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Apocalipsis 19

Comentario popular de Schaff sobre el Nuevo TestamentoComentario del NT de Schaff

Versículo 1

Apocalipsis 19:1 . Las huestes celestiales son las primeras en cantar. Su nota clave es Aleluya, una palabra que significa 'Alabado sea el Se�or', y que se encuentra en el Nuevo Testamento solo aqu� y en Apocalipsis 19:3-4 ; Apocalipsis 19:6 de este cap�tulo.

As� que en un c�ntico del cielo que no tiene terminaci�n cierra el Libro de los Salmos, ese 'gran libro de las guerras del Se�or', cuando las guerras han cesado para siempre (comp. Neale y Littledale sobre Salmo 150 ).

Versículos 1-10

Con el comienzo de este cap�tulo entramos en la quinta gran secci�n del Apocalipsis, que se extiende hasta el cap. Apocalipsis 20:6 . El objeto de la secci�n es traernos el triunfo y el descanso de los fieles disc�pulos de Jes�s despu�s de que termine su conflicto. Han tenido que luchar por igual con el mundo y con la Iglesia degenerada.

Han sido separados de ambos; y ambos han ca�do. Ya no hay m�s lucha para ellos, excepto la final que a�n se describir� en el cap. Apocalipsis 20:7-15 . Sin embargo, en lo que respecta a ellos, como veremos m�s adelante, dif�cilmente puede llamarse lucha, porque tan pronto como sus enemigos se re�nan contra ellos, ser�n completamente y para siempre abrumados. El primer aviso de este estado feliz se presenta en el canto de acci�n de gracias cantado por las huestes celestiales y por los redimidos de entre los hombres por la destrucci�n de Babilonia.

Versículo 2

Apocalipsis 19:2 . La palabra verdadero de este vers�culo expresa nuevamente lo que es real; no s�lo que Dios ha cumplido sus palabras, sino que sus juicios corresponden a la realidad y propiedad de las cosas. Porque ha juzgado a la gran ramera, que corrompi� la tierra con su fornicaci�n, y ha vengado la sangre de sus siervos de su mano.

El juicio particularmente en vista se especifica en estas palabras. Podemos observar cu�n estrictamente corresponde a la oraci�n del cap. Apocalipsis 6:10 , 'juzgar', 'vengar'.

Versículo 3

Apocalipsis 19:3 . Y por segunda vez dijeron, Aleluya. El pensamiento de un 'segundo' tiempo tiene una importancia peculiar a los ojos de San Juan (comp. Juan 4:54 ). Confirma con un grado singular de �nfasis la idea con la que est� conectado.

y su humo sube por los siglos de los siglos. Subi� como el humo de Sodoma ( G�nesis 19:28 ). Antes, en el cap. Apocalipsis 11:8 , 'la ciudad' que era espiritualmente 'Sodoma y Egipto' era aquella donde nuestro Se�or fue crucificado Jerusal�n.

Aqu� est� Babilonia. El destino de la primera ciudad de la cual el pueblo de Dios fue llamado result� ser una profec�a del destino de la �ltima. As� Dios cumple Su palabra, y 'une y mezcla en uno la ma�ana y la tarde de Su creaci�n' (Dr. Pusey). Pero fue m�s tolerable para Sodoma de lo que ser� para Babilonia; porque (aunque ciertamente San Pedro dice que Sodoma 'sufre la venganza del fuego eterno', sin embargo) sus fuegos fueron apagados en las aguas del Mar Muerto. Este fuego sube 'por los siglos de los siglos' (comp. Isa�as 66:24 ).

Versículo 4

Apocalipsis 19:4 . Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes responden al c�ntico de la hueste celestial. Los ancianos que escuchamos por �ltima vez en el cap. Apocalipsis 11:16 , en el momento en que hab�a sonado la s�ptima trompeta, y las 'grandes voces en el cielo' hab�an declarado: 'El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Se�or y de su Cristo.

' Uno de los cuatro seres vivientes que vimos por �ltima vez en el cap. Apocalipsis 15:7 , cuando entreg� a los siete �ngeles sus 'siete copas de oro llenas de la ira de Dios'. Con peculiar propiedad, por lo tanto, estos seres primero responden a las huestes del cielo con su fuerte Am�n, y luego retoman su canto Aleluya.

Versículo 5

Apocalipsis 19:5 . Luego se escucha una voz desde el trono llamando a todo el pueblo de Dios para que le alabe. La voz es respondida inmediatamente.

Versículo 6

Apocalipsis 19:6 . Y o� como la voz de una gran multitud, y como la voz de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que dec�a: Aleluya, porque el Se�or ha tomado para s� su reino, nuestro Dios, el Todopoderoso. El c�ntico es nuevo, celebrando algo m�s grande y m�s elevado que el anterior, no simplemente el juicio sobre los enemigos, sino la plena toma de posesi�n de Su reino por parte del Se�or.

Versículo 7

Apocalipsis 19:7 . Goc�monos y alegr�monos sobremanera, y d�mosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Hasta este momento no ha tenido lugar el matrimonio real del Redentor con su pueblo. Las dos empanadas solo han estado comprometidas entre s� (comp.

2 Corintios 11:2 ). Por fin ha llegado la hora en que se completar� el matrimonio, el Se�or mismo se manifestar� en gloria y Su novia junto con �l.

Versículo 8

Apocalipsis 19:8 . Y le fue dado que se vistiera de lino fino, resplandeciente y puro, porque el lino fino son las acciones justas de los santos. La novia se viste con sus vestiduras de hermosura, para que pueda salir al encuentro del Esposo, pueda entrar con �l a la ceremonia del matrimonio, y pueda estar unida a �l para siempre en el v�nculo matrimonial.

Sus vestiduras son de una blancura deslumbrante, libres de toda mancha; ni son un espect�culo exterior. Su justicia est� m�s que imputada, y todo su ser est� penetrado por ella. Ella est� en Cristo; ella es una con �l; Su justicia se apodera de ella de tal manera que se hace suya; es una parte de ella misma y de su vida. San Juan no tuvo miedo de decir que los redimidos ser�n presentados ante Dios en 'actos justos' propios. No pod�a pensar en ellos excepto como justificados y santificados a la vez en Jes�s.

Versículo 9

Apocalipsis 19:9 . Y �l me dijo: Escribe: Bienaventurados los que est�n invitados a la cena de las bodas del Cordero. No se nos informa claramente qui�n es la persona de la que aqu� se habla; pero, dado que parece que todav�a estamos tratando con el '�ngel fuerte' del cap. Apocalipsis 18:21 , probablemente debemos pensar en �l.

Despu�s del matrimonio viene la cena de las bodas, la plenitud de bendici�n para ser disfrutada por los redimidos. Puede ser una cuesti�n si debemos distinguir entre la novia misma y aquellos de los que parece m�s bien hablarse como invitados a la cena de bodas. Pero la analog�a de la Escritura, y especialmente de pasajes tales como Mateo 22:2 ; Mateo 26:29 , lleva a la conclusi�n de que no se puede hacer tal distinci�n.

Los que son fieles en el Se�or son a la vez la novia del Cordero y los hu�spedes del Cordero. Cualquier dificultad de interpretaci�n surge simplemente de la dificultad, tan a menudo encontrada, de representar bajo una sola figura las variadas relaciones entre el Se�or y Su pueblo. Por la esposa del Cordero, tambi�n, seguramente debemos entender toda la Iglesia creyente, y no una secci�n separada de ella que se distinga y sea m�s favorecida que el resto.

Como hay un Novio, tambi�n hay una novia. Si, pues, seg�n la opini�n de muchos, se trata aqu� de los 144.000 del cap. 14, se dar� una prueba adicional de que en ese n�mero m�stico estaba incluida toda la compa��a de los creyentes.

Y me dijo: Estas son las palabras verdaderas de Dios. La palabra 'Estos' se refiere, no a todo lo que ha sido revelado desde el cap. Apocalipsis 17:1 , pero hasta las �ltimas revelaciones hechas; y son 'verdaderos', expresivos de las grandes realidades que ahora tienen lugar.

Versículo 10

Apocalipsis 19:10 . Y ca� a sus pies para adorarlo, ca� sobrecogido de asombro y deleite.

Y �l me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo y consiervo de tus hermanos que tienen el testimonio de Jes�s: adora a Dios. El �ngel le recuerda al Ap�stol que s�lo a Dios se debe adorar; que �l mismo es s�lo su consiervo y el consiervo de todos los que tienen el testimonio de Jes�s, cuya posesi�n personal se ha convertido en el testimonio de Jes�s.

Porque el testimonio de Jes�s es el esp�ritu de profec�a. Las palabras son pronunciadas por el �ngel, y contienen la raz�n por la cual, por alto que parezca, no debe ser considerado de otra manera que como el consiervo de todos los que creen en Jes�s. El argumento es el siguiente: 'Todos los creyentes son testigos de Jes�s (comp. cap. Apocalipsis 12:17 ); Yo, porque profetizo, y porque el testimonio de Jes�s es el esp�ritu de profec�a, soy tambi�n testigo de Jes�s; t� y yo por lo tanto ocupamos el mismo pie ante Dios, y debemos adorar solo a Dios (comp. cap. Apocalipsis 22:9 ).'

Versículo 11

Apocalipsis 19:11 . Y vi el cielo abierto, y he aqu� un hueso blanco, y el que estaba sentado sobre �l, llamado Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra. Es el Se�or mismo quien viene a concluir la historia del mundo, a traer salvaci�n a los Suyos y destrucci�n a Sus enemigos.

Se abre el Cielo y aparece un caballo blanco, el mismo del cap. Apocalipsis 6:2 . El que entonces sali� 'venciendo y para conquistar' vuelve triunfante. Su victoria est� ganada. En Su propio ser, �l mismo ha demostrado ser 'fiel y verdadero', 'fiel' a todas Sus promesas, 'verdadero' como la esencia de todo lo que es real y eterno.

Versículos 11-19

Apocalipsis 19:11-17 a. Estos vers�culos contienen el lamento de los mercaderes de la tierra, mientras se lamentan por el destino de una ciudad que presentaba un cuadro tan espl�ndido de riquezas y extravagancias mundanas. La expresi�n al final de Apocalipsis 19:13 , almas de los hombres, es dif�cil de entender.

Una mirada al original es suficiente para mostrar que no puede interpretarse con lo que le precede inmediatamente, 'esclavos' o, como en el margen de la Versi�n Revisada, 'cuerpos'. El contraste no es, por lo tanto, entre el cuerpo y el alma, como para permitirnos interpretar la cl�usula que tenemos ante nosotros como si significara un tr�fico espiritual, alg�n medio por el cual Babilonia arruin� tanto la naturaleza superior de los hombres que podr�a decirse para traficar con sus almas.

La palabra traducida 'almas' nos lleva m�s bien al pensamiento de personas, como en Ezequiel 27:13 ; y las probabilidades est�n entonces a favor de la idea de que son esclavos. Si esto es correcto, estaremos obligados a rechazar la traducci�n dada tanto por la Versi�n Autorizada como por la Revisada al sustantivo anterior 'esclavos', y traducirlo literalmente como 'cuerpos'. Asociado con caballos y carros, representar� entonces alg�n otro medio por el cual se transportaban las cargas, y nos llevar� al pensamiento de los jornaleros.

Apocalipsis 19:17-19 . Estos vers�culos contienen el lamento del tercer grupo que lamenta la ca�da de Babilonia, formado por marineros y por todos los que comercian por mar. Ya se ha llamado la atenci�n sobre el hecho de que las im�genes de este cap�tulo se extraen en gran medida de Ezequiel 26, 27, es decir , del cap�tulo s que describe la ca�da de Tiro.

Esto, sin embargo, no debe causarnos sorpresa, ya que en el Antiguo Testamento se considera a Tiro como si fuera otra Babilonia (comp. Isa�as 24:10 , 'La ciudad de confusi�n', es decir , Babilonia, 'se derrumba'). De nuevo, puede parecer a primera vista que las variadas riquezas de esta ciudad no pueden pertenecer m�s que a una ciudad en el sentido ordinario de la palabra, y que no pueden asociarse con ning�n poder espiritual.

Sin embargo, puede ser por estas mismas riquezas que los disc�pulos de Cristo sacrifican a su Se�or, y pueden obtenerlas como recompensa por su infidelidad. Puede que act�en al rev�s de lo que Mois�s es elogiado en Hebreos 11 , y pueden preferir los tesoros de Egipto al oprobio de Cristo. Pueden ceder a la tentaci�n que Cristo resisti� cuando, cuando le ofrecieron los reinos del mundo y toda su gloria, respondi�: 'Al�jate de m�, Satan�s'. Resisti�, sufri� y muri�. Sus seguidores degenerados pueden ceder, aceptar y vivir. Pero el precio! vale la pena considerarlo.

Antes de pasar de las lamentaciones que tenemos ante nosotros, se puede notar un rasgo interesante de los principios estructurales del Apocalipsis. En Apocalipsis 19:9 'llorar�n los reyes de la tierra ; ' en Apocalipsis 19:11 'lloran los mercaderes de la tierra ; ' en Apocalipsis 19:17 'los pilotos, etc.

, se par� lejos y llor�.' Del futuro pasamos al presente, del presente al tiempo verbal que expresa la toma de posici�n de la manera m�s positiva y decidida. La secuencia probablemente se explica por la circunstancia de que la destrucci�n de la ciudad se ve cada vez m�s cerca. Pero su inter�s principal consiste en la ilustraci�n que proporciona de la minuciosidad cuidadosa con que se seleccionan las palabras, frases y construcciones en el Apocalipsis, y de la profundidad del significado que el escritor, con cada cambio de expresi�n, pretende transmitir.

Versículos 11-21

La Victoria y el Descanso del pueblo de Dios se describen m�s adelante. El Se�or mismo sale para casarse con Su Iglesia y conducirla a la cena de bodas.

Versículo 12

Apocalipsis 19:12 . La descripci�n del Se�or que se da en este vers�culo resume varias caracter�sticas de �l mencionadas en partes anteriores del libro; y las muchas diademas son en se�al de Su gobierno sobre las muchas naciones del mundo. Y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino �l mismo (comp.

caps. Apocalipsis 2:17 ; Apocalipsis 3:12 ). Este no puede ser el nombre de Apocalipsis 19:13 o Apocalipsis 19:16 , porque ambos nombres son conocidos. Debe ser alg�n nombre que s�lo se comprender� plenamente cuando se perfeccione la uni�n entre el Redentor y su Iglesia.

Versículo 13

Apocalipsis 19:13 . Y est� vestido con un manto rociado con sangre, y se llama su nombre La Palabra de Dios. La idea est� tomada de Isa�as 63:2-3 , y es por tanto la de un vestido rociado no con la propia sangre del Guerrero, sino con la sangre de sus enemigos.

'Es llamado', es decir , es y ha sido siempre llamado. La semejanza con Juan 1:1 y 1 Juan 1:1 no necesita extenderse.

Versículo 14

Apocalipsis 19:14 . Y los ej�rcitos que estaban en el cielo le siguieron sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio. Estos ej�rcitos comprenden con toda probabilidad tanto los �ngeles como los santos (comp. cap. Apocalipsis 17:14 ).

Todos triunfan con su Cabeza y Rey triunfantes. Pero no se roc�a sangre sobre sus vestidos. As� que en Salmo 110:3 el Salmista no habla del pueblo del Mes�as como peleando; ellos est�n 'dispuestos en el d�a que �l combate' (Perowne).

Versículo 15

Apocalipsis 19:15 . Sobre la espada afilada mencionada en este vers�culo comp. caps. Apocalipsis 1:16 ; Apocalipsis 2:12 ; Apocalipsis 2:16 .

Sobre el cuidado como pastor comp. Apocalipsis 2:27 ; Apocalipsis 12:5 . El amontonamiento de palabras de juicio en la �ltima cl�usula es muy llamativo, el lagar del vino del furor de la ira del Dios Todopoderoso. Para el borrador 'lagar'. cap. Apocalipsis 14:19-20 .

Versículo 16

Apocalipsis 19:16 . Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Se�or de se�ores. El nombre mencionado en Apocalipsis 19:12 probablemente estaba escrito en la frente. El lugar de este nombre es diferente.

Parece haber sido escrito en la vestidura donde cubre el muslo al que est� atada la espada ( Salmo 45:3 ). Por el propio nombre comp. cap. Apocalipsis 17:14 . Lo que all� se indic� en la profec�a se realiza aqu�. La guerra del Se�or ha terminado: 'Todos los reyes se postrar�n delante de �l; todas las naciones Le servir�n' ( Salmo 72:11 ).

Versículo 17

Apocalipsis 19:17 . Y vi a un �ngel de pie en el sol, y clam� a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, congregaos en la gran cena de Dios. Para el �ngel de pie 'en' el sol comp. lo dicho en los tronos de los veinticuatro ancianos en el cap.

Apocalipsis 4:4 . El Cordero ha venido. Pero hay que comer otra cena: est� lista y se ha emitido la invitaci�n. Todas las 'aves que vuelan en medio del cielo' est�n invitadas; y aparentemente es por esta raz�n que el �ngel se encuentra 'en el sol' (que debe concebirse como en el cenit de su camino diario), para que pueda convocar m�s f�cilmente a los p�jaros que vuelan en las regiones m�s altas de la tierra. El aire.

Al mismo tiempo, no parece improbable que el sol del cap. Apocalipsis 1:16 tambi�n est� en el ojo del escritor. El Hijo del hombre ha venido a juicio: el �ngel que lo convoca es la expresi�n del sol cuando 'brilla en su poder'. Se ha sentido mucha dificultad en el esfuerzo por determinar qu� representan estas 'aves'.

Sin embargo, la atenci�n a la tensi�n natural del pasaje, as� como a Apocalipsis 19:21 , deber�a dejarnos con pocas dudas sobre este punto. No es posible que sean los enemigos del Se�or, los ej�rcitos del anticristo, porque Apocalipsis 19:18 nos muestra que estos constituyen los materiales del banquete, la comida que se come.

Deben ser, por lo tanto, simplemente las aves de rapi�a, los buitres, cuya provincia es volar en las regiones m�s elevadas del cielo, y que se presentan aqu� para transmitirnos una imagen clara de la destrucci�n que espera a los imp�os. El cuadro obviamente est� tomado de Ezequiel 39:17-22 , y forma un sorprendente contraste con la cena del Cordero de la que se habla en Apocalipsis 19:7-9 .

A este �ltimo acude el pueblo del Se�or en paz y alegr�a, y es festejado con la comida que les ha preparado el Esposo de la Iglesia. A la primera son convocados los enemigos del Se�or, no para festejar, sino para ofrecer un fest�n a todas las aves feroces y aborrecibles.

Versículo 18

Apocalipsis 19:18 . La idea de Apocalipsis 19:17 se ampl�a en este vers�culo, agrupando a los enemigos de Cristo bajo las diversas clases mencionadas en �l.

Versículo 19

Apocalipsis 19:19 . Y vi a la bestia ya los reyes de la tierra y sus ej�rcitos reunidos para hacer la guerra contra el que estaba sentado sobre la piedra y contra su ej�rcito. Sin duda la 'guerra' es la del cap. Apocalipsis 16:14 .

Es la guerra final librada por la bestia y sus diez reyes y sus ej�rcitos contra Jes�s y su ej�rcito. El 'ej�rcito' de este �ltimo est� en singular; los 'ej�rcitos' de los primeros est�n en plural. El pensamiento de la unidad del uno frente a las disensiones internas del otro est� en el fondo del cambio (comp. cap. Apocalipsis 11:8 ).

Versículo 20

Apocalipsis 19:20 . La descripci�n dada en este vers�culo no puede dejar ninguna duda de que tenemos aqu� a los dos enemigos del cap. 13, la bestia y la bestia parecida a un cordero con los dos cuernos. El 'lago de fuego' se menciona nuevamente en los caps. Apocalipsis 20:10 ; Apocalipsis 20:14 y Apocalipsis 21:8 .

Versículo 21

Apocalipsis 19:21 . Y los dem�s fueron muertos con la espada del que montaba el caballo, la espada que sal�a de su mes, y todas las aves se saciaron de su carne. Por 'los dem�s' de los que aqu� se habla, parece probable que entendamos a todos los que han absorbido los principios de la bestia y el falso profeta, a diferencia de estos dos grandes enemigos de Cristo.

De igual manera leemos en el cap. Apocalipsis 12:17 de 'el resto' de la simiente de la mujer, a diferencia del cuerpo de la Iglesia profesante. Este 'reposo' pudo haber participado de la cena del Cordero, pero ellos rechazaron la luz porque amaban las tinieblas; y el mal que eligieron ahora trae consigo una destrucci�n r�pida e irresistible.

Información bibliográfica
Schaff, Philip. "Comentario sobre Revelation 19". "Comentario popular de Schaff sobre el Nuevo Testamento". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/scn/revelation-19.html. 1879-90.