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Bible Commentaries
1 Reyes 14

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-18

En ese momento, Ab�as, hijo de Jeroboam, cay� enfermo.

Un buen chico y una mala familia

Una hermosa flor en un desierto; una hermosa rosa entre espinas; una rama fruct�fera de un �rbol corrupto. Vamos a hablar de un ni�o que era como esa flor, rosa o rama.

I. El padre de este ni�o era muy malvado. Dios hab�a sido bondadoso con este hombre. En lugar de recordar la bondad de Dios y obedecerle, trat� de apartar todos los pensamientos de Dios de su mente y lo desobedeci�. Hizo que se hicieran dos becerros de oro. A uno lo puso en Dan y al otro en Betel. Se ador� a s� mismo. El pecado es como descender por una colina, un r�o en su curso, un �rbol en su avance. Esto se vio en su vida. Algunos de los reyes que le precedieron fueron malvados, pero �l fue el peor.

II. La madre de este ni�o era una enga�adora.

III. Aunque este ni�o ten�a un padre malvado y una madre enga�osa, era bueno. Se nos dice que en �l se hall� algo bueno para con el Se�or Dios de Israel.

1. Esto bueno era la religi�n. Se considera bueno por cuatro razones:

(1) Viene del buen Dios.

(2) Hace buenos a los que verdaderamente lo reciben.

(3) Les lleva a hacer el bien a los dem�s.

(4) Los prepara para el buen lugar, el cielo.

2. La religi�n estaba en este ni�o:

(1) En su mente.

(2) En su coraz�n.

(3) En todas sus palabras y acciones.

La religi�n se encontr� en este ni�o.

(1) Fue encontrado por Dios, porque �l ve todas las cosas.

(2) Fue encontrado por el mismo ni�o. Lo hizo feliz, fuerte y esperanzado.

(3) Fue encontrado por todos los que lo conocieron. Para ellos era una luz brillante, o como una ciudad en una colina.

3. �C�mo pod�a ser tan diferente a su padre y su madre?

(1) Crey� lo que estaba escrito en las Sagradas Escrituras.

(2) Le or� a Dios.

(3) Su victoria fue el rey de sus circunstancias.

Im�talo en estas tres cosas. Si algunos de ustedes tienen hogares imp�os, entonces aprender�n, como �l, que pueden ser piadosos all�.

IV. Este chico muri�. ( A. McAuslane, DD )

Versículo 6

�Por qu� finges ser otro?

Un tramposo expuesto

I. La maldad involucra a otros, tratando de convertirlos en sus enga�ados, sus aliados y sus chivos expiatorios. Jeroboam propuso enga�ar al profeta del Se�or. La iniquidad es una fanfarronada, pero es un gran cobarde. Establece el plan, consigue que alguien m�s lo ejecute - baja el tren de la p�lvora, consigue que alguien m�s lo toque - inventa travesuras, consigue que alguien m�s lo trabaje - empieza la mentira, consigue a alguien m�s para circularlo.

Jeroboam trama la mentira, maquina la imposici�n y consigue que su esposa la ejecute. Ap�rtese de toda imposici�n y enga�o. No consientas en ser el enga�ado de nadie, el aliado de nadie en la maldad, el chivo expiatorio de nadie.

II. La realeza a veces pasa disfrazada. El vestido, el velo, la capucha de la campesina ocultaban el car�cter regio de esta mujer de Tirsa. Nadie sospechaba que era una reina o una princesa cuando pasaba; pero era tan reina como si estuviera en el palacio, con sus t�nicas incrustadas de diamantes. Gloria velada. La opulencia oculta. Una reina enmascarada. Una princesa disfrazada. Cuando piensas en una reina, no piensas en Catalina de Rusia, Mar�a Teresa de Alemania o Mar�a Reina de Escocia.

Cuando piensas en una reina, piensas en una mujer sencilla que se sent� frente a tu padre en la mesa, o le gui�� un ojo por el camino de la vida del brazo, a veces al banquete de acci�n de gracias, a veces a la tumba, pero siempre al lado del otro. lado, calmando tus peque�as penas y ajustando tus peque�as disputas. "�Madre madre!" �Ah! ella era la reina. Tu padre lo sab�a. Tu lo sabias. Ella era la reina, pero la reina disfrazada. El mundo no lo reconoci�.

III. C�mo la gente se pone m�scaras y c�mo el Se�or se las quita. Fue un momento terrible en la historia de esta mujer de Tirsa cuando el profeta la abord�, pr�cticamente diciendo: �Yo s� qui�n eres; no puedes enga�arme; no puedes imponerme; �Por qu� finges ser otro? " Ten�a derecho a pedir la restauraci�n de su hijo: no ten�a derecho a practicar esa falsedad. Nunca est� bien obrar mal.

IV. Cu�n precisas, precisas y particulares son las providencias de Dios. Justo en el momento en que esa mujer ingres� a la ciudad, muri� el ni�o. As� como fue profetizado, as� result�, as� siempre resulta. Viene la enfermedad, ocurre la muerte; Nace la naci�n, se derroca el despotismo en el tiempo se�alado. Dios maneja el universo con rienda suelta. Los eventos no ocurren simplemente as�. Las cosas no salen mal.

En todo el libro de las providencias de Dios no hay un "si". Las providencias de Dios nunca quedan atrapadas en la deshabilitaci�n. Para Dios no hay sorpresas, decepciones ni accidentes. El evento m�s insignificante lanzado en las edades es el eslab�n de conexi�n entre dos grandes cadenas: la cadena de la eternidad pasada y la cadena de la eternidad venidera. ( T. De Witt Talmage, DD )

Un oyente disfrazado

I. Tenemos ante nosotros al oyente ocasional. Jeroboam y su esposa no iban a menudo a escuchar a Ah�as. No eran personas que iban a adorar a Jehov�; ni tem�an a Dios ni miraban a su profeta.

1. Este oyente ocasional estaba totalmente desprovisto de toda piedad verdadera. La mayor�a de los oyentes ocasionales lo son. Aquellos que tienen religi�n verdadera no son oyentes ocasionales.

2. La segunda observaci�n acerca de estos oyentes ocasionales es que cuando vienen, generalmente vienen porque est�n en problemas. Cuando la esposa de Jeroboam vino y habl� con el profeta, fue porque el querido hijo estaba enfermo en casa.

3. Esta mujer no habr�a venido si su esposo la envi� alegando que hab�a escuchado a Ah�as predicar antes. Fue este profeta quien tom� el manto de Jeroboam, lo rasg� en pedazos y le dijo que ser�a rey de las diez tribus. Ese mensaje result� cierto; por tanto, Jeroboam tuvo confianza en Ah�as.

4. Ten�an un miembro piadoso de su familia, y eso los llev� a ver al profeta. Su hijo estaba enfermo y enfermo, y fue eso lo que los llev� a consultar de manos del Se�or.

5. Pero hay una triste reflexi�n que deber�a alarmar al oyente ocasional. Aunque la esposa de Jeroboam vino al profeta aquella vez y escuch� las noticias, ella y su esposo perecieron despu�s de todo.

II. El disfraz in�til. La esposa de Jeroboam pens� para s� misma: "Si voy a ver a Ah�as, ya que �l sabe que soy la esposa de Jeroboam, seguramente hablar� con enojo y me dar� muy malas noticias". Es extra�o decirlo, aunque el pobre anciano era ciego, pens� que era necesario disfrazarse. Hab�a un Judas entre los doce; hubo un Demas entre los primeros disc�pulos; y siempre debemos esperar encontrar paja en el piso de Dios mezclada con el trigo. Despu�s del ministerio m�s minucioso, todav�a hay algunos que se envolver�n con un manto de enga�o.

III. Las noticias pesadas. Pecador, pecador que no se arrepiente, tengo buenas noticias para ti. La ira de Dios permanece sobre ti. ( CH Spurgeon. )

Versículos 8-9

David guard� mis mandamientos . ... te has ido y te has hecho otros dioses.

Servidumbre o servicio, �cu�l?

El pueblo de Dios hab�a dejado a su Dios, y �l los hab�a dejado a ellos, de modo que Sisac, el rey de Egipto, vino contra ellos; y aunque el Se�or respet� su humilde oraci�n y no permiti� que Sisac destruyera Jerusal�n, los someti� al rey egipcio. Nuestro texto nos dice el motivo de esta servidumbre: �Ser�n sus siervos; para que conozcan Mi servicio y el servicio de los reinos de los pa�ses �.

I. Hay quienes ya han elegido el servicio de los reinos de los innumerables. Tenemos a muchos a nuestro alrededor que han elegido deliberadamente no servir a Dios, sino servir a otros amos.

1. Algunos eligen ser esclavos del pecado manifiesto.

2. Hay muchas personas que no adoran el vicio, pero son devotos de hacer dinero. Son esclavos de la sed de riquezas.

3. Hay otros que no intentan sacar mucho dinero, pero son amantes de la moda, amantes de la sociedad, admiradores del mundo.

4. Luego hay otro culto que ha surgido �ltimamente, que algunos han elegido, de modo que se han convertido en devotos de la "cultura".

5. Solo me referir� a una clase m�s de aquellos que han elegido el servicio de los reinos; estos son los buscadores de la justicia propia. Esta es una deidad anticuada y muy respetable a la que muchos todav�a adoran.

II. Algunos parecen estar suspirando por dejar el servicio de Dios e ir al servicio de los reinos. Es una cosa extra�a; pero este mal siempre estalla incluso entre el pueblo de Dios.

1. Algunos quieren cambiar por puro amor al cambio.

2. Algunos quieren irse a sus �dolos, debido al aspecto exterior de lo nuevo.

3. A veces los hombres se desv�an por la p�rdida de gozo en el servicio de Dios. No est�n sirviendo al Se�or como sol�an hacerlo; hacen poco por �l.

4. Luego, hay muchos que son llevados a querer un cambio del servicio de Dios por el flagelo de otros.

5. Hay algunos que se desv�an porque la religi�n ahora los ha llevado a un punto en el que implica un autosacrificio adicional.

III. Hay un gran contraste entre el servicio de Dios y cualquier otro servicio.

1. Si est� a punto de dedicarse al servicio de Dios, no se le exige nada que pueda da�arlo. No hay mandamiento de Dios que, si lo guardas, da�ar� tu cuerpo o tu alma.

2. A continuaci�n, observe que no hay nada que se le niegue, en el servicio de Dios, que pueda ser una bendici�n para usted. La promesa es: "No negar� nada bueno a los que andan en integridad".

3. Una vez m�s, observe que en el servicio de Dios siempre se le dar� la fuerza seg�n su d�a.

4. Y mientras eres siervo de Dios, tienes una dulce paz al reflexionar sobre lo que has hecho. Como dijo George Herbert, cuando ayud� a una mujer pobre con su carga, y los hombres se preguntaron si el p�rroco de la parroquia deber�a llevarle la canasta de una mujer pobre, "El recuerdo de esto har� que las campanas suenen en mi coraz�n por la noche". por eso el servicio de Dios hace sonar las campanas en nuestro coraz�n.

5. Por �ltimo, hay sobre todo la esperanza de la recompensa eterna que tan pronto vendr�. ( CH Spurgeon. )

Versículo 13

Y todo Israel se lamentar� por �l.

Temprano cortado, pero largamente recordado

Que la gracia de Dios pueda convertir a un hombre en la flor de la vida, s�, y llevar incluso a un pecador canoso al pie de la cruz, es una verdad de la que, felizmente, se pueden encontrar f�cilmente ejemplos. Pero, si bien esto es cierto, no olvidemos nunca que la gran mayor�a de las conversiones tienen lugar en los primeros a�os de vida.

I. Esta descripci�n de su piedad. "En �l se hall� algo bueno para con el Se�or Dios de Israel". �Qu�, piensas, podr�a ser esto "algo bueno"? Ciertamente, no era su rango, ni riqueza, ni poder, ni intelecto. Y, como esta "cosa buena" no era una mera dotaci�n material, tampoco era una mera excelencia moral, no significa simplemente que Ab�as era lo que el mundo llama de buen coraz�n, "un muchacho que vive bien"; que era amable y de buen comportamiento; que, en medio de un libertinaje abundante, conserv� intacta su virtud.

Esto, ciertamente, ser�a mucho, pero no se expresar�a en el lenguaje peculiar del texto; la �cosa buena� era una �cosa buena para con el Se�or Dios de Israel�, una cosa misericordiosa, espiritual, divina y santa. Era algo que no surgi� de la naturaleza, ni de la carne, algo que su padre no le dio, algo que nunca aprendi� de la corte real pero disoluta de Israel.

1. Hay dos cosas que, cuando se encuentran en un hombre, son buenas y agradables a Dios. El primero es el verdadero arrepentimiento, o lo que la Biblia llama el "coraz�n contrito y humillado". Una segunda cosa en la que Dios pone especialmente el sello de su aprobaci�n es "la fe en el �nico sacrificio que exp�a el pecado". Entre todos los pr�ncipes de la casa real, solo Ab�as se neg� a adorar a los becerros de oro que hab�a hecho su padre.

Los escritores jud�os nos dicen que Ab�as no se inclinar�a ante los �dolos, sino que insisti� en adorar al Dios verdadero en Jerusal�n. Su fe pudo haber sido solo una peque�a chispa, pero eso asegur� su aceptaci�n ante Dios. Pero sin estas dos cosas, �el arrepentimiento de obras muertas y la fe en nuestro Se�or Jesucristo, no hay nada en ustedes que Dios pueda aprobar.

II. Pero ahora hay una o dos lecciones especiales que se pueden extraer del caso de Ab�as.

1. La piedad real puede existir en las circunstancias m�s adversas y desfavorables. Aqu� estaba un joven, cuyos alrededores eran del peor car�cter posible. Un hogar imp�o, una corte id�latra, padres ambos malvados, todos los parientes que ten�a bajo la maldici�n de Dios: por qu�, dir�as, la piedad no podr�a vivir un d�a en condiciones como estas. Los diamantes m�s brillantes se han encontrado en las minas m�s oscuras y las perlas m�s ricas en los mares m�s profundos. Satan�s a veces se burla de s� mismo. El pecado se usa para asegurar su propia derrota. Incluso los inconversos se estremecen ante la iniquidad que excede la suya propia,

2. Incluso una vida joven y breve puede ser fruct�fera en bendiciones. A pesar de lo joven que era, toda la naci�n lo llor�. Desde el punto de vista m�s elevado de la misma, la duraci�n de la vida no debe juzgarse por el n�mero de sus a�os. Es posible que la vida m�s larga sea m�s breve que la m�s corta; y el joven de mejillas tersas puede morir m�s viejo, es decir, con m�s vida api�ada en su breve historia, que aquel cuya existencia estancada y sin provecho se prolonga hasta una vejez sin gloria. Esa vida es la m�s larga, por limitada que sea la cantidad de a�os, en la que Dios ha sido mejor servido y el mundo m�s beneficiado.

3. La piedad en la vida es la �nica garant�a de paz en la muerte. Una partida anticipada de este mundo no es algo que deba temerse, siempre que su coraz�n est� bien con Dios. ( JT Davidson, DD )

La tumba de Ab�as

I. Tenemos aqu� una hermosa descripci�n de la religi�n. Es "algo bueno en el coraz�n para con el Se�or Dios de Israel". La religi�n es "algo bueno en el coraz�n" (no meramente hacia nuestro pr�jimo, sino) "hacia el Se�or Dios de Israel".

II. La piedad genuina puede existir en circunstancias muy desfavorables. Los hombres no necesitan decir que lo que les rodea en la vida es una excusa suficiente para su impiedad.

III. Una vez m�s, la verdadera piedad de quien era ni�o. Ab�as siempre se menciona en el contexto cuando era ni�o.

IV. La verdadera piedad exige el respeto y la reverencia de los imp�os. Los s�bditos de Jeroboam eran hombres malvados que hab�an repudiado el templo de Jerusal�n y hab�an ido de mal en peor. Sin embargo, cuando se anunci� la muerte de este ni�o piadoso, estos hombres malvados le demostraron un afecto reverencial, que el contexto registra conmovedoramente. �Todo Israel se lamentar� por �l�, fue la predicci�n del profeta ciego: y as� fue. ( Obispo de WF. )

En �l se encuentra algo bueno para con el Se�or Dios de Israel. -

Ab�as; o el joven piadoso en una familia imp�a

Este joven pr�ncipe fue muy respetado en vida, y en la muerte fue muy honrado. �l solo, fuera de la casa de su padre, muri� de muerte natural; solo �l vino a la tumba en paz. De hecho, solo lleg� a la tumba.

I. Esa religi�n es "algo bueno". Es bueno en s� mismo, en su propia naturaleza. �Qu� es la verdadera piedad? Es un estado correcto del coraz�n con respecto a Dios.

1. La religi�n es "algo bueno" porque proviene de un Dios bueno. En cuanto a su origen, su primer principio, viene directamente de �l. �l es la fuente de toda bondad.

2. La religi�n es algo bueno, porque es buena en su influencia. La piedad tiene la influencia m�s beneficiosa sobre todo nuestro ser; sobre las facultades e ideas de nuestra mente; sobre el amor y los afectos de nuestro coraz�n; sobre toda la vida y la conducta.

3. La religi�n es buena porque conduce a un buen lugar. As� como todos los r�os desembocan en el mar, de donde vienen, as� las corrientes de bondad fluyen hacia el gran oc�ano del amor. Dios, como un poderoso im�n, atrae el coraz�n del buen hombre, y en poco tiempo lo atraer� al seno del amor eterno.

II. Esa religi�n es algo bueno en el hombre. �Hay en �l�, etc. La piedad es un principio interior. "El reino de los cielos est� dentro de ti". "Cristo en ti la esperanza de gloria". La religi�n es esencialmente una cuesti�n del coraz�n. Procede del centro a la circunferencia.

III. Esa religi�n es una buena tendencia hacia Dios. "Hacia el Se�or Dios de Israel". Hay personas que no tienen nada bueno ni con Dios ni con el hombre. El ego�smo es su principio rector. Nunca act�an por principios; nunca preguntan, �qu� es correcto, qu� es verdad? pero "�Responder� este curso a mi prop�sito? - �Ser� una ventaja para m� personalmente?" Viven para s� mismos y mueren para s� mismos.

�Hay otros que tienen algo de bueno hacia el hombre, pero nada hacia Dios. El hombre religioso busca la gloria de Dios en todas las cosas. El sesgo de su alma tambi�n es hacia Dios; se mueve hacia Dios.

IV. Esa religi�n es algo bueno que jam�s se haya manifestado. �Hay en �l�, etc. La verdadera religi�n siempre se manifiesta donde existe; se ve y se siente. "El hombre bueno del buen tesoro de su coraz�n saca buenas cosas".

1. Esta "cosa buena" es "encontrada" por el Buscador de corazones. �l lo ve primero. �l puede verlo cuando nadie m�s puede hacerlo.

2. Esta "cosa buena" tambi�n es "encontrada" por el hombre mismo. No puede permanecer ignorante por mucho tiempo del estado real de su propio coraz�n. Al principio, puede que no posea una "plena seguridad de fe", pero debe conocer su propio estado moral. Debe saber si es un hip�crita o si es un verdadero cristiano.

3. Es "encontrado" tambi�n por sus semejantes. Un personaje as� habla poderosamente sobre un vecindario. El es influyente. Su "luz no se esconde debajo de un celem�n". La religi�n no es una cosa muerta e in�til; no, es un principio vivo. ( HP Bowen. )

Ab�as, o algo bueno para con el Se�or

I. Admiremos aqu� lo que no podemos describir con precisi�n.

1. Hab�a en este ni�o �algo bueno para con el Se�or Dios de Israel�; pero que fue Se abre ante nosotros un campo ilimitado de conjeturas. Sabemos que hab�a en �l algo bueno, pero no sabemos qu� forma tom� ese bien. No era simplemente una buena inclinaci�n lo que hab�a en �l, ni un buen deseo, sino una virtud sustancial y realmente buena.

2. Admiremos, tambi�n, que este �algo bueno� haya estado en el coraz�n del ni�o, pues se desconoce su entrada. No podemos decir c�mo la gracia entr� en el palacio de Tirsa y gan� este coraz�n joven. Dios vio lo bueno, porque �l ve lo menos bueno en cualquiera de nosotros, ya que tiene un ojo r�pido para percibir cualquier cosa que mire hacia �l.

3. Esta �cosa buena� se nos describe en el texto en cierta medida. Fue algo bueno para con Jehov�, el Dios de Israel. Lo bueno miraba hacia el Dios vivo.

4. En este querido hijo, esa �cosa buena� produjo un car�cter tan exterior que lleg� a ser sumamente amado. De eso estamos seguros, porque se dice: "Todo Israel llorar� por �l".

5. La piedad de este ni�o peque�o fue en todos los sentidos del tipo correcto. Fue interior y sincero, porque lo "bueno" de que se habla no se hall� en �l, sino "en �l". No llevaba la filacteria ancha, pero ten�a un esp�ritu manso y tranquilo.

II. Apreciemos de todo coraz�n lo que somos demasiado propensos a pasar por alto.

1. Apreciemos de todo coraz�n �algo bueno� hacia el Se�or Dios de Israel cada vez que lo percibimos. Todo lo que se dice de este caso es que hab�a en �l �algo bueno�; y esto se lee como si la obra divina fuera todav�a s�lo una chispa de gracia, el comienzo de la vida espiritual. No hab�a nada muy llamativo en �l, o se habr�a mencionado con m�s precisi�n.

2. Adem�s, me temo que somos demasiado propensos a pasar por alto �algo bueno� en un ni�o. "�Oh, solo un ni�o!" Ora, �qu� eres? Eres un hombre; bueno, supongo que un hombre es un ni�o que ha crecido y ha perdido muchos de sus mejores rasgos de car�cter. Un ni�o no est� en desventaja en las cosas de Dios de ser ni�o, porque "de los tales es el reino de los cielos".

3. Otra cosa que solemos pasar por alto, y es, �algo bueno� en una casa mala. Esto fue lo m�s maravilloso de todo, que hubiera un ni�o lleno de gracia en el palacio de Jeroboam. La madre suele influir en la casa, pero la reina era una princesa de Egipto e id�latra.

III. Consideremos cuidadosamente lo que no podemos comprender completamente.

1. Primero quiero que consideren el hecho muy singular que no pueden comprender, que los ni�os santos deben ser colocados a menudo en familias imp�as. La providencia de Dios lo ha dispuesto as�, pero las consecuencias son dolorosas para el joven creyente.

2. Lo siguiente que no podemos entender es esto, que los queridos hijitos de Dios que lo aman a menudo deben ser llamados a sufrir. Decimos: "Bueno, si fuera mi hijo, deber�a curarlo y aliviar sus sufrimientos de inmediato". Sin embargo, el Padre Todopoderoso permite que sus seres queridos sean afligidos. Hay un significado en todo esto, y sabemos algo de �l; y si no supi�ramos nada, creer�amos de todos modos en la bondad del Se�or.

3. Hay algo a�n m�s notable, y es que algunos de los hijos m�s queridos de Dios deben morir cuando a�n son j�venes.

4. Una vez m�s, es algo muy singular que un ni�o como �ste muera y sin embargo no produzca ning�n efecto en sus padres; porque ni Jeroboam ni su esposa se arrepintieron de sus pecados porque su hijo fue llevado a casa con Dios. ( CH Spurgeon. )

La historia de Ab�as

I. Se habla de "algo bueno" de lo que se habla "para con el Se�or Dios de Israel". Supongo que todos los que lean espiritualmente sus Biblias reconocer�n que por esta "cosa buena" no se debe entender nada simplemente externo, como rango, t�tulo, influencia o sus perspectivas. No podemos decir que estas sean cosas buenas; s�lo cuando nos son santificados, se convierten en cosas buenas. Evidentemente, es una descripci�n de un hombre justo.

Este joven era uno que tem�a a Dios y amaba a Dios; conoc�a a Dios de manera salvadora. Nada m�s puede llegar a la expresi�n de que hay "algo bueno para con el Se�or Dios de Israel"; nada menos que eso puede ser "algo bueno para con el Se�or Dios de Israel". Debe ser la nueva creaci�n en el alma; debe ser el principio de la gracia en el coraz�n.

II. Pero esta "cosa buena" se encontr� en un lugar donde podr�a haber sido poco esperado. Fue encontrado en un lugar poco calculado para su alimentaci�n. Si hay un lugar en la tierra que no concuerda con la vida de Dios en el alma, es dentro del recinto de un palacio. La importancia personal, la autocomplacencia, el autoenga�o, la falta de honestidad, as� lo marcan. Sin embargo, aqu� se mostr� la gracia de Dios.

Tambi�n veo en �l la soberan�a de la gracia de Dios. Tambi�n veo la invencibilidad de su gracia. Aqu� est� todo para impedir, la m�s improbable de todas las situaciones. Uno podr�a esperar razonablemente encontrar la flor m�s hermosa que parece requerir una gran profundidad de tierra, creciendo sobre la roca desnuda, como uno esperar�a encontrar uno de los lirios del Se�or creciendo en un suelo como este. Sin embargo, �qu� no puede lograr la gracia de Dios? �Qu� no puede conquistar?

III. �Qui�n fue el que lo not�, qui�n se dio cuenta de esta �cosa buena�? Observe, se dice que es "algo bueno". Nuestros traductores han sido tan honestos como para poner la palabra �algunos� en cursiva; pero no hay otra palabra entre "encontrado" y "algo bueno", el sentido es "algo bueno", "algo bueno". Cuando el Se�or dice "algo bueno", le da a uno esta idea.

Pudo haber sido un trabajo muy d�bil. Aqu� hab�a s�lo "algo bueno", algo bueno; y eso tambi�n estaba en un ni�o; sin embargo, Dios el Esp�ritu lo not�. �Por qu� lo hizo? Porque era Su hijo; hijo de Jeroboam, Jeroboam seg�n la carne: suyo por adopci�n y por gracia. ( JH Evans, MA )

Ab�as; o piedad temprana y parentesco malvado

Ab�as era el buen hijo de un mal padre. Su nombre significaba "Jehov� es su padre". Este nombre probablemente se hab�a dado antes de que Jeroboam se separara del servicio de Jehov�. El nombre y el car�cter del joven coincidieron. Ab�as pose�a verdadera piedad. Tener religi�n es poseer lo mejor posible. Se llama "algo bueno". En otras partes de las Escrituras se dan descripciones similares de la religi�n.

�Conserva el bien que te fue encomendado�. Una vez m�s, "confiando en que el que ha comenzado una buena obra en vosotros, la llevar� a cabo hasta el d�a de Cristo". �Es bueno que el coraz�n est� afianzado por la gracia�. "Mar�a ha elegido la buena parte que no se le puede quitar". La religi�n es, sin duda, una "cosa buena", en el sentido de que acerca al hombre a Dios, conduce a buenas acciones, da buenos prop�sitos.

Tiene una buena influencia en los compa�eros de un hombre, en la familia y en la sociedad. La posesi�n de una verdadera piedad por parte de Ab�as le trajo el honor de los hombres. Hab�a encontrado un lugar profundo en el afecto de la gente. Cuando muri�, todo Israel lo llor�. Los hombres no se habr�an preocupado tanto por �l si hubiera sido un joven indiferente, insensible, voluntarioso, cruel, apasionado y autoindulgente. Dios, al igual que el hombre, honr� esta primera piedad en Ab�as.

Los cristianos deben esforzarse seriamente en llevar a otros a tomar una decisi�n temprana por Cristo, recordando que la juventud es el momento m�s adecuado porque es el momento m�s impresionable. La religi�n es el mejor freno a las malas hierbas del mal y no se puede implantar demasiado pronto en el coraz�n. As� como abstenerse de ense�ar el alfabeto, o cifras, o principios de la ciencia, o las costumbres del comercio hasta que se alcance la edad adulta, como abstenerse de inculcar en la juventud los principios de moralidad y las doctrinas de Cristo, doctrinas que son la encarnaci�n de la la m�s alta moralidad.

No; estas son objeciones endebles. No est�n en armon�a con la voluntad y la revelaci�n divinas. Ab�as se volvi� piadoso no demasiado pronto. Muri� temprano. "Los cardos y las espinas no se marchitan tan pronto como los lirios y las rosas". De todos modos, Ab�as estaba preparado para morir, preparado para enfrentarse a la muerte. ( F. Hastings. )

La piedad de Ab�as

En cuanto a la piedad de Ab�as, observe:

I. Su existencia temprana. La piedad, en cualquier per�odo de la vida, es agradable. En la vejez, es venerable. No podemos mirar a un cristiano avanzado en a�os, y m�s avanzado en santidad, sin sentir un respeto peculiar. En la primera juventud, la piedad es principalmente amable. Es la imagen de Dios restaurada en el alma, cuando sus poderes son m�s vigorosos, cuando sus pasiones son m�s c�lidas, cuando sus perspectivas de vida son m�s hermosas y halagadoras.

II. Su sinceridad. Era piedad "en �l", no a�adida a �l, o simplemente profesada por �l, "en �l se hall� algo bueno". De Job se afirma que "la ra�z del asunto" se encontr� en �l. Esa no es piedad genuina que considera, con respeto religioso, a cualquier otro que no sea Jehov�; o que no llega al �nico Dios vivo y verdadero.

III. Su secreto. Esto es lo que no podemos elogiar del todo. Su bondad era real, pero en gran medida estaba oculta. Por peque�as que fueran las ventajas de la educaci�n, el Se�or por medio de Su Esp�ritu le hab�a ense�ado, hab�a renovado su coraz�n y lo hab�a formado para S� mismo. Por muy secreta que pueda ser una buena obra en el alma, por m�s oculta que est� a la observaci�n de los hombres, es visible para Dios: la contempla con aceptaci�n y placer.

Sin embargo, recuerde, donde existe "algo bueno", es deseable que m�s de lo que existe, que debe aparecer en los frutos y efectos correspondientes. Un buen principio es valioso, pero que se vea en la pr�ctica: los buenos deseos son loables, pero deben ir acompa�ados de esfuerzos activos: los buenos dise�os y las resoluciones merecen elogios, pero las obras dignas y el servicio �til son mucho m�s beneficiosos.

IV. Su decisi�n. Evidentemente, en su familia hab�a mucho que oponerse al esp�ritu y la pr�ctica de la piedad.

1. Rank se opuso. Los hombres en estaciones elevadas rara vez son eminentes por la religi�n.

2. La idolatr�a se opuso. El insulto ofrecido a Jehov� que implica la adoraci�n falsa, el absurdo y la iniquidad que siempre implica, fueron directamente enemigos de la devoci�n espiritual.

3. Y la maldad se le opuso. Sin duda, esto prevaleci� en sus diversas formas, y en un grado grave, en la corte de Jeroboam; porque cuando los hombres est�n alejados del Dios verdadero, nadie puede decir hasta d�nde llegar�n.

V. Su recompensa. Ab�as muri�, fue sepultado y todo Israel lament� en su funeral. Esto puede parecer una singular recompensa de piedad; pero deben tenerse en cuenta las circunstancias del caso. El Se�or hab�a amenazado con la destrucci�n total de la familia de Jeroboam a causa de su pecado. �El que muera de Jeroboam en la ciudad, lo comer�n los perros, y el que muera en el campo, lo comer�n las aves del cielo; porque el Se�or lo ha dicho.

Pero Ab�as qued� exento de las amenazas y se salv� de la calamidad. �No es nada para lograr en la juventud, la firmeza de car�cter? Cuando se fija el car�cter de un joven, �ste se encamina a la vida como piensa seguir; act�a sobre la base de tales principios y adopta una conducta que no crea arrepentimiento, y se sigue con ventajas de la mayor importancia. �La reputaci�n no es nada? La mayor�a de la gente profesa valorarlo; y, en los primeros a�os de vida, estar dedicado a Dios, lo asegura.

�No es nada �til? En un mundo como este, �no es de reconocida importancia vivir con un buen prop�sito? Seguramente, lo m�s probable es que sean honrados as�, quienes son sujetos de una piedad temprana y decidida. Los personajes opuestos son, en el mejor de los casos, indolentes y descuidados; pero, en general, su ejemplo y sus esfuerzos son perniciosos en un grado muy grave. �Y no es nada, cuando dejas el mundo, dejar un buen ejemplo? Sientes deseable que los sobrevivientes tengan el recuerdo de que en ti se ejemplific�, aunque con lamentadas imperfecciones, un disc�pulo de Jes�s, un amante de su verdad y de sus caminos. "La memoria de los justos es bendita". ( T. Kidd. )

Bondad inesperada

I. El escenario de su desarrollo. Creci� en una suavidad muy desagradable. Hay varios casos estimulantes en los que se ha buscado la piedad en medio de las dificultades. Hab�a "unos pocos nombres incluso en Sardis que no hab�an contaminado sus vestiduras". Estos, al igual que el del texto, demuestran que la religi�n se puede practicar en todas las circunstancias imaginables. Hay situaciones que dificultan mucho ser bueno, pero ninguna lo hace imposible.

II. El asiento de su poder. �En �l se halla�, etc. Del coraz�n mana la vida; cons�rvala, pues, con toda diligencia. Los habitantes de la isla de Anglesea dicen que tienen un estanque maravilloso al pie de una de sus colinas nativas, en el que si arrojas pedazos de hierro viejo o esta�o sin valor, todos saldr�n con el tiempo como cobre precioso. . "Todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios". Ciertamente, entonces, la religi�n es el bien principal, un bien interior que vence todos los males externos, un bien para todos, en todo lugar, en todo momento, en toda circunstancia.

III. La suma de su cantidad. No era grande de ninguna manera, pero bajo un techo tan inh�spito solo nos sorprende encontrarlo. �En �l se encuentra algo bueno�. ( D. Thomas. )

Ab�as; un buen ni�o en un mal hogar

1. �A qu� se refer�a lo bueno? La gracia de Dios o religi�n verdadera. La religi�n es en s� misma algo bueno, bueno para esta vida:

(1) en la escuela,

(2) en situaciones,

(3) en casa; y bueno para la vida venidera.

2. Esta buena cosa estaba en �l. No se trataba de una mera apariencia exterior o de palabras.

3. Se le hab�a puesto este bien. No se nos dice c�mo ni cu�ndo. Pero ciertamente se le hab�a transmitido. El jardinero que quiere obtener rosas muy finas, primero levanta las ra�ces del brezo y las planta. Luego, el brezo se poda y se prepara para el capullo de rosa. De manera muy h�bil, la yema se inserta en el tallo del brezo. El capullo de rosa y el brezo se vuelven uno. Pero el capullo de rosa gobierna y hace que el brezo sea bueno.

Es muy probable que Santiago hubiera visto a alguien hacer esto antes de exhortar a sus oyentes a recibir con mansedumbre la palabra injertada, que puede salvar vuestras almas. As� como el capullo de rosa salva al brezo de su estado degradado, as� la Palabra salva al alma que lo recibe. Ab�as recibi� la palabra de la gracia de Dios, y fue en �l un poder viviente.

4. Pero este bien sali� hacia Dios que lo dio, hacia el Se�or Dios de Israel, no hacia los dioses que su padre hab�a establecido.

5. Se encontr� algo bueno. No todas las cosas buenas. Bueno es no despreciar el d�a de las peque�as cosas. Algo bueno, por peque�o que sea, es la promesa de algo m�s grande. No podemos decir cu�nto bien puede resultar de una palabra.

6. Lo bueno que hab�a en �l no muri� cuando fue sepultado. La vida de la gracia es aquella que la mano de la muerte no puede tocar. El recuerdo de esta cosa buena fue un poder para el bien en la vida de otros que lo sobrevivieron. Todo Israel lo llor�. Aunque era ni�o, hab�a ejercido una influencia positiva.

Se pueden aprender dos o tres lecciones de esta narrativa: -

1. Es posible que Dios, en su sabia providencia, suscite en una familia mala al menos un testigo verdadero.

2. Tal testigo puede ser un ni�o.

3. Un joven as� puede estar solo en su testimonio.

4. Cu�nto m�s posible es ser un verdadero testigo en una buena familia donde hay muchos fieles. ( Henry Smith. )

La historia y el ejemplo de Ab�as

I. Esa religi�n es una cosa dentro de nosotros. La piedad es algo que est� en el coraz�n y en la mente. La piedad es un principio interno. Es el don de Dios. Es la implantaci�n o transfusi�n de una nueva naturaleza. Luego viene la pregunta: �c�mo se puede conseguir? �De qu� manera se gana? �Si vosotros, siendo malos�, dijo Cristo, �sab�is dar buenos dones a vuestros hijos, �cu�nto m�s vuestro Padre celestial dar� el Esp�ritu Santo a los que se lo pidan!�. �Cu�nto m�s, puedo a�adir, se lo dar� a la mente inquisitiva, joven y orante!

II. Esa religi�n es intr�nsecamente buena. Aqu� se llama "algo bueno para con el Se�or Dios de Israel". Es intr�nsecamente bueno. Quiero decir, en su propia naturaleza y esencia. Jesucristo ha declarado que es "la parte buena", que nunca nos ser� quitada. Y lo compara con una perla, que valdr�a la pena para un hombre "vender todo lo que tiene" para ganar. Es "bueno", �para qui�n es bueno? Es "bueno" para ustedes mismos.

Es "bueno" para sus almas. Que la mente est� iluminada, que la voluntad est� sujeta a la voluntad de Dios, que refleje la belleza de la propia imagen de Cristo, que camine por el camino que la propia sabidur�a de Dios ha se�alado y ordenado, �no es esto bueno para el hombre? �alma? Es "bueno" a los ojos de tus padres. Es hermoso para la visi�n de tus amigos. Es hermoso en el c�rculo en el que te mueves.

Ven los frutos de la gracia; contemplan dulzura de temperamento, amabilidad de comportamiento, rectitud de conducta; ven altos principios morales. �C�mo ven todo esto? �Con indiferencia e insensibilidad? No, pero con alegr�a y gratitud. Es "bueno" para Dios. Es precioso a los ojos de Dios. Recuerda el cap�tulo veintiocho del Libro de Job, donde se dice que la "sabidur�a" supera a las joyas y piedras preciosas de todo tipo y descripci�n. �Qu� es esta "sabidur�a"? La gracia de Dios - pureza interior. Y como es "bueno" para ti en el tiempo, ser� mejor para ti en la eternidad.

III. Tiene especial consideraci�n por el Se�or Dios de Israel. Y aqu� est� su principal gloria; este es el aspecto m�s hermoso e impresionante. Ya sabes lo que pasa con el sol. Deje que el sol brille sobre lo que pueda, deje que los rayos del sol desciendan sobre lo que pueda, el objeto est� iluminado; el objeto refleja el resplandor m�s o menos. Miro a Dios, seg�n esta imagen, como el sol. Siempre que entra en contacto con la mente, la ilumina; la mente refleja el brillo. Y este es nuestro principal bien, este es nuestro mayor honor, este es nuestro gozo m�s puro: que nuestra religi�n tiene que ver profunda e �ntimamente con el Se�or Dios de Israel.

IV. La verdadera religi�n es muy hermosa en la juventud.

V. Donde exista, a su debido tiempo ser� descubierto.

1. Puede ser por mucho tiempo como la semilla bajo tierra, que ha echado ra�ces, pero a�n no ha brotado. Brotar�; y ver�s hierba, luego espiga, y despu�s grano lleno en la espiga. Aqu� est� el capullo; reci�n abierto, no expandido. Se puede ver. Habr� la flor pronto. Habr� la fruta madura a su debido tiempo. Entonces, si est� en el coraz�n y en la mente, hay un per�odo de su descubrimiento.

2. A veces se puede encontrar en circunstancias en las que no se busc�.

VI. Puede que la religi�n no te exima de la muerte, porque �el ni�o muri�, pero te asegurar� una bendita inmortalidad. ( J. Stratten. )

Bondad modesta

I. Dios puede ver lo real en lo oscuro. Lo "bueno" registrado en el texto, es decir, si se pretende alg�n acto especial, se desconoce. Estamos seguros de la indulgencia de su piedad. Lo bueno estaba "en �l". Ten�a un coraz�n sincero, un esp�ritu recto, una disposici�n y un dise�o justos. �La ra�z del asunto� estaba en �l. La ra�z nunca se dispar� hacia un gran tallo, nunca arroj� ramas fuertes al exterior, nunca sostuvo una cosecha de fruta rica y madura; pero todo lo que estaba por encima de la tierra de la belleza y la promesa, hab�a una ra�z viva debajo.

Recuerda la interioridad de la verdadera bondad. Nuestra bondad no debe ser meramente una cuesti�n de etiqueta social, de decoro convencional, de prescripci�n eclesi�stica; debe desarrollarse desde el coraz�n; debe estar lleno de gratitud, amor, confianza y esperanza. El Dios viviente ama los seres vivos y, sobre todo, ama la virtud viviente. Tampoco falt� la bondad de Ab�as en lo exterior. �Se encontr� en �l.

El original significa exactamente lo contrario de lo que f�cilmente podr�amos considerarlo. Se hall� en �l sin buscarlo; en otras palabras, era manifiesto e indiscutible. Y lo mismo ocurre con la bondad genuina; realmente en nosotros, se revelar�. Algunas personas no son �rganos naturalmente buenos para la expresi�n de pensamientos, principios y sentimientos sublimes; tienen defectos de constituci�n, modales groseros, limitaciones educativas; pero si tienen la realidad y el entusiasmo de la bondad, la encontrar�n en ellos sin buscarla, y su misma fragilidad y falta de estilo a menudo demostrar� ser un obst�culo para exponer con mayor impresionante lo Divino que no puede oscurecer.

No creas en la bondad que nunca deja de mostrarse. Puede haber un gran car�cter en un hombre cuando las circunstancias no sirven para resaltar ese car�cter en toda su majestad y belleza. Pero Dios lo sabe todo. El bot�nico detectar� una flor rara donde deber�amos ver solo malezas y pastos; el ge�logo distinguir� una gema cuando solo veamos grava; el ojo del astr�nomo captar� una estrella en lo que nos parece una oscuridad vac�a; el marinero divisar� una vela donde solo deber�amos ver niebla y olas.

Ahora Dios se deleita en la bondad, y en los rincones m�s oscuros y en las formas m�s humildes la reconoce y la bendice. Conoce el pensamiento de lejos, la cualidad latente, y lee la ep�stola viviente con tinta invisible.

II. Dios puede ver muchas cosas en una sola cosa. �Algo bueno�; una cosa buena representa muchas cosas buenas, todas las cosas buenas. Nuestra vida no nos da ocasi�n de ilustrar muchas virtudes, de no desempe�ar muchos papeles, de no realizar muchas obras, y corremos el peligro de hacernos infelices por estas limitaciones. Dios acepta tu "�nico", ya que no te dio m�s que eso. El ensayador no necesita probar todo el talento dorado; Bastan unas pocas onzas en la olla de fundici�n: no es necesario que el drapeado desenrolle toda la tela; unos pocos metros revelar�n la belleza y el valor de la tela: el comerciante no necesita examinar todo el volumen; un pu�ado es suficiente para mostrar la calidad del trigo o la lana.

La vida puede ofrecer pocos regalos, pocas oportunidades, pero las pocas son suficientes para mostrar de qu� estamos hechos y qu� es lo que queremos decir. Dios conoce la calidad de un hombre por el cumplimiento de un simple llamado. Un acto fue suficiente para demostrar el car�cter de Grace Darling y cubrirla de gloria. Un acto en Harper's Ferry fue suficiente para mostrar el esp�ritu de John Brown y darle rango entre los inmortales.

Y una llamada realizada fielmente d�a a d�a es suficiente para revelar en cualquiera de nosotros el h�roe, el santo, el m�rtir. "Fiel en algunas cosas". Son �pocas cosas� las que tenemos aqu�; todav�a tenemos suficiente. El pintor tiene s�lo unos pocos colores para pintar sus cuadros, pero qu� riqueza de gloria saca de la escasa paleta: el m�sico tiene pocas notas y, sin embargo, qu� mundo de sonido deslumbrante saca de la pocos acordes! Tenemos todas, pero pocas cosas, algunos de nosotros muy pocas: pocos talentos, pocas oportunidades, pocos d�as, y sin embargo, si somos fieles y diligentes, trabajaremos en un peso de gloria excelente y eterno. Fieles en unas pocas cosas, nos har� gobernantes de muchas.

III. Dios puede ver lo m�s grande en lo m�s peque�o. As� como nos quejamos de la monoton�a de la vida y la estrechez de la vida, as� nos quejamos de la pobreza de la vida: no podemos hacer cosas magn�ficas ni dar regalos principescos. Pero olvidamos que Dios puede ver lo grande en lo peque�o, lo m�s grande en lo m�nimo. Si lo m�s m�nimo tiene un gran principio, es genial; si lo m�s m�nimo tiene un amor verdadero, es genial; si lo m�nimo tiene un gran objetivo, es genial; y aunque los hombres pueden ver s�lo lo m�nimo, Dios considera el pensamiento, la cualidad y la aspiraci�n esenciales, y los bendice en consecuencia. Vea la historia del Evangelio de la viuda arrojando sus dos blancas en el tesoro.

IV. Dios puede ver la plenitud de las cosas en lo primero. As� como nos quejamos de la monoton�a de la vida, la estrechez de la vida, la pobreza de la vida, tambi�n nos quejamos de su brevedad. Pero Dios puede ver el final desde el principio. En el primer acto de Ab�as, Dios vio la plenitud de la vida m�s larga. En la bellota ve el roble. La tradici�n nos dice que Tiziano vio un d�a los bocetos de un muchacho que hab�a entrado en su escuela - o, como relata otro relato, el pintor vio accidentalmente a un muchacho dibujando toscamente en la pared p�blica - y el gran artista adivin� de inmediato que otro pintor poderoso hab�a aparecido en el mundo; y as� result�, pues ese muchacho era Tintoretto, que estaba destinado a repartir con el mismo Tiziano la gloria art�stica de Venecia.

El dibujo de ese muchacho era, sin duda, un asunto bastante pobre para el ojo com�n, pero el ojo de un maestro vio en �l galer�as de obras maestras. �sta no es m�s que una imagen tenue de la perspicacia y la previsi�n de Dios. En los primeros bocetos toscos del personaje y la acci�n distingue a los artistas, los dibujos animados, de la eternidad. La vida puede ser corta para nosotros, pero eso no importa; asegur�monos de que sea verdad. �Y David mi padre tuvo en el coraz�n edificar una casa al nombre del Se�or Dios de Israel.

Y el Se�or dijo a David mi padre: Mientras que tuviste en tu coraz�n edificar una casa a mi nombre, bien hiciste en que estaba en tu coraz�n �( 1 Reyes 8:17). No queremos que las grandes cosas nos hagan grandes o que demuestren que somos grandes. La margarita, modesta flor de punta carmes�, fue tema suficiente para que Robert Burns demostrara ser un pr�ncipe de los poetas; una sola cuerda, estirada sobre un zapato de madera, fue suficiente para que Paganini demostrara ser un pr�ncipe de los m�sicos; un poco de lienzo, de unos cent�metros cuadrados, fue suficiente para que Rafael demostrase ser un pr�ncipe de los pintores; y en un rinc�n oscuro, con una tarea humilde, con una vida corta, sin espectadores m�s que Dios y los santos �ngeles, podemos alcanzar y revelar la m�s grande grandeza del alma. �Mediante la perseverancia paciente en hacer el bien�, busquemos �la gloria y el honor y la inmortalidad, la vida eterna�. ( WL Watkinson. )

Lo bueno

I. Lo bueno que se encuentra en ab�as.

1. No hab�a nada bueno en �l por naturaleza. Las pasiones de la envidia, el orgullo y el ego�smo se manifiestan en los primeros a�os de vida. "La necedad est� ligada al coraz�n de un ni�o". Est� implantado en su naturaleza, hundido profundamente en su coraz�n. Se entrelaza alrededor de sus facultades como la hiedra y tiene ra�ces como el roble.

2. Nada bueno podr�a haber sido producido en �l por meros esfuerzos humanos. El padre de los fieles no pudo hacerlo. De ah� su oraci�n por el hijo de la sierva: "�Ojal� Ismael viva delante de ti!" El hombre conforme al coraz�n de Dios no podr�a hacerlo. De ah� su lamento por la muerte de su hijo malvado: ��Oh hijo m�o Absal�n, hijo m�o, hijo m�o Absal�n! �Ojal� hubiera muerto por ti, oh Absal�n, hijo m�o, hijo m�o!

3. Lo bueno que hab�a en Ab�as debe haber sido infundido por el Esp�ritu de Dios. El principio de un hombre natural en las acciones religiosas es artificial; se le da cuerda como el resorte de un motor a una cierta potencia ;. pero as� como cesa el movimiento de la m�quina cuando baja el resorte, as� los movimientos de un hombre natural no duran m�s de lo que le dan placer o contribuyen a su provecho terrenal; pero el principio de un hombre espiritual es interno, y el primer movimiento de este principio es hacia Dios, de modo que act�a por �l y para �l.

4. Observe, esta "cosa buena" se encontr� en Ab�as.

(1) Fue hallado por Dios: "El hombre juzga por las apariencias, pero el Se�or mira el coraz�n".

(2) Fue encontrado de �ngeles. Porque "�no son todos esp�ritus ministradores, enviados para ministrar a los que ser�n herederos de la salvaci�n?" �Y hay algo que pueda mejorar su alegr�a? Oh, s�, porque "hay gozo en la presencia de los �ngeles de Dios por un pecador que se arrepiente".

(3) Se encontr� en los piadosos que lo rodeaban. Lo vieron en la humildad y el amor que resplandec�an en su rostro, en la gracia de su conversaci�n, en la uniformidad de su conducta y en el celo que manifestaba por la gloria de Dios, la prosperidad de los piadosos y la paz. conversi�n de los pecadores.

5. Observe, esta cosa buena se encontr� en Ab�as "en la casa de Jeroboam". Esta circunstancia nos ense�a dos cosas.

(1) La soberan�a de la gracia divina en su conversi�n.

(2) La decisi�n de su profesi�n religiosa. La decisi�n, la firmeza de la mente y el car�cter son de servicio esencial en todos los asuntos de la vida, y nada grande o bueno se ha hecho nunca sin ellos. En religi�n, es el momento m�s importante para decidirse, de modo que cuando se hace la pregunta: "�Qui�n est� del lado del Se�or?" Oh, que todos pudi�ramos responder sin temor a ser confrontados, uno por uno, "�Yo soy!"

II. La bondad de eso.

1. Fue algo bueno para �l.

2. Fue algo bueno para los dem�s. Como �un pecador destruye mucho bien�, as� un santo puede (como un instrumento en la mano de Dios) salvar de mucho mal. �Te bendecir�, dijo Jehov� al patriarca Abraham, �y ser�s bendici�n�. La circunstancia de que �todo Israel est� de luto por �l y lo sepulte� dice mucho en su alabanza y lleva a uno a esperar que sus consejos fueron apreciados y sus oraciones respondidas en la reforma, si no en la conversi�n salvadora. de sus supervivientes. ( T. Hitchin, MA )

Gracia en diferentes grados

�He aqu� la bondad de Dios! un poco de bondad en �l y, sin embargo, el gran Dios se da cuenta de lo poco de bondad que hay en �l. Dios encontr� (por as� decirlo) una perla en un mont�n de guijarros, un buen joven en la casa de Jeroboam, que hab�a algo bueno en �l para con el Se�or Dios de Israel. En todo el verso, tres partes:

I. Una lamentaci�n por la muerte de este hijo de Jeroboam. Se dice: �Todo Israel se lamentar� por �l�, y as� lo hicieron (vers�culo 18), lo que argument� que hab�a bondad en �l; porque si no hubiera sido deseado y apreciado mientras vivi�, no se habr�a lamentado tanto por su muerte.

II. Una limitaci�n de su castigo; El solo de la familia de Jeroboam vendr� al sepulcro, el resto de su posteridad que muri� en la ciudad, los perros deben comer, y el que muere en el campo, las aves del cielo lo devoran (vers�culo 11).

III. El elogio de su vida, "En �l se hall� algo bueno", etc. (de esto ahora voy a tratar). Es elogiado por el Esp�ritu Santo; porque su bondad se manifiesta,

1. Por la calidad de su bondad; era algo bueno, no s�lo una buena palabra, o un buen prop�sito o inclinaci�n con el que muchos se contentan; pero fue una buena acci�n.

2. Por la cantidad de la misma; no fue m�s que una peque�a cosa buena que se encontr� en �l, y sin embargo, ese peque�o Dios bueno no despreci� ni pas� por alto.

3. Por la sinceridad de su bondad; Hay dos demostraciones notables de la bondad de este joven:

1. Fue hacia el Se�or Dios de Israel.

2. Fue en la casa de Jeroboam.

1. Su bondad fue para con el Se�or Dios de Israel. Esto argument� la sinceridad de Pablo, que en sus palabras, escritos y acciones �l pod�a apelar a Dios y lo hizo. Esa religi�n, dice el ap�stol, es pura e inmaculada, as� es ante Dios y el Padre. Muchos hip�critas pueden ser buenos con los hombres, que no lo son con Dios; ser rico en verdad es ser rico para con Dios. El verdadero arrepentimiento es el arrepentimiento para con Dios; y es en verdad irreprochable el que est� exento de ofensa hacia Dios, as� como hacia los hombres.

2. Era bueno en la casa de Jeroboam. Un hombre malvado puede parecer bueno en un buen lugar, pero ser bueno en un mal lugar argumenta que los hombres son realmente buenos. Para ser bueno en la casa de David, esto no era tanto; pero para que este joven fuera bueno en la casa de Jeroboam su padre, a quien la Escritura tacha por su idolatr�a, que hizo pecar a todo Israel, y sin embargo no pudo hacer pecar a su hijo; esto argument� que era sinceramente bueno.

Solo hay una dificultad en el texto, a saber ... �Qu� fue lo bueno que se encontr� en Ab�as? En respuesta a esto, es cierto, la Escritura no expresa en particular qu� era lo bueno que se hall� en �l: pero Tostato y Pedro M�rtir afirman de los rabinos hebreos, que cuando los jud�os de las diez tribus lo hicieron en sus tiempos se�alados Ir a Jerusal�n para adorar seg�n el mandato de Dios, y Jeroboam orden� a los soldados que los interceptaran, este Ab�as impidi� que los soldados los mataran, y les dio pases para ir a Jerusal�n a adorar a Dios, y los anim� all�, a pesar de la rabia. de su padre, que hab�a abandonado la verdadera adoraci�n de Dios y hab�a establecido becerros en Dan y Betel.

Otros piensan que la bondad de este joven pr�ncipe radicaba en que no consentir�a que su padre le quitara el gobierno a la casa de David; pero donde la Escritura no tiene lengua para hablar, no tenemos o�do para o�r, y por lo tanto no nos comprometemos a determinar lo que la Escritura no ha determinado.

Hay muchas observaciones colaterales que deducir� de las diversas circunstancias del texto, pero nombrar� algunas de ellas.

1. De la consideraci�n de que este buen Ab�as muri�: Los hombres buenos y los instrumentos �tiles y esperanzadores pueden ser arrebatados por la muerte, cuando los imp�os vivan mucho tiempo sobre la tierra. Bad Jeroboam vivi� mucho tiempo, su buen hijo muri� pronto; tan cierto es el de Salom�n. El justo perecer� por su justicia, y el imp�o prolongar� sus d�as en su maldad. Los abrojos, los espinos y los cardos no se marchitan tan pronto como los lirios y las rosas. Pueden ser sacados del mundo, de quienes el mundo no es digno; y quedan atr�s los que no son dignos de vivir en el mundo.

2. De la consideraci�n de la muerte del piadoso Ab�as, cuando viv�a el malvado Nadab, el otro hijo de Jeroboam. Observe, que los hijos buenos pueden ser separados de sus padres por la muerte, cuando los hijos imp�os pueden vivir para ser una verg�enza y una maldici�n para sus padres. Hay otras dos circunstancias sobre las que me extender� un poco antes de llegar al punto principal que pretendo abordar. Desde la edad de este hijo de Jeroboam, a quien aqu� se elogia por su bondad, se dice que era �un ni�o� (vers�culo 12).

De donde se puede observar, es muy loable ver bondad en los j�venes: ver a los j�venes hombres buenos, es algo muy loable. Hab�a muchos hombres buenos en ese tiempo, pero ser bueno tan pronto como lo fue Ab�as, cuando era un ni�o, las Escrituras registran esto para su alabanza. Les mostrar� que es algo digno de elogio ver a los j�venes como buenos. Esto lo pruebo: Primero, porque la Escritura hace menci�n muy honorable de los j�venes, cuando son buenos; como, primero, de Abd�as, que temi� al Se�or desde su juventud.

Y est� registrado para el honor de Timoteo, que �l conoc�a las Sagradas Escrituras desde que era ni�o. Jer�nimo concibe que Juan era el disc�pulo m�s querido, porque era el m�s joven de todos. En segundo lugar, debido a que Dios alaba la bondad moral y com�n en el joven en el Evangelio, se dice que Cristo lo ama por su bondad moral y su ingenio natural.

1. La raz�n por la que es tan encomiable en un joven ser un buen hombre, es esta, porque sus tentaciones son m�s, y sus afectos son m�s fuertes para sacarlas de Dios; la juventud tiene una aptitud y una propensi�n al pecado m�s fuertes que cualquier otra edad.

2. El tiempo de su juventud es la edad m�s libre de su vida para dedicarse al ejercicio de la religi�n y los deberes de la piedad.

3. Considera, si no eres clemente en la juventud, los pecados de tu juventud pueden perturbar tu conciencia en tu vejez. Muchos j�venes que son activos y aventureros en el calor de su juventud, reciben esos golpes y magulladuras corporales que les duelen hasta el d�a de su muerte. Una segunda circunstancia notable es esta, que este joven Ab�as era bueno en la casa de Jeroboam. Por tanto, obs�rvese que es un gran elogio que los hombres conserven su bondad mientras viven en lugares y familias malos. Ser un santo en la familia de Ner�n es muy loable. Y la raz�n de esto es,

1. Porque muchos de los hijos de Dios han fallado y han disminuido gran parte de su bondad en lugares malos. �C�mo cay� Pedro en el sal�n del sumo sacerdote! aunque cuando estaba en buena compa��a era celoso, all� negaba a Cristo.

2. Porque es una clara evidencia de la sinceridad de la bondad de un hombre, ser bueno en un mal lugar. Esto muestra que tu gracia es gracia en verdad, cuando tienes desaliento para ser bueno y luego eres santo. De ah� aprendan el poder y la libertad de la gracia salvadora; la gracia mantiene al hombre bueno en los peores momentos. Nehem�as en la corte de Artajerjes, Abd�as en la corte de Acab, Daniel en la casa de Nabucodonosor, los santos en la casa de Ner�n y Ab�as en la casa de Jeroboam, el imp�o e id�latra.

Aunque sea algo encomiable ser bueno en lugares malos; Aunque debes lamentarte de vivir en lugares malos, es tu miseria, pero no tu pecado; as� hizo Isa�as, ��Ay de m�! porque estoy perdido; porque soy hombre de labios inmundos, y en medio de labios inmundos habito �. Por lo tanto, podemos deducir que es nuestro deber, cuanto m�s malo sea el lugar o la familia donde Dios ha echado tu morada, mejor y m�s inocente deber�as esforzarte por ser; Con esto adornar� su profesi�n, cerrar� la boca de los adversarios, seducir� y ganar� a otros para abrazar el cristianismo.

Entonces, ciertamente, es una vana s�plica para los hombres que disculpen su maldad, porque viven en lugares malos; esto fue culpa de Abraham, excusar su mentira estando en Gerar. S�neca culpa a los hombres de echar la culpa de su maldad al lugar donde viven. �No soy ambicioso por naturaleza, pero ning�n hombre que viva en Roma puede ser de otra manera. No soy dado a la ropa rica y costosa, pero debo hacerlo cuando est� en Roma.

�Es la maldad de tu coraz�n, y no el lugar lo que te hace mal; ning�n lugar, aunque nunca tan bueno, puede eximir a un hombre del pecado; los �ngeles pecaron en el cielo, Ad�n en el para�so, Judas en la familia de Cristo, y ning�n lugar, aunque nunca tan malo, puede excusar a un hombre del pecado. Si es tan digno de elogio ser bueno en lugares malos, entonces es abominable ser malo en lugares buenos, ser puercos sucios en un prado hermoso. �Oh, cu�ntos son malos en las familias buenas, que desprecian los buenos consejos y odian los deberes de la religi�n en las familias religiosas! ( C. Amor. )

Gracia con sus diferentes grados

Dios no solo toma nota con exactitud, sino que tambi�n aprecia tiernamente y recompensa con gracia los comienzos m�s peque�os y las medidas m�s d�biles de la gracia, que obra en los corazones de su propio pueblo. Podr�a producir una nube de testimonios para confirmar este punto. Nuestro Salvador Cristo dijo que "no quebrar� la ca�a cascada, ni apagar� el p�bilo que humea". Observe, no se dice, el roble fuerte no se romper�; pero la ca�a cascada no se romper�. Cristo considera los brotes verdes, as� como los frutos maduros y crecidos. Al comenzar la doctrina, me esforzar� por aclarar estas dos cosas:

1. Que algunos del pueblo de Dios tienen medidas d�biles y peque�os comienzos de gracia.

2. Aunque haya un poco de gracia, Dios la considerar� y la recompensar�.

1. Que algunas personas del pueblo de Dios tienen solo un poco de gracia, solo tienen los comienzos de la gracia obrados en sus almas. En el manejo del cual hay tres cosas:

(1) La verdad de la proposici�n puede ser corregida por las Escrituras.

(2) Dar� notas de descubrimiento, para conocer a aquellos que tienen peque�as medidas de gracia obradas en ellos.

(3) Y luego muestre por qu� Dios, en Su sabidur�a, no permitir� que Su pueblo tenga la misma fuerza y ??estatura en gracia. �C�mo parece que algunos del pueblo de Dios son d�biles en gracia?

1. Por los diferentes nombres y t�tulos que se dan a los cristianos en las Sagradas Escrituras, argumentando que son de diferente medida y crecimiento de la gracia.

(1) Algunos son llamados hombres fuertes y otros d�biles.

(2) Algunos son llamados beb�s en Cristo, y otros llamados hombres adultos.

(3) Algunos son llamados �rboles de justicia, plantas de renombre, que crecen como cedros en el L�bano; otros no son m�s que una ca�a cascada. Algunos son cabritos del reba�o de Cristo y yambos.

2. Por la analog�a que existe entre las diferencias espirituales y naturales de edad, fuerza y ??estatura en el hombre; las Sagradas Escrituras establecen exactamente todos los diferentes grados de gracia bajo la semejanza de las diferentes edades de los hombres.

(1) Hay una formaci�n de Cristo en el coraz�n y, por tanto, una concepci�n espiritual.

(2) Hay quienes son reci�n nacidos en Cristo.

(3) Hay algunos que han avanzado desde la infancia hasta la juventud.

(4) Hay algunos que son adultos en Cristo, ancianos. Y todo esto establece los diferentes grados de gracia que hay en los cristianos, algunos tienen menos y otros m�s.

Una segunda pregunta, �c�mo puede un hombre conocerse a s� mismo, que tiene una peque�a medida y un peque�o comienzo en la gracia?

1. Para depender mucho de los deberes, argumenta que eres d�bil en gracia. Un cristiano joven es como un carpintero joven, hace muchas astillas y tiene muchos golpes, pero no hace un trabajo tan suave como un carpintero experimentado, que har� menos astillas y con menos golpes trabajar� mejor; tan j�venes cristianos, est�n mucho en el uso del deber, pero tienden a confiar en el deber; piensan que los deberes los hacen santos, y tienden a convertirlos en salvadores de sus deberes. Los cristianos j�venes son,

(1) afectuoso en sus deberes, y

(2) frecuentes en sus funciones;

(3) y no ven sus fallas en sus deberes, por lo que son aptos para descansar en sus deberes.

2. Un cristiano d�bil no se percata claramente de las fallas cercanas y espirituales que se adhieren a sus actuaciones. �l ve sus dones y se da cuenta de sus afectos, pero no ve la vanidad de su mente, la torpeza de su mente, la torpeza de sus fines, su dependencia carnal de su deber, su amor propio y su vanidad. gloria. Un cristiano experimentado se dar� cuenta tanto de su falta en el deber como de su habilidad en �l.

3. Tener una conciencia escrupulosa sobre asuntos de indiferencia, argumenta un cristiano d�bil; porque as� los llama el ap�stol, d�biles en la fe, los que ataron la conciencia cuando las Escrituras la dejaron libre. Un creyente pens� que pod�a comer cualquier cosa, y otro dudaba de la legalidad de comer cosas diversas. A los que dudaban, el ap�stol los llama d�biles; y la conciencia d�bil tiende a contaminarse. No conocer nuestra libertad, y abusar de nuestra libertad, es un argumento que tenemos pero poca gracia.

4. Estar tan concentrados en los ejercicios de la religi�n como para descuidar nuestros llamamientos particulares, es una se�al de que somos d�biles en gracia. Fue un buen dicho del famoso hombre de Dios, el Dr. Sibs: "Me gusta ese cristiano bien, que oir� mucho y vivir� mucho, que orar� mucho y trabajar� mucho". En los j�venes conversos, sus afectos son fuertes y conmovedores, y piensan que nunca pueden escuchar lo suficiente, y muchas veces descuidan los deberes de sus llamamientos, que discuten su debilidad y enfermedad. Un cristiano adulto experimentado es regular en su vocaci�n general y particular; para que uno no se empuje ni estorbe al otro.

5. Tener a las personas de los hombres en admiraci�n argumenta debilidad en la gracia; tales eran los corintios, que admiraban a las personas de los hombres. Un cristiano s�lido ama a todos los buenos ministros y no puede despreciar a nadie.

6. Ser f�cilmente seducido y conducido al error argumenta debilidad en la gracia. Aquellos que el ap�stol llama "ni�os, que son sacudidos de un lado a otro, y llevados con todo viento de doctrina". La debilidad de la cabeza argumenta que la gracia no es muy fuerte en tu coraz�n.

7. Aquellos que s�lo est�n familiarizados con los principios comunes de la religi�n, sin profundizar en las profundidades y misterios de la religi�n.

8. Los cristianos d�biles son fuertes en el afecto, y no en el juicio, por lo general tienen m�s calor que luz; los cristianos j�venes son como caballos j�venes, tienen mucho metal, pero no son tan aptos para un viaje, porque no son tan minuciosos: hay muchos cristianos que tienen mucho celo y cari�o, pero no son s�lidos en su juicio; pero esto argumenta mucha debilidad en la gracia.

9. Un cristiano d�bil es aquel que no puede soportar la reprensi�n. El clima brusco descubrir� si eres de cuerpo d�bil o sano. No os desanim�is, pues, que disciernen en vosotros mismos peque�as medidas de gracia; mira tus necesidades e imperfecciones, para crecer en la gracia y no contentarte con ninguna medida; pero no mires los peque�os comienzos en la gracia, como desaliento para ti. Cuando vea en un campo un gran roble, puede decir que este gran �rbol fue una vez una peque�a bellota.

Aquellos cristianos que ahora no son m�s que ramitas, pueden ser en el futuro cedros altos. �Por qu� Dios lo ordena y ordena de tal manera que entre Su propio pueblo no todos sean de la misma estatura en Cristo, pero hay algunos de ellos en quienes s�lo se hallar�n los comienzos de la gracia?

Es cierto, no es con la regeneraci�n como lo fue en la creaci�n; no es con los �rboles de la justicia como lo fue con los �rboles del para�so, que fueron creados todos perfectos al principio; pero no es as� en la obra de la gracia, no estamos perfectamente santificados, ni a la vez, sino que somos perfectos. santidad en el temor de Dios, y eso por grados; y Dios ha dado a algunos de su pueblo solo peque�os comienzos y medidas de gracia, y por estas razones:

1. Poner una diferencia entre nuestro estado en la tierra y nuestro estar en el cielo. En el cielo todos tendremos la misma estatura en gracia, aunque se discute que hay diferentes grados de gloria. Pero en el cielo todos los esp�ritus de los justos ser�n perfeccionados, y all� todos llegaremos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Todos los creyentes aqu� son justificados por Dios por igual.

Dios no absuelve al fuerte y culpa al d�bil, pero la justificaci�n es igual para todos, pero nuestra santificaci�n no es igual; pero cuando vengamos al cielo, nuestra santificaci�n ser� entonces como nuestra justificaci�n es ahora, es decir, perfecta e igual, tendremos no s�lo una perfecci�n de partes, sino de grados.

2. Esto es para hacer que los hombres vivan en una dependencia continua del influjo Divino y los suministros del Esp�ritu de Dios.

3. Por el mayor ornamento del cuerpo m�stico de Cristo. En un cuerpo natural, si todos los miembros tuvieran el mismo tama�o, el cuerpo ser�a monstruoso: pero el cuerpo est� tan proporcionado en sus diferentes miembros, que los menores se vuelven �tiles para los mayores, y as� todos cumplen ordenadamente sus operaciones mutuas. . Como en la m�sica, no habr�a armon�a si las cuerdas fueran todas del mismo tama�o; pero una cuerda es el bajo y la otra los agudos, lo que hace que la m�sica sea m�s melodiosa; as� es en la gracia, los diferentes grados de gracia hacen que el cuerpo de Cristo sea m�s armonioso. Est� aqu� como en una curiosa labor de costura; si todas las sedas fueran de un solo color, no expondr�a la obra con tanto brillo y amabilidad como la variedad de colores.

4. Hacer que el pueblo de Dios vea la necesidad de mantener juntos el compa�erismo y la comuni�n, para edificarse y fortalecerse unos a otros. No habr�a necesidad de un discurso cristiano ni de una santa comuni�n, si nuestra debilidad no lo requiriera.

5. Para exponer la gloria de Dios en todos Sus gloriosos atributos.

(1) Este tama�o diferente de la gracia en los cristianos, glorifica la misericordia de Dios y la gracia gratuita de Dios, quien cuando hay algunos cristianos que tienen una peque�a gracia, Dios recompensa esas peque�as medidas de gracia con grandes medidas de gracia. gloria.

(2) Esto magnifica el poder de Dios, quien, cuando somos d�biles, sin embargo, el gran Dios manifiesta Su poder en nuestra debilidad, s�, Su fuerza se perfecciona en la debilidad. Y por eso Pablo agrega ( 2 Corintios 12:10 ), �Porque cuando soy d�bil, entonces soy fuerte, es decir, en Cristo. Es por el poder de Dios que se preservar� la menor medida de gracia. Y as� como el poder de Dios se ve en la preservaci�n de una peque�a gracia, tambi�n se ve en el aumento de la peque�a gracia.

(3) Dios por medio de la presente glorifica Su sabidur�a. As� como la sabidur�a de Dios se demuestra en el mundo por la variedad de criaturas, que no son todas del mismo tama�o y tama�o, sino algunas m�s grandes y otras menores: as� en la Iglesia de Dios aparece Su sabidur�a, que algunos cristianos son de mayor y menor tama�o. algo de una menor medida de gracia. Examina toda la creaci�n y encontrar�s la sabidur�a de Dios en la variedad de criaturas.

En los cielos hay luces mayores y menores. En el aire, la gran �guila y el peque�o gorri�n: en la tierra, el elefante y el perrito: entre los reptiles, est� la gran serpiente y el peque�o pismiro: entre las verduras, el alto cedro y el hisopo en la pared. . Que en la Iglesia se encuentran m�s cristianos d�biles que fuertes, m�s conversos j�venes que cristianos viejos y adultos.

Como en un bosque hay m�s brotes j�venes que �rboles viejos, en un jard�n hay m�s brotes j�venes que ra�ces viejas, en el mundo hay m�s ni�os peque�os que ancianos. En N�nive hab�a ciento veinte mil ni�os, pero no hab�a tantos ancianos. Por cuanto las cosas son perfectas, por tanto son menos. Mire entre otras criaturas, las que son de mayor masa son de menor n�mero, ya que en el mar hay m�s peces j�venes y peque�os que grandes ballenas; en la tierra las cosas m�s peque�as son innumerables; en el aire hay m�s enjambres de moscas que bandadas de p�jaros; as� que en la Iglesia de Dios hay m�s conversos j�venes y d�biles que cristianos viejos.

Que hay muchos que tienen medidas d�biles y peque�os comienzos de gracia, que han estado mucho tiempo bajo la profesi�n de religi�n y bajo los medios de la gracia; tales eran los hebreos, �que por el tiempo que deb�an ser maestros, pero ten�an necesidad de que se ense�ara de nuevo, cu�les son los primeros principios de los or�culos de Dios, y han llegado a ser los que tienen necesidad de leche y no de carne fuerte �; y puedo acomodar a este prop�sito el discurso de Cristo: �Muchos primeros ser�n postreros, y los postreros ser�n primeros.

�Hay muchos que salieron temprano, y dieron como si fuera el primer paso en la profesi�n de religi�n, y otros los han superado, que salieron tras ellos. Muchos que tienen medidas de gracia d�biles, han estado por mucho tiempo bajo los medios de la gracia. No se trata de cu�ntos a�os has sido profesores, sino de qu� experiencia y juicio has obtenido bajo las ordenanzas.

Que los creyentes no deben quedarse satisfechos con las peque�as medidas de gracia que han recibido; aunque un poco de gracia pueda llevarte al cielo, no debes aceptarla; pero si tienes un poco de gracia, trabaja por m�s; y para avivarlo, considere:

1. Las peque�as medidas de gracia no son tan sensibles y evidentes para ustedes; las cosas peque�as, porque son peque�as, no se ven: Puede haber poco polvo flotando arriba y abajo en el aire, pero porque es peque�o, no lo vemos: esta es la raz�n por la que los cristianos dudan; la gracia es poca y, por tanto, no se discierne.

2. Considere que peque�as medidas de gracia, aunque pueden llevarlo al cielo, porque no son tan �tiles para los dem�s; un cristiano d�bil no puede hacer mucho bien en la conversaci�n cristiana, porque quiere juicio y experiencia en los caminos de Dios; y por lo tanto, tales no deben ser recibidos en disputas dudosas, sino que deben ser soportados con ellos. Los cristianos espirituales y fuertes son los m�s �tiles. Los j�venes conversos no son aptos para algunos ejercicios sobre religi�n; no sirven para fortalecer a otros.

3. Ni las peque�as medidas de gracia son tan honorables para Dios. Dios es glorificado cuando su pueblo da mucho fruto. Es nuestro deber mejorar esas peque�as dosis de gracia que Dios nos ha dado. Y considera, al que es fiel en lo poco, Dios lo har� gobernar sobre mucho. El uso de la gracia lo aumentar�; sin embargo, si tu gracia aumenta, atribuye todo a Dios, es la libra de Dios, y tus dolores no han ganado. Sirve de consuelo a los cristianos d�biles, a los j�venes de Ab�as, en quienes se encuentra poco bien.

H�gales saber a los tales para su comodidad:

1. Aunque tu gracia sea peque�a en cantidad, tiene mucho valor. Una perla, aunque peque�a en sustancia, sin embargo, es de gran valor: por eso, un poco de gracia es de gran valor; el coraz�n del imp�o no vale nada; puede que tengas mucho conocimiento y aparente gracia, pero ning�n valor real. Una tienda llena de barriles no har� rico a un hombre, a menos que esos recipientes est�n llenos de mercanc�as; Los dones como para el cielo no son m�s que la madera de un cristiano, es la gracia lo que lo hace rico para con Dios.

2. Aunque tu gracia sea peque�a por el presente, sin embargo crecer� en mayor medida en el futuro. El peque�o grano de semilla de mostaza (la menor de las semillas) con el tiempo crecer� hasta convertirse en un �rbol.

3. La peque�a medida de gracia que una vez comenz� en el alma se perfeccionar�. Dios no quebrar� la ca�a cascada, ni apagar� el p�bilo que humea, hasta que el juicio sea perfecto en la victoria.

4. El cristiano m�s d�bil tiene gracia para la calidad, aunque no para la cantidad: aunque tu gracia no sea tanto, es tan verdadera como los dem�s: aunque sea un converso de ayer, sin embargo, la gracia es tan verdadera como si fuera un antiguo luchador en la religi�n. La fe es igualmente preciosa en todos los creyentes por la calidad, aunque no por la cantidad. La fe en todos los creyentes es igual.

(1) Respecto al Autor, Dios.

(2) El objeto se aferra al mismo Cristo.

(3) Los medios para trabajarlo son los mismos.

(4) El fin tiene la misma salvaci�n del alma ( 1 Pedro 1:9 ).

(5) Dios no pondr� a prueba tu d�bil gracia m�s all� de tus fuerzas. Dios debatir� con �l en medida, detendr� Su viento �spero en el d�a de Su viento del este.

(6) Toma esto para tu comodidad, la menor medida de gracia es suficiente para llevarte al cielo.

1. Considere que las cosas meramente necesarias y suficientes para mantener una vida natural no contentar�n al hombre; �Qu� hombre est� contento, aunque tiene ropa suficiente para ocultar su desnudez y comida suficiente para mantener unidas la vida y el alma, pero desea no solo ropa para la desnudez, sino adornos y solo comida para el hambre y la necesidad, sino tambi�n el deleite? Ahora bien, �ser�n los hombres ilimitados en cuanto a sus deseos de las cosas exteriores, y se sentar�n y dir�n que tienen suficiente para las cosas celestiales?

2. Considera, si te contentas con una peque�a medida de gracia, aunque tendr�s el fruto de tu gracia cuando mueras, sin embargo, querr�s el consuelo de tu gracia mientras vivas. Es la fuerza de la gracia la que da seguridad; la gracia d�bil llevar� tu alma al cielo, pero es la fuerza de la gracia la que traer� el cielo a tu alma. La obra de la justicia ser� paz, y el efecto de la justicia ser� tranquilidad y seguridad para siempre.

La segunda advertencia es: No tomes esas cosas como evidencias de la verdad de la gracia, que son evidencias �nicamente del crecimiento y la fuerza de la gracia. Los conversos d�biles se envuelven en un laberinto de miseria, juzg�ndose a s� mismos por aquellos s�ntomas que son evidencias s�lo de la fuerza de la gracia. No debes juzgarte a ti mismo si est�s en estado de gracia por esto; como si tuvieras gozos arrebatados y consolaciones del Esp�ritu Santo: estas son las cosas que Dios complace a unos pocos, y a los de larga data en la escuela de Cristo.

En una escuela, un erudito no debe compararse con uno de los m�s altos: si quieres juzgar la verdad de tu gracia, juzga por la medida m�s baja. La raz�n por la que los cristianos hip�critas y humildes se equivocan es la siguiente: los hip�critas juzgan que tienen gracia porque tienen dones, y los cristianos d�biles juzgan que no tienen gracia porque no encuentran en ellos medidas de gracia como las hay en los dem�s.

No solemos decir que no es de d�a porque no es mediod�a. Es desagradecimiento a Dios, y falta de caridad hacia nosotros mismos, argumentar la nulidad de la gracia por su debilidad. No concluya que tiene peque�as medidas de gracia, porque tiene peque�as medidas de consuelo; esto es culpa de los j�venes conversos; miden su gracia con su comodidad, que es una regla falsa y enga�osa; el crecimiento de la gracia no se mide por la obra del gozo: la dulce flor del gozo puede caer, cuando el fruto de la gracia puede brotar; s�, a veces los cristianos de la mayor medida de gracia pueden tener la menor medida de consuelo; y todo para hacernos saber que as� como el ser y el ejercicio, as� los consuelos de nuestras gracias, provienen de la gracia gratuita.

No concluyas poco la medida de tu gracia, porque tienes una peque�a medida de dones. Los dones son cuestiones de tiempo y experiencia, y el fruto de estudios aprovechados por la fuerza de las partes naturales. Un hombre puede tener una invenci�n r�pida y fecunda, un juicio profundo, una memoria retentiva, una elocuci�n clara y cosas por el estilo, y sin embargo, ninguna de estas cosas pueden ser argumentos de gracia, sino que todas son dotes naturales.

Los dones pueden ser altos y la gracia puede ser baja.

1. Consolaos a vosotros mismos, cristianos d�biles, porque ten�is un Dios fuerte. En Jehov� hay fuerza eterna.

2. Tienes un Salvador fuerte, aunque tu gracia es d�bil; sin embargo, puede salvar perpetuamente a los que por �l se acercan a Dios.

3. Te acuestas bajo una Palabra fuerte, que es capaz de llevar a cabo la obra de gracia que ha comenzado en ti. La Palabra de Dios, aunque sea locura para los que se pierden, es poder de Dios para los que se salvan.

4. Eres d�bil, pero est�s sobre una base segura.

5. Los creyentes d�biles son asistidos por un Esp�ritu fuerte. El Esp�ritu de Dios no es solo un Esp�ritu de gracia y de s�plica, sino que tambi�n es un Esp�ritu de poder. Llego ahora a la segunda parte, que es esta, que Dios toma nota exactamente, aprecia tiernamente y recompensa con gracia los comienzos m�s peque�os y las medidas m�s peque�as de gracia en los corazones de su pueblo.

En el procesamiento de este punto, proceder� con este m�todo.

1. Probar� la verdad.

2. Tambi�n me esforzar� en darle los fundamentos del presente y luego presentar la solicitud.

Primero, que Dios aprecia as� los peque�os comienzos de la gracia aparecer�, si consideramos,

1. Estos ejemplos de las Escrituras, Mateo 12:20 . No apagar� el lino humeante, es decir, mediante la figura meiosis (como ya he mostrado) lo encender�. No quebrar� la ca�a cascada, es decir, la fortalecer�. Dios no s�lo mira a la llama, sino al humo de la gracia; no la fruta madura, sino los tiernos cogollos.

2. La verdad de este punto puede ser demostrada por esas promesas dulces y llenas de gracia que Dios ha hecho a la gracia aunque d�bil. Te dar� uno en lugar de muchos, mencionado por el profeta Isa�as, ��l apacentar� su reba�o como un pastor, recoger� los corderos con su brazo, y los llevar� en su seno, y conducir� gentilmente a los que est�n con las cr�as. "

3. Por los consejos que Cristo nos da, c�mo debemos llevarnos nosotros mismos a los d�biles, es decir, utilizarlos con toda ternura. �Por qu� aprecia Dios la m�s m�nima medida de gracia en su pueblo? Porque la m�s m�nima medida de gracia es de gran valor; la menor gracia, y la menor medida o grado de ella, es la compra de la sangre de Cristo y el m�rito de sus grandes sufrimientos.

La chispa m�s peque�a de un diamante es preciosa; las perlas y las piedras preciosas son peque�as en cantidad, pero grandes en calidad y estima. El menor grado de gracia es la obra de Dios, y Dios no abandonar� Su propia obra. La poca gracia es de la misma naturaleza y excelencia con el mayor grado de gracia; porque as� como las mismas limaduras de oro son de la misma naturaleza que el oro, as� la menor medida de gracia es la gracia.

La fe de todos los creyentes es la misma fe espec�ficamente, aunque no la misma gradualmente; su fe es igualmente preciosa en todos, pero no igualmente fuerte. Porque Dios es autor tanto de la gracia d�bil como de la fuerte. Salom�n da una buena regla de por qu� los ricos no deben menospreciar a los pobres, porque Dios es el Autor y Hacedor de ambos. El Se�or perfeccionar� Su obra que concierne a Su pueblo, es decir, perfeccionar� y alentar� los m�s peque�os comienzos de gracia, porque la gracia es Su obra en Sus siervos.

Es un muy buen argumento en la oraci�n: Se�or, no abandones la obra de tus manos. La propiedad es la base del amor, el cuidado y la ternura: como un hombre mira a un ni�o d�bil, porque es su hijo, y repara una casa d�bil, porque es la casa donde habita. Y esa es la tercera demostraci�n del tierno cuidado de Dios por su pueblo, que la menor medida de gracia no sea abandonada ni abandonada, porque Dios es el autor de ella.

Una cuarta raz�n puede extraerse del pacto de gracia, cuya naturaleza y tenor es aceptar con sinceridad en lugar de perfecci�n, deseos de obras, prop�sitos de actuaciones, centavos por libras y �caros por millones; y, por tanto, Dios aceptar� y recompensar� la m�s m�nima medida de gracia, es decir, con verdad y sinceridad. Si Dios aprecia y recompensa la m�s m�nima medida de gracias, entonces se seguir� que Dios se dar� cuenta de los pecados m�s peque�os para castigarlos.

Aquel que mira con gracia a los mismos amigos de la gracia, tambi�n observar� con justicia a los amigos de la corrupci�n en Su propio pueblo. Aprendan de aqu� que en los cristianos de mayor crecimiento hacia los d�biles debe ser la misma mente que en Cristo Jes�s; quien, aunque es m�s alto que el m�s alto, mira a los pobres y humildes sin desd�n, y nosotros tambi�n. Aprende de aqu�, inclina a Dios con tranquilidad y gradualmente lleva adelante en el coraz�n de su pueblo la obra de la gracia hacia una mayor perfecci�n.

Hongos y cosas sin valor semejantes, como la calabaza de Jon�s, pueden brotar en una noche; pero las cosas m�s importantes son las de mayor crecimiento antes de llegar a la perfecci�n. Y, por tanto, que los j�venes conversos aprendan de ah� que no se desanimen.

Las obras de Dios, tanto de la naturaleza como de la gracia, se perfeccionan gradualmente.

1. Aunque Dios considera la menor medida de gracia, no dejes que esto te haga indiferente a crecer en gracia.

2. Aunque tengas un poco de gracia, no la desprecies ni la menosprecies. No desprecies el d�a de las peque�as cosas en tu alma. No pises el racimo de uvas, ni el mosto en el racimo, sino di, hay una bendici�n en �l. ( C. Amor. )

Versículo 16

Jeroboam, quien pec� y quien hizo pecar a Israel.

El pecado de hacer pecar a otros

1. Aqu� vemos la tendencia del pecado a producir pecado - a seguir propagando el pecado; aqu� est� la conexi�n entre el primer pecador, quien pone la cosa en movimiento - una conexi�n, clara a los ojos de Dios - entre �l y el resultado mismo de la muchacha. La Biblia no crea esto, ese libro no es responsable de ello; porque si no tuvieras la Biblia, o si la descartaste por completo, todav�a existe el hecho en la naturaleza de las cosas.

La gente de hoy en d�a est� perpetuamente deseando que nos mantengamos alejados de la revelaci�n sobrenatural y que nos mantengamos firmes en lo natural. Muy bien. Ve�moslo ahora de esa manera. Quiero decir que es el curso natural de las cosas. Si hay un Dios o no, no altera la cuesti�n. Deje eso de lado por el momento y escuche la realidad tal como se ve entre nosotros. Es un hecho obvio y absoluto, venga de donde venga, que los hombres malos son hombres malos: lo corrupto produce corrupci�n, y el pensamiento, la palabra o el acto malvados ejercen una influencia y se propagan.

Tomemos a un hombre que est� muerto y enterrado, y que ha estado en su tumba cien a�os, y se puede concebir que su mente entre en contacto directo con las mentes de la generaci�n actual y produzca una influencia corruptora sobre ellas. Bien, entonces, imaginen a un hombre: imag�nense a s� mismos como el escritor de un libro popular, con el objetivo de volcar la fe de los j�venes, los indiscretos y los ignorantes. Supongamos que un hombre as� escriba un libro as� que contin�a circulando de generaci�n en generaci�n; copias de �l se multiplican y env�an.

Las mentes j�venes entran en contacto con �l; estas mentes est�n corrompidas por �l; son contaminados y alejados de la fe, renunciando a su confianza en Dios, y quiz�s seducidos a lo que es inmoral. �No ves que aunque lleva muerto doscientos o trescientos a�os, este autor tiene todav�a una presencia viva en la sociedad? Su mente est� entrando en contacto con otras mentes vivientes; y as�, aunque muerto, todav�a habla - habla contra Dios - habla con blasfemia - habla para corromper - y los hombres son as� corrompidos y ense�ados a blasfemar, y as� vive, habla y opera hasta el presente. d�a por la impresi�n y publicaci�n de esa obra.

2. Quiero que vea, a continuaci�n, que no hay ayuda para esto. Sobre principios puramente naturales, no se puede evitar. Si pudieras conseguir que todos los lectores de Tom Paine renunciaran a sus libros malos y estuvieran de acuerdo en que todos deber�an ser quemados, �no ser�a un milagro? �Me gustar�a que intentaras hacerlo! Pero debes hacer m�s que eso: no solo debes destruir los libros, sino que debes aniquilar todas las impresiones en sus recuerdos y en sus corazones que han dejado los libros de este hombre, si quieres detener la influencia maligna que �l ha puesto en movimiento. pecando y ense�ando a otros a pecar.

3. Si un hombre malo, un hombre que se ha pecado a s� mismo y que ha ense�ado a otros a pecar, sedujo a los inocentes, socav� los cimientos de la virtud, destruy� la fe religiosa de los hombres, suponiendo que tal persona llegue a un mejor mente; suponiendo que su coraz�n haya cambiado y se convierta en un creyente arrepentido. Nunca podr�a deshacer lo que hab�a hecho por la gran masa de aquellos sobre quienes hab�a ejercido una mala influencia; y cuando quer�a deshacer lo que hab�a hecho y ejercer una buena influencia, ellos simplemente recib�an sus palabras con burla e iban por el camino que �l les hab�a guiado al principio.

Pero incluso esto no se pudo hacer. Sabes que ser�a imposible para un hombre que ha ejercido una mala influencia sobre los dem�s reunirlos y as� razonar con ellos. �No! Antes de que llegue a esa mente mejor, algunos de los que fueron sus asociados, y en quienes ha influido para el mal, est�n muertos y fuera de su alcance. Otros se han ido al otro lado del mundo; y est�n fuera de su alcance. No puede encontrar d�nde est�n estas multitudes; y ellos, por lo que hizo, han influido en otros, y otros han vuelto a influir; y la cosa ha continuado, y no le corresponde a �l conocer sus ramificaciones y sus consecuencias. Ahora bien, este es el "curso de la naturaleza" y no puedes evitarlo.

4. Ahora quiero que vuelvas a hacer una suposici�n por el bien de la argumentaci�n. Suponiendo que deber�a haber una vida futura; y suponiendo que, despu�s de la muerte, las almas de los hombres se despierten a una nueva vida, con todos los recuerdos de esto, �con todos los recuerdos de esto? La �nica diferencia, con toda probabilidad, es que se liberar�an de lo que aqu� oscurece el juicio - de lo que aqu� enga�a la mente - y de lo que aqu� se esconde al hombre de s� mismo - y de lo que le oculta las caracter�sticas y propiedades. de su pecado.

Supongamos que se despertar� en otra vida, que ver� las cosas como son en s� mismas y ver� a las personas como son; y, tal vez, �ser capaz de ver y rastrear la conexi�n entre su pecado y el pecado de otros? Supongamos que podr� ver y rastrear la influencia de generaci�n tras generaci�n, del mal que hizo y de la influencia que puso en movimiento. Suponiendo que despertara, en esta otra vida, a una percepci�n moral de lo que hizo mientras estaba vivo, y de lo que contin�a haciendo por las influencias que luego puso en movimiento, y que continu� siendo un poder en el mundo despu�s de su muerte. hab�a partido? Bien ahora; �Solo piensa en un hombre que se despierta con eso! �D�nde va a terminar, suponiendo que el esp�ritu humano se despierte a eso? Debes tomar tu elecci�n; ese, creo, es el hecho real del caso.

�Debes elegir, mirando la naturaleza, el curso de las cosas, los hechos reales, espantosos, terribles de nuestra existencia! Debes elegir entre dos cosas: o que no hay nada m�s que la naturaleza, o que hay un curso fijo de las cosas, y debemos mirar hacia adelante, tanto en este mundo como en el pr�ximo; y, conf�a en ello, la naturaleza nunca enga�a con respecto a esos grandes instintos que ha plantado en todas sus criaturas.

No hay instinto, en todo ser animado, que no tenga un bien apropiado. Solo digo esto. Haz tu elecci�n. Debes creer que la naturaleza es todo lo que tienes, o debes creer que Dios en Su misericordia y gracia, y mirando hacia abajo en nuestra condici�n en su estado natural de pecado, ha hecho algo por encima de la naturaleza para alcanzarnos - para guiarnos hacia arriba. �para darnos esperanza!

5. El Evangelio viene para destruir las consecuencias espirituales de su pecado y, mediante el arrepentimiento y la fe en Dios, para darles una esperanza en la misericordia y salvar sus almas; pero mientras sigas infiel, sigues sujeto al curso de la naturaleza; y cualquier consecuencia del pecado que hayas tra�do sobre ti mismo debe llevarse a la tumba contigo, y el Evangelio no te ayudar� a salir de ella.

Si arruinas tu salud por el vicio, o tu car�cter por el crimen, puedes arrepentirte y Dios te salvar�, y la interposici�n de su gracia santificar� tu alma y podr�s llegar al cielo; pero no te dar� salud, ni destruir� las consecuencias que el pecado ha tra�do a tu cuerpo; no te colocar� en la sociedad donde estabas perdido; a�n se te recordar� como un hombre criminal y deshonesto, mientras vivas; y aunque la gente se regocije por tu conversi�n y espere lo mejor, nunca estar�s en el mismo lugar en el que estabas en la sociedad.

�Nunca! Hay otra cosa a la que estoy obligado a someterme. No lo entiendo. Es una cuesti�n de fe, y digo que no s� c�mo puede ser, pero creo que lo es, de una forma u otra. Es decir, yo creo esto, que un gran pecador, que ha llevado a muchos al pecado y ha sido el medio de la destrucci�n total y la corrupci�n de muchos, de manera influyente, bueno, es un gran misterio, pero �Creo que el Evangelio es tal, que la gracia de Dios puede operar de tal manera que esa alma pueda disfrutar del reposo en el futuro! Es maravilloso pensarlo; pero creo que el Evangelio hace una provisi�n para ello, creo que est� dentro de los recursos de la misericordia omnipotente de Dios, que esa alma pueda ser feliz en Dios, �a pesar de que las consecuencias de su pecado contin�an da�ando a otros! �l ir� a la tumba lament�ndose por eso; pero entonces su alma entrar� en reposo, aunque estas consecuencias a�n contin�an. (T. Binney. )

Versículo 27

El rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce.

Escudos de oro y bronce

Salom�n en su reinado decor� su tribunal de justicia, llamado la casa del bosque del L�bano, con trescientos escudos de oro batido. Estos escudos de oro colgaron all� hasta el reinado de su hijo Roboam, cuando Sisac, rey de Egipto, subi� y saque� Jerusal�n. Cuando hubo quitado estos escudos de oro, Roboam hizo escudos de bronce o de cobre para sus lugares vac�os; y cualquiera que sea la molestia que se haya tomado para asegurar los escudos de oro, entreg� sus escudos de bronce al cuidado de un guardia de confianza. "Y cuando el rey entr� en la casa del Se�or, la guardia los desnud� y los llev� a la c�mara de guardia".

1. El reino de Israel era una figura de ese reino real que todo hombre posee, �l mismo, con alg�n principio bueno o malo que reina sobre sus pensamientos y deseos, su vida y objetivos. Y este reino puede ser como el reino de Salom�n, un reino regulado por un poder noble y sabio, y rico en recursos de una naturaleza buena y capaz. Sus principios protectores e inspiradores pueden ser tan puros y hermosos como escudos de oro; la justicia y la inocencia, la misericordia y la verdad se erigen como escudos resplandecientes dentro de su santuario m�s �ntimo.

Pero si la vida humana tiene alguna lecci�n m�s triste que otra, es la que ense�a que los hombres a menudo se apartan de sus mejores y m�s puros principios y permiten que motivos inferiores y menos nobles los gu�en. Muchos hombres comienzan su vida con un deseo real de ser �tiles y una bendici�n para el mundo, quienes luego se convierten en simples buscadores de riquezas o placeres. El joven brillante y generoso se convierte en un hombre duro y ego�sta; el esp�ritu franco, comprensivo y amable se convierte en el angosto, suspicaz, codicioso y desamor que busca a s� mismo.

Contin�a un proceso de transmutaci�n, pero no del metal m�s b�sico en oro, sino del oro en cobre o bronce. Este incidente es una imagen de este declive de los principios elevados a algo menos noble y desinteresado; es el emblema de ese cambio demasiado com�n entre nosotros, del oro al bronce.

2. Hay un lado de la energ�a de Roboam en hacer escudos de cobre que a veces se parecen pat�ticamente al nuestro: el que muestra la prisa y el entusiasmo con que los hombres se apresuran a ocultar la p�rdida de sus sentimientos m�s elevados; con qu� empe�o se esfuerzan por preservar la apariencia de principios, de magnanimidad y de honor, cuando han perdido su esp�ritu esencial; �Cu�n estrictamente se adhieren a las formas de piedad cuando a menudo su vida se acaba por completo! El bronce bru�ido sustituye al oro puro, y a menudo se parece al oro y pasa por �l, pero carece del verdadero anillo y del brillo inmaculado del metal genuino.

Sin embargo, es importante que aprendamos que la sustituci�n de oro por cobre es algo correcto cuando nuestro oro se ha ido, si no nos enga�amos a nosotros mismos en la creencia de que nuestro bronce es oro, por la p�rdida de la inocencia interior y la pureza de motivo. puede, al menos, ser parcialmente expiado por la constante b�squeda de la bondad y la justicia externas. Es realmente triste apartarse de los mejores principios que poseemos, pero es mucho m�s triste no reparar nuestra p�rdida con la b�squeda de un bien menor.

A veces la bondad parece instintiva y no podemos hacer mal, porque nos llena de un horror invencible; pero cuando tales sentimientos fallan, es prudente resistir el mal por motivos mucho m�s bajos en lugar de entregarnos voluntariamente al pecado. Si no podemos escuchar la voz del amor, es bueno que escuchemos la palabra de mando; Si el deseo pleno no nos impulsa a hacer lo correcto, entonces es prudente utilizar la coacci�n de la ley y la obediencia.

3. Muchos de nuestros sentimientos m�s profundos y puros no parecen capaces de soportar el estr�s de este mundo dif�cil. R�pidamente perdemos muchos de los sentimientos m�s dulces y santos que estaban almacenados en nuestros corazones en la ni�ez; la facilidad para aprender, la paz y la humildad, el sentido de la cercan�a Divina y nuestra dependencia de nuestro Padre Celestial; nuestra reverencia por la verdad y la bondad, y nuestro amor instintivo por la justicia, tienden a desvanecerse bajo la dura luz de este mundo de pecado; pero si nuestros escudos de oro se van, hay sabidur�a en hacer escudos de cobre; equipar nuestras mentes con principios m�s duros y m�s bajos; determinando obedecer la ley de Dios; determinando, al menos, mantener pura nuestra conducta; nuestras manos, si no nuestro coraz�n, limpias; y cumpliendo fielmente nuestro deber entre los hombres.

Es Shishak, rey de Egipto, el principio mundano, el principio de esta vida y sus comodidades, lo que nos roba nuestros escudos dorados. Nos absorbemos en nuestra vida terrenal, con sus placeres y dolores f�sicos, con sus actuales esperanzas y desilusiones, y las fuerzas e influencias superiores pierden su autoridad sobre nosotros; Entonces, �qu� es mejor usar para preservar nuestra religi�n que esos principios m�s bajos, pero m�s necesarios, que nos ordenan que controlemos nuestras vidas terrenales y externas mediante una ley y fuerza divinas, que hacen de la religi�n un deber que tenemos para con Dios, con nosotros mismos? a nuestros semejantes, y fidelidad inquebrantable para enderezar nuestro rumbo fijo, porque debemos sufrir y perecer de cualquier otra manera?

4. Los hombres a menudo cometen el error de abandonar por completo su fe, su religi�n, sus primeros principios y esperanzas, porque pierden su encanto, porque parecen alejados de su vida cotidiana mundana; pero esto es perder sus escudos por completo; se est�n privando por completo de lo que podr�an poseer bajo otra forma; deben tratar de hacer estas cosas al menos un freno a sus vidas, y seguir lo que es correcto y bueno desde el sentido del deber, si no desde el amor.

Es extra�o cu�n preciosas se vuelven tales cosas cuando nos aferramos a ellas de esta manera; Ciertamente es f�cil perder el h�bito de la oraci�n, que en otro tiempo fue un placer para nosotros; o el h�bito de asistir a la casa de oraci�n, que alguna vez fue un gozo, cuando nos sobrevienen influencias frescas y m�s mundanas; pero es notable lo pronto que la oraci�n y la adoraci�n vuelven a ser un gozo, cuando perseveramos en su uso y persistimos en contra de nuestra voluntad en su pr�ctica.

Es f�cil perder nuestros escudos de oro, pero si nos hacemos escudos de cobre y los guardamos con firmeza y cuidado, al final se transmutar�n en oro fino, porque siempre es el que hace las obras el que sabe y encuentra. y ama la doctrina. El camino de regreso a la pureza de coraz�n es mediante la pureza de vida; al amor de los mandamientos de Dios mediante la obediencia a ellos; a la fe, al gozo y a la confianza en las cosas celestiales mediante un firme deber a sus leyes en todo lo que hacemos abajo; y el m�todo por el cual Dios nos restaura nuestros tesoros de oro es haci�ndonos fieles sobre nuestros tesoros de bronce, porque el que es fiel en lo poco, gobernar� sobre muchas cosas. ( WF Stonestreet. )

Versículos 29-31

Ahora el resto de los hechos de Roboam.

El poder y la debilidad de las circunstancias externas en la vida del hombre.

Aunque este hombre vivi� cincuenta y ocho a�os en este mundo, y durante diecisiete a�os ocup� el trono, �qu� poco se dice de �l! Los historiadores inspirados no prestan m�s atenci�n a la vida de los reyes que a la vida de los hombres corrientes.

I. El poder de las circunstancias externas. Si bien estamos lo suficientemente lejos de admitir que el hombre es necesariamente la criatura de las circunstancias, no podemos negar el hecho de que tienden en gran medida a moldear su car�cter y determinar su fortuna. Aqu� los encontramos invirtiendo al hombre m�s despreciable con opulencia mundana y poder real. Algunos hombres amasan riquezas y ascienden al poder mediante una industria h�bil y perseverante.

Pero aqu� ha nacido un hombre para eso. Sus antepasados ??hicieron su puesto por �l. No fue el arquitecto de su propia fortuna. Este es el caso de miles en la actualidad. La experiencia ense�a que obtener riqueza y poder de esta manera es tan indeseable como sin m�rito. Muchos hijos han tenido motivos para maldecir el d�a en que sus padres les legaron una fortuna. Aqu� hay un hombre a quien las circunstancias hicieron rey, que no ten�a nada de rey en su alma.

II. La debilidad de las circunstancias externas.

1. No le dieron sabidur�a ni piedad.

2. No le dieron respeto social. Estamos constituidos de tal manera que no podemos tener verdadero respeto moral por un hombre, por elevada que sea su posici�n, si carece de valor moral. Para las almas verdaderas, los hombres corruptos en un trono son mucho m�s despreciables que si vivieran en chozas de oscuridad.

Conclusi�n:&mdash

1. Que las circunstancias externas de un hombre no son criterios justos para juzgar su car�cter. Considerarlos como tales ha sido la tendencia de los hombres de todas las edades.

2. Las circunstancias externas de ese hombre no necesariamente moldean su car�cter. Las circunstancias en las que se vio arrojada la vida de Roboam no necesariamente lo convirtieron en el hombre vil y despiadado d�spota en que se convirti�. El hecho es que hay un poder soberano en el alma para subordinar las circunstancias externas a su propio inter�s. Puede convertir aparentemente las circunstancias m�s adversas en bendiciones. ( Homilista ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "1 Kings 14". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/1-kings-14.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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