Bible Commentaries
Salmos 80

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Versículos 1-19

Salmo 80:1. Dar oreja, Oh, Pastor de Israel, t� que m�s le gustan a Jos� como un reba�o; T� que moras entre los querubines, brillan. Antes de que Efra�n y Benjamin y Manas�s aumenten tu fuerza, y vengan a salvarnos. Danos de nuevo, oh Dios, y causa tu cara para brillar; y seremos salvos. .

�A qui�n podr�a ir a Israel, en tiempos de angustia, pero a su dios? Fue bueno que sus salmistas deber�an ense�arla as� para orar. Observe la forma de esta oraci�n: �Ven y ahorra. Vuelve a convertirnos, oh Dios. �No podemos ser salvos, excepto al ser girado de las formas de pecado en el camino de la santidad.

�Pero qui�n nos convertir�? �Qu� poder puede revertir la corriente del alma humana? Bueno, el Niagara podr�a comenzar a ascender por su propio acuerdo en cuanto al hombre para recurrir a Dios, excepto cuando Dios lo convierte.

Salmo 80:4. Oh Se�or Dios de los anfitriones, �cu�nto tiempo te enojar�s contra la oraci�n de tu pueblo? Los alimentas con el pan de las l�grimas; Y los brinda l�grimas para beber en gran medida. Nos haces una lucha para nuestros vecinos: y nuestros enemigos se r�en entre ellos. Vuelve a convertirnos, oh Dios de los anfitriones, y causa tu cara para brillar; y seremos salvos. .

Israel fue evidentemente en una angustia muy profunda, pero sigue siendo la propia de Dios. No hay evidencia de que haya dejado de ser la gente de Dios que estamos hechos para beber proyectos profundos de l�grimas. No debemos imaginar que Dios nos ha lanzado porque nos castiga; No, m�s bien, debemos argumentar al otro lado, �Por quien el Se�or ama �l castigue. �.

Salmo 80:8. has tra�do una vid fuera de Egipto: has echado a sacar los paganos, y lo plant�. T� prepar�bamos espacio antes de eso, y la hizo que tomara una ra�z profunda, y llen� la tierra. Las colinas estaban cubiertas de la sombra, y las ramas de los mismos eran como los cedros. Ella envi� sus ramas al mar, y sus ramas a el r�o. �Por qu� luego has roto sus setos, para que todo lo que pasan por cierto? El jabal� sale de la madera, lo desperdicie, y la bestia salvaje del campo, lo devor�. Devuelve, nos lo ruego, Oh, Dios de los anfitriones: mira hacia abajo desde el cielo, y he aqu�, y visite esta vid; y el vi�edo que tu mano derecha ha plantado, y la rama que eres m�s fuerte para ti misma. .

Observe c�mo un alma, en profunda angustia, generalmente llega a Dios. Bajo alg�n aspecto u otro, de alguna manera u otro, el coraz�n a tientas su camino hasta que lo encuentre fuera. Si el pobre Israel sea como vi�edo entregado al jabal� de la madera, todav�a hay esperanza a trav�s de esa �rama justa� de quien le dijo al Se�or a Jerem�as, �en sus d�as Jud� ser� salvado, e Israel se habitar� de manera segura. �.

Salmo 80:16. Se quema con fuego, se corta: perece a la reprimenda de tu rostro. Deja que tu mano sea con el hombre de tu mano derecha, sobre el Hijo del Hombre, que eres m�s fuerte para ti mismo. .

�Si no nos escuches, sin embargo, lo escuches. Si quieres no honrarnos a nosotros, le pediremos que le pidan los m�s altos honores. S�lvanos por su bien. Entregar tu vi�a del jabal� y restaurar los setos que se han desglosado, �porque no es este el vi�edo del vino tinto que todo le pertenece a �l? �.

Salmo 80:18. as� que no volveremos desde ti: acelerarnos, y llamaremos a tu nombre. Vuelve a convertirnos, oh, se�or Dios de los anfitriones, porque tu cara para brillar; y seremos salvos. .

Esta exposici�n consisti� en lecturas de Salmo 80:1; y Mateo 9:36; Mateo 10:1.

Información bibliográfica
Spurgeon, Charles Haddon. "Comentario sobre Psalms 80". "Talleres de versículos de la Biblia de Spurgeon". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/spe/psalms-80.html. 2011.