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Bible Commentaries
Salmos 144

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

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Versículo 1

Salmo 144:1

Estoy lejos de pensar que esta frase se aplique exclusivamente a lo que denominamos conflictos espirituales. Supongo que David, o quienquiera que fuera el escritor del Salmo, dio gracias por haber podido pelear con los filisteos y los amonitas. Nadie que haya aprendido la historia jud�a de memoria intentar�a una divisi�n artificial entre guerras nacionales y guerras espirituales. El primero supuso el �ltimo; al enemigo visible se le permiti� desplegar su fuerza para que la fuerza espiritual que estaba dormida pudiera ser invocada para resistirlo. El hombre est� hecho para la batalla. Su inclinaci�n es descansar; es Dios quien no le permitir� hundirse en el sue�o que �l considera tan placentero y que seguramente terminar� en una muerte helada.

I. He hablado de esta acci�n de gracias como de aplicaci�n universal; hay algunos casos en los que nos abstiene de usarlo y, sin embargo, la experiencia nos ense�a cu�nto mejores ser�amos si nos atrevi�ramos a usarlo en toda su fuerza y ??amplitud. Hay quienes sienten mucho m�s que otros el poder de ese primer enemigo del que he hablado. Resistir los deseos de la carne, no dejarse dominar por completo por ellos, es para ellos, a trav�s de la constituci�n, la educaci�n o la indulgencia, un esfuerzo del que sus amigos m�s cercanos pueden no saber nada. Entonces, �qu� ayuda pueden extraerse de las palabras: "Bendito sea el Se�or Dios, que ense�� mis manos para la guerra y mis dedos para luchar"!

II. Los deseos o pasiones violentos nos recuerdan su presencia. La moda del mundo nos est� acorralando y sujet�ndonos sin que lo sepamos. Una red compuesta de hilos invisibles nos envuelve. No es por una influencia distinta que nos presionan, sino por una atm�sfera llena de influencias de la m�s variada calidad, dif�ciles de separar unas de otras. "Bendito sea el Se�or Dios de Israel, que mueve las manos para la guerra y los dedos para luchar", por el orden divino que �l ha establecido, y no por el hombre.

Bendito sea ese Se�or Dios por no permitir que Su criatura, Su hijo, quede sepultado bajo el peso de opiniones, m�ximas, tradiciones, que lo aplastan; por darle visiones de una ciudad que tiene cimientos, de los cuales �l es el Constructor y Hacedor; por darle la seguridad de que puede, y debe, vencer todos los obst�culos que le impiden poseer sus gloriosos privilegios.

III. Menos que nada, hay alguna energ�a natural en nosotros para luchar contra ese enemigo que se describe en las Escrituras como buscando a quien devorar. �No es cierto que el tiempo que se jacta de haber sobrevivido al esp�ritu maligno es el que est� m�s directamente expuesto a sus ataques? �No es posible que nuestro progreso nos haya llevado a un conflicto m�s estrecho con la maldad espiritual en los lugares altos de lo que nunca estuvieron involucrados nuestros antepasados? Bendito sea el Se�or Dios de Israel, que ense�a nuestras manos para la guerra y nuestros dedos para luchar. Bendito sea �l por traernos al encuentro inmediato con Sus propios enemigos inmediatos, para que podamos saber m�s que otros de Su propia presencia inmediata.

FD Maurice, Sermons, vol. i., p�g. 317.

Referencias: Salmo 144:4 . RW Evans, Parochial Sermons, vol. i., p�g. 162 y vol. enfermo, p�g. 133. Salmo 144:5 . S. Baring-Gould, Predicaci�n en la aldea durante un a�o, vol. ii., p�g. 88.

Versículo 12

Salmo 144:12

I. Estas dos figuras expresan, de diferentes maneras, las nociones de fijeza y sustancia. Tanto la planta como la columna son fijas y estables. La planta est� fijada por sus ra�ces en la tierra, la columna fijada en el edificio. La vida debe estar arraigada en una fe firme en Dios y en el camino de la reconciliaci�n y la comuni�n con �l. Esta creencia por s� sola da significado, prop�sito y sustancia a la vida. Son las grandes verdades que se creen las que nutren el alma.

II. El crecimiento y la permanencia se establecen en el texto. El crecimiento pertenece tan necesariamente a la concepci�n de una planta como la permanencia a la de una columna. El crecimiento del alma y el esp�ritu es el resultado de aferrarse firmemente a las grandes verdades centrales y de extraer la esencia misma de ellas en el ser. Mientras que el hombre representa el progreso y la permanencia de la mujer, la verdadera vida ideal incluye a ambos por igual.

III. En la planta y la columna hemos representado el individualismo, la separatividad, la independencia y, por otro lado, la combinaci�n, la unidad y la ayuda y el apoyo mutuos.

IV. El texto habla de dos tipos diferentes de belleza: la de la planta, la belleza de la naturaleza; la de la columna esculpida, la belleza de la cultura. Se nos recuerda que toda la belleza del alma debe ser el resultado tanto de la naturaleza como del cultivo. (1) Para que el alma sea bella, debe ser un alma viviente, que viva en contacto con el infinito, en comuni�n con Dios. Esta es verdaderamente la belleza de la naturaleza, la naturaleza m�s profunda.

(2) Piense en la escultura de esa piedra. Si la sustancia hubiera tenido sentimiento, �a qu� costo se habr�a obtenido esa hermosa forma! Las almas humanas se moldean en belleza a menudo a trav�s de grandes sufrimientos y pruebas. No olvidemos eso. Pero consideremos especialmente que debemos blandir el cincel y el mazo sobre nosotros mismos, eliminar el mal y buscar que surja el ideal de nuestra naturaleza.

J. Leckie, Sermones predicados en Ibrox, p�g. 178.

Salmo 144:12

David no est� orando para que los j�venes de la tierra tengan una precocidad anormal, o que est�n adelantados de alguna manera a sus a�os; pero el cuadro que tiene ante su mente es el de una juventud vigorosa, saludable, �ntegra, viril e ingenua: y siente que esto, si se realiza, ser�a la mayor gloria de la tierra. Para los j�venes de su pa�s deseaba:

I. Un marco saludable; un f�sico fuerte, robusto y vigoroso. Se ha dicho que as� como la justicia es la salud del alma, as� la salud es la justicia del cuerpo.

II. Un car�cter s�lido. Un escritor pintoresco dice: "Para que un hombre crezca, debe crecer como un �rbol; no debe haber nada entre �l y el cielo". Es un viejo adagio que el conocimiento es poder, pero es a�n m�s cierto decir que el car�cter es poder.

III. Una vida oculta. Cada uno de ustedes necesita aquello que ning�n poder humano puede comunicar y sin el cual la profesi�n religiosa m�s bella es s�lo un cad�ver pintado. La religi�n personal y salvadora no es un desarrollo desde dentro, no es un producto de la evoluci�n moral; es algo cuyo germen debe ser transmitido por el Esp�ritu Santo, y sin el cual est�is a los ojos de Dios absolutamente muertos.

J. Thain Davidson, The City Youth, p�g. 239.

Referencias: Salmo 144:12 . W. Walters, Christian World Pulpit, vol. xxi., p�g. 338. Salmo 144:15 . FW Farrar, Ib�d., Vol. xix., p�g. 33; WM Arthur, Ib�d., Vol. xxvii., p�g. 200. Salmo 145:1 .

Preacher's Monthly, vol. ii., p�g. 295. Salmo 145:1 ; Salmo 145:2 . Spurgeon, Sermons, vol. xxxii., No. 1902.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Psalms 144". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/psalms-144.html.
 
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