Bible Commentaries
2 Reyes 6

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículos 1-2

2 Reyes 6:1

Hay dos condiciones de poder personal real en el mundo. Uno es el poder de la intuici�n, y es el que redime la vida de ser considerada un lugar com�n. Todo est� te�ido de celestial para quienes ven la luz del cielo por encima de todo, y la posesi�n de este poder da esa dignidad de concepci�n a la vida que es uno de los secretos del poder. La otra condici�n es la fuerza de la asertividad personal, el poder de la acci�n personal. Estos dos dones que pose�a Eliseo.

Pero todav�a hay una tercera calificaci�n que es necesaria para que estos dos poderes puedan entrar en contacto con la vida. Los grandes hombres son hombres que est�n en contacto con su propia �poca. Un hombre puede tener perspicacia y energ�a de car�cter; pero si no tiene el poder de ajustar sus capacidades en el lenguaje que entienden los hombres entre los que vive, todo ese poder ser� desperdiciado. La escena que tenemos ante nosotros explica que Eliseo pose�a en gran medida este don.

Se identifica con los hombres de progreso; se al�a con su vida individual. Permite el �mbito m�s libre de la actividad individual, pero los conserva en la gran unificaci�n de su trabajo. La escena es el tipo de todos los grandes movimientos, y Eliseo nos muestra la actitud adecuada de aquellos que dirigir�an y controlar�an tales movimientos.

I. No es solo el grito de la Iglesia jud�a, es el grito de todas las edades: "El lugar es demasiado estrecho". La historia de la Iglesia de Cristo es la historia de mil lamentos. El esp�ritu de prejuicio rodea todos los aspectos con los que consideramos la vida y el movimiento de la Iglesia. Es dif�cil para un hombre criado en una comuni�n creer en los tipos de santidad que se han convertido en los favoritos de otra.

II. Siempre que ha surgido una nueva doctrina o una nueva verdad en la historia de la Iglesia, ha sido sostenida en primera instancia por hombres que la vivieron y ataron sus propias vidas a ella. Ning�n poder de esa cabeza de hacha se desliz� hacia la corriente de la vida. La verdad no es cosa �nicamente del intelecto; desciende a nuestra naturaleza moral; injerta sobre nuestros afectos y conciencia. La historia natural de una doctrina es esta: cuando los hombres la toman correctamente, la usan como para Dios, la manejan correctamente, es un poder en sus manos.

Tomado para sus propios prop�sitos, con el prop�sito de evadir las afirmaciones de Dios que otras verdades pueden estar haciendo en sus mentes, entonces queda despojado de su poder; es impotente; est� enterrado bajo la corriente del tiempo en constante cambio. Cuando los hombres cre�an en la inspiraci�n de Dios y la Biblia, era un poder para ellos; pero cuando esto se redujo a la creencia de que cada jota y tilde era parte integral de la inspiraci�n de Dios, entonces simplemente cristalizaron en un dogma lo que era una gran y viva verdad.

III. Est�s rodeado de trabajadores. Su mente a menudo se ve perturbada entre los muchos gritos y muchos sonidos; pero cr�anlo, cada uno tiene su propia viga, y Dios puede poner en su mano el arma que usar� para cortarla. Adelante, no temas.

Obispo Boyd-Carpenter, P�lpito anglicano de hoy, p. 157 (ver tambi�n Contemporary Pulpit, vol. Ii., P. 317).

Referencias: 2 Reyes 6:1 ; 2 Reyes 6:2 . J. Menzies, Christian World Pulpit, vol. xx., p�g. 276. 2 Reyes 6:1 . A. Edersheim, Eliseo el profeta, p�g.

185. 2 Reyes 6:1 . Parker, vol. viii., p�g. 156. 2 Reyes 6:5 . W. Meller, Village Homilies, p�g. 23; T. Kelly, Pulpit Trees, p�g. 49.

Versículo 6

2 Reyes 6:6

Estas palabras describen algo que les sucedi� a los siervos de Dios. El hierro no nada para los sirvientes del mal. Ninguna habilidad as� tiene su maestro, por mucho que se jacte. Pero, �en cu�ntos casos se ha logrado lo "imposible" mediante la fe y la oraci�n?

I. Note que estos hijos de los profetas fueron trabajadores. "Toma a cada hombre una viga". Este edificio tuvo que ser construido y ellos sintieron que les gustar�a trabajar en �l ellos mismos.

II. Eran autosuficientes. No pidieron suscripciones para construirles un lugar m�s grande. Cre�an que Dios los bendecir�a si se empe�aban en hacer todo lo posible.

III. Aunque autosuficientes, estos hombres no eran mezquinos. Le dijeron al profeta: "Te ruego que est�s contento y ve con tus siervos". �Te sorprende que haya dicho "ir�"? A la vejez le gusta que la consideren adecuada para acompa�ar a la juventud. Los hombres de hoy tienen algo que aprender de los hombres del pasado. Lo mismo ocurre con los libros y las ideas pasadas de moda.

IV. Estos hijos de los profetas eran honestos, aunque pobres. Ser�a bueno para el cristianismo si todos sus profesores sintieran la deuda como lo hizo el perdedor del hacha. Es bueno para nosotros y un signo de gracia cuando la palabra "prestado" evoca un suspiro y "�Ay!"

V. Esta historia nos ense�a el peligro de las cosas sueltas. La cabeza del hacha estaba suelta y sali� volando; y la maravilla es que no mat� a nadie. Los h�bitos sueltos, como nuestra ropa vieja, nos quedan f�cilmente, pero son peligrosos.

VI. �Qu� gran problema es el hecho en casa! Muchos de los llamados accidentes son el resultado de un descuido.

VII. Observe c�mo se levant� el hacha de nuevo. "Cort� un palo y lo arroj� all�; y el hierro nad�". El ejemplo es mejor que el precepto. No le dijo que nadara; le mostr� c�mo.

T. Champness, Nuevas monedas de oro antiguo, p�g. 222.

Referencias: 2 Reyes 6:6 . JM Neale, Sermones en Sackville College, vol. iii., p�g. 93; Preacher's Monthly, vol. VIP. no. 2 Reyes 6:8 . Parker, Fountain, 12 de abril de 1877.

Versículos 15-17

2 Reyes 6:15

I. La primera observaci�n que sugiere este incidente es en cuanto a la fuerte presi�n de las cosas externas y visibles sobre nosotros que todav�a estamos en el cuerpo. El joven pudo ver a la hueste siria recorriendo la ciudad para llevarse a su amo, pero nada m�s. �No es esta una verdadera par�bola para nosotros? Hablamos de vivir por fe, no por vista, pero �qu� verdad tiene para nosotros? Toma la vida de cualquier d�a; �Ser�a muy diferente si este mundo fuera todo, si no hubiera juicio ni eternidad? (1) Est� el negocio de la vida.

(2) Est�n los placeres de la vida. (3) Est�n las pruebas de la vida. Todas estas son cosas reales. Absorto en ellos, un hombre vivir� encerrado y bloqueado por el presente y ciego a todas las realidades que no son de la tierra, los sentidos y el tiempo.

II. Y, sin embargo, la historia que tenemos ante nosotros est� dise�ada para mostrar cu�n cerca est� todo el tiempo otro mundo y otra vida, todos juntos del esp�ritu y el cielo, y de Dios. Solo necesit� abrir los ojos, y nada m�s, para mostrarle a este joven todo un concurso de existencias y agencias invisibles e insospechadas hasta ese momento. Si la palabra de Dios es verdadera, somos habitantes de dos mundos: un mundo visto y un mundo invisible; un mundo de tiempo y un mundo de eternidad. Puede que estemos caminando con los ojos vendados en medio de verdades y realidades.

III. Tal verdad es la revelaci�n de la providencia de Dios. Si pudi�ramos ver el mundo espiritual como vemos el natural, encontrar�amos que cada vida est� en la mano de Dios, cada facultad guardada para nosotros por la guarda de Dios, cada paso dado, cada palabra hablada y cada obra realizada en virtud de un el poder no es el nuestro.

IV. Un hombre pasa de la vida de la vista a la vida de fe por la apertura de los ojos de que habla el texto. La oraci�n es el medio para pasar de una vida de vista a una vida de fe.

CJ Vaughan, Contemporary Pulpit, vol. iv., p�g. no (ver tambi�n Good Words, 1864, p. 916).

Referencias: 2 Reyes 6:16 . R. Heber, Sermons Preached in England, p�gs. 18, 42. 2 Reyes 6:16 ; 2 Reyes 6:17 . Revista del cl�rigo, vol. ix., p�g. 84; Preacher's Monthly, vol. iv., p�g. 149.

Versículo 17

2 Reyes 6:17

El joven que mira al exterior y no ve nada m�s que las colinas, los campos y el ej�rcito sirio es la imagen de un hombre sin fe. Pero el mismo joven que mira al exterior y ve no solo las colinas, los campos y los enemigos que todos vieron, sino tambi�n la hueste en llamas, s�mbolo de la presencia, el amor y el poder de Dios, es una imagen de un hombre con fe. Deseo hacerle ver tres amplias perspectivas: la naturaleza, la providencia, la Biblia. Y al mirar cada uno de ellos, haremos la oraci�n: "Se�or, abre mis ojos".

I. Nuestros ojos necesitan estar abiertos para ver a Dios en la naturaleza Dios, con Su amor, sabidur�a y poder. Un hombre mira hacia el exterior sobre un pedazo del mundo de Dios y no ve ni su belleza ni su Creador en �l. Un segundo mira la misma escena y ve la belleza que el primero no vio, pero no ve al Hacedor. Pero un tercero mira, y es como el sirviente de Eliseo: sus ojos est�n abiertos y ve lo que ninguno de los otros ha visto; ve a Dios pasando Su mano sobre todo y derramando belleza sobre ella de Sus dedos.

II. Necesitamos tener los ojos abiertos a la providencia, para que en todo lo que emprendamos y suframos podamos ver a Dios como nuestro Gu�a, y confiar en �l, para que, sea cual sea la fortuna a la que seamos conducidos, nunca nos sintamos solos. Esto nos dar� un coraje y un consuelo como nada m�s nos puede dar.

III. Necesitamos tener los ojos abiertos en la Biblia. Es un momento que nunca se olvidar� cuando la verdad que ha sido conocida y manejada como un trozo de madera seca durante a�os de repente se enciende en una llama brillante; cuando sobre los prados de la Biblia, donde antes no aparec�a nada m�s que hierba ordinaria, se ponen en marcha repentinamente los caballos y los carros de fuego; cuando esta verdad, por ejemplo, "Mi alma es infinitamente preciosa e inmortal", se estremece a trav�s de m�, y todo el mundo parece nada comparado con mi alma.

J. Stalker, The New Song, p�g. 75.

Referencias: 2 Reyes 6:17 . AW Momerie, El origen del mal, p�g. 248; J. Thain Davidson, Charlas con hombres j�venes, p�g. 119; HP Liddon, Penny Pulpit, n�m. 599, y Esquemas del Antiguo Testamento, p�g. 77; Spurgeon, My Sermon Notes, 1884, p�g. 91; Esposo, Church Sermons, vol. ii., p�g. 74. 2 Reyes 6:17 .

A. Edersheim, Eliseo el profeta, p�g. 208. 2 Reyes 6:18 . Bennett, Thursday Penny Pulpit, vol. vii., p�g. 85; JM Neale, Sermones en Sackville College, vol. iii., p�g. 100. 2 Reyes 6:24 y 2 Reyes 6:32 vii.

2. A. Edersheim, Eliseo el Profeta, p�gs. 219, 230. 2 Reyes 6:24 y vii. Parker, vol. viii., p�g. 169. 2 Reyes 6:26 . Revista homil�tica, vol. xv., p�g. 163. 2 Reyes 6 Parker, Fountain, 24 de mayo de 1877.

2 Reyes 7:2 . Spurgeon, Sermons, vol. xxi., n�m. 1238; JM Neale, Sermones en Sackville College, vol. iii., p�g. 108. 2 Reyes 7:3 . Spurgeon, Ma�ana a ma�ana, p�g. 73. 2 Reyes 7:3 . Ib�d., Sermones, vol. xxxii., No. 1903. 2 Reyes 7:3 . A. Edersheim, Eliseo el profeta, p�g. 242.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 2 Kings 6". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/2-kings-6.html.