Bible Commentaries
1 Corintios 10

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículo 11

1 Corintios 10:11

St. Paul hace su argumento a favor de la unidad y permanencia de las Escrituras y su adecuaci�n a los tiempos en que fueron no escritas depende del hecho de que los acontecimientos que se registraron los sacramentos de la presencia de Dios. Y hace de esta afirmaci�n el fundamento de exhortaciones morales directas contra la idolatr�a, contra la fornicaci�n, contra la murmuraci�n, contra ese pecado de tentar a Dios en el que pueden incluirse todos los dem�s pecados.

En otras palabras, el uso de las Escrituras para lo que deber�amos llamar los prop�sitos pr�cticos m�s sencillos, como advertencias contra los cr�menes abiertos directos, como preservativos de un temperamento interno recto, se deduce de lo que muchos a primera vista rechazar�an como un extra�o y fant�stico. estimaci�n de su car�cter.

I. Estoy seguro de que si las Escrituras est�n perdiendo su dominio sobre nosotros, la causa de ese enorme da�o radica en gran medida en nuestras confusas aprensiones respecto a lo que se llama su significado directo y lo que se llama su significado espiritual. El cr�tico se atrinchera en leyes y m�ximas filol�gicas, sosteniendo audazmente que si la historia de la Biblia es una historia, debe soportar ser probada por ellas. El que sufre en una cama de enfermo siente que las palabras le hablan directamente a �l o ella, y que ese discurso debe ser verdadero, pase lo que pase del otro.

Cada uno est� sujeto a estrecheces y tentaciones especiales. El estudiante discierne r�pidamente las tendencias m�rbidas y autoconcentradas del lector m�s devoto. El lector devoto siente instintivamente cu�n meramente anticuario puede ser el estudiante, cu�n poco comprende las necesidades de los seres humanos. Ninguno est� suficientemente vivo para sus propios peligros; ninguno comprende suficientemente cu�nto necesita la ayuda del otro.

II. Es evidente por este pasaje y por los que le siguen, que San Pablo se dirige a los corintios expresamente como una Iglesia cimentada por los sacramentos. �l ense�a que el paso a trav�s del Mar Rojo fue una se�al de que el Dios invisible hab�a tomado a la naci�n jud�a como un pueblo de herencia para �l mismo. Su objetivo era convencer a los corintios de que no estaban bajo un gobierno espiritual y una constituci�n diferentes de aquellos bajo los cuales hab�an vivido los padres jud�os.

En todos sus principios y m�todo era el mismo. El que lo administr� fue el mismo. El Cristo que Pablo les hab�a predicado tomando carne, muriendo, resucitando, ascendiendo, era ese Cristo, ese �ngel de la Alianza, ese Hijo de Dios, que hab�a guiado al pueblo hebreo en una columna de nube durante el d�a, que los hab�a seguido de noche en una columna de fuego.

III. Cuando rastreamos la Biblia como la historia progresiva de las revelaciones de Dios a una familia, una naci�n y a la humanidad, entenderemos mejor qu� apoyo hay en ella para nosotros como hombres, qu� terribles advertencias para nosotros como hombres a quienes Dios ha reclamado, no como siervos, sino como hijos. Los sacramentos dec�an a los corintios que no deb�an contentarse con el presente ni con el pasado, que Dios los quer�a para una comuni�n m�s perfecta con �l, que ten�a la intenci�n de manifestarse plenamente al mundo.

Ninguna creencia m�s baja, ninguna esperanza m�s d�bil, sin duda, puede sostenernos, sobre quienes han llegado los fines del mundo. El Sacrificio se ha hecho para que podamos mirar hacia ese d�a, que es el fin de todas las revelaciones y todos los sacramentos de Dios, cuando Sus siervos ver�n Su rostro y Su nombre estar� en sus frentes.

FD Maurice, Sermons, vol. i., p�g. 21.

Referencias: 1 Corintios 10:11 . Homilista, primera serie, vol. vii., p�g. 188. 1 Corintios 10:11 ; 1 Corintios 10:12 .

Revista del cl�rigo, vol. v., p�g. 31. 1 Corintios 10:12 . Spurgeon, Sermons, vol. i., No. 22; J. Gleadall, P�lpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. v., p�g. 47; EJ Hardy, D�bil, pero persiguiendo, p�g. 190; Spurgeon, Ma�ana a ma�ana, p�g. 74; JW Colenso, Village Sermons, p�g. 28. 1 Corintios 10:13 .

Revista del cl�rigo, vol. vii., p�g. 25; Caleb Morris, Preacher's Lantern, vol. iii., p�g. 373; FW Farrar, Silencio y voces de Dios, p. 101. 1 Corintios 10:15 . Homilista, tercera serie, vol. i., p�g. 327; JG Rogers, Christian World Pulpit, vol. iii., p�g. 156; JH Hitchens, Ib�d.

, vol. xvi., p�g. 420. 1 Corintios 10:16 . A. Barry, Cheltenham College Sermons, p�g. 36; Sermones sobre el Catecismo, p�g. 264. 1 Corintios 10:17 . G. Calthrop, Words Spoken to my Friends, p�g. 177; C.

P. Reichel, P�lpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. ix., p�g. 306. 1 Corintios 10:18 . RS Candlish, El evangelio del perd�n, p. 356. 1 Corintios 10:21 . J. Irons, Thursday Penny Pulpit, vol. iv., p�g.

241. 1 Corintios 10:23 . El p�lpito del mundo cristiano, vol. xxx., p�g. 267. 1 Corintios 10:24 . Preacher's Monthly, vol. ii., p�g. 250.

Versículo 27

1 Corintios 10:27

Libre para las diversiones y demasiado libre para quererlas.

I. Descubro dos puntos, incluidos en el consejo que da Pablo, ninguno de los cuales se destaca en el rostro de sus palabras, pero solo necesitan ser nombrados para ser vistos claramente. La primera es que, en el plano inferior de la mera observancia �tica, no cree que le incumba como maestro del evangelio imponer t�rminos puritanos y estrictos de moralidad restrictiva. No le corresponde a �l legislar sobre tales cuestiones.

En este campo, los disc�pulos deben tener su propia libertad y ser responsables de sus propios juicios y la correcta comprensi�n de sus propias responsabilidades. Hasta ahora, la ley del mundo tambi�n es de ellos, y �l no se comprometer� en absoluto a resolver las casu�sticas que ocurren en virtud de ella. Y para ponerlos en una base de libertad a�n m�s varonil, empuja a�n m�s la restricci�n dici�ndoles, cuando acepten tal invitaci�n, que se vayan con una mente libre, sin estorbos por escr�pulos tontos que los conviertan en una molestia para ambos. anfitri�n y la empresa.

Hasta aqu�, pues, los deja libres, es decir, en el ejercicio de su propio juicio responsable, libres de cualquier simple escr�pulo no inteligente. Pero apenas hemos notado la posici�n que se les da bajo esta libertad, cuando comenzamos a ver que �l est� pensando en un segundo tipo superior de libertad para ellos, lo que en su opini�n hace que el otro sea bastante insignificante. As�, deja caer, por as� decirlo en voz baja, a la mitad de su oraci�n esta cl�usula muy breve pero muy significativa, "y estar�s dispuesto a ir", poniendo, concibo, una cadencia en parte triste en sus palabras, como si dijera por dentro, conf�o en que no muchos estar�n dispuestos a hacerlo; porque el amado amor de Dios, en la gloriosa libertad de nuestro discipulado, deber�a ser una libertad demasiado plena, dulce y positiva y bendecida para permitir tal anhelo de placeres cuestionables y alegr�as ligeras.

II. La cuesti�n de las diversiones parece estar casi resuelta por el tenor de la propia vida distintivamente cristiana. El cristiano, en la medida en que es cristiano, no se basa en una mera pr�ctica �tica, preguntando qu� puede hacer y qu� est� restringido de hacer bajo las sanciones legales de la moral. Ese tipo de moralidad ha pasado mucho, pero de su mera libertad en el amor har� m�s y mejores cosas de las que todos los c�digos de �tica y los mandamientos de la ley moral exigen de �l.

Est� tan unido a Dios mismo, a trav�s de Cristo y el Esp�ritu, que tiene todo el deber en �l por una inspiraci�n libre. No es la cuesti�n de si estamos obligados as� y as�, en t�rminos de moralidad, y as� obligados a abstenernos, sino si, como implica nuestra nueva y m�s noble vida, no estamos obligados, con plena fidelidad, a rendirle honor, y mantenga intactos sus gustos m�s nobles descendiendo a lo que hasta ahora han dejado atr�s.

H. Bushnell, Sermones sobre sujetos vivos, p�g. 374.

Referencias: 1 Corintios 10:27 ; 1 Corintios 10:28 . Homilista, primera serie, vol. v., p�g. 391. 1 Corintios 10:29 . HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. i., p�g. 266.

Versículo 31

1 Corintios 10:31

Cuando las personas est�n convencidas de que la vida es corta, que no es apta para ning�n gran prop�sito, que no muestra adecuadamente ni lleva a la perfecci�n al verdadero cristiano, cuando sienten que la pr�xima vida lo es todo y que la eternidad es el �nico tema. que realmente pueda reclamar o pueda llenar sus pensamientos, entonces es probable que subestimen esta vida por completo y olviden su importancia real; tienden a desear pasar el tiempo de su estad�a aqu� en una separaci�n positiva de los deberes activos y sociales.

Sin embargo, debe recordarse que los empleos de este mundo, aunque no celestiales en s� mismos, son, despu�s de todo, el camino al cielo, aunque no el fruto, son la semilla de la inmortalidad y son valiosos, aunque no en s� mismos, pero para aquello a lo que conducen; pero es dif�cil darse cuenta de esto. Es dif�cil darse cuenta de ambas verdades a la vez y conectar ambas verdades juntas; constantemente para contemplar la vida por venir, pero para actuar en esto.

Es probable que los que meditan descuiden los deberes activos que de hecho les incumben y se concentren en el pensamiento de la gloria de Dios hasta que se olviden de actuar para su gloria. Este estado de �nimo es reprendido en figura en las palabras de los santos �ngeles a los ap�stoles, cuando dicen: "Varones galileos, �por qu� est�is mirando al cielo?"

I. "Haced todo para la gloria de Dios", dice San Pablo en el texto; es m�s, "ya sea que comamos o bebamos", de modo que parezca que nada es demasiado peque�o o trivial para glorificarlo a �l. El verdadero arrepentido se dir� a s� mismo: "Si el m�o es un trabajo fastidioso, tanto m�s me conviene . No merezco nada mejor. Tomar� este leve inconveniente de una manera generosa, complacido por la oportunidad de disciplinarme y con la auto-humillaci�n por necesitar una severa penitencia ".

II. Una segunda raz�n que animar� al cristiano ser� el deseo de dejar brillar su luz ante los hombres. Intentar� ganar a otros con su propia diligencia y actividad. Se dir� a s� mismo: "Mis padres, ni mi amo, ni mi patr�n, nunca dir�n de m�: La religi�n lo ha echado a perder. Me ver�n m�s activo y vivo que antes. Ser� puntual y atento, y adornar� el evangelio de Dios nuestro Salvador ".

III. El agradecimiento al Dios Todopoderoso, no, y la vida interior del Esp�ritu mismo, ser�n principios adicionales que har�n que el cristiano trabaje diligentemente en su llamamiento. Ver� a Dios en todas las cosas. �l recordar� la vida de nuestro Salvador. Sentir� que la verdadera contemplaci�n de su Salvador radica en sus asuntos mundanos; que al atender a su propio llamamiento se encontrar� con Cristo; que si lo descuida, por eso no disfrutar� m�s de Su presencia, pero que mientras lo realiza ver� a Cristo revelado a su alma en medio de las acciones ordinarias del d�a como por una especie de sacramento. Por lo tanto, tomar� sus negocios mundanos como un regalo de �l, y los amar� como tal.

IV. La verdadera humildad es otro principio que nos llevar� a desear glorificar a Dios en nuestros empleos mundanos si es posible, en lugar de renunciar a ellos.

V. A�n m�s, el cristiano usar� sus negocios mundanos como un medio para mantenerlo alejado de pensamientos vanos e in�tiles. El ocio es la ocasi�n de todos los males. La ociosidad es el primer paso en el curso descendente que conduce al infierno.

VI. Por �ltimo, vemos qu� juicio dar en una pregunta a veces agitada, si deber�amos retirarnos de nuestros asuntos mundanos al final de la vida para entregar nuestros pensamientos m�s enteramente a Dios. El cristiano se contentar� con prescindir de estas bendiciones, y el cristiano m�s elevado de todos es aquel cuyo coraz�n est� tan apoyado en Dios que no las desea ni las necesita, cuyo coraz�n est� tan puesto en las cosas de arriba que las de abajo excitan tan poco. lo agitan, lo inquietan, lo angustian y lo seducen mientras detienen el curso de la naturaleza, cuando detienen el sol y la luna, o cambian el verano y el invierno.

JH Newman, Parochial and Plain Sermons, vol. viii., p�g. 154.

La lecci�n del texto es la siguiente: la religi�n debe mezclarse con todos los asuntos de la vida y guiarlos, y no se puede prescindir de ella con seguridad en ning�n aspecto de nuestra existencia.

I. Que todo lo que hagamos muestre la intenci�n de Dios en nuestra existencia. �Tu vida dice cu�l es la intenci�n de Dios con ella?

II. H�gase todo en obediencia a Dios.

III. H�gase todo de tal manera que, cuando se complete, sea para alabanza de la sabidur�a, el poder y el amor de Dios.

T. Jones, Christian World Pulpit, vol. xii., p�g. 161.

Referencias: 1 Corintios 10:31 . Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times", vol. v., p�g. 268; AD Davidson, Lectures and Sermons, p�g. 18; EM Goulburn, Pensamientos sobre la religi�n personal, p. 122; WJ Knox-Little; Caracter�sticas de la vida cristiana, p�g. 197; R. Abercrombie, Christian World Pulpit, vol.

ii., p�g. 218; T. Jones, Ib�d., Vol. xii., p�g. 161; C. Kingsley, Village Sermons, p�g. 155; Preacher's Monthly, vol. viii., p�g. 129. 1 Corintios 10:33 . T. Arnold, Sermons, vol. i., p�g. 173. 1 Corintios 10:33 .

Preacher's Monthly, vol. ix., p�g. 44. 1 Corintios 11:1 . G. Brooks, Quinientos contornos, p�g. 353; WM Taylor, Paul the Missionary, p�g. 540; RW Church, Los dones de la civilizaci�n, p. 80. 1 Corintios 11:3 .

EW Shalders, Christian World Pulpit, vol. vii., p�g. 234. 1 Corintios 11:10 . WCE Newbolt, Consejos de fe y pr�ctica, p. 191; Homiletic Quarterly, vol. ii., p�g. 71. 1 Corintios 11:14 .

HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xxvi., p�g. 42. 1 Corintios 11:18 . FW Robertson, Lectures on Corinthians, p�g. 165. 1 Corintios 11:23 . Homilista, tercera serie, vol. ix., p�g.

102; JH Hitchens, Christian World Pulpit, vol. ii., p�g. 29; Revista del cl�rigo, vol. viii., p�g. 154. 1 Corintios 11:24 . Spurgeon, Sermons, vol. i., No. 2; Ib�d., Morning by Morning, p�g. 117; A. Maclaren, Christian Commonwealth, No. 112. 1 Corintios 11:25 . P�lpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. ix., p�g. 136.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Corinthians 10". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/1-corinthians-10.html.