Bible Commentaries
1 Samuel 9

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 6-10

Y le dijo: He aqu�, hay en esta ciudad un hombre de Dios.

Sa�l trajo a Samuel

La Providencia de Dios es un plan maravilloso; una red de muchos hilos, tejidos con maravillosa habilidad. El encuentro de dos convictos en una prisi�n egipcia es un eslab�n vital en la cadena de acontecimientos que convierte a Jos� en gobernador de Egipto; una joven que viene a ba�arse en el r�o preserva la vida de Mois�s y asegura la fuga de los israelitas; la consideraci�n atenta de un padre por la comodidad de sus hijos en el ej�rcito pone a David en contacto con Goliat y prepara el camino para su elevaci�n al trono; la belleza de una ni�a hebrea fascinando a un rey persa salva a toda la raza hebrea de la masacre y el exterminio.

As� que en el pasaje que ahora tenemos ante nosotros. El extrav�o de algunos asnos de los pastos de un granjero hebreo une a los dos hombres, de los cuales uno era el antiguo gobernante y el otro iba a ser el nuevo gobernante de Israel, pero de todos los actores del drama, ninguno alguna vez siente que se interfiere con su libertad de alguna manera. Todos ellos tienen perfecta libertad para seguir el curso que se les recomiende.

As�, maravillosamente, las dos cosas van juntas: la ordenaci�n divina y la libertad humana. C�mo deber�a ser as�, nos desconcierta explicarlo. Pero que es as�, debe ser obvio para toda mente reflexiva. Parec�a deseable que en el primer rey de Israel se unieran dos clases de cualidades, en cierto grado contradictorias entre s�. Primero, debe poseer algunas de las cualidades por las cuales la gente desea tener un rey; mientras que, al mismo tiempo, desde el punto de vista de Dios, es deseable que bajo �l la gente pruebe los males que Samuel hab�a dicho que seguir�an a su elecci�n.

Fue su siervo el que se enter� de Samuel y le dijo a Sa�l que �l estaba en la ciudad, en la tierra de Zuf ( 1 Samuel 9:6 ). Esto no puede dejar de parecernos muy extra�o. Deber�amos haber pensado que el nombre de Samuel habr�a sido tan familiar para todo el pueblo de Israel como el de la reina Victoria para el pueblo de Gran Breta�a.

Pero Saulo no parece haberlo escuchado, como algo extraordinario. �No indica esto una familia que vive completamente fuera de todas las conexiones religiosas, completamente inmersa en cosas seculares, sin escuchar nada acerca de personas piadosas y casi nunca pronunciando su nombre? Es singular cu�n absolutamente ignorantes son los hombres mundanos de lo que sucede en los c�rculos religiosos, si resulta que no tienen ning�n familiar cercano o conocido en el mundo religioso que les lleve la noticia de vez en cuando.

Y como Sa�l viv�a as� fuera de todos los c�rculos religiosos, parece que le faltaba por completo esa gran cualidad que se necesitaba para un rey de Israel: la lealtad al Rey celestial. Aqu� fue donde la diferencia entre �l y Samuel fue tan grande. La lealtad a Dios y a la naci�n de Dios fue el fundamento mismo de la vida de Samuel. No conoc�a nada parecido al ego�smo. Fue esto lo que le dio tanta solidez al car�cter de Samuel y lo hizo tan invaluable para su pueblo.

En todas las esferas de la vida es una cualidad preciosa. Pero en estas elevadas cualidades, Saulo parece haber estado totalmente deficiente. No eran las cualidades superficiales de Saulo las que ser�an una bendici�n para la naci�n. No fue un hombre con simpat�a espiritual hacia el Dios viviente el que elevar�a la posici�n de Israel entre los reinos circundantes y les traer�a la sumisi�n y el respeto de los reyes extranjeros.

La piedad intensa y constante de Samuel fue probablemente la cualidad que no era popular entre la gente. En la mundanalidad de su esp�ritu, probablemente Sa�l era m�s de su agrado. Sin embargo, era este Samuel piadoso pero no mundano el que los hab�a liberado del amargo yugo de los filisteos, y era este Sa�l hermoso pero poco espiritual el que los iba a traer de nuevo a la esclavitud de sus antiguos enemigos.

Esta fue la triste lecci�n que se aprendi� del reinado de Sa�l. Pero vayamos ahora a las circunstancias que llevaron al encuentro de Sa�l y Samuel. Los culos de Kish se hab�an extraviado. De esta parte de la narraci�n podemos derivar dos grandes lecciones, una con referencia a Dios y la otra con referencia al hombre.

1. En lo que respecta a Dios, no podemos dejar de ver cu�n silenciosa, secretamente, a menudo lenta, pero segura, cumple Sus prop�sitos. Hay ciertos r�os en la naturaleza que fluyen tan suavemente, que cuando se mira solo el agua, el ojo del espectador es incapaz de discernir ning�n movimiento. A menudo, los caminos de Dios se parecen a esos r�os. Mirando lo que est� sucediendo en la vida com�n, es tan ordinario, tan absolutamente silencioso, que no se puede ver ning�n rastro de ning�n plan divino.

Y sin embargo, todo el tiempo, el m�s insignificante de ellos est� contribuyendo al cumplimiento de los poderosos planes de Dios. Los hombres pueden ser instrumentos en las manos de Dios sin saberlo. Cuando Ciro estaba moviendo sus ej�rcitos hacia Babilonia, poco sab�a que estaba logrando el prop�sito divino de humillar al opresor y liberar a su pueblo oprimido. Y en todos los acontecimientos de la vida com�n, los hombres parecen ser tan completamente sus propios amos, parece que existe tal falta de cualquier influencia externa, que Dios corre el riesgo de perderse por completo de vista. Y sin embargo, como vemos en el cap�tulo que tenemos ante nosotros, Dios realmente est� obrando.

2. Pero nuevamente, hay una lecci�n �til en este cap�tulo para dirigir la conducta de los hombres. Ves en qu� direcci�n se movi� la mente del siervo de Sa�l en busca de gu�a en el d�a de la dificultad. Fue hacia el siervo de Dios. Y ves igualmente c�mo, cuando Saulo y �l se hab�an decidido a consultar al hombre de Dios, fueron providencialmente guiados hacia �l. Para nosotros, el camino est� abierto al mismo Dios, sin la intervenci�n de ning�n profeta. Busquemos el acceso a Dios en cada momento de angustia. ( WG Blaikie, DD )

Saulo entre los profetas

Los hilos de nuestra vida diaria a menudo parecen estar sueltos y sin relaci�n o enredados irremediablemente. A veces parece que no tenemos nada que ver el uno con el otro. Seguimos nuestros caminos separados. Es s�lo de vez en cuando que encontramos l�neas que se tocan entre s�. Un hombre sube a una colina para deleitarse en soledad con las delicias del paisaje y, he aqu�, un ni�o lo encuentra all�, y el supuesto accidente es el punto de inflexi�n en su vida.

Un viajero se desv�a para beber del pozo del camino, y he aqu�, el extra�o que estaba all� antes que �l, y que en un momento m�s se habr�a ido, se convierte en el principal gozo de su vida, el gobernante de sus fortunas. , el soberano de su destino. Por tanto, nuestra vida es un misterio; somos extra�os, pero amigos. Vivimos separados por muchos a�os, y poco a poco llega un momento que nos une en santa confianza, dando un significado a todos los misterios y mostrando que todas las dificultades no son m�s que pasos hacia el cielo.

Me han llevado a esta tensi�n de reflexi�n animada, pero tranquilizadora, por las circunstancias en relaci�n con las cuales se encuentra el texto. Los culos se perdieron, �entonces qu�? �A qui�n le importa? Sin embargo, de esta simple circunstancia pueden surgir acontecimientos que sorprender�n al lector m�s indiferente. Habiendo perdido los asnos, Kish orden� a su hijo Sa�l que se llevara un sirviente y lo persiguiera. El esp�ritu filial nunca ve nada despreciable en el deseo paterno.

Los hombres deben gobernar sus vidas no por la insignificancia del servicio, sino por la sublimidad del �nico Gobernante en cuyas manos est�n las leyes y los destinos de la vida. Sa�l podr�a haber mirado el objeto solo; en lugar de que mir� a su padre, en esa mirada encontramos el secreto de su obediencia y presteza. Cuando los disc�pulos fueron a buscar el asno de Jesucristo, no pensaron en la mezquindad del deber, sino en la dignidad del Maestro.

En este verso no hay nada m�s que el sonido hueco de la desilusi�n repetida. Describe enf�ticamente el lado negativo de la vida. Hay hombres hoy que est�n repitiendo esta experiencia con la fidelidad m�s dolorosa. Vayan adonde puedan no encontrar el objeto de su persecuci�n. Suben la colina de la dificultad, y he aqu�, su misi�n est� perdida. Se puede decir que muchos de nosotros estamos hoy dentro de los l�mites de este triste verso.

La vida es para nosotros hueca, vac�a y burlona. El levantar nuestra mano s�lo nos produce cansancio, y el desplegar nuestras fuerzas s�lo aumenta la aflicci�n de nuestro esp�ritu. �No hay un significado en todo esto? �Es posible que Dios pueda llevar a cualquier hombre por un camino tan doloroso y �rido hasta un final que traer� elevaci�n y alegr�a? El camino hacia el honor suele ser largo y dif�cil. Los hombres tienen que soportar la disciplina de la desilusi�n antes de poder soportar la recompensa del �xito.

�La gran ventaja de tener un hombre de Dios en cada ciudad! El hombre de Dios hace sentir su influencia para bien, y llega a ser honrado y confiado en asuntos que no son estrictamente religiosos. Dos viajeros se han extraviado y, he aqu�, preguntan a un hombre de Dios. Una imagen muy hermosa es esta de la posici�n de Samuel. �Cu�l es la vocaci�n del hombre de Dios? �Es decirle a otros hombres su camino! Todos los hombres est�n moralmente perdidos; el hombre de Dios se�ala el camino de la recuperaci�n: todos los hombres est�n en confusi�n intelectual a causa de su depravaci�n moral; �el hombre de Dios muestra el camino a la luz! Como ministros del Evangelio, somos designados para indicarles a los hombres el camino.

Este tambi�n es el nombramiento de jefes de familia, directores de instituciones educativas y quienes moldean y lideran el sentimiento de la �poca. �Sa�l era un caballero, hasta el �ltimo detalle! Dejando a un lado las costumbres orientales, hab�a una veta de caballerosidad en la naturaleza de Saulo. Estaba a punto de pedir un favor, pero una pregunta preliminar surgi� en su mente. �Realmente absurda es la idea de dar algo al hombre de Dios por sus servicios! George Whitefield, cuando no ten�a m�s que un tac�n de vaca para la cena, preparaba la comida frugal con tanto cuidado como si hubiera sido un banquete.

Hay dos formas de hacer todo. Sa�l ten�a poco que dar, pero lo dio por su propia voluntad y con toda la gracia de un rey natural. No debemos pagar meros precios por el conocimiento y la direcci�n en la vida; Debemos dar dones del coraz�n, donativos inspirados por nuestro amor, aunque est�n limitados por nuestra pobreza. Cabe se�alar que este peque�o arreglo se hizo antes de que los viajeros perdidos entraran en presencia de Samuel.

Surgi� del movimiento espont�neo de sus propios corazones. La pregunta no era: �Qu� cobras? �Qu� te daremos? Pero se traz� un plan de antemano y Samuel no fue sometido a la indignidad de una investigaci�n comercial. Las iglesias cristianas podr�an aprender una gran lecci�n de este ejemplo. Los caballeros modernos pueden aprender algo de la antigua aristocracia. �Un reino maravilloso es el reino de Dios! Aunque Samuel ten�a ante s� al futuro rey de Israel, y �l mismo estaba a punto de ser depuesto de su propia supremac�a, sin embargo, le comunic� a Sa�l la inteligencia de los asnos perdidos. �Hay algo que escape al cuidado de Dios? �No se preocupa Dios por los bueyes? �Se cae un gorri�n al suelo sin que nuestro Padre se d� cuenta? Si entregamos las grandes preocupaciones de nuestra vida en manos de Dios, nada de lo que nos pertenece ser� considerado indigno de Su atenci�n.

Un hombre debe preguntar qu� antecedentes tiene cuando una voz como la de Samuel suena en su o�do. Sa�l fue informado de que en �l estaba puesto todo el deseo de Israel: bajo tal anuncio era natural y apropiado que �l mirara a sus antecedentes, que, por as� decirlo, se recuperara y tomara la medida correcta de su virilidad. . Debe decirse aqu� una advertencia. La investigaci�n de nuestros antecedentes y recursos nunca debe hacerse con el temor de evadir el deber y la dificultad.

Una tentaci�n muy sutil nos asalta desde este lado. La falsa modestia puede reducir a la m�s extrema pobreza e insuficiencia, a fin de que, al hacerlo, nos saque de los caminos de la dificultad y el duro servicio. Cuando la humildad se salva de degenerar en miedo, se convierte en una fuente de fortaleza. Mois�s se quej� de que era un hombre de habla lenta; deseaba que Dios enviara Su palabra por medio de alg�n otro mensajero, debido a su incapacidad e indignidad.

Jerem�as inst� en respuesta al llamado de Dios, que �l era solo un ni�o. Sa�l declar� que era de la m�s peque�a de las tribus de Israel y trat� de escapar del deber del momento debido a un sentimiento de insuficiencia personal para cumplir con sus demandas. Hay un medio entre la falsa autodespreciaci�n y la jactancia presuntuosa. Ese medio es la confianza en la suficiencia de Dios. A quien Dios llama, tambi�n califica.

Observe, no una inteligencia aumentada, no una estatura personal adicional, ninguna se�al externa y prueba de que fue elegido rey de Israel; Dios le dio otro coraz�n. La cuesti�n de la vida es a menudo una cuesti�n de sentimiento. Lo que quieres es otro coraz�n. Tu vida requiere sollozar en llamas con el amor de Dios. "Con el coraz�n se cree para justicia". "Hijo, dame tu coraz�n!" Ser�s salvo porque has puesto todo tu coraz�n a los pies del Salvador del mundo, que vino a ense�ar a los hombres el amor de Dios.

El grito surgi� entre la gente: "�Est� Sa�l tambi�n entre los profetas?" Al aumentar nuestra devoci�n, al multiplicar nuestras ben�ficas labores, al valiente servicio en el reino de Dios, podemos provocar una sorpresa que indique que ya no estamos entre los que viven s�lo para este mundo, �cuyo dios es su vientre, y que se enorgullecen de su verg�enza ". ( J. Parker, DD )

Versículo 8

Ve a buscar los culos.

Los culos perdidos

Aunque Dios les dio a los israelitas su propio camino, cuando no se convencieron de su error, no fue hasta el final, no hasta que les permiti� una nueva oportunidad de revisar su curso. A veces, las discusiones que no han logrado convencer en medio de la emoci�n y la calidez de una asamblea p�blica, se repetir�n con poder e impactaci�n en la tranquilidad y el retiro del hogar. Muchas veces hemos sentido que no podr�amos darles a nuestros amigos un mejor consejo que pensar de nuevo antes de actuar; y nosotros mismos, probablemente, no somos ajenos a las ventajas de actuar sobre "segundos pensamientos", en lugar de sobre las primeras impresiones.

En consecuencia, los israelitas fueron despedidos a sus hogares: "Id cada uno a su ciudad". Si la conciencia estuviera despierta y fiel, oir�a a Dios decir: �Pecador, me interpongo entre ti y tu ruina unos d�as m�s; Te doy la misericordia de unas horas de retraso. Vete a casa; ve y considera. Vaya a su Biblia; ve a tu armario; ve al propiciatorio; vete, antes de que sea demasiado tarde; y haz una pausa antes de decidirte a perseverar en tu imp�o deseo, en tu imp�o plan.

Puede que estemos dispuestos a pensar que se podr�a haber elegido una forma m�s digna de presentar a Sa�l, cuya mayor dignidad se habr�a alcanzado si se hubiera omitido por completo la menci�n de nimiedades como que el padre de Sa�l perdi� el culo y envi� a su hijo a buscarlos.

I. El estudio de este rasgo de la historia de Saulo exige que se dedique un pensamiento o dos al tema de la introducci�n en las Escrituras de estos incidentes triviales, estos sucesos caseros, porque el recuerdo de todo lector de la Biblia sugerir� inmediatamente que este no es el �nico caso en el que el mismo rasgo se encuentra con nosotros en sus m�ltiples narrativas. Un escritor que, simplemente para responder a alg�n fin privado, inventa un cuento, evita deliberadamente incidentes menores.

Se ocupa de generalidades; porque siente que si desciende a los detalles, multiplicar� las posibilidades de detecci�n. El car�cter minuciosamente circunstancial, por lo tanto, de muchas de las narraciones de la Biblia es hasta ahora m�s favorable para nuestra recepci�n de las Escrituras tal como est�n escritas bajo la influencia divina, que garantiza su veracidad, una caracter�stica cuya ausencia restringir�a de inmediato. nosotros para negar su inspiraci�n.

Adem�s, hay que reconocer que cuestiones que, en s� mismas y consideradas por separado, parecen triviales, resultan a menudo, en su conexi�n y consecuencias, ser las m�s trascendentales. Es costumbre de Dios asociar los resultados m�s importantes con lo que, en su origen, parece m�s insignificante. No solo as�: el prop�sito de una revelaci�n divina solo pod�a responderse de manera consistente con los dictados de la m�s alta sabidur�a, ya que las caracter�sticas principales de tal revelaci�n se ajustaban a los hechos y caracter�sticas de nuestra propia historia cotidiana.

Para lograr su prop�sito declarado de ser una gu�a y un directorio para el hombre, debe ser una imagen fiel de la vida humana. Si los aspectos bajo los cuales presenta la vida humana fueran materialmente diferentes de aquellos bajo los cuales nosotros mismos la vemos, e incluso participamos en ella, deber�amos sentir la tentaci�n de decir: Este no es el libro para nosotros.

II. Los incidentes relacionados con el nombramiento de Sa�l como rey no solo fueron triviales, sino que, en combinaci�n con esta caracter�stica, pose�an otro rasgo: pertenec�an a una clase a la que, en la forma ordinaria de hablar, deber�amos dar el nombre de accidental. Y en este sentido, la historia aparece enmarcada para ense�arnos la lecci�n simple pero enf�tica, que hay un Dios de la Providencia, y que donde, al ojo humano, puede aparecer nada m�s que una conexi�n accidental entre dos o m�s circunstancias. , existe, en la mente de Dios, el arreglo y la armon�a m�s claramente intencionados, completos y hermosos.

Cuando miramos hacia atr�s en nuestras propias vidas, nos queda el recuerdo de muchos incidentes que alguna vez parecieron no solo triviales, sino accidentales. Su ocurrencia fue el resultado de ninguna premeditaci�n nuestra. Eran los que aparentemente surgieron en el curso ordinario de los acontecimientos; tales como sugirieron ninguna idea de alg�n prop�sito especial involucrado, o tal como ninguna previsi�n humana podr�a haber evitado. Pero, �por qu� se quedan as� con nosotros? �Cu�l es el poder que ha alojado firmemente en nuestra memoria cosas que en s� mismas no parec�an tener derecho a un recuerdo tan duradero? �Por qu� no los hemos olvidado hace mucho tiempo? Por esta buena raz�n: que estos mismos incidentes constituyeron, como podemos ver ahora, los manantiales de los que brotaron los hechos m�s importantes de toda nuestra historia.

Puntos de vista como los que ahora han pasado ante nosotros de un hilo de disposici�n y plan Divino que pasa por todos los incidentes variados de nuestra vida diaria, deber�an incitar al reconocimiento habitual de Dios en todos nuestros caminos. Las lecciones repetidas nos descubren nuestra propia incompetencia para dirigir correctamente nuestros pasos en medio de los desconcertantes y desconcertantes caminos de la vida. Porque a pesar de lo que veamos, es un hecho que todo est� arreglado. El cuadro de los prop�sitos divinos se est� desarrollando gradualmente; pero la medida y la manera de ese desenvolvimiento debemos dejarla en manos del gran Contribuidor.

III. Otro pensamiento sugerido por esa parte de la narrativa que ahora estamos considerando es este: dado que, debido al ocultamiento del futuro por parte de Dios, no podemos decir lo que �l puede intentar hacer con nosotros y por nosotros, es nuestro deber mantenernos preparados. para llevar a cabo cualquier servicio que �l pueda requerir que prestemos, para ocupar cualquier puesto que �l nos pida que ocupemos. De todos los eventos posibles o probables que le pudieron haber sucedido a Sa�l, el de convertirse en rey seguramente lo habr�a se�alado �l mismo y otros como el menos probable de que ocurriera.

Pero, cabe preguntarse, �c�mo podemos estar preparados para aquello que todav�a se nos ha ocultado por completo, aquello que ni siquiera podemos anticipar? A esto se puede replicar que existen ciertas calificaciones que son igualmente necesarias para todos los puestos y que nos hacen, en buena medida, preparados para cualquier servicio. Tales, por ejemplo, son la diligencia y la fidelidad para satisfacer las demandas de nuestra condici�n actual, cualquiera que sea.

Tal es el esfuerzo de cultivo mental, mediante la adquisici�n de conocimientos �tiles y mediante el empleo de nuestros pensamientos sobre la informaci�n as� obtenida. A estos podemos agregar el h�bito de trabajar desde el principio que siempre ser� la mejor ayuda para la perseverancia, porque se opone a toda excitaci�n intermitente. Cuanto m�s conocimiento de s� mismo se ha ganado, m�s dependencia de Dios, m�s oraci�n, vigilancia y preocupaci�n por la gloria de Dios, de hecho, la religi�n m�s real que posee un hombre, m�s satisfecho �Estar� en alguna posici�n, por humilde que sea, m�s preparado para el servicio, por exaltado que sea?

Dios puede convertir todas tus adquisiciones en beneficio. Saulo, en la b�squeda de un bien menor, recibi� la oferta y promesa de una corona. Decimos que tuvo suerte. Pero hay una fortuna mejor que nos encontramos vagando por esta tierra des�rtica, y a menudo en busca de objetos de valor inferior. Se nos hace una oferta de corona, pero es de material imperecedero. Se nos hace una oferta de un reino, pero es de "un reino que no se puede mover". ( JA Miller. )

Los culos perdidos

�Qui�n hubiera pensado que a la p�rdida de asnos estaba ligada la unci�n del primer rey de Israel! Pero debes recordar que no puede haber nada como lo que llamamos azar en el reino de la Providencia de Dios. Si un mec�nico muy sabio y h�bil hubiera fabricado una hermosa pieza de maquinaria y, al explicarle las diferentes partes, si dijera de una sola rueda peque�a, "He dejado eso para que funcione como sucede. No puedo". , di lo que har� "; dime, �no se hundir�a mucho instant�neamente tu opini�n sobre su sabidur�a? �Y no habr�a un recelo secreto de que esa rueda, por peque�a que fuera, pudiera traer desorden a toda la maquinaria? Nunca, entonces, piense que �l, cuya obra es perfecta, puede haber dejado la m�s m�nima cosa sin designio; es m�s, tan maravillosa es Su obra que a menudo los grandes acontecimientos penden de lo que, deber�amos pensar, son cosas muy peque�as.

Es una bendici�n cuando se pregunta por el siervo de Dios y se descubre que se ocupa de los asuntos de su Amo. Hermoso es el relato que se da aqu� de Samuel. ( 1 Samuel 9:12 .) Y aqu� se encuentra, mientras Sa�l buscaba diligentemente a Samuel, Samuel estaba delante de �l. Es una gran misericordia mantenerse en el uso de los medios.

Cuando hemos obtenido misericordia para buscar cualquier cosa buena del Se�or, podemos estar muy seguros de que �l est� esperando para darnos la misericordia que nos ha ense�ado a buscar. Samuel pudo decirle a Sa�l que se hab�an encontrado los asnos; pero de buena gana apartar�a sus pensamientos de tales preocupaciones hacia los asuntos m�s elevados de un reino. En ese hermoso libro, �Pilgrim's Progress�, has le�do sobre el pobre hombre que estaba tan ocupado rastrillando entre la basura que nunca levant� los ojos hacia la hermosa corona que estaba justo sobre su cabeza.

�Qu� cuadro de los pobres pecadores! Tan absortos en buscar las cosas de la tierra que no tienen ojos ni coraz�n para las cosas celestiales: un trono, una corona, un reino, van en balde. �Oh! deja el cuidado de los asnos, tus juguetes, tus placeres y pasatiempos vac�os: ven a Aquel que te dir� todo lo que hay en tu coraz�n; s�. �Qui�n es capaz y est� dispuesto a llenar ese gran vac�o anhelante, que toda la creaci�n no pudo llenar, pero que Jes�s puede llenar hasta desbordar? ( Helen Plumptre. )

Un incidente trivial, el heraldo de un futuro trascendental

En el segundo vers�culo encontramos la primera menci�n de un gran hombre. Algunos nombres no son dignos de recibir el honor de la inmortalidad hist�rica. Al ver que representan da�o e injusticia, es mejor que se desvanezcan en el olvido desconocido que se erigen como patrones del mal y est�mulo al crimen para las generaciones venideras.

1. Se presenta a Saulo en relaci�n con su ascendencia. Se nos informa de su nacionalidad y filiaci�n. Si pens�ramos m�s en nuestros hogares y antepasados, la vida nacional estar�a barrida por lo pol�tico y llena de lo dom�stico. Cu�n aptos son los hombres j�venes en tiempos de progreso para olvidar a sus "parientes pobres". Pero a veces sucede que Dios sujeta a un joven a la casa de su padre registr�ndolo en relaci�n con su ascendencia.

2. Saulo se presenta en relaci�n con los deberes m�s malos de la vida. �Vea la sencillez y el misterio del plan divino!

3. La luz que arroja este incidente sobre el car�cter dom�stico de Sa�l:

(1) Saulo era un hijo obediente.

(2) Saulo era un hijo perseverante y paciente. Sin embargo, continu� la b�squeda a lo largo de la llanura, milla tras milla, in�tilmente.

(3) Sa�l meneaba a un hijo considerado. ( 1 Samuel 9:5 ) Por eso tem�a que su ausencia fuera m�s dolorosa para su padre que la p�rdida de los animales. Si cada joven tuviera tan tierna consideraci�n por los sentimientos de su padre, �cu�ntos hogares se alegrar�an y cu�ntos corazones se consolar�an!

(4) Saulo estaba algo en deuda con la condici�n social de la �poca por su elevaci�n. La naci�n estaba en un estado de inquietud, la gente estaba impaciente; Su solicitud de un rey hab�a sido comunicada a Samuel, y estaban esperando ansiosamente el resultado. Sin embargo, aunque el estado pol�tico de la naci�n ejerci� un poder para atraer a Sa�l a la realeza, fue solo en un sentido subsidiario. La gente, y especialmente la gente celosa, nunca se cansa de atribuir la grandeza y la posici�n de ciertos individuos a la �llamada de los tiempos�.

Es cierto que los tiempos influyen en los hombres, como si no se hubiera querido un rey, Sa�l no podr�a haber sido nombrado uno. La vacante fue ocasionada por la infeliz combinaci�n de los tiempos, pero Saulo no estaba hecho para llenarla. ��Los tiempos llaman! �Ay, hemos conocido tiempos que llaman lo suficientemente fuerte a su gran hombre, pero no lo encuentran cuando lo llaman! �l no estaba all�; La Providencia no lo hab�a enviado; el tiempo, llamando a su m�s fuerte, tuvo que bajar a la confusi�n y la ruina porque �l no vendr�a cuando lo llamaran.

�Pero comparo los tiempos l�nguidos comunes con sus circunstancias embarazosas, derrumb�ndose impotentemente en una angustia cada vez mayor hacia la ruina final: - todo esto lo comparo con combustible seco, muerto, esperando el rel�mpago del cielo que lo encienda. El gran hombre, con su fuerza libre directamente de la propia mano de Dios, es el rayo. Todas las llamas a su alrededor ahora, cuando una vez lo ha golpeado, se convierten en fuego como el suyo.

Se cree que los palos secos y enmohecidos lo llamaron. Lo quer�an mucho; pero, �en cuanto a llamarlo! Estos son cr�ticos de la visi�n m�s peque�a, creo, que gritan: '�Ves, no son los palos los que hicieron el fuego?' �* * (Thomas Carlyle). Vea en esta narrativa: -

I. Los misteriosos poderes que gu�an nuestras vidas. Estas fuerzas son dobles: las influencias menores o secundarias que nos tocan.

1. Eventos. La vida es tan misteriosa para nosotros porque solo vemos un lado de ella. Como esos hermosos dise�os de laurel que decoran la iglesia, detr�s hay horribles puntas de palo, no hay dise�o, sino una profunda confusi�n: pero al frente hay palabras de esperanza compuestas de hojas y flores. Entonces aqu� solo vemos el fondo de la vida; en el cielo contemplaremos su doble aspecto y nos emocionaremos por su armon�a en lugar de asombrarnos por su misterio. El misterioso evento que tuvo tanta influencia en la configuraci�n del futuro de Sa�l fue

(1) trivial. Fue simplemente la p�rdida de algunos traseros. De modo que poco sabemos con qu� fuerza los peque�os acontecimientos de la vida cotidiana tocan nuestras almas.

(2) Casual. Fue algo bastante casual para Samuel ir en busca de la propiedad perdida. Dios se apodera de todas las bajas de la vida y las hace cumplir los prop�sitos de su voluntad.

(3) En coyunturas cr�ticas. C�mo el Ser Divino vincula los eventos separados de la vida. Uni� la p�rdida de asnos al deseo de Israel de tener un rey, e hizo que uno se subordinara al otro. Los eventos no solo se encuentran entre las fuerzas menores que dan forma a nuestras vidas, sino tambi�n:

2. Personas. �Y le dijo: He aqu� ahora hay en esta ciudad un hombre de Dios� ( 1 Samuel 9:6 ). Esto demuestra que estamos influenciados

(1) por personas de rango inferior. Poco conocemos el poder moldeador que incluso los sirvientes ejercen sobre nosotros.

(2) Inconscientemente. El sirviente poco sab�a que al llevar a Sa�l a Samuel lo estaba conduciendo a la realeza.

2. Las influencias primarias o supremas que dan forma a nuestras vidas. Dios es el poder supremo de la vida.

(1) Su influencia sobre la vida prof�tica. Dios le dijo a Samuel la persona que iba a ser rey ( 1 Samuel 9:15 ) la hora en que aparecer�a ( 1 Samuel 9:15 ) el prop�sito que ten�a en mente ( 1 Samuel 9:16 )

(2) Su influencia en el desarrollo de la vida. Una maravillosa coincidencia ( 1 Samuel 9:18 ); una seguridad misteriosa ( 1 Samuel 9:20 ); una declaraci�n consoladora ( 1 Samuel 9:20 ).

II. Los temas importantes a los que tienden.

1. Espiritual en su naturaleza. Conducen al profeta.

2. Social en su porte. Conduce a reyes.

(1) Predilecci�n ( 1 Samuel 9:19 );

(2) Modesta credulidad ( 1 Samuel 9:21 );

(2) Un ascenso t�pico ( 1 Samuel 9:22 )

3. Comunicaciones de Samuel a Sa�l.

(1) Muchos no registrados;

(2) Recibido en privado ( 1 Samuel 9:27 ).

Lecciones: -

1. Si Dios quiere un rey, sabe d�nde conseguirlo.

2. Que es probable que los hijos obedientes sean honrados divinamente.

3. El misterioso poder de la asociaci�n humana.

4. La casu�stica divina de la vida cotidiana.

5. El trabajo armonioso de la Divina Providencia.

6. La relaci�n de los gobiernos humanos con lo Divino. ( JS Exell, MA )

Versículo 9

Saul, un joven escogido.

El joven elegido

1. Lo primero que hay que notar sobre el joven Sa�l es su buen f�sico. No desprecies un buen f�sico. Plat�n lo llama "un privilegio de la naturaleza"; Homero, "un don glorioso de la Deidad"; y Ovidio, "un favor concedido por los dioses". �Nunca le ha llamado la atenci�n la frecuencia con la que los escritores sagrados aluden a esta cualidad? Ser�a f�cil encontrar una veintena de personajes b�blicos de los que se habla de "bonitos", "bonitos" o "de gran belleza".

�En comparaci�n con el alma, el cuerpo no es de gran importancia; pero aun as� no debe tratarse con negligencia. El alojamiento del alma debe mantenerse en las mejores y m�s hermosas condiciones. �Es un gran error�, dice Cobbet, en sus ensayos para hombres j�venes, �suponer que se obtiene alguna ventaja de la decoraci�n exterior. Aunque con la parte tonta y vanidosa de las mujeres, la ropa fina suele hacer algo; sin embargo, la mayor parte del sexo es demasiado penetrante para sacar sus conclusiones �nicamente de la apariencia exterior de un hombre.

Miran m�s a fondo y encuentran otros criterios para juzgar ". La pieza no es muy cl�sica; pero, como expresi�n del sentimiento com�n de la mejor parte de las mujeres hacia el dandy o el coxcomb, creo que es casi la perfecci�n. La belleza f�sica por s� sola es algo pobre. Talleyrand dijo de una mujer encantadora que "la belleza era su menor encanto". Una mente inteligente y un coraz�n bondadoso son casi tan necesarios para hacer un rostro verdaderamente bello como la forma y la tez. La belleza f�sica a menudo se ve aparte de la belleza espiritual: "un anillo de oro en el hocico de un cerdo".

2. La segunda cosa que hay que notar sobre el joven Saulo es su piedad filial. No hay deber m�s claro o fuerte en las Escrituras que el deber de obedecer a los padres. Y con �l se asocian las recompensas m�s elevadas y los castigos m�s severos; y estas recompensas y castigos pertenecen no solo al futuro, sino a la vida presente. El fallecido William E. Forster, cuando a�n era joven, ambicionaba una carrera pol�tica.

Su propia idea era estudiar derecho, como el medio m�s probable por el cual el hijo de un pobre pod�a ingresar al Parlamento. Pero su padre insisti� en que se dedicara al negocio. Y el hijo hizo lo que su padre deseaba sin reparos, aunque no sin una gran decepci�n y dolor. Supon�a que sus posibilidades de entrar en el Parlamento se hab�an agotado. A este respecto, su bi�grafo dice: �El ni�o actu� invariablemente de tal manera que demostr� que el respeto reverencial que profesaba por su padre se sent�a realmente, y que estaba en todo momento dispuesto a someter sus propias inclinaciones a satisfacer los deseos de su padre. el �ltimo.

�William Forster sufri� en �ltima instancia por su sumisi�n filial? La mayor�a de la gente dir� que el padre estaba equivocado y que su acci�n fue adecuada para frustrar las esperanzas de su hijo. Y eso es cierto. Pero Forster, por su honor filial, se hab�a asegurado la interposici�n e influencia del Cielo en su favor. Y as�, por improbable que pareciera, entr� en el Parlamento y se hizo un nombre all� por sus nobles y valiosos servicios a su pa�s, un nombre que no ser� eliminado pronto de la historia de nuestra naci�n. No debemos dejar de notar aqu�, adem�s, la consideraci�n afectuosa que el joven Saulo ten�a por su padre.

3. La tercera cosa que hay que notar sobre el joven Saulo es su car�cter modesto. Se dice de un viejo tejedor escoc�s que sol�a orar todas las ma�anas para que el Se�or le diera "una gu�a para abrirse a s� mismo". No puedo concebir una petici�n menos necesaria. El gran defecto de la gente hoy en d�a es que tienen una opini�n demasiado buena de s� mismos: se ven a s� mismos m�s grandes y mejores que la realidad.

Mientras que el orgullo ridiculiza a los hombres, la humildad inspira admiraci�n y amor. Sir Joshua Reynolds nunca estuvo satisfecho con su trabajo. Una vez le dijo a un amigo, que elogiaba mucho sus dibujos: "�Bocetos, bocetos, solo bocetos!" Cuando George Washington se levant� para responder a un discurso elocuente y halagador, que expresaba el agradecimiento de su pa�s por sus servicios en las guerras francesa e india, se sonroj�, tartamude� y luego se sent� en total confusi�n, recibiendo del orador el cumplido adicional. que su modestia era igual a su valor.

Virgilio, el �Pr�ncipe de los poetas latinos�, no soportaba que lo miraran en la calle: a veces buscaba refugio en las tiendas de las manifestaciones de sus admiradores. Pero la modestia puede degenerar en un vicio. Los hombres sufren y el mundo sufre por un exceso de modestia. Milton atribuye al justo y piadoso honor de nosotros mismos todos los esfuerzos loables y logros dignos. Y entonces Pit�goras le dijo a su alumno: �Reverenciate a ti mismo.

�Preferir�a que un hombre sobrestimara que subestimara sus poderes. Si bien el primer error puede estimular a los peque�os talentos a realizar grandes haza�as, el �ltimo puede impedir que los grandes talentos logren la mitad de sus posibilidades. Estamos familiarizados con las quejas de (los llamados) "m�ritos modestos". Se queja de negligencia y trato injusto. Los tontos y los nadies se est�n subiendo, e incluso cargados de recompensas y honores, mientras se queda sin previo aviso y sin paga.

Pero bien ha dicho Washington Irving de estas quejas: �A menudo son el canto por el cual hombres indolentes e irresolutos buscan poner su falta de �xito en la puerta del p�blico. El m�rito modesto tiende a ser m�rito inactivo, negligente o no instruido. El talento bien maduro y disciplinado siempre est� seguro de un mercado, siempre que se esfuerce; pero no debe acobardarse en casa y esperar que lo busquen ".

4. La cuarta cosa que hay que notar sobre el joven Saulo es su esp�ritu independiente y generoso. En busca de los asnos, se acerc� al pueblo donde resid�a el profeta Samuel. El sirviente le sugiri� que consultara al vidente sobre la manada descarriada. La idea era buena, capital, aqu� hab�a una salida a su dificultad. �Pero�, dijo Saulo, �he aqu�, si vamos, �qu� le llevaremos al hombre? porque el pan se ha gastado en nuestras vasijas, y no hay presente para llevar al hombre de Dios: �qu� tenemos? " �Sa�l era un caballero! No digas que se trataba de una costumbre oriental.

Lo era, y el plato en la puerta de la iglesia es una costumbre occidental. Pero Sa�l podr�a haber descuidado la costumbre, ya que algunos de nosotros, no digo en esta audiencia, pueden descuidar el plato. Respetaba la religi�n de sus padres. En apariencia exterior, anduvo en los mandamientos de Jehov�. Dios se queja a trav�s de Samuel, en una etapa posterior de la historia del rey, de que se hab�a apartado de seguirlo, de modo que en un momento Samuel evidentemente hab�a sido controlado, al menos hasta cierto punto, por la Voluntad Divina.

Pero no hab�a profundidad en su religi�n. Fue un crecimiento superficial, sus ra�ces no bajaron al coraz�n. Y as� la decepci�n de su historia posterior. Dando tanta promesa al principio, su vida se cerr� en la oscuridad y el horror de la medianoche. ( FA Forrest, MA )

El joven elegido

Pregunt�monos cu�les son las caracter�sticas del joven elegido. La "elecci�n" de cualquier cosa significa el mejor ejemplo de esa cosa. La palabra implica la idea no de excepcionalidad sino de representatividad. El fruto escogido del �rbol es el mejor fruto del �rbol; es aquello en lo que los jugos del �rbol han tenido su forma m�s libre de obst�culos, y han hecho lo mejor que ese �rbol era capaz de hacer.

La obra de arte elegida es la encarnaci�n m�s libre del esp�ritu art�stico, aquello en lo que el pensamiento hermoso y el trabajo hermoso y el material hermoso han hecho todo lo posible. El hombre elegido es el mejor esp�cimen de la humanidad, el ser humano en quien hay lo m�nimo de inhumano o inhumano, y en quien las cualidades verdaderamente humanas son m�s completas. Lo mismo ocurre con el joven elegido. �l es el verdadero joven.

El gran punto de la frase es este: que no denota una excepci�n, sino una verdadera condici�n de la vida humana. Sin embargo, cuando pasamos a preguntarnos, m�s all� de esta generosa conciencia de admiraci�n, qu� es lo que admiramos en la juventud, nuestra respuesta debe encontrarse, creo, en el modo en que la verdadera vida humana comienza siempre por su circunferencia. , por as� decirlo, completa, y luego llena su espacio con sus detalles.

Podr�a haber sido todo lo contrario. Se pudo haber hecho que la vida comenzara con alg�n punto y se extendiera lentamente desde ese punto hasta que se alcanzara su plenitud. Tal como est�, salta de inmediato a esta plenitud de s� mismo; es exuberante al principio; no desconf�a del mundo y s�lo gradualmente aprende que el mundo es digno de su confianza; conf�a plenamente en el mundo y deja que todos los cuestionamientos mezquinos vengan despu�s.

La vida parece tan buena que est� satisfecha con sus propios ejercicios y emociones normales, y no busca adiciones en estimulantes artificiales. Ahora bien, aqu� hay una cualidad distinta en la juventud humana, que pertenece a una verdad distinta sobre la vida del hombre. Si es as�, entonces hemos llegado a nuestra primera idea sobre el joven elegido. En �l, esta cualidad de juventud humana ser� m�s brillante y clara. �l estar� m�s pose�do por el sentido de la suficiencia de la vida y m�s ansioso por preservar su pureza debido a la plenitud que siente en ella.

Este es el verdadero motivo del deseo de pureza del mejor joven. No es miedo. La vida, la verdadera vida, la vida elegida, comienza en las monta�as. A medida que se dispersan las nieblas de la ma�ana, ve los golfos que no vio al principio; pero no tiene ninguna necesidad natural de sumergirse en ellos cuando se los ve. Y el verdadero poder de su continencia no es el horror del golfo, sino la abundancia y la gloria de la pura cima de la colina donde se encuentran los pies j�venes.

Todo esto no se aplica s�lo a aquellas cosas que son absoluta y manifiestamente viciosas, al libertinaje desenfrenado se agrega el pecado imprudente; se aplica a todos los accidentes de la vida. Es una mala vista para los ojos ver cuando un joven ha ca�do prematuramente en el poder de esos accidentes, cuando no puede encontrar la vida abundante sin lo que llamamos las "comodidades de la vida", incluso aquellas que no tienen ning�n elemento vicioso en ellas. .

�Qu� negocio tiene el joven vigor de veinte a�os para exigir que el fuego sea c�lido, el asiento acolchado y el camino liso? Que no haga alarde de su incompetencia de por vida insistiendo en que la vida no vale la pena vivirla a menos que un hombre sea rico, a menos que, esa es la abundancia de la vida se deba compensar con la riqueza, que es un accidente de la vida, no de su esencia. Es triste cuando una comunidad crece cada vez m�s y abunda en hombres j�venes que adoran la riqueza y piensan que no pueden vivir sin el lujo y la comodidad f�sica.

Lo m�s selecto de su fuerza se ha ido. El mismo principio, que la vida del joven debe ser abundante en s� misma, encontrar�a una aplicaci�n a�n m�s amplia en todas las relaciones de la acci�n humana. Traer�a simplicidad y salubridad en todos los est�ndares. Descartar�a y dejar�a de lado por impertinente y ofensivo todo lo que fuera artificial y falso. �Cu�n clara deja toda la cuesti�n de la forma en que se gana o se da el dinero! Y as� nos lleva de inmediato a otra cuesti�n pr�ctica de la vida de los j�venes.

Para el simple sentido humano sano, el dinero no es m�s que el representante de la energ�a y el poder. Es pasar de un hombre a otro s�lo como s�mbolo de alg�n esfuerzo, de alguna producci�n digna de fuerza y ??vida. En la vida social, en el club, en la universidad, en la calle, la voluntad de los j�venes de dar o recibir dinero en un simple giro de la suerte es una muestra de la decadencia de la hombr�a y el respeto por uno mismo, que es m�s alarmante que casi cualquier otra cosa. adem�s.

Tiene una bajeza inherente que no sentir muestra un alma baja. Llevar en tu bolsillo dinero que se ha convertido en tuyo sin el uso de tus poderes varoniles, que ha dejado de ser de otro hombre por no haber aceptado voluntariamente su equivalente, eso es una cosa degradante. �No quemar� el bolso en el que lo tienes? �No arruinar� el lujo por el que lo gastas? As� que ubico entre los signos de una juventud humana escogida la claridad de la vista y la salud del alma que hacen que un hombre se niegue a tener algo que ver con la transferencia de propiedad por casualidad, lo que lo hace odiar y despreciar las apuestas y los juegos de azar bajo sus �rdenes. formas m�s aprobadas, de moda y aceptadas.

Aunque esos vicios abundan entre nosotros, en cierto grado todav�a tienen la gracia de reconocer su propia verg�enza por la forma en que se ocultan. Es una hora terrible en la que surge la primera necesidad de esconder algo. La vida entera es diferente de ahora en adelante. Cuando hay preguntas que deben temer y ojos que deben evitarse y temas que no deben tocarse, entonces la floraci�n de la vida desaparece.

Aplaza ese d�a el mayor tiempo posible. No es un inconveniente de la verdad o el poder de todo esto que implica la apelaci�n al sentimiento, porque la presencia y el poder de un sentimiento sano es otra muestra de la elecci�n de la joven humanidad. El sentimiento es la esencia m�s fina de la vida humana. Es, como todas las cosas m�s finas, la m�s f�cil de estropear. Da testimonio de s� mismo de que es m�s fino que el juicio, porque mil veces, cuando el juicio es claro y correcto, el sentimiento est� contaminado y todo mal.

Y huestes de hombres, sintiendo los misteriosos peligros que acechan al sentimiento, desear�an desterrarlo por completo. No saben c�mo usarlo, por lo que no lo intentar�n. Es explosivo y peligroso, por lo que se vigilar� y se har� contrabando, como dinamita. �Cu�ntos hombres conoces que puedan mirarte a la cara con franqueza y decir un sentimiento, y hacer que parezca perfectamente real y verdadero, y no hacer que t�, ellos mismos, o ambos, se sientan tontos y avergonzados por decirlo? Ahora bien, si los hombres deben llegar a eso, �cuanto m�s tiempo pase antes de que lleguen a eso, mejor! Dejemos que los sentimientos tengan su verdadero e incuestionable poder en la vida del joven.

D�jelo brillar de admiraci�n, d�jelo arder de indignaci�n, d�jelo creer con intensidad, d�jelo confiar incondicionalmente, d�jelo simpatizar con toda su alma. El joven duro es el m�s terrible de todos. �Recuerda la historia m�s sencilla y noble del joven Cristo? "Cuando se acerc�, contempl� la ciudad, y llor� siempre". Dime qu� pasa con el joven duro, orgulloso de su insensibilidad, incluso pretendiendo ser m�s insensible de lo que es, incapaz de entusiasmo, incapaz de llorar; �Qu� ser� de �l al lado de la caballerosidad de una pena como �sa? El ni�o peque�o es sensible sin pensar en el esfuerzo.

El anciano a menudo siente la alegr�a y el dolor de los hombres como si los largos a�os lo hubieran hecho suyo. Pero, en el medio, el joven est� endurecido por el ensimismamiento. Aseg�rese de que no hay un verdadero escape a la suavidad al ponerse duro. Es como congelar su brazo para evitar que se descomponga. Solo llen�ndolo de sangre y d�ndole la verdadera flexibilidad de la salud, solo as� podr� ser preservado de la corrupci�n a la que temes.

No temas a los sentimientos, sino solo a la mentira. Conf�a en tus sentimientos y s� un hombre. Ser�a realmente extra�o si nuestra primera verdad no se aplicara a todos los m�todos de pensamiento, as� como a las acciones y los sentimientos. Recuerda que esa verdad era que la juventud comenzaba con la circunferencia grande y luego llenaba el c�rculo gradualmente con los detalles de la vida. No comienza con los peque�os detalles, sino que se desarrolla gradualmente hasta llegar a la gran idea.

Ahora bien, �qu� significar� esa verdad cuando la apliquemos a la vida intelectual? �No significar� que cuanto m�s escogida sea una mente joven, m�s inmediatamente comenzar� con la percepci�n de las grandes verdades, que luego su pensamiento, estudio y experiencia completar�n y confirmar�n? Es el lugar y el privilegio del joven saber inmediatamente que Dios es bueno, que el mundo es esperanzador, que el esp�ritu es real.

Estas grandes ideas son sus ideas. �l no prueba la existencia de Dios, construy�ndola fuera de su propia vista de las cosas que Dios hace. Ve a Dios. El de limpio coraz�n ve a Dios; y luego toda su vida est� ocupada en reunir en la sustancia de la fe que ha ganado por visi�n directa, la viveza y la precisi�n que las sucesivas experiencias separadas de Dios deben dar. No es que su joven no cometa mil errores, no que a veces parezca que no pierde de vista la verdad, sino que el m�todo de su vida mental es el correcto y que, al final, debe mantenerse libre bajo un cielo despejado. cielo.

La fuerza del mundo ha sido construida as�, por hombres j�venes que creen y pronuncian la verdad que vieron, la verdad m�s grande y m�s grande, y luego su experiencia llen� esa verdad con solidez hasta que se convirti� en un fundamento sobre el cual podr�a descansar una verdad a�n mayor. Comience con amplitud de pensamiento y con positividad de pensamiento. La forma en que un hombre comienza a pensar influye en todo su pensamiento hasta el final de su vida.

Empiece por buscar lo que es verdadero, no lo que es falso, en el pensamiento y la creencia que encuentra sobre usted. El escepticismo no es simplemente la incredulidad de algunas proposiciones. Si fuera as�, no hay ninguno de nosotros pero ser�a un esc�ptico. Es el h�bito y la preferencia de los incr�dulos. �Dios nos salve a todos de ese escepticismo! Dios salve de ella especialmente a nuestros j�venes, porque un joven esc�ptico es una monstruosidad.

�Qu� diremos sobre todo este �ltimo asunto, el asunto de la fe, excepto que la vida del verdadero joven, la vida del joven elegido, est� destinada a ser una vida de visi�n? Ver las cosas grandes en su amplitud, ese es su privilegio; y no hay privilegio que no sea tambi�n un deber. Y ahora no s� si de lo que he dicho ha surgido algo parecido a una imagen clara del joven elegido.

Como dije cuando comenc�, no me importar�a mucho intentar crear esa imagen si fuera una criatura extra�a y excepcional que estaba tratando de esculpir. Pero no es eso; es el verdadero ser humano joven, tipo y flor del primer vigor de la humanidad. Y estas son las cualidades que hemos visto en �l: pureza de cuerpo, mente y alma; simple integridad y una dignidad que no tendr� lo que no es suyo, no importa en qu� forma enga�osa de juego o apuesta haya llegado a sus manos; ternura, simpat�a, sentimiento - ll�malo como quieras, un alma que no es c�nica ni cruel; y pensamiento y convicci�n positivos y amplios.

�Estas cosas, como las nombro, se mezclan entre s�? �Destaca como resultado una figura reconocible y clara, bien unida y fuerte, valiente, generosa y veraz, pero muy poco consciente de s� misma, oscureciendo el amor y el honor del coraz�n humano? Porque los hombres aman el tipo y la flor de su propia juventud. Los ni�os peque�os y los ni�os peque�os la admiran con conmovedora reverencia. Los ancianos miran hacia atr�s con nostalgia, a menudo con un asombro perplejo de c�mo alguna vez pasaron por una tierra que ahora ven tan rica y conserv� tan poca de su riqueza.

�Solo una vez en este serm�n lo hice! habl� de Jes�s como el esp�cimen de la juventud humana. Pero siempre es un esp�cimen as�. Y hago un llamamiento a todos los que han le�do con simpat�a �los Evangelios para que digan si no sienten durante toda su vida de dolor la presencia sutil y segura de esta alegr�a de la que les hablo. Es el gozo ideal de la vida, que arde en todas las circunstancias m�s duras y crueles de la vida, y afirma, a pesar de todo, la verdadera condici�n del Hijo de Dios y del Hijo del Hombre.

He hablado del car�cter y la vida del joven, y parece que no he dicho nada de su religi�n. �Es porque me he olvidado de su religi�n o la he considerado de poca importancia? �Dios no lo quiera! Es porque una de las formas m�s efectivas y convincentes de alcanzar la religi�n es hacer que la vida parezca tan noble y exigente que ella misma parecer� exigir la religi�n con el gran grito: "�Qui�n es suficiente para estas cosas?" Cuando todav�a no est� impulsado por el estr�s del pecado y el dolor, pero exaltado por la revelaci�n de lo que podr�a ser la vida, y ansioso por el testimonio de la verdad de esa revelaci�n que llena su propia conciencia de s� mismo, el joven busca ayuda que puede que se d� cuenta entonces encuentra a Cristo.

Y encuentra a Cristo de la manera que le pertenece en ese mismo momento, en el momento y lugar donde est�. Encuentra en Cristo el modelo y el maestro. Es el Cristo personal el que hace la religi�n del joven. �Mira a este Cristo parado ante m�, se�alando las alturas de la vida humana completa, y no diciendo: 'Ve all�', sino diciendo: 'S�gueme', �yendo delante de nosotros a la tierra que nuestras almas desean!�. Cuando la religi�n pasa a significar simplemente seguir a Cristo, cuando el joven se entrega a Cristo como su L�der y su Se�or, cuando ora a Cristo con el pleno sentido de que est� echando mano de la fuerza perfecta para la obra perfecta, entonces el todo el c�rculo est� completo. Poder y prop�sito, prop�sito y poder, ambos est�n ah�; y solo se necesita el crecimiento eterno para el resultado infinito. ( Phillip Brooks.)

Un joven escogido

Un gran escritor ha dicho que es posible que no sirvamos para nada en la historia salvo como advertencia. Sa�l aparece en la historia como una advertencia.

I. Observe que la oraci�n debe ser sumisa. No puedo pensar que los israelitas estuvieran equivocados en su deseo de tener un rey. Hay una provisi�n en el libro de Deuteronomio para un rey. Pero f�jense, se equivocaron al exigir un rey.

1. Entonces, a veces Dios escucha y permite las oraciones ciegas de nuestro coraz�n, y se convierten en maldiciones. �Tu propia maldad te reprender� a ti ya tus rebeliones�, etc .; "Te di un rey en mi ira", etc.

2. Dios a veces concede en forma de reprensi�n. He visto a padres que oraban: "Oh, perdona a mi hijo enfermo", lamentan que su hijo haya vivido para llegar a la edad adulta. La sombra de la muerte retrocedi� en respuesta a esa oraci�n que dictaba, pero una sombra m�s oscura tom� su lugar. He escuchado a j�venes rezar �� Oh Se�or, dame �xito en esta vida �. Los he escuchado declarar: "Ese �xito que tendr�an". Con un dolor m�s all� de la expresi�n conmovedora, descubrieron despu�s que el car�cter, fortalecido y resplandeciente de virtudes, es mejor que el aplauso, que el poder, que la riqueza.

3. Oremos m�s bien como lo hizo nuestro gran ejemplo en Getseman�. No olvidemos nunca que nuestra bendici�n est� envuelta en la voluntad de Dios y no en la nuestra.

II. Aprendamos que las providencias divinas descienden e incluyen lo que llamamos sus trivialidades de la vida. �Podr�a haber algo m�s trivial que buscar culos fugitivos? Sin embargo, en esta circunstancia trivial se abri� la puerta por la que Sa�l pas� a su trono. Mucho antes de que se asentara el poder de Mahoma, cuando fue perseguido por sus enemigos, en un momento dado, empuj� una rama que estaba delante de una cueva y entr� por la abertura.

Un momento despu�s, un p�jaro se pos� en la rama. Cuando el enemigo se acerc�, el p�jaro se fue volando. Dijo el enemigo: "No podr�a haber entrado en esa cueva, o el p�jaro no habr�a estado en esa rama", y siguieron adelante, y la vida de Mahoma se salv�. Cuenta tus problemas al o�do de Dios. No los consideres demasiado triviales.

III. Aprenda que puede haber un comienzo justo y un final oscuro. Saulo atribuy� su primera gran victoria a Dios y no permiti� el derramamiento innecesario de sangre. Pero el inconveniente era que Sa�l no se hab�a entregado a Dios. Hubo otro Saulo que, cuando fue golpeado por la luz cegadora, grit�: "�Qu� quieres que haga?" Su vida fue a partir de entonces un aparente fracaso. �l pierde todas las cosas, pero Sa�l, el rey, lo tiene todo, tiene su corona.

Saulo de Tarso, despojado de todas las cosas terrenales, espera su corona. �De ahora en adelante�, dice �l, �me est� guardada una corona�, etc. Sa�l, el rey, perdi� su corona en la muerte, etc. Vea la diferencia. Uno se entreg� a Dios, el otro no. �Qu� opci�n es la preferida? Que haces? ( Wayland Hoyt. )

La ruina de un joven elegido

Una vida de promesas brillantes puede resultar una vida de fracasos desastrosos.

I. Las brillantes perspectivas de este joven elegido.

1. Sus dotes naturales fueron tales que admirablemente lo capacitaron para el puesto que era la voluntad de Dios que ocupar�a, de modo que entr� en su cargo con ventajas de las que podr�an haberse formado los mejores augurios. ��Veis a �l�, dijo Samuel, �a quien el Se�or ha escogido, que no hay otro como �l?�. Quisiera se�alar aqu� las ventajas para nosotros, como j�venes, de una buena salud y un cuerpo fuerte y vigoroso.

2. Saulo tampoco carec�a de cualidades morales. Su ocupaci�n, su preocupaci�n por su padre, su obediencia al profeta, su respeto por las ordenanzas religiosas, indican claramente que hab�a sido un hombre de car�cter tranquilo, laborioso y temeroso de Dios. S�, puede tener todo esto y ser a los ojos de todos "un joven escogido y bueno"; sin embargo, a falta de una cosa, como lo hizo Sa�l, cuando vengan la prueba y la tentaci�n, la hermosa promesa de tu juventud puede arruinarse; y cuando usted y otros interesados ??en usted esperaran cosechar una cosecha de felicidad, no quedar� nada m�s que amarga decepci�n y vano lamento.

II. Privilegios abusados. Lo que Dios esperaba del rey de su pueblo est� claramente definido en Deuteronomio 17:14 . Sin duda, Sa�l conoci� estos mandatos de Samuel, de modo que no hubo excusa alguna para su fracaso. De hecho, est� claro que su fracaso no se debi� a la ignorancia, sino a una voluntad obstinada y rebelde, que se opuso a la voluntad de Dios; y tambi�n por falta de fe obediente.

La primera indicaci�n de estos signos de deserci�n, la tenemos en 1 Samuel cap. 13. Este mandato iba a ser una prueba de la fe de Saulo, y fall�. Se le hizo otra prueba. �Ve�, dijo Samuel, �y golpea a Amalec� En esta prueba de obediencia volvi� a fallar; porque, contrariamente a su comisi�n, perdona a Agag, y tambi�n trae el bot�n de guerra para ofrecerlo en sacrificio a Dios. En esto su orgullo es manifiesto: le importa poco la aprobaci�n de Dios, pero quiere honor ante la gente.

Dios requiere de tu coraz�n lealtad. La �nica salvaguardia verdadera que pueden tener para esta vida es entregarse a Cristo. Sin esto, es posible que, y algunos de ustedes se conviertan en una ruina moral como Sa�l.

III. Prop�sitos arruinados.

1. Los prop�sitos divinos no pueden ser frustrados por nuestra infidelidad. Sin ninguna interferencia con su libertad moral, Dios, sin duda, cumple Sus propios designios incluso por parte de hombres malvados. El consejo del Se�or, que permanecer�. Dios subordina todos los acontecimientos y todas las vidas a su sabia y santa voluntad. Sin embargo, esto no es excusa para nuestra falta de fidelidad al deber.

2. Los propios prop�sitos de Sa�l se rompieron. Su coraz�n debe haber estado lleno de esperanza cuando recibi� la unci�n Divina, y al seguir su curso de desobediencia, sin duda pens� en ganar renombre para s� mismo y para Israel. El autoengrandecimiento era el prop�sito secreto de gran parte de su desobediencia; y luego en cuanto a su hijo Jonat�n, a quien nombr� general en su ej�rcito; como padre, debe haber acariciado prop�sitos con respecto a �l.

Pero todos estaban condenados a la desilusi�n, y eso por su propia locura. El que sirve a Dios toma la mejor forma de servirse a s� mismo. Tambi�n es una verdad solemne que cuando un hombre ha comenzado a equivocarse, cada paso que da le resulta m�s dif�cil volver sobre su curso. Otra verdad sorprendente, que ser�a prudente mencionar, se nos ofrece en las perspectivas arruinadas de este monarca virtualmente descuartizado.

3. Peca m�s all� de la posibilidad de arrepentimiento. Las espantosas capacidades de la auto-tortura se encuentran plegadas dentro de cada alma humana. Los pecados de la juventud sientan las bases de los dolores de la vejez. La lealtad del coraz�n a Cristo ser� el �nico seguro que puede tener contra convertirse en v�ctimas de los clanes de las fuerzas del mal que ahora est�n al acecho en los misteriosos recovecos de su alma. Pero adem�s del prop�sito arruinado de Sa�l, hubo otros que sufrieron por su pecado.

Nadie vive para s� mismo. Qu� plaga trajo el pecado de Sa�l a las esperanzas de Samuel. Sa�l tambi�n critic� los prop�sitos de su familia. Su pecado involucr� a sus hijos en su desgracia; porque el cetro desapareci� de su casa y su familia se extingui�. ( W. Williams. )

Saul: un naufragio

El Dr. Newman, despu�s de intentar tres veces predicar sobre Sa�l, se ve obligado a confesar que el car�cter de Sa�l sigue siendo oscuro para �l y nos advierte que debemos ser cautelosos al considerar el car�cter oscuro de Sa�l. Pero, lamentablemente, la oscuridad comienza m�s atr�s que Sa�l. La oscuridad comienza con el padre y la madre de Sa�l. Nunca o�mos hablar de la madre de Sa�l; pero qu� clase de padre puede haber sido Kish.

Sabemos todo sobre Samuel. Todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, sab�a que Samuel estaba establecido para ser profeta del Se�or; todo Israel menos Cis y su hijo Sa�l. S�, hay una oscuridad bastante inexplicable sobre Kish, as� como sobre Saul; una oscuridad que nos deja perplejos y nos arroja al comienzo mismo de la triste historia del hijo. Y sin embargo, cuando nos volvemos atr�s y comenzamos a leer la historia completa de Sa�l de nuevo con nuestros ojos en el objeto; cuando nos detenemos y miramos a nuestro alrededor mientras leemos, la antigua oscuridad comienza a desvanecerse, pero s�lo para dejar que la alarma y la aprensi�n por nosotros mismos y por nuestros propios hijos ocupen su lugar.

Sa�l nos hace tambalear y nos echa fuera hasta que nos miramos a nosotros mismos y a los hombres que nos rodean, y luego pronto vemos, lo que antes hab�a sido oscuro para nosotros, que nuestros gustos, gustos, disposiciones, inclinaciones y b�squedas innatos y complacidos gobiernan. nosotros tambi�n, moldearnos, ocuparnos y decidir por nosotros los hombres que conocemos y la vida que llevamos. Josefo dice que Samuel ten�a un amor innato por la justicia. Pero Sa�l hab�a heredado de Kish un amor innato y absorbente por el ganado y las ovejas; y, hasta que se perdieron, Sa�l no ten�a ning�n encargo para la ciudad de Samuel.

�Por qu� levantar nuestras manos ante la oscuridad de Sa�l, y ante la ignorancia de Sa�l de Samuel? Lo tenemos en nosotros mismos. Tambi�n vemos lo que traemos, ojos para ver y o�dos para o�r y corazones para amar si no tienes m�s sentido de la religi�n y de la vida que el que ten�an Saulo y su padre, al menos, como ellos, daban preferencia a un siervo religioso. . El siervo de Sa�l conoc�a a Samuel. Sa�l fue conducido a la puerta de su reino terrenal por la piedad del siervo de su padre; y puede que alg�n d�a te lleve a la puerta del reino celestial uno de tus siervos que tenga intereses, conocidos y experiencias de las que hasta esta noche no sabes nada.

Saulo con otro coraz�n �Saulo con el Esp�ritu de Dios sobre �l! No puedes entender. Otro coraz�n tiene m�s significados que uno en la Sagrada Escritura; y tambi�n el Esp�ritu de Dios; y tambi�n la profec�a. Isa�as profetiz� de la muerte expiatoria de Cristo, pero tambi�n lo hizo Caif�s. El Esp�ritu de Dios descendi� sobre Jes�s en el Jord�n, pero tambi�n sobre Sans�n en el campamento de Dan y sobre Balaam junto al altar de Baal.

Matthew Henry, en dos o tres palabras, nos aclara toda la oscuridad del otro coraz�n de Sa�l. �Saulo�, dice el m�s sensato de los comentaristas, �ya ??no tiene el coraz�n de un labrador, preocupado s�lo por el ma�z y el ganado; ahora tiene el coraz�n de un estadista, un general, un pr�ncipe. Cuando Dios llama al servicio, lo har� apto. Si avanza a otra estaci�n, dar� otro coraz�n; y preservar� ese coraz�n para aquellos que sinceramente deseen servirle.

�As� lo har�. Pero eso es precisamente lo que Saulo, con otro coraz�n y todo, no deseaba sinceramente hacer. Y aqu� cuelga la verdadera clave de toda la triste historia de Sa�l. Fue elegido y coronado rey de Israel, pero fue tan ignorante todo el tiempo del Dios de Israel como lo fue de Samuel, el gran profeta del Dios de Israel. La verdad es que, con otro coraz�n, con un esp�ritu prof�tico, y todo, Sa�l siempre fue poco mejor que un pagano de coraz�n.

Y de ah� que lo que a menudo se ha llamado la blasfemia del car�cter de Saulo apenas se eleva a la dignidad de la blasfemia. Los pecados m�s presuntuosos de Sa�l apenas llegan a ser profanos. Debes tener alg�n sentido de lo que es sagrado antes de poder ser realmente profano. Pero Sa�l no tiene ese sentido. En su juventud no tuvo ni una chispa de perspicacia o inter�s en la vida religiosa y el culto de Israel. Nunca hab�a o�do hablar de Samuel.

Al mismo tiempo, al darle a Sa�l otro coraz�n, el Dios de Israel le dio a Sa�l la mayor oportunidad de su vida para convertirse en un nuevo coraz�n. Dios repentinamente rompi� la vida imp�a y pagana del hijo de Cis. Tanto es as� que Sa�l, por el momento, estuvo casi convencido de convertirse en un israelita. No; no hay tanta oscuridad acerca de que Sa�l tenga otro coraz�n y, sin embargo, ese coraz�n se desintegre.

Todos hemos tenido lo mismo en nosotros. Nosotros mismos hemos salido por un encargo o por placer y hemos vuelto con otro coraz�n. A veces ha sido en un momento de tristeza y, a veces, en un momento de gozo y alegr�a. A la muerte de un padre o de una madre, a la hora de salir de casa para ocupar nuestro lugar en un mundo solitario; o, de nuevo, en ese momento feliz cuando Dios trat� con tanta gracia nuestra soledad.

Dios, estoy seguro, no permite que ning�n hombre se convierta en un hombre casado sin darle la gran oportunidad y el nuevo comienzo en la religi�n que le dio a Sa�l cuando lo nombr� rey de Israel. En el coraz�n de rey que Dios le da a cada novio, no estamos lejos por el momento del reino de los cielos. Si el cambio de coraz�n de Saulo se hubiera mantenido, si su conversi�n solo se hubiera completado, Saulo habr�a sido uno de los m�s grandes de todos los hombres del Antiguo Testamento.

Sa�l no era un hombre com�n. Se necesitar�a un Shakespeare para ponerse en el lugar de Saulo y dejarnos ver el oscuro funcionamiento del coraz�n de Saulo bajo todas sus tentaciones. Pero, lamentablemente, Shakespeare ten�a tan poco inter�s en las cosas divinas, al menos tal como est�n establecidas en la palabra de Dios, que se ha ido y nos ha dejado para tratar con personajes como Esa�, Balaam, Sa�l y Judas. s�lo para nosotros, hay un pasaje oscuro hacia el final de la vida loca de Sa�l que no necesitamos que Shakespeare ni Newman nos abran, la envidia loca y asesina de Sa�l por David es tan clara como el d�a para todo hombre que pone su nombre propio en lo que sucede todos los d�as en su propio coraz�n malvado.

Tem�stocles no pudo dormir por las victorias de Milc�ades, y Manning tampoco pudo dormir por los Sermones, La Apolog�a y la promoci�n de Newman. Y tengo mi Miltiades y mi Newman, y t� tambi�n. Entre Saul y Themistocles y Manning, y t� y yo, no hay diferencia. En el genio y en los servicios hay una diferencia inconmensurable; pero no hay diferencia en absoluto en nuestra envidia mordaz e insomne ??de aquellos que tienen el genio, hacen el servicio y disfrutan de las alabanzas y el lugar. ( A. Whyte, DD )

Hombres de gran estatura

El Sr. Lincoln, mientras estrechaba la mano del juez [Kelley, de Pensilvania], pregunt�: "�Cu�l es su altura?" �Seis pies tres. �Cu�l es el suyo, se�or Lincoln? "Seis pies cuatro". �Entonces�, dijo el juez, �Pennsylvania se inclina ante Illinois. Mi querido amigo, durante a�os mi coraz�n ha estado anhelando un presidente al que pudiera admirar, y por fin lo encontr� en la tierra donde pens�bamos que no hab�a m�s que peque�os gigantes ". [El distinguido Stephen A. Douglas, de Illinois, era conocido como el �peque�o gigante�]. ( Raymond ' s Lincoln. )

Versículo 18

El pueblo no comer� hasta que �l venga, porque �l bendecir� el sacrificio.

Ordenanzas religiosas

Hay un parecido sorprendente entre los contornos del mosaico y de la Iglesia cristiana. Cada uno surgi� sobre una base Divina. Cada uno ten�a su forma de imitaci�n y ritos simb�licos. Cada uno ten�a sus tres �rdenes de ministros en el santuario. Y cada uno se jacta de tener un Ser Divino a la cabeza. Como en uno, as� en el otro, el pacto est� en manos de un Mediador, y sus principios y leyes est�n depositados en un c�digo sagrado.

De hecho, en la Iglesia cristiana hay un grado de espiritualidad m�s alto que el que se encuentra en cualquier otra dispensaci�n. Aqu� cesan el sacrificio y la oblaci�n diarios, absorbidos, en su significado, en ese gran sacrificio, del cual, a los ojos de la fe, todos eran figuras. Pero en la constituci�n de esta Iglesia, nuestro bendito Se�or no pas� por alto el antiguo modelo de las cosas celestiales, ni olvid� la naturaleza del hombre.

1. El primer punto sobre el que quisiera llamar su atenci�n es la idoneidad y utilidad de las ordenanzas religiosas. En verdad, no existen medios tan obvios, simples y universales de preservar comunidades distintas y de manifestar a sus miembros al mundo y entre s�, como derechos caracter�sticos e insignias peculiares. La naturaleza incita al uso de ellos; porque el salvaje de los bosques tiene el canto y las ceremonias de sus antepasados, y por los cortes y las manchas con que desfigura su forma, denota su tribu.

La raz�n y la pol�tica han descubierto su utilidad; porque los ej�rcitos de los ambiciosos tienen sus uniformes y sus estandartes; y casi todas las naciones tienen su modo de naturalizar a los s�bditos, sus juramentos de lealtad y sus armas. De hecho, son tan aptos y necesarios que pocas comunidades contin�an sin ellos durante mucho tiempo o sobreviven a su p�rdida; y quienes denuncian todos los ritos como in�tiles, se ven obligados a recurrir a la peculiaridad de la vestimenta, de la frase o del gesto, cuando se conocer�an entre s� y se distinguir�an del mundo.

Hasta ahora nuestras observaciones han sido de car�cter general aplicables a cualquier comunidad. Entonces, �qu� diremos de la propiedad y la importancia de los ritos y ordenanzas al servicio de la religi�n? Para los jud�os, Dios design� un sistema de ceremonias, para conectarlos y ensombrecer a los sublimes sujetos de la fe a su entendimiento. Y nuestro adorable Redentor instituy� para sus seguidores un bautismo, que deber�a representar su "muerte al pecado, y nuevo nacimiento para justicia"; y una cena, en la que deber�an conmemorar el fundamento de todas sus esperanzas y gozos, Su ofrecimiento a S� mismo en el cuerpo una vez para siempre.

Las ordenanzas religiosas tienen una ventaja indescriptible, ya que unen a los miembros de un mismo cuerpo y los unen afectuosamente entre s�. Forman una especie de cadena visible que connota a los hombres juntos; cuyos primeros y �ltimos eslabones est�n conectados con Dios. La comunidad de intereses genera confianza; y mientras perseguimos los mismos objetivos, conscientes de las debilidades de los santos, pero confiando en las mismas esperanzas, nos llenamos, involuntariamente, de afecto mutuo. Esto se ilustra sorprendentemente en la tendencia natural, y sin duda fue fuerte en la opini�n de nuestro Redentor en la instituci�n de gracia de la Cena del Se�or.

2. De la naturaleza de las ordenanzas cristianas surge una necesidad peculiar de un ministerio autorizado. Estos sacramentos son de gran y santa importancia. Como el arca del pacto, no deben ser llevados por manos imp�as. Son sellos de un compromiso entre Dios y los hombres. Son pactos entre el Padre Todopoderoso y Sus hijos arrepentidos, en los que �l se compromete a s� mismo, con la condici�n de su fe y obediencia, a darles el perd�n de sus pecados, las bendiciones de Su Esp�ritu y el disfrute de la vida eterna.

�Y qui�n puede firmar el pacto de tales misericordias para con los hombres, sino los que act�an en nombre de Dios? �Y qui�n puede actuar en nombre de Dios, sino los que act�an por la autoridad de Dios? No es que en aquellos a quienes se ha encomendado este ministerio, haya alguna elevaci�n por encima de las cualidades ordinarias de sus semejantes. "Tenemos este tesoro", dice San Pablo, hablando de los grandes mandatos cristianos confiados al ministerio, "tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros".

3. Aqu� nos damos cuenta de las obligaciones que las verdades que hemos estado considerando incumben a los ministros y al pueblo. La primera y m�s obvia deducci�n es que nos incumbe a todos respetar y observar las instituciones del Evangelio. Pero las verdades que hemos estado considerando hacen hincapi� en nuestra observaci�n de la santidad, la importancia y los deberes del ministerio. Son los guardianes de la fuente, que est� abierta para que la humanidad se lave del pecado y de la inmundicia, y son los dispensadores de la palabra, por la cual somos instruidos en justicia y engendrados de nuevo a la esperanza bienaventurada de la vida eterna. .

Bajo la dispensaci�n cristiana, mucho m�s que bajo la econom�a jud�a, deber�a haber escrito en la frente del sacerdocio y en todas sus vestiduras sagradas: �Santidad al Se�or�. Pero, finalmente, debemos se�alar que de lo que se ha dicho surge una obligaci�n sobre el pueblo de acatar y cooperar con aquellos que son nombrados regularmente para ministrar en las cosas santas.

En vano Dios habr� instituido ordenanzas en la Iglesia, en vano habr� establecido en ella pastores y maestros, si el cuerpo de cristianos descuida, o profana, estas instituciones sagradas, o con el temperamento de Gali�n, �no se preocupa por ninguna de estas cosas. " ( Obispo Dehon. )

Versículo 26

Sucedi� alrededor de la primavera del d�a.

La primavera del dia

�El tiempo era para el d�a lo que la primavera es para el a�o. La revoluci�n diurna de la tierra alrededor de su propio eje se corresponde con la revoluci�n anual de la tierra alrededor del sol, y los diferentes per�odos del d�a - ma�ana, mediod�a y noche - por lo tanto se asemejan a las diferentes estaciones del a�o - primavera, verano, oto�o e invierno. Seg�n esta hermosa analog�a, la primavera del d�a abarca las primeras horas despu�s del amanecer.

En ning�n lugar la primavera del d�a es tan deliciosa como en Palestina, porque m�s tarde se vuelve opresivamente calurosa. La gente hace todos sus viajes y la mayor parte de su trabajo temprano en la ma�ana. Sa�l inici� ese fat�dico viaje de regreso a casa desde la aldea monta�osa del profeta que conduc�a al trono de Israel en la primavera del d�a. �Ah! qu� diferencia ese primer comienzo en la vida, desde la colina de Juph en la primavera del d�a, del oscuro final de su vida en el monte Gilboa en el triste invierno del d�a ". ( Hugh Macmillan, DD )

Versículo 27

Dile al criado que pase delante de nosotros.

Samuel y el joven Sa�l

Esta fue la tercera entrevista de Samuel con este buen joven. Esta vez le habl� con gran cercan�a de aplicaci�n personal, haciendo que el sirviente se apartara del camino para que le dijera cosas que nadie m�s pudiera o�r. Trat� de hablar con el alma m�s �ntima del joven. El profeta sinti� una profunda solemnidad, todo su coraz�n dec�a cada palabra que sal�a de su labio. Creo que escucho sus tonos serios y acentos endulzados por un gran amor, porque Samuel amaba a Sa�l, y fue su afecto lo que lo hizo hablar con tanta seriedad y determinaci�n. Esta vez el predicador te retendr�a, como si le dijera a cada uno: "No te dejar� ir a menos que entregues tu coraz�n a Cristo y te conviertas en Su siervo desde esta misma hora".

I. Primero, pensemos en la atenci�n que solicit�. Le dijo al sirviente: �Pasa delante de nosotros�, y sigui� adelante. Ordene al criado que pase; olv�date por un tiempo de tus asuntos, olv�date de tu familia, olv�date de tus alegr�as, olv�date de tus penas. Ojal� pudiera hablar de manera que los hombres dijeran de mi predicaci�n lo que dijeron de Whitefield. Un hombre dijo: �Siempre que fui a la iglesia antes, calcul� cu�ntos telares tendr�a la iglesia�, porque era un tejedor, �pero cuando escuch� a Whitefield nunca pens� en un telar.

Otro dijo: �Mientras estuve en la iglesia, a menudo constru� un barco de proa a popa; pero cuando escuch� al Sr. Whitefield no pude colocar una tabla; �l apart� mi mente de esas cosas y me ocup� con pensamientos m�s elevados ". El siguiente punto de la atenci�n solicitada fue el deseo de que "se quedara quieto un rato". Oro para que disfrutes del Evangelio como lo hacen los hombres a la luz del sol cuando estar�an calientes.

Deje que el evangelio tenga su propio efecto leg�timo sobre usted. Ponle el pecho al descubierto. Pide que no se le coloque sobre tu alma piedra de descuido, como si fuera una cosa muerta en un sepulcro, sino que salga en vida de resurrecci�n por medio de la palabra vivificadora del Esp�ritu Divino. �No es esto lo que merece la palabra de Dios? �No deber�a tener nuestra atenci�n viva y amorosa? Cuando Dios hable, callen todos.

He o�do que el gran reloj de St. Paul's apenas puede o�rse en Cheapside, debido al tr�fico que hay; y as� las voces m�s solemnes se ahogan en medio del estruendo y el alboroto de nuestro negocio, y no escuchamos a menudo la voz de Dios, a menos que estemos acostumbrados a darnos un poco de tranquilidad y santa quietud, y sentarnos solos en nuestra habitaci�n y decir: �Ahora, Se�or, comulga conmigo.

�Como la Palabra de Dios merece una atenci�n tan silenciosa, ciertamente es solo por esa atenci�n que es probable que nos bendiga. Recuerdo a un ni�o que sol�a ser conocido por su gran atenci�n durante el serm�n, y su madre, notando su profunda sinceridad, le pregunt� por qu� �l dijo: �Porque, madre, escuch� al predicador decir una vez que si hab�a un fragmento del discurso que probablemente ser�a bueno para nuestras almas, Satan�s intentar�a hacernos perderlo; y como no s� por qu� parte Dios me bendecir�, trato de escucharlo todo y recordarlo todo.

�Oh, cuando la gente viene a escuchar al predicador con un esp�ritu como ese, es un trabajo dulce predicar. Pero surgen muchas cosas para prevenir este desgaste. No puedes hacer que algunas personas se queden quietas, son tan fr�volas; no puedes hacerles pensar. Algunos hombres temen el proceso de pensar, casi tanto como sentir�an un toque del �gato� en sus espaldas. No pueden soportar considerar y meditar. Dios los ha distinguido de los brutos d�ndoles la facultad de pensar, pero tratan de ignorar este alto privilegio.

Qu�date quieto un rato, y no dejes que nada entre que rompa el silencio de tu esp�ritu, mientras escuchas la voz de Dios. Yo persuadir�a seriamente a todos los que no son salvos de que est�n una hora a solas de alguna manera.

II. El tema sobre el que Samuel convers� con Sa�l, o m�s bien el tema sobre el que yo hablar�a en este momento, si estoy tan feliz de haber asegurado su o�do. El tema es la Palabra de Dios. Que Dios nos d� una Palabra es muy misericordioso. Es maravilloso que tenga la condescendencia de hablarnos, porque no podemos entender mucho: somos como ni�os peque�os en el mejor de los casos.

En la palabra particular de Dios que Samuel le habl� a Sa�l, �hab�a algo parecido al mensaje que estoy obligado a entregarle! Samuel le habl� a Sa�l acerca de un reino, del cual este joven deber�a ser el rey. Poco so�� Saulo que en este d�a le ser�a dado el reino, y poco lo sue�as quiz�s todav�a; pero te ruego que me dejes mostrarte la palabra de Dios, porque a�n puedes encontrar un reino all�, un reino para ti, una corona de vida para ti que no se desvanece, y un asiento a la diestra de Dios con Cristo en el d�a de su aparici�n.

2. Samuel no solo habl� sobre el reino, sino que le mostr� la palabra de Dios mediante una unci�n que T� dices: "No soy capaz de cosas elevadas y nobles". Ser�s capacitado, porque el d�a en que Dios te unja, recibir�s fuerza: "A todos los que le recibieron, les dio poder para llegar a ser hijos de Dios". Recibir�s esclarecimiento e iluminaci�n por la unci�n divina del Esp�ritu Santo.

3. Samuel le habl� a Sa�l acerca de otro asunto, a saber, acerca de un cambio que deber�a sufrir. �Nunca has o�do que Dios puede crearte por segunda vez? Puede destruir en ti el poder del pecado, y ponerte bajo otro dominio, y hacerte ansioso por el bien como has estado tras el mal, y hacerte tan feliz en el servicio de Cristo como siempre lo fuiste al servicio del diablo. , ay, �y diez mil veces m�s? ( CH Spurgeon. )

Qu�date quieto un momento para que pueda mostrarte la Palabra de Dios.

Comunicaciones de Dios al hombre

El texto sugiere dos comentarios sobre la comunicaci�n divina al hombre.

I. Son necesarios para calificarlo para el cumplimiento de sus obligaciones. Sa�l estaba a punto de asumir un cargo de enorme responsabilidad, y Samuel sinti� que el conocimiento de la �Palabra de Dios� era de primordial importancia para �l. "Puedo mostrarte la palabra de Dios".

1. La palabra de Dios es esencial para iluminarnos sobre nuestro deber. En ning�n tema ha cometido el hombre mayores errores que en el del deber. Los m�s grandes sabios del viejo mundo cometieron un terrible error en este punto. �Pero con qu� claridad se manifiesta en el Verbo Divino! "Amar�s al Se�or tu Dios". "Haz con justicia, ama la misericordia, camina humildemente con tu Dios", "Todo lo que quieras que los hombres te hagan, as� tambi�n hazles a ellos".

2. La palabra de Dios es necesaria para estimularnos en el cumplimiento de nuestro deber. �D�nde m�s podemos encontrar motivos lo suficientemente fuertes para este prop�sito?

II. Esa espera paciente es necesaria para la recepci�n de estas comunicaciones. "Pero qu�date quieto un momento para que yo te muestre la palabra de Dios". La voz de Dios no se puede escuchar en la prisa y el bullicio de la vida. Debe haber un alto y un silencio, una pausa y un silencio.

1. �Qu�date quieto un momento� para escuchar. La oreja debe estar abierta. �Inclina tu o�do�, etc.

2. "Qu�date quieto un momento", para interpretar. Reflexiona sobre el significado, pasa del sonido al sentido, del s�mbolo a la sustancia.

3. �Qu�date quieto un momento�, para aplicar. Aplica el significado a tu propia condici�n, experiencia, circunstancias. Conclusi�n: - Las palabras pueden aplicarse leg�timamente a todos los buenos que est�n agobiados por las pruebas de la vida. A cada santo probado podr�a decirle: "Qu�date quieto un rato", y

(1) Tendr�s soluci�n a esas dificultades intelectuales que te averg�enzan.

(2) Ser�s liberado de todas las infecciones morales que te afligen.

(3) Ser�s libre de todas las aflicciones que te oprimen. ( Homilista. )

Samuel y Saul

I. Samuel encontr� muchas cosas buenas en Sa�l. Un grupo de excelencias se presenta incidentalmente en este cap�tulo.

1. Sa�l ten�a reverencia por su padre. Obedeci� de inmediato a su padre; sin embargo, era "m�s alto desde los hombros hacia arriba", etc.

2. Saulo no era holgaz�n. No era ajeno al trabajo; sin embargo, su padre era "un valiente hombre de poder".

3. Saulo no era particular en cuanto a la clase de trabajo que hac�a. Tenemos su fotograf�a en verso

2. Sin embargo, este joven espl�ndido fue en busca de los traseros perdidos: ninguna persona que tenga un empleo �til es un empleo innoble.

4. Saulo encontr� maestros en todas partes. Escuch� y fue aconsejado por su criado: fue guiado por j�venes doncellas.

5. Sa�l era muy modesto y humilde ( 1 Samuel 9:21 ).

II. Samuel toca el �nico principio rector de una vida verdadera: �Qu�date quieto un rato. .. �Esta es la �nica estrella gu�a segura del mundo. Quien quiera vivir una vida verdadera debe decir a menudo con el ni�o Samuel: �Habla Se�or por. .. "

1. A veces nos acecha la inquietud. La satisfacci�n del alma, el descanso del coraz�n, est�n lejos de nosotros. Estos se buscan con entusiasmo pero en vano en compa��a, placer, negocios, actividades intelectuales; que se quiere Un maestro para decir en tonos que llamar�n la atenci�n. �Ponte de pie. .. "

2. A veces nos mueve la codicia. Los hombres tienen hambre de oro y casas y tierras sobre ellos. Oh, que alg�n profeta de Dios se interpusiera en su camino, y en un tono de llamada que los hiciera detenerse, temblar y arrepentirse, di: �Ponte de pie. .. "

3. A veces nos vemos presionados por las dificultades. Debemos cuidar c�mo nos liberamos; Satan�s estar� dispuesto a ayudarnos; pero no lo har� por nada; es un abogado que nunca va sin sus honorarios. Encuentra a alguien que, con los ojos puestos en este libro, diga: �Ponte de pie. .. "

III. Los grandes desastres de Sa�l y su derrocamiento final fueron el resultado de su negligencia de "la Palabra de Dios". Sa�l tuvo un buen comienzo, pero un final terriblemente triste. �Pobre de m�! qu� n�meros hacen lo mismo. ( R. Berry. )

No es f�cil quedarse quieto

Ahora, est� Saulo, un hombre grande, corpulento, de seis pies y medio, y ancho en proporci�n. Cabeza y hombros por encima de sus compa�eros, lleno de salud y fuerza y ??de carne y hueso, lleno de sus propios planes y sus propios prop�sitos; y Samuel virtualmente dice: ��Sa�l, detente! No puedo hacer nada hasta que te arreste y te detenga, en cuerpo y alma, para escuchar la palabra de Dios ". Ahora, Sa�l, hablo como un Samuel.

Tengo todas las mismas - ay, y m�s - raz�n, si soy el mensajero de Dios, y si crees en Dios y que hay algo en el don del predicador, el Se�or Jesucristo ofrecido, entonces dame tu completa atenci�n. �Qu�dese quieto�, y no es f�cil. �Alguna vez, cuando eras joven, sacaste el nivel de burbuja de tu padre del bolsillo largo, como yo sol�a sacar el de mi padre de los moleskins, y trataste de mantenerlo recto y firme? Ah� estabas, mirando la peque�a cuenta en el vidrio, y cree que lo tiene completamente nivelado en el medio, cuando, sin ning�n movimiento del que sea consciente, golpea hacia el otro extremo y luego vuelve al otro extremo.

�Por qu�? Hay un movimiento: el propio correr de la sangre a trav�s de las venas altera el equilibrio. Amigo, el diablo cuenta con esa molestia para estropear el Evangelio. �l sabe que estamos atados a cables, que puede enga�ar o molestar con esto, aquello o lo otro. �l sabe con qu� facilidad se altera el equilibrio y siempre lo est� alterando. Simpatizo con Samuel, acerc�ndome a ese joven gigante grande y saludable y diciendo: �Sa�l, qu�date quieto un poco, para que pueda mostrarte la palabra de Dios.

�Oh, s� que est�s todav�a en lo que respecta a tu cuerpo, pero no har� ning�n bien hasta que consiga que tu mente, que es tan sensible como el azogue, se detenga: y con la ayuda de Dios lo har�. ( John McNeil ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "1 Samuel 9". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/1-samuel-9.html. 1905-1909. Nueva York.