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Bible Commentaries
2 Reyes 2

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-15

Y sucedi� cuando el Se�or tom� a El�as.

Elijah traducido

I. En el glorioso final de la vida terrenal de El�as, vemos no simplemente la recompensa de un hombre fiel, sino la gracia divina manifestada a cada creyente al final de su carrera terrenal. Uno de los prop�sitos, sin duda, de esta traducci�n de El�as fue dejar m�s claro a nuestro aburrido entendimiento el ascenso celestial de cada santo cuando su Obra en la tierra haya terminado. Somos tan aptos para seguir el cuerpo con nuestros pensamientos e imaginar a nuestros amigos difuntos en la tumba, que aqu� Dios hizo que el cuerpo subiera para que pudi�ramos ser destetados de esta noci�n err�nea y pagana.

Para la mente espiritual, todo el Antiguo Testamento est� lleno de | opiniones del estado futuro; y este ascenso de El�as es uno de los muchos casos en los que contemplamos la contig�idad inmediata del cielo a la tierra en la experiencia de los santos de Dios. Por lo tanto, cuando se nos pide que nos inclinemos sobre la forma mortal de un santo que se va, debemos sentir lo cerca que est� el traslado al cielo. �El cielo espiritual no es ni 'arriba' ni 'abajo', y no se debe insistir en esta narraci�n de la desaparici�n de El�as de Eliseo.

En respuesta a esto, decimos que podemos presionarlo. Afirmamos que "arriba" siempre se usa de acuerdo con la necesidad o debilidad (si lo desea) de nuestra naturaleza para designar el cielo del alma difunta donde mora con Dios. Esto est� en conformidad con el instinto uni-verbal del hombre. No podemos decir por qu� deber�a ser as�, ni se nos pide que lo expliquemos. El profeta El�as ascendiendo por los aires nos ense�a de un cielo presente al que fue trasladada su vida.

De otra manera, no podemos considerar el incidente. La mente se niega a ver en �l que entr� en la inconsciencia o la aniquilaci�n o el purgatorio o el infierno. El "cielo" no es simplemente el cielo exterior de los sentidos, sino el cielo de la bienaventuranza y de Dios, tal como en el caso de nuestro Se�or Jes�s, quien condujo a sus disc�pulos hasta Betania; y sucedi� que, mientras los bendec�a, se separ� de ellos y fue llevado al cielo.

2. "El�as subi� al cielo". Fue El�as el que subi�, no Acab. Era un hombre de Dios, uno que hab�a sido fiel a la voluntad y los mandamientos Divinos, uno que hab�a estado celoso por el nombre y la adoraci�n de Dios. Es bueno que tomemos nota de esto. Solo los santos de Dios suben al cielo. Sin santidad nadie ver� al Se�or. Aquellos que piensan que Dios quiere o puede llevar un coraz�n imp�o al cielo, no saben nada de Dios.

��Qui�n subir� al monte del Se�or? �O qui�n estar� en su lugar santo? El de manos limpias y coraz�n puro �. Si bien ning�n hombre puede derivar estos requisitos de su naturaleza, por depravada que sea, puede recibir la bendici�n de manos limpias y coraz�n puro del Se�or, incluso la justicia del Dios de su salvaci�n. ( H. Crosby, DD )

La traducci�n de El�as

�Cuando el Se�or tomar�a a El�as�, cuando. All� hay una gran doctrina de la Providencia. La vida del hombre est� absolutamente a disposici�n del Se�or, esa es la doctrina. Uno podr�a suponer que el hombre tendr�a alguna opci�n en cuanto a cu�ndo ir�a. No es el menos importante del mundo. Podr�amos pensar que al hombre se le permitir�a quedarse uno o dos a�os m�s; podr�a estar comprometido en terminar un trabajo que requerir�a ese tiempo para completarlo.

No. Bueno, dice uno, he construido la columna y el capitel est� casi listo para ponerse: lo har� pasado ma�ana, �no puedo quedarme hasta entonces? No. �Cuando el Se�or lleve a El�as al cielo�; no cuando El�as ir�a, sino cuando el Se�or lo llevar�a. �No hay un tiempo se�alado para el hombre sobre la tierra? Dios sabe cu�ndo termina nuestro trabajo; a veces pensamos que est� hecho cuando no lo est�; nos preguntamos qu� m�s se le puede hacer, parece tan insignificante, como si no valiera la pena hacerlo, record�ndonos lo que el gran escultor le dijo a alguien que se preguntaba que estaba tanto tiempo sobre su m�rmol: �Ya s� Estoy haciendo s�lo algunas cosas que parecen nimiedades, pero las nimiedades hacen la perfecci�n y la perfecci�n no es nimiedades.

As� con nosotros: muchas vidas pobres que hemos visto parecen no hacer nada, y nos preguntamos por qu� no avanza hacia el estado eterno. �Cuando el Se�or lleve a El�as al cielo�. �Qu� es el cielo? Los cr�ticos no pueden decirnos: se han reunido en consejo y no pueden sacar nada al respecto. Debemos morir para saber que no ha entrado en el coraz�n del hombre el concebir la casa de Dios. Y as� El�as va a Gilgal: est� sentado aqu� como si no significara nada, en Betel y Jeric�, como si fuera una especie de esp�ritu inquieto, aqu� y all�, como un anciano quisquilloso que no sabe nada. saber donde descansar.

Pero aqu� hay un plan, un prop�sito, un plan, la Providencia; y as� hay en nuestro viaje y en nuestros movimientos, �Por un torbellino�. Aqu� hay una lecci�n para nosotros: y es esta. Que el camino de nuestro andar, as� como el tiempo, es de la determinaci�n del Se�or, y no de la nuestra. �l marca el tiempo, �l abre el camino, y t� no tienes nada que ver con eso, pobre moribundo. Uno dice: "Quiero morir en mi cumplea�os"; y Dios dice: �No, quiz�s al d�a siguiente.

Otro dice �quiero morir de repente�; y Dios responde: "No, ese no es el camino: est� en el libro, todo est� escrito en el libro: vas a tener una muerte prolongada". "Me gustar�a morir de forma lenta, pero tranquila", dice otro hombre; y Dios dice: �Ese no es el camino en el libro: de repente te golpear� un rayo: te acostar�s bien, y por la ma�ana estar�s en el cielo, sin dolores ni espasmos ni aviso a nadie: encontrar�n est�s durmiendo en la almohada como un ni�o en reposo.

Otro hombre dice: "Me gustar�a morir como una mazorca de ma�z completamente madura"; y Dios dice: "No, ser�s cortado por el verdor de tu juventud, por la inmadurez de tus poderes". Hay otros a los que les gustar�a morir en la infancia, morir antes de los cinco, cuando los ojos son maravillas redondas y no saben nada, cuando todo a su alrededor es misterio, enigma y encanto; y Dios dice: �No, morir�s a los noventa: todo est� enfocado, todo arreglado.

��Qu� tenemos que hacer, entonces? Dios nos permite expresar nuestros propios deseos y voluntades, nos permite decir lo que nos gustar�a haber hecho y nos entrena para decir: "Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya". Env�a a buscar a algunos en un hermoso carro hecho de violetas, campanillas de invierno y azafr�n, y estos son los j�venes que suben al cielo en el carro de primavera: se env�a la carroza de primavera a buscarlos y se van, �tan j�venes! Acaban de salir de la escuela, acaban de terminar la �ltima lecci�n, se callan y se despiden del maestro y de la institutriz, y se supone que ahora est�n listos para la vida; y Dios dice: "Ahora, sube"; y suben entre todas las dulces y modestas flores primaverales.

Y otros ascienden en la vejez, sinti�ndose como si hubieran sido olvidados en la tierra, se les permiti� quedarse y holgazanear demasiado, como si Dios los hubiera olvidado, algunos por una larga aflicci�n, otros por una llamada repentina. El�as no le dijo a Eliseo: "Voy a morir", o "Voy al cielo", sino "Voy a Betel, qu�date all�". Ustedes saben lo que nos decimos unos a otros en vista del gran evento: decimos, "Si algo me pasara", una forma de palabras que entendemos.

No nos preparamos para poder decir claramente y con franqueza: "Ahora, si muero la semana que viene" No, pero decimos: "No sabemos lo que puede pasar, y en el caso de que me pase algo". No nos gusta mencionar al monstruo y se�alar con un dedo largo y liso en el hoyo, por lo que decimos: "Si algo me pasara, en el caso de que me sucediera algo, ir� a Gilgal y a Betel. ya Jeric�, y al Jord�n, y �El resto es silencio.

Ese es el camino en la c�mara de la aflicci�n. Decimos: "Si el viento solo fuera del este al suroeste, tal vez deber�amos levantarte un poco". Nunca, y lo sabemos. Y nuestro amigo, que no est� dispuesto a rompernos el coraz�n, dice: "He estado pensando que si el clima fuera m�s suave, tal vez podr�a salir un poco". Por tanto, no se hace contacto con los vivos; este hombre dice que va a Gilgal y sabe que va al cielo; dice que va a Betel, como si no fuera nada - solo va a rezar con los j�venes all�, miente dice que va a Jeric�, como si fuera a parar all� - sabe perfectamente bien que solo gana estar all� una noche; es un peregrino con un bast�n en la mano y no puede demorarse.

Dice que se va a Jordania, y sabe perfectamente bien que nunca volver� a cruzar Jordania, pero todo el tiempo nunca dice nada al respecto. As� que decepcionamos a nuestros amigos f�cilmente y los preparamos para grandes eventos haciendo ciertas cosas intermedias. El�as dice: "Pregunta qu� har� por ti". El cielo est� tan cerca, pero todav�a est� pensando en la tierra: se unir� a los �ngeles y, sin embargo, querr� hacer algo por las pobres criaturas que a�n permanecer�n en la tierra durante diez o veinte a�os.

�Oh, hombre valiente, valiente, valiente El�as! "Pregunta qu� har� por ti". D�jame una bendici�n, d�jame una de tus viejas cartas, d�jame tu vieja Biblia: pronuncia una oraci�n m�s por m�, menci�name en la �ltima oraci�n, deja que el �ltimo suspiro signifique pobre de m�, de m�, de m�. Ay, podemos ayudarnos unos a otros de esa manera. "Pregunta qu� har� por ti". Ahora bien, �cu�l es tu oraci�n suprema? �Qu� quieres que te deje tu padre, madre, amigo? Que te dejen un buen ejemplo, que te dejen un testimonio noble a favor de la verdad, que te dejen un car�cter inmaculado, y entonces te dejar�n una herencia incorruptible, sin mancha y que no se marchita.

"Si me ves." Y Eliseo dijo: �Te ver�, si es posible; Te vigilar� ". �Y Dios alguna vez decepcion� a los ojos que estaban vueltos hacia arriba? �Ha dicho alguna vez la mentira: "La ma�ana no brillar� sobre los que miran hacia el oriente"? Nunca. Entonces, si miras la ley perfecta de la libertad, miras la Biblia, la encontrar�s siempre nueva, siempre una revelaci�n, siempre algo fresco, que pueda traer sus propias flores, junio su propia corona siempre, agosto su propia generosidad. de vid y trigo.

"Si me ves." �Hay alguna contraparte de eso en el Nuevo Testamento? Ah� est�: �Oh maravillosa contraparte !, "Si me ves, lo tendr�s; si no, no ser� as�". �Y los condujo�, el mayor de ellos, �los condujo hasta Betania�. Y ascendi�, y ellos lo miraban y lo vieron, y una nube lo recogi� fuera de su vista. Vieron, vieron, regresaron a Jerusal�n y fueron investidos con el poder de lo alto.

Esa es la ley de Dios, que el hombre que mira lo consigue todo, el hombre que est� m�s cerca y parece m�s entusiasta obtiene todo y lo ve todo, y est� bien. La monta�a recibe el primer destello del sol, y luego la luz llega poco a poco a los valles. Y as� - y as� - estas grandes rocas de Dios est�n mirando a los hombres: Eliseo era un esp�ritu vigilante: los que ven a Cristo arrebatado son investidos con poder de lo alto. Pide y se te dar�; Busca y encontrar�s; mira, y ver�s; llama, y ??se abrir�.

Una vez le preguntaron a Sir Isaac Newton por qu� era mucho m�s grande que otros trabajadores en su ciencia particular. Dijo: "No lo s�, excepto que, tal vez, preste m�s atenci�n que ellos". Solo consid�relo. �Qu� es la atenci�n? Creemos que cualquiera puede asistir. Casi un hombre de cada cien puede ocuparse de algo. El perezoso no recibe nada, los ojos cerrados no ven la ma�ana cuando llega, la visi�n cerrada del durmiente no puede ver los primeros destellos y centelleos del d�a que viene. Se�or, abre nuestros ojos para que veamos. ( J. Parker, DD )

Elijah traducido

La traducci�n de El�as significa m�s que una declaraci�n hist�rica. El tema tiene que ver con la gran doctrina b�blica de la inmortalidad, a cuya luz la consideramos. Observar&mdash

I. La naturaleza dual del hombre. Esta verdad est� directamente impl�cita en el relato de la Creaci�n. La forma corporal fue hecha "del polvo de la tierra"; pero cuando el "Se�or Dios sopl� en su nariz aliento de vida, el hombre se convirti� en un alma viviente". Es de esta naturaleza dual que Pablo habla, �hay un cuerpo natural y hay un cuerpo espiritual; sin embargo, no fue primero lo espiritual, sino lo natural.

�Una negaci�n de este hecho afirma que el hombre est� al mismo nivel que los brutos. Sin embargo, la creencia m�s com�n afirma la existencia de las dos naturalezas, pero se aferra a la idea de que, de alguna manera, las dos son interdependientes. Esta idea no es b�blica, ya que, en tal caso, la muerte no podr�a ser una ganancia. El cuerpo espiritual controla lo material y lo terrenal, pero no es controlado por �l.

II. La carne y la sangre no son inmortales. El ap�stol llama a esto el cuerpo corruptible y luego declara que la corrupci�n no puede heredar la incorrupci�n; que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Lo perecedero no puede entrar al cielo.

III. La naturaleza y el ministerio de la muerte. �El pecado entr� en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte; y as� la muerte pas� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron �; esta es la triste historia. �El aguij�n de la muerte es el pecado�; esta es la ley. En la traducci�n de El�as contemplamos lo que quiz�s ser�a el tipo de muerte si no fuera por el pecado; pero, aparte de tal consideraci�n, pasamos a algunas lecciones importantes de la escena.

1. El poder del prop�sito humano de perpetuarse. De esta manera vemos el poder de El�as en su cuidado de las escuelas de los profetas. Estas organizaciones continuar�an, despu�s de su partida, lo que hab�an comenzado sus incansables esfuerzos. �Me quedo solo�, fue su primer grito; sin embargo, cuando ascendi� sobre la nube de fuego, quedaron Betel, Gilgal y Jeric�, con sus multitudes de profetas.

La teocracia que, a pesar de Acab y Jezabel, hab�a fundado, se perpetu� en estas escuelas. Hay un futuro para todos los hombres de la tierra si tan s�lo planean sabiamente. As� como El�as hab�a sido el fundador y defensor de la fe, as� se convirti�, por estos centros, en el conservador de esa misma fe.

2. La incansable actividad del buen hombre. La verdadera vida no tiene horas libres aparte de su prop�sito. Fue �mientras segu�an hablando� que lleg� el carro. Las �ltimas horas estuvieron tan llenas de servicio como si no vinieran cambios. El mundo invisible no necesitaba m�s pensamientos especiales.

3. La vida inmortal. La historia del profeta de Carmel no parece estar completa sin la escena de Herm�n. Hab�an pasado mil a�os desde que el carro de fuego barri� el cielo. Los tres disc�pulos favorecidos se hab�an quedado dormidos incluso en la oraci�n de su Maestro. Nada m�s que esa maravillosa voz irrumpi� en la quietud de la noche. Por alguna revelaci�n, los disc�pulos captaron el acento de los visitantes celestiales.

El primero, mil quinientos a�os antes, hab�a pisado la cima del Sina� y hab�a hablado cara a cara con Dios. Fue �l quien renunci� a su derecho a la corona de Egipto por el reproche de Cristo. Era �l cuyo rostro hab�a brillado con una gloria prestada que no conoc�a. ( Sermones del club de los lunes ) .

La partida de los buenos hombres

Aqu� se presentan dos temas para su notificaci�n:

I. La partida de un buen hombre de la tierra. La muerte es una salida del mundo, no es una extinci�n, es un mero cambio de lugar.

II. El poder de la bondad en la partida de un buen hombre. Vea qu� gran esp�ritu muestra Elijah en la perspectiva inmediata de su salida.

1. Un esp�ritu de sereno dominio propio.

2. Un esp�ritu de fuerte inter�s social.

3. Un esp�ritu de filantrop�a de gran alcance.

El�as va a Betel, pero �para qu�? Probablemente para pronunciar un discurso de despedida a los "hijos de los profetas". ( Homilista. )

El cristiano nativo del cielo

Las verdaderas afinidades de un hombre cristiano est�n con las cosas que no se ven y con las personas all�, sin embargo, las relaciones superficiales lo unen a la tierra. En la medida en que es cristiano, es un extra�o aqu� y un nativo de los cielos. Esa gran ciudad, como algunas de las capitales de Europa, est� construida sobre un ancho r�o, con la masa de la metr�poli en una orilla, pero un suburbio de amplia extensi�n en la otra. As� como el Trastevere es para Roma, como Southwark para Londres, as� es la tierra para el cielo, la parte de la ciudad al otro lado del puente. ( Alex. Maclaren, DD )

El atardecer de la vida

Aqu� hay un hombre en las fronteras del cielo. Vive en �ntima comuni�n con Dios. De cada paso de ese �ltimo viaje puede decir: "El Se�or me envi�". Enoc, el primero en ser traducido, "camin� con Dios". El�as claramente hizo lo mismo. Por eso San Pablo dice: �Si vivimos por el Esp�ritu, andemos tambi�n por el Esp�ritu�; o, literalmente, "andemos tambi�n en el Esp�ritu". No meramente el caminar como un todo, sino que cada paso sucesivo debe ser en comuni�n con Dios.

Nada menos que esto puede ser una preparaci�n adecuada para tal cambio. Seguramente si supi�ramos que el Se�or vendr� por nosotros en unos pocos d�as, esos d�as ser�an d�as de comuni�n infinita e ininterrumpida; no habr�a horas fuera de contacto con el Maestro. Deber�amos, estando as� en perfecta comuni�n, poder decir de cada paso: "El Se�or me envi�". Pero este hombre en las fronteras del cielo, se encuentra en un lugar retirado y busca estar solo.

Lo encontramos con Eliseo en Gilgal, probablemente el "Gilgal junto a las encinas de Moreh", mencionado en Deuteronomio 11:30 , RV. All� propone dejar a Eliseo mientras viaja solo a Betel. Podemos comprender su deseo de soledad. Y no tiene ning�n deseo de hacer alarde de su honor que se aproxima. No le hablar� de eso a Eliseo; y Eliseo se niega a discutirlo con los hijos de los profetas.

Este hombre en las fronteras del cielo, est� lleno de una humildad genuina. No se ven rastros de s� mismo en �l durante este �ltimo viaje. Sin embargo, hab�a un dulce atractivo en este gran guerrero. Eliseo lo sinti� y se neg� a dejarlo. �Qui�n dir� hasta qu� punto el brillo y la alegr�a de Eliseo fueron el reflejo de la gloriosa puesta de sol, sin nubes, que cerr� el curso terrenal de este veterano de coraz�n sincero?

Pero, nuevamente, este hombre en los l�mites del cielo se interesa en su mayordom�a. Hab�a escuelas para los hijos de los profetas tanto en Betel como en Jeric�. Los Pasos de El�as sin duda fueron guiados a estos lugares para que �l pudiera dejar en cada uno un mensaje de despedida de consejo y direcci�n. El que dijo: "Ocupad hasta que yo venga", no se agrada si sus siervos descuidan el trabajo que se les ha confiado. Sin embargo, tampoco deber�amos estar tan absortos en nuestro trabajo como para olvidar Su regreso prometido.

Una vez m�s, este hombre en las fronteras del cielo no piensa en sus propias necesidades, solo est� ansioso por dejar una bendici�n. �Pregunta qu� har� por ti, antes� - marca la limitaci�n: El�as sab�a que su poder de ayudar a los de la tierra cesar�a cuando su vida en el cuerpo terminara - �antes de que yo sea quitado de ti�. Y este deseo de El�as se cumpli�. En primer lugar, se asombr� ante la audacia de la petici�n de Eliseo.

En verdad, El�as dej� una bendici�n detr�s de �l. Los hijos de los profetas se vieron obligados a reconocer: "El esp�ritu de El�] ah reposa sobre Eliseo". Y novecientos a�os despu�s, el �ngel Gabriel no pudo decir nada m�s grande acerca del precursor prometido que el que deber�a "ir delante con el esp�ritu y el poder de El�as para preparar un pueblo preparado para el Se�or". Y la misma bendici�n que El�as dej� detr�s de �l, podemos tenerla.

El Se�or Dios de El�] ah no ha cambiado. Seguramente, a medida que se acerca la venida del Se�or, y la promesa: "He aqu�, te enviar� a El�as el profeta antes de la venida del d�a grande y terrible del Se�or", se cumpla, podemos esperar un aumento de el "esp�ritu" y el poder de El�as en medio de nosotros. Los hombres dicen: �El mal que hacen los hombres vive despu�s de ellos; lo bueno a menudo se entierra con sus huesos.

Pero este es el pesimismo c�nico de una �poca incr�dula. Los hombres realmente buenos nunca mueren. Su influencia vive; se reproducen en quienes les rodean. Juzgado por los est�ndares terrenales, la carrera de El�as podr�a parecer casi un fracaso, porque su principal triunfo p�blico fue descartado tan pronto por la huida de los incr�dulos. Pero el hombre es m�s que su ministerio. El car�cter es m�s que un �xito. ( FS Webster, MA )

V�speras

Siempre hay algo hermoso en los �ltimos a�os de alguien que en su vida anterior se ha atrevido con nobleza y ha trabajado con �xito. Los hombres m�s j�venes se re�nen en torno al veterano a quien deben la inspiraci�n y el modelo de sus vidas; y llamarlo "padre", adornando sus cabellos grises con coronas en las que el amor se entrelaza con reverencia. Las semillas sembradas a�os antes y casi olvidadas, o consideradas perdidas, rinden sus frutos dorados.

La memoria rescata del olvido del pasado muchos registros invaluables; mientras que la esperanza, de pie ante el velo cada vez m�s fino, habla de cosas que todav�a no se ven perfectamente, pero que crecen en la mirada del esp�ritu maduro. La vieja fuerza todav�a brilla en los ojos; pero sus rayos est�n templados por esa ternura por la fragilidad humana, y ese profundo conocimiento de s� mismo, que s�lo los a�os pueden producir.

I. La obra de los �ltimos a�os de la vida de El�as. El viajero cristiano entre las islas occidentales de Escocia dif�cilmente dejar� de visitar un lugar peque�o, desnudo y solitario en medio del movimiento de las olas del Atl�ntico. �Es tu orilla, Ions, de la que escribo! Ninguna belleza natural atrae la vista ni encadena el inter�s. S�lo hay un pueblo pobre, con sus dos barcos, y una poblaci�n miserable. Sin embargo, �qui�n puede visitar esa costa baja y permanecer en medio de esas ruinas derrumbadas, sin una emoci�n intensa? - ya que fue all� donde Columba construy� la primera iglesia cristiana, para derramar sus suaves rayos sobre esas regiones oscuras; y albergar a los j�venes ap�stoles que llevaron el Evangelio por los reinos paganos del norte de Gran Breta�a.

Con emociones similares deber�amos estar en medio de las ruinas de Betel, Gilgal y Jeric�; donde, en sus a�os de decadencia, El�as reuni� a su alrededor la flor de los siete mil, y los educ� para recibir y transmitir algo de su propia fuerza espiritual y fuego.

II. La actitud de su esp�ritu al anticipar su traducci�n. El anciano se aferr� a esos corazones j�venes y sinti� que sus �ltimos d�as no podr�an ser mejor gastados que vi�ndolos una vez m�s; aunque resolvi� no decir nada de su pr�xima partida, ni del notable honor que pronto le ser�a conferido. �Aqu� est� la humildad de la verdadera grandeza! �Pobre de m�! �Qu� reprimenda tenemos aqu�! El deseo tridente del profeta de morir solo nos averg�enza, cuando recordamos lo ansiosos que estamos de decirle a los hombres, por todos los medios disponibles, lo que estamos haciendo para el Se�or.

No hay un talento que �l nos conf�e, que no hagamos alarde de auto-elogio. No hay un soplo de �xito que no nos enorgullezca mucho. �Qu� maravilla que nuestro Padre no se atreva a darnos un �xito notable, o muchas dotes espirituales conspicuas, para que no seamos tentados m�s a nuestra ruina!

III. El cari�oso amor con el que se miraba a El�as. Se mostr� fuertemente en Eliseo. El joven estaba de pie con su venerado l�der, como por �ltima vez inspeccionaba desde las alturas del oeste de Gilgal el escenario de su antiguo ministerio. Y, a pesar de muchas persuasiones en contrario, lo acompa�� por el empinado descenso hacia Betel y Jeric�. �Qu� es el Se�or para ti? �Es un amigo querido y familiar, de quien puedes hablar con una confianza inquebrantable? Entonces no tendr�s miedo de pisar el borde del Jord�n.

De lo contrario, te conviene llegar a Su sangre preciosa y lavar tus vestiduras blancas; para que tengas derecho al �rbol de la vida, y puedas entrar por las puertas a la ciudad. ( FB Meyer, BA )

La ascensi�n de El�as

I. El tipo.

1. La �ltima relaci�n entre El�as y Eliseo no es lo que deber�amos haber esperado. El�as sab�a que estaba a punto de dejar a Eliseo, pero casi parece actuar con frialdad hacia �l y querer deshacerse de �l. Eliseo lo hab�a dejado todo para seguir a El�as, para ser su disc�pulo y asistente.

2. Fue una se�al de humildad en el profeta. �l iba a ser honrado por Dios de la manera m�s maravillosa, y se apart� incluso del testimonio de Eliseo del gran evento. La ley de la vida espiritual, �El que se humilla ser� exaltado�, incluso entonces se mantuvo en vigencia.

3. Adem�s, podr�a haber sido para probar a Eliseo, su afecto y su indiferencia. Parecer�a que hubo algo que gobern� la solicitud de El�as, aunque no revela el motivo de la misma. La fuerte aseveraci�n, tambi�n, de El�as: �Vive Jehov�, y vive tu alma que no te dejar�, repetida tres veces, muestra c�mo la propuesta de El�as hab�a conmovido las profundidades del alma de Eliseo.

4. La repetida sugerencia de que se fuera revela la perseverancia de Eliseo. Le dio a su voluntad la oportunidad de ejercer firmeza y constancia. En esta misteriosa relaci�n, vemos c�mo las gracias se pusieron en movimiento y se desarrollaron. El cruce del Jord�n parece haber sido el punto culminante de la libertad condicional de Eliseo; porque ahora El�as se vuelve hacia �l y le hace una propuesta de un tipo muy diferente: "Pregunta qu� har� por ti", etc.

5. Entonces Eliseo est� listo con la petici�n: "Que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m�".

II. El antitipo.

1. Hay dos formas de abordar los misterios de Cristo: una directa y otra indirecta. Uno a trav�s de los Evangelios, el otro a trav�s de los tipos y profec�as del Antiguo Testamento. Adem�s de estos, est� el camino de la experiencia en las Ep�stolas.

2. Tomamos ahora la ruta indirecta. En esta narraci�n encontramos, primero, un tipo de la ascensi�n de Cristo al cielo. De los puntos de semejanza entre los dos eventos, ninguna mente imparcial podr�a dudar. Incluso Scott dice que fue "una prefiguraci�n de la ascensi�n del Redentor". Uno de los dos casos fue la milagrosa elevaci�n de un cuerpo humano de la tierra al cielo. Ambos ten�an que ser vistos para asegurarse un regalo.

3. Pero es una ley del antitipo superar al tipo. Cristo fue resucitado a s� mismo. Aquel que por su poder divino pod�a caminar sobre el agua, pod�a subir por los aires.

III. LECCIONES.

1. "La excepci�n confirma la regla". Que la exenci�n de El�as de la ley de la muerte nos recuerde que tenemos que pasar por el valle oscuro y prepararnos para el viaje; porque "�qu� hombre vivir�, y no ver� muerte, que librar� su alma del poder del Seol?" ( Salmo 89:48 , RV).

2. Las disposiciones son necesarias para recibir los dones espirituales: la humildad, el desapego, la firmeza que se encuentran en la �ltima relaci�n entre El�as y Eliseo, dan testimonio de esto.

3. Acercarse a los misterios de Cristo a trav�s de los tipos del Antiguo Testamento, viendo en ellos c�mo todo conduce a �l y que, por tanto, el menosprecio del Antiguo Testamento no puede sino desembocar en una infravaloraci�n del Nuevo ( Lucas 24:44 ). ( Canon Hutchings, MA )

El amor de Eliseo por El�as

La duraci�n de nuestra vida en este mundo est� en la mano de Dios. No tenemos un contrato de vida independiente, de modo que podamos decidir por nuestra propia cuenta que permaneceremos durante un a�o, diez o veinte a�os en la tierra. Solo tenemos un contrato de arrendamiento por voluntad de Dios. Todos los m�dicos del mundo no podr�an asegurarnos los cinco por un solo a�o, no, ni por un solo mes, ni siquiera por un solo d�a. El�as fue cuando Dios lo llam�.

El registro no dice que cuando El�as vio que su trabajo hab�a terminado, decidi� que era hora de que regresara a su hogar en el cielo; no hay nada de ese tipo. Es: "Cuando el Se�or se lleve a El�as al cielo". Dios decidi� el asunto. Este pensamiento deber�a hacernos reflexionar. No debe dejar sin hacer de un d�a para otro lo que desear�amos hacer si supi�ramos que este d�a es el �ltimo, porque no sabemos que Dios tiene la intenci�n de darnos otro d�a.

Cada d�a deber�a ver todos nuestros asuntos en tal condici�n que estemos bien con Dios y con el hombre si este d�a es el �ltimo, porque nuestras vidas est�n tan ciertamente a disposici�n de Dios como lo estuvo El�as, y no tenemos poder para eso. El�as no tuvo que detener la mano de Dios cuando nos llamar�a. Hay otro pensamiento que se encuentra en la introducci�n de nuestro tema que es muy reconfortante y muy precioso, y es la clara declaraci�n de que Dios llev� a El�as directamente al cielo.

Todos los buenos est�n all�, recolectados de todas las edades y de todas las tierras. Es una tierra de inocencia y belleza, de amor y adoraci�n; una tierra de m�sica y de luz, donde los cansados ??encuentran descanso, donde las almas heroicas como el sol de El�as en la presencia de Dios. Fue el �ltimo d�a de El�as en la tierra. El�as lo sab�a y no le dijo nada a Eliseo. El coraz�n del anciano era tierno para con el joven, y estaba dispuesto a ahorrarse el dolor de separarse, as� como a perdonar a Eliseo si pod�a.

Pero a Eliseo tambi�n se le hab�a advertido de alguna manera que ese era el d�a en que le quitar�an a El�as. Qu� pensamientos deben haber llenado las mentes de los dos hombres mientras caminaban por el camino en ese d�a trascendental. Quiz�s estaban muy callados. La mente de Elijah debe haber estado llena del pasado. Y Eliseo, �en qu� est� pensando? Cu�n profundamente recuerda esa ma�ana en la granja de su padre, cuando El�as se le acerc� con el llamado de Dios; �Qu� bien recuerda la fiesta de despedida, la tierna despedida de sus padres y su partida con Elijah, quien durante todos los a�os desde entonces ha sido para �l no s�lo maestro y l�der, sino padre, madre, amigo y en cierto sentido en el lugar de Dios.

El�as se le ha presentado como la encarnaci�n misma de la bondad, una bondad que se sustenta en una fe inquebrantable en Dios; y Eliseo ama a este hombre con un amor en el que se mezclan la admiraci�n, la reverencia y la devoci�n. Todo su coraz�n est� con �l. Su adoraci�n a Dios ha parecido similar a su amor por El�as. A medida que ha vivido con El�as, ha llegado a conocer cada d�a m�s de Dios, y cuanto m�s ha amado a El�as, m�s profunda ha sido su devoci�n a Dios, y dif�cilmente puede pensar en lo que significar� la vida sin El�as presente con �l: para sostenerlo. �l e inspirarlo.

Todo debe haber estado en su coraz�n cuando le respondi� a El�as: "Vive Jehov�, y vive tu alma, que no te dejar�". Es posible que haya m�s de una aplicaci�n actual para estas palabras de Eliseo. Eliseo se mantuvo fiel a ellos despu�s de la muerte de El�as; en coraz�n y esp�ritu nunca se separ� de su gran amigo y l�der; a lo largo de su vida permaneci� fiel a El�as, a su bondad, a su fe en Dios, a su heroico prop�sito ya sus elevados ideales.

Ahora bien, �qu� mensaje podemos extraer de la lealtad y el amor de este joven hacia el anciano? �No deber�a sugerirnos ese supremo amor y devoci�n que debemos mostrar hacia Jesucristo nuestro Salvador? Es cierto que es solo una ilustraci�n tenue, porque Jes�s ha hecho infinitamente m�s por nosotros de lo que El�as hizo por Eliseo. El�as no muri� por Eliseo, sino porque, por su bondad, por su obediencia a Dios y por su afecto fiel, hab�a llamado a Eliseo para ser siervo e hijo de Dios, El�as lo amaba as� con devoci�n y estaba decidido a aferrarse a �l para siempre. .

Entonces, �qu� diremos de la debida devoci�n que debemos sentir y mostrar hacia Jesucristo? Eliseo no solo permaneci� con El�as por las m�s tiernas consideraciones de amor y fidelidad, sino porque sinti� que cada momento que ten�a con El�as era precioso, y solo imitando a El�as podr�a hacer la gran obra que le esperaba. Un El�as a�n m�s noble es nuestro ejemplo. Y ambas consideraciones nos atraen, porque seguramente cada momento que pasamos con Jes�s es precioso.

Cada hora que pases leyendo sobre Jes�s, hablando de �l, meditando en �l o rez�ndole, ser� una hora de infinito valor para ti. No solo eso, sino que como Eliseo obtuvo su fuerza en gran parte de su comuni�n con El�as en su fe com�n en Dios, somos fuertes si nos mantenemos cerca de Jesucristo. Me gustar�a enfatizar este mensaje a todos los que se han entregado recientemente al servicio de Cristo.

El secreto de un car�cter cristiano en crecimiento, el secreto de la fuerza y ??la firmeza en la vida cristiana, es mantenerse persistentemente cerca de Jesucristo. El�as no pudo quedarse con Eliseo, pero Jes�s viene a nosotros en la presencia del Esp�ritu Santo para consolar nuestros corazones. ( LA Banks, DD )

Versículo 2

Y El�as dijo a Eliseo: Te ruego que te quedes aqu�.

Probado

La llamada que recibi� Eliseo mientras estaba arando en Abel-mehol� fue obedecida de buena gana y con gusto. No hubo diez d�as de demora entre la ascensi�n de su maestro y su propia maravillosa investidura, como en el caso de los ap�stoles, y esto se debi�, probablemente, a que hab�a sido suficientemente probado y preparado de antemano.

1. Hab�a aprendido a agacharse y servir. Ninguno de los doce elegidos se ofreci� como voluntario para ocupar el lugar de un sirviente en la fiesta de la pascua la noche de la traici�n.

2. Hab�a aprendido a obedecer a Dios en lugar de a los hombres. La Sra. Walton, en su libro, nos dice que los hermosos campos de naranjos cerca de la ciudad de Jaffa est�n tan protegidos que durante una parte del a�o la fruta perfectamente madura del a�o pasado se ve colgando al lado de la flor de este. Las flores y los frutos iban de la mano en este viaje. El�as, tan maduro que estaba listo para la traducci�n, al lado de Eliseo, quien estaba floreciendo en la belleza de la fe y la devoci�n primitivas.

Y, sin embargo El�as mismo era aplicable a la segunda gran prueba a Eliseo, para ver si �l podr�a obedecer a Dios antes que a los hombres. Dios hab�a comisionado a Eliseo para que ministrara a El�as. �Perseverar�a hasta el final o permitir�a que las persuasiones de los dem�s lo apartaran? As� que tres veces fue probado por su propio maestro. "Quedaos aqu�, porque el Se�or me ha enviado a Betel". �Quedaos aqu�, porque el Se�or me ha enviado a Jeric�.

"Quedaos aqu�, porque el Se�or me ha enviado al Jord�n". Era para probar la devoci�n de Eliseo y ver si seguir�a hasta el final. Entonces El�as no expresa el deseo de estar solo. Simplemente prob� a Eliseo, como Noem� prob� a Orfa y Rut. Hay ocho millas de Jezreel a Betel. El camino desciende por una colina empinada hacia un estrecho desfiladero que recorre unas cuatro millas hasta un antiguo manantial que ahora se llama "el pozo de los ladrones".

�Hasta ahora el camino es f�cil, pero durante los siguientes cuatro millas, el lecho rocoso de un curso de agua seco es el �nico camino. As� que El�as sugiere que podr�a dejarlo solo para recorrer la �ltima etapa de su peregrinaje terrenal. Muy diferente fue la actitud de los hijos de los profetas. Hab�a universidades teol�gicas, por as� decirlo, en Betel y Jeric�, y el �ltimo viaje de El�as lo llev� m�s all� de ellas. Ser�a un est�mulo para �l ver que Dios no se qued� sin testigos, que su campeonato de la verdad de Dios no hab�a sido en vano.

Pero no hubo una bendici�n especial para estos hijos de los profetas en ese momento. Estuvieron muy por debajo de la porci�n de Eliseo. Su actitud y esp�ritu eran muy diferentes a los de Eliseo. Quiz�s quer�an discutir qui�n iba a suceder a El�as y qu� efecto tendr�a su partida en la obra de Dios en Israel. Pero no hubo un temor santo mientras estaban en la presencia de uno tan pronto para ser convocados a la gloriosa presencia del Rey de reyes.

No sent�an ninguna necesidad; no ten�an sed de bendici�n personal. Hay muchos hoy como estos hijos de los profetas. Cuando Dios obra poderosamente en la energ�a vivificadora y profundizadora del Esp�ritu Santo, solo aquellos que siguen de cerca y hasta el final, son los que reciben la bendici�n. Aquellos que miran desde la distancia nunca ver�n el cielo abierto, ni compartir�n la bendici�n derramada.

3. Eliseo hab�a aprendido a poner primero lo primero. Una vez m�s iba a ser probado. Los dos hab�an cruzado el Jord�n. Ese r�o que es el s�mbolo de la muerte se parti� cuando fue golpeado por el manto de El�as. No era apropiado que el que iba a ser honrado por una traslaci�n inmortal luchara con las veloces aguas del Jord�n. Dices: "Si puedo llegar a salvo al cielo al final, eso es todo lo que quiero"; pero �es eso todo lo que Dios quiere? �C�mo responder�a si se le hiciera el desaf�o: �Pregunta qu� har� por ti�? �Saltar�a su alma con un ardiente anhelo de la plenitud de la bendici�n espiritual, o alg�n anhelo de comodidad, honor y avance ser�a lo m�s importante en su coraz�n? ( MG Pearse. )

Versículo 9

Pregunta qu� har� por ti antes de que me quiten.

Una entrevista final entre buenos hombres

Los dos nombres aqu� mencionados representan a dos de los hombres m�s notables de la historia del mundo. Ambos permanecieron fieles en una �poca infiel. A trav�s de ambos, la sabidur�a celestial anunci� sus verdades y la energ�a Todopoderosa obr� sus maravillas. Ambos fueron valientes por la verdad. En esta �ltima entrevista de estos ilustres hombres encontramos algo para lamentar, algo que admirar, algo que estudiar y algo que imitar.

I. Aqu� hay algo para lamentarse. La partida de un gran y buen hombre de este mundo es motivo de lamentaci�n. Hay dos cosas que muestran que esto es un hecho lamentable,

1. El evento implica una disminuci�n positiva en la cantidad de medios para la mejora del mundo. El plan del cielo para levantar el mundo es mediante el ministerio del bien. Los buenos hombres son agentes de Dios para mejorar el mundo.

2. El evento implica un aumento positivo en la cantidad de responsabilidades del mundo. Las responsabilidades del mundo est�n en proporci�n a sus medios de mejora: "A quien se le da mucho, se le exigir� mucho". La vida de un buen hombre se suma a la responsabilidad del mundo. Por lo tanto, su poderosa suma de responsabilidad aumenta a diario. Cuanto m�s buena sea la vida, mayor ser� la suma a la cantidad. La vida de Cristo fue la mejor, y por eso dijo: "Si yo no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendr�an pecado".

II. Aqu� hay algo para admirar. �Qu� vemos aqu� para admirar?

1. Tranquilidad sublime en la crisis m�s solemne. Verdaderamente solemne fue la posici�n que ahora ocupaba El�as, porque se encuentra en la l�nea que separa el tiempo de la eternidad. A un lado de la l�nea hab�a muchas escenas en la tierra que recordaba mucho, muchas personas preciosas para su coraz�n, muchas obras que hab�a realizado y muchas cosas que hab�a dejado sin terminar. Del otro lado estaba la eternidad.

2. Un generoso inter�s por los amigos en la �ltima hora de la vida terrena. "Preg�ntame", dice, "�qu� har� por ti antes de que me quiten?" Aunque en una aproximaci�n cercana a la eternidad, su afecto por su amigo permaneci� intacto. La muerte no apaga nuestro amor.

3. Una conciencia de poder para conferir beneficio en la �ltima hora, "Pregunta qu� har� por ti", lo que implica una conciencia de poder para conferir el bien. Un buen hombre tiene poder en todo momento para conferir el bien, incluso en su lecho de muerte; en su lecho agonizante puede exhibir fortaleza ante el sufrimiento, resignaci�n a la voluntad divina, simpat�as intercesoras por los vivos. Los lechos de muerte a menudo han demostrado ser muy �tiles para los amigos asistentes.

III. Aqu� hay algo para estudiar. Hay dos principios importantes sugeridos en este texto que exigen nuestra atenci�n:

1. Que los hombres solo pueden beneficiar a su raza mientras vivan en la tierra. �Antes que sea quitado de ti�, dijo El�as; lo que implica que no har� nada por ti cuando me haya ido. Estar� donde no pueda comunicar pensamientos o prestar un solo acto de servicio. Nuestro trabajo en la tierra est� terminado cuando lo dejamos. Cuando morimos, no podemos volver a cumplir con ning�n deber olvidado.

2. Que nuestro poder para beneficiar a los hombres depender� de su consentimiento. "Pregunta qu� har� por ti". Si los hombres se resisten, somos impotentes; nuestra instrumentalidad es moral, nuestros mejores pensamientos, nuestras m�s puras condolencias, nuestros devotos esfuerzos no servir�n de nada, si los hombres no consienten en nuestra influencia.

IV. Aqu� hay algo para imitar. En la conducta de Eliseo vemos dos cosas dignas de imitar.

1. Percepci�n de valor real. "Te ruego que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m�".

2. Una aspiraci�n al valor real. "Te ruego que dejes una doble porci�n". Aqu� est� codiciando fervientemente el mejor regalo. ( Homilista. )

Te ruego que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m�.

La petici�n de Eliseo

I. Su significado.

1. "Una raci�n doble".

(1) No "el doble que t�". Esa podr�a haber sido la oraci�n no de la ambici�n de superar a El�as, sino de la humildad. En m� es tan inferior que necesito una doble porci�n para tucederle.

(2) Mejor: la porci�n de primog�nitos ( Deuteronomio 21:17 ); el doble que cualquier otro hijo de los profetas. Todos reclaman una porci�n. Mi trabajo y mi responsabilidad son los m�s grandes; ser cabeza de familia en tu lugar. Dame el derecho del primog�nito, una doble porci�n.

2. "Tu esp�ritu". Esp�ritu de Dios: que vino sobre Sans�n, Sa�l, David, El�as mismo ( 2 Reyes 2:16 ). Pero todav�a el esp�ritu de El�as ( 2 Reyes 2:15 ). En tres sentidos su: -

(1) El suyo. No separables, como propiedad, amigos, medio de gracia, etc. En �l ( Juan 4:14 ). No mano sin sostener, sino cordial por dentro, fortaleciendo.

(2) Su caracter�stico. Un solo Esp�ritu, pero m�ltiples dones. El car�cter natural permanece, etc.

(3) Suya en su influencia. La petici�n de Eliseo es concedida. Car�cter moldeado por el esp�ritu de Elijah, pero no borrado. Todav�a Eliseo, no El�as. Marcado contraste entre ellos. El�as tipo de Juan Bautista, Eliseo de Cristo.

II. Su aplicaci�n.

1. Relaciones sexuales de amigos. El�as amigo de Eliseo.

2. A las relaciones oficiales. Eliseo alumno de El�as. Conclusi�n. Nuestras relaciones con amigos, nuestras relaciones como maestros, padres, ministros, etc., �son tales que, cuando llega la despedida, justifican la petici�n, "te ruego", etc.? ( Archidi�cono Perowne. )

El esp�ritu de El�as

El�as, con su visi�n de ojos claros, vio que Eliseo y no �l mismo era el hombre a considerar en esta hora; la despedida signific� m�s para Eliseo que para �l mismo. El�as sab�a que todo estaba bien entre �l y Dios. No ten�a dudas sobre su futuro. Supongo que no tuvo el menor indicio de la manera peculiar en que dejar�a la tierra, aunque sus palabras indican una premonici�n de que no iba a morir de la forma habitual y natural.

Pero de cualquier manera que Dios lo llamara, El�as estaba a salvo. Su trabajo estaba hecho. Su r�cord fue inventado. El cielo y la gloria inmortal, con la corona de la vida eterna, le quedaron. Eliseo, sin embargo, estaba en medio de la lucha de la vida. Deb�a permanecer en el mundo en guerra y lucha. Deb�a presentarse ante reyes malvados y hombres imp�os como el mensajero de Dios. Necesitar�a toda la ayuda y bendici�n posibles para no caerse ni desmayarse d�a tras d�a.

Ah, no es la muerte lo que el buen hombre debe temer. Vivir es infinitamente m�s serio que morir. Si vivimos bien, moriremos bien. No vamos a suponer ni por un momento que hubo algo ego�sta o ambicioso en la petici�n de Eliseo. No estaba pidiendo que pudiera ser el doble de grande que El�as. Pensaba en la gran necesidad de la gente y cu�nto significar�a la p�rdida de El�as, y sinti� cu�n peque�os eran sus propios poderes y dones en comparaci�n con los del gran hombre a quien hab�a amado y seguido.

Est� pidiendo que sobre sus propios dones y poderes, que le parecen tan peque�os, una doble porci�n del esp�ritu que hab�a hecho a El�as tan grande, descanse y lo fortalezca para hacer la obra de Dios que ahora iba a caer sobre sus hombros. . La respuesta de El�as fue significativa. �l respondi�: �Has pedido una cosa dif�cil; sin embargo, si me ves cuando sea quitado de ti, as� te ser�; pero si no, no ser� as�.

�El Dr. William M. Taylor ve en esta respuesta de El�as este significado: La vista de la ascensi�n de El�as le dio a Eliseo una fe m�s firme y v�vida en la realidad de la vida invisible de la que hab�a tenido antes y m�s grande que incluso El�as. conocido. Nos queda encontrar nuestro mensaje al considerar lo que constituy� este esp�ritu de El�as, una doble porci�n de la cual Eliseo deseaba como la mayor bendici�n que pudiera recibir. Porque cada uno de nosotros que estemos esforz�ndonos por vivir la buena vida hoy, la encontraremos como una posesi�n tan valiosa como lo fue para Eliseo.

1. Fue una fe vital en la presencia y el poder de Dios en el mundo. Estaba el poder de Elijah. Crey� a Dios. Dios era real para �l. Dios no se perdi� de vista de El�as por la creaci�n que hab�a hecho. El�as vio a Dios presente en medio de Su mundo con poder y control ilimitados. Esto le dio todo su valor. Fue la misma fuerza que convirti� a John Knox en un terror mayor para una reina malvada que todos los ej�rcitos de Escocia. Fue la misma fuerza que convirti� a Lutero en el hombre m�s grande de la �poca.

2. El esp�ritu de El�as fue el esp�ritu de obediencia. Obedeci� a Dios con prontitud, sin cuestionar; nunca deber�amos haber o�do hablar de �l si no fuera por eso. Mantuvo su o�do atento, escuchando a Dios, y se apresur� a hacer el mandato Divino. Eso fue lo que dio valor a la conducta de El�as. Piense en los millones de cristianos que hay hoy en el mundo. Si todos tuvieran el esp�ritu de obediencia de El�as, qu� revoluciones se producir�an.

El infierno del juego ser�a abolido para siempre. La guerra morir�a de la tierra, y el Evangelio se predicar�a r�pidamente a toda criatura, si tan solo todos los hombres y mujeres que llevan el nombre de Jesucristo tuvieran el esp�ritu de obediencia impl�cita de El�as a Dios.

3. El esp�ritu de El�as era un esp�ritu de valor supremo nacido de esta fe y obediencia. ( LA Banks, DD )

El legado m�s noble del bien difunto

I. La mayor necesidad, la posici�n m�s solemne, no es con los que se van del mundo, sino con los que se quedan. No El�as, pero Eliseo requiere fuerza y ??ayuda. Fue una percepci�n de la mayor necesidad de Eliseo lo que motiv� la invitaci�n.

II. Nuestro poder para bendecir a los dem�s est� limitado por nuestras vidas. "Antes que yo sea quitado de ti". El�as no puede comprometerse a nada despu�s de su partida. Mientras a�n permanezca en mi tierra, puede ayudar y estropear a su sucesor. Solo podemos bendecir al mundo mientras estemos presentes en �l.

III. El legado m�s noble del bien difunto y la medida en que deber�amos pedir poseerlo. "Que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m�". Esta fue la solicitud m�s sabia que Eliseo pudo haber presentado. �Qu� debemos entender por �tu esp�ritu�? Creemos que debe referirse a lo que fue el principio animador del car�cter de El�as, la pasi�n maestra de su alma: su fidelidad a Dios y el celo por Su nombre. Este esp�ritu de los grandes y buenos es su legado m�s noble, nuestra herencia m�s rica.

1. El esp�ritu de El�as fue el secreto del poder de Eliseo. Somos propensos a colocar el poder de un hombre en los dones naturales y las ventajas externas. Pero toda la experiencia prueba que, en la obra del Se�or, una fidelidad sencilla, ferviente y que posee el alma es superior a todas las dem�s. El que lo tiene, cualquier otra cosa que tenga o no tenga, es un verdadero El�as, que har� descender el fuego sagrado, no sobre un becerro degollado, sino sobre las almas de los hombres.

2. S�lo el esp�ritu de los grandes y buenos puede compensar su partida y p�rdida.

3. El esp�ritu de los grandes y buenos es el �nico inmutable en su car�cter y satisface los requisitos de todas las �pocas.

4. Captar y heredar el esp�ritu de los buenos y grandes es alcanzar el parecido m�s profundo y verdadero con ellos. ( W. Perkins. )

�Cu�l es el mejor servicio que puedo prestar a mis compa�eros?

El hecho de dar la vida es un hecho permanente y maravilloso. Constantemente, cada uno de nosotros est� dando algo a sus compa�eros.

I. Voluntariamente podemos dar, por ejemplo , dinero, lugar, conocimiento. Mejor que estos, podemos dar voluntariamente una simpat�a de ayuda.

II. Pero involuntariamente, inconscientemente, estamos dando a nuestros semejantes; La sombra de San Pedro ( Hechos 5:15 ). Cada uno de nosotros est� derramando sobre sus semejantes una influencia inconsciente. Nuestra pregunta pr�ctica es: �Cu�l es el mejor regalo que alguien puede ofrecer a sus semejantes? Encuentro la respuesta en nuestra Escritura.

1. El mejor regalo que uno puede dar a sus semejantes es el car�cter: la doble porci�n de un esp�ritu noble.

2. Este hecho de que el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros semejantes es el car�cter, de que el mejor servicio que podemos prestarles es impartir un esp�ritu noble, tiene aplicaciones importantes:

(1) Para nuestras amistades, amistades nobles, como lo hizo Eliseo con El�as, obtendremos nobleza.

(2) Al matrimonio. Porque las asociaciones de matrimonio son las m�s cercanas posibles. Y si cada uno fuera noble, �qu� nobleza no ha impartido cada uno a cada uno?

(3) A la paternidad. El car�cter del padre se reproduce en el ni�o.

(4) El gran dador de car�cter es Jesucristo. No hay fracaso en �l, como lo hubo, hasta cierto punto, en El�as. ( Revisi�n homil�tica . )

Versículos 11-12

Y sucedi�, mientras ellos segu�an hablando y hablando.

La ascensi�n de El�as

1. Observe, en primer lugar, c�mo estaba empleado en el momento de su destituci�n: estaban "hablando y hablando". Sin esta informaci�n, muchos hubieran llegado a la conclusi�n de que, despu�s de haber recibido el indicio de su pronta partida, se encontraba solo en meditaci�n y oraci�n. Pero es un sentimiento err�neo que la preparaci�n para el cielo se lleve a cabo s�lo mediante la abstracci�n, la contemplaci�n, la devoci�n.

2. Observe c�mo fue transportado de la tierra al cielo. �Aparecieron un carro de fuego y caballos de fuego, y los parti�; y El�as subi� al cielo en un torbellino �. �Fue removido por la instrumentalidad de una nube luminosa acerc�ndose y encerr�ndolo, y luego elev�ndose con un r�pido movimiento ondulante? �O fue removido por el ministerio de los �ngeles, disfrazado bajo estas formas brillantes? Esto parece m�s probable.

�No se dice que �enviar� a sus �ngeles y reunir� a sus elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro�? �No se dice que L�zaro muri�, �y fue llevado por �ngeles al seno de Abraham�?

I. Consid�relo como una graciosa recompensa de una piedad singular.

II. Consid�relo como un indicio de la felicidad futura reservada a los siervos de Dios.

III. Podemos considerar esta traducci�n como un sustituto de la muerte. De alguna manera como �sta, es probable que los hombres hubieran pasado de la tierra al cielo si nunca hubieran pecado. De alguna manera como esta, los que vivan en el �ltimo d�a ser�n calificados para la gloria.

IV. Podemos considerarlo como un modo de transici�n muy deseable. La muerte no es un tema agradable de meditaci�n. Se llama "enemigo". Se dice que es "el rey de los terrores". Incluso excluyendo las consecuencias futuras, hay muchas cosas que lo hacen formidable. La naturaleza no puede reconciliarse con su propia disoluci�n. ( W. Jay. )

La traducci�n de El�as y la ascensi�n de Cristo

Estos dos eventos, la traducci�n de El�as y la ascensi�n de nuestro Se�or, a veces se han puesto uno al lado del otro para mostrar que la �ltima narraci�n no es m�s que una �variante� de la primera. La comparaci�n pone de manifiesto contrastes a cada paso, y no hay forma m�s f�cil de poner de relieve el significado y el prop�sito del primero que mantener a su lado la historia del segundo.

I.El primer punto que se puede mencionar es el contraste entre la manera en que El�as fue trasladado y la ascensi�n de nuestro Se�or. Quiz�s no sea sin importancia que el lugar de un evento fue en las tierras altas o en algunas de las gargantas rocosas m�s all� del Jord�n, y el del otro, las laderas del Monte de los Olivos sobre Betania. Qu� conjunto diferente de asociaciones se agrupan en torno al lugar de la ascensi�n de Cristo - "Betania", o, como se especifica m�s particularmente en los Hechos, "Monte de los Olivos" En el coraz�n mismo de la tierra, cerca y sin embargo fuera de la vista de la gran ciudad, no en una soledad salvaje, sino quiz�s en alg�n hoyuelo de la colina, sin rehuir ni cortejar a los espectadores, con la casa tranquila donde hab�a descansado tantas veces en la peque�a aldea a sus pies, y Getseman� a unos estadios de distancia: en tales escenas hizo el Cristo,

Pero m�s importante que las localidades es la forma contrastada de las dos subidas. El final del profeta fue como el del hombre. Era apropiado que fuera arrastrado a los cielos en tempestad y fuego. Tampoco es s�lo seg�n sea apropiado para el car�cter del profeta y su obra que esta traducci�n tempestuosa es digna de menci�n. Tambi�n sugiere muy claramente que Elijah fue elevado a los cielos por el poder que actu� sobre �l desde el exterior.

No ascendi�; fue llevado arriba; el marco terrenal y la naturaleza humana no ten�an poder para elevarse. �Cu�n llena del mismo esp�ritu de toda la vida de Cristo est� la forma contrastada de Su ascensi�n! La gentileza silenciosa, que no luch� ni grit� ni hizo o�r su voz en las calles, lo marca incluso en esa hora de triunfo sublime y trascendente. No hay ninguna se�al externa que acompa�e Su lento movimiento ascendente a trav�s del aire tranquilo.

No se necesita el resplandor de carros de fuego, ni la agitaci�n de la tempestad para llevarlo hacia el cielo. Las manos extendidas dejan caer el roc�o de Su bendici�n sobre la peque�a compa��a, y as� �l flota hacia arriba, Su propia voluntad y poder que mora en el carro real que lo lleva, y con calma �deja el mundo y va al Padre�. Tampoco se destruye esta ausencia de ning�n veh�culo o agencia externa por el hecho de que "una nube" lo recibi� fuera de su vista, porque su prop�sito no era levantarlo hacia el cielo, sino esconderlo de los ojos de los espectadores, para que no pudiera hacerlo. les parece que se alejan en la distancia, pero que su �ltima mirada y recuerdo pueden ser de su rostro amoroso y claramente discernido.

II. Otro punto de contraste sorprendente abarca la relaci�n que estos dos eventos guardan respectivamente con la obra de la vida que los hab�a precedido. El manto que cae de El�as se ha convertido en un s�mbolo, conocido en todo el mundo, para la transferencia de tareas inconclusas y el nombramiento de sucesores para la grandeza difunta. El manto que pasaba de uno a otro era el s�mbolo del oficio y la autoridad transferida; las funciones eran las mismas, mientras que los titulares hab�an cambiado.

Los hijos de los profetas se inclinan ante el nuevo amo; "El esp�ritu de El�as repos� sobre Eliseo". Entonces el mundo sigue. Hombre tras hombre sirve a su generaci�n por la voluntad de Dios, y es reunido con sus padres; y un brazo nuevo toma el manto para herir al Jord�n, y una voz nueva habla desde su lugar vac�o, y los hombres reconocen al sucesor y se olvidan del predecesor. Nos dirigimos a la ascensi�n de Cristo, y all� no encontramos nada an�logo a esta transferencia de oficio.

Ning�n manto que caiga de Sus hombros ilumina a nadie de ese grupo; ninguno es aclamado como sus sucesores. Lo que ha hecho no soporta y no necesita repetirse mientras transcurra el tiempo, mientras dure la eternidad. Su obra es una: "la ayuda que se hace en la tierra, �l mismo la hace todo".

III. Si bien la ascensi�n de nuestro Se�or est� as� marcada como el sello de una obra en la que �l no tiene sucesor, tambi�n se establece enf�ticamente, en contraste con la traducci�n de El�as, como la transici�n a una energ�a continua para y en el mundo. Claramente, la otra narrativa deriva todo su patetismo del pensamiento de que el trabajo de Elijah est� terminado. Pero esa misma ausencia en la historia de la ascensi�n de Cristo, de cualquier indicio de sucesor, tiene una influencia obvia en Su relaci�n actual con el mundo, as� como en la integridad de Su obra pasada �nica.

Cuando ascendi� a lo alto, no renunci� a nada de su actividad por nosotros, sino que solo la arroj� a una nueva forma, que en cierto sentido es a�n m�s alta que la que tom� en la tierra. Su obra para el mundo se completa en un aspecto en la cruz, pero en otro nunca se completar� hasta que todas las bendiciones que esa cruz ha alojado en medio de la humanidad, hayan alcanzado su m�s amplia difusi�n posible y su m�s alto desarrollo posible.

Hace mucho tiempo �l clam�: �Consumado es�, pero es posible que estemos a�n lejos del momento en que �l dir�: �Hecho es�; y durante todos los a�os lentos entre ellos, su propia palabra nos da la ley de su actividad: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo".

IV. La ascensi�n de Cristo se presenta a�n m�s, en sus mismas circunstancias, en contraste con la traducci�n de El�as, como relacionada con las esperanzas de la humanidad para el futuro. El profeta es arrebatado a la gloria y el resto solo para s� mismo, y la �nica parte que el seguidor que miraba o los hijos de los profetas, que aguzaron la vista all� en Jeric�, tuvieron en su triunfo, fue una convicci�n m�s profunda de la misi�n de este profeta. , y quiz�s una fe m�s clara en una vida futura.

Lo contrario es cierto de la ascensi�n de Cristo. En �l nuestra naturaleza se eleva al trono de Dios. Su resurrecci�n nos asegura que "los que durmieron en Jes�s los traer� Dios con �l". Su pasaje a los cielos nos asegura que �los que est�n vivos y que queden ser�n arrebatados juntamente con ellos�, y que todos los de ambas compa��as vivir�n y reinar�n con �l, compartiendo Su dominio y moldeados a Su imagen.

Esa despedida en el Monte de los Olivos no puede ser el final. Tal despedida es la profec�a de un feliz saludo y un reencuentro inseparable. El rey ha ido para recibir un reino y volver. La memoria y la esperanza se fusionan cuando pensamos en Aquel que traspas� los cielos, y el coraz�n de la Iglesia tiene que albergar a la vez el alegre pensamiento de que su Cabeza y Ayudador ha entrado dentro del velo, y el a�n m�s gozoso que aligera. los d�as de separaci�n y viudez, que el Se�or vendr� otra vez. ( A. Maclaren, DD )

El carro de fuego

La vida a menudo se compara con un viaje que hace un hombre desde la cuna hasta la tumba. El final de la vida de Elijah en la tierra es muy sugerente de tal figura. El�as y Eliseo hab�an estado caminando todo el d�a de Gilgal a Bet-el, y de Bet-el a Jeric�, y luego a trav�s del Jord�n, hacia Galaad. Quiz�s El�as tuvo ese sentimiento, com�n a los hombres, de que le gustar�a una vez m�s, antes de morir, contemplar las antiguas colinas de Galaad donde naci� y se cri�. Aqu� hay algunas lecciones sorprendentes e importantes:

1. Todos caminamos hacia la eternidad. Cada paso que damos acerca el final. Seguimos adelante como El�as y Eliseo, caminando y hablando, cuando de repente, puede que no tengamos una hora para prepararnos para el cambio, Dios nos llamar� y debemos ir a encontrarnos con nuestro Se�or.

2. El�as muri� como vivi�. Hab�a vivido una vida de fe maravillosa y las manifestaciones sorprendentes de la presencia de Dios hab�an marcado toda su carrera. Su vida estuvo llena de romance y hero�smo, a trav�s de su fe en Dios y la suprema audacia e impl�cita obediencia a los mandamientos divinos que hab�an marcado su carrera. Durante el �ltimo d�a de su vida mantuvo su trabajo, sirviendo a Dios, confiando en �l con toda su alma, y ??ahora, cuando Dios llama y env�a Su carro al lado del camino por el que camina, est� listo.

�l entra y es llevado al cielo. No debe imaginarse porque los carros no se ven y los �ngeles no son visibles, que El�as fue el �nico hombre que fue llevado as� al cielo. Por lo que sabemos, Dios se lleva a todos sus hijos a casa de esa manera. La muerte no tendr� m�s efecto sobre su car�cter y personalidad que el hecho de que salga de una habitaci�n a otra. El El�as que camin� junto a Eliseo a trav�s del Jord�n, que subi� al carro de fuego y fue llevado al cielo, fue el mismo El�as que Pedro, Santiago y Juan contemplaron en la transfiguraci�n de Jes�s en el monte santo siglos despu�s.

No, si quieres ser un buen hombre despu�s de morir, debes ser un buen hombre antes de morir. La muerte no va a producir ning�n cambio de ese tipo en ti. A medida que el �rbol caiga, yacer�. ( LA Banks, DD )

La traducci�n

I. La idoneidad de esta traducci�n.

1. Hab�a aptitud en el lugar.

2. Hab�a aptitud en el m�todo.

3. Hab�a idoneidad en la exclamaci�n con la que Eliseo se despidi� de �l.

Grit�: ��Mi padre, mi padre! el carro de Israel y su gente de a caballo! " Sin duda, en medio de ese repentino destello de gloria, apenas entendi� lo que dijo. Sin embargo, acert� de cerca con la verdad.

II. Las razones de esta traducci�n.

1. Una de las principales razones fue, sin duda, el testimonio de su �poca. Los hombres de su �poca estaban sumergidos en la sensualidad y pensaban poco en el m�s all�.

2. Evidentemente, otra raz�n fue el deseo de Dios de dar una sanci�n contundente a las palabras de su siervo. �Cu�n f�cil fue para los hombres de esa �poca evadir la fuerza del ministerio de El�as, afirmando que era un entusiasta, un alarmista, un tiz�n de fuego!

III. Las lecciones de esta traducci�n para nosotros.

1. Tengamos cuidado de no darle �rdenes a Dios.

2. Aprendamos qu� es la muerte. Es simplemente una traducci�n , no un estado, sino un acto; no una condici�n, sino un pasaje. Pasamos por una puerta; cruzamos un puente de sonrisas; pasamos de la oscuridad a la luz. No hay intervalo de inconsciencia, no hay par�ntesis de animaci�n suspendida. Ausentes del cuerpo, instant�neamente estamos "presentes con el Se�or".

3. Veamos aqu� un tipo del rapto de los santos. No sabemos qu� cambio pas� sobre el cuerpo mortal del profeta ascendente. Esto es todo lo que sabemos, que "la vida se trag� la mortalidad". ( FB Meyer, BA )

Vagones

Llegaron carretas para que Jacob lo llevara a Egipto. Las carretas vendr�n por nosotros poco a poco para llevarnos a casa. Un carro de fuego, con caballos de fuego, vino a buscar a El�as y se lo llev� al cielo. Los carros no necesitan ser visibles, no son visibles, que vienen por el pueblo de Dios; sin embargo, son reales.

La verdadera dependencia de una naci�n

Eliseo da una expresi�n v�vida aqu� a su sentido de s� mismo y de la p�rdida de su naci�n con la partida de El�as. Su visi�n de la situaci�n era desinteresada y patri�tica; y, sin embargo, fue el hombre quien habl� en lugar del cristiano. El�as hab�a obrado maravillas en Israel y, sin embargo, era un hombre de pasiones similares a las de los dem�s, como muestran dolorosamente algunos hechos de su vida. Adem�s, era simplemente un instrumento de Dios, como lo era Washington. La verdadera confianza de Israel era Jehov� mismo, y no hubo motivo para la desesperaci�n del profeta. Las naciones son propensas a cometer un error similar:

1. En el camino de la falsa confianza para la liberaci�n y la prosperidad duradera.

2. Mirando al instrumento externo en lugar de �al Poder rector invisible.

3. En magnificar las leyes naturales en lugar de buscar fuerzas sobrenaturales.

4. En lamentar sus peligros y p�rdidas en lugar de arrodillarse ante Dios en oraci�n. ( Homil�tica Mensual. )

Carros de fuego para el a�o nuevo.

Por muy clara y distinta que sea la narraci�n en mi texto, tanto las circunstancias reales como su significado han sido malinterpretadas popularmente. Generalmente se asume que el profeta El�as ascendi� en un carro de fuego, con caballos de fuego, aunque la narraci�n m�s, inequ�vocamente, afirma que �El�as subi� por un torbellino al cielo. Esta concepci�n err�nea ha ocultado a la vista, o al menos ha oscurecido, la importancia de la aparici�n del carro de fuego y los corceles que aparecieron en esa fat�dica coyuntura de la historia de estos dos grandes profetas; y especialmente ha encubierto el hecho de que no era El�as, sino Eliseo, quien m�s necesitaba el carro celestial a esa hora en particular.

En resumen, puedo decir de inmediato que, mientras el torbellino vino para transportar a El�as al cielo, el carro y los caballos de fuego fueron enviados para llevar a Eliseo hacia adelante por el dif�cil camino que ten�a ante �l, ahora que su l�der y maestro hab�a sido removido de la tierra. su lado. La terrible responsabilidad que recaer�a sobre sus hombros con la partida de El�as hab�a estado pesando sobre su mente mientras viajaban juntos.

Cuando los hijos de los profetas le preguntaron: "�Sabes que el Se�or te quitar� hoy a tu se�or de la cabeza?" �l respondi� con acentos tensos: �S�, lo s�; callad ". Fue este nuevo peso de responsabilidad lo que lo llev� a buscar en el �ltimo momento una doble porci�n del esp�ritu del profeta que part�a. Para asegurarle la presencia divina y el poder para su misi�n, se le concedi� no solo un vistazo maravilloso del profeta trasladado, sino tambi�n una visi�n de los carros y caballos de fuego invisibles que permanecer�an como la escolta permanente del nuevo profeta. profeta.

El carro y los caballos de fuego "los partieron a ambos". Cuando El�as fue arrebatado de la vista de Eliseo, el espacio vac�o se llen� con el carruaje en llamas de Dios. Los ojos que hab�an mirado al maestro prof�tico en busca de direcci�n y aliento, ahora estaban fijos en el poder combativo de Jehov�. El�as hab�a subido, pero quedaban los carros y los caballos de fuego. La experiencia fue similar a la de Isa�as cuando recibi� su llamado prof�tico.

Las esperanzas basadas en el buen rey Uz�as terminaron con la muerte del rey. Entonces se le abrieron los ojos a Isa�as y �l escribe: "En el a�o que muri� el rey Uz�as, vi al Se�or en lo alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo". El Se�or Dios de El�as se qued� para llevar a Eliseo hasta el final de su viaje. Tenemos evidencia de que esta visi�n permaneci� como una fuerza y ??un hecho permanente en la vida de Eliseo.

En el sexto cap�tulo de este segundo libro de Reyes leemos que el siervo de Eliseo estaba aterrorizado por la hueste de sirios que lo rodeaba, y que recibi� una visi�n interior en la oraci�n de Eliseo. �Y �l vio, y he aqu�, el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo�. Claramente, eran la escolta permanente del profeta. Me alegra pensar que estos carros de fuego no eran para el El�as trasladado, que ten�a poca necesidad de ellos cuando lo conduc�an a la presencia inmediata del Se�or de los ej�rcitos, sino para Eliseo, cuyo camino terrenal necesitaba ser sostenido. y aclamado por una escolta desde los cielos. Muchos son los poderosos muertos en quienes su confianza era grande. Pero no hay brecha en el mundo. Los espacios vac�os se llenan con las huestes de Dios. El Se�or de los ej�rcitos est� con nosotros.

I. No puede haber progreso en la vida excepto a trav�s de los carros de fuego de Dios. El �nico poder din�mico es otorgado por fuerzas invisibles. No podemos hacer ning�n progreso real sin la gu�a de la mano de Dios.

II. Los carros de fuego representan tambi�n la protecci�n divina. Declaran la presencia del �ngel que nos redime de todo mal. A trav�s de la panoplia de la ciencia, una mir�ada de enemigos invaden nuestra seguridad. Para nuestro viaje a trav�s de los peligros del a�o debemos buscar la escolta de las huestes enviadas por correo de Dios.

III. Los carros de la vida representan la impartici�n de fuerza. Fue un Eliseo fortalecido el que golpe� las aguas del Jord�n con el manto de El�as y grit� con en�rgica energ�a: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?"

IV. Los carros de fuego son tambi�n fuerzas de purificaci�n. Para aquellos a quienes Dios conduce hacia adelante, �l es como fuego purificador. La verdadera ley de la supervivencia del m�s apto es la supervivencia del purificado. Sin purificaci�n, el material de la vida se corrompe como un pantano estancado y muere de su propia malaria creada por �l mismo. Sin embargo, los fuegos visibles no limpian el alma. Dios es el �nico Purificador.

V. Es adem�s evidente que la renovaci�n de nuestras fuerzas s�lo se puede obtener mediante la renovaci�n de nuestra visi�n del Dios invisible.

1. Necesitamos una nueva visi�n de la verdad Divina. Dios es fuego y sus carros son llamas. La visi�n muestra la terrible, inmutable y omnipresente energ�a de la justicia. Su verdad arde a trav�s de la creaci�n en carros de fuego.

2. Tambi�n debemos tener una nueva visi�n del amor de Dios. No es bueno ver la verdad infinita sin contemplar tambi�n el amor infinito. Es imposible comprender el amor infinito sin haber contemplado la majestad de la verdad infinita. El amor tambi�n es un fuego que consume todo ego�smo. El amor en el coraz�n de Dios es un fuego que ha encendido un misterio de dolor en el templo de la Deidad misma. Los fuegos de los carros de Dios forman letras de fuego, y la lectura es: "Dios es amor".

3. Necesitamos una nueva visi�n de la cercan�a de Dios. Sus carros est�n cerca. Salta sobre ellos, y Su gloria te rodear�.

4. Necesitamos una nueva visi�n de la intensidad de Dios. Los jinetes de Dios no se demoran. ( John Thomas, MA )

Y no lo vio m�s.

Tres despedidas

La vida est� llena de despedidas. Todos los d�as vemos a alguien a quien nunca volveremos a ver. Los hogares est�n llenos de estas separaciones y las iglesias est�n llenas de estas separaciones y, por lo tanto, tambi�n la Escritura, el espejo de la vida, est� llena de estas separaciones. Cuando el pecado entr� en el mundo, la primera consecuencia fue un asesinato, la segunda consecuencia fue el Diluvio, pero la tercera consecuencia fue la dispersi�n. �El Se�or los esparci� desde all� sobre la faz de toda la tierra.

El habla en s�, esa m�s querida y deliciosa comuni�n entre coraz�n y coraz�n, fue confundida, se convirti� en una Babel de sonidos. Esta fue la gran separaci�n de la familia humana, que ten�a el tipo, y tambi�n la sustancia, de todas las separaciones, permitiendo una sola reuni�n real, comenzada en el Calvario, realizada en Pentecost�s, para ser consumada en el Adviento. Hablamos de tres despedidas.

I. Partidas corporales. Aquellos que alguna vez estuvieron juntos en la carne ya no lo son. Es cosa de la experiencia diaria. Son parte de nuestro lote. Nos recuerdan la gran dispersi�n; deber�an hacernos a�orar el gran reencuentro. Algunas de estas despedidas son f�ciles de soportar. Es probable que todos los d�as nos encontremos con alguien a quien nunca volveremos a ver hasta el juicio. Hay poco de triste en esto, aunque incluso esto tiene su solemnidad.

Pero algunas despedidas corporales tienen una tristeza m�s evidente. Es algo serio estar en el muelle de alguna ciudad portuaria y ver a un hijo o un hermano zarpar hacia la India o Nueva Zelanda. Una experiencia as� marca, en mil hogares, un d�a particular del calendario con una tristeza peculiar, que dura toda la vida.

II. Partidas entre almas. Todav�a hablo de este p�fano. Las arenas de Tiro y Mileto estaban empapadas de l�grimas cuando San Pablo se despidi� de los disc�pulos y ancianos. Pero esas separaciones fueron iluminadas por una esperanza inmortal, y �l pudo encomendar a sus desolados a la palabra de la gracia de Dios, como capaz de darles una herencia al fin con �l y con los salvos. Yo llamo a eso una despedida tolerable, soportable;

III. La separaci�n de la muerte que debe llegar. P�nganse en plena vista de eso - tomen en su pensamiento lo que es - pregunten, en cada aspecto de las asociaciones y compa�erismos de la tierra, cu�l ser� para ustedes el significado del texto, "�l no lo vio m�s". Las separaciones de la vida y las separaciones del alma, todas derivan su principal fuerza y ??significado de la �ltima y m�s terrible - la �nica separaci�n de la muerte, que no es probablemente, pero ciertamente, antes de todos y cada uno . ( CJ Vaughan, DD )

Dos profetas se separaron

En la vida nos asociamos de diversas formas: similitud de gustos en las actividades art�sticas, en la literatura, en la pol�tica, el comercio, la religi�n. A veces, habiendo viajado, nos encontramos con alg�n compa�ero a cuya alma se teje la nuestra mientras dure la vida. Es natural que nos guste la compa��a. Pocos hombres est�n capacitados para vivir solos. La soledad prolongada es fastidiosa; nos aburrimos de nosotros mismos.

I. Una compa��a adecuada en un viaje al cielo. "Ellos dos continuaron". La uni�n entre los dos hab�a sido designada por Dios.

II. Escuche la conversaci�n edificante entre los viajeros al cielo. El texto nos dice que mientras viajaban "hablaron". �Sobre qu� tema? Evidentemente se trataba de la partida de El�as. Ambos encontraron "muy sabio", no s�lo hablar con el pasado, sino hablar del futuro. A veces deber�amos hablar del fin de la vida, no para volvernos tristes, sino para que nos demos cuenta del valor de la vida: su seriedad y sus efectos de largo alcance.

El empleado de tel�grafos tiene en sus manos, cuando est� en la placa de marcaci�n, el poder de comunicar un deseo a una distancia de miles de millas; y as� tenemos en nuestras manos el car�cter de una vida que se extender� profundamente en las edades de la eternidad. Por lo tanto, deber�amos estar sumamente ansiosos en cuanto a la exactitud de nuestros objetivos en el presente, y deseando que la santa influencia no se pierda en el m�s all�. Las palabras pueden destellar a lo largo de los cables y no transmitir ning�n significado; la m�sica puede volar de una cuerda y morir en la distancia; pero el mensaje y la m�sica de la vida deben tener significado y volumen, vibrando a lo largo de los cables del ser inmortal.

III. Ahora tenemos que presenciar la repentina separaci�n entre los compa�eros del cielo. �Mientras segu�an hablando y hablando, �he aqu�! aparecieron caballos de fuego y un carro de fuego, y los parti� a ambos �. El final fue anticipado, pero repentino. �Qu� tipo de compa��a tenemos en nuestro viaje hacia el cielo? �Cu�l es el tenor general de nuestra conversaci�n mientras viajamos? �Qu� esperanza tenemos con respecto al final de nuestro viaje? �Qu� estado nos espera? ( F. Hastings. )

Versículos 13-14

Tambi�n tom� el manto de El�as que se le cay�.

El manto de El�as

cuando El�as se apart� del lado de Eliseo en su carro de fuego, custodiado por jinetes angelicales, Eliseo se sinti� abrumado por un momento. Poco tiempo despu�s, sus ojos se posaron en el manto de El�as. Eso era todo lo que le quedaba que era f�sicamente tangible, pero significaba mucho. Mientras sus ojos lo contemplaban, su coraz�n se volvi� tierno y suave cuando el recuerdo lo llev� de regreso a esa ma�ana en la granja de su padre, hace a�os, cuando ese manto se ech� sobre sus propios hombros y lo reconoci� como el llamado de Dios al servicio prof�tico.

Durante todos los a�os transcurridos desde ese momento, ese manto hab�a estado constantemente bajo sus ojos. Hab�a sido la indicaci�n, la se�al de la presencia de Dios con El�as. Pero fue solo una muestra; el poder estaba en el Dios que llam� a El�as y lo fortaleci� para su obra. As� que podemos imaginarnos qu� profundo patetismo, qu� tierna y adorable emoci�n hab�a en el coraz�n y la voz de Eliseo cuando con la oraci�n m�s sincera clam�: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" Mientras dec�a estas palabras, golpe� las aguas con el manto, y Dios respondi� a su clamor, y las aguas se apartaron del golpe y �l camin� por tierra seca. Hay aqui:

1. Un mensaje para los cristianos de todas las edades que anhelan tener en las emergencias presentes el poder espiritual conocido en el pasado. Nuestra lecci�n es que no podemos hacer que las condiciones del cambio de vida se ajusten a las viejas condiciones; pero la actitud hacia Dios, la relaci�n con Dios que hizo de los hombres y mujeres los canales de la influencia y bendici�n Divinas en cualquier �poca del mundo, son posibles para nosotros. Eliseo era un hombre muy diferente a El�as.

Si hubiera tratado de actuar como Elijah en todo tipo de costumbres y h�bitos de menor �ndole, se habr�a convertido en el hazmerre�r de su tiempo. Pero vemos que desde el principio Eliseo comprendi� la esencia del asunto. No fueron los gestos de El�as, ni los m�todos peculiares de El�as, sino la fe de El�as en Dios lo que le dio su poder. Y entonces su clamor es: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" Joseph Parker dice que con estas palabras Eliseo muestra que no est� llamado a un puesto meramente oficial, sino que es elegido para representar a la Divina Majestad en la tierra.

Si Eliseo hubiera actuado de una manera que sugiriera autosuficiencia, su oficio prof�tico habr�a sido destruido casi antes de que fuera creado. Es cuando retrocedemos con humildad, y desde lo m�s profundo de nuestra alma clamamos a Dios desde nuestra desolaci�n: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" que comencemos nuestro trabajo con el esp�ritu correcto, y solo entonces. A veces escuchamos a hombres y mujeres hablar ahora de los d�as de Wesley y de Whitefield, y de los primeros padres del gran avivamiento y reforma wesleyanos, como si pensaran que, mediante un cambio de ropa o un cambio de vida f�sica exterior, el poder de esos d�as podr�a volver.

Pero eso no puede ser cierto. Lo que estaba en el coraz�n y fue el centro en movimiento del gran avivamiento wesleyano fue el mismo poder que hizo de El�as lo que era y que le dio a Eliseo la fuerza para continuar su obra. Fue una fe permanente en Dios. Lo que los cristianos necesitan hoy, y lo que debemos tener si queremos conocer el poder que ha hecho poderosos a los santos de Dios en todas las �pocas de triunfo de la iglesia, es el mismo esp�ritu y la misma fe que ten�a Eliseo cuando estaba con la iglesia. manto de El�as, golpe� las aguas del Jord�n y clam� desde lo m�s profundo de su alma: "�D�nde est� el Se�or, Dios de El�as?"

2. Dios nunca deja de responder cuando sus hijos lo invocan con fe. Inmediatamente respondi� a la fe de Eliseo. �l ser� igual de fiel a nosotros.

3. Cuando con corazones sinceros servimos a Dios y nos entregamos completamente para hacer Su voluntad, Dios hace que los dem�s vean. Los j�venes de la escuela prof�tica de Jeric� fueron muy r�pidos en discernir que la bendici�n de Dios descansaba sobre Eliseo. Inmediatamente reconocieron que el esp�ritu de El�as hab�a ca�do sobre �l. ( LA Banks, DD )

El manto del profeta

El acto solemne y silencioso de El�as fue suficientemente claro y elocuente para Eliseo. Cuando muere un gran maestro, dice Sir John Malcolm en su Historia de Persia, lega su manto remendado al disc�pulo que m�s estima. Y en el momento en que el disc�pulo elegido se pone el manto santo, est� investido con todo el poder y la santidad de su predecesor. Los mantos que usaban ascetas y santos siempre han sido objeto de veneraci�n religiosa en Oriente.

El poder del hombre santo se basa en su car�cter sagrado, y eso descansa en su pobreza y desprecio por los bienes terrenales. Su manto lo es todo, y su transferencia marca a su heredero. ( Alex. Whyte, DD )

Versículo 14

�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?

El profeta como encarnaci�n de lo Divino

I. El Dios de El�as llama a sus siervos a tareas imposibles para la fuerza humana sin ayuda. Los siervos de Dios de todas las edades est�n llamados a atreverse y hacer lo imposible. En los deberes comunes de nuestra vida nos movemos constantemente en esa regi�n. Conquistar a ochocientos cincuenta sacerdotes de Baal fue grande; conquistar ochocientas cincuenta mil influencias pecaminosas que nos asaltan semana tras semana es igualmente grandioso. La energ�a de El�as exhibi� el estado normal de las facultades del hombre inspiradas por Dios. Podemos compartir la misma fuerza y ??lograr cosas heroicas para Cristo. El Dios de El�as est� con nosotros y nos calificar� si estamos enteramente consagrados a �l.

II. El Dios de El�as es Aquel que hace que los opuestos de la vida conspiren para el bien de Sus siervos. Para una filosof�a superficial, el universo est� formado por fuerzas opuestas y contradictorias que no pueden reconciliarse. La fe que declara: �Vive el Se�or ante quien estoy�, ve en esa luz las contradicciones de la vida armonizadas en el �nico prop�sito de la bondad infinita. As� fue en la vida de El�as.

Existe la ley de la herencia y la ley de la libertad y la espontaneidad. Faith une y utiliza a ambos en la producci�n de un personaje nuevo y original. Hay alternancia en Providence. A los a�os de abundancia les siguen a�os de hambruna. La fe se nutre de cada beneficio especial. La prosperidad nutri� su vida interior. El hambre le dio la oportunidad de llevar a casa sus lecciones. John Bright y la hambruna irlandesa en la agitaci�n del libre comercio.

Los infieles y fieles en la sociedad. La tormenta y la "voz suave y apacible". Su carrera hist�rica, - su influencia p�stuma. Faith uni� todos estos hechos y los hizo tributarios de su obra.

III. El Dios de El�as requiere que limitemos y reprimamos todo lo que pueda obstaculizar nuestro �nico prop�sito de vida. No fue est�tico, pero le gan� a Carmel.

IV. En el Dios de El�as vemos revelada la porci�n ilimitada del bien. �l satisfizo a El�as. �Seguro que nos bastar�!

V. El Dios de El�as es la fuerza del profeta m�s humilde.

VI. Al Dios de El�as le encanta que su bondad, sabidur�a y poder se reflejen en la vida de sus siervos. Nuestro conocimiento debe reflejar su pensamiento, nuestra benevolencia, su amor, nuestra fuerza, su poder. Al comienzo de todas las empresas, en contacto con estados corruptos de la sociedad, cuando lamentamos a los h�roes ca�dos, cuando enfrentamos lo dif�cil, debemos captar el esp�ritu de Eliseo y pasar de conquistar en conquistar. ( J. Matthews. )

"�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?"

Fue algo grandioso cuando pudimos hacer que la gente hiciera preguntas acerca de Dios. Los fil�sofos hablaron mucho sobre "la conciencia de Dios". Aqu� estaba un hombre que ten�a la "conciencia de Dios" maravillosamente desarrollada. Este hombre, Eliseo, cuando hizo esta pregunta, no se preocupaba simplemente por Dios en general, quer�a un tipo particular de Dios. No quer�a a ning�n dios ni a todos los dioses, ni a ning�n aspecto del Dios del �rbol, sino al Se�or Dios de El�as.

Pero, �era el Se�or Dios de El�as diferente del dios de otras personas? La doctrina impl�cita de esta pregunta parec�a ser que lo era. �Se revel� Dios a s� mismo de cien maneras diferentes a trav�s de cien personalidades diferentes? Lo hizo, y ese fue el gran hecho que apareci� en el texto. Debe ser as�, porque Dios era infinito. La mayor�a de la gente descartar�a esta afirmaci�n como una tonter�a. Pero si nos di�ramos cuenta de lo que significaba, ser�a obvio que Dios trascendi� la concepci�n intelectual.

No nos angustiemos porque no podamos entender a Dios. Nadie pudo entenderlo. Como dijo uno de los m�s grandes te�logos modernos: "Se necesita un Dios para entender a Dios". En el �ltimo sentido, ning�n hombre podr�a buscar a Dios. Por lo tanto, si tuvi�ramos un Dios infinito, �l debe ser capaz de expresarse en cien, en mil, ay, en diez mil formas diferentes. �Cada hombre pint� su propia imagen de Dios�, y cada hombre debe tener la garant�a de hacerlo si Dios era infinito.

Un individuo vio a Dios desde cierto �ngulo, otro individuo lo vio desde otro diferente; diferentes iglesias lo vieron desde diferentes puntos de vista; pero todo estaba bien, porque Dios era infinito. Eliseo quer�a el tipo de Dios que hab�a visto manifestado en El�as. Fue una doctrina gloriosa, esta doctrina que Dios se revel� a s� mismo a trav�s de la personalidad. Jesucristo fue en el sentido supremo lo que todo hombre es en un sentido menor: la Palabra de Dios.

Una palabra era la manifestaci�n de un hombre. �Qu� gran opini�n deber�amos tener de algunas personas si nunca abrieran la boca! Cuando habl�bamos una palabra, se nos conoc�a; una palabra era la expresi�n de una personalidad. Y Jesucristo vino a esta tierra para articular a Dios con el hombre. Y lo que Cristo hizo supremamente, cada creyente lo hizo en menor grado. Eliseo hab�a obtenido toda su teolog�a de El�as. El�as nunca escribi� una palabra; no dej� ning�n volumen de teolog�a detr�s de �l, pero no hubo ning�n profeta que hubiera causado una impresi�n tan permanente en Israel y en el mundo.

Vivi� su teolog�a y dio tal revelaci�n de Dios a su pueblo que cuando se fue, dijeron: "�D�nde est� el Dios de El�as? El Dios de El�as para m�". Algunos de nosotros hab�amos obtenido la mayor parte de nuestra concepci�n de Dios de alguna personalidad noble. Ese era nuestro objetivo en la vida como creyentes: dar una teolog�a a los hombres, vivir una teolog�a ante los hombres. La infidelidad podr�a responder a una discusi�n, pero la discusi�n no da respuesta a la vida.

�Qu� clase de Dios era el Dios de El�as, el Dios representado en las ense�anzas, la obra y la vida de El�as? �l era un Dios de maravilloso poder. Quer�amos un Dios de ese tipo hoy. El Dios de El�as era un Dios grande. Qu� peque�o Dios ten�an algunas personas. Algunas personas ten�an hoy en d�a una teolog�a muy marchita. La gente estaba haciendo hoy lo que los israelitas de la antig�edad fueron acusados ??de hacer: estaban limitando al Alto de Israel, limitando lo Ilimitable.

�Qu� iron�a m�s espantosa! Hab�a personas que estaban convirtiendo la naturaleza en un calabozo, encarcelando a Dios en Su propia creaci�n, encaden�ndolo con lo que llamaron "Ley Natural". Hab�a gente hoy en d�a que en lugar de tener el Dios de El�as ten�a un Dios, a quien pr�cticamente no le serv�a de nada rezar. Pero, �qu� eran las leyes naturales sino los m�todos de trabajo de Dios? El Dios de El�as era un Dios de maravilloso poder en la naturaleza.

Ser�a maravillosamente refrescante tener un poco m�s del Dios de El�as hoy. El Dios de El�as era un Dios sobrenatural. �l era un Dios que obraba milagros. El Dios de El�as era un Dios que habr�a hecho lo correcto a toda costa. �Alguien dijo que El�as representaba una justicia muy severa, que no deber�a gustarnos un Maestro severo hoy? Estaba seguro de que no deber�amos. Elijah no ser�a nada popular hoy en d�a.

�Alguien dijo que si El�as hubiera vivido en estos d�as cristianos su severidad se habr�a modificado? Seguramente no fue demasiado esfuerzo de imaginaci�n decir que en el �ltimo vistazo que tuvimos de �l, en ese monte nevado de la transfiguraci�n de Cristo, ya no hablaba de justicia sino de redenci�n. Pero la gente dec�a: "Hoy en d�a creemos en la paternidad de Dios". Pero la "paternidad" debe definirse.

No significaba indiferencia por el bien y el mal. La manifestaci�n de Dios que El�as dio significaba justicia. La paternidad era el gran atributo de El�as a los ojos de su disc�pulo. �l revel� a Dios no solo como un Dios de maravilloso poder, sino como un Padre tierno. Cu�n tierno pod�a apostar ese hombre fuerte que el Se�or Dios de El�as tambi�n era un Dios de intenso celo. No entendimos mucho a ese Dios en estos d�as.

Era un hecho desagradable que la gran mayor�a de la gente estuviera hoy fuera de las iglesias; pero lo peor fue el hecho de que la mayor�a de los cristianos estaban contentos con este estado de cosas. Era un hecho desagradable que hubiera tanta escasez de conversiones, pero era peor que los cristianos no se preocuparan por eso. La concepci�n que El�as ten�a de Dios le permiti� orar. Hay personas hoy en d�a cuya teolog�a apenas les permite orar. El�as fue un hombre extraordinario por su comuni�n solitaria con Dios. Debemos ser hombres de oraci�n si queremos ser manifestaciones vivientes de Dios. ( Dinsdale T. Young. )

El Se�or Dios de El�as

El significado de la palabra El�as es que Jehov� es Dios; e imprimir esta verdad, llevada en Su propio Nombre, en los corazones de un pueblo que deseaba olvidarlo, y que siempre era propenso a adorar a otros dioses, este fue el objeto de su maravillosa carrera.

1. Ahora, el primer punto en el que deseo detenerme es este, que el nombre, el Se�or Dios de El�as, lleva consigo una revelaci�n de un Dios en el que necesitamos creer en estos d�as. Una vez que obtenemos un nombre revelado en este Libro, o por Dios mismo, no se puede preguntar qu� hay en un nombre. Hay mucho en un nombre si se revela desde lo alto.

2. Nuevamente, el Se�or Dios de El�as es un Dios que puede ejercer todos los poderes de la naturaleza y la providencia para derribar a un pueblo rebelde para que lo reconozca.

3. Nuevamente, el Se�or Dios de El�as es un Dios que honra a todos los que lo honran en todas las �pocas. Ahora, El�as era un hombre de gran fe. Pidi� cosas que nunca antes le hab�an pedido, pero nunca se decepcion�.

4. Hay ocasiones especiales en las que no podemos evitar exclamar: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" y uno de ellos es cuando nos quitan nuestros l�deres. Esta fue una de esas ocasiones.

5. Entonces, nuevamente, nos sorprende que los l�deres sean llevados en un momento de gran indiferencia con respecto a la verdad religiosa.

6. Entonces, por �ltimo, �d�nde est� el Se�or Dios de El�as? D�jame decirte. Ahora, como siempre, est� dispuesto a revestir con el poder de lo alto a cualquier hombre que crea en ese poder y crea que no puede prescindir de �l. El hombre autosuficiente nunca lo obtendr�. �D�nde est� el Se�or Dios de El�as? �l est� all�, vivo al servicio del m�s oscuro de Sus siervos; �l los reconoce a todos y los recompensa. ( EH Evans. )

Buenos hombres, testimonio de Dios

El reverendo TR Stevenson dice, en un serm�n citado en Chinese Recorder : �Durante una visita reciente a Jap�n, me encontr� con un caballero que mencion� un incidente que nunca podr� olvidar. Rara vez se escucha algo m�s impresionante. Conoci� a un misionero en China que un d�a se encontr� con un chino. Este �ltimo hab�a tenido la costumbre de vigilar la conducta del primero, y eso muy de cerca.

�l dijo: "Quiero que tu Dios sea mi Dios". El misionero respondi�: "�Qu� quieres decir?" �Deseo ser de la misma religi�n que t�. �Por qu�? Porque si tu Dios es como t�, debe ser bueno ".

El atractivo de Dios visto en la vida devota

Hab�a un ni�o muriendo en uno de los condados ingleses. Hab�a escuchado a Whitefield, con su maravillosa voz y su coraz�n resplandeciente, predicar acerca del Se�or Jesucristo, y la impresi�n nunca lo dej�. Siendo a�n un ni�o, tuvo que morir; y cuando la fiebre subi� hasta su frente y el fuego ard�a en sus ojos, dijo: "Me gustar�a ir al Dios del Sr. Whitefield". �Qu� testimonio! que recomendaci�n! Le digo a Pablo hoy, mientras me cuenta que la gracia de Dios fue suficiente para �l: "Me gustar�a ir al Dios de Pablo". ( J. Robertson. )

Invocando al Dios de otro

�Dios de la reina Clotilda�, grit� el infiel Clovis I. de Francia, cuando estaba en apuros en el campo de batalla, ��Dios de la reina Clotilda! conc�deme la victoria! " �Por qu� no invoc� a su propio dios? A Saunderson, que era un gran admirador de los talentos de Sir Isaac Newton, y que se burlaba de su religi�n en la salud, se le escuch�, sin embargo, decir con l�gubre acento en un lecho de muerte: "Dios de Sir Isaac Newton, ten piedad de m�". ! " ( Daniel Baker. )

Dios de El�as

Eliseo tom� el manto de El�as, cuya maravillosa traslaci�n al cielo presenci�. Golpeando las aguas del Jord�n, como lo hab�a hecho su maestro y predecesor, con el mismo manto, Eliseo grit�: "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" Elijah se hab�a ido. �Dios tambi�n se hab�a ido? El r�o partido demostr� que el Dios de El�as estaba con Eliseo.

I. El Dios de El�as. Para ver qu� tipo de Dios sirvi� El�as, eche un vistazo a algunos de los eventos principales en la vida del profeta. Una densa oscuridad se cierne sobre Israel ( 1 Reyes 16:1 ), la idolatr�a es desenfrenada. El desaf�o de El�as a Acab ( 1 Reyes 18:1 .

). La amenaza de hambre del profeta se cumpli�. El cuidado de Dios sobre �l junto al arroyo Cherith. El aceite y la harina inagotables en Sarepta. El hijo de la viuda volvi� a la vida. El concurso del Carmelo. El Dios que responde con fuego. Parece como si Dios se pusiera en manos de El�as y el profeta reciba todo lo que pide: hambre, fuego, vida para los muertos o la restauraci�n de una naci�n a Dios. �Por qu� Dios honr� tanto a El�as? Porque El�as honr� a Dios.

II. El�as de Dios. �Queremos al Dios de El�as? Si es as�, debemos ser como El�as. F�jense en el profeta:

1. Audacia. No ten�a miedo de estar solo.

2. Intensa seriedad. Su deseo supremo era la salvaci�n de Israel.

3. Oraci�n ferviente. ��l or� fervientemente�.

4. Fuerte fe. Confi� absolutamente en Dios: antes de Acab, junto al arroyo, en el Carmelo, etc.

5. Pureza. Su car�cter resistir�a la prueba del ojo escrutador de Dios. Vive el Se�or Dios, delante de quien estoy.

6. Obediencia. Obedeci� a Dios impl�citamente.

7. Comuni�n constante con Dios. El Se�or fue su principal compa�ero.

8. Poder, con Dios y con los hombres. Queremos car�cter. El Todopoderoso est� siempre del lado de Sus El�as. ( Charles Cross. )

Dios de El�as

Eliseo ahora hab�a tomado el lugar de El�as, su maestro, y sal�a para perseguir los deberes de El�as y continuar su trabajo. Notamos aqu�: -

I. Hay diferentes obreros, pero un Maestro.

1. Dios no necesita a ning�n hombre en particular. El�as era grande, poderoso y bueno, pero su partida no obstaculiz� la obra del Maestro.

2. Es el poder maestro que lleva a cabo los planes del Maestro. El�as no era nada sin Dios. Tampoco Eliseo. �Cu�n profundamente sinti� Eliseo su impotencia! No grit� "�d�nde est� El�as?" pero "�d�nde est� el Dios de El�as?"

II. Que la experiencia de los dem�s es un est�mulo para nosotros. Eliseo hab�a visto las obras de su predecesor y sab�a que esas obras se hab�an realizado con la fuerza del Se�or. Con esa misma fuerza tambi�n podr�a ser ayudado.

1. La ventaja de estudiar la obra de Dios en el pasado.

2. La fe que se apropia de esa obra.

3. La urgencia de la oraci�n. El grito de Eliseo fue una oraci�n, una s�plica.

III. El poder acumulativo de la oficina ministerial.

1. Cada ministro hereda no solo lo que obtuvo su predecesor, sino lo que hizo su predecesor. Y durante los �ltimos mil a�os todo el conocimiento, el poder y la experiencia de todo el ej�rcito de predicadores nos ha sido amasado y legado. Eliseo us� el viejo manto de El�as. Se content� con seguir los viejos caminos. Lo nuevo no siempre es lo mejor. Al mismo tiempo, ni lo viejo ni lo nuevo pueden beneficiarse. Es el Dios que queremos, y siempre es el mismo; y Su revelaci�n se hace m�s completa a trav�s de cada sucesi�n de Sus siervos.

IV. La necesidad de poner a prueba a Dios. �Cu�ntos se contentan con gritar: "�D�nde est� Dios?" Lloran, pero no lo pongan a prueba. Es tan.

1. En nuestra experiencia religiosa.

2. En nuestro trabajo diario.

3. En nuestros numerosos adornos.

De nada sirve llorar a menos que act�es. Eliseo llor� y golpe� el agua. Entonces Dios prob� Su presencia. La condici�n maligna del mundo ahora es porque lloramos mucho y confiamos tan poco. ( Homilista. )

El grito del hombre y la respuesta de Dios

I. El grito religioso de la humanidad. "�D�nde est� el Se�or Dios de El�as?" Esta pregunta surge en todos los corazones, en todas las religiones. �Donde esta Dios? �D�nde est� Aquel que me hizo y para quien fui hecho, y qui�n es el �nico que puede satisfacer mi naturaleza? �Donde esta el? �Oh, que supiera d�nde podr�a encontrarlo! etc. Es un grito que surge de las profundidades m�s profundas de la naturaleza humana, antiguo como las edades y ancho como la raza.

II. La misericordiosa respuesta de Dios. Cuando �l "hiri� las aguas, se separaron de aqu� para all�; y Eliseo pas�". Eliseo quer�a la manifestaci�n del Dios de El�as, y con este prop�sito golpe� las aguas. La respuesta de Dios aqu� al clamor fue:

1. Simb�lico. No vino en palabras, sino en cosas. La respuesta fue ...

2. Aviso. Tan pronto como Eliseo toc� las aguas, se dividieron. No se qued� en suspenso. La respuesta estaba al alcance de la mano. La respuesta a esta pregunta est� siempre a mano. La respuesta fue ...

3. Satisfactorio. �Y Eliseo se fue�. Todo hombre que se plantee seriamente esta pregunta puede encontrar una respuesta satisfactoria y cruzar la corriente de todas las dificultades. ( Homilista. )

Poder, o el poder de uno por el deber

Estaba conduciendo una noche a fines del invierno en la carretera elevada que atraviesa el Battery Park en la ciudad de Nueva York. Cuando mir� por la ventana, vi que las luces el�ctricas brillaban casi con el brillo del sol. Sus afilados rayos centelleantes ca�an sobre las ramas de los �rboles que llenaban el parque. Pero cuando esas vigas cayeron sobre ellos, not� que ni un solo capullo de hoja se mov�a. Tambi�n vi que todos los capullos de las hojas y todas las ramitas estaban hundidas en el hielo, y el hielo que lo aprisionaba resplandec�a con un destello altivo incluso a la poderosa luz el�ctrica.

Comenc� a pensar, si esos �rboles nunca fueran tocados por ninguna otra luz, nunca podr�a colgar sobre ellos una hermosa riqueza de follaje de verano. No hay fuerza en ese brillo para poner en movimiento la energ�a latente plegada en esos brotes de hojas. S�lo hay una fuerza que puede impulsar a los �rboles a la energ�a, y es el maravilloso poder del sol primaveral. �No crees que los cristianos a menudo se parecen mucho a los brotes dormidos doblados y las ramas heladas? Mucha luz y diversa caen sobre ellos: luz del conocimiento, del culto, de los s�bados, de la predicaci�n, del canto armonioso, de la cultura; toda la maravillosa luz de nuestra civilizaci�n cristiana.

Pero a menudo no parecen moverse mucho; no crecen mucho; algunas iglesias, si tienen un tiempo pr�spero econ�micamente, no est�n muy descontentas si no hay conversiones. Despu�s de todo, �es un �rbol con las yemas de las hojas bien dobladas y las ramas cubiertas de hielo un s�mbolo tan malo de muchos cristianos, de muchas iglesias? �Hay alg�n poder que pueda agitarlos, como en la primavera la maravillosa luz del sol agita un �rbol, enviando las corrientes de vida emocionantes a trav�s de toda su sustancia, hinchando las yemas de las hojas hasta que deben empujar sus estandartes doblados, amonton�ndose en cada ramita menor el crecimiento suculento de otra estaci�n Uno no puede creer en las Escrituras y decir nada m�s que s� a tal pregunta.

1. Existe el antiguo evangelio. Pablo lo llama el poder de Dios para salvaci�n ( Romanos 1:16 ). �Qu� poder ten�a en la ciudad de los C�sares! �Qu� poder es!

2. Est� el Cristo viviente. La mano poderosa de Aquel que es el vencedor de la muerte est� sobre el tim�n de las cosas.

3. Est� el Esp�ritu Santo que permanece. La raz�n por la que el cristianismo no es meramente una historia, como los reinados de los C�sares, es porque el Esp�ritu Santo, permanente y vitalizador, est� en el mundo, cargando la verdad hist�rica del cristianismo con la energ�a presente. Existe el poder del Esp�ritu.

4. Existe para los cristianos la promesa de poder. A los que ya se han convertido en hijos de Dios, se les da una promesa de logros a�n mayores, el poder del Esp�ritu que mora en ellos. Pero recibir�is poder cuando haya venido sobre vosotros el Esp�ritu Santo, y me ser�is testigos. Claramente, tal poder har� que el deber sea f�cil y triunfante.

Las condiciones para obtener tal poder est�n bien ilustradas en nuestra Escritura y sus alrededores,

1. Determinaci�n de tenerlo. Eliseo no dejar�a a El�as (vers�culos 2, 4, 6).

2. Determinaci�n de tenerlo sin perjuicio de los disuasorios. Los hijos de los profetas no pudieron poner obst�culos suficientes en el camino de Eliseo (vers�culo 5).

3. Tal determinaci�n de tenerlo como para atreverse a pedirlo. �Y Eliseo dijo: Te ruego que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m� (vers�culo 9).

4. Tener tal prop�sito que nos mantenga en comuni�n con Cristo en todos los peligros. Cuando El�as cruzaba el Jord�n, Eliseo lo acompa�aba (vers�culo 8).

5. Tal determinaci�n de poseerlo nos hace resueltamente obedientes a las condiciones de su recepci�n. Eliseo ver�a el rapto de El�as (vers�culo 12). Valiente uso del poder que tenemos, seguro que en el uso se impartir� m�s poder. �Y Eliseo tom� el manto de El�as que se le hab�a ca�do y golpe� las aguas�. Los cristianos o las iglesias no necesitan ser como �rboles en invierno con capullos doblados y ramas cubiertas de hielo. Hay un poder derretidor y energizante para ellos. ( W. Hoyt, DD )

Versículo 15

Dijeron: El esp�ritu de El�as reposa sobre Eliseo.

El reconocimiento de la superioridad espiritual

Este es claramente un ejemplo, no del esp�ritu lacayo, sino de una deferencia justificable, un reconocimiento encomiable de superioridad espiritual. En el mundo religioso, como en otras esferas, algunos hombres est�n destinados a liderar y otros a seguir. S�, pero cada hombre puede elegir su propio h�roe. Debe adorar, pero no es necesario que se convierta en id�latra. Puede determinar por s� mismo qui�n o qu� ser� objeto de su veneraci�n y consideraci�n.

Ning�n hombre est� obligado a arrojar la perla de la admiraci�n a los pies de los cerdos. Por lo tanto, para conocer el verdadero estatus y la calidad de los hombres es suficiente preguntar en qu� santuario se postran. Conocer los ideales que acaricia, los nombres que venera, los h�roes que admira, es conocer a un hombre en el punto m�s vital y central. �D�nde, entonces, coloca esta prueba a estos hijos de los profetas que estaban en Jeric�? Les da la posici�n m�s elevada; los marca como esp�ritus del tipo m�s sabio y noble.

1. �C�mo nos comparamos con estos hijos de los profetas que estaban en Jeric�? �Qu� cualidades requerimos en los hombres como condici�n de nuestra consideraci�n deferente? �Es suficiente que un hombre sea de la supuesta ascendencia real? �Que por accidente de nacimiento ocupa un trono y es llamado rey? �C�mo definimos estos t�rminos �realeza� y �realeza�? Las �plumas finas� no �hacen aves hermosas.

�Tampoco los adornos del cargo real constituyen realeza y dan derecho a su poseedor a la leal devoci�n del pueblo. Hay una realeza de mera sangre y linaje que puede estar, y con frecuencia est�, asociada con el vicio y la exhibici�n vulgar y el ego�smo burdo y el orgullo intolerante. Por otro lado, hay una aristocracia del esp�ritu, una realeza del alma, que no viene por un nacimiento de sangre, sino por la regeneraci�n del Esp�ritu, y que se manifiesta en toda vida dulce, graciosa y noble. �A cu�l de estos le rendimos homenaje?

2. Hay otra aplicaci�n de este pensamiento en la que podemos detenernos. A veces se dice: "Oh, pero debemos tener respeto por la tela". �Qu� pa�o? Si la �tela� es la insignia de la autoridad, si la posesi�n de ella constituye el derecho de un hombre a una deferencia y consideraci�n especial, entonces, cu�n extra�amente se pasa por alto aqu� la primera y m�s poderosa credencial de Eliseo. Porque viene llevando en la mano el manto conocido del gran hombre que acaba de ascender.

Pero estos hijos de los profetas no parecen haberlo notado. No leemos: �Cuando los hijos de los profetas vieron el manto de El�as en la mano de Eliseo. .. se inclinaron. .. �Su homenaje se rindi� en un terreno totalmente diferente. Vieron que "el esp�ritu de El�as" s� "repos� sobre Eliseo". "El esp�ritu de El�as repos� sobre Eliseo". En la administraci�n del Reino de Dios en la tierra hay, necesariamente, una ley de sucesi�n.

Solo hay un sacerdocio inmutable. Todos los dem�s siervos de Jehov�, por grandes y aparentemente indispensables que sean, se retiran actualmente de la atareada esfera. Pero deja atr�s su manto. No se lleva consigo la fuente de poder. As� que el Esp�ritu del Se�or se mueve con soberana libertad, pos�ndose sobre quien �l quiere "El esp�ritu de El�as reposa sobre Elisa". �Por qu� Eliseo? En casi todas las caracter�sticas, contrasta notablemente con su predecesor.

�Y cuando vieron los hijos de los profetas que estaban en Jeric�. .. ellos dijeron." Entonces, la calificaci�n de Eliseo para la alta posici�n fue evidente por s� misma. Podr�a ser percibido y valorado por el espectador. ( H. Davenport. )

El legado de Elijah

I. Fue un legado legado con dificultad. Hay una gran verdad general subyacente a estas palabras. Es dif�cil comunicar cualidades morales. Es f�cil hacer que otro posea su riqueza material; no es tan f�cil enriquecerlo mental, moral o espiritualmente. �sta es la experiencia de todo buen padre. Quieres convertir a tus hijos en hombres. No es tarea f�cil. Qu� paciencia, qu� sabidur�a, qu� gracia se necesita para hacerlo.

Sin embargo, gracias a Dios, es un trabajo en el que muchos triunfan. Pero, de nuevo, cuando El�as dijo: "Has pedido algo dif�cil", quiso decir, creo, que la solicitud estaba m�s all� de �l. No pod�a darle a su sirviente lo que buscaba. Podr�a darle su manto y, al hacerlo, simbolizar la transferencia de su cargo, pero no pudo darle su poder. �l podr�a ense�arle, podr�a, a partir de los recursos de su propia experiencia, darle muchas pistas que seguramente ser�n �tiles cuando deba ocupar el lugar de su maestro, pero el poder, la fuerza espiritual, requerido y requerido como el Lo principal: que no pod�a hacer que heredara.

Lo mismo ocurre con nosotros en cualquier capacidad que actuemos por el bien de los dem�s. Trazamos una l�nea clara entre nuestro trabajo, lo que podemos hacer y lo que est� m�s all� de nosotros, como es posible solo con Uno m�s alto que nosotros. Podemos arar los campos y sembrar la semilla, pero no podemos avivarla. Podemos predicar y ense�ar, pero no podemos cambiar el coraz�n.

II. El legado de Elijah fue legado con gran voluntad. Cuando Eliseo dijo: �D�jame tener una doble porci�n de tu esp�ritu�, el primer pensamiento de El�as fue: �Pides lo que es muy dif�cil de dar�; pero su segundo pensamiento fue: �Bueno, pero despu�s de todo estoy satisfecho con tu solicitud. Ahora, no digo que pueda darte esto; pero lo que no puedo hacer, estoy seguro de que el Dios a quien sirvo lo har�.

S�; es un buen deseo, y si eres fiel hasta el fin, te ser� hecho �. Seguramente hay una lecci�n importante que aprender aqu�. No debemos hacer solo el bien que es f�cil de lograr. De hecho, ser� bueno para nosotros si siempre hacemos lo que podemos, pero el peligro es suponer que todo lo que podemos hacer es lo que podemos hacer con facilidad. Debemos recordar que hay poco valor en la vida que no enfrente las dificultades.

III. El legado de El�as fue legado porque pidi�: "Te ruego que permitas que una doble porci�n de tu esp�ritu sea sobre m�". Por la prontitud con que se hizo la solicitud, es evidente que esta era la bendici�n que su coraz�n deseaba obtener. Cuando el coraz�n est� completamente resuelto, la lengua no vacila. Su maestro confiesa que fue algo dif�cil de conceder; pero si no lo hubiera pedido, hubiera sido imposible dotarlo de tal bendici�n.

Es el alma que ve la que se enriquece, no porque Dios enriquezca solo a unos pocos, sino que Su bendici�n solo puede entrar en el esp�ritu receptivo abierto. No lo hemos hecho porque no pedimos o porque pedimos mal. Lo que pido es grandioso, pero la grandeza de mi fe es acorde, y �he aqu�! se dice la promesa: �Te ser� as�, y despu�s de la voz se abren los cielos y desciende la bendici�n. Dejemos que el caso de Eliseo nos anime a pedir lo que necesitamos.

IV. El legado de Elijah fue legado como resultado de un servicio fiel. Se adjuntaba una condici�n al otorgamiento de la bendici�n que se ped�a: �Si me ves cuando sea quitado de ti, as� te suceder�; pero si no, no ser� as� ". ( A. Scott. )

La verdadera sucesi�n

La sucesi�n de Eliseo estuvo marcada por los contrastes m�s agudos y audaces.

I. En su origen. El�as vino de la regi�n monta�osa de Galaad. Era el salvaje de las monta�as. Eliseo fue llamado de las apacibles escenas de la vida agr�cola.

II. La aparici�n de los hombres. Esto fue totalmente diferente. Aprende que la sucesi�n no consiste en vestimenta; que los sucesores de un gran hombre son los que llevan adelante su obra, no los que imitan su apariencia. La verdadera sucesi�n es de car�cter y no de ropa.

III. En su forma de vida, as� deber�a ser siempre en la esfera de la religi�n. Hay otras y mejores formas de triunfar para nuestros antepasados ??puritanos que cantar la versi�n de Rouse, adoptar el tono nasal, sentarse en fr�as casas de reuni�n y escuchar sermones de cuarenta cabezas. �Pero qu� lentos son algunas buenas personas para distinguir entre la religi�n y su vestimenta accidental!

IV. La forma particular de su trabajo para Dios. La de El�as fue destrucci�n; El de Eliseo fue la construcci�n. El primer acto de El�as fue golpear la tierra con una terrible maldici�n. El primer acto de Eliseo fue bendecir a Jeric� con el regalo de agua buena. Lecciones ense�adas por los contrastes que he mencionado:

1. El poco �nfasis que el Divino Arreglador y Arquitecto pone sobre la igualdad externa. Descubrimos esta indiferencia Divina muy por debajo del nivel humano y en las esferas m�s bajas de la vida. Las dos briznas de hierba que crecen a tus pies no son exactamente iguales. Tienen su semejanza gen�rica, pero tambi�n tienen sus puntos de diferencia. Igual que con las rosas. Cada uno tiene su propio estilo, su peculiar rubor.

Lo mismo ocurre con los nobles pinos que se alzan en lo alto de las almenas de la naturaleza agitando sus majestuosos penachos. Cada uno de ellos se erige en un gigante individual, �l mismo en circunferencia, �l mismo en altura, �l mismo en belleza. Los hombres surgen de la Mano Divina tan �nicos, tan peculiares, como lo son las rosas o los planetas. Cada uno tiene su propia belleza; cada uno tiene su propia �rbita; cada uno lleva el sello del d�a en que vive. Tome una vieja moneda romana y comp�rela con una que sale claramente cortada de nuestra propia casa de la moneda.

�Qu� diferencia entre ellos! Sin embargo, ambos son metales preciosos, ambos son monedas. Lo mismo ocurre con el hombre a quien Dios forma y equipa para su obra. Pone �nfasis solo en el alma, solo en el esp�ritu de un hombre.

2. La variedad y flexibilidad de medios y m�todos permitidos en el reino de Dios. De la necesidad de la facilidad, se debe permitir una gran flexibilidad y variedad de m�todos a los que trabajan para Dios. Debido a que las generaciones cambian, el conocimiento aumenta, la l�nea de batalla cambia. Ser�a poco mejor que un tonto que ahora predicar�a a los hombres al estilo de los grandes te�logos de hace dos siglos.

Tambi�n podr�a el soldado de hoy tomar el hacha de batalla y salir al campo de batalla donde la Minie silba, el proyectil chilla y la bala de ca��n salta millas con el toque de la p�lvora. Y luego en cuanto a la actividad cristiana. Los buenos hombres temen muchas de sus nuevas formas. Sacuden la cabeza; tanto como para cuestionar si un alma, alcanzada por el Evangelio a trav�s de la instrumentalidad de un laico, es, despu�s de todo, muy ventajosa.

Vaya, all� en los campos occidentales, el granjero cosecha en un d�a con su segadora tanto grano como podr�a hacer en un mes entero con la vieja hoz. Y no se arrepiente; No lamento que pueda cultivar quinientos acres en lugar de cinco. Entonces, en estos �ltimos d�as, a trav�s de la diversidad de operaciones, el poder cosechador del Evangelio se multiplica por mil. Y, sin embargo, los hombres niegan con la cabeza.

�Esta predicaci�n irregular del Evangelio�, exclaman. ��No vamos un poco demasiado r�pido? Despu�s de todo, �no ser�a mejor que dej�ramos la cosecha mundial a los sacerdotes y sus hoces ortodoxas? Que la gran obra de Dios en este mundo siempre procede de lo negativo a lo positivo; de la conversi�n a la edificaci�n, de la destrucci�n a la construcci�n. En la econom�a Divina, la amenaza, la correcci�n, la represi�n, la destrucci�n, marcan s�lo la primera etapa, la incipienteidad de la obra. Solo se ordenan por un fin fuera de ellos mismos y m�s all� de ellos. Y este, el m�todo Divino, debemos seguirlo.

1. En nuestro trabajo por los dem�s. Debemos guiar al penitente hacia la vida de rectitud positiva, o nunca formaremos el "hombre nuevo". Un hombre es como una vasija. Est� formado para contener, y seguramente se llenar� de lo bueno o de lo malo. No se puede contar con un vac�o en la naturaleza humana; y, si pudiera, el mundo no se beneficiar�a de �l, y Dios lo aborrecer�a. Por tanto, no has salvado a un hombre, si lo has despojado de lo malo.

2. Esta verdad tambi�n se aplica a nuestra propia vida religiosa. El cristianismo, la piedad, son m�s que la negaci�n, y nuestra religi�n, si es larga para satisfacernos, debe tener su lado positivo. La locura es casi tan mala como la inmundicia, y ser�a una verg�enza para tu hombr�a y tu Salvador si te detuvieras. Toma unos objetivos dignos de una nueva vida. Empiece por algo positivo en el camino de la bondad.

3. El uso apropiado de los grandes y buenos hombres que nos han precedido. Se trata de retomar su trabajo y llevarlo adelante; no, tal vez, como lo hicieron, sino como la Divina Providencia insin�a, y como estamos mejor preparados para hacerlo. ( TT Mitchell, DD )

Poseer el esp�ritu de otro

Dijo el difunto Dr. Gordon: �Imag�nense a uno sin genio y desprovisto de la formaci�n del artista sentado ante la famosa imagen de Raphael de� La Transfiguraci�n �e intentando reproducirla. �Qu� tosco, mec�nico y sin vida ser�a su trabajo! Pero si tal cosa fuera posible como que el esp�ritu de Rafael entrara en el hombre y obtuviera el dominio de su mente, ojo y mano, ser�a muy posible que pintara esta obra maestra, porque simplemente ser�a Rafael produciendo Rafael. Esta es la soluci�n de nuestra imitaci�n de Cristo. Ser lleno del Esp�ritu es el secreto para llegar a ser como nuestro Se�or.

Una santa sucesi�n

Un buen hombre muri� poco tiempo despu�s, y cuando su cuerpo fue llevado a la tumba, el peque�o grupo f�nebre regres� a la casa; y el ministro, despu�s de unas pocas palabras de consuelo bondadoso, se estaba retirando, el hijo mayor lo llam� aparte por el momento y dijo: �Hay un lugar vac�o en la iglesia. Mi padre se ha ido, �me llevar�s a m� en su lugar? Quiero llenar el vac�o: quiero ser bautizado por los muertos �. ( Ayuda para los oradores ) .

Versículos 19-22

Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo.

Las aguas amargas endulzadas-Eliseo el sanador

Jeric�, una ciudad de gran antig�edad, fue una de las m�s importantes de la tierra de Palestina. Sus muros eran tan anchos que al menos una persona, Rahab, ten�a su casa encima. La plata y el oro eran tan abundantes que un hombre, Ac�n, pod�a apropiarse sigilosamente de 200 siclos. Entre la ciudad y el Lejano Oriente, hab�a existido durante a�os, antes de su ocupaci�n por los hijos de Israel, un comercio amplio y extenso, del cual se puede aceptar la "hermosa prenda babil�nica", robada en el acto de deshonestidad que acabamos de mencionar. como prueba.

Los avisos del Nuevo Testamento sobre Jeric� est�n llenos de inter�s. Las solitarias rocas de piedra caliza detr�s de la ciudad formaron el escenario de la tentaci�n de nuestro Se�or. Estaba en las orillas del Jord�n, en Jeric�, el Maestro hab�a ido previamente para ser bautizado. Tres veces en Jeric� nuestro Bendito Se�or dio vista a los ciegos. Una vez en Jeric�, el descendiente de Rahab la �anfitriona� acept� la hospitalidad del publicano Zaqueo.

Durante quinientos cincuenta a�os, Jeric� hab�a ca�do sobre Jeric�. Ella hab�a sido la primera ciudad en resistir el avance de Israel bajo el liderazgo de Josu�. Por lo tanto, no solo fue condenada a caer "ante el capit�n del ej�rcito del Se�or", y en medio de la gran ceremonia con la que todos estamos familiarizados, la aniquilaci�n estuvo acompa�ada de una terrible maldici�n. El hombre que se aventur� a reconstruir Jeric� fue a poner los cimientos en su primog�nito, y en su hijo menor para levantar las puertas.

Josefo describe el distrito en su d�a como un verdadero pa�s de hadas, con sus palmeras y rosas, y b�lsamos fragantes y terrenos de placer densamente salpicados: un jard�n perfecto y un para�so de belleza oriental. En el per�odo del texto, sin embargo, las cosas eran muy diferentes. El manantial a�n sufr�a por la vieja condenaci�n pronunciada contra Jeric�, era nocivo, no apto para beber, perjudicial para el suelo: �Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo� -que en ese tiempo resid�a aqu� en el colegio sagrado- -"Mirad. Te ruego que la situaci�n de esta ciudad es agradable, como mi Se�or ve, pero el agua es nula y la tierra est�ril.

1. El Evangelio es "una nueva fuente" para el mundo. El cristianismo no viene en "la vejez de la letra" y la ley, sino en "la novedad del Esp�ritu". El Evangelio tambi�n comienza en el origen del mal, el coraz�n, que es "la fuente de las aguas". Lo que se necesita es �un coraz�n limpio y un esp�ritu recto�; el veneno est� en la fuente y debe tratarse all�. Una vez m�s, como la sal en la vasija, qu� inveros�mil e insuficiente a primera vista parece el simple Evangelio para la conversi�n del mundo.

Son muy notorias las palabras con las que Eliseo acompa�� el vertido de la sal, y la consecuente obra del milagro: �As� dice el Se�or�, exclam� el profeta, �He sanado estas aguas�. C�mo se efectu� el cambio, no podemos decirlo. Se emplearon medios para mostrar que Dios, en sus obras m�s grandes, tiene un lugar para la instrumentalidad del hombre. Eliseo �ech� la sal.

2. En la redenci�n de un mundo perdido, Dios tiene espacio para las energ�as de los hombres creyentes. "A medida que vay�is, predicad". "Sembrar junto a todas las aguas". Pero Dios es el gran agente. El poder de las aguas curativas proviene del Gran M�dico. "La nueva vasija" y "la sal" que contiene, ambos son el honor suficiente de Dios para que los pobres hombres pecadores sean sus administradores; que Dios sea "todo en todos". No cab�a duda del resultado de la interposici�n divina de la mano de Eliseo en relaci�n con las amargas aguas de Jeric�. "As� dice el Se�or: no habr� m�s de all� muerte ni tierra est�ril".

3. La figura vuelve a ser la del Evangelio, tanto en su influencia en la sociedad en general como en el coraz�n creyente individual. Ponga "la nueva vasija" y "la sal" una vez realmente dentro, y un coraz�n nuevo conduce a una nueva vida, y el mundo en general, una vez que sus manantiales se tocan realmente, lo siente a trav�s de todos sus afluentes y ramificaciones. �Qu� no ha hecho el cristianismo por la vida social del hombre? Ha abolido la poligamia.

Ha puesto honor en el lazo matrimonial. Ha creado lazares para los enfermos y asilos para el libertino penitente. �Qu� no ha hecho por la causa de la libertad civil? Ha quitado las cadenas del negro. Ha proclamado la libertad de conciencia. �Qu� no ha hecho el cristianismo por la empresa comercial y la prosperidad exterior del mundo? El misionero es el pionero del comerciante. ( HJ Howat. )

Limpiando la fuente

Eliseo comenz� su trabajo como l�der de la iglesia de su tiempo con una obra de misericordia. Eliseo no afirm� que �l mismo hab�a sanado las aguas, y no pretendi� que hubiera alg�n poder en la sal para producir el cambio. �l era simplemente el ministro de Dios, y la sal se us� simplemente como s�mbolo de la presencia de Dios en la purificaci�n de la fuente. En esta limpieza de la fuente se nos ha sugerido: que el entorno de un hombre puede ser muy agradable, y sus circunstancias temporales pueden causar la envidia de sus vecinos, y sin embargo, su vida puede estar amargada y su carrera completamente despojada por alguna causa. enfermedad del esp�ritu que le quita la paz y arruina su felicidad.

Eliseo supuso que ser�a in�til cambiar el agua del arroyo, porque la fuente maligna que no se cambiaba continuar�a derramando sus aguas envenenadas. As� que fue al manantial y arroj� la sal curativa a la fuente-h cad. Recordamos las palabras de Jes�s cuando declara que �El hombre bueno, del buen tesoro de su coraz�n saca lo bueno; y la yegua mala del mal tesoro saca maldad; porque de la abundancia del coraz�n habla su boca.

�Y nuevamente nuestro Salvador dice:� Porque del coraz�n salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, el falso testimonio, las blasfemias �: y agrega:� Estas son las cosas que contaminan al hombre �. El torrente venenoso de la conducta se derrama porque el coraz�n es malo. Es uno de los axiomas de Arist�teles que la bondad o la maldad de cualquier cosa se determina a partir de su principio: por eso llamamos a ese buen �rbol que tiene una buena ra�z, a una buena casa que tiene un buen fundamento, a ese buen dinero que es hecha de buen metal, esa buena tela que est� hecha de buena lana; pero un buen hombre no se llama as� porque tenga buenas manos, buena cabeza, buenas palabras, buena voz y todos los rasgos de su cuerpo similares y compuestos, por as� decirlo, en una simetr�a geom�trica, sino porque tiene una buen coraz�n, buenos afectos, buenos principios de gracia,

Plutarco nos dice que Apolodoro so�� una noche que los escitas lo tomaron y lo torturaron, y mientras lo mataban en el caldero hirviendo, su coraz�n le dijo: �Soy yo quien te he tra�do a este dolor; Yo soy la causa de todo el da�o que te ha sobrevenido ". Y ciertamente es cierto que el coraz�n del hombre es la fragua y el yunque donde se martillean todas las acciones de su vida.

Debes entregar todo tu coraz�n a Dios y obedecerle en todos los sentidos, o de lo contrario todas las pretensiones de religi�n son hipocres�a. El secreto del gran poder del cristianismo en el mundo est� en esta transformaci�n del coraz�n. Eliseo se asegur� de que el agua del arroyo estuviera limpia y pura, limpiando la fuente. Cristo se asegura de que la vida nueva del hombre que verdaderamente viene a �l sea buena, limpiando el coraz�n. ( LA Banks, DD )

Eliseo sanando el agua y los medios que us�

�Qu� imagen m�s real se delinea aqu� de las cosas en la tierra! �Qu� muestra viva de su estado actual! Mira donde quieras, ve donde quieras, hay algo agradable y algo desagradable. Que no aprendamos por este medio c�mo el pecado ha desfigurado esta hermosa creaci�n, de modo que en ninguna parte se pueda ver la perfecci�n. Y ahora, por tanto, el Se�or sacar� el bien del mal. Har� de esta ciudad un lugar de descanso para sus profetas.

I. �En qu� parte de las aguas ejerci� Eliseo su poder? Fue la primavera. Esto transmite una profunda verdad espiritual. Podemos percibir f�cilmente que, si la atenci�n de Eliseo se hubiera dirigido al agua a solo unos metros de la fuente, su trabajo habr�a sido en vano. Tan r�pido como endulzaba el agua corriente, la amarga fuente a�n derramaba su veneno. Pero no vemos y permitimos tan f�cilmente que, excepto que la corrupci�n de la naturaleza humana sea atacada en la fuente, el coraz�n, todas las dem�s medidas correctivas solo pueden producir un efecto pasajero, ya que la amarga corriente de la depravaci�n innata a�n se agota. .

II. Los medios que us� Eliseo. �Y �l dijo: Tr�eme una vasija nueva�, etc. La sal es un art�culo conspicuo en las Escrituras. Fue una promesa de fidelidad, y lo sigue siendo en Oriente. Si una vez sacas sal con un �rabe, su vida est� comprometida por la tuya, unos pocos granos de sal y pan pasan por los labios, y luego se usan las palabras: �Con esta sal y este pan no te traicionar�; y en el Libro de Cr�nicas leemos: �El Se�or Dios de Israel entreg� el reino de Israel a David por pacto de sal� ( 2 Cr�nicas 13:5 ).

La sal tambi�n era un signo de mantenimiento. As�, en el Libro de Esdras, los adversarios de Jud�, al exponer su caso al rey Artajerjes, dicen: "Ahora, porque tenemos manutenci�n del palacio del rey" ( Esdras 4:14 ), que es literalmente, como se traduce en el margen, �porque somos salados con la sal del palacio� - i.

mi. , apoyado a cargo del rey. Cuando un nativo de Oriente quiere decir que alguien lo alimenta, usa la expresi�n: "Yo como la sal de ese tipo". La sal tambi�n fue un acompa�amiento constante de la ley ceremonial. �Todo sacrificio ser� salado con sal�, son las palabras de Jes�s; y es en este sentido que encontramos a nuestro Se�or y Sus ap�stoles usando la sal en sentido figurado por gracia, diciendo: �Si la sal pierde su sal, �con qu� la sazonar�is? �( Marco 9:49 ; Marco 9:1 ).

Por lo tanto, los medios usados ??por Eliseo para sanar las aguas apuntan a otra verdad espiritual profunda: recuerdan a cada uno de esta pregunta: �Ten�is sal en vosotros mismos? �Est� la gracia obrando en tu coraz�n, �mortificando tus afectos perversos y corruptos, e inclin�ndote diariamente a ejercitar toda la virtud y piedad de vivir�? Pero hay otra caracter�stica en los medios aqu� utilizados que puede dar una pista �til: eran contrarios a la naturaleza, contrarios a cualquier medio que el hombre hubiera empleado para producir un efecto similar.

La sal, lo sabemos, hace que el agua sea amarga y nauseabunda en lugar de dulce y agradable de beber, y naturalmente, por lo tanto, la sal no habr�a servido m�s que para aumentar el car�cter salobre de la fuente. El hecho, entonces, de que Eliseo usara un remedio opuesto al efecto deseado, no solo hizo el milagro m�s evidente, m�s palpable, sino que tambi�n confirm� una verdad que tropieza, a saber, que la gracia y la naturaleza son contrarias a la del otro: que los caminos de Dios (hasta donde se ve en este mundo ca�do) y los caminos del hombre para curar un mal son completamente diferentes; ambos usar�n medios, pero los medios que a Jehov� le agrada usar no son los que el hombre elegir�a o siquiera pensar�a.

�Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Se�or� ( Isa�as 55:8 ). Seguramente estos opuestos, estos medios poco probables que buscan un buen fin, est�n destinados a ense�arnos algo. �Qu� puede ser? Ten�an la intenci�n de humillar al hombre y someterlo a la justicia de Dios. �Dios escoge lo necio del mundo�, o lo necio a los ojos del mundo, para �confundir a los sabios� ( 1 Corintios 1:27 ). ( GL Glyn. )

Lo placentero y lo doloroso

I. La vida como es. Es decir, con lo placentero y lo doloroso asociado. Ahora, esta es una imagen de la vida de cada hombre.

1. Es tan materialmente. Cu�nto tenemos en este mundo material que es agradable a nuestros sentidos y saludable y fortalecedor para nuestro cuerpo; pero en medio de todo est� lo doloroso. Hay pantanos de malaria, vientos pestilentes, terremotos rugientes y minerales y plantas venenosas, etc., etc.

2. Es tan intelectualmente. Hay mucho en la regi�n del intelecto que es placentero: manantiales burbujeantes del pensamiento, regiones tentadoras de investigaci�n, visiones brillantes e hip�tesis que ensanchan los cielos. Pero con todo esto hay mucho que es doloroso: densas nubes de ignorancia que se ciernen sobre la escena, horribles dudas aullando en el o�do, terribles abismos que se abren a los pies.

3. Es tan social. Cu�nto es agradable en la vida social: los afectos afectuosos, los afectuosos saludos, las dulces amenidades de aquellos con quienes nos encontramos y nos mezclamos. Pero con todo esto hay mucho que es doloroso: infidelidades sociales, hipocres�as, fraudes, insolencias.

4. Es tan religiosamente. Lo religioso, donde la idea de Dios llena el horizonte, est� lo infinitamente placentero Pero en esta maravillosa regi�n cu�nto de lo doloroso experimentamos, qu� tentaci�n de dudar, qu� infidelidad y blasfemia a menudo nos asaltan, y nos traen el horror. de una �gran oscuridad�.

II. La vida como podr�a llegar a ser. Lo doloroso y lo placentero se separaron. Eliseo aqu� separa lo doloroso de lo placentero. Dos comentarios aqu�.

I. La separaci�n fue feliz. No quit� lo agradable de lo doloroso, sino lo doloroso de lo placentero.

2. La separaci�n fue sobrenatural. �Y �l dijo: Tr�eme una nueva vasija�, etc. El Evangelio es la verdadera �vasija� para separar lo doloroso de lo placentero en la experiencia de la vida humana. Da gracias a Dios por lo placentero que hay en tu vida. Busque fervientemente esa vasija del Evangelio cuya sal por s� sola puede librar de su vida todo lo que es perjudicial y angustioso. ( Homilista. )

Versículos 23-24

Y de all� subi� a Bet-el.

Eliseo y los ni�os traviesos

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I. El hecho de los transgresores. Eran los hijos de un peque�o pueblo entre las colinas, en uno de los extremos de la tierra de Cana�n, llamado Bet-el; los habitantes depend�an principalmente para su sustento de sus reba�os de ovejas y del producto de la tierra.

1. Maldad que surge de lugares inesperados. Los hijos de Beth-el.

2. Que hay una gran responsabilidad relacionada con la familia. Considerando las tendencias de nuestra naturaleza al mal, y los malos ejemplos que nos rodean, nada m�s que un fuerte sentido com�n, un fuerte amor de los padres y el temor de Dios, permitir� a los padres lavarse las manos de la sangre de su descendencia.

3. Que ni la edad ni la posici�n exime al pecado de ser castigado. Los osos destruyeron a cuarenta y dos hijos de Betel. Ricos y pobres, altos y bajos, viejos y j�venes deben ser castigados por sus transgresiones. Dios no hace acepci�n de personas.

II. El evento en lo que respecta al profeta.

1. Es peligroso perseguir al pueblo de Dios. Ning�n arma que se forme contra ellos prosperar�, ya sea el cepo o los le�os encendidos, el Papa o el vagabundo borracho. Al ver a hombres piadosos en problemas, podr�amos pensar que Dios est� enojado con ellos, pero eso es un gran error.

2. Que la religi�n no priva al hombre del derecho a la leg�tima defensa. Algunas personas parecen pensar que un cristiano debe soportar toda clase de injusticia sin pronunciar una palabra de protesta.

3. Que la naturaleza m�s bondadosa cuando se excita es la m�s feroz. Al leer la historia del profeta, nos sorprende la generosidad de su naturaleza. ( W. Alonzo Griffiths. )

El desgarro de cuarenta y dos hijos por dos osas

Eliseo hab�a comenzado para Beth-el en asuntos prof�ticos. Cuando sal�a de Jeric�, lo sigui� una multitud, no de ni�os inocentes, sino probablemente de sirvientes. La frase aqu� traducida como �ni�os peque�os� fue aplicada a s� mismo por Salom�n cuando ten�a veinte a�os ( 1 Reyes 3:7 ); y por Jerem�as a s� mismo cuando tuvo la edad suficiente para entrar en el oficio prof�tico ( Jeremias 1:6 ); y se aplic� a Jos� cuando ten�a por lo menos setenta a�os ( G�nesis 37:2 ).

Estos burladores eran muchachos lo bastante mayores para saber de qu� se trataban, y lo bastante mayores como para tener respeto por el oficio prof�tico. Probablemente hab�an tenido un ingreso pecuniario del negocio de traer agua a Jeric�, siempre que el agua en la ciudad fuera mala. Tan pronto como Eliseo san� el manantial de las aguas de la ciudad, la ocupaci�n de estos muchachos desapareci�. Estaban enfurecidos por eso. Estaban m�s interesados ??en sus ingresos pecuniarios que en la salud de cientos de ciudadanos, viejos y j�venes.

Su clamor despu�s de Eliseo no fue una falta de respeto por la vejez. No lo llamaron "Calvo". No era viejo. No hay evidencia de que fuera calvo; pero, de ser as�, esos muchachos probablemente no lo habr�an sabido, ya que no hay pruebas de que alguna vez hayan visto su cabeza descubierta. No podr�a haber tenido calvicie artificial. Eso estaba prohibido ( Lev�tico 21:5 , N�meros 6:5 ).

Debido al milagro de la curaci�n del agua, y la consiguiente p�rdida para ellos de sus ganancias, clamaron tras �l: ��Sube, afeitadora! �Sube, afeitadora! �Cabe se�alar que �l hab�a realizado el milagro como embajador de Jehov�, y que cuando esos muchachos clamaron tras �l, estaban insultando a Jehov�. El profeta no lo tom� como una ofensa personal, no los maldijo en su propio nombre.

Los maldijo en el nombre de Jehov�; y si no hubieran cometido ning�n gran pecado contra Jehov�, �l nunca los habr�a visitado con una retribuci�n tan espantosa. Ellos mismos eran ego�stas e imp�os asesinos. Vieron salir al profeta y salieron en un cuerpo con el prop�sito de insultarlo como profeta. Fue la justicia la que los visit� con sus pecados, y estaba tan relacionada con el milagro, que parec�a ser simplemente justicia po�tica, que cualquiera que fuera el castigo de sus pecados, deber�a manifestarse como algo similar a sus pecados. .

Ese es el principio que reina en todo gobierno moral inteligente. Deseaban la muerte de otros para poder ganar dinero. No hay lecci�n en este pasaje de respeto por la vejez. No hay exhibici�n de mal genio por parte del profeta. No hay nada de crueldad en la conducta de Jehov�. Que Dios aborrece el ego�smo, y que cuando el ego�smo humano se opone a los movimientos de la misericordia y bondad desinteresada de Dios, entonces la mentira le administrar� una severa reprimenda; esta es la lecci�n.

El ego�smo y la irreverencia son los pecados contra los que se dirige esta narrativa. Si se dice que no es probable que tantos muchachos tan grandes como estos hayan sido desgarrados, como se representa en el texto, se puede responder que las osas, despojadas de sus cachorros, se describen como especialmente feroces; y que cuando estos muchachos oyeron la maldici�n pronunciada por un profeta que hab�a realizado el gran milagro de limpiar las aguas en su pueblo, y luego vieron inmediatamente a dos osos feroces corriendo hacia ellos, su culpa y peligro se unieron para desmoralizarlos, y mientras estaban en esta condici�n muchos de ellos resultaron heridos.

Cabe se�alar que se dice que ninguno de los muchachos malvados perdi� la vida. Ninguno muri�, mientras que muchos fueron castigados. La historia, en lugar de presentar a Jehov� como una deidad cruel, en realidad lo presenta como un Dios que administra justicia con misericordia. ( Revista dominical ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "2 Kings 2". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/2-kings-2.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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