Bible Commentaries
2 Samuel 3

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-39

Hab�a una larga guerra entre la casa de Sa�l y la casa de David.

Progreso y cese de la guerra civil

�Qu� historias de dolor se encierran en estas breves palabras: "�Hubo una larga guerra!" Probablemente fue s�lo una guerra irregular, sin mucho derramamiento de sangre; la guerra de escaramuzas y sorpresas, no de batallas campales, asedios prolongados o asaltos desesperados; pero muchas ciudades saqueadas, muchas granjas reducidas a cenizas, y muchos corazones aplastados por la desesperaci�n o enloquecidos por la furia, y muchas maldiciones profundas y mortales, y muchos votos diab�licos de venganza, seguir�an por todas partes el camino de la guerra.

Y fue una guerra de la clase m�s angustiosa y desmoralizante, no extranjera sino civil. Las grandes guerras nacionales suelen ir acompa�adas de un beneficio que los contrarresta: suavizan la agudeza de las disputas privadas. Pero cuando las partes de la misma naci�n se pelean entre s�, como lo estaban ahora las tribus de Israel, las disputas privadas, en lugar de curarse, solo se exasperan hasta una mayor amargura.

1. Antes de que se registre el notable cambio de pol�tica por parte de Abner que llev� al fin de la guerra, se nos da un vistazo de la vida dom�stica del rey David ( 2 Samuel 3:2 ); y ya sea intencionalmente o no, inmediatamente sigue ( 2 Samuel 3:6 ) una muestra y una ilustraci�n de la clase de males a los que ese modo de vida pod�a dar lugar.

Aunque a David no se le permiti� la poligamia, ciertamente se le hizo un gui�o; no le fue imputado como culpabilidad; no fue tratado como un acto de rebeli�n contra la ley de Dios. Pero, por otro lado, esta tolerancia de la poligamia no previno ni pudo evitar los males a los que, por su propia naturaleza, da lugar. No pod�a haber unidad en la familia de David, nada de ese delicioso sentimiento de unidad, que le da tanto encanto al hogar.

En su propio pecho, ese sentimiento de delicadeza, ese sentimiento de castidad, que tiene una influencia tan purificadora en una familia, apenas pod�a florecer. Y adem�s, como la ausencia de delicadeza debe haber sido caracter�stica de David, tambi�n lo era de sus hijos; las pasiones desenfrenadas de algunos de sus hijos dieron lugar a las m�s funestas tragedias; y dejaron manchas en su nombre que ni siquiera el tiempo podr�a borrar.

2. Es inmediatamente despu�s de este destello de la vida dom�stica de David que nos encontramos con una muestra de la clase de males a los que com�nmente da lugar ese modo de vida. Sa�l tambi�n ten�a su har�n; y parece haber sido una regla de sucesi�n en el Este, que el har�n iba con el trono; por lo tanto, tomar posesi�n de uno se consideraba como un derecho al otro. Por lo tanto, cuando Is-boset se enter� de que Abner hab�a tomado a una de las concubinas de su padre, parece haber considerado esa circunstancia como una prueba de que Abner estaba reclamando el reino para s� mismo.

Confundiendo la apariencia de poder con la realidad - olvidando que Is-boset ten�a s�lo uno, y Abner el otro, Is-boset denunci� la conducta de Abner con gran franqueza y rudeza; y le dio una ofensa tan mortal que Abner le asegur� abrupta y perentoriamente que no dar�a otro golpe en su servicio, sino que ir�a inmediatamente a David. La p�rdida de Abner fue para Is-boset la p�rdida de todos. Su causa hab�a estado perdida durante alg�n tiempo; ahora estaba bastante destruido.

3. El siguiente paso en la narraci�n nos lleva a la propuesta de Abner a David de hacer una alianza con �l por la posesi�n indiscutible del trono. Como preliminar a cualquier otro arreglo, David insisti�, en primer lugar, en que su esposa Miguel, la hija de Sa�l, le fuera devuelta. Algunos han declarado que esta es una condici�n dura, especialmente considerando que Michal ahora viv�a como la esposa de otra persona, que parece haber estado muy apegada a ella y la mayor�a no estaba dispuesta a entregarla.

Sin embargo, es indudable que Mical no era la esposa de Phaltiel, sino la esposa de David; Phaltiel debe haber sabido que ella era la esposa de otro hombre cuando la recibi�; y es una compasi�n fuera de lugar sentir l�stima por un hombre cuando se le pide que entregue lo que nunca tuvo derecho a tomar. Cabe preguntarse, sin embargo, �cu�l pudo haber sido el motivo de David para exigir la devoluci�n de Michal, cuando tuvo tantas esposas sin ella? Podr�a ser suficiente decir en respuesta que Mical era su esposa casada, y que habr�a sido una verg�enza para David, cuando pudo evitarlo, permitir que su esposa viviera en adulterio con otra persona.

De todas las esposas de David, Mical, como hija de un rey como Sa�l, fue la primera en rango mundano; David, por tanto, quiso recuperarla; probablemente tambi�n, pens�, que al tenerla de nuevo como esposa, habr�a un v�nculo de uni�n entre las dos familias reales del reino que podr�a unir a la gente y evitar un mayor derramamiento de sangre. Otra consideraci�n parece haberle influido tambi�n.

Al exigir la devoluci�n de Michal, menciona especialmente la dote que le hab�a dado: cien prepucios de los filisteos. Al mencionar esto, probablemente deseaba revivir entre la gente el recuerdo de sus antiguos servicios y haza�as contra estos enemigos empedernidos de su pa�s y religi�n. Su reciente alianza con los filisteos lo hab�a hecho sospechar; deseaba recordar a su pueblo, por lo tanto, su antiguo comportamiento hacia estos enemigos, y alentar la expectativa de hechos similares de una guerra exitosa.

4. Cuando se resolvieron los preliminares entre Abner y David, Abner parece haberse esforzado con verdadera sinceridad y celo a favor de David. Lo m�s probable es que no lamentara la ocasi�n de su ruptura con Is-boset; La de David era obviamente la estrella en ascenso; probablemente Tie estaba viendo una oportunidad para transferir su lealtad de uno a otro. Abner se volvi� ahora tan celoso por David como antes lo hab�a sido por Is-boset; y al mantener comunicaci�n con los ancianos de Israel y de Benjam�n, y exhort�ndolos fuertemente a que se sometieran a David, le prest� un servicio que ning�n otro hombre vivo podr�a haberle prestado.

El tierno coraz�n del rey pastor estaba sin duda indecible entristecido por la continuaci�n de la guerra; habr�a acogido con un deleite ilimitado cualquier arreglo honorable que hubiera impedido un mayor derramamiento de sangre; y cuando se vio a Abner usando su gran influencia con los l�deres de las tribus en la causa de la paz, debi� haberse aparecido a David como un mism�simo �ngel de Dios. Cuando, por tanto, en el momento m�s cr�tico de estas negociaciones, el impetuoso y vengativo Joab atraves� con su espada el coraz�n de Abner, cuando, ante la repugnante ferocidad del acto mismo y su flagrante indignaci�n contra las leyes de la hospitalidad, a�adi�: El crimen de poner en peligro una negociaci�n nacional sumamente delicada y exasperar a los que m�s se deseaba conciliar, la mortificaci�n de David debi� de ser ilimitada. (WG Blaikie, M. A. )

Guerra perpetua

I. Intereses en conflicto.

1. Los intereses de Saulo eran naturales, carnales, mundanos, ego�stas. Los intereses de David, por el contrario, eran de Dios, eran espirituales, estaban bajo la direcci�n soberana de Dios, eran divinos. Esa es la distinci�n entre la Iglesia de Dios y el mundo. Cual es el resultado? Por qu�, solo intereses en conflicto, discordantes, en pugna; porque uno est� en el inter�s del Se�or Jesucristo, y el otro en el inter�s del diablo.

La casa de Sa�l, la multitud carnal, ego�sta y mundana, est� bajo la influencia del Pr�ncipe de las Tinieblas, el pr�ncipe del poder del aire, que gobierna en los corazones de los hijos de la desobediencia; todos est�n bajo el dominio de sus inclinaciones y afectos carnales, y los hombres del mundo no deben sentirse ofendidos por que les digamos lo que sus propias conciencias deben admitir que es el hecho.

Por el contrario, el ej�rcito de David se asocia con los amados soldados de la cruz; son los redimidos del Se�or; toman este bendito libro como gu�a; la palabra de mando del Capit�n de su salvaci�n es imperativa, y claman a lo alto por gracia, implicidad para considerarla y obedecerla. El resultado es que los intereses de Satan�s se ven reforzados por el primero y el cristianismo real es mantenido por el segundo.

2. Tomemos ahora otro punto de vista de la diferencia que subsiste entre la casa de Sa�l y la casa de David; me refiero a un punto de vista experimental. �Y qu� dir�n cuando les declare que hay tanto la casa de Sa�l como la casa de David en su propio coraz�n, que hay tanto la casa de Sa�l como la casa de David habitando este cuerpo de carne y sangre? -que existen todas las viles corrupciones e inclinaciones carnales de la casa de Sa�l; pero, bendito sea Dios, tambi�n est�n las gracias especiales y las implantaciones espirituales de la casa de David - una naturaleza vieja y nueva - una propensi�n a todo mal, como fue el caso de Sa�l, pero un jadeo por todo bien. , como fue el caso de David.

3. Obs�rvese que son tan contrarios, tan opuestos entre s�, que son totalmente irreconciliables y, por tanto, es en vano intentar una reconciliaci�n. El que ha nacido seg�n la carne perseguir� al que ha nacido seg�n el Esp�ritu. �Qu� comuni�n puede tener la luz con las tinieblas? �Qu� comuni�n puede tener Cristo con Belial? �Qu� unidad o intimidad puede subsistir entre el creyente y el infiel?

II. El poder de avance del bando conquistador. "David se hizo m�s y m�s fuerte, y la casa de Sa�l se debilit� m�s y m�s".

1. El primer rasgo de la prosperidad de David radicaba en que su fama y su destreza avanzaban y aumentaban, y su poder se extend�a. As� ocurre con nuestro glorioso Se�or, el antitipo de David; Su reino crece y se extiende, prospera y prospera, su nombre es exaltado y ser� exaltado, y toda su casa.

2. Pero lo que constituy� el hecho de que David se hiciera cada vez m�s fuerte desde el punto de vista m�s conspicuo, fueron las accesiones que constantemente se hac�an a su reino, y todas las cuales eran tantas instancias, no meramente del aumento de su propia fuerza, sino de la disminuci�n del reino y poder de Sa�l. La misma forma en que avanza el glorioso remo David. Todos los accesos que se hacen a Su reino son cautivos leg�timos liberados del terrible poder de las tinieblas y trasladados a Su propio reino.

3. El siguiente punto son los intereses enfrentados entre las dos casas que ocupan nuestra pobre naturaleza. �Est� en su poder decir honestamente que dentro del c�rculo de su experiencia la casa de David se fortalece cada vez m�s y la casa de Sa�l se debilita cada vez m�s? Quiero que las gracias crezcan en fuerza. Quiero tener una fe como la de Abraham. Quiero dar gloria a Dios y creer contra imposibilidades aparentes.

Quiero que el amor crezca como el de Juan, para que ning�n lugar sirva para m� sino el seno de Jes�s; Quiero tener la esperanza de salir victorioso, fuerte y firme, entrando dentro del velo, seguro y firme. Quiero que la humildad me ponga a los pies de Cristo y mantenga el hacha all�. Quiero que el celo de la casa de mi amado Se�or me coma, y ??quiero que la mansedumbre y la paciencia de mi Se�or me hagan totalmente inamovible a todas las provocaciones del mundo inicuo por el que estoy pasando.

�Oh! si as� se ejercitaran las gracias de Jes�s. Si el hombre nuevo estuviera siempre as� entronizado. Si el nuevo hombre estuviera siempre sentado en la cima, siempre as� favorecido con provisiones de gracia desde arriba, �qu� viejo Ad�n gemir�a! �C�mo lo clavar�an! �C�mo estar�a mortificado!

II. Los resultados de la guerra. Ya sabes c�mo result� con David: result� en la destrucci�n total de la casa de Sa�l, en honores imperecederos usados ??por �l y su casa, su trono sobre todos los reinos de la tierra, y una paz gloriosa y duradera establecida y asegurada. As� ser� con nuestro glorioso Cristo y Su casa. Todos los honores que proporciona el pacto de gracia, que las promesas de la Palabra despliegan y exhiben, y que la gracia del Esp�ritu puede revestir y llevar, y que despu�s de todo deben volver y redundar en el precioso nombre de Jes�s, son reclamados y apropiado por los seguidores del Cordero, la casa de David.

1. Adem�s, hay una circunstancia peculiar en relaci�n con esta guerra y sus resultados, es decir, con toda esta lucha, escaramuza y heridas, nunca se mata o destruye un alma.

2. El trono de nuestro David debe destacarse por su fama y ser exaltado sobre todos los dem�s. Debe establecerse de tal manera que reine sobre todos los dominios y abatir toda autoridad que se le oponga, porque est� escrito que �l debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies. Luego viene la gloriosa consumaci�n, la paz eterna. ( J. Hierros .)

Una guerra larga

I. Hubo guerra. David ascendi� al trono de Jud�, pero no para disfrutar de la paz, como podr�a haber supuesto. Los descendientes de Sa�l se opusieron a su elecci�n, aunque ratificado por el cielo; usurp� el trono, y mantuvo personalmente, o por su representante y agente principal, Abner, una oposici�n incesante y amarga a su gobierno. �No es as� con el cristiano, despu�s de su decidida confirmaci�n en la fe? Cuando estamos en Cristo, o m�s bien Cristo est� en nosotros, en virtud de nuestra elevaci�n espiritual, entonces es que la enemistad entre nuestra naturaleza ca�da y la verdadera voluntad de Dios se delata en vehemente actividad.

2. La guerra fue larga. Con David, el conflicto literal dur� s�lo siete a�os y seis meses, hasta que el �ltimo oponente de su leg�timo dominio fue eliminado. Con cada hijo espiritual de Dios, la guerra debe durar desde la conversi�n hasta la muerte, mientras que un fragmento de esta mortalidad infectada se adhiere a otro en la animaci�n; tan completa, tan desesperadamente ha preocupado y pose�do nuestro ser natural la oposici�n de Satan�s al gobierno de Dios.

3. Adem�s, se menciona que "la casa de David se hac�a cada vez m�s fuerte". Debe ser as� con el cristiano. La condici�n del creyente es creciente: nace perfectamente en Cristo de una vez, pero sus poderes y facultades maduran en la acci�n y su progreso est� decidido. ( CM Fleury, AM )

Versículo 10

Para traducir el reino de la casa de Sa�l.

La traducci�n de la vida

El reino pasar�a de la casa de Sa�l a la casa de David, y David ser�a rey "sobre Israel y sobre Jud�, desde Dan hasta Beerseba". La idea es que los reinos de tipo terrenal cambian de manos y, por lo tanto, deben considerarse como pertenecientes a cosas temporales y mutables, y no a cosas eternas e inmutables. �Qu� tienes que no hayas recibido? Con el uso prolongado, los hombres llegan a considerar la idea de la propiedad unipersonal y, por lo tanto, aumenta la sensaci�n de monopolio.

Nuestros hijos no son nuestros, son de Dios; nuestras vidas no son nuestras, pertenecen al Creador; no tenemos nada, excepto en el sentido de mayordom�a y en el sentido de implicar responsabilidad por el uso que hacemos de �l. Est� bien que los hombres s�lo puedan reinar durante un tiempo determinado; Ser�a bueno que la realeza pudiera cambiar su punto de origen, de modo que la vanidad humana pudiera ser frenada y la ambici�n humana pudiera ser frustrada en muchos sentidos.

No debemos pensar en los reinos terrenales solamente como significando soberan�as pol�ticas; debemos pensar en la influencia personal, las funciones institucionales y todos los arreglos hechos para satisfacer las necesidades del d�a presente; todas estas cosas deben cambiarse para ser purificadas; la direcci�n puede alterarse para que se pueda despertar la atenci�n; los que se imaginan seguros para siempre deben ser sacudidos de su seguridad, para que aprendan que no hay permanencia sino en Dios.

El Se�or reina. Todos los hombres reinan bajo su mando y est�n sujetos a su voluntad. Solo son felices quienes usan el mundo para no abusar de �l, y quienes lo sostienen con una mano tan ligera que en cualquier momento pueden volver a dejarlo. ( J. Parker, D. D. )

Dios en la historia

Alguien ha dicho concisamente: �Hay tres tipos de historias. Hay algo que convierte al rey en el centro de la historia. La historia es principalmente una de las guerras y sus causas. Habla con entusiasmo de las victorias del rey y explica sus derrotas. Ha sido apodado, 'La historia del tambor y la trompeta'. Luego est� lo que rastrea el crecimiento de la gente: su moral, costumbres, pol�tica y religi�n.

Esta es la historia de 'Pan y �xito'. Pero, por �ltimo, est� la historia como la de la naci�n elegida, donde el gu�a y gobernante es Dios. �sta es la verdadera historia, porque cuenta con el hecho y la fuerza m�s poderosos de todos. Es la 'Historia sana y sublime', y ninguna otra merece ese nombre ".

Versículo 18

Ahora entonces hazlo.

Ahora entonces hazlo

I. Recuerde a las personas indecisas sus impulsos anteriores.

1. El car�cter y la frecuencia de esos impulsos han variado mucho en diferentes individuos.

2. Estos impulsos han sido habituales en ti en determinados momentos, y encuentran un paralelo en el caso de Israel. Estos israelitas, quiz�s, en su coraz�n buscaban que David fuera rey cuando vieron el gozo en el rostro de los hombres de David. Sus soldados a menudo ten�an bot�n para compartir, y siempre hablaban bien de su capit�n, y cada vez que se ve�a a un hombre de David en cualquier lugar de Jud� o Israel, la gente dec�a: "Esos guerreros tienen una buena herencia al estar bajo un l�der tan noble". y deseaban tener un rey as�.

No lo dudo, pero a veces, cuando escuchan a Cristo predicado en toda Su dulzura, se les hace la boca agua tras �l. ��Es tan bueno, es tan agradable? �Oh, si lo conoci�ramos! " Y cuando ves a los cristianos tan felices, y especialmente cuando los ves en tiempos de problemas tan alegres y gozosos bajo todas sus pruebas, s� que has tenido el deseo interior de conocer su secreto y poder compartir su paz.

3. Estas b�squedas de David fueron a veces v�vidas y fuertes entre los israelitas; y as�, tambi�n, los impulsos con personas indecisas son ocasionalmente muy poderosos.

4. Nada ha surgido de todas las b�squedas de tu juventud y tus d�as posteriores.

II. Recomendar acci�n decidida. �En tiempos pasados ??buscaste a David para que fuera rey sobre ti, ahora hazlo�.

1. Tenga en cuenta el asunto en cuesti�n: es que Jes�s deber�a ser rey sobre usted.

2. A continuaci�n, observe que si Cristo va a ser su rey, debe ser por su propio acto y obra. As� dice el texto sobre el rey David: "Ahora, hazlo".

3. Y aqu� est� el punto, si Jes�s va a reinar, el viejo rey debe caer. De nada sirve tratar de tener a Is-boset y David en el trono al mismo tiempo. Es imposible servir al pecado y servir a Cristo. No sue�es con creer ma�ana o el a�o que viene, ni siquiera dentro de media hora; pero echa inmediatamente tu alma culpable sobre Cristo. Ahora entonces hazlo.

II. Razonar con argumentos s�lidos. ( CH Spurgeon. )

"Hoy dia"

John Ruskin tom� como su gran lema de vida la simple palabra "Hoy". Lo ten�a grabado en su reloj, y delante de �l en su biblioteca, para que siempre pudiera verlo mientras se sentaba en su escritorio, el texto, "Trabaja, mientras todav�a se llama hoy". Arrepint�monos hoy, creamos, amemos, oremos, trabajemos, para que hoy podamos llevar a cabo el reino, haciendo Su voluntad como se hace en el cielo. ( HO Mackey .)

Ahora

Quiz�s ahora haya un �pensamiento serio, t�mido y solitario� en su coraz�n acerca de convertirse en cristiano. Si lo dejas en paz, es posible que salga volando como un p�jaro a trav�s de la puerta de una jaula que se deja abierta y que nunca regrese. O bien, una multitud de preocupaciones y planes de negocios, o quiz�s una gran cantidad de invitaciones sociales, llegar� en masa, y el buen pensamiento ser� sofocado hasta la muerte. Has sofocado esos pensamientos benditos antes.

El pensamiento en su coraz�n es convertirse en cristiano ahora, y suenan las grandes campanas: "Ahora es el tiempo aceptado; he aqu�, ahora es el d�a de salvaci�n". Ning�n alma se ha salvado jam�s, y ma�ana no se ha hecho ninguna buena acci�n. �Cuidado, no sea que ma�ana te encuentre m�s all� del mundo de prueba! ( Theodore L. Cuyler, D. D. )

El deber m�s cercano

Poco despu�s de la muerte de Carlyle, dos amigos se conocieron. �Y Carlyle est� muerto�, dijo uno. �S�, dijo el otro, �se ha ido; pero me hizo un muy buen papel una vez ". "�Como fue eso?" pregunt� el primer orador. "�Alguna vez lo vio o lo escuch�?" �No�, fue la respuesta, �nunca lo vi ni lo escuch�. Pero cuando comenc� la vida, casi despu�s de mi aprendizaje, perd� todo inter�s en todo y en todos.

Me sent� como si no tuviera un deber importante que cumplir; que no importaba si viv�a o no; que al mundo le ir�a tan bien sin m� como conmigo. Esta condici�n se prolong� durante m�s de un a�o. Deber�a haberme alegrado de morir. Una noche sombr�a, sintiendo que no pod�a soportar m�s mi oscuridad, entr� en una biblioteca y, levantando un libro que encontr� sobre una mesa, lo abr�. Era 'Sartor Resartus', de Thomas Carlyle.

Mi mirada se pos� en una frase, marcada en cursiva, '�Cumpla con el deber m�s cercano a usted, que sabe que es un deber! El segundo deber ya habr� quedado m�s claro. Esa oraci�n �, continu� el orador,� fue un rel�mpago que golpe� mi alma oscura. Me dio una nueva visi�n de la existencia humana. Me convirti� en un hombre cambiado. Carlyle, bajo Dios, me salv�. �l puso contenido, prop�sito y poder en mi vida ".

Versículo 33

�Muri� Abner como muere un tonto?

La muerte del tonto

Hay dos o tres versiones diferentes de nuestro texto. Algunos lo toman as�: "�Muri� Abner como un hombre malvado?" Y luego la respuesta es: �No, no lo hizo. Cay� por la mano sucia de un asesinato deliberado y enga�oso ". Otros traducen el texto: "�Morir� Abner como un tonto?" Es decir, ��Ser� imp�o? �Ser� olvidada su ca�da? �Ser� su asesinato sin venganza? Hay mucho que mostrar para esta versi�n; porque David, inmediatamente despu�s, pronuncia una terrible imprecaci�n sobre la casa de Joab.

Pero la tercera traducci�n, que preferimos, y que tomaremos, es la que tenemos aqu� en nuestro texto: "�Muri� Abner como muere un necio?" Es decir, "�Puede ser cierto que un hombre como Abner, con todo su poder mental y toda su destreza marcial, puede ser cierto que Abner, de todos los hombres, muri� como un tonto?" El siguiente verso, ver�, explica la referencia. Tiene las manos libres, los pies libres y, sin embargo, Abner el guerrero cae ante la lanza de Joab.

"�Muri� Abner como muere un tonto?" Creo que, en general, podemos dar por sentado que en la juventud siempre existe el amor por el trato honesto. De hecho, si alguien que se llama a s� mismo un hombre se opone a un trato sencillo y directo, cuanto antes cambie su nombre, mejor. Seguramente ning�n joven en sus sentidos diferir� de nosotros en la afirmaci�n de que no importa cu�n exitoso pueda ser un hombre en muchos aspectos, sin embargo, su vida es un completo fracaso si al final muere como un tonto.

Reconocemos el hecho de que debemos morir. Y supongo que un verdadero joven se enfrentar�a mucho antes a un hecho como este, y mucho antes oir�a al predicador tratarlo con valent�a, que intentar la tonta tarea de escapar de un tema desagradable sin referirse a �l. �Cu�l fue la marca de la locura en la muerte de Abner?

I. Su extra�a sencillez y maravillosa credulidad. Me maravilla de Abner, ciertamente David lo hizo, de que �l, de todos los hombres, hubiera sido tan f�cil de "enga�ar", porque no conocemos otra palabra que transmita tan exactamente el pensamiento de nuestra mente. Abner hab�a estado continuamente al lado del rey. Debe haber sabido, por tanto, que el arte del discurso pol�tico consiste en ocultar los pensamientos, y que la naturaleza s�lo permite que las lenguas de los cortesanos envuelvan con el lenguaje las intenciones del coraz�n.

Es extra�o que un hombre como Abner, que hab�a pasado por una escuela como dos patios, hubiera cre�do tan f�cilmente el mensaje que Joab le envi�. Ahora bien, �no es maravilloso cu�n desprevenidos son los hombres de los designios del pecado? Son lo suficientemente astutos en otras cosas. No tengo ninguna duda de que muchos de ustedes son hombres de negocios perspicaces, entusiastas y agudos. Sus libros testificar�n que no tiene muchas deudas incobrables. Puedes ver a trav�s de un hombre tan r�pido como la mayor�a; sin embargo, �qu� extra�o es que a menudo los m�s astutos en otras cosas se enga�en m�s en cuanto a la naturaleza de los designios del pecado! Como describe Homero en su Odisea, est�n las sirenas en las rocas, que cantan tan dulcemente que, si se quiere evitar que un Ulises dirija su nave directamente sobre sus toscas cejas, los hombres deben atarlo al m�stil y hacer remos. con desesperada seriedad,

Y as� el pecado parece cantar como una hechicera; y los hombres m�s astutos e inteligentes se sienten irresistiblemente, casi imperceptiblemente, atra�dos hacia ella; y aquellos que quisieran ver a trav�s de un enga�o de otro tipo en un momento parecen, como Abner, completamente cegados a este respecto. Lo que Satan�s desea lograr es vengarse de Dios a trav�s de las criaturas de Dios. �Es probable, entonces, que un Joab como �ste pueda tener alguna buena intenci�n cuando te dice por alg�n pecado: "Ven, hablemos tranquilamente en la puerta?" Y, sin embargo, �cu�n voluntariamente se desviar� un hombre con cualquier pecado! �Un hombre est� arruinado y es salvo por la fe.

�Confieso que cuando escuch� por primera vez esa declaraci�n me qued� bastante sorprendido. Al principio no vi su fuerza y ??dije: ��Qu�date! Hay un error. Quieres decir que un hombre es salvo por la fe y arruinado por la incredulidad ". La respuesta que recib� fue: �Eso es cierto; as� tambi�n es que un hombre es salvo o perdido por la fe. Si la fe est� en Dios, por medio de Cristo, entonces esa fe salva; pero, por otro lado, si es la fe que un hombre pone en las representaciones hechas por Satan�s y el pecado, esa fe lo condena.

�Fue la fe de nuestros primeros padres en las palabras de la serpiente que sembraron la ruina sobre el mundo reci�n hecho de Dios. Y por eso no dudo que haya muchos aqu� acerca de los cuales se pueda decir, como lo fue de Abner: ��Morir� ese hombre como muere el necio? Tan entusiasta en todo lo dem�s, �ser� lo suficientemente cr�dulo como para dejarse llevar por una trampa tan simple como la tendida por el enemigo? Sin embargo, as� es.

II. Ahora observe lo siguiente en su locura: sus inusuales ventajas. Creo que David pens� especialmente en estos cuando estall� en el grito: "�Muri� Abner como muri� un tonto?" Usted extrae esto del vers�culo 34, "Tus manos no estaban atadas, ni tus pies con grilletes". Abner no era un prisionero de nadie m�s que de s� mismo. Ninguna cuerda ataba esos poderosos brazos suyos; no hab�a grilletes de hierro en sus pies; y sin embargo, bien podr�a habernos nacido sin manos ni pies por todo el bien que le fueron.

Manos sin usar, pies sin trabajo, se queda quieto como un tonto a la espera de que lo maten. �Oh! �No es as� con muchos? Les pregunto, �no se han desaprovechado sus ventajas? D�jame preguntarte, si tuvieras que morir y perderte, �no tendr�as que reconocer que, a este respecto, ciertamente te has hecho el tonto, porque tus manos no est�n atadas ni tus pies con grilletes? No est�s atado a la ignorancia. Puede ser que algunos de ustedes conozcan la historia del evangelio tan bien como el predicador.

Puede ser que haya otros de ustedes aqu� que podr�an pararse en esta plataforma y repasar todas las doctrinas principales de la Palabra. �Qu�, y morir�s t�, con todo este conocimiento de la verdad, como muere el necio, con pies y manos libres en libertad? No conozco tu historia, pero ser�a extra�o que aqu� no hubiera cientos de personas armadas con el santo precepto. Su Biblia puede estar al final de su caja ahora, tal como la arrojaron hace tres a�os, cuando dej� su hogar en el campo.

No pocos de ustedes han sido armados con nobles ejemplos. �No has tenido un ejemplo santo, noble y celestial en la que te dio a luz y que, tal vez, se encuentra en este momento ante el trono? Entonces d�jame preguntarte, �por qu� morir como un tonto? Si tus manos no est�n atadas y sabes la diferencia entre el bien y el mal, si has sido armado por el santo precepto, y si has sido bendecido con un ejemplo celestial, �por qu� se dir� de ti: �Muri� Abner como un tonto muere? Mientras C�sar Borgia agonizaba r�pidamente, mir� hacia arriba y, con los pu�os apretados, murmur� entre dientes las palabras: �He provisto para todo durante toda la vida, excepto la muerte.

"Y, sin duda, hay muchos aqu� que pueden", retomando las palabras de C�sar Borgia como una descripci�n de su propia locura. Entonces, te pregunto, si mueres sin esperanza, �no se puede decir como un r�quiem por ti : "Muri� Abner como muere un tonto?"

III. Ahora note, a continuaci�n, que su misma posici�n hizo que la locura de su muerte fuera mayor. Oh, Abner, si te hubieras negado a hablar con Joab fuera de las puertas de la ciudad e hubieras insistido en entrar por ellas primero, ni siquiera Joab se habr�a atrevido a violar la santidad de esa ciudadela. Habr�as estado a salvo. Puede que me equivoque, pero creo que no. En lo que respecta a mis propios sentimientos, cuanto m�s cerca est� una persona de la seguridad cuando muere, m�s triste es su muerte.

Ya es bastante triste que el marinero se adentre en el Atl�ntico medio, cuando s�lo hay vientos para aullar su r�quiem, y cuando ning�n ojo mira hacia sus luchas sino la de la gaviota dando vueltas y vueltas sobre las alas del hurac�n. . Ya es bastante triste hundirse con s�lo el chillido del ave marina en tu o�do; pero, creo, es mucho m�s triste descender justo fuera de la boca del puerto, con mil ojos sobre ti y mil manos dispuestas a ayudar si pueden.

Bastante triste para el viajero en el desierto, reseco de sed y pellizcado de hambre, que lo tumbe en el polvo ardiente para morir, con solo el buitre revoloteando sobre �l en un aire que se estremece con la intensidad del calor. Pero cuando leemos hace alg�n tiempo que uno estaba literalmente muerto de hambre en la gran metr�poli, cuando hab�a riqueza por todas partes, comida en abundancia y mil personas dispuestas a competir entre s� sobre qui�n deber�a ir primero a su rescate, Me pareci� el cl�max del horror morir en medio de la abundancia.

�Muri� Abner como muere un necio�: �cr�dulo, con ventajas inutilizadas y en el umbral mismo de la seguridad? Dios nos salve de tal insensatez. �Morir� all� Abner, hijo de la oraci�n durante treinta a�os, como un tonto? Una madre piadosa le dijo a un hijo que sol�a adorar en este lugar, y que actualmente se encuentra en el otro extremo del mundo: �Ah, muchacho, si alguna vez te pierdes, ser�n m�s de diez mil oraciones de madre. que ella pone frente a ti como barreras.

�Puede ser que haya algunos aqu� que, aunque profundamente hundidos en el pecado, sepan muy bien que no hay noche ni ma�ana, pero el grito sube al cielo:� �Se�or, salva a mi muchacho! �. �Y Abner, el hijo de tantas oraciones, morir� como un tonto? ( AG Brown. )

Versículo 34

Tus manos no fueron atadas, ni tus pies con grilletes.

La moral de la aflicci�n

I. Lo que hay en el texto expresivo de escenas aflictivas.

1. Observemos que el texto contiene el discurso, que fue pronunciado en la tumba de una persona muy respetable.

2. Lo siguiente que se observa en el texto es la manera de describir una muerte provocada por la vileza m�s execrable.

3. El texto concluye asegur�ndonos que la preocupaci�n por tal muerte, de tal persona, era profunda y universal.

II. Qu� lecciones tan �tiles tiene una tendencia m�s peculiar a inculcarnos una escena de aflicci�n as�.

1. Deber�a convencernos m�s profundamente de que el pecado es el peor y m�s grande de todos los males.

2. Este escenario de aflicci�n puede llevarnos a reflexionar sobre la vanidad que acompa�a a la vida humana, incluso en su estado m�s pr�spero. Dejemos que Ira, en esta ocasi�n, reconozca con gratitud nuestras obligaciones con la Divina Providencia, por la continuidad de nuestras vidas y comodidades. ( B. Fawcett, M. A. )

Versículo 36

Todo lo que hac�a el rey agradaba a todo el pueblo.

"El rey no puede hacer nada malo"

I. Primero, entonces, dondequiera que sea el caso de que todo lo que el rey hace agrada a todo el pueblo, esto es una efusi�n de amor; y como es el caso de nuestro Rey, que todo lo que �l hace agrada a todo Su pueblo, podemos decir verdaderamente que esta es la efusi�n de nuestro amor por �l.

1. El amor verdadero elimina las sospechas. No surgen sospechas oscuras en el alma que una vez se enamor� del Se�or Jesucristo.

2. Tambi�n inspira confianza impl�cita. Estamos dispuestos a permitir que Su voluntad sea como el libro apocal�ptico, sellado con siete sellos si es necesario, y sin vacilar decimos: "H�gase su voluntad".

3. El amor tambi�n sugiere una reverencia incondicional.

4.Crea un sentimiento de simpat�a. Cuando nuestra naturaleza llega a ser como Su naturaleza - �oh, qu� bendita consumaci�n! - cuando nuestros deseos y Sus deseos viajan por el mismo camino, aunque no con los mismos pasos; cuando aquello a lo que �l apunta es aquello a lo que nosotros apuntamos a nuestra pobre manera; cuando podemos decir que nos deleita m�s que �l est� complacido que nosotros mismos, y que es un honor m�s grande para nosotros verlo honrado de lo que ser�a honrarnos a nosotros mismos; cuando nos hundimos en �l, as� como dos arroyos divididos finalmente se disuelven en uno, como he visto un peque�o arroyo plateado venir como un payaso al Padre Thames y verter todo su ser en �l, de modo que ya no sea m�s que una parte. del gran r�o - as�, cuando nuestra alma se entrega en perfecto amor a Cristo, para pensar sus pensamientos, y vive y mu�vete en �l para que ya no seamos nosotros los que vivamos, sino Cristo quien vive en nosotros; �Oh, entonces es que todo lo que hace el Rey agrada a todo Su pueblo! Cuando el creyente llega a ser lo que deber�a ser en la plenitud de su amor, su voluntad se pierde en la voluntad de Cristo, su misma vida est� escondida con Cristo en Dios, y luego se da cuenta de cu�n cierto es que todo el Rey agrada a todo su pueblo.

II. El amor que se manifiesta as� es consecuencia del conocimiento. El amor humano es ciego; pero el amor que es obrado en nosotros por el Esp�ritu de Dios est� tan lleno de ojos como las grandes ruedas de la Divina Providencia. Existe la mejor de las razones por las que todo lo que hace Jes�s deber�a agradar a todo su pueblo, porque todo lo que hace es correcto, y lo sentiremos en la medida en que combinemos el conocimiento con el amor, o nuestro amor se base en el conocimiento.

1. Conocemos el car�cter de Cristo.

2. Sabemos algo de Sus designios, y sabemos que �l dise�a la gloria del Padre a trav�s de la salvaci�n de aquellos que el Padre le dio.

3. Conocemos algo de Sus modos de operaci�n. Hemos aprendido que a menudo tiene la costumbre de disfrazarse; Su camino est� en el mar, y su camino en las grandes aguas, y sus pisadas no son conocidas excepto por aquellos que le conocen.

4. Sabemos algo de los derechos de nuestro Se�or y, por lo tanto, nunca podemos aventurarnos a interferir con Sus acciones.

III. Este es el secreto del descanso: "Todo lo que hizo el rey agrad� a todo el pueblo". Saber que el Rey lo ha hecho, y ver Su mano Divina en cualquier cosa, es m�s de la mitad de la batalla que termina en dulce contenido. Cuando haya visto la mano de Dios, entonces diga: "No quisiera que fuera de otra manera". Conozco a varias personas que siempre est�n en problemas y son infelices porque hay una disputa entre ellas y Dios.

Recuerdo a uno con quien habl� solemnemente, hace a�os, y poco despu�s de su muerte. Fui a ver a su hijo moribundo, el �nico que le quedaba, y me dijo: "No le hables a mi hija de la muerte, no se lo menciones". "Bueno, entonces", dije, "si no puedo mencionar la muerte, no subir� las escaleras". El padre me dijo: "Dios no puede llevarse a ese ni�o". Hab�a perdido varios antes, y dijo que, si su hija mor�a, deber�a llamar a Dios un tirano, y no s� qu�.

Por fin me par� ante �l y le dije: �Te est�s haciendo una vara mucho m�s pesada de lo que Dios mismo pone sobre ti. Me temo que t� mismo morir�s si act�as de esta manera ". Como no pudo ser llevado a la raz�n, y pate� y se rebel� contra el trato de Dios con �l, no me sorprendi� saber que, poco despu�s de la muerte de su hijo, �l tambi�n muri�. No sirve de nada pelear con Dios; Luchen los tiestos de la tierra con otros tiestos, si quieren, pero �ay del que contienda con su Hacedor! En lugar de eso, incl�nate ante �l, no solo porque debes hacerlo, sino porque te deleitas en reconocerlo como tu Se�or.

IV. �Por �ltimo, esta ser� una lecci�n de obediencia.

1. Cualquier servicio que el Rey requiera de ti te agradar�.

2. A menudo, se nos permite trabajar duro y, sin embargo, encontrarnos con un gran des�nimo. Fue un comentario bonito que le�, el otro d�a, de un hombre cristiano que dijo: �Sol�a ??tener muchas desilusiones, hasta que cambi� una letra de la palabra y la part� en dos, de modo que en lugar de 'desilusiones', Lo le� 'Sus citas' �. Ese fue un cambio maravilloso, porque las� desilusiones �te rompen el coraz�n, pero� Sus citas �lo aceptas con alegr�a. ( CH Spurgeon .)

Versículo 38

�No sabes que hay un pr�ncipe y un gran hombre ca�do hoy en Israel?

Un gran hombre

Al revisar la historia del mundo, vemos que se divide en tres etapas. En la primera etapa se magnifica el poder, se diviniza la fuerza, se representa al gran hombre como una especie de H�rcules, con su piel de le�n y su garrote, en un mundo de insectos. En esa era, Nimrod es el h�roe del coraz�n del mundo. Entonces la fuerza recibi� el homenaje de los hombres. En la segunda etapa, el poder retrocede uno o dos pasos y el intelecto pasa al frente.

El gran hombre es el hombre intelectual, el hombre de letras, el hombre que blandi� su cetro sobre el dominio del pensamiento. En esa �poca, Homero es el �dolo favorito ante el cual la poblaci�n se deleita en inclinarse. Entonces el genio recibi� el homenaje de los hombres. Bug Christianity inaugur� una nueva era. Apunt� al mundo no a un Nimrod o un Homer, sino a un "Ni�o"; no al poder o al genio, sino al bien. El gran hombre del futuro ser� un buen hombre.

Se acerca el d�a en que un buen hombre como William Guthrie o Norman Macleod ser� m�s honrado y estimado que el h�roe de cien batallas, o el genio no santificado m�s poderoso que ha destellado su luz espeluznante a lo largo de los siglos. Hay un viejo proverbio que dice: "Algunos hombres nacen grandes, algunos hombres alcanzan la grandeza, pero a otros se les impone la grandeza". Sir Titus Salt, de Saltaire, y Crow Nest, cerca de Halifax, fue uno de los que alcanz� la grandeza.

No naci� grande, ni se le hab�a impuesto la grandeza, aunque lo logr�. Hombre de voluntad f�rrea, hizo que todo lo que ten�a que hacer se doblara a �l. 1 La verdadera bondad por s� sola es la verdadera grandeza. La grandeza ya no depende de los alquileres: el mundo es demasiado rico. La grandeza ya no depende del pedigr�: el mundo lo sabe demasiado. Nada es genial ahora, excepto lo personal.

"Sin embargo, me parece

Es noble ser bueno;
Los corazones bondadosos son m�s que coronas,

Y fe m�s simple que la sangre normanda ".

Ninguna cantidad de riqueza material, ninguna porci�n de grandeza mundana, ninguna altura de superioridad intelectual puede investir el alma de un hombre malo con una chispa de verdadera dignidad y gloria. Echa de menos la salvaci�n, y no me importa lo que eres, no me importa la riqueza que tengas, no me importa a qui�n llames padre; si pierdes la salvaci�n, est�s en una condici�n miserablemente baja. Pero s� salvo, nace de nuevo, ten fe en Dios, ama a Cristo, y ser�s elevado de inmediato.

Eres rico, noble, noble, porque has nacido de Dios. Tienes una patente de nobleza de los cielos. Perteneces a la aristocracia moral del universo. Eres miembro de la C�mara de los Lores de Dios. ( W. Francis .)

Grandeza

Cuando hablo de grandeza no me refiero a la grandeza que depende de la fortuna o el favor mundano; las dignidades y distinciones que son el producto de una sonrisa real; las meras casualidades de rango y riqueza; la grandeza que brilla en el sal�n alegre, y est� rodeado por los halagos de sat�lites corteses y cautivados. Me refiero a la grandeza que consiste en la posesi�n de un gran intelecto cultivado y disciplinado, en la resoluci�n de hacer y hacer lo que Otros hombres han evitado.

Cousin hace una distinci�n entre el hombre y el gran hombre, �l dice �Hay dos partes en un gran hombre: la parte del gran hombre y la parte del hombre; el primero pertenece a la historia, el segundo debe abandonarse a las memorias y la biograf�a. La historia debe ser un drama cl�sico, debe reunir todos los detalles y rasgos individuales en una unidad; deber�a poner en clara luz la idea que representa un gran hombre.

La filosof�a de la historia no conoce a los individuos; omite, ignora el lado puramente individual y biogr�fico del hombre, por esta raz�n muy simple: que esto no es lo que la humanidad ha visto en �l; que no lo ha adorado ni seguido por esto, pero a pesar de esto. La regla fundamental de la filosof�a de la historia con respecto a los grandes hombres es hacer lo que hace la humanidad, juzgarlos por lo que han hecho, por lo que han querido hacer; descuidar la descripci�n de las debilidades inherentes a su individualidad, y que han perecido con ella, y aferrarse a las grandes cosas que han hecho, que han servido a la humanidad y que a�n perduran en la memoria de los hombres; en resumen, buscar y establecer qu� los constituye personajes hist�ricos, qu� les ha dado poder y gloria, a saber,

I. Alcanza la grandeza. Es posible que cada uno de ustedes alcance una posici�n de utilidad y honor, como en la actualidad no sue�a con alcanzar. No suponga que todos los grandes y buenos hombres han surgido de las filas de la aristocracia ociosa. Por regla general, los hombres m�s destacados de todas las ramas proceden de las clases industriales. AEsop era un esclavo. Homero un mendigo. Dem�stenes era hijo de un rizador.

Virgil era hijo de un panadero. S�crates era una estatuaria. Raffaelle era hijo de un campesino. Lutero, hijo de un minero. El poeta escoc�s Ferguson, hijo de un humilde trabajador. Burns era una granja r�stica. Ben Jonson era alba�il. Blackstone era hijo de un pa�ero. Butler era hijo de un granjero. Stephenson era minero. Faraday un encuadernador. Arkwright un barbero. Davy un boticario. Milton un maestro de escuela.

Caxton, Willis, Horace Greely, Dickens, Douglas Jerrold y Benjamin Franklin eran todos impresores. Morrison, el gran erudito y misionero chino, era un zapatero. Carlyle era hijo de un cantero. Benjam�n Disraeli, que se convirti� en un par del reino y convirti� a su reina en emperatriz, era secretario de un abogado. Estas vidas te recuerdan que la energ�a, la perseverancia y la integridad en el uso de las habilidades que Dios te ha dado pueden ubicarte en el primer lugar entre los benefactores de tu raza.

�Hasta! �Hasta! seleccione el llamado que sea agradable a su gusto, que sea honorable ante los hombres y aprobado por Dios, y luego sea resuelto, imp�vido, perseverante. Si te derrotan de vez en cuando, recuerda que, aunque abatido, no est�s del todo destruido. Sin embargo, hay una grandeza a�n m�s noble - una grandeza del alma - una grandeza que brota de la relaci�n y comuni�n frecuente con el Rey de reyes; una grandeza que se manifiesta en una creciente conformidad a la semejanza de Cristo y una mayor utilidad en su vi�a; una grandeza mucho m�s deseable que un intelecto poderoso, una grandeza social o una fama mundana.

II. Conservar la grandeza, a menudo es m�s f�cil ascender que mantener el lugar adquirido. Muchas veces un ej�rcito ha asaltado y llevado una ciudadela que no pudo sostener. De modo que no pocas veces los hombres se han acercado a un terreno ventajoso del que, por alguna lamentable declinaci�n moral o negligencia culpable, se han deslizado de la manera m�s ignominiosa. Hemos le�do acerca de muchos hombres que se han elevado a una posici�n de honor e influencia, de cuya soleada altitud han ca�do para siempre, como una brillante exhalaci�n al anochecer.

Piensas en Sa�l, hijo de Cis, escogido de Dios, ungido por Samuel y nombrado primer rey de Israel; y recuerdas c�mo desobedeci� al Se�or, fue derrotado en la batalla, anhelaba la muerte a manos de un pr�jimo y luego, por su propia acci�n, puso fin a su carrera. Piensa en Wolsey, el hijo de un carnicero, que se convirti� en cardenal y lord canciller, luego despojado de su dignidad y arrestado por traici�n. Escuche sus palabras, como las ha dicho nuestro gran poeta dram�tico:

��Adi�s, un largo adi�s a toda mi grandeza!

. .. Me he aventurado
Como chiquillos desenfrenados que nadan en las vejigas
Tantos veranos, en un mar de gloria;
Pero mucho m�s all� de mi profundidad, mi orgullo exaltado finalmente se
rompi� debajo de m�, y ahora me ha dejado,
cansado y viejo con el servicio, a la misericordia

De un torrente rudo, que debe esconderme para siempre ".

Mire a Thomas Cromwell, el hijo de un herrero en Putney, que se convierte en conde de Essex y Lord High Chamberlain, pero arrestado por traici�n, confinado en la Torre durante siete semanas, y luego conducido al cadalso y decapitado. Mire a Robert Devereux, conde de Essex, convirti�ndose en el favorito especial de la reina Isabel, cayendo en desgracia e imprudencia que lo llevaron a ser procesado para ser juzgado en Westminster, trasladado a la Torre y una semana despu�s decapitado.

En cada uno de estos casos podemos usar el texto y decir: "Ha ca�do un gran hombre". Pero la de ellos fue una ca�da en la verg�enza, la p�rdida, el dolor y la ruina irrecuperable. La suya fue una ca�da moral, una ca�da de la estima social, una ca�da del honor nacional. Si hemos realizado alguna de nuestras entra�ables esperanzas, logrado alguno de nuestros preciados planes, no seamos excesivamente euf�ricos o imprudentes. El hombre que se ci�e las vestiduras de la dignidad oficial, no se glor�e como el que las despoja.

Existe un temor leg�timo de que todos los que se han levantado o est�n subiendo har�n bien en fomentar. Existe un santo miedo a la ca�da que el m�s noble, el m�s puro y el m�s perfecto no pueden permitirse el lujo de despreciar. Es lo que recomiendan los escritores inspirados en las palabras: "Bienaventurado el hombre que siempre teme, pero el que endurece su coraz�n caer� en el mal". "Tememos, por tanto, no sea que, habi�ndonos dejado la promesa de entrar en su reposo, alguno de ustedes parezca no cumplirla". Bienaventurado el hombre que persevera hasta el fin y es fiel hasta la muerte.

III. Los grandes mueren. ( JH Hitchens, D. D. )

La tumba del guerrero

1. Nuestra primera lecci�n se refiere a los tratos de la Providencia de Dios y es de aliento. No estamos lo suficientemente acostumbrados a reconocer la mano de la Providencia en los arreglos ordinarios de la sociedad, y somos demasiado propensos a pensar y actuar como si consider�ramos que los asuntos de las naciones est�n fuera del alcance del poder divino, al menos m�s all� del alcance de las naciones. p�lido de simpat�a e inter�s Divino.

Sin embargo, para una mente observadora y piadosa, pocos estudios pueden ser m�s interesantes que rastrear las indicaciones de la presencia de Dios en medio de todos los asuntos de los hombres, y educar ese testimonio que toda la historia da de su bondad, su sabidur�a y su poder. Cu�n manifiesto aparece esto en la historia del pueblo jud�o. Dios los dise�� para ocupar una posici�n especial y para hacer una obra importante, y todas sus dispensaciones hacia ellos fueron dise�adas para disciplinarlos y prepararlos para esa obra.

Y no es exagerado inferir de la eminencia a la que se ha elevado nuestro pa�s y de la influencia que ejerce, que hay una misi�n especial que se le ha confiado, que es de ella, directa o indirectamente, que la instrumentalidad es avanzar por el cual se lograr�n las conquistas universales de la cruz, y que todas las dispensaciones de Dios hacia ella han sido dise�adas para prepararla para esta gloriosa empresa.

Una y otra vez Dios ha levantado a los hombres adecuados para la peculiar crisis por la que ella ha sido llamada a pasar: un Alfred, un Cromwell, un William de Orange y: un Wellington, hombres, cada uno de los cuales estaba capacitado para su tiempos y por su trabajo. Pero nos hemos beneficiado parcialmente de la lecci�n as� transmitida, si nuestro �nico sentimiento es el de gratitud por el pasado. Toda la experiencia de la bondad divina en el pasado est� calculada para despertar nuestra esperanza y darnos una fuerte confianza para el futuro.

Seguramente estamos garantizados, es m�s, estamos obligados a confiar en Aquel que as� nos ha bendecido abundantemente en tiempos pasados, y a tener la seguridad de que, como en el pasado, as� en el futuro �l levantar� hombres eminentemente calificados para cualquier per�odo de vida. peligro y dificultad peculiares que pueden aguardar a la iglesia y al mundo. Nos ense�a que este mundo no est� abandonado al juego de elementos y agentes en conflicto, para ser el mero juguete del azar, o la criatura de un destino ciego e irresistible, sino que hay un Dios que vigila su curso, controla todo. las influencias que lo afectan, extraen el bien de lo que podr�a parecer s�lo malo, anula los consejos de sus potentados y pr�ncipes, y hace que todo tiende al adelanto de su propia gloria y la promoci�n de la felicidad humana.

2. Nuestra segunda lecci�n es de anticipaci�n y esperanza. No hay un rasgo m�s brillante en las predicciones prof�ticas relativas al milenio venidero del reinado del Mes�as, que aquel en el que se representa como un per�odo de paz universal. Pero, �c�mo se ver� afectado este gran cambio? El racionalismo no lo har�. La filantrop�a no lo har�. El arte no puede hacerlo. El comercio no lo har�. Pero la gran obra a la que ninguna de estas influencias es igual, la cumplir� el Evangelio de Cristo.

Ese Evangelio est� destinado a alcanzar el poder universal, y un resultado glorioso de su victoria ser� unir a los hombres de todos los pa�ses, climas y colores, en una santa cadena de amistad y amor, que nada podr� perturbar o disolver.

3. Nuestra tercera lecci�n es un ejemplo.

Hay tres grandes cualidades que el soldado cristiano deber�a intentar copiar.

1. Y primero, vigilancia. Est�s en presencia de un enemigo que est� siempre despierto y siempre activo, que no dejar� de aprovechar todas las oportunidades que tu negligencia, ignorancia o sue�o puedan presentar, para asegurar la victoria y lograr tu destrucci�n, que nunca suena a trompeta de tregua, sino para enga�ar al alma desprevenida y atraerla a su ruina eterna.

2. Una segunda cualidad conspicua y notable es la determinaci�n de conquistar. En la guerra carnal, toda precauci�n puede resultar in�til, todo esfuerzo in�til; los recursos del genio y la osad�a del valor pueden ser solicitados en vano, y despu�s de que el hombre lo haya hecho todo, puede encontrar que la raza no siempre es suficiente. al ligero, ni la batalla al fuerte. Pero no puede ser as� en las luchas espirituales.

Aqu� la victoria te es prometida por Aquel cuya palabra no puede ser falsa y cuyo poder no puede resultar insuficiente para realizar los grandes designios de Su amor. Tuya, entonces, debe ser la santa resoluci�n de conquistar en esta guerra - tu curso debe ser siempre hacia adelante - hacia arriba - hacia el cielo - ganando continuamente nuevos laureles y criando nuevos trofeos - superando todas las formas variadas de tentaci�n y pecado. , hasta que el �ltimo enemigo sea vencido y las armas de guerra se cambien por las armas de la victoria.

3. Lealtad inquebrantable. �Cristiano! deja que esta lealtad sea tuya. S� fiel, fiel y devoto de ese Dios a cuyo servicio te has consagrado.

4. Nuestra �ltima lecci�n es una advertencia sobre la vanidad de la gloria humana. "Vanidad de vanidades todo es vanidad". Y as� debe ser contigo. Cualquiera que sea su curso, en su extensi�n o en su car�cter, ya sea prolongado o r�pidamente cerrado, ya sea iluminado por continuas alegr�as o oscurecido por sucesivas aflicciones, el fin de todo debe ser la muerte. Esta frase es universal - de este problema no hay escapatoria - y usted, que se esfuerza m�s fervientemente por las cosas del mundo presente, debe saber que no puede retenerlas, porque llega el d�a en que debe morir. ( JG Rogers, B. A. )

Dolor por la p�rdida de un gran estadista

Cuando muri� Mirabeau, el gran estadista franc�s, la Asamblea vot� que deber�a ser enterrado en el Pante�n. El d�a de su funeral se reuni� una inmensa multitud. Las calles se llenaron de una gran procesi�n, que sigui� sus restos hasta la tumba. Una se�ora, que estaba muy molesta por el polvo, se quej� del municipio por descuidar el riego de los bulevares. "Se�ora", dijo una pobre pescadora que estaba a su lado, "�ellos contaron con nuestras l�grimas!" Fue una maravillosa muestra del afecto que sent�a este extra�o y violento hombre. ( H. Aspden .)

La muerte de un gran hombre

Canning exclam�, despu�s de la muerte de Edmund Burke: "S�lo hay un evento, pero es el evento del mundo: Burke est� muerto".

Versículo 39

Soy hoy d�bil, aunque ungido rey.

Equilibrios en la vida

David pronuncia las palabras que insin�an algo sobre los equilibrios de la vida.

I. Seguramente se producir� alguna desilusi�n cuando se alcancen nuestras esperanzas y se entremezclar� con nuestras alegr�as. Los hombres luchan por las riquezas durante toda su vida, y cuando las han obtenido, a menudo no les queda el poder del disfrute. El ruido de la comida acaba de llegar al puerto, pero de alguna manera la marea lo atrapa, lo empuja detr�s del muelle y lo arruina en las rocas escarpadas del exterior. Se alcanza el escal�n m�s alto del trono, se agarra el cetro, se coloca la corona en la cabeza, cuando se siente la espina presionando la frente tierna y el canto de alegr�a se entona con la nota menor de dolor. Esta no es la experiencia invariable, sino general. Se podr�a decir que las excepciones establecen la regla.

II. Estos equilibrios en la vida est�n pensados ??por el autor de toda la vida. Dios no ha prometido que la tranquilidad siempre seguir� al esfuerzo, ni que la paz plena vendr� inmediatamente despu�s de que se gane la victoria. Es de la designaci�n divina que aquellos que tienen riquezas, poderes o posiciones altas a menudo tambi�n tendr�n fuertes celos, amargas molestias, severos problemas dom�sticos, grandes p�rdidas, expectativas incumplidas y duros lamentos por ideas no realizadas.

Ese hombre de modales gentiles y exterior tranquilo tiene un Vesubio muy en el pecho. No ves los estertores que perturban su alma. De modo que la pobreza y la debilidad, la enfermedad y la soledad, as� como la fuerza y ??la riqueza, tienen su equilibrio. El poder puede surgir de la privaci�n y la fuerza del sufrimiento, mientras que el aburrimiento puede ser el resultado de la facilidad placentera y la saciedad de la satisfacci�n constante. Toda felicidad tiene su aleaci�n y todo dolor su cesaci�n. Esto es por arreglo divino. Estos pensamientos deber�an ense�arnos:

1. Encontrar todo nuestro gozo y fuerza en Dios.

2. Agradecer los equilibrios que puedan desarrollar el ser y la vida.

3. Velar por que vivamos de tal manera que ning�n contrapeso doloroso pueda seguir a esta vida en el futuro; tener cuidado de que la misma grandeza de la gloria y la riqueza de la recompensa s�lo nos haga sentir cu�n exigua era nuestra vida terrenal e imperdonable nuestra frialdad espiritual.

4. Que nunca debemos dejar que el abatimiento se apodere de nosotros, recordando estos equilibrios en la vida.

5. Muchos son d�biles y no lo saben. Son herederos ungidos de Dios, reyes y sacerdotes, pero a causa del pecado son d�biles todos los d�as. David sab�a lo que hab�a perdido cuando se llevaron a Abner; pero muchos viven de tal manera que ignoran la p�rdida que sufren por su ignorancia voluntaria de Cristo, a trav�s de quien solo cualquiera puede ser realmente fuerte y regio en esp�ritu. ( Frederick Hastinas .)

La debilidad del hombre y la unci�n de Dios

I. Hemos sido ungidos y, sin embargo, d�biles. Todo creyente es un rey ungido. Realmente fue ungido en el pacto de elecci�n antes que el mundo. Cuando Jesucristo fue establecido desde la eternidad, Su pueblo realmente fue establecido en �l. Cada hijo de Dios tambi�n fue realmente ungido cuando Jesucristo ascendi� a lo alto, llev� cautivo al cautiverio y recibi� dones para los hombres. Pero en nuestras almas, nuestro tiempo de unci�n llega en esa hora en que, siendo llamados por gracia y lavados del pecado, comenzamos a reinar sobre el pecado, el yo, el mundo, la muerte y el infierno, en virtud de nuestra uni�n con Cristo.

Cada creyente es un rey hoy. Y, sin embargo, es muy posible que est� gimiendo: "Soy d�bil"; porque la debilidad y la Unci�n Divina pueden estar juntas. Los hijos de Dios a menudo son muy d�biles en la fe: se tambalean ante la promesa por incredulidad. No siempre est� en su poder "sellar su sello de que Dios es verdadero". Los cristianos tienen reflujos de fe as� como inundaciones; tienen tanto inviernos como veranos; tienen �pocas de sequ�a y a�os de hambruna.

La debilidad de la fe de un cristiano tambi�n puede afectar todas sus otras gracias. Debe hacerlo; porque cuando la fe es fuerte, toda otra gracia es fuerte; cuando eso es d�bil, todo lo dem�s decae. Puede ser que hoy su esperanza se haya debilitado mucho; est�s esclavizado por el miedo a la muerte y no ves las mansiones en los cielos. Has olvidado que est�s en Cristo, y ahora ya no esperas m�s Su aparici�n. Tu esperanza decae y todo tu consuelo muere.

1. Perm�tanme comentar que David en este momento especial sinti� su debilidad, m�s particularmente porque estaba en una nueva posici�n. Ha venido a un lugar nuevo; naciones est�n a sus pies; los hombres se inclinan ante �l; es una nueva posici�n, y �l dice: "Soy hoy d�bil, aunque ungido rey". Siempre que hagas un cambio en la vida; siempre que Dios te llame a otra serie de deberes, seguramente descubrir�s lo que quiz�s ahora no creas: que eres d�bil, aunque ungido rey.

2. Aqu� tambi�n David hab�a ca�do en una nueva tentaci�n. Las flechas le hab�an disparado antes, solo desde una direcci�n, ahora la tormenta cae por un lado y comienza por el otro. Si los hombres supieran que la tormenta siempre llegar�a a un lado de la casa, la reparar�an y fortalecer�an, y entonces no temer�an la explosi�n; pero si de repente giraba y tomaba la otra esquina, �c�mo estar�an preparados para eso? Donde est� la miel de la realeza, seguramente habr� avispas de las tentaciones. Los lugares altos y la alabanza de Dios rara vez concuerdan bien; una taza llena no se lleva f�cilmente sin derramar, y el que est� en un pin�culo necesita una mente clara y mucha gracia.

3. Y adem�s, David hab�a asumido nuevos deberes. Era su deber haber tomado a Joab y hacerle sufrir la pena completa de la ley por haber matado a Abner. Un rey debe defender al oprimido y vengar al asesinado, pero David no cumple con el nuevo deber, porque siente que es demasiado d�bil.

II. No era de extra�ar que el reino de David fuera d�bil, porque reci�n hab�a sido ganado; y no es de extra�ar que tambi�n nosotros seamos muy d�biles al comienzo de nuestra vida espiritual. Cuando un rey ha tenido tiempo de sentarse en su trono y barrer ante �l este partido y aquel, ya sea por la pol�tica o por el poder de la espada, y as� derribar a todos los rivales, entonces su trono queda confirmado.

Joven cristiano, no es de extra�ar que seas d�bil, cuando la buena obra reci�n ha comenzado contigo. Mirad los corderos en el redil: es bueno que hayan sido esquilados con el buen tiempo, porque �qu� ser�a del cordero esquilado en el viento puro? �Supongamos que el �rbol joven se mantendr� tan firme como el roble con sus ra�ces nudosas y sus ramas canosas, que han sido retorcidas por muchas tormentas? �Qu�! �Un beb� pelear� una batalla? �Saldr� a la guerra un reci�n nacido? �Te preguntas porque la nueva criatura es d�bil? M�s bien me maravillo de su poder que de su debilidad.

III. David era d�bil solo en la carne, y que el cristiano realmente solo es d�bil all�. �Por qu� David era d�bil? �Porque�, dijo, �los hijos de Sarvia son demasiado duros para m�. No puedo someterlos; No puedo mantenerlos debajo; No puedo administrar ning�n reino mientras esp�ritus tan turbulentos como estos interfieren y se entrometen con todo ".

IV. Es donde la carne es fuerte donde nosotros somos d�biles. �Por qu� David no fue fuerte? Pues, a causa de los hijos de Sarvia, estos hijos de Sarvia fueron su mayor fortaleza. �Qu� podr�a haber hecho sin Joab y Abisai? Joab, el hombre que derrot� a la guarnici�n de Jebus, y Abisai, que mat� a trescientos hombres en una pelea sin ayuda. �Qu� pod�a hacer sin estos? Estos eran los valientes de David, los que siempre iban al frente de la camioneta, y con gran grito se precipitaban entre los filisteos y dispersaban a los incircuncisos.

As� es con nosotros. Cualquiera que sea nuestra fuerza en la carne, seguramente ser� nuestra debilidad en el esp�ritu. Recuerde que sus hijos de Sarvia ser�n dif�ciles de manejar. Creo que la fuerza de los ministros de Dios generalmente radica en los puntos donde son m�s d�biles, y su debilidad generalmente radica en su fuerza. Es decir, la fuerza natural ser� atenuada por una debilidad espiritual, y una debilidad natural se exaltar� y se convertir� en veh�culo y canal para la fuerza espiritual.

A menudo ha sido as�. La misma apariencia f�sica de Pablo, su presencia personal, que se dec�a que era d�bil y despreciable, se convierte para �l en objeto de gloria. Se glor�a en su enfermedad, porque es el medio de honrar a Dios. "Esta es una l�gica extra�a", dice uno. Est�; La l�gica de Dios es extra�a. Gede�n teme a los madianitas por el reducido n�mero de sus soldados, pero el Se�or dice: �El pueblo es todav�a demasiado para m�.

En otra ocasi�n, el rey de Jud� contrat� para s� con tantos cientos de miles de talentos a un n�mero de tropas mercenarias del rey de Israel. "Ahora", dice, "ganar� la batalla"; pero antes de que comience la batalla, el profeta le pide que env�e a estos hombres de regreso. Dios puede hacerlo mejor sin medios que con medios que son lo suficientemente audaces como para considerarse necesarios. El Se�or siempre arrojar� la espada de su mano cuando esa espada comience a jactarse. Asiria es su hacha para cortar los cedros, pero si consigues algo bueno que te hayas hecho a ti mismo, Dios te derribar�.

V. Nuestra debilidad no impedir� nuestro reinado en el futuro. El reino de David no tembl�, incluso cuando su coraz�n le fallaba; y habr�a permanecido igual de r�pido si hubiera derribado a Joab y Abisai, que parec�an ser los puntales que lo sosten�an. El trabajo de David era creer que venga lo que sea el prop�sito de Dios, y Dios har� todo lo que le plazca. Es lo mismo contigo, Christian, hoy.

Por d�bil que seas, y por cualquier medio que te haya fallado, recuerda que Dios lo ha dicho: ser�s salvo; �l ha prometido que ser�s glorificado con Cristo; y as� debe ser, venga hermosa, venga mal. ( C H. Spurgeon. )

Fuerte pero d�bil

I. Gran parte de nuestra debilidad surge de la falta de fe en la misericordia de Dios. Ahora, muchos de nosotros pensamos que a menos que tengamos dinero, salud y amigos, Dios no se preocupa por nosotros. Y esta falta de fe en su amor y cuidado nos debilita en cada paso de la vida. En lugar de estar alegres, estamos llenos de ansiedad, y en lugar de alegrarnos como una alondra, nos deprimimos como un perro encadenado que no come.

1. Tengamos fe sincera en Dios.

2. Af�rrese a la fe en otro mundo. Que nadie te quite esa fe.

3. Af�rrate a esta fe y te fortalecer� para soportar cargas, resistir las tentaciones, soportar los sufrimientos y morir en paz.

II. Otra cosa que nos debilita es cuando nos dejamos amargar por la derrota o la oposici�n en la vida. Deber�amos sentirnos avergonzados de nosotros mismos cuando nos quejamos de nuestro entorno. Sea alegre de coraz�n, confiando en Dios. No se deje amargar por los llamados "males" de la vida; pero canta con alegr�a a medida que avanzas.

III. Otra causa de nuestra debilidad es que mientras algunos de nosotros nos despojamos de los regimientos del diablo, omitimos ponernos la armadura cristiana. El Se�or Jes�s habla de un hombre que limpi� su casa. Apag� los grandes demonios y embelleci� su casa. Despu�s de un rato, uno de los demonios regres�, y al ver la casa adornada pero vac�a, no llena de �ngeles en lugar de demonios, entr� y trajo consigo otros diez demonios peores que �l.

Es as�, por desgracia, con muchos profesores. Aparecen los demonios grandes y feos, pero se olvidan de recibir a los �ngeles. Si su coraz�n est� vac�o de un gran y poderoso amor por Dios y la humanidad, el pecado entrar� y se manifestar� muy pronto en su vida. ( W. Birch .)

Locura de ser impotente

Si un autom�vil el�ctrico permanece inm�vil sobre las v�as, no hay nada en contra del poder de la electricidad. Si un inv�lido no tiene apetito y no puede salir por la noche, no hay ning�n argumento en contra de las cosas buenas para comer y la alegr�a del aire iluminado por las estrellas. Si un hombre no conoce una flor por su nombre ni un poema de memoria, no es una acusaci�n de la belleza de una rosa o del encanto de alg�n poema. Si llevamos el nombre de Cristo, pero no damos otra se�al de �l, si pasamos por las formas de la piedad pero vivimos una vida impotente, son mil reproches para nosotros. Ser impotente cuando Cristo tiene todo el poder, y podemos tener todo lo que queremos, es una acusaci�n a la que no podemos dar una respuesta que no sea autoincriminatoria. ( Christian Weekly ).

Los l�mites de la supremac�a humana

A sus servidores confidenciales, David les habla con toda libertad. Considera que se necesitan algunas disculpas por dejar impunes a los autores de este atroz crimen. Como excusa para hacerlo, aboga por su juventud y debilidad. Aunque hab�a sido ungido rey, su reino 'todav�a estaba lejos de estar firmemente establecido, no pod�a prescindir de la ayuda de sus sobrinos guerreros. No se atrevi� a ordenar la ejecuci�n de su mejor general.

Probablemente el ej�rcito habr�a interferido para evitarlo. Pero �l protesta contra su dureza y crueldad, y declara que Joab no escapar� al juicio divino por su crimen. �Fue uno de esos movimientos en los que un rey, incluso con las mejores intenciones, debe sentir a su propio costo la debilidad de todo lo humano y los l�mites de la supremac�a humana�. Hist de Ewald. de Israel. ( AF Kirkpatrick, M. A. )

El asesino perdon�

"Es peor que un crimen", dice un pol�tico astuto, "es un error". Y aunque fue un crimen lo suficientemente claro en David como para pasar por alto el asesinato de Abner por Joab, luego result� ser un error terrible. Todo el m�s all� de la vida de David bien podr�a haber sido diferente de no ser por ese error. No habr�a habido "asunto de Ur�as", ni rebeli�n de Absal�n, ni ninguna de las otras miserias que tanto asolaron la casa de David, si no hubiera cometido este error fatal de dejar vivir a Joab.

David conoc�a bastante bien su deber. �El Se�or recompensar� al hacedor del mal conforme a su iniquidad�, proclam� David sobre el cuerpo mutilado de Abner. S�; pero David sostuvo la espada con el �nico prop�sito de ser la diestra del Se�or para recompensar todo el mal que se hizo en Israel en su d�a. Pero, entonces, Joab era el hombre m�s poderoso y m�s necesario de Israel, y Abner no ten�a amigos, y David se content� con pronunciar un elocuente r�quiem sobre Abner y dejar libre a su asesino en todos sus cargos y todos sus honores. .

Joab fue lo suficientemente profundo como para comprender muy bien por qu� se le perdon� la vida. Sab�a muy bien que era el miedo y no el amor lo que hab�a movido a David a dejarlo vivir. Fue un acto diplom�tico de David salvar a Joab, pero David estaba jugando con un diplom�tico mucho m�s profundo que �l. Muy pronto veremos a este asesino respiro dando �rdenes a David y dici�ndole hasta que lo compadezcamos y lo culpemos. La impunidad de Joab se dispar� r�pidamente en un desprecio creciente por David, hasta que el desprecio secreto se convirti� en insolencia abierta, y la insolencia abierta en rebeli�n abierta y sin venganza. �No fue un error?

�En las corruptas corrientes de este mundo,

La mano dorada de la ofensa puede empujar por la justicia,
y muchas veces se ve que el malvado premio mismo
vence la ley: pero no es as� arriba;
No hay barajar, ah� radica la acci�n
en su verdadera naturaleza; y nosotros mismos obligados,
hasta los dientes y la frente de nuestras faltas,

Para testificar ".

( Alex. Whyte, DD ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "2 Samuel 3". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/2-samuel-3.html. 1905-1909. Nueva York.