Bible Commentaries
Isaías 22

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículo 1

La carga del valle de la visi�n

"El valle de la visi�n"

Esta expresi�n se aplica a Jerusal�n, donde a Jehov� le agrad� dar visiones acerca de Su voluntad a Sus siervos.

( B. Blake, BD )

El valle de la visi�n

Est� bastante en su lugar, en la medida en que alrededor de Jerusal�n hay monta�as, y la misma ciudad, que en relaci�n con el campo ocupaba una posici�n elevada, en relaci�n con las monta�as de la vecindad inmediata parec�a estar en un nivel bajo. Debido a este doble aspecto, a Jerusal�n se le llama ( Jeremias 21:13 ) el "habitante del valle", e inmediatamente en la parte posterior de este la "roca de la llanura", y ( Jeremias 17:3 ) el "monte en los campos �, mientras que Sofon�as 1:11 ) no toda Jerusal�n, sino una parte de ella (probablemente el barranco del Tyropaeum) se llama la argamasa, o como decimos, la cuenca.

Si a esto le a�adimos que la casa de Isa�as estaba situada en la ciudad baja, y que por tanto el punto de vista desde el que se aplic� el ep�teto estaba all�, la expresi�n es perfectamente apropiada. ( F. Delitzsch. )

Jerusal�n, el valle de la visi�n

Adem�s, el ep�teto pretende ser m�s que geogr�fico. Un valle es una depresi�n tranquila y solitaria, encerrada y cortada por monta�as. De manera similar, Jerusal�n es el lugar protegido y pac�fico, cerrado al mundo, que Jehov� ha elegido para mostrar all� a Sus profetas los secretos de Su gobierno del mundo. ( F. Delitzsch. )

El valle de la visi�n espiritualizado

Donde hay Biblias y ministros, hay un valle de visi�n, del cual se espera fruto en consecuencia. ( M. Henry. )

El pecado inexpiable de Jerusal�n

La clave de este pasaje ( Isa�as 22:1 ) - la m�s espeluznante y minatoria de todas las profec�as de Isa�as - es su antagonismo reconciliable entre el estado de �nimo del profeta y el estado de sentimiento p�blico que lo rodea. En una �poca de alegr�a y festividad universal, solo �l se siente abrumado por el dolor y se niega a ser consolado.

En el regocijo del pueblo lee la evidencia de su desesperada impenitencia e insensibilidad, y concluye su discurso expresando la convicci�n de que al fin han pecado m�s all� de la posibilidad del perd�n. Las circunstancias recuerdan el lamento de nuestro Se�or sobre Jerusal�n el d�a de Su entrada triunfal. ( J. Skinner, DD )

La alusi�n hist�rica

Puede considerarse seguro que la profec�a pertenece al per�odo de la invasi�n de Senaquerib (701), aunque es dif�cil seleccionar un momento en el que se hayan combinado todos los elementos de la situaci�n sumamente compleja que trata. Solo hay un incidente que parece cumplir con los requisitos del caso, a saber, el levantamiento del bloqueo de Jerusal�n, como consecuencia de la ignominiosa sumisi�n de Ezequ�as a los t�rminos de Senaquerib.

Cabe se�alar que este no fue el �ltimo episodio de esa memorable campa�a. La verdadera crisis lleg� un poco m�s tarde cuando el rey asirio se esforz� mediante amenazas para extorsionar la rendici�n total de la capital. Fue solo en esa coyuntura que Ezequ�as acept� sin reservas la pol�tica de confianza impl�cita en Jehov� que Isa�as lo hab�a instado todo el tiempo; y fue entonces cuando el profeta dio un paso al frente con una seguridad absoluta e incondicional de que Jerusal�n no deber�a ser violada.

Que la liberaci�n anterior deber�a haber causado un estallido de gozo popular es bastante inteligible; como tambi�n es inteligible que Isa�as deber�a haber mantenido la vista fija en los peligros que a�n se avecinan. Las alusiones al bloqueo reciente est�n ampliamente explicadas, y la expectativa del profeta de un terrible desastre que a�n se avecina se basa obviamente en su visi�n de la impenitencia continua y agravada de sus compatriotas. ( J. Skinner, DD )

�Qu� te pasa ahora? -

Unas vacaciones locas

En estas palabras podemos escuchar al anciano dirigi�ndose a su hijo voluble, cuya mudanza en ese momento �l conoc�a tan bien. Lo vemos parado en su puerta viendo esta espantosa fiesta. ��De qu� te regocijas en una hora como esta, cuando ni siquiera tienes la valent�a de tus soldados para celebrar, cuando est�s sin ese orgullo que ha sacado canciones de los labios de un pueblo derrotado al saber que sus hijos hab�an ca�do con sus rostros al enemigo, y ha hecho que hasta las heridas de los muertos salgan por los labios de la puerta del triunfo, llamando a la fiesta? " ( Prof. GA Smith, DD )

Una pregunta de a�o nuevo

I. Designa especialmente a "TI". Hay una identidad en la experiencia humana. Pero hay al mismo tiempo una personalidad intensa en cada uno de nosotros, secretos en nuestra experiencia: luchas secretas, fracasos, motivos, emociones.

II. UN MOMENTO ESPEC�FICO - "AHORA". No el pasado, ni el futuro, sino el presente.

III. LA MALDICI�N.

IV. LA PREGUNTA es sugerente, como si las preguntas del profeta se hubieran hecho con miras a encontrar un remedio. �Cu�l es el espec�fico de la dolencia? �Riqueza, etc.? �No! salvaci�n personal. ( Predicadores ' Magazine. )

Versículo 11

No hab�is mirado a su Hacedor

Una prudencia imp�a

Toman medidas para abastecer de agua a la ciudad durante su asedio y para aislarla, si es posible, de los sitiadores.

"�Por qu�", como est� escrito en la historia que nos da el cumplimiento de esta profec�a, "deber�an venir los reyes de Asiria y encontrar mucha agua?" Donde esto falla, todo falla, porque el agua, junto al aire que respiramos, es la primera necesidad de la vida humana. Hay, al parecer, ciertos arroyos o charcos de agua alimentados con manantiales fuera de la ciudad, y estos logran desviar, para que fluyan ahora lejos de los sitiadores y a favor de los sitiados.

La ciudad tiene dos vatios, y entre estos dos, el interior y el exterior, se cava una zanja o trinchera, y se hace que el agua del antiguo estanque fluya hacia ella, formando a la vez como un foso una especie de protecci�n para el muro interior, en caso de que se derribara el exterior, y tambi�n un suministro para el uso de los habitantes. Todo esto era correcto y razonable, y no se pod�a culpar a las autoridades por tomar estas precauciones.

Pero hay culpa en esto, que a pesar de que son el pueblo escogido del Se�or, y siempre se les ha ense�ado que le deben todo lo que tienen, no lo reconocen como el Se�or bondadoso y Dador misericordioso. ( JW Lance. )

El uso que hace el hombre de los dones de Dios

Tenemos aqu� una especie de tipo y patr�n de la enfermedad tan com�n en la naturaleza humana, a saber, el olvido de Dios en el uso y apropiaci�n de las cosas que �l nos ha provisto.

I. Mire, por ejemplo , las provisiones Divinas en LOS GRANDES ALMACENES DE LA NATURALEZA. Observe c�mo, mediante la invenci�n y el descubrimiento, los convertimos en cuenta, percibiendo en algunos casos fuerzas que, aunque viejas, son nuevas para nosotros, y en otros aplicando ingeniosamente fuerzas viejas y conocidas a nuevos prop�sitos en el avance de la civilizaci�n y para la comodidad. y conveniencia de la vida. Sobre el hombre est� escrito en el Libro de los Salmos: "Le hiciste se�orear sobre las obras de tus manos".

II. Retomemos el tema m�s familiar de la PROVIDENCIA DIARIA. Podemos ver a Dios en las nubes, podemos escucharlo en el viento; A veces est� cerca de nosotros en el terremoto y el fuego, as� como en la voz apacible y delicada; pero a menudo no lo vemos en esas misericordias comunes que son nuevas cada ma�ana y frescas cada tarde. Considere esa barra de pan en su mesa. Deber�a ser para ti una revelaci�n; y para que sea as�, averigua su g�nesis.

Era harina ayer o anteayer, y vino, tal vez, de Francia, o Espa�a, o Am�rica, donde se cultivaba como trigo, lleg� a ti al otro lado del oc�ano, la propia carretera de Dios en el desierto de las aguas. Hace mucho tiempo form� esos granos de trigo y les dio tal fuerza de vida que un pu�ado o menos, que se encuentra en una momia egipcia de tres mil a�os, cuando se planta en suelo ingl�s, ha crecido y producido treinta, sesenta o un cien veces m�s.

�Da hoy nuestro pan de cada d�a�, la m�s simple de todas las oraciones que parece, es realmente pedir que las fuerzas de la naturaleza contin�en siendo llenas y sostenidas por Aquel que las hizo; y que las industrias de la vida contin�en trabajando armoniosamente con la misericordiosa providencia de Dios, porque sin estos eslabones humanos y Divinos en la gran cadena de oro, nuestro pan de cada d�a cesar�a.

III. EN RELIGI�N, tambi�n, podemos ver c�mo se han usado los dones divinos y, �ay! abusado con demasiada frecuencia, en el olvido ciego del Divino Dador. El hombre es una criatura que no puede prescindir de la �religi�n� m�s de lo que puede prescindir del dinero, la ropa, la casa o la comida. Pero aunque naturalmente religioso, no se sigue que sea piadoso. Podemos hacernos una religi�n sin Dios.

Una de las acusaciones formuladas por el ap�stol Pablo contra los que hab�an formado los sistemas religiosos m�s elaborados y complejos era que no "les gustaba retener a Dios en su conocimiento". La facultad religiosa, dada por Dios, de alguna manera la ejercieron, pero perdieron de vista al Dador. Ellos perdieron Su unidad entre sus innumerables dioses y diosas, por lo que la misi�n de Israel fue declarar: �Oye, Israel, el Se�or nuestro Dios, el Se�or uno es.

Tambi�n perdieron de vista su justicia; porque aunque dijeron: "Los dioses son justos", sin embargo, cuando leemos la historia de sus vidas, sus vicios y sus cr�menes, toda idea de justicia se escandaliza y se rebela; y en cuanto a estos dioses, los que los hacen son semejantes a ellos. Tambi�n puede ser que en nuestras propias teolog�as no hayamos estado libres de fallas en este sentido. Incluso en la teolog�a cristiana, el "Theos", el Dios personal, puede haberse perdido demasiado de vista. Ojal�, como a veces se nos ha encomendado, pensemos en Dios como un "conjunto de atributos", en lugar de como un Padre viviente revelado a nosotros en el Cristo.

IV. EN LAS ORDENANZAS CRISTIANAS, veamos siempre al Dador. A menos que lo hagamos, usemos en ellos no hay ninguno. ( JW Lance. )

Versículos 12-14

Y en aquel d�a el Se�or Dios de los ej�rcitos llam� al llanto. .. Y he aqu� gozo y alegr�a

Un llamado al arrepentimiento

I. EL LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO ( Isa�as 22:12 ).

1. El d�a aqu� mencionado fue una �poca de abundante iniquidad. Un d�a de dolorosos problemas ( Isa�as 22:4 ).

II. LA RECEPCI�N CON LA QUE SE ENCUENTRO. ( Isa�as 22:13 ). No hay lugar para suponer que no hab�an prestado atenci�n al mensaje entregado por el profeta. M�s bien parecer�a que lo hab�an atendido con precisi�n, es m�s, hab�an estudiado su significado a prop�sito para contrarrestarlo; pues un contraste tan minuciosamente exacto, un esquema de contradicci�n tan completamente ajustado, dif�cilmente podr�a haberse tropezado con un mero accidente.

Y de hecho, la �ltima parte del vers�culo deja esto fuera de toda duda: "Comamos y bebamos", dijeron, "porque ma�ana moriremos". No debemos imaginar que estas palabras fueron dichas con seriedad por uno de esos rebeldes presuntuosos y jactanciosos. Los m�s atrevidos deben haber sido conscientes de que el aspecto del rey de los terrores, en sus m�s suntuosos entretenimientos, no les dejar�a apetito ni por la carne ni por el vino.

Lo dec�an como una burla, un dicho ingenioso, por poner en rid�culo de memoria la advertencia que hab�an recibido, pero que no cre�an. Es bastante com�n condenar las mismas faltas en los dem�s que f�cilmente perdonamos, es m�s, apreciamos en nosotros mismos.

III. LA ALARMANTE DENUNCIA DE IRA contra esos transgresores perversos y obstinados ( Isa�as 22:14 ).

IV. MEJORA. �Qu� nos preocupamos en estas cosas? ( 1 Corintios 10:11 ). Dios es siempre el mismo. Y por lo tanto, en Sus actos de gobierno pasados, como los explica Su Palabra, contemplamos un plan de administraci�n justa, de donde podemos aprender, con cierto grado de certeza, qu� tipo de trato, en circunstancias similares, tenemos nosotros mismos. raz�n para esperar. ( H. Blair, DD )

El llamado de Dios al arrepentimiento

El terrible estado de Jerusal�n impone esta verdad en nuestras mentes: que ning�n privilegio, civil o religioso, puede dar inmunidad a un pueblo depravado y culpable, frente a los juicios amenazados de un Dios enojado. �En cu�ntos casos las circunstancias y la conducta de los jud�os antiguos se parecen notablemente a las nuestras!

I. EL DEBER A QUE DIOS NOS LLAMA. Estamos llamados al "llanto y al duelo, a la calvicie y a ce�irnos de cilicio", expresiones que indican las antiguas "formas de duelo". Nuestras calamidades nos llaman a ella; somos llamados por nuestro Dios.

II. LA CONDUCTA QUE SE MUESTRA. "Y he aqu� gozo y alegr�a, matando bueyes y matando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino: comamos y bebamos, que ma�ana moriremos" - una noci�n sensualista, que puede tomarse aqu� como el lenguaje de la desesperaci�n - " Como debemos morir ma�ana, comamos y bebamos hoy; o, en forma de burla - Dicen que moriremos; comamos y bebamos, y disfrutemos tanto como podamos de las cosas buenas de esta vida �.

III. LA AMENAZA QUE SE DENUNCIA ( Isa�as 22:14 ). Las amenazas de Dios no son declaraciones vanas. ( GB Macdonald. )

La gran locura de Jud�

Empezaban a abordar los terribles problemas de la lucha con Asiria con el mismo coraz�n que los parisinos en la guerra franco-alemana. Pasaron, por as� decirlo, la noche anterior a la batalla en el jolgorio de la alegr�a de los borrachos, como los sajones pasaron la noche anterior a la batalla de Hastings. ( EH Plumptre, DD )

Versículos 15-19

Shebna

Shebna

En los concilios de Ezequ�as hab�a un partido fuerte favorable a una alianza entre Jud� y Egipto.

A la cabeza del grupo estaba Shebna. Ocupaba un puesto correspondiente al de nuestro primer ministro y era tesorero o consejero principal del rey. Su mandato en el cargo no presagiaba nada bueno para Jerusal�n: su pol�tica pro-egipcia, como la pol�tica pro-asiria de Acaz, desagradaba por completo a Jehov� y era ajena a las mejores tradiciones de la casa de David. En contra de esta pol�tica, Isa�as est� especialmente encargado de alzar la voz.

En el desempe�o de esta misi�n, �l destaca a Shebna, aparentemente un extra�o, que por ambici�n se hab�a elevado a un alto cargo y estaba desprovisto de principios religiosos. Hab�a estado procurando honor para s� mismo, estableciendo a su familia en la tierra, como pensaba, y, como era la costumbre, cavando un sepulcro para s� mismo. Pero de ese alto cargo pronto ser�a destituido vergonzosamente, cuando tanto el rey como el pueblo llegar�an a ver el car�cter indigno de una alianza egipcia. Y es digno de menci�n que esta profec�a se cumpli� r�pidamente. Porque cuando los mensajeros de Ezequ�as se encuentran con el Rabsaces, Sebna no ocupa el primer lugar. ( B. Blake, BD )

La profec�a sobre Sebna

Esta profec�a ilustra la influencia ejercida por Isa�as en la pol�tica dom�stica de Jud�. ( Prof. SR Driver, DD )

Shebna una extranjera

A juzgar por la forma de su nombre, probablemente era sirio. ( Prof. SR Driver, DD )

La vana expectativa de Shebna

En la roca de [la ladera oriental de Sion], de arriba abajo, fueron excavados los sepulcros de los reyes. Shebna ocupa una posici�n tan alta, y se cree tan grande que espera que despu�s de su muerte sea sepultado entre reyes, y de ninguna manera muy lejos. ( F. Delitzsch. )

La tumba de Shebna

Se supone que la menci�n de la altura de la nueva tumba de Shebna indica su extrema pretensi�n de pompa y dignidad. Los antiguos, sin excepci�n de los jud�os, daban mucha m�s importancia que nosotros a todo lo relacionado con el entierro de los muertos, porque eran mucho menos capaces de distinguir a la persona humana del cuerpo terrenal, o de aprehender la realidad sustancial de la muerte. el primero forma parte del segundo.

Nuestros entierros simbolizan y expresan nuestra fe en la inmortalidad y la resurrecci�n; pero los jud�os compart�an m�s o menos el sentimiento com�n de la antig�edad de que hab�a alguna conexi�n real entre las exequias debidas de un hombre y su estado despu�s de la muerte. Aun as�, su fe, aunque oscura, fue en m� principalmente espiritual y elevadora, cuando la sostuvieron David, Ezequ�as o Job. Pero el hombre mundano y atado a los sentidos entonces, como de hecho lo hace ahora, contempl� los costosos preparativos para su entierro y para la preservaci�n de su cuerpo embalsamado y sepultado, como el �ltimo acto posible de consideraci�n por esa existencia sensual que solo a �l le importaba. por. No era m�s que el mantenimiento constante de lo �ltimo de su credo sensual: "Comamos y bebamos, que ma�ana moriremos". ( Sir E. Strachey, Bart )

Versículo 18

Seguramente se volver� violentamente y lanzar� la pelota como si fuera una pelota.

La perdici�n de Shebna

A este intruso desconocido, que hab�a tratado de establecerse en Jerusal�n, a la manera de aquellos d�as, labrando un gran sepulcro, Isa�as trajo sentencia de destierro violento: �He aqu�, Jehov� te arrojar�, arrojar�, hombre grande y aplastando, aplastando juntos.

�l rodar�, rodar� sobre ti, piedra rodante, como una pelota lanzada sobre terreno ancho y llano; All� morir�s, y estar�n los carros de tu gloria, verg�enza de la casa de tu se�or. Y yo te ech� de tu puesto, y de tu puesto te derribaron �. Este vagabundo no deb�a morir en su lecho, ni ser reunido en su gran tumba con las personas a las que se hab�a impuesto. ( Prof. GA Smith, DD )

La perdici�n de Shebna

Para �l, como Ca�n, hab�a una tierra de Nod; y sobre �l encontrar�a la muerte de un vagabundo. ( Prof. GA Smith, DD )

Expulsi�n de Shebna

Las ideas sugeridas son las de violencia, rapidez y distancia. ( JA Alexander. )

Venganza

Aquellos que, cuando est�n en el poder, se vuelvan y arrojen a otros, ser�n justamente volteados y arrojados a s� mismos cuando su d�a llegue a caer. Muchos que se han cre�do atados como un clavo pueden llegar a ser lanzados como una pelota, porque aqu� no tenemos una ciudad permanente. Shebna pens� que su lugar era demasiado estrecho para �l, no ten�a espacio para prosperar; Por lo tanto, Dios lo enviar� a �un pa�s extenso�, donde tendr� espacio para vagar, pero nunca m�s encontrar� el camino de regreso. ( M. Henry. )

La irresistibilidad de los juicios de Dios

Aprender&mdash

I. LA FACILIDAD CON QUE DIOS EFECTA SUS JUICIOS.

II. LA ABSOLUTA INUTILIDAD DE CUALQUIER RESISTENCIA A LOS DIVINOS JUICIOS. Tan ciertamente como una bola debe seguir la l�nea de proyecci�n, as� seguramente debemos ir adonde nos llevan los juicios de Dios.

III. EL MISTERIO DE CAER EN LAS MANOS DEL DIOS VIVIENTE. ( W. Manning. )

Versículos 20-25

Mi siervo Eliaquim

"Mi siervo Eliaquim"

�Quien era �l?

Nadie puede decirlo. �D�nde m�s se lo menciona en las Sagradas Escrituras? Probablemente en ninguna parte. �Era entonces un hombre sin renombre? Eso depende de lo que entiendas por renombre, porque en el texto se indica con t�rminos que implican una fama infinita, di "Eliakim", y nadie lo conoce; di "Mi siervo Eliaquim", y la oscuridad se eleva a una eminencia incomparable y nunca superada. ( J. Parker, DD )

Renombre, nominal y moral

El renombre, entonces, puede ser nominal o puede ser moral. La fama nominal es algo que va y viene, una nube de color, una burbuja en el r�o, un ruido en el aire, nada sustancial, nada ben�fico en s� mismo; pero la fama moral, la fama de la bondad, la fama del car�cter, la reputaci�n asociada con las obras de sacrificio o valor, es una fama que vive en el cielo. ( J. Parker, DD )

Eliaquim y Cristo

El lenguaje que se usa aqu� sobre Eliaquim encuentra su perfecto cumplimiento s�lo en Aquel cuya suprema prerrogativa es abrir de tal manera que ning�n hombre pueda cerrar, ni siquiera Jesucristo. ( B. Blake, BD )

El poder de las llaves

( Isa�as 22:22 ) consiste no solo en la supervisi�n de las c�maras reales, sino tambi�n en la decisi�n de qui�n era y qui�n no deb�a ser recibido al servicio del rey. ( F. Delitzsch. )

Eliakim: el clavo y el trono

Los gobernantes de una naci�n ( Zacar�as 10:4 ) est�n en la misma relaci�n con la comunidad que una estaca para la tienda que sostiene firmemente y mantiene. As� como la estaca de la tienda se clava en el suelo de tal manera que una persona puede, si es necesario, sentarse en ella, as�, mediante el desarrollo de la met�fora, la estaca se convierte en un asiento de honor.

Como una silla espl�ndida adorna una habitaci�n, as� Eliakim adorna a su hasta ahora poco distinguida familia. El pensamiento estrechamente relacionado, que los miembros de su familia para alcanzar los honores se sentaran en esta silla, lo expresa una figura diferente. Eliakim se nos presenta una vez m�s como un "clavo", ahora, sin embargo, como uno alto, algo as� como un poste en el que se cuelgan los abrigos, o como una clavija clavada en la pared a una distancia del suelo.

De este poste o estaca cuelgan, es decir , uno cuelga o cuelga de all�, toda la pesada suerte (como en el cap�tulo 8: 7) de la familia de Eliaquim. El profeta procede a dividir esta familia en sus componentes masculino y femenino, como muestra la yuxtaposici�n de sustantivos masculinos y femeninos. ( F. Delitzsch. )

El reino y gobierno del glorioso Mes�as tipificado por el ascenso y ascenso de Eliaquim

I. EL LLAMADO DE ELIAKIM a su empleo honorable, mediante el cual se representa el llamado de Cristo a Su obra y oficio mediadores ( Isa�as 22:20 ). Cristo no se qued� sin ser enviado.

II. LAS INSIGNIAS DE HONOR que se le otorgaron como consecuencia de Su llamado ( Isa�as 22:21 ).

1. Est� vestido con un manto real. Entonces Cristo est� vestido ( Apocalipsis 1:1 ) con un manto hasta los pies, que sirve para cubrirse y adornarse a s� mismo y a todos sus miembros.

2. �l est� fortalecido con un cinto, un cinto de verdad y fidelidad; �l siempre est� listo para la ejecuci�n de Su obra.

3. �l tiene las llaves de la casa que se le han encomendado y el gobierno �nico; �l abre y nadie cierra, etc. Las llaves del coraz�n y las llaves del infierno y de la muerte est�n en Su mano.

III. SU CONFIRMACI�N EN SU HONORABLE OFICINA Y ESTACI�N. Est� "atado como un clavo en un lugar seguro". Cristo es clavado en Su obra y oficio mediadores por un decreto eterno ( Salmo 2:7 ), y por el juramento de Dios Salmo 110:4 ); y todos los poderes del infierno y de la tierra nunca soltar�n este clavo.

IV. Aqu� se nos dice EN QU� VENTAJA DEBE DESCARGAR SU CONFIANZA. �Ser� un trono glorioso para la casa de Su Padre�. Dios manifestado en carne es el trono de gracia al que estamos llamados a acercarnos con denuedo; ya esto bien se le puede llamar un trono glorioso �, porque hay, en esta dispensaci�n de gracia, el despliegue m�s brillante de la gloria de Dios. Cristo es el adorno de la casa de Su Padre, el resplandor de Su gloria y la corona m�s resplandeciente que jam�s haya adornado la naturaleza humana.

V. LA PREEMINENCIA DE CRISTO EN LA FAMILIA DE DIOS, y la dependencia de todos los dom�sticos de �l (vers�culo 24).

1. La designaci�n dada a la Iglesia de Dios; "La casa del Dios y Padre de Cristo".

2. La naturaleza y calidad de la casa; hay "gloria" en ello.

3. La posici�n elevada y honorable que Cristo tiene en la casa de Su Padre; �l es el gran Maestro de la casa, y toda la familia est� comprometida con �l, y se dice que "cuelga de �l como un clavo fijado en un lugar seguro".

4. El consentimiento com�n de toda la familia para su administraci�n; de �l colgar�n toda la gloria, etc .; es decir , el Padre de familia y toda la prole de la casa coinciden amistosamente en que �l debe tener la administraci�n exclusiva.

5. Alg�n relato del mobiliario de la casa, comprometido con la gesti�n del gran Eliaquim del Nuevo Testamento.

(1) La gloria.

(2) La descendencia y la descendencia.

(3) Las vasijas de peque�a cantidad, desde vasijas de copas, hasta todas las vasijas de jarras.

Por lo cual debemos entender a los creyentes, porque son los hijos de Dios, y la simiente de Cristo por regeneraci�n; y tambi�n llamados �vasos�, porque son los sujetos receptores de la gracia divina, que es el vino, la leche y la miel de la casa. ( E. Erskine. )

Versículo 23

Y lo sujetar� como un clavo en un lugar seguro

El asimiento de Cristo

Se ve la fuerza de sujeci�n de Cristo sobre el alma de la humanidad:

I. EN SU MANTENIMIENTO EN LA MENTE GENERAL DEL MUNDO. �Qui�n, a lo largo de la historia de las edades, ha tenido un control tan firme sobre la humanidad como lo ha hecho Cristo? Es cierto que Buda, Zoroastro, Confucio, Mahoma, han tenido, y todav�a tienen, un firme control sobre millones de almas. Algunos de ellos tienen una influencia mucho m�s amplia que la de Cristo, pero no est�n sujetos con tanta firmeza.

1. La filosof�a muestra esto. Sus sistemas -si es que se les puede llamar sistemas- s�lo apelan a ciertas facultades de la naturaleza humana; Cristo agarra al hombre entero: intelecto, imaginaci�n, conciencia, esperanza, miedo, amor.

2. La historia muestra esto. El paganismo no invade el cristianismo. Los cristianos no se convierten a Zoroastro, Confucio, etc., pero sus seguidores se convierten al cristianismo todos los d�as. El paganismo se est� contrayendo, el cristianismo se est� extendiendo a todos. Su lenguaje, su literatura, sus instituciones, se est�n imponiendo por todas partes. El "clavo" se hace tan r�pido, que extraerlo ser�a destrozar el mundo.

II. EN SU MANTENIMIENTO EN LA MENTE CONSAGRADA DE SUS DISC�PULOS. Su dominio aqu� es mucho m�s firme que Su dominio sobre la mente general. Se adentra m�s en la humanidad, se apodera de toda el alma y la hace cautiva. O, para cambiar la figura, hunde sus ra�ces en todas las facultades del alma. Para el esp�ritu humano, en este caso, se convierte en lo que la savia es para el �rbol. Debes hacer pedazos el alma, es m�s, debes aniquilarla antes de poder extraer su "u�a". ( Homilista. )

Un clavo en un lugar seguro

I. LA LECCI�N DEL CLAVO; que las peque�as cosas pueden ser cosas muy importantes. Leemos cuando David se prepar� para la construcci�n del templo, �prepar� hierro en abundancia para los clavos de las puertas de las puertas�. As� que toda preparaci�n para el entrenamiento, para la educaci�n, para la formaci�n del car�cter, es una especie de hierro sagrado, que de ahora en adelante se convertir� en clavos para el "lugar seguro". Y si pasas a Esdras 9:8, encontrar� que el buen hombre incluso hace que esto sea una cuesti�n de oraci�n, que �Dios le d� un clavo en su lugar santo�, es decir, que �l y los suyos tengan un lugar de seguridad, por insignificante que sea; porque un clavo, por peque�o que sea, habla de seguridad, sujeta cosas. Hay un viejo proverbio que dice que "por falta de un clavo se perdi� la herradura, por falta de herradura se perdi� el caballo, por falta de caballo se perdi� el jinete".

II. EL LUGAR SEGURO. De lo cual aprendes, que incluso las cosas buenas en s� mismas deben estar en un buen lugar, para que puedan ser de alguna utilidad. Por ejemplo&mdash

1. Las buenas palabras, para que funcionen bien, necesitan buenos recuerdos; y el buen recuerdo es el "lugar seguro".

2. Un buen ejemplo de una vida fruct�fera es "un clavo en un lugar seguro".

3. La fe fijada en un buen objeto es "un clavo en un lugar seguro". La fe no siempre es buena; la gente puede creer mentiras. Si miras a Cristo y conf�as en �l, habr� un "clavo en el lugar seguro".

III. LA LECCI�N DE LA FIJACI�N.

1. Para sujetar un clavo es necesario guiarlo. Necesitar� fortaleza, ayuda y gu�a de Dios.

2. Abrochado. Algunas cosas, una vez arregladas, se arreglan para siempre. �Qu� cosa espantosa es pensar que esto se aplica, en la medida en que somos capaces de decir y ver, a las cosas malas! El h�bito fija al hombre como �un clavo en un lugar seguro�, fija sus formas de pensar y de vivir de modo que parezca inamovible; porque cada vez que repetimos algo incorrecto, se introduce cada vez m�s en nuestra vida. Aseg�rese de que, a medida que valora su felicidad por el tiempo y la eternidad, si est� atado como �un clavo en un lugar seguro�, ser� un buen lugar.

3. En buen lugar, abrochado. �S� firme, inamovible�: act�a de tal manera que la gente mala nunca tenga esperanzas de ponerte de su lado o sacarte de tu lugar seguro. ( Homilista. )

Clavos en casas orientales

Estos clavos, o clavijas, cuando se emplearon en las casas, no se clavaron en las paredes despu�s de que se termin� el edificio, sino que se trabajaron mientras el edificio se estaba levantando. Los fuertes ganchos, o picos, as� asegurados en el mortero respond�an al doble prop�sito de las abrazaderas para sujetar las paredes juntas, y de los clavos en los que se pod�a colgar cualquier cosa. ( JN Norton. )

El clavo en un lugar seguro

La promesa concerniente a Eliaquim equivale a esto: �De tal manera lo edificar� en Mi templo espiritual (as� se supone que diga el Todopoderoso), para que �l mismo pueda estar firmemente fijado en �l, y que otros tambi�n puedan depender de �l con seguridad. ayuda y consejo ". Como Eliaquim era un tipo de Cristo, tenemos en esta semejanza una lecci�n instructiva, tanto de nuestro deber como de nuestra felicidad. De �l debemos depender nuestras esperanzas e intereses, tanto con respecto a nuestra propia salvaci�n como a la paz y prosperidad de la Iglesia.

I. Eliaquim fue un tipo de Cristo AL SER EL SUCESOR DE UNO QUE SE HAB�A PROBADO NO DIGNO DE SU OFICINA. As� como la altiva y sin principios Shebna cedi� su lugar a un hombre en quien ning�n inter�s ego�sta posiblemente podr�a influir, as� tambi�n los gobernantes corruptos y malvados de la naci�n jud�a deb�an ser apartados ante la aparici�n del Mes�as que gobernar�a el mundo con justicia. .

II. Nuevamente, Eliaquim era un tipo de Cristo, EN LA AUTORIDAD QUE SE LE CONFI�. As� como el sucesor del infiel Shebna fue honrado al tener "la llave de la casa de David puesta sobre su hombro", en se�al de la autoridad ilimitada que desde entonces iba a ejercer, as� se le hab�a confiado al Se�or Jes�s "todo poder en el cielo y en la tierra "; y lo encontramos adoptando los mismos t�rminos elevados para describir sus propios atributos reales ( Apocalipsis 3:7 ).

III. Un tercer particular en el que Eliaquim puede ser considerado como un tipo de Cristo, es EN LOS BENEFICIOS Y BENDICIONES ASEGURADOS POR SU JUSTO REGLA. Eliaquim, se nos dice, fue "un padre de los habitantes de Jerusal�n y de la casa de Jud�", pero los beneficios de la administraci�n m�s sabia del hombre son pocos e insignificantes, en comparaci�n con los que est�n asegurados al mundo por los gloriosos reinado del Pr�ncipe de Paz. ( JN Norton. )

Versículo 24

Y sobre �l colgar�n toda la gloria de la casa de su padre.

Familia de Eliakim

Las vasijas, grandes y peque�as, son figuras de varios miembros de la familia de Eliakim.

As� como las vasijas de todo tipo se suspenden de un clavo, las conexiones de Eliakim, tanto ricas como pobres, se sostendr�n sobre su nueva dignidad. ( Prof. SR Driver, DD )

Exhibici�n oriental de riqueza

Gran parte de la riqueza de los antiguos consist�a en vasijas de oro y plata, y en cambios de vistosos vestidos, de los que hac�an un ostentoso despliegue, colg�ndolos de las p�as a lo largo de las paredes. Tambi�n era com�n suspender en casas y templos, armaduras, espadas, escudos y cascos; el bot�n de guerra, o las reliquias de antepasados ??honrados ( Cantares de los Cantares 4:4 ). ( JN Norton. )

Cristo, administrador �nico de la Iglesia

I. LA IGLESIA ES LA CASA DE DIOS ( Isa�as 2:2 ; Hebreos 3:6 ; 1 Pedro 2:5 ).

1. Es el Fundador de la casa.

2. El Comprador.

3. El propietario �nico.

4. Aqu� tiene Su morada.

Por lo tanto, debe ser una estructura muy gloriosa. El plan fue trazado por la sabidur�a infinita de toda la eternidad ( Proverbios 9:1 ).

(1) Los cimientos de la casa son gloriosos.

(2) La forma.

(3) La puerta ( Juan 10:9 ).

(4) Los pilares ( Proverbios 9:1 ). Estas son las perfecciones de la naturaleza divina tal como se manifiestan en Cristo.

(5) Las ordenanzas.

II. CRISTO ES CONSTITUIDO EL GRAN ADMINISTRADOR DE LA CASA DE SU PADRE.

1. En el consejo de paz, desde la eternidad, fue elegido para ser el Constructor de la casa ( Zacar�as 6:12 ).

2. �l es el Padre eterno de la familia ( Isa�as 9:6 ).

3. El gran Or�culo y Consejero ( Isa�as 9:6 ).

4. El gran sacerdote ( Hebreos 10:21 ).

5. El gran Se�or-Tesorero, s�, el tesoro ( Colosenses 1:19 ; Juan 1:16 ).

6. El gran Lord-Mayordomo o Dispensador.

7. El Legislador.

III. CRISTO EST� FIJADO EN LA GESTI�N DE LA CASA DE DIOS, como un clavo en un lugar seguro.

1. Hay un decreto irreversible en el cielo de que �l debe ser el �nico Administrador y Gobernador de la casa ( Salmo 2:6 ).

2. Se fija en la administraci�n de la casa con la solemnidad de una transacci�n de pacto ( Salmo 89:3 ).

3. Con la solemnidad de un juramento hecho por el gran Jehov�.

4. En su juramento, promete la perfecci�n m�s deslumbrante de su naturaleza. �l dejar� de ser un Dios santo tan pronto como permita que la autoridad de Su Hijo en Su casa sea revocada.

5. Se fija en la direcci�n por convocatoria solemne e investidura.

6. Por una posesi�n real del trono ( Filipenses 2:9 ).

7. Por una victoria completa sobre todos sus enemigos y los de su Iglesia, de modo que ninguno de ellos sea capaz de causarle la menor molestia.

IV. TODA LA CASA, CON TODOS SUS APORTES, Cuelga O DEPENDE DE ESTE BENDITO CLAVO QUE EST� FIJADO EN UN LUGAR SEGURO.

1. Toda la gloria de la casa depende de nuestro Se�or Jesucristo.

(1) La presencia de Dios en una Iglesia la hace gloriosa. Es debido a Cristo que el tabern�culo de Dios est� con los hombres.

(2) La revelaci�n de la mente y la voluntad de Dios en las Escrituras de verdad, es la gloria de la Iglesia. Cristo es el Alfa y la Omega de todas las Escrituras.

(3) Un ministerio fiel es la gloria de una Iglesia. (Ver Efesios 4:11. )

(4) Las ordenanzas del Evangelio, impartidas con pureza por ministros fieles de Cristo, son la gloria de una Iglesia. Bueno, todo depende del gran Gerente, como la palabra y los sacramentos, la oraci�n y la alabanza.

(5) Los juzgados de una Iglesia, superiores o inferiores, constituidos en Su nombre y moldeados de acuerdo con Su designaci�n para el gobierno y para el ejercicio de las llaves de la disciplina, son la gloria de una Iglesia. Toda esta gloria pende del clavo fijado en un lugar seguro, porque �l es el que da las llaves del reino de los cielos a los poseedores de su oficio, y promete que �lo que atan en la tierra, ser� atado en los cielos; y lo que desaten en la tierra, ser� desatado en los cielos �; y donde se re�nan en los tribunales para disciplinarlos, �l "estar� en medio de ellos".

(6) Los pactos de una Iglesia son su gloria; El pacto de gracia y promesa de Dios, y sus pactos de deber y gratitud. El pacto, y las bendiciones y promesas del mismo, penden de este clavo bendito; todos est�n en �l, y "en �l s� y am�n". Nuestros convenios de deber, obediencia y gratitud penden de este bendito clavo. Cuando los hombres se comprometen con el deber de manera legal, solo se hacen sogas de arena. Todos nuestros fondos de gracia est�n en �l.

(7) La multitud de conversos reales es la gloria de una Iglesia. Por su propia voluntad nos engendra por la palabra de gracia.

(8) La pureza, santidad y fidelidad de los miembros de la Iglesia son la gloria de una Iglesia. Esta gloria pende de este bendito clavo; porque es en virtud de su uni�n con �l, que derivan de �l la influencia santificadora.

2. Tambi�n se dice que la descendencia y el resultado de la casa dependen de Cristo. Por descendencia y descendencia, entiendo a todos los verdaderos creyentes.

(1) Su propio ser, como nuevas criaturas, pende de �l ( Efesios 2:10 ).

(2) Por lo tanto, su vida depende de Cristo. El segundo Ad�n es un Esp�ritu vivificante.

(3) �Tienen la descendencia y el resultado de la casa algo de la luz del conocimiento salvador de Dios? Esto depende de Cristo; porque �l es el verdadero Sol de Justicia.

(4) La descendencia y el linaje de la casa de Dios disfrutan de una libertad gloriosa. Esto depende de Cristo; porque "si el Hijo nos hace libres, entonces somos verdaderamente libres".

(5) Se han puesto todas las mejores vestiduras cuando regresan de la tierra lejana a su Padre. Cristo es el "fin de la ley para justicia a todo aquel que cree".

(6) � Tienen algo de la belleza de la santidad! Cristo les es hecho santificaci�n.

(7) � Tienen fuerza para el trabajo o la guerra! Son "fuertes en el Se�or".

(8) �Son herederos de Dios y de la gloria? Son "coherederos con Jesucristo".

8. Las vasijas de la casa cuelgan de este clavo fijado en un lugar seguro, desde vasijas de copas hasta vasijas de jarras.

(1) Por los vasos de la casa debemos entender a los creyentes ( 2 Timoteo 2:20 ; Hechos 9:15 ).

(2) Estos recipientes son de diferentes tama�os. En la familia de Dios hay santos de diferente estatura.

V. RAZONES DE LA DOCTRINA. �Por qu� Cristo es el �nico administrador de la casa de su Padre? �Por qu� cuelga sobre �l la descendencia, y todos los vasos, como con un clavo clavado en un lugar seguro?

1. Solo ten�a la capacidad de soportar tal peso.

2. Cristo lo asumi� voluntariamente.

3. Por medio de la presente, se introduce un nuevo ingreso de gloria al Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo.

4. Por la presente, todos los hombres son llevados a honrar al Hijo como honran al Padre.

5. Esto fue por la seguridad y el consuelo de los santos e hijos de Dios.

VI. LA APLICACI�N DE LA DOCTRINA. ( E. Erskine. )

"Vasos de tazas"

Una palabra para los creyentes d�biles que son designados como "vasos de copas".

1. Es un gran privilegio ocupar el menor espacio en la casa de nuestro Dios.

2. Dios tiene servicio para el vaso m�s peque�o de Su casa, as� como para el m�s grande.

3. La vasija m�s peque�a es propiedad de Dios, y �l no negar�, sino que mantendr� Su propiedad y la poseer� ante los hombres y los �ngeles, diciendo: �M�os son�, en el d�a en que haga Sus joyas.

4. Las bandas con las que cuelga el clavo que est� sujeto en un lugar seguro, son tan fuertes como las que sujetan las vasijas de las jarras; porque ha dicho a ambos: "No perecer�n jam�s, ni nadie los arrebatar� de mi mano".

5. La medida m�s d�bil de la gracia es una prenda de m�s; porque "al que le fuere dado".

6. Aunque no debes envidiar ni resentir la generosidad de Dios para con los dem�s, al hacerlos vasos de jarras, puedes y debes codiciar m�s gracia de la que has recibido. ( E. Erskine. )

Las vasijas de garrafones,

Las vasijas de jarras, es decir, los creyentes de mayor estatura.

1. No te enorgullezcas de la gracia recibida, sino camina humildemente con tu Dios. "�Qu� tienes que no hayas recibido?"

2. En lugar de despreciar a los dem�s que no llegan a tu alcance, estudia para serles �til y servicial. Los vasos de copas normalmente se llenan con jarras; as� que estudia para impartir y comunicar tu gracia, tu fe, amor, esperanza, conocimiento y otras gracias a los d�biles ingratos. Los ni�os fuertes de una familia son �tiles para los j�venes y los d�biles.

3. Cualquiera que sea la gracia que hayas recibido, no conf�es en ella, como Pedro; pero sed fuertes en lo que es en Cristo Jes�s, triste que la vida que vivas sea por la fe en el Hijo de Dios. ( E. Erskine. )

Cristo, la gloria de la casa de su Padre

La casa del Padre de Cristo significa Su Iglesia.

I. DE CRISTO JES�S COLGADA TODA LA GLORIA DE LA REDENCI�N DE LA CASA DE SU PADRE.

II. SOBRE EL SE�OR JESUCRISTO Cuelga TODA LA GLORIA DE LA INSTRUCCI�N DE LA CASA DE SU PADRE. Hay una luz de dos dorados que el Se�or Jes�s imparte a los miembros de la casa de Su Padre. Est� la luz de Su Palabra, esas Escrituras que testifican de �l como "el Camino, la Verdad y la Vida". Las Escrituras, sin embargo, no son, por s� mismas, suficientes para la iluminaci�n espiritual. La luz del Esp�ritu debe acompa�ar la verdad revelada en la Palabra, para que sea eficaz para la salvaci�n.

El Esp�ritu Santo es el fruto de la compra del Redentor. Es su glorioso oficio tomar las cosas de Cristo y mostr�rselas al alma. Es a la luz del Verbo y del Esp�ritu Divinos que discernimos correctamente el camino de la aceptaci�n y el camino del deber.

III. EN EL SE�OR JESUCRISTO COLGADA TODA LA GLORIA DE LA RENOVACI�N DE LA CASA DE SU PADRE. Cuando ascendi� a lo alto, recibi� dones para los hombres; incluso los siete Esp�ritus delante del trono: el Esp�ritu Santo, en Su gracia vivificadora, renovadora y santificadora. Estos dones se otorgan, debe notarse cuidadosamente, en virtud de la uni�n del creyente con el Se�or Jesucristo, a trav�s del instrumento de la fe viva.

IV. SOBRE EL SE�OR JESUCRISTO CUELVE TODA LA GLORIA DEL GOBIERNO DE LA CASA DE SU PADRE. Est�n bajo la ley de Cristo como el �nico Gobernante de la casa. Debemos recibir orden de �l; porque "Uno es nuestro Maestro, el Cristo".

V. SOBRE EL SE�OR JESUCRISTO Cuelga TODA LA GLORIA DE LAS VICTORIAS DE LA CASA DE SU PADRE. La Iglesia cristiana, tanto colectivamente como en sus miembros individuales, est� en un pa�s enemigo de este lado del cielo. Es el consuelo del cristiano estar seguro de que no se le ha enviado a una guerra por sus propios cargos. Aparte de las claras y completas revelaciones de las Escrituras, ning�n tema de contemplaci�n humana es tan triste como la muerte.

Aquel, de quien pende toda la gloria de la casa de su Padre, es �l mismo la Resurrecci�n y la Vida. Conclusi�n - Investiguemos seriamente si somos miembros de esa casa. La mera relaci�n externa con �l no nos servir� de nada. Debemos estar unidos en los lazos de fe y amor al Se�or Jes�s. ( J. Smyth, DD )

La gloria del Mediador

La idea en el texto parece abarcar esta declaraci�n: que cada atributo que pertenece a Dios est� concentrado en el Salvador, como "Dios manifestado en carne", y que el Padre es m�s glorificado cuando damos en nuestros servicios toda la gloria a Su Hijo.

I. SOBRE �L CUELVE TODA LA GLORIA DE LA CASA DE LA CREACI�N DE SU PADRE. "Por �l fueron hechas todas las cosas, y sin �l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho".

II. SOBRE �L CIGUE TODA LA GLORIA DE LA CASA DE PROVIDENCIA DE SU PADRE. �Y qu� es la providencia sino la creaci�n continua, al sostener, gobernar y guiar todas las cosas para lograr su fin predestinado? Jesucristo est� en el trono; Se anticipa cada sentimiento doloroso, se embotella cada l�grima, se alivia cada ansiedad, se santifica cada angustia. �l es nuestro Salvador, nuestro Amigo, nuestro Refugio y Fortaleza.

III. SOBRE �L CIGUE TODA LA GLORIA DE LA CASA DE GRACIA DE SU PADRE. El reino de Cristo es espiritual, establecido dentro del alma del creyente.

IV. SOBRE �L CUELVE TODA LA GLORIA DE LA CASA DEL CIELO DE SU PADRE. �Voy a prepararte un lugar. Vendr� otra vez y te recibir� a m� mismo; para que donde yo estoy, vosotros tambi�n est�is �. �Digno es el Cordero que fue inmolado de recibir poder, riquezas, sabidur�a, fortaleza, honra, gloria y bendici�n�; y as� el universo redimido y renovado �colgar� de �l toda la gloria de la casa de su Padre�. ( F. Newman, DD )

Versículo 25

En aquel d�a, dice el Se�or de los ej�rcitos, se quitar� el clavo que est� clavado en el lugar seguro.

La elevaci�n solo se mantiene con buen car�cter

Incluso el Dios que clav� el clavo puede sacarlo de nuevo.

Ning�n clavo, una vez clavado, puede prescindir de Dios, diciendo: Ahora estoy clavado, as� que no me importa lo que pueda suceder. El m�s elevado vive en obediencia; el hombre m�s fuerte se vuelve m�s d�bil que el m�s d�bil cuando deja de orar. El genio no puede mantener a un hombre en una elevada elevaci�n moral. Pronto se descubrir� que su genio no es m�s que astucia, no el florecimiento de una vida que est� oculta en el misterio mismo de Dios. �L�der del pueblo! incluso t� puedes ser despose�do de tu liderazgo.

Los grandes estadistas est�n en manos de Dios. Periodistas, pensadores, la vanguardia de todos los nombres, todos ellos mantienen su posici�n en su buena conducta. Sean siervos buenos y fieles; que no haya ego�smo en su ambici�n, ni vanidad engre�do por la influencia con que Dios los ha revestido; incluso el clavo que est� sujeto en el lugar seguro puede ser quitado, la misma viga en la que encuentra un lugar puede cortarse en dos y quemarse en un fuego inextinguible. Entonces, no somos nada m�s que en Dios. ( J. Parker, DD )

Nepotismo

Eliakim llega a la ruina en el exorcismo del poder plenario adscrito a su oficio dando paso al nepotismo. Su familia hace un uso indebido de �l, y con una cantidad injustificable de bondad, �l hace un uso indebido de su puesto oficial en beneficio de ellos. Por lo tanto, desciende de cabeza, y con �l toda la pesada carga que soporta la estaca, es decir, todos sus parientes, que, por estar demasiado ansiosos por aprovechar su buena fortuna, lo han llevado a la ruina. ( F. Delitzsch. )

Eliakim y Shebna: un par de tragedias

No tenemos una, sino un par de tragedias. Eliaquim, hijo de Hilc�as, sigue a Sebna, hijo de Nadie. El destino del clavo sobrecargado es tan grave como el de la piedra rodante. Es f�cil pasar por alto esta profec�a como un incidente trivial; pero cuando hemos analizado cuidadosamente cada verso, restaurado a las palabras su tono exacto de significaci�n y las hemos puesto en sus contrastes apropiados, percibimos los contornos de dos dramas sociales, que requiere muy poca imaginaci�n para investir con un inter�s moral absorbente. ( Prof. GA Smith, DD )

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 22". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-22.html. 1905-1909. Nueva York.