deuteronomy 4". Comentario de Benson. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/rbc/deuteronomy-4.html. 1857.
 
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