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1 Corintios 16

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículos 8-12

1 Corintios 16:8

Lo que el cristianismo hace por un hombre.

I. El cristianismo hizo valiente a Pablo. "Hay muchos adversarios". Una muy buena raz�n para dejar �feso, pero, algunos de nosotros hubi�ramos pensado, una mala raz�n para permanecer all�. Paul mir� primero a la "puerta" y luego al adversario.

II. El cristianismo hizo a Pablo considerado. "Procura que Timoteo est� contigo sin miedo". Deseaba que el joven tuviera un buen comienzo en Corinto, sabiendo cu�nto depende del comienzo.

III. El cristianismo hizo a Pablo magn�nimo. "Deseaba mucho que Apolos viniera a ti". Pablo era despreciable en el habla, como d�bil en la presencia f�sica; pero honr� la elocuencia de su hermano y deseaba extender su influencia y fama.

Parker, City Temple, vol. ii., p�g. 68.

Versículo 9

1 Corintios 16:9

I. "La puerta es grande" debido a la posici�n dominante de �feso en Asia. A �feso, como capital de la provincia romana y centro de la vida provincial, acud�an diariamente multitudes de todos los rincones de Asia. Tanto los jud�os como los gentiles se apresuraban continuamente a hacer diligencias de negocios, religi�n y placer. Y la sala de conferencias de Tyrannus dio la bienvenida a todos los que acudieron, ya fueran atra�dos por la curiosidad o por el amor a la verdad.

Poco a poco, San Pablo hab�a reunido a su alrededor un grupo de evangelistas que llevaron el evangelio a sus propios pueblos asi�ticos. As�, a esas siete ciudades de Asia, ya otras que no se cuentan en las siete m�sticas, la fe fue llevada primero; se plantaron y organizaron iglesias, o (para usar la figura apocal�ptica) se instal� el candelero divino, que ministraba el aceite de la gracia a trav�s de los canales dorados del orden apost�lico y ard�a brillantemente en medio de la oscuridad pagana.

II. As�, la figura de San Pablo de una gran puerta abierta describe exactamente su alegr�a al descubrir que el Evangelio penetra tan pronto desde �feso a trav�s de Asia. Pero la met�fora adquiere un significado adicional cuando miramos el car�cter peculiar del paganismo efesio. En �feso, el paganismo es vivo, activo, entusiasta. La misma rareza del culto, que alguna vez pudo haber repelido al griego occidental, era ahora m�s una ayuda que un obst�culo para su popularidad, y se adaptaba al temperamento religioso de la �poca.

San Pablo se enfrent� en �feso a un culto pagano de antiguo prestigio, ricamente dotado, el centro de los intereses de la gran ciudad. Y, sin embargo, aqu�, m�s que en la esc�ptica y ociosa Atenas, el evangelio se abre paso. Sin blasfemar contra la gran diosa; por razonamiento de templanza, justicia y juicio venidero; proclamando, por los hechos del credo cristiano, el amor de Dios Padre, la redenci�n por el Hijo, el poder regenerador del Esp�ritu, los gentiles de �feso fueron convertidos y bautizados.

III. �Qui�nes fueron los adversarios cuyo n�mero y fuerza declara San Pablo con tanta franqueza? Ten�a el odio mortal de los jud�os de �feso y de los hacedores de santuarios de Diana. Es singular que los amigos m�s influyentes de San Pablo en su peligro sean hombres que fueron sumos sacerdotes del culto del C�sar, hombres bajo cuya direcci�n Atenas pronto olvidar�a su t�tulo de sacrist�n de Artemisa en su orgullo de ser sacrist�n de los Augusti.

C�sar no es uno de esos adversarios de los que habla el Ap�stol. Sin embargo, pase lo que pase, sea C�sar amigo o no, la Iglesia est� a salvo en manos de su Se�or Todopoderoso. Puede abrir una puerta grande y eficaz, aunque haya muchos adversarios.

EL Hicks, Oxford and Cambridge Journal, 11 de noviembre de 1880.

Referencia: 1 Corintios 16:10 . FW Robertson, Lectures on Corinthians, p�g. 255.

Versículo 13

1 Corintios 16:13

Fortaleza cristiana.

Considere la necesidad y el verdadero fundamento de la fortaleza cristiana.

I. La necesidad de esto tal vez no pase del todo incuestionable. Es bien sabido que el cristiano debe ser manso y humilde; pobre de esp�ritu, pacificador; no devolver mal por mal, es m�s, amar a sus enemigos. �D�nde, entonces, en tal car�cter y carrera, est� la necesidad de fortaleza? Pero nosotros los cristianos queremos fortaleza en y por esta misma mansedumbre y paz que se ha alegado.

Algunos hombres son mansos por naturaleza, y muy a menudo resultan ser de los m�s valientes donde se esperaba poco, pero el hombre que es manso por la pr�ctica y el deber debe ser un hombre verdaderamente valiente. Tal mansedumbre es en s� misma el resultado de la victoria, y la victoria dif�cilmente se gana. El cristiano es aquel que act�a por convicci�n. Sus opiniones se toman no porque sean la moda de su tiempo, sino porque le parecen m�s cercanas a la verdad y a la voluntad de Dios.

Para ello, necesita un coraje firme y varonil. Una vez m�s, el cristiano tiene en su propio camino, por no hablar de su relaci�n con los dem�s, abundantes ocasiones para la fortaleza. Ve y siente enemigos a su alrededor que otros no conocen.

II. Al adentrarnos en las fuentes de la fortaleza del cristiano, debemos conectarlo de inmediato, como lo hace nuestro texto, con las fuentes centrales de su fe y esperanza. De nada menos que estos puede proceder. El valor del cristiano no es mundano; no es de�sta; no se trata simplemente de una religi�n natural. Mantente firme en la fe. El valor del cristiano descansa sobre un fundamento definido que se ha establecido independientemente de �l mismo.

Y ese fundamento est� en una palabra, Cristo; Cristo en toda Su plenitud y firmeza, revel�ndole su propia indignidad, el amor de su Padre, la obra de su Salvador, el testimonio del Esp�ritu que mora en �l; y todo resumido en esas palabras que ning�n razonador lleg� jam�s a mi Dios.

H. Alford, Quebec Chapel Sermons, vol. v., p�g. 215.

1 Corintios 16:13

Las cosas que son necesarias para la fortaleza espiritual son: (1) principio correcto y s�lido, (2) nutrici�n mental y emocional, (3) trabajo, (4) r�gimen, autocontrol y gobierno, (5) descanso oportuno, ( 6) influencias geniales, (7) una atm�sfera piadosa, (8) ayuda sabiamente administrada, (9) abstinencia de toda influencia enervante, (10) voluntad de ser fuerte.

S. Martin, Westminster Chapel Sermons, primera serie, p�g. 1.

Referencias: 1 Corintios 16:13 . HJ Wilmot Buxton, Sunday Sermonettes for a Year, p�g. 210; L. Campbell, Algunos aspectos del ideal cristiano, p�g. 148; JH Thom, Leyes de la vida seg�n la mente de Cristo, p�g. 341; El p�lpito del mundo cristiano, vol. v., p�gs. 16, 23; M. Tyler, Ib�d., Vol.

xxviii., p�g. 395; Preacher's Monthly, vol. i., p�g. 260; D. Rhys Jenkins, La vida eterna, p�g. 127; Hay Aitken, Mission Sermons, vol. iii., p�g. 97; WM Taylor, Christian at Work, 13 de mayo de 1878; HW Beecher, Sermones, vol. i., p�g. 55; Plain Sermons, vol. VIP. 278. 1 Corintios 16:13 ; 1 Corintios 16:14 . P�lpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. iv., p�g. 73.

Versículos 21-24

1 Corintios 16:21

Anathema y Grace.

I. Este pasaje muestra el terror del destino de los que no aman.

II. La gracia presente del Se�or venidero.

III. La ternura arrancada del Maestro mismo, en el siervo que reprende.

A. Maclaren, El Cristo inmutable, p�g. 260.

Referencias: 1 Corintios 16:22 . Talmage, Christian World Pulpit, vol. viii., p�g. 121; A. Mursell, Ib�d., Vol. xxv., p�g. 252; Mason, Contemporary Pulpit, vol. ii., p�g. 293.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Corinthians 16". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/1-corinthians-16.html.