Bible Commentaries
2 Crónicas 34

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículos 1-3

2 Cr�nicas 34:1

I. La historia de Jos�as muestra que un ni�o puede convertirse en cristiano muy temprano en la vida. Ten�a s�lo quince a�os cuando se dice que "buscaba al Dios de su padre David".

Esa fue la primera vez que la gente lo supo. Pero probablemente hab�a sido un ni�o devoto mucho antes de eso.

II. La narraci�n de este joven rey tambi�n muestra que los j�venes pueden convertirse en cristianos sin la emoci�n de un avivamiento. Cuando Jos�as comenz� la reforma de su reino, estaba absolutamente solo. Comenz� el avivamiento siendo el primer converso.

III. La conversi�n del rey Jos�as muestra que un joven puede convertirse en cristiano justo en el momento en que los placeres del mundo son m�s atractivos.

IV. La historia de Jos�as muestra que un ni�o puede ser cristiano sin ser poco masculino o femenino. Jud� nunca ha tenido un pr�ncipe m�s valiente y en�rgico. Derrib� a los hombres malos del reino a diestra y siniestra de la manera m�s valiente. Ninguno de ellos se atrevi� a insultarlo.

V. La historia de Jos�as tambi�n sugiere que alguien que se convierte en cristiano temprano en la vida es probable que se convierta en un mejor hombre que uno que primero vive una carrera de pecado.

VI. La historia de Jos�as sugiere que la manera de que un joven se convierta en cristiano es hacer un negocio de hacer el bien.

A. Phelps, The Old Testament a Living Book, p�g. 161.

Referencia: 2 Cr�nicas 34:1 . Sermones para ni�os y ni�as, p�g. 338.

Versículo 3

2 Cr�nicas 34:3

Aviso:

I. Cuando comenz� la vida religiosa de Jos�as. El texto nos dice que fue "cuando a�n era joven". Como un simple ni�o, mostr� un car�cter hermoso y prometi� una vida virtuosa. Su vida religiosa realmente comenz� alrededor de los diecis�is a�os.

II. �Cu�l era la complexi�n de la piedad de Jos�as? Hay algo sugerente en la expresi�n "Comenz� a buscar al Dios de David su padre". (1) Es una bendici�n indescriptible haber nacido en la l�nea de un linaje cristiano. (2) No es deshonra para un joven creer en la religi�n de sus padres. Siempre es un signo esperanzador y prometedor del car�cter de un joven que, sin ce�irse absolutamente a la fe de sus padres, trate esa fe con el m�s profundo respeto, y no se dejar� convencer f�cilmente de que la abandone.

III. �Cu�l fue el resultado pr�ctico de la piedad de Jos�as? Toda su vida la dedic� a arreglar las cosas en todo su reino. Toda su energ�a la dedic� a promover la felicidad de su pueblo y la gloria de Dios.

J. Thain Davidson, Charlas con hombres j�venes, p�g. 203.

Versículo 14

2 Cr�nicas 34:14 , 2 Cr�nicas 34:20

Considere lo que perder�amos si nos separ�ramos de las Escrituras cristianas y de todas las instituciones y bendiciones por las que estamos en deuda con ellas.

I. En la p�rdida de la Biblia y sus frutos, deber�amos perder el conocimiento del Dios verdadero. La historia prueba esto m�s all� de toda disputa razonable. Dios debe hablar, o el hombre no lo encontrar�. La humanidad necesita un libro para mantener vivo en la tierra el conocimiento de un Dios espiritual y personal.

II. Por la p�rdida de las Escrituras y sus resultados del conocimiento de la humanidad, tarde o temprano perder�amos nuestras instituciones de benevolencia. La benevolencia a gran escala y en forma de instituciones permanentes y para todas las clases de la humanidad es una idea b�blica.

III. En la p�rdida de la Biblia y sus frutos, tarde o temprano deber�amos sufrir la p�rdida de nuestras instituciones de educaci�n popular. La cultura ha existido sin una revelaci�n del cielo. Las escuelas no son solo producto de la Biblia. Pero no cabe duda de que la educaci�n popular tiene origen b�blico. Aparte de las religiones cristianas, se basan en la ignorancia de las masas.

IV. Por la p�rdida de las Escrituras y sus creaciones, tarde o temprano deber�amos separarnos de nuestras instituciones de libertad civil. La historia muestra que la gran carta de la libertad en el mundo es la palabra de Dios. Las grandes naciones libres de la tierra son las grandes naciones cristianas.

A. Phelps, The Old Testament a Living Book, p�g. 187.

Referencias: 2 Cr�nicas 34:14 . Revista homil�tica, vol. xiii., p�g. 295. 2 Cr�nicas 34:27 . I. Williams, Personajes del Antiguo Testamento, p�g. 244; Spurgeon, Sermons, vol. xiii., No. 748.

2 Cr�nicas 35:2 . Ib�d., Vol. xxvi., No. 1513. 2 Cr�nicas 36:1 . Revista del cl�rigo, vol. v., p�g. 94. 2 Cr�nicas 36:12 . Preacher's Monthly, vol. ii., p�g. 265.

Versículos 20-21

2 Cr�nicas 34:14 , 2 Cr�nicas 34:20

Considere lo que perder�amos si nos separ�ramos de las Escrituras cristianas y de todas las instituciones y bendiciones por las que estamos en deuda con ellas.

I. En la p�rdida de la Biblia y sus frutos, deber�amos perder el conocimiento del Dios verdadero. La historia prueba esto m�s all� de toda disputa razonable. Dios debe hablar, o el hombre no lo encontrar�. La humanidad necesita un libro para mantener vivo en la tierra el conocimiento de un Dios espiritual y personal.

II. Por la p�rdida de las Escrituras y sus resultados del conocimiento de la humanidad, tarde o temprano perder�amos nuestras instituciones de benevolencia. La benevolencia a gran escala y en forma de instituciones permanentes y para todas las clases de la humanidad es una idea b�blica.

III. En la p�rdida de la Biblia y sus frutos, tarde o temprano deber�amos sufrir la p�rdida de nuestras instituciones de educaci�n popular. La cultura ha existido sin una revelaci�n del cielo. Las escuelas no son solo producto de la Biblia. Pero no cabe duda de que la educaci�n popular tiene origen b�blico. Aparte de las religiones cristianas, se basan en la ignorancia de las masas.

IV. Por la p�rdida de las Escrituras y sus creaciones, tarde o temprano deber�amos separarnos de nuestras instituciones de libertad civil. La historia muestra que la gran carta de la libertad en el mundo es la palabra de Dios. Las grandes naciones libres de la tierra son las grandes naciones cristianas.

A. Phelps, The Old Testament a Living Book, p�g. 187.

Referencias: 2 Cr�nicas 34:14 . Revista homil�tica, vol. xiii., p�g. 295. 2 Cr�nicas 34:27 . I. Williams, Personajes del Antiguo Testamento, p�g. 244; Spurgeon, Sermons, vol. xiii., No. 748.

2 Cr�nicas 35:2 . Ib�d., Vol. xxvi., No. 1513. 2 Cr�nicas 36:1 . Revista del cl�rigo, vol. v., p�g. 94. 2 Cr�nicas 36:12 . Preacher's Monthly, vol. ii., p�g. 265.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 2 Chronicles 34". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/2-chronicles-34.html.