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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Bíblico de Sermón Comentario Bíblico de Sermón
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
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Texto Cortesía de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Isaiah 13". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/isaiah-13.html.
Nicoll, William R. "Comentario sobre Isaiah 13". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-22
Isa�as 13:12
I. El texto es una promesa disfrazada de amenaza. Es una amenaza para una naci�n, pero una promesa para la humanidad. El texto que habla de la devastaci�n de los hombres de guerra ser� tan escaso que el oro mismo perder� su valor. Aqu� se predice el derrocamiento de una naci�n; la destrucci�n del poderoso imperio babil�nico. En ese desprecio por el hombre, que al principio revelaba su orgullo y codicia de posesi�n, se ocultaba la condenaci�n de Babilonia. La naci�n tan prodigiosa de vida humana iba a morir por completo; el imperio que no valora a los hombres por falta de hombres perecer�.
II. Nuestro texto es prof�tico de la condenaci�n y la disciplina del esp�ritu exclusivo. El "aislamiento semejante a Dios" es algo inhumano; es m�s, el aislamiento no es semejante a Dios, porque Dios es amor. Es lo Divino en el hombre al que se dirige la profec�a de nuestro texto. Para el hombre, como para Dios, no hay nada en la tierra tan precioso y querido como el hombre.
III. �Qu� maravilloso es el cumplimiento de nuestro texto en el Evangelio! La doctrina de una redenci�n com�n ha despertado en la conciencia cristiana el sentido de un vasto linaje humano, desfavorecido, sin bendici�n, abandonado a s� mismo, como ovejas sin pastor. Es el valor de la humanidad perdida que se nos revela en la redenci�n de Cristo, y que el Evangelio no nos dejar� olvidar. Cristo dio la bienvenida a las personas olvidadas, a los miserables, a los abandonados, a los que hab�an sido castigados por el pecado, y los oblig� a integrarse en la sociedad de su pueblo. Los llama suyos; Dice que olvidarlos es olvidarse de s� mismo. Ha abierto los ojos de sus seguidores tocando sus corazones.
A. Mackennal, Christian World Pulpit, vol. xxvi, p�g. 248.