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Bible Commentaries
Deuteronomio 14

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-2

Al final de cada siete a�os. .. un lanzamiento.

Leyes econ�micas

Una de las cosas que sorprende al lector de Deuteronomio, y de hecho del Antiguo Testamento en general, es la forma en que todo tipo de temas se incluyen en el �mbito de la religi�n. La mente moderna est� preparada para las distinciones y clasifica los temas en religiosos, morales, pol�ticos, cient�ficos, econ�micos, etc. pero los legisladores israelitas, hombres con esp�ritu prof�tico en ellos, subordinan la pol�tica, la econom�a y la moral por igual a la religi�n.

Las leyes, a cualquier aspecto de la vida que sean aplicables, deben ser promulgadas y administradas en el Esp�ritu de Dios; no son un fin en s� mismos; su �nico fin es capacitar a las personas para que vivan de manera que se cumplan los prop�sitos para los cuales Dios los ha llamado a existir y los ha constituido en sociedades. Este alto punto de vista debe mantenerse siempre. Si conocemos mejor que los israelitas la vida que Dios quiere que vivan los seres humanos, tendremos un est�ndar m�s alto para nuestra legislaci�n que ellos; estaremos m�s obligados que ellos a recordar que la ley es un instrumento de religi�n, un medio para un fin espiritual, y que nos corresponde a nosotros, quienes elaboramos nuestras propias leyes, adaptarlas, en todo el �mbito de la vida nacional, a los fines. que Dios pone ante nosotros.

1. En primer lugar, existe una legislaci�n sobre la tierra. Se basa en la idea de que la tierra pertenece a Dios, y que �l le ha dado a la naci�n para que sobre ella, como fundamento, pueda vivir esa vida de trabajo, salud y piedad natural a la que �l la ha llamado. Estrictamente hablando, no existe la propiedad privada irrestricta de la tierra. Un individuo no tiene el poder de alienar ninguna parte de �l para siempre.

Uno de los resultados, y sin duda uno de los prop�sitos de esto, fue evitar que una sola persona sin valor arruinara su posteridad al separarse para siempre de lo que realmente confiaba para ellos; otra, era evitar la acumulaci�n de grandes masas de propiedad de la tierra, que entonces era el �nico tipo de propiedad, en manos de individuos. Tales acumulaciones, dadas las circunstancias, y en la mayor�a de las circunstancias, s�lo podr�an conducir a la esclavitud pr�ctica de quienes labraban la tierra a quienes la pose�an.

Estos objetivos de las leyes de la tierra en Israel ser�n reconocidos en general como dignos de aprobaci�n. Supongo que no hay un estadista en Europa que no dar�a mucho por reasentar en la tierra a cientos de miles de personas que han sido expulsadas o arrastradas a las ciudades. No hay nadie que no vea que la propiedad privada de la tierra debe, si se quieren alcanzar los fines morales para los que existe la sociedad, ser limitada de alguna manera.

Del mismo modo, la legislaci�n es justificable, es decir, est� en la l�nea de una intenci�n divina, que tiene como objetivo hacer que sea dif�cil mendigar a los pobres y dif�cil acumular riqueza sin l�mites. No es una situaci�n moralmente sana en la que un hombre de enorme riqueza tenga a miles pr�cticamente a su merced. No es bueno para �l, quiero decir para su alma; tampoco es bueno para el alma; y la ley puede apuntar propiamente, con m�todos justos, a dificultar la creaci�n de tal situaci�n e imposibilitar su perpetuaci�n.

Lamentablemente, en la mayor�a de los pa�ses nuevos la necesidad de sobornar a los colonos y al capital ha resultado ser una tentaci�n demasiado fuerte para resistirla; y la tierra se ha repartido en masa, a individuos, en t�rminos que simplemente han sembrado para las generaciones futuras la semilla de todos los problemas bajo los cuales trabajan los pa�ses m�s antiguos. El instinto de lucro ha demostrado ser m�s fuerte que la devoci�n a fines morales ideales. El futuro se ha sacrificado al presente, los intereses morales de la comunidad a los intereses materiales de unos pocos.

2. Adem�s de la tierra, el Libro de Deuteronomio contiene una variedad de leyes con respecto al dinero y, en particular, al pr�stamo de dinero. Para empezar, estaba absolutamente prohibido prestar dinero a cambio de intereses. Los israelitas no eran un pueblo comercial, sino un agricultor, y cuando un hombre ped�a prestado, no era para lanzar una empresa demasiado grande para sus propios medios, sino porque se hab�a metido en dificultades y quer�a ayuda.

Ayudar a un hermano en dificultad se consideraba un caso de caridad; deb�a ser relevado pronta y libremente; era inhumano aprovechar su angustia para ponerlo en el poder de uno, como un prestamista hace con su v�ctima. Puede decirse, por supuesto, que el efecto de esta ley ser�a desalentar por completo los pr�stamos; la gente no estar�a demasiado dispuesta a desprenderse de su dinero sin alguna esperanza de lucro.

Probablemente esto podr�a ser as�, y hasta cierto punto con buenos resultados. Hay algunas personas que piden prestado y que no deber�an hacerlo. No se les deber�a prestar dinero. Es una misericordia no prestarle dinero: es una misericordia especial protegerlo, como lo hace esta ley, contra los prestamistas. Pero no estoy seguro de que la ley que proh�be prestar dinero a cambio de intereses no tenga otra idea moral en el coraz�n.

A diferencia de la agricultura, el comercio, que depende mucho m�s del cr�dito, es decir , del dinero prestado a cambio de intereses, tiene un elemento de especulaci�n mucho mayor; y la especulaci�n siempre debe desalentarse por motivos morales. Todo el mundo sabe que hay personas con poco dinero que se las arreglan para ganarse la vida observando los altibajos del precio de las acciones. �sta es una vocaci�n que depende para su existencia misma del pr�stamo de dinero a cambio de intereses, y nadie dir� que es moralmente saludable, o que, por m�s sensibilidad que desarrolle en algunas de las facultades intelectuales, est� elevando para el conjunto. hombre.

Ser�a mucho mejor para �l estar trabajando en el campo. Pero hay m�s en esta ley. En su forma actual, no creo que sea aplicable a las muy diferentes condiciones de la vida moderna, especialmente en una comunidad comercial; en este caso, prestar dinero a una persona de confianza para que contin�e o ampl�e su negocio puede ser lo que la ley pretend�a que fueran todos los pr�stamos, un acto de caridad. Pero el prestamista debe considerar su propia posici�n, me refiero a su posici�n moral.

Todos sus ingresos pueden provenir, en muchos casos, de inversiones. Vive de los intereses del dinero que ha prestado. No se ocupa de ello, excepto para ver al principio que las inversiones sean s�lidas. No trabaja en relaci�n con �l. En gran parte, ignora el uso que se hace del poder que otorga. No voy a decir que nadie deba vivir en esos t�rminos: para muchos, la vida ser�a imposible de otra manera.

Para muchos es la recompensa adecuada de una vida de trabajo: solo est�n cosechando el fruto de sus fatigas en a�os anteriores. A tales personas no es probable que les cause ning�n da�o. Pero quienes han heredado tal situaci�n est�n indudablemente expuestos a peligros morales de los que f�cilmente pueden perder la conciencia. Pueden vivir sin necesidad de ganarse la vida; y hay muy pocas personas en una generaci�n lo suficientemente buenas como para soportar tal prueba.

Los que trabajan con el dinero son reclutas; que quienes la presten sean voluntarios en todos los servicios superiores que la sociedad requiera de sus miembros. Que sean l�deres en todas las organizaciones filantr�picas y ben�ficas, en todos los trabajos laboriosos que tengan por objeto elevar el estatus moral y espiritual de los hombres.

3. Una tercera clase de leyes econ�micas que figura en gran parte en el Libro de Deuteronomio, y a las que se debe una atenci�n especial, se ocupa del cuidado de los pobres. Este cap�tulo decimoquinto tiene una serie de promulgaciones relacionadas con este tema. El primero es bastante oscuro: "Al final de cada siete a�os har�s una liberaci�n". En el Libro del �xodo (�xodo �xodo 23:10 ) esta ley se refiere a la tierra, y su significado es que cada s�ptimo a�o no se debe cosechar.

Aqu�, hay un a�o de liberaci�n establecido para las deudas, aunque no est� claro si significa que una deuda con vencimiento de siete a�os iba a ser irrecuperable por proceso legal, o que cada siete a�os debe haber un per�odo de gracia, durante el cual no la deuda debe ser recuperable por ley. Luego, en las leyes sobre pr�stamos, el deber de la caridad se aplica en�rgicamente. La gavilla olvidada en el campo, o las rebuscas de la vi�a y la aceituna, no se deben recoger con demasiada atenci�n; ser�n dejados para el extranjero, el hu�rfano y la viuda, �para que el Se�or tu Dios te bendiga en todas las obras de tu mano.

�Dios est� interesado en la humanidad; �l ve tal consideraci�n y la recompensa, as� como ve la inhumanidad y la juzga. Pero lo m�s sorprendente de estas antiguas leyes sobre los pobres es la forma en que se dan cuenta de las condiciones reales de la vida de los pobres y las consideran. El prestamista puede hacer una prenda, pero si toma la prenda superior del prestatario, no debe quedarse con ella en toda la noche. No es s�lo el manto del pobre, sino su manta; no tiene nada m�s con qu� cubrirse, y Dios est� enojado con el hombre que inhumanamente deja a su pobre hermano temblando en el aire fr�o de la noche.

Asimismo, nadie puede tomar como prenda el molino de mano o la muela de molino superior; esto es, robar a los pobres los medios de moler el pu�ado de ma�z con el que mantiene el aliento en su cuerpo. Vemos en leyes como estas cu�n excesivamente pobres eran, pero el legislador que tiene el Esp�ritu de Dios en �l entra en esta profunda pobreza, se da cuenta de las condiciones de vida bajo ella e insiste en la debida consideraci�n por ellas.

Los negocios son los negocios, por supuesto; pero la humanidad es tambi�n humanidad, y es un inter�s que ninguna consideraci�n de negocios desplazar� jam�s ante Dios. Y para referirnos en este sentido a un solo punto m�s, �qu� podr�a ser m�s hermoso que la ley que encontramos en los vers�culos 10 y 11 de Deuteronomio 24:1 ? Es un temperamento mezquino e inhumano, que aqu� es reprendido por Dios.

El pobre no debe ser insultado por su angustia; el prestamista debe tratarlo con tanta cortes�a y respeto como si fuera �lo que es� su igual. Debe respetarse el car�cter sagrado de su hogar; no debe ser ofendido innecesariamente ante sus hijos haciendo que un extra�o insensible o insolente entre en la casa y se lleve lo que le plazca. Leyes como estas nos impulsan a reflexionar sobre la provisi�n que nosotros mismos hacemos para los pobres.

�Qu� pobreza a gran escala existe en las grandes ciudades! Las dificultades pr�cticas de aliviar la angustia sin causar da�o moral son innegablemente muy grandes, pero no creo que sean superadas por hombres a quienes el contacto habitual con la deshonestidad y la incapacidad ha vuelto dif�cil e inhumano. Quienes tienen el cuidado de los pobres deben cuidarlos con humanidad. Tambi�n deben cuidar sus sentimientos y respetar la naturaleza com�n que hay en ellos.

Si no lo hacen, ellos mismos sufren por ello, y dif�cilmente se puede encontrar un tipo de ser humano m�s odioso que el hombre que ha sido endurecido y brutalizado por la administraci�n de la caridad. Existe un tipo de cr�tica que a menudo se ha aprobado, y sin duda se seguir� haciendo, sobre leyes como estas. Es esto: nunca se han guardado. No hay evidencia, por ejemplo, de que la ley del a�o jubilar, cuando todos los bienes regresaron a sus due�os originales, alguna vez se haya observado en Israel: como un medio para prevenir la disipaci�n de los bienes familiares o su acumulaci�n en unas pocas manos. fue un fracaso.

As� han sido todas las leyes que intentaron regular el negocio de prestar dinero, ya sea prohibiendo los intereses por completo o fijando una tasa m�xima de inter�s. Ninguna ley escrita en un libro puede jam�s competir con el intelecto vivo del hombre, con su astucia y codicia por un lado, con su angustia, sus pasiones o su estupidez por el otro. Hay una cierta cantidad de verdad en esto; pero tomado sin reservas es s�lo un alegato a la anarqu�a, una invitaci�n a entregar todo el lado econ�mico de la existencia social al conflicto de la capacidad, el ego�smo y el capital con la incompetencia, la necesidad y la pasi�n.

Seguramente hay un ideal moral para este lado de la existencia; y seguramente si la hay, debe encontrar alguna expresi�n, por inadecuada que sea, alguna ayuda, por d�bil que sea, de las leyes. Por ley, no podemos proteger a las personas contra las consecuencias de sus vicios o locuras; pero podemos proporcionar en la ley una salvaguarda para aquellos intereses que son superiores a las ganancias o p�rdidas privadas. Podemos hacer imposible que cualquiera que busque un beneficio privado pisotee a la humanidad. ( James Denney, DD )

Proclamaci�n de liberaci�n

Mi texto fue concebido como una ley especial para los antiguos y prefiguraba el perd�n evang�lico de todas las edades. El hecho es que el mundo est� cargado de una deuda que ninguna ley en quiebra o promulgaci�n de dos tercios puede aliviar. Las voces del cielo claman: ��Paga! �Pagar!" Hombres y mujeres est�n desesperados por la insolvencia moral. �Qu� se har�? Se proclama una nueva ley, desde el trono de Dios, de liberaci�n universal para todos los que se aprovechen de esa promulgaci�n.

1. En primer lugar, �por qu� llevar�s m�s tu carga de pecado? "La sangre de Jesucristo limpia del pecado". Corta los cables que sujetan tus transgresiones y d�jalos caer. �Liberaci�n espiritual, infinita, gloriosa y eterna! "Bienaventurado el hombre cuyas transgresiones son perdonadas y cuyos pecados est�n cubiertos".

2. Algunos de ustedes tambi�n quieren ser liberados de sus problemas. Dios sabe que tienes suficientes. Problemas f�sicos, dom�sticos, espirituales y econ�micos. �C�mo te vas a aliviar? El M�dico Divino viene, y �l sabe cu�n grave es el problema, y ??les da esta promesa: "El llanto puede durar una noche, pero el gozo llega por la ma�ana". �No surte efecto? Aqu�, entonces, derrama m�s gotas de consuelo divino, y estoy seguro de que esta vez el problema se detendr�: �A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.

�Todos los oc�anos Atl�ntico y Pac�fico de dolor creciente no pueden hundir un alma que ha pedido el pilotaje de Dios. La dificultad es que cuando tenemos desgracias de cualquier tipo, las ponemos en la mano de Dios y se quedan ah� un rato; y luego vamos a buscarlos de nuevo y los traemos de regreso. Un barco viene de un puerto extranjero. Cuando se acerca al puerto, ve a un piloto flotando. Llama al piloto.

El piloto sube a bordo y dice: �Ahora, capit�n, ha tenido un viaje tormentoso. Baja y duerme, y llevar� el barco al puerto de Nueva York ". Despu�s de un rato, el capit�n comienza a pensar: ��Tengo raz�n al confiar este barco a ese piloto? Supongo que subir� y lo ver� ". Entonces se acerca al piloto y le dice: ��No ves esa piedra? �No ves esos promontorios? Destrozar�s el barco.

D�jame llevar el tim�n yo mismo durante un tiempo y luego confiar� en ti ". El piloto se enoja y dice: �O me ocupar� de esta nave o no. Si quieres, me subir� a mi yawl e ir� a tierra, o volver� a mi bote ". Ahora le decimos al Se�or: "Oh Dios, qu�tame la vida, t�malo todo, en tu custodia". Seguimos un rato, y de repente nos despertamos y decimos: �Todo va mal.

Oh Se�or, estamos conduciendo sobre estas rocas y T� vas a dejar que naufraguemos ". Dios dice: �Ve y descansa; Yo me har� cargo de este barco y lo llevar� al puerto ". Es asunto de Dios consolar y nuestro deber es ser consolado. "Al cabo de siete a�os har�s una liberaci�n".

3. Pero, �cu�l es nuestro programa para los pr�ximos a�os? Se trata de la misma l�nea de trabajo, solo que en una escala m�s intensificada y consagrada. Ah, debemos ser mejores hombres y mujeres. ( T. De Witt Talmage. )

Una nueva oportunidad

Dios est� poniendo l�neas de misericordia en medio de toda la letra negra de la ley. Parecer�a que dondequiera que Dios pudiera encontrar un lugar en el que pudiera pronunciar alguna palabra de piedad o compasi�n, llenara ese lugar con una expresi�n de su solicitud por el bienestar del hombre. Las flores se ven hermosas en todas partes, pero �cu�l debe ser la belleza de una flor para el vagabundo en un desierto? As� que estas palabras del Evangelio est�n llenas de encanto dondequiera que las encontremos, pero tienen un doble encanto que se encuentra en conexi�n con instituciones, instrucciones, preceptos y mandamientos marcados por la justicia m�s severa.

En medio del tiempo, Dios amablemente pone un a�o de liberaci�n. Encontramos en este a�o de lanzamiento lo que todos necesitamos, es decir, el principio de nuevas oportunidades, nuevas oportunidades, nuevos comienzos. Ma�ana, dijo el deudor o el esclavo, es el d�a de la liberaci�n, y al d�a siguiente comenzar� de nuevo: tendr� otra oportunidad en la vida; la carga ser� quitada. Las tinieblas se dispersar�n y la vida volver� a ser joven.

Todo hombre deber�a tener m�s oportunidades que una, incluso en nuestra propia vida. Dios ha llenado de oportunidades la esfera de la vida. Pero las liberaciones morales solo pueden lograrse mediante procesos morales. El hombre que est� en prisi�n debe tomar las medidas adecuadas para salir de ella. �Cu�les son esos pasos correctos? - arrepentimiento, contrici�n, confesi�n - confesi�n abierta, franca, directa y abnegada; entonces se debe permitir que el hombre comience de nuevo; Dios, en Su providencia, ofrecer� a ese hombre otra oportunidad; no debe haber ocultaci�n, ninguna prevaricaci�n, ninguna defensa propia.

Donde el caso se encuentra entre el alma y Dios, la moral m�s alta a�n, debe haber una entrevista en la Cruz, una comuni�n misteriosa bajo la sangre que brota del Cristo herido. Todo esto hecho por parte del acreedor y el due�o, �qu� pasa por parte de Dios? La respuesta a esa pregunta es: �Jehov� te bendecir� grandemente en la tierra que Jehov� tu Dios te da por heredad para que la poseas� ( Deuteronomio 24:4 ).

Dios nunca nos permite obedecer la ley sin una compensaci�n grande e inmediata. No podemos obedecer las leyes de la salud sin ser instant�neamente m�s saludables; no podemos obedecer las leyes de la limpieza sin que la carne nos agrade instant�neamente, con pulsaciones m�s fuertes y libertades m�s amplias, por lo que le hemos hecho. Se adjunta una bendici�n a toda obediencia, cuando la obediencia se rinde a la ley Divina y misericordiosa.

La recompensa est� en el coraz�n del hombre: tiene una recompensa que ning�n ladr�n puede quitar del santuario en que est� guardado; el cielo est� dentro. Nadie puede adelantarse a Dios, ni dejar atr�s a Dios, ni conferir a Dios una obligaci�n que no pueda pagar; �l toma la humedad de la tierra s�lo para devolverla en copiosas lluvias. Ning�n hombre puede servir a Dios por nada. ( J. Parker, DD )

El a�o de lanzamiento

Propongo considerar la muerte como la liberaci�n del cristiano, y entonces percibir�s f�cilmente el placer que debe dar al creyente, que est� esperando su liberaci�n, que se le diga que el a�o de la liberaci�n se acerca.

I. Porque ser�n liberados de todo trabajo y dolor.

1. Del trabajo de parto ( Apocalipsis 14:13 ). Saben poco de religi�n los que piensan que un cristiano no tiene nada que hacer. Cuando Cristo nos llama por primera vez, dice: "Ve, trabaja hoy en Mi vi�a". No solo hay una gran variedad de empleos, sino el que requiere mucha aplicaci�n y trabajo. Mortificar el pecado es un trabajo dif�cil.

Pero �nimo, cristianos, el a�o de la liberaci�n se acerca. En el cielo habr� mucho servicio, pero ning�n tipo de trabajo. No descansan, ni de d�a ni de noche, de adoraciones llenas de �xtasis y, sin embargo, no sienten fatiga, porque el gozo del Se�or es su fuerza.

2. Pero tambi�n dije que ser�s liberado tanto del dolor como del trabajo. Las fuentes del dolor actual son casi innumerables. Hay problemas personales, familiares y nacionales; y estos a veces se suceden tan r�pidamente, que muchos tienen l�grimas por su carne, d�a y noche. Pero �nimo, cristianos, se acerca el a�o de la liberaci�n, cuando los que siembran con l�grimas segar�n con gozo.

II. Habr� una liberaci�n del pecado. Aunque salgas de este mundo lamentando tus numerosas debilidades, ser�s presentado ante el trono de Dios sin mancha ni arruga ni nada por el estilo.

III. Ser� una liberaci�n de la tentaci�n. Dentro de las puertas de la Nueva Jerusal�n estar�s libre de todos los asaltos y problemas, y ser�s proclamado m�s que vencedores a trav�s de Aquel que te am�.

IV. Habr� una liberaci�n de este estado de exilio y confinamiento. Entonces se revelar�n los misterios de la Providencia y se har�n los m�s deliciosos descubrimientos de la infinita sabidur�a y bondad de Dios. Los misterios mucho mayores de la gracia tambi�n ser�n revelados; y llena nuestro coraz�n de amor y admiraci�n, y nuestra boca de alabanzas sin fin. ( S. Lavington. )

Perd�n, libertad, favor.

I. La liberaci�n que el Se�or deseaba que diera su pueblo.

1. Deb�an, al final de cada siete a�os, liberar a cada uno de sus deudores de la deuda que hab�a acumulado. Un hombre podr�a pagar si pudiera, y deber�a hacerlo. Un hombre podr�a, en alg�n momento futuro, si sus circunstancias cambiaran, cancelar la deuda que hab�a sido condonada; pero, en lo que respecta al acreedor, fue remitido.

2. Nunca m�s volver�an a cobrar esa deuda. El reclamo moral podr�a permanecer, y el israelita honesto podr�a tener cuidado de que su hermano israelita no pierda nada a trav�s de �l; pero, aun as�, de acuerdo con el mandato Divino, no se deb�a exigir. Nadie m�s que un generoso Legislador habr�a promulgado una ley como esta. Es de coraz�n noble, lleno de bondad amorosa; y pod�amos esperar que nadie m�s que un pueblo en cuyo medio estaba el sacrificio diario, en medio del cual se mov�a el sumo sacerdote de Dios, fuera obediente a tal precepto.

3. Deb�an hacer esto por causa del Se�or: �porque se llama liberaci�n del Se�or�. No es suficiente hacer lo correcto; debe hacerse con el esp�ritu correcto y con un motivo puro. Una buena acci�n no es del todo buena a menos que se haga para la gloria de Dios y debido a la grandeza y bondad de su santo nombre. El motivo m�s poderoso que puede tener un cristiano es este: �Por Jes�s.

�No podr�as perdonar la deuda, quiz�s, por el bien de tu hermano; puede haber algo en �l que endurezca su coraz�n; pero �no puedes hacerlo por amor de Jes�s? �sta es la verdadera caridad, ese amor santo que es la m�s selecta de las gracias. Y luego, como los israelitas, podemos mirar con fe a la recompensa de la gracia que Dios da. No servimos a Dios por salario; pero a�n tenemos respeto por la recompensa, como lo hizo Mois�s.

No corremos como mercenarios; pero, sin embargo, tenemos nuestros ojos puestos en el premio de nuestro supremo llamamiento en Cristo Jes�s. No solo deb�an realizar esta bondad una vez, sino que deb�an estar listos para hacerlo nuevamente. Es parte de los cristianos no cansarse de hacer el bien; y si no obtienen recompensa por lo que han hecho de aquellos a quienes se les ha hecho, a�n as� deben volver a hacer lo mismo. Recuerda cu�n bondadoso es Dios, y c�mo da a los ingratos y malvados, y hace que su lluvia caiga sobre el campo de los churros, as� como sobre el campo de los m�s generosos.

5. Si bien deb�an perdonar y remitir, en este s�ptimo a�o, los pr�stamos que quedaban sin pagar, tambi�n deb�an dejar ir al fiador. No deb�a considerarse una dificultad separarse de un sirviente o una sirvienta. Por muy �tiles que pudieran haber sido en la casa o en el campo, por m�s que se sintieran necesarios para la comodidad dom�stica o el servicio agr�cola, se les deb�a permitir ir; y, lo que es m�s, no deb�an ir con las manos vac�as, sino que deb�an recibir una parte de cada departamento de la riqueza del amo.

6. Adem�s, esta liberaci�n de su hermano en el tiempo especificado deb�a hacerse por una cierta raz�n: �Te acordar�s�, etc. �C�mo puedes tener a otro siervo cuando Dios te ha liberado? �C�mo puedes tratar a otro con crueldad cuando el Se�or te ha tratado con tanta generosidad? Abajo en Olney, cuando el Sr. Newton era el rector de la parroquia, puso en su estudio este texto donde siempre pod�a verlo cuando levantaba los ojos de su texto mientras preparaba su serm�n. Recuerda que eras un siervo en la tierra. de Egipto, y el Se�or tu Dios te redimi�.

�No ser�a bueno para muchos cristianos si tuvieran ese texto a menudo ante sus ojos? �No despertar�a gratitud hacia su Redentor y ternura hacia aquellos que estaban sometidos a ellos, ternura hacia todo pecador que es esclavo de la ley, ternura hacia las mir�adas que pululan por estas calles, esclavos del pecado y del yo, y que perecen en su iniquidad?

7. El esp�ritu de esta liberaci�n del Se�or es este: "Nunca seas duro con nadie". Es cierto que el hombre hizo el trato y debe cumplirlo; pero est� perdiendo dinero y no puede permit�rselo; �l se est� arruinando y usted est� siendo engordado por su error. No lo retengas. Ning�n cristiano puede ser un su�ter de trabajadores; ning�n cristiano puede moler a los pobres; ning�n hombre que quiera ser aceptado ante Dios puede pensar que su coraz�n est� bien con �l cuando trata a los dem�s con falta de generosidad, por no decir injustamente.

II. La liberaci�n que el Se�or nos da.

1. Perm�teme proclamar a cada pecador aqu�, que es due�o de su deuda con Dios, y siente que nunca podr� pagarla, que si vienes y pones tu confianza en Cristo, el Se�or promete el olvido de todas tus deudas, el perd�n de todos tus pecados.

2. Esta liberaci�n ser� seguida por la no ejecuci�n de la pena para siempre.

3. Dios har� todo esto por ti sobre la base de tu pobreza. Vea el cuarto vers�culo: �Salven cuando no haya pobres entre ustedes. Cuando no puedas pagar medio cuarto en la libra de toda tu gran deuda de pecado, cuando est�s absolutamente arruinado, entonces puedes creer que Jesucristo es tu Salvador.

4. Puede que me est� dirigiendo a un alma aqu� que dice: �Me gusta ese pensamiento, desear�a poder captarlo; pero me siento tan esclavo que no puedo comprenderlo ". Bien, el Se�or puede permitir que un alma est� en servidumbre por un tiempo; de hecho, puede ser necesario que lo haga. El hebreo podr�a estar en servidumbre seis a�os, y sin embargo, sali� libre cuando lleg� el s�ptimo a�o. Hay razones por las que el Esp�ritu de Dios es para algunos hombres un Esp�ritu de esclavitud durante mucho tiempo. Los corazones duros deben derretirse, los est�magos orgullosos deben derribarse.

5. El hombre fue puesto en libertad al final del sexto a�o, sin pagar nada por su liberaci�n. Aunque no naci� libre, ni gan� su libertad con una gran suma, fue puesto en libertad. �Oh Se�or, libera un alma esta noche!

6. Y cuando el Se�or pone en libertad a las almas pobres, siempre las despide con las manos completas. �l da algo del reba�o, y de la era y del lagar.

7. Este acto nunca le parece dif�cil al Se�or. Dice al hebreo, en el vers�culo dieciocho: "No te parecer� dif�cil cuando lo env�es libre". Nunca le parece dif�cil a Cristo cuando libera a un pecador.

8. De una cosa estoy seguro, y es que si el Se�or nos libera, querremos seguir siendo Sus siervos para siempre. Iremos enseguida al poste de la puerta y le pediremos que use el punz�n; porque, aunque nos alegramos de ser libres, no queremos ser libres de �l. ( CH Spurgeon. )

Versículos 4-20

Las bestias que comer�is.

La provisi�n de Dios para la mesa del hombre

Provisi�n, Divina en su fuente. Israel no podr�a haberlo obtenido y no habr�a sabido sin la ense�anza Divina lo que era bueno para ellos. Reconozca ese poder que puede �proveer mesa en el desierto� ( Salmo 78:19 ).

II. Provisi�n de buena calidad. No se especific� nada inmundo ni malsano. No se deb�a comer nada que pudiera estimular pasiones sensuales o fomentar gustos vulgares y h�bitos degradantes.

III. Provisiones abundantes en calidad. No hubo escasez de animales, p�jaros o peces. Los art�culos alimenticios eran nutritivos y abundantes. La legislaci�n de Dios para nuestro inferior nos recuerda su cuidado por nuestra naturaleza superior. No hay escasez en ning�n lado. Recordemos a nuestro Benefactor, porque no podemos poner un bocado de comida en nuestra boca hasta que Dios lo ponga en nuestras manos; discierna la bondad no solo al prescribir, sino al prohibir, y s� agradecido con �el Dios vivo que nos da en abundancia todo cosas para disfrutar �( 1 Timoteo 6:17 ).

Porque un hombre puede ser bendecido con riquezas, riquezas y honra; no quiero nada; �Pero Dios no le da poder para comer de �l� ( Eclesiast�s 6:2 ). ( Matthew Henry, DD )

Alimentos proporcionados

En esta provisi�n de alimento vemos:

1. Una marca de condescendencia Divina. Si los reyes legislaron para la dieta de su pueblo, �est� por debajo del Rey de Israel nombrar la comida para Su pueblo escogido? �Todo lo que sabemos de Dios�, dice el Dr. Cumming, �en la creaci�n, en la providencia, en la redenci�n, nos lleva a ver que �l cuida tanto de lo que el mundo llama, en su ignorancia, peque�as cosas, como lo hace. de lo que el mundo piensa, en igual ignorancia, cosas grandes y pesadas �.

2. Una prueba de la benevolencia divina. Es amable de proporcionar en absoluto. �Pero qu� indicaba el pensamiento, en la elecci�n de animales que se multiplicaban lentamente, que no eran dif�ciles de obtener, encontrados sin salir del campamento, y sin peligro y sin contacto con los paganos que los rodeaban! Todo esto destinado a reclamar y bendecir. ( Matthew Henry, DD )

Todo reptil que vuela es inmundo .

Pecado dorado

1. Hay un disgusto natural en todos ante la idea de comer, o incluso manipular, un gusano o una oruga rastrera. Por dif�cil que sea de analizar este sentimiento, Dios se lo ha dado a la raza con alg�n prop�sito. Todas las cosas que son aborrecibles para nuestros instintos humanos, cosas que llamamos repulsivas, son tantas indicaciones de la gran verdad que debemos hacer distinciones entre limpio e inmundo, bien y mal, bien y mal.

2. Ahora Dios consider� conveniente incorporar este instinto natural del hombre, que �l hab�a implantado, en la ley para Su pueblo. Les prohibi� comer estas cosas repulsivas y repulsivas. Sabemos c�mo el instinto natural es a menudo superado por h�bitos voluntariosos, y encontramos hombres degradados que se complacen en aquellos alimentos que el paladar humano rechaza original e instintivamente. De ah� la necesidad de una ley detr�s del instinto, cuando Dios ense�ar�a por medio de �l Su gran lecci�n espiritual.

3. �l nos ense�ar�a que podemos en conciencia apartarnos de los pecados graves y, sin embargo, gradualmente embotar nuestra conciencia y entregarnos a pecados que antes aborrecimos; y que, por lo tanto, una ley divina debe convertirse en la norma de nuestras vidas, y no simplemente en las protestas de la conciencia natural.

4. Deseamos llamar su atenci�n sobre una clase diferente de aficionados al pecado, no los groseros y vulgares, sino los refinados y elegantes. Su refinamiento es tal que las formas groseras de pecado los repelen, no porque sean pecado, sino porque son groseros. La oruga nauseabunda se ha disfrazado de hermosa mariposa, y de esta forma se divierten con la criatura. Pero, �qu� dice la ley de Dios? �Todo reptil que vuela es inmundo para vosotros.

�Las alas y los bonitos colores no han alterado la naturaleza de las alima�as. Hay la misma inmundicia que antes. �Cu�ntos hay que se encoger�an de consternaci�n ante la sensualidad manifiesta y, sin embargo, en la intimidad de la c�mara, se regodear�n con una novela licenciosa! Es lo mismo que se arrastra, solo que ahora tiene bonitas alas.

5. Uno de los mantos para el pecado m�s exitosos en la actualidad es el llamado arte. El arte es algo muy bello y refinado. Es grandioso para los j�venes saber todo sobre el arte. Demuestra alta crianza para admirar y criticar el arte. Ahora, hay un grano de trigo y un celem�n de paja en toda esta charla. Para un artista genuino que solo mira el arte, hay mil hip�critas, que no saben nada de arte y solo adoptan el lenguaje del arte para ocultar sus tendencias pecaminosas.

En nombre del arte van a ver las representaciones p�blicas de una mujer suelta y miran los movimientos de una obra de teatro que se burla de la relaci�n matrimonial. En nombre del arte llenan sus salones de desnudos, de formas y colores voluptuosos, por los que la juventud de las familias se estimula a la sensualidad y al desenfreno; y, en nombre del arte, el joven artista se sienta ante su modelo desnudo para su destrucci�n y la de �l.

6. En todos los sentidos que el lujo puede concebir, las pasiones se inflaman y luego la modestia se llama mojigater�a. Vestimenta indecente, danzas lascivas, insinuaciones inmorales en la conversaci�n, forman parte de este refinado sistema de destrucci�n del alma, en el que los cristianos se involucran porque deben estar a la moda. La cosa que se arrastra hacia abajo en una casa de baile en Water Street contra la que exclamar�an; pero se deleitan en la criatura alada que vuela en el sal�n de la parte alta de la ciudad; sin embargo, es la misma bestia venenosa.

7. �Es correcto para aquellos que son lavados en la sangre de Cristo y que buscan las influencias santificadoras del Esp�ritu Santo, entrar voluntariamente en una vida social donde los libros, las pinturas, las estatuas y los entretenimientos promueven de la manera m�s descarada la sensualidad y la crueldad? �pensamiento? �Es correcto acostumbrarnos a tal inmundicia dorada, de modo que perdamos nuestra delicadeza y reserva cristianas, y por fin hagamos de la impureza una virtud de moda? Satan�s es astuto en sus tentaciones. �l no viene a nosotros en forma vulgar y por eso nos disgusta. �l pone las alas de muchos colores en el viscoso reptador, y as� nos fascina a su servicio. "�Tener cuidado!" ( H. Crosby, DD )

Versículo 21

No hervir�s al cabrito en la leche de su madre.

El cultivo de los sentimientos es un deber cristiano

I. Lo que los comentaristas de las Escrituras han encontrado intrincado e incierto, los escritores de car�cter m�s secular lo han captado y le�do correctamente. Algunos de ustedes recordar�n el uso que se le dio en una de esas obras cl�sicas de ficci�n de las que los ingleses se enorgullecen con tanta justicia; donde la v�ctima prevista de un complot profundamente arraigado es atra�da a su destrucci�n por una imitaci�n de la se�al de su marido, y uno de los conspiradores le dice a su c�mplice m�s culpable: �La has destruido con sus mejores afectos.

�Es un ni�o que hierve en la leche materna! " Una aplicaci�n justa y emocionante del cargo inspirado; cuyo significado m�s simple es el verdadero. No mitigar�s tus sentimientos naturales, o los de los dem�s, haciendo caso omiso del dictado interior de una humanidad divina: la naturaleza humana se aleja de la idea de usar lo que deber�a ser el alimento de un animal reci�n nacido, para preparar ese animal para que sea el hombre. comida; de aplicar la leche materna a un prop�sito tan opuesto al que Dios la destin�: no endurezcas tu coraz�n contra este instinto de ternura con el pretexto de que no le importa al animal degollado c�mo se viste en particular, o que los vivos padre, desprovisto de raz�n, no tiene conciencia de la inhumanidad: por tu propio bien, abstente de lo que es duro de coraz�n; de lo que, aunque no causa dolor,

II. El texto parece ense�arnos sobre todo la maldad de usar con fines ego�stas o incorrectos los sentimientos sagrados de otro; de aprovechar el conocimiento de los afectos de otro para hacerlo miserable o pecador; de jugar, en este sentido, con el funcionamiento m�s delicado del mecanismo humano, y volverse hacia el mal, esa percepci�n del car�cter con la que Dios nos ha dotado a todos, en diferentes grados, con prop�sitos totalmente ben�ficos, puros y buenos.

III. En la medida en que aprendas y practiques temprano esa consideraci�n por los sentimientos de los dem�s, que es casi sin�nimo de caridad cristiana, en ese mismo grado te volver�s, no afeminado, sino varonil en el mejor de los sentidos; habiendo dejado de lado las cosas infantiles y anticipado las cualidades m�s nobles de una madurez cristiana. Oramos en la Letan�a: �De la dureza de coraz�n, l�branos, Se�or.

�La dureza de coraz�n tiene dos aspectos; hacia el hombre y hacia Dios. Hacia Dios es provocado por actos de negligencia, que conducen a h�bitos de negligencia; por un desprecio de su palabra y mandamientos, emitiendo en lo que se llama en la misma petici�n, un "desprecio" de ambos. Hacia el hombre, se produce en nosotros de manera similar; por actos repetidos de desprecio, que conducen a un h�bito de desprecio; ceg�ndonos a los sentimientos de los dem�s, y diciendo y haciendo todos los d�as cosas que los hieren, hasta que por fin nos volvemos inconscientes de su existencia misma y no pensamos en nada real que no sea, de alguna manera, nuestro.

Eso es dureza de coraz�n en pleno desarrollo; ego�smo desenfrenado e ilimitado. Mucha gente camina por ese estado; con un coraz�n completamente endurecido tanto hacia el hombre como hacia Dios. Y tambi�n pasan por hombres respetables: en ellos la religi�n y la caridad, el culto y la limosna, se han convertido en obras similares de ego�smo regulado por c�lculos de inter�s propio, y nunca miran m�s all� de la tierra en busca de recompensa.

Para que no te quemes as�, debes velar y orar, mientras puedas, contra la dureza del coraz�n. Debes practicar su opuesto. Traten de pensar m�s de lo que piensan en los dem�s y menos de lo que piensan en ustedes mismos. Entra en los sentimientos del otro. No pienses s�lo en lo que tienes derecho, o lo que puedes conseguir, o lo que est�s acostumbrado, en tal o cual asunto; pero tambi�n lo que a los dem�s les gustar�a, lo que les dar�a placer, lo que les har�a feliz la vida, en peque�as o grandes cosas; ya veces hacer eso; formar el h�bito de hacer eso. ( Dean Vaughan. )

Versículos 22-29

Diezma todo el aumento de tu simiente.

Provisi�n sistem�tica de trabajo ben�fico

I. El deber del pueblo de Dios. En la ley jud�a, Dios reclam� los diezmos y las ofrendas para la adoraci�n del santuario y las necesidades de los pobres. Las caracter�sticas notables de estas demandas son - la prioridad de la afirmaci�n de Dios - que se haga provisi�n para ello antes del disfrute propio del hombre, que tenga una proporci�n adecuada a la gloria y la gracia divinas, y que para la plenitud y el poder, el sistema es esencial. ; I.

mi. que la obra de Dios sea provista antes de la indulgencia del hombre ( Lev�tico 19:1 ; N�meros 18:1 ; Deuteronomio 14:1 ).

El Nuevo Testamento tambi�n tiene su plan de satisfacer el reclamo de Dios, que contiene los mismos elementos de prioridad, certeza, proporci�n y sistema. Ver 1 Corintios 16:2 , sostenido e ilustrado por los argumentos y motivos de peso de 2 Corintios 8:1 ; 2 Corintios 9:1 .

II. La ley financiera de Cristo. Cristo es el �nico Rey en Su Iglesia. La constituci�n de esta Iglesia es cristiana, no jud�a. "Como he dado orden a las iglesias de Galacia, as� lo hac�is vosotros". El m�todo ense�ado por el ap�stol para proporcionar los ingresos de la Iglesia es una expansi�n de los sistemas de iglesias jud�as y pentecostales, un ejemplo para nosotros, una obligaci�n impl�cita e inferencial sostenida por argumentos acumulativos y presuntivos.

Las instituciones del Nuevo Testamento no se dan con forma y severidad sina�tica. Nos encuentran como provisiones sagradas para ocasiones urgentes. Apelan m�s a un coraz�n dispuesto que a una mente legal. Cristo gobierna en amor, pero su voluntad no deber�a tener menos autoridad o poder restrictivo por ese motivo ( Juan 7:17 ).

III. La necesidad de la �poca. La �poca actual necesita nobleza de prop�sito, seriedad de sentimiento y ardor de devoci�n. La consagraci�n fiel de la sustancia a Dios, elevada por el amor cristiano a una regla financiera de la vida, alimentar�a todos los principios morales y espirituales del alma. Almacenar la porci�n del Se�or es la necesidad de la �poca, por su tendencia.

1. Enfrentar la idolatr�a del dinero y fortalecer el amor de Dios en el coraz�n.

2. Satisfacer adecuadamente las exigencias de la religi�n y la humanidad.

3. Exhibir el poder y la belleza de la piedad. Fomentando la sencillez de vida y la fidelidad personal a Dios. Sosteniendo generosamente el honor de Cristo ante los ojos de los hombres. ( John Ross. )

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Deuteronomy 14". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/deuteronomy-14.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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