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Daniel 9

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Versículos 1-11

Daniel 9:1. en el primer a�o de Darius, hijo de ahasueros, de la semilla de los medos, que se hizo rey sobre el reino de los caldeos; En el primer a�o de su reinado, Daniel entendi� por los libros el n�mero de los a�os, de lo que la Palabra del Se�or vino a Jerem�as, el profeta, que lograr�a setenta a�os en las desolaciones de Jerusal�n. .

Daniel era �l mismo un profeta, pero estudi� las profec�as inspiradas de Jerem�as. Si un hombre as� necesita leer las Escrituras, �cu�nto m�s nos debe! Cualquiera que sea la luz, podemos suponer que detenernos dentro de nosotros, haremos bien para caminar por la mera palabra de profec�a segura.

Daniel 9:3. y puse mi rostro al Se�or Dios, busque por oraci�n y s�plicas, con ayuno, y saco, y cenizas: y or� a el Se�or mi Dios, y le hizo mi confesi�n, y dijo mi confesi�n. , Oh, Se�or, el gran y terrible Dios, manteni�ndoles el pacto y la misericordia que lo aman, y para ellos que mantienen sus mandamientos; Hemos pecado, y hemos comprometido la iniquidad, y lo han hecho malvadamente, y se han rebelado, incluso al partir de tus preceptos y de tus juicios: .

Daniel ciertamente se hab�a rebelado menos que cualquiera de sus compatriotas, y sin embargo, �l es el primero en hacer confesi�n en su nombre. Entonces, mis hermanos, cuando hemos confesado nuestros propios pecados, y hemos encontrado misericordia, entonces deber�amos comenzar a ser intercesores para otros. Debemos hacer confesi�n por los pecados de nuestras familias, por los pecados de nuestra ciudad, por los pecados de nuestro pa�s. Si ya no necesitamos, supuplamos la salvaci�n por nosotros mismos porque lo hemos obtenido, d�mosle la plena vigencia de nuestras oraciones en beneficio de los dem�s.

Daniel 9:6. tampoco hemos escuchado a tus sirvientes los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, nuestros pr�ncipes y nuestros padres, y a todas las personas de la tierra. .

Aumenta enormemente el pecado cuando pecamos contra las advertencias enviadas de Dios. Daniel confiesa esto.

Daniel 9:7. Oh Se�or, la justicia pertenece a ti, pero a nosotros confusi�n de las caras, como en este d�a; a los hombres de Jud�, y a los habitantes de Jerusal�n, y a todo Israel, que est�n cerca, y que est�n lejos, a trav�s de todos los pa�ses que los has llevado, debido a su traspaso que tienen traspasado contra ti. Oh, Se�or, a nosotros, pertenece la confusi�n de la cara, a nuestros reyes, a nuestros pr�ncipes, y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. Al Se�or nuestro Dios pertenece misericordias y perdones, aunque nos hemos rebelado contra �l; .

�Qu� verso gracioso que es! Seguramente podr�a imprimirse en letras de oro, y cada temblor, pecador penitente podr�a verlo hasta que, por fin, los rayos de la luz deben darte a la oscuridad de su desesperaci�n.

Daniel 9:10. tampoco obedecemos a la voz del Se�or nuestro Dios, caminar en sus caminos, que se puso ante nosotros por sus sirvientes los profetas. S�, todo Israel ha transgrido tu ley, incluso al partir, que podr�an no obedecer tu voz; Por lo tanto, la maldici�n se vierte sobre nosotros, y el juramento que est� escrito en la ley de Mois�s, el siervo de Dios, porque hemos pecado contra �l. .

Versículos 1-13

Daniel 9:1. en el primer a�o de Darius, hijo de ahasueros, de la semilla de los medos, que se hizo rey sobre el reino de los caldeos; En el primer a�o de su reinado, Daniel entendi� por los libros el n�mero de los a�os, de lo que la Palabra del Se�or vino a Jerem�as, el profeta, que lograr�a setenta a�os en las desolaciones de Jerusal�n. .

Y, por lo tanto, descubriendo que el final del cautiverio casi hab�a llegado, se propuso declararse poderosamente con Dios que ahora convertir�a la mano de su amor sobre la ciudad destruida y desolada de Jerusal�n. Observe que Daniel recoleci� la fecha exacta cuando el cautiverio deb�a terminar; Y cuando usted y yo hemos tenido un t�rmino en cualquier juicio o castigo de Dios, deber�amos recordarlo, y registrarlo entre nuestros memorandos especiales. Me temo que no siempre es as�. No olvidamos cuando un gran dolor nos super�; Podemos, probablemente, recordar cuando algo querido muri�; Recordamos el mismo d�a de la semana y el mes cuando eso sucedi�; �Pero somos igualmente tenaz de la memoria de la inteligencia amorosa de Dios? Tengo miedo de no; Sin embargo, deber�a ser as�. Deber�amos poder escribir sobre esto como definitivamente como lo hizo Daniel cuando dijo: �En el primer a�o de Darius, hijo de Ahasuerus, de la semilla de los medos; �Y luego mencione el momento en que tuvimos una comuni�n peculiarmente la elecci�n con Dios, o cuando nos llevaron a gritar en una oraci�n m�s que generalmente, o cuando ten�amos una respuesta especialmente graciosa de nuestro Dios.

Daniel 9:3. y puse mi cara al Se�or Dios, busque por oraci�n y s�plicas, con ayuno, y sacudidas, y cenizas; .

�Le puse mi cara al Se�or Dios. �Esta expresi�n est� llena de significado. Cuando los hombres ponen resueltamente sus caras a la oraci�n, doblando toda su mente de esa manera, buscando a Dios, con sus caras hacia �l, no en pretensi�n, sino en una seriedad profunda y solemne, entonces es que tienen �xito con su s�plica. Daniel habla de �oraci�n y s�plicas", por lo cual podemos entender que or� mucho en medio or� a menudo, estableciendo una parte regular y considerable de su tiempo para el ejercicio santo. Era un hombre muy ocupado, porque era el primero de los presidentes de m�s de ciento y veinte pr�ncipes; Sin embargo, para todo eso, o por eso, �l tendr�a su tiempo para la comuni�n con Dios; y fue sabio en actuaci�n tan actuando, porque cualquier parte de nuestro tiempo que es robada de la oraci�n tambi�n es robada de nosotros mismos. El viejo dicho es cierto, "la oraci�n y el proviando obstaculizan el viaje de nadie. �.

Daniel 9:4. y or� a el Se�or mi Dios, y le hizo mi confesi�n, y dije, Oh, Se�or, el gran y terrible Dios, manteniendo el pacto y la misericordia de los que lo aman, y para ellos que siguen sus mandamientos; .

Debes haber notado c�mo, en la oraci�n, los hombres santos de los viejos eran para variar los nombres de Dios. Aqu�, encontramos a Daniel dirigi�ndolo como �el gran y terrible dios; "Pero ese t�tulo no fue elegido en el azar, porque el profeta sinti� que, como Jerusal�n se hab�a mantenido tanto en una desolaci�n, el terrible aspecto del car�cter de Dios era m�s conspicuo incluso que el tierno; Sin embargo, se acopl� con ella que la verdadera verdad, "Mantener el pacto y la misericordia de ellos que lo aman, y para ellos que mantienen sus mandamientos. �.

Daniel 9:5. Hemos pecado, y hemos cometido la iniquidad, y lo hemos hecho malvadamente, y se han rebelado, incluso al partir de tus preceptos y de tus juicios: tampoco hemos escuchado a tus sirvientes los profetas, que hablaban en Tu nombre a nuestros reyes, nuestros pr�ncipes y nuestros padres, y a todas las personas de la tierra. .

Daniel confiesa los pecados de la naci�n, y no repara ep�tetos adecuados para describirlos: �Hemos pecado y han cometido la iniquidad, y lo han hecho malvadamente, y se han rebelado. �Vio al menos una sombra de un significado diferente en cada palabra que emple�. Estas no son repeticiones vanas; Daniel multiplic� sus expresiones porque ten�a un intenso sentido del pecado del pecado y la culpa de su pueblo. Observe, tambi�n, c�mo se�ala la agravaci�n de su pecado en su negativa a escuchar los mensajes que Dios los hab�a enviado por sus sirvientes. Si hay algo en el mundo que pueda hacer que el pecado sea m�s que normalmente pecaminoso, es cuando se persiste el pecado en a pesar de las advertencias manifiestas de Dios.

Daniel 9:7. Oh Se�or, la justicia pertenece a ti, pero a nosotros confusi�n de las caras, como en este d�a; a los hombres de Jud�, y a los habitantes de Jerusal�n, y a todo Israel, que est�n cerca, y que est�n lejos, a trav�s de todos los pa�ses que los has llevado, debido a su traspaso que tienen traspasado contra ti. .

Este verso podr�a ser tan verdaderamente hablado ahora como en el primer a�o de Darius, el Mede, porque tambi�n podemos decir, �Oh Se�or, la justicia pertenece a ti; �" No podemos encontrarlo en ning�n otro lugar; y la otra parte del verso es igualmente cierta, porque a nosotros pertenece la confusi�n de caras, como lo hizo a los hombres del D�a de Daniel.

Daniel 9:8. Oh Se�or, a nosotros pertenece la confusi�n de la cara, a nuestros reyes, a nuestros pr�ncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. Al Se�or nuestro Dios pertenece misericordias y perdones, aunque nos hemos rebelado contra �l; .

�Qu� precioso seguridad es! Solo en proporci�n a su sentido del pecado, lo valorar�. Si sientes que la confusi�n de la cara te pertenece, tambi�n te regocijas a saber que las misericordias y los perdones pertenecen al Se�or, y que �l est� esperando para otorgarlos a todos los que buscan su rostro en la penitencia y la fe.

Daniel 9:10. tampoco obedecemos a la voz del Se�or nuestro Dios, caminar en sus leyes, que se puso ante nosotros por sus sirvientes los profetas. S�, todo Israel ha transgrido tu ley, incluso al partir, que podr�an no obedecer tu voz; Por lo tanto, la maldici�n se vierte sobre nosotros, y el juramento que est� escrito en la ley de Mois�s, el siervo de Dios, porque hemos pecado contra �l. .

Era parte de ese antiguo pacto que, si pecaron contra el Se�or, deber�an estar dispersos entre todos los pueblos de la Tierra, y sus sufrimientos exactamente contados con lo que Dios hab�a amenazado. Este hecho es utilizado por el Profeta en cierta medida como fuente de consolaci�n, ya que argumenta que, si Dios es fiel al lado negro del Pacto, �tambi�n ser� fiel al lado bueno de �l; Y es as�, el que cumple fielmente sus amenazas, tal como mantendr� fielmente sus promesas.

Daniel 9:12. y �l ha confirmado sus palabras, que habl� contra nosotros, y contra nuestros jueces que nos juzg�, al traer a nosotros un gran mal: por debajo de todo el cielo, no se ha hecho ya que ha sido hecho. Sobre Jerusal�n. Como est� escrito en la Ley de Mois�s, todo este mal se encuentra sobre nosotros: pero no hicimos nuestra oraci�n ante el Se�or nuestro Dios, para que podamos desviarnos de nuestras iniquidades, y entender tu verdad. .

�Oh, triste dureza de coraz�n e impenitencia de que, aunque Jerusal�n hab�a estado tan amarrado, pero la gente no le volvi� a Dios en oraci�n!

Versículos 14-23

Daniel 9:14. Por lo tanto, el Se�or observ� al malvado, y lo llev� a nosotros: por el Se�or, nuestro Dios es justo en todas sus obras que �l hace; porque no obedec�amos su voz. Y ahora, se�or nuestro Dios, que ha tra�do a tus pueblos de la tierra de Egipto con una mano poderosa, y te has vuelto fan�ticos, como en este d�a; Hemos pecado, hemos hecho perversamente. Oh, SE�OR, seg�n toda tu justicia, lo ruego, dej� que la ira y tu furia se aparten de tu ciudad Jerusal�n, tu Holy Mountain: Porque por nuestros pecados y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusal�n y tus pueblos se convierten en un reproche a todos los que son sobre nosotros. Ahora, por lo tanto, Oh, nuestro Dios, escucha la oraci�n de tu sirviente, y sus s�plicas, y causan tu rostro para brillar en tu santuario que est� desolado, por el amor del Se�or. Oh, Dios m�o, inclino el o�do, y escucha; abren tus ojos, y he aqu� nuestras desolaciones, y la ciudad que se llama por tu nombre: porque no presentamos nuestras s�plicas antes que para nuestras justicias, sino por tus grandes misericordias. Oe se�or, oye; Oh Se�or, perdona; Oh Se�or, escuchan y hazlo; No, no, por tu propio bien, oh Dios m�o: para tu ciudad y tu gente es llamada por tu nombre. Y cuando estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi s�plica ante el Se�or mi Dios por la Santa Monta�a de Dios m�o; S�, cuando estaba hablando en oraci�n, incluso el hombre Gabriel, a quien hab�a visto en la visi�n al principio, lo que hac�a volar r�pidamente, me tocaba sobre el momento de la oblaci�n de la tarde. .

Ese es el momento en que la oraci�n siempre se escucha, cuando se ofrece el Cordero, y su sangre est� espolvoreada, y bendita sea Dios, el sacrificio en el que confiamos se ha ofrecido una vez para todos. El Cristo, que ha ido al cielo como un cordero que hab�a sido asesinado, tiene, por su �nica ofrenda, hizo la oblaci�n perpetua a la m�s alta de nuestro nombre. As� que reza cuando lo haremos, podemos esperar una respuesta. Mira lo r�pido que fue en el caso de Daniel: �Whiles I hablaba en oraci�n�, el �ngel Gabriel, en forma de hombre, apareci� a �l, y le llev� la respuesta a su petici�n.

Daniel 9:22. y �l me inform�, y habl� conmigo, y dijo, oh Daniel, ahora viene para darte habilidad y comprensi�n. Al comienzo de tus s�plicas, apareci� el comandante, y viene a shew thee; Porque eres muy amado: por lo tanto, entiende el asunto, y considera la visi�n. .

Y luego le dijo al Mes�as que ven�a, de todo lo que le suceder�a, de la semana de respiro, y luego de la incumplimiento final cuando Dios permitir�a al Pr�ncipe extranjero venir y destruir la ciudad y el santuario, y Para verter sobre ellos las desolaciones que hab�a decidido a infligirlas.

Información bibliográfica
Spurgeon, Charles Haddon. "Comentario sobre Daniel 9". "Talleres de versículos de la Biblia de Spurgeon". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/spe/daniel-9.html. 2011.