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Bible Commentaries
1 Corintios 16

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-4

Ahora con respecto a la colecci�n.

Colecci�n en iglesia

Esto est� en estrecha conexi�n con el sublime argumento sobre la resurrecci�n. No hay un abismo entre la doctrina y el deber; m�s bien, la uni�n m�s �ntima entre la esperanza del cielo y los detalles de la vida com�n en la tierra. El deber es el fruto de una doctrina que se cree correctamente; el car�cter es el �ndice y el resultado del credo.

I. El don de la propiedad es el servicio especial de Dios y el impulso de todos los hombres piadosos. Puede que est� a su servicio en el comercio y el arte, pero en religi�n y filantrop�a est� especialmente dedicado a �l. El amor debe dar. Los amantes de Dios le dan. Jacob en Betel; David pregunta: "�Qu� dar�?" etc .; Mar�a trayendo la caja de alabastro.

II. El don de la propiedad a Dios se ordena como una obligaci�n en las Escrituras. Existen&mdash

1. Comandos literales.

(1) A los hebreos, diezmos, etc.

(2) A los cristianos, como en este cap�tulo.

2. Promesas de las consiguientes bendiciones. �Pru�bame ahora con esto�, etc .; "Es m�s bienaventurado dar que recibir".

III. El don de la propiedad a Dios debe ser sistem�tico.

1. Universal. "Cada uno de vosotros."

2. Reflexivo. Debe ser por un descanso, lo que significa pensamiento frecuente, y el primer d�a de la semana, cuando las asociaciones bien pueden hacer que el pensamiento sea sagrado.

3. Proporcionado. "Como Dios ha prosperado".

4. Totalmente desinteresado. Aqu� hab�a una suscripci�n gentil para las necesidades de los jud�os: Corinto cuidando de Jerusal�n. ( UR Thomas. )

Colecciones

El di�cono Ranson Parker, de Nueva York, dice: �Est� muy bien hablar de que el ganado de mil colinas es del Se�or, pero el hecho es que alguien debe reunirlos y llevarlos al mercado antes de que puedan ser de mucho servicio a la causa del Se�or ". �sta es una observaci�n muy sensata. En nuestras iglesias podr�a haber abundantes fondos para la obra del Se�or si se adoptara un m�todo m�s profesional para recolectar el dinero.

El pobre pastor suspira en la pobreza, y muchos corazones amorosos ignoran su necesidad o, al no ser solicitados, no se atreven a ofrecer un suministro. La plata y el oro son del Se�or, pero a menudo se necesita una persona amable y afable para recolectar los metales preciosos. Conocemos una Iglesia que aporta m�s de 300 d�lares a las misiones, pero no fue as� hasta que un di�cono entusiasta asumi� la laboriosa tarea de ir a los amigos.

�No hay dones de colecta as� como dones de predicaci�n? Si algunos di�conos realmente se preocuparan por su ministro, �no podr�an salvarlo de la miseria al buscar personalmente las suscripciones de asientos? Es prudente rodear las mil colinas, si hay tantas al alcance, y traer a casa algo del ganado, grande y peque�o, para que haya carne en la Casa del Se�or.

Donaci�n cristiana

El dar cristiano, nos ense�a este pasaje, es:

I. Positivo. "Como he dado �rdenes".

II. Personal. "Que cada uno de ustedes."

III. Privado. "Acu�state junto a �l".

IV. Peri�dico. "El primer d�a de la semana", semanalmente.

V. Piadoso. "El primer d�a de la semana".

VI. Futuro. "Que no haya reuniones cuando yo venga".

VII. Proporcional. "Como Dios le ha prosperado". ( JTC Gullan .)

Caridad: sus principios y m�todos

Aqu� tenemos una ilustraci�n de un uso peculiar de las Escrituras. Esta angustia se alivi� hace mucho tiempo. El ap�stol escribi� para su propio tiempo, sin embargo, todo el relato es tan fresco e instructivo para nosotros como lo fue para los corintios. Nota&mdash

I. La llamada a la caridad. Aprendemos de Romanos 15:26 que los jud�os conversos estaban en gran angustia, y que San Pablo convoc� a los gentiles conversos en Acaya, Galacia y Roma para relevarlos. Observar&mdash

1. C�mo todas las distinciones raciales se desvanecen ante el cristianismo. Con frecuencia, jud�os extranjeros enviaban colecciones, pero aqu� hab�a un objeto jud�o apoyado por gentiles: algo nuevo en el mundo. Cristo era el Hombre, el Salvador, no de un solo pueblo, sino del mundo, y en �l todos eran uno. De ahora en adelante no hubo ni jud�o ni griego, etc.

2. Jerusal�n, Corinto y Galacia estaban unidas por un objeto com�n. Has visto un im�n aplicado a una masa de limaduras de hierro, y miraste la multitud de delicados puntos adheridos entre s�, a trav�s de la influencia invisible que, enviada por todos ellos, hace que cada uno a su vez sea un im�n. Para razas dispersas, castas separadas y enemistades antiguas, Cristo era el Im�n que un�a a todos.

3. Esto ya se hab�a hecho antes mediante la guerra y el comercio. En �pocas anteriores, las tribus diferentes e incluso opuestas de la rep�blica romana estaban unidas en el campo de batalla; sintieron que estaban en guerra por la misma causa. M�s tarde encontramos que el comercio un�a a los hombres por mutuo inter�s. "No lastimaremos a otros, porque, al hacerlo, nos lastimaremos a nosotros mismos". El cristianismo se une, no a trav�s de un odio o inter�s com�n, sino a trav�s de un amor com�n.

4. Observe c�mo en los consejos de Dios el dolor saca el bien. El dolor y la tristeza son misterios. Los que sufrieron en Jerusal�n no pudieron ver el significado de su dolor; ni sab�an cu�ntos griegos y romanos guardaban semanalmente sus provisiones para ellos; ni c�mo, a trav�s de su dolor, Galacia, Corinto y Roma fueron atra�das juntas por cuerdas de amor. As� que a menudo sufrimos y no vemos ning�n resultado positivo en ello. Pero ciertamente, no sufrimos en vano.

El sufrimiento nos produce un peso de gloria, que dice c�mo nuestro car�cter se perfecciona a trav�s del sufrimiento; pero hay una luz cristiana m�s elevada para ver nuestro dolor: bendice a los dem�s. �sta es la bienaventuranza del sufrimiento de Cristo; es la ley de la Cruz. �Estar dispuesto a soportar para ense�ar a otros! - a perder, a fin de que otros puedan �vivir m�s noblemente a trav�s de nosotros� - eso es conocer algo de la bienaventuranza que �l conoc�a.

II. El principio de su ejercicio.

1. De manera sistem�tica (vers�culo 2). Es decir, en lugar de esperar un llamamiento apost�lico conmovedor, deb�an hacer de la caridad el negocio de sus vidas. Esta contribuci�n deb�a ser una cuesti�n de principios y no de impulso. Un discurso ardiente de St. Paul podr�a haber obtenido una suma mayor. Pero prefer�a los efectos de la perseverancia constante a los de la emoci�n vehemente. Porque el impulso es a menudo un mero lujo.

Dar mucho, quitarse un abrigo para d�rselo a un hombre que tiembla, puede que despu�s de todo no sea m�s que un alivio de la importunidad, un pacto de conciencia o un compromiso con la pereza. Por el contrario, este plan sistem�tico de San Pablo ...

(1) Cuesta algo y

(2) ense�a&mdash

(a) el h�bito de una vida reflexiva; nos recuerda continuamente que hay algo que se le debe a Dios y, por lo tanto, no es nuestro; y es bueno que, por medio de un sistema externo, debamos entrenar nuestro esp�ritu interno para el pensamiento inolvidable de nuestra deuda con �l.

(b) Abnegaci�n. Gradualmente sienta las bases de una vida de econom�a cristiana; no lo que sacrifica un placer por otro: porque esto es mera prudencia; sino lo que reduce el placer, para que podamos d�rselo a Dios.

2. La medida de la generosidad fue "como Dios le hizo prosperar".

(1) San Pablo establece aqu� un principio. No establece una m�xima rab�nica de un d�cimo o un cuarto. Deja la medida a nuestra propia conciencia. "Preg�ntate a ti mismo", les dice a cada uno, "�cu�nto debes a tu Se�or?"

(2) Adem�s, aqu� se deja necesariamente un amplio margen para una variedad de circunstancias. Dios prospera a un hombre en la fortuna; otro, en el tiempo; otro, en talento; y el tiempo, los talentos, la simpat�a, son a menudo mejores regalos que el dinero. �No tengo plata ni oro�, dijo San Pedro, �pero lo que tengo te doy�, y el hombre fue sanado. As� que ahora, a menudo, el mayor ejercicio de caridad es donde no se da nada, pero donde se ayuda a los que merecen a mantenerse a s� mismos.

A menudo, la caridad m�s importante es simplemente pagar generosamente por todas las cosas que se hicieron o hicieron por usted; porque pagar menos a los obreros y luego ser generoso no es caridad. Por otro lado, dar, cuando al hacerlo, apoya la ociosidad, es sumamente pernicioso.

3. Ahora, el primer principio explicar� por qu� no se realiza el segundo. Los hombres no dan como Dios los hizo prosperar, porque no dan sistem�ticamente. Los que m�s tienen no son los que m�s dan, sino al rev�s, como lo demuestran los anales de todas las sociedades. Son muchos los casos conmovedores en los que las donaciones de un sirviente, una institutriz, un trabajador, han igualado con creces la generosidad de los ricos.

Tambi�n lo fue la experiencia de San Pablo ( 2 Corintios 8:1 ). La raz�n de esta extra�a diferencia es que el sistema es m�s f�cil con poco que con mucho. El hombre de los miles derrocha: todo impulso se satisface inmediatamente; no se niega nada; da con tanta libertad cuando lo conmueve una historia de aflicci�n, como se entrega cuando quiere indulgencia.

Pero sus lujos se convierten en necesidades y luego se queja de sus mayores responsabilidades y su establecimiento. Ahora perm�tanme apelar a aquellos que realmente desean hacer lo correcto en este asunto. El principio de San Pablo es el �nico seguro o verdadero. Sistematiza tu caridad. Ahorre, entregando primero lo superfluo. Sienta que hay un fondo sagrado, que se reducir� con cada gasto innecesario. ( FW Robertson, MA .)

Filantrop�a cristiana

I. Sus pretensiones defendidas con celo. En este asunto, Pablo propone a los g�latas como ejemplo a los corintios, a los corintios como ejemplo a los macedonios, y ambos como ejemplo a los romanos ( 2 Corintios 9:2 ; Romanos 15:26 ).

Si no fuera por la ferviente defensa de los hombres cristianos, la simpat�a social pr�ctica se extinguir�a. Es el ministerio vivo del evangelio lo que lo mantiene vivo, y en esto cumple la m�s grandiosa de todas las misiones.

II. Sus operaciones sabiamente dirigidas. Pablo orden� que las contribuciones deber�an ser:

1. Personal. "Cada uno de vosotros." Nadie estaba exento, por pobre que fuera; el �caro de la viuda era aceptable. Si no hay moneda, entonces d� servicio.

2. Sistem�tico. Comience la semana con hechos de benevolencia pr�ctica.

3. Religiosos. "Como Dios le hizo prosperar". Si se actuara de acuerdo con este principio, algunos de los hombres que suscriben sus millares se encontrar�an como groseros, y aquellos que suscribieron sus pocos chelines aparecer�an como pr�ncipes en el dominio de la caridad pr�ctica. �Pero Ay! �C�mo invierten los hombres este principio! Cuanto m�s tienen, menos dan.

III. Sus contribuciones se distribuyen honestamente. �Cu�n tristemente se descuida con frecuencia este deber, cu�nto dinero donado para fines caritativos se usa deshonestamente y se malversa cada a�o! ( D. Thomas, DD )

La alegr�a de dar

Un ministro metodista dice que en uno de sus cargos un buen hombre daba regularmente cada s�bado f1 para el sustento de la Iglesia. Una viuda pobre tambi�n era miembro de la misma Iglesia, que se manten�a a s� misma y a sus seis hijos lav�ndose. Ella era tan regular como el hombre rico al hacer su ofrenda de dos peniques por semana, que era todo lo que pod�a ahorrar de sus escasas ganancias. Un d�a, el hombre rico se acerc� al ministro y le dijo que la pobre mujer no deb�a dar nada y que �l pagar�a dos peniques por ella todas las semanas.

El pastor la llam� para informarle de la oferta, lo cual hizo de manera considerada. Los ojos de la mujer se llenaron de l�grimas cuando respondi�: ��Quieren quitarme el consuelo que experimento al dar al Se�or? Piense en lo mucho que le debo. Mi salud es buena, mis hijos se mantienen bien y recibo tantas bendiciones que siento que no podr�a vivir si no le hiciera mi peque�a ofrenda a Jes�s cada semana �. �Cu�ntos hay que desconocen el privilegio de dar regularmente algo a la obra del Se�or!

Los pobres

Varias causas hab�an contribuido a esta pobreza; y, entre otros, quiz�s la persecuci�n promovida por Pablo. Muchos cristianos fueron expulsados ??de sus hogares y muchos m�s deben haber perdido sus medios de ganarse la vida. Pero es probable que Pablo estuviera ansioso por aliviar esta pobreza, sobre todo porque vio en ella una oportunidad para acercar m�s a los dos grandes partidos de la Iglesia ( G�latas 2:9 ). Vio que ninguna explicaci�n doctrinal pod�a ser tan fruct�fera en sentimiento bondadoso y verdadera unidad como esta simple expresi�n de bondad fraternal.

I. En nuestros d�as la pobreza ha asumido un aspecto mucho m�s grave. La pobreza que resulta de un accidente, o incluso de las malas acciones o la indolencia, podr�a f�cilmente ser satisfecha por la caridad individual o las instituciones nacionales. Pero la pobreza a la que nos enfrentamos ahora es la que resulta de la competencia. El mercado laboral est� tan abarrotado que el empleador puede nombrar sus propios t�rminos. Donde quiere un hombre, cien ofrecen sus servicios, de modo que necesariamente los salarios se ven presionados por la competencia a la cifra m�s baja. En todas nuestras grandes ciudades hay miles que trabajando diecis�is horas al d�a ganan s�lo lo suficiente para mantener la existencia m�s miserable.

1. La caracter�stica m�s dolorosa y alarmante de esta situaci�n es que cada nuevo m�todo para facilitar los negocios, cada mejora en la maquinaria, hace la vida m�s dif�cil a la mayor�a de los hombres. La caridad individual es aqu� una mera fregona frente a la marea. Lo que se necesita no son asilos de trabajo m�s grandes donde puedan refugiarse los ancianos pobres, sino un sistema que permita al trabajador mantenerse a s� mismo contra la vejez.

Lo que se quiere no es que los caritativos se hagan cargo de las ganancias de las clases trabajadoras, sino que estas ganancias cubran ampliamente todas las necesidades humanas comunes. Lo que las clases trabajadoras exigen en la actualidad no es caridad, sino justicia.

II. �Existe alg�n sistema que pueda controlar los males derivados de la competencia?

1. La esencia de la exigencia del socialismo es que �mientras que en la actualidad la industria es llevada a cabo por capitalistas privados servidos por trabajo asalariado, en el futuro debe ser dirigida por trabajadores asociados o cooperantes que posean conjuntamente los medios de producci�n. " La dificultad para emitir un juicio sobre tal exigencia surge del hecho de que muy pocos tienen suficiente imaginaci�n y suficiente conocimiento de nuestro complicado sistema social para poder pronosticar los resultados de un cambio tan grande.

En la etapa actual del progreso humano, el inter�s personal es, sin duda, uno de los mayores incentivos para la industria, motivo por el cual apela el actual sistema de competencia. La organizaci�n de todas las industrias y la gesti�n y remuneraci�n de toda la mano de obra exigen una maquinaria tan colosal que se teme que caiga en pedazos por su propio peso.

2. Algunos de los que han prestado mayor atenci�n a los temas sociales y han hecho los mayores sacrificios personales a favor de los pobres, creen que la liberaci�n s�lo se encuentra en la aplicaci�n de los principios cristianos al funcionamiento del actual sistema competitivo. El verdadero progreso aqu�, como en otros lugares, comienza en car�cter.

3. Ambas partes hacen una apelaci�n a Cristo con confianza. Por uno se afirma que si estuviera ahora en la tierra, ser�a comunista. El comunismo se ha probado hasta cierto punto en la Iglesia. En las sociedades mon�sticas se renuncia a la propiedad privada por el bien de la comunidad, y esta pr�ctica profesa encontrar su sanci�n en el comunismo de la Iglesia primitiva. Pero el relato que tenemos de ese comunismo muestra que no era obligatorio ni permanente.

4. Quiz�s sea m�s importante observar que nuestro Se�or no particip� en ning�n movimiento pol�tico. No fue un agitador, aunque vivi� en una �poca en la que abundaban los abusos. Y esta limitaci�n de Su trabajo no se debi� simplemente a rehuir el trabajo m�s duro de la vida, sino a Su percepci�n de que Su propia tarea era tocar lo m�s profundo del hombre y albergar en la naturaleza humana las fuerzas que finalmente lograr�an todo lo que era necesario. deseable. Fue por la regeneraci�n de los individuos que la sociedad iba a ser regenerada. La levadura que el contacto con �l impart�a al individuo tocar�a y purificar�a todo el tejido social.

III. En cualquier caso, el deber de los cristianos individuales es claro.

1. Encerrarnos en nuestros propios hogares confortables y excluir todos los sonidos y se�ales de miseria es simplemente proporcionar una prueba de que no sabemos nada del esp�ritu de Cristo. Puede que nos encontremos bastante incapaces de rectificar los abusos a mayor escala, pero podemos hacer algo para alegrar algunas vidas; podemos preguntarnos si estamos libres de culpa de sangre al usar art�culos que son baratos para nosotros porque son escurridos por manos hambrientas y mal pagadas.

2. El m�todo de recolecci�n que Pablo recomienda fue con toda probabilidad el que �l mismo practic� (vers�culo 2). Pero lo que debe notarse principalmente es que Pablo, que por lo general est� tan libre de precisi�n y forma, prescribe aqu� el m�todo preciso en el que la colecci�n podr�a hacerse mejor. Cre�a en la entrega met�dica. Puso en la conciencia de cada hombre deliberadamente decir cu�nto dar�a.

No deseaba que nadie se rindiera en la oscuridad. Sab�a c�mo los hombres parecen estar dando mucho m�s de lo que dan si no llevan una cuenta exacta de lo que dan, c�mo algunos hombres se abstienen de saber con certeza la proporci�n que dan. Y, por lo tanto, presenta como un deber determinar qu� proporci�n podemos regalar, y si Dios nos prospera y aumenta nuestros ingresos, en qu� medida debemos aumentar nuestros gastos personales y en qu� medida utilizar para fines de caridad la ganancia adicional. ( M. Dods, DD )

Cada uno de vosotros, el primer d�a de la semana, guarde a su lado, como Dios le ha hecho prosperar.

La ofrenda semanal

Nos deja&mdash

I. Considere algunos principios generales en relaci�n con los dones cristianos,

1. La verdadera religi�n exige la consagraci�n de alguna parte de nuestra sustancia mundana a Dios. La gratitud a Dios nos obliga a preguntar: "�Qu� pagar� al Se�or por todos sus beneficios?" Y Dios se complace en animarnos a las ofrendas voluntarias, y en todas las �pocas las ha considerado una parte de Su adoraci�n. Antes del diluvio, los hombres tomaron los primog�nitos de su reba�o y se los dieron a Dios.

Cuando No� sali� del arca, tom� de todos los animales limpios, etc., y se los dio a Dios. Abraham diezm� el bot�n de batalla por el servicio de Dios; y Jacob, en las llanuras de Betel, jur� un d�cimo a Dios. En todas las solemnidades del culto jud�o se emit�a el mandamiento: �Nadie se presentar� ante el Se�or con las manos vac�as�, y hubo temporadas en las que la liberalidad espont�nea del pueblo desbordaba todos los l�mites del c�lculo.

M�s adelante, los profetas insistieron en el momento en que la Iglesia de Cristo deber�a emular e incluso superar el entusiasmo de su hermana mayor. "La abundancia del mar se convertir� a ti, las fuerzas de los gentiles vendr�n a ti". �Para el bronce traer� oro�, etc. Los magos trajeron su costoso tributo al ni�o Salvador, tipificando la gran consagraci�n que un d�a le seguir� a las riquezas del mundo.

Observe la aprobaci�n de Cristo de las blancas de la viuda y su reprensi�n de Judas. En tiempos apost�licos, Bernab� vende sus propiedades y da las ganancias para la promoci�n del evangelio. Se registran nombre tras nombre de ambos sexos, distinguidos por la abnegaci�n altruista por la misma buena causa. Cada ep�stola contiene alguna referencia al deber universal.

2. El genio del cristianismo pide en voz alta una mayor benevolencia.

(1) El sistema de redenci�n es, de principio a fin, un prodigioso proceso de donaci�n. Dios am� al mundo y dio a su Hijo unig�nito. El Hijo nos am� y se entreg� a la muerte por todos nosotros. El autosacrificio de Cristo nos ha ense�ado de forma m�s pat�tica de lo que las palabras podr�an decir: "Es m�s bienaventurado dar que recibir". El patriarca podr�a traer sus primicias y sus reba�os con agradecimiento como reconocimiento al gran Due�o del mundo.

El jud�o en sus diezmos y ofrendas profesaba su apego a la teocracia. Pero tenemos motivos m�s santos. Las bendiciones obtenidas al participar en la salvaci�n son tan vastas que constituyen la sustancia de la cual todos los privilegios precedentes no eran m�s que una sombra. �Sentiremos entonces menos amor y practicaremos menos la abnegaci�n?

(2) Adem�s, tenemos en las ense�anzas y el ejemplo de Jes�s lecciones infalibles en el arte de la entrega. �En qu� se manifiesta nuestro discipulado si no es por una preferencia de la gloria de Dios a todos los motivos inferiores del tiempo y el sentido?

(3) La venida de Cristo y la culminaci�n de Su gran obra de expiaci�n han ampliado enormemente las responsabilidades de Su Iglesia, porque en �l no hay ni griego ni jud�o, etc. Con Su Iglesia, el Salvador ha dejado mandatos para someter al mundo entero .

3. Dios ha honrado grandemente en todas las �pocas la consagraci�n de las riquezas a su servicio. �Honra al Se�or con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos. As� se llenar�n tus graneros �, etc. Muchos cristianos testificar�n que su �xito en la vida se debe a la dedicaci�n de sus ganancias a Dios. Todav�a tenemos que conocer al hombre que ha sido empobrecido por la caridad. Pero hay recompensas de un tipo m�s sagrado. El hombre antiliberal se priva de la alegr�a de ser como Dios: estrecha el c�rculo de sus gratificaciones y limita sus fuentes.

II. Examine las instrucciones apost�licas contenidas en el texto. �Qu� fuerza tiene ahora este precepto? La respuesta no es dif�cil. Un ap�stol inspirado es la m�xima autoridad humana en todo lo que se relaciona con el deber cristiano. Si alguien sobre la base de esta Escritura adopta la costumbre de las ofrendas semanales, no puede estar actuando mal. No, la fuerte presunci�n es que est�n adoptando el �nico camino correcto.

La objeci�n de que este es el �nico precepto de este tipo no es v�lida, porque en un pasaje de esta misma Ep�stola establecemos nuestro modo de conmemorar el amor del Salvador por nosotros, �no podemos tambi�n en otro pasaje, que ahora ante nosotros, descansar nuestro modo de mostrarle nuestro amor? En nuestro texto encontramos ...

1. El tiempo se�alado para los dones religiosos. Las ventajas que conlleva esta regla apost�lica son numerosas e importantes. Aqu� hay un tiempo se�alado de ocurrencia frecuente y, por lo tanto, el deber se mantiene constantemente ante nuestra atenci�n. El d�a del Se�or presenta el tiempo libre necesario para el pensamiento deliberado y nos encuentra en el estado mental m�s feliz para el cumplimiento de la obligaci�n. El cultivo de un esp�ritu de liberalidad se convierte en parte de la gran obra de edificaci�n cristiana que pertenece preeminentemente al primer d�a de la semana.

El actual modo inconexo es extremadamente inconveniente; mezcla las perplejidades de los negocios y el servicio del amor; ha producido bastante mal genio, y por eso les recomendamos este sistema financiero del Nuevo Testamento. Ponga por cada s�bado lo que debe dar. Tenga en alg�n lugar una tienda que no sea suya, sino de Dios; y cuando los solicitantes vienen a recibirlos como mayordomo, que est� distribuyendo lo que es de su amo, no el suyo.

Este sistema es uno que se elogia a s� mismo por su gran facilidad. El trabajador podr�a f�cilmente poner su uno, dos o tres peniques a la semana, mientras que cinco, diez o quince chelines le ser�an imposibles al final del a�o. El comerciante que no perdiera sus diez chelines o su soberano cada s�bado se molestar�a en entregar de un solo esfuerzo las veinte o cincuenta libras que deber�a dar anualmente a la tesorer�a de Dios.

2. Las personas a las que se dirige: "Cada uno de ustedes". Todos los que han recibido el evangelio est�n obligados a hacer lo que puedan por su difusi�n. La peque�ez de los medios no proporciona exenci�n. As� como seg�n la ley la paloma del pobre era igualmente aceptable a Dios que los bueyes de su hermano m�s rico, tambi�n eran igualmente necesarios. Las peque�as contribuciones del gran n�mero son incluso m�s deseables que las magn�ficas ofrendas de los pocos ricos.

3. La regla y la medida de la contribuci�n: "Como Dios le hizo prosperar".

(1) Es cierto que el Nuevo Testamento no asigna la cantidad aritm�tica espec�fica que dedicaremos a Dios. Entre los jud�os, cada cabeza de familia estaba obligado a dar una d�cima parte al sustento de la tribu de Lev�, una segunda d�cima parte para las grandes fiestas de su naci�n, una tercera d�cima parte para los pobres. Adem�s de estos, hab�a ofrendas voluntarias, ofrendas por la transgresi�n y costosos viajes al templo. La suma de los dones religiosos entre los jud�os no podr�a haber sido menos de una quinta parte de los ingresos de cada hombre, y m�s probablemente involucraba un tercio de ellos.

(2) Ahora bien, aunque el esp�ritu del evangelio es el amor, todav�a da instrucciones para regular nuestra conducta en relaci�n con las contribuciones. Si el amor no se rebaja al c�lculo aritm�tico, es s�lo porque esta gracia es profusa m�s all� de todo c�lculo.

(3) La regla del texto requiere que haya una relaci�n continua entre nuestras circunstancias temporales y nuestras bondades religiosas. La riqueza de un cristiano no debe aumentar y sus suscripciones permanecen estacionarias. Cuanto m�s prospera el Todopoderoso a un hombre, m�s espera que le otorgue ( Deuteronomio 16:17 ). ( WG Lewis .)

Sobre vivir por regla

1. San Pablo, el m�s desamparado de todos los ap�stoles de la esclavitud del juda�smo, da aqu� una regla sobre el tema de la limosna. La sabidur�a de tal regla es obvia. As� se acumular�a gradualmente una suma considerable, que un hombre podr�a dudar en dar en un solo bulto. Y luego, nuevamente, tal regla asegur� una disciplina gradual en la benevolencia cristiana que ser�a mucho m�s beneficiosa y una prueba de car�cter mucho mayor que un gran esfuerzo.

Se puede hacer un gran esfuerzo en un momento de excitaci�n; pero los peque�os esfuerzos continuos solo pueden hacerse por principio. Por �ltimo, la colecta terminar�a antes de la visita del ap�stol y sus mentes estar�an listas para recibir los beneficios espirituales de su ministerio.

2. A�n as�, es una regla. Define el m�todo y el per�odo exactos. Y tiene toda la estrechez inherente a la naturaleza de las reglas, no se adapta a las circunstancias de todos los hombres. En el caso de que los ingresos no se acumulen semanalmente, la regla deber�a reformularse. Y probablemente no haya ning�n cristiano moderno que se crea ligado a su observancia literal, por mucho que estemos ligados a su esp�ritu.

3. Es sorprendente, hasta que llegamos a considerarlo, la escasez de reglas que hay en el Nuevo Testamento. El campo de la naturaleza presenta a este respecto un parecido notable con el campo de la Escritura; ella proporciona materiales para todas las artes de la vida, as� como las Escrituras proporcionan principios para una vida santa. Hay piedra en sus canteras, arcilla en sus suelos, madera en sus bosques, carb�n en sus minas, etc.

Las diversas artes de la vida desarrollan estos recursos para el bienestar del hombre. Sin arquitectura debemos dormir bajo el dosel del cielo, sin el arte del tejedor no ser�amos mejores para el vell�n de oveja, y sin la industria y el ingenio del hombre, el ma�z no podr�a convertirse en pan. Ahora bien, as� como la naturaleza proporciona todos los materiales de la vida, que el arte desarrolla y pone en uso, la Sagrada Escritura proporciona los materiales para todas las reglas de la vida santa, que gobierna el instinto espiritual y la experiencia de los hijos de Dios extrae y extrae en formulario.

4. De esta analog�a muy simple, entonces, aprendemos la gran importancia as� como la posici�n subordinada de las reglas. No era el alcance de las Escrituras hacer nada m�s all� de proporcionar los principios del deber, as� como no era el alcance del Creador en la naturaleza hacer nada m�s all� de proporcionar materiales para suplir las diversas necesidades del hombre. Sin embargo, no podemos deducir de ah� que las reglas no sean absolutamente necesarias para una vida santa.

5. Pero obs�rvese que la adopci�n de reglas se recomienda no como una servidumbre sino como una ayuda a la voluntad y como una disciplina para fortalecerla y endurecerla. �Qu� cristiano puede decir con verdad que se ha elevado por encima de la necesidad de todas esas reglas? Lo que el cristiano podr�a permitirse prescindir con seguridad, por ejemplo, de la obligaci�n de la oraci�n privada por la ma�ana y por la noche, y del culto p�blico declarado, aunque estas obligaciones le incumben, no por la letra expl�cita de las Sagradas Escrituras, sino por las costumbres y las costumbres piadosas. usos tradicionales de la Iglesia cristiana? En cuanto a la limosna, todos debemos sentir que alguna regla es necesaria con urgencia, y aqu� especialmente la forma y la forma que tomar� el deber ser�n casi infinitamente variadas.

Que cada hombre solo se asegure de asegurarse mediante su pr�ctica el principio, que es que Dios tiene derecho a una cierta proporci�n justa de nuestros ingresos anuales, y que retenerle tal proporci�n independientemente de la deshonra que se le inflija es Es tan probable que sea perjudicial para nuestros intereses espirituales como retenerle una parte de nuestro tiempo para los ejercicios de devoci�n. Deje que este principio se establezca profundamente en la mente y luego los detalles se ajusten honestamente de acuerdo con �l.

6. En todo caso, que nuestras reglas sean las que se puedan observar f�cil y alegremente, recordando que debemos servir a Dios en la novedad del esp�ritu, no en la vejez de la letra. Que el objetivo sea hacerlos una ayuda, no convertirlos en penitencia. ( Dean Goulburn .)

La teolog�a del dinero

( Deuteronomio 8:18 y texto): -

I. Dios da el poder de obtener riquezas.

1. Recuerda que la industria se convierte en un sacramento, y te sentir�s trabajando codo a codo con Dios en el campo, almac�n, p�lpito, etc.

2. Este texto asesta un golpe a la falacia m�s popular y maliciosa de que el hombre es el que hace su propio dinero. Los hombres que pueden ver a Dios moldeando mundos, no pueden verlo sugiriendo nuestra idea en los negocios o sonriendo en el arado. Lo hemos destronado en el �mbito del comercio y hemos puesto en el lugar sagrado a peque�os dioses inmundos llamados Truco y Astucia. Hemos encerrado a Dios en la iglesia.

3. Siempre existe el peligro de enredarse en las complejidades de las segundas causas. Si el dinero cayera como lluvia, admitir�amos m�s f�cilmente que vino de Dios; pero debido a que viene a trav�s de canales tortuosos, no vemos en �l ninguna imagen m�s noble que la de C�sar. Pero el que derrama la luz del sol derrama el aceite. El que viste al L�bano con toda la pompa del follaje de verano, da lana y lino para cubrir la desnudez del hombre.

4. Dios desea que el hecho sea atesorado en la memoria de sus santos. Marque las consecuencias de este agradecido recuerdo.

(1) Dios y la riqueza estar�n siempre asociados. � M�os son la plata y el oro �.

(2) Promover� la humildad. "�Qu� tienes que no hayas recibido?"

(3) Restaurar� cada acto de la vida a su relaci�n directa y vital con el centro del universo. El hombre que puede ser ateo en los negocios podr�a serlo en el cielo mismo. El hombre que nunca convierte su almac�n en una iglesia, convertir� la iglesia en un almac�n.

(4) Pondr� un control sobre todo despilfarro. Un hombre que sobrepasa sus recursos es deshonesto; su vida es un delito perpetuo.

(5) Engendrar� una gratitud positiva y har� que nuestro coraz�n y nuestros ojos se vuelvan hacia el cielo.

II. El reconocimiento pr�ctico que esto requiere. Pablo convierte el principio en un relato pr�ctico. Se nombra un tiempo: el d�a de los elegidos de Dios. El s�bado es enf�ticamente un d�a de recuerdo. La medida es fija: el don del poder de Dios, "Como Dios prospera". No hay una palabra sobre el d�cimo, el quinto o el vig�simo. Toda la aritm�tica del Nuevo Testamento es moral. El estudiante tiene la libertad, de hecho, de volver a los registros b�blicos m�s antiguos y descubrir lo que hicieron los hombres agradecidos al dividir y dedicar propiedades, pero el servicio que aqu� se exige es un servicio de amor, gratitud, memorial; el coraz�n pronto organizar� los mejores m�todos para ordenar los detalles. Note los resultados que marcar�an la adopci�n de este plan apost�lico.

1. Se pondr�a fin a la inconstancia e inestabilidad de la benevolencia. La benevolencia es ahora, en gran medida, una cuesti�n de impulso.

2. Las operaciones ben�volas de la Iglesia se ver�an inmensamente facilitadas. Cuando se requiere ayuda, no hay dificultad con los hombres que almacenan sistem�ticamente una porci�n para Dios.

3. La gratitud del cristiano individual se mantendr� en vivo ejercicio. En cada d�a del Se�or, no solo oraba por el reino, sino que mostraba la realidad de su palabra por la realidad pr�ctica de su obra.

Conclusi�n:

1. Puede sugerir que es problem�tico dividir cada semana: �es problem�tico recibir cada semana?

2. Si te acuerdas del Se�or tu Dios, �l se acordar� de ti. "Honra al Se�or con tu sustancia", etc. "El que siembra escasamente, escasamente segar�", etc. ( J. Parker, DD .)

Y cuando yo venga, a quien aprob�is. -

La cooperaci�n de la Iglesia y el ministro

Observe en general:

1. Que en asuntos de inter�s p�blico la Iglesia y el ministro cooperen.

2. Que la Iglesia apruebe y el ministro encargue.

3. Que el ministro, donde se obtenga alguna ventaja s�lida, est� listo para cualquier servicio que se le imponga (vers�culo 4). ( J. Lyth, DD .)

Versículos 5-9

Ahora vendr� a vosotros cuando pase por Macedonia.

La voluntad de Dios la regla y la utilidad espiritual el final de la vida

I. La voluntad de Dios debe ser la regla de vida. Pablo hab�a hecho un plan para visitar a los corintios, para "quedarse un tiempo" con ellos, pero �l basa este plan (sin duda el m�s querido en su coraz�n) en "si el Se�or lo permite".

1. Aqu� se implica una creencia, a saber, que Dios est� en la historia del hombre individual. No est� meramente en el universo material, en jerarqu�as ang�licas, en comunidades humanas, iglesias, familias. No est� demasiado absorto ni demasiado grande para esto. Pablo cre�a que Dios estaba interesado en �l personalmente, y que lo arregl� personalmente. Hay algo vigorizante y ennoblecedor en este pensamiento.

2. Aqu� se implica una aquiescencia. No tengo voluntad propia. Personalmente, me gustar�a pasar el invierno contigo, pero subordino mi voluntad a la voluntad de mi Dios. Estoy en Sus manos y estoy listo para actuar en todo seg�n Sus arreglos.

II. La utilidad espiritual debe ser el objetivo de la vida. ( 1 Corintios 16:8 ).

1. Dondequiera que el evangelio triunfe de manera significativa, se puede anticipar una gran oposici�n. Pablo estaba ahora en �feso, donde hab�a trabajado durante un tiempo considerable, y con tal �xito que se excit� una oposici�n apasionada ( Hechos 19:9 ). Siempre ha sido as�: dondequiera que ha habido un gran resurgimiento de la religi�n, ha habido una oposici�n inusual. La enemistad latente de la serpiente es siempre despertada por la diseminaci�n de la luz espiritual. Cristo encendi� un fuego sobre la tierra.

2. La oposici�n al evangelio ofrece a menudo oportunidades especialmente favorables para la labor del evangelista. La excitaci�n religiosa es cada vez m�s favorable a la difusi�n de la religi�n que la monoton�a religiosa. Tiene m�s posibilidades de convertir a un esc�ptico serio que a un religioso estancado. La emoci�n abre una "puerta".

3. El verdadero evangelista ser� estimulado en lugar de desanimado por la oposici�n. Son solo las almas peque�as las que est�n consternadas por las dificultades. ( D. Thomas, DD .)

Me quedar� en �feso hasta Pentecost�s. -

Lo que el cristianismo hace por un hombre

1. Estas frases, colocadas casualmente, por as� decirlo, al final de una carta, revelan incidentalmente, y por lo tanto realmente, la calidad espiritual y el tono del escritor. Una cosa es hacer una declaraci�n formal de lo que ha hecho el cristianismo y otra es mostrar sus resultados sin ning�n intento de composici�n o efecto. Un toque incidental revelar� al hombre completo.

2. Pablo aparece a la vista en estas instrucciones. En el cap�tulo anterior estaba bastante m�s all� del alcance de nuestra visi�n. Aqu� se vuelve m�s como uno de nosotros. Estas son solo peque�as frases despu�s de los grandes truenos del cap�tulo de la resurrecci�n, y llegan demasiado pronto para obtener toda su fuerza y ??valor; pero muestran lo que el cristianismo hizo por Pablo. Le hizo ...

I. Muy intr�pido en circunstancias de un tipo intensamente desalentador. Pablo mir� a la puerta en lugar de a los adversarios, y all� se revela la calidad del hombre. El gran soldado debe estar en el meollo de la pelea. Cuando el lobo es m�s peligroso, el pastor debe estar m�s atento. Paul parec�a tener una especie de afici�n innata por el peligro. En esto se asemejaba m�s a Cristo, y silenciosa pero severamente reprende a la mayor�a de sus sucesores.

�Qu� ojo tenemos para los adversarios! y ah� se revela nuestra calidad. �Qu� lamento hay en el ministerio y en la Iglesia! El barrio se est� derrumbando; la poblaci�n se est� moviendo; el comercio es malo; la gente se opone a nosotros. Hay muchos adversarios: Pablo lo sabe perfectamente; y los cont� uno por uno, y dijo: �Hablando humanamente, son una abrumadora mayor�a, pero divinamente hablando, son para siempre una minor�a, porque el que est� con nosotros es m�s que los que est�n contra nosotros.

�Debemos tener una visi�n m�s completa, y entonces veremos que la gran hueste que est� acampada contra el Se�or no es m�s que un pu�ado de polillas. Por tanto, todo adversario debe ser un est�mulo para un esfuerzo m�s noble, un pinchazo en el costado que nos haga avanzar con m�s vitalidad y determinaci�n para ganar la batalla del Se�or. Deber�amos haber dicho que el hecho de que hubiera muchos adversarios era una excelente raz�n para dejar �feso; Paul lo convirti� en una raz�n sustancial para permanecer all�.

II. Paternal y tiernamente considerado ( 1 Corintios 16:10 ). Timoteo era joven en experiencia; el tipo de hombre que pronto se perder�a entre la multitud; encogido, modesto, uno que nunca contar�a mucho si el tumulto dominara el d�a. Mira, entonces, dice Pablo, �procura que est� contigo sin temor.

�Cuando le estreches la mano, d�jale sentir la presi�n del amor en el apret�n que le da la bienvenida con el s�mbolo sagrado: bajo est�mulo puede hacer mucho. Si te encuentra cr�tico, pedante, culpable, su joven coraz�n se hundir�. Estar con la Iglesia sin miedo, eso es obtener todo lo mejor en el joven ministro. "El temor del hombre trae una trampa".

III. Magn�nimo ( 1 Corintios 16:12 ). Apolos era "un hombre elocuente y poderoso en las Escrituras", la "presencia corporal de Pablo era d�bil y su habla despreciable". �l lo sab�a, pero dice: �En cuanto a nuestro hermano Apolos�, hay ternura en la misma pronunciaci�n del nombre del hombre; no es "Apolos", sino "nuestro hermano Apolos", etc.

De vez en cuando somos muy humanos: tal vez exista la tentaci�n de persuadir a Apolos de que vaya en otra direcci�n y, por lo tanto, se mantenga fuera de nuestro camino particular. Conclusi�n: No podemos poner estas cosas desde afuera; estos son los frutos del Esp�ritu. Todo coraje asumido es cobard�a, una pretendida consideraci�n es el patrocinio m�s objetable, una magnanimidad afectada es hipocres�a. Debemos crecer en estas gracias, pero el crecimiento debe ser desde adentro; estos no deben ense�arse ni aprenderse en las escuelas: son las victorias de la gracia, los milagros de Dios. ( J. Parker, DD )

Consejo y car�cter

No es una exigencia antinatural que el abogado se corresponda con el car�cter del consejero. �Cu�nta influencia moral han perdido S�neca y Bacon por la discrepancia entre lo que escribieron y lo que fueron! La coherencia de San Pablo se manifiesta en una comparaci�n entre su consejo en 1 Corintios 16:13 y su revelaci�n de s� mismo en 1 Corintios 16:8 . Se exhort� a los corintios a:

I. Vigilancia. Bueno, �Paul fue descuidado? Resuelve quedarse en �feso. Aqu� ten�a que mirar

1. Contra las sorpresas de la tentaci�n. No ignoraba las maquinaciones de Satan�s, y estaba incesantemente alerta "para que Satan�s no se aprovechara de �l". "Lo mantuvo debajo de su cuerpo", etc.

2. Contra las vicisitudes que de otro modo hubieran frustrado sus planes y estropeado su obra. Hechos 19:1 . nos habla de algunas de estas vicisitudes y de c�mo Pablo las convirti� en su propia cuenta. Fue a esta Iglesia a la que se dirigi� cuando inst� a este deber con la fuerza de su conocido ejemplo ( Hechos 20:31 ).

3. Por oportunidades. Se requiere una vigilancia ordinaria de detectar en los seguidores de Juan de la materia prima de los misioneros cristianos, y para asegurar la suficiente influencia con los elementos contradictorios en la sinagoga jud�a y la escuela de Tirano ( cf . 1 Corintios 9:19 ).

II. Firmeza. Esta calidad se prueba de dos formas.

1. Por dificultades desalentadoras. Estos probaron a Pablo en un grado no ordinario en una ciudad cuya poblaci�n "merec�a ser estrangulada de hombre a hombre", una ciudad notoria por el libertinaje, la superstici�n y la idolatr�a. Estaba en peligro cada hora; muri� a diario, pero su fe nunca flaque� ( 1 Corintios 4:9 ).

Una peque�a parte de las pruebas enumeradas en 2 Corintios 11:23 deben haberle ca�do en suerte en �feso.

2. Por la existencia de una excusa aparentemente leg�tima para no hacerlo. A veces, un hombre se ve obligado a permanecer firme porque no puede moverse. La verdadera prueba es cuando se abre una v�a de escape. Pablo se abri� as� como una invitaci�n a Corinto y la aparente conveniencia de aceptarla. Cu�nto se necesitaba su presencia en Corinto; y la obra en �feso seguramente no sufrir�a bajo la superintendencia de Aquila, Priscila y Apolos.

El cambio le vendr�a bien. Pero no; su negocio era hacer el trabajo que ten�a entre manos para que no fuera necesario realizarlo una segunda vez. As� que envi� una carta con una delegaci�n influyente a Corinto, y decidi� permanecer "en �feso hasta Pentecost�s". �Cu�ntos cristianos enga�an su conciencia con la persuasi�n de que una invitaci�n a otra esfera es una excusa leg�tima para el abandono de su actual dificultad, mientras que puede ser s�lo un ataque sutil del adversario a su firmeza! Nuestro texto fue m�s all� para fortalecer una exhortaci�n previa a permanecer en el llamado al que fueron llamados en Dios. Entonces viene a nosotros.

III. Coraje. El que dijo: "Dejad, como los hombres", etc., ilustr� su propio consejo resolviendo "quedarse en �feso", porque ...

1. All� hab�a �una puerta grande y eficaz�. Una gran oportunidad pone a prueba el coraje porque requiere frialdad, autocontrol, fortaleza y todos los elementos del hero�smo m�s noble. peligro, sino por la responsabilidad.

2. Hubo muchos adversarios: jud�os, magos, etc.

IV. Caridad. Caridad&mdash

1. �Es bondadoso�, y el que est� tan ansioso de que �todo sea hecho por caridad�, da el ejemplo (vers�culo 10). Timoteo ten�a una tarea delicada que realizar y, por lo tanto, Pablo le pidi� que la pudiera realizar en condiciones que le aseguraran cr�dito y �xito. �Cu�ntos j�venes prometedores por falta de una palabra amable o de una mano amiga se han arruinado!

2. "No tienes envidia". Es tan ajeno al ego�smo de los celos como al ego�smo de la codicia. Ahora bien, si alguien pudo haber excitado los celos de Pablo, ese fue Apolos, y sin embargo escuchar lo que dice de �l (vers�culo 12). �Con qu� fuerza llega la exhortaci�n a todas las facciones y rivalidades, respaldada como est� por la conducta de Pablo �en lo que respecta a su hermano Apolos�? ( JW Burn. )

Se me abre una puerta grande y eficaz.

Una puerta abierta

1. San Juan vio una puerta abierta en el cielo. Una puerta se abri� ante �l a los misterios de lo invisible, lo invit� a expatriarse all�. Fue una puerta abierta para el trabajo ministerial y los logros en la tierra de los que nos habla San Pablo. �De qui�n elegir�as? La posibilidad de esconderse detr�s del velo ser�a muy tentadora; sin embargo, por m�s apasionadamente que anhelemos, y sin un anhelo indigno, perforar lo inescrutable, �no ser�a un impulso divino el que deber�a llevarnos a aceptar la oportunidad de mejorar las enfermedades o suplir las necesidades que gritan?

2. �Cu�l fue el m�s feliz de los dos, San Juan o San Pablo? En el caso del primero, habr�a una excitaci�n gozosa que llevaba en �l un latido de dolor, una sensaci�n de opresi�n, una expectativa medio temerosa. �Su fuerza ser�a suficiente para las escenas que estallar�an sobre �l? La felicidad de San Pablo, puede estar seguro, fue la m�s simple, la m�s pura de las dos, ya que en la populosa ciudad pagana se encontr� en libertad de contar su gran historia, y sinti� a su alrededor un gran campo esperando la buena semilla que el labrador est� ansioso por sembrar.

Con qu� entusiasmo se levantar�a cada ma�ana para reanudar su esperanzado trabajo; �Cu�n pac�ficamente se dorm�a cada noche, pensando en las escenas que lo hab�an animado, meditando sobre los procedimientos del d�a siguiente! �Y somos alguna vez m�s felices que en los momentos en que se nos da la posibilidad de hacer lo que anhelamos poder hacer? El texto sugiere muchos pensamientos.

I. Una puerta abierta, �qu� no dar�amos por ella?

1. El sentimiento es algo as� como la ansiedad que sufre un pintor por poner una ventana o puerta abierta en su cuadro que sin eso ser�a pesado; o el anhelo de un enfermo por el frescor del norte y la brisa susurrante en medio del bosque siempre verde, inm�vil y sin aliento, del sur. Tenemos una sofocante sensaci�n de desmayo, de cercan�a y dolor por salir a un aire m�s fresco y a un espacio m�s amplio; pero las cosas nos impiden ser y hacer lo que har�amos.

Quiz�s podamos ver una vida m�s simple, m�s sana y m�s racional para vivir, y deseamos interiormente vivirla. Hay intereses que nos encadenan, y a nuestro alrededor hay un mundo de convenciones y costumbres a trav�s del cual somos incapaces de romper. Estamos encerrados en una ronda diaria, por lo que estamos impacientes. �No hemos suspirado as� a veces por una puerta abierta que nos deje salir?

2. O, de nuevo, al pensar y contemplar seriamente, hemos sentido que la luz estaba cerca; Hemos visto un tenue destello. Nos pareci� que s�lo se requer�a un paso m�s para llevarnos directamente a la luz, y ah� nos detuvimos; a punto de hacerlo, �ramos como un hombre que anda a tientas en una habitaci�n oscura en busca de alg�n art�culo que sabe que est� muy cerca por esperar que lo agarre de la mano, pero que busca en vano. �Oh, por una sugerencia m�s que seguramente nos llevar�a a la tierra en cuyas fronteras estamos!

3. As� que, una vez m�s, cuando deambulamos solitarios por los campos de verano, o en el silencio del bosque solitario, contemplando la maravillosa puesta de sol en el mar, nunca ha habido en nosotros un sentimiento de que, por mucho que la naturaleza nos est� hablando a nuestras mentes y a nuestros corazones, hab�a algo m�s, m�s profundo, que ten�a que decir, algo para cuya comunicaci�n s�lo se necesitaba un poco m�s de fe, o delicadeza, o paz en nosotros mismos.

II. Pero hemos tenido la feliz experiencia de la apertura de la puerta. �Y qu� encantador fue cuando se presentaron los medios para hacer lo que anhelamos hacer, y fuimos libres para seguir los impulsos hasta entonces frustrados! De repente o gradualmente, ha surgido una nueva visi�n de un tema, como cuando se abre una ventana, y todo el aspecto de las cosas ha cambiado. O nos hemos topado con hechos que conoc�amos previamente y que promet�an esclarecernos lo que antes era inextricable; o, al aferrarnos a un principio, descubrimos que pod�amos aplicarlo como gu�a en relaci�n con asuntos sobre los que antes hab�amos tenido dudas o nos hab�amos confundido. O la lectura de alg�n libro, tal vez la relaci�n con alguna persona nos haya dado una nueva visi�n de la vida.

III. Existe el vivir siempre con una puerta abierta ante nosotros. Como cada hombre es su propia puerta estrecha, y la principal dificultad en su camino de mejora, as� cada hombre puede serlo si quiere su propia puerta abierta. El secreto de la diferencia entre los hombres en su crecimiento es que algunos son receptivos y otros no. Algunos est�n de pie todos los d�as para apropiarse y asimilar todo lo que los encuentra; y algunos est�n con almas m�s o menos encerradas: los �ngeles pasan por sus umbrales y no les invitan a entrar; Jes�s de Nazaret pasa y no est�n.

1. Cultivar a la altura de cada logro un ingenioso descontento. Siempre di: "Esto es bueno, pero hay algo mejor que esto".

2. Trate de disciplinarse hasta la ecuanimidad ante la presencia de peque�os problemas y agravios. Sea muy particular para mantener su c�mara mental libre de la molestia de una gran cantidad de visitantes en mal estado. Muchos hombres viven y mueren excluidos de impresiones superiores, simplemente porque sus avenidas est�n bloqueadas.

3. Cultivar la alegr�a, resistir la tristeza y el desaliento, que nada opera m�s para impedir el aprecio y el discernimiento del bien que se ofrece. ( SA Tipple .)

La apertura de una puerta grande y eficaz.

I. Importaciones

1. Oportunidad.

2. �xito.

II. Puede ocurrir en el lugar m�s improbable.

III. Nos invita a entrar en ella.

IV. Suele despertar oposici�n.

V. Debe inspirar valor y esfuerzo persistentes. ( J. Lyth, DD .)

Se abri� una puerta grande y eficaz

Considerar&mdash

I. Se abri� la puerta grande y eficaz.

1. Hace unos a�os, �feso era �una puerta� que no estaba abierta a Cristo. El templo de Diana estaba abierto y atestado de fieles de "toda Asia y el mundo". El teatro estaba abierto, alimentando las peores pasiones de nuestra naturaleza ca�da. Los artesanos ten�an sus tiendas abiertas para la venta de modelos del templo e im�genes de la diosa. Y, sin embargo, �feso era un lugar muy importante, repleto de poblaci�n, la capital del Asia proconsular.

�Qu� triste verla como una �puerta� cerrada! �Y no existe una �puerta� cerrada en la actualidad? No hablo ahora de muchas ciudades paganas, sino de esas "puertas" cerradas en las parroquias densamente pobladas de la Inglaterra cristiana, donde Mammon tiene sus tiendas abiertas, el libertinaje sus infiernos abiertos, la infidelidad sus pasillos abiertos. �Qu� angustioso ver la "puerta" del "camino ancho" abierta de par en par, y los muchos que se api�an a trav�s de ella, mientras que "la puerta estrecha" es, en n�meros, pr�cticamente la "puerta" cerrada!

2. � Pero mira la "puerta grande y eficaz abierta!" El ap�stol vino y trabaj� all� por espacio de tres a�os. Fue en el transcurso de este per�odo que vio "una puerta grande y eficaz abierta". En su oportunidad de dar a conocer el evangelio y en su pronta admisi�n al coraz�n de muchos. Algunos tan ignorantes que ni siquiera hab�an escuchado �si hab�a Esp�ritu Santo�, se convirtieron en cristianos bien instruidos.

�Muchos de ellos tambi�n que usaron artes curiosas juntaron sus libros y los quemaron. As� creci� poderosamente la Palabra de Dios y prevaleci� �. Y el evangelio y la gracia de Dios siguen siendo los mismos. Dondequiera que los hombres fieles trabajen en el esp�ritu del ap�stol, usando el mismo instrumento y dependiendo de la misma gracia, com�nmente ven pronto, con deleite y agradecimiento, una �puerta grande y eficaz� abri�ndose ante ellos.

II. Los muchos adversarios. Cuando participamos en cualquier trabajo para Dios, se nos ense�a a esperar dificultades. Al buscar nuestra propia salvaci�n, se nos exhorta a calcular el costo; al cooperar para salvar almas debemos calcular la oposici�n. Los adversarios son - General. Satan�s, el adversario de Dios y del hombre, siempre en todo lugar oponi�ndose a la obra de Dios, y la corrupci�n natural del hombre lo convierte en una presa f�cil para el enemigo que busca su destrucci�n. Vea c�mo el ap�stol les record� a los efesios ambos en su ep�stola.

2. Especial.

(1) Los jud�os, la personificaci�n de esa justicia propia que es uno de nuestros adversarios m�s poderosos en la actualidad. �No hemos tenido que luchar a menudo, no solo con la impiedad abierta, sino tambi�n con este adversario sutil, que trabaja en los corazones de los profesores de religi�n m�s decentes pero formales?

(2) Los exorcistas. As� que no debemos sorprendernos si, cuando se predica el verdadero evangelio, circulan falsificaciones del evangelio por motivos corruptos por hombres imp�os.

(3) Demetrius y los artesanos. Estos, al ver la �puerta� abierta, se esforzaron por cerrarla con violencia. �Y no hay tal tormenta que se agolpa r�pidamente a nuestro alrededor en el d�a de hoy?

III. �Cu�l es el deber consecuente?

1. Reconocer la mano de Dios. �Qui�n sino �l, con Su mano divina, abri� esa �puerta grande y eficaz� en �feso? Y el manantial contin�a igual: inagotable y divino. De ah� todas nuestras esperanzas y consuelos.

2. Para seguir adelante.

3. Donde vemos la "gran puerta y eficaz abierta", aunque "hay muchos adversarios". �El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan�. No es por un deseo indolente, un impulso ocasional de sentimiento, sino por la perseverancia fiel, incluso "hasta la muerte", que se nos ha "ministrado abundantemente una entrada", etc. ( J. Hambleton, MA )

Oportunidad

I. Esta palabra "oportunidad" surge de una antigua ra�z que significa "en el puerto" o "en el puerto", lo que sugiere las l�neas: "Hay una marea en los asuntos de los hombres que, tomada por el diluvio, conduce a fortuna." Por lo tanto, pensamos en el comerciante que observa el mercado, listo para aprovechar cada oportunidad que pueda convertirlo en oro. Miles fracasan en la vida por descuidar esas oportunidades. Cuando se presenta el Blucher de la oportunidad, no han "cogido" lo suficiente para cargar, y as� ganar su Waterloo.

Hay grandes oportunidades nacionales que se presentan una o dos veces en la vida de un pa�s o comunidad y nunca vuelven. Tal oportunidad tuvo la Iglesia de Roma cuando algunos de sus hijos m�s fieles se�alaron los pecados y excesos que llevaron a la Reforma. Tal oportunidad tuvo la Iglesia de Inglaterra en 1662, cuando expuls� la corona y la flor de sus filas ministeriales.

Francia tuvo esa oportunidad en el momento de la Reforma de deshacerse de una superstici�n ciega por un lado, y un ate�smo desesperado por el otro. Jerusal�n tuvo esa oportunidad hace diecinueve siglos; pero ella lo despreci�, lo rechaz� y finalmente lo apag� en la sangre de los inocentes ( Lucas 19:41 ).

II. Hay oportunidades que pertenecen a determinados per�odos de la vida. Est� la temporada de la juventud. Cu�n lleno est� de oportunidades: para mejorar mentalmente, formar buenos h�bitos, moldear el car�cter, determinar una l�nea de acci�n futura. �salo, por tanto, como la primavera que pronto se va, y en la que debes plantar y sembrar provisiones para una vida larga y feliz. Ahora bien, si esto es cierto con respecto a lo f�sico y mental, �cu�nto m�s con respecto a lo moral y lo espiritual! Dice el poeta: �El cielo yace cerca de nosotros en nuestra infancia.

�El coraz�n no se ha manchado ni ensuciado; la conciencia no se ha chamuscado y endurecido. No hay hosannas tan dulces para Cristo como los hosannas de los j�venes. Otros, nuevamente, se est�n volviendo m�s avanzados en a�os. Poco a poco se encuentran cada vez m�s alejados de la �poca de �cuando eran ni�os�: han llegado al oto�o de la vida. �Oh, qu� oportunidades han tenido! Pero mientras los hombres estaban ocupados aqu� y all�, la oportunidad de oro se hab�a ido.

Considere nuestras oportunidades de utilidad. Tomemos el hogar, por ejemplo, �qu� espl�ndida oportunidad que presenta a los padres cristianos de influir positivamente en sus hijos en la puerta misma de la vida! Y, hasta cierto punto, lo mismo ocurre con los visitantes. Cuando Lord Peterborough se hosped� con Fenelon por una temporada, dijo, al irse: "Despu�s de esto, ser� cristiano a pesar de m� mismo". O posiblemente ocupas un puesto en alg�n lugar de trabajo y una ma�ana un ni�o de mirada angustiada llega a decir que �el padre est� muy enfermo y hoy no puede venir.

A la ma�ana siguiente le llega un indicio de que est� muerto. Al instante, una "voz suave y apacible" en el interior susurra con reproche: "Nunca en todos estos a�os le he dicho una palabra a este hombre acerca de las cosas divinas. Perd� una oportunidad que nunca volver� �. Oh, llegar� un d�a en que estas oportunidades perdidas aparecer�n bajo una luz m�s clara y con una distinci�n m�s terrible y sorprendente.

�Porque llam� y vosotros rehusasteis�, etc. ( Proverbios 1:24 ). "Las consecuencias son despiadadas". As� que, cuando tengamos oportunidad, hagamos lo bueno para con todos, y especialmente con los que son de la familia de la fe. ( J. Dymond .)

Versículos 10-16

Ahora bien, si viene Timoteo, aseg�rate de que est� contigo sin miedo.

La afectuosa recomendaci�n de Timoteo de Pablo nos ense�a que los ministros j�venes

1. A menudo necesita aliento.

2. Deben ser respetados por el bien de sus obras.

3. No debe ser despreciado.

4. Debe ser tratado con ternura y consideraci�n.

5. Tener derecho a la afectuosa simpat�a de sus hermanos mayores. ( J. Lyth, DD .)

Solicitud ministerial

Se nos recuerda:

I. Que los planes y prop�sitos humanos est�n cargados de contingencias. "Si viene Timoteo". La incertidumbre es un factor importante en los c�lculos humanos.

1. Incluso Pablo no pudo proyectar sus planes en el futuro de manera positiva.

(1) Podr�a escucharse el clamor macedonio de alguna Iglesia m�s necesitada; nuevas puertas que se abren constantemente, pueden surgir nuevas emergencias.

(2) Las persecuciones feroces abundaban, la mano del asesino pod�a herir, las cadenas y el encarcelamiento pod�an durar.

(3) Al escapar de todo esto, la muerte a�n segu�a su camino: un accidente o una enfermedad podr�an prevenirlo. Pablo fue sabio al decir: "Si viene".

2. As� que est�s esperando a tu Timoteo, mi sucesor. No olvide la amplitud y variedad de los intereses a atender, ni las contingencias que puedan surgir en el ajuste de los m�ltiples reclamos. La causa que le interesa es de Dios, tambi�n los hombres. No permita que su ansiedad excesiva le impida tener una mano en la selecci�n de su pastor.

II. Del estado de �nimo esencial para el �xito ministerial. Contigo sin miedo. Paul quer�a que este joven comenzara bien en su nuevo cargo. El que no est� �sin miedo� est� mal acompa�ado. Alquila habitaciones o, mejor dicho, admite impotente a un enemigo que le ata de pies y manos y le roba la felicidad y el �xito. Todo hombre �que sea pastor, y no asalariado�, tendr� un miedo o timidez natural al hacerse cargo de una Iglesia importante. Tienes el poder de confirmar o eliminar este sentimiento. Est� con nuestra gente para llevarnos a los tr�picos, o crear un invierno a nuestro alrededor, y - �oh, qu� fr�o se siente!

III. Del deber de la Iglesia en este importante asunto. �Ver que �l�, etc ., Etc., hacen su negocio. Esfu�rcese por hacerle saber que es apreciado y que cuenta con su buena voluntad y cooperaci�n. Elimine la sospecha insultante de que podr�a enorgullecerlo si le dijera que le gustan sus sermones. Si ese es el caso, tenga la honestidad de hac�rselo saber. Si es un hombre de Dios, ser� un mejor predicador y m�s humilde. "Ahora, si viene Timoteo, mira eso" -

1. Al elogiar innecesariamente a su antiguo pastor, no produce en su mente el temor de que nunca podr� llenar �el doloroso vac�o�.

2. Usted no produce en �l, mediante cr�ticas innecesariamente descorteses y referencias de faltas a sus pastores anteriores, el �temor� de que se encuentra entre un pueblo cruel y falto de faltas; y que, posiblemente en algunas bocas, puedan ser igualmente amargos contra �l. No se apresure demasiado para pesar "Timoteo, si viene"; Dale una oportunidad. Cuando lo pese, col�quelo en una balanza decente, y no en una que pese todo en un gancho afilado. Mira que no tenga miedo cuando lo pongas en la balanza; si el miedo contin�a con �l, no registrar� ni la mitad de su peso ni de su valor.

IV. Que los ministros fieles de Dios son todos hombres de una misma obra. ��l hace la obra del Se�or, como yo tambi�n�. �l en su camino, yo en el m�o. La individualidad santificada es la gran carencia de los tiempos. Cada hombre tiene su propia misi�n y, santificado a Dios y al deber, puede hacer una obra que ning�n otro ser de la tierra puede hacer tambi�n. Es mejor empu�ar la simple honda de David que la engorrosa armadura de Sa�l. ( T. Kelly. )

Ense�anza sana para los ministros mayores

I. Muestre un tierno respeto por los intereses de los ministros j�venes. Timoteo era joven en a�os y en la fe; un hombre tambi�n, quiz�s de constituci�n delicada y temperamento nervioso, y probablemente no se distinga por ning�n gran don. En Corinto hab�a fil�sofos y oradores en cuya presencia quiz�s se sentir�a algo avergonzado. Por eso Pablo pide a los corintios que lo traten con bondad, que no lo �desprecien� ni lo desanimen de ninguna manera. �Pobre de m�! No es raro que los ministros mayores menosprecien a los m�s j�venes y, a menudo, los traten con falta de respeto e incluso con descortes�a.

II. Lev�ntate por encima de todos los celos ministeriales. Si Pablo hubiera sido capaz de tener celos, habr�a sido hacia Apolos. Era un hombre de distinguida habilidad y quiz�s m�s popular incluso que el propio Paul. Si hubiera estado celoso, Pablo lo habr�a mantenido fuera de Corinto todo el tiempo que pudo, en lugar de lo que dice ( 1 Corintios 16:12 ). Los celos entre los ministros, aunque muy anticristianos, no son algo poco com�n; y se muestra a menudo en insinuaciones detractoras y miradas simb�licas y encogimiento de hombros.

III. No te enojes si los hermanos inferiores no aceptan tus deseos. Tanto la experiencia cristiana como la capacidad ministerial de Apolos fueron inferiores a la de Pablo. A pesar de esto, no cumpli� con la solicitud de Pablo; Pablo tampoco parec�a disgustado ( 1 Corintios 16:12 ). Si Pablo no hizo cumplir sus deseos a sus hermanos, �qu� arrogante parecer�a que cualquier ministro sin inspiraci�n lo intentara! La �nica autoridad que un ministro genuino tiene sobre otro es la autoridad de inteligencia superior, experiencia y fuerza moral. ( D. Thomas, DD .)

Avisos personales

Nota&mdash

1. Que con San Pablo las consideraciones personales no se perdieron en la filantrop�a general. Es bastante com�n profesar un gran celo por la humanidad, mientras que hay indiferencia hacia los hombres individuales. Pero el amor de San Pablo era hacia la Iglesia en general, y adem�s hacia Aquila, Priscila, etc. �Y no es esta tambi�n la naturaleza del amor de Dios, que provee al universo y, sin embargo, gasta una infinidad de cuidados en la fibra de una hoja? ?

2. El valor de las cortes�as de la vida. Hay muchas mentes que son indiferentes a tales cosas y se imaginan por encima de ellas. Prescott observa que "la libertad depende de las formas". �No surgieron el lento y solemne cambio de la constituci�n inglesa, y nuestra libertad de subversiones violentas, de la forma en que se ha consultado el precedente en la forma de cada cambio? Pero m�s amor depende de las formas: la cortes�a de la etiqueta protege y protege la cortes�a del coraz�n. Hay tres personas mencionadas principalmente aqu�.

I. Timoteo ( 1 Corintios 16:10 ). Paul le expresa respeto oficial y consideraci�n personal. Considere las circunstancias en las que el joven Timoteo fue puesto al llegar a una ciudad donde los regalos eran excesivamente reverenciados y donde incluso la autoridad de San Pablo fue tratada a la ligera. �Piense en c�mo la propia modestia de Timothy lo habr�a silenciado, y c�mo su joven entusiasmo podr�a haberse marchitado por el rid�culo o la aspereza!

1. La s�plica de San Pablo es un est�mulo a la bondad mientras a�n est� en su tierno capullo. Existe el peligro de que nuestro joven entusiasmo paralice con frialdad o con desprecio. Hay pocos per�odos en la vida m�s cr�ticos que aquel en el que comienzan a desarrollarse sensibilidades y sentimientos fuertes. Est� a punto de decidirse la cuesti�n de si lo que en la actualidad es un sentimiento meramente rom�ntico se convertir� en una devoci�n generosa y acabar� madurando en la abnegaci�n; o si ha de permanecer s�lo en un sentimiento enfermizo y, por reacci�n, degenerar en un tono amargo y burl�n.

2. En ning�n lugar se recibe un sentimiento con tan poca simpat�a, o con un entusiasmo tan reprimido como aqu�; en ninguna parte los j�venes aprenden tan pronto el tono de moda de no admirar fuertemente nada, reverenciar nada. Y este era un peligro que Pablo conoc�a bien y no pod�a pasar por alto. En los primeros d�as, el propio Apolos corri� el mismo riesgo. Se puso a predicar toda la verdad que conoc�a con entusiasmo. Estaba lamentablemente incompleto.

Si los cristianos lo hubieran conocido - �este joven advenedizo no predica el evangelio� - habr�a habido un gran maestro arruinado o una mente fuerte amargada al desaf�o y la herej�a. Pero de esto fue liberado por el amor y la prudencia de Aquila y Priscila, "quienes le explicaron m�s perfectamente el camino de Dios".

II. Apolos ( 1 Corintios 16:12 ). Nota&mdash

1. La perfecta ausencia de todos los celos significantes en la mente de San Pablo. Compare este pasaje con su sincera reprimenda al partido de Apolos en el primer cap�tulo. Al leer eso, podr�a parecer natural decir: "�Oh, no puede soportar un rival!" Pero he aqu�, era celo por Cristo, y no celos de Apolos. Estos son algunos de los finos toques con los que aprendemos lo que fue ese sublime ap�stol y lo que la gracia de Dios lo hab�a hecho.

2. El ferviente deseo del ap�stol de hacer que Apolos se mantuviera bien con los corintios. Un esp�ritu m�s mezquino habr�a dejado su conducta sin explicar o se habr�a dado cuenta de la sospecha que descansaba sobre �l; �Por qu� se mantuvo alejado? Pero St. Paul no dejar�a que ardiera ning�n malentendido. Simplemente dijo que Apolos ten�a razones para no venir; "Pero �l vendr�". Esto es magnanimidad y verdadera delicadeza de coraz�n.

III. La casa de stephanas ( 1 Corintios 16:15 ).

1. Vea lo que es el cristianismo: igualdad, pero no nivelaci�n. El universo de Dios se basa en la subordinaci�n; tambi�n lo es la Iglesia de Dios. El esp�ritu de la libertad del mundo dice: "Nadie se ense�oree de ti"; pero el esp�ritu de la libertad del evangelio dice: "Someteos unos a otros".

2. Se hab�an vuelto adictos al ministerio. �Qui�n los hab�a llamado? Nadie, excepto Dios por una idoneidad interior. Hay ciertas cosas por hacer en este mundo que requieren instrumentos y calificaciones peculiares. Un llamado de Dios para hacer tal trabajo a menudo se demuestra por la voluntad de hacerlo; una disposici�n para dar un paso al frente y tomar la iniciativa. Cuando este es el caso, y tales hombres tratan de hacer el bien, a menudo se encuentran con innumerables obst�culos, como en los casos de Howard y la Sra.

Fre�r. Ahora San Pablo dice: Esto est� mal; m�s bien deber�as ayudar a tales. D�jelos tomar la iniciativa, s�ganlos y no estropeen el trabajo con celos mezquinos. Obs�rvese, entonces, que es tanto un deber apost�lico obedecer a las personas que se han �enviciado a s� mismas� por la idoneidad interior, como respetar una autoridad constitucional exterior. ( FW Robertson, MA )

Como tocar a nuestro hermano Apolos . -

Etiqueta entre ministros

I. Se funda en su relaci�n fraternal.

1. Como hijos de un Padre.

2. Como colaboradores en una causa.

II. Excluye toda asunci�n indebida de autoridad - todo derecho de dictado.

III. Les impulsa a pensar y hablar amablemente entre ellos. ( J. Lyth, DD )

Versículos 13-14

Velad, estad firmes en la fe, dejad como hombres, sed fuertes.

Los requisitos de la guerra cristiana

Las asociaciones de guerra y batalla respiran cada palabra de esta exhortaci�n. Toca el coraz�n como el discurso conmovedor de un l�der de confianza toca los corazones de sus camaradas en alguna gran emergencia del conflicto. A medida que el enemigo se acumula en la distancia, medio escondido detr�s de la cima de la colina o bajo la sombra del bosque, y por el momento permanece dudoso en qu� parte de la tormenta estallar�, su voz de advertencia llama a la vigilancia: �Mirad .

Mientras la marea de la guerra hace que sus masas amenazadoras avancen, y la columna del enemigo que avanza, sombr�a y siniestra como una nube de tormenta, amenaza con abrumar a la delgada l�nea de defensores, la voz clara del l�der se escucha en el silencio moment�neo del suspenso, exhortando ellos a la firmeza y la constancia - "Mantente firme". Mientras las l�neas opuestas se rompen en el choque de la batalla de manera confusa, como el encuentro de dos mareas enfurecidas, y el guerrero lucha mano a mano con el guerrero, la voz familiar todav�a suena en medio del tumulto: �Dejen, como hombres.

�Mientras bajo la furia del asalto la l�nea de la hueste patriota tiembla y vacila, y la crisis exige un coraje dispuesto a morir, pero nunca a ceder, me imagino la figura del intr�pido l�der mientras levanta su estandarte. y grita: "S� fuerte". ( Canon Garbett. )

Las exigencias del cristianismo

I. Vigilancia. Hab�a muchos males en la Iglesia de Corinto: disensiones, herej�as, falta de castidad, intemperancia, etc. De ah� la necesidad de estar alerta. Pero, �d�nde no abundan los males? Las huestes nos rodean a todos; por lo tanto, "Mirad". �Velad y orad�.

II. Estabilidad. No vacilen, vacilen, �sean sacudidos por todo viento de doctrina�. Echa las ra�ces de tu fe profundamente en el suelo de la verdad eterna. La firmeza no es m�s obstinaci�n que la roca fuerte o el roble de ra�ces profundas.

III. Masculinidad. No hay nada m�s alto que esto. Hay grandes fil�sofos, poetas, estadistas, etc., que son hombres peque�os a leguas de distancia del ideal.

IV. Caridad ( 1 Corintios 16:14 ). La vida del hombre consiste en muchas "cosas que se hacen". La actividad es a la vez ley y necesidad de su naturaleza. Realmente solo vive como act�a. Pero si bien los actos son variados, el esp�ritu animador debe ser uno, y eso es amor. ( D. Thomas, DD .)

Cuatro puntos en la vida cristiana

El texto contiene cuatro puntos que deben caracterizar la vida cristiana.

I. Vigilancia. Es de suma importancia que vigilemos nuestras mentes; porque el error est�, por as� decirlo, en el aire. Y dado que las ideas dominantes de la mente colorean todos nuestros pensamientos y afectan todas nuestras acciones, no podemos ser demasiado cuidadosos, cuando las ideas buscan ser admitidas en nuestras mentes, para probarlas, para que podamos conocer su car�cter; porque las ideas falsas y malas corrompen las mentes buenas y saludables. Vemos cada objeto presentado a la mente a la luz de nuestras ideas dominantes; como el vidrio coloreado, transforman todo en su propia tonalidad particular.

En materia religiosa esto es especialmente importante. Siempre que se presente a la mente alg�n objeto para nuestra aceptaci�n, como religiosos y religiosas, pong�monos de inmediato "a la ley y al testimonio". Esto es tanto m�s imperativo dado que el error puede revestirse de las maneras de la verdad y, de hecho, pretender hacer el trabajo de la verdad. Hay muchos falsos maestros en nuestros d�as, y el error est� sumamente ocupado; Guardemos, por tanto, atentamente la puerta de nuestra mente, para que ning�n falso principio se apodere de ella para pervertir nuestros pensamientos y mejores sentimientos.

Tambi�n necesitamos vigilar nuestro coraz�n. La mayor�a de las personas se ven m�s influenciadas por sus emociones que por sus intelectos. Ese es el secreto de los numerosos espect�culos fascinantes que se levantan y presentan a la vista con tanto cuidado y asombro; los expositores saben que los hombres se mueven por tales cosas, y que cuando est�n en tal estado de excitaci�n, pueden dejarse llevar y hacer cualquier cosa, ya sea para bien o para mal, tal como se sientan dispuestos.

Siempre que se haga un intento serio de excitar el afecto de nuestro coraz�n, debemos tener mucho cuidado de hacernos las preguntas: "�Son verdaderas estas apelaciones a mi coraz�n?" "�Los medios utilizados para este prop�sito son verdaderos en el mejor y m�s alto sentido?" Tambi�n debemos tener cuidado de hacernos la pregunta: "�Son puros los objetos que buscan entrar en nuestro coraz�n?" La �sabidur�a que es de arriba, es primeramente pura.

"Tambi�n deber�amos hacernos la furl, su importante pregunta," �Si las cosas que buscan nuestro coraz�n son formadoras de car�cter en el sentido m�s verdadero? " �Es probable que nos hagan verdaderos, justos, honorables, puros, amables y completamente virtuosos? Adem�s, debemos vigilar nuestro esp�ritu para proteger nuestra espiritualidad. El borde afilado de un cuchillo, si se presiona descuidadamente contra una sustancia dura, se desafilar� y dejar� de ser apto para su uso.

Los cristianos deben tener mucho cuidado para preservar el tono de la espiritualidad y el punto vigoroso. Todo lo que rebaja el tono de la espiritualidad de una persona obstaculiza el progreso de su vida superior y m�s noble. Si se mezcla con una sociedad determinada; si va al teatro; si lee una determinada clase de libro; si cualquiera de estas cosas, o cualquier otra pr�ctica, enfr�a el esp�ritu y lo indispone a orar, ciertamente debe ser abandonado como peligroso.

Necesitamos, por tanto, velar por nuestro esp�ritu, para que podamos conservar un tono de espiritualidad saludable y vigoroso que domine a fondo nuestras pasiones carnales y las mantenga en sujeci�n. �Pero yo digo: Andad en el Esp�ritu, y no satisfacer�is los deseos de la carne�, etc.

II. Firmeza. �Permaneced firmes en la fe�.

1. En nuestra fe est� el �nico Dios vivo y verdadero. La perdici�n de Grecia fue la multitud de sus dioses. La educaci�n id�latra de los corintios fue, sin duda, un gran obst�culo para su crecimiento espiritual. Para muchos cristianos, Dios es un "Dios lejano", es de temer; de ah� su apat�a e inercia con respecto a la religi�n y el estado de sus semejantes a su alrededor. Cuando Pablo escribi� esta ep�stola, hab�a incr�dulos atrevidos en Corinto que negaban la resurrecci�n de los muertos y estaban esparciendo el error entre la gente. Manteng�monos firmes en nuestra fe en Dios, entonces, que �l es un �Dios muy presente�, que nunca deja ni abandona a quienes conf�an en �l.

2. Seamos firmes en nuestra fe en Cristo como �nico y suficiente Salvador. Los corintios estaban en peligro por la especial importancia que los griegos atribu�an a la sabidur�a. Y si la sabidur�a no salvara realmente a la humanidad, seg�n ellos solo se salvar�an los sabios, en el sentido que les da el t�rmino. Pablo combate esta idea err�nea en el primer cap�tulo de esta ep�stola. As� que es la fe la que salva, no la sabidur�a, ni siquiera la verdadera sabidur�a. Tampoco es la moral la que salva. Si hubiera podido salvar a alguien, ciertamente habr�a salvado al joven rico de los Evangelios.

3. Permanezcamos firmes en la fe, que las Escrituras son la �nica y suficiente regla de fe.

III. Masculinidad. "Deja que te gustan los hombres". Estas palabras tienen un aire marcial; suenan como las palabras de un gran general en v�speras de una batalla cr�tica que iba a decidir el destino de una naci�n poderosa. La virilidad de la que habla el texto incluye varias partes.

1. En primer lugar, incluye la rectitud. El hombre se puso f�sicamente erguido para que pudiera mirar hacia el cielo con facilidad y placer. Y la conducta moral del hombre debe parecerse a su llama f�sica; es estar erguido. No debe tener giros ni �ngulos de ning�n tipo. El elocuente estadista Henry Clay propuso una vez un plan pol�tico a un amigo. �Arruinar� sus perspectivas para la presidencia�, sugiri� el amigo.

"�Es correcto?" pregunt� Clay. "S�", fue la respuesta. Clay continu�: "Preferir�a tener raz�n que presidente". Todo cristiano debe hacer lo correcto; su virilidad cristiana lo exige. Cualquier cosa como una pol�tica sin principios o el servicio del tiempo est� completamente fuera de lugar en un disc�pulo de Cristo.

2. Tambi�n incluye la verdad. El cristiano varonil es un verdadero hombre. No piensa una cosa y habla otra. Sus palabras representan tan verdaderamente sus pensamientos como el sonido de una tecla correcta en un �rgano representa una parte particular de la m�sica. La misma coherencia es evidente entre sus sentimientos y sus acciones. Entre los objetos importantes de su vida se encuentran "Todo lo que es verdad".

3. Y, adem�s, incluye coraje. La virilidad cristiana est� llena de verdadero valor. La fortaleza es un rasgo tan prominente de la vida del hombre genuinamente bueno como la rectitud y la verdad. Entrar�n con valent�a en la guarida de un le�n en lugar de negar a su Dios.

IV. Verdadero y varonil vigor. "S� fuerte." La vida espiritual es capaz de una gran fuerza, eso se desprende del car�cter de los fieles de todas las edades. La grandeza intelectual puede que solo sea posible para unos pocos; pero un gran poder espiritual es pr�cticamente posible para todos los verdaderos cristianos.

1. Sea fuerte en la convicci�n. Si permitimos que la luz de la verdad del evangelio penetre en nuestra mente, estaremos profundamente convencidos de su poder salvador, y el resultado ser� que seremos �fuertes� en nuestra adhesi�n a la verdad. Tengamos cuidado de no confundir la mera tradici�n con la verdad.

2. Sea fuerte en el amor. En el vers�culo que sigue inmediatamente al texto, el ap�stol dirige a los corintios: "H�gase todo lo que hac�is en amor". El amor es una caracter�stica especial del cristianismo. El amor puede hacer lo que ninguna otra facultad puede hacer; lo que muchas otras facultades combinadas no pueden hacer; de ah� el "mandamiento nuevo" de nuestro Se�or. El hombre amoroso es un gran actor; no es un so�ador, sino un hacedor de la obra de Cristo.

3. Sea fuerte en la voluntad. Se requiere fuerza de voluntad en nuestras luchas con las corrupciones de nuestro propio coraz�n y el pecado que abunda tanto fuera de nosotros como a nuestro alrededor. ( D. Rhys Jenkins .)

Un cristianismo varonil

es&mdash

I. Vigilante. Porque&mdash

1. Est� iluminado.

2. Conoce el peligro.

3. Prev� contra ella.

II. Firme. Porque&mdash

1. Entiende la fe.

2. Aprecia su valor.

3. Resiste a la sangre.

III. Fuerte&mdash

1. En experiencia y prop�sito.

2. Por tanto inamovible, siempre abundante en la obra del Se�or. ( J. Lyth .)

Sabios consejos

1. Prot�jase de la tentaci�n.

2. Mant�n firmes tus principios.

3. Act�e con valent�a.

4. Persevera con constancia.

5. Haz todo con esp�ritu de amor. ( J. Lyth. )

Tres tipos de tentaci�n

Existe una conexi�n indisoluble entre el car�cter de un hombre y su visi�n de la vida. As� como un hombre tiene calidad moral, as� concebir� la vida. Solo los d�biles y los in�tiles preguntan: �Vale la pena vivir la vida? Los valientes y los buenos viven dignamente y, por lo tanto, sienten que la vida est� llena de valor. El pecado produce desesperaci�n. La santidad engendra valor y fe. Tomemos, como ejemplo, al hombre que escribe estas palabras. Hab�a conocido la dureza; su vida hab�a sido una vida de problemas y cambios, pero se hab�a atrevido a desafiarla.

Y ahora, resumiendo la lecci�n de su vida a los hombres que amaba, dice: �Velad�, etc. �l hace cumplir el deber. Ellos deben mirar. Ese deber es personal e implica otro: "mantente firme en la fe". Mientras miran, mantienen la fe. Mientras mantienen la fe, se entregan como hombres. Como estos tres est�n unidos y realizados en un car�cter, son fuertes.

I. Mira. El deber de vigilar implica su necesidad, y la necesidad de vigilar surge de la multiplicidad de la tentaci�n.

1. Hay tres grandes condiciones o formas bajo las cuales surgen las tentaciones.

(1) Social. La verdadera sociedad es mejor de lo que era. La vida p�blica es m�s pura y su est�ndar m�s alto. La educaci�n est� m�s ampliamente distribuida y, como dicen los hombres, ning�n hombre debe ignorarlos, deben llegar a decir que nadie nos dictar� leyes a menos que sea un hombre moral. Nuestro comercio tambi�n tiene mucho de su antiguo car�cter de honor. Pero si bien tenemos motivos de gratitud en el rancho, tenemos mayores motivos de vigilancia.

Nuestra sociedad est� tristemente desprovista de una verdadera econom�a, lo que significa trabajo sabiamente dirigido y aplicado, el poder de recolectar y cosechar sus abundantes frutos, la habilidad y la voluntad de hacer de estos la distribuci�n m�s equitativa y amplia, de modo que no generen riqueza. simplemente para unos pocos, pero para el conjunto. Nuestros peligros surgen de la acumulaci�n en manos de unos pocos, sin distribuci�n en los hogares y para la comodidad de muchos.

Gastamos sus treinta millones en instrumentos de guerra, sus tres millones o un poco m�s en educaci�n y formaci�n de hombres. Sin embargo, �d�nde est� la fuerza de un pueblo? No en sus arsenales, ni en su ej�rcito ni en su armada, sino en sus hombres. La necesidad suprema de un pueblo es la formaci�n del pueblo. Hay algo m�s elevado que la creaci�n de riqueza; est� la fabricaci�n de hombres. La m�s alta de todas las necesidades sociales es la formaci�n de nuevos hombres; eso es posible s�lo por la predicaci�n y la ense�anza del evangelio de Cristo.

(2) Moral. Hay peligros cuando los est�ndares convencionales de moralidad son irreales e injustos. Vea a un banquero que durante casi toda una generaci�n ha vivido de los ahorros del hombre trabajador, la tienda de la viuda y el hu�rfano. Verlo apenas castigado, parece un poco m�s que una severa reprimenda; y alg�n muchacho tentado, en alguna hora de gran necesidad, por un miserable robo, se ha impuesto a lo largo de los a�os como un criminal.

Mire al seductor reci�n salido de su culpa, juzgado por la madre apto para casarse con la hija. Y vean a la v�ctima, por el mismo, arrojada, una cosa inmunda. No hay nada m�s travieso que los est�ndares de ese tipo.

(3) Intelectual. A menudo se dice que surgen de un mayor conocimiento y actividad. No, surgen de la ignorancia y la frivolidad intelectual. Los peri�dicos para tener poder deben estar condimentados. La gente debe sentirse tentada a leer. Y el resultado con demasiada frecuencia es que la mente se vuelve tan superficial que no puede reflejar el cielo infinito, tan alterada en su superficialidad que responde a cada brisa del viento, y nunca logra establecerse en una calma eterna, es una mente perdida en lo sagrado. cosas cerradas a las realidades m�s queridas. Mire la verdad como la necesitan los hombres para vivir, morir, para la eternidad; y luego ya no os atrev�is a ser fr�volos, venid a tener la verdad, a buscar lo santo, a amar el bien, que es s�lo de Dios.

2. Todos estos peligros deben protegerse. �Mirar! Donde un hombre lleva lo que es precioso, siempre debe guardarlo cuidadosamente. �Alguna vez cruzaste el poderoso oc�ano a bordo de un barco de vapor que viaja tan majestuoso y lleva a sus cientos con comodidad y alegr�a? Pero, mientras todo es ligereza, camina solo, solitario, mirando a la luz del sol en busca de se�ales de tormenta que se avecina, el hombre que lleva en su esp�ritu ese barco majestuoso, estos cientos de vidas, todas las riquezas que ella lleva en su poder.

�Y crees que alguna vez un hombre se hizo a la mar, alguna vez un marinero gui� a trav�s del oc�ano con una corteza la mitad de preciosa que la que llevas? Dotado de una naturaleza tan rica, una carga tan preciosa, el esp�ritu debe estar dirigido a la vigilancia del mal, al descubrimiento del bien y al lugar que es el refugio del descanso.

II. Mantente firme en la fe. El hombre que mira se pondr� de pie. De �l no se le quitar�: la fe en Dios nuestro Padre, pero nuestro Rey; en Cristo que es nuestro Hermano, pero nuestro Sacerdote; en ese Esp�ritu que es nuestro Consolador, pero nuestro Abogado. Mantente firme en eso. Procura que nadie te eche a perder con vano enga�o. Procura que ninguna pasi�n te robe con el placer moment�neo prometido. Mantener la fe. Dios te lo dio, y la fe no puede mantenerse pura sin mantener puro el esp�ritu.

III. Sean hombres. �Qu� es ser hombre? Es llevar la imagen de Dios. Que el joven se atreva a ser un hombre, que, cara a cara con la tentaci�n, mire a Aquel que s�lo tiene el poder de salvar. Perdidos en la multitud, los hombres en la multitud se pierden. "Deja que te gustan los hombres". Atr�vete a ser inocente de vicio, cierra el libro impuro, cierra el p�rrafo que dice lo imp�o, y a ser virtuoso en el pensamiento, en el habla, en el sentimiento, sabiendo esto, que el hombre que mantiene puro su propio esp�ritu es el hombre. m�s aprobado por el Padre. ( Director AM Fairbairn .)

Vigilancia, constancia, hombr�a, fuerza

I. M�rense.

1. �Qu� es mirar?

(1) Se opone a la seguridad carnal.

(2) Implica un cuidado de nuestras almas ( Efesios 5:15 ).

2. �Qu� debemos vigilar?

(1) Nuestros pensamientos ( Salmo 139:2 ).

(2) Nuestros afectos ( Proverbios 4:23 ; Colosenses 3:2 ).

(3) Nuestras palabras ( Salmo 17:3 ; Salmo 39:1 ; Salmo 141:3 ).

(4) Nuestras acciones ( 1 Samuel 15:22 ; 1 Corintios 10:31 ).

3. �Contra qu� debemos estar alerta?

(1) Nosotros mismos ( Jeremias 17:9 ; Santiago 1:22 ).

(2) Satan�s ( 1 Pedro 5:8 ).

(3) El mundo ( 1 Juan 2:15 ).

(4) Hombres.

(a) Que no nos seduzcan al pecado ( Proverbios 1:10 ).

(b) Ni en error ( Hechos 20:29 ; Mateo 7:15 ; 2 Pedro 2:1 ; 2 Pedro 3:17 ).

4. �A qu� debemos estar atentos?

(1) Para oportunidades de hacer el bien ( G�latas 6:10 ) y cumplir con nuestro deber.

(2) Por muerte ( 1 Tesalonicenses 5:2 ).

(3) Por la venida de Cristo ( Mateo 24:44 ).

5. � Cu�ndo debemos mirar?

(1) En tiempos de prosperidad.

(a) Que no te enorgullezcas de ello ( Jeremias 9:23 ; 1 Timoteo 6:17 ).

(b) Ni confiar en �l ( 1 Timoteo 6:17 ; Salmo 49:6 ; Salmo 52:7 )

(c) Ni abusar de ella ( Santiago 4:3 ).

(d) Ni pongan su coraz�n en ello ( Salmo 62:10 ).

(e) Mejorarlo para la gloria de Dios ( Proverbios 3:9 ).

(2) En tiempos de adversidad ( Eclesiast�s 7:14 ).

(a) No ser impaciente ( Esdras 9:13 ; Lamentaciones 3:39 ).

(b) Pero ser agradecido ( Job 1:21 ).

(c) No acusar a Dios de injusticia ( Job 1:22 ).

(d) Ni sacar conclusiones pecaminosas de �l ( Eclesiast�s 9:1 ).

(e) Ser mejor por ello ( Salmo 119:71 ; Hebreos 12:10 ).

(3) En todo momento ( Lucas 21:36 ; 2 Timoteo 4:5 ).

6. �Por qu� debemos vigilar?

(1) Es para sus vidas ( 2 Corintios 6:5 ).

(2) Muchos enemigos te vigilan ( 1 Pedro 5:8 ).

(3) A menos que mires, no hay pecado en el que puedas caer ( 1 Corintios 10:12 ).

(4) Cuanto m�s nos cuidemos a nosotros mismos, m�s Dios nos Salmo 121:1 ( Salmo 121:1 ; Salmo 127:1 ).

(5) Cuanto m�s vigilantes estemos, m�s c�modamente viviremos.

(6) Tenemos poco tiempo para mirar ( Mateo 26:40 ).

(7) La eternidad depende de ello ( Mateo 25:12 ).

(8) No sabemos cu�ndo vendr� nuestro Se�or ( Marco 13:33 ; Marco 13:37 ; Lucas 12:37 ).

II. Mantente firme en la fe.

1. �En qu� fe debemos permanecer firmes?

(1) Que Dios es ( Hebreos 11:6 ).

(2) Que es un galardonador de todo lo que le viene ( Hebreos 11:6 ).

(3) Que el camino para venir a �l es por Cristo ( Hebreos 7:25 ).

(4) Que este Cristo es Dios-hombre ( Juan 1:14 ).

(5) Y ha satisfecho nuestros pecados ( 1 Juan 2:1 ).

(6) Y ahora intercede por nuestras almas ( Hebreos 7:25 ).

(7) Para que por su satisfacci�n e intercesi�n nuestros pecados sean perdonados ( Romanos 8:33 ).

(8) Que vendr� otra vez en el �ltimo d�a ( Hechos 1:11 ).

(9) Que juzgar� a todo el mundo ( 2 Corintios 5:10 ).

(10) Que los imp�os ser�n condenados al infierno y los justos ser�n recibidos en gloria ( Mateo 25:46 ).

2. �Por qu� permanecer firme en esta fe?

(1) De lo contrario, no podemos hacer ning�n acto de piedad ( Hebreos 11:6 ).

(2) Ni nuestros pecados han sido perdonados ( G�latas 2:16 ).

(3) Ni nuestras almas se salvaron ( Hechos 4:12 ).

3. �Cu�les son los medios de esta firmeza?

(1) Escudri�e las Escrituras ( Juan 5:39 ).

(2) Conversar mucho con Dios en oraci�n.

(3) No albergue pensamientos de duda.

(4) No permitas el pecado, no sea que corrompe tus principios.

(5) Con frecuencia las ordenanzas p�blicas ( Romanos 10:17 ).

III. Deja que te gusten los hombres.

1. �Qu� es dejarse como hombres?

(1) P�rtate como hombres.

(a) Como criaturas racionales. Qu� m�s racional que servirle al que nos hizo ( 1 Corintios 6:20 ); elige lo mejor antes que lo peor ( Isa�as 55:1 ); preocuparse por nuestro propio bien y bienestar ( Mateo 16:26 ); hagamos a los dem�s como quisi�ramos que otros nos hicieran a nosotros ( Mateo 7:12 ); y someterse a la voluntad de Dios ( Lamentaciones 3:39 ).

(b) Como los que tienen almas inmortales ( G�nesis 2:7 ).

(c) Como aquellos que son capaces de disfrutar de Dios mismo ( 1 Corintios 13:12 ).

(2) Sean valientes y valientes como hombres ( Efesios 6:10 ).

(a) No te acobardes ante las aflicciones ( 2 Corintios 4:16 ).

(b) Ni apartados con prosperidad ( Marco 4:19 ).

(c) Atraviese todas las dificultades para llegar al cielo ( Hechos 14:22 ).

2. �Por qu� dejarnos as� como hombres?

(1) Tenemos muchos enemigos poderosos ( Efesios 6:11 ).

(2) Sin valor espiritual nunca podremos conquistarlos.

(3) La recompensa compensar� a todos ( 1 Corintios 15:58 ).

IV. S� fuerte&mdash

1. En la fe ( Mateo 15:28 ; Romanos 4:20 ).

2. Amor ( Mateo 22:37 ).

3. Conf�a en Dios ( Job 13:15 ; Hebreos 13:5 ).

4. �Por qu�? Se fuerte y valiente.

(1) Cuanto m�s fuertes sean tus gracias, m�s d�biles ser�n tus tentaciones.

(2) Cuanto m�s fuerte sea tu gracia, mayor ser� tu consuelo ( Juan 14:1 ).

(3) S� fuerte, y no debes temer sino superar todas las dificultades y llegar al cielo. ( Bp. Beveridge .)

Mantente firme en la fe

I. El objeto indicado.

1. El evangelio requiere fe.

2. Tiene derecho a exigirlo.

II. El deber ordenado.

1. Adherencia a sus doctrinas.

2. Conformidad con sus preceptos.

3. Abogac�a de sus reclamos.

III. La importancia de este deber. En su relaci�n con ...

1. Nosotros mismos.

2. Otros.

3. La causa de Dios. ( J. Lyth, DD .)

Constancia cristiana

Dirigimos esto a los nuevos conversos, a los reincidentes restaurados y a los cristianos en general.

I. La necesidad de la constancia cristiana.

1. Muchos enemigos contra los que luchar.

2. Servicio muy dif�cil de realizar.

3. S�lo los firmes conocen la verdadera felicidad y paz.

4. La falta de constancia deshonra a Dios.

II. Sus medios.

1. Oraci�n.

2. Vigilancia.

3. Uso de todos los medios posibles de gracia.

4. Profesi�n fiel y abierta de lealtad a Cristo.

III. Su final.

1. Un lugar en el propio trono de Cristo ( Apocalipsis 3:21 ).

2. Una corona de vida ( Apocalipsis 2:10 ).

3. Un llamado al servicio del cielo. ( John Stevens .)

Permaneciendo firme en la fe

Podr�amos inferir de las revistas y los peri�dicos que la ortodoxia, o la firmeza en la fe, se est� volviendo muy impopular. Pero la filosof�a, las matem�ticas, etc., tienen sus �doctrinas� al igual que el cristianismo. Tenga en cuenta algunas razones para perseverar en la verdad.

I. La mente est� constituida de modo que no se satisfaga con nada menos que la certeza. As� como la naturaleza aborrece el vac�o, la mente teme la duda: teme ser como un barco a la deriva en la oscuridad y la tormenta sin estrellas, ni sol, br�jula ni tim�n. �Qu� no dar�a uno por estar en tierra firme, quien, como la paloma de No�, es as� conducido? �Permaneced firmes en la fe! Compre la verdad y no la venda.

II. Esta firmeza es necesaria para resistir las influencias que act�an en nuestra contra. Un soldado en la batalla necesita estar de pie, un �rbol en las tempestades necesita estar enraizado y un barco necesita un ancla; as� que nosotros, al encontrarnos con la hostilidad del ate�smo y la ciencia, falsamente as� llamada mundanalidad afeminada, o con guantes de cabrito, o la supina y la apat�a de la Iglesia, necesitamos m�s que una d�bil convicci�n de la verdad, como la que algunos podr�an disgustar. hueso reci�n descubierto. Est�n arraigados y cimentados y sean capaces de dar una respuesta, al que les pregunte, de su fe.

III. S�lo con perseverancia en la verdad podremos prestar un servicio competente a la causa de Cristo. Un hombre de opini�n negativa, aunque en lo correcto, es un poder m�s d�bil que el que est� seriamente equivocado. Pero, estar positivamente en lo cierto, creer con toda el alma, es un incremento de poder. As� eran Lutero y Whitfield. As� es Moody, que ni siquiera se atrevi� a apoyarse en la esquina de una universidad. La verdad no corri� sobre esas almas, sino dentro de ellas, convirti�ndose en parte de su fibra moral, haci�ndolas agresivas y progresistas. Estos no son sibaritas literarios. ( TB McLeod .)

S� fuerte

I. En cuerpo. La pureza y (donde Dios da salud) la fuerza del cuerpo le parecieron siempre a San Pablo un ingrediente en su estimaci�n de la verdadera hombr�a. Lo brutal y sensual en sus cuerpos, el cristianismo les dice que lo vencen, para que ese cuerpo y sus propensiones meramente animales no se conviertan en su amo. Todo lo que es inocente y puro en su varonil ejercicio, todo lo que es intr�pido en sus valientes usos, debes cultivarlo, ennoblecerlo, fortalecerlo. Si tienes que luchar por la patria, la verdad o la justicia, entonces s� absolutamente indiferente al peligro oa la muerte.

II. En alma, es decir, en intelleet. "No se�is ni�os en el entendimiento, sino sed hombres". La vana jactancia de que debe haber un divorcio entre el intelecto y la religi�n es falsa. El verdadero "intelecto no santificado" se ha convertido en una frase demasiado com�n; pero tambi�n existe la �estupidez no santificada� �y quiz�s la Iglesia ha sufrido tanto por una como por la otra. Hay una pobre cosa d�bil que se llama a s� misma "pensamiento avanzado" - en el que el pensamiento es imaginario y el avance es retr�grado - y que, despu�s de todo, son simplemente los fantasmas de antiguas herej�as, que salen de sus tumbas para asustar a la gente. nervioso e irreflexivo.

Pero la ciencia real, la filosof�a real, pueden ganar siempre el homenaje de las almas m�s santas y reverentes. La verdad que descubren nunca podr� contradecir la verdad eterna de Dios. �Antagonismo entre intelecto y religi�n! Por qu� los pensadores m�s capaces han sido cristianos. Los sumos sacerdotes m�s nobles de la ciencia tambi�n han sido los ministros m�s devotos en el altar de Dios.

III. En esp�ritu. La influencia del esp�ritu del hombre, actuado e iluminado por el Esp�ritu Santo de Dios, lo elevar� a la verdadera dignidad de la humanidad en toda su naturaleza. No hay nada de "varonil" en ser irreligioso o indiferente. �Lo considerar�a un hombre culpable de la m�s vil ingratitud? �Y consideraremos la ingratitud menos vil - disminuir� la falta de virilidad, porque hacia Aquel que "se despoj� a s� mismo" del esplendor de la Deidad y muri� por nosotros! ( TT Shore, MA .)

La hombr�a en la religi�n

1. Cuando Francisco Javier pasaba por Navarra para su gran misi�n vital, tuvo que pasar por su castillo ancestral. Su compa�ero le pregunt� si no ten�a intenci�n de visitar a sus amigos antes de salir de Espa�a para siempre. "Difiero esa felicidad", respondi� en voz baja, "hasta que los ver� en el cielo". Fue la expresi�n viril de un coraz�n noble.

2. En los d�as de la caballer�a hab�a una vida ideal, que nuestra propia generaci�n pr�ctica est� dispuesta a despreciar. Debajo de muchas cosas que eran demasiado tensas y antinaturales, se ense�aba un esp�ritu de reverencia, obediencia, verdad y virtud, que ser�a bueno para el mundo si pudieran volver a estar entre nosotros.

3. Incluso despu�s de la Ca�da, el hombre no perdi� por completo la imagen de su Hacedor, y todav�a le queda una porci�n que llamamos virilidad. Los h�roes la exhiben en los campos de batalla, pero la manifestaci�n m�s alta de ella se encuentra en la vida constante de los cristianos devotos. Verdadera hombr�a

I. Es totalmente incompatible con una obediencia a medias y reacia. Si la religi�n de Cristo es verdadera, es viril confesarla y poner en pr�ctica nuestra fe. Aquellos que reciben el evangelio con un esp�ritu varonil no se alejar�n de ning�n deber ni peligro. Incluso el mundo nos respetar� cuando seamos fieles a nuestros principios. Cuando Carlos II visit� Winchester durante la construcci�n de su palacio all�, se le pidi� al Dr. Ken que entretuviera a una de las concubinas del rey.

El buen cl�rigo se neg� rotundamente a hacer esto y Charles se indign� mucho. Nuevamente se hizo la solicitud, y la respuesta severa fue: "�No para su reino!" No mucho despu�s, el obispado de Bath and Wells qued� vacante, y Charles dijo: "�Nadie lo tendr� excepto el peque�o que no le dar�a alojamiento a la pobre Nelly!"

II. Supone perseverar �la perseverancia en el derecho, sin importar los peligros que amenacen. Poco despu�s de que los misioneros cristianos se establecieran en Fiji, los paganos celebraron un banquete can�bal frente a su residencia. Conmocionados ante la vista, los buenos hombres cerraron sus puertas y ventanas, cuando los salvajes insistieron en que deb�an salir y presenciar la costumbre. El capit�n de un barco de guerra norteamericano, al o�r las alarmantes noticias, acudi� de inmediato al alivio de los valientes y se ofreci� a llevarlos a un lugar seguro.

�No�, fue la firme respuesta; "Cuanto peor son estas personas, m�s necesidad de que nos quedemos donde estamos para ense�arles mejor". Cuando estall� una insurrecci�n en Madagascar hace alg�n tiempo, antes de que los soldados partieran, el gran �dolo nacional deb�a ser arrastrado hacia adelante para fortalecerlos para el conflicto. Sucedi� que trescientos de los soldados hab�an abandonado la idolatr�a, muchos de los cuales empezaron a vacilar, algunos por miedo a la muerte, otros por amor a la esposa y los hijos.

El l�der del grupo luego ley� del Nuevo Testamento: �El que ama a padre o madre m�s que a m�, no es digno de m�; �El que ama su vida m�s que a m�, no es digno de m�. Fue suficiente, y todos estuvieron de acuerdo en soportar la terrible experiencia. El oficial al mando se enfureci� mucho y dijo, en tono amenazador: "�El dios se vengar� de ellos!" El ej�rcito march� al encuentro de los insurgentes y se acerc� a ellos por un profundo barranco.

Aqu� se hizo que los cristianos tomaran la primera l�nea y sus enemigos cre�an que su destrucci�n era inevitable. La mano de Dios dispuso el orden de la batalla de tal manera que el curso esperado de los acontecimientos se invirti� y los cristianos quedaron ilesos.

III. Significa indiferencia hacia los ejes del rid�culo. A un hombre pobre, que se burlaba mucho de su religi�n, se le pregunt� si estas constantes y mezquinas persecuciones no lo tentaban a veces a medias a abandonarla. �No, de hecho�, respondi�; �Si los cristianos son tan tontos como para permitir que esas personas se r�an de su religi�n, hasta que finalmente caigan en el infierno, es seguro que no podr�n volver a burlarse de ellos.

�Un joven amigo estaba haciendo su primer viaje en un vapor, cuando su conocido fue cultivado por una persona elegantemente vestida, que hizo todo lo posible por jugar a ser agradable. Hacia el final del d�a, el extra�o coment� con tono indiferente: "Algunos amigos m�os van a tener un buen juego esta noche, en mi camarote, y estaremos encantados de que usted se una a nosotros". Sacando su libro de oraciones de bolsillo, respondi�: "�Esta es la �nica carta con la que he jugado!"

IV. Implica una acci�n r�pida y vigorosa. Las buenas resoluciones no son suficientes; deben ser seguidos de cerca y persistentemente convirti�ndose en hechos. Un ni�o en Holanda regresaba a casa una noche, cuando observ� el agua goteando por una estrecha grieta en el dique. A menudo hab�a o�do hablar de los tristes desastres que hab�an ocurrido desde estos peque�os comienzos, y su primer pensamiento fue apresurarse a regresar a casa en busca de ayuda, pero record� que incluso durante su breve ausencia, la apertura podr�a aumentar hasta el punto de desafiar todos los intentos de cerrarla.

Se sent� en la orilla del canal, detuvo la fuga con su banda, y en el fr�o y la oscuridad se sent� junto a su puesto de servicio hasta el amanecer. Luego lleg� la ayuda, se repar� el dique y se salvaron cientos de vidas. �Alguna vez pensaste en qu� marea de miseria y ruina podr�as ser el medio para apartarte de multitudes de seres inmortales, si utilizas fielmente tus oportunidades diarias y horarias de hacer el bien? ( JN Norton, DD .)

La hombr�a de la piedad

I. Cosas que no son varoniles.

1. Creer sin pruebas. La credulidad, la disposici�n a recibir toda afirmaci�n de la verdad, es infantil; y es peor que infantil, cuando los informes malvados son f�cilmente acreditados y en absoluto bienvenidos. Debemos creer mucho que nunca podremos comprender y, por lo tanto, no podemos probar; pero debemos estar seguros de que el testimonio es verdadero.

2. Descuidar el deber conocido. Las excusas no son argumentos. �El siervo que conoci� la voluntad de su Se�or, y no la hizo, ser� azotado con muchos azotes�, etc. De lo cual es evidente que el deber de cada uno est� de acuerdo con el conocimiento que tiene, puede y debe tener.

3. Preferir el placer a los negocios. En esta generaci�n no hay ni honor ni esperanza para el holgaz�n. �Y por qu� no deber�a aplicarse este principio a las cosas celestiales?

4. Encontrar faltas en cualquiera a menos que sea necesario, y luego cara a cara. "Le resist� en la cara", dice Pablo acerca de Pedro, "porque �l era el culpable". Si la humanidad obedeciera esta regla, la felicidad del mundo se duplicar�a de inmediato. El ap�stol es muy severo contra los "murmuradores, murmuradores e inventores de cosas malas".

5. Vivir s�lo el d�a que pasa. Los brutos viven para el presente, los hombres para el futuro. La previsi�n y la prudencia distinguen nuestra naturaleza de la de ellos. El sabio envi� hombres a la escuela a "la hormiga": y esa peque�a criatura providente es un muy buen tutor incluso para los cristianos.

II. Cosas que son varoniles. Hay extra�as ideas sobre este tema, algunas de las cuales llegan a la conclusi�n de que el escepticismo, la voluntad propia y el juramento en s� mismo son varoniles. Algunos piensan que cuanto m�s desalmado, m�s atrevido, m�s varonil. Doy a todos los que est�n en su sano juicio al menos el m�rito de saber mejor. Estoy convencido de que hay algo de verdad en el dicho: �Me atrevo a hacer todo lo que me conviene; y el que se atreve a hacer m�s, no es ninguno ". Es varonil

1. Descubrir y retener la verdad. Toda la verdad es preciosa, y "la verdad" es de todas las cosas m�s preciosa. �Hijitos, no les he escrito porque no conocen la verdad, sino porque la conocen, y que ninguna mentira es de la verdad�. Seguramente en conocimiento y discernimiento estos ni�os peque�os eran hombres.

2. Tomar en serio las cosas serias. A los hombres se les hac�a re�r tanto como llorar; pero tambi�n hay una raz�n abundante en la acusaci�n: "S� sobrio". Algunos parecen sonre�r a los religiosos por parecer serios y hablar solemnemente; pero la vida y la muerte, el pecado y la santidad, son asuntos para un pensamiento profundo; y el evangelio que libera del pecado y de la muerte, y da derecho a la vida por medio de la justicia, es en su misma naturaleza materia para hacer a los hombres serios.

3. Ser amable con todos y m�s con los m�s d�biles. La hombr�a de Cristo consisti� principalmente en su mansedumbre.

4. Temer a Dios m�s que cualquier hombre o que todos los hombres. �Temedle, santos, y entonces no tendr�is nada m�s que temer�.

5. Vencer al diablo mismo con la ayuda de Dios.

Conclusi�n:

1. No debe desesperarse de hacer esto mismo.

2. Al hacer esto, recomendar� el cristianismo. ( J. De Kewer Williams .)

Verdadera hombr�a

(A los j�venes. 1 Reyes 2:2 , y texto). Buckminster dice que lo m�s sublime de la naturaleza es la verdadera hombr�a. Pero mucho antes de Buckminster, Terence dijo: "Soy un hombre, y no considero nada que pertenezca a la humanidad como ajeno a m�". Y mucho antes que �l, David dijo a su hijo y sucesor: "Mu�strate hombre". Y desde entonces encontramos a Pablo diciendo: �Dejad que os gusten los hombres, sed fuertes�; "Esfu�rzate en el Se�or y en el poder de su fuerza". La verdadera hombr�a no consiste en ...

I. La fuerza y ??el tama�o del cuerpo humano. �sta es la idea b�rbara de la hombr�a.

II. Grandeza intelectual, que nuestro Creador confiere a muy pocas personas en cualquier �poca. No somos responsables de la falta de grandes talentos, sino solo de la cultura y el uso de lo que tenemos. La verdadera hombr�a reside en el poder del coraz�n y el poder de la conciencia.

III. Rozaduras bajo sanas restricciones. No es raro encontrar j�venes que piensan que un desprecio independiente de la autoridad es varonil, y cuando se ven obligados por circunstancias inevitables a sentir que el dominio apropiado de sus libertades ha sido invadido. Este sentimiento err�neo y poco masculino tiende a mostrarse, en primer lugar, en oposici�n a la autoridad de los padres. Y el ni�o que se inquieta bajo las ataduras del hogar, se inquietar� bajo las ataduras del aula.

Y, habiendo desatendido las sanas restricciones del hogar y de la escuela, ahora est� dispuesto a ignorar las de la sociedad; y no es raro ver a un joven, que comenz� su ruindad de desobediencia en la familia, gradu�ndose en la c�rcel. �Mu�strate hombre�, entonces, viviendo en armon�a con la Palabra de Dios, tu conciencia y tu entorno.

IV. Imitando, indiscriminadamente, la conducta o h�bitos ajenos. Hay muchos grandes hombres que tienen sus excentricidades y defectos; y, sin embargo, son precisamente estos los que casi siempre imitan los hombres m�s j�venes y peque�os. Muchos de los admiradores de Alejandro Magno imitaron su intemperancia, y no su castidad y liberalidad; y muchos de los alumnos de Plat�n imitaron sus hombros torcidos en lugar de su filosof�a. �Mu�strese hombre�, entonces, no simplemente imitando, sino emulando las virtudes de los dem�s y evitando sus vicios.

V. Seguir la opini�n popular, correcta o incorrecta, o de cualquier partido, correcta o incorrecta. La opini�n popular es generalmente voluble y muy a menudo equivocada. Encarcel� a Galileo y erigi� la guillotina en Francia. En los estados del sur elev� el est�ndar de rebeli�n. Hay una gran cantidad de gu�a ciega, y "cuando un ciego gu�a a otro ciego, ambos caer�n al foso". �Mu�strate hombre�, pensando e investigando por ti mismo. Estudie ambos lados de cada pregunta importante.

VI. Un desprecio imprudente de las opiniones de los dem�s. No es varonil decir: "No me importa lo que los dem�s piensen de m�". Todo verdadero hombre se preocupa y deber�a preocuparse. Si bien todo hombre verdadero mantiene su propia independencia de car�cter, es ambicioso, al mismo tiempo, de merecer las opiniones doradas de los virtuosos y los buenos. Cuando un hombre disfruta del amor y la confianza de una mujer virtuosa, disfruta, junto al amor de Dios, de lo m�s noble de la tierra.

�Mu�strate hombre�, entonces, mostr�ndote digno de tanta confianza y tanto amor. Nuevamente, si quieres que los dem�s te respeten, debes respetarte a ti mismo. Si desea disfrutar de la amistad de sus semejantes, debe ser un verdadero amigo para s� mismo. A menudo, el peor enemigo que tiene un joven es �l mismo. �Mu�strate hombre�, entonces, siendo fiel a ti mismo y a tus principios.

VII. Es en vano buscar la verdadera hombr�a donde no hay virtud ni honradez ni honor. La palabra virtud viene de "vir", que significa hombre; y ser virtuoso, etimol�gicamente, es ser varonil en el verdadero sentido; "Un hombre honesto es la obra m�s noble de Dios". En el sentido moderno, virtud significa pureza viril as� como dignidad viril.

1. Ahora bien, el que quiere ser honesto en lo mucho debe ser honesto en lo poco. Un joven aspirante al cargo que llegaba al hotel donde se deten�a el gobernador, y al ver a un hombre que supuestamente era el portero, le orden� que llevara su ba�l a su habitaci�n. El supuesto portero le cobr� veinticinco centavos, que pag� con un cuarto de plata marcado que val�a s�lo veinte centavos. El joven buscador de oficina dijo entonces: �Aqu�, portero, lleve mi tarjeta a la habitaci�n del gobernador Grimes y d�gale que deseo una entrevista con �l lo antes posible.

"Soy el gobernador Grimes, se�or". "�Oh! �No sab�a que lo fuera, gobernador Grimes! �Te pido mil perdones! " �No se necesita�, respondi� el gobernador. �Me impresion� bastante favorablemente su carta y pens� que se adaptaba bien al cargo que deseaba�; y mostrando ante �l la moneda defectuosa, dijo: �Cualquier hombre que estafara a un trabajador pobre con la miserable suma de cinco centavos defraudar�a al erario p�blico si tuviera la oportunidad. Buenas noches se�or." Una vez m�s, es deshonesto y poco masculino tratar de vender un art�culo por m�s de lo que vale, o intentar comprar un art�culo por menos de su valor de mercado.

2. �Mu�strese hombre� tambi�n, respetando sus propios derechos y honor, incluso si los dem�s no lo hacen; y al mismo tiempo recuerde que los dem�s tienen derechos que deben respetar. "S� cort�s." San Pablo muestra cu�l debe ser el comportamiento de un verdadero caballero o de una verdadera dama en estas pocas palabras: "En honor prefiri�ndonos unos a otros".

3. "Mu�strate hombre", por tu valor moral y estabilidad de car�cter. "Atr�vete a hacer el bien, atr�vete a ser verdad". Atr�vase a decir No, cuando tenga la tentaci�n de obrar mal o de ir al lugar equivocado.

4. �Mu�strate hombre�, emulando las virtudes de los grandes y los buenos.

5. Y al mismo tiempo que est� desarrollando y utilizando correctamente sus propios recursos varoniles, no deje de reconocer la fuente real de su �xito en la vida, a saber: la gracia de Dios. El ap�stol inspirado que dice: "Dejad como hombres", tambi�n dice: "Estad firmes en la fe". Y es un hecho que los grandes hombres del mundo, los hombres cuyos nombres y obras se destacan m�s en el pergamino de la fama, eran hombres de fe en Dios.

Conclusi�n: Se dice que Di�genes recorri� las calles de Atenas, a plena luz del d�a, con una linterna encendida en la mano, y cuando un ciudadano le pregunt� por el objeto de su b�squeda, respondi� diciendo: �Un hombre, se�or, un hombre. He encontrado ni�os en Esparta y mujeres en Atenas, pero no he encontrado a un hombre ". Ahora, concedo que desde que el hombre cay� de su cl�max en el Ed�n, no se ha encontrado un hombre, un hombre perfecto, salvo en la humanidad de Jes�s.

�Quieres un modelo de verdadera hombr�a? Lo tienes en �l. �l ha ganado Su t�tulo para la fe de nuestro coraz�n y nuestra consideraci�n suprema por Su car�cter de Dios. "Cristo muri� por nosotros". Luego, �mu�strate hombre�, mostr�ndote capaz de apreciar un amor como el suyo; entreg�ndole su coraz�n. Entonces, y s�lo entonces, estar�s en la l�nea de tu verdadera hombr�a. ( WB Stewart, DD .)

Verdadera hombr�a

�Qu� , entonces, es la virilidad?

1. Primero, es el respeto por uno mismo. No necesito advertirles que el respeto por uno mismo tiene una analog�a con el orgullo, o con el miserable y vulgar simio del orgullo que es la presunci�n.

2. Y al lado del respeto por uno mismo, la hombr�a es resistencia. El hombre verdadero no se doblegar� como una ca�a a cada r�faga pasajera de esa ignorancia insolente que a veces, en el aturdimiento de las naciones, se arroga el nombre de opini�n p�blica. No nadar� con la corriente ni en la Iglesia ni en el Estado, sino que atacar� sus olas m�s feroces. No extender� su vela a la suave brisa de la adulaci�n y el inter�s propio, pero incluso cuando se vea amenazado por un naufragio, opondr� su constancia y sus convicciones a la furia de la tormenta.

Resista las tentaciones de ser ocioso, autoindulgente, vicioso y mucho m�s si los que le rodean lo son. Resista los prejuicios y la peque�ez de su propia profesi�n o escuela o partido; resiste las tentaciones de los impulsos de tu naturaleza inferior; y lejos de estar debilitado por la lucha, la fuerza y ??el fuego de la tentaci�n vencida ser�n para ti un elemento adicional de fuerza, incluso cuando el guerrero indio cree que la fuerza de su enemigo vencido pasa a su propio brazo derecho.

�Resiste las dificultades! �Demuestra que tienes algo de hierro y que no eres todo de paja! Hay muchas formas falsas de valent�a, y la que m�s se admira a menudo es la m�s baja y pobre, como la de los brutos. El coraje m�s viril es el que se eleva por encima del miedo del hombre. La juventud varonil tendr� un cierto desd�n e impaciencia por el mal, una cierta violencia de la veracidad, una cierta impetuosidad de principio, conquistando y combatiendo todo lo que es hueco, vil y mezquino. No estar� a merced de un c�digo perverso de unos pocos compa�eros tontos o depravados durante unos breves a�os, a costa de tener que reprocharse a s� mismo como un tonto el resto de su vida.

3. Y de nuevo, la hombr�a es el autodominio. Se encuentra autogobernado en la ardiente flor de la juventud obediente a los pies de la ley. Y este autodominio no puede obtenerse sin el autosacrificio. Cualquier tonto, el m�s d�bil, el m�s aburrido, el m�s insignificante que jam�s haya sido, puede convertir a un borracho o un libertino. No hay arcilla humana tan vil, ni lodo y escoria de la humanidad tan despreciable, pero de ella puedes hacer un corruptor afeminado o un intrigante mentiroso; pero se necesita el propio oro de Dios para hacer a un hombre. Ning�n trabajo de laca, ning�n oropel es suficiente para los querubines del santuario. Deben ser martillados en oro puro, siete veces purificados en el fuego. ( Archidi�cono Farrar .)

Masculinidad

La hombr�a no se asocia popularmente con el cristianismo, y no es dif�cil ver c�mo ha surgido este error. En primer lugar, ha surgido debido a la prominencia misma que se da en el Nuevo Testamento a lo que llama las virtudes de la mansedumbre y el perd�n. Una vez m�s, otra causa de este malentendido popular surge del manierismo de las personas religiosas. Entran en una condici�n d�bil y sensiblera, y adoptan una voz y modales que repelen a cualquier persona que tenga una chispa de hombr�a en �l, y as� surge una cierta peque�ez de mente y una estupidez taciturna, que hace mucho para fortalecer el esp�ritu. idea de que ser cristiano es ser fan�tico o afeminado.

Otra causa es claramente atribuible a los personajes que tan a menudo dibujan los novelistas de lo que es una persona religiosa. Representan a un hombre como un hombre valiente, generoso y excelente, que no era religi�n en absoluto. Adem�s, la gente se ha acostumbrado a pensar en la religi�n como algo relacionado con las escenas del lecho de muerte, con la enfermedad, o como algo que tiene un aspecto de severidad sombr�a, y que no atrae en absoluto a nadie a quien le guste la brisa libre que sopla a trav�s del mar y los p�ramos. , a quien le gusta una vida varonil y desea participar en ella.

�Qu� es la hombr�a cristiana? Respondo que la locura cristiana es la valent�a del deber, seg�n el ideal cristiano. Ahora intentemos entender esto. La hombr�a es el valor del deber, porque el deber es la esencia de toda hombr�a. El valor separado del deber deja de ser virilidad. Hay mucho coraje incluso en el criminal. Ese es el coraje del loco o del diablo. De modo que el mero valor f�sico puede no ser el valor de la hombr�a en su mejor sentido.

La ferocidad que hace que el pugilista o el boxeador se nieguen a ceder, no es ni un poco m�s maravillosa que la que se encuentra en los brutos. El bulldog har� lo mismo, el gato mont�s y el hur�n. Esa especie de coraje no es necesariamente un alto est�ndar de coraje. Hay un cierto esp�ritu de autoafirmaci�n que a veces se confunde con hombr�a. El rudo, descarado, "Soy tan bueno como t�", no es un indicio de la posesi�n de un esp�ritu varonil.

Hay un esp�ritu de arrogancia que no tiene nada que ver con la independencia varonil. Es poco m�s que una grosera descortes�a, que surge de la falta de consideraci�n por parte de los dem�s. La virilidad, como el valor del deber, debe prohibir cosas que degraden a un hombre. �Mira a Cristo, el hombre ideal! Hab�a una vida de valor bajo el deber de Dios y de los dem�s, sin pensar en uno mismo. La vida de Cristo fue un continuo sacrificio personal.

El deber a Dios y al hombre es el cl�max de la hombr�a. La gran prueba del car�cter se encuentra en la manera en que se afrontan los detalles comunes de la vida. Es mucho m�s f�cil para el soldado, en el apuro de la batalla, realizar haza�as nobles que vivir una vida fiel en el cuartel o asistir a un entrenamiento entretenido. ( D. Macleod, DD .)

Guerra cristiana

I. Los enemigos con los que tienes que enfrentarte.

1. El diablo.

2. El mundo.

(1) Los hombres del mundo se ponen del lado del diablo.

(2) Las cosas del mundo: honores, ganancias y placeres, �qu� peligrosos son estos!

3. La carne, por lo que se entiende la naturaleza corrupta, es el enemigo m�s peligroso de todos.

II. Esta exhortaci�n implica:

1. Que desterres los miedos innecesarios y te involucres en la guerra con audacia y resoluci�n.

2. Que luches con fuerza Divina.

3. Que perseveres en el combate.

III. Motivos.

1. Tu causa es buena y muy importante. Es "la buena batalla de la fe".

2. Est� comprometido en presencia de muchos espectadores.

(1) Dios, cuyo ojo penetra en lo m�s rec�ndito de vuestro coraz�n. Ser� su juez imparcial.

(2) �ngeles. �Nos humillaremos ante los ojos del cielo?

3. Luchas bajo Jesucristo, el Capit�n de la salvaci�n.

4. Est�s seguro de la victoria al final. ( W. Linn, DD .)

Cristo satisfaciendo el instinto de valent�a

I. Pablo apela aqu� al instinto de valent�a. Al convertirnos en cristianos no dejamos de ser hombres.

1. El coraje se encuentra a medio camino entre la timidez y la imprudencia. En materia de atrevimiento hay una deficiencia que es cobard�a y un exceso que es temeridad.

(1) La timidez es com�n. Muchos huyen del dolor, huyen del peligro y, en cuestiones de principio, m�s temen al hombre que morir� que a Dios, que debe juzgar.

(2) La temeridad es com�n. �Qu� broma loca no puede atreverse a hacer un colegial? �Qui�n no ha sido culpablemente indiferente a la salud, la influencia y el car�cter? Pero a menudo el temerario es un cobarde. El hombre que socavar� su constituci�n por el vicio tiene miedo a la infecci�n. Rechazamos a cualquiera de estos el nombre sagrado del instinto. Son perversiones, distorsiones de la naturaleza.

2. La naturaleza es valiente. En ninguna parte se honra la cobard�a.

(1) Los griegos y los romanos ten�an una sola palabra para el valor y la virtud. Es mejor que el cobarde en la batalla no regrese para enfrentarse ni a su pa�s ni a su hogar. El hombre que dejaba a su esposa o su hijo presa de la violencia o del fuego era en adelante un proscrito.

(2) El valor es el �dolo de los j�venes. Es esto lo que subyace en el culto al h�roe del r�o, el curso, el campo.

(3) Ni los j�venes ni los viejos, mientras Inglaterra sea libre o Europa cristiana, dejar�n de honrar la sinceridad que debe decir la verdad, y la conciencia que ir�a a la hoguera por el deber.

3. Sin embargo, la valent�a tiene sus abusos.

(1) Hay una temeridad intelectual que se ve en la alteraci�n de las convicciones establecidas, la inversi�n de las convicciones establecidas, el establecimiento de alg�n error explotado. Muchas herej�as han surgido de la valent�a intelectual. Ha parecido tan varonil contradecir tradiciones y creencias. Pero hay una audacia mental tan peligrosa y m�s culpable que la que echa por tierra la vida en la escalada alpina o en el circo o en el campo de caza.

(2) El mismo falso coraje tiene un lugar m�s fatal en las cosas espirituales. �Qu� es lo que env�a al joven viajero sin armas, mapa o gu�a en el camino de la vida? �Qu� es lo que induce a alguien que ha sido vencido cincuenta veces en un campo de batalla particular de la tentaci�n a probar su oportunidad all� de nuevo? Fue este instinto de valor al que Satan�s apel� en el desierto. Lo hab�a encontrado en su perversi�n en el ca�do, pero no en el Hombre perfecto.

4. Aunque hay un instinto de valent�a en nosotros, hay muchos instintos que lo contrarrestan, hasta el punto de que debe ser, pr�cticamente, un regalo raro o una gracia adquirida.

(1) Es probable que pocos soldados entren en la batalla ansiosos por la refriega. La misma fe de nuestra inmortalidad lo proh�be.

(2) Reverenciamos y debemos reverenciar m�s la gracia que el don. Si conocemos a una persona naturalmente sensible, delicadamente organizada, admiramos mucho m�s en esa persona el valor adquirido, que la imperturbable aquiescencia de alguien que no tiene cerebro para palpitar ni valor para temblar. El valor de Cristo fue de este tipo m�s noble y menos constitucional, como vemos en su natural rechazo a la muerte, y sin embargo, su persistencia en el camino del sacrificio.

II. Cristo satisface este instinto:

1. De valor f�sico al mostrar en s� mismo c�mo los que no tienen el don pueden tener la gracia. Maravilloso ha sido el problema. Sea testigo de los m�rtires. Pero la excitaci�n del amor, el odio, la intolerancia, etc., han tenido sus m�rtires. Pero hay un valor que no se apoya en la emoci�n y la simpat�a, en cuya fuerza los cristianos han soportado con paciencia sin murmuraciones, dolores de por vida, necesidades, etc.

2. De valent�a moral. No hay nada en el car�cter de Cristo m�s penetrante que esto. Lo vemos en Su intr�pido antagonismo con los m�dicos de Su �poca. Se atrevi� a decir la verdad sin importar las consecuencias. Y as� nos ense�� el valor. �l nos pidi� que nunca temi�ramos la verdad, algo que es necesario recordar frente a la actitud actual de Fe y Ciencia. El valor moral que mostr� en su ense�anza tambi�n lo mostr� en su conducta; y es aqu� donde m�s queremos cultivarlo. Piense en sus advertencias solemnes contra la cobard�a moral. C�mo nos orden� que no nos avergonz�ramos de �l y de sus palabras, y que no temamos a los que matan el cuerpo.

3. De valor espiritual.

(1) El coraje de la empresa y la agresi�n.

(2) El coraje de la resistencia. ( Dean Vaughan .)

S� fuerte

1. La debilidad siempre es miserable; a veces pecaminoso. Si un hombre, por ejemplo, se abstiene de comer, teniendo comida delante de �l; si descuida el ejercicio necesario y, por inacci�n, se debilita; si mima el cuerpo; si reduce el descanso; en tales circunstancias, ser d�bil es pecar. A tal debilidad se refiere aqu� el ap�stol.

2. Nuestra oraci�n por ti es que seas fuerte; y nuestra esperanza de tu fuerza no est� enteramente en nuestra oraci�n, ni en la tuya. Es necesario algo m�s. En respuesta a esa oraci�n, Dios te dir�a: "Debes dejar a un lado ese peso y ese pecado que tan f�cilmente te acosa". "Si quieres ser fuerte, debes alimentar tu esp�ritu con ese alimento que te doy". Suponga que, en lugar de dejar de lado ese peso, lo retiene y rechaza la comida que se le ofrece.

Dios ha respondido a tu oraci�n en las instrucciones que te ha dado y al presentarte la provisi�n para tu fuerza. El ap�stol estaba atento a estas disposiciones e instrucciones cuando dijo: "Dejad como hombres, sed fuertes".

I. Las cosas que son necesarias para la fortaleza espiritual.

1. Principio correcto y s�lido. �Dios no nos ha dado esp�ritu de temor; sino el esp�ritu de poder, de amor y de una mente sana ". El miedo es una fuente de debilidad y el amor es una fuente de fortaleza. Si tu religi�n se basa en el temor de Dios, nunca ser�s fuerte; si se basa en amar a Dios, ser�s fuerte.

2. Nutrici�n mental y emocional. Para tener una mente fuerte, debes introducir los pensamientos de Dios en ella. Para tener un coraz�n fuerte, Dios debe ser el objeto supremo de afecto.

3. Trabajo. Hacer lo que Dios nos manda a hacer, por inactividad, invariablemente trae debilidad. Cuanto m�s haga, m�s podr� hacer. Encuentras esto en la oraci�n y en las ministraciones de benevolencia.

4. Autocontrol y gobierno. "Lo guardo debajo de mi cuerpo".

5. Descanso estacional. Debes tener reposo; y si no lo consigues, tu poder de hacer se hunde y se extingue. Ves esto en todas partes, y en ninguna parte m�s que en la Iglesia cristiana.

6. Influencias geniales sobre nosotros. Eso que podemos llamar luz y sol: el "amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos fue dado". Las flores no florecer�n en la oscuridad; y no puedes conseguir un car�cter fuerte, excepto en el amor de tu Dios. "Tu mansedumbre me ha engrandecido". Hay quienes exponen a sus hijos a todo tipo de rigores para hacerlos resistentes, y quiz�s hundirlos hasta la tumba. La influencia genial del amor real hace al personaje m�s fuerte.

7. Buen ambiente.

8. Ayuda administrada sabiamente. Si, al ense�arle a un ni�o, haces todo por �l, �l no har� nada. Al ayudar a los pobres, si haces todo, los empobreces. Dios nunca hace esto; pero �l nos ayuda tanto que sacamos nuestros propios recursos.

9. Abstinencia de todas las influencias enervantes. Desde el principio del miedo, por ejemplo, y desde el cuidado, correr hasta la semilla, "Poniendo todo tu cuidado sobre �l". "No temas, diles a los de coraz�n t�mido, esfu�rzate". 10. Voluntad de ser fuerte.

II. Todo lo que es esencial para la fortaleza lo tenemos en posesi�n o al alcance.

1. El principio correcto es dado por Dios en revelaci�n y por Su Esp�ritu.

2. Nos ha bajado pan de vida del cielo; se nos ha abierto el pozo del agua de la vida.

3. Hay un trabajo que Dios requiere que hagamos.

4. Tenemos instrucciones para el autocontrol y tenemos ejemplos.

5. El descanso est� divinamente prometido.

6. Hay aire puro en la casa de oraci�n, en la Iglesia de Cristo, y siempre en el monte de la meditaci�n religiosa.

7. Siempre se puede obtener ayuda de Dios. Podemos dejar a un lado cada peso, o no ser�a mandado. Se proporciona todo lo necesario para hacerte fuerte. �Crees que el Salvador ha dejado Su obra a medio hacer? �O que lo est� haciendo ahora parcialmente? Conclusi�n: Sea fuerte en todo su esp�ritu, pero especialmente en la fe, en la esperanza y en el amor. ( S. Mart�n .)

Fuerza cristiana

I. La exhortaci�n: "S� fuerte".

1. No es natural, sino fuerza moral lo que aqu� se pretende. Un hombre puede ser tan fuerte como Goliat, y al mismo tiempo tan malvado. Puede tener el coraje y la magnanimidad de un Alejandro o un C�sar y, sin embargo, ser esclavo de sus propias concupiscencias. La fuerza de la que habla Pablo, como la sabidur�a, �viene de arriba� y consiste en ser fortalecidos con todas las fuerzas por el Esp�ritu de Dios en el hombre interior ( Proverbios 16:32 ; Santiago 3:17 ; Efesios 3:16 ).

2. La exhortaci�n est� dirigida a todos los cristianos, sean cuales sean sus circunstancias o situaci�n, ya sea a t�tulo p�blico o privado ( Isa�as 35:4 ; Zacar�as 10:6 ).

3. Necesitamos que se nos recuerde que nuestra fuerza no est� en nosotros mismos, sino en Cristo, nuestra cabeza ( 2 Corintios 12:9 ).

II. Los casos particulares a los que se aplica la exhortaci�n. Debemos ser fuertes

1. Trabajar. El trabajo del cristiano es constante y complicado; �No es obra de uno o dos d�as�, como dijo Esdras con respecto a la reforma que se llevar� a cabo en Israel, sino de toda una vida. En cuanto a las cosas de esta vida, no debe ser perezoso en los negocios, sino ferviente de esp�ritu, sirviendo al Se�or. Pero las labores de la vida espiritual son a�n m�s arduas y requieren mayores esfuerzos y mayor abnegaci�n ( Hechos 20:24 ; 1 Corintios 15:10 ; 2 Corintios 1:8 ).

2. Conquistar. Los cristianos no son solo trabajadores, sino soldados; y como tales, est�n llamados a soportar la dureza. Viendo que tantas fuerzas se combinan contra nosotros, es necesario que se ejerza una gran fuerza. No debemos permitirnos un esp�ritu de temor, sino de poder, de amor y de una mente sana ( Efesios 6:11 ).

3. Sufrir ( Romanos 5:3 ; Colosenses 1:11 ). La gracia de Dios es suficiente para nosotros, aunque nada m�s lo es. Si desmayas en el d�a de la adversidad, tus fuerzas son escasas.

4. Morir. Para obtener la victoria y morir felices, necesitaremos:

(1) Una fe fuerte y viva, bien fundada y llevada a un vigoroso ejercicio ( G�nesis 49:18 ; Salmo 23:4 ; Salmo 73:26 ; 2 Timoteo 4:6 ).

(2) Una esperanza fundada y animada.

(3) Gran fuerza de afecto, deseos de partir y estar con Cristo, que es mucho mejor ( 1 Tesalonicenses 1:10 ; 2 Pedro 3:12 ).

(4) Fuerte consuelo y un gozo inefable y lleno de gloria. ( B. Beddome, MA )

Fuerza

El cristianismo nunca habr�a causado ninguna impresi�n en el mundo imp�o que, hace dieciocho siglos, enfrent� y resisti�, si sus primeros maestros y disc�pulos no hubieran sido hombres fuertes. Por lo tanto, ser�a bueno considerar:

1. La naturaleza.

2. La extensi�n.

3. La fuente de la fuerza cristiana.

(1) �Qu� tipo de fuerza se requiere? El mero valor f�sico no es suficiente: lo compartimos con los animales inferiores. Tampoco ser� suficiente el poder intelectual por s� solo; que puede ser tristemente pervertido y mal utilizado. Ambos son buenos a su manera; pero nada salvo la fuerza espiritual llevar� al cristiano triunfalmente a trav�s de la batalla de la vida. Esto puede coexistir con una gran timidez natural.

(2) � Cu�ndo debemos ser fuertes? En todo momento y en todas las circunstancias: m�s que nunca, ahora que la l�nea de demarcaci�n entre el reino de este mundo y el reino de Dios est� tan finamente trazada. Vivir una vida cristiana coherente en estos d�as, alej�ndose de las deshonestidades practicadas en nombre de los "negocios" y las imposturas aprobadas en el c�digo de la "sociedad"; denunciar, sin hacer caso del inter�s propio, con una fe firme en la victoria final de la bondad y la verdad, seguramente pondr� a prueba nuestras fuerzas al m�ximo.

(3) �De d�nde vamos a derivar esta fuerza? En nosotros mismos no se puede encontrar; su fuente se encuentra m�s all� del alcance de nuestras habilidades naturales. Viene solo de Dios, el Se�or de todo poder y fuerza, sin quien nada es fuerte, nada es santo. �l espera infundir en cada soldado Suyo la fuerza invencible que lo lleva todo ante �l. Aquellos que profesan servirle no tienen excusa para la debilidad. Cuanto m�s d�bil es el instrumento por naturaleza, m�s espl�ndido es el triunfo de la gracia divina y el testimonio del poder soberano de Dios. ( JH Burn, BD .)

Fuerza verdadera

Confundimos los sentimientos fuertes con el car�cter fuerte. Un hombre que todo lo lleva delante de �l, ante cuyo ce�o tiemblan los dom�sticos y cuyos estallidos de furia hacen temblar a los ni�os de la casa, porque ha obedecido su voluntad y su propio camino en todas las cosas, lo llamamos el hombre fuerte. La verdad es que ese es el hombre d�bil: son sus pasiones las que son fuertes; �l, dominado por ellos, es d�bil. Debes medir la fuerza de un hombre por el poder de los sentimientos que lo someten, no por el poder de aquellos que lo someten.

Y, por lo tanto, la compostura es a menudo el resultado m�s alto de la fuerza. �Nunca vimos a un hombre recibir un insulto flagrante, y solo ponerse un poco p�lido y luego responder en voz baja? Ese era un hombre espiritualmente fuerte. �O nunca vimos a un hombre angustiado de pie como tallado en roca s�lida, domin�ndose a s� mismo? �O alguien que soporta una prueba diaria desesperada se queda en silencio y nunca le dice al mundo qu� fue lo que arruin� la paz de su hogar? Eso es fuerza.

Aquel que, con fuertes pasiones, permanece casto, aquel que, agudamente sensible, con un poder viril de indignaci�n en �l, puede ser provocado, pero puede reprimirse y perdonar, estos son hombres fuertes, h�roes espirituales. ( Observador de Nueva York ).

Vigilancia necesaria

Si viajamos en un vapor fluvial, una inscripci�n justo debajo de la plataforma del timonel nos advierte que no debemos hablar con el hombre al volante. Una distracci�n moment�nea de la atenci�n a sus deberes podr�a, en algunas circunstancias, implicar una desviaci�n del rumbo del barco lleno de peligro para todos a bordo. Como la vigilancia es necesaria en las cosas espirituales. El alma debe "mirar directamente", sin distraerse con la vana conversaci�n de un mundo balbuceante, si quiere dirigir bien su curso por la eternidad y evitar hacer naufragar su fe. ( J. Halsey .)

Vigilancia necesaria

Una vez le preguntaron a un reflexivo erudito de una generaci�n que est� muriendo si tomar�a un poco de pan y una copa de vino. Su respuesta fue: �No; Tomar� un poco de pan y un vaso de agua ". Su amigo respondi� sonriendo: "Pan y agua, eso es tarifa de prisi�n". "No", dijo, "no la tarifa de la prisi�n, sino la tarifa de la guarnici�n". Y es hora de guarnici�n aqu�. No podemos permitirnos el lujo de estar fuera de nuestro reloj, sin estar constantemente alerta a los peligros que son muy reales e inminentes. "Lo que les digo a ustedes, a todos les digo: �Velen!"

Versículo 14

Que todas tus cosas se hagan con caridad.

Amor m�s efectivo que la l�gica

Como medio para la consecuci�n de los mejores fines, no hay comparaci�n entre ellos. El �ltimo puede convencer al entendimiento y dejar el coraz�n sin cambios, pero el primero ganar� el coraz�n, y con eso ganado, el entendimiento por lo general pronto sucumbir�. La diferencia entre ellos es similar a la que existe entre un mazo y el sol al reducir el hielo a agua. El mazo puede romper el hielo en peque�as part�culas, pero cada part�cula permanecer� como hielo, mientras que el calor del sol que cae sobre el hielo lo derretir� en un l�quido, e impregnar� el l�quido con su calor de tal manera que mientras ese calor contin�e, el agua no podr�. asumir de nuevo su condici�n helada.

As� que cambiando opiniones y reformando h�bitos. Las discusiones ser�n de poca utilidad sin una disposici�n amorosa detr�s de ellas. Las opiniones, despu�s de todos los argumentos fr�os y puros, permanecer�n generalmente sin cambios, o probablemente asumir�n otra apariencia falsa, y los h�bitos, si se rompen un poco, pronto reanudar�n su ronda habitual. Pero si prevalece el amor, los ojos mir�ndolo, el rostro radiante, las palabras expres�ndolo, toda la conducta demostr�ndolo, la ciudadela de la opini�n se derretir� ante el asalto amoroso, y el coraz�n arder� con el resplandor sagrado. El amor y la l�gica deber�an al menos ir de la mano en la b�squeda de la regeneraci�n del mundo.

El amor como motivo

Preg�ntense cu�l es el motivo principal que los mueve mientras est�n en el trabajo. No pregunto cu�l es su principal motivo para trabajar, eso es otra cosa; es posible que tenga familias a las que apoyar, padres que ayuden, novias a las que ganar; puede tener todos estos, u otros motivos sagrados y preeminentes para presionar el trabajo de la ma�ana y provocar el pensamiento del crep�sculo. Pero cuando est�s bastante en el trabajo, �cu�l es el motivo que habla de cada toque de �l? Si es el amor por aquello que representa tu obra - si, siendo paisajista, es el amor por las colinas y los �rboles lo que te mueve - si, siendo un pintor de figuras, es el amor por la belleza humana y el alma humana lo que mueve usted - si, siendo una flor o un pintor de animales, es el amor, el asombro y el deleite en p�talos y miembros lo que lo mueve, entonces el esp�ritu est� sobre usted y la tierra es suya,

Pero si, por otro lado, se trata de una mezquina autocomplacencia en su propia habilidad, confianza en preceptos y leyes, esperanza de aprobaci�n acad�mica o popular, o avaricia de riqueza, es muy posible que por una industria robusta, o incluso por afortunados Es posible que ganes el aplauso, la posici�n, la fortuna que deseas, pero un toque de arte verdadero nunca lo pondr�s en un lienzo o en una piedra mientras vivas. ( J. Ruskin .)

Una regla universal

I. Su esp�ritu es el amor.

II. Las aplicaciones de la misma son universales.

III. El motivo de ello.

1. Promover la paz y el amor.

2. Prevenga la contienda y la contenci�n.

3. Someter la enemistad y la oposici�n. ( J. Lyth, DD .)

La regla universal

I. A lo que se aplica. A todos nuestros ...

1. Pensamientos.

2. Sentimientos.

3. Acciones.

4. Devociones.

5. Actividades de la Iglesia.

II. Para quien contempl�, todos nuestros-

1. Familia.

2. Relaciones.

3. Amigos.

4. Vecinos.

5. Compatriotas.

6. Raza.

III. Con qu� resultado. La promoci�n de todos.

1. Justicia.

2. Cultura.

3. Santidad.

4. Felicidad. ( JW Burn .)

La clave que pone al mundo a la m�sica

La vida del hombre consiste en muchas "cosas que se hacen". La actividad es a la vez ley y necesidad de su naturaleza. Realmente solo vive como act�a, la inactividad es muerte. Pero si bien los actos de los hombres son numerosos y variados, el esp�ritu animador y controlador debe ser uno, es decir, el amor. As� es en el cielo, a trav�s de todas las jerarqu�as. Deber�a ser as� en la tierra, y debe serlo si la tierra ha de tener un milenio. Este �nico esp�ritu ...

I. Haznos felices en todas nuestras actividades. El trabajo del amor es la m�sica de la vida. Todo trabajo, por menor que sea, si se realiza bajo la inspiraci�n del amor, debe producir felicidad.

II. Haznos �tiles en todas nuestras actividades. Toda obra realizada por el amor es ben�fica, tiene un brillo para iluminar, un b�lsamo para calmar, una m�sica para encantar, un aroma para complacer.

III. Dar unidad a todas nuestras actividades. As� como la savia que circula une la ra�z, el tronco y las ramas, las hojas, las flores y el fruto, en una unidad org�nica, el amor dar� armon�a y plenitud a todos los numerosos y variados actos de la vida. �Por qu� los hombres en todas partes son tan infelices en sus trabajos, y sus trabajos son tan socialmente perniciosos, tan discordantes y divididos? Porque no est�n animados y gobernados por este �nico esp�ritu: el amor.

Las labores humanas del mundo que surgen de la codicia, la ambici�n, la vanidad, el impulso ciego, la envidia y el resentimiento, mantienen a los individuos, las comunidades y las naciones en constante conflicto y confusi�n. ( D. Thomas, DD .)

Versículos 15-18

Ustedes conocen la casa de Est�fanas, que son las primicias de Acaya.

La casa de Stephanas

I. Su felicidad, unida en ...

1. Fe.

2. Esperanza.

3. Objeto.

II. Su verdadera nobleza - precedencia de ...

1. Nacimiento celestial.

2. Experiencia.

3. Clasificaci�n.

4. Influencia.

III. Su devoto servicio.

1. Amor a los hermanos.

2. Liberalidad de esp�ritu.

3. Un sincero apego a la causa de Cristo. ( J. Lyth, DD .)

El derecho natural de prioridad

Todos nos sentimos interesados ??en los primog�nitos, las primeras formas de empresa, las primicias de nuestro trabajo. El sentimiento natural da protagonismo a todas las primeras cosas. Primeras cosas&mdash

I. Se hacen con sentimiento intenso, como vemos en la juventud que inicia un negocio, el hombre que entra en una nueva empresa. Los hombres se preparan para lo primero y, al no tener experiencia en cuanto a la fuerza que se requiere, a menudo ponen demasiado en ello. Afortunadamente, la vida est� llena de estas primeras cosas, especialmente en los primeros a�os, y ejercen una influencia muy graciosa sobre nosotros.

II. Tener una preeminencia natural. La posici�n y los derechos del primog�nito son una ilustraci�n de esto. Se siente que las primeras cosas tienen un car�cter representativo. Cuando un sirviente entra en una casa, los empleadores observan las primeras acciones para ver c�mo se enmarcan. Cuando un converso se une a una Iglesia, se examinan de cerca las primeras formas en que se cumple la responsabilidad cristiana. Volviendo su mente de nuevo a sus primeras cosas esperanzadoras, el ap�stol les dice a los G�latas: �Hab�is corrido bien; �Qui�n te estorb�?

III. Tienen la promesa de seguir las cosas, como las primicias para la cosecha. El primer trabajo de un hombre no tiene por qu� ser su est�ndar m�ximo, pero deber�a ser su est�ndar m�nimo. Un primer resultado puede hablar de poder, y el poder siempre encierra la promesa de lo que la cultura puede lograr. Un converso hecho en una nueva esfera de trabajo tiene la promesa de una gran cosecha.

IV. Mantener un lugar prominente en la memoria, por ejemplo, nuestra primera escuela, en primer lugar del negocio, el primer amor, primera enfermedad, etc . ( R. Tuck, B. A. )

Que se han vuelto adictos al ministerio de los santos. -

Ministrando a los santos

I. Un trabajo muy necesario. Muchos de los hijos de Dios son pobres y necesitan lo necesario para la vida; muchos est�n afligidos y necesitan simpat�a; muchos son d�biles y necesitan ser tomados de la mano ( G�latas 6:10 ).

II. Un trabajo muy honorable y hermoso.

1. Parecido a un �ngel ( Hebreos 1:14 ).

2. Como Cristo ( Mateo 20:28 ; Mateo 25:40 ).

III. Un trabajo que se puede ejercitar de muchas formas. Por lo tanto, se adapta a todos.

IV. Una obra que merece el reconocimiento por parte de la Iglesia. Aquellos tan comprometidos deber�an estar ...

1. Muy estimado. Hacen mucho para elevar el tono de la Iglesia; mucho para conservarlo en paz y contento; mucho para estimular su celo.

2. Animado. El trabajo es dif�cil. Aquellos que animan a otros a menudo quieren mucho �nimo ellos mismos.

3. Ayudado. Esto es probablemente lo que quiso decir el ap�stol en el vers�culo 16. "Cuando te sirvan, s�rveles".

V. Un trabajo muy beneficioso para los trabajadores. "Los que riegan a otros, ellos mismos ser�n regados". Nos hacemos ricos al otorgar. Una forma segura de llegar al cielo es llevar a otros all�. ( NOSOTROS Hurndall, MA .)

Que os somet�is a tales. -

Sumisi�n debida a los �lderes de la Iglesia

I. Su obligaci�n surge de su ...

1. Edad.

2. Experiencia.

3. Servicios.

II. Su extensi�n llega hasta donde act�an.

1. De conformidad con la fe apost�lica; y

2. Ayude a promover sus intereses.

III. Sus frutos.

1. Orden.

2. Edificaci�n.

3. Unidad. ( J. Lyth, DD .)

Servicio y honor

I. La vocaci�n al ministerio espiritual.

1. Su primera condici�n es la sincera adhesi�n personal al cristianismo (vers�culo 15).

2. Los ministros cristianos son de las m�s diversas clases. Var�an seg�n la capacidad, la oportunidad y la necesidad.

3. Estos servicios implican cooperaci�n. Algunos lideran, otros siguen, etc.

4. �Ministrar a los santos� es una forma especial de servicio aceptable.

II. El honor y la sujeci�n debidos a quienes participan en el ministerio espiritual.

1. Respeto y gratitud. Pablo aqu� da el ejemplo.

2. Ayuda.

3. Presentaci�n. Hay muchos que deber�an estar listos no solo para trabajar, sino tambi�n para trabajar debajo. ( Prof. J. R . Thomson, MA .)

Nuestro deber para con los verdaderamente �tiles

Deber�amos&mdash

I. Aprecia el mayor respeto por ellos. Stephanas fue uno de los primeros conversos de Pablo en Acaya, y su familia fue la �nica que Pablo bautiz� en Corinto. �l y los suyos eran adictos a los ministerios del amor. Fortunato y Acaico le hab�an proporcionado a Pablo lo que los corintios hab�an descuidado. Los verdaderamente �tiles son los �nicos verdaderamente honorables. Un hombre debe ser honrado no por su ascendencia, su cargo, su riqueza, sino por lo que es moralmente y lo que hace con generosidad para ayudar a la raza. El fil�ntropo es el verdadero pr�ncipe.

II. Coopere de todo coraz�n (vers�culo 16).

1. Coopere con hombres �tiles.

2. En su cooperaci�n, d�jeles que tomen la iniciativa. Han demostrado ser dignos de su cooperaci�n. ( D. Thomas, DD )

Versículos 17-18

Me alegro de la llegada de Stephanas, ... porque han refrescado mi esp�ritu y el tuyo.

Refrigerio espiritual

Estos tres miembros honorables de la Iglesia de Corinto vinieron a consultar al ap�stol sobre cuestiones de fe y pr�ctica. Pero su visita no fue simplemente oficial, porque estaban personalmente apegados a Pablo, y su lenguaje agradecido sugiere el refrigerio del esp�ritu que es el resultado de la asociaci�n cristiana.

I. La necesidad de un refrigerio espiritual.

1. El trabajo puede abrumar tanto el alma como el cuerpo.

2. Pruebas como la deserci�n, la desilusi�n, pueden predisponer a la melancol�a.

3. Vivir mucho solo es agotador; las energ�as bandera, el trabajo sufre.

II. Sus agentes designados. Las cartas y los libros son preciosos, pero a menudo inadecuados. Vivir en comuni�n con aquellos que piensan como nosotros mismos tiene un poder peculiar para restaurar el equilibrio del alma. Paul sinti�, al igual que nosotros, trabajar sin las sonrisas y el aliento personal de sus amigos.

III. Sus medios. La presencia de amigos cristianos es mucha, pero la apertura de sus corazones, la indagaci�n acerca de nuestros �xitos y fracasos, son m�s.

IV. Sus resultados.

1. La depresi�n da paso a la alegr�a.

2. Cansancio por el vigor.

3. Debilidad a la vivacidad.

4. Des�nimo a la esperanza. ( Prof. JR Thomson .)

Versículos 19-21

Las Iglesias de Asia os saludan.

La temperatura social de una Iglesia

Mientras se discuten doctrinas en el p�lpito, y las distinciones eclesi�sticas se expresan en modos de adoraci�n y disciplina, queda por estudiar algo tan esencial como estos para el futuro de la religi�n, en la vida com�n que se desarrolla debajo de ellas, el fases variables de las cuales es imposible expresar cualquier definici�n. La cuesti�n de su temperatura no ocupa el segundo lugar en importancia despu�s de la ense�anza u organizaci�n de una Iglesia.

La necesidad de insistir en esto no disminuye por la consideraci�n de la extrema dificultad de determinar cu�l es, en la vida de la Iglesia, la cifra exacta en la que debe situarse el term�metro social. Los h�bitos sociales de nuestras iglesias inglesas, para limitarnos por un momento a ellos, estar�n necesariamente determinados en gran medida por nuestras caracter�sticas como raza; y la sociabilidad entusiasta no se considera, por regla general, como una de ellas.

Un ingenioso franc�s ha observado que Inglaterra no solo es una isla, sino que todo ingl�s es una isla. La altiva reserva de moda por la que se le celebra en el continente, y que en casa lo lleva a trav�s de un largo d�a de viaje en un vag�n de tren sin abrir los labios a su vecino, no es probable que se eche a un lado cuando entre en el puerta de la iglesia. La dificultad de hacer avances a los extra�os en las congregaciones aumenta enormemente por la presencia en un n�mero considerable de esta clase.

Resienten el saludo amistoso como una intrusi�n, y son capaces de recompensarlo con la mirada que, en una de las novelas de Lord Beaconsfield, una gran dama otorga a una persona que acaba de presentarle; una mirada que transmite a su destinatario la impresi�n de que nunca lo ha visto antes, que no tiene ning�n inter�s en verlo ahora, y no tiene el menor deseo de volver a verlo jam�s. Uno de los elementos indispensables en la formaci�n de un estratega social de la Iglesia es el cultivo de la facultad de reconocer a estas personas de un vistazo y de saber c�mo tratarlas.

Hay quienes valoran el reconocimiento social, y para quienes la extensi�n de una sincera simpat�a es de suma importancia, tanto en lo que respecta a su propia comodidad como como un medio para vincularlos a la comuni�n. Aqu�, de nuevo, sin embargo, hay subdivisiones. Algunas de estas personas poseen en s� mismas la facultad social. Tienen "la venida del humor" y, sin mucha ayuda externa, por la fuerza de su propio atractivo y genialidad general, se abrir�n camino r�pidamente y se encontrar�n en casa.

Otros, dependiendo igualmente del aprecio y la simpat�a de sus compa�eros, y esper�ndolo igualmente, averg�enzan a sus vecinos por el hecho de que no izan se�ales para parlamentar. Se encierran en su propio interior, se cierran las ventanas de su naturaleza y se cierran las persianas, y luego se quedan at�nitos y afligidos porque nadie llama a la puerta. La cuesti�n de la temperatura social de una Iglesia depende en gran medida para su respuesta del tipo de aparato de calefacci�n que haya en el p�lpito.

Pero la calidez, el fervor y el buen coraz�n del predicador no son suficientes. Tambi�n debe haber organizaci�n. Aparte de esto, el discurso m�s apasionado sobre el amor fraternal no romper� la reserva que impide a Jones en el banco tender una mano a Brown, el desconocido, en el pasillo. La idea de un �Comit� de Perspectivas� adjunto a cada Iglesia es excelente. Debe ser tolerablemente grande, de ambos sexos, y representar la flor y nata de la comunidad en inteligencia, tacto, buenos sentimientos, conocimiento de la congregaci�n y de la naturaleza humana en general.

Un oficial militar dijo una vez que en un regimiento supuestamente valiente tal vez uno de cada diez ser�a realmente valiente, siendo el ejemplo de este d�cimo lo que mantuvo a los dem�s a raya. En una Iglesia supuestamente sociable puede haber, quiz�s, uno de cada diez con el don social genuino. Es de estos, los hombres y mujeres cuya gracia natural de temperamento ha sido realzada y enriquecida por el esp�ritu de Cristo; que tienen la inteligencia r�pida que lee y recuerda rostros; que conocen y respetan las conveniencias sociales , cu�ndo hablar y cu�ndo abstenerse de hablar; cuyo coraz�n conoce por instinto a los solitarios y sin amigos, y por instinto se dirige hacia ellos, que el Comit� de Vigilancia debe ser reclutado.

Donde a�n no existe, es hora de organizarlo. Hay mucho que hacer. La comprensi�n adecuada de las condiciones de esta forma de servicio y el desarrollo sistem�tico de todas sus capacidades pondr� un nuevo rostro en muchas comunidades que ahora languidecen por el descuido de un punto vital. ( Mundo cristiano .)

Los saludos apost�licos indican

I. La unidad de la Iglesia de Cristo.

1. Todas las iglesias est�n unidas por lazos comunes.

2. Debe mantener una relaci�n amistosa.

II. El inter�s que los individuos deben sentir por el bienestar espiritual de los que est�n a distancia. Deber�a ser&mdash

1. Sentido.

2. Orante.

III. La hermandad universal de los cristianos y su adecuada expresi�n.

IV. La relaci�n amorosa entre ministro y pueblo.

Saludos cristianos

I. �De y para qui�n?

1. Individuos.

2. Hogares.

3. Iglesias.

II. De que tipo?

1. Fraterno.

2. Cordial.

3. Mutuo.

III. �Sobre qu� base?

1. No por mera cortes�a, inter�s com�n o conveniencia.

2. Pero "en el Se�or".

(1) En cumplimiento de Su mandato.

(2) Imitando su conducta.

(3) Bajo la influencia de Su Esp�ritu. ( Prof. JR Thomson .)

Aquila y Priscila os saludan mucho en el Se�or. -

Aquila y Priscilla

Las excelencias de esta digna pareja. Ellos&mdash

1. Fueron miembros de la Iglesia - en �feso.

2. Hospitalario.

3. Bien instruido en la verdad ( Hechos 18:26 ).

4. Ten�an una Iglesia en su casa.

5. Sent� un profundo inter�s en la Iglesia en casa y en el extranjero. ( J. Lyth, DD .)

Con la Iglesia que est� en su casa.

Una iglesia en la casa

I. Qu� es esta Iglesia y cu�ndo nuestras familias pueden llamarse Iglesias. Las iglesias son sociedades.

1. Dedicado a Dios, llamado a salir de este mundo.

2. Empleado para Dios, conforme a esta dedicaci�n.

II. Motivos para persuadirlos de que conviertan a sus familias en iglesias.

1. Dios morar� en ellos.

2. Si no las convierte en iglesias, Satan�s tendr� un asiento all�.

3. Ser� c�modo para ustedes.

4. Un buen legado.

5. Ayudar� a prosperar la Iglesia de Dios en la naci�n. ( Museo B�blico .)

La Iglesia en la casa

( Romanos 16:5 ) importa la reuni�n de la Iglesia en su casa, en consecuencia implica:

I. El buen sentimiento del animador.

II. El privilegio de la casa: Cristo en medio.

III. La promesa de bendici�n para el vecindario.

IV. La esperanza del reencuentro en el cielo. ( J . Lyth, DD ).

La Iglesia en la casa

I. La concepci�n m�s simple de una Iglesia. Una reuni�n o asamblea. El t�rmino solo se puede aplicar a un cuerpo organizado o material de construcci�n en sentido figurado. Dos o tres que acuerdan reunirse para adorar pueden llamarse propiamente una iglesia.

II. Su estrecha asociaci�n con un hogar. Es interesante notar que las asambleas cristianas fueron los primeros hogares santificados. Al principio no necesitaron ayudas arquitect�nicas.

III. Sus caracter�sticas fundamentales. La religi�n familiar se extendi� para abarcar a los amigos de la familia.

IV. Las l�neas de su probable desarrollo. Estos fueron arreglados por ...

1. Aumento de n�meros.

2. Crecimiento de la riqueza, trayendo consigo sentimientos y deseos art�sticos.

3. Aumento de la distinci�n entre sacerdocio y laicos, y el consiguiente desarrollo del ritual. ( R. Tuck, BA .)

Oraci�n familiar

�sta es una costumbre generalizada en los hogares de los cristianos evang�licos. Ning�n hombre debe considerar su piedad como un sello activo que descuida instituir �la Iglesia� en su casa.

I. Es un deber. La Biblia en ninguna parte lo ordena directamente; pero&mdash

1. Es un deber por inferencia. Cuando Abraham traslad� su tienda a la llanura de Mamre, edific� all� un altar al Se�or ( G�nesis 13:18 ). Los piadosos se llevan su religi�n a donde quiera que vayan. Cuando David dice: �Siete veces al d�a te alabo�, recuerda que no hab�a templo, y que al menos dos de estos momentos pueden referirse al culto matutino y vespertino en el hogar.

Daniel �oraba en su casa, a veces �l solo, y otras veces con su familia� ( Daniel 6:10 ). Cornelio era un hombre que oraba en su casa ( Hechos 10:30 ). Pablo se deleit� en honrar a Priscila y Aquila, y dos veces habl� de �la Iglesia que est� en su casa� (Texto y Romanos 16:5 ).

Algunos interpretan esto en el sentido de que �su hogar era un santuario y su familia una Iglesia�; pero si otros pueden reunirse en el hogar para adorar, �cu�nto m�s no la familia? Ciertamente podemos afirmar que la oraci�n familiar se ajusta al mandamiento y tiene derecho a la promesa contenida en Santiago 4:8 .

2. Un deber con el ejemplo. Dif�cilmente se puede dudar que los profundamente piadosos en todos los tiempos han rezado con su familia en sus hogares. Abraham, Josu�, David, Job, Daniel, todos adoraron a Dios en la familia, y nuestro Salvador confirm� la obligaci�n; porque a menudo oraba con sus disc�pulos, como su familia o su casa.

II. Es un privilegio, la oraci�n familiar une a la familia m�s estrecha y amorosamente. Es una gran bendici�n consagrar el d�a con oraci�n antes de que la familia se separe en sus diversos caminos y en sus m�ltiples deberes. �Y si nunca volvieran a encontrarse todos? Haberlo omitido en un d�a as� ser�a un lamento duradero. �Qu� precioso en la noche entregar nuestras almas y cuerpos a ese Guardi�n de Israel que no duerme ni duerme! Esto brinda una graciosa oportunidad de orar con nuestros hijos y por nuestros hijos.

Cecil dice: �Puede usarse como un motor de gran potencia en la familia. Difunde simpat�a entre los miembros. Aleja a la mente de los efectos amortiguadores de los asuntos mundanos. Detiene a todos los miembros con un serm�n matutino y vespertino, en medio de todas las prisas y preocupaciones de la vida. Dice: '�Hay un Dios!' '�Hay un mundo espiritual!' '�Hay una vida por venir!' Fija la idea de responsabilidad en la mente.

Proporciona a un padre o maestro tierno y acusador la oportunidad de mirar con dulzura las faltas, donde una amonestaci�n directa podr�a no ser conveniente. Le permite aliviar el peso con el que la subordinaci�n o el servicio pesan en la mente de los inferiores ".

III. Consultas.

1. �Somos cristianos sin oraci�n?

2. �Mantenemos los fuegos ardiendo brillante y continuamente sobre el altar familiar?

3. �Nos disculpamos por nuestra incapacidad y falta de confianza? Recuerda al hombre que escondi� su talento en una servilleta.

4. �Lo hacemos alegre con el canto, instructivo con la Escritura, santificado con la oraci�n y precioso con todos sus recuerdos? ( Homil�tica Mensual .)

Una iglesia en la casa

I. Las iglesias son sociedades dedicadas a Dios, llamadas a salir del mundo, sacadas de lo com�n para ser encierros de Dios. Los apart� para s� mismo; y porque �l los escogi�, ellos tambi�n le eligieron a �l, y se pusieron aparte para �l. La Iglesia jud�a fue separada para Dios por un pueblo peculiar, un reino de sacerdotes. Por tanto, nuestras casas deben ser iglesias; con nosotros mismos debemos entregar nuestras casas al Se�or, para ser para �l un nombre y un pueblo.

Todo el inter�s que tenemos, tanto en nuestras relaciones como en nuestras posesiones, debe estar consagrado a Dios; ya que, seg�n la ley, todo lo que ten�a el criado era para siempre de su amo, despu�s de haber consentido en que le perforaran la oreja al poste de la puerta.

II. Las iglesias son sociedades empleadas para Dios, de acuerdo con la verdadera intenci�n y significado de esta dedicaci�n.

1. Mantenga la doctrina familiar.

(1) Deben leer las Escrituras a sus familias, pregunt�ndose a veces si entienden lo que leen.

(2) Tambi�n debes catequizar a tus hijos y sirvientes mientras contin�en en esa edad de la vida que necesita esta leche.

2. Contin�e con el culto familiar. No solo deben, como profetas, ense�ar a sus familias, sino que como sacerdotes, deben ir delante de ellos ofreciendo el sacrificio espiritual de oraci�n y alabanza.

(1) Debes hacer un reconocimiento familiar de tu dependencia de Dios y Su providencia, ya que eres una familia.

(2) Debes hacer confesiones familiares de tus pecados contra Dios; esos pecados de los que has contra�do la culpa en tu capacidad familiar.

(3) Deben ofrecer acciones de gracias familiares por las bendiciones que ustedes, con sus familias, reciben de Dios.

(4) Deben presentar sus peticiones familiares por la misericordia y la gracia que sus familias necesitan.

(5) Tambi�n debe hacer intercesiones familiares por los dem�s. Hay familias con las que est� relacionado, o que por vecindario, amistad o conocido le interesan y le preocupan, y estas deben recomendar en sus oraciones a la gracia de Dios, y a su familia que est�n unidas a usted en el las alianzas deben unirse a ustedes en esas oraciones.

3. Mant�n la disciplina familiar, para que tengas una iglesia completa en tu casa, aunque en poco. La raz�n nos ense�a, �que cada uno gobierne en su casa� ( Ester 1:22 ). Y puesto que ese, as� como otro poder, es de Dios, debe ser empleado para Dios, y los que as� gobiernan, deben ser justos, gobernando en Su temor.

(1) Acepta todo lo bueno y digno de alabanza en tus hijos y siervos.

(2) Desprecie todo lo malo de sus hijos y sirvientes. Usa tu autoridad para prevenir el pecado y suprimir toda ra�z de amargura, no sea que brote y te perturbe, y por ello muchos sean contaminados. ( S. Hayward .)

Versículo 22

Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea Anathema Maranatha.

Amor a cristo

( Efesios 6:24 y texto): - Aunque son tan diferentes, ambos textos ense�an la misma verdad, a saber, que el amor a Cristo es la condici�n indispensable para la salvaci�n.

I. �Por qu� es tan necesario el amor a Cristo? Porque&mdash

1. Cristo es Dios, Dios en la forma m�s clara de manifestaci�n, la suma de las perfecciones divinas. Todo lo que hay en Dios para ordenar el deber supremo de amarlo est� en Cristo, por lo tanto, es imposible amar a Dios sin amar a Cristo, y no amar a Cristo no es amar a Dios.

2. Cristo es Dios en nuestra naturaleza y, por lo tanto, est� investido de atractivos especiales, porque:

(1) Pose�do de otro tipo de excelencia.

(2) Llevado a una relaci�n con nosotros, no sostiene a ning�n otro orden de seres.

3. Cristo nos am� y se entreg� a s� mismo por nosotros. Ser insensible a este reclamo sobre nuestro afecto es indicativo de la mayor depravaci�n moral.

4. Por su amor y muerte, Cristo nos ha abierto un camino desde la degradaci�n y la miseria hacia la vida y la gloria eternas.

5. Estamos encerrados en la necesidad de amar a Cristo o Satan�s. Solo hay dos soberanos y debes elegir entre ellos.

II. �Qu� es amar a Cristo y c�mo podemos saber si lo amamos o no? Donde est� este amor, habr� ...

1. Un sentimiento de reverencia y complacencia que nos impide tratarlo con negligencia o indignidad, y que hace que Su sociedad sea deliciosa.

2. Celo por su honor. Cualquier falta de respeto que se le muestre es dolorosa para nosotros, y cualquier cosa que promueva Su gloria es una fuente de deleite para nosotros.

3. Un deseo de agradarle, de hacer su voluntad. ( C. Hodge, DD )

La importancia del amor a Cristo

I. El Se�or Jesucristo es verdadera y eminentemente amado y, por lo tanto, debe ser amado. Considere la naturaleza y las acciones de esta gracia.

1. Si se considera que Cristo puede hacer eso por nosotros y nos comunica lo que queremos, el amor se manifiesta en el deseo. El creyente no puede estar satisfecho sin �l.

2. Si se considera que ya se ha manifestado al alma, entonces el amor se ejerce en forma de deleite. "A quien no habiendo visto, amas", etc.

3. Como Cristo tiene inter�s en continuar en el mundo, el amor se manifiesta en celo por su honor. �Si me am�is, guardad mis mandamientos�.

4. Si consideramos a Cristo ofendido por nuestros pecados, y habiendo sufrido por ellos, el amor se manifiesta en dolor y simpat�a. "Estoy crucificado con Cristo", dice el ap�stol, "y no podr�a hacer menos".

5. Si consideramos a Cristo glorificado en el cielo, el amor se expresa en gozo y triunfo.

II. A pesar de toda esta amabilidad en Cristo, hay algunos que no lo aman. Tales personas tienen ...

1. Sin estima real por el Salvador. "Para los que creen, �l es precioso".

2. No hay verdadera fe en Cristo.

3. Sin obediencia y sujeci�n a Cristo. "Si un hombre me ama, guardar� mis palabras".

III. Todos los que no aman al Se�or Jesucristo, son acusados ??de culpa agravada y se exponen al m�s severo desagrado de Dios. Porque&mdash

1. Es muy amado por Dios.

2. �l es tan hermoso y deseable en s� mismo.

3. Ha dado las pruebas m�s asombrosas de su amor por los pecadores.

Por consiguiente, la falta de amor a Cristo destruir� la religi�n aqu� y la felicidad en el futuro. Este �nico defecto destruye la excelencia y la vida de toda religi�n. Sin amor, la fe est� muerta, el arrepentimiento es legal, el miedo es esclavo; y todos los deberes que carecen de este principio son vanos. En cuanto a la felicidad futura, el cielo es un lugar de amor; y entretener all� a una persona que no ama a Cristo, perturbar�a el orden y romper�a la armon�a de esa bendita sociedad. Conclusi�n:&mdash

1. El amor a Cristo se puede descubrir f�cilmente.

(1) Por la corriente de tus pensamientos. Piensan mucho en lo que aman las personas; y la imagen agradable est� siempre delante de ellos.

(2) Por el cuidado de sus vidas. �Puedes decir que para ti vivir es Cristo? Ahora, entonces, deje que la conciencia haga su trabajo y f�cilmente le dir� si ama a Cristo o no.

2. No amar a Cristo es un crimen de tremenda culpa, que va acompa�ado de terribles agravamientos; por&mdash

(1) Es un pecado sin causa. No admite motivo ni excusa.

(2) Tambi�n es un pecado contra muchas causas.

(3) Es la causa de muchos otros pecados. ( S. Lavington .)

Amar a Cristo y la pena de descuidarlo

Note la posici�n que ocupa este vers�culo.

1. Esta Ep�stola fue dictada a un amanuense, y ahora Pablo agrega �El saludo de m�, Pablo, con mi propia mano�: una forma seguida inmediatamente, en la mayor�a de sus Ep�stolas, por la bendici�n apost�lica: pero aqu� interpone el texto. Creo que esto nos muestra el estado de su coraz�n, que estaba lleno de Cristo: no pudo reprimir el fuerte afecto que ten�a por el Salvador, y aqu� se desborda.

2. Interpuesto como est� entre la firma y la bendici�n, quiere que tenga todo el peso que la autoridad apost�lica puede darle. Nota&mdash

I. El deber encomendado.

1. Su objeto.

(1) La ley antigua estaba comprendida en dos mandamientos, de los cuales el primero era el m�s grande, �Amar�s a Jehov� tu Dios�, etc. El Nuevo Testamento presenta una afirmaci�n similar en nombre de Cristo; y era f�cil argumentar a partir de esto, que Cristo es el �nico Jehov� por quien la antigua ley desaf�a nuestro amor supremo e indiviso. De hecho, este mismo nombre se le aplica aqu�. �l est� ante nosotros, mientras reclama nuestros afectos, como "el Se�or".

(2) El que reclama nuestro amor lleva no s�lo el nombre incomunicable, sino un nombre com�n a muchos de Sus semejantes: Jes�s.

(3) Lleva otro nombre, o m�s bien t�tulo: Cristo o Ungido; porque �l sostiene esos oficios en los que los hombres eran com�nmente instalados por la unci�n y que, como Dios-hombre, �l sostiene en nombre de la humanidad: Profeta, Sacerdote y Rey. Dios, hombre, mediador entre Dios y los hombres, quien no lo presenta en estos tres aspectos, le roba una parte de lo que esencialmente le pertenece: quien no lo exhibe bajo este triple car�cter, no les muestra al Cristo de la Escrituras, pero alg�n �dolo de su propia invenci�n.

2. El amor que se reclama en su nombre debe ser:

(1) Sincero. En las Escrituras se hace una distinci�n entre amar a nuestro Se�or Jesucristo con sinceridad y fingir amarlo.

(2) Supremo. �Si alguno quiere venir en pos de m� - �si alguno quiere ser mi disc�pulo�, debe estar preparado para �odiar al padre, a la madre�, etc. En el momento en que se dijo esto, fueron grandes multitudes tras �l: pero esta fue la doctrina por la cual los prob�. Hay multitudes que vendr�n en pos de �l todav�a, si �l se contenta con seguir el tren de alguna b�squeda amada o lujuria.

La religi�n ser�a la cosa m�s popular del mundo, y llevar�a al mundo entero ante ella, si tuviera la libertad de renunciar a este punto. Pero Cristo tendr� el primer lugar en nuestros afectos: todo lo que se opone a �l debemos odiar; todo lo que est� en armon�a con �l y dependa de �l, debe ser amado en subordinaci�n a �l.

(3) Ardiente. Las Escrituras suelen ilustrar este tema mediante una comparaci�n tomada del fuego. Puede haber una chispa, y si esa chispa se enciende, puede elevarse a una llama vehemente que muchas aguas no pueden apagar. Solo tienes que descuidarlo y caducar�. Pero se le dice que debe estimular el don de Dios.

(4) constante; y eso porque �l es siempre el mismo; lo que se le debe a �l en un momento se le debe en todo momento.

(5) Pr�ctico. "Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos".

3. Las evidencias de este amor. No puedo dejar de pensar que en el caso de todo objeto de afecto humano, el amor que hab�a que probar por muchos signos, dif�cilmente se considerar�a digno de tener; que donde hay tanta incertidumbre sobre si amamos a Cristo o no, una cosa es cierta: que no lo amamos mucho: pero a�n as�, por el bien de los que aman y que buscan las se�ales y las marcas, dejemos te doy uno o dos.

(1) El amor de los hermanos, es decir, los hermanos de Cristo, as� como el nuestro: y es en esa luz que deben ser considerados principalmente. Si un hombre siente que su coraz�n se expande hacia todos los cristianos, si est� dispuesto a soportar sus debilidades y aliviar sus necesidades, por el amor de Cristo, ama a Cristo. Pero, por otro lado, si se mantiene apartado de ellos, �ama a Cristo? Si dice que s�, Cristo mismo dice que es un mentiroso.

�l te dice que son sus representantes, y quien no los trata como lo har�a con Cristo, si Cristo estuvo en persona ante �l, no ama a Cristo como deber�a. "En esto conocer�n todos que sois Mis disc�pulos, si se aman los unos a los otros".

(2) Quien ama a Cristo, se regocija con el regreso del D�a del Se�or. Tienes d�as de encuentro entre amigos; y el ofrecimiento de toda expresi�n de gozo es apropiado para tales reuniones. Este es el d�a que Cristo aparta para encontrarse con sus amigos. �Amas su s�bado y te regocijas en su regreso? �Honras al Se�or y guardas Sus ordenanzas? Si es as�, hay motivos para esperar que ames a Cristo. Pero si el d�a de reposo es un cansancio, su amor por Cristo es todav�a un nombre, no hay sustancia en �l.

(3) La Biblia es la carta de amor de Cristo a su pueblo. �A qui�n le encanta leer y honrarlo? �Qui�n llega a �l con deleite, cuando un amigo lee una carta de un amigo querido? Ama a Cristo: este es un signo que no se puede equivocar.

II. La pena denunciada. Quien no supere esta prueba, �qu� ser� de �l? �Sea maldito: nuestro Se�or viene�. Se dice que esta forma de expresi�n se toma de la pr�ctica en las sinagogas de excomulgar a los delincuentes. Ten�an tres formas de excomuni�n, en la �ltima o la m�s alta de las cuales usaban esta expresi�n, y siempre se entendi� que esto implicaba la sentencia de ruina definitiva e irrevocable. Ahora, dice el ap�stol, esta es la condenaci�n de todos los que no aman a Cristo.

2. La maldici�n no cae ahora: los que aman a Cristo y los que no lo aman siguen, tal vez, con igual paso por la vida. Pero "el Se�or viene"; y en su venida, separar� a los que le aman de los que no le aman. La ciza�a y el trigo crecen juntos hasta la siega; no podemos separar al hip�crita de los sinceros hasta que alguna acci�n abierta demuestre de manera incontestable que la profesi�n es falsa. El d�a de la separaci�n est� en el fin del mundo; ya esto alude San Pablo, �El Se�or viene�, para discernir entre el verdadero profesor y el falso.

3. El Se�or retrasa su venida, pero �por qu�? No por debilidad, no por olvido, sino para que en el intervalo se evite la maldici�n.

4. S� que no pueden dominar sus afectos, pero les digo lo que pueden hacer: pueden ir al trono de la gracia y orar para que el Esp�ritu Santo los derrame en sus corazones. ( G. Osborn, DD .)

La falta de amor a Cristo es

I. Rebeli�n contra la m�xima autoridad. �Este es mi Hijo amado, a �l o�d�. La falta de amor es, por tanto, transgresi�n de la voluntad de Dios y rebeli�n contra �l.

II. Desprecio de la m�s alta excelencia. Ya sea que consideres la naturaleza Divina de nuestro Se�or, o Su naturaleza humana, o Su car�cter mediador, en �l hay todo calculado para atraer. "�l es completamente encantador"; por lo tanto, no amarlo es tener una mente degradada y despreciar la m�s alta manifestaci�n de la excelencia humana y el amor divino.

III. Ingratitud al m�ximo benefactor. Considere lo que le debemos en relaci�n con su encarnaci�n, muerte e intercesi�n. Piense en la pecaminosidad de rechazarlo a la luz de la verdad de que quienes lo desprecian viven gracias a su intercesi�n. Conclusi�n: �Hay algo que decir para atenuar esta culpa? El mayor argumento a favor del amor es el amor. �Lo amamos porque �l nos am� primero.

�No se puede obligar al esclavo a amar a su amo; pero �qu� piensas del ni�o que, despu�s de recibir una bondad cada vez mayor, se niega a amar a sus padres? Uno ve la culpa en tal caso. Dios no es un Maestro duro; Cristo no nos trata como esclavos. Oh, si Su amor no est� en nuestros corazones, ciertamente somos duros, insensibles, ingratos, justamente bajo el anatema de Dios. ( W. Cadman, MA .)

No amar a Cristo y sus consecuencias

I. �Cu�les son las demandas de Cristo sobre nuestro amor?

1. �l es Dios. Si este fuera el �nico motivo, seguramente tendr�a todo el derecho a esperar nuestro amor. Aquel que es el Autor de toda misericordia exige, por tanto, nuestro amor.

2. Y sin embargo, habiendo fracasado en obtenerlo como Creador, habiendo sido insultado sus leyes y deshonrado Su majestad, ha buscado ganar nuestro amor mediante un acto de amor que incluso excede las misericordias de la creaci�n, es decir, la redenci�n. Todo lo que necesites para tu admisi�n al cielo, Su amor lo ha hecho todo. Y ahora ofrece Su salvaci�n gratuitamente.

3. Ahora bien, �es irrazonable este Amigo de nuestras almas perdidas cuando nos pregunta en el coraz�n? Se los damos a nuestros amigos en la tierra.

II. �Qui�nes son los hombres que �no aman� a ese Amante de sus almas?

1. El mundo. Aqu� hay una gran variedad de personajes, pero todos son iguales en esto, "no aman al Se�or Jesucristo". Viven sin �l, descuidan Su Palabra, desacreditan Su causa, aman y siguen pr�cticas que son Su abominaci�n.

2. Profesores hip�critas, la propia definici�n de Cristo de los que "no le aman" es "El que no me ama, no guarda mis dichos". Es cierto que pueden decir cosas elevadas de �l, sin embargo, todo esto es como el beso de Judas, mientras hacen todas las cosas en su vida y practican para deshonrarlo y afrentarlo. Aman el pecado.

III. La culpa en que incurren estos hombres. �Qui�n puede sondear la profundidad de su ingratitud? Haber olvidado las misericordias de la creaci�n es una mancha terrible en nuestra naturaleza; pero cuando muera por nuestras iniquidades y nos llame a sus misericordias perdonadoras, �qui�n estimar� la negrura de su culpa si trata a este Salvador a la ligera? �Si yo no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendr�an pecado�; todos nuestros otros pecados no parecen nada en comparaci�n con esto.

IV. La terrible condenaci�n de todos los que "no aman al Se�or Jesucristo". �Sean malditos en la segunda venida del Se�or�. Hay una maldici�n que cae sobre la cabeza de todo hombre por naturaleza como violador de la ley de Dios ( Deuteronomio 27:26 ); y liberar nuestras almas de esto fue el gran final de la muerte de nuestro Redentor ( G�latas 3:13 ).

Por lo tanto, para aquellos que lo reciben y conf�an en �l, esta maldici�n se convierte en bendici�n ( Romanos 8:1 ). Pero los que �no aman al Se�or Jesucristo� permanecen bajo esa maldici�n de la cual �l muri� para liberarlos ( Juan 3:36 ; 1 Corintios 15:17 ).

Rechazar a un Salvador, ya que es un pecado m�s agravado que rechazar la ley, se encontrar� con una condenaci�n m�s agravada ( Hebreos 10:28 ). "La maldici�n de la ley" es terrible; �sino �la ira del Cordero�! que sera eso? ( A. Roberts, MA .)

El pecado y la perdici�n de los sin amor

I. �Por qu� se debe amar al Se�or Jesucristo? Este amor fue la emoci�n dominante de los primeros tiempos, y su fervor no se acobard� ante el martirio. El recuerdo de la Cruz estaba fresco y la fe obra del amor. Ese amor era un apego distinto y personal, y es tan quieto. Porque este amor es un afecto racional. No es una emoci�n que brota, nadie sabe c�mo ni por qu�. Tampoco es capricho o excitaci�n febril. Descansa sobre un fundamento seguro, sobre una �piedra angular probada�, es decir, el conocimiento de la persona y las pretensiones de Cristo.

1. �No es �l "el m�s importante entre diez mil" como hombre? y si no fuera m�s que un hombre, no pueden dejar de amarlo. "Eres m�s hermoso que los hijos de los hombres". Los sexos dividen entre ellos los elementos de la perfecci�n, y un hombre o una mujer perfectos pueden no ser un ser perfecto. Pero todo lo tierno y gracioso en la mujer, y todo lo noble y robusto en el hombre, se reuni� en Jes�s. La naturaleza nunca es pr�diga en sus dones.

Los p�jaros de alegre plumaje no cantan; la fuerza se les niega a las criaturas dotadas de rapidez. As� como un hombre se distingue generalmente por el predominio de una clase de virtudes y otro hombre por otra, la uni�n de ambas puede realizar la perfecci�n. Si se hubieran combinado los dones peculiares de Juan y Pablo, el resultado podr�a haber sido un ap�stol perfecto. Si la intrepidez de Lutero, la ternura de Melancthon y el intelecto tranquilo de Calvino se combinaran en una sola persona, tendr�as el modelo de un reformador impecable. Pero toda gracia que adorna a la humanidad estaba en Jes�s en plenitud y simetr�a.

Ninguna virtud empuj� a otra fuera de su lugar. Ninguno se elev� a la extravagancia, ninguno suspiraba por una d�bil restricci�n. Perfecto en todas las relaciones de la vida, sabio en el habla, puro en la conducta, grande en la compasi�n, intenso en la beneficencia, repleto de todo lo que encanta al apego y al �xtasis, �l fue la encarnaci�n de la hermosura universal.

2. Pero la humanidad de Cristo fue asumida en una uni�n personal con una naturaleza superior. Tomar una naturaleza tan humilde, salvar a una raza tan culpable, y por medio de una agon�a tan terrible, fue el efecto de un amor que solo pod�a morar en el seno de Jehov�. Y �oh, qu� labor realiz�! �l nos asegur� la mejor de las bendiciones y nos libr� del peor de los males. Y seguramente debemos "amarlo a �l, porque �l nos am� primero".

II. C�mo se debe amar a Jes�s. Si nuestro credo es, no hay nadie como Cristo, entonces el lenguaje de nuestro coraz�n ser�: �Nadie m�s que Cristo! Sus reclamos son primordiales y, por lo tanto, el amor hacia �l no solo debe ser ardiente, sino supremo. Ahora bien, no es de la ausencia de amor en la Iglesia de lo que nos quejamos tanto como de su tibieza. En muchos, el amor s�lo se calienta hacia Cristo el primer d�a de la semana y se adormece los otros seis d�as.

La planta no podr�a mantener su vida disfrutando del aire, el suelo y el agua una vez a la semana, y el animal prolongar�a una existencia debilitada si dependiera de una nutrici�n peri�dica similar. No; Es propio del amor dar a su objeto una existencia inmediata y permanente en el coraz�n. Si Cristo fuera amado, Su imagen vivir�a siempre dentro de nosotros; y si fuera amado supremamente, esa imagen reunir�a sobre s� nuestro m�s profundo apego y ejercer�a un dominio indiviso sobre el pensamiento, el prop�sito, el habla y la acci�n.

III. El pecado y el peligro de no amar a Cristo. Eso implica&mdash

1. Desconocimiento de su persona, reclamos y obra. Cuanto m�s lo conocen los hombres, m�s arde su coraz�n con este afecto lleno de gracia y absorbente. Y seguramente la ignorancia de �l debe traer un anatema merecido. Porque tal ignorancia es totalmente imperdonable, con la Biblia delante y la Cruz a la vista.

2. Incredulidad. "La fe obra por el amor". Pero si la ausencia de amor implica ausencia de fe, �qu� maldici�n debe seguir? �� El que cree se salva, pero el que no cree, ya ha sido condenado �. Separada de Cristo, el alma est� perdida para siempre.

3. A diferencia de Dios. Y si, en un punto tan delicado, no se parece a Dios, �no desaprobar� Dios al pecador y lo castigar�?

4. Incapacidad para el cielo. El cielo es una regi�n donde predomina el amor a Jes�s, donde alegra cada pecho y da m�sica a cada himno. Pero a la mente sin amor no se le permite unirse a estos gorjeos, porque nadie m�s que el coraz�n nuevo puede cantar la nueva canci�n. Sin amor a �l, porque inconsciente de cualquier salvaci�n de �l, no sentir�a ninguna raz�n para bendecirlo.

5. La certeza de la maldici�n: "Nuestro Se�or viene". La Iglesia se regocija con ese lema, pero es el terror de los malvados. La nube que gui� a Israel consumi� y aterroriz� al asombrado egipcio. Y viene con el mismo prop�sito de hacer una inquisici�n, de determinar qui�nes han respondido a Su amor y han confiado en Su expiaci�n. Tampoco puede ser enga�ado. Su ojo, cuando mira a la masa, escanea a cada individuo y mira hacia su coraz�n.

Es m�s, el coraz�n sin amor se descubrir� enseguida por su estremecimiento. Tampoco puede escapar. El subterfugio y la evasi�n son igualmente imposibles. Pero la terrible f�rmula no solo certifica la maldici�n, sino que tambi�n la amarga - Nuestro Se�or viene - Aquel a quien los hombres est�n obligados a amar como Salvador pronuncia el anatema de los muertos. De otros labios no ser�a tan terrible; pero seguramente tal anatema de los labios del Amor debe armarse con un terror ardiente e insoportable. ( J. Eadie, DD .)

Un crimen negativo y un castigo positivo

Esta expresi�n puede considerarse:

1. Como una gran caracter�stica del atractivo b�blico. Apela al coraz�n y busca la reforma del mundo mediante la reforma del individuo y la reforma del individuo mediante la reforma del coraz�n.

2. Como argumento incidental de la Deidad de Cristo. La Biblia reclama para �l el amor supremo, pero el afecto supremo pertenece a Dios. Pablo hace que nuestro destino dependa del amor a Cristo. �Har�a depender nuestro destino del mero amor al hombre, a Abraham, David, Isa�as o Juan?

3. Como prueba solemne de un verdadero car�cter. La esencia de un verdadero car�cter no consiste en ideas o meras acciones, sino en el amor y en el amor por Cristo. "�Me amas?" dijo Cristo a Pedro. El texto contiene ...

I. Un crimen negativo. Este estado mental en relaci�n con Cristo es:

1. Irrazonable. Hay todo en �l para invocar el amor m�s elevado. Hay tres tipos de amor de los que somos susceptibles: gratitud, estima y benevolencia. El primero requiere una manifestaci�n de bondad; el segundo, de excelencia moral; el tercero, un prop�sito para el bien com�n. Cristo manifiesta todo esto y, por lo tanto, merece nuestro mayor amor. Puede haber hombres que tengan el poder de excitar en nuestra naturaleza, hasta cierto punto, el amor en algunas de estas formas; pero solo Cristo tiene el poder de excitar a todos en el m�s alto grado.

2. Comprobable. Pronto podremos determinar si amamos a Cristo o no. El principal objeto del amor siempre ser�:

(1) El tema de pensamiento m�s fascinante.

(2) El atractivo tema de la conversaci�n.

(3) La fuente del mayor deleite en agradar.

(4) El poder de car�cter m�s transformador.

(5) Los m�s identificados con nuestra vida consciente.

3. Deplorable. Este amor es el �nico poder regulador verdadero del alma. Donde esto no es as�, o donde est� mal dirigido, todos los poderes de nuestra naturaleza est�n mal empleados y todo es confusi�n. Entonces, de hecho, la vida del alma est� muerta para la virtud y la felicidad. Nuestra felicidad consiste en el afecto supremo, y nuestro afecto supremo, para producir felicidad, debe dirigirse a un objeto absolutamente perfecto, rec�proco y perdurable. Tal objeto es Cristo, y solo tal es �l.

II. Un castigo positivo.

1. Su naturaleza. "Que sea Anathema". La palabra significa principalmente todo lo que se guarda o se aparta para alg�n prop�sito en particular. El significado secundario y general es "maldito", dedicado a la ruina ( cf. G�latas 1:7 ; Romanos 9:3 ).

. Es una de las palabras fuertes de Pablo para expresar un terrible mal. Si se corta el planeta del sol, se precipitar� a la ruina; el r�o de la fuente, y se ha ido; la rama del �rbol y la rama del cuerpo, y mueren. El alma, separada de Cristo, su centro, fuente, ra�z, vida, es destruida.

2. Su certeza. "Maran-atha", "el Se�or vendr�". Cristo vendr� para ejecutar juicio sobre aquellos que no lo aman. Paul hab�a escrito la otra parte de su carta por un amanuense, pero para escribir estas terribles palabras �l mismo toma la pluma. Los hombres son malditos, no s�lo porque odian a Cristo, se rebelan contra su autoridad, profanan sus ordenanzas, sino porque no lo aman; cualquier otra cosa que hagan en filantrop�a, etc. ( D. Thomas, DD )

Anatema

I. El crimen supuesto. No amar a Cristo supremamente es ...

1. Irrazonable: es sumamente encantador.

2. Ingrato - �l nos ha amado.

3. Injusto - Tiene derecho a nuestro amor.

II. El castigo amenazaba.

1. El castigo.

2. El tiempo.

3. La certeza. Solicitud&mdash

(1) Es deber de todos los hombres amar a Cristo.

(2) Cristo conoce a los que le aman. ( G. Whitefield .)

Anatema y gracia

1. El terror y la ternura se mezclan extra�amente en este saludo de despedida. Pablo se ha visto obligado, a lo largo de toda la ep�stola, a asumir un tono de reproche, y aqu� rastrea todos sus vicios hasta su fuente, el defecto del amor a Jesucristo, y advierte de su fatal problema.

2. Pero no dejar� estas terribles palabras para las �ltimas. Al trueno le sigue una lluvia suave y el sol brilla sobre las gotas de roc�o (vers�culo 23). Ni por s� mismo dejar� que la �ltima impresi�n sea de reprensi�n o incluso de advertencia (vers�culo 24). �No es eso hermoso? �Y no va m�s all� de la revelaci�n del car�cter de Pablo? �No podemos ver en estos pensamientos terribles y tiernos una revelaci�n de la verdadera naturaleza tanto del terror como de la ternura del evangelio que predicaba Pablo? Nota&mdash

I. El terror del destino de los que no aman. �Anathema� significa una ofrenda o una cosa dedicada. En la historia de la conquista de Cana�n, por ejemplo , leemos de lugares, personas o cosas que fueron �malditas� , es decir , devotas o prohibidas. Y esta "devoci�n" era de tal tipo que los sujetos estaban condenados a la destrucci�n. Entonces Pablo nos dice que los que no aman, como esas ciudades llenas de inmundicia, cuando entran en contacto con el amor infinito del Juez venidero, se marchitan y son destruidos.

�Maran-atha� es una oraci�n separada. Significa �nuestro Se�or viene� y quiz�s era una especie de consigna. El uso de la misma aqu� es para confirmar la advertencia de la cl�usula anterior, se�alando la hora en que se cumplir� dicha advertencia.

1. "El Se�or viene". El cristianismo de Pablo se reuni� en torno a dos hechos y momentos: uno en el pasado, Cristo ha venido; uno en el futuro, Cristo vendr�. Para el recuerdo, la venida de la cuna y la Cruz; por esperanza, la venida en su trono en gloria. Y entre estos dos momentos, como los s�lidos pilares de un puente colgante, la fr�gil estructura del presente cuelga balance�ndose. Ha habido muchas venidas en el pasado, adem�s de la venida en la carne.

Una caracter�stica est� impresa en todos ellos, y es la r�pida aniquilaci�n de lo que se le opone. La Biblia tiene un conjunto de met�foras permanentes para ilustrar este pensamiento: "un diluvio", "una cosecha", el despertar de Dios de su letargo, etc. La segunda venida incluir� y superar� todas las caracter�sticas que estas caracter�sticas menores y premonitorias d�as del juicio presentados en miniatura.

2. La venida del Se�or del amor es la destrucci�n de los que no aman, no la cesaci�n de su ser, sino una muerte peor que la muerte, porque una muerte en vida. Supongamos que un hombre con todo su pasado aniquilado, con todo su esfuerzo aplastado, con todas sus posesiones desaparecidas, y con su memoria y su conciencia picada en una actividad l�cida, de modo que mira hacia atr�s a su yo anterior y a su yo presente, y siente que todo es un caos, �no cumplir�a eso con la palabra, "Sea Anatema"? �Y supongamos que un hombre as�, adem�s de estos pensamientos, y como la ra�z y la fuente de ellos, tuviera siempre la conciencia temblorosa de estar en presencia de un Juez no amado! El coraz�n que no ama est� siempre inc�modo en presencia de Aquel a quien no ama.

El coraz�n que no ama no ama, porque no conf�a ni ve el amor. Por lo tanto, el coraz�n que no ama es un coraz�n que solo es capaz de aprehender el lado iracundo del car�cter de Cristo. As� que no hay crueldad, no hay arbitrariedad en el decreto de que el coraz�n que no ama cuando se pone en contacto con el infinito Se�or del amor debe encontrar en el toque la muerte y no la vida, las tinieblas y no la luz, el terror y no la esperanza.

3. Pablo no dice "el que aborrece", sino el que no ama. La ausencia de amor, que es el hijo de la fe, el padre de la justicia, la condici�n de gozo en Su presencia, es suficiente para asegurar que este destino recaiga sobre un hombre.

II. La gracia presente del Se�or venidero. "Nuestro Se�or viene". �La gracia�, etc. (vers�culo 23).

1. Estas dos cosas no son contradictorias, pero a menudo las tratamos como si lo fueran. Pero la doctrina real dice que no hay terror sin ternura, y no hay ternura sin terror. No se puede tener un amor que sea m�s noble que la buena naturaleza f�cil y la indiferencia injusta, a menos que tenga junto con �l aspectos del car�cter y gobierno de Dios que deber�an asustar a algunos hombres.

Y no puedes evitar que estos �ltimos aspectos sean exagerados y oscurecidos en un Moloch de crueldad a menos que recuerdes que subyacentes y determinantes hay aspectos de la naturaleza Divina, a los que solo la confianza y el amor infantiles responden correctamente. El terror del Se�or es un atuendo que nuestros pecados imponen sobre el amor del Se�or.

2. Note cu�l es la gracia presente. Una ternura que re�ne en su abrazo a todas estas personas imperfectas, inmorales, laxas, her�ticas en Corinto, as� como en todas partes - "con todos ustedes". Y seguramente el amor que se acumula en tales personas no deja a nadie fuera de su alcance. No permitas que nada te robe esta seguridad, que el Se�or venidero est� presente con todos nosotros, y todo lo que necesitamos, a fin de obtener su pleno sol en nuestros corazones, es que confiemos en �l por completo y, tan confiando, lo amemos de nuevo. con ese amor que es el cumplimiento de la ley y la corona del evangelio.

III. La ternura, arrebatada del Maestro mismo del siervo que reprende (vers�culo 24). No hay otro caso en el que se presente a s� mismo y a su propio amor al final, despu�s de haber pronunciado la bendici�n solemne. Pero aqu�, como si hubiera sentido que deb�a dejar en sus mentes una impresi�n de s� mismo que correspondiera a la impresi�n de su Maestro que deseaba dejar, se desv�a de su h�bito ordinario y hace de su �ltima palabra una palabra personal: �Mi amor est� con todos ustedes en Cristo Jes�s.

Pablo abraza a todos los que ha estado reprendiendo en el c�lido abrazo de su amor ofrecido, que fue la causa misma de su reprensi�n. El b�lsamo curativo de este mensaje final deb�a aplicarse a las heridas que hab�an dejado sus agudas palabras, y demostrar que eran heridas de un cirujano, no de un enemigo. Debido a que el evangelio es un evangelio, debe hablar claramente sobre la muerte y la destrucci�n para los que no lo aman. No se debe culpar a la se�al de peligro por una colisi�n. �Conociendo, por tanto, el terror del Se�or, persuadimos a los hombres�. ( A. Maclaren, DD .)

Amar a Jesucristo

Primero, ama a Cristo hasta el punto de entregar los placeres de esta vida por �l, y hasta el punto de dar la vida misma por �l.

2. �malo, entonces, como se te presenta aqu�: ama al Se�or, ama a Cristo, ama a Jes�s. Como �l es el Se�or, le temer�s; pero nadie teme a Dios de verdad, sino que ese miedo acaba en amor. �malo como �l es el Se�or, para que nada de lo que �l ha hecho perezca. Y �malo como �l es el Cristo, que se hizo hombre tambi�n, para que no perezcas. �malo como al Se�or que puede mostrar misericordia, y �malo como a Cristo, que es ese camino de misericordia que el Se�or ha escogido.

Lo encontr�, y encontr� que �l, quien por Su encarnaci�n fue capaz de salvarme (entonces �l era Cristo), por Su verdadera pasi�n me ha salvado, y por eso lo amo como Jes�s. Cuando presiento, cuando contemplo as� a mi Salvador, amo al Se�or, y hay una adoraci�n reverente en ese amor; Amo a Cristo, y hay una admiraci�n misteriosa en ese amor; pero amo a Jes�s, y hay una tierna compasi�n en ese amor, y me contento con sufrir con �l y sufrir por �l antes que ver una disminuci�n de Su gloria por mi prevaricaci�n.

Y el que no ama as�, que no ama al Se�or Dios, y Dios manifestado en Cristo, Anathema, Maranatha, que es nuestra pr�xima y �ltima parte. Ya sea que este anatema sea denunciado por el ap�stol a modo de imprecaci�n, que as� lo desee, o pronunciado a modo de excomulgaci�n, que otros los estimen as� y los eviten, como tales personas, se debate a veces entre nosotros en nuestros libros. Pero preferimos tomar esto en el texto como una excomuni�n denunciada por el ap�stol, que como una imprecaci�n.

Ahora bien, la excomuni�n est� en el Anathema, y ??el agravamiento de la misma, en otras palabras, Maranatha. La palabra Anathema ten�a dos significados: aquello que por alguna excelencia en ella estaba separado del uso del hombre para el servicio de Dios, o aquello que por alguna gran falta en ella estaba separado de Dios y tambi�n del hombre. Desde la primera bondad los hombres se abstuvieron porque estaban consagrados a Dios, y desde la otra porque estaban alejados de Dios.

Por la luz de la naturaleza, por la luz de la gracia debemos separarnos de las personas irreligiosas e id�latras, y eso con esa seriedad que el ap�stol expresa en las �ltimas palabras, Maranatha. Es una perversidad sobreabundante resistir a Cristo ahora, ahora que �l ya se ha aparecido y se ha establecido para S� mismo un reino en el mundo. Y as� San Cris�stomo parece aceptarlo tambi�n. "Cristo ya ha venido", dice.

Si alguna excusa pudo pretender antes, sin embargo, desde que Cristo ha venido, ninguna puede ser. Pero eso no es todo lo que el ap�stol pretende en este lugar. No es s�lo un discurso de censura, es una verg�enza para ellos, y algo imperdonable en ellos, si no aman al Se�or Jesucristo; pero es un discurso judicial, mucho m�s, ya que no aman al Se�or. �El Se�or los juzgar� cuando venga.

�Yo�, dice el ap�stol, �no quitar� nada de Su misericordia cuando �l venga, pero no tendr� nada que ver con ellos hasta que �l venga; para m� ser� Anathema, Maranatha, separado de m� hasta entonces; entonces el Se�or, que muestra misericordia en minutos, haga su voluntad con �l �. Para acabar con todo, si un hombre no ama al Se�or, si no ama a Dios, que es, que era y que ha de venir, �qu� le agradar�, a qui�n amar�? ( J. Donne .)

Afecto ingratamente retenido

Despu�s de que Juana de Arco obtuvo la gran victoria en Orleans y dej� despejado el camino para que Carlos VII fuera coronado rey, fue hecha prisionera y sometida al trato m�s brutal a manos de sus enemigos; sin embargo, su ingrato rey se neg� a hacer un solo movimiento para liberar al que hab�a liberado a sus s�bditos y lo convirti� en heredero y rey. Mi amigo inconverso, est�s haciendo lo mismo. Al leer la narraci�n simple, sin duda dir�: �El rey Carlos fue ingrato y merec�a un castigo.

�Sin embargo, Jesucristo dej� Su hogar celestial, baj� a la tierra, sufri� y muri� para que pudieras ser coronado como� hijo de un Rey �, y te niegas incluso a reconocerlo. Si la ira de Dios te consumiera, �podr�as decir algo en tu defensa? ( Flechas afiladas .)

El pecado de no amar a Cristo

�Negarse a amar a Jesucristo, afirmo, es hacerle todo el mal que un enemigo abierto podr�a, o al menos har�a. Si Jesucristo hubiera venido al mundo, como un rey en una provincia rebelde, para extinguir la rebeli�n y hacer que reinara el silencio del terror en ella, podr�a estar satisfecho con una sumisi�n temblorosa y sin importarle nada el mal que nosotros. hazlo. Pero tal sumisi�n �l no deseaba ni puede desear.

Solo aquello que deseaba, aquello por lo que descendi� a la tierra, el fin al que dirigi� todos sus esfuerzos, fue la conquista de nuestro coraz�n. Separados de ese triunfo, todos los dem�s no son nada para �l. ( Dr. Vinet. )

La falta de amor a Cristo es un pecado fatal

�Cu�n grande es el pecado de no amar a tu Se�or y a tu Salvador! "�Oh! pero vea, se�or, eso es una mera cosa negativa. Es lo que hacemos de lo que somos responsables ante Dios; son nuestras acciones positivas las que debemos rendir cuentas al final ". �Es eso as�? �No hay pecado en no hacer lo que debes hacer? Si la casa de tu vecino se incendiara esta noche y los vieras eructar por las ventanas, �no ser�a pecado para ti sentarte tranquilamente en tu propia vivienda y no ir a medianoche a resucitar a la familia de su sue�o fatal? �Lo pensar�a usted si ma�ana por la ma�ana mirara sus esqueletos en medio de las ruinas carbonizadas y ennegrecidas? Supongamos que esta noche hay alg�n hombre en esta capilla, que vive en una c�moda y lujosa mansi�n, pero su propia madre est� en un asilo, yo le digo: "�D�nde est� tu vieja madre?" Dice: �En el asilo de pobres.

"�Sabe, se�or, que est� practicando una crueldad diab�lica?" "�Oh! pero no le hago nada a mi madre ". �No es lo que est�s haciendo; es su vivir en el lujo, y ella acostada all� en ese duro lecho de pobreza y negligencia que le imprime, se�or, el pecado m�s condenable de quebrantar el quinto mandamiento de Dios. Es lo que no haces lo que te marca como un ingrato a ella que te aburre.

" �Oh! amigos m�os, pero fuera de Cristo, es el pecado de no amar a Cristo lo que los hace culpables ante Dios. No amarlo se declara en todos los casos un pecado positivo y fatal. ( TL Cuyler .)

C�mo lleg� a decirlo

�C�mo lleg� el tierno Pablo a lanzar esas palabras candentes a los corintios? No amar a Cristo es ...

I. Irrazonable y antinatural. La tradici�n nos dice que �l fue el ser m�s infinitamente hermoso que jam�s haya caminado por nuestra peque�a tierra, y que a un exterior encantador uni� toda la hermosura de disposici�n. El sol de su amor mezclado con las sombras de sus dolores, atravesado por el flujo cristalino de sus l�grimas y el carmes� de su sangre, hacen un cuadro digno de ser llamado la obra maestra de las eternidades.

Era completamente encantador, siempre encantador y encantador en todo. Hermoso en Su sacrificio. �l lo entreg� todo por nosotros y se tom� las molestias de todos. Supongamos ahora que, a pesar de todo esto, un hombre no puede sentir ning�n afecto por �l. Por qu� �Despu�s de todo esto, 'si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea Anathema Maran-atha'�.

II. Injusto. Solo mira la injusticia de no amarlo. No hay nada que excite a un hombre como la injusticia. Si alguna vez hubo una compra justa y justa de algo, entonces Cristo nos compr�. Si se compra y se paga algo, �no se debe entregar la mercanc�a? Y acudir� a la ley por ello y, si es necesario, enviar� al delincuente a la c�rcel. La injusticia entre hombre y hombre es bastante mala, pero entre hombre y Dios es reprobable e intolerable. Despu�s de todo, comprendo "si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea Anathema Maranatha".

III. Suicida. Si un hombre se mete en problemas y no puede salir, solo tenemos un sentimiento hacia �l, simpat�a y el deseo de ayudarlo. Pero supongamos que el d�a antes de que fracasara, WE Dodge hubiera entrado en su tienda y le dijera: �Amigo m�o, escuch� que est�s en problemas. He venido a ayudarlo �, y suponga que el hombre dijera:� No lo quiero; Preferir�a fallar antes que aceptarlo; Ni siquiera te agradezco por ofrecerlo.

Su simpat�a por ese hombre cesar�a de inmediato. Ahora Cristo se entera de nuestras verg�enzas espirituales. Encuentra la ley que dice: "P�game lo que debes". �Pagar? No podemos pagar ni un c�ntimo de todos los millones de obligaciones. Bueno, Cristo entra y dice: "Puedes usar Mi nombre". Ahora suponga que el alma dice: �Oh Cristo, no necesito tu ayuda. Al�jate de m�." Dir�as: "Despu�s de toda esta ingratitud y rechazo, 'si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea Anathema Maran-atha'".

IV. Cruel. Lo m�s malo que podr�a hacer por ti ser�a herir innecesariamente tus sentimientos. Ahora, Cristo es un manojo de delicadeza y sensibilidad. �Oh, qu� trato rudo ha recibido a veces de nuestras manos! Cada vez que rechazaste al Se�or, lo golpeaste. �C�mo le has roto el coraz�n! �Sabes que hay una crucifixi�n ahora? Dices: "�D�nde?" �Aqu�! Cuando un hombre se niega a amar a Cristo y lo rechaza, el ap�stol lo insin�a. �l "crucifica de nuevo al Se�or". Por nuestros pecados hemos hecho esto. Cuando pienso en todo esto, cesa mi sorpresa por el ap�stol. ( T. De Witt Talmage, DD )

Versículo 24

Mi amor sea con todos ustedes.

El amor de Pablo por los corintios fue

Sincero. Sea testigo de la ep�stola.

1. Su trato fiel.

2. Consejos sabios.

3. Serias amonestaciones.

4. Lecciones sublimes.

5. Esp�ritu paciente y amoroso.

II. Integral, incluidos todos, incluso los que hab�an ofendido.

III. Cristiano en su fuente, naturaleza, operaci�n y efecto. ( J. Lyth, DD .)

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "1 Corinthians 16". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/1-corinthians-16.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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