Bible Commentaries
Salmos 5

Comentario Bíblico de SermónComentario Bíblico de Sermón

Versículos 1-12

Salmo 5

Este Salmo es peculiar al exponer las caracter�sticas de la oraci�n en general.

I. En el primer y segundo vers�culo tenemos una sugerencia de la variedad de oraci�n. (1) Oraci�n formal de "escucha mis palabras "; (2) "Considera mi meditaci�n " oraci�n no expresada; (3) "Escucha mi clamor " oraci�n eyaculatoria.

II. El segundo vers�culo dirige nuestros pensamientos hacia el poder apropiado de la oraci�n. A Dios se le llama " mi Rey", " mi Dios".

III. En el tercer vers�culo se nos se�ala la solidez y la decencia de la oraci�n: "Mi voz oir�s por la ma�ana".

IV. La expectativa es sugerida por el tercer verso: "Yo mirar� " o "mirar� hacia arriba".

V. Un quinto elemento de la oraci�n verdadera aparece en la confianza del s�ptimo vers�culo. El salmista habla como alguien que tiene derecho a ir a la casa de Dios.

VI. Esta confianza no excluye en modo alguno la humilde reverencia: "Vendr� en la multitud de tu misericordia".

VII. Este enfoque debe implicar alegr�a: "Que los que aman tu nombre se regocijen en ti".

MR Vincent, Puertas al pa�s del salmo, p. 39.

I. Tomando este Salmo como un ejemplo de espera personal en Dios, �qu� podemos aprender de la adoraci�n personal? Marque (1) la franqueza, (2) la seriedad, (3) la inteligencia del discurso. El salmista muestra inteligencia ( a ) por su concepci�n del car�cter de Dios, y ( b ) por su visi�n del car�cter y los m�ritos de los malvados.

II. Si este es el tipo de oraci�n que el Se�or escuchar�, aprendamos con alegr�a que un solo hombre ser� escuchado; que cada uno ser� escuchado a su manera; para que no se escuche al que ama la maldad; que los que son escuchados y respondidos sean entusiastas en su gozo.

III. Considerando esto como una oraci�n aceptable, podemos corregir algunas nociones modernas de adoraci�n; por ejemplo, (1) para que no le digamos a Dios lo que ya sabe; (2) para que no le hagamos un discurso a Dios; (3) que en la oraci�n debemos estar pidiendo algo continuamente. Nuestra adoraci�n debe expresar claramente nuestra personalidad de pecado, angustia y necesidad; entonces ser� siempre nuevo, vigoroso y rentable.

Parker, El arca de Dios, p�g. 130.

Referencias: Salmo 5 I. Williams, The Psalms Interpreted of Christ, p�g. 126. Salmo 6:2 . Revista del cl�rigo, vol. xx., p�g. 87.

Versículo 7

Salmo 5:7

Adora una vista de Dios.

Creer en Dios es la gran fuerza regeneradora del mundo. No creer en Dios es estar sin la idea m�s grandiosa que puede exaltar la mente y el motivo m�s noble para el logro moral. Pero la fe en Dios depende de la cultura. Nacemos capaces de creer en Dios, pero no nacemos creyentes en Dios. Cuando un hombre comienza a descuidar su iglesia o su lugar de adoraci�n, pierde una de las cosas que mantienen viva la fe en Dios dentro de �l.

El hombre que asiste, aunque sea por una cuesti�n de forma, no puede resistir tanto a las influencias que lo rodean sino que ser� m�s refinado y menos s�rdido, adem�s de estar en el camino de algo a�n m�s elevado que si no lo hiciera. asistir. Pero si la fe en Dios ha de ser un poder que eleve y ennoblezca la vida de un hombre, debe tener una educaci�n m�s fina que la que se puede obtener por la mera asistencia formal a la iglesia; debe ser, de hecho, una visi�n de Dios.

I. Por adoraci�n no me refiero a todo tipo de servicios religiosos. Hay un estado mental particular que se llama propiamente adoraci�n. Hay estados de la mente y el sentimiento que miran principalmente hacia el yo interiormente, y hay otros estados que miran principalmente hacia fuera algo que no es el yo, algo que atrae la mente por su propio valor o m�rito intr�nseco. Y este es el verdadero significado de la palabra "adoraci�n". En la adoraci�n, el pensamiento principal no es el beneficio o el placer que pueda llegar a m�, sino el valor o la dignidad de lo que veo.

II. De los estados ego�stas podemos tomar como ilustraciones los diferentes apetitos y pasiones de los que estamos dotados. La oraci�n, tal como la entendemos y la practicamos, pertenece a la clase de estados ego�stas. Mira a Dios, pero no parece quedarse fijo en �l, sino que vuelve sobre s� mismo con las respuestas a sus peticiones. La oraci�n busca a Dios para obtener algo de �l; la adoraci�n lo mira, y est� extasiada, fascinada y hechizada por lo que �l es en s� mismo. Por tanto, la adoraci�n implica ver a Dios.

III. Estos raros momentos de adoraci�n no deben disfrutarse sin esfuerzo. No podemos caer en una gran visi�n de Dios cuando nos sentamos en nuestros asientos en la iglesia. A tal elevaci�n debemos subir, y hasta que no se alcance esta alta comuni�n, el arrebato total de la adoraci�n no podr� retener en su atracci�n el alma que se olvida de s� misma.

W. Page-Roberts, Ley y Dios, p�g. 27.

Referencia: Salmo 5:8 . Spurgeon, Evening by Evening, p�g. 257.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Psalms 5". "Comentario Bíblico de Sermón". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/sbc/psalms-5.html.