Bible Commentaries
Deuteronomio 7

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículo 21

Deuteronomio 7:21

I. Se ha denunciado a menudo que las cualidades que se anima especialmente a los cristianos a cultivar no son la hombr�a y el coraje; que, en la medida en que el ideal cristiano se presente de manera continua y constante ante la mente de una naci�n o de un hombre, es probable que esa mente se vuelva sumisa, no en�rgica. Creo que la valent�a, que es s�lo otra forma de expresar el coraz�n, de una naci�n est� sujeta a un continuo debilitamiento y decadencia; que si se deja a s� mismo, sin duda se marchitar�; que algunas religiones pueden acelerar su muerte; pero que al hacerlo, tal religi�n probar� que no proviene de Dios, que no es Su religi�n, ni Su instrumento para reformar y regenerar el mundo.

II. Un retorno a la antigua fe de que el valor y la humanidad no son enemigos, sino compa�eros inseparables, ciertamente ha comenzado entre nosotros. La desgracia es que se supone que el cristianismo no es id�ntico a la humanidad, sino que la sustituye. Y esta opini�n est� estrechamente relacionada con otra: que el coraje es una virtud pagana, o quiz�s la pagana, y que la hemos apreciado al dar a nuestros hijos una educaci�n semi-pagana. Considere esta opini�n bajo diferentes aspectos.

III. Por pagano nos referimos a alguien que no es jud�o. Ese es el uso m�s simple y preciso del nombre. Tom�ndolo en este sentido, nuestro texto es decisivo en que una alta estimaci�n del valor no se limita a los paganos; que si hacer tal estimaci�n es imp�o, el pueblo elegido era tan imp�o como cualquier otro. La Biblia nos dice que la idolatr�a es el gran destructor del valor, la reverencia por el Dios verdadero y un sentido permanente de Su presencia y protecci�n, quien lo sostiene.

Ahora bien, �es esta doctrina compatible con el hecho de que las m�s ilustres de las naciones paganas eran naciones singularmente valientes, y que nuestros antepasados ??buscaron encender el coraje ingl�s en sus fuegos?

Es incompatible si consideramos a un pagano simplemente como un id�latra. Es perfectamente compatible si trazamos a trav�s de la historia de las grandes naciones que adoraban �dolos un testimonio continuo en su contra. Su creencia en el coraje, como cualidad que los elevaba por encima de los animales, era la mayor de todas las protestas que la conciencia de los paganos estaba llevando a cabo contra la idolatr�a, contra la adoraci�n de las cosas visibles, que est� directamente relacionada con nuestros instintos animales, que es siempre rebajando al ser humano al nivel de lo que debe gobernar.

IV. El coraje del hebreo se derivaba de su confianza en el Ser que lo hab�a elegido para hacer su trabajo en el mundo, qui�n realizar�a ese trabajo, dejara que los poderes se unieran para derrotarlo. El cristianismo no es una negaci�n del juda�smo o una negaci�n del paganismo, un tertium quidque excluye todo lo que es m�s fuerte y vital en ambos, pero la armon�a y la concentraci�n de ambos, el descubrimiento de Aquel en quien el significado de ambos se realiza y se eleva a su m�xima potencia; sino de la uni�n y reconciliaci�n de aparentes opuestos en la fe de un Padre y un Hijo, de un Esp�ritu que procede de ambos, para vivificar a los hombres y convertirlos en siervos voluntarios y alegres, porque los hijos de Dios deben surgir. un coraje m�s adivino que el hebreo, m�s humano que el griego, m�s comprometido en una batalla continua contra el desorden que el romano.

FD Maurice, Sermons, vol. VIP. 145.

Versículos 22-26

Deuteronomio 7:22

I. No puede haber duda de que estos pasajes representan a la naci�n jud�a como atada a un perpetuo conflicto con la idolatr�a. La resistencia fue principalmente interna. Los miembros de la naci�n nunca deb�an inclinarse ante los s�mbolos naturales o humanos. Pero no deb�an ser meramente tenaces en la adoraci�n verdadera y vigilantes contra la falsa; deb�an salir contra el pueblo id�latra de Cana�n, para quebrantar sus dioses, para destruir sus altares y lugares altos. Y no solo el �dolo o el templo del �dolo iba a ser destruido; los habitantes del pa�s id�latra, sus esposas, sus hijos, sus ovejas y sus bueyes, ser�an ejecutados.

Al explicar estos hechos, debemos recordar que los jud�os eran la �nica naci�n que tal vez no saliera a ganar premios por s� mismos; eran simplemente los instrumentos del Se�or justo contra aquellos que estaban contaminando Su tierra y haci�ndola inadecuada para ser habitada.

II. Seguramente no hemos aprendido del Serm�n de la Monta�a que no hay un Ser justo, Uno cuya voluntad sea para todo bien, Uno al que se oponen la injusticia y el mal. Nuestro Se�or tampoco dijo que los hombres no deb�an ser instrumentos para hacer la obra de Dios, para llevar a cabo Sus prop�sitos. El Evangelio debe ser tan asertivo e intrusivo como el juda�smo. La idolatr�a fue atacada m�s directamente en sus lugares altos, recibi� m�s heridas mortales, en los tres siglos durante los cuales el Evangelio del Hijo de Dios fue opuesto por todas las espadas del imperio romano, y cuando no ten�a espada terrena propia, que por todas las batallas de los israelitas. El castigo del id�latra no es ahora el medio m�s eficaz para extinguir la idolatr�a. Nuestro Se�or nos muestra que el anuncio de s� mismo es m�s perfecto.

III. Estas distinciones son profundas y radicales; deben afectar todas las relaciones entre el magistrado y el heraldo del Evangelio, entre la naci�n y la Iglesia.

Si hemos aprendido a creer que el esp�ritu de amor es un fuego consumidor, que debe destruir los �dolos y lugares altos que nosotros mismos hemos levantado y luego todos aquellos que est�n alejando a los hombres en cualquier parte del Dios vivo y verdadero, encontraremos que la orden de expulsar al pueblo degradado de Cana�n es una expresi�n de la misma voluntad misericordiosa que orden� a los disc�pulos que fueran a todas las tierras y predicaran el Evangelio a toda criatura.

FD Maurice, Los patriarcas y legisladores del Antiguo Testamento, p. 256.

Referencia: Deuteronomio 7:22 . Parker, vol. iv., p�g. 152.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Deuteronomy 7". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/deuteronomy-7.html.