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Bible Commentaries
Daniel 1

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-3

En el tercer a�o del reinado de Joacim, rey de Jud�.

El cautiverio

Joacim era hijo de uno de los mejores reyes que jam�s se sent� en el trono de David. Su padre, Jos�as, fue un temeroso del Se�or desde su juventud. En un per�odo de gran degeneraci�n, pudo vivir una vida santa y coherente. Convencido de que la religi�n es la verdadera fuente de la prosperidad nacional y de que el pecado es la causa de la calamidad nacional, Jos�as ejerci� su influencia real para promover el avivamiento de la piedad entre sus s�bditos.

La tierra, sin embargo, estaba lista para la venganza, y en la ira contra ella se acortaron los d�as de este excelente pr�ncipe. Fue "quitado del mal por venir". En la flor de sus d�as, fue asesinado en la batalla de Meguido, mientras luchaba contra el fara�n-Necao rey de Egipto. Despu�s de la muerte de Jos�as, su hijo Joacaz fue elevado al trono. Siendo este nombramiento ofensivo para el rey de Egipto, depuso a Joacaz, despu�s de un reinado de tres meses, y eligi� como su sucesor en el trono de Jud� a Eliaquim, otro hijo de Jos�as, a quien, en esa ocasi�n, se le cambi� el nombre. en Joacim.

La exaltaci�n de tal pr�ncipe al trono, en un estado de sociedad tan corrupto, era una se�al de que el juicio estaba cerca. Ya en el tercer a�o de su reinado, la tierra fue alcanzada por el primer golpe de calamidad. El ministro de la indignaci�n divina fue Nabucodonosor, rey de Babilonia. Desde los d�as de Manas�s, la tierra de Judea fue tributaria de Babilonia. Pero cuando Fara�n-Necao conquist� a Jos�as, obtuvo la superioridad de Judea.

Babilonia y Egipto eran entonces monarqu�as rivales, luchando entre s� por el dominio del mundo. Por lo tanto, cuando Nabopolasar, rey de Babilonia, se enter� de que el fara�n hab�a tomado Jerusal�n y otras ciudades de Palestina, decidi� hacer un esfuerzo por recuperarlas. Debido a la vejez y la enfermedad, al no poder dirigir una empresa de ese tipo en persona, asumi� a su hijo Nabucodonosor como socio con �l en el imperio y lo envi� a Siria.

Habiendo conquistado a los egipcios en el �ufrates, march� a Judea y tom� Jerusal�n. La historia secular se escribe generalmente, tal como lo habr�a sido, si ning�n agente tuviera la menor influencia en los asuntos del mundo, adem�s de aquellos que son visibles para nuestros sentidos. Traza las acciones del hombre, como si el hombre fuera todo. No se da cuenta de Dios, o lo nota muy poco. Pero la historia de las Escrituras est� escrita con un plan diferente.

Comienza con Dios, como creador del mundo, y en todas partes lo exhibe como su gobernador, presente en todas partes y siempre operativo. De manera especial, rastrea todas las revoluciones que tienen lugar en los reinos - su origen - su progreso - su decadencia y ca�da - a su soberana y santa voluntad, como causa �ltima. �Y el Se�or entreg� en su mano a Joacim rey de Jud�, una forma de expresi�n que significa que el disgusto divino fue la verdadera y debida causa de esta calamidad.

En un per�odo de deserci�n de Dios, la superstici�n usurpa a menudo el lugar de la religi�n. Cuando los hombres han dejado de confiar en Dios mismo, a menudo depositan su confianza en algo que le pertenece y conf�an en �l para protegerse del peligro. Para reprender a tal esp�ritu, Dios generalmente permite que aquello en lo que conf�an caiga en manos del enemigo. Pero aunque no ten�an confianza en Dios, depositaron la confianza m�s arrogante en el templo.

Pensaron que mientras permaneciera entre ellos, estaban a salvo. En uno de los mensajes anteriores de Jerem�as, Dios les advirti� contra este enga�o ( Jeremias 4:4 ; Jeremias 4:12 ). Este Dios amenazante ahora comenz� a ejecutar.

Literalmente, "el juicio comenz� en la casa de Dios". Habiendo entrado en el templo, Nabucodonosor se llev� parte de los utensilios de la casa del Se�or. Los llev� a la tierra de Sinar, el nombre antiguo de la regi�n en la que estaba situada Babilonia, y los coloc� en el tesoro de su dios. Teniendo en cuenta el lugar del que se tomaron estas vasijas, y a cuyo servicio hab�an sido consagradas durante siglos, sin duda pueden considerarse como uno de los trofeos m�s notables que jam�s haya presentado un conquistador en el santuario de su deidad.

Pero las victorias obtenidas sobre el pueblo de Dios, cuando tambi�n son triunfos sobre Dios mismo, al final se encontrar�n pre�adas de desastre. Por lo tanto, cuando los filisteos tomaron cautivo el arca, Dios se glorific� a s� mismo de una manera muy notable. Y, cuando convoca a las naciones al derrocamiento de Babilonia, una de las razones mencionadas es vengarse de ella por lo que le hab�a hecho a su templo. �Haz brillar las flechas; recoge los escudos; el Se�or ha levantado el esp�ritu de los reyes de Media; porque su plan es contra Babilonia para destruirla; porque es la venganza del Se�or, la venganza de su templo.

En un cap�tulo posterior del Libro de Daniel, volveremos a encontrarnos con estos vasos y los veremos prostituidos, por un monarca imp�o, con fines bacanal. Jerusal�n fue tomada en el tercer a�o de Joacim. Sin embargo, no debemos suponer que este fue el final de su reinado. Habi�ndose humillado y prometido pagar tributo al rey de Babilonia, fue restaurado a su trono y rein� siete a�os.

Despu�s de haberse rebelado por segunda vez, Jerusal�n fue tomada nuevamente y atado con cadenas para ser llevado a Babilonia, pero muri� en el camino. El derrocamiento final de Jerusal�n no tuvo lugar hasta el und�cimo a�o del reinado de Sedequ�as, unos dieciocho a�os despu�s de este per�odo. Cuando consideramos que los pecados del pueblo jud�o eran tan numerosos, variados y agravados, y que se hab�an ido acumulando durante siglos, era de esperar que hubieran sufrido los setenta a�os de cautiverio amenazado, desde el momento en que el golpe final de venganza vino sobre ellos, en el reinado de Sedequ�as.

Pero, "por el bien de los elegidos, los d�as se acortaron". Los setenta a�os del cautiverio babil�nico no comenzaron cuando el templo fue destruido, sino cuando los vasos del templo fueron quitados, no cuando la naci�n fue removida, sino cuando Daniel y algunos otros de noble cuna fueron llevados a Babilonia.

I. Nabucodonosor invirti� Jerusal�n y la tom�, por la uni�n de su propia habilidad y el valor de su ej�rcito, y sin embargo, aqu� se dice: "El Se�or entreg� a Joacim en sus manos". De esto, podemos aprender, que hay una agencia doble involucrada en todos los eventos que tienen lugar en este mundo: la agencia del hombre en la tierra y la agencia de Dios en los cielos. Esta doble agencia, sin embargo, no est� coordinada.

Dios y el hombre no poseen la misma eficiencia en la producci�n de eventos, Nabucodonosor asedia Jerusal�n, pero es el Se�or quien entrega a Joacim en sus manos. Jehov� es el Dios de dioses y el Rey de reyes, la Primera Causa de todos los eventos, as� como la Primera Causa de todos los seres. Los hombres pueden formar sus planes y gratificar sus pasiones, con la m�s completa libertad de todo control, y sin embargo, solo har�n �lo que Dios determin� antes que se hiciera.

�Esta es la verdad fundamental de la religi�n, ya sea natural o revelada; cuya negaci�n muestra una falta tan grande de filosof�a como de piedad. Si la creaci�n material, o inteligente, fuera en alg�n aspecto independiente de Dios, esto minar�a todo fundamento racional de confianza y compostura. Conozco pocos deberes m�s necesarios para ser inculcados, que este, de conectar los eventos externos con el gobierno Divino.

Jehov� es, en gran medida, pr�cticamente depuesto de su trono de providencia. Incluso muchos que profesan creer en su supremac�a, "ponen una ca�a en su mano por cetro". Las especulaciones sobre el estado del mundo tambi�n suelen pasar por alto la influencia de Dios en los asuntos que est�n ocurriendo. Al contemplar el mundo y sus asuntos, debemos cuidarnos de mirar solo la mano del hombre. Miremos m�s all� de la criatura, al Creador.

II. Las causas pol�ticas que llevaron al derrocamiento de Jerusal�n son evidentes para todos. Estas causas no se declaran en el Libro de Daniel. Sin embargo, est�n completamente desarrollados en las profec�as de Isa�as, Jerem�as, Habacuc y Sofon�as. Al mencionar la irreligi�n, como la causa radical de la controversia de Dios con Judea, es innecesario presentar pruebas de la afirmaci�n de las Escrituras. Mientras permanec�an las formas externas, hab�a tal falta de piedad verdadera, que Jehov� aborreci� y aborreci� sus propias ordenanzas.

Y, cuando un pueblo deja de temer a Dios, o declina en esto, su car�cter nacional comenzar� a disminuir. Dejar�n de distinguirse por esos sentimientos m�s elevados, que tienen su origen en el departamento m�s estrictamente espiritual de la naturaleza humana y que, m�s que cualquier otra cosa, tienden a apreciar la sabidur�a, el coraje, el genio y el patriotismo. Cuando el sentimiento religioso de un pa�s comience a declinar, estar� marcado por un creciente desprecio por el d�a santo de Dios.

La profanaci�n del s�bado se coloca de manera prominente entre las causas de la ira de Dios contra Jud�. La religi�n es el padre y la madre de toda moralidad genuina. Como era de esperar, debido al bajo estado de la religi�n, encontramos que la prevalencia de la inmoralidad se declara como una de las causas de esta calamidad que sobrevino a Judea. �Corre�, dijo Dios a Jerem�as, �de aqu� para all� por las calles de Jerusal�n, y mira ahora, y conoce, y busca en sus espacios amplios, si puedes encontrar un hombre, si hay alguno que ejecute juicio, que busca la verdad; y lo perdonar� �( Jeremias 5:1 ).

Sofon�as tambi�n representa la corrupci�n de los modales que se extiende a todas las clases. �Sus pr�ncipes dentro de ella�, dice �l, �son leones rugientes, sus jueces, lobos rapaces; no roen los huesos hasta ma�ana. Sus profetas son personas ligeras y p�rfidas; sus sacerdotes han contaminado el santuario y han violado la ley ". Hay algunos pecados particularizados por todos los profetas.

Entre estos, ninguno se menciona con m�s frecuencia que el enga�o. Con el predominio de este profeta Jerem�as estaba tan afectado, que al comienzo del noveno cap�tulo de su libro, que irrumpe en estas cepas desgarradores, �O que la cabeza se hiciese aguas de minas�, etc . ( Jeremias 9:1 ). La codicia se especifica como otro pecado ( Jeremias 6:12 ).

La codicia se representa como la producci�n de un trato fraudulento y la corrupci�n de las fuentes de la justicia, por lo que el Se�or estaba disgustado ( Miqueas 6:10 ). Tambi�n se mencionan el orgullo y el lujo ( Isa�as 3:16 ). El predominio de la inmoralidad y, en particular, el predominio del enga�o, la codicia y el lujo, puede, en general, considerarse como un s�ntoma de la �ltima etapa de las naciones.

Estos operan desastrosamente de dos maneras. Primero, se exponen al peligro porque son ofensivos para Dios. En segundo lugar, operan, naturalmente, para producir una disoluci�n del cuerpo social. El lujo tiene la misma influencia en la salud social que el clima asi�tico en un marco europeo; enerva y debilita, y causa decadencia prematura y muerte.

Y el enga�o es como un veneno secreto, reprimido en las entra�as del imperio y desliz�ndose fatal, pero imperceptiblemente, por sus venas. Y la codicia es como un buitre que se alimenta de una v�ctima enferma y discapacitada, mientras su sangre a�n est� caliente y su aliento no ha salido. Y la inmoralidad general es como una mortificaci�n iniciada, una enfermedad que no tiene sucesor en la lista de enfermedades. La irreligi�n y la inmoralidad, cuando se combinan, nunca dejan de producir una amarga y maligna aversi�n a la causa de la santidad y la verdad, ya sus seguidores.

Antes del derrocamiento de Jerusal�n, el esp�ritu de irreligi�n no exist�a en un estado de apat�a. Se despert� con gran fiereza; se manifest� en forma de contumacia maligna y desaf�o contra el Se�or. Sus advertencias fueron rechazadas, sus denuncias fueron despreciadas, sus profetas fueron perseguidos.

III. Solo mencionaremos dos cosas ilustrativas de las circunstancias en las que lleg� el cautiverio.

1. El derrocamiento del estado jud�o se produjo gradualmente. Manas�s primero fue llevado cautivo, luego Jos�as fue asesinado en batalla, luego Jerusal�n fue tomada cuatro veces por el enemigo, dos veces en los d�as de Joacim, nuevamente en los d�as de su hijo, y finalmente en el reinado de Sedequ�as. De esto podemos aprender que la destrucci�n nacional es a veces algo gradual. Viene en choques sucesivos, algunos en un intervalo mayor y otros en un intervalo menor.

No debemos suponer, debido a que los pecados mencionados prevalecen en cualquier pa�s, que ser� derrocado instant�neamente. Es con las naciones como con los individuos: la persona impenitente perecer�, pero Dios puede perdonarla hasta una buena vejez. Por lo tanto, es necesario tener precauci�n, no sea que cometamos el honor del cristianismo, como lo han hecho a menudo los hombres buenos, al denunciar el juicio como ciertamente cercano. El pecado seguramente lo traer�; pero los tiempos y las estaciones est�n en las manos del Padre.

2. Una segunda cosa muy observable es que antes de cada uno de estos sucesivos choques de desastre nacional, Dios hizo uso de los medios para promover la reforma del pa�s. Antes de las calamidades que sobrevinieron a la tierra, en los d�as de Manas�s, el piadoso Ezequ�as, durante toda su vida, se hab�a esforzado por promover un avivamiento de la religi�n verdadera. El reinado de Jos�as precedi� inmediatamente a este desastre en los d�as de Joacim.

En el intervalo entre la muerte de Jos�as y la destrucci�n del templo, fueron advertidos por profetas comisionados divinamente. Entre otros, Dios emple� a Jerem�as, un hombre en cuyo car�cter, el celo por Dios estaba finamente unido con la ternura hacia el hombre. Y ha sido la manera ordinaria de Dios, usar medios para reformar naciones, antes de su derrocamiento. Lleg� el diluvio y arras� con el mundo imp�o, pero �no les advirti� Dios? N�nive no fue derrocada hasta que fue llamada al arrepentimiento por el ministerio de Jon�s.

Si el gobierno de Dios es un gobierno moral, entonces el mal moral debe ser la causa de todos los sufrimientos f�sicos y de todas las dificultades pol�ticas. El mal moral es el crimen, el mal pol�tico es el castigo. El mal moral es la enfermedad, el mal pol�tico es s�lo el s�ntoma. ( William White .)

Los cautivos de Judea

I. I NTRODUCTORIA . Nabucodonosor es llamado rey, pero a�n no era el soberano reinante de Babilonia. Comparti� el trono junto con su padre Nabopolassar. Su acceso a la soberan�a �nica fue unos dos o tres a�os despu�s (compare el cap�tulo 1, Daniel 1:5 , con Daniel 1:18 , y el cap�tulo 2, Daniel 2:1 ).

Aqu� se dice que este cautiverio tuvo lugar durante el tercer a�o de Joacim, mientras que Jerem�as ( Jeremias 25:1 ) lo coloca en el cuarto . Ambas afirmaciones son verdaderas. Daniel calcula los tres a�os completos. Jerem�as el cuarto por el que acababa de entrar Joacim. Hubo tres deportaciones de jud�os durante el reinado de Nabucodonosor; este - el primero - en 606 B.

C., un segundo en el 598 a. C., y el tercero cuando Jerusal�n fue destruida en el 588 a. C. Este cautiverio parece consistir en nada m�s que un n�mero de rehenes llevados a Babilonia, entre los que se encontraban Daniel y sus tres amigos, cuya historia, m�s particularmente del primero, se da en este libro.

II. T HE cautivos .

1. Eran de noble cuna. Fueron seleccionados de la simiente del rey y de los pr�ncipes. El mismo Daniel probablemente era de la sangre real, como aprendemos en 1 Cr�nicas 3:1 , que David ten�a un hijo con ese nombre. Josefo dice que era hijo de Sedequ�as. Fue un d�a triste en Jerusal�n cuando los m�s prometedores de la joven nobleza, en quien se centraban las esperanzas de la naci�n, fueron llevados cautivos a Babilonia.

2. Se distinguieron por su belleza personal. Los orientales conectaron una forma hermosa con el poder mental. Esto, �ay! no siempre es cierto. Ni la espiritualidad ni el intelecto parecen tener debilidad por las bellas viviendas; pero a veces la gema m�s pura se encuentra en el entorno m�s com�n. Cuando S�crates, ahora un anciano, se familiariza con Carmides, el joven m�s encantador de Atenas, queda tan profundamente conmovido por los encantos de este modelo que al principio no sabe qu� decir.

Sin embargo, recuperando el dominio de s� mismo, el sabio habla dignamente de s� mismo y le dice a Charmides que la forma m�s bella necesita una adici�n para que el hombre sea perfecto: un alma noble . La historia hace que sea m�s que dudoso que el griego no haya fracasado aqu�; pero sobre la juventud jud�a no hay ninguna duda. ( John Taylor. )

Las tradiciones jud�as representan a Daniel como un hombre alto y delgado, con una hermosa expresi�n.

3. Eran inteligentes y estaban bien instruidos. Se los representa como "h�biles en sabidur�a", "astutos en el conocimiento" y "comprensi�n de la ciencia", lo que probablemente significa que se les hab�a ense�ado bien en el conocimiento de su �poca y hab�an descubierto una aptitud para estudios profundos. El rey de Babilonia se propuso introducirlos en toda la tradici�n de los caldeos, con el fin de apartarlos de la adoraci�n de Dios y convertirlos en subversores de la fe nacional de Israel.

Por lo tanto, si deb�an ser los futuros profetas del paganismo para su propio pueblo, era necesario que fueran h�biles y sabios; y si �l, en verdad, ten�a tales designios ulteriores, hay que confesar que eligi� bien sus instrumentos. Pero hab�a un elemento en su entrenamiento anterior que �l o bien pas� por alto o lo mantuvo demasiado barato. Si a un joven jud�o se le ense�� la ciencia y el conocimiento terrenal, a�n estaba mucho mejor instruido en las verdades de su religi�n. A Nabucodonosor le resultar� dif�cil erradicar esta fe profundamente arraigada; y el tema demostrar� que, con cuatro de ellos al menos, comete un lamentable fracaso.

4. Eran muy j�venes. Pero Dios puede fortalecer el coraz�n de los j�venes y hacer bocas de ni�os y lactantes para rendirle alabanza. Sin duda, muchas madres, separ�ndose de sus hijos y envi�ndolos a la vida, o ante las tentaciones de los colegios universitarios, pueden encontrar consuelo en esta reflexi�n.

III. T PERSPECTIVAS aquel de estos cautivos . Considerado desde un punto de vista mundial, su futuro ten�a dos caras. Hab�a elementos de profundo dolor y elementos que algunos podr�an considerar como mitigaciones de su suerte.

1. Eran exiliados. Esta palabra es suficiente para despertar nuestras simpat�as. Mientras permanezca el sentimiento de los patriotas, el exilio ser� una de las palabras m�s tristes. Pero principalmente para los jud�os el exilio era una amarga desgracia. No solo los sentimientos patri�ticos, sino tambi�n los religiosos, contribuyeron a oscurecer la vida de alguien que naci� lejos de su amada Jerusal�n, donde se encontraba ese Templo Sagrado en su gloriosa belleza, el centro visible de la adoraci�n de Jehov�.

Algunos de los salmos del cautiverio revelan la profundidad de este gran dolor para un jud�o, particularmente ese hermoso c�ntico: �Por los r�os de Babilonia� ( Salmo 137:1 ).

2. Fueron separados de la esperanza de la posteridad. Fueron entregados significativamente al cuidado del "pr�ncipe de los eunucos", y la pr�ctica ordinaria de las cortes orientales nos deja pocas dudas sobre su destino. Esto, adem�s, hab�a sido profetizado ( 2 Reyes 20:18 ).

3. Se les ense�ar�a toda la sabidur�a de los caldeos. Sin duda, gran parte del saber caldeo carec�a de valor, pero es innegable que cultivaron muchas artes y ciencias �tiles. Daniel y sus amigos aprender�an nuevos idiomas que les revelar�an nueva literatura. Ser�an entrenados en las artes de la adivinaci�n mediante las cuales podr�an obtener poder sobre reyes, pr�ncipes y la gente com�n.

Se les ense�ar�a la ciencia de la astronom�a, que en ese d�a los caldeos hab�an llevado m�s all� de cualquier pueblo. Ser�an educados en la ciencia de la pol�tica, haci�ndolos necesarios para los gobernantes como consejeros. Todo este conocimiento les dar�a por s� mismo casta entre este nuevo pueblo, los elevar�a a una posici�n y poder.

4. Deb�an ocupar cargos honorables en la corte del rey. Esto abre muchas perspectivas que podr�an avivar las ambiciones de la juventud. Bien podemos imaginar, entonces, que si estos hubieran sido j�venes imp�os, esta perspectiva de poder, estimulando sus ambiciones, podr�a haber sido adecuada para contrarrestar los horrores del exilio; sin embargo, podemos estar seguros de que ninguno de ellos no hubiera dado toda la riqueza y el esplendor de la corte de Nabucodonosor por un breve d�a en las colinas de Judea, entre los camaradas de su infancia.

IV. UNA LECCION . El pr�ncipe, su guardi�n, se esforzar� por convertir a estos jud�os cautivos en sabios caldeos, y comienza este esfuerzo cambiando sus nombres. Estos cuatro llevan el nombre de las cuatro deidades principales de Babilonia. Bel: el dios principal, el dios del sol, el dios de la tierra y el dios del fuego. Para que este cambio de car�cter y de religi�n se complete, todas sus relaciones externas se modifican en consecuencia, y se ejerce sobre ellas un nuevo conjunto de influencias. Y sin embargo, cambien lo que quisieran, no pudieron llegar al coraz�n. Est� m�s all� del poder del hombre hacer eso. �Cu�n impotente est� el hombre ante el esp�ritu de sus semejantes! ( El p�lpito sur .)

Asuntos en Judea

De 2 Reyes 23:34 , aprendemos que Joacim fue elevado al trono de Jud� por Fara�n-Necao rey de Egipto. Continu� siendo tributario de Egipto durante tres a�os, pero en su cuarto a�o, que fue el primer a�o del reinado de Nabucodonosor, se libr� una gran batalla cerca del �ufrates entre los reyes de Egipto y Babilonia, y el ej�rcito egipcio fue derrotado.

Esta victoria coloc� a toda Siria bajo el gobierno caldeo; y as� Joacim, que hab�a sido tributario de Egipto, ahora se convirti� en vasallo del rey de Babilonia. ( Jeremias 25:1 ; Jeremias 46:2 ; 2 Reyes 24:1 ).

Despu�s de tres a�os, el rey de Jud� se rebel� contra el rey de Babilonia, que vino contra Jerusal�n, la siti� y la tom�, tan pronto como sus compromisos con otras guerras le permitieron dirigir su atenci�n a los asuntos jud�os. La tierra de Sinar era el nombre antiguo de Babilonia. ( W A. Scott, DD .)

Versículos 3-4

Ni�os en los que no hab�a defecto.

Piedad en la corte

I. T HE HISTORIA DE D ANIEL ' S APARIENCIA PRIMER .

1. Es evidente que este muchacho hab�a entrado con los dem�s cuando Nabucodonosor llev� a casa a sus cautivos desde las ruinas humeantes de Jerusal�n.

2. De repente llega una convocatoria para que este joven hebreo tome un puesto en la corte ( Daniel 1:3 ). Nabucodonosor parece haber decidido poner a su servicio parte de esta raza cautiva. Es muy probable que sus razones fueran las siguientes:

(1) Deseaba aprovechar el talento externo; el largo asedio le hab�a ense�ado la terquedad, los dones y la disponibilidad del car�cter jud�o.

(2) �l plane� propiciar a toda la raza eligiendo a algunos de ellos para altos cargos; mientras un elemento tan fuerte de su poblaci�n estaba en una especie de oposici�n hosca a su gobierno, siempre hab�a peligro alrededor del trono.

(3) �l deseaba agregar el extra�o poder de su inspiraci�n divina a las fuerzas m�gicas que ten�a ahora bajo su control ( Daniel 1:20 ).

3. El grupo de compa�eros as� extra�amente reunidos tiene suficiente pintoresquismo, cuando menos, para llamar la atenci�n. Solo tres, adem�s de Daniel, se mencionan por su nombre, pero hubo otros asociados en la transacci�n. Siempre es un momento serio cuando se convoca a cualquier joven para que pase al frente. Los hombres buenos se encuentran a menudo en los lugares m�s inveros�miles, incluso en nuestros d�as.

II. T HE DESCRIPCI�N DE D ANIEL ' S PERSONAL DOTACIONES (verso 4).

1. Por un lado, estaba finamente formado en figura y estatura. Esto nos hace pensar en c�mo los israelitas una vez admiraron a Sa�l, el hijo de Cis, cuando subi� al trono; y c�mo el mismo pueblo descarriado despu�s se rebel� contra Absal�n, vencido por su altura y su cabello.

2. Naci� noblemente. Todos estos deb�an ser "de la simiente del rey y de los pr�ncipes", cuando se hiciera la selecci�n. Algunos dicen que Daniel era descendiente de Ezequ�as, acerca de cuyos Hijos se predijo una vez que reinar�an en Babilonia. No necesitamos razonar mucho sobre el nacimiento o el rango, porque lo �nico que podemos desear es que Dios nos elija �.

3. Fue educado liberalmente. Eso cuenta grandiosamente en la carrera de cada joven; porque el conocimiento es poder. Los israelitas no eran una raza intelectual en su conjunto; la mayor�a de la gente eran agricultores y ten�an reba�os y campos; era una naci�n agr�cola, m�s que cient�fica. Pero a Daniel le hab�an ense�ado a estudiar y hab�a aprendido a pensar.

4. Fue entrenado religiosamente. Esos viejos jud�os hicieron un trabajo minucioso y honesto de esta parte de su deber. Aqu� entra nuestro texto dorado con todo su poder: ��Con qu� limpiar� el joven su camino? atendiendo a ella seg�n tu palabra. "

5. Era estudioso en el gusto. Hay una expresi�n en la narraci�n que es muy significativa (vers�culo 20). Se nos dice que cuando consult� con estos consejeros hebreos, el rey los encontr� diez veces mejores que sus magos y astr�logos; la palabra original es "manos"; estaban diez manos por encima de ellos en sabidur�a e inteligencia; eran, mano a mano, superiores a ellos en sentido com�n e inteligencia.

6. �l era eminente en el favor divino (vers�culo 17). El Se�or incluso entonces estaba dando ayuda desde el cielo a este joven para su llamado.

III. T HE tentaci�n a la que fue sometido DANIEL (vers�culos 5-7).

1. El plan del rey era el siguiente: ten�a la intenci�n de desviar a estos hombres de las l�neas rectas de la fidelidad y la fe tradicionales y comprometerlos con la religi�n ortodoxa de su propio pa�s.

(1) Hizo h�bilmente que se cambiaran sus nombres hebreos; al sugerir la adoraci�n y el servicio de Jehov�, sugirieron el seguimiento de dioses falsos y pol�ticas profanas.

(2) Propuso un engrandecimiento pol�tico distinto; estos esclavos cautivos deb�an ser admitidos en la corte como pares del reino.

(3) Les ofreci� educaci�n gratuita; deb�an ser instruidos en el idioma y la tradici�n caldea.

(4) Les proporcion� apoyo total gratis; en realidad descendi� a los detalles; �l "design�" la porci�n de provisiones, y del vino que �l mismo estaba acostumbrado a beber.

2. Pero la condici�n impl�cita era la siguiente: todo era un ardid h�bil y una trampa. Hizo al menos cuatro promesas distintas para una alienaci�n de todo lo que estos j�venes hebreos apreciaban.

(1) Deben renunciar a su religi�n;

(2) Deben alejarse de su discurso, historia y esperanza nacionales;

(3) Deben participar con los tradicionales opresores de sus padres;

(4) Lo peor y m�s fatal de todo es que deber�an entrar al servicio de una religi�n de idolatr�a.

IV. T HE EXPEDIENTE DE ESCAPE QUE D ANIEL PROPUESTA , (versos 8-14).

1. Observe cuidadosamente lo que Daniel no hizo. No rechaz� la oportunidad que se le dio para un servicio conspicuo. Solo evit� las vergonzosas condiciones que se le atribuyen. Estaba dispuesto a ser �til si se le ofrec�a una oportunidad tan espl�ndida; pero no pondr�a en peligro sus convicciones ni sacrificar�a sus principios. Ning�n joven tiene derecho a rechazar una oportunidad en la vida que sea ventajosa; s�lo debe aceptar el don que en la providencia de Dios le llega, y luego consagrarlo al servicio de Dios y de sus semejantes.

2. Observe la devoci�n y la confianza de la piedad que demostraron estos j�venes hebreos.

3. Por �ltimo, observe el magn�fico �xito que lograron estos j�venes. Pasaron los diez d�as; eran "m�s justos y gordos". Pero ahora faltaban tres a�os m�s para que se presentaran ante el rey; y aun as� confiaban en Dios ... "Bueno le es al hombre llevar el yugo en su juventud". ( CS Robinson, DD .)

Biografia de la Biblia

1. La narraci�n de hechos llamativos y la delimitaci�n de personajes c�lebres es quiz�s, de todos los m�todos de instrucci�n, el m�s eficaz. Nadie ignora el poder del ejemplo tanto para el bien como para el mal. Tal es la naturaleza del hombre, que se gu�a m�s por la pr�ctica de otros que por su propia raz�n. Un ni�o escribe m�s f�cilmente despu�s de una copia que por regla. Los hombres tienden a imitar todo lo que ven que se hace, ya sea bueno o malo, emulando a uno e imitando al otro.

2. Los ejemplos informan e impresionan a la mente de una manera m�s compendiosa, f�cil y placentera que los preceptos o cualquier otro instrumento o forma de disciplina. Los preceptos son abstractos, desnudos, impotentes, sin aferrarse ni a la imaginaci�n, ni a los sentidos ni a la memoria; como las sombras de una nube pasajera, demasiado sutil para causar una gran impresi�n o dejar huellas notables. Pero el ejemplo llega a casa con un poder irresistible y marca su semejanza.

Precepto es el hombre cincelado, mudo en la espantosa majestad de una estatua de Prax�teles; ejemplo es el hombre con el ojo que habla de vida, la gracia del movimiento vivo, y los labios abiertos con lecciones instructivas. Los profesores de artes y ciencias m�s exitosos explican, ilustran y confirman sus reglas y preceptos generales con ejemplos particulares. Los matem�ticos demuestran sus teoremas mediante esquemas y diagramas; los oradores respaldan sus entimemas con inducciones; los fil�sofos exhortan a la raz�n y la naturaleza de las cosas, y luego se lanzan hacia atr�s ante la pr�ctica de S�crates, Zen�n y personajes similares.

La pol�tica se extrae m�s f�cil y claramente de la verdadera historia que de los libros De Republica . Los art�fices describen modelos y establecen patrones ante sus alumnos con mayor �xito que si simplemente les entregaran reglas y preceptos precisos. Tampoco la facilidad es en absoluto diferente cuando estos principios se aplican a la moral. S�neca dice �que la multitud de fil�sofos que sigui� a S�crates deriv� m�s de su �tica de sus modales que de sus palabras.

Se dice de Or�genes, el hombre m�s culto de su �poca, autor de una Hexapla, un hombre que empleaba a siete amanuenses a la vez, �que recomendaba la religi�n m�s con su ejemplo que con todo lo que escrib�a�. Un buen ejemplo puede representar m�s completa y claramente la naturaleza de la virtud que mil descripciones elocuentes de ella. �Es la fe lo que tenemos que adquirir? Entonces tenemos que mirar a Abraham. �Es sabidur�a, constancia, humildad y resoluci�n? He aqu� a Mois�s. �Es celo, paciencia, perseverancia y piedad? Luego mire a Pedro, Pablo y Juan.

3. Los buenos ejemplos son poderosos porque nos persuaden e inclinan a seguirlos con una autoridad plausible. En una palabra, los ejemplos incitan nuestras pasiones y nos impulsan al deber. Es leyendo y estudiando la vida de aquellos que se han distinguido por encima del resto de la humanidad, que podemos tanto divertirnos como instruirnos. La historia, por lo tanto, ha hecho bien en inmortalizar a aquellos hombres que, por su talento o genio, o por su empresa y benevolencia, han hecho mucho por el bienestar de sus semejantes.

Dos detalles importantes merecen ser mencionados y recordados aqu�; a saber, que el campo est� abierto a todos, y que se promete una energ�a Divina especial a todos los que conf�en en Dios y anden por el camino de sus mandamientos. Las circunstancias ayudan a los grandes hombres, pero no los hacen. Al contrario, los grandes hombres crean las circunstancias. ( WA Scott, DD .)

Verdadera nobleza

I. W SOMBRERO Qu� sabemos de las personalidades de estos j�venes - MEN ?

1. Parecen haber nacido noblemente. En todo caso, si las instrucciones que recibi� Ashpenaz se cumplieron literalmente, ese debe haber sido el caso. El nacimiento, sin embargo, no es nada si es el �nico derecho de un hombre a la estima de sus semejantes.

2. Pero Daniel y sus amigos eran nobles y buenos, no solo de la simiente del rey, sino hijos del Dios viviente. Cuando uno piensa en las tentaciones a las que est�n expuestos los de alto rango, casi parecer�a que un pr�ncipe piadoso es uno de los hombres m�s admirables. Antiguamente, el hombre, por su pecado, estaba condenado a trabajar por su pan con el sudor de su frente. Pero la maldici�n ha demostrado, en la buena providencia de Dios, la mayor bendici�n que el hombre ca�do podr�a haberle otorgado.

Pensemos con piadosa compasi�n en los peligros de una vida de ocio y tentaci�n a los que est�n expuestos algunos por su nacimiento, mientras damos gracias a Dios por nuestra propia suerte, m�s humilde y, tal vez, m�s segura.

3. Luego, adem�s, podemos deducir del texto que la apariencia personal de estos cuatro j�venes nobles era atractiva. Eran �ni�os en los que no hab�a defecto, sino bien favorecidos� (Josefo, �Ant.10; 10, 1). El cuerpo, es cierto, es s�lo la casa en la que habita el esp�ritu. Pero si bien el inquilino es infinitamente m�s importante que su vivienda, no tenemos derecho a despreciar ni una buena casa ni un cuerpo atractivo. Si todo el hombre pertenece a Dios, la belleza f�sica es un don que el afortunado poseedor de ella puede usar para la gloria de Aquel que la otorg�.

4. Pero la belleza de estos j�venes hebreos no era la de aquellos que s�lo tienen rostros y formas para recomendarlos. Los poderes de sus mentes no eran insignificantes (vers�culo 17). Observe aqu� que su conocimiento y habilidad, su aprendizaje y sabidur�a, se remontan directamente a la mano del Dador de todo bien. �Cu�n aptos somos, si superamos a nuestros compa�eros en el asunto de la capacidad intelectual, para enorgullecernos de nuestra superioridad! �Nuestro! No es nuestro; es de Dios.

�Pensaste alguna vez que la habilidad mental con la que un esc�ptico argumenta sus conclusiones, con la que incluso un ateo busca refutar la existencia de Dios, es el don glorioso de Dios mismo, prostituido para usos innobles y convertido en desaf�o contra su Hacedor? y Dador? Cu�n segura e inamovible debe ser la verdad, y cu�n cierto, si se me permite usar la expresi�n, debe estar Dios de su triunfo final, cuando permite que los hombres sigan adelante a�o tras a�o usando las valiosas dotes que �l ha dado y podr�a en �Quite un momento, con el prop�sito de esforzarse por derrocar Su dominio para siempre en las mentes y corazones de sus semejantes!

5. Una vez m�s, aqu�, la historia de estos j�venes atractivos y consumados conmueve nuestras m�s profundas condolencias cuando leemos que fueron exiliados involuntarios de su tierra natal. No podemos dejar de pensar que amaban a su pa�s. �Qui�n dir� qu� dolores traspasaron el coraz�n de este joven pr�ncipe, as�, con sus compa�eros, condenados al duelo, en la tierra y en la corte de un conquistador pagano, no solo su propio triste destino, sino a�n m�s gravemente la espantosa desolaci�n? que hab�a ca�do sobre la tierra de su nacimiento?

II. Por supuesto, era imposible, pero que estos j�venes exiliados tuvieran que probar su fe . El rey, con esa generosa y algo indelicada bondad que a menudo se asocia con el poder desp�tico, sin duda ten�a buenas intenciones. Es cierto que no hab�a consultado sus sentimientos al apartarlos de la tierra de su nacimiento, pero, a su manera, deseaba tratarlos con amabilidad. Sin embargo, participar de la comida y la bebida que se les proporcionaba era simplemente lo que no pod�an hacer.

No fue vino como vino, ni carne como carne, lo que rechazaron. Los tiempos han cambiado para nosotros ahora, y nuestras dificultades no son de la naturaleza precisa ni de estos hebreos cautivos ni de los primeros cristianos ( 1 Corintios 8:1 ). Pero aunque las costumbres cambian y las observancias ceremoniales se desvanecen, los principios permanecen inalterados para siempre.

Uno de los textos favoritos de la Biblia no escrita y profana del mundo es: "Cuando est�s en Roma, debes hacer lo que Roma hace". Pocos de nosotros nos atrevemos a ser singulares. Y, sin embargo, para tener raz�n, a menudo debemos ser singulares, no en fraseolog�a, tono, apariencia o atuendo, sino en car�cter y conducta. �Qu� hubi�ramos dicho algunos de nosotros si hubi�ramos sido colocados en las circunstancias descritas en el texto? Por un lado, estaba la comida de los m�s exquisitos, el vino de los m�s ricos; por el otro, el peligro de disgustar al rey y tal vez ser arrojado a un calabozo oriental.

�Habr�a sido algo sorprendente si Daniel hubiera razonado as�? "�Que importa? Las nociones de nuestro padre son anticuadas. Mois�s estaba bastante bien en su d�a, pero ese d�a hace mucho tiempo. Otras veces, otros modales. Nuestra pol�tica ahora es complacer al rey ". Habr�a comido y bebido, pero habr�a perdido a su Dios, habr�a dado la espalda a su fe primitiva, se habr�a olvidado de su pa�s, se habr�a convertido en un id�latra babil�nico, y su vida, no escrita ni cantada, se habr�a hundido en el olvido que su merecida cobard�a al servicio del tiempo. ( JR Bailey .)

Excelencia en la Juventud

"Ni�os en los que no hubo defecto". Como Jos�, David, Artajerjes Longimanus, Germ�nico y otros, en quienes la belleza result� ser la "flor de la virtud", como la llam� Crisipo. De Galba dijo una vez el Emperador, que su buen ingenio habitaba en una casa enferma, como un excelente instrumento en un mal caso; mientras que Vatinio el romano no estaba m�s deforme de cuerpo que de mente. Los paganos tambi�n nos aconsejan que tengamos cuidado con aquellos a quienes la naturaleza ha marcado. ( J . Trapp .)

Los cuatro ni�os hebreos

I. EL CUERPO .

Como eran pr�ncipes, fueron escogidos para ser pajes del rey de Babilonia. Deb�an ser alimentados durante tres a�os con todos los manjares reales. La mayor�a de los muchachos habr�an bendecido su buena fortuna y se habr�an saciado de todo lo que suced�a en el palacio. Pero estos muchachos jud�os rechazaron la carne y el vino del rey, por temor a comer algo prohibido por su religi�n. Y se volvieron m�s rubios y gordos que todos los ni�os del palacio.

Como ellos, debes pensar religiosamente en lo que comes y bebes. Los ni�os que se contentan con la comida sencilla se convierten en los hombres y mujeres m�s sanos y bellos. Sonreir�s con sospecha cuando te cuente cu�l es el lugar m�s saludable de toda Escocia, y quiz�s del mundo. Sir Robert Christion demuestra que es la prisi�n de Perth. Por cada hombre que muere en su interior, unos diez hombres de la misma edad mueren fuera.

Muchos de los prisioneros tienen mentes inquietas y sus vidas han sido salvajes, pero no importa: tienen por necesidad lo que nuestros cuatro muchachos ten�an por elecci�n: agua, la comida m�s sencilla y una salud espl�ndida. Su comida cuesta cuatro peniques al d�a. Estuve en Richmond, Virginia, poco despu�s de la gran guerra. Casi toda la ciudad era una masa de ruinas ennegrecidas. Dos cosas, dijeron, los asombr� durante el asedio; primero, que pod�an vivir con tan poco; y en segundo lugar, que murieron menos personas en d�as de hambre que en d�as de abundancia.

Hicieron el mismo descubrimiento durante la hambruna del algod�n en Lancashire. Mucho, al parecer, da�a m�s por sus excesos que la pobreza por sus privaciones. Su comida y bebida ayudan enormemente a formar su car�cter; porque tu dieta influye tanto en el alma como en el cuerpo. Ese Turco se equivoc� mucho, quien, cuando estaba a punto de beber vino, advirti� a su alma que abandonara un poco el cuerpo, para que no se lastimara. �Cu�ntos males han surgido de una vida lujosa? Destruy� Roma, despu�s de que Roma hab�a conquistado el mundo entero.

�Cu�n seguro y noble es el esp�ritu de estos muchachos! No despreciaron el cuerpo, como hacen los monjes: en el esp�ritu de la Biblia lo honraron como la esclava del alma. No eran como los que viven para comer, sino que comen para vivir. Manteni�ndose bajo sus cuerpos escaparon de ser n�ufragos.

II. T SE CUENTA .&mdash Eran j�venes pensadores, quickwitted, y con ganas de aprender. Bien favorecidos y sin tacha, ten�an mentes a juego con sus cuerpos. Tu mente es mucho m�s noble que tu cuerpo y m�s noble que todas las cosas que contemplan tus ojos. Los poderes de la mente son m�s valorados que los poderes del cuerpo por todos menos los salvajes y las personas est�pidas. A menudo, el cuerpo es la tumba del esp�ritu; y muchos valoran la mente como ministra del cuerpo: la usar�an como una especie de jefe de cocina o repostero del cuerpo.

Sin embargo, apenas vive, cuya mente no es reflexiva. Cuando la mente no est� entrenada o utilizada, el hombre se hunde hacia el nivel de las ovejas que pastan en los pastos y de los bueyes que ceban en el establo. Su historia est� hecha de nada. Porque la vida sin pensamiento es la muerte para todos menos para el cuerpo. En muchos ni�os y ni�as, los poderes de la mente se despiertan al principio como por una especie de conversi�n repentina. Un libro, una conversaci�n, una lecci�n, o incluso un problema de aritm�tica, he conocido casos de este tipo, agita profundamente la mente y hace que los j�venes sean conscientes de nuevos poderes.

Desde ese d�a saborea los dulces del pensamiento y arde con el amor al conocimiento. William Arnot cuenta que la primera vez que ley� un libro por su propia cuenta, estaba medio ebrio con el placer reci�n descubierto. Muchos escritores han usado con verdadero afecto las palabras �mi maestro� como recordando cu�nto le debe a su maestro. As� tambi�n los estudiantes llamaron hace mucho tiempo a su universidad, "Alma Mater", es decir, Madre Abundante.

Su universidad los estimul� en la salud mental y la alegr�a, incluso como una madre amable aprecia a sus queridos hijos. Debido a que los poderes de la mente son tan grandes, debe tener cuidado de leer solo libros saludables. Si los libros de tu infancia son malos, te arrepentir�s de haberlos le�do mientras vivas.

III. T HE ALMA .&mdash A medida que la mente es m�s noble que el cuerpo, por lo que el alma es m�s noble que la mente. El alma es el hombre, la mente es el sirviente del alma y el cuerpo es el sirviente del sirviente. As� como el pensamiento es la vida de la mente, la verdadera vida cristiana es la grandeza del alma. Su estado de cuerpo y mente fue de gran ayuda para su alma. Sus mentes no se embotaron por la sobrealimentaci�n, ni sus almas se atascaron con mentes est�pidas.

Nos maravillamos de sus vidas santas en un palacio tan perverso y de su perfecta osad�a. Los poetas hablan de un r�o que conserva la dulzura de sus aguas en medio de la amargura del mar, y de un animal que vive en medio del fuego; y semejantes eran sus vidas. Hay un peque�o insecto que recoge a su alrededor una capa de aire invisible y desciende envuelto en ella hasta el fondo del mar.

El peque�o buceador se mueve a sus anchas, ileso en medio de las aguas estancadas. La gracia de Dios teji� tal manto de aire celestial alrededor de estos ni�os, que pasaron ilesos a trav�s de la atm�sfera envenenada de Babilonia. Los convirti� en hijos del cielo y les dio una nobleza de la naturaleza m�s de la que la naturaleza puede dar. ( J. Wells, MA .)

Educaci�n y formaci�n de j�venes

Esos campesinos toscos con el andar desordenado y encorvado que les da una apariencia de torpeza y estupidez solo necesitan entrenamiento. Son el material en bruto del que se puede hacer mucho. Tienes en ellos el guijarro gastado por el agua que a�n adquirir� un hermoso brillo. Ll�velo y env�elo a una universidad durante cuatro a�os; que se convierta entonces en tutor en una buena familia, y pronto lo encontrar� con el aire tranquilo, sereno y la direcci�n relajada del caballero que ha visto mundo. Recuerda esto y mira con respeto el diamante que solo necesita ser pulido, la gente de la que se podr�a haber hecho m�s. ( H. O . Mackey )

Educaci�n de Daniel

Desde el comienzo del pr�ximo cap�tulo, parece que la astrolog�a era una rama principal de aprendizaje entre los caldeos. Como Daniel fue nombrado despu�s maestro de los magos, no vemos ninguna raz�n para dudar de que se le ense�� esto y las otras ciencias ocultas de Babilonia. Por la ternura de conciencia de Daniel, estamos autorizados a concluir que ni cre�a en la astrolog�a ni la practicaba; pero no vemos pecado en que se familiarice con �l, as� como no vemos pecado en un cristiano al que se le ense�a la mitolog�a de Grecia y Roma, o en un misionero que estudia la superstici�n de los hind�es. ( J. White .)

Una sabia pol�tica real

Las instrucciones que dio Nabucodonosor con respecto a la educaci�n de estos j�venes, muestran que ten�a el talento de un estadista, as� como de un general, y que ten�a una visi�n ampliada digna del que iba a ser la cabeza de oro. a imagen del imperio. Habr�a sido bueno para el mundo si �l, y todos los reyes y emperadores siempre hubieran mostrado tanta sabidur�a en la selecci�n y preocupaci�n por la educaci�n de aquellos que iban a gobernar bajo ellos. ( J. White. )

El estudiante universitario

1. Los enemigos pueden llevar a los j�venes al cautiverio. Hay un cautiverio m�s irritante que aquel al que fue transportado Daniel, es el cautiverio de la mala costumbre. Los hombres no entran en eso a sabiendas. Astutamente e imperceptiblemente son las cadenas forjadas sobre ellos, y un d�a se despiertan y se encuentran en Babilonia. Los hombres hablan de los malos h�bitos como si fueran ligeros y triviales; pero son l�tigos de escorpi�n que desgarran la carne; hacen un camino de p�as m�s sangriento que el camino de un brahm�n; son el manto venenoso de Nessus; son el sepulcro en el que millones est�n enterrados vivos. Los j�venes corren m�s peligro porque son desprevenidos.

2. Las primeras impresiones son casi imborrables. Daniel tuvo una educaci�n religiosa. Por el buen significado de su nombre, s� que ten�a una ascendencia piadosa. Cuando descubro lo que es Daniel en Jerusal�n, no me sorprende encontrar lo que es en Babilonia. El padre planifica el car�cter del ni�o y su destino por el tiempo y la eternidad; luego el hijo completa la estructura.

3. La belleza de la sobriedad cristiana. La carne y el vino que iban a llegar a la mesa de Daniel deb�an venir de la mesa del Rey. Daniel no ten�a derecho a tomar esa comida. Eligi� pulso. Fue un milagro que no se desvaneciera. Cuando Dios, por su abnegaci�n, le da esta bendici�n, le da una bendici�n a toda la sobriedad cristiana.

4. La belleza del car�cter juvenil que permanece incorrupto fuera de casa. Si Daniel se hubiera sumergido en toda la maldad de la ciudad de Babilonia, los ancianos de su pa�s nunca habr�an o�do hablar de ella. Pero Daniel sab�a que los ojos de Dios estaban puestos en �l. Eso fue suficiente. Hay j�venes que no son tan buenos fuera de casa como en casa. Dios no permita que cualquiera de nosotros, a trav�s de nuestra mala conducta, traiga deshonra al nombre de un padre, o demuestre ser un bromista del amor de una madre. ( T. De Witt Talmage, DD .)

Cualificaciones de los hombres para el servicio p�blico

Era como el esp�ritu orgulloso del Rey rodearse de todo el talento derrochador que deber�a arrojar gloria adicional sobre s� mismo y su trono. En consecuencia, se dieron instrucciones a Aspenaz, el jefe de los eunucos, para seleccionar candidatos para el servicio p�blico. De �l no sabemos nada m�s de lo que se afirma en el primer cap�tulo del Libro de Daniel. Pertenec�a a una clase que siempre exist�a en las cortes orientales, a menudo con un gran favor real, de gran influencia, autoridad y poder.

Este individuo parece haber estado marcado por mucha sabidur�a, cuidado considerado, un porte amable y cortes�a cort�s. Que �l mirara a Daniel con �favor y tierno amor� deber�a ser su pasaporte para nuestra estima. El Rey prescribi� las calificaciones de los candidatos.

1. Algunos de estos fueron f�sicos. Se requer�a vigor y belleza. Probablemente Daniel era alto, fuerte, bien formado y guapo.

2. El Rey requer�a conocimiento. "H�bil en toda sabidur�a, astuto en conocimiento y comprensi�n de la ciencia". Deb�an ser inteligentes en general y, en particular, estar familiarizados con la ciencia de su pa�s, a saber: m�sica, arquitectura, historia natural, agricultura, moral, teolog�a y profec�a. Hay razones para creer que en muchos de estos departamentos los hebreos estaban por delante de los babilonios. El rey propuso dar cuenta de su superioridad. Evidentemente, era un hombre sagaz y de mente amplia.

3. El siguiente requisito fue lo que entendemos por "capacidad". "Los que ten�an la habilidad de estar en el palacio del Rey". "Habilidad" es aqu� la palabra hebrea para fuerza, poder, recurso de casi cualquier tipo. El Rey requer�a capacidad general, sin pasar por alto las calificaciones morales.

4. Deb�an ser ense�ables. Sin ese esp�ritu, estos hombres altos y apuestos no ser�an m�s que troncos de madera ornamentales en el palacio del Rey. El logro actual en el conocimiento y en la cultura moral no es nada comparado con la capacidad de recibir m�s y el poder de hacer m�s en el futuro. ( H. T . Robjohns, BA ).

Versículo 4

El saber y la lengua de los caldeos.

Facilidad en la adquisici�n de idiomas

�Es asombroso los dolores que han tenido algunas personas santas para ganar almas para Cristo! Cuando John Wesley cruzaba los mares camino de Georgia, encontr� a bordo a varios emigrantes alemanes que tambi�n estaban cruzando hacia tierras occidentales. Se apoder� de �l de un deseo apasionado de hablarles sobre el amor del Salvador, pero se vio obstaculizado por el estorbo de una lengua desconocida. No sab�a alem�n, por lo que una comuni�n �ntima era imposible.

All� y entonces se dispuso a aprender el idioma. Durante muchas horas todos los d�as, prosigui� laboriosamente el estudio, hasta que, mucho antes de que terminara el viaje, pudo contarles a sus hermanos alemanes la edificante historia del Cristo de Dios. Keith Falconer estuvo una vez en gran necesidad de informaci�n que lo ayudar�a enormemente en su trabajo sagrado. Sin embargo, descubri� que la informaci�n estaba enterrada en el idioma holand�s, que era completamente desconocido para �l. All� y entonces se dispuso a aprender holand�s y lo domin� para poder obtener el tesoro escondido. ( Hartley Aspen )

El estudio de la ciencia

Desde un punto de vista, la religi�n y la ciencia son esferas completamente separadas, con m�todos diferentes. La ciencia f�sica consiste en la observaci�n, descripci�n y clasificaci�n de los fen�menos del universo material. Pero el f�sico se equivoca cuando aplica el mismo principio de investigaci�n a los fen�menos de la mente humana, y especialmente a las cuestiones teol�gicas y cosmol�gicas. Por otro lado, no puedes aprender las leyes de la materia a partir de las condiciones necesarias de las operaciones de la mente.

No se puede ense�ar ciencia mediante la exposici�n de la Biblia. En los estudios cient�ficos, puede que seas profundamente religioso. Un cierto entusiasmo de coraz�n y un profundo prop�sito moral son tan necesarios para el verdadero avance de la ciencia como la luz clara del entendimiento mismo. �Puede el estudio de la ciencia proporcionar ilustraciones, refuerzos, ayudas a la vida religiosa? Si. Tanto la religi�n como la ciencia descansan sobre la verdad. Es la verdad que la religi�n reconoce.

Es la verdad lo que busca la ciencia. No pueden ser irreconciliables y, finalmente, deben serlo. Debe recordarse que no se ha alcanzado ninguna finalidad en ninguno de los dos �mbitos. El dogmatismo es tan impertinente como poco filos�fico. Los principios mismos de algunas de nuestras ciencias se han invertido en unos pocos a�os. Y en religi�n, las concepciones de los hombres est�n cambiando constantemente, creciendo en su dulzura, en su alcance.

�Debe proseguirse el estudio de la ciencia sin que se le asocie ning�n pensamiento religioso? Ciertamente no. Tanto la religi�n como la moral ayudan a la investigaci�n cient�fica. El hombre de ciencia no lograr� su prop�sito m�s elevado a menos que busque en el tema de su aprendizaje, encontrar al Dios supremo. Dos puntos. El primero se refiere al cuidado que debe tener el estudiante cient�fico; observar cuando transfiere su atenci�n de los objetos de su propia b�squeda a otras ocupaciones.

Y tenga cuidado de no olvidar en la ciencia que tiene deberes humanos. Todo conocimiento no es m�s que el medio de esa nobleza de vida que reunimos en la palabra "servicio". ( Llewellyn D . Bevan, LLB ).

Los caldeos

Se les deb�a ense�ar "la sabidur�a y la lengua de los caldeos". Los escritores del Antiguo Testamento utilizan el nombre "caldeos" en un doble sentido. A veces se usa en lugar de "babil�nico" y se aplica a toda la naci�n de la que de hecho era el nombre antiguo. A veces se refiere a cierto orden o secta dentro de la naci�n, los "sabios de Babilonia", como se les llama a lo largo del Libro de Daniel.

Hablar de la orden caldea como una �casta sacerdotal� ser�a enga�oso. No eran una casta, ya que los extranjeros pod�an contarse entre ellos, como lo fue Daniel despu�s. Tampoco eran sacerdotes, en el sentido de que sus funciones se limitaban �nicamente a la religi�n y sus estudios a la mitolog�a. (Niebuhr los compara con los brahmanes). Los caldeos eran la clase m�s influyente de la naci�n y derivaban su poder de una antig�edad remota.

Ten�an el monopolio del saber nacional, secular y sagrado, y los miembros de su orden tomaban un papel principal en los asuntos del estado. Su presidente estaba al lado del rey; en caso de interregno, el gobierno reca�a sobre �l; como, por ejemplo, despu�s de la muerte de Nabopolassar, cuando el trono qued� vacante para su hijo. Los sabios de Babilonia formaron una clase que no tiene una analog�a precisa en la historia de ninguna otra naci�n.

Religi�n, pol�tica, ciencia, educaci�n, todo estaba en sus manos. Ser�a dif�cil sobrestimar la importancia de tal orden en un imperio como el babil�nico, fundado en la conquista militar y formado por un c�mulo de diferentes razas. Eran los civilizadores del imperio; dieron continuamente a la vida nacional y conservaron las tradiciones nacionales; a ellos se deb�a que el progreso mental, en cualquier medida, se mantuviera al mismo ritmo que el material. ( PH Hunter .)

Perspectiva mental ampliada

Entre los elegidos para el servicio real hab�a algunos cuyos corazones Dios hab�a tocado especialmente. A pesar de lo j�venes que eran, los problemas por los que hab�an pasado los hab�an afectado tanto por el bien moral como espiritual. �Pero cu�n extra�as son las obras de la providencia de Dios! Hasta ese momento hab�an sido educados en esa noble ense�anza que, desde la �poca de Samuel, hab�a sido la gloria de las escuelas prof�ticas.

Ahora iban a ser entrenados en ese extra�o aprendizaje pagano, tan maravillosamente desentombrado en nuestros d�as. La magia y la interpretaci�n de sue�os y presagios formaron una parte importante de este conocimiento; y adem�s hab�a liturgias, himnos e historias. Hasta este momento, los documentos descubiertos en Babilonia han sido principalmente de car�cter religioso, mientras que entre los encontrados en N�nive y otras ciudades asirias se encuentran documentos hist�ricos de valor incalculable.

Para los j�venes jud�os, gran parte de esta literatura pagana debe haber sido repulsiva; debi� haber ofendido sus ideas religiosas y, a menudo, conmocionado su sentido moral. Sin embargo, ten�a un lado bueno. Les ense�� lo grande que es el mundo y que el imperio de Dios se extiende sobre todos y que todos son objeto de su cuidado. Posiblemente al presentarse ante ellos con el encanto de la novedad, puede haberlos hecho proseguir sus estudios con el mismo af�n, celo y curiosidad que han impulsado a los estudiosos a recuperar la interpretaci�n del lenguaje s�nscrito y a descifrar estas mismas inscripciones cuneiformes en las que Daniel y sus amigos iban a tener su formaci�n.

Y al ampliar as� su visi�n mental, Dios los estaba preparando para servir a Su Iglesia en un momento en que ya no estaba escondida entre las monta�as de Jud�, sino en peligro de ser pisoteada en el camino de las naciones. ( Dean Payne Smith, DD .)

Revelaci�n desde un nuevo punto de vista

La nueva revelaci�n que el pueblo de Dios requiri� para el per�odo que comenz� con el cautiverio en Babilonia, fue ense�arles c�mo considerar los poderes del mundo que deb�an obedecer, ense�arles su naturaleza y prop�sito, y mostrarles la relaci�n en el cual estaba para ellos la obra de salvaci�n que iba a comenzar en Israel. Se dio as� un nuevo tema a la profec�a, que, por la naturaleza de las cosas, no podr�a haberse dado antes del cautiverio, pero que ahora se impone, por as� decirlo, por una necesidad interna.

Pero si, de acuerdo con la intenci�n de Dios, se iba a dar una revelaci�n acerca de los poderes del mundo y su desarrollo, el profeta ten�a que adoptar un punto de vista diferente al de sus predecesores; porque el Verbo divino tiene siempre un punto de partida hist�rico, y as� su �rgano est� preparado para recibir la revelaci�n divina. La Revelaci�n no cae del cielo como un libro escrito, que hay que tomar en sus manos y leer; pero el hombre debe primero recibirlo en su esp�ritu viviente, y luego escribirlo, para que se adapte a las necesidades del horizonte de los hombres.

Y para calificarlo para esta obra, su posici�n hist�rica debe ser tal que la palabra de arriba no le sea del todo extra�a, de modo que toda su situaci�n pueda ser, por as� decirlo, la cuesti�n humana a la que la revelaci�n proclama la respuesta divina. Como el tema de la revelaci�n ahora ya no era como lo hab�a sido en el tiempo de los primeros profetas, Israel en su relaci�n con los Poderes del mundo, sino los poderes del mundo en su relaci�n con Israel, as� el hombre de Dios que fue elegido para la profec�a de esto, no pudo haber vivido entre su propia gente, pero necesariamente, en el mismo centro de la potencia mundial pagana. Porque s�lo all� podr�a obtener una visi�n tan clara de su naturaleza y desarrollo que le permitiera recibir la revelaci�n de lo alto. ( Carl August Auberlen .)

Versículo 5

Provisi�n diaria de la carne del Rey.

Los ni�os reales cautivos sin nombre

1. Que nos abstengamos de la menor apariencia de maldad. Daniel y sus tres compa�eros, los �nicos hijos reales, se abstuvieron de participar de la carne que probablemente se hab�a ofrecido a los �dolos. Evitar�an la menor apariencia de maldad. Modelar�an su conducta de modo que, colocados como estaban en una posici�n destacada, su profesi�n p�blica y sus actos p�blicos fueran los que estuvieran calculados para incitar en el coraz�n de sus compatriotas cautivos m�s humildes, un esp�ritu de patriotismo y un esp�ritu de reverencia. .

Decidieron tomar su posici�n desde el principio del lado de la derecha, en lugar del lado del expediente, y resistir la primera aparici�n del mal, por m�s plausibles y aparentemente inofensivas que sean estas apariencias. El primer paso en el camino del pecado o el crimen, el primer desv�o del camino de la justicia, debe ser cuidadosamente guardado contra, no sea que, inadvertidamente y sin prestar atenci�n, si no intencionalmente, violemos los dictados de nuestra propia conciencia o causa. de cualquier manera un hermano d�bil para ofender.

2. Que el camino a la eminencia pasa por la puerta de la abnegaci�n. Su rostro parec�a m�s hermoso y m�s gordo en carne que todos los ni�os que comieron la raci�n de la carne del Rey ". Entonces, en asuntos religiosos y seculares, es eternamente cierto.

3. Que no es lo que recibimos, sino lo que asimilamos, lo que nos enriquece. No es lo que comemos, sino lo que digerimos, lo que nutre el cuerpo. No es lo que leemos, sino lo que aprehendemos, lo que fortalece la mente. No es lo que profesamos, sino lo que creemos, lo que edifica el alma. La espiritualidad no se compone de exactitud doctrinal o de observancias ceremoniales, sino de moral cristiana pr�ctica y de fe cristiana inmaculada.

4. Que los asuntos de los eventos est�n en manos de Dios. Gracias a la bendici�n de Dios, el pulso y el agua se volvieron m�s poderosamente nutritivos que la dieta proporcionada por el rey. Los caminos de Dios no son como los caminos del hombre.

5. Que la educaci�n de estos cautivos reales es t�pica del curso de la vida humana. Somos enviados a este mundo como a una escuela de formaci�n, por el Rey de reyes, para que se nos ense�e adecuadamente el conocimiento celestial y el lenguaje celestial que necesitamos para que podamos apreciar debidamente las bellezas y unirnos a los aleluyas de la tierra extra�a donde de ahora en adelante estamos destinados a morar. Tambi�n nuestro gran Rey, de Su generosidad, nos da a cada uno nuestro pan de cada d�a para el cuerpo, la mente y el alma, y ??derrama para nosotros gratuitamente el vino de la vid verdadera.

Algunos abusan groseramente de este alimento celestial, algunos lo descuidan tontamente, algunos lo rechazan asc�ticamente, simplemente por ignorancia o vanidad humanas. El ascetismo en s� mismo, al igual que la mentalidad mundana en s� misma, o el sensualismo en s� mismo, no pueden hacer que nadie sea apto para la presencia del Rey celestial. Un coraz�n orgulloso, vanidoso, envidioso, celoso, poco caritativo puede latir tanto bajo la peineta del flagelista que se tortura a s� mismo como bajo la t�nica p�rpura del monarca; y Antonio en su celda l�gubre, y Sim�n Estilita en su columna solitaria pueden haber estado tan lejos del reino de los cielos como el sensual Belsasar en su lujoso banquete, o el mundano Pilatos en su sal�n de mosaicos. ( R. Young .)

Vino sabiamente evitado

Charles Lamb, que hizo re�r a todo el mundo de su humor, y luego hizo llorar a todo el mundo por su destino, que se burl� de todo el mundo, y finalmente fue burlado de sus propios apetitos, escribi� as�: �Las aguas me han pasado; pero desde las profundidades, si se me oyera, clamar�a a todos los que han puesto un pie en la peligrosa inundaci�n. �Podr�a el joven para quien el sabor del primer vino es delicioso como las primeras escenas de su vida, o la entrada a alg�n para�so reci�n descubierto, podr�a mirar en mi desolaci�n y hacerse comprender qu� cosa tan triste es? cuando un hombre se sienta caer por un precipicio con los ojos abiertos y una voluntad pasiva;

ver su destrucci�n y no tener el poder para detenerla, y sin embargo sentirla emanando completamente de �l mismo; ver toda piedad vaciarse en �l, y sin embargo no poder olvidar el tiempo en que fue de otra manera; soportar el lamentable espect�culo de su propia ruina, si pudiera ver mi ojo febril, febril por la bebida de anoche, y buscando febrilmente la repetici�n de esa locura esta noche, si pudiera sentir el cuerpo de la muerte fuera del cual Lloro cada hora con un d�bil clamor por ser liberado, fue suficiente para hacer que arrojara la bebida chispeante a la tierra con todo el orgullo de la tentaci�n de su manto ". ( T. De Witt Talmage .)

La vida temprana de Daniel

En primera instancia hubo una dificultad religiosa. Daniel se hab�a criado en las instituciones mosaicas y, por lo tanto, hab�a sido entrenado para abjurar de toda la carne que se hab�a ofrecido a los �dolos y de toda bebida que se hab�a puesto en el altar de los dioses prohibidos. �Era un hombre religioso de casa! �Era un hombre que se llev� los mandamientos a la cautividad con �l! �Pobre de m�! hay algunos de nosotros que podemos deshacernos de nosotros mismos y hacer en Roma lo que los romanos hacen con ganas de venganza.

Daniel, llevado al cautiverio, se llev� su religi�n con �l. Cuando nos vemos inmersos en circunstancias dif�ciles, �llevamos nuestra fe religiosa con nosotros? Cuando vamos a otros pa�ses, �tomamos el antiguo entrenamiento en casa? �Repetimos los mandamientos cuando fueron tronados desde el Sina�, y volvemos a pronunciar el juramento que hicimos cuando nos entregamos al Salvador, mientras �l colgaba de la cruz, y nos dio la bienvenida a Su amor, reino y servicio? Esa es una religi�n pobre que se puede quitar como una prenda de la que estamos cansados ??por el momento, y que se puede volver a poner para servir la ocasi�n.

�Cu�n independiente es el hombre que se ha elevado por encima del punto de la vida meramente animal! La templanza en todo el mundo es independencia. Moderaci�n significa dominio. Hay algunos hombres en el mundo que no ser�n mimados; Daniel fue uno de ellos; sus competidores pertenec�an a la misma clase. Para poder dominar sus apetitos, comience temprano. De nada sirve que un hombre de cuarenta y cinco a�os empiece a decir que va a pasar una nueva p�gina; las hojas no se volver�n entonces.

No puede ir a ning�n lugar donde la disciplina sea una desventaja para usted, y donde el poder de decir �no� a los apetitos y gustos ir� en su contra. Para los j�venes soy un severo disciplinario. Vea c�mo el hacer el bien siempre est� dispuesto a ser probado. Daniel estuvo dispuesto a tomarse un espacio de diez d�as para la prueba de la proposici�n que present� a los hombres que estaban a cargo de �l y sus compa�eros. ( J. Parker, DD .)

Vida en Babilonia

El cap�tulo inicial del Libro del profeta Daniel contiene la clave y la pista de todo lo que sigue, porque nos dice de qu� material fue hecho ese hombre que le da su nombre al libro. Debe admitirse que la pol�tica de Nabucodonosor fue admirable. Claramente deseaba valerse en inter�s de su propio reino, del mejor talento y capacidad del reino que hab�a conquistado. En primer lugar eligi� el mejor taco de material y luego procedi� (como esperaba) a someterlo a los h�bitos y la disciplina que deber�an naturalizarlo en su nuevo pa�s.

As� como hab�a vertido el tesoro tomado del Templo del Dios de Israel en el Templo de su propio dios, esperaba adaptar el tesoro humano que hab�a adquirido a los prop�sitos de su religi�n y sus instituciones. Pens� que podr�an curarse, no solo de toda a�oranza por el hogar, como se entiende com�nmente: el lamentable y el anhelo por Si�n, y el Dios de Si�n, sino de esas ideas y afectos hogare�os que est�n en la ra�z de todo patriotismo digno de ese nombre. .

Y entre otros medios que la sagacidad de su real maestro ide� para el cumplimiento de este prop�sito, era que deb�an ser alimentados, as� como ense�ados, de una manera para la que no hab�an nacido. Nominalmente, el motivo asignado a este trato especial de sus prisioneros era que deb�an volverse f�sicamente fuertes y agradables: que deb�an estar bien alimentados como correspond�a a los asistentes de un tribunal.

Pero, �podemos dudar de que el astuto rey no se refer�a solo a la condici�n corporal de sus alumnos, sino que sab�a lo suficientemente bien que si pudiera, pero una vez aclimatarlos tambi�n a este respecto, si una vez pudiera fomentar el gusto, el apetito por estas carnes? ollas de Babilonia, y hacer que estas cosas, al principio lujos, se conviertan con el tiempo en necesarias, �habr�a logrado un control a�n m�s estrecho de los servicios futuros de sus j�venes consejeros y administradores? Y no sospechaba que el cuerpo y la mente, o lo que fuera que �l considerara el asiento y el origen de la sabidur�a, necesitaran un tratamiento y r�gimen por separado.

Sin duda, �l cre�a honestamente que cuerpo, alma y esp�ritu prosperar�an por igual, y juntos, con esta dieta m�s generosa. Pero poco conoc�a al hombre con el que estaba tratando. El joven estudioso de la sabidur�a y el saber de los caldeos bien pudo haber sentido las tentaciones de su nueva posici�n, pues el cerebro no es independiente del resto de la econom�a animal, y el estimulante y apoyo de la "carne del rey" podr�a haber parecido incluso necesario y permisible para sostenerlo en la ardiente b�squeda de este nuevo aprendizaje.

Pero ten�a una experiencia pasada a la que pod�a apelar. Hab�a trabajado y luchado hasta ahora por una tarifa m�s sencilla, y no har�a ning�n cambio. Daniel, el joven, sabio y espiritual, se estaba preparando para ser Profeta del Alt�simo; y su historia muestra, solo con m�s detalles y circunstancias, lo que ya hab�amos reunido de toda la clase prof�tica antes que �l, que ser un profeta, en ese sentido amplio en el que el profeta es un modelo para los menos capaces y cultos, la persona m�s com�n entre nosotros: el hombre debe ser entrenado en una comida y en un entorno que no sea el de las influencias reinantes de la tierra en la que va a dejar su marca Los Profetas de Israel y Jud� no fueron dudar de las personas excepcionales, excepcionales en la grandeza de sus dotes intelectuales, as� como en las excelencias morales.

La sola menci�n de un profeta nos sugiere a uno apartado de sus hermanos debido a sus dotes superiores para ense�ar y guiar a sus semejantes. Pero, �no es la representaci�n m�s verdadera del profeta uno que, debido a que ha vivido y caminado con Dios, y no ha vivido la vida del mundo, ha crecido en esa sabidur�a y perspicacia que forman tres partes de la facultad prof�tica? No elegido para ser profeta por su elocuencia y fuerza intelectual, sino porque el entrenamiento de su coraz�n y conciencia lo hab�a capacitado para ense�ar e influir con el ejemplo en los hombres de su �poca y de su morada.

Es el profeta, alimentado y creciendo diariamente en sabidur�a y en poder moral en su papilla hogare�a, que es la imagen preciosa y el modelo de la vida que est� en un estado y una posici�n adecuados para escuchar la voz y hacer la voluntad de Dios. No en la punzada ocasional y el est�mulo de la abstinencia total, sino en la moderaci�n diaria; no en la excitaci�n de una observancia ceremonial, sino en la autodisciplina habitual, es la condici�n del crecimiento diario.

Pero he dicho que esta historia es para nosotros una alegor�a. La �casa del rey� y la �comida del rey� tienen una moral y un significado de amplio alcance. El mismo nombre de Babilonia ya ha sido aprovechado, en la v�vida imaginaci�n de los hombres, para expresar ciertos paralelos modernos. La gran metr�poli fue apodada hace mucho tiempo la �Babilonia moderna�, y en su riqueza y esplendor, en la altura a la que se han cultivado las artes y los recursos de la capacidad humana, el paralelo es ingenioso y feliz.

Pero el paralelo tiene otro lado que el de la riqueza y el cultivo de las "artes liberales". Nos perderemos por completo las lecciones m�s profundas de la historia de Daniel, a menos que reconozcamos firmemente que Babilonia, para nosotros, no es una ciudad, o un lugar en absoluto, sino un Esp�ritu, el Esp�ritu de nuestro entorno habitual. Los ideales, los h�bitos, las normas, las esperanzas y los temores, entre los que nos contentamos con vivir; la atm�sfera que nos contentamos con respirar; Estos constituyen para nosotros, ya seamos j�venes, reci�n llegados como Daniel de un entorno m�s puro y saludable, al resplandor y brillo, el lujo y la belleza, la comida estimulante y la cultura e ideas estimulantes, de alg�n nuevo centro de vida y acci�n; o si estamos viviendo y viajando a otra parte (porque cambiamos nuestro clima pero no nosotros mismos, por todos los mares que cruzamos),

Puede que no haya un rey y una cabeza concreta y definida de este pa�s, ning�n edificio que pueda llamarse la casa del rey; ninguna dieta que pueda llamarse la "carne del rey". Sin embargo, existe un poder gobernante al que podemos estar sometidos, aunque no vemos en ninguna parte que establezca sus reglas y c�digos. Vivir en Babilonia y, sin embargo, ser el verdadero ciudadano de un pa�s muy diferente; estar "en el mundo", pero no "de �l"; esta es para nosotros la traducci�n de la acci�n de Daniel con respecto a la comida del rey.

El mismo objeto y dise�o de apoyarlo de la mesa del rey era destetarlo de la comida de su tierra natal. Vivir�a separado, con la nutrici�n y las asociaciones que estaban ligadas al servicio de un amo muy diferente; no sea que en este mundo actual de su exilio se olvide del "palacio imperial de donde vino". La determinaci�n de Daniel y sus compa�eros fue simplemente esta: �Aunque estamos en el pa�s y la pol�tica y la religi�n de Nabucodonosor, no queremos que este hombre reine sobre nosotros.

�Y para que pudieran preservar su fe en su propio Dios, no vivir�an una vida que estuviera ligada org�nicamente con el dios de Nabucodonosor. Tan sutil, tan intangible, es este dominio sobre nosotros, esta soberan�a babil�nica, que muchos hombres se despiertan por primera vez a la sospecha de que est�n esclavizados a ella, al descubrir que su lealtad a otro maestro al que una vez se le rez� y en el que se crey�, es desliz�ndose de �l.

�Cu�ntos j�venes que vienen de lejos para vivir en la Babilonia de Londres, o la Babilonia de una universidad, han llegado despu�s de un tiempo m�s o menos largo para darse cuenta de que las convicciones de las que alguna vez hab�a esperado no separarse nunca se est�n debilitando, sin una evidencia obvia? y raz�n aparente. Ante el resplandor y el encanto de Babilonia, ante el inter�s y la fascinaci�n de la nueva sabidur�a de los caldeos, los viejos deberes y adoraciones de la fe de sus padres parecen palidecer sus fuegos ineficaces.

Sin causa aparente, los argumentos a favor de la verdad del antiguo Evangelio de Jesucristo parecen menos v�lidos que antes. �Por qu� es esto? �Por qu� es tan dif�cil preservar la fe y las normas de Si�n en las calles de Babilonia? La respuesta seguramente es porque es muy dif�cil para una fuerza que es meramente humana, vivir en las calles de Babilonia y no empaparse del esp�ritu de Babilonia, aunque las filosof�as y adoraciones declaradas de Babilonia a�n no son aceptadas por su nombre.

Tan dif�cil resistir el contagio de su ejemplo, sus h�bitos, su f�cil tolerancia de las cosas malas y degradadas; Es tan dif�cil no atribuir nuestras relaciones cambiadas con la fe de Cristo al poder convincente del argumento antirreligioso, en lugar de a las influencias corrosivas del mundo, que hacen su trabajo de manera silenciosa pero segura, incluso como la noble piedra de la catedral de alguna ciudad. se desmorona bajo los �cidos del aliento de la mera ciudad.

Hay muchas Babilonias en las que puede depender de nosotros establecer nuestra morada y elegir los dioses de nuestra vida. Est�n las Babilonias de las grandes ciudades donde se encuentran la riqueza y el lujo ilimitados, y un placer ilimitado para los ojos, los o�dos y la imaginaci�n. Est�n las Babilonias de los grandes centros de educaci�n, donde el dios de la patria toma una forma m�s justa y m�s elevada - el dios del conocimiento: - el Nebo - el �dios del saber de los caldeos.

�No son las idolatr�as m�s groseras - los ritos de Baal y Astarot - de lo que los esp�ritus m�s nobles y mejores entre nosotros tienen que protegerse, sino la idolatr�a m�s enga�osa de las cosas en s� mismas, justamente hermosas y atractivas - el conocimiento y cultura de una civilizaci�n a�n en crecimiento. Dif�cil es, lo sabemos, con nuestras propias fuerzas vivir en Babilonia y no ser de Babilonia.

Tan dif�cil, a menos que nos propongamos, con el poder siempre ensombrecido de un poder que no es el nuestro, caminar con Dios. Para atravesar los caminos comunes de los hombres, y comer con moderaci�n de su carne com�n, y para cumplir con los deberes y realizar los estudios que son el prop�sito inmediato de nuestro estar aqu�, y sin embargo, ser fortalecidos por otro alimento que el mundo desconoce. -esto es vivir como vivi� Daniel. ( Canon Ainger .)

El santo cautivo

Al darnos cuenta del cautiverio de Daniel, reunimos tres lecciones importantes, elementales y familiares:

I. T HAT PROBLEMAS GRAVES acontecer los GOOD . Todo lo que Daniel tuvo que soportar fue una extra�a inversi�n de lo que podr�amos haber considerado el car�cter irreprensible, noble y devoto de un hombre tan �amado�, merecido o necesitado. Este hecho bien puede ser una voz para todos nosotros.

1. Ense�arnos a no considerar el estado actual de cosas como definitivo. Los males sociales de esta vida involucran la necesidad de una vida futura como justificaci�n de un Gobernador Justo del Universo. Daniel estaba cautivo. Su coronaci�n est� por llegar.

2. Ense�arnos a no juzgar el car�cter de los hombres por sus circunstancias. Puede que nunca lleguemos a la conclusi�n, porque un hombre es sano, rico, famoso, que es, como causa de todo esto, altruista, humilde, devoto. Tampoco debemos concluir, porque un hombre est� consumido por la enfermedad, hundido en la pobreza, oscuro incluso entre los m�s mezquinos, que por lo tanto sea falso, poco generoso, sin Cristo. Encuentra a Daniels entre los cautivos.

3. Ense�arnos a no sorprendernos cuando, a pesar de nuestra integridad consciente, nos sobreviene la adversidad. "No lo creas extra�o", etc.

II. T SOMBRERO DE LA FUERZA personaje puede vencer el mal de las circunstancias . �l, aunque era un joven en una corte pagana y derrochadora, no se dej� dominar por sus malas influencias. Parece que en �l hubo cuatro fuentes de fortaleza.

1. Su conciencia incorruptible. Esto manifest� su vigor actual, y profetiz� su virilidad victoriosa, cuando, en su juventud, lo llev� a rechazar las carnes del rey. El que tiene y obedece una conciencia robusta, est� ante un mundo en contienda como lo estuvo David ante Goliat.

2. Sus compa�eros elegidos. Los tres j�venes hebreos, compa�eros en desgracia, eran evidentemente tambi�n sus compa�eros de consejo y oraci�n. Los hombres est�n energizados para la batalla con medio mundo por las palabras verdaderas, la influencia sagrada de s�lo dos o tres almas escogidas. Los amigos de los verdaderos h�roes de la historia se encuentran entre los grupos m�s bellos de vidas humanas.

3. Sus comunicaciones directas desde el cielo. "Un sue�o es de Dios". Los sue�os de Daniel abrieron otro mundo por encima de �l, a su alrededor, ante �l, y bajo su poder se volvi� poderoso para hacer, para atreverse o para soportar.

4. Sus oraciones habituales. Algunos est�n registrados. Se da a entender que su costumbre de toda la vida era orar tres veces al d�a. Tal devoci�n lo vest�a como con ropas de amianto que ninguna tentaci�n pod�a quemar.

III. T HE experiencias adversas de uno per�odo de la vida calificar para el uso derecho de un per�odo siguiente . Las formas en que Daniel, en su cautiverio juvenil, estaba siendo preparado para las sucesivas etapas de su vida, eran muy parecidas a las formas en que todos pueden estar preparados por cualquier d�a o a�o adverso para alg�n �til, y tal vez sea m�s feliz al venir. veces. Una vida como la de la juventud de Daniel fue un aprendizaje para el trabajo del estadista, el so�ador, el hombre en el que luego se convirti�. Para nosotros esto deber�a ser m�s claro que para los hombres de la era prof�tica: porque �no hemos le�do de Jes�s que fue perfeccionado por el sufrimiento? ( Homilista )

Versículos 6-7

El Pr�ncipe de los Eunucos dio nombres.

Nombres

La mayor importancia de los nombres surge de su asociaci�n con el m�s elevado de todos los seres. Entre jud�os y cristianos, un nombre acumula a su alrededor un halo de belleza, fuerza y ??santidad, en raz�n de sus relaciones con lo divino. En los climas paganos, un nombre se vuelve significativo y reverenciado en proporci�n a su conexi�n con alguna deidad �dolo. Daniel y sus tres compa�eros hab�an recibido de sus padres nombres divinamente significativos.

En Babilonia se les pide que asuman los nombres de los dioses-�dolos que pertenecen a la tierra de su cautiverio. Estaban dedicados a los cuatro dioses principales Bel, el dios principal; el dios del sol; el dios de la tierra; y el dios del fuego. Lo que el "pr�ncipe de los eunucos" hizo con estos j�venes y heroicos hebreos, el "pr�ncipe de la potestad del aire" busca lograrlo con los hijos de la fe en todas partes. Su gran esfuerzo es fusionar lo divino en lo humano; lo espiritual en lo material; y convertir la Iglesia al mundo.

1. Daniel. Su nombre puede traducirse "Dios, mi juez". En cambio, fue llamado Belsasar, derivado de Bel. La estimaci�n de Daniel de este cambio puede inferirse del peque�o uso que hizo de �l. Parece haberlo considerado un cumplido. Tres veces felices son los que, como Daniel, tienen a Dios por juez. Siempre que sean juzgados falsamente, el Juez justo puede "manifestar su justicia como la luz, y su juicio como el mediod�a".

2. Hanan�as. Este nombre significa "la gracia y el favor de Dios". Sadrac, por el que fue cambiado, denota lo mismo en un sentido id�latra: "el favor, o la iluminaci�n, o la inspiraci�n, del dios Sol". Se ilustra as� un contraste entre la complacencia divina y el favor y el aplauso del mundo. �El Dios de este mundo� es adorado con tanta devoci�n como los babilonios codiciaban los brillantes rayos de su gran dios Sol.

Las sonrisas del mundo, sus caricias, honores, riquezas y placeres, son la inspiraci�n de la devoci�n entusiasta de la multitud. En estas cosas consiste su sol. En contraste con esto est� la luz verdadera, que revela por sus rayos claros y constantes todos los pasos, trampas y precipicios peligrosos, por los cuales tantos perecen a trav�s del resplandor del pecado. Y este favor es una luz que brilla siempre.

3. Misael. Este nombre est� compuesto por dos palabras hebreas que pueden traducirse como "comparable a Dios" o parecido a Dios ". El nombre sustituido conserva una parte de la palabra, desplazando la �ltima s�laba, que es el nombre de Jehov�, por el nombre "Shak", la diosa principal de Babilonia, la diosa de la belleza y el placer. Mesac, por lo tanto, significa un devoto de la principal diosa de la belleza y el placer, que sonr�e a todos los que llevan su nombre. La diosa de Babilonia todav�a gobierna con �xito. Los hombres son "amadores de los placeres m�s que amadores de Dios". Con demasiada frecuencia es la tentaci�n a la que acecha el Israel espiritual de Dios.

4. Azar�as. Este nombre puede traducirse "Dios, mi ayuda". "Abednego" significa "siervo de la luz brillante" o "siervo de Lucifer". Los dos nombres proporcionan ilustraciones de los caracteres contrastados de los siervos de la justicia y los del pecado. El servicio del pecado es el servicio del dolor. En un curso de maldad, el placer y el dolor son compa�eros gemelos. La luz es atractiva, triste tambi�n lo es el pecado; pero la luz es el efecto del fuego, y el fuego arde; tambi�n lo hace el pecado, como la llamarada vela que seduce para matar a la desconcertada polilla. ( Anon .)

Nombres cambiados por motivos de religi�n

Sus mismos nombres eran un testimonio, no solo de su nacionalidad, sino de su religi�n. Daniel significa "Dios es mi juez, Hanan�as" Jehov� es misericordioso ", Misael (quiz�s) �Qui�n es igual a Dios? Azar�as Dios es un ayudador. Es poco probable que los caldeos hubieran tolerado el uso de tales nombres entre los j�venes alumnos, ya que cada repetici�n de ellos habr�a sonado como un desaf�o a la supremac�a de Bel-Merodach y Nebo.

Era algo com�n cambiar los nombres en las cortes paganas, ya que los egipcios hab�an cambiado el nombre de Jos� a Zaphnathpaaneah ( G�nesis 41:45 ), y los asirios cambiaron el nombre de Psammetichus II a Nebo-serib-ani, "Nebo Ahorra mes ". Por lo tanto, convirtieron los nombres de los ni�os en los nombres de las deidades babil�nicas. ( F. W . Farrar .)

Versículo 8

Pero Daniel se propuso en su coraz�n.

Un serm�n para los hombres j�venes

El escenario de esta heroica resoluci�n fue Babilonia. Las circunstancias a�aden brillo a la grandeza moral del valiente prop�sito. Para apreciar el espl�ndido valor de este prop�sito, debe imaginarse colocado en la posici�n de Daniel. Un ni�o cautivo, seleccionado por orden del Rey, para una supervisi�n especial en la disciplina mental, f�sica y social, de repente se encontr� en la l�nea de tal promoci�n que bien podr�a encender la ambici�n y deslumbrar la imaginaci�n de una naturaleza menos ardiente.

Pero una dificultad inconveniente se cierne sobre el umbral mismo de esta brillante carrera. Lo que llamamos conciencia susurr�: "�No puedes, no debes!" y el h�roe interior respondi� "�No lo har�!" �Puedes encontrar una exhibici�n de valent�a moral m�s grandiosa en toda la historia? �Lo har�? Esa es la pregunta. �Y se propuso en su coraz�n que no lo har�a�. Nos dicen que Babilonia, con muros, palacios, templos, jardines colgantes, comercio maravilloso, el poderoso �ufrates, una cultura maravillosa y una riqueza ilimitada, que Babilonia era grande; nos dicen que el genio del �rey valiente� era a�n mayor; pero les digo que m�s grande que Nabucodonosor, m�s grande que Babilonia, o todo lo que Babilonia ofreci�, fue esa naturaleza joven y heroica, cuando, plantada sobre el eterno inflexible de la integridad moral, y enfrentando espantosas probabilidades, resolvi� con calma: �No lo har� !

Un hecho que, �ay! no siempre entra en nuestra disposici�n de las grandes emergencias de la vida - un hecho en comparaci�n con el cual todos los dem�s hechos son triviales - �el sol central en el sistema de hechos! �Me refiero a ese estupendo y supremo hecho de que hay un Dios! Mejor estar del lado de Dios que del lado de Babilonia y del rey. Cr�ame, es la m�s alta sabidur�a, la pol�tica m�s noble. La secuela muestra que el joven Daniel hizo lo mejor por s� mismo cuando se propuso en su coraz�n que no lo har�a.

"Y al cabo de diez d�as, su rostro parec�a m�s hermoso y m�s gordo de carne que todos los ni�os que comieron la raci�n de la carne del rey". �Ley natural�, susurra alguien. S�, pero lea m�s en el registro: "Dios les dio conocimiento y habilidad en todo conocimiento y sabidur�a; y Daniel tuvo entendimiento en todas las visiones y sue�os". �Daniel y los magos! �l era due�o de la situaci�n, porque el presente se aferra al pasado.

La vida, cuyo fundamento fue puesto en la heroica resoluci�n del ni�o, creci� en una secreta simpat�a por Dios, y en la ayuda de la Divinidad encontr� los escondites de su poder. Repito, �mejor estar del lado de Dios! Pero Dios es inmaterial, impalpable - �qui�n vio a Dios? - �y Babilonia est� tan espl�ndidamente presente para los sentidos! Dios es abstracto y Babilonia tan gloriosamente concreta. Pero lo espiritual es m�s grande que lo material, y lo abstracto imparte belleza y valor a lo concreto. ( HW Battle DD .)

Atr�vete a ser un Daniel

Gran parte de nuestra vida futura depender� de nuestros primeros d�as. Me gusta un comentario del Sr. Ruskin. �l dice: �La gente suele decir: 'Disculpamos la irreflexi�n de la juventud'�, pero �l dice: ��No, nunca deber�a ser excusado! Preferir�a o�r hablar de la vejez irreflexiva, cuando un hombre ha hecho su trabajo, pero �qu� excusa se puede encontrar para un joven irreflexivo? El tiempo para pensar est� en el comienzo de la vida, y no hay per�odo que exija tanto, o necesite tanto, consideraci�n como nuestros primeros d�as.

�Ojal� todos los j�venes pensaran que s�. Si hay alg�n momento en el que el agricultor deber�a pensar, seguramente es en las primeras etapas del arado y la siembra. Si no piensa entonces, de poco le servir� pensar despu�s. Daniel era un hombre joven y pensaba. Fue su gloria que pens� tanto que lleg� a un prop�sito, y se propuso, no con una especie de "yo quiero" superficial, sino "se propuso en su coraz�n", y se entreg� por completo a un cierto prop�sito definido que form� deliberadamente.

Pero, aunque pod�an cambiar el nombre de Daniel, no pod�an cambiar su naturaleza, ni �l renunciar�a a nada que creyera que era correcto. Cautivo como estaba, ten�a un verdadero alma real; y estaba tan libre en Babilonia como lo hab�a sido en Jerusal�n, y decidi� mantenerse as�, porque �se propuso en su coraz�n no contaminarse con la raci�n de la comida del rey, ni con el vino que beb�a .

�Ahora, fue porque Daniel, cuando a�n era un joven, un cautivo, un estudiante, estaba tan decidido en lo que hizo, que su vida despu�s de la muerte se volvi� tan brillante. Dios te ayude, que est�s comenzando la vida; porque, si Dios comienza contigo y t� comienzas con Dios, tu vida ser� de feliz utilidad, �la cual tendr� un final verdaderamente bendito!

I. T AQU� tentaciones que resistir .

Nunca ha habido un hombre que haya tenido fe y que no haya tenido pruebas. Dondequiera que haya fe en Dios, ser� probada en alg�n momento u otro; tiene que ser as�. No puede ser que la casa se edifique, incluso sobre la roca, sin que caigan las lluvias, y vengan las inundaciones, y los vientos azoten esa casa. Ahora, primero, mire las tentaciones de Daniel.

(1) En su caso, la tentaci�n fue muy enga�osa. Se le pidi� que comiera la raci�n de comida que, todos los d�as, proven�a de la mesa del rey. �Podr�a querer algo mejor? Podr�a haberle ido como un pr�ncipe. �Podr�a tener alguna objeci�n a eso? No ten�a ninguna objeci�n excepto esta, que lo contaminar�a. Hab�a ciertos alimentos que usaban los babilonios, como la carne de cerdo, la carne de liebre y de ciertos pescados, que eran inmundos, y cuando estos proven�an de la mesa del rey, si Daniel los com�a, estar�a rompiendo la ley de Mois�s dada en el Libro de Lev�tico, y as� ser�a profanado.

Recuerde que la comida que se le permiti� a Israel deb�a ser sacrificada de cierta manera. La sangre debe ser drenada eficazmente de la carne, porque el que comi� la sangre se contamin� con ello. Ahora, los babilonios no mataron a sus bestias de esa manera, y el comer carne que no hab�a sido matada seg�n la ley habr�a contaminado a Daniel. M�s que eso, por lo general un rey como Nabucodonosor, antes de comer, lo dedicaba a su dios.

Bel-Merodach fue grandemente venerado por Nabucodonosor como dios, de modo que se derram� una libaci�n de vino a Merodach, y se apart� cierta porci�n de comida, de modo que, de hecho, se ofreci� a los �dolos; y Daniel sinti� que se contaminar�a si com�a carne que pudiera ser inmunda, y que seguramente se ofrecer�a a los �dolos; ser�a quebrantar la ley de Dios, por lo que Daniel no lo comer�a. Pero la tentaci�n de hacerlo debe haber sido muy fuerte, porque alguien dir�a: "�Por qu�, qu� diferencia puede hacer lo que comes o lo que bebes?" Otros dir�an: ��Por qu� Daniel es tan particular? Ha habido otros jud�os aqu� que sin dudarlo han comido la carne del rey ".

(2) Entonces, la tentaci�n parec�a el camino hacia la honra. Le dir�an a Daniel: �Seguramente, si comienzas por objetar lo que el monarca te env�a desde su mesa, nunca te llevar�s bien en la Corte. Las personas con conciencia no deber�an acudir a los tribunales ". Alguien le susurraba al o�do a Daniel: "Es la ley de la tierra". S�, pero cualquiera que sea la ley y la costumbre, los siervos de Dios sirven a un Rey superior, y tienen una sola regla y una costumbre: �Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.

En el caso de Daniel, si hubiera hecho lo que se le propuso, habr�a sido renunciar a la vida separada. �sta es la tentaci�n del d�a de hoy. Profesa ser cristiano, pero flota en la corriente com�n del mundo. Toma el nombre de un cristiano, ve a tu lugar de adoraci�n y realiza tus ceremonias; pero no introduzcas tu religi�n en tu negocio. Act�a como lo hacen otras personas.

�sta es la tentaci�n de la �poca. Ahora, en nuestro propio caso, �cu�les son las tentaciones particulares a las que nosotros, como hombres y mujeres creyentes, estamos expuestos? No puedo entrar en la cuesti�n de los individuos; pero puedo imaginarme a alguien aqu� que se encuentra en una posici�n en la que se le pide que haga lo que no le conviene hacer. Pero �l dice: �Ser� despedido si me niego a hacerlo. S� que otros lo hacen y yo debo hacerlo.

�Mi querido jovencito, perm�teme presentarte a Daniel, quien se propuso en su coraz�n no comer la carne del rey. A veces descubrir�s que salir y salir por la derecha ser� tu culpa. Cualquier hombre que diga la verdad encontrar� que es lo mejor a largo plazo. As� que hoy, nuevamente, existe la tentaci�n del amor por la novedad intelectual. Y, adem�s de esto, tenemos, hoy en d�a, la tentaci�n de la laxitud generalizada.

La gente hace, incluso los cristianos, lo que los cristianos no deber�an hacer; y se excusan citando el ejemplo de otros cristianos o diciendo: "No somos tan precisos como lo fueron nuestros padres". Dios ha cambiado? Los cristianos tienen carne para comer que el mundo no conoce.

II. T aqu� son m�todos derecha de resistir la tentaci�n .

1. Y el primero es que el coraz�n debe estar firme. �Daniel se propuso en su coraz�n�. Mir� el asunto de arriba abajo y lo acomod� en su coraz�n. Antes de preguntarle a Sadrac, Mesac y Abednego algo al respecto, hab�a tomado una decisi�n. �Oh, para tomar una decisi�n! �Oh, para el hombre que sabe mirar su br�jula y dirigir su barco adonde debe ir! La gracia de Dios es un gran colmo de corazones.

2. Lo siguiente es que la vida debe estar ganando. Daniel fue ayudado a llevar a cabo su resoluci�n por su propio car�cter permortal. Dios le hab�a dado a Daniel el favor y el tierno amor del pr�ncipe de los eunucos. Siempre que un hombre es llevado al favor y el amor tierno, y es un buen hombre, hay algo en �l que se ha enaltecido a s� mismo. Hay quienes han llevado la firmeza a la obstinaci�n y la determinaci�n a la intolerancia, que es algo que hay que evitar. Rendid todo lo que se pueda rendir; renuncie a meros caprichos y rarezas personales; pero en cuanto a las cosas de Dios, mantente firme como una roca alrededor de ellas.

3. Luego observe que la protesta debe ser soportada cort�smente. Aunque Daniel estaba muy decidido, fue muy cort�s en sus protestas. La firmeza de prop�sito debe estar adornada con la gentileza de modales al llevarla a cabo.

4. Junto a eso, debe buscarse la abnegaci�n. Si va a salir y salir por Dios, debe esperar la abnegaci�n y tendr� que habituarse a ello. Est� preparado para un mal nombre; estar dispuesto a ser llamado intolerante; prep�rate para la p�rdida de amistades.

5. Y luego la prueba debe ponerse audazmente. Daniel mostr� su fe cuando le dijo a Melzar: �Alim�ntame a m� ya mis tres compa�eros con esta comida com�n; no nos des nada m�s ". Creo que un cristiano deber�a estar dispuesto a ser juzgado; deber�a alegrarse de que se pusiera a prueba su religi�n.

III. T AQU� SON PUNTOS DE CIERTAS que tendr� que ser probada por la experiencia . Les hablo ahora a ustedes, cristianos que se aferran a las antiguas doctrinas del evangelio, y no se dejar�n desviar por las tentaciones modernas. Ahora, �qu� tienes que demostrar?

1. Bueno, creo que tienes que demostrar que la antigua fe te da un esp�ritu brillante y alegre.

2. Otro punto que tendremos que probar es que la antigua fe promueve la santidad de vida. Hay quienes dicen: "Esa gente clama buenas obras". �Hacemos? Si los traes como precio para comprar la salvaci�n, los aplastamos. �Dios nos ayude a probar que somos m�s veraces y m�s piadosos que aquellos que no tienen una fe tan preciosa!

3. Lo siguiente es que debemos probar que la antigua fe produce mucho amor por nuestros semejantes.

4. Y luego demostremos que la antigua fe nos capacita para tener gran paciencia en la prueba. El que cree en las doctrinas de la gracia es el hombre que puede sufrir.

5. Lo que se desea es que los que mantenemos la antigua fe estemos en un mejor estado de salud espiritual. Que se desarrolle toda gracia. ( C. H . Spurgeon .)

Daniel y sus compa�eros

Daniel, aunque estuvo en Babilonia durante el cautiverio de su pueblo, no era parte de ellos, pero era un gran y alto oficial en el gobierno del rey de Babilonia. A este respecto, difer�a en su posici�n de Ezequiel, quien fue el profeta residente de Israel mientras estaba en cautiverio, cautivo con ellos. Ezequiel era mucho mayor que Daniel y, humanamente hablando, podr�a haber estado celoso de la posici�n de Daniel como un alto funcionario favorito del rey, cuyos cautivos eran el profeta mayor y todo su pueblo.

Adem�s, podr�a haber acusado a Daniel de adular a los enemigos de su pueblo y de ser indebido con ellos, en el sentido de que tom� el lugar y los emolumentos de sus enemigos mientras sus hermanos sufr�an una servidumbre un poco mejor que la de Egipto. Sin embargo, nunca lo reproch� tanto a Daniel. Por otro lado, distingue dos veces a Daniel como uno de los m�s grandes de los hombres, clasific�ndolo con No� y Job. ( Ezequiel 14:14 ; Ezequiel 14:20 .

) Esto deber�a ense�arnos una lecci�n en el sentido de que no siempre podemos juzgar las acciones de un hombre por las de otro. Ni, por el contrario, con los ejemplos de Jos� y Daniel, ocupando posiciones similares en Egipto y Babilonia, debemos apresurarnos en juzgar la posible rectitud de tomar y continuar en el empleo de los enemigos de Dios. La cuesti�n realmente no es en qu� empleo estamos comprometidos, sino si en ese empleo mantenemos una conciencia libre de ofensas y estamos usando nuestro lugar, mientras somos fieles a nuestro patr�n, para la gloria de Dios.

Esto ciertamente hizo tanto a Daniel como a Jos�. Hay una comparaci�n sorprendente entre la historia de Daniel y Jos�. Jos� fue el primer hombre distinguido de su casa, y podemos decir que Daniel fue el �ltimo hombre de gran eminencia. En su juventud ambos fueron cautivos, y ambos fueron fieles a Dios y a su conciencia en circunstancias que fueron muy dif�ciles. Ambos obtuvieron el favor de sus reyes y alcanzaron lugares de gran honor y poder en el reino adonde, en la providencia de Dios, hab�an sido enviados como prisioneros.

Es sorprendente observar la frecuencia con la que los hombres j�venes han desempe�ado un papel importante en la historia del mundo; y esto es especialmente cierto en la historia del reino de Dios en la tierra. Mois�s y Josu� eran comparativamente j�venes para la �poca en que viv�an; David y Salom�n eran j�venes cuando fueron llamados a asumir las mayores responsabilidades. Juan el Bautista y Jes�s eran j�venes cuando comenzaron su ministerio, siendo Jes�s mismo un simple ni�o de doce a�os cuando emprendi� por primera vez los negocios de su Padre.

Saulo de Tarso era un joven cuando Jes�s lo conoci�, lo convirti� y lo comision� para ser el gran ap�stol de los Gentries. Timoteo era un simple muchacho cuando Pablo lo eligi� como su compa�ero y lo adopt� como su hijo. �Qu� est�mulo hay aqu� para los j�venes, e incluso para los muchachos, para entrar de inmediato en la obra y en el servicio personal de Dios!

I. D ANIEL bajo la tentaci�n .&mdash Si se trataba de una parte de la pol�tica deliberada del rey de Babilonia a corruptos estos j�venes por la alimentaci�n de ellos de su propia mesa con la comida y la bebida que hab�a sido ofrecida a los �dolos, y por lo tanto a apartarlos de la religi�n de sus padres, o si esta circunstancia fue la ocasi�n providencial de desarrollar la fe y el car�cter de Daniel y sus amigos no es una cuesti�n de gran importancia. Daniel fue, desde el comienzo de su carrera, un verdadero testigo de la verdad. Su tentaci�n fue a�n m�s severa debido a las siguientes circunstancias;

1. Debido a su juventud. No habr�a sido tan notable que se negara a comprometer su conciencia, si hubiera sido un hombre adulto, con principios religiosos y un car�cter fuerte por raz�n de madurez y largo h�bito de rectitud. La juventud es, en verdad, m�s pura que la hombr�a, pero luego, por regla general, es m�s d�bil y m�s f�cil de manejar por aquellos bajo cuyo poder e influencia fue tra�da. Si Daniel hubiera cedido aqu� a la primera tentaci�n, dif�cilmente habr�a recuperado su fe en un momento posterior. Si ganamos en la primera pelea con el tentador, podemos asegurarnos de la victoria durante toda la vida.

2. Porque estaba lejos de casa.- Una de las peores situaciones en las que se encuentra un joven es estar lejos del hogar y de las influencias del hogar, en una ciudad extra�a, especialmente cuando est� rodeado de personas que no simpatizan con �l. la formaci�n religiosa y los principios de su vida hogare�a. En esta situaci�n se coloc� a Daniel. No se nos dice qu� hab�a sido de su padre y su madre, sus hermanos y parientes. Posiblemente hubieran sido asesinados en el asedio o llevados cautivos a alguna otra provincia.

3. Debido a su impotencia. No solo estaba en una tierra extra�a y entre extra�os, sino que estaba cautivo y totalmente a merced del rey y sus siervos. Podr�a haberse dicho a s� mismo, y no sin alguna demostraci�n de raz�n: "No soy responsable de las cosas que hago bajo el mando del rey, de quien soy prisionero". Hemos escuchado a j�venes que se justificaron por sus malas acciones porque solo estaban cumpliendo las �rdenes de sus empleadores.

4. Debido a la sutileza de la tentaci�n - Fue un motivo de gran satisfacci�n para Daniel que haya sido seleccionado para ocupar un lugar destacado en el servicio del rey, y que el rey lo felicit� al ordenarle que debe ser alimentado con carne y beber de su propia mesa. Esta alta distinci�n ser�a reconocida tanto por los dem�s prisioneros como por los propios oficiales del rey. Rechazar esta peculiar marca del favor del rey habr�a sido descort�s e impertinente por parte de Daniel.

No hay acceso m�s seguro a la ciudadela de la naturaleza moral del hombre que por la puerta de la vanidad y con los instrumentos de la adulaci�n, especialmente de los agentes sean los ricos y grandes. Lo que podr�amos rechazar de nuestros inferiores, o incluso de nuestros iguales, no es tan f�cil de rechazar si lo ofrecen nuestros mejores.

5. Debido al peligro de su posici�n. A veces podemos desafiar la burla de los imp�os y las cejas arqueadas de los menos conscientes, donde no deber�amos estar dispuestos a hacer frente al peligro de la vida misma. Sin embargo, este era el peligro de Daniel. El favor de Dios era m�s para �l que la vida. Despu�s de esto, no nos sorprende que, en un per�odo posterior de su vida, continuara tranquilamente orando con el rostro hacia Jerusal�n, a pesar de que el foso de los leones iba a ser su porci�n para hacerlo.

II. RESPETANDO UN PROP�SITO VERDADERO .

1. Era fiel a una educaci�n piadosa. Quiz�s el bajo estado de la religi�n en su propia tierra hab�a servido para aumentar en �l el sentido de responsabilidad por un curso absolutamente verdadero en el asunto que ahora ten�a ante s�. Ning�n muchacho habr�a resistido esta prueba si no se le hubiera ense�ado bien; no en las virtudes externas de la religi�n, sino en su propia esencia y poder. Si los padres deseamos estar absolutamente seguros del rumbo que tomar�n nuestros hijos, cuando llegue el momento de enviarlos al mundo para que peleen la batalla de la vida por s� mismos, asegur�monos de que salgan de nosotros arraigados y cimentados en la verdad. , y establecido en la fe de Dios y su Cristo.

2. Fue fiel a su conciencia. No fue s�lo la lealtad a la educaci�n en el hogar, sino tambi�n la lealtad a la conciencia, lo que le sirvi� a Daniel en la hora de la prueba. Al salir de casa dejamos las influencias del hogar, pero si tenemos una conciencia que ha sido entrenada en el temor de Dios, siempre la llevaremos con nosotros. El entrenamiento en el hogar nos mantendr� un poco de tiempo, pero una conciencia sensible es una gu�a que nunca falla. Es un ni�o o un hombre feliz, rico o pobre, pr�ncipe o campesino, que tiene una conciencia como la de Daniel. Lo mantendr� al margen y lo fortalecer� en muchas horas de prueba.

3. Fue fiel a la palabra de Dios. Al prestar atenci�n a la palabra de Dios, un joven no solo se limpiar� de los malos caminos, sino que podr� hacer algo mejor: incluso para mantenerse a salvo de ser profanado.

4. Fue fiel a sus hermanos. Daniel parece haber sido el portavoz de los otros tres j�venes pr�ncipes, ya que indudablemente lo era por naturaleza, y quiz�s por rango, su l�der. Si ced�a, sus hermanos dif�cilmente se mantendr�an en pie, y por eso ser�an contaminados. Si se manten�a firme, ellos, animados por su ejemplo, estar�an a su lado. Por tanto, Daniel estaba celoso de su influencia como de la paz de su propia alma. Debe ser un verdadero testigo por el bien de los dem�s.

5. Era fiel a Dios. Un verdadero cristiano siempre puede apelar a los resultados de un andar cristiano para su justificaci�n. Daniel solo pidi� una prueba de diez d�as. Cre�a �que Dios reivindicar�a su conducta y le mostrar�a al eunuco que en todos los sentidos era mejor servir a Dios que adorar o comprometerse con la adoraci�n de �dolos. Siempre podemos estar seguros de que Dios al final honrar� a quienes honrarlo.

III. D ANIEL VINDICADO Y RECOMPENSADO.- Dios apoy� a Daniel, su joven siervo, en este asunto, como hab�a apoyado a Jos� en Egipto, y vindic� a�n m�s r�pidamente su fe. El favor de Dios se mostr� en tres cosas.

1. En favor de Daniel con el eunuco. �l ya lo hab�a puesto �en favor y en tierno amor con el pr�ncipe de los eunucos�. Dios no espera hasta el final de nuestra fe para acudir en nuestra ayuda, pero incluso si hay un prop�sito en nuestro coraz�n para ser fieles a �l, nos da una vindicaci�n preliminar. Los primeros cristianos, siendo fieles a Dios, se ganaron el favor de la gente.

2. D�ndoles una mayor belleza f�sica. Al final de la prueba de diez d�as, "sus semblantes parec�an m�s hermosos y m�s gordos de carne que todos los ni�os que comieron la raci�n de la carne del rey". A la larga, el hombre que vive de comida sencilla mostrar� m�s belleza f�sica que el que disfruta todos los d�as con comida exquisita. Cris�stomo dice de estos cuatro j�venes que se mantuvieron firmes en su prop�sito, que �ten�an mejor salud por su dieta libre; y su buena conciencia y su alegre coraz�n les era una fiesta continua. Tambi�n tuvieron la bendici�n de Dios en su tarifa m�s tosca, que fue el asunto principal que marc� la diferencia ".

3. Por su capacidad intelectual superior.- Al final de los tres a�os que les hab�an sido asignados para su educaci�n especial, fueron llevados ante el rey, y �l los encontr� �diez veces mejores en todos los asuntos de sabidur�a y entendimiento que todos los los magos y astr�logos que estaban en todo su reino ". No cabe duda de que, si se conocieran los hechos y pudieran tabularse, parecer�a que la vida intelectual del pueblo cristiano est� muy por delante de la de aquellos hombres del mundo que rechazan a Dios y sus consejos, tanto en lo espiritual como en lo espiritual. vida y el estado general del cuerpo, promovido por un uso moderado de las cosas buenas de la vida.

Ciertamente, una amplia generalizaci�n muestra una marcada superioridad a favor de aquellas naciones com�nmente conocidas como cristianas, sobre aquellas que se gu�an por las supersticiones y excesos del paganismo. La superioridad general y notoria de la raza anglosajona se debe sobre todo, y en primer lugar, a la influencia del Evangelio de Jesucristo. Dios ha entrenado a esa raza para la civilizaci�n y evangelizaci�n del mundo entero. ( GF Pentecost�s .)

Un soporte para la templanza

Tenemos aqu� una imagen de un joven de catorce a�os que defiende la templanza y la piedad contra las tentaciones e incentivos que bien podr�an hacer tambalear el prop�sito de los hombres fuertes. El muchacho no parlament� con su resoluci�n, haci�ndola depender del �xito o el fracaso de una primera prueba. No hab�a ninguna contingencia al respecto; se propuso en su coraz�n no contaminarse con la comida o bebida del Rey.

Podr�a costarle, no solo serios inconvenientes y reproches adicionales, sino incluso su vida. Consider� estas posibilidades, y resolvi� a todos los peligros obedecer primero a su conciencia y a su Dios, y luego considerar eso solo como su deber que result� estar de acuerdo. con esta obediencia Pero Daniel no solo era un cautivo accesible a motivos de miedo, sino que era un joven accesible a las invitaciones del pecado.

La oscuridad que reviste su infancia nos impide conocer c�mo transcurrieron sus primeros a�os. Aunque fue en un momento en que la moral de los jud�os estaba deprimida al borde de la apostas�a nacional, cuando Jerusal�n era tan impura e impura como la misma Babilonia, Daniel probablemente fue educado con una disciplina cuidadosa, y su coraz�n hab�a sido la primera posesi�n de el Gran Esp�ritu, que entra en el alma diminuta de un ni�o y, por as� decirlo, se convierte en otro ni�o para acomodar Su presencia a las facultades no desarrolladas y las libres fantas�as de la infancia.

Sin embargo, no era insensible a las tentaciones propias de la vida juvenil. Hab�a nacido pr�ncipe y hab�a probado los lujos del rango antes de su cautiverio; y en presencia de las delicadas viandas de la mesa del rey, para educar sus inclinaciones en la sumisi�n, para hacer que la carne se doble a la autoridad del esp�ritu, descubri� la singular madurez de la virtud en alguien cuyos a�os apenas hab�an superado la ni�ez.

1. El acto de Daniel fue una confesi�n indirecta de su fe hebrea. Esa fe le prohibi� comer la comida de los gentiles. Pero esta ley no se debi� principalmente a la comida en s�. Si el pan y el vino de Babilonia hubieran sido tan simples en su preparaci�n como las provisiones templadas de un hogar jud�o piadoso, el jud�o no podr�a ense�arles. Fue la idolatr�a lo que corrompi� la comida de los gentiles. La bendici�n de las deidades malvadas, las vanidades mentirosas, se invocaba sobre el grano y la uva que hab�a madurado la bondad de Dios; y participar de alimentos tan contaminados era para el jud�o como comer y beber una mentira y una maldici�n.

En tiempos primitivos, comer y beber representaba la religi�n de un hombre. Comi� y bebi� para alabanza de la deidad cuya providencia se supon�a que hab�a provisto su mesa; y todos los que com�an con �l participaban igualmente de su comida y de su fe. Al rechazar la comida del rey, Daniel se proclam� seguidor de otra religi�n. Nabucodonosor imagin� que un esclavo no ten�a mente propia; que su voluntad, su conciencia, su persona, pertenecientes a su Maestro y Due�o, debe seguir cualquier religi�n que el Maestro eligiera imponer.

El pobre muchacho no pudo resistir su exilio; no ten�a poder sobre su propia persona; pero como era joven, nadie pod�a tocar su voluntad y nadie deber�a obligarlo a violar su conciencia. �sa es la prerrogativa inalienable de la mente, incluso de un ni�o. Pero esta ley de los hebreos que les prohib�a la hospitalidad de otras naciones no era solo una cuesti�n de fe, sino de moralidad. Aunque muchos gentiles se distingu�an por la severidad de sus virtudes, como naciones eran profundamente corruptos.

Concibieron que los dioses que les daban comida estaban exaltados por la licencia del apetito. La adoraci�n de algunos de estos �dolos consist�a en la glotoner�a y la embriaguez, de otros en la satisfacci�n de las concupiscencias m�s vergonzosas. La idolatr�a es, en sus efectos, la elevaci�n del animal en el hombre y la depresi�n del intelectual. Al confesar su fe al Dios de Israel, Daniel mantuvo en su propia conducta la moralidad de esa fe.

No s�lo en abstinencia, sino en toda su conducta era puro; y el efecto de su comportamiento sobre los hombres distinguidos que fueron puestos sobre �l fue una hermosa ilustraci�n de la lecci�n de nuestro Se�or: �Que brille tu luz delante de los hombres, para que vean tus buenas obras y glorifiquen a tu Padre que est� en los cielos. " ( Mateo 5:16 ).

Aspenaz era un hombre de alto rango en Babilonia; su posici�n implicaba cultura, riqueza y autoridad; su mirada se pos� en el joven cautivo; su astuta penetraci�n discerni� a la vez una mente y un car�cter de singular originalidad; y, a juzgar por una expresi�n en la historia, debe haber estado encantado hasta la fascinaci�n por las dotes, la gracia y la belleza del esp�ritu de Daniel. Aqu� estaba un joven piadoso en presencia de un estadista eminente, un hombre cuyas oportunidades dominaban un amplio campo en el estudio del car�cter, que se hab�a mezclado con el espl�ndido libertinaje de una corte, con las intrigas de un Estado y con las involuciones sutiles de la hechicer�a sacerdotal, y este veterano del mundo estaba asombrado por la pureza y el coraje de un joven y un extranjero.

Las Escrituras atribuyen esta impresi�n a la gracia de Dios: "Dios trajo a Daniel a un tierno amor por el pr�ncipe de los eunucos". Lo mismo se afirma de la influencia de Jos� sobre Potifar y Fara�n. �Y el Se�or estaba con Jos�, y �l era un hombre pr�spero, y su Maestro vio que el Se�or estaba con �l; y el Se�or bendijo la casa del egipcio por amor de Jos� �; y nuevamente, el Fara�n dijo a sus cortesanos: "�Podemos encontrar a alguien como �ste, un hombre en quien est� el Esp�ritu de Dios?" Tanto Jos� como Daniel eran hermosos en persona y car�cter, y dotados de mente; pero �stos en s� mismos no necesariamente concilian y encantan a los observadores.

He conocido a personas que las pose�an y, sin embargo, no pudieron ganarse el amor y la confianza de los dem�s; no porque quisieran piedad e integridad, sino por falta de gracia, cortes�a, gentileza; en una palabra, simpat�a por aquellos con quienes tuvieron relaciones sexuales. No basta con ser buenos en principio si somos duros, groseros y desagradables en la expresi�n de ello. Algunas personas parecen orgullosas de la aspereza de sus modales; nunca estar�n orgullosos del n�mero o la calidad de sus amigos.

Debemos tener nuestro medio de Dios as� como nuestra luz; y el m�dium de una manera amable y comprensiva es el mejor reflector para dar un brillo suave y agradecido a la luz de la verdad. "A�n as�, tu luz brilla ante los hombres".

2. El acto de Daniel fue una afirmaci�n pr�ctica de los beneficios y bendiciones de la Templanza. Algunos de los compa�eros de cautiverio de Daniel, estudiantes del Colegio de Eunucos, comieron de la carne del rey y bebieron del vino del rey. Era, y sigue siendo, costumbre de las cortes orientales mimar a los j�venes de esta clase, proporcionarles a sus comedores la comida que se supone que puede hacer resaltar el rubor y la belleza de su cutis y agudizar sus mentes.

Hay dos cosas que a todos los monarcas les gustan de sus asistentes inmediatos: la belleza y la inteligencia. La educaci�n destinada a extraer lo primero es curiosamente elaborada en las cortes asi�ticas. Ver� que este tipo de preparaci�n puede hacer que una corte sea exquisita, pero nunca puede hacer a un hombre. Es cierto que no se descuida la comprensi�n: una cena suntuosa se considera compatible con los esfuerzos intelectuales m�s extenuantes.

Pero al final, cuando los muchachos se convierten en hombres y los motivos de la competencia dejan de ser el acicate del estudio, los h�bitos indolentes y lujosos generalmente se apoderan del car�cter y, como las espinas de la par�bola, estrangulan el crecimiento natural del hombre. . Pero m�s que esto: los j�venes entrenados para el servicio de Nabucodonosor no estaban destinados a ser meros favoritos de la corte, sino hombres sabios; en otras palabras, Magi, una denominaci�n integral que incluye estadistas, consejeros, astr�logos y adivinos: hombres designados a la llamada del monarca para interpretar un sue�o, interpretar un presagio, leer un letrero, registrar eventos y observaciones, negociar tratados, planear festivales y dirigir encantamientos.

D�jeme decirle que los estimulantes son la trampa y no los amigos del intelecto. Nuestras mayores obras fueron escritas por hombres templados o por hombres en sus d�as templados. Algunas de las luces m�s brillantes del genio y el saber se apagaron con la intemperancia que los cubri� como las sombras de la muerte. Les levanto, j�venes, el ejemplo de Daniel; porque la esperanza de la patria descansa sobre ti. ( E. E . Jenkins, MA ).

Los j�venes hebreos un ejemplo

Entonces, �qu� hicieron que puedas imitar?

1. Mantuvieron escrupulosamente los principios morales y religiosos que les hab�an sido impartidos en su educaci�n anterior. Ten�an un respeto supremo por la voluntad de Dios, su regla de conducta, incluso en las cosas peque�as. Pero cuando se probaron, se descubri� que eran de oro puro; y su triunfo prueba que una educaci�n piadosa es una de las mayores bendiciones que se pueden otorgar a la juventud. Si ustedes, j�venes, han recibido tal educaci�n, est�n profundamente agradecidos por ello.

Tampoco fueron demasiado justos en este rechazo firme pero cort�s. Tampoco eran sectarios estrechos e intolerantes. Eran cristianos liberales, pero no latitudinarios. La Biblia y la naturaleza misma de la mente humana nos ordenan ser liberales, pero nos proh�ben ser latitudinarios. La verdadera liberalidad del sentimiento y la amplitud del alma son los atributos de la fuerza y ??la convicci�n de la propia mente. Pero el latitudinarismo renuncia a los principios fundamentales fundamentales y dice que no hay diferencia entre el bien y el mal, que es igualmente una cuesti�n de indiferencia lo que un hombre cree, o si cree en algo.

El deber no es una cuesti�n de latitud y longitud. Es lo mismo en todas partes. La conciencia y Dios son lo mismo en Par�s o Constantinopla, como en sus hogares de Nueva Inglaterra o Escocia. Las nieves polares o las flores tropicales no pueden cambiar los principios eternos de la rectitud. Las leyes de Dios, la voluntad del Creador Supremo, es el �nico est�ndar de deber. No era la mera concesi�n de un prejuicio, no la mera renuncia a algunos peque�os detalles denominacionales, sino la renuncia a los principios, el compromiso de la verdad, la apostas�a de la religi�n verdadera, a lo que deb�an someterse.

Y la lecci�n que nos ense�� es de gran importancia. Es que no debemos sacrificar la conciencia, con sus horribles exigencias, por ninguna conveniencia temporal o mundana. Es mejor morir de hambre que ganarse la vida con el sacrificio del alma. Sin una integridad severa en las cosas peque�as, existe una falta de confianza que es fatal para el �xito. Un enga�o muy pernicioso prevalece con mucha gente buena.

Est�n esperando hasta que puedan hacer algo grande, y piensan que si llegara una gran crisis, entonces tendr�an el valor de enfrentarla y hacer algo triunfante. No pueden encontrar, en la actualidad, un lugar lo suficientemente amplio para el desempe�o de sus funciones. En lugar de colocar tranquilamente un ladrillo sobre la tierra, constantemente est�n construyendo castillos en el aire; en lugar de cumplir con el simple deber cotidiano que le deben a Dios y a sus semejantes, pasan la vida buscando una gran ocasi�n para mostrar sus virtudes.

Las peque�as cosas que suelen ser los puntos de inflexi�n del car�cter, no las han aprehendido. No han aprendido que eventos que al principio parecen fr�volos y sin importancia, pueden convertirse en las "Term�pilas del conflicto de un cristiano, el Marat�n del ser de una naci�n o el punto de inflexi�n de la vida eterna o de la muerte eterna". El punto con Daniel era seguir su conciencia o su apetito; dejar de ser israelita, o dejar de ser un favorito del gran rey de Babilonia. Y pronto tom� la determinaci�n de hacer que todo diera paso a su religi�n. No permiti� que su religi�n se inclinara ante el mundo, sino que hizo que el mundo se inclinara ante su religi�n.

2. La siguiente lecci�n que el �ufrates env�a al Mississippi, y nos lee de la vida temprana del visir o primer ministro de Babilonia y sus amigos es que un hombre no es un perdedor por mantener principios rectos. El examen de los cuatro hebreos presenta un noble ejemplo del �xito de la prudencia, la templanza y un firme respeto por la religi�n. Estos j�venes no pensaron, porque eran bien nacidos y educados generosamente, que por lo tanto podr�an satisfacer sus apetitos sin control.

Al contrario, con heroica constancia hicieron de la voluntad de Dios, incluso en las peque�as cosas, su regla de conducta. Y cu�l fue el resultado? �Perdi� Daniel algo bueno por su firme adhesi�n a los principios? Para nada. El resultado fue exactamente lo contrario. La fidelidad de Daniel a su conciencia, su lealtad a su Dios, su negativa cort�s pero firme a hacer lo que era pecaminoso, se convirti� en su ventaja, incluso en este mundo.

A los que honran a Dios, �l honra. El resultado de su fidelidad a Dios fue su promoci�n en el palacio y el favor del rey. Entonces, �cu�l es el verdadero principio de conveniencia para los j�venes? Respondemos: El verdadero principio es la verdadera conveniencia. El deber es el camino de la paz y la promoci�n. Busca primero el reino de Dios y su justicia, y todas las dem�s cosas te ser�n a�adidas. Es razonable que los j�venes pidan ayuda a Dios tanto en sus esfuerzos mentales como espirituales.

�l es el padre del esp�ritu y el hacedor del cuerpo. En el trabajo y los negocios de la vida, y en medio de todas sus desconcertantes dificultades, arr�jase, por lo tanto, a la protecci�n del Se�or, y busque en �l consejo y gu�a. Es f�cil para �l "iluminar lo que en ti est� oscuro". Es un viejo dicho que dice que orar con fervor es estudiar bien. ( WA Scott, DD .)

Daniel

Hay algunos nombres, agradezcamos a Dios no pocos, que el mundo no dejar� morir voluntariamente , y que viven para siempre en la memoria encantada de la humanidad, nombres que se han identificado con alg�n pensamiento noble, con alg�n prop�sito elevado. , o con alguna gran y gloriosa haza�a; nombres de hombres que han dado un golpe por la libertad o que han ayudado a hacer avanzar el gran carro del progreso humano, o de hombres que en su propia persona han detenido la ola irruptiva de la falsedad y el error.

El nombre de la libertad, la lucha por la libertad, se erige en esta tierra para siempre identificado con nuestros grandes h�roes nacionales, los h�roes de nuestra historia de independencia; y los nombres de William Wallace y Robert Bruce siguen vivos. Y con ellos, en la mente del mundo, se asocian nombres como William Tell, de Suiza, y George Washington, de Am�rica. Martin Luther y John Knox son nombres que permanecen identificados para siempre con gloriosas luchas por la derecha.

Y solo una ilustraci�n m�s; Dondequiera que la idea del trabajo abnegado y la fatiga por el bien de los �teres, por los enfermos, los moribundos y los heridos, dondequiera que se sienta que esa idea es un poder para acelerar los pulsos y agitar las emociones generosas de la humanidad, all� el El nombre de Florence Nightingale ser� consagrado con ternura. Ahora quiero hablar un poco sobre uno de esos nombres imperecederos, el nombre de alguien que todav�a se recuerda y todav�a se habla cuando los ni�os, mayores y menores, se inspiran en hechos de noble audacia.

I. La primera cosa que usted desea aviso - es LA aspecto en el que piensa y habla DANIEL DE MAL - HACER , DE LO QUE LE y su conciencia SER�A SIN . No habla de ello como desobediencia a Dios, aunque sinti� que era as�. No habla de ello como desobediencia a sus padres, como romper con las tradiciones de sus padres y pasar a las costumbres y religi�n de otro pa�s y pueblo; pero habla de ello como una profanaci�n a s� mismo.

No se contaminar�a a s� mismo. Y me gustar�a preguntarle esto: �se da cuenta de que cada pensamiento incorrecto, cada sentimiento incorrecto, cada palabra incorrecta, cada acto incorrecto no solo es incorrecto porque desagrada a Dios, sino que es un error contra su propia naturaleza, est� infligiendo un da�o a ti mismo, a tu propio ser? Una mancha que plantamos all� que ninguna alquimia humana puede eliminar. He visto en nuestros tribunales de polic�a, y he visto en las calles de la ciudad, las formas y rasgos de hombres tan magullados, ennegrecidos e hinchados que su propia personalidad parec�a oscurecida.

Uno casi se imagina que cada uno de sus rasgos cuenta una historia de pecado y sufrimiento, y las dificultades que inevitablemente trae el pecado. Lentamente, lentamente, a lo largo de los largos a�os, esas caracter�sticas han ido cambiando de la carne dulce, pura, limpia y sana de un ni�o peque�o; pero los a�os fuertes lo han hecho, los �a�os fuertes pasados ??en la pr�ctica del pecado, en el acto y la vida y el pensamiento y el sentimiento. Y lo que est� escrito en los rasgos externos de hombres y mujeres que se han entregado al pecado de esta manera est� escrito de manera indeleble, aunque no se puede ver, en la naturaleza interior, el alma y el esp�ritu.

El poeta alem�n Goethe canta de "o�dos espirituales", y habla de estos o�dos que escuchan el trueno del amanecer, como si el sol saliera con un gran estruendo, que los o�dos del esp�ritu pudieran escuchar; pero si tuvi�ramos ojos espirituales que pudieran ver lo que est� sucediendo en el mundo espiritual, y ver nuestro propio ser verdadero como Dios lo ve, entonces reconocer�amos c�mo todas esas indulgencias imp�as en el pensamiento, el sentimiento y el deseo, por no hablar ni siquiera de palabra y acto, c�mo todo este pensamiento y sentimiento il�cito ha escrito en nuestra naturaleza interior su propia marca espantosa y espantosa, y ha puesto all� una mancha que s�lo puede lavarse en la "Fuente llena de sangre, extra�da de las venas de Emmanuel", y damos gracias a Dios porque �los pecadores hundidos bajo ese diluvio pierden todas sus manchas de culpa.

�El pecado cometido, aunque sea en secreto, aunque sea s�lo en el pensamiento y el sentimiento, el pecado obra as� su obra inevitable e irrecuperable, y produce ese cambio espantoso que produce tal repugnancia.

II. C�MO FUE QUE DANIEL LOGR� SU �XITO , SUPER� SU TENTACI�N , la domin� y la pisote�? Daniel se propuso en su coraz�n que no se contaminar�a a s� mismo, que no tejer�a a trav�s de su visi�n esa red que esconder�a de s� mismo el gozo, la paz, la santidad, el triunfo y el �xito que provienen de la comuni�n con lo invisible, pero presentar realmente a Jehov�.

Daniel se propuso en su coraz�n. El mayor peligro al que, en mi opini�n, est�n expuestos los j�venes de hoy, no es que caminen deliberadamente en la tentaci�n o en el pecado; sino porque no deciden deliberadamente no hacerlo. Es porque comienzan su vida sin ning�n prop�sito en absoluto, sino a la deriva, a la deriva, a la deriva sin tim�n ni br�jula, sin ninguna determinaci�n fuerte y resuelta que hayan tomado como a los ojos de Dios, y que hayan resuelto con la ayuda de Dios para guarda, que cualquier cosa que otros hagan, por ellos no se contaminar�n.

No hay espect�culo m�s triste que la cantidad de hombres y mujeres j�venes que, sin ninguna intenci�n o idea de que se equivocan, en su sencillez, que, sin embargo, no es una sencillez inocente, porque podr�an y deber�an saber mejor. , pero quienes en su criminal sencillez se dejan atrapar y llevar a una compa��a donde conocen sus o�dos y ojos y toda su naturaleza ser� asaltada con lo que contaminar�.

Es demasiado tarde para proponerse en su coraz�n no hacerlo despu�s de que lo haya hecho. Es demasiado tarde para tomar una buena resoluci�n de no caer despu�s de haber ca�do. El tiempo de proponerse en el coraz�n de uno no contaminarse es antes de que se haya producido la contaminaci�n; cuando est�s sentado en tu propia chimenea en tu propia habitaci�n, o de rodillas, ah� est� el momento. Es demasiado tarde para deliberar cuando te enfrentas a la tentaci�n: la emoci�n es demasiado fuerte, el poder de la compa��a es demasiado grande.

Una palabra m�s: de nada sirve hacer una resoluci�n a menos que se cumpla. La mayor p�rdida que se me ocurre en esta ciudad no es menos el dinero que los hombres gastan en lo que no es pan, ni la p�rdida del trabajo gastado en lo que no satisface; ni siquiera es la p�rdida de vidas lo que podr�a salvarse si los hombres y las mujeres actuaran correctamente; la mayor p�rdida en esta ciudad es la p�rdida de la fuerza mental y espiritual que se deja degenerar en meras tonter�as, al ceder a las tentaciones que minan toda la resistencia mental, intelectual y moral del car�cter de nuestra juventud.

Oh, ver a los j�venes brillantes, el orgullo de su padre, el gozo y la esperanza de su madre, que van y desechan los talentos que Dios les ha dado, desechan las nobles aspiraciones de la juventud, enred�ndose en escenas y circunstancias. y aspiraciones que los arrastran hacia abajo; y se vuelven totalmente incapaces de realizar sus propias aspiraciones, sus propias posibilidades, porque se han dejado contaminar.

Esta resoluci�n de la que hablo debe seguirse para ser de alguna utilidad. No es en las resoluciones repetidas, repetidas s�lo para romperse, que se construye un car�cter de fuerza, fuerza y ??poder; pero es en mirar solemnemente los problemas de la vida, mirar solemnemente las circunstancias y situaciones en las que te encuentras, confrontar solemnemente las posibilidades y tentaciones que tienes ante ti, y retomar deliberadamente tu mente, como a los ojos de Dios, en cuanto a cu�l es tu deber, y luego proponer, determinar, resolver en tu coraz�n que no ser�s contaminado. Encontrar�s en esa resoluci�n una fuerza, una ayuda en la hora de la tentaci�n. ( Sir Samuel Chisholm .)

El poder del prop�sito

Puede que nos ayude a apreciar el prop�sito de Daniel y el poder que ejerci� sobre �l si recordamos primero que estaba viviendo en una mala �poca. �l y sus compatriotas estaban en cautiverio; eran esclavos de un rey pagano. Su pa�s hab�a sido devastado, su ciudad santa y el templo sagrado en ella reducido a un mont�n de ruinas ennegrecidas. Menciono esto porque tales experiencias a menudo tienen el efecto de romper el prop�sito y el esp�ritu de un hombre.

Cuando llega un golpe tras otro, cuando la decepci�n sigue a la decepci�n, cuando la derrota sucede a la derrota, es probable que se pierda la esperanza y que el prop�sito ceda. Y, de hecho, sabemos que el cautiverio tuvo este efecto en muchos de los jud�os; perdieron su fe en Jehov�; se entregaron a la pura mundanalidad. Pero ese no era el camino con todos ellos. Daniel fue una brillante excepci�n. Ya no pudo adorar a Jehov� por medio de las ordenanzas del templo; sin embargo, no abandon� toda la adoraci�n como lo hicieron muchos de sus compatriotas, sino que se elev� a conceptos m�s verdaderos de lo que significaba la adoraci�n real.

Aunque en Babilonia sigui� siendo un buen jud�o, un adorador diligente del Se�or Dios de sus padres, y observ� todas las formas que pudo observar en las circunstancias. Los malos tiempos en los que vivi� solo sacaron a relucir m�s claramente el prop�sito de su coraz�n de no olvidar a su Dios. Los d�as malos no rompieron su prop�sito; solo lo fortalecieron. Otra cosa que puede ayudarnos a apreciar su prop�sito es que �l viv�a no solo en tiempos malos sino en un mal lugar, Babilonia era una ciudad y centro de maldad.

Era el hogar del lujo y el despilfarro; era la capital de uno de esos antiguos imperios que devoraban sus corazones por la desenfrenada disoluci�n de su pueblo. Esto tambi�n muestra el poder del prop�sito de Daniel: que en medio del mal no se contamine a s� mismo. Es m�s f�cil para unos que para otros no extraviarse. Algunos est�n mejor cuidados que otros; sus vidas est�n rodeadas de buenas influencias; tienen todas las ventajas del lado del bien.

Pero a menudo los malos entornos arruinan a los hombres buenos. Cual es la explicacion? Es esto: algunos est�n animados por un prop�sito en sus corazones de no contaminarse, y otros no. No es que estos �ltimos est�n m�s inclinados al mal que los dem�s; no es que sean peores o m�s tentados; pero es esto: nunca se han propuesto un prop�sito solemne; nunca han pensado en la cuesti�n de cu�l deber�a ser su objetivo y objetivo en la vida; nunca han decidido qu� cosa es en la vida por lo que vale la pena vivir y por lo que vale la pena morir; nunca han dicho con Paul: �Una cosa hago.

Hay otra explicaci�n que a veces se da de c�mo los hombres se equivocan, como decimos, una explicaci�n con la que, lo confieso, tengo poca simpat�a y que es, a mi juicio, tan falsa como peligrosa. Se dice d�bilmente que somos "las criaturas de las circunstancias", y que si el entorno de un hombre lo pone en contacto con el mal todos los d�as, cada hora, el hombre mismo no tiene tanta culpa como sus circunstancias.

La fuerza de sus pasiones vence a su voluntad y as� lo libera de la responsabilidad moral, se le insta. Esa es una excusa que dio Robert Burns, como recordar�, cuando escribi� las l�neas dirigidas a Dios:

Sabes que me has formado

Con pasiones salvajes y fuertes;

Y escuchando su voz de bruja

A menudo me ha enga�ado.

Eso todav�a expresa la mente de muchos, y uno lo escucha con frecuencia en este momento, y se alegan todo tipo de excusas por el pecado. El cient�fico sin duda tiene la verdad de su lado, pero no tiene toda la verdad. La herencia no es el destino. Lo que hemos recibido de nuestros padres no teje a nuestro alrededor una red de la que nunca podremos escapar, a trav�s de la cual nunca podremos romper. Si es cierto que pertenecemos a Dios tanto como a ellos, los pecados de nuestros padres son solo nuestros cuando los hacemos nuestros por nuestra propia voluntad.

El error de Burns y de todos los que, como �l, escuchan la �voz bruja� es escuchar. Deber�a haberse tapado los o�dos con los dedos. Algunos de ustedes, hombres j�venes, que est�n aqu� esta noche, tal vez se encuentren en lugares de trabajo o en circunstancias que de otro modo no son favorables para llevar una vida piadosa. Entras en contacto con la rudeza, con la blasfemia, con aquellos que se burlan del nombre de Dios y de la religi�n de Cristo.

Y les concedo de inmediato que no es f�cil mantenerse recto y hacer lo correcto y dar el testimonio correcto siempre de la manera correcta. Necesita el prop�sito de Daniel en tu coraz�n; necesita un coraz�n puesto en hacer la voluntad de Dios; necesita un coraz�n nuevo y un esp�ritu recto; necesita el poder de la gracia de Dios que desciende de arriba. Hemos visto, entonces, que el prop�sito de Daniel se impon�a sobre los efectos aplastantes de la desgracia y la calamidad, y sobre el sutil poder cautivador de los alrededores del mal.

Veamos ahora, en tercer lugar, c�mo - y esta fue la mayor prueba de ello - c�mo se hizo sentir en los detalles m�s peque�os de su vida. Ahora bien, la mayor�a de los hombres habr�an cedido, como lo hacen la mayor�a de los hombres en circunstancias similares, a las influencias que as� se ejercen sobre estos cuatro j�venes; habr�an estado tan enamorados del favor del rey y del lujo de su nueva posici�n que habr�an estado muy contentos de haberlo aceptado y se hubieran considerado sumamente acomodados.

Pero de vez en cuando se encontraba alguien m�s duro que no ser�a como mera cera en las manos del conquistador. Y tales se encontraron en Daniel y sus tres compa�eros. �Daniel se propuso en su coraz�n no contaminarse con la raci�n de la comida del rey, ni con el vino que beb�a�. Daniel ten�a escr�pulos religiosos en cuanto a comer y beber. Y el significado para nosotros de la posici�n que hizo es este: que el principio religioso debe regular los detalles m�s peque�os de nuestra vida.

No es estrechez; no es moda; no se trata de escrupulosidad excesiva; pero es fidelidad al deber supremo, es fidelidad a Dios, cuando pones el pie en un asunto peque�o, como a los dem�s les puede parecer, y dices: No, no me atrevo a hacerlo, por peque�o y agradable que sea. como podr�a ser, porque de ese modo me ver�a envuelto en una negaci�n pr�ctica de Dios. ��No lo hice yo por el temor de Dios?� Es un lema que requerir� de muchos de ustedes aqu� la abstinencia de muchas cosas que podr�a ser mucho m�s f�cil de aceptar.

Es el peor tipo de debilidad hundirse por debajo del nivel de lo que sabemos que deber�amos estar. Invariablemente trae esa p�rdida que es la peor de todas las p�rdidas, la p�rdida del respeto por uno mismo. El presidente Garfield dijo una vez: �No pienso en lo que otros puedan decir o pensar de m�; pero hay una opini�n de un hombre sobre m� que valoro mucho, y esa es la opini�n de James Garfield. Otros en los que no necesito pensar; Puedo alejarme de ellos; pero tengo que estar con �l todo el tiempo.

Me acompa�a cuando me levanto y cuando me acuesto, cuando salgo y cuando entro. Para m� es una gran diferencia si �l piensa bien de m� o no ". Algunos habr�an dicho que Daniel deber�a haber estado agradecido por sus misericordias. Pero Daniel lo vio con otra luz. Ten�a que conservar su buena opini�n de s� mismo, su amor propio, su fidelidad a Dios, que vio que habr�a destruido si hubiera usado la comida y el vino.

Entonces, ve lo que los principios religiosos pueden hacer por un hombre. Ves c�mo puede preservarlo, c�mo puede hacerlo valiente como un le�n, c�mo puede estabilizar su vida y hacerla consistente en todo, una gran armon�a. Hermano m�o, no tienes raz�n hasta que puedas reducir toda tu vida a este principio �nico del temor de Dios, hasta que seas capaz de llevar cada acci�n a esta gran piedra de toque. Entonces tu camino se vuelve recto como una flecha, ya no vacilante, torcido, tembloroso, zigzagueante, ahora de esta manera ahora que, sino recto.

Es el hombre sin prop�sito el que toma un rumbo diferente seg�n el viento sople de un lado o de otro. Es un barco sin tim�n, sacudido por la tormenta, zarandeado, empujado impotente contra las rocas. Es un jinete sin bridas, llevado por el animal que lleva dentro a donde quiera. Es un vagabundo por un p�ramo enmara�ado, sin gu�a, donde el camino se cruza con el camino y los caminos se bifurcan en una confusi�n sin fin, y a cada paso se abren zanjas negras y profundas.

Uno de los mayores descubrimientos de los tiempos modernos es el reino de la ley. Se ha encontrado que en el mundo de la naturaleza nada sucede por casualidad; todo obedece a leyes fijas, avanza bajo un arreglo calculable definido. Eso es un gran descubrimiento. Nos permite contar con la naturaleza cuando podemos colocar esta cosa y la siguiente en sus lugares correctos, y atribuir cada una a su causa uniforme. Cuando todo est� as� fijado por la ley, no se puede mover, nada puede salir mal, todo avanza hacia su realizaci�n, haciendo su trabajo, ocupando su lugar, sin perder nunca su rumbo.

Es como un r�o con destino al oc�ano. Ese es un gran descubrimiento y es una par�bola de lo que deber�a ser toda vida. �Pero qu� contraste se presenta cuando piensas en el mundo exterior de la Naturaleza y el mundo de la naturaleza humana! Por un lado, tienes todo en movimiento, trabajando en perfecta armon�a y en elocuente silencio; nunca se escucha una nota discordante, nunca se escucha una pausa moment�nea en el incesante movimiento: una gran armon�a inmensa en alabanza al Creador.

Por otro lado, cuando se mira a la naturaleza humana, �qu� contraste! �Qu� mundo desordenado, discordante, discordante y desarticulado mira Dios en Sus criaturas humanas! Y, sin embargo, tambi�n fuimos creados para ser una armon�a, solo devolvi�ndole m�sica m�s dulce al Creador. Hermano m�o, si tu vida ha de ser una verdadera armon�a y no m�s falsa, si ha de ser conforme no a la ley del pecado y la muerte, sino a la ley de Dios, debes tener un prop�sito en tu coraz�n como el de Daniel, y deja que te gobierne.

Eso es lo m�s grande del mundo: un coraz�n que siempre se propone servir a Dios. Eso es lo �nico que se necesita. No hay otro principio que tenga en cuenta todos los hechos. Algunos de ellos pueden ser lo suficientemente buenos para este mundo, pero no sirven para lo que est� por venir. Lo grandioso del principio de Daniel es que es rentable para el presente y es vida eterna para el futuro. Que es rentable en el presente se ve sorprendentemente en el curso de esta historia.

Ninguno de ustedes tenga miedo de las consecuencias de ser fiel a Dios. Lo �ltimo que les pedir� que noten en relaci�n con este incidente es la gran influencia que ejerci� Daniel. Eso se ve, en primer lugar, en la influencia que ejerci� sobre sus oficiales superiores. De acuerdo con la manera de expresar las cosas del Antiguo Testamento, se dice que esa buena influencia se produjo de esta manera, que Dios le dio a Daniel un gran favor a los ojos de los oficiales.

Esa es solo la forma en que el Antiguo Testamento dice que la vida consistente, piadosa y recta de Daniel demostr� ser un gran poder para aquellos que estaban sobre �l. Pero m�s que su influencia sobre sus oficiales fue la influencia sobre sus compa�eros. Eso se ve en el hechizo que su fuerte car�cter les arroj� para que estuvieran listos para apoyarlo y fortalecerlo. ( D . Fairweather, MA .)

Los cautivos de Judea en la corte del rey de Babilonia

Ahora debemos seguir la suerte de estos j�venes nobles, ya que en el s�quito del monarca victorioso son llevados cautivos a Babilonia. Sus ojos j�venes miran nuevas escenas. Pasan por pa�ses donde las ruinas de la antig�edad contrastan extra�amente con la magnificencia y el esplendor actuales. Pasan por Siria, el antiguo enemigo hereditario de Israel, pero cuyo poder ahora est� roto como se hab�a roto antes del poder de Israel.

Atraviesan las f�rtiles llanuras del �ufrates y, sin duda, aqu� y all�, en su melanc�lico viaje, se encuentran con restos de las tribus temibles, esparcidas por antiguos cautiverios. Pasan al temible Oriente, al jud�o casi una terra inc�gnita, una tierra de la que poco se sab�a, salvo que de ella salieron los hombres de guerra de rostro sombr�o cuya llegada trajo terror y desolaci�n a Judea.

Pasan a Babilonia, en ese momento la ciudad m�s espl�ndida del mundo, con sus palacios y defensas y jardines, su exuberancia, magnificencia y riqueza. Podemos imaginar a estos j�venes debidamente instalados en el palacio de los sacerdotes caldeos, y comprometidos en ese plan de estudios que iba a resultar en hacerlos sabios y eruditos en todas las artes y ciencias entonces conocidas y cultivadas. �Cu�nto deslumbrar la imaginaci�n! �Qu� nuevas filosof�as! �Qu� sabidur�a! �Qu� nuevas costumbres y h�bitos de vida! Y bien podemos comprender que no podr�an permanecer mucho tiempo en este estado alterado de cosas antes de que surgiera algo que pusiera a prueba sus principios.

Ciertamente, podemos esperar que las costumbres babil�nicas no se adapten a los principios jud�os por mucho tiempo. El que tiene principios en esta vida no tiene que esperar mucho antes de que esos principios vayan en contra de algo y pongan al hombre a prueba, ya sea que se adhiera a sus principios o no.

I. T hechos que DADOS EN LA HISTORIA .

II. T HE tentaci�n a la que fueron sometidos . Esta tentaci�n ten�a un car�cter m�ltiple.

1. Estaba la tentaci�n del miedo. Debemos suponer que eran j�venes valientes, de hecho, si no fueran accesibles al sentimiento del miedo. Su amo era un tirano y un d�spota, acostumbrado a que su m�s m�nimo capricho obedeciera como ley. No pod�a soportar escr�pulos de conciencia que apenas pod�a comprender; y la menor provocaci�n bastar�a para despertar en su seno una ira que no conoc�a la piedad, y que, cuando se despertaba, se deleitaba en pisotear la vida humana.

El pr�ncipe de los eunucos, aunque era alto en favor y autoridad, supo temblar ante la ira de su monarca, y expresa una justa estimaci�n de ello cuando responde a Daniel: �Me haces poner en peligro mi cabeza ante el rey�.

2. Exist�a la tentaci�n del aislamiento. Hasta ahora hab�an estado rodeados de restricciones, lo que hac�a relativamente f�cil ser fieles a la ley. Entonces todas las circunstancias externas de su vida los fortalecieron en sus observancias religiosas. Pero ahora, cu�n cambiado est� todo esto. De repente, se encuentran solos. Se quitan todos los puntales sobre los que se hab�an apoyado hasta entonces. Se eliminan las ayudas de la virtud.

No tienen de qui�n depender sino de ellos mismos y de su Dios. No tienen un consejero de confianza, ning�n rabino culto y astuto a quien puedan acudir para una soluci�n de este problema �tico. Deben tomar el consejo de su propio coraz�n. "Todos los dem�s lo hacen", es una f�rmula de reivindicaci�n suficientemente familiar.

3. Estaba la tentaci�n de la gratitud. Es cierto que eran cautivos, pero, salvo esto, un hijo dif�cilmente podr�a haber sido tratado con m�s generosidad que ellos. La comida de la mesa del rey era un distintivo distintivo de honor. Sin duda, se hizo todo lo posible para mitigar los males del cautiverio. Se les conferir�a una futura distinci�n. Las ventajas presentes se otorgaron generosamente. Ning�n pr�ncipe del reino podr�a haber tenido mejores oportunidades de mejora y avance prospectivo.

Es una propiedad de las mentes nobles ceder a las sugerencias de gratitud. Cuando el mundo arremete contra nuestra virtud, hay un instinto de oposici�n en nosotros que nos impulsa a luchar; pero cuando el mundo viene persuadi�ndonos y abrumando con amabilidad, somos enga�ados y pensamos que es una ingratitud b�sica no ceder a sus sugerencias.

4. Exist�a la tentaci�n que proviene de la inferioridad consciente. Tenemos la fuerza de esta tentaci�n ejemplificada en la conducta de Cranmer. Cuando contemplamos a ese buen y gran hombre (como realmente era, a pesar de su triste ca�da) vacilando en cometer ese acto de retractaci�n, que es una mancha tan oscura en su car�cter, el poeta lo hace exclamar: ��Qu� soy yo, Cranmer, contra edades enteras? Est� rodeado de innumerables autoridades; sus tentadores hacen parecer que todo el mundo est� en su contra.

"�Qui�n soy yo, entonces, para oponerme al mundo?" marca la sumisi�n de un alma independiente. Mejor hubiera aprendido con Lutero, "Uno con Dios es la mayor�a". Sin duda, Daniel tambi�n sinti� esta tentaci�n. La sabidur�a, el vasto saber y la grandeza intelectual de los sabios de Caldea deben haber dejado una profunda impresi�n en su joven mente, y podemos f�cilmente imaginarlo: ��Qui�n soy yo, un ni�o imberbe, para oponer mis convicciones a la sabidur�a de todos? �estas?" Y con qu� frecuencia en la vida encontramos a hombres j�venes que abandonan su religi�n y se entregan al escepticismo, porque un profesor honorable en su universidad es un incr�dulo, o porque alg�n hombre a quien estiman altamente por su conocimiento, sabidur�a o intelecto, burla la Biblia. !

5. Exist�a la tentaci�n del inter�s propio. �Es muy f�cil sofocar la conciencia con los sofismas de Satan�s! Con seguridad, entonces, podemos medir la fuerza din�mica de esta tentaci�n a la que fue sometido Daniel por nuestra observaci�n de la conducta de los hombres.

III. T Incorruptibilidad HEREDERO . Es un gran espect�culo ver a un hombre apegado a los principios, respetando lo que cree que es correcto, aunque deber�a estar solo, cuando las influencias seductoras y coercitivas influyen fuertemente sobre �l. El miedo se esfuerza por dominarlo, pero �l se burla del miedo y responde: "No temo a nadie m�s que a Dios". La tentaci�n aparece entonces con un nuevo disfraz, se viste con un atuendo m�s suave, posa con el car�cter de la virtud e insta a los reclamos de gratitud; pero su esp�ritu justo detecta lo falso debajo de lo verdadero, y responde: "Mi Dios es el primero", luego se toma prestado el manto de la modestia, se alaba la autodespreciaci�n y se le pregunta al hombre si se cree mayor que el grande. , m�s sabio que los sabios, m�s sabios que los sabios; pero su respuesta es r�pida: �No soy nada: estos principios son de Dios, no m�os.

Entonces la tentaci�n se identifica con el yo y defiende la causa del hombre contra s� mismo, hasta que el hombre comienza a pensar que est� armado no s�lo contra todos los dem�s, sino tambi�n contra s� mismo, su propio ser dividido; pero digo que es glorioso cuando puede declarar: �Me sacrifico; m�s queridas para m� son las leyes de Dios que mis propios intereses mundanos ". Tal espect�culo de hero�smo moral se ofrece Daniel. Nuestra admiraci�n por su conducta se ve reforzada por dos consideraciones:

1. Su juventud. Encontrar estas cualidades en un ni�o imberbe es asombroso y confiere un mayor encanto al espect�culo.

2. Su moderaci�n y conducta templada. Apenas sabemos cu�l admirar m�s en su conducta, el fortiter in re o el suaviter in modo . �l "se propuso en su coraz�n", pero busc� al ganar persuasi�n para lograr su prop�sito.

IV. S LECCIONES OME . Entre otras cosas, podemos aprender aqu�:

1. Las ventajas del entrenamiento temprano. A veces dudamos de su eficacia; pero vemos aqu� que, bajo la bendici�n de Dios, un ni�o puede exhibir una piedad firme y notable.

2. El poder de influencia. Observe el efecto de la influencia de Daniel sobre sus tres amigos. Es una bendici�n cuando la influencia de un joven entre sus camaradas se pone del lado de la virtud.

3. Que Dios bendice a los fieles. (vers�culo 17.) La fidelidad a los principios o, lo que es lo mismo, la fidelidad a las leyes de Dios, puede traer recompensas incluso temporales.

4. Las ventajas de la templanza. (vers�culo 15.) Observe que el mayordomo tem�a, no sea que una dieta moderada resulte en insalubridad. �Cu�n completamente equivocado estaba! Daniel y sus amigos prosperan mucho mejor con el pulso y el agua. ( El p�lpito sur .)

Objetivo

Un hombre magn�fico fue Daniel. Entre todos los santos del Antiguo Testamento, �l es colosal. Muchos de los principales de ellos fueron culpables de pecados que la Biblia sostiene con la m�s severa reprobaci�n, pero no hay tal mancha en el escudo de Daniel. Sin duda ten�a sus defectos, porque era solo un ser humano, pero hasta donde llega el registro, se destaca como uno de los m�s soberbios espec�menes de virilidad que el mundo haya visto jam�s.

Algunos hombres escapan al reproche por la oscuridad que envuelve sus vidas. Daniel camin� bajo la feroz luz blanca que supera la impresi�n popular de que una cosecha de avena silvestre es una preparaci�n adecuada para una cosecha de trigo, sobre un trono. Otros contin�an comparativamente puros porque est�n situados de tal manera que nunca est�n especialmente expuestos a la ardiente prueba de la tentaci�n. Daniel, sin embargo, camin� sobre los lugares altos de la tierra donde el camino es siempre peligroso, y pas� su vida rodeado de las suaves seducciones y las peligrosas intrigas de una corte oriental.

Era un hombre de la m�s amplia cultura, versado en todas las ense�anzas de su tiempo, y no hubo poca sabidur�a en su �poca, y sin embargo, nunca perdi� la cabeza ni se dej� enga�ar por la simple fe de sus piadosos padres. Vivi� cien a�os, durante setenta de los cuales super� a todos los hombres de su tiempo. Un registro como el que hizo este hombre tal vez no tenga paralelo en toda la historia de la raza humana.

El suyo es �uno de los pocos, los nombres inmortales, que no nacieron para morir� Y c�mo sucedi� que se distanci� de todos los competidores y se forj� al frente, y a pesar de todas las maquinaciones de hombres y demonios se qued� as� de largo, gobernando gobernadores y balanceando un cetro real sobre poderosos imperios? Una palabra cuenta la historia, y esa �nica palabra es: prop�sito. Lo distingui� en su primera juventud, porque en la �poca a la que se refiere mi texto todav�a era tan joven como para ser llamado ni�o.

No desanimar�a a ning�n barbudo gris que, despu�s de hacer el tonto durante mucho tiempo, resuelva llevar una vida m�s noble, pero el momento de comenzar es por el principio. La idea de que uno puede darse el lujo de ceder a las tonter�as, frivolidades y vicios de todos los a�os antes de comenzar a ce�irse los lomos para el trabajo adecuado de la vida, es un enga�o malicioso del diablo. Lejos de m� arremeter contra diversiones tan inocentes que proporcionan recreaci�n tanto para la mente como para el cuerpo.

Dios nos ha dado todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos, y la diversi�n tiene su lugar y uso. Pero diversi�n significa etimol�gicamente "apartarse de las musas", que se supon�a que presid�an las actividades intelectuales m�s nobles de la vida; pero �qu� pasa con las Musas cuando la vida entera de un hombre es un alejamiento de ellas? Ay, �y qu� pasa con la vida misma? Puede haber aspiraciones generosas, pero nunca terminan en una acci�n heroica, por falta de voluntad decidida y prop�sito persistente.

El cerebro cuenta para algo, pero la mayor�a de los hombres fracasan, no por falta de cerebro, sino por falta de prop�sito. La oportunidad cuenta para algo, pero es el hombre con un prop�sito el que ve y aprovecha la oportunidad, y es el creador m�s que la creaci�n de sus circunstancias. La educaci�n cuenta para algo, y es un necio cualquier joven que en una �poca como la nuestra se descuide de valerse del espl�ndido equipo que tan f�cilmente puede ser suyo.

Pero la educaci�n no lo es todo. Cu�ntos graduados universitarios son s�lo holgazanes gentiles, demasiado gentiles para ensuciarse las delicadas manos con cualquier tipo de trabajo honesto. Paciencia, coraje, perseverancia, esas son las cosas que ganan. Una tonter�a es que un hombre maldiga su destino y culpe a sus "estrellas desafortunadas", o rechine los dientes y agite el pu�o detr�s de la espalda o en la cara del odiado plut�crata; para acusar las leyes del pa�s y, como Sans�n, en su furia ciega, buscar derribar los pilares sobre los que descansa toda la estructura de la sociedad.

Posiblemente haya algo que le ocurra a la sociedad, pero con toda probabilidad hay mucho m�s que le ocurra a �l. Sin duda, hay degenerados e incompetentes que carecen de la capacidad de hacer que las cosas sucedan, pero la mayor�a de los hombres tienen las facilidades suficientes para ganar victorias si tan solo sus facultades fueran llevadas al campo bajo el mando de un prop�sito �nico, central e imperial. Hasta ahora solo he hablado de los logros materiales e intelectuales relacionados con la vida en este peque�o planeta.

Sin embargo, esto no es toda la vida, sino solo su comienzo. �Cu�n breve es la gloria de los meros triunfos terrenales! Un poderoso prop�sito estimul� el brazo y gui� el destino del hombre magistral que escribi�: "Vine, vi, conquist�". Aqu� est� la espl�ndida mansi�n de un multimillonario. Naci� en la pobreza del pesebre, pero se propuso ser rico. Se ci�� los lomos y apret� los dientes, y cav� y ahon� y se neg� a s� mismo, y sacrific� todo, incluso, tal vez, el honor y las caridades m�s dulces de la vida.

Era oro lo que buscaba, y lo consigui�, montones de �l, y muri� con las manos llenas de �l, pero la muerte lo rompi� y se lo dej� a sus hambrientos herederos. Una gran cosa es tener un objetivo en la vida, pero "apunta demasiado bajo quien apunta por debajo de las estrellas". �Pero qu� cosa tener un objetivo por encima de las estrellas! Tal era el de Daniel. Su mirada estaba fija en la meta m�s alta del ser, y as�, comenzando con su primera juventud y perseverando hasta su �ltimo aliento, �se propuso no contaminarse a s� mismo.

�Y ning�n hombre puede ser cristiano sin sentir simpat�a por ese esp�ritu heroico. Porque, f�jate, el cristianismo no es algo simplemente bajado del cielo, como la s�bana que Pedro vio en una visi�n. No es algo con lo que el alma inerte est� misteriosamente dotada. Concedo que la gracia de la salvaci�n es un don de Dios, pero ning�n hombre ha sido salvo jam�s en contra de su voluntad o sin que su voluntad se haya despertado a la actividad suprema.

La crisis del destino fue alcanzada y pasada por el hijo pr�digo cuando dijo: "Me levantar� e ir� a mi padre". Si hay algo en la tierra que requiere un prop�sito heroico es humillarse a s� mismo reconociendo sus malas acciones. Doblar la rodilla y gritar humildemente �Peccavi� es lo m�s dif�cil que jam�s haya emprendido un mortal, y se requiere el coraje de un Daniel para hacerlo. Y corregir todos los planes, placeres y b�squedas de la vida no es de ninguna manera una tarea f�cil.

Convertirse en cristiano significa algo m�s que la aceptaci�n de la salvaci�n de la mano de la misericordia; es una forma barata de salvaci�n, que no cuesta nada y en realidad no vale m�s de lo que cuesta. Ser un verdadero cristiano significa la entrega leal y amorosa de todo el ser de uno por el tiempo y la eternidad a las manos de un Soberano Todopoderoso y lleno de gracia, no solo para la salvaci�n, sino para el servicio. Normalmente nos hemos detenido demasiado en el resto y demasiado flexibles en el yugo, por lo que hemos menospreciado y desmentido la religi�n y la hemos despreciado eliminando de ella todo lo que apela al elemento heroico de la naturaleza humana.

Que se diga la verdad con franqueza y sin miedo, y que todos sepan que, si bien es bastante f�cil ser un mero profesor de religi�n, ser un verdadero cristiano, seguir al Capit�n de la Salvaci�n en la lucha por la verdad y la derecha, contra el mundo, la carne y el diablo, requiere un prop�sito tan severamente heroico como el que ce��an a Pablo y Daniel cuando tuvieron que enfrentarse a los leones.

�Crees que todos los leones est�n muertos o que han perdido los dientes y las garras? Los secuaces del diablo est�n por todas partes, y el que quiere ser cristiano debe estar dispuesto a soportar las dificultades como un buen soldado, porque de principio a fin es una pelea con los principados y potestades, y los gobernantes de las tinieblas de este mundo; y el que quiera organizar la victoria y ser coronado de gloria, necesitar� todo lo que la gracia de Dios pueda hacer por �l y el cimiento de un elevado y santo prop�sito religioso. Que todas las almas heroicas que est�n dispuestas a alistarse en tales condiciones se alineen bajo el estandarte de la cruz. ( P . S . Henson .)

Daniel en Babilonia

El primer cap�tulo de Daniel es uno de los mejores sermones posibles sobre el tema de la temperancia. No se trata simplemente de la cuesti�n del uso de bebidas embriagantes, sino de la cuesti�n adicional de los alimentos no saludables. Abarca no s�lo la cuesti�n del vino, la cerveza y el brandy, sino tambi�n la pasteler�a, los bizcochos y los dulces. En tiempos antiguos, las naciones victoriosas ten�an tres formas de tratar con las naciones que hab�an conquistado.

Una era sacar a los habitantes de la tierra, ya que los jud�os finalmente fueron llevados a Babilonia. Este fue el modo m�s severo y solo se adopt� despu�s de repetidas rebeliones. Otra fue llevarse a todos los l�deres y obreros habilidosos. Esto los paraliz� en caso de que intentaran deshacerse del yugo. Esto tambi�n lo intent� Nabucodonosor en la segunda deportaci�n, como se ver� en 2 Reyes 10:16 .

La otra forma, la m�s suave, hab�a sido probada primero por el rey de Babilonia. Consist�a en la recaudaci�n de tributos. Muy a menudo, el general victorioso seleccion� a ciertos j�venes elegidos y los retir� como muestras de las personas que hab�a derrocado. Daniel y sus tres compa�eros, que se mencionan en este cap�tulo y en el tercer cap�tulo, fueron llevados de regreso a Babilonia seg�n este principio. La gente a menudo dice tontamente, despreciando la educaci�n, que Dios no necesita el aprendizaje del hombre.

Pero la insinuaci�n del registro divino confirma la famosa respuesta de que "Incluso si Dios no necesita el saber del hombre, a�n menos necesita la ignorancia del hombre". Cuando Dios estaba a punto de sacar a su pueblo esclavizado de Egipto, por su providencia envi� a Mois�s a la casa de Fara�n para aprender todo lo que sab�a Egipto. Cuando la Iglesia del Nuevo Testamento iba a ser organizada y esparcida por todo el gran imperio, envi� a Saulo, un ciudadano romano de nacimiento libre, del inteligente Tarso a Jerusal�n, para que a los pies de Gamaliel pudiera aprender lo que necesitaba. para saber cu�ndo deber�a transformarse en el ap�stol Pablo.

As� que aqu� est�n estos cuatro llevados a la capital de Babilonia para que puedan tener la mejor instrucci�n que la naci�n pueda permitirse. El rey de Babilonia se compara maravillosamente bien con una gran cantidad de padres y funcionarios gubernamentales modernos. Para �l, dos cosas eran necesarias para formar un funcionario civil aceptable: un cuerpo sano y una mente educada. Proporcionar�a sus propias provisiones y sus propios maestros, y entonces ning�n ni�o podr�a quejarse de la mala comida o las malas oportunidades.

Esta fue una aut�ntica reforma de la administraci�n p�blica. �Se aviv� la ambici�n de estos muchachos por la oportunidad que se les dio? �D�nde est�n los chicos de quince a�os cuyas esperanzas no los animar�an a dar lo mejor de s� mismos en estas circunstancias? Debe haber sido con pensamientos como estos que Daniel y sus compa�eros juveniles confrontaron por primera vez la cuesti�n de comer la carne del rey y beber el vino del rey. El chico promedio habr�a seguido adelante y nunca le import�.

El hombre o la mujer promedio habr�a dicho: "�Qu� diferencia hay?" El pol�tico promedio habr�a dicho: "Nunca ser� bueno ofender al oficial del rey". Pero la irreflexi�n es un pecado. Los ni�os y las ni�as, as� como los j�venes caballeros y damas, seguramente pensar�n. Como veremos, el �xito vino de pensar. Cuando un ni�o intenta por primera vez disparar p�jaros en el ala, generalmente dispara demasiado r�pido.

Debe aprender a detenerse un instante y estabilizarse antes de disparar. As� es en toda la vida. Puede que sea s�lo un momento para pensar, pero ese momento de pensamiento tranquilizador y due�o de s� mismo puede tener un valor infinito. En cuanto a estos cuatro j�venes, previeron lo que vendr�a y tomaron una decisi�n al respecto. Nuestro h�roe parece haber sido un l�der nato, y �l lider� aqu�. Con �l no era una cuesti�n abierta. �l "propuso en su coraz�n", no con la obstinaci�n de la voluntad propia, sino con la resoluci�n de una profunda convicci�n.

Sus tres compa�eros lo apoyaron. Sea con Dios o no, es cierto que con el hombre la cortes�a paga. Le dio a este chico de coraz�n abierto el �favor y el tierno amor� de Melzar, su actual amo. Ese mismo rasgo de car�cter, junto con su integridad y habilidad, mantuvo para �l la confianza del rey Nabucodonosor en los a�os posteriores cuando Dios hizo de Daniel su portavoz para reprender las iniquidades y el orgullo del rey.

Puede parecer que la iniquidad y la insolencia prosperan por un tiempo, y el foso de los leones abierto a los pies de Daniel; pero al fin los leones hambrientos se alimentan de los enemigos del buen hombre. Cuando Daniel decidi� no contaminarse con la comida del rey, fue puramente una cuesti�n de principios. Entonces no supo que su proceder era prudente. Parec�a una estupidez total. Tanto el rey Nabucodonosor como Melzar cre�an que la opini�n popular de la �poca estaba bien al decir que el vino y la carne grasa eran necesarios para una tez clara y un cerebro r�pido.

La misma noci�n falsa se sostiene ahora ampliamente sobre la cerveza lager y los t�nicos. �Es verdad? Pregunte a los registros m�dicos. Encontrar� c�lera, fiebre amarilla, difteria y el resto dan una respuesta expl�cita de que pueden llevarse a los borrachos y borrachos con mucha m�s facilidad que aquellos que no han quemado sus constituciones con estos fuegos lentos. Los pobres envidian a los ricos la comida en su mesa, y los ricos envidian a los pobres la comida que se digiere.

Los ni�os creen que fumar cigarrillos es grande, pero los m�dicos dicen que les impide crecer y envenena la sangre. Es posible que no desee obedecer las leyes del hogar de la naturaleza, pero no puede desafiarlas y escapar. La salud y la capacidad intelectual de los jud�os les ense�ar�a una lecci�n a los gentiles si los gentiles no fueran tan negligentes. Muchos dudar�n de esta afirmaci�n y se apegar�n obstinadamente a la noci�n de Melzar de que si se restringen a la dieta de Daniel pronto se volver�n peores que otros que son �de su grupo�.

�Bueno, �por qu� no tomar la forma en que Daniel lo resolvi�? Solo int�ntalo. Pero aseg�rese de tener la honestidad de Melzar, y cuando el experimento demuestre que est� equivocado, d�jelo. Siento un profundo respeto por el viejo y honesto Melzar. No es nada f�cil entregarse a un chico cuando el chico tiene raz�n y t� est�s equivocado. Era especialmente arriesgado con Melzar, porque si comet�a un error, su cabeza era la perdida. Ning�n orgullo de su propia opini�n lo dominaba.

No debemos olvidar, sin embargo, en nuestro entusiasmo por el triunfo de Daniel en la belleza f�sica y su espl�ndida victoria en el saber intelectual, que �l no sab�a nada de todo esto cuando tom� su decisi�n. Con nuestro conocimiento del resultado, cualquiera de nosotros podr�a tener el valor de insistir en verduras en lugar de la carne y el vino contaminados por �dolos del rey. Debemos recordar, sin embargo, que con este joven, de doce a veinte a�os en el exterior, era totalmente una cuesti�n de deber.

As� como ninguna verg�enza o dolor es tan profundo como la humillaci�n de una madre por sus hijos descarriados y malvados, tampoco ning�n gozo es m�s dulce que el que sienten las madres cuando sus hijos, bajo su propia responsabilidad y por su propia fuerza de car�cter, eligen lo correcto y hacen eso. Ni�os y ni�as, supongan que sus madres los conocieran tan bien como ustedes mismos, �llorar�an de alegr�a o de verg�enza? Por fin lleg� el d�a de la decisi�n.

Siempre es as�: un d�a de inspecci�n judicial final, cuando se revelan los usos a los que se han destinado las oportunidades, y se hace un c�lculo de todas las conductas pasadas. Daniel deb�a presentarse ante el rey y no solo ser�a inspeccionado sino tambi�n examinado por el rey. Estos j�venes hebreos, que ahora tienen diecis�is o veinte a�os, son diez veces mejores que los mejores. Aqu� estaba el presagio de lo que Daniel iba a hacer en el futuro.

Se hab�an jactado de su intuici�n adivina sobre los sue�os hasta que "caldeo" se convirti� en sin�nimo de "hombre sabio". Entonces, cuando el rey, como se relata en el cap�tulo siguiente y el vers�culo noveno, les someti� a una prueba crucial de sus poderes mediante la cual ciertamente pod�a conocer el valor de su interpretaci�n, todos estaban en falta. Se demostr� que sus dioses eran completamente ignorantes. La humildad de Daniel es tan hermosa como su fe y su grandeza. ( G. P . Hays, DD )

Daniel, un ejemplo para los hombres j�venes

I. D ANIEL ' S PRINCIPIO . "Soy un hijo de Dios y, como tal, le pertenezco a Dios en todo mi ser". ( 2 Timoteo 2:21 .) Ese era el principio de Daniel: era la fe en el testimonio de Dios; la certeza de ser uno de sus hijos; y as� fue como triunf�. Y es aqu�, al comienzo mismo, donde la religi�n de Daniel, de un alma sellada por el Esp�ritu Santo, difiere esencialmente de la de aquellos disc�pulos temerosos y de doble �nimo que, creyendo s�lo una parte del testimonio de Dios, apenas se atreven esperar la salvaci�n, y poner la certeza de ella s�lo despu�s de un largo curso de trabajos y sacrificios.

�C�mo voy a creer, clama un disc�pulo as�, que ya estoy en gracia y que Dios me ha hecho Su hijo! Perm�teme ser m�s puro, m�s aislado del mundo, y entonces podr� presumir que le pertenezco y creer en Su gracia. Pero ese disc�pulo, en la medida en que contin�e aferr�ndose a ese curso de justicia humana, nunca ser� m�s que un esclavo de la ley. �Dar�s a Dios esos actos filiales de obediencia de los que hablas si no est�s sellado primero con el Esp�ritu de adopci�n que los produce? �No debe ser celestial la savia del �rbol antes de que se puedan recoger los frutos del cielo? �As� tambi�n�, dijo St.

Juan dice: "Nunca le dar�s a Dios lo que solo el amor puede darle, mientras el temor y sus tormentos se encuentren en ti". ( 1 Juan 4:18 .) Lev�ntelos, para emplear todav�a esa figura, levante la pir�mide de su obediencia sobre la base amplia y s�lida de su adopci�n de Jes�s. Tal fue la seguridad de Daniel, tal fue el principio de su obediencia.

�Feliz y santa libertad de gracia, glorioso privilegio con el que el Esp�ritu de adopci�n enriquece al creyente, a trav�s de la comuni�n con su Salvador! ( Salmo 119:32 ) Ser� llamado, quiz�s, presuntuoso; se dir� que le falta la sobriedad, la prudencia y la humilde confianza que todo pecador debe tener, y se le dir� una y otra vez que se expone a ca�das graves.

Daniel y los dem�s hijos de Dios responder�n juntos y sin temor: "Err�is, ignorando cu�l es la gracia de Dios". ( 1 Corintios 6:20 .)

II. D ANIEL ' S COURAGE . Hab�a fidelidad y estaba el valor que exig�a de �l. Porque no pensemos que fue muy f�cil para Daniel y sus compa�eros tomar una decisi�n sobre lo que resolvieron. Puede haber sido un asunto comparativamente trivial renunciar a platos exquisitos y elegir los m�s sencillos; pero para ellos no era un asunto insignificante liberarse de la orden de un rey celoso, de quien eran esclavos, viendo que con este proceder pon�an en peligro sus vidas.

De esto no ignoraban, porque el jefe de los eunucos les hab�a dado a conocer (1:10). Por lo tanto, calcularon bien lo que costar�a la torre antes de comenzar a construir; y no pusieron las manos en el arado hasta haber visto bien y medido bien la longitud de los surcos del campo. ( Lucas 14:28 ; Lucas 9:62 .

) �Cu�ntas veces habr�n hablado entre ellos de su deber y de sus consecuencias? �Cu�ntas veces no llegaron las excusas y los pretextos de la carne, las debilidades de su coraz�n, las promesas y las amenazas del mundo, y el amor a la vida, ya sea para oscurecer sus mentes o para sacudir su constancia? �Cu�ntas veces no sol�an exhortarse mutuamente a ser fieles?

No, no fue desconsiderado que Daniel avanz� al combate, y ya no fue en sus propias fuerzas. Fue en su coraz�n que lo resolvi�, fue de la Palabra y el Esp�ritu del Se�or que sac� su coraje y su perseverancia. �Hijo m�o, dame tu coraz�n�, dice la sabidur�a eterna a quien ense�a. ( Proverbios 23:26 .

) �Servir�s al Se�or tu Dios con todo tu coraz�n�, repite el Se�or a sus hijos. ( Deuteronomio 10:12 .) ( Salmo 119:69 ) ( Deuteronomio 5:29 .

) ( Salmo 86:11 .) � Salmo 86:11 pues, todas vuestras anclas, oh disc�pulos que Salmo 86:11 zarpar! Separad vuestros corazones de las impuras orillas de la tierra y, si es necesario, arr�ncalos, y eso sin demora y sin piedad; si es cierto, al menos, que hab�is resuelto entregaros a las brisas celestiales, al soplo siempre equitativo y siempre favorable del Esp�ritu Santo.

�Qu� temes? �No es el viento de la gracia de Dios el que nunca los separar� de este mundo excepto para acercarlos al cielo? Daniel resolvi� en su coraz�n no contaminarse a s� mismo, y Daniel lo logr�, porque, habiendo entregado primero su coraz�n a su Dios, fue tambi�n de su Dios de quien extrajo su fuerza y ??su coraje. �Con que? tal vez preguntes. �Qu� son esos platos y ese vino prohibido para nosotros? �O cu�ndo, en efecto, se nos ve para tomarlos? Ah, �debo responderte? �no es que la mesa del pr�ncipe de este mundo sea desconocida o mal amueblada! Se erige, se descubre ante los ojos del mundo y de todos los pueblos, para todos los deseos y para todas las concupiscencias y hambrunas, incluso las m�s irregulares: all� se prodigan carnes y bebidas, para atraerlas, para nutrir y saciar en ella, todas las pasiones y todas las inclinaciones.

Ah� est� esa sensualidad, voluptuosidad y lujo; ah� est� la borrachera, la glotoner�a y la disoluci�n; ah� est� la codicia, la avaricia y el ego�smo; ah� est� la ambici�n, la ostentaci�n, el orgullo y la arrogancia; ah� est� la vanidad, con sus falsedades, sus artima�as y su hipocres�a; es all�, en una palabra, donde se invita a la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, en nombre del placer y de la gloria, a satisfacer todos sus apetitos, todas sus inclinaciones, todas sus �locura!

III. I DICI�N DE D ANIEL ' S FIDELITY . No result� en verg�enza, sino en el favor y el benepl�cito de Dios, en la prosperidad m�s confirmada. �Oh! �Qu� paz perfecta, qu� profundo descanso, qu� dulce y serena seguridad se derrama en el alma de los fieles, que honra a su Dios confiando en �l! Est� la buena voluntad del Se�or para calmar todos los problemas, para ahuyentar y disipar todas las inquietudes.

All� est� el testimonio y el sello de tu Esp�ritu, �oh poderoso Salvador! �Qui�n le dice a tu hijo que est�s con �l y que lo guardas? Tales eran los sentimientos y tal era el gozo de Daniel y sus hermanos. Vieron escuchadas todas sus oraciones, cumplidos todos sus deseos; pero, sobre todo, vieron el nombre de su Dios honrado y magnificado en presencia de sus enemigos. �Qu�, en verdad, buscaban estos siervos del Alt�simo? Ciertamente, no fue para ganar su causa ante los incr�dulos.

�Qu� valor podr�an haber puesto en la estima o la admiraci�n de los que no tem�an al Se�or! Tampoco se trataba de ser virtuoso ante el mundo y, por lo tanto, disfrutar tanto m�s de s� mismos. Ese pensamiento impuro nunca entr� en los corazones gobernados por el Esp�ritu Santo. Pero lo que les preocupaba era que su Dios, ese buen Padre, era temido, obedecido, amado; era que el homenaje de su fe se le deb�a atribuir sin reserva; era que a la luz de Su verdad, su amor filial debiera rendirle la reverencia debida a Su majestad y el sacrificio de todo su ser.

Esa ofrenda agrad� al Se�or. "Entonces ve;" �Les dir�: "en el nombre de nuestro Se�or, vayan y hagan lo que hizo Daniel"? Como �l, eres de ella abajo en un noviciado, en un tiempo de prueba, prepar�ndote para comparecer ante el Rey de Si�n. Que tu principio sea tambi�n la fe, que tu fuerza sea tambi�n la Palabra y el Esp�ritu de tu Dios, que tu expectativa sea tambi�n la liberaci�n del Se�or. Salga, pues, su mano y voltee, como hizo Daniel, la copa que presenta el pecado.

�Sin demora, amigos del Salvador! Sin disimulo combinado con el mal, sin traici�n, sin duplicidad de coraz�n hacia Aquel que te am� perfectamente, que es perfectamente santo, y que no tendr� m�s ofrenda que la m�s libre que le presente. El pensamiento de lo que �l ha hecho aqu� abajo por tu alma, y ??de todo lo que har� en la eternidad, �no es suficiente para unir todo tu coraz�n y todos tus deseos en obediencia a �l? �Se necesitar�n mayores beneficios para ganar para �l sus afectos, para hacerlo merecedor de toda su gratitud y, por lo tanto, de toda su devoci�n personal? �Ten�a Daniel un Dios m�s ben�fico, o un Salvador m�s digno de ser amado, que Aquel a quien ustedes adoran? Bien s� que, a juicio de la carne, estas verduras, con las que Daniel estaba contento, son un alimento mezquino y despreciable.

�Qu� platos eran tales hierbas! �Qu� absurda abstinencia era tal sobriedad! �Qu� salud, qu� fuerza puede pretender tener quien se condena a ellos? As� ser� siempre despreciado y deshonrado el "pulso" del Evangelio, ese alimento que crece en el jard�n del Se�or y que Su Esp�ritu presenta por Su Palabra a los felices hijos de Su casa. �Pero el resultado, oh mundo burl�n! Si no lo sabe, se lo voy a decir, y ser� por hechos.

Vea a estos fieles j�venes hebreos, m�s fuertes y frescos que todos los dem�s. Miren tambi�n, ahora, esos cristianos sinceros, esos disc�pulos a quienes el Se�or Jes�s llama �Sus amigos� ( Juan 15:14 ), porque hacen todo lo que �l les manda, porque no tocan platos del mundo, porque se contentan con el �Pulso� de sabidur�a y de santidad, y juez de su estado.

�Te parecen d�biles, tristes, infelices? o mejor dicho, no publican de alguna manera por su paz, su alegr�a, su dulzura habitual; por la igualdad de su car�cter, la pureza de sus modales y la dulzura de su comportamiento; por su piedad sostenida; por su caridad sincera; por su firme y gloriosa esperanza; y su paciencia y su humildad, que sus almas est�n llenas de vida, y que su vigor es ciertamente el que viene de Dios; mientras que aquellos de sus hermanos que comen a la mesa del mundo, no conocen el vigor de la fe, ni la salud de la paz, ni la serenidad de la esperanza? No pasar� mucho tiempo en que tendr�s que renunciar a los platos del mundo y sus bebidas.

�Piensa, oh! pensad seriamente, hermanos m�os; Piensa con cari�o, �cu�les ser�n esos a�os de renuncia al mundo y de apego a lo que el Esp�ritu Santo te se�ala y manda, cuando ya no tengas tiempo, ni a�os, ni d�as, cuando hayas terminado? �Habr� comenzado este corto viaje y la eternidad en tu alma? S�, piensen en eso, y vean si no es solo para Dios, y bueno para ustedes mismos, en todos los sentidos, incluso para este mundo pero especialmente para la eternidad, que, teniendo que ir ante su Salvador y Rey, deben, mientras Est�n todav�a aqu� abajo, prop�sito en su coraz�n de no contaminarse con las carnes ni con el vino de este mundo, y, como Daniel, �honren a su Se�or, estando sujetos a �l! ( C . Malan .)

Daniel y sus compa�eros

La escena es la ciudad de Babilonia, la m�s magn�fica de todas las ciudades de la antig�edad. �Hasta donde el horizonte mismo extend�a el circuito de la gran capital del entonces conocido mundo. Se extend�a sobre un �rea de doscientos reties cuadrados, y todo el territorio estaba encerrado dentro de enormes muros, cien pies m�s altos que el Monumento Bunker Hill, y a lo largo de su cima corr�a una vasta terraza que admit�a el giro de carros con cuatro caballos. y que, por lo tanto, bien pudo haber tenido m�s de veinticinco metros de ancho.

�Cuando uno se acercaba a la ciudad desde la distancia, estos muros se extend�an a lo largo del horizonte como l�neas de imponentes colinas. El espacio dentro de las paredes estaba dividido por calles o carreteras que discurr�an en �ngulo recto. �Bosques, parques, jardines se entremezclaron con las casas para presentar la apariencia de los suburbios de una gran metr�poli en lugar de la metr�poli misma�. El gran palacio de los reyes era en s� mismo una ciudad dentro de una ciudad: siete millas a la redonda, en comparaci�n con las cuales el Templo de Salom�n era insignificante.

Las casas de la ciudad estaban hechas de ladrillos de color marr�n p�lido y estaban ubicadas en jardines de frondosos �rboles y arbustos en flor. Una alfombra de flores abigarradas y brillantes cubr�a los espacios desocupados entre las calles, produciendo un espect�culo encantador. La elegancia y el lujo caracterizaron los h�bitos de la gente. Magn�fico esplendor de vestimenta, morada y equipaje se ve�a a la vista en todo momento. Oro, plata y marfil adornaban las casas, y todo estaba en una escala de magnificencia oriental.

La gente se entreg� a una vida voluptuosa, y la mundanalidad en sus formas m�s atractivas abundaba por todos lados. En este inusual entorno, cuatro j�venes de Judea fueron llevados cautivos y confinados dentro del palacio del rey. El contraste con su antigua forma de vida fue m�s marcado, y es f�cil ver que al mezclarse con la mundanalidad han llegado al punto m�s cr�tico de sus vidas. Su manera de afrontar esa prueba es muy sugerente y contiene una lecci�n sorprendente para la juventud de los tiempos modernos.

I. Daniel y sus tres amigos ilustran el PODER DEL PRINCIPIO . Ser�a seguro profetizar acerca de estos cuatro muchachos que cuando entraran en esa ciudad pagana, pronto caer�an en los caminos del pueblo, ceder�an a las circunstancias y llegar�an a ser como sus captores. Porque era un tipo de vida que atra�a las sensibilidades de la juventud. Los placeres f�sicos de todo tipo se presentaron ante estos j�venes inexpertos.

Las restricciones morales estaban ausentes. El sentimiento p�blico estaba en contra de todas esas restricciones, y pod�an permitirse lo que quisieran sin temor a ofender las costumbres sociales. Por lo tanto, nos sentimos gratamente decepcionados cuando Daniel y sus amigos adoptan una posici�n decidida sobre una cuesti�n de conciencia. Se negaron a comer la carne y el vino que les hab�a puesto el eunuco que los ten�a a cargo. Saben que la carne y el vino se usaban en la adoraci�n de �dolos, y hab�an sido llevados a aborrecer la idolatr�a.

Tambi�n sab�an que la comida de la mesa del rey no era la m�s sana. En vista de estos dos hechos, acordaron rechazar la comida del rey. Fue algo atrevido para ellos oponerse a las reglas del palacio de un rey, pero los principios estaban en juego, y se atrevieron a todos por principios. Muchos pueden pensar que es un asunto peque�o sobre el cual plantear un problema, pero un gran principio a menudo se esconde dentro de una bagatela.

Es una cosa comparativamente insignificante para cualquiera de nosotros estampar una pieza de plata con el dado de los Estados Unidos, pero es un conjunto que involucra toda la cuesti�n de la traici�n al gobierno de uno, y la traici�n no es una bagatela. Daniel sab�a que si tranquilizaba su conciencia sobre este peque�o asunto, ceder�a por completo. Los principios deben declararse de inmediato. A veces es la mitad de la batalla.

Es mejor que el joven que reci�n comienza su carrera mercantil d� a conocer sus escr�pulos de inmediato a sus compa�eros de oficina, y eso le evitar� muchas tentaciones. No es probable que quieran que se convierta en un compa�ero del mal. El comentarista nos dice que Daniel ten�a solo catorce a�os cuando fue llevado a Babilonia. Si es as�, solo demuestra que la conciencia no es cuesti�n de a�os. Los padres pueden confiar en sus hijos en medio de las influencias m�s peligrosas, siempre que hayan sido bien entrenados y est�n familiarizados con las distinciones morales. No podemos dar a nuestros hijos un regalo m�s valioso que los principios correctos. El dinero, la educaci�n, la posici�n social, no son nada en comparaci�n con ellos.

II. Comentamos a continuaci�n que esta experiencia de Daniel es UN SENCILLO POR LA SIMPLICIDAD DE VIDA . Daniel se content� con comer la comida sencilla a la que estaba acostumbrado en casa. Todos participaron de ricas y delicadas viandas en el palacio real; estaba contento con algunas verduras simples. Por lo tanto, fue una reprimenda constante para los glotones y sibaritas que hac�an de su comida un dios, porque demostr� que la salud y el bienestar f�sico no depend�an de la variedad y el precio de lo que se com�a.

No podemos estimar el valor de su ejemplo en esa corte lujosa y extravagante. �C�mo debi� abrir los ojos de los j�venes cortesanos cuyas vidas estaban dedicadas a la satisfacci�n de los deseos corporales! Daniel habla con la misma fuerza a los j�venes de hoy, porque corren el peligro de gastar demasiado dinero y pensamientos en necesidades artificiales. Una parte demasiado grande de las ganancias de nuestros hombres y mujeres j�venes se gasta en bienes no esenciales.

Ni la utilidad ni la comodidad los exigen. Se requiere valor para vivir sin ostentaci�n, para reducir gastos, para dejar a un lado el yugo de necesidades innecesarias; pero es un gran alivio cuando una vez que se ha ganado la libertad.

III. Esta narrativa tambi�n muestra que los j�venes hombres pueden servir a su G OD sirviendo al ESTADO . Daniel consagr� su habilidad y habilidad para asegurar buenas leyes y la gu�a de su administraci�n. Hacer y administrar la ley es una obra noble, y cuando tanto depende de la legislaci�n como en nuestro pa�s es necesario que los j�venes consagren sus poderes a este importante servicio.

La pol�tica debe ser rescatada de los indignos y ego�stas, y elevada al lugar alto al que pertenece. Todos los primeros legisladores y gobernantes de Dios eran hombres capaces y buenos: Mois�s, Josu�, Samuel, Daniel, hombres de amplia visi�n, integridad y fe. La idea de que la conducta del gobierno puede ser mejor servida por hombres ego�stas y astutos es totalmente falsa. Los hombres est�n comenzando a darse cuenta de la gran oportunidad de servir a Dios que ofrece un llamado pol�tico.

IV. Esta lecci�n tambi�n sugiere el PODER DE PRESERVAR LA RELIGI�N . Daniel llev� su religi�n a todos los aspectos de su vida. Glorific� a Dios en su vida diaria y encomend� su religi�n al rey pagano por su hombr�a y fidelidad. Fue un fiel servidor del rey debido a sus creencias religiosas. Su religi�n le dio autocontrol y sabidur�a pr�ctica. Los j�venes no deben dudar en someter todo su plan de vida al escrutinio de Dios, para pedirle su bendici�n sobre sus negocios, su deber profesional y sus obligaciones sociales. El mundo profesional, comercial, art�stico, literario necesita hombres que sepan rezar en conexi�n con su trabajo. �Que Daniel nos ense�e c�mo hacerlo! ( E. S . Tead .)

Daniel en Babilonia

Los personajes m�s espl�ndidos de una naci�n aparecen en sus horas m�s oscuras. Esto es especialmente cierto para el pueblo escogido con el que Dios hizo un pacto, y asegur� que nunca los dejar�a completamente en el poder de sus enemigos. Por eso vemos, a lo largo de la historia del Antiguo Testamento, que se levantaron grandes libertadores cuando todo parec�a perdido. Purificaron la religi�n. Rompieron el yugo del opresor. Hablaron de la venida del Salvador.

Un grupo maravilloso de grandes hombres fue visto durante la misma noche de la historia de la naci�n cuando durante setenta a�os estuvo en cautiverio entre un pueblo pagano. Durante la mayor parte de este tiempo, Jerusal�n fue un mont�n de ruinas y no hab�a altar de sacrificio. Uno de los personajes m�s grandes de la historia humana surgi� como una estrella en este momento en Daniel. Entre los primeros cautivos que Nabucodonosor llev� a Babilonia, hab�a una compa��a de ni�os de la realeza que eran excepcionalmente atractivos, educados y aptos para el servicio p�blico.

El conquistador decidi� usar sus habilidades para su propio beneficio. Debemos recordar que Daniel comenz� su vida con altas calificaciones naturales para su gran trabajo, y que era atractivo y hermoso, y capaz de manejar grandes asuntos. Entonces Dios usa habilidades naturales para su servicio. Una gran bondad requiere una gran habilidad. En ese momento, Daniel ten�a unos catorce a�os. �l y la compa��a que lo acompa�aba ten�an abundante comida y vino de las mesas reales.

�Qu� maravilloso que un muchacho de esa edad, cuando uno suele ser tan descuidado y autoindulgente, se someta a una dieta sencilla y abstinencia de vino! Observe que con el ni�o Daniel no se trataba de si la carne en s� misma era un alimento humano adecuado, sino de si la carne contaminada en formas paganas de preparaci�n era adecuada para un siervo de Dios. Fue una medida tanto religiosa como sanitaria la que tom� cuando le pidi� respetuosamente a su amo que le permitiera una simple dieta vegetal.

Fue un acto de fe. Pero, adem�s de esto, rechaz� el vino, que no estaba prohibido por la ley. Los sacerdotes en ciertos momentos y los que ten�an votos nazareos no beb�an vino; pero el simple hecho de beber vino en s� mismo no se consideraba en la ley con favor o en contra. No contaminaba ceremonialmente el beber, como lo hac�a para comer carne que hab�a sido sacrificada a la manera pagana y servida con ofrendas a los dioses falsos.

El vino era innecesario y tentador. Ambos fueron rechazados por uno que ten�a en s� los impulsos del instinto prof�tico y que se sent�a llamado por Dios a un servicio espiritual. Ahora, la grandeza de Daniel, mostrada en esta fecha temprana, fue la causa de sus votos de abstinencia. Estos votos no fueron la causa de su grandeza. Otros, y decenas de miles de nuestros j�venes, crecen ajenos al vino y la �comida del rey�, sin convertirse en l�deres famosos del pueblo de Dios.

Los altos objetivos espirituales, la comuni�n con Dios, la capacidad para comprender los misterios y discernir los signos de los tiempos, parecen exigir naturalmente una forma de vida sencilla y severa. Pensamos en los nazareos, como Samuel, que nunca tocaron el vino. Elijah vivi� con rudeza. Juan el Bautista ten�a langostas y miel silvestre como alimento cuando preparaba el camino del Se�or; y, mientras Jes�s ven�a comiendo y bebiendo, debemos recordar que su inefable pureza lo dej� libre para usar lo que f�cilmente abusamos.

Si los de limpio coraz�n ven a Dios, seguramente los de limpio cuerpo est�n capacitados para ser los �rganos del Esp�ritu, son libres para obedecer su voz y m�s r�pidos para escuchar lo que dice. Tambi�n debemos recordar que este curso se adopt� por motivos religiosos. Tambi�n debemos creer que se mantuvo durante una larga vida por la fe religiosa. Fue la templanza cristiana. Por supuesto, todo era muy singular en el palacio de un rey.

Cuanto m�s se asciende en el mundo social, m�s r�gidas son las reglas de etiqueta y moda; y en los palacios de los reyes se podr�a decir que equivalen a una ley que no puede romperse con seguridad. A Daniel le nev� un gran alma atreverse a resistir la poderosa corriente que lo rodeaba y vivir con sencillez. M�s de un joven d�bil cae en la intemperancia, tomando su primer vaso de manos de una mujer, porque teme mostrar ignorancia de las costumbres sociales o una escrupulosidad que llama la atenci�n.

El r�gimen se utiliz� durante tres a�os con gran �xito. Durante este tiempo, los ni�os estaban aprendiendo el idioma caldeo, bastante diferente al propio hebreo, para poder hablar con el rey y la corte. Tambi�n estudiaron todo lo que se pod�a aprender de la ciencia, como Mois�s aprendi� en toda la sabidur�a de los egipcios. Leemos que Dios les dio conocimiento y habilidad en todo aprendizaje y sabidur�a.

Lo que los cuatro j�venes obtuvieron con sus libros fue tan claro por la oraci�n, por la dependencia de Dios, por las acciones puras y por una vida sencilla, que avanzaron r�pidamente. Dios los ayud�. Sobre la puerta de una de las universidades de Oxford est� el lema: "El Se�or es mi luz". Lutero dijo: "Orar bien es estudiar bien". La mente que no est� obstruida por la comida rica y el vino es fuerte para lidiar con problemas dif�ciles.

La Gran Luz env�a rayos amables y vivificantes. Cuando pasaron los tres a�os, todos los j�venes seleccionados se acercaron al rey para ser examinados. Habl� con cada uno de ellos, con el resultado de que Daniel y sus tres amigos que se hab�an unido a �l en sus votos, fueron seleccionados para comparecer ante el trono y dar consejos sobre todos los asuntos de sabidur�a y entendimiento. Para el gran papel que iba a desempe�ar como primer ministro y representante de Dios, era esencial que se encontrara con los astr�logos en su propio terreno y los superara a todos, tal como lo hab�a hecho Mois�s en la corte del fara�n.

Esta grandeza de alma, demostrada por la abstinencia del ni�o Daniel, fue atestiguada y exhibida a lo largo de una larga e ilustre carrera. Se pueden enfatizar algunas lecciones en el estudio de esta primera parte de la vida de Daniel en Babilonia.

1. Se pueden encontrar santos en las casas de los reyes. Si hubi�ramos estado mirando por el mundo en la antig�edad para encontrar hombres de fe y oraci�n, nunca hubi�ramos so�ado con encontrarlos en el lujoso palacio pagano del fara�n en Menfis. Sin embargo, Jos� estaba all�, orando y trabajando para su Dios, rodeado por el orgullo de la vida, pero sin ser tocado por ella. As� que uno habr�a pasado por la corte de Babilonia como el �ltimo lugar donde se podr�a cultivar la verdadera piedad, y sin embargo, hab�a hombres de Dios en la posici�n m�s alta.

Los monarcas a quienes serv�an adoraban �dolos. Hubo banquetes y juerga. Hubo lugares de los que los �ngeles se apartaron. Y, sin embargo, en el coraz�n de todo esto hab�a fe en Dios, una vida humilde a sus ojos y abstinencia de vino y bebidas fuertes. Entonces, me imagino, si busc�ramos hoy los ejemplos m�s brillantes de piedad, sentir�amos que fue en vano buscar en las casas de los millonarios de nuestra tierra, o de los ricos titulados de otras tierras, o en las cortes de los reyes. Dios tiene sus seres ocultos y, a menudo, est�n ocultos en el resplandor de la prosperidad del mundo.

2. La piedad es �til para todas las cosas. Lleva consigo un poder que nada m�s puede dar. Los hombres reverencian instintivamente el esp�ritu de abnegaci�n que el joven Daniel y sus compa�eros mostraron en la corte. Aquellos que viven bajo los poderes de este mundo sienten reverencia por aquellos que est�n bajo los poderes del mundo venidero. Aquellos que se mandan a s� mismos, mandan a otros.

3. Pero vemos, sobre todas las dem�s verdades, c�mo Dios exalta a sus siervos. Bien podemos sacar lecciones �tiles de templanza, rectitud, cortes�a, pureza y estudios de la ni�ez de Daniel. Pero vemos la mano poderosa de Dios guiando al rey para colocarlo entre los j�venes escogidos, permiti�ndole vivir diferente a los dem�s, otorg�ndole el favor de su maestro y habilidad en sus estudios, haciendo que fuera elegido por sabidur�a. y exaltado hasta el lugar principal en las puertas.

Todo es de Dios. Incluso el noble prop�sito de no ser contaminado por la carne del rey encontr� su lugar en el coraz�n del ni�o a trav�s de la gracia de lo alto, y se mantuvo vivo all� por el mismo poder. Y, por lo tanto, bien podemos tomar las propias palabras de Daniel y decir: �Bendito sea el nombre de Dios por los siglos de los siglos; porque suya es la sabidur�a y el poder; y �l cambia los tiempos y las estaciones; quita reyes, y establece a los reyes; da sabidur�a a los sabios, y ciencia a los que conocen el entendimiento; revela lo profundo y lo secreto; conoce lo que hay en las tinieblas, y la luz mora con �l �. ( Sermones del Monday Club ).

Escrupulosidad

(con el Cap. 6. Vers�culo 16): - De la parte hist�rica del libro que lleva el nombre de Daniel, elijo la primera y la �ltima escena, deseando llamar su atenci�n sobre la estrecha conexi�n que subsiste entre ellas. En la primera de estas escenas vemos el car�cter santo del profeta presumido, y en la segunda lo observamos dando su fruto maduro. Ya sabes, no siempre es que los primeros a�os de la vida de un hombre prometan lo que son los �ltimos.

La carrera de Daniel fue constante en todo momento. Trazamos al comienzo de la misma los principios que lo impulsaron y apoyaron hasta el final. Ten�a escr�pulos religiosos con respecto a la provisi�n de la carne y el vino del rey. Pero todas las objeciones podr�an haberse escapado, y la comida podr�a haberse comido inocentemente. No estaba obligado a preguntar cu�l era la dieta prescrita y c�mo se trataba antes de ponerla sobre la mesa.

Daniel, sin embargo, no solo actu� de acuerdo con la ley de Dios, sino que la amaba, y como la amaba, estaba decidido a estar seguro y deseaba dejar un margen m�s all� de la restricci�n legal que arriesgarse a violar la ley. eso. Obs�rvese, al formarse un juicio de su conducta, que su principal escr�pulo con toda probabilidad giraba en torno a una cuesti�n de conciencia. Se requiri� a San Pablo para resolver la cuesti�n de los cristianos primitivos.

Dice que los escr�pulos de conciencia de los cristianos d�biles, mientras existieron, deb�an ser respetados; pero al mismo tiempo admite que los escr�pulos eran d�biles. "Un �dolo no es nada en el mundo"; no tiene existencia real y que, por lo tanto, ninguna de las buenas criaturas de Dios puede sufrir la contaminaci�n de la carne ofrecida a un �dolo. Eso prueba suficientemente que en la pregunta en s� no hubo un bien o un mal absoluto.

Apenas necesito decir que la luz de la dispensaci�n del Nuevo Testamento no hab�a brillado entonces, y Daniel no hab�a visto en ese per�odo temprano ninguna relajaci�n de la ley ceremonial jud�a. Tal es el primer relato de la vida de Daniel. Si estuviera solo, si no supi�ramos m�s que esto, aunque podr�a llevarnos a respetarlo mucho como un hombre concienzudo, no s� si eso necesariamente probar�a que es un santo de Dios, o incluso que sea suficiente. a un alto principio.

Es extra�o decir que la escrupulosidad en cuanto a peque�os puntos externos se encuentra muy a menudo en alg�n personaje que pr�cticamente desaf�a a Dios y a la ley moral. Los fariseos "colaron un mosquito y se tragaron un camello", pagando diezmos de menta y an�s y cummin con gran exactitud, pero omitiendo los asuntos m�s importantes de la ley: el juicio, la misericordia y la fe. Pero la escrupulosidad de Daniel era de un orden totalmente diferente a la de ellos, y surg�a de motivos a los que eran extra�os, que pueden deducirse del �ltimo pasaje registrado de su historia.

Este pasaje contiene el conocido relato de c�mo fue arrojado al foso de los leones y preservado milagrosamente all�. El crimen que fue castigado con esta barbarie salvaje fue ofrecer oraci�n tres veces al d�a desafiando la ley que los primeros pr�ncipes hab�an inducido a hacer a Dar�o. Ahora, vemos a Daniel, que hab�a comenzado por tomar una posici�n valiente sobre un escr�pulo religioso, y terminando por hacer una posici�n a�n m�s valiente en uno de los �asuntos m�s importantes de la ley�, una cuesti�n de principios, si es que alguna vez hubo alguna.

�Ordena al siervo de Dios que viva sin oraci�n durante treinta d�as! Podr�as ordenar al cuerpo que viva sin aire tan razonablemente como un alma devota sin oraci�n. La comuni�n con Dios es el elemento en el que el alma del justo "vive, se mueve y tiene su ser". As� como la vida del cuerpo consiste en respirar y aspirar en actos repetidos, tomar aire y arrojarlo, as� la vida del alma consiste en repararse a Dios con el pensamiento de su presencia, y en salir hacia �l con fervor. deseo de oraci�n.

Esta es la ense�anza esencial de la religi�n. Pase lo que pase por su desobediencia al estatuto imp�o, Daniel debe hacer su protesta, aunque los temibles leones deben ser enfrentados. Ahora, cuando leemos acerca de los sufrimientos a los que fueron sometidos los m�rtires, podemos preguntarnos si deber�amos haber aguantado bajo ellos, si deber�amos haber resistido, como ellos, hasta la sangre, luchando contra el pecado.

Quiz�s se pueda arrojar alguna luz de car�cter pr�ctico y edificante sobre la cuesti�n observando en qu� comenz� el curso que termina con el martirio. Eso fue una conciencia constante. Daniel, quien desafi� el estatuto imp�o, es el mismo Daniel que, en su juventud, prefiri� la muerte antes que arriesgarse a violar la ley ceremonial de Dios. La materia de la que est�n hechos los m�rtires es la adherencia constante a los principios, incluso cuando los principios implican riesgo personal, dolor, molestias o martirio.

Observemos que es muy posible que un hombre que se mantiene firme en su cumplimiento del deber adopte una visi�n equivocada de cu�l es su deber. Mu�strame al joven que observa concienzudamente las restricciones de la ley de Dios, y te mostrar� uno que promete esa fe que perdura hasta la muerte. A partir del principio sobre c�mo debemos actuar en circunstancias de riesgo, ridiculizaci�n o inconvenientes, podemos formarnos alg�n juicio en cuanto a si deber�amos estar firmes en la hora del m�rtir si Dios nos llamara a ello.

Solo s� fiel en lo m�nimo, y entonces ser�s fiel tambi�n en lo mucho; s�, ser�s fiel hasta la muerte, y Cristo te dar� la corona de la vida. ( Dean Goulbourn .)

El poder de una vida templada

Entre los antiguos se hablaba mucho de la templanza como virtud. Se insisti� en la moderaci�n o el autocontrol en todas las cosas hasta un punto que apenas se comprende en la actualidad. Nadie que lea la �tica de Arist�teles, por ejemplo, puede dejar de sorprenderse por la minuciosidad de los m�todos educativos que en ella se prescriben y se exponen. Se pensaba, sobre todas las cosas, necesario para la verdadera hombr�a que una persona deber�a haber adquirido el h�bito del autodominio de tal manera que deber�a disfrutar de las cosas buenas de la vida sin convertirse en su esclavo.

Su conocimiento de la naturaleza humana ense�� a griegos y romanos el valor de esta pr�ctica. Los j�venes fueron entrenados para evitar excesos de cualquier tipo, corporales o mentales. Sin duda, gran parte de esto se debi� a la idea del Estado. Todo se sacrific� por el bien de la comunidad, como, por ejemplo, en Esparta, donde las leyes minimizan el sufrimiento del individuo y buscan, sobre todo, la gloria del Estado.

Cuando el cristianismo vino al mundo, el mismo pensamiento recibi� un nuevo �nfasis. Se le asign� un valor no meramente moral o material, sino espiritual. El hombre espiritual fue reconocido como alguien que, aunque consideraba el cuerpo como el templo del Esp�ritu Santo, conservaba el control total de sus poderes f�sicos, creyendo que los deseos de la carne, abandonados a s� mismos, eran peligrosos. Los excesos de todo tipo estaban prohibidos sobre la base de que la vida espiritual no consist�a en la gratificaci�n de los sentidos, sino en su uso moderado y cuidadoso. Un nuevo ideal reemplaz� al de la ciudadan�a griega o romana, a saber, que el hombre deb�a ser ciudadano de un reino celestial en lugar de terrenal.

Se consider� que la virtud de la templanza era una necesidad para su desarrollo, pero en un sentido m�s grande y noble que el previsto por Arist�teles y Licurgo. En poco tiempo apareci� el ascetismo con su peligroso y exagerado �nfasis en el deber de "mantener bajo el cuerpo y someterlo". Devotos como San Sime�n Estilita hicieron mucho da�o, que se hundi� muy por debajo de la idea del viejo mundo pagano al defender la auto-tortura en lugar del autocontrol.

En los tiempos modernos, el cristianismo se ha enderezado. Todos estamos familiarizados hoy en d�a con las exhortaciones al cristianismo varonil y el valor de una vida limpia, sana y natural, por el bien del Reino de los Cielos. No podemos insistir con demasiada seriedad en el valor de la templanza en todos los aspectos de la vida humana. Ser cristiano es dominarse a s� mismo, controlar las pasiones, ser capaz de moverse con seguridad en medio de ejercicios y goces, una indulgencia excesiva que resultar�a fatal tanto para la nobleza como para la piedad.

Usamos la palabra templanza en un sentido algo restringido debido a uno de los pecados m�s grandes de nuestra naci�n: la embriaguez; pero siento profundamente que existen otros tipos de intemperancia adem�s de la excesiva indulgencia con los licores alcoh�licos. Comer en exceso es un pecado contra Dios tanto como beber en exceso. Es abuso de las criaturas y abuso del cuerpo lo que buscamos mimar. En la b�squeda de la euforia y en el abundante deleite de una vida vigorosa, muchas carreras prometedoras se arruinan por la p�rdida del autocontrol.

Y luego seamos conscientes de que solo quien ha aprendido esta lecci�n est� capacitado para guiar o rescatar a otros. No hay hombre que no tenga su batalla contra la tentaci�n, sin embargo, si prevalece, su experiencia y su fuerza vendr�n en ayuda de otros. El poder de una vida templada es algo grandioso, no simplemente por s� mismo, sino por el bien de los dem�s. ( RJ Campbell, MA .)

Daniel en Babilonia

Jud� hab�a ca�do completamente ante el poder de Babilonia. La ciudad santa fue quemada, sus muros derribados, el templo destruido y sus vasos sagrados dedicados al servicio de los dioses paganos. Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia. Entre ellos estaba Daniel, evidentemente de origen principesco y apariencia noble. �l, un joven probablemente de unos diecisiete a�os, junto con tres de sus compa�eros, estaba reservado para los m�s altos servicios del Estado.

Ellos eran mucho m�s felices que la mayor�a de sus compatriotas. El rey hab�a visto c�mo mataban a sus hijos, y luego, con los ojos sacados, fue conducido, cegado y desconsolado, encadenado a Babilonia. La mayor�a de los cautivos se convertir�an en esclavos. Los historiadores nos dicen que cada ladrillo babil�nico del Museo Brit�nico representa la angustia de alg�n esclavo. Es necesario que recordemos que este era, en el mejor de los casos, el destino que esperaba a Daniel y sus compa�eros si ofend�an a los que estaban sobre ellos o si se negaban de alguna manera a cumplir los prop�sitos del rey.

A �l y a sus compa�eros se les dan nuevos nombres que indican su consagraci�n a los dioses de Babilonia. Para el hebreo, un nombre era mucho m�s que una distinci�n conveniente. Era sagrado; hab�a en �l un significado divino. Y se le ense�ar�a todo el saber y la ciencia de los caldeos. Este entrenamiento no era solo de la mente, sino tambi�n del cuerpo, y asegur� para estos estudiantes el lujo de los suministros diarios de la propia mesa del rey.

Qued�monos, para mirar al cautivo, para ver las circunstancias y para mirar la autoridad que estaba sobre �l. Su acci�n en el asunto podr�a malinterpretarse tan f�cilmente, de hecho fue tan dif�cil de explicar. �Objete la comida que ven�a de la propia mesa del rey! No hay nada por lo que estemos m�s sensibles que una queja por la comida que proporcionamos a los dem�s, especialmente si pensamos que es lo suficientemente bueno para nosotros.

�Qui�n es este joven, que no puede saborear conscientemente la comida que es lo suficientemente buena para el mismo Nabucodonosor? Muy bien, ll�velo donde est�n la mayor�a de sus compatriotas. D�jelo compartir su comida por un tiempo. No se preocupan por las carnes costosas y las bebidas exquisitas. Vea si eso le conviene. Y si Daniel se quejaba de que su objeci�n era religiosa, eso empeoraba las cosas. �Qu�, rechazar, rechazar, despreciar la carne santificada a los dioses de Babilonia! �D�nde, de hecho, estaba ahora el Dios de Israel? �El Templo ardi�, los vasos de oro adornando el servicio de los dioses que hicieron grande a N�nive! Este fue un insulto m�s all� del perd�n.

Tal ofensa fue suficiente para provocar la ira de estas deidades indignadas. Dejemos que el joven pague la pena que los mismos dioses podr�an imponer. Tales eran los peligros que lo amenazaban. Y estaba Nabucodonosor, orgulloso conquistador de las naciones. Todas las fuerzas de esa vasta naci�n esperaron para cumplir su mandato, cuya palabra era ley. Daniel, un muchacho de diecisiete a�os, se propuso en su coraz�n no contaminarse con la raci�n de la comida del rey ni con el vino que beb�a.

Todo dentro de �l, su devoci�n por irritar a Dios, la influencia de su casa, las esperanzas y recuerdos de su naci�n, se convirti� en una gran resoluci�n y rechazo. No pod�a, no quer�a, no se atrev�a, cueste lo que cueste. Daniel se propuso en su coraz�n. �Cu�n grandiosa es esa majestad de la voluntad, ese tejido del hombre como due�o de su destino m�s que de las circunstancias! Has visto la madera flotante arrojada a lo largo de la costa, de aqu� para all�, barrida por las mareas cambiantes, perseguida por las olas.

Pero frente a los grandes mares se ha mantenido firme la roca, mientras que las olas atronadoras rompen sobre ella en truenos y arrojan su roc�o hacia los cielos. Entonces, el hombre que est� arraigado y cimentado en lo correcto, como si se convirtiera en parte de la tierra s�lida, uno con el mundo redondo mismo. El hombre que defiende la bondad est� en Dios. El que se propone lo correcto tiene a Dios a sus espaldas. Dejemos que el mundo se r�a, o se burle, o sonr�a, lo justo es el poder.

El prop�sito del coraz�n es el comienzo de la vida. Ah� est� el tim�n; no, es la mano del tim�n. Los tontos desean; los hombres lo har�n. El deseo nunca sac� a un hombre de una dificultad, pero un testamento correcto lo habr�a mantenido fuera. Y no pienses en esta voluntad solo como una cuesti�n de naturaleza. No empieces a sentirte abatido porque eso es lo que te falta. No te apartes diciendo: ��Ay! Soy tonto, voluble, cobarde; esto no es un ejemplo para m�.

�Preg�ntese honestamente, �qu� es lo bueno de la predicaci�n, de la vida y muerte de nuestro Se�or Jesucristo, cu�l es el bien de Dios mismo, a menos que de una manera u otra pueda entrar en nosotros una voluntad justa? �No es esta la promesa que se nos ha presentado: un coraz�n nuevo? �Y qu� es un coraz�n nuevo sino una nueva voluntad, un nuevo prop�sito? Af�rrate a estas palabras: Dios es el que obra en nosotros el querer y el hacer. Piensa en alg�n viejo guerrero que toma al muchacho y pone sobre esos dedos delgados sus propias manos nerviosas.

Y as� doblan juntos el arco, y as� sostienen la flecha emplumada en la cuerda: Y el hombre con vista aguda y punter�a infalible suelta la cuerda, mientras que el muchacho con los labios entreabiertos mira c�mo golpea el centro del objetivo. As� es que viene sobre nosotros el poder de Dios con un prop�sito resuelto, y una fuerza inquebrantable, para hacernos m�s que vencedores, fortalecidos con poder por Su Esp�ritu en el hombre interior.

Tendemos a pensar en la voluntad de Dios como algo externo a nosotros a lo que debemos conformarnos. La voluntad de Dios tiende a ser solo lo que ha dicho en su palabra. Pero la voluntad de Dios es la que sostiene el universo. La voluntad de Dios es el poder de Dios. Hay un largo camino desde este joven en Babilonia hasta el ap�stol Pablo, pero esto los hace uno. Se declara ap�stol por la voluntad de Dios. Hab�a abierto su coraz�n a la poderosa fuerza, se hab�a dejado llevar por su coacci�n.

Todo lo puedo por medio de Aquel que me fortalece. El mismo Daniel nos da el secreto de su poder. La gente que conoce a su Dios ser� fuerte y har� proezas. ( Daniel 11:32 .) Vuelva a la historia para obtener otra lecci�n. �Ahora Dios le hab�a dado a Daniel el favor y el tierno amor con el pr�ncipe de los eunucos.

�Su camino se suaviz� enormemente para �l porque sus caminos eran muy atractivos. Era tan simp�tico, tan adorable. Un hombre que se llama cristiano no tiene por qu� ser tan espinoso como un erizo o tan feo de tocar como una ortiga. Un hombre puede ser resuelto sin ser tan terco como una mula o un asno. Lo m�s feo del mundo es una religi�n fea, esa clase de presunci�n de superioridad, que sospecha de todo, que lleva la cabeza como si olfateara una herej�a, que mira su condena a todo y a todo el mundo.

Debemos agradar a los hombres con edificaci�n. La fuerza es mucha, pero no es todo. Las gracias de Dios van de dos en dos, y la fuerza se une a la belleza. Fuerza y ??hermosura hay en su santuario. No olvide que la Biblia nos ense�a a orar para que Dios nos haga hermosos. "Que la hermosura del Se�or nuestro Dios est� sobre nosotros". Debido a que Daniel no pod�a llegar tan lejos como los que lo rodeaban quer�an, �l ir�a con mucho m�s gusto a donde pudiera.

Puede que no les haya gustado su religi�n, pero no pudieron evitar gustarle. Es una religi�n pobre que act�a como una tormenta y agria la leche de la bondad humana dondequiera que va. Tan cierto como el acero, pero con el sol de acero no solo se fabrican espadas, sino cosas tan delicadas como el resorte de un reloj. Sea amable, cort�s, est� listo para ayudar, sea r�pido en hacer un buen giro a cualquiera en cualquier lugar y haga de eso una parte tan importante de su religi�n como lo es para ser honesto.

Luego apartarme un momento de Daniel para pensar en sus compa�eros, no me refiero en lo m�s m�nimo a reflexionar sobre estos valientes j�venes cuando digo que es ciertamente posible que nunca hubi�ramos o�do hablar de ellos si no hubiera sido por Daniel Su Esta postura audaz les facilit� seguir a donde �l los conduc�a. Somos responsables de nuestra influencia, y eso nunca podremos medir, nunca sabremos. Si eres fiel a tu Dios y eres fiel a tu mejor yo, hay muchos a tu alrededor que tomar�n una posici�n porque t� lo haces.

Y tenga en cuenta la prudencia de su proceder. Le pidi� al pr�ncipe que �l y sus compa�eros tuvieran una comida sencilla, solo legumbres para comer y agua para beber; puedes llamarlo papilla si quieres. Fue una solicitud cort�s y recibida con cortes�a. Pero el pr�ncipe de los eunucos temi� concederlo. "�Qu� dir� el rey cuando vea sus rostros mucho m�s afligidos que los que est�n a su alrededor?" �Bueno�, dijo Daniel, �pongamos el asunto a prueba.

For ten days let us have this simple fare, and you shall see for yourself as to our looks and see if we are sadder than those about us.� So it was settled. And at the end of the time they were found fairer and fatter than those about them. One is reminded of what Dr. Johnson said in Scotland. Said Boswell, �Men here eat what we give horses in England.� �Yes,� replied Johnson, �and where will you find such men or such horses?� �Nature,� says old Matthew Henry, �is content with little, grace with less, but sin with nothing.

�Nadie creer� en una religi�n que entristece a la gente m�s que los que no la tienen. El sol del favor de Dios debe brillar en el rostro si los hombres quieren bendecir al mundo. Un rostro alegre predica un serm�n de siete d�as y nadie se cansa de ello. En cuanto a estos cuatro ni�os, Dios les dio conocimiento y habilidad en todo aprendizaje y sabidur�a. Por tanto, escuchemos las palabras del gran Libro antiguo que aqu� encuentra un cuadro vivo: �Hijo m�o, no olvides mi ley, sino que tu coraz�n guarde mis mandamientos. Por la duraci�n de los d�as y la larga vida y la concha de paz te suman. As� hallar�s buen entendimiento y gracia ante los ojos de Dios y de los hombres �. ( M. G . Pearse .)

Lecturas en Daniel

En la primera �poca del cautiverio de Jud�, cuando Joacim era rey en Jerusal�n, un buen n�mero de los v�stagos, o ramas m�s j�venes, de la familia real y de la nobleza jud�a, fueron llevados por Nabucodonosor. De los m�s hermosos e inteligentes de �stos, se hizo una selecci�n por orden del conquistador para servir en su palacio como camareros o asistentes. As� se cumpli� la palabra del Se�or, dicha por Isa�as cien a�os antes plenamente a Ezequ�as, de que los descendientes de su propio cuerpo ser�an llevados cautivos y convertidos en eunucos en el palacio del rey de Babilonia ( 2 Reyes 20:18 ).

De los nobles cautivos as� elegidos para servir como ayudantes de Nabucodonosor, cuatro reciben nombres especiales: Daniel, Hanan�as, Misael y Azar�as. Daniel era quiz�s el m�s guapo, y ciertamente ten�a los mayores talentos naturales de todos, adem�s de ser su l�der en todo lo que era amable y piadoso. La primera manifestaci�n de su ferviente deseo de obedecer las leyes de Jehov� fue con respecto a la comida que se les asign�.

Preferir�an tener una comida mucho m�s pobre, si as� guardaran los mandamientos de su Creador, que disfrutar de manjares sin tener la bendici�n del cielo. No solo descendi� la bendici�n del cielo sobre la condici�n f�sica de los j�venes, sino que Jehov� sonri� ante sus facultades mentales y los dot� de un conocimiento y una capacidad superiores a todos sus contempor�neos. Sin duda, la sencillez de su estilo de vida ayudar�a en lugar de entorpecer sus estudios.

Una dieta sencilla y la abstinencia del vino dejar�an despejadas sus facultades perceptivas. No sabr�an nada de las miserias de la indigesti�n o de la lasitud que sigue a la complacencia en bebidas embriagantes. Durante m�s de setenta a�os despu�s, Daniel vivi� en Caldea, un siervo honrado de Jehov�. Consideremos algunas lecciones pr�cticas deducibles de la breve porci�n ya examinada.

I. �M AN ' S venidas son de la L ORD ;� Y H HA TERMINADO - GOBERNAR SIEMPRE ES BUENO . �Fue as� en el caso de Daniel y sus tres amigos de sangre real y noble? Ser arrastrados lejos de su querida tierra natal y cautivos en medio de id�latras, �seguramente tal experiencia no podr�a ser buena? Sin duda, fue para la gloria de Dios, y el beneficio eterno de estos j�venes piadosos, que su suerte fue puesta en Babilonia.

La obra vital de una flor es florecer y derramar su perfume, dondequiera que su Hacedor la plante, ya sea en un hermoso jard�n o en un desierto desolado. Su dulzura nunca se desperdicia, aunque ning�n ojo que no sea el de su Creador lo mire. Y as� con los hijos del cielo. En casa o en el extranjero, en compa��a agradable o en medio de los prejuiciosos y las burlas, en la ciudad abarrotada o en la soledad, sus ojos se vuelven hacia el rostro de su Padre, y deben estar siempre en los asuntos de su Padre.

�Fue el dominio divino bueno para ese pobre muchacho negro a quien el Se�or permiti� que fuera arrebatado de su salvaje pero libre hogar en la Costa Dorada de �frica y vendido como esclavo en Jamaica? �Oh! �Las l�grimas amargas que derram� durante muchos d�as, las maldiciones que derram� sobre la cabeza de su comprador e invoc� al cruel maestro de tareas que lo impulsaba diariamente a trabajar en la plantaci�n de az�car! Al poco tiempo, sin embargo, encontr� el camino a una capilla donde los negros adoraban.

All� escuch� de Uno que, aunque Dios sobre todo, estaba, sin embargo, en forma humana, azotado como esclavo y crucificado como un malhechor, para poder hacer las paces con la Deidad ofendida. El amor que envi� al Salvador para rescatar a los pecadores perdidos, el amor que llev� al Redentor a soportar la ira debido a nuestras transgresiones, llen� el coraz�n del pobre muchacho negro. La paz que sobrepasa el entendimiento, desde esa hora, mantuvo su mente d�a y noche, y �ten�a ganas de cantar todo el tiempo.

Entonces le fue f�cil trabajar, porque le quedaba un descanso arriba; e incluso en medio de sus fatigas, era tan feliz como puede serlo el hombre en la tierra. Lejos de preocuparse a partir de entonces contra la Providencia que le hab�a permitido ser vendido como esclavo, agradeci� a Dios por ello todos los d�as de su vida; y continuamente oraba para que su padre y su madre tambi�n fueran llevados como esclavos a Jamaica, para aprender sobre el amor de Jes�s. Deleit�monos en el Se�or y en Su voluntad. Somet�monos dulcemente a Su disposici�n, y busquemos solamente c�mo caminar dignos de �l en el camino que �l elija para nosotros.

II. WE SHOULD DARE TO BE SINGULAR WHEN GOD CALLS US TO BE SO. For quiet and comfort most people have occasionally to conform to customs that do not meet their own taste. Singularity is often the characteristic of a weak or erratic mind, and sometimes the result of mere self-conceit. Where no moral principle is involved, and where deviation from the fashion would only occasion gossip about us, it is generally best in some measure to follow the crowd.

Pero cuando el seguimiento de las costumbres de nuestro lugar y tiempo lleva a hechos cuestionables, o transgresiones positivas de las leyes de Dios, entra en operaci�n la orden general de nuestro Maestro: �Si alguno quiere venir en pos de m�, ni�guese a s� mismo y tome su cruz todos los d�as, y s�gueme �. �S�! es una cruz que estamos llamados a llevar, pero la llevamos en digna compa��a. Balaam profetiz� de los hijos de Israel que vivir�an como un pueblo solo, y no ser�an contados entre las naciones.

Promover esta separaci�n de los id�latras que los rodeaban era un objeto especial de la ley ceremonial. Al mezclarse con los paganos, solo aprendieron el mal. �Israel morar� solo en seguridad�, dijo Mois�s, en sus palabras de despedida a las tribus muy amadas que surgieron de Jacob. Daniel y sus amigos, incluso cuando la Providencia los coloc� en medio de los id�latras, no olvidaron d�nde estaba su seguridad.

Por lo tanto, se mantuvieron al margen de todo lo que estuviera en oposici�n a la ley de Dios. �Feliz el hombre que sigue fielmente su ejemplo! ( 2 Corintios 6:17 ).

III. M AN VIVE No s�lo de pan , sino de toda palabra que sale de la boca de G OD . No es la abundancia de nuestros manjares lo que sustenta la vida, sino la bendici�n de Dios. Si quisi�ramos probar y ver que Dios es bueno, si aceptamos Su amor ofrecido gratuitamente en Jes�s, y permiti�ramos que �l nos hiciera suyos, �ah! entonces, la comida sencilla y las circunstancias humildes nos har�an mucho m�s felices que los ricos y grandes que no lo conocen. Sobre nosotros mismos y sobre todo lo que tenemos, Su bendici�n permanecer� para siempre; y "la vida est� en su favor". ( Revista original de la Secesi�n .)

Felicidad a pesar de las circunstancias

A modo de preeminencia, la ciencia moderna enfatiza dos leyes: la ley de la herencia y la ley del medio ambiente. Con estas leyes como con las llaves, nuestros eruditos desvelan los misterios de la vida vegetal y animal, y tambi�n la vida del hombre. Esta primera ley, la herencia, se ocupa de los elementos fijos en la carrera del alma. Revela los dones de nacimiento del hombre y nos muestra de qu� fuentes vinieron estos dones de mente y cuerpo.

Pero este elemento ancestral es fijo e inmutable. Ning�n hombre, tirando de las fibras de su coraz�n, puede cambiar el temperamento sangu�neo del nacimiento al flem�tico o al melanc�lico. El comienzo de la felicidad y la utilidad es una aceptaci�n instant�nea y absoluta de la tarea y el temperamento que Dios y nuestros padres han designado. Pero cuando la herencia nos ha dado el elemento fijo en el car�cter y la "fuente" de la cual se mueve la vida, entonces surge la segunda gran ley del entorno que trata con las influencias cambiantes y variables y hace que la vida sea flexible, hace que el futuro sea incierto, y viste los ma�anas de asombro y misterio.

Este, por tanto, es el problema del gran bi�grafo. Dada la juventud revestida de ciertas cualidades ancestrales de fuerza y ??virilidad, entonces, a trav�s del medio ambiente, se introducen la riqueza o la pobreza, la ambici�n, los celos, el odio, la pasi�n, el autosacrificio. Cuando los viejos dones del nacimiento y las nuevas fuerzas del entorno se unen, aparecen cualidades inesperadas y crisis inesperadas. Y es este elemento desconocido el que presta fascinaci�n a las grandes horas de la vida.

Pues se confiesa que, si la bellota ha de seguir siendo bellota hasta el final, su entorno modificar� el roble que brota de ella. Plantado en una exposici�n sur, en un suelo rico y profundo, desarrolla una estructura gigante, adaptada para el m�stil de un barco o una viga de f�brica. Al caer en suelo escaso y rocoso, y en la ladera norte, la bellota desarrollar� una vida pobre y atrofiada, apta para los leones y el fuego del invierno.

Y si las circunstancias no pueden cambiar el regalo de nacimiento original, pueden desarrollar la capacidad nativa hasta alcanzar la plena hombr�a y utilidad, o pueden reprimir estas cualidades y hacer que la vida se atrofie y deforme. Habiendo sufrido mucho por muchas influencias y muchas medias verdades, nuestra generaci�n ha sufrido mucho por el �nfasis excesivo del medio ambiente. Las multitudes son esclavas de su entorno y v�ctimas de los hechos.

Llevando en s� los poderes que, de afirmarse, los convertir�an en hijos de la felicidad y la fuerza, avanzan con la cabeza gacha, tristes, fatigados y desanimados. Pero si queremos comprender el peligro de un �nfasis excesivo en las circunstancias, primero debemos considerar su alcance real y su ley. Esto lo podemos hacer mejor rastreando su funcionamiento en los reinos de la vida vegetal y animal. El nuestro es un mundo en el que la rosa est� influenciada por el sol o la sombra, y en el que la alondra est� influenciada por la jaula o por la libertad; en el que el arbusto dulce est� influenciado por el comienzo de la primavera y las heladas tard�as.

Lleve el brillante pavo real al clima opaco y brumoso de Noruega, y el alegre plumaje en unos pocos a�os se embotar� en un gris sucio o mon�tono. Y si el medio ambiente controla los colores de los animales, a veces modifica e incluso destruye los sentidos de la vista y el o�do. Los peces ciegos que viven en los r�os subterr�neos de la Cueva del Mamut representan un nervio �ptico que se ha convertido en una masa de ruinas por el desuso.

Por lo tanto, no debemos sorprendernos de que esta ley ambiental sea ley intelectual y ley espiritual. Esta ley del medio ambiente en cuanto al mal aparece en el proverbio, "Las malas comunicaciones corrompen los buenos modales". Aparece tambi�n en el proverbio acerca de Cristo: "�Puede salir algo bueno de Nazaret?" Reaparece en la ciencia moderna, insistiendo en que el hombre es la suma total de sus circunstancias. Explica el pesimismo y la tristeza y la tristeza de nuestras buhardillas y palacios.

Si, ahora, buscamos el secreto de la influencia de las circunstancias, lo encontraremos en la simple afirmaci�n de que la ley del medio es la ley de la alimentaci�n, el socorro y la nutrici�n. La ra�z, por ejemplo, est� relacionada con su entorno en el suelo. La flor est� relacionada con su entorno en la luz del sol y la luz y el calor. La hoja bebe la luz y el calor, y absorbe los ricos gases del aire.

Pero si la flor se despliega en las cercan�as de una f�brica de algod�n, las hojas pronto caen, asfixiadas por los gases nauseabundos. Y si la ra�z se extiende hasta el arroyo al que fluyen las mismas aguas envenenadas, pronto el �rbol y su tronco tambi�n mueren. Y la cuesti�n de si el �rbol va a llegar a florecer por completo y a tener poder depende de los grandes hechos de la luz y el calor, y el verano y el invierno que conforman ese total llamado el medio ambiente del �rbol.

No ocurre de otra manera con el hombre. Est� profundamente influenciado por sus circunstancias y la atm�sfera en la que vive, respira y trabaja. Solo el �rbol tiene una ra�z hacia el suelo y otras hacia el aire, el hombre tiene muchos nervios que lo relacionan con su entorno. F�sicamente su cuerpo es peque�o. Pero re�na los alimentos, y las diversas formas de agua que bebe, el aire que respira, a lo largo de un solo a�o, y qu� enorme es la masa que compone su entorno.

Tiene hambre de comida. Corta ese nervio de la relaci�n y muere por falta de socorro. Febril, tiene sed de bebida. Corta el nervio que corre hacia la fuente, y muere por falta de agua. El intelecto es un nervio hacia el reino de la verdad. La imaginaci�n es un nervio hacia el reino de la belleza, el rostro, la flor, la imagen. El afecto es un nervio hacia el reino del amor, la amistad y las alegr�as junto al fuego.

La conciencia es un nervio para con el Dios de justicia, como lo son la fe, la esperanza y el amor. F�sicamente, el hombre debe sacar su socorro de un entorno llamado el granero y el almac�n y la fuente. Espiritualmente, extrae su vida de un entorno invisible, llamado Dios. Corta estos nervios de relaci�n y sobreviene la muerte. Alimenta y fortalece estos nervios hasta que entre toda la marea Divina y el hombre tenga vida en abundancia.

Por lo tanto, sobre la base de la gran ley cient�fica, Cristo dijo: "Sin m� nada pod�is hacer". Y esta ley espiritual del entorno aparece cuando los hombres exclaman: "En Dios vivimos, nos movemos y tenemos todo nuestro ser". Habiendo enfatizado la verdad en cuanto a la influencia de las circunstancias y el entorno, considere la falsedad involucrada en ellos. Malentendido, hemos acu�ado un proverbio, �Entre los romanos hagan lo que hacen los romanos.

�Si este proverbio pide a un joven que sea divinamente bueno si est� con los �ngeles, le pide que se convierta en un demonio si sus compa�eros son demonios. Sobre enfatizando la influencia de las circunstancias, algunos j�venes del campo llegar�n a la ciudad este pr�ximo oto�o, con su pureza y belleza inmaculadas. Al optar por compa�eros malvados, se confundir� por su blasfemia, se sonrojar� por su lascivia.

Pero, acostumbr�ndose a sus circunstancias, por fin se enorgullecer� de poder escuchar una historia vulgar sin sonrojarse y dejar un juramento sin un solo pensamiento de repulsi�n. Sin embargo, al alma se le concede elevarse por encima de estos eventos adversos, porque la felicidad no est� en las circunstancias, sino en la voluntad, y la victoria no est� en los eventos externos, sino en el alma confiada interna. La historia contiene mil ejemplos de esta gran ley de la victoria sobre las circunstancias.

Durante cuarenta a�os, hasta que la vida pas� su madurez, Mois�s vivi� en el palacio del rey y fue el hijo de la riqueza y la oportunidad de ocio. Entonces el cetro del poder cay� de su mano, y en la vejez habit� apartado en un desierto y cuidaba ovejas. Nunca las circunstancias fueron tan crueles y, sin embargo, morando en el desierto, Mois�s madur� sus grandes leyes y planes de reforma, y ??sabemos que su vida en el palacio fue la era en la que su alma fue golpeada por la pobreza, y esa vida nunca lleg� a ser profunda. rico y victorioso hasta que se puso un abrigo de pieles y durmi� en un desierto.

Y no hay tentaci�n tan ardiente, ni prueba tan severa que el alma pueda elevarse por encima de estas circunstancias que prueban las almas del hombre. En el palacio, la esposa de Potifar tent� a Jos� y le prometi� al joven que podr�a tener �xito en el nombre y la posici�n del gran hombre, pero Jos� sali� de la llama ardiente sin olor a fuego en sus vestiduras. Las mujeres tambi�n han desafiado las circunstancias. El campo de los soldados fue una vez conocido por la tienda de grog, por el juego y el libertinaje, y sin embargo, incluso all�, Florence Nightingale y Augusta Stanley entraron y salieron, elevando a los soldados de la bajeza a la sobriedad y la integridad; limpiando la inmundicia de los dem�s sin manchar sus vestiduras de una pureza inmaculada.

�No limpia el rayo de sol la tierra y, sin embargo, permanece sin mancha? Nuestra �poca no se ha dado cuenta de la importancia de la voluntad. Dios ha hecho al alma rey sobre su propio territorio. Y las circunstancias no pueden privar al justo de su fuerza, ni despojarlo de su felicidad y su victoria. Adem�s, el hombre puede elevarse por encima de las circunstancias que implican la tentaci�n y mantener una pureza inmaculada en medio de condiciones viciosas y cargadas de maldad, porque el santuario del alma es sagrado.

Es un castillo que tiene una llave y que est� controlado por el propietario. El mal puede estar en la calle, bajo las ventanas del alma. El mal puede mostrar sobornos, ofrecer regalos, sostener una taza rebosante de hechicer�a y cantar el canto de sirena. Pero el pecado, con su pie hendido, nunca podr� cruzar el umbral hasta que la voluntad retire los cerrojos y las barras. El pecado no tiene poder hipn�tico. Y el alma est� por encima del mal mientras el h�roe mira desde arriba a la serpiente, sabiendo que incluso el tal�n puede aplastar la cabeza de la serpiente.

Fuera la excusa de que el alma es v�ctima de las circunstancias. Al disc�pulo de Cristo le es dado caminar a trav�s del fuego de la tentaci�n y no sentir da�o. Tambi�n es posible mantener la felicidad, en medio de los problemas, la inquietud y la derrota a s� mismo. Porque la felicidad no est� en los acontecimientos del exterior. A todos se les concede decir con Pablo: �En cualquier estado en que me encuentre, he aprendido a estar contento con �l.

�Porque sabed, todos vosotros, corazones j�venes, que el ambiente no est� en las viviendas ni en los palacios. Est� en los cielos sobre ti. El manzano tiene sus ra�ces en la tierra, pero este orbe de frutos deliciosos no es de la tierra. El noventa por ciento de los jugos crujientes y que gotean fueron absorbidos por los brillantes rayos del sol, por las fuerzas del gran mundo superior, porque las ramas, que se extienden hacia el cielo, son las verdaderas ra�ces. Y el cuerpo del hombre es una ra�z que corre hacia la casa y la calle en la que vive, pero el gran mundo invisible de arriba es el mundo verdadero, hacia el cual la fe y la esperanza, la oraci�n, el amor y la aspiraci�n son ramas que disuelven el alimento invisible. y existe el verdadero ambiente del hombre.

Ah� est� tu verdadera vida. La imaginaci�n puede crear su propio entorno. Solo deja que las c�maras de la imaginer�a las llene de escenas lustrosas y nobles imaginaciones. Sin duda, los maestros de la vida son problemas y tentaciones, as� como gozo y �xito. Pero la felicidad y la victoria son sus extremos. Es posible vivir victorioso sobre todos los problemas de la vida. Dios desea que sus hijos e hijas vayan cantando a trav�s de los a�os.

Incluso en el tornado, se dice, hay un lugar central donde hay un silencio perfecto y las part�culas de aire no son perturbadas. Y el que conf�a en Cristo, su Salvador, y vive cerca del coraz�n de Dios, tiene un aposento de paz en medio de la tormenta de la vida. S� original en ti mismo y supera las circunstancias que te degradar�an. ( N. D . Hillis, DD ).

La vida triunfante

I. LA RAIZ DE LA VIDA TRIUNFANTE ES EL PROP�SITO SANTO . �Pero Daniel se propuso en su coraz�n�, etc. Esos antiguos monarcas eran sabios ganadores y compactadores de reinos seg�n su especie. Cuando conquistaron alg�n pa�s extranjero, incluso lo soldaron violentamente en homogeneidad con el reino sobre el que ya gobernaban. Lo hicieron deportando a los habitantes del pa�s conquistado a su reino original e importando al pa�s conquistado grandes masas de sus propios s�bditos ya leales.

Adem�s, de las familias de la mejor sangre y la mayor influencia del pa�s conquistado seleccionaron a ciertos j�venes, los llevaron a su propia corte, los sometieron bajo su propia mirada a cursos especiales de educaci�n, les colmaron de favores reales, los alimentaron con las viandas que adornaban incluso la mesa real, las un�an a s� mismas de la manera m�s fuerte, y cuando se completaba su curso de educaci�n, las pon�an con un alto deber oficial.

As�, estos gobernantes buscaron borrar las l�neas divisorias de raza y religi�n que de otro modo hab�an dividido a sus pueblos. As� Daniel, un joven hebreo de probablemente unos diecisiete a�os, hab�a sido tratado: llevado de la Jerusal�n capturada a la Babilonia triunfante ( Daniel 1:3 ); y se asign� a Daniel ya sus compa�eros cautivos una provisi�n diaria de la comida del rey y del vino que beb�a.

1. Este fue un gran honor. Comer con uno o comer lo que com�a un elevado significaba mucho en esa sociedad oriental. De ninguna manera podr�a uno expresar m�s cabalmente su generoso favor a otro que envi�ndole una porci�n de lo que �l mismo estaba comiendo; y hacerlo a diario era la expresi�n constante de un favor continuo.

2. Hab�a razones diet�ticas tambi�n por debajo de la subvenci�n real. El rey quer�a que fueran alimentados con lo mejor para que pudieran convertirse en los mejores. Pero para el joven hebreo Daniel hubo un problema especial con la comida del rey y el vino del rey.

I. Fue un alimento seleccionado sin hacer referencia al ritual mosaico preciso con respecto a las carnes limpias e inmundas. Debido a que las carnes que la legislaci�n divina declaraba inmundas se encontraban incluso en la mesa de un rey, no estaban m�s all� de la jurisdicci�n de una ley divina para un hebreo.

II. Era costumbre entre los paganos, cuando com�an, arrojar al fuego una peque�a parte de las viandas y el vino como ofrenda a los dioses, consagr�ndoles as� todo. Para un hebreo, participar de tal comida ser�a la sanci�n de la idolatr�a. Y esa palabra "prop�sito" es, en el original, significativa. Significa propuesto en el sentido de conjunto, colocado, como cuando dejas algo, lo dejas ah� y lo terminas. No hubo debate sobre el prop�sito de Daniel. Piense en cu�ntas persuasiones enga�osas podr�an dedicarse a no compactar su prop�sito.

1. Era un hombre joven. Su negativa podr�a f�cilmente atribuirse a una temeridad juvenil. �Qu� absurdo el pensamiento de que �l, un ni�o, se lanzara contra el poderoso Rey de Babilonia!

2. Estaba fuera de casa.

3. Se encontraba en circunstancias muy peculiares: un cautivo y del rey un protegido especial.

4. Tal negativa ser�a terriblemente inconveniente. Todos los d�as llegaban las viandas del rey, �todos los d�as hab�a que rechazar!

5. Da�ar�a sus perspectivas: aqu� estaba la �nica l�nea de avance posible para �l.

6. Era claramente peligroso.

7. En s� mismo era s�lo un peque�o asunto, etc. Pero a pesar de que Daniel "se propuso en su coraz�n", etc .; y la vida subsiguiente de Daniel fue de acuerdo con la mano de este prop�sito que luego puso sobre el yelmo de su vida. No transgredir�a. No har�a nada malo. No se puede sacar el florecimiento de una vida genuinamente triunfante de ninguna otra ra�z.

II. Considere, mientras contemplamos este esp�cimen b�blico de una vida triunfante, QUE UN PROP�SITO GENUINAMENTE SANTO IMPULSA SIEMPRE A LA ACCI�N CONFORMABLE CON S� MISMO , Y AS� QUE LA VIDA SE HACE TRIUNFANTE . Vaya de nuevo a nuestra Escritura, �Pero Daniel se propuso en su coraz�n no contaminarse a s� mismo�, etc., por lo que pidi� al pr�ncipe de los eunucos que no se contamine a s� mismo; y cuando el pr�ncipe de los eunucos temi� y objet�, propuso una forma en la que se podr�a pasar por alto la profanaci�n.

Y tal acci�n, conforme con un prop�sito, convierte el prop�sito en prop�sito y lo rescata de ser un sentimiento pobre y enfermizo. �Ah! el Ap�stol Santiago ten�a raz�n, la conducta es la prueba de la fe ( Santiago 2:14 ); y aqu� hay un problema frecuente: lo que llamamos nuestro prop�sito religioso es demasiado sentimiento meramente religioso.

Carece del br�o, el vigor y la calidad gran�tica de un prop�sito genuino, porque no actuamos con ese "por lo tanto"; porque el prop�sito no se convierte en hacer. Cuando se nos llama a un sacrificio especial para no contaminarnos con la carne del rey, solo tenemos un sentimiento de lavanda con el que afrontar el sacrificio. Pero no as� podemos vivir la vida realmente triunfante. Prop�sito santo y acci�n santa: estos son siempre sus elementos esenciales. ( Wayland Hoyt, DD .)

El Pr�ncipe Heroico

Los pr�ncipes cautivos fueron tratados con honor, como se convirtieron en nobles y pr�ncipes. Eran m�s que rehenes. Daniel y sus tres compa�eros fueron designados para una carrera p�blica. Durante tres a�os se les ense�ar�a la sabidur�a y la lengua de los caldeos. Se les proporcion� la mejor comida para el cuerpo y la mente. Pero lo que sea que Daniel hab�a dejado detr�s de �l en Jerusal�n, no hab�a abandonado su religi�n. Por motivos religiosos, se alejaba de la comida y el vino que le ofrec�an a diario.

Esta fue una crisis en la vida temprana de Daniel. El campo de batalla era peque�o, pero no lo era para �l. Ten�a mucho que tentarlo a que se olvidara de Dios. Vivi� en una atm�sfera id�latra. Este asunto de su alimentaci�n diaria no era un asunto menor. Debe mantenerse firme en la conciencia. Ten�a coraje y lo necesitaba; pues su resoluci�n implic� riesgo. Sin duda, ten�a la ambici�n y la gran facultad de su raza.

Podr�a abrirse camino en esta corte extranjera. Pod�a superar a muchos competidores, quiz�s a todos. Los mayores hero�smos se realizan en el silencio. La posici�n del principio puede tomarse sobre alg�n asunto aparentemente peque�o. Pero si hay principio en ello, no es un asunto menor. Al hacer lo correcto, debemos esperar y estar dispuestos a correr riesgos. No puede haber verdadero coraje sin �l. Daniel vio que no se pod�a evitar ning�n riesgo.

El coraje de Daniel fue influyente. La resoluci�n personal para �l mismo se convirti� en la resoluci�n de otros. Encendi� a sus tres amigos �a la valent�a. Todo hombre tiene alguna influencia en este mundo. El h�roe multiplica a los h�roes; el �nico acto heroico es el padre de muchos hero�smos. Ese ejemplo registrado ha acelerado a muchos en todas las edades a una imitaci�n de su sinceridad intr�pida. Su coraje sali� victorioso.

Estaba asentado en su mente. Daniel gan� su punto, pero tenga en cuenta su tacto. Pidi� prudentemente libertad de conciencia. No hizo alarde de su escrupulosidad. Su coraz�n est� fijo. Este es el esp�ritu para hacer lo correcto. La groser�a no es parte de la religi�n. Daniel, por su posici�n inicial de conciencia, estaba comprometido con una vida de piedad. ( G. T . Coster ).

La determinaci�n de Daniel

La comida proporcionada probablemente conten�a art�culos prohibidos por la ley divina. Partes de �l estaban contaminadas con sangre, prohibido para todos los jud�os. Y probablemente tanto la carne como el vino se ofrecieron como libaci�n a otros dioses. Por tanto, estaba en juego un gran principio. Daniel conoc�a el valor de lo que algunas personas llaman "una mera abstracci�n", "una idea". �Se objeta que se trataba de un asunto menor? Quiz�s lo fue, pero la batalla de los grandes principios a menudo se libra en alg�n campo peque�o, mientras el sonido met�lico de las espadas y la trompeta de la victoria resuenan contra la b�veda del Cielo mismo.

Somos enviados a este mundo no para evadir el desprecio, no para �seguir adelante� (como dice la frase), ni siquiera para evitar la calamidad, ni siquiera para �darnos cuenta de la vida� por nosotros mismos; sino para terminar nuestro curso divinamente marcado, el particular "ministerio que hemos recibido", para "testificar el evangelio de la gracia de Dios". No dudamos en citar expresiones como estas cuando hablamos de Daniel; porque ten�a un rumbo que seguir, un servicio a la humanidad y a Dios que realizar, un testimonio que llevar, es a la vez evidente en el momento en que pensamos en su historia, y su posici�n singularmente elevada como profeta evang�lico, un presagio para preparar el Camino del Salvador.

Y as�, pase lo que pase, pase lo que pase, solo, como parecer�a, sin concierto en esta etapa con sus tres asociados, "Daniel se propuso en su coraz�n no contaminarse con la porci�n de la comida del rey". Esa resoluci�n fue una de las inspiraciones morales de Dios. Hab�a un ardor al respecto que encendi� las almas de los otros tres. Fue el germen de grandes resultados, el padre de otros hero�smos, el �nico acontecimiento que dio forma y color a todas sus vidas.

Al ejecutar la resoluci�n, la dulzura se uni� a la fortaleza. La conducta de Daniel es una buena ilustraci�n del lema �fortiter in re, suaviter in modo�, fuerte en la materia, suave en la manera. Era demasiado sabio para resistir abiertamente las ordenanzas del rey. ( H. T . Robjohns, BA ).

Firmeza y prudencia de Daniel

El ejemplo de Daniel ense�a que debemos llevar los principios de la religi�n con nosotros en todas las situaciones y en todas las diversas circunstancias de la vida. Hay algunas personas que se adaptar�n a toda la sociedad y a todos los lugares; parecen ser piadosos en una compa��a y profanos en otra; asistir a la adoraci�n de Dios en casa y descuidarla cuando est�n en el exterior, o simplemente amoldarse a la costumbre del lugar donde puedan estar.

No fue as� con Daniel. No ser� as� con ninguno de los consistentes siervos de Dios. Esta uniformidad y coherencia de conducta es la gloria de los verdaderos siervos de Dios, lo que honra el nombre divino y muestra el poder de la religi�n real. "El hombre de doble �nimo es inestable en todos sus caminos". Otro rasgo interesante del car�cter que se nos presenta aqu� es que, aunque Daniel hab�a formado este prop�sito establecido en su coraz�n, adopt� las medidas m�s prudentes para lograr el objetivo que ten�a en vista. Era un joven, pero ya hab�a aprendido a �ser sobrio�, a actuar con humildad, cautela y prudencia. ( Thomas Coleman .)

Conciencia

Lo distintivo de Daniel era su conciencia, junto con ese sentido de autoridad divina con el que, para Daniel, su conciencia estaba investida. La conciencia es algo solemne; es el poder con el que apreciamos la derecha en su divino imperialismo. En �l est�n envueltas todas las posibilidades del te�smo m�s completo. El que Daniel sintiera que hacer esto estaba bien y que estaba mal era que �l sintiera que la voz divina le hablaba en t�rminos de orden o prohibici�n.

De esa manera, el comportamiento se convirti� para �l en una especie de adoraci�n y fue la expresi�n continua de una lealtad religiosa. La conciencia es un asunto anticuado, pero a�n no se ha descubierto nada que pueda reemplazarla. Hacer el bien es en s� mismo religi�n cuando el derecho se hace con una apreciaci�n clara de la infinitud de la obligaci�n que tenemos de hacer el bien. Ese es un punto que hay que guardar celosamente.

Es el punto de partida de la religi�n: la conciencia es. El derecho, cuando se siente como tal, con todas sus sanciones indecibles, toda su validez transparente, toda su autoridad indiscutible, todo su alcance largo y m�stico en los reinos de las cosas invisibles, es un punto en el que el pensamiento se aferra f�cilmente a lo que es eterno, y en el que se eleva en r�pida respuesta de adoraci�n reverente hacia el Santo en toda la divinidad de su imperialismo.

Es un largo alcance hacia Dios simplemente sentir la santidad del reclamo que el derecho hace sobre nosotros, de modo que cuando se abren caminos alternativos ante nosotros, por m�s que nos sintamos atra�dos hacia lo que es malo, experimentemos un contraataque. eso es demasiado m�stico para ser explicado, y eso nos afecta con una compulsi�n demasiado autoritaria como para ser ignorado a la ligera. Es a trav�s de la conciencia sensible considerada como el ojo abierto del alma que entramos primero en el rango de las cosas Divinas.

Aqu�, entonces, debemos hacer nuestro primer y m�s minucioso trabajo. La conciencia es la puerta de entrada de la religi�n; y, sin embargo, no es una puerta que, habi�ndola atravesado, pueda cerrarla detr�s de usted. Es mejor decir, entonces, que la conciencia es la base de mamposter�a de la religi�n sobre la que ha de colocarse toda la superestructura, elev�ndose tal superestructura en su permanencia s�lo mientras la subestructura permanezca en su profunda solidez.

Un hombre no puede expandirse religiosamente m�s all� del punto en el que contin�a siendo �ticamente sano. La conciencia condiciona cada paso de nuestra expansi�n cristiana. No se puede plantar la religi�n sobre el barro moral m�s de lo que no se puede construir un edificio de apartamentos de quince pisos en la cima de los prados de Jersey. La estabilidad de una casa depende tanto de la solidez de sus cimientos cuando ha estado en pie durante mil a�os como el primer a�o en que se erige.

Admiras el brillo del diamante, pero no puedes sacar el brillo del diamante de la masilla pulida, con cualquier aparato de desgaste con el que se pueda tratar. Lo primero que debe hacer es hacer lo correcto; eso es m�s que todos los credos y m�s que todo culto; porque para un hombre en su maldad no hay diferencia terrenal en lo que cree, y en cuanto a la adoraci�n, no existe tal cosa como adorar a Dios con un conjunto de facultades en el mismo momento en que lo desobedecemos con otro conjunto.


Daniel enfrent� la situaci�n, vio su deber y lo hizo. Habi�ndolo visto, y visto claramente, no confundi� la situaci�n mezclando una masa de ingredientes extra�os que no ten�an nada que ver con el caso inmediato. Pudo haber dicho que cualquiera que hubiera sido su deber si hubiera permanecido en Jerusal�n, dej� de serlo al trasladarse a un pa�s donde exist�an otras costumbres; y que un hombre, sin tener en cuenta los sentimientos de los dem�s, debe consultar en un grado considerable los h�bitos y usos que est�n de moda en su entorno actual.

No existe un m�todo conocido por el cual podamos ajustar nuestro comportamiento a las ideas de los dem�s y a�n as� mantener una conciencia viva. En ese d�a de su tentaci�n, lo que sab�a que era correcto se destac� ante �l con l�neas tan distintas como si hubieran sido los rasgos de un rostro personal, y tambi�n rasgos tan llenos de majestad y realeza que fueron aprehendidos por �l. como siendo los rasgos del rostro de Dios.

Entonces, en lugar de perder a Dios al jugar con su deber, Dios se acerc� m�s a �l, y el deber se convirti� en una realidad m�s impresionante y soberbia al cumplirla. Lo primero que hay que decir al respecto es que un hombre no est� a salvo excepto cuando el contraste entre el bien y el mal es tan agudo para su conciencia como el contraste entre el blanco y el negro lo es para sus ojos. Eso no quiere decir en absoluto que no habr� cuestiones sobre el bien y el mal que ser�n dif�ciles de decidir.

Es simplemente decir que nuestra �nica seguridad radica en tener un sentido moral tan en�rgico que lo correcto, una vez que hemos decidido d�nde est�, lo sentimos como tremendamente correcto y lo incorrecto como diab�licamente incorrecto. Sin escala m�vil entre ellos; sin desvanecimiento del uno al otro. Ad�n no podr�a haber transgredido mientras los tonos de la orden divina resonaran claramente en sus o�dos.

Ese fue el genio del ingenio diab�lico. La atenci�n de Adam se desvi�, su atenci�n se desvi� del �nico punto en cuesti�n y, en cambio, se presentaron ante su mirada distintas consideraciones de gratificaci�n personal. Y el pecado comienza hoy exactamente como comenz� entonces. Comienza por arrastrar a la decisi�n de cuestiones morales algo m�s que consideraciones morales. Ahora ese es el punto donde Daniel venci� a Adam.

Si, en lugar de fijar su mirada en el elemento moral del caso, hubiera comenzado a tener en cuenta las ventajas personales para �l que sin duda le hubieran otorgado si se hubiera convertido en participante de la carne y el vino del rey, moralmente lo har�a. ha sido la muerte instant�nea de �l. La perdici�n llega a plazos, y la primera entrega es tan perdici�n como la �ltima; y la primera entrega se produce cuando un hombre o un ni�o afronta una cuesti�n de bien o mal, y en lugar de afrontarla y responderla por s� misma, pasa a un tema secundario y lo remite al arbitraje de consideraciones que han nada que ver con el caso.

Ahora, esa es la forma en que un n�mero considerable de cristianos actuales est�n resolviendo cuestiones actuales. Si un hombre asiste al teatro, habiendo resuelto la cuesti�n por s� mismo sobre bases que son claramente y sin mezcla de morales, entonces no es asunto de nadie m�s que suyo. Pero s� que hay una gran cantidad de personas que asisten que no han resuelto la cuesti�n por s� mismos, y que van all� con la corriente de uso contempor�neo.

Para ellos no hay ning�n fundamento moral involucrado; se han deslizado bajo el sello del ejemplo. En una palabra, aunque se trata de una cuesti�n de conciencia, la propia conciencia no la ha afrontado y respondido. No lo han hecho, si lo han decidido de la manera que se acaba de describir, no han descartado cuestiones secundarias y consideraciones colaterales, y no han cumplido con el �nico punto, a saber, �es correcto? Si hay algo que est� calculado para despertar la indignaci�n moral hasta el fondo es ver a hombres y mujeres, adultos, con inteligencia, dotados cong�nitamente de conciencia, preocupados profesamente por el bienestar de su tiempo, pero permitiendo preguntas pr�cticas que est�n repletas de elementos morales que deben decidirse por consideraciones de uso o conveniencia o emolumentos que no tienen la menor relevancia para la cuesti�n moral distinta.

�Un buen Daniel que esa gente habr�a hecho! Eso es lo que nos pasa. La gente no est� plantando sus propios pies sobre una s�lida base moral propia. Un hombre no puede improvisar el hero�smo. Daniel no podr�a haberse enfrentado a todo el imperio babil�nico y haber desafiado al imperio a hacer lo peor con �l si no hubiera tenido en �l las cosas necesarias para componer audacia.

Hacer lo correcto significaba para �l tan infinita y tan divinamente que sus dolores y sus peligros significaban demasiado poco para que su aritm�tica pudiera asimilar y numerar. S� que la gente carece hoy de vigor moral porque s� que les falta coraje. La gente tiene miedo. Hay una cobard�a despreciable. La multitud gobierna. Hay hombres y mujeres que le temen m�s al despotismo de la opini�n p�blica que lo que Daniel le tem�a al rey Nabucodonosor y a todos sus carniceros a sueldo.

Los hombres no se atreven a hablar. La virtud vacilante, la integridad cobarde, es el auxiliar de la iniquidad. Puede confiar en que el vicio lo mantendr� de buen humor hasta que lo marque, pero si entra en el negocio de las marcas, lo hace bajo su propio riesgo: bueno, �qu� pasa con eso? Y perm�tanme decir una vez m�s que esta misma fibra moral no es s�lo el material del hero�smo, sino tambi�n, por supuesto, el material de la indignaci�n.

La indignaci�n forma parte de la tr�quea moral, y es la chispa que la virtud s�lida ha suscitado cuando es golpeada por la villan�a. El poder de indignaci�n de un hombre se mide exactamente por el vigor y la intensidad de su poder de apreciaci�n moral. Ser paciente es a veces el s�ntoma m�s elocuente posible de insipidez �tica. Adem�s, la mezquindad del vigor moral es lo que explica la irregularidad de la indignaci�n.

La conciencia de un hombre necesita tener una constituci�n bastante buena para poder mantener la indignaci�n a raya, es decir, para estar en condiciones firmes de resentir las usurpaciones viciosas. Ocurren lo que se conoce popularmente como "espasmos de virtud". La frase lo expresa bien. El caso debe diagnosticarse de esta manera; es virtud, pero tan escasamente acumulada y flojamente fibrosa que apenas puede arder antes de ser consumida, una especie de asunto de cohete espacial que hace una distracci�n moment�nea, y que s�lo hace que la oscuridad subsiguiente sea m�s palpable y ponderable.

Lo mejor que puede hacer un hombre es hacer lo correcto, porque si bien eso no es la finalizaci�n de todo el edificio, es la plomada, ca�da del cielo, a lo largo de la cual se debe colocar cada piedra que aspira a ser un elemento permanente. en el edificio. ( C. H . Parkhurst .)

Decisi�n y coherencia

En el caso de Daniel, la piedad temprana, preparada para la excelencia madura en la vejez. Daniel vivi� hasta los ochenta; fue primer ministro de Babilonia; y muri� lleno de honores.

I. H ES DECISI�N TEMPRANA . Se propuso (resolvi�) no contaminarse con la carne del rey. Puso freno a su autocomplacencia. Era la intenci�n evidente de los babilonios destetar a Daniel y sus compa�eros de sus principios patri�ticos y religiosos. Los nuevos nombres que se les dieron sugieren esto. Grandes ventajas acompa�an a la decisi�n temprana. Es la mitad de la batalla. No fue su aprendizaje lo que le dio a Daniel esta sabidur�a o decisi�n. Fue la gracia de Dios.

II. UNA OFERTA CONSISTENCIA DE VIDA . Esto surgi� de la decisi�n inicial. �Qu� firmeza, fidelidad y piedad! Note el testimonio de sus enemigos. Incorruptible en el deber, intachable en la vida. Esta es la forma de honrar la religi�n.

III. H ELPS HACIA esta consistencia . La fuente de ello fue Divina. No hay otro camino seguro o duradero. Pero se proporcionan ayudas generosas.

1. La Palabra de Dios. Daniel un estudioso de ella ( Daniel 9:12 ). Necesitamos una carta para el viaje de la vida, una l�mpara para el camino de la vida.

2. Oraci�n. Daniel eminente por esto. Or� solo ( Daniel 9:3 ). Or� con sus compa�eros ( Daniel 2:17 ). Era su costumbre, y no se abandonaba ni se ocultaba cuando se emit�a un decreto en su contra. �C�mo podemos esperar caminar con prudencia o seguridad sin pedir ayuda y gu�a divina?

3. Compa�erismo piadoso. Los cuatro hijos del cautiverio se ayudaron unos a otros. ( W . Pakenham Walsh, DD ).

Peque�as circunstancias, el campo de batalla de los grandes principios

El estrecho paso de monta�a a menudo se convierte en el escenario de las luchas m�s mort�feras, porque, aunque in�til en s� mismo, ese lugar �rido es el baluarte del pa�s. ( T. White .)

Las influencias que Daniel exhibi�

Toda la tendencia de la educaci�n caldea debe haber sido alejar a los j�venes cautivos de su propio pueblo y religi�n. El entrenamiento intelectual que recibieron de los sabios caldeos fue necesariamente en el m�s alto grado peligroso para una creencia continua en el Dios de sus padres. Un trato m�s severo podr�a haber llevado sus pensamientos a casa y hacerlos aferrarse con secreta tenacidad a su fe ancestral.

Pero la suerte de los cautivos les fue suave y agradable; no experimentaron nada m�s que bondad en la corte de Nabucodonosor. A una edad temprana y susceptible, se encontraron apartados de todas las influencias de la religi�n pura y rodeados por las de la idolatr�a. No era solo que las supersticiones de Babilonia estaban entretejidas con la instrucci�n secular que recibieron, aunque en eso hab�a bastante peligro.

Pero hab�a un peligro m�s all� de esto. La sabidur�a de los caldeos era la m�s variada y profunda que pose�a cualquier naci�n entonces existente. D�a tras d�a se abr�an nuevas perspectivas de conocimiento ante los ne�fitos hebreos, quienes, debe recordarse, eran todos j�venes de singular capacidad mental, hab�an sido elegidos por ese mismo motivo. Todo el mundo sabe cu�l es el efecto de una elaborada formaci�n secular disociada de la religi�n.

Los j�venes hebreos bien podr�an haberse dejado llevar por el orgullo del intelecto y haber perdido el control de la antigua fe, aunque no abrazaron a los supersticiosos de sus amos. As� sucedi�, como se desprende del relato, con la mayor�a de los que hab�an sido tomados como rehenes de Judea. Las influencias que se ejercieron sobre ellos produjeron su resultado natural. S�lo alguien que poseyera m�s fuerza de car�cter que la ordinaria podr�a haber resistido la tendencia de tal educaci�n y continuar en esa corte pagana jud�a en pensamiento, simpat�a y religi�n.

Daniel continu�, a pesar de todas las tentaciones, lo que siempre hab�a sido: piadoso, consecuente y puro; y gracias a su ejemplo, sus parientes adquirieron la firmeza de prop�sito para hacer lo que �l hizo y afrontar todos los riesgos en su compa��a. ( PH Hunter. )

Adhi�rase a lo correcto que sabe

Los escr�pulos como los de Daniel y sus amigos pueden parecer triviales cuando se los considera a la luz del cristianismo. Despu�s de todo, se puede pensar que es un asunto peque�o en el que esos j�venes hebreos se sintieron tan intensamente e insistieron tan fervientemente: si deb�an o no compartir una comida de la cual una porci�n hab�a sido colocada en el altar de Bel o Nebo. Pero nada puede considerarse una nimiedad cuando est�n en juego los principios. Lo que hace que la conducta de Daniel y sus compa�eros sea tan admirable es que, percibiendo claramente lo que era correcto, se aferraron tenazmente a hacerlo.

Y esa determinaci�n suya de abstenerse de la comida real significaba m�s que solo estar en la superficie. Significaba un testimonio del �nico Dios vivo y verdadero, en medio de una sociedad entregada a la adoraci�n de dioses falsos y muertos. Significaba la observancia rigurosa de la ley mosaica en un momento en que el sistema jud�o parec�a estar cayendo en fragmentos. Significaba aferrarse firmemente al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, incluso cuando parec�a que hab�a abandonado a sus descendientes.

As� que esta acci�n del ni�o jud�o, insignificante en s� misma, fue realmente grandiosa en su motivo y esp�ritu. Debe recordarse tambi�n que la adhesi�n de Daniel a los principios se mantuvo frente a dos dificultades especiales, que rara vez dejan de enfrentar a los hombres cuando buscan hacer el bien. Una dificultad surgi� de sus propias inclinaciones. No eligi� el pulso porque le gustara; Sin duda, le habr�a gustado m�s compartir esos lujos reales que estaban a su disposici�n.

La templanza es f�cil cuando los medios de la indulgencia est�n fuera de su alcance, pero no tan f�cil cuando est�n al alcance de la mano. Podr�a haber parecido lo suficientemente leg�timo como para suavizar el rigor del cautiverio mediante el placer sensual. Daniel y sus amigos no lo cre�an as�; pensaban s�lo en su deber para con Dios. Otra dificultad que tuvo que afrontar Daniel fue la fuerza de opini�n que le rodeaba. Estaba pr�cticamente solo en su convicci�n de que participar de esta comida pagana era deshonrar a Dios.

Los caldeos no pudieron entrar en los motivos de tal negativa; para ellos, los caminos de los jud�os debieron parecerles tan inexplicables como los de los cristianos les parecieron a los gobernadores romanos en los siglos I y II. Era una concepci�n exclusivamente jud�a, la de un Dios santo y justo, que requer�a en aquellos que le serv�an santidad y justicia de vida, una consagraci�n del yo que deb�a aparecer incluso en la comida y la vestimenta.

Pero los religiosos paganos eran muy diferentes de esto, y el chambel�n real, aunque estaba dispuesto a complacer a su favorito, no pretend�a entenderlo. De los compa�eros de cautiverio de Daniel, solo tres ten�an ideas afines. No todos los hombres "se atrever�n a tener raz�n con dos o tres". Es m�rito de estos j�venes hebreos que eligieron la mejor parte y desafiaron la voz com�n, resistiendo el poder que reside en esas palabras, "Todos lo hacen", porque ceder habr�a sido deshonrar a Dios . ( PH Hunter .)

La persistencia de la religi�n primitiva

Babilonia comenz� demasiado tarde con estos j�venes. Se cambiaron sus nombres, pero sus principios no cedieron al encantamiento. Las primeras instrucciones no se borran tan f�cilmente. Las impresiones de la infancia son siempre las m�s duraderas. Se graban sobre toda la formaci�n del hombre; constituyen el molde del propio ser. Pueden debilitarse y superponerse, pero no extinguirse. Son como palabras dichas en una galer�a susurrante, que quiz�s no se escuchen cerca de donde se pronuncian, pero se producen en a�os lejanos y van resonando por los caminos m�s remotos de la vida.

El coraz�n de un ni�o es de pl�stico, y la forma que adopta una vez es la cosa m�s dif�cil del mundo de cambiar. Estos j�venes hab�an sido educados en el conocimiento y la adoraci�n del Dios verdadero, y se les hab�a ense�ado Su Palabra y Su ley; y sus primeras ense�anzas permanecieron con ellos, y permanecieron a prueba de todas las sutiles seducciones y recursos de una corte pagana. En silencio, tomaron los nuevos nombres que les asignaron, porque no pudieron evitarlo.

Esos nombres eran en verdad mentiras cuando se les aplicaba, pero estaban obligados a someterse, ya que los buenos y los piadosos de todas las �pocas han tenido que llevar los malos nombres que el mundo ha puesto entonces. Estos j�venes hebreos tomaron los conocimientos b�sicos dictados por sus conquistadores paganos, pero bajo esos nombres ofensivos a�n acechaban las santas ense�anzas de su infancia. Los tiranos pod�an cambiar sus nombres, pero sus corazones permanec�an leales al Dios de sus padres. No pas� mucho tiempo antes de que ocurriera una prueba para demostrar cu�n firmemente arraigadas estaban en sus corazones las ense�anzas sagradas que se hab�an impreso en estos j�venes. ( Joseph A . Seiss, DD ).

La pureza paga

Por regla general, el hombre puro es el m�s guapo. Es el enrojecimiento de los ojos, no la delicadeza del cutis, lo que caracteriza al amante del vino. La hinchaz�n del bebedor de cerveza desmiente todo alarde de la salubridad de su bebida favorita. El que toma alimentos y bebidas contaminantes como cura para sus dolencias, tendr� un aumento de dolencias por las cuales tomar las porciones contaminantes. Aquel que se mantenga puro se encontrar� en la mejor condici�n f�sica a trav�s de su pureza.

La verdad de este hecho ha sido probada una y otra vez en la vida del ej�rcito, y en la vida en el mar, en expediciones a las zonas fr�gidas y t�rridas, y en todos los grados de la sociedad, desde el palacio hasta la choza. ( Horarios de la escuela dominical ).

Balizas pesadas para la abstinencia

La piedad de Daniel aparece en esto, que tambi�n hace conciencia de males menores, como la mayor�a de los hombres en su caso nunca se habr�an asombrado. �l no "se contaminar�a con la raci�n de la comida del rey". Ten�a escr�pulos en comerlo; �y por qu�?

1. Porque a menudo era tal como estaba prohibido por la ley de Dios ( Lev�tico 11:1 .; Deuteronomio 14:1 .).

2. Porque se us� de tal manera que lo contaminar�a a �l ya sus compa�eros contra la palabra de Dios; porque los paganos, para verg�enza de muchos cristianos, ten�an su gracia despu�s de la carne, por as� decirlo, consagrando sus platos a sus �dolos antes de que los probaran ( Daniel 5:4 ; 1 Corintios 8:10 ).

3. No pod�an hacerlo sin ofender a sus hermanos m�s d�biles, con quienes (prefirieron compadecerse de su adversidad que vivir en exceso y plenitud ( Am�s 6:6 ).

4. Percibieron bien que el amor y las provisiones del rey no eran �nicos y sinceros, sino que buscaba su propio beneficio, para asegurarse lo mejor de la tierra de Jud� y para que pudieran olvidar su religi�n. Por �ltimo, sab�an que la intemperancia era la madre de muchos males, como en Abram, Esa� los ricos glot�n, etc. ( J . Trapp .)

Un pr�ncipe abstemio

Se dice que cuando el pr�ncipe heredero alem�n fue a la Universidad de Bonn invoc� el disgusto de sus colegas porque no participaba en sus h�bitos de bebida. El Pr�ncipe Heredero vio a su padre, el Kaiser, sobre el tema y, como resultado, el Emperador hizo saber que, en su opini�n, los estudiantes estaban da�ando gravemente su salud por el consumo excesivo de cerveza; y denunci� la pr�ctica en t�rminos inequ�vocos.

En su templanza, el Pr�ncipe estaba usando su influencia correctamente, y mostr� un esp�ritu similar al del ap�stol, quien declar� que si la carne hac�a ofender a su hermano, no comer�a carne. ( Christian Herald .)

La templanza juvenil protege contra el remordimiento de la vejez

Una vez, cuando le preguntaron a S�crates cu�l era la virtud de un joven, dijo: "Evitar el exceso en todo". Si esta virtud fuera m�s com�n, cu�nto m�s feliz ser�a el mundo. Antes de morir, Lord Northington, canciller durante el reinado de Jorge III, pag� la pena que el vino de Oporto extrae de sus fervientes adoradores, y sufri� los m�s agudos dolores de gota. Est� registrado que mientras cojeaba desde el Woolsack hasta el bar de la C�mara de los Lores, una vez le murmur� a un joven compa�ero que observaba su angustia con evidente simpat�a: �Ah, mi joven amigo, si hubiera sabido que estas piernas se d�a llevar a un Canciller, los habr�a cuidado mejor cuando ten�a tu edad ". Sab�a por amarga experiencia los dolores y las penas de un joven malgastado.

Ayuda divina en la creaci�n del car�cter

( Daniel 1:17 ): - Las escuelas pueden hacer a los sabios, solo Dios puede hacer a los sabios. Y el car�cter de hombres como Daniel y sus compa�eros, que se distinguen a la vez por su conocimiento, sabidur�a y fidelidad intransigente a la religi�n, es, de una manera peculiar, obra de las manos de Dios. Las personas de tal car�cter han sido raras en la tierra, y cuando se cr�an en una �poca de degeneraci�n, siempre es para prop�sitos importantes, que ni ellos ni los que est�n a cargo de su educaci�n podr�an haber adivinado. En el entrenamiento de estos j�venes, Nabucodonosor ten�a un dise�o y Dios ten�a otro. ( T. White. )

Educaci�n de Daniel

Se pueden extraer dos argumentos de este pasaje para recomendar el cultivo del car�cter religioso a quienes se dedican al negocio de la educaci�n secular.

1. Encontrar�n, como lo hizo Daniel, que la religi�n es una ayuda para el estudio. Cuando ella tome su morada en el coraz�n, mantendr� el alma tranquila, la raz�n clara, los sentimientos frescos, el sabor puro y asegurar� la bendici�n divina en la diligencia. Los objetos que la religi�n presenta a la mente son los m�s sublimes que se pueden contemplar y nutren el coraz�n por igual con el entendimiento.

2. El car�cter excelente de estos j�venes fue el medio directo de su �xito en la vida. ( T. White. )

El poder intelectual ayudado por una vida sencilla

Tenemos el pensamiento elevado que sigue a la "vida sencilla". Sin duda, la tarifa frugal ayud� a mantener la mente despejada y la mente lista para trabajar. La misma disciplina espartana conduce a los mismos resultados en muchas universidades escocesas y granjas estadounidenses, donde un muchacho se est� muriendo de hambre a medias y lucha con entusiasmo por estudiar. �De d�nde vienen los grandes eruditos y pensadores? Desde �chozas donde yacen los pobres�, desde hogares humildes donde se desconoc�a la profusi�n y la pobreza a menudo miraba por la ventana.

El pulso y el agua son ayudas, no obst�culos, para la claridad intelectual y el progreso en el conocimiento. Cuando lleg� el d�a de los ex�menes, los j�venes que se hab�an "divertido" con "la carne del rey" y, sin duda, se hab�an re�do con frecuencia de los cuatro atados, estaban al final de las listas, si pasaban por alto. todo, y los cuatro estaban en la parte superior, ya que estas personas por lo general son . ( A . Maclaren .)

Piedad juvenil

I. Y PIEZA EXCEPCIONAL POSEIDA . La piedad de los j�venes hebreos, el hecho de que sus mentes hab�an sido sometidas al gobierno de la piedad personal vital, est� claramente impl�cita y asumida. Sobre esto se funda espec�ficamente toda su historia. No sabemos de qu� manera recibieron la inestimable bendici�n. Como pertenec�an a la casa real de Jud�, oa familias nobles de esa tribu, probablemente hab�an disfrutado de ventajas tempranas, en relaci�n con alg�n instructor que hab�a permanecido fiel al Alt�simo en esa �poca de apostas�a enamorada; y puede ser que el desastroso evento del cautiverio, que los hab�a sacado de sus escenarios nativos a una tierra muy distante y muy diferente, hubiera operado poderosa y dolorosamente sobre ellos.

De hecho, pueden existir algunos casos en los que los g�rmenes del pensamiento y la emoci�n piadosos fueron implantados en un per�odo tan temprano y de un modo tan suave que los procesos incipientes de la obra han sido muy indistintos. Pero luego, nuevamente, hay otros casos, y estos quiz�s numerosos, en los que la instrumentalidad, o una gran proporci�n de ella, es clara, est� definida, no est� destinada al olvido. Pero entonces la instrumentalidad no es tan importante como el hecho.

�Qu� privilegios y, al mismo tiempo, qu� responsabilidades tienes! Mis j�venes amigos, cuya estimaci�n de la piedad tal vez ha sido imperfecta, y cuyos h�bitos, tal vez, se hayan alejado total y completamente de ella, perm�tanme recordarles solemnemente que sin demora tal piedad es ciertamente un requisito, un requisito absoluto para todos ustedes. Independientemente de lo que te falte, no debes estar desprovisto de religi�n. Todos los alicientes posibles, que surgen de todas las fuentes posibles, les imploran que se conviertan en lo que son los dem�s, y que con total y cordial dedicaci�n se entreguen a Dios.

II. A partir del aviso de piedad juvenil pose�da, observamos nuevamente que HEMOS PROBADO LA PIEDAD JOVEN . La religi�n de Daniel y sus compa�eros fue sometida a una prueba muy poderosa y decisiva. Observa que su notoriedad en la belleza personal y los logros intelectuales los expon�a obviamente a una trampa poderosa y peligrosa. Adem�s, sus nombres, que eran denominaciones que conmemoraban al Dios verdadero, deb�an cambiarse por otros, ya que eran memoriales de las divinidades �dolos de Babilonia.

A Daniel, que significa "Dios es mi juez", se le asign� el nombre de Belsasar, que probablemente significa "el guardi�n de los tesoros de Bel". A Hanan�as, que significa "la gracia del Se�or", se le asign� el nombre de Sadrac, que probablemente significa "la inspiraci�n del sol". A Misael, que significa "el que es el Dios poderoso", se le asign� el nombre de Mesac, que probablemente significa "devoto de Shah", la Venus oriental.

Y a Azar�as, que significa "el Se�or es una ayuda", se le asign� "el nombre de Abed-nego, que probablemente significa" el siervo del fuego resplandeciente ". As� fue que todo recuerdo de su lealtad al Dios verdadero iba a ser borrado; y ser�an arrastrados a ese gran v�rtice de abominaci�n que casi hab�a absorbido al mundo. Pero en medio de estos art�sticos y crueles artilugios, apelando por igual a su vanidad, a su sensualidad, a sus intereses y a sus miedos, la piedad del coraz�n se mantuvo firme; resisti� con firmeza y venci� triunfalmente.

Debes entender su abstinencia de los alimentos m�s delicados no solo como un acto de autocontrol en lo que respecta al apetito, y como un reconocimiento patri�tico de la aflicci�n de Israel, rehusando vivir en la indulgencia mientras sus hermanos en cautiverio viv�an en privaciones y deshonra, sino como un testimonio solemne contra la idolatr�a y contra todo compromiso con ella, y como un testimonio solemne en nombre del verdadero Jehov�, a quien estaban dedicados y por quien decidieron permanecer inalterablemente.

Ahora bien, la piedad juvenil nunca est� exenta de dificultades; y se nos ocurren muchos casos en los que ha sido; como en el caso que tenemos ante nosotros, probado de forma severa y aguda. Podemos pensar en Jos� en la casa de Potifar, y en Mois�s en la corte de Fara�n, y en Samuel con los hijos de El�, y en Abd�as en el palacio de Acab, y en Ezequ�as bajo la tutela de Acaz. Y, mis j�venes amigos, a quienes Dios ha dado la inestimable gracia de la piedad, probablemente ya hab�is descubierto el hecho se�alado en vuestra propia historia, o lo descubrir�is pronto.

Puedes ser probado por tus propias pasiones que moran en ti, las cuales, aunque subyugadas por la gracia que est� en ti, a�n no han terminado de esforzarse por encontrar el misterio: vanidad, vanidad, codicia, ira, envidia, enga�o, frivolidad, pasi�n animal y lujuria. Usted puede ser juzgado por la hostilidad de otros, de quienes depende por parentesco o posici�n civil: padres, tutores, amos, que odian su religi�n y que odian lo que conciben como resultado de ella; intentando, por tanto, con la malicia poco generosa de la persecuci�n dom�stica y social, arrancarte de tu fe y de tu esperanza.

Puede que te prueben las fascinaciones de la diversi�n y el placer mundanos: la fiesta, el baile, la canci�n. Es posible que lo prueben las oportunidades de exaltaci�n secular y honor, de ascender en las filas de la vida, de alcanzar el poder y de asociarse en t�rminos casi iguales con los magnates de la tierra. Puede ser probado por combinaciones extra�as y terribles de influencia maligna, formada y aplicada por el gran adversario de las almas, precipit�ndose sobre usted misteriosa, impetuosa y repentinamente, con una agencia casi abrumadora, que debe asombrarlo y confundirlo por completo.

�Oh! acepte la advertencia y prep�rese con vigilancia y oraci�n. Observemos, en el siguiente lugar, que la prueba de piedad �til de la que ahora hablamos es pertinente y arreglada por Dios con sabidur�a y bondad. A algunos les puede parecer una dispensa dura e inoportuna; y podr�a permitirse cuestionar si no ser�a mejor esperar y posponer la prueba hasta que el que tiene que soportarla haya madurado en car�cter y m�s amplio en fuentes rojas.

La prueba nunca puede aplicarse a alguien que tiene lo que las Escrituras llaman enf�ticamente "la ra�z del asunto en �l", sin que la prueba se encuentre adecuada para producir, y realmente produzca sobre el car�cter resultados del orden m�s saludable y beneficioso. Es la disciplina que se adapta al obrero cristiano para el campo, al peregrino cristiano para el viaje, al marino cristiano para el oc�ano, al combatiente cristiano para la batalla.

Conduce a familiarizarse con uno mismo y con todos los dem�s seres; aumenta el odio al pecado, ejercita la paciencia, fortalece la fe, acelera la acci�n, alienta la oraci�n, promueve la dependencia y la confianza en Dios. �Soporten la dureza, como buenos soldados de Jesucristo�. �Pelea la buena batalla de la fe�, a la que fuiste llamado; y �echa mano de la vida eterna�; y luego, por poco tiempo, y Aquel a quien has sido leal te coronar� con los laureles del vencedor.

III. Habiendo ilustrado la piedad juvenil pose�da y la piedad juvenil probada, tenemos que observar PIEDAD JOVEN HONRADA . Has escuchado c�mo el experimento propuesto por Daniel con respecto a la comida para el per�odo prescrito fue bendecido por Dios. Se le informa, adem�s, c�mo Daniel y sus compa�eros mejoraron bajo la instrucci�n mental que se les administr�, aunque a�n conservando su religi�n, indic�ndonos as� el hecho de que la b�squeda del conocimiento y la ciencia puede continuar en perfecta sumisi�n al honor de religi�n, y positivamente para el avance de su imperio.

En los registros sagrados se nos han conservado ejemplos adicionales del honor que se atribuye a la verdadera piedad. Los casos que hemos citado como casos de juicio tambi�n podemos citar, y algo por citar, como ejemplos de honor. Recuerde el caso de Jos� en la casa de Potifar, resistiendo la tentaci�n con esp�ritu de indagaci�n: "�C�mo har� esta gran maldad y pecar� contra Dios?" Luego encarcelado por la mentira vengativa del tentador, pero emergiendo al fin de su ignominia y su peligro, y puesto en alto para gobernar la tierra de Egipto.

Recuerde el caso de Mois�s. Podemos agregar a esta multitud de casos m�s de los anales de la iglesia cristiana, y tenemos memoriales a nuestro alrededor hasta el d�a de hoy, todos demostrando que a trav�s de la piedad es el camino hacia el honor. �Exaltala, y ella te promover�; ella te honrar� cuando la abraces. Adorno de gracia dar� a tu cabeza; corona de gloria te entregar�.

Con respecto al honor que surge de la piedad juvenil, si lo clasificamos, podr�amos recomendarle arreglos como estos. Hay honor del mundo. Es un error concluir, como se ha concluido apresuradamente, que la piedad genuina y decidida es el padre de la privaci�n y la desgracia en el mundo. Humildad, amabilidad, diligencia, integridad, pureza, benevolencia, estos son para los hombres, bajo Dios, elementos que; empleados en los asuntos comunes de la vida, los constituyen los arquitectos de sus propias fortunas.

Y, de nuevo, est� el honor de los hombres buenos. Los que se dedican al alto servicio de Dios en el Evangelio de Su Hijo son recibidos cordial y agradecidamente por las iglesias del Jehov� viviente. Tambi�n hay honor de Dios, de acuerdo con su antigua promesa: "A los que me honran, yo honrar�". El honor que surge del mundo y el honor que surge de los hombres buenos, �l finalmente comunica, y luego imparte m�s y m�s deliciosas comunicaciones de Su amor.

IV. Pero luego tambi�n tenemos que contemplar la PIEDAD JUVENIL �TIL . La decisi�n de los hermanos hebreos, adem�s de estar asociada con su propia exaltaci�n personal, estuvo asociada con muchos y trascendentales resultados de beneficio y ventaja para los dem�s. No nos detenemos en lo que debe haber sido la influencia de su ejemplo en la esfera en la que se movieron, sino que pasamos a los registros expresos y positivos.

El resultado inmediato registrado de su decisi�n fue una impresi�n que se dej� en la mente del potentado al que serv�an con respecto a las demandas del Dios vivo y verdadero. Deseamos que los j�venes recuerden este simple hecho, que la piedad de cuatro j�venes produjo un inmenso efecto sobre los intereses y destinos del mundo. Ahora, nos referimos nuevamente a los casos de piedad que se han seleccionado del volumen sagrado como ejemplos de utilidad.

Todos son, como habr�s de percibir, eminentemente. Luego procedemos a afirmar como un hecho que en los anales de la iglesia la piedad juvenil ha sido en general, con mucho, la m�s �til. Entonces podemos continuar para afirmar que Dios ha dado piedad juvenil con el expreso prop�sito de ser �til. Quienes la poseen, la poseen no s�lo como un privilegio, sino como una responsabilidad, no como una mera bendici�n, sino como una obligaci�n.

Lo poseen para poder trabajar para Aquel a quien est�n llamados a servir, en el avance de Su reino y en la salvaci�n de las almas de sus semejantes. Est�n bajo el gobierno de principios, cuya operaci�n leg�tima los invoca constantemente a un esfuerzo ferviente y celoso, y que deben llevar a cabo en todos los departamentos de influencia, a fin de que se cumpla la ley de su mayordom�a.

Las oportunidades de utilidad por parte de los j�venes son manifiestamente grandes. Y luego, nuevamente, las perspectivas de utilidad se animan. Ning�n trabajo puede ser en vano; toda obra forma parte de un gran sistema, impulsando a una gran consumaci�n, cuando la causa de Dios y la verdad extender�n su dominio sobre el mundo. ( James Parsons .)

El personaje de Daniel

I. Y lo primero en s� misma ofrece a nosotros es que �l era un hombre abstemio DE UNA VIDA , Y DE LA MAYOR templanza . Sab�a que los entretenimientos deliciosos, por m�s agradables que sean para los sentidos, suelen da�ar el est�mago y deteriorar la constituci�n. Cuando este es el caso, �por qu� los pobres envidiar�an alguna vez a los ricos o desear�an cambiar las condiciones? �No es la salud la primera de las bendiciones temporales, y lo que m�s nos conviene disfrutar, que todas las cosas excelentes en las mesas de los grandes? Adem�s, el lujo tiende no s�lo a debilitar el cuerpo sino a enervar la mente.

Cuanto m�s satisfacemos nuestros apetitos sensuales, debilitamos nuestras facultades intelectuales. Al mimar nuestro gusto, adquiere nueva fuerza y ??es apto para involucrar a toda el alma. �Con qu� gusto habla un sibarita de un buen plato o de un rico vino, y con qu� placer los come! Los disfruta m�s que el entretenimiento intelectual m�s racional. Merece nuestra observaci�n que algunos de los m�s grandes profetas mencionados en las Escrituras fueron notables por su forma de vida humilde y sencilla.

Se registra de Juan el Bautista, quien no naci� de mujer mayor que �l, �que su alimento diario eran langostas y miel silvestre� ( Mateo 3:4 ). Y del Evangelio se desprende que nuestro Se�or y sus disc�pulos viv�an de la comida m�s sencilla. Los panes de cebada y los peces peque�os eran su entretenimiento com�n. �Y por qu� el bendito Jes�s prefiri� esta forma de vida cuando todas las criaturas estaban bajo su mando? Bueno, sino para ense�arnos templanza y sobriedad, y para poner nuestro afecto en cosas m�s sustanciales y valiosas.

Por lo tanto, estemos mejorando nuestra mente en el conocimiento de Cristo y enriqueci�ndola con la gracia divina. Cuanto mayor sea la competencia que tengamos en el conocimiento de Cristo, m�s indiferentes seremos con respecto a los placeres sensuales.

II. En segundo lugar, en cuanto al profeta Daniel, QUE FUE DONADO POR CONOCIMIENTO Y SABIDUR�A SOBRE TODOS LOS SABIOS DE BABILONIA . Tener su mente iluminada en el conocimiento de Dios, y su memoria almacenada con la verdad divina, fueron los grandes objetos que atrajeron su atenci�n, mientras que otros se divert�an con especulaciones vac�as y se ocupaban de nimiedades, �l contemplaba las cosas divinas, y era principalmente familiarizado con los or�culos vivientes del Dios viviente.

�Era la sabidur�a que viene de arriba con lo que estaba principalmente familiarizado? �No aprobamos su gusto y admiramos su elecci�n? La ciencia humana es, en el mejor de los casos, extremadamente imperfecta y puede llamarse una mezcla de error y de insensatez; pero el conocimiento de Dios y de su bendito Hijo es la verdad misma y el fruto de ella vida eterna.

III. Perm�tanme observar, en tercer lugar, en relaci�n con Daniel, que �l era el enemigo arraigada de la idolatr�a , Y UN SINCERO ADORADOR de la �nica verdadera y de vida G OD . Aunque vivi� en medio de las naciones, se mantuvo puro de sus abominaciones y despreci� sus �dolos. �Dejemos que nuestros armarios den testimonio de cu�n regulares somos en nuestras devociones! �Dios no permita que se presenten contra nosotros en juicio!

IV. Me gustar�a comentar, en cuarto lugar, con respecto a Daniel, que �L FUE UN SIERVO FIEL A SU PR�NCIPE . �Quiera Dios que todos en posiciones tan elevadas fueran hombres de valor similar!

V. Observo, en quinto lugar, acerca de Daniel, QUE SE ATREV�A A DECLARAR LA VERDAD A LOS PR�NCIPES A LOS QUE LA ENTREG� , SIN EMBARGO MORTIFICANDO Y DESAGRADABLE PARA ELLOS . Nabucodonosor hab�a incurrido en el disgusto del Todopoderoso por su orgullo y arrogancia, y se le revel� en un sue�o que ser�a privado de su reino, despojado de su raz�n y reducido a la humillante situaci�n de comer hierba y paja como un hombre. buey.

El rey, ansioso por conocer el significado de la visi�n, envi� a buscar a Daniel para que se lo explicara, cuando el profeta le cont� los terribles juicios que le esperaban y le impuso los deberes del arrepentimiento y la caridad. Argumentaba no poca entereza informar a un pr�ncipe arbitrario de la mezquina y despreciable situaci�n a la que iba a ser reducido y ponerse al mismo nivel que los brutos. Pero Daniel no tem�a el resentimiento del rey, porque confiaba en Dios.

La verdad era demasiado importante para ocultarla, incluso a un monarca desp�tico. Tambi�n nosotros nos vemos obligados a veces a predicar verdades desagradables; pero la fidelidad a nuestro gran Maestro ya las almas de los hombres lo requiere. Debemos declarar todo el consejo de Dios, de cualquier manera que se tome.

VI. Observo, en primer lugar, en lo que respecta a Daniel, QUE LA PROVIDENCIA SE INTERPON� DE UNA MANERA MUY NOTABLE CUANDO SU VIDA ESTABA EN INMINENTE PELIGRO.

1. De este tema observo que los que temen a Dios ser�n notados y respetados en el mundo.

2. Observo que al servir fielmente a Dios, lo recomendaremos a otros de la manera m�s eficaz. ( D . Johnston, DD ).

La personalidad de Daniel

1. Entonces, la primera caracter�stica de Daniel fue su fidelidad a las convicciones religiosas. Piedad, integridad moral y el favor de Dios, prefiri� los placeres y premios de la vida.

2. Otro rasgo de Daniel fue el juicio, tan extraordinario que hizo que su nombre fuera proverbial por esa cualidad. Su tacto, su habilidad diplom�tica, es admirable. Ni una sola vez se olvida de s� mismo. Independientemente de los dilemas que le rodeen, siempre es el hombre juicioso, equilibrado y equilibrado.

3. Pero el aspecto m�s agradable de la personalidad de Daniel fue su humildad. ( J. B . Remensnyder .)

Constancia religiosa

Su conducta a lo largo de la vida estuvo en perfecta armon�a con su primera acci�n registrada. Lejos de su ejemplo, cultivemos la constancia, as� como la decisi�n de car�cter religioso. No sea nuestra religi�n como un torrente lleno por la ca�da de un chorro de agua, o por el estallido de una nube de trueno, cuyas aguas por un tiempo se desbordan y arrastran todo delante de ellos, pero pronto su cauce se seca, y el el �nico recuerdo de su anterior plenitud es el sedimento que ha dejado. Sea nuestra religi�n como una corriente pura, alimentada por alguna fuente viva, cuyas aguas fluyen diariamente hacia el mar, y sin embargo fluyen cada d�a sucesivo en una plenitud constante. ( J. White .)

La continuaci�n de Daniel es un testimonio notable de su val�a

El Dr. Pusey comenta: "Palabras sencillas, �pero qu� volumen de fidelidad probada desenvuelven en ellas!" En medio de todas las intrigas aut�ctonas de todos los tiempos en las dinast�as del despotismo oriental, en medio de toda la envidia hacia un cautivo extranjero en alto cargo como consejero del rey, en medio de todos los disturbios inherentes a la locura del Rey y el asesinato de dos de sus sucesores, en todo ese per�odo cr�tico para su pueblo, continu� Daniel. ( F. W . Farrar, DD ).

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Daniel 1". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/daniel-1.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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