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Bible Commentaries
Deuteronomio 22

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-4

El buey de tu hermano o su oveja.

Restauraci�n de ganado vagabundo y bienes perdidos

Mois�s insta a la acci�n correcta en las m�ltiples relaciones de la vida nacional y le ense�a a Israel a considerar sagrados todos los arreglos de Dios. Nunca deb�an abrigar amargura u hostilidad hacia un vecino, sino restaurar a los animales callejeros y los bienes perdidos.

I. Una indicaci�n de la providencia de Dios. "�A Dios le importan los bueyes?" S�; y los observa descarriarse o caer bajo su pesada carga. �l legisla para ellos, y nuestro trato con ellos es reverencia o desobediencia a su mandato. "No ver�s", etc.

II. Una oportunidad de bondad vecinal. �Tu hermano� comprende parientes, vecinos, extra�os e incluso enemigos ( �xodo 23:4 ). Se proteger� y restablecer� la propiedad de cualquier persona que se encuentre en peligro. El amor debe gobernar en todas las acciones, y los incidentes diarios brindan la oportunidad de mostrarlo.

1. Amabilidad sin importar los problemas. �Si tu hermano no est� cerca de ti, y si no lo conoces, b�scalo y encu�ntralo si es posible.

2. Amabilidad sin importar los gastos. Si realmente no puede encontrar al due�o, alim�ntelo y cons�rvelo por un tiempo a su cargo. �Entonces la llevar�s a tu casa, y estar� contigo hasta que tu hermano la busque�. Si hay que tener tanto cuidado con el ex, �qu� gran ansiedad deber�amos mostrar por el bienestar temporal y espiritual de nuestro pr�jimo!

III. Una expresi�n de humanidad. "No te esconder�s". La indiferencia o la alegr�a por la desgracia ser�a una crueldad con las criaturas tontas y una violaci�n de los derechos comunes de la humanidad.

1. En la restauraci�n de los perdidos. El ganado se extrav�a f�cilmente y pasa por encima de la cerca y del redil. Si se ven, deben ser devueltos y no escondidos.

2. Ayudando a los ca�dos. El culo maltratado y sobrecargado puede caerse por caminos accidentados o resbaladizos. La l�stima debe impulsar una mano amiga. "Seguramente le ayudar�s a levantarlos de nuevo". As�, la justicia y la caridad comunes son ense�adas por la ley de la naturaleza y aplicadas por la ley de Mois�s. Principios que anticipan el Evangelio y se encarnan en uno de sus preceptos m�s grandiosos: "Ama a tus enemigos". ( J. Wolfendale. )

Responsabilidades fraternales

La palabra "hermano" no debe leerse en un sentido limitado, como si se refiriera a una relaci�n de sangre. Eso es evidente por la expresi�n del segundo vers�culo, "Si no le conoces". La referencia es general, a un hermano-hombre. En �xodo el t�rmino usado no es hermano, sino �enemigo� - �Si tu enemigo es buey, o asno, o oveja. .. �Es necesario entender esto claramente, no sea que supongamos que las instrucciones dadas en la Biblia son meramente de tipo dom�stico y limitado.

"No ver�s descarriarse el buey de tu hermano ni sus ovejas". Esa no es la traducci�n literal del t�rmino; la traducci�n literal ser�a: "No ver�s el buey de tu hermano ni sus ovejas expulsados", otro hombre detr�s de ellos, y los conduce como si los estuviera llevando a su propio campo. No debemos ver acciones de este tipo y quedarnos callados: hay un momento para hablar; y de todos los tiempos que piden la elocuencia indignada y la protesta, no hay ninguno como los que est�n marcados por la opresi�n y la maldad. Adoptando este principio, �c�mo se abre el pasaje a nuestra investigaci�n? Por lo tanto&mdash

1. Si no debemos ver que el buey de nuestro hermano es expulsado, �podemos dar un paso atr�s y contemplar su mente siendo forzada a tomar direcciones equivocadas o perversas? Era una moralidad inmoral afirmar que debemos estar ansiosos por el buey del hombre pero no preocuparnos por la comprensi�n del hombre. No vivimos en Deuteronomio: vivimos dentro del c�rculo de la Cruz; somos seguidores del Se�or Jesucristo; nuestra moral o nuestra filantrop�a, por tanto, no se acaba en la solicitud por el buey, la oveja o el asno: estamos llamados a la preocupaci�n m�s amplia, el inter�s m�s bondadoso, que se relaciona con la mente y el alma humanas. T�malo desde otro punto de vista.

2. Si se tiene cuidado con las ovejas, �no habr� que preocuparse por el buen nombre del hombre? Se nos dice que robar el bolso es robar basura, es algo, nada; era m�o, era suyo, una mera reorganizaci�n de la propiedad; �Pero el que me arrebata mi buen nombre, me roba lo que no lo enriquece, y en verdad me hace pobre�. Somos los guardianes de nuestro hermano: su buen nombre es el nuestro.

Cuando la reputaci�n de un cristiano decae o se aleja, la suma total de la influencia cristiana disminuye; en este sentido, no debemos vivir para nosotros mismos o para nosotros mismos; cada alma es parte del acervo com�n de la humanidad, y cuando un miembro es exaltado, todo el cuerpo se eleva en una ascensi�n digna, y cuando un miembro es degradado, agraviado o robado, se ha cometido un delito grave en la propiedad consolidada de la Iglesia.

De esta manera somos conducidos a relaciones filantr�picas, administraciones sociales y estamos ligados unos a otros; y si vemos que la reputaci�n de un hombre se desvanece por una mano cruel, aunque la reputaci�n sea la de un enemigo, debemos decir: "S� justo y no temas", h�ganos saber ambos lados del caso; no debe haber parcialidad inmoral; seguramente en el peor de los casos debe haber algunos puntos de rescate. T�melo de otro punto.

3. �Lo mismo har�s con. .. sus vestiduras. " �Y debemos tener cuidado con la vestimenta del hombre y no preocuparnos por sus aspiraciones? �No nos importa que el hombre nunca levante la cabeza hacia los espacios m�s amplios y se pregunte qu� son las luces que brillan en el arco lejano? �No es nada para nosotros que el hombre nunca suspira por una esfera m�s grande, o reflexiona sobre alguna posibilidad m�s noble de vida? Al encontrar a un hombre que se aleja, estamos obligados a despertarlo en nombre del Creador y acusarlo de la peor especie de suicidio.

4. �Podemos ver que el asno de nuestro hermano se aleja y no oye nada de lo que pasa con su hijo? Salva a los ni�os y comienza tu trabajo lo antes posible. Es triste ver que los ni�os peque�os se quedan solos; y por tanto, inefablemente bello para marcar la preocupaci�n que se interesa en la educaci�n y redenci�n de los j�venes. Un poeta dice que estuvo m�s cerca del cielo en su ni�ez que en los d�as posteriores, y rez� dulcemente para poder regresar a trav�s de sus ayeres y durante su infancia de regreso a Dios.

Eso es cronol�gicamente imposible - local y f�sicamente no se puede hacer; y, sin embargo, ese es el mismo milagro que debe realizarse en el alma, en el esp�ritu; debemos "nacer de nuevo". Es un truco cobarde cerrar los ojos mientras se hace el mal para que no lo veamos. Es f�cil escapar de la angustia, la perplejidad y huir de las cargas de otros hombres; pero la palabra completa es: �No te esconder�s�, sino �ciertamente le ayudar�s.

�Qui�n puede subestimar una Biblia que habla en ese tono? El proverbio "Todo hombre debe cuidarse a s� mismo" no tiene lugar en el Libro de Dios. Debemos cuidarnos unos a otros. El cristianismo no significa nada si no significa la unidad de la raza humana, los derechos comunes de la humanidad: y quien no se interponga en todos los casos de injusticia y maldad, o sufrimiento que pueda aliviar, puede ser un gran te�logo, pero no es cristiano. ( J. Parker, DD )

Un buen corazon

Un d�a, el presidente Lincoln estaba saliendo con su secretaria, cuando de repente se detuvo junto a un arbusto y lo mir�. Inclin�ndose, pas� las manos por las ramitas y las hojas como si fuera a coger algo. Su secretaria le pregunt� qu� buscaba. Dijo el Sr. Lincoln: "Aqu� hay un pajarito que se cay� de su nido y estoy tratando de volver a ponerlo". La verdadera bondad siempre brota instintivamente de vidas impregnadas de bondad. "Los corazones bondadosos son m�s que coronas".

Ayudando

�ltimamente hemos estado haciendo un trabajo bendecido entre los taxistas de Manchester, muchos de los cuales han firmado el compromiso. Escuch� la otra noche que uno de ellos hab�a roto su promesa y fui a los cuartos de taxi para cuidarlo. Lo vi all�, pero trat� de evitarme. Estaba avergonzado de enfrentarme. Lo segu� y, por fin, se present� ante m� con la mirada m�s abatida. Le dije: "Cuando conduces tu taxi y tu caballo se cae, �qu� haces?" �Salto de la caja y trato de ayudarlo a levantarse de nuevo.

�Eso es, amigo m�o, le respond�. �Escuch� que te hab�as ca�do, as� que baj� de mi caja para ayudarte a levantarte. Te levantas Ah� est� mi mano ". Lo agarr� con un agarre como un tornillo de banco y dijo: �Lo har�, se�or; ante Dios, y bajo sus propios cielos azules, les prometo que no volver� a tocar una gota de licor; y nunca tendr�s que lamentar los problemas que te has tomado conmigo ". Oh, amigos cristianos, hay muchos pobres borrachos que se han ca�do. "�No saldr�s de la caja y los ayudar�s a levantarse?" ( C. Garrett. )

Versículo 5

La mujer no vestir� ropa de hombre.

Dominio de la moda

Dios pens� que el atuendo femenino era lo suficientemente importante como para que se discutiera en la Biblia. En la misma proporci�n en que se deprime la moral de un pa�s o de una �poca, se desaf�a la ley. Mu�strame las placas de moda de cualquier siglo desde la �poca del Diluvio hasta este, y te dir� el estado exacto de la moral p�blica. De vez en cuando hemos importado de Francia, o quiz�s inventado de este lado el mar, un estilo que propone en la medida de lo posible hacer que las mujeres se vistan como hombres.

Las costumbres de los pa�ses son diferentes, y en el mismo pa�s pueden cambiar, pero hay una disimilitud ordenada divinamente que debe ser observada para siempre. Cualquier divergencia de esto es administrativa de vicio y va en contra del agudo impulso del texto. En mi texto, como por una par�bola, se hace evidente que Mois�s, el escritor inspirado, con tanta vehemencia como nosotros, reprende al hombre afeminado y a la mujer masculina.

1. Mi texto tambi�n sanciona la moda. De hecho, �marca una moda! Hay una gran cantidad de tonter�as sin sentido sobre el tema de la moda. Una mujer o un hombre que no lo considere no es apto para un buen vecindario. La �nica pregunta es qu� es la moda correcta y cu�l es la moda incorrecta. La moda ha sido uno de los reformadores m�s potentes y uno de los usurpadores m�s viles. A veces ha sido un �ngel del cielo, y otras ha sido la madre de abominaci�n.

A medida que el mundo mejore, habr� tanta moda como ahora, pero ser� una moda justa. En la vida futura, las t�nicas blancas siempre han estado y siempre estar�n de moda. Los logros de la vida de ninguna manera producen afeminamiento o enervaci�n. Los buenos modales y el respeto por los gustos de los dem�s son indispensables. El Buen Libro habla favorablemente de aquellos que son un pueblo �peculiar�; pero eso no sanciona el comportamiento de las personas queer.

No hay excusa, bajo ninguna circunstancia, para no ser y actuar como una dama o un caballero. La groser�a es pecado. A medida que avanza el cristianismo, habr� mejores vestimentas, estilos arquitect�nicos m�s elevados, adornos m�s exquisitos, m�sica m�s dulce, im�genes m�s grandiosas, un comportamiento m�s correcto y damas y caballeros m�s minuciosos. Pero hay otra historia que contar.

2. La moda incorrecta debe ser acusada de muchos de los peores males de la sociedad, y su camino a menudo ha estado sembrado de cuerpos de muertos. A menudo ha establecido un est�ndar falso por el cual se debe juzgar a las personas. Nuestro sentido com�n, as� como todas las insinuaciones divinas sobre el tema, nos ense�an que las personas deben ser estimadas de acuerdo con sus logros individuales y morales. El hombre que tiene la mayor nobleza de alma debe ser el primero, y el que tiene la menor de esas cualidades debe ser el �ltimo.

La verdad, el honor, la caridad, el hero�smo, el autosacrificio deber�an ganar el favor m�s alto; pero la moda desordenada dice: �No consideres las virtudes de la mujer; cuenta sus adornos ". �No mires el contorno de la cabeza, sino la forma en que se peina�.

3. La moda incorrecta produce la m�s ruinosa lucha. El gasto de muchos hogares se ajusta por lo que tienen sus vecinos, no por lo que ellos mismos pueden permitirse tener; y la gran inquietud radica en saber qui�n tendr� la mejor casa y el equipaje m�s costoso.

4. Una vez m�s, la moda incorrecta hace que la gente sea antinatural y falsa. Es una f�brica de la que han surgido m�s pretensiones vac�as y halagos sin sentido que los que las f�bricas de Lowell produjeron jam�s en chales y prendas de vestir. La moda es la m�s grande de todas las mentirosas. Ha hecho que la sociedad sea poco sincera. No sabes qu� creer. Cuando la gente te pide que vengas, no sabes si quieren o no que vengas. Cuando env�an sus saludos, no sabes si es una expresi�n de su coraz�n o una cortes�a externa. Hemos aprendido a llevarnos casi todo con descuento.

5. Una vez m�s, la moda incorrecta es incompatible con la felicidad. Aquellos que dependen para su consuelo de la admiraci�n de los dem�s est�n sujetos a frecuentes desilusiones. Alguien criticar� su apariencia o los superar� en brillantez, o recibir� m�s atenci�n. �Oh, los celos, la detracci�n y el ardor de est�mago de quienes se mueven en este laberinto desconcertado! �Pobres mariposas! Las alas brillantes no siempre traen felicidad.

6. Una vez m�s, la devoci�n a la moda incorrecta produce enfermedad f�sica, imbecilidad mental y marchitamiento espiritual. Ropa insuficiente para protegerse del fr�o y la lluvia, o tan ajustada a la persona que las funciones de la vida est�n restringidas; horas tard�as llenas de entusiasmo y festejos; tragos gratuitos de vino que no embriagan a uno bestialmente, sino s�lo a una borrachera a la moda; y lujosa indolencia - son los instrumentos por los cuales esta vida irreal empuja a sus disc�pulos al valetudinarianismo y la tumba. La moda incorrecta es la funeraria del mundo y lleva a miles de coches f�nebres a los cementerios y cementerios.

7. Pero, peor que eso, esta locura es un agotamiento intelectual. �Qu� le pasa a esa mujer sumida en la agon�a de la desesperaci�n? �Oh, su manguito est� pasado de moda!

8. Peor que todo, esta locura no se satisface hasta que ha extirpado todo sentimiento moral y ha destrozado el alma. Un guardarropa es la roca sobre la que se han desgarrado muchas almas. La emoci�n de una vida lujosa ha sido el v�rtice que se ha tragado m�s almas de las que la vor�gine frente a Noruega jam�s destruy� barcos. �Qu� lugar para elevar los temas en un coraz�n lleno de lo trivial y lo irreal? ( T. De Witt Talmage. )

Versículos 6-7

Si un nido de p�jaro tiene la oportunidad de estar delante de ti.

C�mo tomar un nido de p�jaro

Entonces, �piensa Dios en las aves? S�, incluso para p�jaros. No siembran ni cosechan; sin embargo, nuestro Padre celestial los alimenta. Cristo: cuid� de los p�jaros, entonces; y por lo tanto podemos estar seguros de que Dios se preocupa por ellos. Y este Dios, dice Jes�s, es tu Padre. �l te ama a�n m�s de lo que ama a los p�jaros, y te protege con un cuidado m�s atento. Te reir�as si te preguntara: �Qu� es lo que m�s ama tu madre, el canario que canta en la jaula o la ni�a que se sienta en su regazo? Y puede estar tan seguro de que es "mejor" para su Padre que est� en los cielos "que muchos pajarillos"; s�, y mejor que todos los p�jaros que hizo.

Pero si eres tan querido por Dios, tu Padre, �no deber�as amarlo porque �l te ama y demostrar tu amor al cuidar de lo que �l se preocupa? Bueno, se preocupa por los p�jaros. Se�ala los �rboles �donde los p�jaros construyen sus nidos� y �cantan entre las ramas�; y �l nos muestra, en uno de los Salmos ( Salmo 104:12 ; Salmo 104:17 ), que �l observa qu� tipos de �rboles seleccionan las diferentes aves para su uso; �No dice �l: "En cuanto a la cig�e�a, los abetos son su casa"? Ahora, me atrevo a decir que algunos de ustedes, muchachos, se complacen al descubrir que existe una ley o regla como esta en la Biblia.

Quiz�s no hayan estado muy seguros en sus mentes, si estaba bien o mal tomar un nido de p�jaro, o incluso sacar los huevos del nido. Y, me atrevo a decir, cuando me escuchaste leer mi texto pensaste: ��Bueno, esa es una regla may�scula! Si no debo llevarme al p�jaro viejo, al menos puedo llevarme las cr�as o los huevos ". �Pero est�s seguro de que esa es la forma correcta de leer la Regla? Pero, para ser honesto contigo, me temo que est� mal.

Como Dios ama a los p�jaros y los cuida, as� tambi�n ustedes, si son buenos hijos de nuestro Padre que est� en los cielos. �Y se est� ocupando de ellos para robarles las hermosas casitas en las que tanto se han esforzado en construir? Por supuesto, si realmente queremos huevos o p�jaros, podemos tomarlos, ya sea que los deseemos como alimento para el cuerpo o como alimento para la mente; porque Dios los ha puesto a todos a nuestro servicio. Pero tomarlos sin pensarlo, sin pensarlo, sin necesidad, simplemente por diversi�n, es equivocar a las criaturas a las que Dios ama.

I. Estableci� un l�mite a la codicia natural de los hombres. �Cu�l ser�a el primer impulso de un jud�o que encontrara el nido de una codorniz, o una perdiz, con la madre p�jaro posada sobre las cr�as o los huevos? Por supuesto, su primer impulso ser�a tomar todo lo que pudiera conseguir, tanto el p�jaro viejo como los huevos o las cr�as. Pero hacer eso podr�a ser una econom�a muy pobre y una moralidad muy pobre. Porque al destruir al ave parental con la cr�a, el hombre podr�a estar ayudando a destruir toda una raza de aves valiosas.

Conseguir�a una cena para hoy, pero reducir�a sus posibilidades de encontrar una ma�ana, la corbata se ayudar�a a s� mismo, pero tambi�n podr�a da�ar a su vecino. �No seas codicioso�, entonces, es la primera lecci�n que encontramos en nuestro nido de p�jaros. "No arrebates todo lo que puedas por hoy, descuidando el ma�ana".

II. Otra lecci�n que ense�a esta ley sobre el nido de p�jaro es esta: trae la ley de Dios a las peque�as cosas de la vida. Y ah� es donde m�s lo necesitamos y es m�s probable que lo olvidemos.

III. Pero esta regla sobre la anidaci�n de p�jaros nos ense�a que todo amor es sagrado; y esta es la lecci�n m�s hermosa que he encontrado en �l. Ahora piensa. Si encontraras un nido y vieras a la ave madre con una cr�a de polluelos debajo de sus alas, �qu� ser�a lo que te dar�a una buena oportunidad de atraparla? Simplemente ser�a su amor por sus polluelos. Si solo se preocupara por ella misma, podr�a volar fuera de tu alcance.

Pero si el amor de un p�jaro es sagrado, �cu�nto m�s sagrado es el amor de un ni�o o una ni�a, de una mujer o de un hombre! Todo amor es sagrado. Es vil y perverso aprovecharse de �l, volverlo contra s� mismo, usarlo para fines ego�stas. Quiero que piensen, por lo tanto, cu�n grande poder les da el amor, y cu�n vil y equivocado es abusar de ese poder. El amor es lo m�s fuerte del mundo. La gente har� por amor lo que har�a por nada m�s.

Y hay quienes lo saben, y se aprovechan tan vilmente de ello que a veces arruinan el car�cter y estropean la vida de quienes los aman y conf�an en ellos. No hay nada en el mundo tan perverso, tan vil, tan vil. Si tienes padres, hermanos y hermanas, o j�venes compa�eros y amigos que te quieren mucho, �presta atenci�n a lo que haces! Su amor ser� el consuelo y la alegr�a de sus vidas si lo retiene y responde a �l.

Pero ese amor los pone en tu poder. Puede herirlos a trav�s de eso, y afligirlos a trav�s de eso, y hacer que se equivoquen cuando, de no ser por usted, hubieran ido bien. Y si lo hace, todos los hombres y mujeres buenos lo despreciar�n. Si lo hace, �qu� le dir� al Dios de todo amor, y qu� le dir� cuando est� delante de �l? Y eso me lleva a la �ltima palabra que tengo que decirte. �Qui�n es el que m�s te ama, m�s pura, m�s indulgente, m�s tiernamente? Y quiz�s est�s abusando del amor de Dios. ( S. Cox, DD )

La ley del nido de p�jaro

�Cree Dios que vale la pena mencionar el nido de un p�jaro? S�, �l lo hace. En aquellos viejos tiempos hebreos, si la gente ve�a a un muchacho que ven�a con un nido de p�jaro y que tra�a tanto al p�jaro viejo como al joven, �pod�an decirle que su padre y su madre probablemente vivir�an para asistir a su funeral! No vivir�a para ser un hombre canoso. No; los d�as iban acompa�ados de obediencia. Los nidos de p�jaros son cosas mucho m�s maravillosas de lo que mucha gente piensa.

�Qu� trabajo, habilidad y paciencia muestra cada peque�o constructor antes de tener en casa para su novia! �Se te ha ocurrido alguna vez que cada tipo de p�jaro construye su propio tipo de nido? El tordo hace que su hogar se parezca mucho al mirlo, solo que siempre lo empapela. Mediante una inteligente mezcla de madera podrida y arcilla, coloca un revestimiento dentro de la casa. Pero es en tierras extranjeras, donde los p�jaros tienen otros enemigos a los que temer adem�s de los hombres, donde se despliega un mayor ingenio.

Algunos construyen sus casitas para colgar de la rama de un �rbol justo encima de una l�mina de agua, de modo que si el mono encuentra el nido no puede llegar a �l, porque su peso lo hundir�a en el agua. La entrada al nido de los dem�s se hace por la parte inferior, y la casita est� suspendida de la rama de un �rbol. Hay un tipo de p�jaro llamado sastre, que cose dos hojas juntas para enga�ar a la vista, porque se ven como una hoja y no dos. Pensar�amos que ser�a maravilloso si vi�ramos un caballo construyendo su propio establo, pero esto no es m�s maravilloso que el p�jaro construyendo su propia morada.

Dios ha mostrado Su sabidur�a y poder al poner la habilidad en la vida del p�jaro, y esta habilidad le da derechos. Siempre lo contamos por originalidad que debe beneficiarse de sus producciones. La invenci�n da derechos. Si es as�, �no le da derecho la originalidad de Dios? Lo que estoy ansioso por ense�ar es esto: donde veas la marca de la mano de Dios, escucha Su voz. Donde viene la creaci�n, las reclamaciones reales deben ser m�nimas.

�Que se siga esta regla, y qu� cambio se producir�a en el mundo! Nadie m�s que Dios puede hacer que las cosas crezcan. Entonces, �no deber�a ser reverenciado y obedecido dondequiera que crea? �Qui�n sino Dios pudo haber dise�ado el caballo, tan fuerte y veloz? �Qu� maravillosa combinaci�n de fuerza muscular y nerviosa hay en el noble animal! �El Creador dot� a esta espl�ndida bestia con este vigor y actividad que los hombres deber�an encontrar por miles para ganar o perder dinero? Pero es hora de que consideremos �la ley del nido de p�jaros�.

"Si viste a la madre ave sentada, podr�as llevar huevos o p�jaros j�venes, pero debes" dejar ir la presa ". �Por qu�? Porque Dios ve que no es prudente tomar todo lo que est� a su alcance. Que vuele el p�jaro viejo; ella vivir� para tener otra prole. Esta ley act�a de manera beneficiosa en todos los lados. Si Jorge III hubiera sabido esto, no habr�a sido tan codicioso con los colonos en Estados Unidos. Se esforz� por comprenderlo todo y perdi� los Estados Unidos.

�Qu� no podr�a haber sido esa tierra bajo la Union Jack? Es una gran naci�n, pero no lo que podr�a haber sido. �Y c�mo habr�a alimentado a Inglaterra, en lugar de ser su rival! Muchas familias se habr�an salvado de la irritaci�n y la angustia si el apego no hubiera sido la regla. Tener todo al alcance de la mano a menudo significa que el ego�smo mata el afecto y que el deber se aleja por no saber que Dios quiere que dejes algo para que otros disfruten.

�Cu�ndo aprender�n el Capital y el Trabajo que tomar todo lo que puede es lastimarse a s� mismo? Aferrarse a demasiado es perder mucho. Cuando los hombres hayan aprendido a dejar ir al viejo p�jaro, no habr� m�s huelgas y cierres patronales. El comercio prospera si no se aferra demasiado. Uno de los comerciantes m�s inteligentes que he conocido me dijo que uno de los secretos de su �xito era la forma en que compraba sus acciones. Ten�a una gran habilidad en este asunto y, dijo, "Cuando compro bien, digo, �cu�nto de este beneficio adicional puedo dar a mis clientes?" �Es de extra�ar que su tienda tuviera un nombre para las cosas buenas a bajo precio y que ganara dinero cuando otros lo perdieron? Cuando los hombres hayan aprendido a dejar ir al p�jaro viejo, santificar�n el d�a de reposo.

Dios da a los hombres seis d�as, pero reclama el s�ptimo. Pero fracasaremos en conseguir todo lo bueno ense�ado en el texto si no vemos que aqu� tenemos el tributo de Dios al afecto maternal. Es maravilloso lo valiente que se volver� un pajarito t�mido en defensa de sus cr�as. Ella se sentar� all� y no tratar� de salvarse en su ansiedad por la prole indefensa que anida bajo sus alas. �Hay alguna pobre mujer leyendo esto que se pregunte c�mo va a mantener a los ni�os, ahora que su marido ya no existe? Pobre viuda, �no ves que si Dios cuida el nido de los p�jaros, cuida tu hogar, y si protege al tordo o al reyezuelo, no olvida a tus peque�os? �No les habla Dios a los j�venes aqu�? Si piensa tanto en el amor de una madre como para se�alar el afecto de un p�jaro por sus cr�as, �C�mo se siente cuando ve que tratamos a nuestros padres con negligencia o crueldad? Es un viejo proverbio, y tememos cierto, que �El gato viejo atrapa ratones para los gatitos, pero el gatito nunca trae el gato viejo.

�Deber�a aplicarse ese viejo dicho a nosotros? S�, Dios ha mostrado aqu� su aprobaci�n del afecto de una madre. No dejes que ninguno de nosotros se sienta como algunos hombres cuando son convocados para ver morir a su madre. No quiero que te sientas como un hombre al que hab�an enviado para despedirse de su madre. Hab�a trabajado duro para su numerosa familia; lavados, horneados y labrados para criarlos y ahorrar un poco de dinero para comenzarlos en el mundo; y justo cuando deber�a haber estado en su mejor momento, se derrumb� y tuvo que morir.

Mientras el joven miraba su rostro, arrugado y descolorido, pens� en la forma en que ella se hab�a afanado por sus hijos, record� que nunca le hab�a prestado atenci�n, que nunca la hab�a besado desde que era un ni�o peque�o, y el �Se le llenaron los ojos de l�grimas! Se inclin� y acerc� sus labios a los de ella, amorosamente aunque con torpeza, y dijo: ��Has sido una buena madre para nosotros, lo tienes! Ella lo mir� como si no pudiera entender el beso y las palabras de agradecimiento, y dijo con un suspiro: "�Eh, John, ojal� lo hubieras dicho antes!" ( T. Champness. )

El nido de p�jaro

Estamos muy impresionados con esta ley, no porque se trate de un asunto aparentemente trivial, sino porque se le adjunta la misma promesa que a los mandamientos de m�xima exigencia. El mandamiento puede tener que ver con algo trivial, pero es bastante evidente que no puede ser un mandamiento trivial; de hecho, no puede haber mandamiento que proceda de Dios. Esforc�monos por determinar sobre qu� principios se fundamenta el precepto que tenemos ante nosotros, qu� disposiciones inculca, y encontraremos que no hay motivo de sorpresa en la anexi�n de una promesa de larga vida a la obediencia a la instrucci�n: �Si un p�jaro nido de posibilidades de ser �, etc.

Ahora, ver� de inmediato que, si el precepto hubiera sido de un car�cter m�s estricto, podr�a, en cierto sentido, haber sido reivindicado y explicado m�s f�cilmente. Si hubiera prohibido por completo entrometerse en el nido, si hubiera requerido que no solo se soltara a la ave madre, sino que no se tomaran ni los pichones ni los huevos, se habr�a dicho de inmediato que Dios estaba protegiendo gentilmente al ave. creaci�n inferior, y prohibiendo al hombre actuar hacia ellos con cualquier tipo de crueldad.

Pero el precepto permite tomar el nido; ni siquiera insin�a que ser�a mejor dejar el nido solo; simplemente se limita a proteger al ave parental, y as� permite, si no dirige realmente, lo que puede considerarse una cosa inhumana, llevarse a las cr�as a la manifiesta decepci�n y dolor de la madre. Sin embargo, no debe pasarse por alto que el precepto no toca el caso en el que hay una b�squeda real del nido.

No se trata de una indicaci�n de lo que se debe hacer si se encuentra un nido despu�s de una b�squeda diligente, sino solo de lo que se debe hacer si se encuentra un nido por mera casualidad o accidente. Sin pretender argumentar que Dios hubiera prohibido la b�squeda del nido, es muy probable que haya algo significativo en esta direcci�n en cuanto a tomar el nido, en el caso particular en que ese nido hab�a sido colocado imprudentemente.

Estamos seguros, a partir de varios testimonios de las Escrituras, que Dios ha dise�ado para instruirnos en y a trav�s de la creaci�n inferior, a las que se recurre a menudo a las aves del cielo y a las bestias del campo cuando los hombres tienen que ser ense�ados y amonestados. Y no sabemos, por lo tanto, que puede haber algo descabellado en suponer que, al sancionar una especie de da�o al p�jaro, que hab�a construido su nido en un lugar inseguro, Dios ten�a la intenci�n de ense�arnos que, si no tomamos Debido a las debidas precauciones para nuestra propia seguridad, no debemos esperar el escudo de Su protecci�n.

Pero ahora en cuanto al permiso en s�. �No se les ense�� a los israelitas aqu� a ser moderados en sus deseos? Era como dar una lecci�n contra la codicia, una lecci�n construida de tal manera que pudiera ser reproducida en una gran variedad de circunstancias, cuando el buscador de un premio, que pod�a imaginarse en libertad para apropiarse del todo, ten�a que contentarse con una parte. Tambi�n hab�a en el precepto una lecci�n contra la imprudencia o el despilfarro.

Exig�a que el hombre, mientras supl�a sus necesidades presentes, tuviera debidamente en cuenta su futuro; s�, ya las necesidades de los dem�s, as� como a las suyas propias. Puede aplicar el principio a cien casos. Siempre que los hombres vivan en la capital, cuando el inter�s sea suficiente; siempre que consuman imprudentemente todas sus ganancias, aunque esas ganancias les permitan disponer de algo; cuando, siempre y cuando, con aferramiento ansioso, puedan asegurarse lo que les gusta para s� mismos, son absolutamente indiferentes en cuanto a interferir con las provisiones y los placeres de los dem�s; en todos estos casos, est�n violando el precepto que tenemos ante nosotros; se llevan al p�jaro viejo con las cr�as: como, por otra parte, al tratar como pecado cualquier cosa que se parezca al despilfarro, mediante un manejo prudente de los dones y misericordias de Dios, por un manejo tan sabio de los recursos que demuestre la conciencia de que la liberalidad divina, en lugar de sancionar la extravagancia, debe ser un motivo para la econom�a, se puede decir que est�n obedeciendo virtualmente el precepto; se llevan a los j�venes, pero dejan ir la presa.

Pero ahora miremos m�s de cerca las razones del precepto: probablemente encontraremos, si examinamos las peculiaridades del caso, que el mandamiento que tenemos ante nosotros tiene una aplicaci�n a�n m�s directa y extensa. Observar� que s�lo podr�a ser el apego de la ave madre a sus cr�as, lo que, en su mayor parte, lo pondr�a en el poder del buscador del nido para tomar a ambos juntos.

Y cuando trae esta circunstancia a la cuenta, dif�cilmente puede dudar de que una gran raz�n por la que Dios protegi� a la madre ave con un mandamiento expreso fue que �l podr�a se�alar la excelencia del afecto paterno y ense�arnos que no debemos aprovecharnos. de tal cari�o, con el fin de da�ar a las partes que lo demostraron. Todos ustedes deben ser muy conscientes de que el afecto que una parte tiene por la otra puede ser aprovechado y eso, tambi�n, en detrimento suyo.

Por ejemplo, las circunstancias ponen al hijo de otro en su poder; est� a punto de oprimir o maltratar a ese ni�o; el padre suplica; usted acepta liberar al ni�o, pero solo en condiciones que los padres nunca hubieran cumplido si no hubiera sido por las fuertes s�plicas del afecto natural: �qu� hace en tal caso sino hacer uso de un poder, derivado �nicamente de el amor de los padres, para afectar la lesi�n de los padres? se apodera, por as� decirlo, de la madre ave, cuando s�lo ella, siendo la madre ave, le ha dado la oportunidad de apoderarse.

Pero, evidentemente, el principio involucrado tiene una aplicaci�n muy amplia. Un padre puede aprovecharse indebidamente del amor de un hijo, un hijo del padre. Un padre puede trabajar en los afectos de un hijo, inst�ndolo, por el amor que siente por un padre o una madre, a hacer algo malo, algo contra lo que la conciencia reprende; se trata de un caso en el que se aprovecha indebidamente el afecto, o se hace uso perjudicial de un poder que, como en el caso del p�jaro y su cr�a, no ha tenido m�s que un fuerte afecto.

Pero nuestro texto a�n no se ha considerado bajo otro punto de vista. Hasta ahora hemos sostenido que, aunque aparentemente se trata de un asunto insignificante con el que se refiere el mandamiento que tenemos ante nosotros, los principios est�n involucrados de un orden superior y una aplicaci�n amplia, de modo que no hay raz�n para sorprenderse al encontrar una larga vida prometida como recompensa. de obediencia. Pero ahora asumiremos que la opini�n de los jud�os fue correcta; sol�an decir de este mandamiento, que era el menor de los mandamientos de Mois�s.

Adm�telo as�; Sin embargo, �hay alg�n motivo de asombro por el hecho de que se prometa una bendici�n como una larga vida como recompensa por la obediencia? Dios ordena una determinada cosa; pero dif�cilmente podemos obligarnos a obedecer, simplemente porque �l lo ha ordenado. Tenemos que plantear nuestras preguntas: �por qu� lo ha ordenado? si es algo indiferente, queremos saber por qu� debi� haberlo hecho sujeto de una ley; �Por qu� no dejarlo en paz? �Por qu� no? Porque, podemos aventurarnos a responder, �l desea poner a prueba el principio de obediencia; Quiere ver si su voluntad y su palabra son suficientes para nosotros.

Para ello, debe legislar sobre cosas que en s� mismas son indiferentes, ni moralmente buenas ni malas; No debe limitar las leyes a asuntos tales como robar la casa de un vecino, en el que la conciencia es urgente: debe extenderlas a asuntos tales como tomar un nido de p�jaro, sobre el cual la conciencia guarda silencio. Es lo mismo que con un ni�o. Camina por el jard�n de un extra�o y t� le prohibes que recoja fruta; sabe que la fruta no es suya y, por tanto, siente un motivo de prohibici�n.

Pero camina por un campo y le prohibes que recoja flores silvestres; �l sabe que nadie tiene propiedad en estas flores y, por lo tanto, no ve ninguna raz�n para su prohibici�n. Supongamos, sin embargo, que obedece en ambos casos, absteni�ndose por igual de las flores y del fruto, en cuyo caso �muestra la mayor parte del principio de obediencia, la mayor parte del respeto a tu autoridad y de sumisi�n a tu voluntad? Seguramente, cuando no toca las flores, que no ve ninguna raz�n para no tocar, m�s que cuando no recoge la fruta, que siente que no puede tener derecho a recoger.

Es exactamente lo mismo con Dios y con nosotros mismos. Puede prohibir cosas que deber�amos haber sentido mal, incluso si no hubieran sido prohibidas; �l puede prohibir cosas que no deber�amos haber sentido mal, es m�s, que no habr�an estado mal a menos que �l las hubiera prohibido. Pero, �en qu� caso se pone m�s a prueba nuestra obediencia? No, ciertamente, en cuanto a la cosa criminal incluso sin un mandamiento; pero en cuanto a la cosa indiferente hasta que hubo un mandamiento. ( H. Melvill, BD )

Nido de P�jaro

Una palabra singular para estar en un Libro que podr�amos haber esperado que estuviera completamente ocupado con la revelaci�n espiritual. Los hombres est�n ansiosos por saber algo sobre el mundo invisible y el misterio que se encuentra en el coraz�n de las cosas y palpita en todo el c�rculo de la naturaleza observable, y sin embargo, est�n llamados a prestar atenci�n al tratamiento de los nidos de p�jaros. �Es esto una desviaci�n del esp�ritu benevolente y redentor del Libro? Por el contrario, esta es una v�vida ilustraci�n de la minuciosidad del gobierno divino, y como tal, proporciona el comienzo de una discusi�n que debe acumularse para siempre en volumen y fuerza, sobre la base de que si Dios es tan cuidadoso con el nido de un p�jaro, debe sea ??proporcionalmente cuidadoso con todas las cosas de mayor calidad.

Jesucristo us� la naturaleza. "Entonces, si Dios viste as� la hierba", dijo, "�cu�nto m�s os vestir�, hombres de poca fe?" De modo que podemos agregar: Si Dios es tan cuidadoso con los nidos de los p�jaros, �qu� debe ser con los corazones humanos, los hogares humanos y los destinos de la familia humana? La beneficencia de Dios se muestra maravillosamente en el cuidado de los nidos de los p�jaros. Dios es bondadoso tanto en las cosas peque�as como en las grandes.

La cualidad de Su amor es una, ya sea que se muestre en la redenci�n de la raza, en la enumeraci�n de los cabellos de nuestra cabeza, en el orden de nuestros pasos o en dar sue�o a Su amado. Si lo supi�ramos, encontrar�amos que todas las leyes son ben�ficas, tanto la ley de restricci�n como la ley de libertad. La ley que evitar�a que un hombre se lastime a s� mismo, aunque pueda parecer que menoscaba la prerrogativa de la voluntad humana, es profundamente ben�fica.

�No iba el hombre a tener dominio sobre las aves del cielo? Verdaderamente es as�, pero el dominio debe ejercerse con misericordia. El tratamiento de los nidos de p�jaros es una indicaci�n segura del car�cter completo del hombre. Aquel que puede destruir un nido de p�jaros sin raz�n, puede hacer otras cien cosas del mismo tipo. Ser cruel en absoluto es ser cruel en toda la sustancia y la calidad del personaje. Los hombres no pueden ser crueles con los nidos de p�jaros y amables con las cunas de los ni�os.

El hombre que puede cuidar un nido de p�jaros porque es correcto hacerlo, no por el placer que tenga en un nido de p�jaros, es un hombre que no puede ser indiferente a los hogares de los ni�os y las circunstancias de su vida. criaturas semejantes en general. Es un error suponer que podemos ser desenfrenados hasta cierto punto y luego comenzar a ser considerados y benevolentes. Todos somos eruditos aptos en una mala escuela, y aprendemos m�s en una lecci�n all� de lo que podemos aprender a trav�s de mucha disciplina en la escuela de Dios.

Las peque�as tiran�as de la infancia explican a menudo el gran despotismo de la vida madura. �No es la bondad una influencia que penetra toda la vida, teniendo m�ltiples expresiones, tanto hacia arriba como hacia abajo y lateralmente, tocando todas las cosas humanas, todas las inferiores y dependientes, y toda vida inofensiva e indefensa? Por otro lado, debemos tener mucho cuidado de no fomentar ning�n sentimiento meramente pedante.

De ah� la precauci�n que he dado antes con respecto al prop�sito por el cual un hombre manipula con consideraci�n incluso un nido de p�jaro. Todos los d�as vemos lo posible que es para un hombre ser muy cuidadoso con su caballo y, sin embargo, mantener muy a la ligera el consuelo de su sirviente. Todos hemos visto, tambi�n, c�mo es posible que un hombre tenga m�s cuidado con sus perros que con sus hijos. Pero el cuidado que as� se prodiga al caballo o al perro no es el cuidado dictado por consideraciones morales o inspirado por la benevolencia; es lo que he denominado un sentimiento pedante, es una mera expresi�n de vanidad, no es una obediencia a la conciencia ni a la ley moral.

Hay hombres que de ning�n modo romper�an un nido de p�jaros en el jard�n, pero que permitir�an que una criatura humana muriera de hambre. El nido de p�jaros puede considerarse un adorno del jard�n, un objeto de inter�s o un centro alrededor del cual pueden reunirse diversas influencias; por tanto, cualquier cuidado que se le pueda otorgar, no debe considerarse como relacionado con la conciencia o la naturaleza superior.

Debemos tener cuidado con la moral decorativa; consideraci�n calculada por cosas inferiores; porque el ego�smo es muy sutil en su funcionamiento, ya veces asume con perfecta hipocres�a los aires de benevolencia y religi�n. �Qu� pasa si en todo nuestro cuidado con los animales tontos pensamos poco en romper un coraz�n humano por la severidad o la negligencia? La bondad hacia el inferior debe convertirse en una bondad a�n m�s tierna hacia el superior.

Este es el propio argumento de Cristo: cuando nos pide que contemplemos las aves del cielo, para que en su vida podamos ver la bondad de nuestro Padre, agrega: "�No sois vosotros mucho mejores que ellos?" Cuando se�ala con cuidado que un hombre cuidar�a de la vida de su ganado, agrega: "�Cu�nto, pues, es mejor un hombre que una oveja?" Debe considerarse un argumento presuntivo a favor del esp�ritu de cualquier hombre que sea amable con las criaturas inferiores que lo rodean; si esta presunci�n no se realiza en sus casos, entonces su amabilidad est� mal m�s amarga. ( J. Parker, DD )

Versículo 8

Haz una almena para tu techo.

Garant�a prudencial

Un estudio cuidadoso del tono y la ense�anza de Deuteronomio dif�cilmente puede dejar de impresionar al lector con su profundo esp�ritu �tico y religioso. �Qu� �nfasis se pone en la unidad y la unicidad de la Deidad! �Qu� insistencia en el amor de Dios como motivo de todas las acciones! Se insiste en la humanidad, la filantrop�a y la benevolencia. Tolerancia, equidad y previsi�n son la base de todas las regulaciones.

El precepto anterior sobre el nido de p�jaro y la presa sentada son un ejemplo sorprendente de la humanidad de la ley jud�a. Cuando un hombre constru�a una casa nueva, una almena o, como deber�amos decir, un parapeto era una protecci�n casi necesaria. Evitar�a accidentes. Algunos por descuido o temeridad, otros por miop�a o un resbal�n del pie, pueden caerse; una ca�da as� sin duda fracturar�a las extremidades y, en algunos casos, ser�a fatal para la vida.

Un hombre ego�sta podr�a decir: �Siempre recordar� que no hay almenas y me mantendr� alejado de los costados. Es muy poco probable que alguno se caiga si dejo los lados desprotegidos. Si ocurriera alg�n accidente, solo puede ser por un gran descuido. No veo ninguna raz�n por la que deba hacerme este gasto ". La persona superior podr�a decir: "No tendr� almenas en este techo". No tengo m�s que desprecio por la moda.

�Por qu� deber�a hacer algo porque otras personas lo hacen? Dejar� mi techo desprotegido, aunque solo sea para mostrar mi superioridad al capricho y la tiran�a de la costumbre. Ahora, el esp�ritu de esta ley se reconoce en todas las comunidades civilizadas. No se permite que los gustos privados y las excentricidades individuales pongan en peligro la seguridad p�blica o destruyan la comodidad p�blica. Los particulares no pueden construir casas sin que las autoridades p�blicas aprueben los planos.

As� que este precepto de la ley jud�a se encuentra, al menos en esp�ritu, en nuestra legislaci�n moderna. Debemos estar atentos a la sensaci�n de peligro, no debemos olvidar el deber de la prudencia, debemos tomar todas las precauciones razonables para no da�arnos a nosotros mismos ni a los dem�s. Pero hay un sentido en el que somos constructores. Encontramos familias, hacemos fortunas, adquirimos reputaci�n, formamos amistades, nos embarcamos en empresas, profesamos principios morales, tenemos puntos de vista religiosos; en lo que respecta a todo, es bueno para nosotros, no, para todos los cristianos es un deber, hacer una almena a su techo. Pasemos con la imaginaci�n por la casa.

1. En primer lugar, aqu� est� el ala econ�mica. En la gesti�n econ�mica de la vida, una almena hasta el techo es un deber. Construimos nuestras casas, nos instalamos en la vida, nos hacemos un hogar, montamos un establecimiento. Por supuesto, debe guardar alguna proporci�n con nuestros medios. �Pero cu�ntos lo hacen en una escala tan imprudente, por no decir extravagante, que no queda nada para una almena! Gastan todo lo que tienen.

Son v�ctimas de costumbres costosas y grandes ideas de cosas. Queman incienso al demonio de la respetabilidad. Se hunden todo en la construcci�n de la l�nea del techo y no dejan margen para una provisi�n prudente contra una posible desgracia o una muerte prematura. �Cu�ntos han tra�do sangre a sus casas, cu�ntos han infligido sufrimiento a sus propios hijos y p�rdidas a otros, al descuidar la construcci�n de un parapeto de ahorro con materiales de simplicidad de gusto, moderaci�n en el apetito y prudencia en el manejo! El ahorro es el mismo evangelio que algunas personas necesitan, y tambi�n algunas personas que llevan el nombre cristiano y aspiran a una reputaci�n cristiana.

Lo que hace que esto sea realmente un asunto de inter�s espiritual es que a menudo la almena no se construye por causas que no solo son irreligiosas sino anticristianas: una sed de distinciones sociales, de reconocimiento y patrocinio de algunos en posiciones m�s altas que nosotros.

2. Pero pasamos a otra ala. Cu�n necesario es que el pueblo cristiano en su vida social haga una almena hasta el techo. El poder de la influencia social es inmenso, dif�cilmente se puede sobrestimar. Ning�n personaje puede desafiar las sutiles influencias que fluyen sobre �l desde otros. Ning�n hombre es absolutamente impermeable a la presi�n social. Por tanto, este es uno de esos puntos en los que el pueblo cristiano debe actuar con conciencia y prudencia.

Levantar�n una almena a su vida social eligiendo amigos entre aquellos que ser�n una ayuda en lugar de un obst�culo para una vida piadosa. En esto pensamos no solo en nosotros mismos, sino en nuestros hijos. Podemos correr riesgos con inmunidad comparativa, porque nuestros principios son fuertes y nuestro car�cter fijo. Podemos caminar sobre el techo desprotegido con seguridad. Pero, �no son nuestros hijos muy propensos a caer? Seguramente el deber principal de los padres cristianos en la cultura de la mente y el coraz�n de sus hijos, y la disciplina de sus h�bitos, es profundizar en ellos el sentido de la inviolable santidad de la bondad.

"La amistad del mundo es enemistad con Dios". El mundo antepone la gentileza al car�cter. No investiga demasiado de cerca la moral de aquellos que tienen nacimiento y riqueza. Si somos sabios y fieles, estimaremos correctamente la importancia de las fuerzas sociales. Discriminaremos entre los que luchan del lado de Cristo y los que luchan contra �l. No dejaremos a nadie duda sobre nuestras afinidades y alianzas.

Levantaremos una almena en el techo de nuestra vida social. Hay una especie de separaci�n del mundo que es tan impracticable como indeseable; hay otro que es simplemente esencial si queremos salvar nuestras propias almas y ayudar a salvar a los dem�s. Una almena en el techo de nuestra vida social fortalece la santidad y sencillez de nuestros hogares.

3. Pero hay otra ala de esta casa. Es la moral, es la esfera del car�cter. El que construye bien y sabiamente, ve que el h�roe del techo tiene una almena, es decir, la almena de la religi�n. "Por el temor del Se�or los hombres se apartan del mal". Cuando el coraz�n ha sido tocado por el amor de Dios en Cristo, cuando el Se�or Jesucristo ha sido admitido en su trono, hay una defensa y una prueba contra los asaltos del maligno.

Es precisamente aqu� donde algunos cuestionan la necesidad de una almena. Est�n construyendo la estructura del car�cter, son moralmente sensibles, est�n ansiosos y cuidadosos en hacer lo que es correcto, pero no tienen religi�n, ni preocupaci�n personal ni inter�s en la redenci�n de Jesucristo. Han edificado su casa, pero no hay una almena en el techo. Ahora, lejos de nosotros cerrar los ojos al hecho de que incluso los que tienen la almena se caen a veces.

El parapeto en s� puede estar averiado, las piedras pueden haberse ca�do y no han sido reemplazadas. Ahora bien, una almena sin reparaci�n puede ser m�s peligrosa que no tener ninguna. Pero estos casos son la excepci�n y no la regla. Hab�a un Judas entre los doce ap�stoles. Pero, �qu� hombre sincero y justo negar� que el temor de Dios es la mayor restricci�n del mal? "El temor de Jehov� es el tesoro de los piadosos", porque "�l puede evitar que caigamos, y presentarnos sin mancha delante del trono de su gloria, con gran gozo".

4. Pero todav�a hay otra ala de la casa. Aqu� se unen las alas sociales y religiosas. Nuestra propia vida religiosa necesita una almena. Aqu� hay una palabra para aquellos que est�n entregando su coraz�n a Dios, quienes est�n determinando los grandes fines y principios que regir�n su vida. "Cuando construyas una casa nueva, har�s una almena para tu techo". Ahora, el episcopal sostiene que para estar completamente equipada para todas las buenas obras, nuestra vida religiosa necesita algo adem�s de Dios, la Biblia y Cristo mismo, a saber, la Iglesia.

Estamos totalmente de acuerdo con �l. Hasta que un hombre no est� en la Iglesia, no habr� construido una almena en su casa. Lleva a los creyentes individuales a una asociaci�n real y visible con aquellos que han hecho los mismos votos santos y se han alistado en la misma guerra santa. Ser� bueno para la Iglesia que lo haga, pero �no ser� bueno para �l? �No ser� un cristiano mejor y m�s fuerte si �aviva el don de Dios� que est� en �l y lo agrega a la totalidad y variedad de las fuerzas espirituales que operan en el mundo? �No se sentir� animado por el compa�erismo de los dem�s? Sostenemos que la Iglesia es la almena de la vida religiosa, no su fundamento, �nadie puede poner otro fundamento que el que ha sido puesto, Jesucristo.

�Algunos consideran que pone una restricci�n e impone un l�mite. As� es. El prop�sito de un parapeto o almena es evitar que se caiga. Si su pie resbala al borde de un precipicio, lo que quiere es algo a lo que agarrarse. Pero recuerde, cualquier cosa que sea inconsistente en el miembro de la Iglesia lo es igualmente en el cristiano, aunque est� fuera de la Iglesia. Si se est� absteniendo de un deber para con Cristo en aras de la libertad de hacer cosas que no concuerden con la membres�a de la Iglesia, est� poniendo en peligro su alma al hacerlas ahora. ( RB Brindley. )

Almenas alrededor de los tejados

Para comprender el significado principal de estas palabras, simplemente debe recordar dos cosas. Primero, que las casas mencionadas estaban cubiertas con techos planos y, segundo, que en estos techos se realizaban frecuentemente entretenimientos, negocios, conversaci�n y culto. Existe la sugerencia de grandes principios, principios que se mantienen.

I. �Cu�les son estos principios?

1. Uno es el car�cter sagrado de la vida humana. La gran raz�n asignada en el texto para la construcci�n de la balaustrada alrededor del techo fue esta: "para que no derrames sangre sobre tu casa". Si la vida humana fuera algo sin importancia, no ser�a necesaria ninguna almena: que se caiga un hombre o un ni�o, �qu� importa? Ahora bien, ese es un principio que de manera general todos reconocemos, pero que en nuestra vida comercial es continuamente violado por aquello que se llama a s� mismo "el comercio" de manera preeminente.

2. Pero otro principio subyacente al texto es este, la inhumanidad del ego�smo. Observe, el constructor de una casa podr�a haber razonado as� consigo mismo: ��Por qu� deber�a hacer un parapeto alrededor del techo de mi casa? No corro peligro de caerme, y cuando mis amigos y vecinos vengan a verme, que se cuiden solos ". �Cada hombre por si mismo! �Es ese el principio sobre el que la sociedad puede mantenerse unida? Si soy un hombre, nada de lo humano me ser� ajeno. Si solo consulto mi propia seguridad, comodidad y bienestar, �soy peor que un bruto!

3. Otro principio sugerido aqu�, �ntimamente ligado al del que acabo de hablar, es nuestra responsabilidad en relaci�n con los dem�s. Si alg�n hombre ca�a, la sangre estaba en la casa del due�o. No pudieron decir: �Fue culpa del hombre que tuvo el accidente. Deber�a haber tenido m�s cuidado. Deber�a haberse mantenido alejado del borde del techo ". S�, quiz�s s�, pero eso no era excusa para �l que no hab�a montado la balaustrada.

II. Ahora, habiendo expuesto ante ustedes, de manera general, los principios que subyacen a este texto, quiero analizar su ense�anza, ya que se aplica m�s particularmente a los ni�os y ni�as de nuestros hogares y de la comunidad en general. La construcci�n de la almena no debe ser una consideraci�n posterior; debe ser parte del plan original. La casa no est� completa sin �l. No hay que esperar hasta que alguien se caiga.

La construcci�n de la almena est� destinada a prevenir da�os desde el principio. �Y no es esa la l�nea en la que trabajamos cuando buscamos formar a nuestros ni�os y ni�as en los principios de la abstinencia total?

1. Y me permitir�n decir que una de estas protecciones - una almena para su seguridad - es la protecci�n de la ley.

2. Entonces, otra almena a ser levantada sobre la vida joven de nuestro pa�s tal vez pueda resumirse en la palabra educaci�n.

3. Pero vuelvo a la casa otra vez, y digo que en tu propia casa, t�, padre, madre, debes levantar la balaustrada de tu propio ejemplo. ( Jos�as vol�. )

Construyendo almenas

Muchos est�n construyendo hogares que est�n llenando las almas inmortales. �Est�n las casas seguras?

1. Nuestros hogares deben tener todas las garant�as morales y espirituales que sugiere la Palabra de Dios y la mejor experiencia.

2. Los guardias son m�s necesarios donde hay lugares agradables, las alturas desde las que es tan f�cil caer.

3. Cuando el mal viene por el descuido de estas salvaguardas, el alma del constructor se mancha de sangre. Constructor de un hogar, cumple con tu deber, no dejes que la sangre de tus seres queridos manche tu alma. ( FW Lewis. )

construcci�n de casas

Todos somos constructores: construimos el car�cter, construimos para la eternidad. El texto ofrece un principio importante: es mejor prevenir que curar. Es mejor levantar la barrera de arriba que tener que levantar el cuerpo destrozado del pavimento de abajo. Es mejor prevenir la formaci�n de malos h�bitos que intentar erradicarlos m�s adelante en la vida.

I. Note algunas de las almenas que deben levantarse sobre la vida de nuestra alma y sobre la vida de la sociedad.

1. El s�bado cristiano, una de las balaustradas m�s antiguas levantadas para la protecci�n del hombre. Una semana sin s�bado es un a�o sin verano, un verano sin flores, una noche sin ma�ana.

2. Oraci�n familiar. Algunos est�n dispuestos a hablar en reuni�n, cuyos labios est�n mudos en oraci�n en casa. La devoci�n de los paganos reprende tal falta de oraci�n. Pericles, antes de una oraci�n, sol�a suplicar a los dioses que lo guiaran, y Escipi�n, antes de una gran empresa, iba a rezar al templo de J�piter.

3. Reverencia por la Palabra de Dios. Los hombres de cultura real, aunque no creyentes, saben bien que todo lo que es m�s noble en el arte, m�s dulce en el canto y m�s inspirador en el pensamiento, tiene su origen en este volumen.

4. Templanza evang�lica. Cuida a los j�venes. Mantenlos puros. Incluso la sangre de Cristo no puede borrar la memoria del pecado. Da�a y contamina el alma.

5. La almena que todo lo incluye es la fe personal en Jesucristo.

II. Las almenas de anta�o eran para adorno y protecci�n. Por la parte inferior se pod�a disparar una flecha y en a�os posteriores una bala. De modo que la religi�n cumple este doble prop�sito. Oc�pate de que tu casa est� as� construida, y cuando este tabern�culo terrenal sea derribado, tendr�s otro, no construido con ligaduras, eterno en los cielos. ( RS McArthur, DD )

Almenas

No s�lo es una instrucci�n extraordinaria, es m�s extraordinaria que aparece en un libro que se supone est� dedicado a las revelaciones espirituales. Pero al llamarlo extraordinario, �no nos equivocamos con el significado que deber�a atribuirse al t�rmino �revelaciones espirituales�? �No son m�s cosas espirituales de las que hasta ahora hemos imaginado? Esta instrucci�n reconoce el lado social de la vida humana, y ese lado puede tomarse.

Como en cierto sentido representativo de un reclamo divino; no es el reclamo de un solo individuo, sino de la sociedad; se puede considerar que representa la suma total de individuos; el individuo m�s grande - la humanidad concreta. El socialismo tiene su lado ben�fico y peligroso. El socialismo, de hecho, cuando se interpreta correctamente, nunca debe ser temido; s�lo cuando se pervierte a usos b�sicos, en los que el yo se convierte en el �dolo supremo, el socialismo debe ser denunciado y evitado.

Las influencias sociales que operan continuamente en la vida limitan la voluntad propia, desarrollan el lado m�s amable de la naturaleza humana y purifican y establecen todo lo que es m�s noble y verdadero en la amistad. Hay ciertas condiciones bajo las cuales una instrucci�n como la que se da en el texto puede suscitar objeciones obvias. Supongamos, por ejemplo, que un hombre suplicara que su vecino lo visita s�lo ocasionalmente y que, en esa circunstancia, planteara la pregunta de si deber�a construir un edificio permanente para hacer frente a una circunstancia excepcional.

La investigaci�n parecer�a pertinente y razonable. Por otra parte, si se examina de cerca, se ver� que todo el esquema de la vida humana se presenta con miras a circunstancias que se denominan excepcionales. La temperatura promedio del a�o puede ser suave, durante la mayor parte de los doce meses el viento puede ser bajo y la lluvia suave; �Por qu� entonces construir una casa con paredes fuertes y techos pesados? Nuestro vecino puede llamar ma�ana, �aseg�rate de que la almena est� lista! Pero, �no deber�an los hombres poder cuidarse a s� mismos cuando caminan por el techo sin que nosotros los cuidemos como si fueran ni�os peque�os? Esta pregunta tambi�n tiene un aspecto razonable.

Incluso se le podr�a instar a la dignidad de un argumento, con el pretexto de que si hacemos demasiado por las personas, podemos engendrar en ellas un esp�ritu de descuido o un esp�ritu de dependencia, lo que en �ltima instancia conduce a una absoluta indiferencia y desconsideraci�n en todas las relaciones de los ciudadanos. vida. Sin embargo, si somos estudiantes de la Biblia, estamos fervientemente deseosos de llevar a cabo su significado, obligados a estudiar los intereses incluso de los hombres m�s d�biles.

Este es el principio mismo del cristianismo. "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo." Al pensar el uno en el otro, reclamamos el afecto y la confianza del pr�jimo y del amigo. No debemos razonar como si esta acci�n estuviera de nuestro lado. Mientras construimos nuestra almena por el bien de otro hombre, debemos recordar que ese otro hombre al construir su casa construye una almena por nuestro bien.

Todos los servicios de este tipo son rec�procos; ning�n hombre, por tanto, tiene la libertad de retroceder y rechazar las responsabilidades sociales: en todos los sentidos, ya sea aceptado o rechazado, ning�n hombre vive para s� mismo. La aplicaci�n cristiana de esta doctrina es clara. Si vamos a construir una casa que no ponga en peligro a los hombres que nos visitan, �estamos en libertad de construir una vida que pueda ser para otros la trampa misma de la destrucci�n?

�No debe haber una almena en torno a nuestra conducta? �Deben formarse nuestros h�bitos sin hacer referencia a la influencia social que puedan ejercer? Recuerda que los ni�os nos miran y que los extra�os est�n tomando en cuenta nuestros caminos, y que podemos ser enga�ados de la justicia por un libertinaje que llamamos libertad. Entonces, �debe el cristiano abstenerse de las diversiones y delicias que podr�a disfrutar sin da�o personal, no sea que un hombre m�s d�bil sea tentado a hacer algo que lo perjudique? Precisamente as�.

Esa es la esencia misma de la abnegaci�n cristiana. �Cu�ntas casas de vida hay que aparentemente solo quieren dos o tres cosas comparativamente peque�as para hacerlas completamente perfectas! En un caso, tal vez solo falte la almena, en otro caso puede ser solo alg�n signo de belleza espiritual, en otro caso puede haber simplemente falta de gracia, cortes�a, noble civilidad y cuidado generoso por los intereses de los dem�s.

Sea lo que sea, debe instituirse el examen, y todo hombre debe considerarse obligado no solo a ser fiel en lo mucho, sino tambi�n en lo m�nimo; y siendo as�, no s�lo ver� que hay fuerza en su car�cter, sino tambi�n belleza, y sobre la cima de los pilares que representan la integridad y la permanencia estar� el lirio de la gracia, la paciencia, la humildad y el amor. ( J. Parker, DD )

Almenas

I. Dios ha almenado Su propia casa. Hay lugares altos en Su casa, y �l no niega a Sus hijos el disfrute de estos lugares altos, pero se asegura de que no est�n en peligro all�. �l pone baluartes a su alrededor para que no sufran el mal cuando se encuentran en un estado de exaltaci�n. Dios en su casa nos ha dado muchas doctrinas elevadas y sublimes. Las mentes t�midas les tienen miedo, pero la doctrina m�s elevada de las Escrituras es lo suficientemente segura porque Dios la ha combatido.

Tome la doctrina de la elecci�n. Dios se ha complacido en poner en torno a esa doctrina otras verdades que la protegen del mal uso. Es cierto que ha elegido pueblo, pero "por su fruto los conocer�is". "Sin santidad nadie ver� al Se�or". Aunque ha escogido a su pueblo, sin embargo, lo ha elegido para santidad; Los ha ordenado que sean celosos de las buenas obras. Luego est� la verdad sublime de la perseverancia final de los santos.

�Qu� altura tan noble es esa! �Ciertamente una doctrina en la azotea! "El Se�or guardar� los pies de sus santos". �El justo tambi�n se mantendr� en su camino, y el limpio de manos ser� cada vez m�s fuerte�. Ser� una gran p�rdida para nosotros si no podemos disfrutar del consuelo de esta verdad. No hay raz�n para temer la presunci�n a trav�s de una firme convicci�n de la seguridad del verdadero creyente.

�F�jense bien en las almenas que Dios ha levantado alrededor del borde de esta verdad! Ha declarado que si estos se apartan, es imposible �renovarlos de nuevo para arrepentimiento; viendo que crucifican para s� mismos al Hijo de Dios de nuevo, y lo averg�enzan abiertamente �. Considere otro punto de vista del mismo pensamiento. El Se�or ha guardado la posici�n de Sus santos si est� dotado de riquezas. Algunos de los siervos de Dios son, en Su providencia, llamados a condiciones muy pr�speras en la vida, y la prosperidad es fruct�fera en peligros.

Sin embargo, est�n bien seguros de que, si Dios llama a alguno de ustedes a ser pr�spero y los coloca en una posici�n eminente, se asegurar� de que se le d� la gracia adecuada para su posici�n y la aflicci�n necesaria para su elevaci�n. Esa debilidad corporal, esa falta de favor con el grande, ese ni�o enfermo, esa esposa sufriente, esa relaci�n vergonzosa, cualquiera de estas pueden ser las almenas que Dios ha construido en torno a tu �xito, para que no te enorgullezcan de ti, y tu alma no deber�a ser recta en ti.

�No arroja esta observaci�n una luz sobre el misterio de muchas dispensaciones dolorosas? "Antes de ser afligido, me descarriaba, pero ahora he guardado tu palabra". Nuestro Se�or manifiesta una prudencia similar hacia aquellos a quienes ha considerado conveniente colocar en puestos de servicio eminente. Puedes estar seguro de que si Dios te honra para ganar muchas almas, tendr�s muchos azotes que soportar, y azotes que no te gustar�a contarle a otro, ser�n tan agudos y humillantes.

Por lo tanto, no empiece de nuevo por calificar para el puesto m�s eminente, o de ocuparlo cuando el deber lo requiera. �l te sostendr�; en el pin�culo estar�s tan seguro como en el valle, si Jehov� te pusiera all�. Lo mismo ocurre con los lugares elevados del disfrute espiritual. Incluso mucha comuni�n con Cristo, aunque santificante en s� misma, puede pervertirse, por la locura de nuestra carne, en una causa de seguridad en uno mismo.

Para que un alma no sea enga�ada para vivir sobre s� misma y alimentarse de sus estructuras y sentimientos, y por el descuido de la vigilancia caiga en pecados presuntuosos, se colocan almenas alrededor de todos los gozos sagrados, por los cuales en la eternidad bendeciremos el nombre del Se�or. . Demasiados de los siervos del Se�or se sienten como si estuvieran siempre en la azotea, siempre asustados, siempre llenos de dudas y temores. Temen que despu�s de todo perezcan, y de mil cosas m�s.

A los tales les decimos que encontrar�n cuando su fe sea m�s d�bil, cuando est�n a punto de caer, que hay una almena gloriosa a su alrededor; una promesa gloriosa, una palabra amable del Esp�ritu Santo llegar� a su alma, para que no se desespere por completo.

II. Del hecho de la diligencia divina procedemos con paso sencillo a la consideraci�n de que, como imitadores de Dios, debemos ejercer la misma ternura; en una palabra, deber�amos tener nuestras casas almenadas. Un hombre que no tuviera una almena en su casa podr�a caerse del techo en un momento de descuido. Aquellos que profesan ser hijos de Dios deben, por su propio bien, procurar que se empleen todos los cuidados para protegerse contra los peligros de esta vida tentada; deber�an asegurarse de que su casa est� cuidadosamente almenada. Si alguien pregunta: "�C�mo lo haremos?" respondemos

1. Todo hombre debe examinarse a s� mismo cuidadosamente si est� en la fe, no sea que profesando demasiado, dando demasiado por sentado, caiga y perezca. Para que no seamos, despu�s de todo, hip�critas o autoenga�adores; No sea que, despu�s de todo, no nazcamos de nuevo, sino que seamos hijos de la naturaleza, bien vestidos, pero no los hijos vivos de Dios, debemos probarnos a nosotros mismos si estamos en la fe.

2. Mejor a�n, y mucho m�s seguro, vaya con frecuencia a la Cruz, como cree que fue al principio.

3. Enjambre su alma bien con la oraci�n. No salgas al mundo para mirar el rostro del hombre hasta que hayas visto el rostro de Dios.

4. Aseg�rate de mantenerte alerta con mucha vigilancia y, especialmente, observa la tentaci�n peculiar de tu posici�n y disposici�n.

III. As� como cada hombre debe almenar su casa en un sentido espiritual con respecto a s� mismo, as� cada hombre debe cumplir la regla con respecto a su familia. En los d�as de Cromwell se dice que podr�a haber bajado por Cheapside a cierta hora de la ma�ana y habr�a escuchado el himno matutino subiendo desde todas las casas a lo largo de la calle, y por la noche si hubiera mirado dentro de cada casa. habr�as visto a la familia reunida, la gran Biblia abierta y la devoci�n familiar ofrecida.

No hay miedo de esta tierra si se mantiene la oraci�n familiar, pero si se barre la oraci�n familiar, adi�s a la fuerza de la Iglesia. Un hombre debe almenar su casa por el bien de sus hijos, por el bien de sus siervos, por su propio bien, manteniendo la ordenanza de la oraci�n familiar. Debemos almenar estrictamente nuestras casas, en cuanto a muchas cosas que en este d�a se toleran. No bajar� a debatir sobre el bien o el mal absoluto de las diversiones y costumbres discutibles.

Si los profesores no se detienen hasta que ciertamente est�n equivocados, no se detendr�n en ninguna parte. Es de poca utilidad ir inclinado sobre el borde del techo y luego gritar: "Alto". Ser�a malo que una casa no tuviera almenas, pero que tuviera una red para detener a la persona que cae a mitad de camino; debe detenerse antes de bajar de la posici�n s�lida. Es necesario trazar la l�nea en alguna parte, y es mejor trazarla demasiado pronto que demasiado tarde.

IV. El predicador ahora se recordar�a a s� mismo que esta iglesia es, por as� decirlo, su propia casa, y que est� obligado a almenarla alrededor. Muchos vienen aqu�, s�bado tras s�bado, para escuchar el Evangelio. �Ah! pero es terrible recordar que tanta gente escucha el Evangelio y, sin embargo, muere bajo su sonido. Ahora, �qu� dir� para evitar que alguien que caiga de este bendito Evangelio, caiga de la casa de la misericordia, se precipite desde el techo del templo a su ruina? �Qu� te dir�? Les suplico que no sean solo oyentes.

No est�n satisfechos con ustedes mismos a menos que sean hacedores de la palabra. No descanses hasta que descanses en Jes�s. Recuerda, y espero que esta sea otra almena, que si escuchas el Evangelio y no es una bendici�n para ti, a�n tiene poder. Si el sol de la gracia no te ablanda como lo hace, te endurecer� como el sol ablanda. �No mueras de sed cuando el agua de la vida est� ante ti! Perm�tanme recordarles cu�l ser� el resultado de desechar el Evangelio.

Pronto morir�s; no puedes vivir para siempre. Los justos entran en la vida eterna, pero los imp�os sufren castigo eterno. �Oh, no corras en el pecado, no sea que caigas en el infierno! De buena gana erigir�a esta almena para evitarle una ca�da terrible y fatal. Una vez m�s. Recuerda el amor de Dios en Cristo Jes�s. �l no puede soportar verte morir, y llora por ti, diciendo: "�Cu�ntas veces te habr�a bendecido y t� no!" Oh, por las l�grimas de Jes�s, llor� por ti en efecto cuando llor� por Jerusal�n, vu�lvete a �l. Que sea una almena para evitar la ruina. ( CH Spurgeon. )

Levantando parapetos

Hay una lamentable p�rdida de poder en la Iglesia cristiana; de hecho, entre los mejores elementos de la sociedad. Este desperdicio surge de la mala direcci�n. La energ�a se aplica en el momento equivocado y en el cuarto equivocado. En lugar de aplicarse en el camino de la prevenci�n, lo que com�nmente ser�a cierto, se aplica en el esfuerzo de reformar y restaurar, lo que siempre es dif�cil, ya menudo imposible. M�s vale prevenir que curar.

Este principio est� felizmente ilustrado en un antiguo reglamento entre los jud�os. El reglamento era este: "Cuando construyas una casa nueva, har�s una almena [o 'parapeto'] para tu techo, para que no derrames sangre sobre tu casa si alguien cae de all�". Ning�n lector inteligente necesita que se le diga que los techos de las casas orientales son perfectamente planos y que se utilizan constantemente para pasear, descansar, secar frutas, dormir y, a menudo (como en el caso de Pedro), para devociones religiosas.

La construcci�n del parapeto requiri� una peque�a inversi�n de tiempo y dinero. Cuando se ha tomado esa medida de precauci�n, los ni�os peque�os pueden jugar all� impunemente; El buen abuelo puede caminar hasta all�, sin peligro de tropezar, a trav�s de la falta de visi�n. Pero si el acogedor techo quedaba desprotegido, e incluso un solo ni�o era arrojado a la calle de abajo, �qu� habilidad podr�a restaurar la forma destrozada? Esta ley oriental de los parapetos ense�a que la prevenci�n es casi segura, pero la curaci�n es sumamente dif�cil.

A menudo, todos los intentos en esa direcci�n son casi in�tiles. El porcentaje de borrachos que se reforman por cualquier m�todo es lamentable y dolorosamente peque�o. Los �manicomios ebrios� no curan a la mitad de los que son enviados all�. De los borrachos convertidos que son recibidos en nuestras iglesias, casi todos han tenido uno o m�s lapsos temporales en la bebida, y cada uno de ellos est� en constante peligro para el d�a de su muerte.

Hombres como Gough, Sawyer y McAuley solo son sostenidos por la omnipotente gracia de Dios. Sin embargo, todas las multitudes de v�ctimas de la botella que se han hundido en la oscuridad y su perdici�n podr�an haberse salvado mediante el muy simple proceso de prevenci�n. Si la vig�sima parte del esfuerzo que se hace en el intento de reformar a los disipados se hubiera gastado en persuadirlos de que nunca bebieran, �cu�n diferente habr�a sido el resultado! El momento adecuado para levantar el parapeto de la abstinencia total es en la ni�ez o la primera juventud. El lugar adecuado para plantar el parapeto es la casa y la escuela sab�tica.

1. Pero hay otras lecciones ense�adas por las almenas jud�as adem�s de las que se aplican a la botella. Una lecci�n es que la negligencia intencional es tan fatal como el crimen intencional. El no hacer es hermano gemelo del mal. A muchos padres y madres les han roto el coraz�n los vergonzosos pecados de un hijo; y, sin embargo, la culpa de la ruina del ni�o reca�a sobre ellos mismos. O le hab�an dado un ejemplo de lo m�s pernicioso, o lo hab�an dejado para que cayera en malas pr�cticas sin restricciones. Construir almenas despu�s de que nuestros hijos se hayan roto el cuello y nuestro coraz�n es una especie de precauci�n p�stuma que no llega a nada.

2. Es del descuido de las clases cultas e influyentes de nuestros pueblos que constantemente se recogen las terribles cosechas de las calles (en forma de ladrones, alborotadores y criminales). Si las casas de vecindad apestan a suciedad y libertinaje, si los j�venes no son alcanzados por ninguna escuela misionera o iglesia, o cualquier tipo de agencia purificadora, �qu� m�s podemos esperar que una desmoralizaci�n total entre �las masas�? Las c�rceles, el pauperismo y los galimat�as son las valoraciones de Dios sobre la sociedad por descuidar a los ni�os.

Si la sociedad no levanta parapetos, la sociedad debe "pagar la factura". Estos son los tiempos precisos para la construcci�n de parapetos. La Biblia proporciona muchos buenos preceptos con los que construir parapetos. El quinto mandamiento y el octavo son maderas especialmente buenas. Feliz el hombre cuya vida diaria est� rodeada de una conciencia b�blica. Su religi�n es una prevenci�n. La mitad de su vida no se pierde tratando de curar los efectos de la otra mitad. ( TL Cuyler. )

El deber de los fuertes

Aqu� hay una mezcla de lo temporal y lo permanente. El s�mbolo es temporal y local; pero el principio simbolizado es eterno y universal. "Cuando construyas una casa nueva". No debe ser una ocurrencia tard�a; las almenas deben estar en el plano original. El hombre no debe esperar hasta que ocurra un accidente y se pruebe la necesidad de las almenas, sino que debe tomar medidas de precauci�n.

Tiene que ver con la vida humana, que es demasiado sagrada para experimentar con ella a fin de averiguar el porcentaje de probabilidades. Pero puedo imaginar al hombre ego�sta diciendo: �No, no construir� almenas en mi casa. Puedo caminar por el techo plano de mi casa sin peligro de caerme, y �por qu� deber�a mantener a los dem�s? Estoy perfectamente a salvo ". El mismo argumento se utiliza con respecto a la abstinencia.

��Erigir almenas para que otros no se caigan? No �, dice uno,� no corro ning�n peligro. Puedo tomar mi vaso de cerveza o vino y sentirme perfectamente seguro; y �por qu� deber�a abstenerme por el bien de los que no saben c�mo controlar sus apetitos? " Ahora solo mira eso. Seg�n la ley de la autoconservaci�n, el hombre construir�a almenas para evitar el peligro para s� mismo; como no hay nadie para �l, no construir� esas almenas; de modo que, despu�s de todo, el impulso m�s elevado en la vida de ese hombre es precisamente este: la autoconservaci�n.

�Est�s dispuesto a decir: "No, no me abstendr� de bebidas embriagantes y as� erigir� una almena, una balaustrada, simplemente porque s� que yo mismo estoy perfectamente a salvo"? Si existe alg�n peligro para otro, y est� en su poder, con su ejemplo, erigir una barrera que evite la ca�da de otro, entonces es su deber evidente hacerlo. Pero el c�nico se adelanta y dice: �S�, s� que es posible que un hombre se caiga, pero debe ser por negligencia culpable o por debilidad muy excepcional, y �debo conformarme con tales condiciones? �Debo construir una balaustrada o abstenerme de bebidas embriagantes simplemente por los debiluchos que me rodean? �Debo tenerlos en cuenta? La ley de Dios lo hace, y la ley humana, en la medida en que es cristiana, lo hace.

El deber del fuerte es negarse a s� mismo por el bien del d�bil; los que somos fuertes no debemos complacernos a nosotros mismos. Ahora la cuesti�n no es si puedes permitirte el lujo de consumir intoxicantes, sino si al tomar tu copa animas a otro que es m�s d�bil a tomar tambi�n su copa, y que a su debido tiempo puede llegar a serlo. un borracho y presa de la pasi�n de la que eres felizmente libre.

... pero est� el hombre auto-asertivo que dice: �No voy a renunciar a mi libertad; es una limitaci�n a mi libertad personal ". Ese grito es tan falaz como ego�sta. La libertad personal debe ir siempre paralela al bienestar de la comunidad. ( D. Davies. )

Almenas modernas

Evidentemente, la letra de este precepto se aplica s�lo a las casas de techo plano de Oriente. All�, la azotea siempre ha sido un lugar de vacaciones. Rahab llev� a los exploradores a la azotea de su casa en Jeric�, donde estaba tendido el lino, y los escondi� all�. El rey David camin� sobre la azotea a la hora de la tarde. Nuestro Se�or les habl� a los Doce de predicar en los tejados. No es improbable que incluso en nuestro clima se pueda hacer m�s uso de los techos de las casas que antes.

La presi�n de las ciudades abarrotadas puede llevar a esto. Ya se prob� el plan de tener un terreno de recreaci�n para ni�os en el techo plano de una casa escolar, donde de otra manera no se podr�a obtener un patio de recreo; y se ha encontrado que responde bien. En cualquier caso, la necesidad de una balaustrada fuerte es, por supuesto, tan imperativa como lo fue en Palestina. Dios requiere que no se juegue con la vida humana.

Se debe tener la precauci�n de no sacrificarlo, ni siquiera por inadvertencia. Y este principio pertenece peculiarmente a nuestra santa religi�n. Otras formas de religi�n han inspirado un esp�ritu cruel y un desprecio por la vida humana. Podemos imaginar a un israelita irritado por una orden como esta. �La religi�n�, podr�a decir, �es religi�n. El sacrificio es sacrificio. La oraci�n es oraci�n. Pero los negocios tambi�n son negocios y tienen sus propias necesidades.

�No puede un hombre construir una casa como quiera con su propio dinero? Pero se le podr�a responder as�: �No existe la separaci�n que deseas entre la piedad y la conducta. La religi�n no consiente en estar encerrada en el tabern�culo, el templo o la sinagoga. Debe salir a las calles y carreteras, un testimonio de justicia y amor. Niega absolutamente su derecho a construir o hacer cualquier cosa que desee.

La pregunta no es qu� eliges, sino qu� debes hacer ". Ese Dios de orden y misericordia que dio indicaciones sobre la oveja descarriada, un buey o un asno que se hab�a ca�do en el camino, e incluso sobre los egos en un nido de p�jaro, no omiti� legislar contra los accidentes fatales de hombres, mujeres y ni�os. . Ahora, este es nuestro Dios; y lo que �l consider� digno de Su atenci�n, e incluso de Su legislaci�n en el tiempo de Mois�s, ciertamente no es olvidado ni despreciado por �l ahora.

No dar� por inocente a ning�n hombre que construya una casa, ya sea para su propia residencia o para alquilarla o venderla a otro, y no se proteger� en el edificio de todo lo que sea peligroso para la vida humana. Una casa construida, o corrida con soportes defectuosos, paredes h�medas o mal drenaje, viola esta ley. Es una estructura insegura o perniciosa para el hombre y, por lo tanto, desagradable para Dios. Deje que los due�os de la propiedad de la casa lo miren.

El esp�ritu de la promulgaci�n sugiere otras aplicaciones m�s amplias. La religi�n tiene algo serio que decir a quienes poseen y administran minas y ferrocarriles, y a quienes env�an barcos al mar. Las calamidades ocurrir�n incluso en las minas m�s cuidadosamente excavadas y administradas, en los ferrocarriles m�s h�bilmente construidos y regulados, y en los barcos m�s robustos y mejor encontrados; pero cuando ocurren por parsimonia o por imprudencia, las partes realmente responsables, sean o no responsables de la justicia humana, incurren en el gran disgusto de Dios.

�l requiere que se tomen todas las precauciones posibles para evitar un sacrificio desenfrenado de la vida. Precauci�n no es una palabra interesante. No tiene un sonido heroico; pero denota algo que es sabio y que agrada a Dios. Un apresurado rescate de hombres de un peligro mortal atrae m�s admiraci�n; pero hace bien quien les impide caer en el peligro. El descuido de la debida precauci�n es, de hecho, la madre de todo tipo de travesuras.

No se pretende hacer da�o, pero un poco de indolencia o negligencia enfada el problema, o la parsimonia rechaza el gasto de las medidas preventivas; y as� se hace un da�o que ninguna habilidad puede remediar. Las puertas estancas entre los compartimentos del barco se dejan abiertas la misma noche en que es golpeado, y es demasiado tarde para cerrarlas cuando el agua corre de proa a popa y comienza a asentarse en el mar hambriento.

A menudo, un hombre no cumple con su deber de precauci�n debido a una confianza excesiva en s� mismo. No necesita parapeto para protegerlo. As� es como los hombres desprecian sin generosidad la seguridad moral de los dem�s. Uno tiene lo que se llama una "cabeza fuerte". Ya sea por fuerza o por pereza, puede beber mucho vino o bebidas alcoh�licas con aparente impunidad; y por eso se r�e de la abstinencia. Pero es posible que su propio hijo no pueda gobernarse a s� mismo.

Lejos de nosotros menospreciar los esfuerzos de remediaci�n que en alguna medida bendicen al mundo. El Evangelio mismo es el anuncio de un remedio divino para el pecado y la aflicci�n humanos; y los hombres act�an en el esp�ritu del Evangelio cuando traen limpieza y sanidad a los que han ca�do. �Pero qu� insensatez es dejar que las cosas salgan mal para enmendarlas de nuevo! Seguramente el primer deber es prevenir males evitables.

La moderna legislaci�n inglesa y la acci�n de sociedades e instituciones filantr�picas han hecho mucho con respecto a tales objetivos. La influencia de la familia cristiana, de la Iglesia y de la escuela dominical deber�a formar un parapeto a�n mejor para proteger a la juventud de Inglaterra. �Se explica a los ni�os la relaci�n con el Se�or que est� impl�cita en su bautismo? �Se les manifiestan las afirmaciones del Salvador sobre su amor y lealtad? Sin que se imponga a los j�venes ning�n rigor prematuro, se podr�a levantar silenciosa e insensiblemente un parapeto moral a su alrededor mediante la oraci�n de fe, el encanto del buen ejemplo y un entrenamiento cuidadoso y paciente en el habla y la conducta rectas.

�Pobre de m�! hay quienes, en su enamoramiento, saltar�n sobre todas esas almenas y desperdiciar�n sus vidas. Pero no es menos deseable que la almena est� all�. Salvar� a algunos, aunque no a todos. Es un cheque, aunque no una panacea. Da tiempo a la raz�n, a la conciencia, a la reflexi�n, al respeto por uno mismo; sobre todo, por la gracia de Dios, para actuar y preservar a los hombres de la autodestrucci�n moral.

Posiblemente algunos de ustedes se hayan ca�do y est�n rotos. No se coloc� un parapeto alrededor de su despreocupada juventud, o si hab�a una almena, se re�an de ella y saltaban. Hab�an tomado su propio camino, hecho su propia voluntad y placer, ridiculizado los escr�pulos de sus mejores amigos; y esperemos que por fin empiecen a reconocer su propia locura, y que est�n magullados, doloridos y enfadados. La misericordia de Dios es para ellos.

Se han destruido a s� mismos, pero en �l est� su ayuda. Jesucristo, el Hijo del Alt�simo, es el Buen M�dico. Ha venido a sanar a los quebrantados y a salvar a los perdidos. ( D. Fraser, DD )

La ley de la vida hogare�a

I. El car�cter sagrado de la vida humana. De todas las bendiciones terrenales de las que disfruta el hombre, considera la vida la m�s grande. Lo aprecia tanto que se separar� de todo lo dem�s para retenerlo. Sin embargo, a pesar de estos hechos, parece haber un creciente desprecio por la vida humana.

II. La importancia de la vida familiar. Los jud�os eran una naci�n de amas de casa y amantes del hogar. Si la familia era una instituci�n importante entre los jud�os, no es menos importante para nosotros como naci�n. Nadie duda de que el Estado es necesario para nuestro bienestar como pueblo. Debemos tener leyes, y debemos hacer que se ejecuten, si mantenemos un gobierno civil. Y nadie duda de que la Iglesia es necesaria para nuestra existencia nacional.

Pero por importantes que sean el Estado y la Iglesia, en general se reconoce que la familia es m�s importante que cualquiera de los dos. Tiene que ver con el bienestar f�sico, social, moral y espiritual de cada miembro del hogar. En vista de la posici�n y el car�cter fundamentales de la familia, y en vista de su enorme importancia, nos conviene apreciarla m�s y esforzarnos m�s fervientemente por su preservaci�n y perpetuidad.

III. Algunas salvaguardas que deben colocarse sobre el hogar. El instinto natural, el amor de los padres y el Verbo Divino lo exigen.

1. Uno de esos medios es la buena lectura en el hogar.

2. Otra salvaguarda para la familia es hacer que el hogar sea agradable: convertirlo en el lugar m�s feliz de la tierra. Aparentemente, la tendencia de la vida moderna est� fuera del hogar.

3. Otra salvaguardia para la familia es la instrucci�n religiosa. ( RL Bachman, DD )

Versículo 10

No arar�s con buey y asno juntos.

Una ley para el buey y el asno

Hab�a una raz�n para esta prohibici�n. Siendo diferente el paso de un buey y un asno, no pod�an juntarse sin causar mucho esfuerzo y cansancio el uno al otro. El trabajo ser�a casi dos veces m�s duro para el buey y el asno que para dos bueyes o dos asnos. La ley nos ense�a a considerar las diferencias en los seres humanos y a no unir a los que difieren entre s� a las mismas tareas.

La ley que proh�be a la gente arar con un buey y un asno se aplica a los ni�os. Se les hace da�o a los ni�os cuando se les trata como si tuvieran precisamente las mismas capacidades f�sicas y mentales. Los ni�os est�n constituidos de manera tan diversa, que lo que un ni�o puede hacer con el caso en el trabajo escolar es para otro un trabajo dif�cil. La suma en aritm�tica que para unos es un placer es para otros una tortura.

El chico aparentemente aburrido no debe ser reprochado porque no puede hacer lo que su brillante compa�ero puede hacer. Alg�n d�a, el tipo aparentemente est�pido puede despertar a la actividad intelectual y adelantarse mucho al muchacho que, durante un tiempo, hizo r�pidos progresos en la erudici�n. El asno, que no pod�a seguir el paso del buey al arrastrar el arado, a veces se ha convertido en un gran corcel como el caballo de guerra descrito en el Libro de Job.

No se debe poner a los ni�os a comerciar independientemente de sus dones y preferencias. El chico t�mido y encogido no debe estar emparejado con el tipo audaz y aventurero en empleos que necesitan un esp�ritu atrevido. El muchacho atrevido y aventurero, cuyo coraz�n ya est� en la cubierta del barco, y que sue�a d�a y noche con viajes por grandes espacios del oc�ano a la regi�n de la morsa y el oso blanco, o al clima de la palma y el tamarindo, deber�a no debe mantenerse detr�s del mostrador de una tienda de comestibles.

Lo que es correcto para uno no es necesariamente correcto para otro. Los padres y las madres deben respetar la individualidad de sus ni�os y ni�as, y no preocuparse porque sus hijos no se unan en el mismo yugo. La ley que proh�be a los israelitas arar con un buey y un asno se aplica a los j�venes. No deben ser tratados religiosamente como si todos estuvieran en la misma condici�n y tuvieran que pasar por un proceso similar para convertirse en disc�pulos de Cristo.

Los te�logos duros y los avivistas irreflexivos han hecho da�o a estos j�venes al transmitirles una condena generalizada e insistir en que no hay verdadera conversi�n sin agon�as de arrepentimiento y �xtasis de gozo. No se ha hecho distinci�n entre ellos y los culpables de pecados flagrantes, y se han unido cruelmente a lo peor de la humanidad. La ley que proh�be a los israelitas arar con un buey y un asno se aplica a hombres y mujeres.

No se debe esperar que todos los miembros de la Iglesia manifiesten su religi�n precisamente de la misma manera. Algunos son naturalmente animados y alegres; antes de su conversi�n se destacaron por su disposici�n alegre. Es tan imposible para ellos ser aburridos como lo es el sol cuando brilla en el azul de un cielo despejado. Es tan imposible para ellos estar en silencio como lo es para las alondras y los pardillos estar en silencio cuando May est� besando los capullos de abril en flor.

Ser�a tan malo como unir el buey y el asno para insistir en que deben reprimir sus sentimientos de j�bilo y callar como cristianos cuyas voces nunca se escuchan en manifestaciones religiosas. Ser�a igualmente cruel insistir en que esos cristianos silenciosos deben romper su gravedad natural y manifestar el entusiasmo que siempre resuena canci�n tras canci�n, aleluya tras aleluya.

No se debe hacer violencia a los sentimientos naturales obligando a todos a realizar el mismo tipo de trabajo cristiano. Los t�midos y retra�dos no deben verse obligados a tirar del mismo yugo que los valientes y audaces. ( J. Marrat. )

Versículo 11

No usar�s ropa de diversa �ndole.

Lo moral y lo positivo en los deberes de la vida

I. Que este precepto exhibe un deber �positivo�. El fundamento de esta ordenanza debe buscarse, no en la naturaleza de las cosas, sino en la voluntad de Dios.

II. Que como la inculcaci�n de un deber positivo, el precepto del texto no era tan obligatorio para los jud�os como los deberes que eran totalmente morales. Un jud�o podr�a verse reducido a la alternativa de no usar ninguna prenda o de usar una tejida de lana y lino. La preservaci�n de la salud es un deber moral y, por tanto, m�s importante que la observancia de un precepto ritual.

III. Que nosotros, que vivimos bajo la dispensaci�n del Evangelio, no estamos obligados a observar este precepto en absoluto. Ni sembrar juntos trigo y centeno en vuestros campos, ni arar juntos con caballos y bueyes, ni vestirse con ropa de lana, o de lino, o de otra clase, vale algo, "sino una nueva criatura".

IV. Que si bien no tenemos ninguna obligaci�n de observar este precepto en su significado literal, el principio moral que subyace a ese significado, y que se pretend�a ilustrar, es tan vinculante ahora como siempre, tan vinculante para nosotros como lo fue. sobre los jud�os. Esta prohibici�n, en su aplicaci�n primaria a los israelitas, ten�a sin duda la intenci�n de mostrar que no deb�an mezclarse con los paganos, ni tejer ninguno de los usos de los gentiles en las ordenanzas de Dios.

Este es el esp�ritu del precepto, y es tan obligatorio para nosotros como lo fue para ellos. Debemos evitar una manera complaciente de tratar con la ley divina. No debemos alterar sus principios sagrados para adecuarlos al temperamento de la �poca y los h�bitos del mundo. ( R. Harley. )

El manto de la justicia de Cristo y el pecado de llevar cualquier cosa con �l

I. El manto de justicia que debe vestir todo el pueblo de Dios. Quiz�s pueda decirse que como el texto simplemente proh�be entretejer la lana y el lino, lo deja a nuestra elecci�n si la prenda de nuestra salvaci�n ser� de lana o de lino. Pero no es as�. Debe ser de lino y solo de lino fino ( Apocalipsis 19:7 ). Este manto de justicia tiene dos prop�sitos.

1. Para su justificaci�n. El manto de justicia no solo debe ser tal que Jehov� pueda aceptar, sino que debe ser tal que �l no pueda rechazar; debe ser la justicia divina pura, perfecta, sobrenatural y divina de un Dios encarnado.

2. Y este manto de justicia no es solo para nuestra justificaci�n, sino tambi�n para nuestra santificaci�n. El hombre que tiene el manto de la justicia de Cristo sobre s�, debe tener las influencias del Esp�ritu de Cristo dentro de �l, porque es solo por nuestra santificaci�n que podemos probar la realidad de nuestra justificaci�n. Hay un proceso renovador y conciliador.

II. Lo ofensivo de todos los intentos de tejer cualquier cosa con �l.

1.Es un insulto para Dios el Padre, quien ha determinado que cada hijo de Su familia ser� habitado con la �nica t�nica de la familia: el vestido perfecto e inmaculado de Su Hijo unig�nito, "para y sobre todos los que creen". �C�mo, entonces, debe esperar ese hombre que, en el desenfreno de su resistencia al m�todo de salvaci�n de Dios, reh�se descansar �nicamente en la justicia del propio Hijo de Dios, o so�ar� con agregar a ella su propio imperfecto y hechos perecederos? La consecuencia s�lo puede ser que todas las sanciones y severidades de la ley inmutable de Dios se desatar�n sobre �l con toda su fuerza, si se aventura, ya sea por sus propios m�ritos solamente, en una prenda de lana, o conjuntamente por su propia cuenta y en el futuro. Salvador est� vestido con un vestido de lino y lana juntos, y as� rechaza su total confianza solo en �l,

2.Tampoco, ciertamente, hay menos insulto a Dios Hijo, en este intento de combinar obras y gracia en el asunto de la salvaci�n. �Con qu� prop�sito fue Su misi�n en nuestro mundo? �No derram� Su alma en ofrenda por el pecado, y por Su obediencia hasta la muerte introdujo la justicia eterna? Piensa, entonces, que este gran y bondadoso Salvador consentir� en ser insultado por los intentos de los hombres de unir sus obras a las de �l, y de "llevar una prenda de diversas clases, como de lana y lino juntos", cuando el lino fino s�lo de Su obra terminada, te�ida en Su sangre preciosa, �es la justicia de los santos? �No sab�is que �l tiene un derecho absoluto a todo el honor de nuestra salvaci�n? �Que no permitir� que la justicia compita con la suya? �Que no dar� su gloria, ni el m�s m�nimo grado de ella, a otro? (RC Dillon, DD )

La prenda linsey-woolsey

La prenda de lana en el texto es una sombra de la justicia de la ley o la justicia de las obras; tambi�n el lino es una sombra de la justicia de la fe, o la justicia de Cristo. Para hablar a la manera del Evangelio, el texto nos ense�a a no mezclar ambos. Hay tres clases de predicadores que reciben las Escrituras y confiesan al Dios de Abraham.

1. Los primeros son los que solo predican la ley, y generalmente son jud�os y hombres de esp�ritu.

2. El segundo tipo son los evangelistas o verdaderos predicadores del Evangelio, ministros del Nuevo Testamento, que predican solamente al Se�or nuestra justicia, y que no sabr�n nada entre sus congregaciones, y almas encomendadas a su cargo, excepto Jesucristo y �l crucificado.

3. Hay otros que pecan contra la ley y contra el Evangelio, mezclando ambos y ense�ando a la gente a vestirse de lino y lana, de todo lo que pretendo hablar libremente. No me sorprende que San Pedro llame a la ley un yugo, que ni ellos ni sus padres pudieron soportar, porque debi� ser as� para aquellos que no oyeron claramente de Jes�s y su salvaci�n. �Qui�n, bajo la ley, podr�a tener alg�n consuelo cuando supiera que estaba bajo la maldici�n mientras no continuara cumpli�ndolas en todas las cosas del libro de la ley? Cuanto m�s sinceros, m�s infelices eran los que serv�an bajo la ley y no hab�an o�do hablar de ning�n camino al cielo que no fuera una perfecta obediencia a todas las ordenanzas de Dios.

El verdadero predicador cristiano es aquel a quien el Dios de toda la tierra, el Se�or que dio la ley, ha ense�ado, y que est� convencido de que la ley fue dada para dar a conocer el pecado y hacerlo m�s extremadamente pecaminoso, y que la justicia viene. no por ese medio, sino por Cristo Jes�s, quien es hecho justicia a todo aquel que cree; y habiendo escuchado el Evangelio con o�dos para o�r, y habiendo entendido las palabras llenas de gracia de Jes�s, y habiendo sido �l mismo testigo tanto del estado deplorable bajo la ley como de la liberaci�n por los m�ritos y la Cruz del Cordero, determina s�lo conocer y predicar. �l crucificado en todas partes.

Este es el �nico lino blanco, la �nica justicia que los santos visten arriba, y que puede hacerlos hermosos y hermosos a los ojos de Dios Todopoderoso y a los ojos de sus santos �ngeles. Hay otros predicadores que, en cierta medida, predican la ley y parecen creer que la moralidad y la obediencia son la �nica causa de nuestra aceptaci�n ante Dios. Insisten en la necesidad de hacernos justos, pero para que no despierten la conciencia de quienes los escuchan, les dicen: Cuando hayan hecho todo lo posible, Cristo har� el resto; �l perfeccionar� tus buenas obras con su justicia; debes comenzar y emprender la obra arrepinti�ndote y viviendo una vida religiosa; y si eso no es suficiente, cuando vengas a morir, �l suplir� la deficiencia y la compensar� con Sus m�ritos.

Este es el dispositivo del hombre enteramente y no se puede encontrar en toda la Escritura. Esto es llorar por la paz cuando no hay paz y curar levemente la herida. Esto es mezclar la lana y el lino, y anular el mandamiento de Dios por las tradiciones de los hombres. Sin embargo, el Se�or aprueba la fidelidad de su pueblo, y recompensar� grandemente sus buenas obras y trabajos de amor que se han hecho por causa de su nombre, y culpa a aquellos cuyas obras fueron defectuosas; sin embargo, esa justicia que salva el alma, y ??es la �nica justicia apropiada, es la obediencia, los sufrimientos y los m�ritos de nuestro Dios crucificado y del Se�or Jesucristo; y esto nos es imputado al creer en �l.

As� fue como el padre de los fieles hall� justicia y fue justificado en los ocho de Dios, y en esto solo un alma puede vestirse en el gran d�a. �Nunca has hecho ninguna demostraci�n de religi�n, pero hasta ahora has vivido sin buscar la justicia? Ahora que ya no sea as�; ven ahora a Jes�s, amigo de publicanos y pecadores, y el que colg� desnudo en la cruz ocultar� tu verg�enza.

�O eres devoto y religioso? �Has intentado por la ley y te has esforzado por las obras para llegar a ser justo, y cuando fallaste remendaste tus harapos con los m�ritos de Cristo, la misericordia de Dios y cosas por el estilo? �Hab�is mezclado, para calmar la conciencia, la lana y el lino? Ahora, entonces, tira la tela de lino, la prenda prohibida, la ropa impura e ilegal, y ac�rcate desnudo a Aquel que viste los lirios del campo, y �l ser� tu cobertura, y aparecer�s en Su boda en lino limpio y blanco. ( John Cennick. )

La prenda sin mezclar

1. Tal mandato puede parecernos muy extra�o: que no deb�an mezclar lana y lino en la misma prenda; pero despu�s de una reflexi�n madura, nos vemos llevados a ver el cuidado infinito que Dios tiene por los intereses m�s peque�os de su pueblo; tambi�n muestra que Dios ve una adecuaci�n infinita de las cosas que es demasiado fina para nuestra aprehensi�n grosera.

2. La Escritura tiene su �nico significado verdadero y preeminente cuando se aplica a la t�nica moral interior de los cristianos. No debemos mezclar la guarnici�n de nuestra alma, en parte con la lana de la carnalidad y en parte con el lino de la espiritualidad. Conceda que la gran mayor�a de los creyentes, o m�s estrictamente los medio creyentes, est�n tristemente mezclados en su car�cter y experiencia religiosos; conceda tambi�n que todo cristiano est� mezclado - en parte espiritual y en parte carnal - en la primera etapa de la gracia, sin embargo, la norma �nica y universal en las Escrituras de la verdad divina es la falta de mezcla de car�cter moral. ( H. Daniel. ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Deuteronomy 22". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/deuteronomy-22.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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