Bible Commentaries
2 Samuel 23

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-5

Ahora bien, estas son las �ltimas palabras de David.

Las "�ltimas palabras" de David

Seg�n una interpretaci�n com�nmente recibida de este pasaje, David lament� el estado imp�o de sus hijos, pero se regocij� en la seguridad de su propia salvaci�n personal. Primero repiti� la descripci�n que hab�a recibido del Se�or del car�cter que deb�an mantener los reyes y gobernantes, y se supone que luego lament� el hecho de que sus hijos no respondieran al ideal divino.

Se supone, adem�s, que su dolor a causa de sus defectos dio lugar instant�neamente a un gozo agradecido en la esperanza de que, por la misericordia y fidelidad de Dios, �l mismo se sintiera seguro y bendecido para siempre. Puede que a sus hijos les vaya mal, pero a �l le ir� bien. Sus problemas familiares eran grandes y muchos. Algunos de sus hijos eran cualquier cosa menos lo que su conciencia pod�a aprobar y su coraz�n pod�a desear.

Eran espinas en su costado y flechas en su coraz�n. Sin embargo, �no es incre�ble que David, al contemplar la condici�n perdida de sus hijos, pudiera consolarse instant�neamente pensando en su propia seguridad? A veces era tristemente diferente a su verdadero yo, pero ciertamente nunca fue tan diferente a �l como para decir en efecto: "Mis hijos pueden morir, pero, alabado sea el Se�or, �yo mismo llegar� al cielo!" Esto debe ser considerado imposible para David, incluso por aquellos que tienen la peor opini�n de su conducta en el asunto de Ur�as el hitita.

Hay otra interpretaci�n del pasaje que lo convierte principal y casi exclusivamente en una profec�a de Cristo. Se supone que lo considera como el Rey ordenado por Dios y que describe la perfecci�n de su car�cter real, la justicia de su gobierno, la benignidad de su dominio sobre los que se someten a �l y los efectos destructivos de su soberan�a sobre aquellos. que son rebeldes y desobedientes.

Aquellos que adoptan esta interpretaci�n hacen ciertos cambios en la traducci�n del pasaje que quitan de �l todo como lamentaci�n por parte de David. Hay una tercera interpretaci�n seg�n la cual David expone aqu� el ideal divino de un gobernante sobre los hombres, tal como lo recibi� en su vida temprana del Esp�ritu del Se�or. Ahora que ha llegado al final de su carrera real, compara esa carrera con la descripci�n de un buen rey que Dios le hab�a dado, y descubre que no la ha alcanzado.

Cuando habla de que su "casa" no es "as� con Dios", no se refiere a su c�rculo dom�stico, sino a la dinast�a reinante, y se refiere, no al car�cter imp�o de sus hijos, sino a las imperfecciones de su propia realeza. . Eso no hab�a sido todo lo que Gad hab�a ordenado, y como �l mismo hab�a deseado y determinado. Cuando habla del "pacto ordenado en todas las cosas", se regocija, no por el pensamiento de que est� personalmente a salvo a pesar de la irreligi�n de sus hijos, sino por la seguridad de que ser� salvo a pesar de sus defectos y fracasos como rey.

1. Estas ��ltimas palabras� nos revelan la elevada norma de car�cter regio que se le dio a David en sus primeros a�os de vida. La rectitud hacia los hombres y la reverencia hacia Dios se mencionan como los dos grandes elementos esenciales de un buen rey. Por falta de estos, los monarcas han sido maldiciones en lugar de bendiciones, y los pueblos han sido oprimidos y los reinos se han arruinado. Pero donde se ha reconocido la autoridad de Dios y se han respetado los derechos del pueblo, las naciones han florecido y los reyes han sido un terror para los malhechores y una alabanza para los que hacen el bien.

Se hace hincapi� en la justicia m�s que en la compasi�n, y la historia merece el �nfasis. La influencia benigna de un gobernante justo y temeroso de Dios se describe en un lenguaje figurativo expresivo. La alegr�a y el crecimiento caracterizar�n su reinado, porque �ser� como la luz de la ma�ana�, etc. Pasaron varios a�os antes de que el trono prometido a David llegara a su posesi�n; y es probable que este v�vido cuadro de la perfecci�n real tambi�n se le haya presentado alg�n tiempo antes de su ascenso.

Estas �ltimas palabras nos revelan la triste conciencia que tuvo David en su vejez, de que no se hab�a alcanzado el elevado est�ndar que se le hab�a fijado en sus primeros a�os. Su realeza fue todo menos un gran fracaso. No se puede cuestionar que el reinado de David fue una gran bendici�n para los jud�os, y que en el repaso de su carrera hubo mucho que lo inspir� con gozo y agradecimiento. La perfecci�n terrenal es uno de los placenteros sue�os de la inexperiencia.

Por lo general, es la determinaci�n honesta de los j�venes principiantes de hacer cosas muy grandes, y creen firmemente que todas sus elevadas aspiraciones se realizar�n plenamente.Esta es una de las ilusiones de la vida que fascina a cada nueva generaci�n a pesar de todas las decepciones de las generaciones anteriores. . Cada reci�n llegado al campo se olvida felizmente de las debilidades humanas y desaf�a heroicamente las dificultades, y nada m�s que su propia experiencia personal podr� hacer temblar su fe en el esplendor de sus logros futuros.

Nunca ha vivido sino Uno en este mundo cuya revisi�n de Su vida terrenal estaba libre de toda la tristeza que trae la visi�n de la culpa y el fracaso. Cuando Jes�s colgaba de la cruz, pod�a pensar en una obra que nunca le hab�a sido encomendada a un hombre o un �ngel, y de esa obra incomparable pod�a decir: ��Consumado es!�. ( C. Vince .)

Las �ltimas palabras de David

La canci�n se divide en cuatro partes.

1. En la introducci�n, no podemos dejar de sorprendernos por la formalidad y solemnidad de la afirmaci�n respecto al cantante y la inspiraci�n bajo la que cant�. Las primeras cuatro cl�usulas representan a David como el hablante; los segundos cuatro representan al Esp�ritu de Dios como inspirador de sus palabras. La introducci�n a las profec�as de Balaam es el �nico pasaje donde encontramos una estructura similar, ni es este el �nico punto de semejanza entre los dos c�nticos.

En ambas profec�as, la palabra traducida "dice" es peculiar. Aunque ocurre entre doscientas y trescientas veces en la f�rmula, �As� dice el Se�or:� es usado por un hablante humano solo en estos dos lugares y en Proverbios 30:1 . La segunda parte de la introducci�n marca la profec�a con una marca de inspiraci�n cu�druple.

1. �El Esp�ritu del Se�or habl� por m�.

2. "Su palabra estaba en mi lengua".

3. "Dijo el Dios de Israel".

4. "La Roca de Israel me habl�".

Una introducci�n tan notable no debe ir seguida de una profec�a ordinaria.

2. Llegamos, entonces, al gran tema de la profec�a: un Gobernante sobre los hombres. Es una visi�n de un Gobernante extraordinario, no un Gobernante sobre el reino de Israel simplemente, sino un Gobernante "sobre los hombres". El Gobernante visto es Aquel cuyo gobierno no conoce l�mites terrenales, pero prevalece dondequiera que haya hombres. Es digno de una observaci�n muy especial que la primera caracter�stica de este Gobernante es la "rectitud". No hay palabra m�s grandiosa o majestuosa en el lenguaje de los hombres.

Ni siquiera el amor o la misericordia pueden preferirse a la justicia. Y esta no es una expresi�n casual, sucediendo en la visi�n de David, porque es com�n a toda la clase de profec�as que predicen al Mes�as. En teor�a, la gran caracter�stica de la salvaci�n de Cristo es que es a trav�s de la justicia; no es menos su efecto en la pr�ctica promover la justicia. Para cualquiera que sue�e, bajo el disfraz de la gracia gratuita, con quebrantar la ley de justicia, las palabras de "el Santo y el Justo" se destacan como una reprimenda eterna: "No pens�is que he venido para abrogar la ley y los profetas; No he venido a destruir, sino a cumplir.

�Y as� como la obra de Cristo se bas� en la justicia, as� se hizo constantemente� en el temor de Dios �, con el mayor respeto posible por Su voluntad y reverencia por Su ley. Habiendo mostrado el car�cter del Gobernante, la visi�n siguiente describe los efectos de Su gobierno. Ninguna imagen podr�a ser m�s deliciosa o m�s apropiada para Cristo. La imagen del sol de la ma�ana presenta a Cristo en sus influencias alentadoras, trayendo perd�n a los culpables, salud a los enfermos, esperanza a los desesperados.

La idea principal bajo el otro emblema, la hierba que brilla claramente despu�s de la lluvia, es la de una renovada belleza y crecimiento. La fuerte lluvia golpea la hierba, como pesadas pruebas golpean el alma; pero cuando la ma�ana brilla con claridad, la hierba se recupera, brilla con un brillo m�s fresco y crece con una actividad m�s intensa. Entonces, cuando Cristo resplandece en el coraz�n despu�s de la prueba, le llega una nueva belleza y un nuevo crecimiento y prosperidad.

3. Luego viene la alusi�n de David a su propia casa. En nuestra traducci�n, y en el texto de la Versi�n Revisada, esto viene a indicar un triste contraste entre la brillante visi�n que acabamos de describir y la propia familia del salmista. La clave del pasaje se encontrar�, si no nos equivocamos, en la expresi�n "mi casa". Podemos pensar en esto como el c�rculo dom�stico, mientras que deber�a considerarse como la dinast�a reinante.

Lo que denota la casa de Habsburgo, la casa de Hannover, la casa de Saboya, es bastante diferente de la familia personal de cualquiera de los reyes. Entonces, cuando David habla de su casa, se refiere a su dinast�a. En este sentido, su "casa" hab�a sido objeto de la m�s graciosa promesa. Pero tome la lectura marginal: "�No es as� mi casa para Dios?" �No est� incluida mi dinast�a en el �mbito de esta promesa? �No ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todo y seguro? �Y no har� que esta promesa, que es toda mi salvaci�n y todo mi deseo, crezca y fructifique? Es infinitamente m�s natural representar a David en esta feliz ocasi�n felicit�ndose por la promesa de una larga continuidad y prosperidad hecha a su dinast�a, que insistiendo en la infeliz condici�n de los miembros de su c�rculo familiar.

Y los hechos del futuro corresponden a esta explicaci�n. �No fue el gobierno de la casa o dinast�a de David en lo principal justo, al menos durante muchos reinos, llevado a cabo en el temor de Dios, y seguido por una gran prosperidad y bendici�n? El mismo David, Salom�n, Asa, Josafat, Ezequ�as, Jos�as, �qu� otra naci�n tuvo tantos reyes semejantes a Cristo?

4. La �ltima parte de la profec�a, en contraste con la visi�n principal, es una predicci�n de la condenaci�n de los imp�os. Aunque a algunos les gustar�a pensar en el cetro de Cristo como uno solo de misericordia, la representaci�n uniforme de la Biblia es diferente. En esto, como en la mayor�a de las predicciones del oficio real de Cristo, hay una combinaci�n instructiva de misericordia y juicio. Tampoco pod�a ser de otra manera.

La uni�n de la misericordia y el juicio es el resultado inevitable de la justicia que es el fundamento de Su gobierno. El pecado es la cosa abominable que odia. Separar a los hombres del pecado es el gran prop�sito de Su gobierno. Oh, no nos contentemos con admirar las bellas im�genes de Christi. No consideremos suficiente pensar en �l con placer como la luz de la ma�ana, una ma�ana sin nubes, iluminando la tierra y haci�ndola brillar con el lustre del sol en la hierba despu�s de la lluvia! ( WG Blaikie, D. D. )

La �ltima visi�n y salmo del rey moribundo

Era apropiado que �las �ltimas palabras de David� fueran una profec�a del verdadero Rey, a quien sus propios fracasos y pecados, no menos que su consagraci�n y victorias, le hab�an ense�ado a esperar. Los ojos moribundos ven en el horizonte del futuro lejano la forma de Aquel que ha de ser un gobernante justo y perfecto, ante el resplandor de cuya presencia y el refrigerio de cuya influencia el verdor y la belleza revestir�n el mundo.

A medida que las sombras se acumulan alrededor del monarca moribundo, la gloria radiante que se avecina se ilumina. Parti� en paz, habiendo visto la salvaci�n desde lejos, y extendi� hacia ella bandas anhelantes de saludo. Entonces su arpa calla, como si el arrebato que estremeci� las cuerdas temblorosas las hubiera roto.

1. Primero tenemos un preludio que se extiende hasta la mitad de 2 Samuel 23:3 . En �l hay primero una designaci�n cu�druple de la personalidad del profeta salmista, y luego una designaci�n cu�druple del or�culo divino hablado a trav�s de �l. De manera similar, la designaci�n cu�druple de la fuente Divina tiene el mismo prop�sito, y se corresponde con las cuatro cl�usulas de 2 Samuel 23:1 , �El esp�ritu del Se�or habl� en (o, 'dentro') de m�.

Eso le da al salmista la conciencia de que en su profec�a �l no era m�s que el destinatario de un mensaje. Describe maravillosamente el poder penetrante de esa voz interior que le lleg� claramente desde fuera y que le habl� claramente desde dentro. Las palabras no podr�an declarar m�s claramente la conciencia prof�tica de la distinci�n entre �l y la Voz que escuch� en lo m�s profundo de su esp�ritu. Habl� en �l antes de hablar de su profec�a l�rica.

2. El or�culo divino as� presentado y garantizado solemnemente debe ser digno de tal preludio. De repente, y en cl�usulas sin verbos, la imagen del Gobernante justo se muestra divinamente ante el ojo interior del Vidente. La construcci�n rota tal vez pueda indicar que est� describiendo lo que contempla en una visi�n. No hay necesidad de ning�n suplemento como �Habr�, que, por cierto que sea en su significado, estropea la viveza de la presentaci�n del Gobernante a la vista del profeta.

David lo ve pintado en la pared en blanco del futuro. No sabe cu�ndo y d�nde puede ser la realizaci�n. �Cu�les son los majestuosos contornos? Un soberano universal sobre la humanidad colectiva, justo y temeroso de Dios. De la misma manera en que describi� la visi�n del Rey, David prosigue, como un hombre en una altura que cuenta lo que vio a la gente de abajo, y pinta los asuntos benditos de la venida del Rey.

Hab�a sido la noche antes de su llegada, la noche de la ignorancia, el dolor y el pecado, pero su llegada es como uno de estos gloriosos amaneceres orientales sin una nube, cuando todo r�e en sus primeros rayos y, con rapidez tropical, el tiernas hierbas brotan del suelo, como nacidas del resplandor deslumbrante y la lluvia fertilizante. De modo que todas las cosas se regocijar�n en el reinado del Rey, y la humanidad ser� productiva, bajo sus influencias alegres y vivificadoras, de crecimientos de belleza y fecundidad imposibles para ella sin estos.

3. La dif�cil 2 Samuel 23:5 , ya sea que su primera y �ltima cl�usula se tomen de manera interrogativa o negativa, en su parte central, basa la seguridad de la venida del rey en el pacto de Dios ( 2 Samuel 7:1 ), que es glorificado como eterno, provisto de todos los requisitos para su realizaci�n y, por lo tanto, �seguro�, o quiz�s �preservado�, como si estuviera protegido por la inviolable santidad y fidelidad de Dios. El cumplimiento de las esperanzas del santo moribundo depende de la verdad de Dios. Cualquier sentido que pueda decir, o susurrar la duda, los silencia al contemplar esa gran Palabra. Entonces tenemos todo por hacer.

4. Pero el or�culo no puede terminar pintando solo las bendiciones que fluyen del reinado del rey. Si ha de gobernar con justicia y con el temor del Se�or, entonces debe luchar contra el mal. Si su llegada hace brotar la tierna hierba, tambi�n acelerar� los desagradables crecimientos. La primera representaci�n es s�lo la mitad de la verdad; y la amenaza de destrucci�n por el mal es una parte del or�culo divino tanto como la otra.

Estrictamente, es la "maldad" la cualidad abstracta, m�s que las personas concretas que la encarnan, de lo que se habla. �Podemos recordar la vieja distinci�n de que Dios ama al pecador mientras odia el pecado? La imagen es v�vida. Los malvados, y todos los enemigos de este rey son malvados, en opini�n del profeta, son como algunos de estos frenos de espinas, que no se pueden agarrar, ni siquiera para desarraigarlos, sino que deben ser atacados con poda aguda. -Se engancha en ejes largos o se quema donde crecen.

Hay un lado destructivo en la venida del rey, ensombrecido en cada profec�a de �l, y resaltado enf�ticamente en sus propias descripciones de su reinado y sus asuntos finales. Es una pobre bondad suprimir ese lado de la verdad. Tanto las espinas como la hierba tierna brotan de las vigas vivificantes; y el mejor comentario sobre las palabras solemnes que cierran el c�ntico final de David es el dicho del Rey mismo: "En el tiempo de la siega dir� a los segadores" Recojan primero la ciza�a y �tenla en manojos para quemarla. . " ( A. Maclaren, D. D. )

Las �ltimas palabras de David

I. Las palabras de Dios por David.

1. Las palabras de David como rey, "David, el hombre que fue levantado en las alturas, dice" ( 2 Samuel 23:1 ).

2. Las palabras de David como salmista, "dice David, el dulce salmista de Israel" ( 2 Samuel 23:1 ).

3. Las palabras de David de Dios: "El esp�ritu del Se�or habl� por m�" ( 2 Samuel 23:2 ).

1. "Estas son las �ltimas palabras de David".

(1) las muchas palabras de David;

(2) las preciosas palabras de David;

(3) Las �ltimas palabras de David.

2. "El hombre a quien Dios levant� en alto".

(1) El origen humilde;

(2) La elevaci�n divina;

(3) El fin exaltado.

3. �El esp�ritu del Se�or habl� por m�.

(1) David la voz;

(2) Dios el que habla.

(1) La fuente de la revelaci�n;

(2) Los m�diums de la revelaci�n.

II. Las palabras de Dios sobre los gobernantes.

1. Qu� buenos gobernantes deben ser: �El que gobierna con justicia, en el temor de Dios� ( 2 Samuel 23:3 ).

2. C�mo son los buenos gobernantes: "Ser� como la luz de la ma�ana" ( 2 Samuel 23:4 ).

3. C�mo trata Dios a los buenos gobernantes: �Hizo conmigo un pacto eterno� ( 2 Samuel 23:5 ).

1. "Ser� como la luz de la ma�ana".

(1) �l ilumina;

(2) vigoriza;

(3) �l consuela.

2. "Ha hecho conmigo un pacto eterno".

(1) La fuente del pacto;

(2) El destinatario del pacto;

(3) El alcance del pacto;

(4) La duraci�n del pacto.

3. "Es toda mi salvaci�n y todo mi deseo". Pacto de dios

(1) Como fuente de bendici�n;

(2) Como objeto de deseo.

III. Las palabras de Dios acerca de los enemigos.

1. Equipados para el mal: "Los imp�os ser�n todos como espinas" ( 2 Samuel 23:6 ).

2. Vencido por el poder: "El hombre que los toc� debe estar armado con hierro" ( 2 Samuel 23:7 ).

3. Condenados a la destrucci�n: "Ser�n totalmente quemados con fuego" ( 2 Samuel 23:7 ).

1. "Los imp�os ser�n todos ellos como espinas para ser arrojadas". El imp�o

(1) Intr�nsecamente da�ino;

(2) Condenado universalmente.

(1) Lleno de virulencia;

(2) Destinado a destrucci�n.

2. "Armado con hierro y el bast�n de una lanza".

(1) Equipo de hombre para extirpar espinas;

(2) El equipo de Dios para extirpar a los rebeldes.

3. "Ser�n totalmente quemados con fuego en su lugar". El fin de los malvados:

(1) Su terribilidad;

(2) Su integridad. ( Horarios de la escuela dominical ).

Ideales rotos

La historia no nos informa en qu� per�odo de la accidentada vida de David �el Dios de Israel, la Roca de Israel�, le habl� as�. Sin embargo, es posible que no seamos presuntuosos al fijarnos en lo que, a nuestro juicio, parecer�a haber sido el momento m�s probable. Las voces de la m�s alta inspiraci�n, las visiones de las cosas m�s elevadas, llegan, por regla general, a los hombres en sus primeros a�os de vida. Por un sentido irresistible de la aptitud de la figura, hablamos de la juventud como la �Ma�ana de la vida�, cuando todo dentro y fuera es m�s brillante y mejor, y el cielo y la tierra sonr�en con la promesa del d�a que viene.

Entonces, parecer�a natural que ubiquemos esta visi�n del hombre ideal, el gobernante ideal, al menos en alg�n per�odo de la vida anterior de David. Hay dos o tres prop�sitos a los que sirven los ideales y las visiones, y aunque son meros lugares comunes de todo pensamiento serio, se me permite exponerlos brevemente.

I. Los ideales y las visiones son nuestro �nico medio posible de ampliaci�n y enriquecimiento. Porque las posibilidades de la verdadera grandeza en todas partes nunca residen tanto en lo que es un hombre como en lo que ve, quiz�s en raros momentos, en lo que puede llegar a ser. Esto es lo suficientemente claro y obvio para todas nuestras mentes; pero en los d�as en que los hombres se preguntan si los ideales no se interponen en nuestro camino, habr� que imponerse. Un ideal es el alma, la �nica alma, y ??la �nica alma en todas las direcciones concebibles de esfuerzo sostenido y progreso asegurado.

Nuestro Salvador sab�a esto muy bien cuando puso la melod�a de nuestra vida cristiana en la tonalidad m�s alta de todas, y nos dijo: "Seamos perfectos, como nuestro Padre que est� en los cielos es perfecto". Y el terreno elevado que tom�, toda la experiencia lo aprueba. Una visi�n de nuestras posibilidades personales puede resultar extravagante, incluso puede resultar enga�osa; pero encuentra a un hombre que ha dejado de tener tales visiones, que ha dejado de ser seducido por ellas, que ha dejado de seguirlas, y encuentras a un hombre que va creciendo de peque�o a menos, de la mediocridad a la insignificancia.

II. Debemos sentir las cosas as� como conocerlas. No hay posibilidad de esfuerzo continuo y exitoso, aparte de una estricta fidelidad a lo que, en nuestros mejores momentos, �el Dios de Israel, la Roca de Israel�, nos ha dicho. , o se ha puesto delante de nosotros. Los preceptos morales nos ayudar�n mucho, pero no pueden encender un empe�o constante. Los mandatos y mandatos abstractos nos ayudar�n mucho, pero dudo que alguna vez hayan llevado a una sola alma en lucha a la vista de una meta muy alta.

III. Dios nos env�a nuestros ideales, nuestros ideales religiosos, para romper el hechizo cegador y vinculante de la costumbre religiosa. �Qu� estancamiento, qu� par�lisis nos sobreviene a veces! Entonces, feliz es el hombre a quien los recuerdos de tiempos pasados, de visiones pasadas, de votos pasados, perturban en ese momento; que acepta, como de Dios, las miradas de reproche de los ideales anteriores; que se remonta en el pensamiento a los tiempos de su joven consagraci�n, y que determina que de ahora en adelante Cristo y no la costumbre ser� su Rey.

Y cuando la memoria vuelve a la vida tal como se form� en nuestra joven imaginaci�n, y luego reflexiona sobre la forma y la manera en que todo ha resultado, requiere algo as� como un esfuerzo para hablar de ideales. Y sin embargo, considera ...

1. La mayor�a de las cosas m�s profundas de la vida solo las podemos aprender de los fracasos conscientes, tal vez repetidos. En una excelente conferencia sobre Samuel Taylor Coleridge, el difunto director Shairp dice lo siguiente: �Por las heridas hechas en su propio esp�ritu, por el quebrantamiento de un coraz�n humillado y contrito por la experiencia de su propio pecado, entr� en la fe que dio descanso, la paz que se instala donde el intelecto es manso.

�Ahora heridas y fracasos, y hasta el pecado, recordado ideales que a veces parecen solo reprocharnos, a veces casi burlarse de nosotros, estas cosas tienen buena cuenta que dar de s� mismas, si nos logran algo as�.

2. Con paciencia tambi�n llegamos a considerar los fracasos de nuestro hermano. De hecho, nos convertimos en hijos de consolaci�n cuando aprendemos a mirar a trav�s de nuestras propias ventanas abiertas. La Voz de las voces a esta generaci�n exclama: ��Oh! hermano m�o, hermano m�o, �por qu� no te puedo doblar contra mi pecho? Ese hermano no puede estar pegado a este pecho de ninguna manera muy eficaz hasta que yo haya llegado a saber mucho m�s de lo que hay adentro de lo que pod�a saber cuando �el Dios de Israel, la Roca de Israel�, me habl� por primera vez.

3. Por �ltimo, hay muchas vistas maravillosas en este mundo. Se hacen muchas cosas grandes y nobles bajo el sol. Los h�roes y hero�nas son escasos para aquellos que, a menudo por una buena raz�n, no pueden verlos. ( J. Thew .)

El canto del cisne de David

Y ahora viene el �ltimo "Lay of the Minstrel", con sus destellos de fuego celestial, el verdadero "Canto del cisne". Si atesoramos con especial cari�o los dichos finales de los grandes hombres, �con qu� devoto inter�s no escuchemos los acordes finales del Laureado de la iglesia universal, las �ltimas cadencias de esa arpa de mil cuerdas! La grandeza del imperio terrenal est� menguando r�pidamente. Tiene el cielo a la vista.

Pero le dar�a a su pueblo - al mundo - esta agonizante �Confesi�n de fe� oda de despedida de victoria. Toda la poes�a de su naturaleza parece convocada para el esfuerzo agonizante. ( JR Macduff, D. D. )

�ltimos pupilos

Dr. Preston: ��Bendito sea Dios! aunque cambie de lugar, no cambiar� de empresa; porque he caminado con Dios mientras viv�a, y ahora voy a descansar con Dios �. Matthew Henry: �Se te ha acostumbrado a tomar nota de los dichos de los moribundos, esto es m�o: que una vida dedicada al servicio de Dios y la comuni�n con �l es la vida m�s c�moda que cualquiera puede llevar en este mundo presente ". Rutherford: �Si me mata diez mil veces diez mil veces, confiar�.

�Siento, siento, creo en la alegr�a y me regocijo; Me alimento de man� ". �Oh, que los brazos lo abrazen. �Oh, por un arpa bien afinada! " Rev. James Hervey: �Usted me dice que solo me quedan unos momentos de vida. �Oh, d�jame gastarlos en adorar a nuestro gran Redentor! �Oh, bienvenida a la muerte! bien puedes ser contado entre los tesoros del cristiano ". Sus �ltimas palabras, �El gran conflicto ha terminado: todo est� hecho.

�El presidente Edwards, despu�s de despedirse de todos sus hijos, mir� a su alrededor y dijo:� Ahora, �d�nde est� Jes�s de Nazaret, mi Amigo que nunca falla? �. Y as� se durmi� y fue al Se�or que amaba. Rev. John Wesley: "Lo mejor de todo es que Dios est� con nosotros". Rev. Charles Wesley: �Estar� satisfecho con tu semejanza; satisfecho - satisfecho! " Dr. Payson: �La batalla se libr�, la batalla se libr�; y la victoria est� ganada, �la victoria est� ganada para siempre! Me voy a ba�ar en un oc�ano de pureza, benevolencia y felicidad por toda la eternidad ". "Fe y paciencia, aguanta". ( GS Bowes, MA )

Versículo 2

El Esp�ritu del Se�or habl� por m�.

La inspiraci�n de las Escrituras

I. La inspiraci�n de las Escrituras. Esto se puede demostrar por el testimonio combinado de Mois�s, el salmista, los profetas de nuestro Se�or y tambi�n de los ap�stoles y evangelistas. Considerar:

1. El lenguaje de Mois�s. Ahora bien, �qu� dice Mois�s de sus propios escritos? "Oir�s la voz del Se�or tu Dios, para guardar sus estatutos y sus mandamientos, que est�n escritos en este libro de la ley".

2. El lenguaje del salmista. David, el dulce salmista de Israel, reclama inspiraci�n para esos salmos que son de su propia composici�n. �El Esp�ritu del Se�or�, dice, �habl� por m�. �Y cu�les son sus otros testimonios con respecto a la palabra de Dios en general? Muy maravillosas, dice, son sus propiedades. Es el gran instrumento, nos dice, en la conversi�n del pecador. "La ley del Se�or es perfecta, que convierte el alma".

3. El lenguaje de los profetas. �Qu� dice Jerem�as acerca de sus propios escritos? El Se�or le orden� a Jerem�as que escribiera en un libro ciertas profec�as. Baruc ley� esas profec�as en la audiencia del rey y los pr�ncipes. �Y qu� se dice respecto a la lectura de Baruc? �Luego ley� en el libro las palabras del Se�or en la casa del Se�or�. �l ley� en el libro "las palabras del Se�or".

4. El lenguaje de Cristo. Encontr� a sus adversarios con la Escritura.

5. El lenguaje de los evangelistas y ap�stoles. Nuestro Se�or, antes de su partida, prometi� enviar a sus disc�pulos el Esp�ritu Santo. �Y cuando �l venga, os recordar� todas las cosas que os he dicho�. Los evangelistas y ap�stoles, por lo tanto, escribieron bajo el poder controlador del Esp�ritu Santo. �Toda la Escritura, escribi� San Pedro,� es inspirada por Dios �, o es� inspirada por Dios �.

�Ese pasaje de las Escrituras que Timoteo hab�a conocido desde ni�o; y que la Escritura pudo hacer a Timoteo "sabio para la salvaci�n mediante la fe en Cristo Jes�s". Por ese t�rmino "Escritura", que pudo hacer que sus lectores se familiarizaran con Cristo de manera salvadora, se refer�an a los escritos del Antiguo Testamento. Ahora, estos libros del Antiguo Testamento se citan o aluden directamente en el Nuevo Testamento varios cientos de veces.

Hay m�s de ochenta referencias de este tipo en San Mateo; m�s de treinta en San Marcos; m�s de cincuenta en San Lucas; cuarenta en St. John; m�s de cincuenta en los Hechos de los Ap�stoles; m�s de setenta en los romanos.

II. Palabras de consejo.

1. Tenga cuidado con el pecado de la incredulidad. Dios nos ha dado una revelaci�n. El Dios fuerte, el Se�or, ha hablado. Esa revelaci�n contiene dificultades y misterios. Nuestro Se�or estaba satisfecho con el Antiguo Testamento y nosotros, por lo tanto, seguramente deber�amos estar satisfechos. Pero tenemos, adem�s, un comentario muy claro sobre el Antiguo Testamento. Tenemos el Nuevo Testamento.

2. Cultive un esp�ritu infantil. Nuestro Se�or nos ha dicho claramente que, a menos que nos convirtamos y nos hagamos como ni�os peque�os, no entraremos en el reino de los cielos.

3. Reciba todo lo que la Biblia revela. En la Biblia, como nos dice San Pedro, hay muchas cosas �dif�ciles de entender�. Esto no es m�s de lo que deber�amos esperar, cuando el Dios infinito se revela a un ser finito como el hombre. Sin embargo, aquellas cosas que son necesarias para nuestra salvaci�n: el pecado, la muerte, el infierno, el cielo, la resurrecci�n general, la expiaci�n de Cristo, la obra del Esp�ritu, est�n escritas tan claramente �para que corra el que lee�. ( C. Clayton, M. A. )

Dios el autor de las Escrituras

�Qui�n construy� la Catedral de San Pablo? Tantos alba�iles, carpinteros, herreros, talladores, pintores, y luego estaba Wren. S�, estaba Christopher Wren. No era alba�il, ni carpintero, ni herrero. Nunca coloc� una sola piedra, clav� un clavo o forj� una barandilla. �Qu� hizo �l? Lo hizo todo. �l plane� el espl�ndido edificio: inspir� con su pensamiento y prop�sito todo su trabajo, y trabaj� a trav�s de cada trabajador.

Eran sus "manos", y miles de personas de todo el mundo acuden hoy en d�a para ver la obra maestra de Christopher Wren. �Qui�n escribi� la Biblia? �Mois�s, David, Isa�as, Juan, Pablo? Si. Pero el Esp�ritu Santo lo hizo todo. �Los santos hombres de la antig�edad hablaron siendo llevados por el Esp�ritu Santo�.

Inspiraci�n plenaria de las Escrituras

En un peque�o folleto interesante, escrito por el difunto Dr. AJ Gordon, y titulado "Tres semanas con Joseph Rabinowitz", hay varias expresiones sorprendentes pronunciadas por el jud�o ruso. "�Cu�l es su visi�n de la inspiraci�n?" le preguntamos, para sacarlo a relucir acerca de ciertas cuestiones muy discutidas de nuestro tiempo. �Mi opini�n es�, dijo, sosteniendo su Biblia hebrea, �que esta es la Palabra de Dios; el Esp�ritu de Dios habita en �l; cuando lo leo, s� que Dios me est� hablando; y cuando lo predico, digo a la gente: 'Callen, y escuchen lo que les dir� el SE�OR.

"En cuanto a comparar la inspiraci�n de las Escrituras con la de Homero o Shakespeare", continu�, "no es una cuesti�n de grado, sino de tipo ... La electricidad pasar� a trav�s de una barra de hierro, pero no pasar� por una barra de vidrio, por hermoso y transparente que sea, porque no tiene afinidad por �l. As� que el Esp�ritu de Dios habita en la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras, porque estas son Su medio apropiado, pero no en Homero o Shakespeare, porque �l no tiene afinidad con estos escritos ".

Versículo 3

La Roca de Israel me habl�.

La voz de una roca

La fraseolog�a es peculiarmente dram�tica y pintoresca.

I. La roca tiene voz; la Roca de Israel le hab�a estado hablando desde que estuvo en la sede del poder real. La vida salvaje y proscrita de David le hab�a hecho saber cu�l era el valor de una fortaleza, un refugio, un refugio. En su experiencia, Rocks hab�a sido sus mejores amigos durante muchos a�os. Las rocas no cambiaban en su afecto por �l; eran inamovibles en su estabilidad; eran inexpugnables para la defensa; a menudo hab�a encontrado descanso bajo "la sombra de una gran roca en una tierra fatigada". �Qu� le hab�a dicho esta Roca de Israel durante esta maravillosa carrera?

1. En primer lugar, le hab�a dicho, como consejo de sabidur�a superior, que deb�a reinar con rectitud toda su vida: "El que domina a los hombres debe ser justo, gobernando en el temor de Dios".

2. Por otra parte, la Roca hab�a expresado los t�rminos y condiciones de una excelente promesa. Un gobernante justo prosperar� en proporci�n a la pureza y piedad de su administraci�n: �Y ser� como la luz de la ma�ana cuando sale el sol, una ma�ana sin nubes; como la tierna hierba que brota de la tierra con un resplandor claro despu�s de la lluvia ".

3. Y lo mejor de todo, la Roca le hab�a asegurado gentilmente de una continuaci�n permanente del favor Divino: �Aunque mi casa no sea as� con Dios, sin embargo, �l ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todas las cosas, y seguro: porque esta es toda mi salvaci�n y todo mi deseo, aunque �l haga que no crezca ".

II. Experiencia religiosa moderna. �Cu�les son las condiciones de la confianza impl�cita en el Se�or de nuestra salvaci�n, esa confianza asegurar� la paz y el consuelo?

1. La principal condici�n para descansar en el Se�or se encuentra en mirar fuera de uno mismo. Existe un h�bito de autoexamen m�rbido que debe evitarse. Cuanto m�s concienzudo es un creyente, m�s apto es para presionar un escrutinio innecesario de la introspecci�n.

2. La siguiente condici�n del reposo espiritual se encuentra en evitar a los consejeros insensatos. Una vez, una amiga cristiana me escribi� una carta, dici�ndome que acababa de llegar, despu�s de una larga lucha, a algo parecido a la paz en la fe, cuando lleg� un "supuesto evangelista para atormentarla antes de tiempo", dici�ndole que " todo lo que tenemos que hacer es aceptar la salvaci�n como aceptar�amos un libro de la mano de Cristo.

Ella no pod�a hacer esto tan f�cilmente y, por lo tanto, se le inform� nuevamente que su fe no ten�a ning�n fundamento sobre el cual estar "segura". Se romper�an dos tercios de las empresas comerciales en los Estados Unidos si un evangelista siguiera dando vueltas entre las salas de recuento, dici�ndole a la gente que est�n en peligro cada hora a menos que puedan llegar a tener una confianza absoluta en sus socios principales; y luego deben estar seguros, a�n as�, de que tienen el tipo correcto de confianza en ellos; y luego deben ser modestos, y estar m�s seguros de que no est�n demasiado seguros de nada de este lado del cielo.

Los seres humanos no pueden seguir adelante con esto; no pueden vivir as� con Dios o con el hombre. Debemos cultivar alguna medida de confianza incondicional. Debemos aprender a confiar en nuestra confianza y no seguir arraig�ndola. No crece ninguna planta que est� siendo desarraigada continuamente.

3. Otra condici�n del reposo en Dios se encuentra al establecer una clara distinci�n entre la fe hist�rica y la fe salvadora. Lo que nos asegura una salvaci�n perfecta es la confianza espiritual en el Salvador, y este es el don del Esp�ritu Santo. Y quien dice que recibimos la gracia divina como recibir�amos un libro de la mano de un hombre, simplemente se equivoca en la ignorancia, o se le malinterpreta en su declaraci�n.

Los actos mec�nicos son ilustraciones espantosamente pobres de profundos ejercicios religiosos. Se necesita alg�n tipo de fervor, cierto grado de emoci�n, para poder apreciar la gracia divina y recibirla adecuadamente. La mansedumbre y la tibieza son simplemente ins�pidas. Es una confianza de coraz�n lo que Dios pide, no una mera confianza de cabeza. Su amante entusiasta puede decirle a una doncella que es tan f�cil confiarle su vida para siempre como tomar una flor que �l le ofrece; ella lo sabe mejor. Es f�cil recibir hechos, quiz�s, pero no tan f�cil comprender experiencias que son m�s profundas que cualquier simple acto externo. La fe hist�rica no es necesariamente una fe salvadora.

4. Una vez m�s: debemos cultivar la confianza en las respuestas lentamente alcanzadas a nuestras oraciones por la gracia divina.

5. Una vez m�s: debemos distinguir entre emociones y estados religiosos. Uno puede variar, el otro es fijo La fe es algo muy diferente al resultado de la fe; y la confianza en la fe es incluso algo diferente de la fe misma; y, sin embargo, la seguridad de un alma depende de la fe y nada m�s. Somos justificados por la fe, no por el gozo, la paz, el amor, la esperanza o el celo. Estos �ltimos son el resultado de la fe, en general, y depender�n en gran medida del temperamento y la educaci�n.

6. Finalmente, este coraje inquebrantable es una condici�n para el descanso. No debemos pensar que todo est� perdido cuando nos hemos nublado. Esa fe es la mejor que se ha probado y probado. En mi estudio hay una peque�a flor. Me lleg� hace mucho tiempo, de la mano de alguien que lo arranc� de la cresta m�s alta jam�s alcanzada en las Monta�as Rocosas. Es de un rico color p�rpura, de forma ligera y elegante, y a�n conserva, imagino, un perfume tenue y delicado.

La lecci�n que me ense�a es de perseverancia y paciencia. All� arriba, donde la nieve llega tarde y las tormentas llegan temprano, se ha mantenido firme. Las sombr�as soledades no ten�an ning�n encanto para ello; no, creo que esta flor fue creada para darle un encanto a una soledad que hubiera sido m�s sombr�a sin ella. Para m� es el s�mbolo de la confianza, la confianza absoluta e impl�cita en Dios. Es un ser vivo que sabe c�mo mantener su calor a pesar del hielo y su belleza a pesar de la desolaci�n que lo rodea. ( CS Robinson, DD )

El que domina a los hombres debe ser justo.

La importancia del car�cter en los gobernantes

El Sr. Stead cita "C�mo hicimos Rhodesia" del Mayor Lennard, un pasaje para ilustrar las opiniones del Dr. Jameson sobre la moralidad y la vida p�blica. ��Qu� diferencias puede hacer en un hombre como legislador cu�l es su moral, si tiene genio e intelecto, y puede usarlos? No veo c�mo la moral puede afectar de alguna manera el intelecto de un hombre, y mientras se guarde sus inmoralidades para s� mismo, no veo c�mo pueden afectar a nadie m�s.

�As� que el primer ministro de Cape Colony. El hombre que no puede ver la influencia de la moralidad en la mente, c�mo afecta el motivo y la perspectiva, y toda su actitud y acci�n en los asuntos p�blicos, puede tener muchos dones, pero no es apto para ser Primer Ministro de ninguna colonia o estado. Mucho m�s alto que la opini�n del actual Primer Ministro de Sud�frica fue lo que inspir� a ese antiguo Primer Ministro del Norte de �frica, que consideraba su puesto como un fideicomiso y su trabajo como una misi�n de Dios. �Y Jos� dijo: No fuiste t� el que me envi� aqu�, sino Dios; y me ha puesto por padre de Fara�n, por se�or de todos los males y por gobernador en toda la tierra de Egipto �.

Un monarca justo

Cuando Alfred promulg� sus leyes, sus dificultades apenas estaban comenzando. Para su ejecuci�n, ten�a que depender de los Ealdermen y Thanes, la mayor�a de los cuales eran guerreros rudos e incultos, incapaces incluso de leer las leyes que ten�an que administrar. Muchos tambi�n fueron descuidados y faltos de principios, o no se preocuparon en absoluto por el asunto o favorecieron a los ricos contra los pobres. En consecuencia, Alfred emprendi� la enorme labor de repasar en persona y en detalle "casi todos los casos" en el reino.

Cuando descubr�a, como hac�a muy a menudo, que el juicio dictado era injusto, llamaba al juez infractor y le preguntaba por qu� lo hab�a dictado, esforz�ndose mucho para averiguar si esto se hab�a hecho por codicia o parcialidad, o por simple ignorancia. Probablemente, un juez que fuera condenado por lo primero ser�a suspendido o reemplazado. Pero m�s a menudo el desconcertado Thane o Ealderman, cuando se encontraba en apuros, balbuceaba la sincera confesi�n: �Y te complace, mi se�or rey, yo no sab�a nada mejor.

Asset nos ha conservado un ejemplar de la reprimenda que seguir�a, que �l llama �discreta y moderada�. �Realmente me asombra su insolencia de que, mientras que, por el favor de Dios y el m�o, ha ocupado el rango y el cargo de sabio, ha descuidado los estudios y trabajos de los sabios. Por lo tanto, renuncie de inmediato a su cargo o se esfuerce por estudiar con m�s celo las lecciones de la sabidur�a. Tales son mis mandamientos ". Agrega que los jueces, casi sin excepci�n, optaron por aprender adecuadamente sus funciones en lugar de renunciar a ellas. ( J. Alcock. )

Versículo 4

Ser� como la luz de la ma�ana cuando sale el sol.

La visi�n de Cristo del rey David

En general, se admite que la Versi�n Autorizada no es muy feliz aqu�, y que la verdadera idea del pasaje se obtiene al leerlo como una visi�n: una visi�n brillante de un Gobernante glorioso, mientras se elevaba ante la vista en trance del salmista. La forma de este Gobernante se proyecta ante �l; �l es uno que es "justo" y que "gobierna en el temor de Dios". Un resplandor divino sale de �l, difundiendo un brillo plateado por todos lados.

"�Como la luz de la ma�ana!" exclama el salmista, recordando la agradable vista del amanecer p�rpura despu�s de una noche oscura y tormentosa. Poco a poco "sale el sol", regocij�ndose como un hombre fuerte para correr una carrera. Es �una ma�ana sin nubes�; no hay nada que obstruya la influencia del orbe del d�a mientras esparce sus tesoros desde su carro dorado. �Mira c�mo sus rayos caen sobre �la tierna hierba�, haci�ndola brillar con diamantes y perlas! Esta fue la �ltima visi�n del rey David: la visi�n de un gobernante que aparece en la tierra, digno de estos gloriosos emblemas.

�Qui�n puede ser este gobernante? Ni Salom�n, ni Josafat, ni Ezequ�as; porque aunque estos y otros reyes eran gobernantes nobles, no llegaron al gran elogio de David; tampoco eran �gobernantes de los hombres� como tales, sino solo sobre una peque�a parte de ellos: el propio reino de David, si es que todo eso. El Gobernante de la visi�n tiene un dominio m�s amplio y pertenece a una orden m�s noble. Hay pocas cosas que impresionen m�s a la imaginaci�n o que habitan m�s v�vidamente en la memoria que un hermoso amanecer en un pa�s alpino.

El cuerno alpino te despierta temprano en la ma�ana y, enrojecido con la expectativa de un raro disfrute, te apresuras al lugar donde se ve la vista. Su paciencia se ve un poco agotada a medida que pasan los minutos y no aparece el sol. Pero mientras miras, el rubor del amanecer comienza a iluminar el cielo, y ahora, justo sobre la oscura cordillera del este, ves una mancha de rub� asom�ndose, m�s brillante que cualquier gema.

Se ensancha r�pidamente en un arco delgado, luego en un semic�rculo dorado, y en unos segundos m�s el globo redondo se eleva sobre el horizonte. �Y qu� gloria se extiende sobre la monta�a y el valle, sobre el lago y el r�o! �Qu� transformaci�n del globo oscuro y opaco, ahora brillante con cien matices y resplandeciente con mil sonrisas! No s�lo se deleitan sus ojos, sino que su alma se estremece con una emoci�n santa; Tu mente te lleva a una transformaci�n m�s brillante, al pensamiento del cielo nuevo y la tierra nueva, y de la gran ma�ana de la Resurrecci�n, cuando los que moran en el polvo se despertar�n y cantar�n, y los redimidos del Se�or volver�n y vendr�n. a Sion con c�nticos y gozo eterno sobre sus cabezas. En la imagen de la visi�n, nuestro Se�or se compara con la luz;

Primero, �l es como "la luz", la m�s alentadora y vivificante, la m�s hermosa y embellecedora de las cosas terrenales. Entonces �l es como la luz de "la ma�ana", porque la luz de la ma�ana es m�s alegre y vivificante que cualquier otra. Entonces, la gran fuente de luz, el sol, aparece a la vista, sugiriendo una plenitud inagotable. Y por �ltimo, es una ma�ana �sin nubes�, no hay nada que oscurezca o interrumpa la luz en su paso a la tierra; cae sobre la faz de la naturaleza en una inundaci�n ininterrumpida, dando resplandor y belleza a cada objeto; y "nada se esconde de su calor".

1. De hecho, es una experiencia l�gubre cuando uno siente por primera vez lo que es ser un pecador, y primero se reconoce a s� mismo como un pecador, un gran pecador, a los ojos de Dios. Lo que el Esp�ritu Santo le trae a uno puede no ser actos oscuros y flagrantes de pecado, sino el hecho de la voluntad rebelde de uno: el desprecio sistem�tico de la santa voluntad de Dios. El joven Bruce de Kinnaird, hace trescientos a�os, declar� que prefer�a atravesar una corriente de plomo hirviendo de media milla de largo que soportar lo que le sucedi� una noche en la casa de Airth, cuando el Esp�ritu Santo lo convenc�a de pecado. Pero cuando uno comprende el verdadero significado del llamado del Bautista - �He aqu� el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo� - �no es como si uno pasara a la luz de la ma�ana?

2. Hay otra experiencia l�gubre a la que muchos est�n sujetos despu�s de haber entrado en la vida cristiana: el sentido del pecado que habita en ellos, de la actividad perpetua de los malos deseos, dando lugar a un triste contraste entre sus almas y los santos, ang�licos. , Seres semejantes a Cristo, con los que se han encontrado a veces o sobre los que han le�do. "�Oh, miserables que somos!" a veces gritan: "�Qui�n nos librar�?" S t.

Paul estaba en las profundidades cuando lanz� ese gemido. Pero apenas se pronunci� cuando la luz de la ma�ana irrumpi� sobre �l: "Doy gracias a Dios por Jesucristo". Vio en Jesucristo, m�s all� de su m�rito expiatorio, una gracia santificante capaz de renovarlo por completo, y dio gracias a Dios.

3. Una tercera experiencia l�gubre de los cristianos es la que a menudo surge de las pruebas y problemas de la vida. Hay San Sebasti�n en este mundo a quien Dios parece hacer blanco de todas sus flechas: todas sus olas y olas parecen pasar sobre ellos. Existe una tradici�n que una vez un gran pintor, al ver un bloque de m�rmol blanco en bruto, dijo: �Veo un �ngel aprisionado en esa piedra; pero lo dejar� libre.

�Era su forma de decir que del tosco bloque tallar�a la forma de un �ngel. �Pero qu� cantidad infinita de trabajo, qu� innumerables golpes de martillo y toques de cincel, fueron necesarios para cumplir la tarea! Ciertamente, la tarea de convertir el alma humana en un esp�ritu puro e inmaculado no es m�s f�cil. Puede que nos ayude aqu� otro emblema del texto: �Claro resplandor despu�s de la lluvia.

�Fuertes lluvias, que caen ferozmente durante la noche, golpean la tierna hierba, parecen groseras, imprudentes, �ridas y destructivas; pero el sol de la ma�ana no solo ilumina la hierba, sino que la ayuda a levantarse y a crecer; y en poco tiempo la hierba es m�s fuerte y m�s rica que nunca. Conoc� a un cristiano eminente, en una posici�n destacada, que dijo que, al mirar hacia atr�s en su vida, vio que los momentos de prueba m�s dolorosa, de pruebas que parec�an aplastarlo por completo, eran los momentos en que se volvi� m�s espiritual. bien; fue debido a tal debilidad que se hizo fuerte.

4. Notamos otra experiencia l�gubre contra la cual Jes�s se enfrenta enf�ticamente como la luz de la ma�ana: lo que se cr�a bajo la sombra de la muerte. Probablemente esto se deba a esa fe m�s d�bil en lo invisible y eterno, en el cielo y en el infierno, en recompensas y castigos, que marca la era actual. Pero para uno mismo y para todos los que mueren en el Se�or, �qu� bienvenida es la visi�n de Aquel que es como la luz de la ma�ana! Jes�s mismo ha muerto.

�Oh Luz de la ma�ana! �Cu�n bienvenido es Tu ascenso a todos los que tienen ojos para ver! Lev�ntate y resplandece en todos los lugares oscuros de la tierra. Una y otra vez se verifican estas palabras: "�El pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz!" ( El carcaj .)

La �ltima y mejor canci�n de David acerca de Cristo

Esta fue una predicci�n del advenimiento de Cristo pronunciada por David como sus �ltimas palabras: no, probablemente, las �ltimas palabras que pronunci�, sino el �ltimo registro de sus declaraciones p�blicas e inspiradas.

I. Viene de afuera. La esperanza del mundo, seg�n la ense�anza de las Escrituras, no est� en s� misma. As� como esta ma�ana la faz de la tierra est� embellecida no por su propio brillo, sino por la luz que fluye de los cielos abiertos y es reflejada por la tierra agradecida, as� cuando Cristo viniera, vendr�a a un mundo oscuro en el refulgencia de la gloria del Padre y el resplandor de la propia luz del cielo.

II. Como la ma�ana afuera, las nubes, la revelaci�n que �l dar�, y la luz y el gozo que �l derramar� ser�n perfectos. No habr� nada imperfecto en su personalidad, ni en sus ense�anzas ni en sus obras. La revelaci�n de Dios en Jesucristo ser� como la luz de la ma�ana cuando sale el sol, una ma�ana sin nubes.

III. El advenimiento de Cristo ser�a como el amanecer por la certeza de su venida. �Qu�, m�s seguro que la ma�ana? Tienes tus noches oscuras, pero luego est� la seguridad de contrapeso de que llega la ma�ana. S�, la luz siempre sucede a la oscuridad y el d�a sucede a la noche. Este es el orden divino de las cosas. �Dios llam� a la luz D�a, ya las tinieblas llam� Noche, y la tarde y la ma�ana fueron el primer d�a.

�Todas las tardes de Dios se convierten en ma�anas. Dios comenz� con las tinieblas y termin� con la luz, esa es la idea aqu�. La tarde del mundo ha sido oscura, tediosa y deprimente, pero "�l ser� como la luz de la ma�ana, cuando salga el sol".

IV. La plenitud de Su gloria y bendici�n relacionada con Su advenimiento. Vendr�a a todos los hombres por igual.

V. Cristo vendr�a con la dulzura de la ma�ana. �Oh, la dulzura con la que nos llega la luz! �Lo has pensado? No hay nada tan suave. Sabes que la velocidad a la que viaja la luz es de doce millones de millas por minuto. Un motor que llega a setenta millas por hora atraviesa todo lo que encuentra a su paso; pero la luz que llega a una velocidad de 200.000 millas por segundo no ha derribado a ninguno de nosotros todav�a, es m�s, ni siquiera a un insecto en su d�bil vuelo.

Viene directamente del sol, a trav�s del espacio, a una velocidad de 200.000 millas por segundo, y sin embargo, este ojo nuestro sensible, que se lastima si lo tocas con una pluma, y ??se lastima incluso si llega una brisa. A una velocidad de sesenta o setenta millas por hora, y m�s a�n si el agua se le salpica con alguna fuerza, recibe ese rayo sin la conciencia de ser tocado en absoluto. Cualquier otra cosa que no fuera la luz, viniendo a esta terrible velocidad, nos matar�a, pero el ojo capta la luz y est� agradecida por ella.

El nervio m�s sensible solo se gratifica. El advenimiento de Cristo se compara con esta venida de esa luz. Esa es la dulce gracia de Cristo. Viene para iluminar el mundo, viene con el gran �mpetu del amor todopoderoso que comenz� en la eternidad, y sin embargo, un amor que cae tan suave como el d�a de luz sobre los ojos de un beb�.

VI. Su venida ser� a�n m�s gloriosa debido a las tinieblas y el dolor que la han precedido: "Cuando la tierna hierba brote de la tierra mediante el resplandor claro despu�s de la lluvia". No ser�a tan glorioso si la oscuridad no lo hubiera precedido y la lluvia no hubiera llegado. Si quiere ver las cosas con claridad, salga por la ma�ana. Justo cuando sale el sol, todo se ve en su mejor momento.

Durante el d�a, la tierra h�meda env�a vapores calientes y los aires m�s densos se mezclan con la atm�sfera m�s rara, por lo que no ve nada con claridad. Pero la luz de la ma�ana es pura y tranquila, y nunca es tan pura como cuando las lluvias han precedido inmediatamente al amanecer. Entonces parece como si la lluvia hubiera limpiado la atm�sfera. Una ducha hace maravillas en la purificaci�n del aire. Esa es la figura de nuestro texto.

As� como cuando una lluvia ha estado limpiando la liendre de su impureza, y luego la luz pura del amanecer revela el paisaje, no hay nada tan glorioso en la naturaleza; as� que en tu reino espiritual no hay nada tan encantador como la revelaci�n de Cristo al coraz�n despu�s de su larga noche de oscuridad y dolor. Oh, si �l amaneciera en la oscuridad de muchos de ustedes hoy, agradecer�a a Dios por todos los dolores que han preparado el camino para Su brillo m�s claro en su coraz�n y en su vida. ( D. Davies. )

La venida de Cristo como la luz de la ma�ana

Estas son algunas de las �ltimas palabras de David; no el �ltimo que pronunci� mientras estuvo en la tierra, sino de aquellos, podemos concebir, que habl� cuando supo que estaba a punto de cerrar su curso abajo, y que dejar�a como su �ltimo testimonio de la verdad que hab�a sido el asunto de su fe, y que todav�a era el fundamento de su esperanza. Estas palabras, tal como las leemos, podr�an considerarse como las que David recordaba ahora que le fueron dichas cuando fue elevado al trono, transmitiendo una lecci�n sobre los deberes de un soberano, que en general se hab�a esforzado por cumplir.

Pero uno m�s grande que David est� aqu�; y las palabras pueden ser m�s propiamente 'consideradas como una profec�a, anunciando el reinado de ese descendiente de David en quien su trono ser�a edificado para siempre'. Mire, que a lo que aqu� se dice, considerado como una predicci�n del Mes�as y sus tiempos, las voces de los otros profetas concuerdan. Pero quisiera dirigir su atenci�n a lo que se pueda sugerir acerca de �l, y los efectos de su misi�n y trabajo, por las hermosas im�genes aqu� empleadas.

I. �l es el m�s glorioso en s� mismo. La luz, reconocer�s, es la m�s hermosa de todas las cosas materiales: la t�nica resplandeciente de la naturaleza, sin cuya vestidura resplandor todos estaban envueltos en una penumbra sin alivio. Su nombre est� asociado con todo lo que sabemos de lo que es bello y agradable para la vista. Pero cuando nos volvemos de sus fuentes menores, de las l�mparas que enciende el hombre, o incluso de la luna y las estrellas que brillan de noche, a la luz de la ma�ana, al sol cuando sale en una ma�ana sin nubes, �qu� maravilla! �El objeto de esplendor est� ante nosotros! Pero, �qui�n es Aquel de quien se dice que "ser� como la luz de la ma�ana cuando salga el sol"? �l es uno de los cuales este sol es s�lo una imagen tenue.

Pero en la aplicaci�n de la figura que compara al Mes�as con el sol de la ma�ana, debemos notar no s�lo la excelencia superior de las cosas representadas a aquellas por las que se muestran, sino la verdad de que se encuentran en �l en pureza, plenitud y perfecci�n similares a aquellas en las que sus emblemas aparecen al sol natural. La sabidur�a, la santidad, la benignidad, la equidad, la verdad y la misericordia, no solo son m�s excelentes en s� mismas, m�s dignas de ser admiradas, m�s adecuadas en sus manifestaciones para despertar un sentido de belleza y grandeza en la mente del espectador que el m�s brillante. apariciones de la luz captada por el ojo corporal; pero como en �l, y manifestados por aquel de quien hablamos, tienen una plenitud y una exuberancia que lo colocan, podemos decir,

�l "es el resplandor de la gloria del Padre, la imagen expresa de su persona". �l es la luz del mundo celestial. Los serafines que adoran all� cubren sus rostros con sus alas delante de �l. �l es el Sol de los esp�ritus, y Sus rayos de pensamiento que todo lo informa irradian cada intelecto creado. �l es "la verdadera Luz que alumbra a todo hombre que viene al mundo". Levanta tus ojos, oh creyente, a este Sol de Justicia. Ciertamente habita en una luz a la que ning�n hombre puede acercarse.

II. Vino a mostrarle a un mundo ignorante el camino de la verdad y la paz. El sol es la gran fuente de luz del mundo natural. Su ausencia hace noche. Aunque hay luces menores para aliviar la oscuridad, incluso estas obtienen de �l su brillo prestado. El crep�sculo de la tarde y el amanecer de la ma�ana nos regalan sus tenues rayos difusos, y la luna y los planetas brillan con sus glorias reflejadas. Pero, �qu� ser�a de nuestra tierra si se oscureciera por completo en los cielos? En la venida del Mes�as, en esa revelaci�n de la verdad y la misericordia, de la cual �l es el dador y el gran s�bdito, nos visit� el amanecer de lo alto.

"Yo he venido", dijo Jes�s, "una luz para el mundo, para que todo aquel que cree en m� no permanezca en tinieblas". Cu�n gloriosos son los descubrimientos que �l hace a la humanidad, que estaba hundida en una superstici�n degradante; quienes, en lo m�s profundo de su ignorancia del Dios verdadero, ofrecieron el homenaje que le correspond�a a los �dolos mudos, obra de sus propias manos, no, a las ideas personificadas del odio y la lujuria.

III. Viene a poner en un mundo depravado una influencia renovadora. El sol en el mundo natural no solo arroja luz, "no hay nada oculto de su calor". Calienta y con su influencia genial renueva la faz de la tierra. Hemos hablado de �l como revelador del camino de la verdad y la paz, esto �l no solo lo hace en Su palabra externa; �l es quien abre los ojos del entendimiento para discernirlo, e inclina el coraz�n a caminar en �l; volver a Dios en la fe de la misericordia ofrecida, en la penitencia, el dolor por las extraviaciones pasadas y el amor reci�n nacido y la devoci�n a su servicio.

Un pueblo dispuesto viene a �l en el d�a de su poder, en las bellezas de la santidad desde el vientre de la ma�ana tiene el roc�o de su juventud; bajo su influencia vivificadora, la vida espiritual y la belleza que el pecado hab�a destruido reviven y florecen. �l purga los elementos groseros y degradantes de la corrupci�n, implanta y aprecia los principios y afectos que adornan y bendicen el alma, y ??la hace hermosa y brillante a su propia imagen reflejada. Y es cuando viene con el poder de su Esp�ritu renovador que se oye una voz que dice a las almas que visita: "Lev�ntate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Se�or ha nacido sobre ti".

1. Podemos observar que cuando vino en carne, apareci� en el car�cter y para los fines aqu� asignados. Fue en esta venida que el salmista esperaba cuando dijo: �Habr� un gobernante sobre los hombres�, etc. El Salvador prometi� que naci� hace mucho tiempo. �l aparece por la sangre de cuya cruz se ha hecho la paz, y por quien ha agradado al Padre reconciliar todas las cosas consigo mismo.

2. Podemos observar que �l viene en car�cter de peleas, y para los fines de los que hemos hablado, en la dispensaci�n de Su evangelio, y cuando se haga efectivo, para dar �luz a los que se sientan, en tinieblas y en la sombra de la muerte, para guiar sus pies por el camino de la paz ". Las invitaciones de misericordia son de �l, y hablan de �l; y cuando entra en una naci�n o en una ciudad, cuando se predica a los pobres y a los culpables entre los hombres, all� es evidentemente expuesto, y la luz de su salvaci�n se difunde.

3. Y se acerca el tiempo en que �l vendr� as� en todo el mundo. Una gran parte a�n reside en la maldad. En muchos lugares de la tierra prevalecen formas monstruosas de idolatr�a, y en otros un falso profeta ha enga�ado a las naciones, o las supersticiones anticristianas pervirtieron el evangelio de Jes�s. Incluso donde la luz brilla m�s claramente, multitudes cierran sus ojos y muestran que aman la oscuridad m�s que la luz.

Pero tenemos la promesa segura de que no siempre ser� as�. El evangelio eterno ser� predicado a toda naci�n, tribu, lengua y pueblo. "La gloria del Se�or ser� revelada, y toda carne a una la ver�; porque la boca del Se�or lo ha hablado".

4. Ha de venir en el fin del mundo, cuando ser� para los que lo esperan �como la luz de la ma�ana cuando sale el sol, como la ma�ana sin nubes; como la tierna hierba que brota de la tierra con un resplandor claro despu�s de la lluvia ". ( J. Henderson, DD )

Emblemas reales para s�bditos leales

Los d�spotas orientales despojan a sus s�bditos en gran medida. Incluso en la actualidad, uno dif�cilmente desear�a estar sujeto a las demandas de un gobierno oriental; pero en la �poca de David, un mal rey era una peste, una plaga y una hambruna continuas, una ruina para la vida de sus s�bditos, que estaban bajo su capricho; y expoliaci�n de sus campos, que barr�a perpetuamente, para enriquecerse con su producto.

Por lo tanto, un buen rey era una rara avis en aquellos d�as y nunca podr�a ser demasiado apreciado. Tan pronto como subi� al trono, sus s�bditos comenzaron a sentir la ben�fica influencia de su dominio. �l era para ellos "como cuando sale el sol". La confusi�n que hab�a existido bajo gobernadores d�biles dio lugar a un orden establecido, mientras que la rapacidad que continuamente hab�a vaciado las arcas de los ricos y robado las ganancias de los pobres, dio lugar a un sistema regular de evaluaci�n, y los hombres sab�an c�mo actuar. acerca de su negocio con cierto grado de certeza.

Para ellos era �una ma�ana sin nubes�. De inmediato, el comercio comenz� a florecer; volvieron las personas que hab�an emigrado para evitar las exacciones del tirano; se empezaron a sembrar los campos que se hab�an quedado sin labranza porque no pagaban al agricultor por cultivarlos; y el nuevo gobernante fue a la tierra como "claro resplandor despu�s de la lluvia, que hace brotar la tierna hierba".

1. David dice de Cristo: "Ser� como la luz de la ma�ana cuando sale el sol". Este ya es como rey en Su iglesia, y como el monarca leg�timo en el coraz�n individual del creyente. Dondequiera que Cristo entra en un alma, es como la luz de la ma�ana cuando sale el sol. Y, cu�n glorioso es el; sol cuando desde su pabell�n mira hacia la ma�ana! Job describe la salida del sol como el estampado de la tierra con un sello; como si, en tinieblas, la tierra fuera como un terr�n de barro permeable; luego, cuando se vuelve hacia la luz, comienza a recibir la impresi�n de la sabidur�a divina; la monta�a y el valle fluyen con �l, hasta que, impresos en su superficie, comenzamos a percibir las gloriosas obras de Dios.

Entonces, cuando Cristo se levanta sobre el coraz�n, �qu� gloriosa transformaci�n se realiza! Donde no ha habido amor, ni fe, ni paz, ni gozo, ni ninguno de los frutos benditos del Esp�ritu, apenas venga Cristo, percibimos todas las gracias en flor; s�, pronto se vuelven fragantes y florecientes, porque somos completos en �l. El advenimiento de Cristo trae al coraz�n una belleza celestial; la fe en �l nos engalana con ornamentos y nos viste como con vestiduras reales.

Adem�s, la salida del sol es muy parecida a la venida de Cristo, por lo que implica. Esos rayos de luz que primero sacaron la oscuridad del cielo con la profec�a dorada del d�a, hablan de flores que abrir�n sus copas para beber al sol; hablan de arroyos que brillar�n a medida que fluyen; cuentan de las v�rgenes que se regocijar�n, y de los j�venes que se regocijar�n, porque el sol brilla sobre ellos, y las tinieblas de la noche han huido.

Y as�, la venida de Cristo al coraz�n es una profec�a de a�os de dulce gozo, una profec�a de la bondad y la longanimidad de Dios, que reine la noche, en cualquier otro lugar, como sea, s�, y es una profec�a del plenitud del r�o de Dios, por los siglos de los siglos, ante el trono de Dios en el cielo.

2. Debemos proceder a notar que el salmista usa otra figura: �Incluso como una ma�ana sin nubes�. No hay nubes en Cristo cuando se levanta en el coraz�n de un pecador. Las nubes que cubren principalmente nuestro cielo provienen del Sina�, de la ley y de nuestras propias propensiones legales, porque siempre estamos deseando hacer algo por lo cual podamos heredar la vida eterna; pero no hay ninguna de estas nubes en Cristo.

(1) No hay nube en Cristo de reprensi�n airada por el pasado. Cuando Jes�s recibe al pecador, no reprende.

(2) Y, como no hay nube de ira, tampoco hay nube de exigencia. No le pide al pecador que sea nada, ni haga nada. Eso ser�a una nube, de hecho, si lo hiciera. Un pecador por naturaleza no puede hacer nada ni puede ser nada, a menos que la gracia le haga ser y hacer.

(3) Y, como �l no tiene nube de exigencia, tampoco tiene nube de falsedad. Si pones tu alma en su mano, no hay temor de que enga�e a la orden sagrada; se comprometer� a dar fianza por tu alma; te llevar� al rostro de su Padre sin impedimento, cuando llegue el cumplimiento del tiempo.

4. Pero, ahora, a la �ltima cifra. David dice de Cristo, el rey, que su dominio es como "un resplandor claro despu�s de la lluvia, mediante el cual se hace brotar la hierba tierna de la tarta". A menudo hemos visto c�mo, despu�s de una lluvia muy fuerte, ya veces despu�s de una temporada de lluvias continua, cuando brilla el sol, hay una claridad y una frescura deliciosas en el aire que rara vez percibimos en otras ocasiones.

Quiz�s, el clima m�s brillante es justo cuando el viento ha alejado las nubes, y la lluvia ha cesado, y el sol se asoma desde sus c�maras para mirar la tierra feliz. Welt, ahora, Cristo, es para su pueblo una lujuria como esa: mancha extremadamente clara cuando termina la lluvia.

(1) El dolor y la tristeza no duran para siempre. Despu�s de la lluvia vendr� el claro resplandor.

(2) Despu�s de tiempos de gran angustia, Cristo llega a ser para su pueblo m�s especial y deliciosamente dulce que nunca antes. Es manifiesto, en conversi�n. Lo mismo es cierto tambi�n, en su medida, despu�s de grandes y pesadas aflicciones. Viste el dedo de un Se�or amoroso en todas esas l�neas de aflicci�n que el cincel hab�a dejado en tu frente; viste al gran Refinador sentado a la boca del horno, mirando tu oro para que no se destruyera, y regocij�ndose con tu escoria, porque se derriti� en la llama.

(3) �Por qu� Dios da a su pueblo tiempos dulces despu�s de los amargos? Una raz�n es quitarles el sabor amargo de la boca. Otra raz�n, sin duda, es que no sean completamente destruidos por el terror de Su juicio. ��l templa el viento hasta el cordero trasquilado�. Entonces lo hace como una dulce recompensa de la fe. Te ve sigui�ndolo en el jard�n, todav�a aferrado a �l en medio de toda la oscuridad y la tentaci�n; y, por lo tanto, �l dice: �Le dar� a esa alma tal gozo, pronto, que ser� bien recompensada por su fidelidad hacia m� en el pasado.

"�No es para preparar un grito para el futuro Chat, al mirar hacia atr�s, puede decir:" La �ltima vez que tuve problemas hab�a un brillo claro despu�s de la lluvia, y por eso siento que ser� la pr�xima vez? " ( CH Spurgeon. )

El car�cter del gobierno de Cristo

Por lo general, se entiende que estas palabras describen los deberes de los gobiernos civiles y la felicidad de un pueblo gobernado con justicia. Pero sin duda tienen una referencia adicional incluso al mismo Cristo. Designan Su car�cter de la manera m�s apropiada. La en�rgica manera en que se introduce la profec�a y la fuerte profusi�n que el rey moribundo hace de su inspiraci�n inmediata, no dejan ninguna duda de que se transmite algo m�s que una mera direcci�n a los magistrados.

I. La naturaleza del gobierno del salvador. En los escritos sagrados se pone un �nfasis peculiar en la equidad del dominio que el Salvador ejerce sobre Su pueblo ( Isa�as 9:7 ). �Y qui�n que se ha sometido a su gobierno no confirmar� la verdad?

1. Contempla sus leyes. �Hay alguien que no beneficie a la felicidad de sus s�bditos? Todos est�n comprendidos en uno: el amor a Dios y al hombre. �Y puede concebirse algo m�s excelente en s� mismo y m�s beneficioso para el hombre? Bien dice el ap�stol que es santo, justo y bueno.

2. He aqu� su administraci�n. �Hay alg�n punto en el que un gobernador justo pueda sobresalir, que no se encuentre en su medida m�s perfecta en �l? Alivia a los necesitados, socorre a los d�biles, protege a los oprimidos y ejecuta el juicio sin respetar a las personas.

II. Los beneficios que confiere.

1. Iluminaci�n y alegr�a. El sol que se eleva en el hemisferio despejado anima y alegra a todos los que lo contemplan. Y cuando brilla sobre la tierra que se ha refrescado, con suaves aguaceros hace que la hierba crezca casi visiblemente. �Y no es as� con todos los que se someten a Cristo?

2. Fertilidad abundante. �Qu� efecto tan asombroso tambi�n produce la luz de su rostro con respecto a la fecundidad en las buenas obras! Si el alma, regada con l�grimas de penitencia, o ablandada por la contrici�n, siente una vez la influencia de Sus rayos geniales, y hay un cambio en todo el comportamiento.

Inferencias:

1. Cu�n fervientemente debemos desear el establecimiento universal del reino de Cristo. Poco consideran los hombres la importancia de la petici�n: "Venga tu reino". Al pronunciarlo, deseamos que toda nuestra alma, y ??las almas de toda la humanidad, est�n sujetas a Cristo.

2. Qu� locura es seguir en rebeli�n contra Cristo. No depende de nuestra elecci�n si Cristo es nuestro gobernante o no. Porque Dios lo ha puesto por rey sobre el monte santo de Sion. A su debido tiempo, �l �pondr� a todos sus enemigos debajo de sus pies�. ( Predicador evang�lico .)

El car�cter del reinado del Mes�as afable y ben�fico

Este salmo describe el imperio del Rey de reyes, y nuestro texto exhibe el car�cter amable y afable de Su dominio. Algunos hombres dicen que el cristianismo no es genial, que el esquema cristiano exhibe a Dios en un aspecto de lo m�s desagradable, que las doctrinas de Cristo est�n oscurecidas por terribles misterios, que las promesas de la dispensaci�n cristiana ofrecen poco beneficio presente y, por lo tanto, cierto y una ventaja tangible, que sus preceptos exigen una conducta demasiado elevada y abnegada, que sus ordenanzas son deprimentes en lugar de elevadas, y que, en su conjunto, el cristianismo promueve una mente estrecha y un juicio d�bil, sentimientos morbosos y taca�os, un Voluntad esclavizada, conciencia demasiado sensible, porte poco masculino y car�cter intelectualmente bajo, antisocial y melanc�lico. �Es justa esta acusaci�n contra la religi�n de Jesucristo y puede fundamentarse? Afirmamos que es sumamente injusto y no puede sostenerse. (Samuel Martin. )

Una ma�ana sin nubes.

Una ma�ana sin nubes

David est� a la cabeza de este cap�tulo una representaci�n de todo el pueblo de Dios; �l es levantado en alto; �Todo aquel que es nacido del Esp�ritu es levantado por la expiaci�n y la justicia de Cristo Jes�s? como los pobres del polvo, y heredados de la vida, la luz y la gloria, que s�lo pueden ser por la fe en Aquel en quien son completos y aceptados. David era el ungido del Dios de Jacob: as� son todos los que tienen el esp�ritu de Cristo.

Esta unci�n significa consagraci�n a Dios; y en la unci�n, y por la cual, conocen todas las cosas esenciales para la salvaci�n. Tambi�n a David se le llama "el dulce salmista de Israel". De hecho, fue el poeta de la naci�n hebrea. Pero todo el pueblo de Dios ser� cantores dulces de Israel: Dios y la salvaci�n su tema; verdaderamente con ellos la amargura de la muerte ha pasado, y han pasado de muerte a vida, una vida de eterno deleite.

�La Roca de Israel me habl� y me mostr� el camino para prosperar; el que domina a los hombres debe ser justo, gobernando en el temor de Dios �. Y a nadie se aplican estas palabras como al Hijo de Dios: �l fue el Justo que muri� por los injustos para llevarnos a Dios; Tem�a a Dios en perfecci�n e hizo siempre lo que le agradaba. �Podemos decir esto de nosotros mismos? No podemos, porque no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y no peque; pero �l no pec�, ni se hall� enga�o en su boca; �l es, por tanto, como la luz de la ma�ana cuando sale el sol, y tan fresco como la hierba nueva que brota de la tierra; al resplandor claro despu�s de la lluvia, �l es "una ma�ana sin nubes"; y es as� un modelo de lo que ser�n todas las estrellas m�sticas de la ma�ana.

I. Fue cuando Ad�n cay�. Una ma�ana sin nubes.

1. El pecado entr� como una nube, una nube espesa, una nube tempestuosa, una nube sombr�a. Y esta nube de oscuridad es universal: todos est�n involucrados en ella, todos est�n abarcados por ella; sin luz de ninguna parte, sino oscuridad en todos los sentidos. Y nosotros, por naturaleza, amamos esta oscuridad, y por la presente demostramos que estamos bajo condenaci�n. �No podemos soportar la luz verdadera! Pero si Dios, quien �mand� que la luz brille de las tinieblas�, brilla en nuestros corazones, entonces vemos y sentimos la desesperada maldad de nuestros corazones, y nos convertimos en un terror para nosotros mismos, y comenzamos a sentirnos atra�dos y a amar la luz de la estrella resplandeciente y matutina.

2. Pero no solo est� la nube del pecado, sino tambi�n la nube del Sina�, donde Dios es inaccesible. �Aqu� "nubes y tempestades lo rodean!"

3. Pero hay una nube no solo del pecado y del Sina�, sino tambi�n de la tribulaci�n. Las nubes de la tribulaci�n oscurecer�n m�s o menos el camino de todo aquel cuyo rostro est� verdaderamente puesto hacia Sion: "Muchas son las aflicciones de los justos".

4. Pero tambi�n est� la nube de la muerte. Proyecta su sombra sobre todo; y este Rey de los Terrores es, de hecho, a menudo un terror de reyes. Pero para los que aman la luz del Evangelio, la nube de la muerte no ser� m�s que una sombra pasajera.

II. Lo que es la ma�ana sin nubes. La ma�ana sin nubes es la ma�ana de la resurrecci�n de Cristo. Ya no muere. "La muerte no se ense�orear� m�s de �l". Y ahora rastreemos cuidadosamente c�mo fue el Se�or con David una ma�ana sin nubes. Fue por un pacto. �Hizo conmigo un pacto�. Esto significa un testamento testamentario.

1. Pero este pacto es un pacto eterno. Esto hizo que David dijera: "La misericordia del Se�or es desde la eternidad hasta la eternidad".

2. Pero este pacto est� ordenado en todas las cosas y seguro; no hay nada vago, nada al azar; as� como el arca, el tabern�culo y el templo no fueron hechos al azar, as� este pacto en todos sus arreglos, es tal que cumplir�, establecer� y cumplir� todas sus provisiones y dise�os. Jesucristo es el ejecutor de esta voluntad: "Y la voluntad del Se�or ser� prosperada en sus manos".

3. Y este pacto es toda nuestra salvaci�n; est� incluido en este pacto; aqu� nadie es contado de otro modo que los hijos, los santos, los reyes y los sacerdotes para Dios.

4. Pero este pacto no solo es toda salvaci�n, sino que responde a todos los deseos. Ning�n cristiano desea nada m�s, pero nada menos puede salvar, suplir y satisfacer; Aunque ni la fe, ni la esperanza, ni el amor, ni la oraci�n, ni el temor piadoso, ni las buenas obras son la regla de medida aqu� en cuanto a cu�l es nuestra posici�n real en el pacto, estas gracias del Esp�ritu distinguen al verdadero cristiano de los dem�s. ( J. Wells .)

Las nubes de lluvia no carecen de la belleza

Ruskin nos recuerda que habitualmente pensamos en la nube de lluvia solo como oscura y gris, sin embargo, le debemos algunos de los tonos m�s hermosos del cielo. "A menudo, en nuestras ma�anas inglesas", dice, "las nubes de lluvia en el amanecer forman campos suaves y nivelados, que se funden imperceptiblemente en el azul". Tambi�n las describe como reunidas en aparentes barras que atraviesan las hojas de nubes m�s amplias, todas ba�adas por una luz suave e indecible, las masas enrejadas, compuestas por trenzas de nubes, �pareciendo como si cada nudo fuera una peque�a franja o haz de lluvia encendida ".

Como la tierna hierba que brota de la tierra con un resplandor claro despu�s de la lluvia. -

Claro brillando despu�s de la lluvia

La hermosa imagen que dibuja David se produce por una combinaci�n, primero, lluvia y luego, brillo claro despu�s de la lluvia; y la condici�n m�s floreciente de la espiritualidad se produce por las mismas dos causas; viene como resultado de una combinaci�n de lluvia y sol.

I. C�mo el "resplandor claro despu�s de la lluvia" se manifiesta en el coraz�n del converso.

1. La obra de la gracia comienza en el coraz�n con un tiempo de tristeza. Las nubes se juntan; hay una humedad general alrededor; el alma parece saturada de duda, miedo, pavor. Se acerca algo, pero el alma no sabe qu�; siente que es muy pecaminoso y merece cualquier castigo que Dios le env�e.

2. Despu�s de las nubes, en el siguiente lugar, cae la lluvia. El verdadero trabajo del. El Esp�ritu de Dios a menudo sigue a una depresi�n interior del esp�ritu. Un amigo irland�s dijo una vez que hab�a notado cuidadosamente que no llov�a cuando brillaba el sol; pero que, siempre que llov�a, siempre hab�a algunas nubes para evitar que entrara el sol. Hay una gran verdad en lo que dijo mi amigo. La lluvia se vuelve doblemente preciosa para la tierra cuando todo el entorno es adecuado para su recepci�n.

Toda la atm�sfera se humedece; mientras que, si la lluvia pudiera caer cuando todo est� seco y c�lido, podr�a resultar un da�o. Bien, ahora, al Esp�ritu Santo de Dios le encanta venir y obrar en el hombre una atm�sfera agradable, una ternura santa, un desgarrador devoto; luego con las nubes trae una lluvia celestial.

3. Entonces el sol brilla: "Claro brilla despu�s de la lluvia". El hombre percibe que es un pecador, pero que Cristo ha venido a salvarlo. Ve su propia negrura; pero cree que Cristo puede hacerlo m�s blanco que la nieve.

4. Entonces todo crece. La hierba seguramente crecer� cuando tengamos niebla y calor juntos; y cuando un alma, habiendo sentido su necesidad de Cristo, al fin contempla la luz de su rostro, entonces comienza a crecer.

II. Esta "lapidaci�n clara despu�s de la lluvia" a menudo produce la mejor condici�n de las cosas en el alma del creyente.

1. Prueba seguida de liberaci�n.

2. Esta experiencia se realiza en la humillaci�n de uno mismo seguida de gozo en el Se�or. Es algo muy saludable que un hombre se conozca a s� mismo; y si se le hace conocerse a s� mismo, no tendr� motivos para jactarse.

3. Ternura mezclada con seguridad. Me gusta encontrarme con ese hombre, de quien el Sr. Bunyan habla en su �Pilgrim's Progress�, quien fue, por encima de muchos, tierno con el pecado. No tem�a a los leones; pero tem�a terriblemente los pecados. Mr. Fearing es muy tierno con el pecado.

4. La combinaci�n de experiencia y conocimiento.

III. Nuestro texto hace una combinaci�n muy feliz en el ministerio de la palabra.

1. El que quiera tener un ministerio fruct�fero debe tener un resplandor claro despu�s de la lluvia, con lo que me refiero, primero, a la ley, y luego al Evangelio.

2. Primero, el arrepentimiento, y luego el celo: la lluvia, y luego el resplandor claro.

3. Para que su servicio sea exitoso, trayendo gloria a Dios, debe haber primero oraci�n y luego bendici�n.

4. Mi texto tambi�n significa que la gracia se suaviza y luego brilla.

IV. El claro resplandor despu�s de la lluvia en los siglos venideros.

1. Y, en primer lugar, se esperan tiempos de tristeza.

2. Aunque se esperan tiempos de tristeza, vendr� una era de luz. Llegar� el d�a en que Cristo reinar� gloriosamente entre sus antiguos; cuando los imp�os se escondan en lugares oscuros, y los mansos dominen la tierra, y los hijos de Dios en esa ma�ana ser�n reconocidos como los m�s nobles de los hombres. A�n est�n por venir �mil a�os� (sea lo que sea que signifique ese per�odo) de un reinado de justicia, en el cual toda la tierra ser� llena de la gloria de Dios, y se convertir� en el vest�bulo del cielo. Tenga consuelo acerca de esa gloriosa verdad. ( CH Spurgeon. )

Dios hace brotar la hierba

La hierba brota; el capullo se abre; la hoja se expande; las flores exhalan su fragancia como si estuvieran bajo el m�s cuidado cultivo. Todo esto debe ser obra de Dios, ya que ni siquiera se puede pretender que el hombre est� all� para producir estos efectos. Quiz�s uno estar�a m�s profundamente impresionado con la sensaci�n de la presencia de Dios en el desierto sin caminos, o en la pradera sin l�mites, donde no hay ning�n hombre, que en el parque m�s espl�ndido o en el jard�n cultivado con m�s gusto que el hombre pueda hacer. En un caso, solo se ve la mano de Dios; en el otro, admiramos constantemente la habilidad del hombre. ( A. Barnes .)

Versículo 5

Aunque mi casa no sea as� con Dios.

El dolor y el recurso de David

Los grandes y elevados de la humanidad tienen dolores proporcionados a su grandeza, ya que los puntos m�s altos de la tierra est�n m�s expuestos a la furia de las tormentas m�s feroces. Los reyes tienen sus dolores como reyes.

I. La tristeza dom�stica de David: "Mi casa no es as� con Dios". Muchas fueron las ocasiones en las que este distinguido hombre tuvo que decir: �Se agrandan los dolores de mi coraz�n: s�came de mis angustias. Todas tus olas y tus olas han pasado sobre m�. Me hundo en aguas profundas �( 2 Samuel 22:5 .) Probablemente como rey, como hombre p�blico, David se arroj� de forma m�s habitual y sencilla sobre el Se�or.

Como hombre dom�stico, estaba menos en guardia. No esperaba ninguna dificultad de le�n, oso o Goliat en su hogar; por lo tanto, no enfrent� las tentaciones y los problemas del hogar como los hab�a enfrentado: "Vengo a ti en el nombre del Se�or de los ej�rcitos". Y algunos de ustedes ahora pueden estar bebiendo una taza similar de amargos dom�sticos.

II. Veamos el recurso personal de David: "Sin embargo, ha hecho conmigo un pacto eterno".

1. Su duraci�n es eterna. Desde la eternidad, el consejo de paz estuvo entre ambos: el Padre y el Hijo; el Hijo, que como Mes�as iba a sentarse y gobernar en Su trono, y ser sacerdote en Su trono ( Zacar�as 6:13 ). Es ese pacto, que, para usar el lenguaje contundente de Pablo a Tito, �Dios, que no puede mentir, prometido en Cristo antes de que el mundo comenzara ".

2. Observe su plenitud: "Ordenado en todas las cosas: Esta es toda mi salvaci�n y todo mi deseo". Nada se deja al azar cautivo; nada al hombre inconstante y cambiante. No hay contingencias con Dios; nada lo toma por sorpresa.

3. F�jese tambi�n en su certeza: "Seguro". La incertidumbre de todas las cosas terrenales es un ingrediente triste en la copa de la amargura de la tierra. Tal era el recurso personal de David a los setenta a�os, en medio de la tristeza dom�stica. Y cuando miramos la suficiencia: de ella, bien podemos preguntarnos: �A qu� tiene a qu� recurrir el hombre del mundo, cuando todas sus esperanzas terrenales est�n arruinadas? �Qu� se puede comparar con el recurso del creyente? ( J. Este, M. A. )

La canci�n agonizante de David

�Cu�ntos pensamientos selectos hemos ganado en el dormitorio de los justos, amados? Recuerdo una dulce idea; que una vez gan� de un lecho de muerte. Un moribundo deseaba que le leyeran uno de los Salmos, y habiendo elegido el decimos�ptimo, se detuvo en el vers�culo sexto, "Inclina a m� tu o�do y oye mi discurso", y susurrando d�bilmente, dijo: "Ah, Se�or, No puedo hablar, mi voz me falla; inclina tu o�do, ponlo contra mi boca, para que me oigas.

Nadie, salvo un hombre d�bil y moribundo, cuya vida deca�a r�pidamente, podr�a haber concebido tal pensamiento. Es bueno escuchar las palabras de los santos cuando est�n cerca del cielo, cuando est�n a orillas del Jord�n. Pero aqu� hay un caso especial, porque estas son las �ltimas palabras de David.

I. El salmista dice que tuvo dolor en su casa. �Aunque mi casa no sea as� con Dios�. �Qu� hombre hay de toda nuestra raza, que, si tuviera que escribir su historia, no necesitar�a usar muchos "aunque"? Si lees la biograf�a de cualquier hombre, seg�n consta en la Palabra Sagrada, siempre encontrar�s un "pero" o un "aunque" antes de terminar. Naam�n era un hombre valiente y valiente, y un gran hombre con su amo, pero era leproso.

Siempre hay un "pero" en cada condici�n, un cayado en cada lote, alg�n tinte oscuro sobre el pilar de m�rmol, alguna nube en el cielo de verano, alguna discordia en la m�sica, alguna aleaci�n en el oro. As� que David, aunque era un hombre que hab�a sido levantado del redil, un poderoso guerrero, un conquistador de gigantes, un rey sobre una gran naci�n, ten�a sus "aunque" y el "aunque" que ten�a era uno en los suyos. casa.

1. Pero imagino que el significado principal de estas palabras de David se refiere a su familia - sus hijos. David tuvo muchas pruebas en sus hijos. A menudo ha sido la suerte de los hombres buenos tener grandes problemas con sus hijos e hijas.

2. �Qu� debo decirle a cualquiera de aquellos que son as� juzgados y afligidos en el patrimonio y en la familia? Primero, d�jame decirte, es necesario que tengas un �aunque� en tu lote, porque si no lo tuvieras, sabes lo que har�as; construir�as un nido muy suave en la tierra, y all� te acostar�as durmiendo; Dios pone una espina en tu nido para que puedas cantar. Los antiguos escritores dicen que el ruise�or nunca cant� tan dulcemente como cuando se sent� entre espinas, pues dicen que las espinas le pinchan el pecho y le recuerdan su canci�n.

As� puede ser contigo. Vosotros, como las alondras, dormir�ais en vuestro nido si no pasara alguna molestia y os espantase; luego estiras tus alas y villancicos la canci�n de mait�n, te levantas para saludar al sol. Las pruebas se env�an para apartarte del mundo; amargo se pone en vuestra bebida, para que aprendas a vivir del roc�o del cielo; el alimento de la tierra est� mezclado con hiel, para que s�lo busqu�is: pan verdadero en el man� que cae del cielo.

Tu alma sin problemas ser�a como el mar si no tuviera marea ni movimiento; se volver�a repugnante y desagradable. Pero, adem�s, recuerda esto, oh t� que has sido probado en tus hijos: que la oraci�n puede eliminar tus problemas. No hay un padre o una madre piadosos aqu�, que est� sufriendo en la familia, pero puede que esa prueba haya comenzado todav�a. La fe es tan omnipotente como Dios mismo, porque mueve el brazo que gu�a a las estrellas.

II. David ten�a confianza en el pacto. �Oh! �Cu�n dulce es mirar desde la opacidad de la tierra hasta el resplandor del cielo! �Cu�n glorioso es saltar de la barca siempre azotada por la tempestad de este mundo y pararse sobre la tierra firme del pacto! David tambi�n. Habiendo terminado con su "Aunque", luego pone un bendito "todav�a". �Oh! es un "todav�a", con joyas engastadas: "Ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todas las cosas y seguro".

1. David se regocij� en el pacto, porque es divino en su origen. "Sin embargo, ha hecho conmigo un pacto eterno".

2. Pero observe su aplicaci�n particular. "Sin embargo, ha hecho conmigo un pacto eterno". Aqu� reside su dulzura para m�, como individuo.

3. Adem�s, este pacto no solo es divino en su origen, sino que es eterno en su duraci�n.

4. Pero f�jese en la siguiente palabra. "Est� ordenado en todas las cosas". �El orden es la primera ley del cielo� y Dios no tiene un pacto desordenado. Es ordenado. Cuando lo plane�, antes de que comenzara el mundo, todo estaba bien ordenado.

5. Esa palabra cosas no est� en el original, y podemos leerla tanto personas como cosas. Est� ordenado en todas las personas - todas las personas cuyos nombres est�n en el pacto; est� ordenado para ellos, y vendr�n seg�n la promesa: �Todo lo que el Padre me da, vendr� a m�; y al que a m� viene, no le echo fuera �.

6. Para terminar nuestra descripci�n de este pacto, es seguro. No podemos llamar a nada "seguro" en la tierra; el �nico lugar donde podemos escribir esa palabra es en el pacto, que est� "ordenado en todas las cosas y seguro".

III. El salmista ten�a una satisfacci�n en su coraz�n. "Esto es", dijo, "toda mi salvaci�n y todo mi deseo".

1. Est� satisfecho con su salvaci�n.

2. Entonces, dice el salmista, tiene todo su deseo. No hay nada que pueda llenar el coraz�n del hombre excepto la Trinidad. Dios ha hecho del coraz�n del hombre un tri�ngulo. Los hombres han intentado durante siglos que el globo llene el tri�ngulo, pero no pueden hacerlo; s�lo la Trinidad puede llenar un tri�ngulo, como bien dice el viejo Quarles. No hay forma de obtener satisfacci�n sino ganando a Cristo, obteniendo el cielo, ganando la gloria, obteniendo el pacto, porque la palabra pacto comprende todas las dem�s cosas. �Todo mi deseo� - dice el salmista. ( CH Spurgeon .)

El pacto eterno, el apoyo del creyente bajo angustia

Ahora bien, hay tres partes de esta �ltima profec�a de David: La primera de ellas se refiere al tema de todas las profec�as y promesas, acerca de las cuales �l hab�a predicado y declarado, y ese es el mismo Cristo, en los vers�culos tercero y cuarto. El segundo de ellos se refiere a �l mismo, ya que era un tipo de Cristo ( 2 Samuel 23:5 ). La tercera parte se refiere a Satan�s y los enemigos de la Iglesia, en oposici�n al reino de Jesucristo.

I. Una gran sorpresa y decepci�n; �Aunque mi casa no sea as� con Dios�. He esperado que fuera de otra manera, dijo �l, que mi casa tuviera mucha gloria, especialmente que mi casa fuera recta con Dios; pero empiezo a ver que ser� de otra manera. Los mejores santos de Dios a menudo se encuentran con grandes sorpresas y decepciones en lo mejor de sus comodidades terrenales: sus casas no son as� con Dios. Las razones de por qu� puede ser as�, son:

1. Porque no hay promesa del pacto en contrario. No hay ninguna promesa de que Dios nos asegure absolutamente nuestras comodidades exteriores, ya sean de la naturaleza que quieran, sean ellas en nuestras relaciones, en nuestros goces, en nuestras personas, de la clase que quieran, por qu�, sin embargo, podemos tener una sorpresa. ellos en referencia a todos ellos; porque no hay promesa de Dios para asegurar lo contrario, por lo tanto puede ser as�.

2. A veces es necesario que as� sea, aunque tendemos a pensar lo contrario; y que por estas tres razones:

(1) Mantener continuamente en nuestro coraz�n el debido temor por los juicios de Dios; de los actos de la providencia de Dios en forma de juicio; de lo que, de otro modo, podr�amos pensar que estamos libres.

(2) Es necesario mantenernos alejados de la seguridad en nosotros mismos.

(3) A veces son realmente necesarios para despertar al alma de un sue�o tan profundo de satisfacci�n presente, o amor por este mundo, que nada m�s har�.

Lo que debemos aprender de aqu�, a modo de uso, es:

1. No poner un valor demasiado grande en cualquier contentamiento que tengamos en este mundo, no sea que Dios nos haga escribir un "aunque" sobre �l.

2. Estemos a la expectativa de tales cambios de la Providencia, para que no nos sean grandes sorpresas.

II. Que la gran reserva y alivio para los creyentes, bajo sus sorpresas y angustias, radica en apegarse al pacto de Dios, o a Dios en Su pacto. �Aunque mi casa no sea as� con Dios�. �Por qu� lo hacen?

1. Lo hacen por el autor del pacto.

2. La segunda raz�n se toma de las propiedades del pacto; qu� tipo de uno es: y son tres. Es un pacto eterno. Su un pacto que est� ordenado en todas las cosas. Y es un pacto seguro.

(1) Es el gran alivio de nuestras almas, porque es "un pacto eterno". �C�mo es esto eterno? Es eterno con respecto al comienzo de ella; es eterno con respecto a su fin; y es eterno con respecto a la materia.

(2) La segunda propiedad de este pacto es: "Que est� ordenado en todas las cosas". �Qu� es el orden? El orden es la disposici�n de las cosas de tal manera, tal relaci�n unas con otras, y tal dependencia unas de otras, ya que todas ellas pueden ser adecuadas para alcanzar su propio fin. Este es el orden. Ahora, dice �l, este pacto est� ordenado. Estos son los jefes del orden glorioso de este pacto, que le da vida, belleza y gloria.

Su proyecci�n estaba en la sabidur�a y el amor del Padre. Ten�a una confirmaci�n solemne en la sangre del Hijo: por eso la sangre de Cristo se llama "la sangre del pacto". Pero una vez hecho todo esto, �c�mo se ejecutar� este pacto? Esa es la obra del Esp�ritu Santo.

Ha emprendido dos cosas.

(1) Para asegurar nuestras almas de todas las cosas de parte de Dios. Y

(2) comprometernos de nuestra parte a darnos corazones, para que le amemos y le tememos.

Hay una adici�n de orden, en referencia a la materia, aqu� expresada.

(1) Est� ordenado en todas las cosas "por gracia de parte de Dios".

(2) Est� ordenado en referencia al pecado. Hab�a mucha gloria y belleza en el primer pacto; pero no se tom� ninguna orden sobre el pecado; que, si entraba alg�n pecado, el primer pacto se hab�a ido y se hab�a roto, y ya no ten�a ninguna utilidad.

(3) La �ltima propiedad de este pacto es que es seguro. Est� "ordenado en todas las cosas, y seguro". Si no hubiera sido seguro, no habr�a sido un alivio para nosotros.

Los resortes de la seguridad de este pacto son dos:

1. El juramento de Dios;

2. La intercesi�n de Cristo. ( J. Owen, D. D. )

Religi�n del hogar

�ltimas palabras de David moribundo. Como los moribundos a veces son visitados con una ola de fuerza f�sica a la que eran extra�os en la vida, tan a menudo en la muerte el creyente es bendecido con una visi�n mental y espiritual, se eleva a un estado de j�bilo en el que siente, ve y comprende. cosas en conjunto m�s all� de su conocimiento habitual. �Al caer la tarde� suele ser una �luz� maravillosa para el hijo de Dios.

Para el Rey David tom� la forma de una visi�n del Rey ideal que un d�a deber�a surgir (ver marg. RV) Ning�n contempor�neo lo sugiri�, ninguna historia aviv� un recuerdo; fue una inspiraci�n de Dios. ( 2 Samuel 23:2 ) Nada m�s fue suficiente para explicar c�mo un guerrero de aquellos d�as brutales lleg� a concebir un reino que deber�a ser como la luz de la ma�ana despu�s de las tinieblas.

Ni siquiera ha aparecido todav�a un reino de la tierra que pudiera describirse as�. �D�nde est� hoy el reino cuyas clases trabajadoras, por ejemplo, dir�an que fue como "una ma�ana sin nubes"? David, como Abraham, vio de lejos el d�a de Cristo. Luego, pasando de la visi�n del futuro ideal al presente real, se hace la amarga confesi�n del texto.

I. Tenemos aqu� la confesi�n del idealista decepcionado. Comparado con otros, David, f�cilmente el primero de los reyes, dio paz a los enemigos de alrededor, estableci� la religi�n, y por sus himnos y car�cter personal la hizo popular, y asegur� el orden interno y la justicia. El secreto de su �xito fue el secreto de su reconocimiento del fracaso, es decir, que ten�a un est�ndar muy elevado que sent�a que no hab�a logrado alcanzar. La explicaci�n de la depresi�n de muchos creyentes y del des�nimo de muchos obreros fervientes.

II. Tenemos aqu� la confesi�n del padre piadoso decepcionado. Sabemos lo que sucedi� en el asunto de Absal�n y lo que sucedi� posteriormente entre Adon�as y Salom�n. Acontecimientos venideros que proyectan sus sombras antes sobre el coraz�n del padre moribundo. Vio que no hab�a ninguna posibilidad de que el ideal que no hab�a logrado lo alcanzara nadie de su casa. Y esto, aunque la esperanza de un padre perdurar� m�s que la de cualquiera que respete a sus hijos.

Tenemos entonces, aqu� la almohada de un padre moribundo rellena de espinas porque su familia no est� bien "con Dios". En la hora de la muerte son nuestros propios parientes y parientes los que queremos a nuestro alrededor - la fortuna, la fama, etc., son de poca importancia - y si los creyentes nosotros mismos, la ansiedad que todo lo consume es �c�mo se encuentran "con Dios"? �Qu� explicaciones o advertencias podemos obtener del ejemplo de David?

(1) Las madres de sus hijos eran, en su mayor parte, madres sin Dios. Sus matrimonios fueron matrimonios de conveniencia (princesas vecinas) o el resultado de una pasi�n encendida.

(2) David aparentemente dio todo su tiempo y fuerzas a su reino y descuid� a su familia.

(3) La propia vida de David debe haber sido un gran obst�culo para su influencia. ( R. Bevan Shepherd, M. A. )

La angustia, el consuelo y la experiencia de David

I. Una profunda angustia. "Mi casa", dice David, "no es as� con Dios". Tuvo muchas pruebas; pero con respecto a la aflicci�n que tenemos ante nosotros, podemos observar dos cosas; que era dom�stico; y que era principalmente, aunque no del todo, de naturaleza moral.

II. Todo un consuelo suficiente. �Aunque mi casa no es as� con Dios�.

1. Y primero nos dice que este �pacto� es eterno. Sus consejos y sus artima�as eran de la eternidad.

2. En segundo lugar, nos dice que este �pacto eterno� est� ordenado en todas las cosas. Nada en �l se deja a ninguna contingencia, nada se deja a la intromisi�n de los hombres.

3. En tercer lugar, nos dice que este �pacto ordenado en todas las cosas� es seguro. El pacto de obras hecho con Ad�n pronto fue destruido; el pacto nacional de los jud�os pronto fue destruido; y el pueblo, esparcido por la faz de la tierra, sigue siendo hasta el d�a de hoy proverbio y refr�n. Pero este pacto es inmutable; es tan seguro, como la verdad de Dios, como la fidelidad de Dios puede hacerlo.

4. En cuarto lugar, la importancia que le concede. �Es toda mi salvaci�n�, dice. Todo lo que mi salvaci�n requiere que se haga est� aqu�, y todo lo que mi salvaci�n requiere que se d� est� aqu�. �Y cuanto se requiere? �Es necesario el perd�n de nuestros pecados? Ah� est�. �Es necesaria la santidad? Ah� est�. �Es necesaria la fuerza? �l pondr� fuerza en nosotros. �Es necesaria la gracia? Este pacto lo da. �Es necesaria la gloria? Lo proporciona.

�Es Dios mismo necesario, con todas sus relaciones y atributos? Esta es la gran provisi�n en el pacto: "Yo ser� su Dios, y ellos ser�n Mi pueblo". Todos tienen un Dios, cada uno un Dios para s� mismo; un Dios para guiarlos, un Dios para protegerlos, un Dios para suplir todas sus necesidades de Sus riquezas en gloria por Cristo Jes�s.

5. Nos habla tambi�n del amor que le dio. Es "todo mi deseo". �Qu� puedo desear adem�s?

III. Una experiencia instructiva.

1. Esta experiencia de David te llama, en primer lugar, y te dice, ve qu� variaciones hay en los puntos de vista y los sentimientos incluso de los piadosos. Si ahora es un poco, con ellos, el d�a no es ni claro ni oscuro, como dice Zacar�as, es una mezcla de ambos. Todo con respecto a ellos ahora es una escena accidentada. La imagen de la Iglesia ahora puede ser una zarza ardiendo en fuego y no consumida; y el lema de la Iglesia deber�a ser: �Perplejos, pero no desesperados; derribados, pero no destruidos ".

2. Esta experiencia le amonesta, en el siguiente lugar, y le dice, no busque demasiado aqu�. Hay algunas personas que idolatran la vida; pero despu�s de todo, �qu� se encuentra? �En qu� condici�n, y en qu� per�odo de la misma, contradice efectivamente el lenguaje de Young, quien dice que, para una felicidad s�lida:

"�Demasiado bajo que construyen quienes construyen bajo las estrellas?"

Est�n "caminando en vano espect�culo", se est�n "inquietando en vano"; buscan entre los muertos al que vive.

3. Esta experiencia le advierte c�mo mejorar sus aflicciones; y c�mo hacerlos, no solo inofensivos, sino incluso beneficiosos. Y esta ser� la tranquilidad, cuando, como David, nos volvamos hacia �l y le preguntemos: "�D�nde est� Dios mi Hacedor, que canta canciones en la noche?" �Aunque ninguna aflicci�n por el presente es gozosa, sino dolorosa, no obstante, despu�s da el fruto apacible de justicia a los que por ella se ejercitan.

�El labrador no est� enojado con la tierra; pero lo atraviesa con la reja para prepararlo para la recepci�n de la semilla. El labrador no est� enojado con la vid; pero lo corta y lo poda para que d� m�s fruto. Tan constantemente como el buey est� en el campo de trabajo, debe llevar puesto el yugo; y Jerem�as compara la aflicci�n con un yugo, y dice: "Bueno es al hombre llevar el yugo". Dejemos que el Se�or nos lo imponga, y ser� f�cil, y lo llevar� bien.

4. Esta experiencia de David te amonesta a no acariciar el descontento, ni a pensar principalmente en el lado oscuro de tu condici�n, sino a apreciar la alegr�a, a mirar el lado bueno.

5. Lo que debe derivar principalmente de esta experiencia es ver qu� recursos tiene la piedad genuina. Por lo que ha escuchado, aprende que no exime; sus devotos de las aflicciones; pero luego, ves, los sostiene bajo esas aflicciones; los convierte, al menos, en una bendici�n. ( W. Jay. )

El pacto de gracia, un apoyo bajo el dolor

De pie en las fronteras del mundo eterno, David mira hacia atr�s a su humilde original y bendice esa bondad que Dios le hab�a mostrado, elev�ndolo a la eminencia tanto en la Iglesia como en el estado.

I. Incluso los hijos de Dios, aquellos que est�n dentro de los lazos de Su pacto, pueden tener que lidiar con aflicciones dom�sticas, pueden tener que lamentar sus errores y sus ca�das, y deben ser extendidos en el lecho de la muerte.

II. La naturaleza de este pacto. Se hizo principalmente con el glorioso Redentor, como cabeza y fianza de los creyentes; pero tambi�n se hace con todos aquellos que, por fe, aceptan a ese Salvador que lo ha ratificado con Su sangre, y que hacen de este pacto as� sellado, �toda su salvaci�n y todo su deseo�.

1. Es eterno; es, en el lenguaje del ap�stol, "El prop�sito eterno que el Padre propuso en Cristo Jes�s Se�or nuestro". Todas las manifestaciones de �l en el tiempo, y todas las bendiciones que fluyen constantemente de �l, son solo el cumplimiento de los dise�os de gracia que se formaron infinitas edades antes de que una criatura viviera.

2. Est� "ordenado en todas las cosas"; planeado y arreglado por Aquel cuyo conocimiento es infinito y cuya sabidur�a es infalible; por �l, hecho tan comprensivo que �todas las cosas�, todas las exigencias posibles, todos los eventos concebibles que pueden ocurrirle al cristiano, est�n previstas; Cada dificultad, cada prueba, cada desgarro y cada lucha estaban previstos; junto con los efectos que producir�n.

3. Este pacto es seguro. Si hay algo de verdad en la promesa y en el juramento de Jehov�; si hay alguna fuerza en ese poderoso Redentor, que es su fiador, o alguna virtud en esa sangre que lo sell�, entonces aquellos que tienen un inter�s personal en �l, pueden triunfar en la estabilidad de sus esperanzas. ( H : Kollock, DD )

Un pacto seguro

I. La descripci�n que da de este gran pacto.

1. El tiempo que va a durar. Es un �pacto eterno�, estrictamente eterno, que nunca, nunca caducar�.

2. La integridad de sus arreglos. Est� "ordenado en todas las cosas, y seguro". Los pactos de los hombres a menudo son muy incompletos. Algo, quiz�s, se ha olvidado o perdido de vista en el dibujo de los mismos, que los hace casi de nada para las fiestas con las que est�n hechos. Alg�n caso, alguna circunstancia, no est� previsto, lo cual, tan pronto como ocurre, anula el efecto del pacto.

No es as� con respecto al pacto de gracia hecho con los pecadores a trav�s de un Salvador. No, todo eso est� completo en sus disposiciones. Completa en referencia a los requisitos de Dios. Porque satisface su justicia; cumple Su verdad; muestra Su santidad; magnifica Su amor; expone Su sabidur�a; alaba Su misericordia; manifiesta a la vez todas sus gloriosas perfecciones y pone un c�ntico de alabanza en labios de hombres y �ngeles. Y est� completo, de nuevo: en referencia al hombre; nada, nada falta en la salvaci�n de Cristo Jes�s para hacer de ella todo lo que los pobres pecadores quieren.

II. El inter�s que David declara tener en este pacto eterno. "Dios lo ha hecho", dice �l, "conmigo". Ten�a la seguridad, entonces, de que estaba personalmente interesado en este pacto. Pod�a poner su mano sobre �l y llamarlo suyo, un pacto hecho particularmente con �l mismo. Y, hermanos, hay poco consuelo de otra manera. Es una mala cosa contemplar la salvaci�n y decir: �Este y aquel hombre tienen parte en ella. El consuelo es cuando podemos traerlo m�s cerca de casa; cuando podemos pensar, con buenos motivos, "yo tengo una participaci�n".

III. Empastes de David.

1. "Toda mi salvaci�n". En otras palabras, eso es para decirnos que �l podr�a descansar c�modamente sobre �l, descansar sobre �l por completo.

2. �Este�, dice �l, este pacto eterno de gracia, �es todo mi deseo�. ( A. Roberts, M. A. )

Consolaciones del pacto de gracia

�A�n� esta palabrita �a�n� envuelve en ella un gran y soberano cordial. �A pesar de Amn�n, Absal�n , y Adon�as se ha ido, y se han ido con muchos agravaciones escozor tambi�n; sin embargo, hizo conmigo un pacto; sin embargo, me queda este ancla de s�bana para asegurarme: el pacto de Dios conmigo, en relaci�n con Cristo, esto apuntala y apuntala mi coraz�n. Como todos los r�os desembocan en el mar, y all� est� la congregaci�n de todas las aguas; de modo que todas las promesas y consuelos del Evangelio se re�nen en el pacto de gracia, y all� est� la congregaci�n de todas las dulces corrientes de refrigerio, que se dispersan por todas las Escrituras.

El pacto es el almac�n de promesas, la tienda de cordiales y raros elixires, para revivirnos en todos nuestros desmayos; aunque, ay, la mayor�a de los hombres no saben m�s cu�les son sus virtudes o d�nde encontrarlas, que un r�stico analfabeto puesto en una botica. ( Flavel .)

El pacto divino compensa la decepci�n terrenal

Es prudente, cuando nos sentimos decepcionados por una cosa, oponernos a la esperanza de otra, como el agricultor que dijo: "Si los guisantes no pagan, esperemos que los frijoles lo hagan". Sin embargo, ser�a in�til remendar una expectativa podrida con otra de car�cter similar, ya que eso solo empeorar�a la renta. Es mejor pasar de las ficciones de los sanguinarios mundanos a los hechos del creyente en la Palabra del Se�or.

Entonces, si no encontramos ning�n beneficio en nuestro comercio con la tierra, recurriremos al tesoro de nuestro coraz�n en el cielo. Podemos perder nuestro oro, pero nunca podemos perder a nuestro Dios. La expectativa de los justos es del Se�or, y nada de lo que proviene de �l fallar� jam�s.

Versículo 10

Su mano se peg� a la espada.

Una empu�adura de espada heroica

En la lista de honor del ej�rcito del rey David, hab�a uno, llamado Eleazor, que fue contado digno de estar con los primeros tres valientes de David, porque �se levant� e hiri� a los filisteos hasta que su mano se cans�, y su mano Se peg� a la espada, y el Se�or obr� una gran victoria ese d�a, y el pueblo volvi� tras �l s�lo para despojar �. En este relato vemos que su heroico empu�adura de espada fue considerado como una prueba de su valor, y se convirti� en la marca de su honor y de su recompensa.

I. Observamos que el agarre de Eleazar muestra su aprecio por la espada como arma tanto para la defensa como para la agresi�n.

1. No podemos hacer mucho con un arma en la que tenemos poca o ninguna confianza.

2. La espada del Esp�ritu es la �nica arma con la que podemos obtener una gran victoria.

3. La eficacia de la Palabra de Dios no consiste en la mera letra, sino en las doctrinas y deberes que ense�a, y en las virtudes que encomia como la veracidad, la justicia, la pureza, la benevolencia, la santidad. Nuestra comprensi�n de estos muestra nuestro aprecio por ellos.

II. Eleazar agarr� su espada con firmeza y no afloj� su agarre.

1. El enemigo, conociendo el poder de la espada, buscar� arrebat�rsela de las manos. Si el agarre es d�bil, un astuto golpe a los "Errores de Mois�s" o un golpe audaz y materialista a los "Milagros de Jes�s", puede romper el agarre, y entonces estamos indefensos.

2. La mundanalidad, la avaricia, el apetito, la lujuria o la malicia pueden aflojar tanto nuestro dominio de los principios de la Palabra que nos veamos obligados a rendirnos.

3. Se requiere un verdadero hero�smo para aferrarse a los principios cuando �los hombres de Israel se han ido� y �los filisteos se preparan contra nosotros�.

4. Un verdadero soldado morir� antes que perder su espada.

III. El dominio de Eleazar se hizo m�s firme por el conflicto.

1. El conflicto heroico requiere y produce una empu�adura heroica de la espada.

2. Un verdadero h�roe no se detiene a contar al enemigo ni a considerar un compromiso, ni a esconderse por miedo al rid�culo u otras armas malignas; pero poniendo toda su fuerza en su espada, se lanza a la victoria.

3. El conflicto cristiano no es controversia, sino una vida cristiana heroica que requiere y produce una firme comprensi�n de las palabras y los principios del Evangelio.

4. Jes�s Con esta espada se enfrent� y rechaz� a Satan�s. ( Mateo 4:10 .)

5. Cuando estamos solos, como Jes�s y Eleazar, podemos obtener nuestras mayores victorias.

IV. La firmeza de agarre de Eleazar y la ferocidad del conflicto hicieron que la espada se le pegara a la mano.

1. Todo aquello a lo que nos aferramos, moldea el agarre y, en proporci�n a la fuerza del agarre, se aferra a la mano.

2. Cuanto m�s firmemente comprendamos y m�s eficientemente usemos las palabras y los principios de la Palabra, m�s profundamente se grabar�n en nuestra naturaleza y se adherir�n a nosotros.

3. Cuando la espada se pega a la mano y la mano se cansa, todav�a podemos seguir luchando.

4. La espada del Esp�ritu se ha adherido tan firmemente a la mano de muchos h�roes en el ej�rcito de Dios que ni siquiera la muerte pudo romper el agarre.

La heroica empu�adura de espada de V. Eleazar se convirti� en la marca de su hero�smo y de su recompensa.

1. Las verdaderas marcas de honor se obtienen a trav�s del conflicto y el sufrimiento.

2. El corte de la espada en la mano es la marca de los h�roes m�s grandes de Dios: los profetas, ap�stoles, m�rtires, reformadores, misioneros y otros.

3. Aferrarse a lo verdadero y lo justo hasta que lo verdadero y lo justo se adhieran a nosotros, es tan heroico en las peculiares tentaciones de nuestros d�as como lo fue el conflicto de Eleazar.

4. Las marcas de nuestra empu�adura de espada ser�n nuestra insignia de honor en la eternidad. Entonces, tengamos la seguridad de que si apreciamos correctamente la espada del Esp�ritu, la agarramos firmemente y la usamos eficientemente hasta que se aferre a la mano, tambi�n obtendremos una gran victoria en los conflictos de la vida y en el reino. del cielo una recompensa gloriosa. ( J. Saxtell .)

Las cicatrices del guerrero

Quiero que sostengas la verdad con un agarre inquebrantable, y quiero que golpees tan fuerte para Dios que reaccionar�, y mientras tomas la espada, la espada te tomar�. Los soldados que se unen son muy aptos para contar sus experiencias y mostrar sus cicatrices. Aqu� hay un soldado que se sube la manga y dice: �All� me hirieron. No he usado esa extremidad desde la fractura por arma de fuego ". Oh, cuando la batalla de la vida haya terminado, y la resurrecci�n haya llegado, y nuestros cuerpos se levanten de entre los muertos, �tendremos en nosotros alguna cicatriz de valent�a por Dios? Cristo estar� all� todo cubierto de cicatrices.

Y todo el cielo gritar� en voz alta al mirar esas cicatrices. Ignacio estar� all� y se�alar� el lugar donde el diente y la garra del le�n lo apresaron en el Coliseo; y John Huss estar� all�, y mostrar� d�nde el carb�n quem� el pie por primera vez el d�a en que su esp�ritu tom� alas de fuego de Constanza. McMillan, Campbell y Freeman, misioneros estadounidenses en la India, estar�n all�, los hombres que con sus esposas e hijos cayeron en la terrible masacre de Cawnpore, y mostrar�n d�nde los hirieron las dagas de los cipayos.

Los valdenses estar�n all� y mostrar�n d�nde se les rompieron los huesos el d�a en que los soldados piamonteses los arrojaron sobre las rocas. Y estar�n los que cuidaron de los enfermos y de los pobres, y tendr�n evidencias de agotamiento terrenal. Y Cristo, con Su mano llena de cicatrices ondeando sobre la multitud llena de cicatrices, dir�: �Tu sufriste conmigo en la tierra; ahora s� glorificado conmigo �. ( T. De Witt Talmage .)

La espada del valiente

Del viejo h�roe, el juglar cant�: "Con su espada de Yemen como ayuda, el adorno no ten�a nada m�s que las muescas de la hoja". �Qu� m�s noble declaraci�n de honor puede buscar un buen hombre que su cicatriz de servicio, sus p�rdidas por la cruz, sus reproches por amor a Cristo, su agotamiento en el servicio del Maestro? ( CH Spurgeon .)

La espada para usar

La espada reluciente con su filo afilado y su empu�adura enjoyada es un objeto de belleza como obra de arte, pero es inofensiva. Pero en el agarre musculoso de la mano de un soldado y balanceada con un prop�sito y un objetivo, es un arma terrible. Lo mismo ocurre con la verdad ejercida con habilidad y poder por el predicador consagrado.

Golpeando fuerte

Se cuenta de Abraham Lincoln que una vez, cuando era muy joven, vio a hombres y mujeres puestos en la cuadra, exhibidos para la venta y comprados como ganado. Vio las familiaridades humillantes y degradantes que los compradores tomaban con los bienes humanos de archivo, vio las miradas de agon�a muda y lastimera que se deslizaban por los pobres rostros negros mientras las esposas eran vendidas de sus maridos y los ni�os arrancados de los brazos de su madre; y forz� su camino fuera del ring y con ojos llameantes, y voz ronca con pasi�n reprimida, le dijo a un compa�ero, agarr�ndolo del brazo, �Si alguna vez tengo la oportunidad de golpear a esta cosa, golpear� fuerte, por el Eterno Dios ". "Ha llegado mi oportunidad", exclam� m�s tarde en la vida, "y quiero golpear fuerte".

Versículo 11

Samma, hijo de Agee el ararita.

Shammah

Quiero que veas la acci�n de este hombre, Sama, que estaba en medio del terreno de las lentejas y lo defendi�, y mat� a los filisteos. La �nica idea que surge de esta narrativa es la que a menudo se encuentra en las Escrituras, que en el barro de la derrota y el desastre todo lo que Dios quiere es un hombre de todo coraz�n. Si el Se�or solo puede tener un comienzo, si �l puede, en medio de toda la vergonzosa estampida y la huida, lograr que un solo hombre deje de correr, otro que deje de volar, un alma que deje de creer, el p�nico y el miedo, y comience a confiar. en �l, all� y entonces se cambiar� el rumbo de la batalla.

Shammah hizo, es decir, lo inesperado. Huir hab�a sido la orden del d�a de Israel, y perseguir, hab�a sido la orden del d�a de Filistea. �Un juego muy bonito, de verdad! Gritamos y corres. Aparecemos y t� desapareces. Ustedes siembran en la primavera, fueron muy amables de su parte, israelitas, y nosotros intervenimos en el oto�o y tomamos la cosecha. Es un sistema maravillosamente arreglado para Filistea, sea lo que sea para Israel.

Y as� es; �No parece que no hacemos nada de nuestro cristianismo (es decir, Cristo), en contra de los poderes de Filistea? M�ralos en Londres hoy. �Que estamos haciendo? �D�nde estamos ganando? Hablando en t�rminos generales, es invisible. �D�nde estamos derrotados? En todos lados. El mundo se r�e de nosotros, esc�ndalo tras esc�ndalo, cuento tras cuento, ruina tras ruina, ruina tras ruina. Bebida, lujuria, inmundicia, deshonra comercial, todo lo que pertenece al Diablo, fuerte y vigoroso, exitoso y arrollador; y todo lo que pertenece a Jesucristo, como aquellos israelitas desanimados, d�biles y dispersos como un reba�o de ovejas.

Ya es bastante malo. Pero al igual que entonces, creo que todav�a, si aqu� y all� alg�n hombre entendiera que en todo esto se toca una trompeta para la reuni�n, los tiempos para el individuo y para la comunidad podr�an cambiar poderosamente. Est� Shammah, y lo que parece atravesar el pecho de - iba a decir al pobre, al noble - era esto: ��Esto es una l�stima! Estoy harto y cansado de esto.

�Sembraremos para siempre en primavera, y estos filisteos recoger�n nuestra cosecha en oto�o? �Estaremos para siempre a su merced? �Seremos pisoteados para siempre y esparcidos como ovejas? La muerte es preferible a esto de correr y correr y correr; y en el gran nombre de Dios estoy hoy - �Muerte o Victoria! Si algunos de nosotros hici�ramos eso, ser�amos grandes cristianos antes de la noche. Justo donde siempre has cedido, mi hermano o hermana apenas acosado, prueba c�mo funcionar� estar hoy.

Resista este inicio que siempre antes ha hecho un barrido limpio de usted, y �qu� pasar�? Ser� lo que siempre sucede: �Resiste al diablo y huir� de ti�, es m�s cobarde que t�. "A los que resistan firmes en la fe". Entonces, fue una gran pelea por muy poco. �Defendi� una parcela de lentejas�. No hay mucho por lo que luchar, �una parcela de lentejas! Pero, despu�s de todo, comida ordinaria para caballos, como creo que era, eran las lentejas de Israel, y Filistea no ten�a derecho sobre ellas.

Era de Dios, no de ellos; y por poco que pareciera ser para luchar, Shammah se interpuso en medio del complot, como quien dir�a: �Es m�o, es de mis compatriotas, es de mi Dios, y no lo tendr�s si un hombre puede prevenirlo ". Ojal� viniera uno aqu�, joven o viejo, que, como Shammah, se parara en medio de los restos del naufragio que queda y tuviera una pelea por �l.

Aunque lo que queda puede no tener m�s proporci�n con lo que sol�a ser o lo que podr�a haber sido que un parche de lentejas tiene en una granja de amplia acreditaci�n, sin embargo, en el nombre de Dios, p�rese en medio del naufragio y vea lo que suceder�. Eso es todo lo que Dios pide: �P�rate, p�rate en medio y luego mira! Si la Iglesia de Cristo solo se posesionara del esp�ritu de Shammah, y en todo el naufragio aullante que est� en casa y en el exterior, si ella se levantara y luchara, habr�a una victoria tan central que le dir�a a la circunferencia m�s lejana.

Creo que lo veo. Es un espect�culo para los cristianos desanimados, un espect�culo para todos los pobres descarriados. Est�s derrotado, vencido, abrumado. Viejos pecados, como los filisteos, han vuelto sobre ti; redimido aunque te llames a ti mismo, los viejos pecados han vuelto durante el �ltimo mes o a�o y m�s, y te han estado conduciendo ante ellos con l�stima, algo desde�osa, pecados secretos, pecados abiertos, o ambos combinados.

Te has desanimado, el torrente rugiente en su fuerza te ha arrastrado, especialmente la cosa m�s d�bil que jam�s se atrevi� a llamarse a s� misma hombre cristiano, hombre creyente, hombre redimido. Ahora, �qu� vas a hacer? En nombre de Dios, prob�moslo todos, hagamos lo que hizo Shammah: ponernos en medio de lo que queda. �Qu� har�s t�? Hermano m�o, ya es tarde, y aunque se acerca la noche, aunque ya no eres el hombre que sol�as ser, y cien voces en tu o�do te dicen: �Es demasiado tarde para recuperar el pasado. , �Esas cien voces son cien mentiras y mentirosos.

No es demasiado tarde: p�rese en medio del naufragio a la izquierda, en el gran nombre de Dios. �De pie, de pie! a�n podr�as morir m�s que vencedor. Sobre ti, puede que a�n se escuche en el Cielo el grito de victoria: �Ponte de pie! Sama estaba en medio de ella, y aunque no val�a ni dos medias coronas del dinero de ning�n hombre, la defendi� y mat� a los filisteos, �y Dios descendi� del cielo para ganar una parcela de lentejas! Porque el Se�or ama la victoria, y el Se�or odia la derrota, y lo �nico que quiere es alcanzar a su adversario a trav�s de un alma fiel, recta y creyente. ( John McNeill .)

Versículos 13-17

Y bajaron tres de los treinta jefes.

El borrador caro

No creo que esto fuera lo que podr�amos llamar un mero anhelo sentimental. David era fuerte en sentimientos verdaderos y reales; pero no creo que cuando lo vemos aqu� representado anhelando y suspirando, como algunos han supuesto, simplemente estaba sufriendo de n�useas pasajeras. Algunos adoptan ese punto de vista e imaginan que �l cedi� moment�neamente a uno de esos caprichos o morbosidades que atraviesan los esp�ritus de hombres por lo dem�s valientes y serios, y los vuelven tan d�bilmente sentimentales como sus vecinos.

Cuando leo que �David anhelaba�, y escucho su anhelo expresado, me gusta pensar en �l como mostrando aqu� algo de lo m�s profundo y mejor de �l. El Esp�ritu de Dios nos har�a saber que �l nos entiende cuando somos como David. Hay una profundidad en nosotros; un profundo por debajo, quiz�s, de lo que nosotros mismos, en nuestros lugares comunes, desconoc�amos. El fondo o el suelo de nuestra alma, que ha sido golpeado con dureza, a veces cede. Muchas veces y a menudo, cuando no estamos pensando, o alguna vez nos damos cuenta, estos corazones comunes, ordinarios y mundanos est�n hendidos como por un gran abismo y profundidad, a trav�s del cual llega, como el soplo del viento de la monta�a suspirando. a trav�s de un desfiladero, un gran, inagotable "�Oh!" �Como David, anhelamos! �Oh, por la juventud; oh por la renovaci�n; oh por frescura; oh, deshacerme de lo que me est� volviendo manso, plano y aburrido; de la tierra, terrenal; y del mundo, mundano!

No hay agua como la que beb�amos en casa, cuando �ramos j�venes. �Eso es sentimental? �No se deriva ese sentimiento de algo profundo y verdadero dentro del alma? Es m�s que agua corriente. �Qu� recuerdo me recuerda de todos los a�os que han pasado! Y esta "agua del pozo" es el tipo, el s�mbolo y la imagen de ella: el torrente del manantial, con el brillo y la burbuja del agua. No estamos tan completamente muertos, y oscuros, y abandonados. como parecemos hoy.

Dios puede abrir r�os en lugares secos. �l puede traspasar, derribar a trav�s de toda la mortificaci�n y toda la corrupci�n; a trav�s de toda la arena y el aserr�n; todo lo terrenal y carnal - payaso para los vivos. Entonces llega ese suspiro agobiado: ��Oh, por el agua viva! �Oh, por las corrientes de enfriamiento! " Si se usa correctamente, lleva al alma anhelante a algo m�s que a la pureza original. Y este es tambi�n un tipo del grito del descarriado que una vez conoci� los gozos de la salvaci�n; quien una vez vivi� en Bel�n, la Casa del Pan; y bebi� del pozo que brota de debajo de sus paredes.

Ah, s�, lo repetimos de nuevo, hay mucho en una bebida, en lo que sugiere. Oh, que pueda recibir esa sugerencia y la satisfacci�n de ella hoy. "�Oh! que pudiera volver a Dios, el Dios viviente! " No repases f�cilmente esa palabra: David anhelaba. Oh, que Dios nos diera hoy corazones anhelantes para encontrarlo. Porque nunca descubrir�s a Dios por medio de un intelecto mayor; nunca mediante una lectura m�s amplia y un estudio m�s profundo.

Este es el camino a Dios; este es el "nuevo �rgano" por el cual recibimos la verdad que es el �nico que puede satisfacer. "Como el ciervo brama tras las corrientes de las aguas, as� clama mi alma por ti, oh Dios." Que nos sea dado hoy para gustar y ver que Dios es bueno. El deseo de David se vio satisfecho. Los tres valientes dijeron: "�l lo tendr�". �Dir� que uno ten�a sabidur�a, y el otro amor, y el otro poder? y estos tres juntos esparcieron los poderes de Filistea? �Oh! �No ves c�mo el Evangelio estalla sobre nosotros? Anhelas algo cuya posesi�n ser�a la renovaci�n de tu juventud; cuya falta es la descomposici�n; y tu anhelo es escuchado, y tu oraci�n contestada antes de que te des cuenta.

Los Tres Poderosos, los Tres Benditos y Gloriosos, la Sabidur�a, el Amor, el Poder�o, han quebrado el ej�rcito de los filisteos, y los mentirosos nos han tra�do, hasta nuestros labios resecos, antes de que termine nuestro suspiro, ese manantial burbujeante por falta de que morimos. Sab�a que el Evangelio estaba ah�. Lo supe cuando le� la historia. Lo sent� m�s profundamente cuanto m�s lo estudiaba. No me acusen de arrastrar las cosas, de poner el Evangelio donde no est�.

La gran clave para abrir el Antiguo Testamento es Cristo: col�quelo donde quiera que quepa, y ciertamente encajar� aqu�. A�n m�s, la historia profundiza en inter�s. "Sin embargo, no quiso beber de �l, sino que lo derram� en el Se�or". Aqu� tenemos la misma corona y flor de la ense�anza del Evangelio. �Qu� debe producir este gran amor de Dios en nuestro coraz�n? �Qu� produjo este gran amor de estos tres valientes en el coraz�n de David? Volvi� a engendrar en �l un esp�ritu semejante.

Se arrojaron por �l; se arroj� a s� mismo, ya ellos con �l, de regreso a Dios, la Fuente y Manantial de todos. As� es con nosotros: Cristo nos ha tra�do perd�n, paz y vida eterna. Pero deje que el sacrificio de Cristo produzca un esp�ritu de abnegaci�n en usted, como Cristo se arroj� a s� mismo por usted, as� que entregue su vida por Dios, y lo disfrutar�. Te lo han tra�do; recu�stese, en cuerpo, alma y esp�ritu, sobre el altar; es su sacrificio razonable. Da ahora tu dinero, porque el dinero es una bendici�n del pacto. Es un riachuelo de la fuente que sale del pozo: el manantial de Bel�n. ( J. McNeill. )

Anhelo del agua del pozo de Bel�n

Debe haber sido una rara e imponente asamblea la que vino a coronar a David como rey de todo Israel. Las Cr�nicas registran los nombres y n�meros de los principales contingentes que estuvieron presentes en esa memorable ocasi�n. Los filisteos, sin embargo, miraban la escena con profunda insatisfacci�n. Mientras David se contentara con gobernar como un peque�o rey en Hebr�n, dej�ndolos libres para atacar las tribus del norte a su voluntad, no estaban dispuestos a interferir; pero cuando oyeron que hab�an ungido a David por rey sobre todo Israel, todos los filisteos bajaron a buscar a David.

Probablemente esperaron hasta que termin� el ceremonial augusto, y los miles de Israel se dispersaron a 'sus hogares, y luego se derramaron sobre Jud� en cantidades tan grandes, extendi�ndose en el valle de Efra�n y cortando la conexi�n de David con el norte de Israel. tribus - que se vio obligado a retirarse con sus valientes y fieles seiscientos a la fortaleza, que, en comparaci�n con los pasajes, debe haber sido la c�lebre cueva-fortaleza de Adullam ( 2 Samuel 5:17 ; 2 Samuel 22:13 .)

I. Un repentino cambio de suerte. Fue como ayer cuando David fue el centro de la mayor asamblea de guerreros que su tierra hab�a visto durante muchas generaciones. Con aclamaci�n nacional, hab�a sido llevado al trono de un pueblo unido. Se dio cuenta de que estaba guardado con cari�o en el coraz�n de sus compatriotas; pero hoy es expulsado de Hebr�n, donde durante m�s de siete a�os hab�a vivido en una seguridad ininterrumpida, de regreso a esa desolada solidez de la monta�a, en la que a�os antes Tie se hab�a refugiado del odio de Sa�l.

Fue un sorprendente cambio de suerte, un repentino encapotado de un mediod�a radiante, un rayo surgido de un cielo despejado. Estos cambios repentinos nos llegan a todos: para alejarnos de la confianza en los hombres y en las cosas; para evitar que construyamos nuestro nido en cualquier �rbol cultivado en la tierra; para obligarnos a enraizarnos solo en Dios. Hijo de la mortalidad, estas lecciones inevitablemente se te presentar�n para que las aprendas. En la hora de los triunfos m�s radiantes, debes recordar a Aquel que te ha tenido por apto para ser su mayordomo; debes entender que tu lugar y poder son tuyos s�lo como Su regalo, y como un fideicomiso para Su gloria.

Este contraste entre la unci�n de Hebr�n y el conflicto de Adullam presenta una sorprendente analog�a con las experiencias de nuestro Se�or, quien, despu�s de Su unci�n a orillas del Jord�n, fue conducido por el Esp�ritu al desierto de Judea para ser tentado durante cuarenta d�as. del diablo. Es la ley de la vida espiritual. La luz brillante de la popularidad es demasiado fuerte y busca el perfecto desarrollo de la vida Divina.

Soledad, soledad, tentaci�n, conflicto: estas son las llamas que queman los colores Divinos en nuestro car�cter; tales son los procesos mediante los cuales las bendiciones de nuestra unci�n est�n disponibles para los pobres, los quebrantados de coraz�n, los prisioneros, los cautivos y los ciegos.

II. Destellos de luz. La neblinosa penumbra de estas horas oscuras fue iluminada por algunos incidentes notables. Los valientes se destacaron en combates individuales con los campeones filisteos. �Qu� maravillas puede obrar la inspiraci�n de una sola vida! No podemos dejar de volver en nuestros pensamientos a esa hora cuando, muy cerca de ese mismo lugar, un joven desconocido sali� de las huestes aterrorizadas de Israel para enfrentarse al temido Goliat.

As�, las vidas de los grandes hombres iluminan e inspiran otras vidas. Moldean a sus contempor�neos. La inspiraci�n de la carrera de Wesley levanta un gran ej�rcito de predicadores. El entusiasmo de un Carey, un Livingstone, un Paten despierta multitudes de corazones con celo misionero. Aquellos que hab�an sido disc�pulos de. Jes�s se convirti� en sus ap�stoles y m�rtires. Su propia vida de autosacrificio por los hombres se ha convertido en el faro de fuego que ha convocado a mir�adas desde el valle de las tierras bajas del ego�smo hasta la entrega, la abnegaci�n, la angustia de la Cruz, si tan s�lo se les permitiera seguir en su camino. pasos.

III. Un incidente conmovedor.

Adullam no estaba lejos de Bel�n. Una tarde bochornosa estaba semi-prisionero en la bodega. M�s all�, casi a la vista, una guarnici�n de filisteos ocupaba Bel�n. De repente, lo invadi� un anhelo irresistible de probar el agua del pozo de Bel�n, que estaba junto a la puerta. Casi involuntariamente dio expresi�n al deseo. �Cu�ntas veces suspiramos por las aguas del pozo de Bel�n! Volvemos a nuestro pasado y vivimos con nostalgia en recuerdos inolvidables.

Oh, volver a ver esa cara; sentir el toque de esa mano gentil; para escuchar esa voz! �Oh, volver a ser como en esos inocentes a�os felices, cuando nunca se hab�a probado el fruto prohibido! �Oh, esa nueva visi�n de la vida, esa devoci�n al servicio del Salvador, ese nuevo y alegre arrebato de amor! �Oh, que nos diera de beber el agua del pozo de Bel�n, que est� junto a la puerta! Son vanos lamentos; no hay, poderosos lo suficientemente fuertes para romper, las filas apretadas de los a�os, y recuperar el pasado.

Pero la b�squeda del alma a�n puede ser satisfecha por lo que le espera en Aquel que dijo: �El que bebe de esta agua volver� a tener sed; pero el que bebe del agua que yo le dar�, no tendr� sed jam�s, sino que ser� en �l un manantial de agua que nacer� para vida eterna �. No en el pozo de Bel�n, sino en Aquel que naci� all�, se apagar� la sed del alma para siempre.

IV. Derrocamiento de los filisteos. La prosperidad no hab�a alterado la actitud del alma de David, en su persistente espera en Dios. Como era la primera vez que lleg� a Hebr�n, estaba quieto; y en esta hora de perplejidad; Pregunt� al Se�or, diciendo: ��Subir� contra los filisteos? �Los entregar�s en mi mano? En respuesta, recibi� la divina seguridad de una victoria segura; y cuando comenz� la batalla, le pareci� como si el Se�or mismo los estuviera barriendo delante de �l como una inundaci�n invernal, que, precipit�ndose por la ladera de la monta�a, se lo lleva todo ante s� en su impetuosa carrera.

Nuevamente los filisteos se acercaron para afirmar su antigua supremac�a, y nuevamente David esper� en el Se�or por direcci�n. Fue bueno que lo hiciera, porque el plan de campa�a no era como antes. Aquellos que dependen de la cooperaci�n de Dios deben tener cuidado de estar en contacto constante con �l. La ayuda que se dio ayer en una forma, ma�ana se dar� en otra. En la primera batalla, la posici�n de los filisteos se llev� por asalto; en el segundo se volvi� por emboscada.

A veces tenemos que marchar, a veces detenernos; ahora estamos llamados a la acci�n, nuevamente al sufrimiento; en esta batalla para correr hacia adelante como un torrente; en el siguiente para planear sigilosamente para emboscar y esperar. No debemos admitir nada estereotipado en nuestros m�todos. Lo que hizo muy bien en la casa de Dorcas no encajar� en el majestuoso palacio de Cornelio. Que haya fe viva en Dios. Entonces sabremos lo que Dios puede hacer como una poderosa fuerza cooperadora en nuestras vidas, abriendo una brecha en nuestros enemigos y haciendo marchar a sus legiones veloces en nuestro socorro. ( FB Meyer, B. A. )

El pozo de Bel�n

Este incidente, que es extra�amente diferente de los registros ordinarios de la historia, y tiene el aire de un romance del viejo mundo, se narra aqu�, no en orden cronol�gico, sino en una revisi�n de la vida de David, cuando esa vida casi hab�a terminado. lleg� a su fin y sus principales acontecimientos se destacaron en sus verdaderas proporciones. Ocurri� inmediatamente despu�s de que David fuera nombrado rey en Hebr�n, donde hubo una guerra entre �l y los filisteos, que se hab�an abierto paso hacia Bel�n y amenazaban con seguir avanzando.

En tiempos de privaci�n y peligro, en grandes crisis, en las que la vida misma est� en juego, la mente vuelve a las escenas antiguas y familiares, y las dota de un encanto fuerte y pat�tico. El hombre, cuya infancia pas� a la orilla del mar, anhela un soplo de aire vigorizante. El monta�ero suizo, lejos de casa, escucha las canciones de sus primeros d�as y se apodera de un impulso inquietante de volver.

La anciana de las Tierras Altas, agonizante en los asentamientos de Red River, rodeada de kil�metros de praderas, no encuentra consuelo salvo en recordar los bens y glens que tanto amaba. "�Oh, doctor querido, por una peque�a colina!" Seguramente podemos entenderlo. El cielo yac�a a nuestro alrededor en nuestra infancia y, desde el mundo �spero en el que vivimos, es agradable mirar atr�s y revivir la gloria desvanecida. El deseo de David parec�a tonto y vano, porque el enemigo estaba acampado entre �l y el pozo.

Alcanzarlo era casi imposible. David sin duda lo sab�a, y en consecuencia su anhelo era m�s agudo. A menudo no valoramos nuestros privilegios hasta que los perdemos. Conocemos su valor solo cuando est�n fuera de nuestro alcance. Pero se escuch� la expresi�n del anhelo del rey. Escucharon su m�s m�nimo deseo y lo convirtieron en su ley. Fue un acto noble y heroico, un acto de espl�ndida osad�a, cuyo mero relato reprende nuestro ego�smo y cubre de desprecio nuestra cobard�a.

1. El incidente ofrece un ejemplo notable del poder de David para inspirar devoci�n. No pudo haber sido un usurpador s�rdido, vulgar y ego�sta por quien hicieron esto; ning�n esclavo de la ambici�n codiciosa, dominado solo por la lujuria del poder. Era varonil, confiado y caballeroso, como debe ser un rey, y el entusiasmo y la fidelidad de sus soldados no eran m�s que el reflejo de su propia nobleza y gracia.

2. El incidente ejemplifica el poder y la inventiva del amor. El amor se reir� de las imposibilidades. Es r�pido para idear medios para satisfacer sus deseos y, aunque es tierno, tambi�n es valiente. Es suave, pero est� lleno de poder, y puede poner su rostro como un pedernal contra toda oposici�n. El amor a Cristo nos har� puros, fuertes, valientes y victoriosos. Desde�aremos servirle con lo que no nos cueste nada, y por su causa contaremos todas las cosas como p�rdida.

Cuando David tuvo en su mano el agua, que s�lo el amor fuerte como la muerte podr�a haber obtenido, se neg� a beberla y la derram� en tierra al Se�or. �Qu� voluble y caprichoso! hemos o�do decir a los hombres. �No tan! Otros muchos sentimientos provocaron el rechazo. Existe una ley m�s elevada que la autogratificaci�n. David era el alma misma de la caballer�a, y sent�a que no ten�a derecho al agua que le hab�an tra�do como por manos sacerdotales y en una copa que ten�a las marcas del sacrificio.

Haberlo bebido �l mismo habr�a sido un sacrilegio. Solo hab�a un Ser digno de ello: el que hab�a inspirado el hero�smo y la devoci�n que lo aseguraron. David vio en el acto de los capitanes que hab�an puesto en peligro sus vidas por �l un amor, un coraje y una entrega de los que ning�n mortal era objeto adecuado.

4. La acci�n de los amigos de David es un testimonio de ambos lados de la generosidad y la grandeza de nuestra naturaleza. Demuestra que tenemos otros instintos que satisfacer, adem�s de los materiales, que no vivimos solo de pan. La gratificaci�n f�sica, la facilidad y el confort corporales, la prosperidad en todas sus formas dejan vastos espacios intactos de nuestro pensamiento, aspiraci�n y necesidad mundanas; y si poseemos s�lo lo que pueden producir, los elementos m�s nobles de nuestra naturaleza ser�n d�biles y empobrecidos, s�, y se convertir�n en el medio de nuestro sufrimiento m�s agudo y la retribuci�n m�s temida.

Cuando las profundidades de nuestro ser se conmueven, pensamos en Dios y en nuestra relaci�n con �l. Vivimos de admiraci�n, amor y esperanza. Hay algo m�s querido que el placer material, la seguridad personal e incluso la vida misma para el hombre que ha sido fascinado por la visi�n de lo Divino. Reverencia la majestad de la verdad y el deber, la fidelidad, el honor, Dios. No es necesario que estemos a gusto, con abundancia de placer y riqueza.

Ni siquiera es necesario que sigamos viviendo, pero es necesario que seamos verdaderos, puros, rectos, piadosos; y para cumplir esta gran ley de nuestro ser, no hay absolutamente ning�n sacrificio que no estemos dispuestos a hacer. ( J. Stuart .)

Coraje

Cuando el valiente y desafortunado enviado ingl�s, Cavagnari, fue advertido por el Ameer de Afganist�n de que su vida no estaba a salvo en Cabul, respondi� con frialdad que si lo derribaban, hab�a otros dispuestos a ocupar su lugar. Si bien uno no puede sino honrar el coraje de un hombre as� y sentir el deseo de arrojar una corona de flores sobre su tumba, ser�a el mayor error posible imaginar que las esferas m�s comunes de la vida civil terminan con la vida prosaica, muchas y muchas no. tiempo, dan ejemplos de un hero�smo igualmente noble, aunque menos llamativo. ( J. Thain Davidson, D. D. )

Hombres Energ�ticos

Amamos a los hombres rectos y en�rgicos. Tira de ellos de esta manera, y luego de esa manera, y de la otra, y solo se doblan, pero nunca se rompen. Derr�balos y en un santiam�n se pondr�n de pie. Enti�rrelos en el barro, y en una hora saldr�n y brillar�n. Nunca est�n bostezando, ni caminando por el mundo como si hubieran llegado a �l con s�lo la mitad de su alma; no puedes reprimirlos, no puedes destruirlos.

Pero para ellos, el mundo pronto degenerar�a. Son la sal de la tierra. �Qui�nes sino ellos inician alg�n proyecto noble? Construyen nuestras ciudades y cultivan nuestras f�bricas; blanquean el oc�ano con sus velas, y ennegrecen los cielos con el humo de sus vapores y hornos de fuego; sacan tesoros de la mina; aran la tierra. �Bendiciones sobre ellos! M�ralos, j�venes, y an�mate; imita su ejemplo; capte el esp�ritu de su energ�a y empresa, y se merecer�, y sin duda, el �xito. ( Christian Weekly ).

Versículo 15

Y David anhelaba, y dijo: Oh, que alguien me diera de beber del agua del pozo de Bel�n.

Deseando disfrutar de un consolador pasado

La escena de este cap�tulo fue uno de los acontecimientos notables de la vida de David. Mientras se escond�a en la cueva, vio desde sus acantilados rocosos, a trav�s del paisaje verde, el lugar del querido y familiar pozo cuya bebida refrescante a menudo hab�a apagado sus labios resecos cuando era joven. La imagen revivi� tanto los antojos de su coraz�n que expres� los sentimientos m�s �ntimos de su vida.

I. La descripci�n gr�fica que dio David del pozo.

1. La denominaci�n correcta fue declarada verdaderamente. "El pozo de Bel�n". Es el m�s conocido y parece haber dejado una profunda impresi�n en su mente, que el paso de los a�os no pudo borrar. �No es esto ilustrativo del �pozo de Bel�n� que se hundi� en el nacimiento de Cristo? Antes de este tiempo, los hombres hab�an bebido agua impura, pero cuando Dios se manifest� en carne, se convirti� en el pozo sin igual. Es el pozo de la misericordia, la paz, el consuelo y el amor.

2. Se otorg� claramente la marca distintiva. "Que est� junto a la puerta". Necesitamos hacer lo mismo en nuestros anhelos, ya que hay muchos pozos: ciencia, artes, filosof�a y literatura, y el pozo de la salvaci�n. Debemos ser distintos, ya que nuestras vidas solo pueden satisfacerse con el �pozo de Bel�n�, cuyos burbujeos est�n listos para dar un refrigerio celestial. Lo encontramos junto a la mesa de la Sagrada Comuni�n, las reuniones de devoci�n espiritual, etc.

3. Se proclam� plenamente al ocupante adecuado. "El agua." Algunos pozos son in�tiles, se llenan de basura o arroyos contaminados; pero el bien nombrado por David estaba cumpliendo fielmente su misi�n. Muchos pozos con nosotros no sirven, vac�os o impuros.

II. El anhelo ferviente que expres� David.

1. La vista reaviv� el pensamiento de su coraz�n. Deseamos recordar estaciones y comodidades sagradas. Ver a los padres, maestros y amigos reaviva nuestros corazones con consuelo y alegr�a. Suspiramos al gusto de los viejos arroyos, para sentarnos al lado de padres amorosos, para escuchar la fiel s�plica de nuestros maestros, para caminar con los compa�eros cuya sociedad apreciamos.

2. Dio expresi�n al pensamiento de su coraz�n. David ten�a grandes aspiraciones y anhelos apasionados, de modo que lo que sent�a se traduc�a f�cilmente en palabras. Dio rienda suelta a sus sentimientos reprimidos. En medio de la preocupaci�n y la batalla de la vida, las escenas de nuestros d�as pasados ??est�n tan v�vidamente retratadas a la vista mental que anhelamos los tiempos y los placeres que se han ido. En tales temporadas no podemos contener nuestros sentimientos, sino darles expresi�n.

En las cosas espirituales ocurre lo mismo; cuando nos hemos alejado de todas las comodidades y la felicidad de la religi�n, amanece un tiempo en el que ya no podemos mantener el estado mental por nosotros mismos. Clamamos para estar satisfechos con el agua viva del pozo de Bel�n.

3. La s�plica inconsciente de ayuda valiente. David sab�a que el enemigo hab�a tomado Bel�n. Hubo grandes obst�culos en la forma de obtener una bebida del pozo de sus antepasados. Probablemente pens� poco en que su pat�tico deseo fuera escuchado. A menudo ponemos en peligro la vida y el car�cter de los dem�s al hablar inconscientemente de lo que sentimos.

4. El anhelo profundo era de car�cter personal. David sab�a lo que quer�a. No era tan com�n y tonto el deseo de algo fresco y nuevo, pero buscaba saborear aquello con lo que a menudo se hab�a refrescado antes. La raz�n por la que no disfrutamos mucho en esta vida es porque nuestros antojos son indefinidos.

Lecciones: -

1. Nunca nos damos cuenta del valor de nuestras mejores comodidades hasta que nos separamos de ellas.

2. Despu�s de una temporada de decadencia espiritual, cu�n ansiosamente anhelamos beber nuevamente de la eterna primavera. ( Alfred Buckley .)

El pozo junto a la puerta

I. El Evangelio, un pozo de Bel�n. David hab�a conocido cientos de pozos de agua, pero quer�a beber de ese en particular; y pens� que nada podr�a saciar su sed de esa manera; y, a menos que su alma y la m�a puedan tener acceso a la fuente abierta para el pecado y la inmundicia, debemos morir. Esa fuente es el pozo de Bel�n. Fue excavado en la noche. Fue excavado a la luz de una linterna, la estrella que colgaba sobre el pesebre.

No fue excavado en la puerta de los palacios de C�sar, ni en el parque de un negociador de Jerusal�n. Fue excavado en un granero. Los camellos levantaron sus fatigadas cabezas para escuchar mientras avanzaba el trabajo; los pastores, incapaces de dormir porque los cielos estaban llenos de bandas de m�sica, bajaron para ver la apertura del pozo. Los �ngeles de Dios, al primer chorro de agua viva, sumergieron sus c�lices de alegr�a en ella y bebieron por la salud de la tierra y el cielo, mientras clamaban: �Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra.

�A veces, en nuestros tiempos modernos, el agua se lleva por los conductos de la ciudad hasta las mismas fosas nasales de los caballos o del ganado; pero este pozo en el granero de Bel�n no era tanto para las bestias que perecen como para nuestra raza: sedienta, viajada por el desierto, golpeada por el sim�n. �Oh! alma m�a, cansada de tonter�as, incl�nate y bebe hoy de ese pozo de Bel�n.

II. Este evangelio es un pozo capturado. David record� el tiempo en que esa buena agua de Bel�n estaba en posesi�n de sus antepasados; su padre beb�a all�, su madre beb�a all�. Record� c�mo sab�a el agua cuando era ni�o y volvi� del juego. Nunca olvidamos el viejo pozo del que sol�amos beber cuando �ramos ni�os o ni�as. Hab�a algo en �l que bendijo los labios y refresc� las cejas mejor que cualquier cosa que hayamos encontrado desde entonces.

Cuando pensamos en ese viejo pozo, los recuerdos del pasado fluyen entre s� como gotas cristalinas, resplandecientes por el sol; y, m�s a�n, recordamos que la mano que sol�a agarrar la cuerda, y los corazones que golpeaban el bordillo del pozo, todav�a est�n ahora. Nunca superamos estas reminiscencias. George P. Morris, el gran compositor de este pa�s, me dijo una vez que su canci�n, "Woodman, perdona ese �rbol", fue cantada en una gran sala de conciertos, y los recuerdos de sus primeros a�os fueron tan grabados en la audiencia por esa canci�n, "Woodman, perdona ese �rbol", que, despu�s de que termin� la canci�n, un centro comercial anciano se levant� en la audiencia, abrumado por la emoci�n, y dijo: "Se�or, �podr�a decirme si el le�ador realmente perdon� al �rbol?" " Nunca olvidamos el �rbol bajo el que jugamos.

Nunca olvidamos la fuente en la que bebimos. �Pobre de m�! para el hombre que no tiene recuerdos tempranos. David pens� en eso y quiso beber un trago; pero se acord� de que los filisteos lo hab�an capturado. Y esto tambi�n es cierto en este Evangelio. Los filisteos lo han capturado en ocasiones. Cuando venimos a tomar un trago completo y anticuado de perd�n y consuelo, �no destellan sus espadas de indignaci�n y sarcasmo? Los esc�pticos nos dicen que no podemos llegar a esa fuente.

Dicen que el agua no es apta para beber de todos modos. Puedes estar seguro de que el pozo volver� a estar en nuestras manos, aunque haya sido capturado. Si no hay tres hombres ungidos en el ej�rcito del Se�or con suficiente consagraci�n para hacer la obra, entonces las espadas saltar�n de los escudos de Jehov� y descender�n los tres eternos: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Esp�ritu Santo. -conquistando para nuestra agonizante carrera el camino de regreso nuevamente al "agua del pozo de Bel�n, que est� junto a la puerta".

III. El pozo del Evangelio es un pozo en la puerta. �Sabes que ese pozo estaba en la puerta, para que nadie pudiera entrar a Bel�n sin pasar por �l? Y as� es con este Evangelio bien - est� en la puerta.

1. Est� a las puertas de la purificaci�n. No podemos lavar nuestros pecados a menos que con esa agua.

2. Este pozo del Evangelio est� a la puerta del consuelo. Hay vida en el pozo de la puerta. "Todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios".

3. Este pozo del Evangelio est� a las puertas del cielo. Despu�s de haber realizado un largo viaje y llegar a su casa completamente cansado y en cama, lo primero que desea es una abluci�n refrescante; y me alegra saber que despu�s de que pasemos por la peregrinaci�n de este mundo, la dura peregrinaci�n polvorienta, encontraremos un pozo en la puerta. En ese lavado ir�n nuestros pecados y dolores. ( T. De Witt Talmage, D. D. )

Recuerdos de la infancia

El incidente pertenece a ese per�odo de la vida de David cuando era un forajido, cuando Sa�l estaba cazando adornos y se escond�a con sus seguidores harapientos en varias monta�as y aleros.

I. Hay momentos en cada vida en los que recordamos el pozo de Bel�n y deseamos en vano poder beber de ese pozo nuevamente. El aniversario de un ni�o siempre trae uno de estos momentos a las personas mayores. Me refiero a los momentos en que nuestros pensamientos se remontan a los primeros d�as, y casi suspiramos como lo hizo David porque no podemos volver a cruzar hacia ellos.Tenemos visiones de pozos felices de los que bebimos en los queridos d�as de la juventud, y de los que somos ahora separados por una barrera de a�os y otras cosas.

Y hay otras cosas a las que nos gustar�a volver si fuera posible de alguna manera: el ocio, las oportunidades doradas, los d�as escolares y los pozos de conocimiento, las horas en las que pensamos tan poco y durante m�s tiempo. parte desperdiciada cuando los tuvimos, los libros que podr�amos haber le�do, las cosas que podr�amos haber aprendido, la aptitud para el trabajo de la vida que podr�amos haber ganado. A la mayor�a de nosotros nos alegrar�a que se repitieran esas oportunidades.

Y tenemos todos los anhelos y lamentos m�s tristes que estos. Todos, digo, aunque algunos tienen m�s motivos para sentirlos que otros. Nos han dejado algunas otras cosas que ten�a el ni�o: un cierto stock de inocencia feliz, pureza y fe sencilla. Hubo d�as en los que sab�amos poco del mal; cuando no ten�amos ning�n pensamiento que quisi�ramos ocultar, cuando nuestros pies no hab�an estado torcidos; cuando nuestra mente no se contamin�; cuando ninguna cadena de h�bito nos ataba, y ninguna pasi�n feroz en nuestro interior nos empujaba a la maldad. Era nuestro Jard�n del Ed�n, y el �ngel de la espada de fuego detiene nuestro regreso. Esto es lo que queremos decir con los pozos de Bel�n. O, como lo expresa Tennyson:

�La tierna gracia de un d�a que ha muerto

Nunca volver� a m� ".

II. Esta historia nos recuerda que hay cosas mejores en la vida que el pozo de Bel�n. Aqu� David estaba llorando por su infancia desaparecida, y en un momento sucedieron ciertas cosas que le demostraron que era m�s rico como hombre de lo que hab�a sido de ni�o. Por un lado, se hab�a ganado amistades que le fueron fieles hasta la muerte. Hay cosas mejores que la gloria de la infancia, as� como el roble nudoso, fuerte y desgastado por el invierno es m�s noble que el esbelto �rbol joven con sus primeros brotes verdes.

Dios no nos envi� al mundo para ser siempre ni�os, sino para ser hombres y mujeres fuertes, sufridos y serviciales; hacer amigos y merecer su amistad; a aprender a tener paciencia a trav�s del dolor y el coraje, al enfrentar las dificultades, y tomar el papel de un verdadero soldado en la gran batalla de la vida. Y si lo estamos haciendo en cierta medida, no hay necesidad de suspirar por nuestros d�as de Bel�n. ( JG Greenhough, MA )

El recuerdo de la ni�ez

David estaba sintiendo la fuerte presi�n de la memoria. Volv�a a vivir en los d�as de su ni�ez. Lo que dijo fue sin duda s�lo un sentimiento. Otros pozos eran tan refrescantes y sus aguas tan frescas como este pozo de su antiguo hogar, pero por el momento David viv�a en el pasado, y su sed de agua, que beb�a en la infancia, podr�a tomarse, creo, como un anhelo de un trago de la pureza y la abundancia de todo lo que hizo feliz la vida cuando �l era un ni�o.

La vida no es f�cil para nadie, por lo que durante una breve hora, en medio de la presi�n de su trabajo y trabajo diario, se aparta de las multitudes apresuradas y se detiene a descansar un rato en la presencia de Dios y a pensar.

1. La vieja fe simple. El agua puede tomarse como un s�mbolo y un s�mbolo de la fe, la fe que el ni�o siempre parece beber de cualquier maestro de mentalidad religiosa. Aquellos eran los d�as en que la fe le llegaba sencilla y f�cilmente; pero has estado en el mundo desde entonces.

2. Los peligros de la juventud. �Hay alg�n pecado secreto en tu vida, venida la tentaci�n de la impureza, algunos cediendo a ese degradante pecado de la intemperancia, algunos jugando con ese vicio moderno del juego que echa a perder y destruye tantas vidas? �Hay algo que sepa que est� ensuciando la pureza de ese joven religioso que tuvo de ni�o, que est� obstruyendo el r�o y lo est� haciendo, ay! muy embarrado de verdad? Bien, �suspiras y anhelas hoy como David, por esa corriente pura, tan fresca, tan abundante, que satisface esa profunda sed de Dios que tuviste en los d�as pasados, antes de que el pecado y la duda se infiltraran? Gracias a Dios si lo hace, muestra que su coraz�n todav�a est� en el lugar correcto, y que su vida no est� tan alejada de Dios como tal vez en ocasiones haya sospechado. �Renovar�s esa fe hoy?

3. El �nico est�ndar. Recuerde, hay un solo est�ndar que se nos presenta a todos, el m�s alto de todos: la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. �Sed perfectos, como vuestro Padre que est� en los cielos es perfecto�. ( WFJ Robberds. )

Agua costosa

Este regalo de agua se asoci� con recuerdos de los primeros d�as. Es maravilloso lo poco que a veces traer� tiempos pasados ??a quienes se han alejado, en el tiempo o en el lugar, de las escenas de los a�os de la infancia. Siempre es as�. �Hasta el d�a de hoy�, dice un escritor franc�s, cansado de su trabajo en Par�s, y pensando con nostalgia en unas tranquilas vacaciones que una vez pas� en Argelia, �hasta el d�a de hoy no puedo pensar en esa siesta en la tienda sin arrepentimiento y a�oranza; pero esa tarde debo reconocer que en ese pa�s ten�a sed de Par�s.

�Cuando en Par�s tiene sed de Argelia, y cuando en Argelia tiene sed de Par�s. As� que David, cuando estaba en Bel�n cuando era ni�o, esperaba probablemente mejores d�as, y ahora, mirando hacia atr�s, piensa que no podr�a haber nada mejor que aquellos viejos tiempos otra vez. Aprecia tus sue�os por todos los medios, pero, en ese momento, aprende a valorar el presente y a aprovechar al m�ximo tus oportunidades ahora. Trate de ver el presente, su belleza y su valor, ya que se asegurar� de verlo si se reserva el tiempo para mirar hacia atr�s.

2. Este regalo de agua siempre estar�a asociado en la mente de David con el amor que lo trajo. �Qu� regalo tan espl�ndido! Solo un trago de agua, pero se convirti�, por as� decirlo, en vino sacramental por el amor que lo trajo. As� es como Dios valora nuestros dones. El mejor de los dones terrenales es pobre, pero si se da con un esp�ritu cordial, ser� aceptado con bondad. Alguien ha dicho que Dios se preocupa m�s por los adverbios que por los verbos; es decir, m�s por c�mo se hace una cosa que por lo que se hace. �Hazlo de coraz�n como para el Se�or�, dice San Pablo. La palabra importante no es el verbo "hacer", sino el adverbio "de todo coraz�n".

3. David sinti� que deb�a asociar este don de una manera especial con Dios. Era una de las mejores cosas que le hab�a hecho en su vida. La vida de los hombres hab�a estado en peligro para conseguirlo. Era una ofrenda demasiado rica para utilizarla solo para su propia satisfacci�n, y la derram� ante el Se�or. ( JS Maver, M. A. )

Versículos 16-17

Sin embargo, no quiso beber de �l, sino que lo derram� delante del Se�or.

El car�cter sagrado de la vida

Este evento probablemente se referir� al tiempo que sucedi� inmediatamente al ascenso de David al trono sobre un pueblo indiviso. ( 2 Samuel 5:3 ; 2 Samuel 5:17 .)

I. El car�cter sagrado de la vida. Para los hebreos, la sangre era el principio vital ( G�nesis 4:4 ). Por lo tanto, no deb�a comerse. Incluso la sangre de un animal o ave perseguida deb�a cubrirse con reverencia de polvo ( Lev�tico 17:13 .) Debido a su car�cter sagrado, se usaba en el culto del templo en actos de consagraci�n ( �xodo 29:20 ) y en actos de propiciaci�n. ( Lev�tico 4:6 ), y en su divina santidad, como fluyendo del Verbo Encarnado, fue derramada por, ese �pleno, perfecto y suficiente sacrificio, oblaci�n y satisfacci�n por los pecados del mundo entero�. As� tambi�n, el acto solemne de David expres� el hecho de que la vida es algo sagrado.

1. �Con qu� misterios est� vinculado, y la humanidad siempre ha asociado lo misterioso con lo sagrado? �De qu� manera entr� la vida, en su forma m�s rudimentaria, en un mundo que hasta entonces hab�a estado sin vida? �Cu�n maravillosa es la cadena de la vida - cada eslab�n siguiente hecho de un material m�s precioso y m�s �curiosamente forjado� - que corre desde su primera aparici�n al hombre, a los �ngeles y al Eterno!

2. Cu�n extra�amente est� la vida entretejida con la vida, marido y mujer, hijo y padre, hermano y hermano, amigo y amigo. La debilidad est� ligada a la fuerza y ??la locura a la sabidur�a; mientras que la debilidad que es sabia es ayudada y el veterinario entrega la fuerza que es necia. �Nadie vive para s� mismo� en la econom�a de Dios.

3. Qu� posibilidades hay sin desarrollar en la vida. El ni�o que duerme en su cuna puede ser Creso, Rafael, Napole�n, Shakespeare, Lutero. Incluso cuando las primeras etapas de la vida parezcan justificar un pron�stico del futuro, �qu� posibilidades nos quedan en virtud de la diligencia, la aplicaci�n, la entereza o mediante ese dominio de las cosas que llamamos fortuna?

4. La eternidad de sus problemas hace que la vida sea sagrada. El personaje que modela perdura. Cualquier acorde que alguna vez se haya hecho vibrar, ya sea de sentimiento o pensamiento, palabra, acto o influencia, puede vibrar para siempre. La muerte, lejos de terminar, revela los problemas de la vida.

5. Sin embargo, en el hecho de que el Hijo de Dios asumi� una naturaleza humana, vivi� una vida humana en sus variadas etapas de ni�o y de ni�o, de joven y de hombre, la vida ha obtenido su santidad m�s pesada e indeleble.

II. Lo que se gana con el riesgo de la vida participa de la santidad de la vida. Los tres regresaron ilesos llevando consigo un trago de agua que tanto su rey y capit�n hab�an anhelado. Fue el pasamonta�as de la historia israelita, un acto de valent�a infructuosa, un error solo posible para los h�roes, aunque menos fatal en sus consecuencias. Si un guerrero se hubiera perdido, el arrepentimiento por el tonto deseo podr�a haber provocado la libaci�n. Pero aunque ning�n mal se hab�a apoderado de ellos, el "peligro" hab�a hecho que el agua sangrara y fuera sagrada, y "la derram� sobre el Se�or".

1. Las cosas necesarias cuando se compran a riesgo de la vida participan de este car�cter sagrado. Toda vida sacrificada al servicio de la humanidad convierte al hombre en deudor y pone el sello de santidad sobre los supervivientes. El sustituto del recluta que muere en el campo de batalla, el bombero que muere en su tarea, el bote salvavidas que cae v�ctima del mar embravecido, el m�dico y la enfermera que mueren salvando al paciente, deben hacer que aquellos a quienes rescaten a tan gran Cost siente que cada respiraci�n que toman no es algo com�n, sino algo muy sagrado.

2. Pero las cosas de conveniencia, apenas por necesidad, se compran al mismo precio y obtienen una santidad similar. Nuestra civilizaci�n jactanciosa y elaborada es costosa en vidas. A algunos les da consuelo y d�as, a otros les acorta la duraci�n de la existencia. Y la civilizaci�n que alarga la vida es en gran parte dispensable; la vida sin estas bendiciones ser�a posible, aunque mucho menos placentera. Los hombres a�n pod�an vivir en chozas de barbas y calentarse con un fuego de le�a o c�sped.

No es necesario que haya fuego de carb�n, ni m�quina de vapor, ni viajes en tren, ni grandes obras de ingenier�a como las que estamos acostumbrados. Sin embargo, cu�ntos y terribles son los desastres para la vida y la integridad f�sica, que nos han dado estas ventajas, y para nuestra naci�n gran parte de su riqueza. Muy costosas son muchas de las comodidades y conveniencias de nuestra civilizaci�n moderna. La cuberter�a que, brillante y afilada, reposa sobre nuestra mesa de comedor, ha supuesto una reducci�n de los a�os de vida de los molinillos que le daban filo.

En muchos de los procesos qu�micos y mec�nicos que nos proporcionan las comodidades de la vida moderna hay un sacrificio similar de la salud y la vida de los trabajadores. Deber�amos evitar prescindir de estas cosas; privados de ellos, los hombres se preguntan si vale la pena vivir la vida; pero en el uso de cosas compradas a tal costo recordemos ese costo; le dar�a seriedad a gran parte de la vida moralmente relajada que vivimos, si pudi�ramos ver estas cosas embadurnadas con la sangre que las procur�.

3. A�n m�s debemos sentir nuestra responsabilidad cuando los caprichos son gratificados por el riesgo de la vida. El agua del pozo junto a la puerta no era una necesidad; fue la gratificaci�n de un sentimiento; Y fue la sensaci�n de que la vida hab�a sido puesta en peligro por un sentimiento lo que hizo que David lo tratara como lo hac�a.

III. Hay dos direcciones en las que estas palabras influyen en la vida moderna.

1. Empleo significa empleo vitalicio, alquiler de sangre. Decir que un hombre emplea tantas "manos" es mencionar el menos importante de los poderes sobre los que tiene derecho. Emplea vidas, corazones, personajes; almas que deben vivir para siempre, destinos que nunca se gastan. Pero estas vidas deben considerarse cosas sagradas, y todo empleador debe soportar el solemne sentido de la responsabilidad.

Si siente lo que sinti� David, "�No es la sangre de esos hombres que pusieron en peligro sus vidas?" dar� a los que le sirven todos los cuidados para la vida y la salud. Un hombre as� nunca enviar�a hombres al mar en un barco indigno, o para trabajar con aparatos deficientes, o los expondr�a al peligro de una caldera peligrosa. Tampoco deben olvidarse los peligros morales de los empleados. Ning�n hombre puede retener justamente como capataz a un hombre de buenas habilidades pero con malas costumbres.

No se debe pedir a ning�n empleado que escriba una carta que vaya en contra de sus convicciones morales; a ning�n viajero se le debe permitir sentir que debe recibir �rdenes por medios que no sean �como el mediod�a claro�, la riqueza que proviene de la salud arruinada, vidas perdidas, conciencias cauterizadas, almas condenadas, ��no es la sangre de estos hombres? "

2. Quiz�s sea bueno recordar que la mayor�a de las personas son los empleadores de quienes se brindan diversi�n. Los severos d�as puritanos han pasado en gran parte, y el cristiano medio no se abstiene de los espect�culos p�blicos bas�ndose en el elevado principio de que "el mundo pasa y su moda". Pero los hombres que creen en la Biblia se atreven a afrontar diversiones que implican el riesgo de la vida; �No puso fin la iglesia primitiva al cruel juego del anfiteatro romano? �No deber�an ser descartados los deportes como los de hoy que involucran la salud y la vida de aquellos que dan placer a otros, y reprimidos por la influencia moral de los seguidores de Cristo?

Cuando vemos en el agua codiciada del pozo que est� junto a la puerta, en la gratificaci�n que tenemos o anhelamos, el capricho que nos hemos complacido, la conveniencia innecesaria que hemos disfrutado sin pensar: "la sangre de hombres que han puesto en peligro sus vidas" Entonces, un solemne sentido de lo sagrado de la vida se apoderar� de nosotros, y oraremos: "L�brame de la culpa de sangre, oh Dios". ( JTL Maggs, B. A. )

Desperdicio

Hablamos de cosas que se desperdician cuando no se usan, o cuando se usan para un prop�sito inferior al que se pretend�a originalmente. Pero el desperdicio es un t�rmino relativo; y en estos tiempos econ�micos, algunos de los productos m�s valiosos se han obtenido a partir de sustancias que sol�an tirarse como basura total. Los colores m�s brillantes se obtienen del desperdicio de la fabricaci�n de gas; los perfumes m�s dulces y los aromas m�s delicados de los despojos de la calle; y los mont�culos de basura excavados en las minas de placer de California se han formado desde entonces el suelo m�s f�rtil, en el que se han producido cosechas mucho m�s valiosas que su oro m�s rico.

Lo que se dice que se desperdicia es a menudo m�s precioso que lo que se emplea para alg�n prop�sito utilitario. El pozo de Bel�n se asoci� con los d�as m�s felices de la vida de David, cuando, siendo un ni�o pastor, sin ning�n cuidado ni problema, bebi� de �l y sigui� su camino gozoso. El calor y la carga del d�a lo hab�an consumido en la asediada guarnici�n, y la idea de esa agua era para �l como el hermoso espejismo: el sue�o del desierto de campos cubiertos de roc�o y arroyos centelleantes.

Y, sin embargo, cuando le pusieron una copa llena de agua clara y fr�a en sus bandas, y qued� libre para beber y saciar su sed ardiente, no la quiso tomar. Su esp�ritu se elev� por encima de su cuerpo l�nguido y afirm� su superioridad. Noblemente se neg� a s� mismo lo que su cuerpo ansiaba d�bilmente. Algunos podr�an llamar tal derramamiento de agua sobre el suelo un desperdicio injustificado, y podr�an culpar severamente a David por parecer que estima a la ligera el acto de los valientes.

�Y si el agua se hab�a obtenido a costa de tantos problemas y peligros, no aumentaba esa circunstancia su valor? �No era precisamente la raz�n por la que no deb�an haberlo tirado? El peor uso que se le pod�a dar era sin duda verterlo sobre el suelo seco, donde no har�a ning�n bien a los seres vivos, pero se evaporar�a r�pidamente en el aire caliente y no dejar�a rastro. Todos hemos escuchado tales razonamientos ego�stas y hemos sido testigos de una prudencia tan mezquina con respecto a actos similares de generosidad aparentemente temeraria.

Pero aunque los de mente estrecha, capaces s�lo de la pol�tica m�s miope, puedan condenarla, toda conciencia iluminada, todo coraz�n generoso, debe sentir profundamente que el acto de aparente despilfarro de David fue en realidad uno de los m�s nobles de su vida. Hubiera sido ego�sta por su parte beber el agua; pero era el colmo del altruismo negarse a beberlo. Al no usarlo, le dio el mayor uso.

Al derramarlo en el suelo, pareciendo desperdiciarlo, le dio un valor mucho mayor de lo que podr�a haberse hecho si se hubiera utilizado solo para saciar su sed. Borracho, habr�a refrescado los labios resecos de David por un momento, y luego el incidente habr�a sido olvidado. El tiro de agua habr�a cumplido su prop�sito, y ese habr�a sido su fin para siempre. Pero al ser rechazado, desperdiciado en el suelo, y ofrecido como libaci�n al Se�or del cielo y de la tierra, su uso permanec�a inagotable, su memoria ser�a apreciada para siempre.

A todas las generaciones les hablar� de la haza�a como uno de los mejores ejemplos de generosa abnegaci�n y piadosa gratitud; y tendr� un efecto inspirador sobre todos los que lleguen a conocerlo, induci�ndolos a practicar una abnegaci�n y devoci�n similares en sus propias vidas. El agua derramada de esta manera sobre el suelo, que no pudo ser recogido de nuevo, se elev� al cielo, una hermosa nube dorada por el sol, para adornar el cielo, para ser vista y admirada de todos los ojos, y volver a caer en fertilizando la lluvia y el roc�o sobre el suelo, si no fuera porque hubiera sido para siempre est�ril. ( H. Macmillan, DD )

Versículo 19

Sin embargo, no alcanz� los tres primeros.

El poder de la mediocridad

Todo el mundo est� lamentando la singular escasez de genio que marca nuestra era inmediata. Algunos per�odos hist�ricos son notables como consecuencia de las brillantes constelaciones de hombres extraordinariamente dotados que los iluminan; pero la era actual amenaza con parecerse a esos espacios sin estrellas del firmamento que dejan perplejos a los astr�nomos. En el mundo musical no queda nadie para tocar el primer viol�n. El manto ca�do de Macaulay yace sin reclamar.

Un comentarista moderno protesta calurosamente contra la costumbre de describir a ciertos profetas como "profetas menores"; pero nadie se propone abolir la designaci�n de "poetas menores": son muy tolerantes y no hay una frente digna del laurel de Tennyson. Los cient�ficos que hicieron �poca como Darwin y Faraday, y los expositores magistrales de la ciencia como Huxley y Tyndall, no han dejado sucesores.

En cuanto a grandes cantantes como Lind y Titiens, sentimos el silencio que sinti� Israel el d�a y en el lugar del que escribi� el historiador sagrado: �All� muri� Miriam, y all� fue sepultada�. Ning�n artista parece competente para tomar el l�piz ca�do de Millais. Ning�n orador como Bright encanta a la naci�n. Podr�amos pensar que las fuerzas de la naturaleza se agotaron. Las almas m�s grandes son m�s raras que nunca. Esta es la era de la democracia, y parecer�a que iba a justificar el dicho de Amiel de que �la democracia es la tumba del talento.

�El siglo XIX termin� sin dejar una sola figura realmente grande en el escenario. M�s bien damos la bienvenida a este par�ntesis en los anales de lo sublime; da una oportunidad �nica a la mediocridad de demostrar sus grandes m�ritos y de demostrar que no deja de tener una considerable gloria. Nada puede compararse con la divina virtud del genio; es un destello directo de la luz eterna: y hay poco peligro en nuestros d�as de que cualquier grandeza real sufra desprecio y abandono.

El peligro siempre es que desacreditemos a la mediocridad fiel. V�ctor Hugo lamenta la victoria inglesa en Waterloo porque fue "la victoria de la mediocridad". No nos interesa intentar refutar este epigrama; admitamos que Wellington no fue un aventurero brillante como Napole�n y que, como razonan los poetas, la victoria de Waterloo fue el triunfo de la mediocridad. Debe reconocerse tambi�n que la victoria de la mediocridad es una caracter�stica importante de los asuntos generales y de la historia del mundo.

Hace siglos, el autor de Eclesiast�s escribi�: �Volv� y vi debajo del sol que la carrera no es de ligeros, ni la batalla de fuertes, ni pan para los sabios, ni riquezas para los entendidos, ni sin embargo, favorece a los hombres h�biles; pero el tiempo y el azar les pas� a todos ". Este agudo observador discerni� lo que lamentaba V�ctor Hugo, que hay un lugar en el gobierno del mundo para el triunfo de la mediocridad.

Nosotros mismos observamos constantemente lo mismo. El brillante predicador fracasa visiblemente en la creaci�n de una iglesia, mientras que el laborioso pastor ministra durante a�os a una floreciente congregaci�n. El brillante especulador muere pobre, mientras que el comerciante casero deja una herencia a los hijos de sus hijos. La f�bula de la liebre y la tortuga nunca se vuelve obsoleta. Diderot dijo: �El mundo es para los fuertes.

Pero el mundo no es del todo para los fuertes, ni los hombres brillantes pueden pisotear a los simples. El mundo tambi�n es para los fieles, los ingenuos, los trabajadores, los modestos y los mansos. No todas las cosas se entregan en manos de Guillermo el Conquistador, Lorenzo el Magn�fico y Pedro el Grande; los luchadores desprovistos de poder original y partes brillantes tienen el truco de salir en la cima y compartir el bot�n con los fuertes.

Honestamente, podemos regocijarnos de que esto sea as�. Puede resultar ofensivo para el cr�tico rom�ntico ver al soldado del genio desterrado a Santa Elena mientras el soldado de la paciencia est� ante los reyes; pero el hecho es consolador e inspirador para muchos fieles. La fidelidad intensa y decidida tiene el car�cter de lo sublime, y coloca al hombre virtuoso de inteligencia ordinaria al nivel de los m�s dotados. El talento com�n unido a altas cualidades morales es sin duda uno de los factores m�s valiosos de la civilizaci�n.

No debemos dejarnos intimidar por una grandeza imponente; nosotros tambi�n tenemos posibilidades. La mediocridad fiel puede entrar, con suerte, en todas las competencias sociales; a menudo resulta ser un genio desnud�ndose; tiene muchas posibilidades de ganar los premios de la vida. No estamos a la altura de asaltos atrevidos, especulaciones trascendentales, maniobras deslumbrantes; pero la verdad simple y la paciencia perfecta poseen una eficacia misteriosa, y tanto ellas como el genio traen riquezas y honores, poder y fama.

En nuestra lucha contra la maldad dotada y espl�ndida, recordemos la victoria de la mediocridad. El Nuevo Testamento llama frecuentemente la atenci�n sobre el poder y la magnificencia del reino del mal. "Porque no luchamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, contra la maldad espiritual en las alturas". �Y hubo guerra en el cielo: Miguel y sus �ngeles lucharon contra el drag�n; y lucharon el drag�n y sus �ngeles.

�El Apocalipsis resalta de manera muy sorprendente la gloria y el poder del mal con el que luchan los santos. La maldad se ve con muchas cabezas, ojos y cuernos; est� vestida de p�rpura y escarlata, adornada con piedras preciosas y perlas, y tiene una copa de oro en la mano; la fuerza, el fuego y la furia son atributos del terrible poder. Esta imagen no es mera ret�rica. En el mundo actual, encontramos estas im�genes po�ticas gigantescas y espeluznantes reflejadas de manera clara y poderosa. Mil veces m�s la maldad se identifica con la magnificencia real, el intelecto luminoso, el saber inmenso, las riquezas fabulosas, el coraje indomable y los recursos casi infinitos.

Ahora parece simplemente imposible que las almas espirituales buenas, sencillas y honestas avancen contra la maldad as� ligada con el poder, la magnificencia y la estratagema. Los hombres sonr�en lastimosamente cuando leen en la p�gina de la historia de los payasos que salen con guada�as, picas y horcas para luchar contra las hostias con panoplias; pero parece indeciblemente m�s absurdo que hombres y mujeres simples se atrevan a la maldad desenfrenada del universo, alardeando de esta fuerza y ??esplendor.

En el mundo natural somos testigos diarios de las victorias de la mediocridad, y podemos estar seguros de que en el universo espiritual estas victorias no son menos maravillosas. El conflicto de las almas simples con la carrera y la astucia de los poderes demon�acos aparece como una batalla de palomas con �guilas; pero se dice que peque�os colibr�es atacan al �guila con impunidad, ahuyentando ignominiosamente. De modo que la maldad en su m�ximo orgullo es extra�amente vulnerable, y se hunde vencida por la misma debilidad. Hay una prisa en la maldad que amenaza con su derrocamiento; es febril, prematuro, precipitado, y en su prisa llega al duelo, a pesar de las mayores ventajas.

La bondad, en cambio, es deliberada, tranquila, paciente, y aqu� encuentra una fuente de fuerza y ??victoria. "Aqu� est� la paciencia y la fe de los santos". Todo el infierno en su ira y orgullo hace naufragio en esta roca de apariencia inocente de fe simple y firmeza, como en Waterloo las brillantes e impetuosas legiones de Francia se agotaron por la pura paciencia y confianza del duque.

Hay una ceguera en la maldad que frustra sus designios. Los pecadores brillantes y astutos caen en errores atroces; son culpables de lapsos sorprendentes, descuidos, errores de c�lculo. Tambi�n hay en la maldad el orgullo y la presunci�n que obran su confusi�n, y de maneras extra�as convierten su pompa en verg�enza, sus jactancias en fracaso. Se dice que Napole�n dijo la ma�ana de Waterloo que �le dar�a una lecci�n a ese peque�o general ingl�s.

�Tal orgullo viene antes de la destrucci�n. �Cu�n completamente equivocados est�n los que capitulan a la tentaci�n de la noci�n de que el mal es abrumador, que necesariamente es victorioso! Con demasiada frecuencia olvidamos la penetraci�n de la sinceridad, la profundidad de la sencillez, la inteligencia de la rectitud, la estrategia de la franqueza; olvidamos que la paciencia es genial, que la perseverancia es el signo m�s inequ�voco de la fuerza, que hay un horror conquistador en la bondad real, un encanto que todo lo somete en la forma de la simple virtud.

Mediocres como somos, estamos destinados a grandes victorias. Enraizada en la naturaleza, exaltada en tronos, defendida por la literatura y la elocuencia, la maldad ser� vencida por hombres sencillos y buenos. ( WL Watkinson .)

El valor de la segunda categor�a

Al estudiante que pregunt�: "�Qu� tiene de bueno el arte de segunda categor�a?" Ruskin respondi�: �Me alegra que me hayas hecho esa pregunta. Quinta tasa, sexta tasa, a la cent�sima tasa de arte es bueno. El arte que da placer a cualquiera tiene derecho a existir. Por ejemplo, si solo puedo dibujar un pato que parece como si estuviera andeando, puedo darle placer al �ltimo beb� de nuestra anfitriona, mientras que una flor bellamente dibujada le dar� placer a su hija mayor, que apenas est� comenzando a aprender bot�nica. y puede ser �til para alg�n hombre de ciencia.

El verdadero contorno de una hoja que se muestra a un ni�o puede cambiar el curso de su vida. El arte de segunda categor�a es �til para un mayor n�mero de personas que incluso el arte de primera: hay tan pocas mentes de nivel lo suficientemente alto como para comprender el tipo de arte m�s elevado. Mucha m�s gente encuentra placer en Copley o Fielding que en Turner. La mayor�a de la gente solo ve los peque�os vulgarismos en Turner y no puede apreciar sus grandes cualidades ". ( Christian Weekly ).

Versículo 20

�l tambi�n baj� y mat� a un le�n en medio de un hoyo en tiempo de nieve.

Un leon en la nieve

Tal vez, como yo, a veces se ha preguntado c�mo fue que Palestina fue elegida para ser la tierra de la Biblia. Hay una raz�n, si lo supi�ramos. Quiz�s porque, que yo sepa del mundo, no hay otro pa�s que, por el clima y otras cosas, sea un mundo en s� mismo. Por ejemplo, leemos acerca de un hombre que mat� a un le�n en tiempo de nieve. Ahora bien, no solemos pensar en leones y nieve en el mismo lugar, pero Tierra Santa era un lugar donde se pod�a obtener todo tipo de clima y todo tipo de bestias.

El hecho es que el Libro antiguo fue escrito para todo el mundo; y, vive donde te gusta, lo encuentras hablando de algo que ves todos los d�as. Sin embargo, quien lee la Biblia debe usar su imaginaci�n. Por ejemplo, en esta historia, mientras leemos, debemos pensar en esa vieja cantera y en c�mo se ver�a cuando cayera la nieve. �Era el h�roe del cuento un granjero? �Hab�a salido a cuidar el ganado y vio, para su horror, las huellas de una gran bestia? Las marcas en la nieve son como las de las patas de un gato, pero mucho m�s grandes.

Podemos o�rle decir: ��Hay un le�n ah� abajo! Ha ido a refugiarse. �No tendr� hambre? Cuando pase la tormenta de nieve, tendr� mis terneros u ovejas. �No, no lo har�! si soy el hombre que deber�a ser, habr� un le�n muerto o un hombre muerto en cinco minutos "; as� que baj� y mat� al gran gato que de otro modo habr�a robado su reba�o o su familia.

I. A Dios siempre le gust� el coraje, especialmente el que no teme a las grandes adversidades. El que siempre espera para contar a sus enemigos, nunca usar� la Cruz Victoria. Si usted es el �nico cristiano en She shop, existe la posibilidad de que se distinga. Cuando era ni�o, las elecciones eran mucho m�s duras de lo que son hoy en d�a. Podr�as romperte la cabeza sin ning�n problema. Un hombre que yo conoc�a estaba haciendo campa�a electoral y se meti� en la sala de comit� equivocada.

Sin embargo, se dio cuenta de su error a tiempo, se quit� la cinta, se la meti� en la boca y se la trag�. Eso es lo que hacen algunos compa�eros con su religi�n cuando est�n en medio de los enemigos de Dios.

II. Dificultades y peligros que dan posibilidades de ascenso. Si sigue a este hombre a otras partes de la Biblia, lo encontrar� a la cabeza de veinticuatro mil hombres. Ahora bien, David no nombr� a los hombres capitanes porque sus padres antes que ellos fueran oficiales; ten�an que levantarse por m�rito; y el hijo mayor del rey David. el Pr�ncipe de Paz, convierte a los soldados rasos en capitanes cuando han demostrado su val�a.

Cuentan una historia en Lancashire de un hombre de Oldham que se alist� con el claro entendimiento de que era un oficial; pero a la ma�ana siguiente, cuando despert� de su letargo de borrachera, se encontr� en plena intimidad. Me temo que si alguna vez recibi� una raya, fue solo una de muchas, �y estaban en su espalda y no en su brazo! Dist�ngase, y la ignominia no podr� reclamarlo. Cuanto m�s alto subas la colina, menos gente encontrar�s.

Cuando se toma una colecci�n, y alguien deja caer una pieza de oro, puede estar escondida por monedas de un centavo mientras est� en la caja, pero cuando comience a contar, pronto lo ver�n. Este hombre Bena�a poco so�� que tres mil a�os despu�s de que mat� al le�n alguien pensar�a que val�a la pena hablar de lo que sucedi� ese d�a nevado. El hecho es que estamos haciendo historia todos los d�as, y nos corresponde a nosotros decidir si ser� brillante o sombra. ( T. Champness .)

Bena�a

Bena�a tambi�n descendi� y "mat� a un le�n en medio de la fosa en tiempo de nieve". �Ese es un hombre que vale la pena mirar! Es un d�a de nieve; Pi�nsalo. Es dif�cil ser valiente en un d�a as�. Pero ese fue el d�a en que Bena�a, hijo de Joiada, hijo de un valiente de Kabzeel, que hab�a hecho muchos actos poderosos, fue e hizo otro. �Alguna vez se le ocurri� que ese hombre se parec�a maravillosamente a otro Bena�a? �Alguna vez pensaste que se parec�a maravillosamente al Se�or Jesucristo, quien, en uno de los d�as m�s aburridos y oscuros que jam�s haya visto el mundo, descendi� al abismo y se encontr� cara a cara con el devorador y destructor de los hombres?

Y no ten�a a nadie a quien animar ni a quien animar. Todos sus disc�pulos lo abandonaron y huyeron; y solo, sin ayuda y solo, descendi� a la fosa y mat� al le�n, al drag�n, al devorador. Luch� y gan�. Hay una fuerza de maldad semejante a la de un le�n en cada uno de nosotros, y no somos salvos hasta que nuestro pie est� sobre su cuello y su poder se rompe. Con algunos, el le�n est� fuera, avanzando y rugiendo, como se supon�a que hab�a estado antes de este d�a nevado cuando cay� al pozo.

No, el gran trabajo a�n est� por hacer. Baja al pozo; desciende a las profundidades de tu propia naturaleza ca�da, las profundidades de Satan�s en ti; baja all� r�pido, con la fuerza de Bena�a, y gana esa pelea, o a�n no ser�s salvo. Ninguno de nosotros, viejo o joven, ignorante o erudito, tiene derecho a sentirse seguro hasta que haya hecho la obra de Bena�a, y haya descendido a las profundidades del pecado que hay en �l mismo con la l�mpara de Dios y la espada de Dios, y apu�alado al coraz�n la vida de pecado que est� en lo m�s profundo de su alma.

�Qu� significa Bena�a? Bena�a significa, literalmente, el hombre que Dios construy�. Hay algo en un nombre, despu�s de todo El hombre que Dios construy� a partir del protoplasma hacia arriba y hacia adelante, el hombre construido por Dios, fortalecido por Dios, impulsado por Dios, sostenido por Dios. �Que Dios nos conceda que todos tengamos ese pedigr�! "Nacido no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de hombre, sino nacido de Dios". �Nacido de nuevo! Hombres espirituales, cuyos fundamentos Dios puso en Cristo Jes�s; y de quienes Dios est� haciendo hombres fuertes, incondicionales, heroicos, espirituales, porque los ha construido y los ha fundado sobre la Roca Eterna de Su propio Hijo amado. ( J. McNeill .)

Posible logro de un hombre m�s Dios

Al reverendo FB Meyer se le hab�a mostrado una maravillosa colecci�n de crisantemos. El horticultor le dijo: "Y todas estas gloriosas flores provienen de una margarita de campo com�n". En respuesta a las preguntas del Sr. Meyer, el experto cont� c�mo, mediante largos procesos de cultivo paciente llevados a cabo durante varios a�os, la simple flor silvestre se hab�a convertido en un triunfo del desarrollo cient�fico. "Ya veo", dijo, "el crisantemo es una margarita de campo, m�s un hombre". "S�", dijo el jardinero, "eso es todo". "Y", dijo el Sr. Meyer con una intensidad impresionante, "un cristiano es un hombre m�s Dios, Dios en Cristo, que vino a darnos vida en abundancia".

Posibilidad de grandes logros

Hay un poder maravilloso en el trabajo honesto para desarrollar energ�as latentes y revelar a un hombre a s� mismo. Supongo que, en la mayor�a de los casos, nadie est� ni la mitad de sorprendido por la haza�a m�s grande de un gran hombre que �l mismo. Dicen que hay suficiente energ�a el�ctrica inactiva para provocar una tormenta el�ctrica en unas pocas gotas de lluvia, y hay suficiente fuerza espiritual inactiva en los m�s d�biles de nosotros como para arrojarnos a la luz ben�fica y repicar notas de despertar en muchos o�dos sordos. ( A. Malaren, D. D. )

Empresa esencial para el �xito

El �xito es la recompensa del esfuerzo, no por accidente. Rufus Cheats, cuando alguien coment� que los grandes logros a menudo resultaban del azar, grit�: ��Tonter�as! tambi�n hablar de dejar el alfabeto y recoger la Il�ada ".

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "2 Samuel 23". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/2-samuel-23.html. 1905-1909. Nueva York.