Bible Commentaries
2 Samuel 17

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 7-23

Y Husai dijo a Absal�n.

Se prefiere el consejo de Husai

El hombre m�s sabio del mundo no es sabio en todo momento: aunque Achitophel com�nmente da buenos consejos, sin embargo, con su buena licencia, no ha dado en el blanco en este momento y en este caso.

I. El gran designio de Husai fue primero invalidar el peligroso consejo que Achitophel hab�a dado, antes de dar su propia opini�n, entonces descubre el peligro del consejo de Achitophel sobre tres temas.

1. La primera se toma del valor de David, que �l amplifica con la semejanza de una osa despojada de sus cachorros.

2. El segundo argumento est� tomado de la pol�tica y la prudencia de David, como el primero es de su coraje y valor.

3. Su tercer argumento o tema es un periculoso de las peligrosas consecuencias de esta expedici�n de Achitophel. ( 2 Samuel 17:9 .)

II. Cuando Husai ha invalidado as� el consejo de Achitophel, presenta y presenta el suyo a Absal�n, en parte contrario y en parte congruente y consensuado con el de Achitophel. ( 2 Samuel 17:11 .)

1. El consejo de Husai fue contrario al de Achitophel en tres aspectos.

(1) Respecto al tiempo; No en la noche como �l ha aconsejado, viendo que las obras nocturnas no solo son peligrosas, sino tambi�n obras de ninguna manera gloriosas, nos burlamos de robar una victoria en la oscuridad, luchemos contra David a la luz del d�a para que el sol pueda contemplar el valor. y victoria de nuestro invencible ej�rcito.

(2) El segundo aspecto es: No se emplee un pu�ado tan peque�o como doce mil (seg�n su consejo), sino un ej�rcito poderoso compuesto por todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, etc.

(3) Y el tercer aspecto es: T� mismo ir�s general de este numeroso ej�rcito, porque tu presencia dar� vida a tus soldados, para luchar con lujuria en la lucha de su Rey, que ba�a poder para castigarlos o recompensarlos seg�n su m�rito o dem�rito; adem�s de la gloria de la victoria (que ahora Achitophel busca tener para s� mismo) ser� totalmente tuya al ir en persona a la batalla.

2. F�jense, fue congruente en cuanto al efecto, lo mismo al final con que Achitophel ahora hab�a aconsejado, a saber, la destrucci�n de David, y de su despreciable compa��a, diciendo, David no podr� defenderse a s� mismo tampoco.

(1) En campo abierto, porque all� caeremos sobre �l, como el roc�o cae sobre el campo, tan grande, tan repentinamente y tan irresistiblemente por todos lados, como las gotas de roc�o son innumerables.

(2) �Estar� a salvo en una ciudad fortificada, porque le llevaremos cuerdas y la tiraremos (y David en ella) al r�o, etc., as� que lo ahogaremos a �l y a todos los suyos, etc.? Toda la oraci�n de Husai se acomod� por completo al humor ambicioso de un pr�ncipe vano y glorioso, lleno todo el tiempo con la grandilocuencia de las florituras hiperb�licas, tanto para llenar su propio vac�o como para inflar la mente orgullosa de Absal�n con encabezar y liderar un poderoso ej�rcito, &C.

Husai en sus expresiones tr�s�nicas se pone a s� mismo en el n�mero de los actores de esta tragedia, diciendo [Entonces lo encontraremos, etc.] como si hubiera dicho [Ser� uno de los primeros de ellos], que no podr�a parece que se quedan cortos de Achitophel, quien hab�a ofrecido a Absalom su servicio como consejero y como comandante, y [No dejaremos ni uno, etc.] Esto se opone a la promesa de Achitophel (v.

2.) que en ning�n momento puede parecer que se queda atr�s de �l, por lo que se cree antes. Independientemente de lo que pretendiera Husai con todos sus floridos halagos, sin embargo, su principal prop�sito era que David pudiera ganar m�s tiempo para aumentar su ej�rcito y prepararse para la batalla, y que el actual paroxismo o calor de la gente se enfriara por tales demoras ( como necesariamente requer�a que Absal�n levantara un ej�rcito tan vasto) muchos de los s�bditos de David podr�an al fin pensar en volver a su lealtad correcta, y por lo tanto, despu�s de una mejor consideraci�n, unirse para fortalecer las fuerzas del Padre contra su hijo rebelde antinatural.

En todas estas arengas tanto de Acbitofel como de Husai, no hay una sola palabra de consejo a Absal�n para que le pida consejo a Dios, Dios no estaba en todos sus pensamientos. ( Salmo 10:4 ) De hecho, Husai deliberadamente puso a Absal�n a confiar en un brazo de carne (un n�mero innumerable de soldados) que �l sab�a traer�a una maldici�n sobre �l ( Jeremias 17:5 ), y por lo tanto lo empuja hacia adelante para ser presente en la lucha por recuperar su propia ca�da, etc. Absal�n y sus cortesanos aprobaron mejor este consejo de Husai que el de Achitophel, porque el Se�or se propuso frustrarlo y derrotarlo (vers�culo 13, 14).

III. Cu�n grande es el poder de la oraci�n fiel; David hab�a orado: Se�or, convierte el consejo de Achitophel en una locura. El consejo de Achitophel es rechazado como un consejo tonto, la oraci�n de fe y fervor de David fue contestada una y otra vez; por

1. El consejo de Achitophel fue una locura en s� ( 2 Samuel 16:21 ).

2. Aqu� se rechaza como tal; y

3. muri� como un necio (vers�culo 28).

IV. El consejo de Achitophel fue violado aqu� por un doble medio,

1. por la ayuda humana, es decir, por la prudencia y la pol�tica de Husai, complaciendo a un fan�tico ambicioso para su propia destrucci�n, sabiendo bien que su temperamento insolente ser�a mejor enrojecido con halagos florecientes, y

2. Por una mano divina, Dios entreg� a Absal�n para que creyera mentiras, y as� apresur� su propio fin. ( C. Ness .)

Los mejores consejeros

Alphonsus , rey de Anag�n, cuando se le pregunt� qui�nes eran los mejores consejeros, respondi�: "Los muertos (es decir, libros), que no pueden halagar, sino que prescinden de la parcialidad, declaran la verdad". Ahora, de todos esos consejeros muertos, los testimonios de Dios tienen la preeminencia. Un hombre pobre y piadoso, incluso entonces, cuando est� abandonado de todos, y no tiene a nadie que lo defienda, tiene su Senado y su Consejo de Estado sobre �l, los profetas y ap�stoles, y �otros santos varones de Dios, que hablaron siendo inspirados por el Esp�ritu Santo.

�Un hombre tan amueblado nunca est� menos solo que cuando est� solo; porque tiene consejeros a su alrededor que le dicen lo que se debe creer o hacer; y son consejeros que no pueden errar, que no lo halagar�n, ni lo aplaudir�n en ning�n pecado, ni lo desanimar�n o disuadir�n de lo que es bueno, cualquiera que sea el peligro al que lo exponga. Y, en verdad, si somos sabios, deber�amos elegir consejeros como estos: Tus testimonios son los hombres de mi consejo �. ( T. Manton .)

Versículo 14

El consejo de Hushai el Arquitecto.

El consejo de Husai

Husai vio que era esencial ganar tiempo, "en orden", para citar las palabras de T�cito, "para dar tiempo a los descontentos para que se arrepientan y el tiempo para que los leales se unan: los delitos se ganan con una acci�n apresurada, mejores consejos con la demora". Su plan fue ingeniosamente ideado para apelar a la vanidad y el amor de Absalom por la ostentaci�n. Parec�a seguro y f�cil: era una idea mucho m�s atractiva para Absal�n marchar en persona contra David, al frente de un inmenso ej�rcito, que dejar que Achitofel completara la revoluci�n con una acci�n decisiva de una vez.

Su vanidad demostr� su ruina. Olvid� que la recaudaci�n general no implicar�a una peque�a demora: olvid� que el levantamiento no era seguro que fuera generalizado, y que cuando terminara la primera sorpresa de la insurrecci�n, muchos devolver�an su lealtad a David. Pero Absal�n y sus consejeros fueron cegados por un enamoramiento ordenado divinamente. ( AF Kirkpatrick, M. A. )

Versículo 23

Y cuando Ahitofel vio que su consejo no fue seguido.

Dios derroca la sabidur�a maligna de los sabios del mundo

Al igual que en la comodidad de Ahitofel, los consejos m�s sutiles de los hombres malvados a menudo son derribados de manera inesperada. As� sucedi� con los hombres que conspiraron contra Daniel, Jerem�as y Mardoqueo. As� que la Armada fue derrocada en los d�as de la reina Isabel, aunque hab�a sido planeada de la manera m�s deliberada y sagaz. De modo que la invasi�n de Inglaterra por Napole�n el Primero fracas�, aunque la dirig�a un estratega sumamente consumado.

Versículos 27-29

Cuando David lleg� a Mahanaim.

Mahanaim, o huestes de �ngeles

(con G�nesis 32:27 ; G�nesis 32:29 ): - Vayamos hasta Mahanaim y veamos estas grandes vistas. Primero, vayamos con Jacob y veamos los dos campamentos de �ngeles, y luego con David para observar sus tropas de amigos.

I. Dios tiene una multitud de siervos, y todos ellos est�n del lado de los creyentes. El gran ej�rcito del Se�or de los ej�rcitos se compone principalmente de agentes invisibles, de fuerzas que no son discernibles excepto en la visi�n o por el ojo de la fe. Jacob vio dos escuadrones de estas fuerzas invisibles, que est�n del lado de los hombres justos.

1. Sabemos que una guardia de �ngeles siempre rodea a cada creyente. Los esp�ritus ministradores est�n en el extranjero, protegiendo a los pr�ncipes de la sangre real. No pueden ser discernidos por ninguno de nuestros sentidos, pero son perceptibles por la fe, y se han hecho perceptibles a los santos hombres de la antig�edad en visi�n.

2. Todos estos agentes trabajan en orden, pues es el anfitri�n de Dios, y el anfitri�n est� formado por seres que marchan o vuelan, seg�n el orden de mando. �Ninguno empujar� al otro; cada uno andar� por su camino �.

3. Todo puntual al mandato Divino. Jacob sigui� su camino y los �ngeles de Dios le salieron al encuentro.

4. Todos comprometidos personalmente para atender a Jacob.

5. Esas fuerzas, aunque invisibles en s� mismas para los sentidos naturales, se manifiestan a la fe en ciertos momentos. Nuestros mahanaim ocurren casi al mismo tiempo en que Jacob contempl� este gran espect�culo. Jacob estaba entrando en una vida m�s separada. Estaba dejando a Lab�n y la escuela de todos esos trucos de negociaci�n y trueque que pertenecen al mundo imp�o.

6. Una vez m�s, la raz�n por la que los �ngeles se encontraron con Jacob en ese momento fue, sin duda, porque estaba rodeado de grandes preocupaciones.

7. Nuevamente, el ej�rcito del Se�or apareci� cuando Jacob sinti� un gran pavor. Su hermano Esa� iba a recibirlo armado hasta los dientes y, como tem�a, sediento de su sangre. En los momentos en que nuestro peligro sea mayor, si somos verdaderos creyentes, estaremos especialmente bajo la protecci�n Divina, y sabremos que as� es.

8. Y, una vez m�s, cuando t� y yo, como Jacob, estemos cerca del Jord�n, cuando estemos pasando a la mejor tierra, entonces es el momento en que podemos esperar llegar a Mahanaim.

9. No cabe duda de que se env�an con un prop�sito.

10. Se le concedi� a Jacob Mahanaim, no solo para refrescar su memoria, sino tambi�n para sacarlo del bajo nivel ordinario de su vida.

II. Si se nos concede una visi�n tan especial, guard�mosla en la memoria. Jacob llam� el nombre de ese lugar Mahanaim.

II. Esto me lleva a mi segundo texto; porque los �ngeles no se encontraron con David, pero se encontraron con �l seres vivientes de otra naturaleza, quienes respondieron al prop�sito de David tan bien como lo hubieran hecho los �ngeles.

1. �Qui�n es ese amigo prominente? Habla como un extranjero. Es un amonita. �C�al es su nombre? Shobi hijo de Nahas, de Rabba, de los hijos de Amm�n. He o�do hablar de esa gente: eran enemigos, �no? �Enemigos crueles de Israel? Ese hombre Nahash, recuerdas su nombre; este es uno de sus hijos. �S�! Dios puede convertir a los enemigos en amigos cuando sus siervos requieren socorro. Aquellos que pertenecen a una raza que se opone a Israel pueden, si Dios lo quiere, convertirse en sus ayudantes.

El Se�or encontr� a un abogado de su Hijo Jes�s en la casa de Pilato; la esposa del gobernador sufri� muchas cosas en un sue�o por su culpa. Puede encontrar un amigo para sus siervos en la propia familia de su perseguidor, incluso cuando levant� a Abd�as para esconder a los profetas y alimentarlos en una cueva: el chambel�n de Acab mismo era el protector de los santos, y con la carne de la mesa de Acab fueron se alimentaron.

2. Aqu� viene otra persona de la que hemos o�do hablar antes, Machir de Lodebar. Ese es el gran agricultor que se hizo cargo de Mephiboseth. Parece haber sido un hombre verdaderamente leal, que se adhiri� a las familias reales, incluso cuando sus fortunas eran adversas. Como hab�a sido fiel a la casa de Sa�l, tambi�n lo era a David.

3. Aqu� viene Barzillai, un anciano de ochenta a�os, y como nos dice el historiador, "un gran hombre". Su enorme riqueza estaba a disposici�n de David y sus seguidores, y "provey� al rey de sustento mientras yac�a en Mahanaim". Este anciano noble ciertamente fue tan �til para David como los �ngeles lo fueron para Jacob, y �l y sus coadjutores eran realmente una parte de las fuerzas de Dios. Los ej�rcitos de Dios son variados: no tiene una sola tropa, sino muchas.

En esta ocasi�n Mahanaim bien merec�a su nombre, porque la ayuda que lleg� a David de estas diferentes personas lleg� de la manera m�s noble, como si viniera de �ngeles. De esto infiero que si en alg�n momento un siervo de Dios est� avanzando en la obra de su Maestro, y necesita ayuda de cualquier tipo, no necesita preocuparse por ello, sino que descanse en el Se�or, porque el socorro y la ayuda seguramente vendr�n, si no de los �ngeles de arriba, sino de la iglesia de abajo.

Conclusi�n: Si bien les he mostrado los agentes invisibles de Dios y los agentes visibles de Dios, quiero recordarles que en ambos casos, y en ambos casos, el anfitri�n es el anfitri�n de Dios: es decir, la verdadera fuerza y la seguridad del creyente es su Dios. La presencia de Dios con los creyentes es m�s cierta y constante que la presencia de los �ngeles o de los santos. Dios lo ha dicho: �Ciertamente estar� contigo.

�l ha vuelto a decir: "No te dejar�, ni te desamparar�". Cuando est�s comprometido en el servicio de Cristo, tienes una promesa especial que te respalda: �Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura; y he aqu� que estoy con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Entonces, si Dios se complace en ayudarnos por causas secundarias, como sabemos que lo hace, porque a muchos de nosotros �l env�a a muchos y muchos amigos para ayudar en su buena obra, entonces debemos cuidarnos de ver a Dios. en estos amigos y ayudantes. Cuando no tengas ayudantes, ve a todos los que ayudan en Dios: cuando tienes muchos ayudantes, entonces debes ver a Dios en todos tus ayudantes. Aqu� est� la sabidur�a. ( CH Spurgeon .)

El servicio del amor

Robert Louis Stevenson ten�a un notable poder de unir corazones a s� mismo por el magnetismo mismo de su personalidad, as� como por la amabilidad de su comportamiento. Un libro reciente de reminiscencias de su vida en Samoa cuenta que un d�a cuando el cocinero estaba ausente, Stevenson le dijo a otro sirviente, Sosimo, que deseaba llevarle un poco de pan y queso para el almuerzo a su escritorio. Pero para su sorpresa, le sirvieron una comida excelente: una tortilla, una buena ensalada y un caf� perfecto.

"�Qui�n cocin� esto?" pregunt� Stevenson, en samoano. �Lo hice�, dijo Sosimo. "Bueno, entonces, grande es tu sabidur�a". Sosimo hizo una reverencia y lo corrigi� humildemente: "�Grande es mi amor!" Fue el amor lo que dio destreza y destreza a su mano, la locura agreg� la bienvenida a la comida. Lo mismo ocurre con la provisi�n que proveen los oportunos ayudantes de David.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "2 Samuel 17". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/2-samuel-17.html. 1905-1909. Nueva York.