Bible Commentaries
Isaías 31

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículo 1

Ay de los que bajan a Egipto en busca de ayuda

La abundancia de caballos en Egipto

La abundancia de caballos en Egipto est� atestiguada, no solo en otras partes de las Escrituras, sino tambi�n por escritores profanos.

Homero describe Tebas como teniendo cien puertas, de cada una de las cuales salieron doscientos guerreros con carros y caballos. Diodorns dice que todo el pa�s entre Tebas y Menfis est� lleno de establos reales. Se dice expresamente que los caballos de Salom�n fueron sacados de Egipto. Este tipo de fuerza militar era m�s valorada, en comparaci�n con la infanter�a, por los antiguos que por los modernos, y especialmente por aquellos que, como los hebreos, estaban casi enteramente privados de ella.

Por lo tanto, su dependencia de la ayuda extranjera se identifica con frecuencia con la confianza en los caballos y se contrasta con la simple confianza en Dios ( Salmo 20:7 ). ( JA Alexander. )

Buscando a Dios:

�Buscar a Jehov� no es simplemente consultarlo, sino buscar Su ayuda, acudir a �l, lo que implica la m�s firme confianza. ( JA Alexander. )

Mirando

Quiero que recuerdes cu�ntas veces depende en la vida de una "mirada" directa y constante. Hace unas semanas hubo un gran ensayo de los coros de la escuela dominical. Todos los ni�os estaban reunidos en un gran edificio, y frente a ellos hab�a un hombre que sosten�a un palito en la mano. Y les dijo algunas palabras. �Para tener �xito�, dijo, �debes mantener tus ojos en m� y observar los movimientos de mi mano.

�De vez en cuando parte del coro se equivocaba en el tiempo; hab�an quitado los ojos del director; no lo miraban fija, seria e inteligentemente. ( C. Silvester Horne, MA )

Alianzas imp�as

I. LA MALA ALIANZA que el pueblo jud�o form� con Egipto. Dios hab�a prometido ser su Protector; Tambi�n hab�a prohibido las alianzas con naciones paganas ( �xodo 23:32 ; Deuteronomio 7:2 ). Esta alianza con Egipto fue una violaci�n de este mandato.

1. Esta alianza imp�a es un viejo pecado. Pod�an ver y sentir los caballos y carros de Egipto. Permitieron que sus sentidos fueran sus soberanos, en lugar de convertirlos en sus sirvientes. �No ha sido esto la ruina de la carrera? Los deseos carnales "hacen guerra contra el alma". La historia est� repleta de ejemplos. Eva en el Ed�n; Esa�; los israelitas en el desierto; David.

2. Esta alianza imp�a est� marcada por caracter�sticas peculiares.

(1) Fue una elecci�n lamentable. "Egipto." �Qu� bien hab�a hecho Egipto por ellos? Ni uno. Sin embargo, eligieron Egipto en lugar de Dios.

(2) Fueron influenciados por motivos sensuales. Se dejaron llevar por la fuerza de los caballos y la belleza de los carros de Egipto.

(3) Los llev� a rechazar a Dios.

3. Esta alianza imp�a incurri� en un severo castigo. "Ay", etc. El pecado conduce al castigo. La seguridad de una naci�n no consiste en la fuerza de su ej�rcito, ni en la extensi�n de su comercio, sino en su lealtad a Dios Proverbios 14:34 ; Isa�as 60:12 ).

II. Esta alianza imp�a es COM�N EN EL D�A ACTUAL. Esta alianza imp�a se forma:

1. Cuando se busca alivio de fuentes equivocadas en el d�a de la angustia. Dios es un refugio y ayuda para todas las almas verdaderas en problemas que conf�an en �l. Sin embargo, �cu�n com�n es para muchos en el d�a de la angustia entrar en alianza con el pecado y hacer un pacto con la muerte! A estos les sigue un ay, y tarde o temprano los alcanzar�.

2. Cuando la felicidad se busca por caminos equivocados. La verdadera felicidad se obtiene cuando nuestra voluntad se pone en armon�a con la voluntad de Dios. Muchos lo buscan en otras direcciones. Por ejemplo, el avaro, el sensual, el ambicioso, el mundano.

3. Cuando se espera la salvaci�n de otra manera que no sea a trav�s de Cristo.

4. Cuando se emplean medios indignos para difundir el Evangelio. Conclusi�n: - La verdadera lealtad a Dios traer� seguridad, felicidad, el cielo. Los caballos pueden ser fuertes, numerosos y r�pidos; pero morir�n y ser�n olvidados. Los carros ser�n m�s livianos que el polvo; pero los que hacen la voluntad de Dios permanecen para siempre. �Algunos conf�an en carros�, etc. ( J. Wileman. )

Versículo 2

Sin embargo, �l tambi�n es sabio

Dios obra en la historia

Ha sido inteligente y exitoso, pero �ha olvidado que �Dios tambi�n es sabio�, que �l tambi�n tiene Su pol�tica y act�a de manera razonable y constante?

Crees que has estado haciendo historia; pero Dios tambi�n obra en la historia, y seguramente, para ponerla en el terreno m�s bajo, con tanta astucia y perseverancia como t�. ( Prof. GA Smith, DD )

Olvido de Dios

El olvido, contra el cual Isa�as dirige este eje de s�tira, es el pecado que asedia a personas muy religiosas, a personas muy exitosas y a personas muy inteligentes. ( Prof. GA Smith, DD )

La religi�n que ignora a Dios

Es la tentaci�n de un cristiano com�n, gente que asiste a la iglesia, como nosotros, con una religi�n tan llena de maravillosas misericordias, y tan bendecida con oportunidades regulares de adoraci�n, pensar en Dios solo en conexi�n con estas, y pr�cticamente ignorar eso a lo largo del tiempo. per�odos mucho mayores de la vida �l tiene alg�n inter�s o prop�sito con respecto a nosotros. ( Prof. GA Smith, DD )

El hombre no es rival para Dios

Despu�s de Mosc�, se dice que Napole�n exclam�: "El Todopoderoso es demasiado fuerte para m�". ( Prof. GA Smith, DD )

Versículo 3

Hombres, y no Dios. .. carne, y no esp�ritu

Existencias espirituales las principales fuerzas del mundo

Aqu� se da a entender evidentemente que un esp�ritu es m�s poderoso que un caballo.

Los antiguos atribu�an la idea de una fuerza inmensa a un caballo de guerra bien entrenado.

I. EL ESP�RITU ES EL PODER ORIGINAL Vemos poder en todas partes a nuestro alrededor. Lo vemos en el mundo inanimado, como el efecto que un elemento produce sobre otro, y en el movimiento que un cuerpo, en cierta relaci�n, produce sobre otro. Lo vemos, tambi�n, en el mundo de la vida: en la planta que vuelve a su uso, y transmuta en su propia esencia, los elementos que juegan con ella; en la bestia que arrastra el carro de la cosecha del granjero, y en el p�jaro que se eleva sobre las alas y canta sus victorias sobre esa fuerza que ata la tierra y la une al sol.

Todos estos poderes son evidentemente efectos, no causas �ltimas; son derivados, no primarios. Toda la ciencia verdadera sugiere esto y la Biblia lo declara. El esp�ritu es la fuerza fontal. Fue el esp�ritu el que dio a los elementos la propensi�n a actuar y reaccionar unos sobre otros; y eso equilibr� tanto a las masas del universo que uno deber�a presionar suavemente a su compa�ero en l�neas y proporciones de movimiento, y as� conducir a la armon�a y el bienestar de todos.

Y tambi�n las fuerzas de la vida, ya sea en las fibras de las plantas o en los m�sculos de la carne, no son m�s que el aliento de ese Esp�ritu que "renueva la faz de la tierra". �Extiende el norte sobre vac�o, y cuelga la tierra sobre nada�. �Con su Esp�ritu adorn� los cielos; Su mano form� la serpiente tortuosa �.

II. EL ESP�RITU ES EL PODER SUBORDINADOR. Los caballos de los egipcios eran "carne y no esp�ritu". Lo que implica probablemente el hecho de que la caballer�a egipcia carec�a de la inteligencia y habilidad necesarias para prestar al noble animal un servicio en el campo de batalla. El valor del corcel en la contienda es siempre proporcional a la habilidad del jinete. "La sabidur�a es mejor que las armas de guerra." La raz�n es m�s poderosa que la fuerza bruta.

�Qu� fuerza hay en la tierra que el hombre no pueda subordinar a su voluntad? El hombre puede poner a su servicio todos los elementos, as� como todas las criaturas vivientes. Avancemos a un sentido de la grandeza de la naturaleza con la que Dios nos ha dotado. Somos esp�ritu; emanaciones de la Mente Infinita, y miembros de ese sistema espiritual para el cual se hizo la materia, en todas sus funciones y formas. Afirmemos nuestra supremac�a sobre el material: "usemos el mundo para no abusar de �l". En cierto sentido, nunca podemos pensar demasiado en nosotros mismos. "�De qu� le servir� al hombre?" &C. ( D. Thomas, DD )

Espiritualidad de la naturaleza divina

En estas palabras se nos recuerda una disparidad importante e infinita entre Dios y el hombre, que surge de una gran peculiaridad en el car�cter del primero, que hac�a que el monarca egipcio y su caballer�a fueran infinitamente inferiores a �l en poder, y callaran esas otras cualidades que dan derecho a su poseedor a la confianza y la confianza.

I. La espiritualidad de la naturaleza Divina est� �ntimamente relacionada con LA POSESI�N DEL PODER TODOPODEROSO. La noci�n vulgar que restringir�a el ejercicio del poder a lo corp�reo y lo negar�a a lo espiritual e inmaterial, es un mero prejuicio, fundado en una gran falta de atenci�n o ignorancia. Si preguntamos por la sede original del poder, invariablemente lo encontraremos en la mente, no en el cuerpo; en esp�ritu, no en carne.

Los cambios que somos capaces de efectuar en el estado de los objetos que nos rodean se producen a trav�s de la instrumentalidad del cuerpo, que siempre es previamente puesto en movimiento por la mente. As� como podemos mover ciertas partes de nuestro cuerpo a placer, y nada interviene entre la volici�n y los movimientos correspondientes, as� el gran Esp�ritu original imprime en la m�quina del universo los movimientos que le agradan, y sin la intervenci�n de ninguna otra causa. ��l habla, y se hace; �l manda, y se mantiene firme ".

II. Su espiritualidad est� estrechamente relacionada con Su INVISIBILIDAD. "El Rey eterno, inmortal, invisible", "a quien nadie ha visto ni puede ver".

Cualquiera que sea el objeto de la vista debe percibirse bajo alguna forma o figura determinada; debe, en consecuencia, estar delimitado por un contorno, y ocupar una determinada porci�n de espacio, y nada m�s; atributos totalmente incompatibles con las concepciones de un ser infinito. De hecho, antes se complac�a en se�alar Su presencia con Sus adoradores mediante s�mbolos visibles, mediante una mezcla de nubes y fuego, de oscuridad y esplendor; pero que estos nunca tuvieron la intenci�n de exhibir Su poder, sino meramente para proporcionar un testimonio sensible de Su presencia especial, es evidente, por el cuidado que tom� para evitar que Sus adoradores abrigaran concepciones degradantes de Su car�cter, por la solemne prohibici�n de intentar representarlo con una imagen o cuadro.

III. Que Dios es esp�ritu, y no carne, es una visi�n de Su car�cter estrechamente relacionada con Su OMNIPRESENCIA. La materia est� sujeta a una circunscripci�n local; Dios, como Esp�ritu, es capaz de coexistir con cualquier otro orden de existencia.

IV. Debido a que Dios es esp�ritu y no carne, posee una SABIDUR�A E INTELIGENCIA INFINITAS. El pensamiento y la percepci�n son atributos de la mente, no de la materia; de esp�ritu, no de carne; y, por eso, el original y gran Esp�ritu los posee en grado infinito.

V. La espiritualidad de la naturaleza Divina sienta LAS BASES PARA LA RELACI�N M�S �NTIMA ENTRE LA PARTE INTELIGENTE DE LA CREACI�N Y EL MISMO. �l es enf�ticamente "el Padre de los esp�ritus".

VI. La espiritualidad de la naturaleza Divina LE ADAPTA PARA CONVERTIRSE EN NUESTRA PORCI�N ETERNA Y BIEN SUPREMO. ( Robert Hall, MA )

Versículo 4

Como el le�n y el leoncillo rugiendo sobre su presa

Un pasaje hom�rico

No hay pasaje en Isa�as que tenga un tono tan hom�rico como este; cf.

Il�ada, 18.161 f., 12.299 pies . ( F. Delitzsch. )

El leon y los pastores

�Es una figura indigna del Divino Demandante de esta ciudad, que la mantuvo incesantemente aferrada a su manera, misteriosa y como un le�n para los hombres, imperturbable por los gritos, f�rmulas y oraciones de su multitud de pol�ticos y traficantes de tratados? Porque estos son los "pastores" que significa Isa�as: pastores falsos, la tripulaci�n chillona de pol�ticos, con sus tratados y despliegue militar. Dios salvar� y llevar� a Jerusal�n por su propio camino, sin prestarle atenci�n. ( Prof. GA Smith, DD )

Las misericordias de Dios semejantes a leones

Si es Dios quien es el le�n, entonces es lo mejor. Porque "aunque me matare, confiar� en �l"; y, despu�s de todo, es m�s seguro confiar en las misericordias de Dios, aunque parezcan leones, que en los d�biles benevolentes y las piedades oficiosas de los mejores consejeros humanos. ( Prof. GA Smith, DD )

Versículo 5

Como p�jaros volando

Tres fotos de una realidad

I. LAS FOTOS MUY IMPRESIONANTES Y HERMOSAS. Hay tres de ellos.

1. �Como p�jaros volando�, etc. El original muestra que es la madre-ave en la que se piensa. Y de inmediato surge la imagen de ella revoloteando sobre el nido, donde los pollos reci�n nacidos no pueden volar ni ayudarse a s� mismos. Es una especie de eco de la gran met�fora antigua del c�ntico que se atribuye a Mois�s, que habla del �guila revoloteando sobre su nido y cuidando a sus cr�as.

Jerusal�n era como un nido en el que, durante largos siglos, hab�a incubado ese infinito amor divino. No era m�s que una pobre prole que hab�a salido del cascar�n, pero sin embargo, "como p�jaros volando", hab�a vigilado la ciudad. �No puedes casi ver a la madre-p�jaro, atrevida por el amor maternal, lanz�ndose sobre el intruso que buscaba robar el nido y extendiendo su amplio pi��n sobre los novatos terneros que yacen abajo? Eso es lo que Dios hace con nosotros.

Es una cr�a pobre que nace. Eso no importa; a�n el Amor se inclina y ayuda. Nadie m�s que un profeta podr�a haberse aventurado en una met�fora como esa, y nadie m�s que Jesucristo se habr�a atrevido a enmendarlo y a decir: �Como la gallina junta sus pollos debajo de las alas�, cuando hay halcones en el cielo. As� que �l, en todas las edades pasadas, fue Aquel que �como p�jaros volando. ... defendi� �a su pueblo, y lo habr�a reunido bajo sus alas, pero no lo har�a.

Ahora bien, a pesar de lo hermosa que es esta met�fora, tal como est�, me parece que, como una pieza de color brillante, deriva una belleza adicional de su conexi�n con el fondo sobre el que se destaca. Porque solo un vers�culo antes del profeta ha dado otro emblema de lo que Dios es y hace. "Como un le�n", etc. Mire estas dos im�genes una al lado de la otra; por un lado el le�n, con la garra sobre su presa, y el gru�ido airado que responde cuando los pastores intentan en vano arrebat�rselo.

Ese es Dios. �S�! pero ese es solo un aspecto de Dios. "Como p�jaros que vuelan, as� el Se�or defender� a Jerusal�n". Tenemos que tener eso en cuenta tambi�n. A esta generaci�n le gusta mucho hablar del amor de Dios; �Cree en la ira de Dios? �Ha reflexionado sobre esa tremenda frase, �la ira del Cordero�? El le�n que gru�e y la ave madre que revolotea: Dios es como ambos.

2. La segunda imagen no es tan obvia para los lectores ingleses, pero es igualmente sorprendente. La palabra que se traduce en nuestro texto dos veces como "defender" y "defender", significa literalmente "proteger". Por tanto, tenemos la misma idea general que la de la met�fora anterior de la madre-p�jaro flotando sobre el nido. Dios es como un escudo sobre nosotros, que lanza desde la amplia y bru�ida superficie del todopoderoso escudo todos los dardos que cualquier enemigo puede lanzar contra nosotros.

3. "Pasando, �l librar�". La palabra que all� se traduce �pasar� es casi una palabra t�cnica en el Antiguo Testamento, porque es la que se emplea en referencia a la Pascua. Y as� ves la rapidez del genio con que el profeta cambia toda su escena. Volvemos a la noche en que el �ngel Destructor acechaba por la tierra y "atravesaba" las puertas sobre las que se hab�a rociado la sangre.

II. LA REALIDAD QUE SIGNIFICAN ESTAS FOTOS. Significan la promesa absoluta de Dios de proteger a su pueblo de todo mal.

III. LA MANERA EN QUE PODEMOS HACER NUESTRA LA REALIDAD DE ESTAS FOTOS. Todas las promesas y profec�as del Antiguo Testamento son condicionales, y hay muchas de ellas que nunca se cumplieron, y fueron dichas para que no se cumplieran, porque la gente tom� la advertencia.

1. Pon tu confianza en Dios, y Dios es para ti el p�jaro que vuela, el escudo ancho, el �ngel que "pasa".

2. Pero habiendo huido as� hacia all�, debemos continuar all�, si queremos continuar bajo Su protecci�n. Tal continuidad de la seguridad debido a la fe continua es posible solo mediante la comuni�n continua.

3. Otra condici�n de la protecci�n divina es la obediencia. ( A. Maclaren, DD )

Una doble representaci�n de Dios

Como un le�n que desciende de los montes ( Salmo 76:4 ) para apoderarse de su presa, a quien los pastores son impotentes para espantar, as� Jehov� a la cabeza de los batallones asirios, avanzar� contra Jerusal�n; la ciudad ya est� a Su alcance, cuando de repente la imagen cambia y el impetuoso le�n se transforma en un p�jaro que protege y protege su nido amenazado. ( Prof. SR Driver, DD )

El cuidado de Dios por su pueblo

Los caballos egipcios no pueden volar, pero "como los p�jaros que vuelan, as� defender� el Se�or de los ej�rcitos a Jerusal�n". La imagen es clara e impresionante. All� yace la hermosa ciudad, m�s un pensamiento que una cosa, un poema en la arquitectura, la poes�a de Dios expresada en tipos y letras de piedra, y el Se�or mismo es como mil p�jaros, riz�ndose, dando vueltas, mirando, protegiendo a Su amada Sion. Ninguna figura debe ser llevada a sus cuestiones m�s lejanas; hemos de sacar de ella lo que es sustancial en raz�n y en verdad: y de esta figura extraemos la doctrina de que Dios se cierne sobre su pueblo, lo cuida, lo vigila, a veces env�a un cuervo, puede ser, para ayudar. ellos cuando salen de su sue�o-sue�o, pregunt�ndose aturdidos y desconcertados para qu� fue hecho el universo, y qu� pueden hacer ellos mismos, Cualquier imagen que nos acerque a Dios es una imagen que la memoria debe atesorar. El Se�or sabe cu�l ser� el problema de confiar en los caballos egipcios y cu�l ser� el fin de toda idolatr�a. (J. Parker, DD )

Versículo 9

El Se�or, cuyo fuego est� en Sion

El horno del Se�or

Esta notable designaci�n de Dios se erige como una especie de sello puesto sobre la profec�a anterior.

Es la raz�n por la que sin duda se cumplir�. Y lo que precede es principalmente una promesa de liberaci�n para Israel, que iba a ser una destrucci�n para los enemigos de Israel. No entenderemos estas grandes palabras si las consideramos s�lo una revelaci�n de un poder terrible y destructivo. Es la misma belleza y plenitud de este emblema que tiene un doble aspecto y es menos rico en alegr�a y bendici�n que pre�ado de advertencia y terror.

I. EN LA IGLESIA DIOS EST� PRESENTE COMO UN GRAN DEP�SITO DE AMOR FERVIDO. Todos los idiomas han tomado el fuego como s�mbolo del amor y la emoci�n. �l habita en Su Iglesia, un almac�n de amor ardiente, calentado setenta veces siete m�s que cualquier amor creativo, y derramando sus ardores para avivar y alegrar a todos los que caminan a la luz de ese fuego y descongelan su frialdad con su resplandor. Entonces, �c�mo es posible que tantas iglesias cristianas sean casas de hielo en lugar de hornos? Si el horno ardiente de Dios est� en Jerusal�n, deber�a enviar el term�metro a todas las casas de la ciudad.

�Pero qu� extra�a contradicci�n es para los hombres estar en la Iglesia de Dios, el mismo foco y centro de Su ardiente amor, y ellos mismos estar casi por debajo de cero en su temperatura! Un horno de fuego con sus puertas colgadas de car�mbanos no es mayor contradicci�n y anomal�a que una Iglesia cristiana o una sola alma que profesa haber sido tocada por la infinita misericordia de Dios y, sin embargo, vive tan fr�a e impasible como nosotros.

No hay religi�n que valga la pena llamar as� que no tenga calidez en ella. Escuchamos mucho sobre el peligro de un "cristianismo emocional". De acuerdo, si con eso se refieren a un cristianismo que no tiene fundamento para su emoci�n en principio e inteligencia; pero no acordado, si pretenden recomendar un cristianismo que profesa aceptar verdades que pueden encender un alma bajo las costillas de la muerte y hacer cantar a los mudos, y sin embargo, nunca se aparta ni un pelo de su tranquilo flematicismo.

Si no hay fuego, �qu� hay? El fr�o es la muerte. No queremos una agitaci�n fr�gil, transitoria, ruidosa, ignorante, hist�rica. El humo no es fuego. Si la temperatura fuera m�s alta y el fuego se alimentara m�s sabiamente, no habr�a ninguno. Pero queremos un efecto m�s obvio y poderoso de nuestras creencias solemnes, gloriosas y conmovedoras en los afectos y emociones de los cristianos profesantes, y que puedan ser movidos m�s poderosamente por el amor a los hero�smos del servicio y el entusiasmo de la consagraci�n que en alguna medida responden al calor resplandeciente de ese fuego de Dios que arde en Sion.

II. LA REVELACI�N DE DIOS DE S� MISMO Y LA PRESENCIA EN SU IGLESIA SON UN INSTRUMENTO DE LIMPIEZA. El fuego purifica. En nuestras grandes ciudades ahora hay �hornos de desinfecci�n�, donde se llevan los art�culos infectados y se exponen a una temperatura alta que mata los g�rmenes de la enfermedad, de modo que las cosas contaminadas salen dulces y limpias. Eso es lo que el horno de Dios en Si�n debe hacer por nosotros. La verdadera forma de purificar es mediante el fuego.

Purificar con agua, como vio y dijo Juan el Bautista, no es m�s que una forma fr�a y pobre de conseguir la limpieza exterior. El agua limpia la superficie y se ensucia en el proceso. El fuego limpia por dentro y por fuera, y no se contamina por ello. Los cautivos hebreos fueron arrojados al horno de fuego; �Qu� se quem�? Solo sus lazos. Ellos mismos vivieron y se regocijaron en el intenso calor. Entonces, si tenemos alguna posesi�n real de esa llama Divina, quemar� nuestras mu�ecas las ligaduras y cadenas de nuestros viejos vicios, y estaremos puros y claros, emancipados por el fuego que quemar� solo nuestros pecados, y seremos para nuestro verdadero yo como nuestro hogar natal, donde caminamos en libertad y nos expandimos en la cordial calidez.

III. DIOS, EN SU GRAN REVELACI�N DE S� MISMO POR LA CUAL MORA EN SU IGLESIA, ES UN PODER DE TRANSFORMACI�N. El fuego convierte en fuego todo lo que se apodera de �l. Y as� Dios, viniendo a nosotros en Su �Esp�ritu ardiente�, nos convierte a Su propia semejanza, y nos hace poseedores de alguna chispa de �l mismo.

IV. Esta figura ense�a que EL MISMO FUEGO DIVINO PUEDE SER DESTRUCTIVO. El emblema del fuego sugiere una doble operaci�n, y la felicidad misma de �l como emblema es que tiene estos dos lados, y con igual naturalidad puede representar un poder que acelera y otro que destruye. La diferencia en los efectos no surge de diferencias en la causa, sino en los objetos sobre los que juega el fuego.

Podemos hacer del horno de Dios nuestra bendici�n y el dep�sito de una vida mucho m�s gozosa y noble de la que jam�s hubi�ramos podido vivir en nuestra frialdad; o podemos convertirlo en terror y destrucci�n. ( A. Maclaren, DD )

La ardiente prueba de la Iglesia

I. Esforc�monos por comprender LOS NOMBRES POR LOS CUALES SE DESIGNA LA IGLESIA DE DIOS, particularmente en el Antiguo Testamento: "Si�n" y "Jerusal�n". Son muy importantes. Algunos nos dicen que la palabra "Si�n" simplemente significa un monumento o un mont�n de piedras en memoria. Nada podr�a ser m�s significativo con referencia a la Iglesia de Dios, un monumento de gracia elegido, constituido por un mont�n de piedras.

"Jerusal�n." Es muy evidente por su terminaci�n - Salem - que significa "paz"; y algunos conjeturan que fue la capital de Melquisedec; pero una cosa es cierta, fue la ciudad organizada del gran Rey, el Rey de paz, y tambi�n lo es la Iglesia del Dios viviente. Ninguna ciudad sobre la faz de la tierra fue jam�s tan combatida como Jerusal�n. Y, a este respecto, Jerusal�n era exactamente la imagen de la Iglesia de Dios.

�Cu�l fue su gloria suprema? No su extensi�n; ella nunca fue una gran ciudad. No la d�cil y d�cil de sus hijos, porque eran muy rebeldes incluso contra el Se�or su Dios. �Cu�l fue entonces la gloria de su ciudad? El nombre y la presencia de su Dios all�. Esta es nuestra estad�a, esta es nuestra confianza, esta es nuestra alegr�a, esta es nuestra expectativa constante. Su presencia debe disfrutarse con sensatez para saber que �l est� aqu�.

II. LA ORDENAL POR LA QUE DEBE PASAR LA IGLESIA DE DIOS. "Su fuego en Sion, y Su horno en Jerusal�n". Los santos del Dios viviente pueden esperar, y lo esperen o no, seguramente enfrentar�n una sucesi�n de pruebas, tanto en el sentido temporal como espiritual. Yo tomar�a otro punto de vista del tema: si no hubiera �fuego en Sion� ni �horno en Jerusal�n�, no habr�a sacrificio, holocausto, ni nubes de incienso; y por eso Dios dice que siempre estar� ardiendo. En este sentido, es el emblema de la vida Divina, obra del Esp�ritu Santo. Mencionar�a tres cosas que Dios est� haciendo con el "horno".

(1) Se est� derritiendo;

(2) �l se est� manifestando;

(3) Lo est� haciendo �til. Estos son los principales prop�sitos para los que se utiliza un horno.

III. LA TENDENCIA Y LA TERMINACI�N DE ESTE PROCESO. La tendencia es el ejercicio de todas las gracias en la religi�n personal; la terminaci�n es para demostrar el amor y la fidelidad divinos en la liberaci�n y la m�xima glorificaci�n de Sus santos. ( J. Hierros. )

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 31". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-31.html. 1905-1909. Nueva York.