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1 Corintios 6

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículos 2-3

1 Corintios 6:2

I. El Ap�stol parece referirse a algo en la doctrina cristiana que era bien conocido entonces, pero ciertamente es muy oscuro ahora. Siempre esperamos ser juzgados, no juzgar a otros, y por lo tanto, la apelaci�n del Ap�stol no tiene fuerza para nosotros. Si las palabras fueran solas, de hecho, probablemente deber�amos estar inclinados a pensar que solo hablaban de juzgar en el sentido de condenar por contraste o ejemplo, como nuestro Se�or dijo que los hombres de N�nive se levantar�an en juicio con esa generaci�n y la condenar�an. .

Pero esta referencia al juicio futuro no es �nica; hay varios pasajes que tienen la misma referencia ( Daniel 7:22 ; Mateo 19:28 ; Apocalipsis 20:4 ).

Que todas estas referencias son oscuras es bastante claro, pero tambi�n est� claro que significan algo, y que el ejercicio de la autoridad judicial por parte de los santos ser� real, por dif�cil que lo comprendamos.

II. Los santos juzgar�n al mundo y, sin embargo, ellos mismos deben ser juzgados, y est� claro que un solo juicio decidir� el destino de todos. No puede haber favoritismo con Aquel ante quien todos debemos estar. Estas cosas solo pueden conciliarse suponiendo que los santos ser�n llamados a la primera (y m�s estricta) cuenta, y que, habiendo sido aprobados y considerados dignos, luego se convertir�n en asesores de su Juez al juzgar a los dem�s, y si�ntate a su lado, escuchando y aprobando su sentencia.

III. Cuando dice que los santos juzgar�n al mundo, creo que la raz�n y la analog�a de las Escrituras nos ense�an a limitar "el mundo" al mundo pagano. No puedo pensar que juzgar a sus hermanos cristianos pueda ser la suerte de nadie, por perfecto que sea. El juicio de los �ngeles ciertamente debemos limitarlo a los �ngeles malos, porque no parece que los otros que nunca se desviaron de su lealtad estar�an sujetos a ning�n juicio en absoluto; ninguno puede ser juzgado a menos que haya alguna acusaci�n en su contra.

Sin duda, el pensamiento solemne de que seremos llamados a ayudar a dictar sentencia sobre seres inmortales puede servir, como lo pretend�a el Ap�stol, para mostrar la mezquindad, la indignidad de gran parte de nuestra vida diaria y nuestras luchas. Somos pendencieros por nimiedades, exasperados por desaires, llevados a los extremos por errores imaginarios. �Dios perd�nanos a los cristianos! Hab�amos olvidado que deb�amos juzgar al mundo, y tambi�n a los �ngeles, en un momento.

R. Winterbotham, Sermones y exposiciones, p�g. 299.

Referencias: 1 Corintios 6:7 . G. Calthrop, Christian World Pulpit, vol. ii., p�g. 165. 1 Corintios 6:9 . WM Arthur, Ib�d., Vol. xiv., p�g. 253. 1 Corintios 6:11 .

E. Cooper, Practical Sermons, p�g. 177. 1 Corintios 6:12 . A. Mursell, Christian World Pulpit, vol. xviii., p�g. 264. 1 Corintios 6:15 . T. Arnold, Sermons, vol. v., p�g. 147. 1 Corintios 6:17 .

Spurgeon, Sermons, vol. xvi., n�m. 961. 1 Corintios 6:18 . RDB Rawnsley, Village Sermons, p�g. 119. 1 Corintios 6:18 . E. Garbett, Experiencias de la vida interior, p�g. 179. 1 Corintios 6:19 . J. Pulsford, Christian World Pulpit, vol. xv., p�g. 312; P�lpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. ix., p�g. 253.

Versículos 19-20

1 Corintios 6:19

Nota:

I. Consagraci�n del cuerpo por Dios. La imagen del texto es la de un santuario en el que habita un dios. El cuerpo de un creyente cristiano tiene otro inquilino que su esp�ritu humano; una presencia divina est� dentro de �l, a la vez su gloria y su poder. Y esa presencia divina confiere un indecible car�cter sagrado a su cuerpo. El cuerpo es un medio del servicio Divino. Esa es una de las sugerencias de la consagraci�n de Dios.

Los impulsos del Esp�ritu que habita en nosotros piden su cooperaci�n; necesitan su ministerio si quieren pasar de pensamientos de gracia a actos cristianos. No podemos poner l�mites a la consagraci�n del cuerpo del creyente cristiano por parte de Dios, podemos formarnos una peque�a concepci�n del servicio completo y noble que es posible para nosotros porque �l ha hecho un santuario en el que morar. Estas cosas hablan del "templo del cuerpo" y dan un significado terrible y glorioso a la amonestaci�n que nos invita a glorificar a Dios en nuestro cuerpo as� como en nuestro esp�ritu, ya que el cuerpo, al igual que el esp�ritu, es suyo.

II. Nuestra consagraci�n de nuestros cuerpos. El primer elemento esencial para glorificar a Dios en nuestro cuerpo es que lo consideremos con reverencia. Ese es el uso que Pablo est� haciendo aqu� del hecho de que, al igual que el esp�ritu, es redimido; que, al igual que el esp�ritu, es una esfera de servicio Divino. La irreverencia por el cuerpo, el desprecio de todas sus nobles capacidades y los fines a los que se le puede hacer ministrar, estaba estrechamente relacionado con el pecado de impureza, que el Ap�stol reprende.

Podemos hacer otra aplicaci�n de nuestro texto. Es un deber cristiano hacer todo lo que est� a nuestro alcance para aliviar el sufrimiento corporal, tanto en nosotros mismos como en los dem�s. Junto a la obra de predicar el evangelio y sanar las aflicciones espirituales de los hombres, que son la ra�z de todos sus sufrimientos corporales, una obra que permanece en su importancia, primero e inaccesible, viene la obra de combatir y destruir los dolores que afligen a la humanidad.

Un marco maravilloso es el cuerpo humano, que escribe la historia del pecado en la enfermedad; prestarse a todo el proceso de la disciplina humana; ayudando en el esfuerzo por la perfecci�n espiritual; haci�ndonos posible los ministerios humanos m�s nobles y un alto servicio Divino.

A. Mackennal, La vida de la consagraci�n cristiana, p. 100. (V�ase tambi�n Christian World Pulpit, vol. Viii., P. 276.)

Referencias: 1 Corintios 6:19 . Spurgeon, Sermons, vol. xvii., n� 1004; vol. xxvi., n�m. 1554; Sermones para ni�os y ni�as, p�g. 340; Trescientos contornos, p�g. 143; W. Hubbard, Christian World Pulpit, vol. xxvii., p�g. 102; Homilista, vol. iii., p�g. 370. 1 Corintios 6:20 .

Spurgeon, Sermons, vol. xx., n� 1163; W. Lamson, Christian World Pulpit, vol. vii., p�g. 239; Ib�d., Vol. xi., p�g. 31. 1 Corintios 7:3 . Expositor, primera serie, vol. ix., p�g. 388.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Corinthians 6". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/1-corinthians-6.html.