Bible Commentaries
Isaías 32

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-8

He aqu�, un Rey reinar� en justicia

Asayria y Jud�

Tal ( Isa�as 31:8 ) ser� el final ignominioso de los orgullosos batallones de Asiria.

Para Jud� comienza de inmediato un futuro m�s feliz. No debe haber interrupciones entre los dos cap�tulos. La representaci�n que sigue ( Isa�as 32:1 ) es el complemento positivo de Isa�as 31:6 f., Y es paralela a Isa�as 30:23 , completando bajo sus aspectos �ticos y espirituales el cuadro del que se caracteriza el material externo. estaban delineados.

La sociedad, cuando haya pasado la crisis, se regenerar�. Los reyes y los nobles ser�n los devotos guardianes de la justicia, y los grandes hombres ser�n lo que su posici�n exige que sean: los protectores dispuestos y poderosos de los pobres. En otras palabras, todas las clases estar�n impregnadas de un mayor sentido del deber p�blico. La ceguera espiritual e intelectual ( Isa�as 29:10 ) habr� pasado ( Isa�as 30:3 ); los juicios superficiales y precipitados ser�n reemplazados por la discriminaci�n ( Isa�as 30:4 a ); la vacilaci�n y la vacilaci�n ceder�n ante la pronta y clara afirmaci�n de un principio ( Isa�as 30:4 b). La actual confusi�n de distinciones morales cesar�; los hombres y las acciones ser�n llamados por sus nombres correctos. ( Prof. SR Driver, DD )

Una nueva era

Para Jud� - tamizado, rescatado, limpiado - se abre una nueva era.

I. EL GOBIERNO JUSTO EN BENDICI�N AL PUEBLO es el primer buen fruto ( Isa�as 32:1 ).

II. El segundo es UN ENTENDIMIENTO ABIERTO DESPU�S DE LA MALDICI�N DE LA DUREZA ( Isa�as 32:3 ).

III. Un tercer buen fruto es LLAMAR Y TRATAR A TODOS SEG�N SU VERDADERO CAR�CTER ( Isa�as 32:5 ). La nobleza de nacimiento y las riquezas dar�n lugar a la nobleza de disposici�n, de modo que la primera no se encontrar� ni encontrar� reconocimiento sin la segunda. ( F. Delitzsch. )

Un reino floreciente

Puede tomarse como un directorio tanto de magistrados como de s�bditos, lo que ambos deben hacer. Aqu� se promete y prescribe:

I. QUE LOS MAGISTRADOS DEBEN HACER SU DEBER EN SUS LUGARES, y los poderes responden a los grandes fines para los cuales fueron ordenados por Dios ( Isa�as 32:1 ).

1. Habr� un rey y pr�ncipes que reinar�n y gobernar�n; porque no puede ir bien cuando no hay rey ??en Israel.

2. Usar�n su poder de acuerdo con la ley y no en contra de ella.

3. As� ser�n grandes bendiciones para el pueblo ( Isa�as 32:2 ). "Un hombre", ese hombre, ese rey que reina con justicia, "ser� como un escondite".

II. QUE LOS SUJETOS HACER�N SU DEBER EN SUS LUGARES.

1. Estar�n dispuestos a ser ense�ados ya entender las cosas correctamente ( Isa�as 32:3 ). Cuando se ponga en pie esta bendita obra de reforma y los hombres hagan su parte, Dios no querr� hacer la Suya. Entonces "los ojos de los que ven" - de los profetas, los videntes - "no se oscurecer�n", etc.

2. Habr� un cambio maravilloso obrado en ellos por lo que se les ense�� ( Isa�as 32:4 ).

(1) Tendr�n la mente clara y podr�n discernir las cosas que difieren y distinguir acerca de ellas.

(2) Tendr�n una pronta expresi�n.

3. Las diferencias entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, ser�n mantenidas y no confundidas m�s por aquellos que ponen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas ( Isa�as 32:5 ). ( Matthew Henry. )

Sociedad reformada

Aunque las palabras de Isa�as solo se cumplen perfectamente en Jesucristo, no fue acerca de Cristo que fueron dichas. El profeta habla del futuro religioso y del progreso social de su pueblo. Est� presentando una imagen de Jud� regenerado. Se�ala los elementos esenciales de toda estabilidad y grandeza nacional. Primero habla de la justicia que ser� exaltada y ejemplificada en el gobierno de reyes y gobernantes; y luego pasa a hablar de las condiciones morales de la verdadera bienaventuranza y el progreso, tal como aparecer�n entre la gente.

Los grandes personajes son la caracter�stica sobresaliente de la sociedad reformada que anticipa. A trav�s de ellos se asegura el progreso de la naci�n; en ellos consistir� la grandeza de la naci�n. Pero los grandes personajes solo pueden ejercer su influencia plena y adecuada cuando se mueven entre aquellos que son capaces de discernir su grandeza. De ah� que Isa�as declare que en ese tiempo glorioso en el que mira confiadamente, habr� cesado la ceguera moral del pueblo, por la cual hab�a llorado tan a menudo y tan profundamente, la insensibilidad moral, con toda la confusi�n y el juicio falso que ocasion� ( vers�culo 3).

Los hombres conocer�n la verdadera hombr�a cuando la vean y honrar�n la hombr�a que ven. Ya no degradar�n la moneda moral ni har�n un uso falso de t�rminos que denotan cualidades morales. Los grandes hombres ser�n vistos en toda su grandeza y elevar�n a otros a una elevaci�n moral como la suya. Proteger�n al d�bil y animar�n al pusil�nime; fomentar�n el crecimiento de toda bondad y ser�n una fuente inagotable de la m�s noble inspiraci�n.

Mientras permanecen all� en toda su grandeza moral, arraigados y cimentados en la justicia eterna, en verdad son - y se sabe que son - �como un escondite del viento y un escondite de la tempestad; como r�os de agua en un lugar seco, como la sombra de una gran torre en la tierra fatigada �. ( EA Lawrence. )

La utop�a de Isa�as

Los primeros ocho vers�culos de este cap�tulo son como la apertura repentina de una ventana. El sal�n detr�s de ti resuena con el clamor de feroces contiendas; la ventana ante ti enmarca la perspectiva de un pa�s hermoso, todo ba�ado por una luz rosada, una tierra de ma�z, vino y aceite, una tierra de abundancia y paz. Isa�as no es el �nico pol�tico que ha encontrado alivio a las ansiedades de una �poca tormentosa en una utop�a de su propia imaginaci�n.

El aire estaba lleno del ruido del cambio, la Reforma estaba en plena carrera en el continente y el oleaje del gran movimiento ya temblaba en las costas de Inglaterra, cuando Sir Thomas More escribi� su descripci�n del estado ideal. Cuando, como piensan, todo va mal, los hombres suelen tener visiones m�s brillantes de lo que ser�a el mundo si todo saliera bien. La utop�a de Isa�as tiene tres grandes caracter�sticas:

1. El triunfo de la justicia en el gobierno. Su programa para el poder gobernante es este: "Un rey reinar� con justicia, y pr�ncipes gobernar�n con juicio".

2. El nuevo estado tendr� una base amplia, no en la voluntad del pueblo, sino en el car�cter del pueblo. Los hombres no ser�n, como lo han sido, d�biles, inestables y faltos de generosidad; pero, como rocas y como r�os, ser�n fuertes y abundantes.

3. El Israel ideal, juzgados ellos mismos con justicia, ser�n jueces justos de los dem�s. Deber�n ser capaces de discriminar el car�cter y reconocer y honrar lo verdaderamente bueno. "El charlat�n y el enga�ado", dice Carlyle, "son el lado superior e inferior de la misma sustancia". Entonces, en el reino del futuro, "la persona vil ya no se llamar� liberal, ni se dir� que el grosero es generoso". No habr� charlatanes, porque no habr� embaucadores. Aquellos que son liberales en s� mismos no es probable que se equivoquen en lo que constituye la liberalidad en otros. ( WB Dalby. )

Versículo 2

El hombre ser� como un escondite del viento

Un escondite del viento

En Oriente, a menudo se observa el siguiente fen�meno.

Donde el desierto toca un r�o, valle u oasis, la arena est� en un estado continuo de deriva del viento, y es esta deriva la verdadera causa de la esterilidad de tales porciones del desierto, al menos, como colindantes sobre la tierra f�rtil. Porque bajo la lluvia, o por la infiltraci�n del r�o, las plantas brotan a menudo a trav�s de la arena y, a veces, hay promesas de una fertilidad considerable.

Nunca dura. Viene la deriva peri�dica y la vida se atrofia o se ahoga. Pero coloque una piedra en la arena y vea la diferencia que hace su presencia. Despu�s de algunos chubascos, al lado de sotavento de este saldr�n algunas palas; si tienes paciencia, ver�s con el tiempo un jard�n. �C�mo ha producido esto la roca? Simplemente deteniendo la deriva. As� es exactamente como los grandes hombres benefician la vida humana. ( Prof. GA Smith, DD )

El verdadero refugio / o el mundo

Un Salvador que no busca primero mejorar la condici�n del hombre, sino mejorar al hombre. ( WCE Newbolt. )

Un hombre

El profeta aqu� no tiene un individuo especialmente en su punto de vista, sino que m�s bien est� estableciendo una descripci�n general de la influencia del car�cter individual, de la cual Cristo Jes�s fue el ejemplo m�s alto. Tomadas en este sentido, sus famosas palabras nos presentan:

I. CON FILOSOF�A DE LA HISTORIA. Los grandes hombres no son la totalidad de la vida, pero son la condici�n de todo lo dem�s; si no fuera por los grandes, los peque�os apenas podr�an vivir. Los primeros requisitos de la religi�n y la civilizaci�n son personajes destacados.

II. Pero en esta filosof�a de la historia hay UN EVANGELIO. Las palabras de Isa�as no son solo el ideal del hombre: son la promesa de Dios, y esa promesa se ha cumplido en Jesucristo. Jesucristo es el ejemplo m�s conspicuo -no hay otros cerca de �l- de esta influencia personal en la que Isa�as coloca todo el cobijo y avivamiento de la sociedad. Esta figura de una roca, una roca que resiste la deriva, nos da una idea, no solo de la influencia dominante de la persona de Cristo, sino de ese oficio especial del que surge toda la gloria de Su persona y de Su nombre: que ��l salva a Su gente de sus pecados.

�Porque �qu� es el pecado? El pecado es simplemente la deriva m�s larga y pesada de la historia de la humanidad. �La costumbre m�s antigua de la raza�, es el h�bito m�s poderoso del individuo. Los hombres se han levantado contra �l gobierno, educaci�n, filosof�a, sistema tras sistema de religi�n. Pero el pecado los abruma a todos. Solo Cristo resisti� y su resistencia salva al mundo.

III. En esta promesa de un hombre hay UN GRAN DEBER E IDEAL para cada uno. Si esta profec�a se extiende claramente a Jesucristo como su �nico cumplimiento perfecto, la vaguedad de su expresi�n permite su aplicaci�n a todos, y por medio de �l su cumplimiento por todos se convierte en una posibilidad.

1. Podemos ser como Cristo la Roca al excluir de nuestro pr�jimo el conocimiento y la infecci�n del pecado, al mantener nuestra conversaci�n tan poco sugerente y no provocadora del mal, que, aunque el pecado se derrame sobre nosotros, nunca pasar� a trav�s de nosotros.

2. Podemos ser como Cristo la Roca al excluir la culpa de otros hombres; en protegerlos del viento del este de despiadados prejuicios, disputas o controversias; en detener las corrientes impuras y amargas del esc�ndalo y el chisme. �Cu�ntas vidas han perdido la fertilidad por falta de un poco de silencio y de una peque�a sombra!

3. Como hay un n�mero de hombres y mujeres que caen en la lucha por la virtud simplemente porque nunca la ven exitosa en otros, y el espect�culo de un personaje puro y heroico ser�a su salvaci�n, aqu� hay una manera en la que cada siervo de Dios puede ser una roca. ( Prof. GA Smith, DD )

Humanidad m�s grande que todas las distinciones de clase.

En los vers�culos primero y segundo de este cap�tulo nos hemos sugerido las tres grandes formas de gobierno o poder social, seg�n las cuales se ha construido la sociedad y bajo las cuales han vivido los hombres; a saber, la monarqu�a, la aristocracia y la democracia. Reinar� rey, reinar�n pr�ncipes, y el hombre ser� como escondite. Primero, hay un trono, luego un palacio y luego la tierra com�n.

Parece ser un descenso de un rey a pr�ncipes y de pr�ncipes a un hombre; pero tambi�n es un ascenso, porque el hombre es el cl�max m�s que el rey. El rey y los pr�ncipes desaparecen en el hombre. La humanidad o la naturaleza com�n es m�s grande que todas las distinciones de clase. Un rey existe para los hombres, m�s que los hombres para un rey; y la salvaci�n de la sociedad consiste en la elevaci�n del sustrato com�n de la raza.

En esta elevaci�n pueden jugar un papel los tres poderes: el poder del trono, el poder de los nobles y el poder del pueblo mismo. Todas estas tres formas de gobierno pueden existir en la misma constituci�n. En el gobierno celestial o eterno, hay un Rey con diferentes �rdenes de s�bditos. Pero puesto que, en este reino celestial, el que es Rey de reyes y Se�or de se�ores se hizo hombre y pobre para servir a todos, y elevar a todos a la ciudadan�a en su reino, y sentarse incluso en su trono. , se ha establecido la gran ley moral y espiritual, que todo el mundo, desde el gobernante en el trono hasta el s�bdito m�s humilde, se eleva en car�cter moral y dignidad al igual que se inclina para ayudar a los dem�s.

Si es por la mansedumbre de Dios que somos engrandecidos; si Aquel que est� sobre todo se hizo servidor de todos, no podemos esperar llegar a ser grandes seg�n un principio diferente; es decir, buscando ser ministrados en lugar de ministrar. ( F. Ferguson. )

Cristo el escudo del creyente

Es probable que la profec�a tuviera alguna referencia a Ezequ�as, quien, como sucesor del inicuo Acaz, restaur� la adoraci�n de Dios y restableci� el reino de Jud�. La liberaci�n muy sorprendente concedida por Dios a su pueblo, en el reinado de este monarca, cuando las huestes enjambradas de los asirios cayeron en una noche ante el �ngel destructor, puede considerarse justamente como que el profeta aludi� a ella en tensiones que respiran. alto de los triunfos de la redenci�n.

Y cuando se habla de "un rey" como "reinando en justicia", y se asocian con su dominio todas las im�genes de prosperidad y paz, podemos, sin duda, encontrar, en el gobierno santo y ben�fico de Ezequ�as, mucho que responde a las predicciones brillantes. Pero la destrucci�n del ej�rcito de los asirios puede considerarse en s� misma como un hecho figurativo; y Ezequ�as, como su antepasado David, como un s�mbolo del Se�or nuestro Redentor.

Habr� juicios grandes y terribles antes de que Cristo finalmente establezca Su reino en la tierra. Consideraremos que el texto contiene una descripci�n - metaf�rica, sin duda, pero no menos reconfortante e instructiva - de lo que el Redentor es para la Iglesia.

I. Lo primero que puede parecerles notable en esta descripci�n de Cristo es EL �NFASIS QUE PARECE ESTAR EN LA PALABRA �HOMBRE�. Un hombre �ser� esto o aquello; y el obispo Lowth lo traduce como "el hombre", como si fuera un hombre a diferencia de todos los dem�s, que es sin duda la declaraci�n de San Pablo cuando escribe a los corintios: "El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es el Se�or del cielo ".

Es la naturaleza humana de Cristo a la que nuestro texto destaca; es esta naturaleza humana a la que parece atribuirse la idoneidad del oficio de Cristo asignado prof�ticamente. Lo que nuestro bendito Salvador emprendi� fue la reconciliaci�n de nuestra naturaleza ofensiva con Dios; y de esto tal vez no sea exagerado decir que no pudo haber sido efectuado por ninguna otra naturaleza que no fuera ella misma.

II. Procedamos ahora a considerar CON QU� JUSTICIA O PROPIEDAD LAS VARIAS DECLARACIONES AQU� HECHAS PUEDEN APLICARSE A NUESTRO SALVADOR. Hay cuatro afirmaciones en el texto, cuatro s�miles que se utilizan para representarnos el oficio de nuestro Redentor, o los beneficios que se nos han asegurado a trav�s de Su amable mediaci�n. Estas afirmaciones o s�miles no son, de hecho, todas diferentes; por el contrario, existe una gran similitud, o incluso algo parecido a la repetici�n.

Por lo tanto, "un escondite del viento" no difiere materialmente de "un escondite de la tempestad". La idea es la misma; s�lo existe esa variedad en el modo de expresi�n que concuerda con la composici�n po�tica. Tampoco es "la sombra de una gran roca en un desierto fatigado" en conjunto una imagen completamente diferente; la idea sigue siendo aquello que protege: refugio del calor, si no de la tempestad. Quiz�s sea m�s correcto decir que hay dos grandes ideas incorporadas en el texto, y hay dos figuras para la ilustraci�n de cada una.

La primera idea es la de un refugio en circunstancias de peligro; y esto est� ilustrado por "un escondite del viento y un escondite de la tempestad". La segunda idea es la de refrescarse en circunstancias de fatiga; y esto se ilustra con "r�os de agua en un lugar seco, y la sombra de una gran roca en una tierra fatigada". Hay una cosa, seg�n las tres ilustraciones, que debe considerarse por separado y con cuidado. El �escondite�, el �encubierto� y la �roca� dan cobijo y alivio, al recibir sobre s� mismos aquello contra lo que nos defienden.

Era una imaginaci�n aburrida, es m�s, era un coraz�n fr�o, que no reconoc�a instant�neamente la idoneidad de la figura, tomada en ilustraci�n del Se�or nuestro Redentor. Estas figuras b�blicas, si bien bajo un punto de vista representan a Cristo, bajo otro nos representan a nosotros mismos. Y es simplemente porque hay tan poco sentimiento de nuestra propia condici�n actual que hay tan poca apreciaci�n del car�cter bajo el cual se describe a Cristo. ( H . Melvill, BD )

Jes�s, el escondite

No hay un deseo, ni una necesidad, pero encontramos a Jes�s suficiente para ello.

I. LA NECESIDAD DEL HOMBRE DE UN ESCONDITE.

1. Qu� tempestad suscitar�n a veces las aflicciones agudas, sobre todo si unas siguen a otras en r�pida sucesi�n.

2. Hay otras tormentas: juicios nacionales.

3. � Qu� tormenta puede levantar el Esp�ritu Eterno en la propia conciencia de un hombre cuando el pobre pecador sin Cristo ve por primera vez a Dios!

4. Qu� viento abrasador ha marchitado a menudo al mero profesor cuando el Esp�ritu Eterno lo ha obligado en una hora agonizante a la terrible revisi�n del pasado.

II. EL GLORIOSO LUGAR QUE SE�ALA EL EVANGELIO. Como Dios-hombre, �qui�n puede describir el escondite? �Qu� escondite es Su Persona! �Qu� escondite es su intercesi�n! �Qu� escondite es Su profunda simpat�a! �Qu� escondite es Su plenitud de gracia! �Qu� escondite, que tiene todo el poder, la fuerza y ??el m�rito de la Deidad, y toda la ternura, el amor y la simpat�a de la humanidad! La gran pregunta es, �realmente hemos entrado? ( JH Evans, M. A. )

A encubierta la tempestad

No podemos imaginarnos f�cilmente la furia de los torbellinos en Oriente. Las columnas de granito y hierro se parten en dos; los �rboles m�s grandes son arrancados de ra�z; las casas se arrojan como paja, y en el mar se arrojan flotas enteras. Pero las tormentas del este son m�s terribles en el desierto. All� se levantan y derriban monta�as de arena, a veces enterrando caravanas enteras e incluso ej�rcitos enteros. Imag�nese un viajero en tal caso.

Despu�s de una extra�a quietud, ve una nube de arena surgiendo frente a �l. Inmediatamente el cielo se oscurece, y la tierra y el cielo parecen confundidos. El �ngel de la destrucci�n cabalga sobre cada r�faga y reclama todo el desierto como suyo. El pobre se queda horrorizado, como si hubiera llegado el barro de la perdici�n. Oh, por un refugio: �es su �nica oportunidad de vida! �Lo! una gigantesca roca asoma la cabeza; corre debajo de ella. La tormenta gasta su furia sobre la roca protectora, no sobre el peregrino protegido. ( J. Wells, MA )

Nuestro escondite

I. EN EL SALVADOR HAY REFUGIO PARA NUESTRAS ALMAS. �Cu�les son las tormentas de las que nos protege el Salvador? La Biblia habla m�s de dos: la tormenta de la ira de Dios contra el pecado y la tormenta de las pruebas de la vida.

II. EN EL SALVADOR TENEMOS SEGURIDAD. El refugio y la seguridad son cosas diferentes, aunque es posible que no veamos la diferencia a la vez. Hace unos mil ochocientos a�os hab�a una ciudad en el sur de Italia, llamada Pompeya, que debe su fama a su destrucci�n. Fue enterrado bajo corrientes de barro hirviendo del Vesubio y lluvias de polvo y cenizas. La mayor�a de la gente huy�. Los sacerdotes, no teniendo fe en sus �dolos, se apoderaron de sus tesoros y huyeron.

Pero algunos pobres corrieron a los templos, esperando que sus dioses los salvaran. Encontraron refugio y ... una tumba. Dado que muchos est�n m�s ansiosos por el refugio que por la seguridad real, Cristo se esmera en advertirnos contra un error tan com�n como peligroso. Recuerda la historia de Cristo sobre los dos constructores; uno edifica sobre arena y el otro sobre roca. Es muy probable que las dos casas fueran igualmente hermosas a la vista, y tanto el sabio como el tonto encontraron suficiente refugio en un clima soleado.

Pero descendi� lluvia, y vinieron r�os, y soplaron vientos y golpearon la casa del necio, y cay�, y grande fue su ruina. El pobre encontr� refugio y muerte. Muchos �refugios de mentiras�, todos los refugios hechos por el hombre, nos alejar�an de nuestra verdadera seguridad.

III. EN EL SALVADOR HAY SIMPAT�A. El refugio y la seguridad a menudo se encuentran sin simpat�a. La fortaleza que dio a los sitiados la seguridad de sus enemigos a menudo ha sido una prisi�n odiosa, en la que el hambre y la pestilencia mataron m�s que la espada. Las guaridas y cuevas que fueron los escondites de nuestros m�rtires eran igualmente miserables y seguras. El viajero alpino, sorprendido por las tormentas de nieve, se apresura al refugio m�s cercano y solo encuentra cuatro paredes desnudas.

Ning�n fuego alegre, ning�n anfitri�n amable lo recibe y lo revive; ya menudo se desmaya en el umbral y muere dentro. Pero el escondite del alma es la casa de banquetes del alma. Debe poner el acento en la palabra "hombre". Para los jud�os antes de Cristo no era ninguna novedad que se les dijera que Dios era un escondite. Pero que un hombre fuera su escondite y su escondite, su roca que lo cubr�a y el agua de vida, esa fue una profec�a muy sorprendente y gloriosa.

�Y qu� hombre! El Hombre de los hombres, el �nico Hombre perfecto, de todos los hombres el m�s bondadoso y tierno de coraz�n, el Dios-hombre. Y �l es un hombre por Su propia elecci�n. Es m�s, es un hombre de amor para nosotros. Si hubiera sido solo Dios, nosotros, criaturas temblorosas y pecadoras, no nos hubi�ramos atrevido a acercarnos; si hubiera sido solo un hombre, habr�amos dudado de su poder; pero siendo tanto Dios como hombre, podemos acercarnos a �l con igual confianza y afecto. Tu seguridad no es algo duro, fr�o y vac�o. No, es como la seguridad del �guila joven, cubierta con las plumas y atra�da hacia el lado c�lido y palpitante del p�jaro padre.

IV. EN EL SALVADOR HAY SATISFACCI�N. Es una completa satisfacci�n, como cuando el viajero del desierto, pereciendo de sed, encuentra "r�os de agua en un lugar seco". Entre los hombres, las bestias y los p�jaros, �cu�n ilimitado es el deleite que encuentran los sedientos en el agua dulce! Todo el mundo tiene un anhelo de felicidad, que nunca podr� El conquistado, pero vive mientras el alma vive. La Biblia siempre declara estas "dos verdades:

1. Tu alma no puede obtener verdadera satisfacci�n lejos de Cristo.

2. Puede encontrarlo en �l. ( J. Wells, MA )

El escondite

I. EL ESP�RITU SANTO DECLARA QUE ES �UN HOMBRE QUE SER� EL ESCONDITE DEL VIENTO�.

II. EN QU� RESPETO NUESTRO BENDITO SE�OR ES ESE "LUGAR".

III. LOS MUCHOS ANIMOS QUE SE DAN EN LA SAGRADA PALABRA DE DIOS AL POBRE Y CANSADO VIAJERO GOLPEADO POR LA TEMPESTAD PARA ENTRAR EN ESE "ESCONDITE".

1. El mandamiento de Dios, por un lado.

2. La libertad de la invitaci�n, por otro.

3. La puerta abierta.

4. El testimonio de todos los que est�n en el cielo y de todos los que est�n en la tierra, bajo la ense�anza del Esp�ritu Eterno, que nunca fueron all� y tuvieron un negativo, pero que todos los que fueron fueron recibidos gratuitamente por el Se�or de vida y gloria. ( JH Evans, MA )

El valor de la verdadera masculinidad

Cambie el �nfasis de su pol�tica. Ha estado ocupado haciendo alianzas; ahora haz un hombre. Esa fue la ense�anza de este estadista-profeta. ( JH Jowett, MA )

La variedad y urgencia de la necesidad humana

�Qu� revelaci�n hay aqu� de las necesidades de los hombres! La misma oferta indica la profundidad y la urgencia de la necesidad que anhela la satisfacci�n. "�Escondite!" "�Encubierto!" "�Fuentes de agua!" "�La sombra de una gran roca!" Cada una de estas hermosas im�genes sirve para acentuar la impresi�n de una necesidad urgente y lamentable. Los faros y los puertos son siempre terriblemente sugerentes. ( FB Meyer, BA )

Necesidad humana satisfecha en Cristo

VIENTO. �Cu�n apropiado es aqu� un s�mbolo de nuestras vidas! A menudo, cuando todo parece correcto, de repente una tormenta salvaje nos envuelve en un furioso tumulto. Se circula una historia calumniosa, absolutamente sin fundamento; se malinterpreta un acto bien intencionado; un amor se enfr�a de repente; una presa que hab�a evitado las roturas salvajes del Mar del Norte; una vida que hab�a sido m�s cara que la nuestra fracasa; toda nuestra naturaleza se sumerge en un ba�o de dolor agonizante; la mente se sumerge en un tumulto de perplejidad; el coraz�n est� desgarrado. Entonces conocemos con amargura el lado espiritual de las palabras: No se apoder� de nosotros una peque�a tempestad.

II. TORMENTA. Estamos expuestos no s�lo a grandes y aplastantes dolores, que amenazan con engullirnos repentinamente, ya que se dice que los antiguos asientos de la vida humana fueron engullidos en medio del Oc�ano �ndico; pero tenemos que sufrir las acumulaciones de peque�as irritaciones punzantes, que son como la arena o los granos de arena del desierto. El temperamento �spero de alguien con quien tenemos que vivir; las molestias y desaires que se nos acumulan a diario; mezquinas insinuaciones e insinuaciones que pican; bagatelas que no pudimos expresar con palabras, pero que nos duelen como el �cido ca�do en una llaga.

III. UN LUGAR SECO. Nuestra suerte a veces se echa, como la de David, en una tierra seca y sedienta, donde no hay agua. Hay pocas ayudas en nuestra vida religiosa; somos arrojados a una familia mundana; estamos obligados a asistir a un ministerio desagradable; estamos demasiado impulsados ??por la ocupaci�n como para tener momentos tranquilos para la comuni�n con Dios y la comuni�n con Sus santos; o estamos tan solos que anhelamos indeciblemente alg�n alma gemela, alguien a quien amar o ser amado. El ojo recorre d�a tras d�a el mismo paisaje mon�tono.

IV. UNA TIERRA AGOTADA. Gente cansada, �hay muchos! Cansado de la vida, con su pobreza de la que nunca hay un momento de respiro; con el amor de la vida no correspondida; con la luz de la vida escondida debajo de un celem�n; con deberes cotidianos y rutina mon�tona! �Las demandas son tan incesantes, la presi�n tan constante, la angustia tan agotadora, el dolor tan cruel! Los ojos cansados ??de buscar al que nunca llega; los o�dos cansados ??de escuchar un paso que nunca los saluda; los corazones cansados ??de esperar un amor que nunca sale de la tumba, aunque nunca claman tan fuerte.

Pero todas estas necesidades multifac�ticas pueden satisfacerse y satisfacerse en Jesucristo Hombre ". Ning�n hombre podr�a conocer perfectamente ni siquiera a uno de ellos; pero Jes�s los encuentra perfectamente a todos. ( FB Meyer, BA )

Cristo el hombre perfecto

�No has deseado a menudo tomar las cualidades caracter�sticas de los hombres en los que son m�s fuertes y ponerlas todas juntas en una naturaleza, haciendo un hombre completo de los muchos pedazos rotos, un acorde de las muchas notas individuales, un rayo de los muchos colores? Pero esto que desear�as hacer se hace en Aquel en quien la fe de Abraham, la mansedumbre de Mois�s, la paciencia de Job, la fuerza de Daniel, el amor del ap�stol Juan, se mezclan en un todo sim�trico completo. ( FB Meyer, BA )

Cristo nuestro escondite

I. LAS TORMENTAS.

1. La tormenta de la adversidad.

2. De convicci�n.

3. De la tentaci�n.

4. Hay una tormenta eterna.

II. EL ESCONDITE. "Un hombre", etc.

1. �Qu� hombre? Jesucristo hombre.

2. Un refugio adecuado. Aunque siente por ti como hombre, te ayuda como Dios. Un refugio de ...

(1) Una ley quebrantada.

(2) Un demonio furioso.

(3) Un mundo perseguidor.

III. ENCANTADOR REFRESCO. Como r�os de agua �, etc.

1. Refrescante.

2. Purificante.

3. Gratis.

4. Gratis para todos.

IV. REFUGIO NECESARIO. "Como la sombra", etc. ( W. Jackson. )

Oficios de Cristo

I. Cristo vino a ser UN ESCONDITE DEL VIENTO. Puede considerarse que esta parte de nuestro texto se refiere a los males menores de la vida humana; a los que afectan principalmente a nuestra condici�n temporal. �Qui�n no siente, en su medida, los vientos de la adversidad, que nunca dejan de soplar sobre este mundo inferior? La viuda llora su duelo y se sienta sola, como un gorri�n en la azotea. Los hu�rfanos buscan en vano la simpat�a y protecci�n de sus padres.

El pobre se queda horrorizado ante la perspectiva de la miseria. Los enfermos languidecen ante el nombramiento de d�as dolorosos y noches fatigosas. Los dolientes van por las calles, contando la triste historia de su desolaci�n y neg�ndose a ser consolados, bajo la p�rdida de alg�n objeto querido. Pero no imaginemos que incluso nuestros sufrimientos m�s triviales est�n por debajo de la atenci�n de Jehov�. Se convirti� en un hombre para familiarizarse con las aflicciones de la humanidad y, de ese modo, poder brindar Su simpat�a.

1. All� est� el refugio de sus declaraciones de gracia.

2. De las promesas.

3. Del ejemplo de Cristo.

V�alo llorando con los que lloraron. V�alo proveyendo para la multitud hambrienta. V�alo siempre listo para aliviar la miseria humana y, durante todo el per�odo de su vida, haciendo el bien. �Es posible estudiar la vida de Jes�s y no obtener socorro del punto de vista de su simpat�a y compasi�n?

II. La segunda cl�usula de nuestro texto nos lleva a la consideraci�n de esos males mayores, de los que Cristo protege a sus seguidores. Se habla de �l como UN CUBIERTO DE LA TEMPESTAD.

1. Est� la tempestad de la ira de Dios, provocada por la transgresi�n del hombre.

2. De los golpes de Satan�s.

3. Del pecado que habita en nosotros. Pero, en medio de todas estas tempestades, Cristo es un encubierto para su pueblo. Considere c�mo es que �l los protege. Es soportando el viento tempestuoso y la tempestad.

III. Se habla de Cristo como R�OS DE AGUA EN UN LUGAR SECO. Para la mente renovada, �qu� es el mundo entero sino un lugar seco?

IV. Se habla de Cristo como LA SOMBRA DE UNA GRAN ROCA EN UNA TIERRA DESGASTADA. �Qu� somos sino peregrinos que se afanan en el desierto arenoso de este mundo cansado? Tenemos varias cargas que llevar y labores que se nos asignan; �y ahora estamos angustiados en nuestro trabajo! Con una mano tenemos que luchar continuamente contra nuestros enemigos, mientras nos apresuramos hacia nuestro hogar; con la otra, tenemos que trabajar con diligencia, tanto por nosotros mismos como por los dem�s. Tenemos que soportar la carga y el calor del d�a. Pero, �nos desmayaremos a causa del camino? No, tenemos un gran apoyo. Tenemos la sombra de una gran roca en esta tierra cansada. ( Carus Wilson. )

Cristo un refugio

I. Aqu� se nos recuerda nuestros PELIGROS. Estos est�n establecidos por im�genes que nosotros, en nuestro clima, solo podemos entender a medias. Excepto en el mar, tenemos poco que temer de los vientos y las tempestades. En el peor de los casos, son inconvenientes para nosotros, rara vez peligros. Pero en otros pa�ses, en ocasiones, son la causa de grandes estragos. Adem�s de estos, a veces soplan vientos m�s suaves, que son casi igual de espantosos.

Calientes y debilitantes, no se pueden respirar sin mucho sufrimiento, y se dice que se han conocido casos en los que han sido tan nocivos como para ocasionar la muerte. �No es esta una imagen real de nuestra situaci�n? Hay tormentas de aflicci�n externa para nosotros en el mundo. Y tambi�n hay tormentas internas: tormentas de conciencia, tormentas de tentaci�n; y tormentas a�n peores que cualquiera de estas: los destrozos de nuestros propios afectos corruptos. Y, sin embargo, �qu� son todos estos? No son nada comparados con una tormenta que est� por venir. Est� la ira de Dios esper�ndonos.

II. El texto nos habla de UN PROTECTOR DE NUESTROS PELIGROS. �Y qui�n es �l? Si entendemos cu�les son nuestros peligros, todos diremos que �l debe ser el gran Dios. Pero el texto no dice esto. Nos dice que es un hombre. Pero, podemos preguntarnos, �c�mo puede ser esto? Hemos intentado con frecuencia obtener ayuda de los hombres. Este hombre es tal como nunca antes se hab�a visto o escuchado, el eterno Jehov� manifestado en nuestra carne mortal, Dios y el hombre unidos en un solo Cristo. Pero, �por qu� al Se�or Jes�s se le llama tan enf�ticamente hombre en este pasaje? Quiz�s por tres razones.

1. Llevar a la Iglesia antigua a esperar Su encarnaci�n.

2. Para animarnos a acercarnos a �l. Naturalmente, le tememos a Dios. Pero aqu�, dice este texto, Dios aparece ante ustedes con un nuevo car�cter y forma. Su mera aparici�n en nuestro mundo como hombre lo proclama a la vez como Amigo y Salvador del hombre.

3. Para mostrarnos la importancia de Su naturaleza humana para nuestra seguridad.

III. LA EXCELENCIA DE ESA PROTECCI�N QUE EL SE�OR JES�S NOS PERMITE. Imag�nense en un desierto como el que el profeta tiene aqu� en su mente. Supongamos que se preguntan qu� tipo de refugio deseaban.

1. Naturalmente, dir�a que, en primer lugar, debe ser seguro. Y Cristo es un escondite seguro.

2. Entonces dir�as, el refugio que quiero debe estar cerca. Y quien tan cerca como el Se�or Jes�s.

3. Pero, puede preguntar, �puedo ingresar a este refugio si huyo a �l? La respuesta es, puedes. Es un refugio abierto, un refugio siempre abierto y abierto a todos los que elijan entrar.

4. Es un escondite bien amueblado. Hay provisi�n y abundante provisi�n en esta fortaleza para todos los que entren en ella. Conclusi�n&mdash

1. �Qu� os parece este escondite? �Qu� uso le ha dado? �Has huido a �l?

2. Pero hay quienes est�n fuera de este escondite. �Oh, hermanos, ten piedad de vosotros mismos! ( C. Bradley, MA )

El mundo que sufre y el hombre que alivia

I. EL MUNDO SUFRIENTE. Las pruebas del mundo est�n aqu� representadas por las im�genes de:

1. Una "tempestad". Las tempestades en la naturaleza suelen ser terribles y devastadoras. Espiritualmente, el mundo est� en una tempestad. Es golpeado por la tormenta de ...

(1) pensamientos contradictorios,

(2) pasiones pecaminosas,

(3) recuerdos culpables, y

(4) terrible presagio.

2. Una sequ�a. "Un lugar seco". El viajero oriental bajo un sol vertical y sobre arenas abrasadoras sin agua, es la imagen aqu�. Tiene una sed ardiente y est� en la b�squeda sincera de la corriente refrescante. �No es esta una imagen verdadera del hombre espiritualmente como un viajero hacia la eternidad? Tiene sed de un bien que no consigue.

3. Agotamiento. "En una tierra fatigada". El viajero oriental ha agotado sus fuerzas y yace postrado y desesperado. El hombre, espiritualmente, est� "cansado y cargado", "sin fuerzas". Sin fuerzas para cumplir con sus obligaciones morales, para complacer a su Hacedor, para servir a su raza y alcanzar su destino.

II. EL HOMBRE SALVADOR. "Un hombre ser�", etc. Ezequ�as hizo mucho para aliviar a Israel en sus problemas pol�ticos, pero Cristo hace infinitamente m�s. Alivia los problemas morales de la humanidad.

1. Es un refugio de las tormentas morales. �Qu� refugio seguro, accesible y espacioso es Cristo!

2. Es el r�o de las sequ�as morales. Cristo refresca y satisface las almas abriendo r�os de pensamientos santos, etc. ( Homilista. )

La humanidad del camino de la salvaci�n

I. UNA IMAGEN DEL ESTADO MUNDIAL. Podemos ver esta imagen del mundo bajo cuatro aspectos:

1. Una imagen del mundo natural. Se muestran los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, aire, agua y fuego; y cada uno a su vez puede convertirse en una bendici�n o una maldici�n para el hombre. El hombre ha perdido el dominio de la naturaleza y ya no se siente c�modo en ella. Lucha una batalla desigual y se ve obligado a sucumbir.

2. Una imagen del mundo moral. Aunque la guerra, el hambre y la pestilencia son males f�sicos, sus causas son morales. Caen m�s directamente sobre el hombre que otros males naturales. Son las tormentas de la sociedad humana.

3. Una imagen del mundo espiritual. Esta tierra es la plataforma, no meramente de una lucha moral natural y pol�tica; tambi�n es la arena de una lucha espiritual. Para darse cuenta de esto, y saberlo como el m�s cierto de todos los hechos, el alma debe ser despertada por el Esp�ritu de Dios al verdadero significado de la vida. Debemos sentir la batalla dentro de nosotros mismos para poder verla a nuestro alrededor.

4. Algo que nos recuerde una condici�n de existencia en el mundo eterno. Todas las tormentas de las que hemos hablado no son m�s que presagios de la ira de Dios.

II. UNA PROFEC�A DEL SALVADOR DEL MUNDO. Esto est� representado bajo la figura de un escondite, un encubierto, r�os de agua y la sombra de una gran roca.

1. La bienaventuranza de la profec�a. En la medida en que nos hayamos dado cuenta de que el mundo es lo que la palabra aqu� lo describe, el anuncio del texto parecer� m�s aceptable y bendito.

2. La maravilla y la aparente contradicci�n de la profec�a. Dice que un "hombre" ser� un escondite. El hombre es la criatura que necesita la salvaci�n.

3. La profec�a en s�, m�s directa y particularmente. Aceptamos la declaraci�n como que se refiere principalmente a Cristo Jes�s, el Salvador del mundo. S�lo en �l se cumple plenamente la profec�a y se libera de su car�cter aparentemente contradictorio. Los creyentes lo ven como el �nico que puede salvar del mal f�sico, moral, espiritual y eterno.

4. C�mo el hombre Jesucristo es un escondite. ( F. Ferguson. )

El escondite

I. En esta profec�a subyace UNA MUY TRISTE, UNA MUY VERDADERA CONCEPCI�N DE LA VIDA HUMANA.

1. Vivimos una vida indefensos y expuestos a muchas tormentas y tempestades.

2."�R�os de agua en un lugar seco!" �Y cu�l es el hecho en prosa de eso? Que usted y yo vivimos en medio de un mundo que no tiene correspondencia ni capacidad para satisfacer nuestro ser m�s verdadero y profundo, que cargamos con todo un conjunto de anhelos, necesidades, debilidades, fortalezas y capacidades, todos los cuales , como los zarcillos trepadores de alguna planta rastrera, van palpando y extendiendo sus dedos verdes para agarrar alg�n apoyo y quedarse - ese hombre est� hecho de tal manera que para su descanso y bendici�n necesita un objeto externo alrededor del cual su esp�ritu pueda aferrarse , en el que puedan caer y descansar sus deseos, en el que se abrace su coraz�n, que ser� autoridad para su voluntad, paz para sus temores, aspersi�n y purificaci�n para su conciencia, luz para su entendimiento,

3. Y luego est� la otra idea que subyace tambi�n a estas palabras, otra fase m�s de esta triste vida nuestra: no solo peligro y sequ�a, sino tambi�n cansancio y languidez.

II. Pero otro pensamiento sugerido por estas palabras es, LA MISTERIOSA ESPERANZA QUE BRILLA A TRAV�S DE ELLOS - que uno de nosotros nos librar� de todo este mal en la vida. "Un hombre", etc.

III. LA SOLUCI�N DEL MISTERIO EN LA PERSONA DE JESUCRISTO. ( A. Maclaren, DD )

Cristo un refugio

I. En el d�a de la DECEPCI�N terrenal.

II. En tiempos de AFLICCI�N.

III. En el d�a del JUICIO. Dios prueba nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra paciencia, nuestros principios.

IV. En el d�a del MIEDO.

V. De los tormentos de una CONCIENCIA acusadora.

VI. En el d�a de la IRA FINAL. ( JM Sherwood. )

El secreto del amor divino

Hay dos m�todos y objetivos muy distintos en la Biblia. Una gran parte de las Escrituras tiene la forma de apelaciones al deber, al servicio. Pero hay otra parte de la Biblia que apela exactamente al sentimiento opuesto, y es un llamado al descanso, al silencio, al alivio, a todo menos a la acci�n, a la contemplaci�n, al silencio. Y hay momentos en nuestra experiencia en los que necesitamos el llamado al descanso tan absolutamente como en otros necesitamos el llamado al deber. Deseo, entonces, llamar su pensamiento al resto de la religi�n.

I. LA ORACI�N, como se nos revela en las Escrituras, est� bellamente ilustrada por la sombra de una gran roca en una tierra fatigada.

II. LAS PALABRAS QUE NOS DAN EN LA ESCRITURA se nos ofrecen como la sombra de una gran roca en una tierra fatigada; la Escritura est� llena de estas deliciosas sorpresas. �Venid a m�, etc. �No se turbe vuestro coraz�n�, etc. ��Mira! Estoy contigo siempre �, etc. Doctrinas como la Divina Providencia; la idea de Dios d�ndote trabajo para hacer; la idea de que el problema nos llega como una dispensaci�n de la mano de nuestro Padre, etc.

III. LA ESPERANZA CRISTIANA tambi�n es como la sombra de una gran roca en una tierra fatigada. El reposo, en la Palabra de Dios, es como el reposo en la naturaleza. La noche es muy bendecida para el cansado, pero la ma�ana sigue a la noche y se da descanso para que podamos estar fuertes para trabajar. ( AD Vail, DD )

El escondite del peregrino desgastado

(con Isa�as 32:3 ): -

I. Qui�nes son LOS VIAJEROS, en su marcha de regreso a casa, y los peligros y dificultades que acechan su camino. En las Escrituras, a menudo se habla del camino al cielo como un viaje, y no por un prado florido ni por un arroyuelo, a trav�s de glorietas o sombras verdes, sino a trav�s de un desierto.

1. El primer peligro mencionado es el viento. Por �viento� aqu�, entiendo el viento pestilente, a veces llamado simmom o samiel, que en ciertas estaciones pasa sobre el desierto, arruinando y marchitando todo lo que toca, y llevando la muerte en su tren. Pero, �qu� hay en el desierto espiritual correspondiente a este viento pestilente? Pecado.

2. El segundo peligro en el desierto es "la tempestad". Esto lo podemos caracterizar como la tormenta, que se diferencia del viento pestilente en ser de arriba, no de abajo; violento, no sutil; destruyendo con un rayo, no con veneno. �Y qu� corresponde tan acertadamente a esto como la manifestaci�n de la ira de Dios contra el pecado?

3. Pero hay un tercer peligro en el desierto, uno en una medida peculiar y raramente ausente de �l, "la falta de agua", porque se promete que el hombre maravilloso del que se habla aqu� ser� "como r�os de agua". en un lugar seco ". El desierto es especialmente seco. �Qu� emblema tan expresivo es, entonces, la sed del deseo del alma por Cristo!

4. El �ltimo peligro del desierto aqu� mencionado es el cansancio del camino. �Qu� poes�a y belleza hay en la expresi�n �una tierra cansada�! Como si la tierra misma estuviera cansada, cansada de su propio cansancio, cansada de ser un desperdicio tan inculto y de desgastar la vida de tantos viajeros. Un elemento principal, quiz�s el principal, del cansancio del desierto es el sol sin nubes, que siempre lanza sus rayos sobre �l. Entonces, �qu� representa el sol aqu�? Tentaci�n.

II. EL ESCONDITE Y LA CUBIERTA: el refrigerio y la sombra que el Se�or ha provisto para estos viajeros en el Hijo de Su amor.

1. "Un escondite del viento". Este viento lo hemos explicado como el aliento pestilente del pecado. Se necesita un escondite, no sea que destruya el cuerpo y el alma en el infierno. �D�nde lo encontraremos? �En la ley? Eso es pasar del viento a la tormenta. �En uno mismo? Eso es precisamente de lo que m�s queremos protegernos. Jes�s es el escondite, el �nico escondite del pecado y del yo. Pero hay tres cosas que debemos saber y experimentar antes de que podamos entrar en la belleza y la bendici�n de Jes�s como un escondite del viento.

(1) Debemos sentir nuestra necesidad de tal refugio.

(2) Debemos ser llevados a ver el escondite que Dios ha provisto en el Hijo de Su amor.

(3) Luego sigue el tercer paso: la entrada al escondite.

2. Pero el mismo hombre maravilloso tambi�n es "un encubierto de la tormenta". Esto lo explicamos refiri�ndonos a la ley. �C�mo se necesita un refugio contra su condenaci�n y maldici�n! �D�nde se encuentra este refugio? En Jes�s. �l nos ha redimido de su maldici�n.

3. De aqu� surge el tercer car�cter que Jes�s sostiene al peregrino en el desierto. "Como r�os de agua en un lugar seco". Cu�n bondadosamente el Esp�ritu bendito, con esta figura, establece la idoneidad del Se�or Jesucristo para los viajeros en el desierto. Se habla del Se�or Jes�s como "r�os de agua". La misma cosa en el desierto que necesitamos. En el desierto no queremos bebidas alcoh�licas; eso solo inflamar�a la sed, har�a hervir la sangre en las venas y herir�a el cuerpo con fiebre.

Mientras se afana a trav�s de los desolados yermos de arena, es agua lo que quiere el esp�ritu desfallecido. Es agua, el pozo de agua que brota para vida eterna, lo que es provisto. La plenitud del Se�or Jes�s no es un arroyo, sino un r�o; no solo un r�o, sino "r�os".

4. Pero tambi�n se habla del Se�or Jes�s como "la sombra de una gran roca en tierra fatigada". Ha sido tentado en todos los puntos como nosotros; pero as� como la roca soporta ilesos los rayos del sol m�s ardiente, y sin embargo, al llevarlos, protege en sus recovecos al peregrino desgastado, as� Jes�s, como hombre, soport� toda la furia de las tentaciones sat�nicas, y sin embargo no fue herido por ellas. como la roca en el desierto. Y habi�ndolos engendrado, protege de su poder destructivo al hijo tentado de Dios que yace a sus pies bajo la sombra de su abrazo.

III. LA APERTURA DE LOS OJOS PARA VER Y EL DESCANSO DE LOS O�DOS PARA ESCUCHAR las bendiciones as� prometidas.

1. "Los ojos de los que ven no se oscurecer�n". Nuestro texto habla m�s de oscuridad que de ceguera. Hay una diferencia entre los dos. Los muertos en pecado son ciegos; los reci�n llevados a la vida son oscuros. �Cu�n cierto es esto del peregrino del desierto! El soplo del viento pestilente, las nubes espesas de la tempestad, la arena caliente y ardiente y el resplandor del sol del mediod�a, todos nublan y oscurecen los ojos. Pero el escondite del viento, el escondite de la tempestad, los r�os de agua y la roca sombr�a curan las tinieblas.

2. "Y los o�dos de los que oyen, oir�n". Las personas de las que se habla en el texto no son totalmente sordas, porque "oyen". Sin embargo, existe una diferencia entre o�r y escuchar, una diferencia casi an�loga a la que hay entre los ojos oscurecidos y la visi�n. Escuchar implica fe y obediencia. Cuando el peregrino en el desierto llega al escondite del viento, y al escondite de la tempestad; cuando bebe de los r�os de agua y yace bajo la sombra de la gran roca, no solo oye, sino que escucha, cree, ama y obedece. ( JC Philpot. )

Hombres como escondites del viento

Las tormentas de arena del margen del desierto tienen sus equivalentes en la historia y la sociedad de la humanidad. Aqu� tambi�n las victorias de la fe y el esfuerzo se obtienen dolorosamente y, a menudo, despu�s de un poco de tiempo de seguridad, son superadas por alguna influencia maligna y devastadora. El mismo Isa�as, San Pablo, Lutero, Wesley, son ejemplos de los hombres de la historia que parecen rocas, que han resistido la tormenta y han hecho posibles las cosas buenas de la vida: la fe, la esperanza y la caridad para los dem�s.

La audaz posici�n de Isa�as contra una disposici�n y una pol�tica que habr�a hecho de Israel el juguete de las naciones m�s grandes de los alrededores, preservado la existencia nacional y hecho posible el gran avivamiento de la religi�n que tuvo lugar durante el reinado de Jos�as. La protesta de San Pablo contra los judaizantes salv� a la naciente Iglesia de Cristo para que fuera una fe mundial en lugar de una secta d�bil. La gran obra de reforma de Lutero rompi� una de las corrientes m�s fuertes de la historia: el conjunto muerto de cosas hacia la superstici�n y el formalismo sin vida.

Y cuando en Inglaterra la indiferencia religiosa y un escepticismo fr�o y despiadado se apoderaban de la tierra como una pesadilla, fue el trabajo de Wesley y sus ayudantes lo que dio una nueva oportunidad a la empresa y el fervor cristianos. El gran valor de estas vidas no reside �nicamente en su propia nobleza y belleza intr�nsecas; hacen espacio para los dem�s. Miles de corazones que anhelan en secreto las oportunidades de servicio, las inspiraciones de la fe y el coraje, se re�nen con ellos, se refugian en su grandeza y son vitalizados y transformados por su poder personal. ( WB Dalby. )

El hombre parecido a una roca

�Qui�n es el hombre parecido a una roca?

1. Siempre es un hombre de gran fuerza de voluntad. �Una cualidad puramente natural? S�; pero uno que se nutre de la oraci�n y el esfuerzo.

2. Otra virtud del hombre de las rocas es la valent�a moral. Se atreve a hacer lo correcto cuando hacerlo es peligroso, cuando conlleva probabilidades de p�rdida y sufrimiento.

3. Pero lo que a�ade el valor supremo al verdadero h�roe moral es que siempre es un hombre de fe, es decir , lo invisible es real para �l. Tiene muchas formas de realizar lo invisible, que difieren seg�n la �poca en que vive, las influencias que lo han moldeado, la manera y la forma en que le ha llegado la revelaci�n divina; pero esta �nica cosa es la esencia de su vida, ya sea un S�crates, un Marco Aurelio, un St.

Bernardo, un Dante o un Mart�n Lutero, que habr� sentido y conocido que "la vida del hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee", que "el hombre no vive s�lo de pan, sino de toda palabra que procede". de la boca de Dios ". ( WB Dalby. )

Hombres-rock

Se dijo de uno que, incluso cuando era ni�o, mostr� la promesa de sus �ltimos a�os, "era f�cil ser bueno cuando llegaba a la escuela". Un hombre puede ser una roca para sus compa�eros en la escuela, en la oficina, en la vida hogare�a, en el mundo, dondequiera que caiga su influencia, un refugio fertilizante, una sombra curativa, una barrera opuesta: la sombra de una gran roca en una tierra cansada. ( WCE Newbolt. )

La simpat�a humana de Cristo

Una vez, al dirigirme a los ni�os sobre este texto, les pregunt� qu� palabra demostraba la simpat�a del Salvador. Un ni�o, en su af�n de olvidar d�nde estaba, se puso de pie y, haciendo un gesto con la mano derecha, hizo sonar a toda la iglesia con: "Un hombre, un hombre". ( J. Wells, MA )

Hermandad en la adversidad

Yo era uno de los cinco o seis que, el otro d�a, bajo un �rbol buscaban refugio de una lluvia pasajera. Me di cuenta de que, aunque eran extra�os entre nosotros, parec�amos m�s amistosos de lo que suelen ser los amigos. La tormenta nos dio una sensaci�n de compa�erismo y de peligro. La liberaci�n com�n del peligro com�n, por insignificante que fuera, ten�a el poder de alguna manera, pens�, para despertar sentimientos amistosos. El menos f�cil sugiere el m�s grande.

Hay una triste falta de amor en el mundo, pero el amor fraternal reinar�a en todas partes, si tan solo recordamos que todos somos compa�eros de viaje por el desierto, que las mismas tormentas pueden azotarnos en cualquier momento, y que tenemos la mismo escondite en Jesucristo hombre. ( J. Wells, MA )

Como r�os de agua en un lugar seco

Religi�n un r�o

Este cap�tulo es un fotograma prof�tico de una era brillante que aguarda a este mundo. Los lugares secos son almas no regeneradas, almas quemadas por la sequ�a del pecado, polvorientas y sin hojas, sin ning�n vestigio de vida espiritual o verdor. Sin figura, un alma no renovada por la influencia celestial es, en un sentido moral, "un lugar seco", est�ril e infructuoso. �Cu�l es el r�o que lo atravesar�, regar� sus �ridos distritos, lo revestir� de viva belleza y lo enriquecer� con frutos? Es la religi�n de Cristo. Dejemos entonces que el r�o represente, no al cristianismo objetivo, sino al cristianismo en el alma, a la piedad experimental; y tenemos cuatro ideas sugeridas al respecto.

I. VITALIDAD. As� que necesariamente asociamos la vida con un r�o, que los antiguos rastrearon el universo hasta el agua como el primer principio de todas las cosas. La vida, en todas sus formas, sigue profusamente el curso serpenteante de los r�os. Incluso todas las razas de hombres se agolpan en sus orillas y se asientan en sus costas. El �ufrates hizo a Babilonia; el T�ber hizo Roma; y el T�mesis hace Londres. El agua es vida.

"Todo vivir� adonde viene el r�o". La religi�n, que, en una palabra, es el amor supremo a Dios en el alma, es vida; acelera, desarrolla y hace fructificar todos los poderes de nuestra naturaleza espiritual.

II. MOVIMIENTO. El r�o no es como el estanque t�rpido o el lago estancado, descansando en el silencio de la muerte. Es activo, esencial y perpetuamente activo. As� que con verdadera piedad en el alma. Est� en perpetuo fluir; mantiene todos los poderes del alma en acci�n. El pensamiento est� siempre en acci�n, reuniendo elementos para alimentar el fuego de la devoci�n e iluminar la l�mpara del deber. El esp�ritu siempre abunda en la obra del Se�or.

III. EMANANCIA. Un r�o es un desag�e, tiene una fuente en alguna parte. No tiene existencia independiente; hay una fuerza que lo puso en marcha al principio y lo alimenta cada hora. Un r�o es una emanaci�n; as� es la verdadera piedad en el alma.

1. Hay una fuente divina de la que emana. �Cu�l es su fuente primaria? El amor de Dios. Esta fuente se encuentra muy atr�s en las horribles profundidades de la eternidad.

2. Hay un canal Divino a trav�s del cual fluye: Cristo.

3. Hay un agente Divino que lo deja entrar al coraz�n. El Esp�ritu de Dios hace esto en conexi�n con los medios.

IV. PROGRESO. En un r�o hay un doble progreso.

1. Avances en su volumen. A medida que el r�o serpentea en su camino, crece a granel por los arroyos contribuyentes que desembocan en �l. Al final obtiene la fuerza suficiente para barrer todo lo que se le presenta y dar car�cter al distrito. As� sucede con la piedad en el alma. Las corrientes santas de pensamiento, simpat�a y prop�sito, profundizan sus canales y se elevan en la fuerza y ??majestad de su fluir, a medida que pasan los a�os y las edades.

2. Progreso hacia su destino. Lo mismo ocurre con el alma piadosa. Hacia Dios siempre se mueve. ( Homilista. )

Cristo, la fuente del refrigerio

1. Cristo alivia a su pueblo de sus sentimientos de insatisfacci�n, inspirado por la vanidad de las cosas terrenales.

2. Cristo puede ser descrito como la fuente de refrigerio para su pueblo, como consecuencia de las comodidades que les concede en medio de las fatigas y los dolores de su peregrinaje cristiano. ( JB Patterson, MA )

R�os de agua en un lugar seco

I. Al exponer las bendiciones que nos llegan a trav�s del Dios encarnado, ESTUDIEMOS LA MET�FORA de los r�os de agua en un lugar seco. Esto significa&mdash

1. Gran excelencia de bendici�n. Un r�o es el emblema apropiado de grandes beneficios, ya que es de gran valor para la tierra por la que fluye.

2. Abundancia. Jes�s est� lleno de gracia y verdad.

3. Frescura. Una charca es lo mismo una vez m�s, y gradualmente se convierte en una charca estancada, engendrando vida corrupta y gases pestilentes. Un r�o es siempre el mismo, pero nunca el mismo; siempre est� en su lugar, pero siempre avanza. A nuestro hermoso r�o lo llamamos "Padre T�mesis", pero no tiene arrugas en la frente, sino que muestra toda la frescura de la juventud.

4. Libertad. No podemos decir esto de todos los r�os de la tierra, porque los hombres generalmente se las arreglan para reclamar las riberas y las costas, y las pesquer�as y los poderes h�dricos. Sin embargo, los r�os apenas pueden dividirse, se niegan a convertirse en propiedad privada. Vea con qu� libertad se acercan las criaturas a las orillas.

5. Constancia. Las piscinas y cisternas se secan, pero el canto del r�o es ...

Los hombres pueden venir y los hombres pueden irse

Pero sigo para siempre.

As� es con Jes�s. La gracia de perdonar y el poder de sanar no son una fuerza espasm�dica en �l; permanecen en �l para siempre.

6. El texto habla de �r�os�, lo que implica tanto variedad como unidad.

7. Fuerza. Nada es m�s fuerte que un r�o; corta su propio camino y no se ver� obstaculizado en su curso.

II. UNA EXCELENCIA ESPECIAL que menciona el texto. "R�os de agua en un lugar seco". En este pa�s no valoramos tanto los r�os porque tenemos manantiales y pozos en todos nuestros pueblos y caser�os; pero en el pa�s donde vivi� Isa�as, la tierra est� reseca y quemada sin r�os. Cuando Jesucristo hombre vino aqu� con las bendiciones de Dios, trajo r�os al lugar seco de nuestra humanidad. �Qu� lugar tan seco era tu coraz�n por naturaleza! �No encuentran muchos de ustedes que sus circunstancias externas son lugares muy secos?

III. LA LECCI�N PR�CTICA de todo esto.

1. Observa los pasos del coraz�n de Dios hacia el hombre, y la manera en que el hombre se comunica con Dios. Otros r�os nacen en peque�os manantiales, y muchos afluentes se combinan para hacerlos crecer, pero el r�o sobre el que he estado predicando surge con toda su fuerza desde el trono de Dios. Es un r�o tan grande en su nacimiento como en su curso posterior. Siempre que te inclinas a beber de la misericordia que te llega por medio de Jesucristo, est�s teniendo comuni�n con Dios, porque lo que bebes viene directamente de Dios mismo.

2. Mira qu� desdicha es que los hombres est�n pereciendo y muriendo de sed del alma cuando este r�o est� tan cerca. Millones de hombres saben todo sobre este r�o y, sin embargo, no beben.

3. Aprendamos, si tenemos alguna dificultad, d�nde debe estar. Nuestra copa es peque�a, pero el r�o no.

4. �Es Cristo un r�o? Entonces beban de �l, todos ustedes. Ser arrastrado por la superficie del cristianismo, como un hombre en un barco, no es suficiente, hay que beber o morir.

5. Y si has bebido de este arroyo, vive cerca de �l. Leemos de Isaac, que habitaba junto al pozo. Es bueno vivir duro de un manantial inagotable. Comun�cate con Cristo y ac�rcate a �l cada d�a.

6. Si Cristo es como un r�o, vivamos en �l como los peces. ( CH Spurgeon. )

Plenitud infinita en Cristo

Siempre me siento muy inquieto cuando los te�logos comienzan a hacer c�lculos sobre el Se�or Jes�s. Sol�a ??haber una disputa muy fuerte sobre la redenci�n particular y la redenci�n general, y aunque confieso que soy hasta la m�dula un creyente en la doctrina calvinista, nunca me sent� como en casa en tales discusiones. No puedo tener nada que ver con calcular el valor de la expiaci�n de Cristo. Los tasadores y tasadores est�n fuera de lugar aqu�.

Se�ores, me gustar�a verlos con sus pizarras y l�pices calculando el contenido c�bico del Amazonas: me complacer�a verlos sentarse y estimar la cantidad de fluido en el Ganges, el Indo y el Orinoco; pero cuando lo hayas hecho, y hayas resumido todos los r�os de esta tierra, te dir� que tu tarea solo era digna de los escolares, y que no est�s al comienzo de esa aritm�tica que puede resumir la plenitud de Cristo, porque en �l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Su m�rito, Su poder, Su amor, Su gracia, sobrepasan todo conocimiento y, en consecuencia, toda estimaci�n. ( CH Spurgeon. )

Libertad de gracia en Cristo

Me complaci� el otro gay al ver al ganado venir al r�o a beber. Las vacas buscaron un lugar inclinado, y luego se pararon hasta las rodillas en el arroyo y bebieron y volvieron a beber.Pens� en Behemoth, quien confiaba en que pod�a absorber a Jordan de un trago, beb�an con tanto entusiasmo, y nadie les dijo que no, o midi� el calado. El perro, mientras corr�a, lam�a ansiosamente y no se le exigi� ning�n impuesto.

El cisne estaba libre para hundir su largo cuello en la inundaci�n y la golondrina para tocar la superficie con su ala. Para el buey, la mosca, el p�jaro, el pez y el hombre, el r�o era igualmente libre. Por tanto, buey de un pecador, con tu gran sed, ven y bebe; y t�, perro de un pecador, que te consideras indigno de una gota de gracia, ven y bebe. Le� cerca de uno de nuestros estanques p�blicos un aviso: �Aqu� nadie puede lavar perros.

�Eso es suficiente para un estanque, pero ser�a bastante innecesario para un r�o. En un r�o, el m�s sucio puede ba�arse a su antojo. El hecho de su plenitud crea una libertad que nadie puede restringir. ( CH Spurgeon. )

R�os de agua en un lugar seco

El ideal moral de Isa�as no se agota en una sola imagen. La escena ha cambiado. El desierto es de hecho un "lugar seco"; pero tambi�n lo es en todos los lugares de Palestina cuando la temporada de calor est� llegando a su fin. Toda la tierra est� sedienta de la lluvia que viene. El aire �spero y seco brilla sobre las rocas y los caminos polvorientos. Los cielos son como bronce. Cada tarde, cuando el sol rojo se hunde bajo el horizonte occidental, uno puede imaginarlo hosco y cansado.

La hierba ya no es verde, sino de un marr�n apagado y apagado. En el vi�edo, las hojas de la vid cuelgan sin savia y fl�cidas, o caen fatigadas al suelo. Se han recogido los higos, las naranjas y las granadas; la �ltima flor se ha secado en su tallo. Los reservorios se est�n agotando r�pidamente; el Jord�n disminuido vaga lentamente a lo largo de su curso hacia el sur; sus afluentes hace mucho que dejaron de correr.

La tierra es una "tierra seca y sedienta, donde no hay agua". Pero poco a poco los observadores de Carmel ven las nubes ligeras que se elevan desde el Gran Mar. Pronto los cielos se expanden y las primeras gotas pesadas comienzan a caer. La lluvia llega largamente en hojas, a torrentes. Los cursos de agua se llenan como por arte de magia. Kedron, Cherith, Kishon y Jabbok ya no son meros nombres, sino �r�os de agua en un lugar seco.

�El cambio que se ha producido en unos d�as es maravilloso. La tierra caliente bebe en la corriente viva y la da de nuevo en vida, abundante, exuberante. Dondequiera que la hierba se ponga verde, los campos est�n alfombrados de flores. Pronto, los naranjos mezclan la plata de sus flores con el brillo dorado de sus frutos, y las hojas oscuras de las adelfas se alivian con el rojo intenso o el blanco n�veo de sus flores.

El aire es claro y el horizonte luminoso. Es una tierra de regocijo ahora; el canto de los p�jaros se escucha alrededor, en lo alto, como un acompa�amiento adecuado a los sonidos del trabajo feliz, trabajo que pronto resultar� en la abundancia de cosecha y cosecha, cuando Palestina ser� literalmente "una tierra que fluye leche y miel". ( WB Dalby. )

El poder fertilizante de un car�cter amable

�D�nde est� la vida que responde a la comparaci�n, �como r�os de agua en un lugar seco�? Cualquier vida que sea rica en las virtudes m�s suaves: desinter�s, mansedumbre, pureza, paciencia, caridad. Hay algunas personas cuya naturaleza se desborda en bendiciones. Haberlos conocido es una educaci�n en moral y religi�n. Son fuertes: tienen voluntad, coraje, especialmente el coraje que perdura; tienen una fe elevada.

Pero estas no son las cosas que m�s te impresionan en ellas. Puede que su esfera sea estrecha; sus dones del orden tranquilo y hogare�o. No es tanto lo que dicen o hacen, es lo que son, lo que te penetra con una sensaci�n de dulzura, gentileza y encanto. Son mujeres sin una idea particular de que tienen una "misi�n". O son hombres de naturaleza tranquila, autosuficiente, de principios muy elevados, aunque nunca te lo digan; de honor sensible, aunque nunca llaman la atenci�n sobre el hecho.

Cuando llega un problema, lo afrontan con calma; la p�rdida y el dolor son para ellos meras experiencias que benefician al aumento de su esperanza. Si exiges su paciencia, su abnegaci�n, estar�n dispuestos a soportar la dureza, a hacer todo lo posible para socorrer a cualquier hermano ser humano quebrantado por el mundo. Sus vidas son hermosas y placenteras en s� mismas, fruct�feras en la bendici�n de otros. Se dice del difunto Clerk Maxwell, el gran fil�sofo natural, que �facilit� la fe en la bondad a otros hombres.

�Nunca escuchaste de �l como un defensor p�blico de la religi�n o la filantrop�a. Su vida estuvo absorta en lo que se llama "estudios seculares", sin embargo, el personaje son� la verdadera nota de pureza y gracia cristianas. �R�os de agua en un lugar seco�: esa es una descripci�n muy rica de estas vidas tranquilas; pero no demasiado, porque sin ellos la obra del gran reformador moral ser�a en vano. Cada tipo tiene su lugar y su poder; cada uno es necesario para la obra de Dios en el mundo. ( WB Dalby. )

Refugio y refrigerio en Cristo

Durante la guerra de Crimea, los rusos lanzaron una bomba desde las fortificaciones de Sebastopol, que se enterr� en la tierra y estall� en la ladera de la colina en la que estaban acampadas las tropas brit�nicas. Por extra�o que parezca, inmediatamente del agujero irregular que hizo en el suelo sali� una copiosa corriente de agua clara y fr�a. El proyectil hab�a golpeado una fuente oculta en la tierra seca y sedienta, y hab�a roto la cubierta rocosa que la ocultaba.

Y as�, de la manera m�s extraordinaria, los soldados brit�nicos, que se quejaban de sed y ten�an grandes dificultades para conseguir agua, tuvieron su necesidad satisfecha; y el disparo del enemigo que estaba destinado a su destrucci�n, prob� su salvaci�n. Y as�, las heridas infligidas por tus pecados sobre la Roca de las Edades, no solo produjeron un lugar seguro para ti, sino que tambi�n abrieron una fuente de refrigerio en �l. Y un Hombre, el Se�or Jesucristo, es tu escondite del viento, y tu escondite de la tempestad: la sombra de una gran roca en tierra �rida, y r�os de agua en lugar seco. ( H. Macmillan, DD )

Como la sombra de una gran roca en una tierra fatigada

Consuelo en Cristo

Esta es la agradable verdad que debe ilustrarse: que los santos siempre puedan encontrar consuelo en Cristo en este mundo fatigoso.

I. ESTE MUNDO ES DESGASTADO PARA LOS SANTOS. Su tesoro est� en el cielo y solo est�n pasando por el mundo para tomar posesi�n de �l.

1. Este es un mundo laborioso. "Todas las cosas est�n llenas de trabajo". El empleo se orden� originalmente al hombre. Pero desde la apostas�a el trabajo servil se ha convertido en una carga.

2. Este es un mundo problem�tico. El problema asiste a todas las etapas y condiciones de la vida.

3. Este es un mundo oscuro. Lo pasado, lo presente, as� como lo que vendr�, est� envuelto en tinieblas. Los buenos hombres a menudo est�n cansados ??de conjeturas y abatidos bajo la oscuridad de las dispensaciones divinas.

4. Este es un mundo pecaminoso.

II. CUANDO LOS SANTOS EST�N CANSADOS DEL MUNDO, PUEDEN ENCONTRAR COMODIDAD EN CRISTO. Entonces est�n preparados para recibir consuelo; y Cristo siempre est� dispuesto a brindar consuelo a quienes est�n preparados para ello. En particular&mdash

1. Siempre pueden encontrar compasi�n en Cristo, que es una fuente de consuelo. Cristo ha pasado por el calor y el fr�o, las tormentas y tempestades, los trabajos y los problemas de este mundo. �l sabe lo que es estar desfallecido y cansado. Conoce el coraz�n de un peregrino y forastero. Y tiene la m�s tierna compasi�n por sus amigos en apuros o necesitados.

2. Los santos cansados ??pueden encontrar consuelo en la intercesi�n de Cristo.

3. Cuando los santos est�n cansados ??del mundo, siempre pueden encontrar consuelo en la fuerza de Cristo.

4. Pueden encontrar consuelo en el gobierno de Cristo. Dado que Cristo tiene el gobierno de todas las cosas en Sus manos, Su pueblo puede confiar con seguridad en Su sabidur�a, poder y compasi�n para defender Su propia causa y repeler todas las armas que se formen contra ella.

5. Pueden encontrar consuelo en las promesas de Cristo.

Mejora

1. � Pueden los amigos de Cristo encontrar siempre consuelo en �l cuando est�n cansados ??del mundo? De ah� que podamos ver la raz�n por la que �l les proh�be ajustarse a �l, o buscar obtener su suprema felicidad de �l.

2. Si los que est�n cansados ??del mundo pueden encontrar consuelo en Cristo, entonces cuanto m�s se cansen del mundo, mejor estar�n preparados para disfrutar de la paz y el consuelo prometidos.

3. Si los cristianos que est�n cansados ??del mundo siempre pueden encontrar descanso y consuelo en Cristo, entonces pueden disfrutar de m�s felicidad que los pecadores, incluso en esta vida.

4. Si los santos, cuando est�n cansados ??del mundo, encuentran consuelo en Cristo, entonces podemos creer f�cilmente que aquellos que han vivido en los tiempos m�s oscuros, se han enfrentado a los mayores problemas y han experimentado las pruebas m�s severas, a menudo han llegado a los mayores grados. de santidad y felicidad en la vida presente.

5. Dado que todos los verdaderos santos que est�n cansados ??del mundo siempre pueden encontrar reposo en Cristo, no tienen raz�n para murmurar y quejarse bajo ninguno de los problemas y aflicciones en que est�n envueltos.

6. Dado que todos los verdaderos creyentes siempre pueden encontrar descanso en Cristo, cuando est�n cansados ??del mundo, no tienen m�s raz�n para estar ansiosos por el futuro que para estar impacientes ante el presente, los problemas y las pruebas.

7. Dado que los santos pueden encontrar descanso en Cristo cuando est�n cansados ??del mundo, podemos explicar f�cilmente que a veces son m�s fuertes y otras m�s d�biles que otros hombres en la adversidad.

8. Dado que los santos d�biles y cansados ??siempre pueden encontrar descanso en Cristo, tienen ante s� una perspectiva mucho m�s brillante que los pecadores. ( N. Emmons, DD )

Interposici�n ben�fica

Un viajero, reci�n regresado de �frica, relata que un d�a, vencido por un intenso calor, se qued� dormido sobre la tierra cocida, pero al despertar tuvo la sensaci�n de frescor, y descubri� que era causado por la consideraci�n de sus asistentes, que estaban de pie. a su alrededor, recibiendo sobre s� mismos el feroz resplandor y protegiendo su cuerpo yacente de los ardientes rayos de un sol vertical. En verdad, el mundo entero descansa a la sombra de Aquel que se interpone entre nosotros y el fuego consumidor de la ley ultrajada, y en virtud de Su interposici�n, mil bendiciones son nuestras. "El hombre ser� como un escondite del viento", etc. ( WL Watkinson. )

Jes�s la Roca

De Jes�s, el creyente puede decir verdaderamente que la vida de este lado de �l es muy diferente de la vida de aqu�l. ( Prof. GA Smith, DD )

Un emblema de nuestro Dios misericordioso

La roca y su sombra. �M�ralo! Es la mezcla de todo lo que es m�s macizo e inamovible con todo lo que es m�s suave y tierno. La roca que desciende hasta las profundidades del mundo s�lido, arraigada y cimentada, es la figura misma de todo lo que es perdurable y permanente. Sin embargo, su sombra es algo casi espiritual; silencioso en su ca�da, se arrastra como si temiera molestar a los que ha arrullado para que descansen, como una madre que teme moverse para no despertar al peque�o que ha callado para dormir.

La sombra, �no es la perfecci�n de la dulzura ?. La brisa susurra su llegada y se vuelve bulliciosa y juguetona a veces; pero la sombra no agregar� una carga a la campana de flores. La roca y su sombra, es poder y piedad. Es el emblema apropiado de nuestro Dios y Padre. El gran Creador del cielo y de la tierra, desde la eternidad hasta la eternidad, �l es Dios; sin embargo, �qu� misericordioso y misericordioso es �l, qu� gentil! ( MG Pearse. )

Cansancio en la vida

�Oh! �El cansancio que sentimos todos nosotros, el trabajo pesado, el trabajo pesado, el caminar penosamente por la arena! �Esa monoton�a fatal en la que se endurece la vida de todo hombre, en lo que respecta a las circunstancias externas, las alegr�as y los placeres externos! la influencia deprimente de la costumbre que quita el filo de toda alegr�a y a�ade una carga a cada deber. �El cansancio de todos esos tirones cuesta arriba, de todo ese trabajo de cuello que tenemos que hacer! ( A. Maclaren, DD )

Un Cristo multifac�tico

Aplicando el lenguaje de todo el vers�culo al Se�or Jesucristo, el Rey en Sion, nos sorprende la cantidad de met�foras. �l no es simplemente un escondite, un escondite y un r�o, sino que es la sombra de una gran roca. S�, si intentamos exponer las glorias de nuestro Se�or por analog�as terrenales, necesitaremos una multitud de ellas, porque nadie puede exponerlo a la perfecci�n, cada uno tiene alguna deficiencia, y aun en conjunto son insuficientes para mostrar toda Su hermosura. .

Es muy agradable ver que nuestro Amado es un Cristo tan variado, que desde todos los puntos de vista es tan admirable, y que es supremamente precioso en tantas formas diferentes, porque tenemos tantas y tan variadas necesidades, y nuestra las circunstancias cambian continuamente y los incesantes anhelos de nuestro esp�ritu cambian constantemente de nuevo. ( CH Spurgeon. )

Versículos 3-4

Los ojos de los que ven no se oscurecer�n

Cuatro pruebas de car�cter

Todo este cap�tulo se refiere al estado del mundo durante la �poca del milenio.

La felicidad que ser� la suerte de los hijos de Dios en ese per�odo ser� solo un aumento de nuestro estado actual de felicidad y santidad. Por lo tanto, este pasaje puede tomarse justamente como una prueba de nuestra conversi�n en el momento presente.

I. De ahora en adelante habr� VISTAS CLARAS. Si nos convertimos, tendremos puntos de vista m�s claros que antes.

II. La segunda prueba es, EL O�DO QUE OYE Hay una gran diferencia en la manera en que las personas escuchan la Palabra de Dios.

III. Habr� MAYOR CONOCIMIENTO. Forma parte de la promesa de Dios de que su pueblo ser� ense�ado por �l. �Y qu� se les ense�a? Se les ense�a a ver la excelencia de la persona de Cristo Jes�s su Salvador.

IV. Habr� CONFESI�N ATREVIDA DE JES�S, para �la lengua de los tartamudos�, etc. �Puedes decir que tu personaje soportar� estas pruebas? ( M. Villiers, MA )

Versículo 5

El vil ya no ser� llamado liberal

Persona vil

(Hebreos, nabal ): - Compare 1 Samuel 25:1 .

( ABDavidson, LL. D. )

El abuso convencional de t�rminos morales

"Liberal" y "generoso" eran nombres convencionales. La palabra hebrea para "liberal" originalmente significaba exactamente eso: de coraz�n abierto, generoso, magn�nimo. En Oriente es el personaje al que, sobre todo, llaman principesco. Entonces, al igual que nuestras palabras "noble" y "nobleza", se convirti� en un t�rmino de rango - "se�or" o "pr�ncipe" - y a menudo se aplicaba a hombres que no ten�an nada de gran coraz�n, sino todo lo contrario: incluso a la �persona vil�.

�� Persona vil �es literalmente el� desva�do �o el� exhausto �, ya sea mental o moralmente, el �ltimo tipo de personaje que ser�a principesco. El otro t�rmino convencional usado por Isa�as se refiere a la riqueza, m�s que al rango. El hebreo para "abundante" significa literalmente "abundante" - un hombre bendecido con abundancia - y se usa en el Antiguo Testamento tanto para los ricos como para los afortunados. Su equivalente en ingl�s m�s cercano es, quiz�s, �el hombre de �xito�.

A esto, Isa�as se opone adecuadamente a un nombre, mal traducido en nuestra versi�n "churl", pero corregido en el margen a "astuto" - el fraudulento, el brib�n. Cuando llega la discriminaci�n moral, dice Isa�as, los hombres no aplicar�n el t�rmino "principesco" a los personajes "desgastados", ni les otorgar�n el respeto social que implica el t�rmino. No llamar�n al "fraudulento" el "afortunado", ni lo canonizar�n como exitoso a quien haya obtenido su riqueza por medios clandestinos.

"El car�cter in�til nunca m�s ser� llamado principesco, ni el brib�n aclamado como el triunfador". Pero el car�cter de los hombres se destacar� verdadero en sus acciones, y por sus frutos los conocer�is. En esos d�as m�gicos el coraz�n llegar� a los labios y sus efectos ser�n inconfundibles. ( Prof. GA Smith, DD )

Versículos 6-7

Porque el vil hablar� maldad

La vida exterior seg�n la interior

El vil y el maleante har�n da�o; y m�s si es preferido y tiene poder en su mano.

Sus honores lo har�n peor y no mejor. Vea el car�cter de estos hombres bajos y mal acondicionados.

1. Siempre est�n tramando una cosa u otra injusta; proyectar el mal ya sea para personas particulares o para el p�blico, y idear c�mo llevarlo a cabo; y tantos piques tontos que deben gratificar, y significar venganzas, que no aparece en ellos la menor chispa de generosidad. Observe, est� el trabajo del coraz�n, as� como el trabajo de las manos. As� como los pensamientos son palabras para Dios, as� los dise�os son obras en su relato.

Mira qu� dolores sufren los pecadores en el pecado; la trabajan, sus corazones est�n concentrados en ella, y con mucho arte y aplicaci�n, obran iniquidad. Ellos idean dispositivos malvados con toda la sutileza de la serpiente antigua.

2. Llevan a cabo sus complots mediante el enga�o y el disimulo. Cuando est�n meditando sobre la iniquidad, practican la hipocres�a, se hacen pasar por hombres justos. Los males m�s abominables se disfrazar�n con las m�s plausibles pretensiones de devoci�n a Dios, consideraci�n al hombre y preocupaci�n por alg�n bien com�n. Esos son los hombres m�s viles que se proponen las peores travesuras cuando hablan con justicia.

3. Hablan maldades. Cuando est�n en una pasi�n, ver�n lo que son por el lenguaje b�sico y malo que les dan a quienes los rodean, que de ninguna manera se convierten en hombres de rango y honor. O, al dar veredicto o juicio, vilmente ponen colores falsos sobre las cosas para pervertir la justicia.

4. Afrentan a Dios, que es un Dios justo y ama la justicia. Cometen errores contra el Se�or, y en eso practican la blasfemia. Dan una sentencia injusta, y luego utilizan profanamente el nombre de Dios para ratificarla. No se puede hacer nada m�s descaradamente contra Dios que patrocinar la maldad con Su nombre.

5. Abusan de la humanidad, sobre todo de aquellos a quienes est�n obligados a proteger y aliviar.

6. Estos rufianes y personas viles siempre tienen malos instrumentos a su alrededor, que est�n listos para servir a sus viles prop�sitos: "los instrumentos de los rufianes son malvados". ( M. Henry. )

Versículo 8

El liberal concibe cosas liberales

Liberalidad, natural y amable

El hombre liberal es alguien que es generoso y ben�volo en sus sentimientos, un hombre de grandes opiniones y esp�ritu p�blico, uno muy por encima de la codicia y el ego�smo, siempre deseoso de promover el bienestar de su pa�s y los mejores intereses de sus semejantes. .

1. Existe un cierto tipo de liberalidad que puede considerarse natural y constitucional. Hay quienes, desde sus primeros d�as, manifiestan una disposici�n benevolente y generosa. Se encontrar� que la liberalidad que es natural opera principalmente, si no exclusivamente, en la promoci�n del bienestar temporal de la humanidad. Y en este departamento de la filantrop�a, las labores de los mismos a menudo merecen el mayor reconocimiento. Pero eso rara vez muestra inter�s por la preciosa alma eterna y la eternidad hacia la que todos nos apresuramos.

2. La persona descrita en el texto, bien podemos suponer, est� en deuda con una fuente superior a �l por una mente tan iluminada y un coraz�n tan agrandado. Como el agua no puede subir m�s alto que la fuente, el hombre no puede desarrollar por s� mismo un car�cter m�s alto que el que ha heredado. Hay algunos sentimientos de amabilidad natural que han sobrevivido a la ruina de la ca�da. Estos pueden, junto con ciertas causas externas, formar un car�cter en el que hay mucho que admirar y amar.

Pero as� como, para tomar prestadas las palabras de un gran escritor, �todas las variedades de complexi�n del rostro humano, desde la belleza exquisita hasta la deformidad repugnante, tienen el atributo universal de la decadencia, as�, en medio de todas las variedades del car�cter humano, del Del m�s hermoso al m�s espantoso, hay un coraz�n que es m�s enga�oso que todas las cosas y desesperadamente perverso ". Hay una tendencia constante en el mundo a pasar por alto la agencia del Esp�ritu de Dios y a atribuir el m�rito a algo humano, como una buena educaci�n, un buen ejemplo o una s�lida filosof�a, lo que, en realidad, es el fruto. del Esp�ritu. ( W . Runciman. )

El hombre liberal

I. EL CAR�CTER DEL HOMBRE LIBERAL. "�l concibe cosas liberales". No se dice que haga cosas liberales. Esto est� impl�cito. Si tiene los medios, tiene el coraz�n y la voluntad para practicar una gran y amplia liberalidad. Hay un gasto de mente y trabajo mucho mayor en idear que en hacer cosas liberales. Es una cosa f�cil para alguien que tiene abundantes riquezas dar en gran parte en ayuda de cualquier plan de filantrop�a.

Pero para originar y llevar adelante cualquier plan para el mejoramiento de la humanidad, se requiere mucha sabidur�a, energ�a, paciencia y benevolencia. El uno es liberal; el otro dirige y estimula la liberalidad de los dem�s. Uno es como la manecilla, el otro el resorte principal del reloj. De la multitud que da alegremente, �cu�n pocos tienen la capacidad de idear! Y una cabeza inteligente, unida a un coraz�n ben�volo, puede abrir los bolsillos de toda una comunidad.

II. LA SEGURIDAD DEL HOMBRE LIBERAL. �Por generosidad se mantendr�; o, como se traduce al margen, "se establecer�". Esta afirmaci�n no significa que haya nada en la liberalidad m�s ilustrada y generosa que tenga algo de meritorio y que de alguna manera sea la causa que procura el favor de Dios.

1. La posesi�n de este bello car�cter es una clara indicaci�n de poseer el favor de Dios y un medio importante para preservar ese privilegio.

2. Un hombre liberal se establece, por las cosas liberales, en la estimaci�n de los sabios y buenos.

3. La devoci�n por el bien de los dem�s establece y asegura mucha felicidad al hombre liberal. Cuanto mayor sea la benevolencia, mayor ser� la afluencia de paz. ( W. Runciman. )

Liberalidad

La imagen dibujada tiene un aspecto doble.

I. LA INFLUENCIA DE LA LIBERALIDAD.

1. El hombre liberal es aquel cuya mente ha sido liberada y agrandada por la verdad del Evangelio. No se puede hacer liberal a un hombre mientras un ansia violenta de m�s domine su coraz�n; tampoco ser� un hombre liberal, aunque se considere rico, si se desintegra de la gran comunidad de la que es miembro. De hecho, somos liberados por el Hijo cuando vemos que todas las cosas son nuestras, y que tambi�n es nuestra para cumplir nuestra misi�n como parte de todo aquello de lo cual Dios es la suma y la sustancia.

2. El hombre liberal es aquel cuya mente premedita los actos de liberalidad: "concibe cosas liberales". Hay instintos de piedad y caridad en la naturaleza humana que pueden llevarse a una acci�n accidental. Hay momentos de debilidad que hacen que el avaro incluso relaje el agarre de sus vallas. Muchos est�n aterrorizados por la proximidad de la muerte para hacer grandes legados. Hay otros que tienen un coraz�n tierno por naturaleza, y dan limosna con mucho sentimiento, pero no con el pensamiento.

Hay algunas estaciones del a�o, como la marea navide�a y la cosecha, en las que muchos hacen una peque�a muestra de su caridad. Estos son los liberales de una vez al a�o. El texto se refiere a una clase de liberalidad mucho m�s alta de lo que puede ser: la liberalidad de pensamiento. La bondad de Dios no es intermitente ni forzada, sino el resultado de Su cuidado y providencia paternal. La liberalidad de pensamiento emana del Esp�ritu de Cristo en nosotros.

3. El hombre liberal es aquel cuyos actos son liberales. El tema es mucho m�s amplio que la limosna. Nuestros maestros de escuela dominical y los l�deres de movimientos religiosos y de templanza; nuestros distribuidores de folletos, y aquellos que visitan a los pobres, los afligidos, los moribundos y los pecadores, son mayores benefactores que aquellos que pueden ahorrar plata y oro. Alejandro dio, no seg�n el m�rito del hombre, sino seg�n el honor y los recursos de un rey. Jes�s dio. �Cu�nto cuesta? �Tiempo, energ�a, sabidur�a, simpat�a y poder? Mucho m�s. �l se entreg� a s� mismo. Que todos los tuyos sean regalos de amor.

II. LA INFLUENCIA REFLEJA DE LA LIBERALIDAD. "Y por las cosas generosas ser� establecido". Hay un poder en la liberalidad que fortalece nuestra fe y car�cter. Cualquiera que sea el trabajo cristiano en el que participemos, la influencia sobre nosotros mismos es tan grande como sobre los dem�s.

1. El hombre liberal, con su generosidad, cultiva el Esp�ritu de Cristo en s� mismo.

2. El hombre liberal, por su generosidad, aumenta el dep�sito de su riqueza ( Proverbios 11:24 ). Muchos cristianos son pobres porque no son liberales.

3. El hombre liberal, por su generosidad, obtiene la aprobaci�n de Dios. Esa aprobaci�n la recibimos ahora en nuestra conciencia, pero en lo sucesivo el juicio lo demostrar�, cuando el Juez diga: �Bien, buen siervo y fiel�.

4. El hombre liberal, con su generosidad, conquistar� la dureza del coraz�n humano. Si miramos hacia el campo misionero, la liberalidad ha sido la vanguardia de la civilizaci�n y la religi�n. O si miramos m�s de cerca, a los cambios liberales que se han realizado en el castigo de los criminales, tenemos amplias pruebas de que el crimen ha disminuido en la proporci�n en que hemos humanizado la jurisprudencia. La nota m�s alta de liberalidad es esta: "Porque de tal manera am� Dios al mundo", etc. ( T. Davies, MA )

La liberalidad y sus ventajas reflejas

I. EL SUJETO, o persona de quien se habla.

II. LA PROPIEDAD que se le atribuye. "�l concibe cosas liberales".

1. El acto. ��l concibe�: la inclinaci�n y la inclinaci�n de su mente se establecen de esta manera. La palabra puede denotar dos cosas. Cualquiera&mdash

(1) Seria deliberaci�n al respecto; o

(2) disposici�n mental para ello. Tal persona no se queda hasta que otros lo provocan o lo necesitan para ese tipo de trabajo.

2. El objeto. "Cosas liberales", como convertirse en una persona de coraz�n grande y generoso, redirigiendo al bien de la humanidad.

III. EL BENEFICIO o ventaja de ello. "Por cosas generosas se mantendr�". Tales personas no solo no ser�n arruinadas por su generosidad, sino que por la presente ser�n confirmadas y avanzadas en todo tipo de prosperidad. ( Bp. J. Wilkins. )

La virtud de la liberalidad

I. LA NATURALEZA DE ESTA VIRTUD: qu� es y en qu� consiste.

1. Los varios nombres con los que se describe: generosidad, etc. Las descripciones perifr�sticas de la misma son como estas: - Abriendo nuestras manos Deuteronomio 15:8 ); sacar nuestras almas ( Isa�as 58:10 ), dispersarnos ( 2 Corintios 9:9 ); enriqueci�ndose en todo con toda abundancia ( 2 Corintios 9:11 ); ser rico en buenas obras, dispuesto a distribuir, dispuesto a comunicar ( 1 Timoteo 6:18 ).

2. La naturaleza de la misma. Extendido a personas en un estado de sufrimiento y miseria, se llama misericordia o piedad. A las personas en situaci�n de necesidad se les llama limosna o caridad.

3. Las calificaciones o condiciones requeridas para el debido ejercicio del mismo.

(1) Debe hacerse de buena gana, con espontaneidad, con franqueza mental ( 2 Corintios 9:2 ). No de mala gana, sino con alegr�a (vers�culo 7). �No se entristecer� tu coraz�n cuando des a tu hermano� Deuteronomio 15:10 ).

(2) Debe hacerse libremente, sin esperar recompensa. �Haz el bien, sin esperar nada m�s; Gratis lo recibiste, gratis lo das." El que es liberal en el dise�o puede ser llamado mercenario. Este tipo de obsequios no son benevolencia, sino un trato; no un paro, sino un cebo. Ese es un notable Proverbios 22:16 ), "El que oprime al pobre para aumentar sus riquezas, y el que da a los ricos, ciertamente llegar� a la miseria".

(3) Debe hacerse con prontitud, sin demora ( Proverbios 3:28 ).

(4) Adem�s de estas diversas calificaciones para la forma, tambi�n debe hacerse libre y liberalmente para la medida, de acuerdo con nuestras diversas habilidades. Es para un hermano humilde dar con moderaci�n: los que son ricos en este mundo deben ser ricos tambi�n en buenas obras. El pelo de cabra y las pieles de tej�n pueden ser un regalo adecuado para el pueblo y un �caro para una viuda pobre; pero los ricos dar�n p�rpura, oro y joyas. Y en este sentido es que se cumplir� la Escritura, que "a los que mucho se les da, mucho se les pedir�".

4. Los opuestos a �l, que (como todas las dem�s virtudes morales) son de dos tipos: redundantes y deficientes.

(1) El extremo excesivo se llama prodigalidad, abundancia, desenfreno, que no observa ni la debida manera ni la medida al guardar o dar.

(2) El extremo deficiente es la groser�a, la tenacidad, cerrar las entra�as de la compasi�n, ser codicioso de ganancias deshonestas. Tiene estos caracteres particulares que se le dan en las Escrituras; es una especie de idolatr�a, incompatible con la religi�n. "Ning�n hombre puede servir a Dios y a Mamm�n". El que "ama al mundo, el amor del Padre no est� en �l". Es la ra�z de todos los males, que lleva a los hombres a tentaciones y trampas.

Es odioso para los hombres, entre los que volver� a una persona vil y despreciable; y es abominable para Dios Salmo 10:3 ).

II. LA NECESIDAD DE �L, o los fundamentos de nuestra obligaci�n a partir de las Escrituras y la raz�n.

1. Pruebas de las Escrituras.

(1) Los preceptos para ello ( Deuteronomio 15:7 ; Deuteronomio 15:10 ; Ec Mateo 5:42 ; Lucas 6:33 ; 1 Timoteo 6:18 ; Tito 3:8 ).

(2) Los elogios de la misma. Lo que traducimos "un alma liberal" ( Proverbios 11:25 ) en hebreo es "el alma de bendici�n". Como la virtud de la caridad se celebra con frecuencia para uno de los m�s excelentes entre todos los dem�s, y se establece con muchos elogios peculiares como mejor que el sacrificio; el cumplimiento de la ley; el v�nculo de la perfecci�n; el gran mandamiento; la ley real: as� es la generosidad una de las ramas m�s importantes de la caridad.

"Es m�s bienaventurado dar que recibir". Es tanto la evidencia como el adorno de nuestra religi�n. Es el fruto principal por el cual debemos juzgar nuestra sinceridad. Los hombres fingen en vano la fe y la religi�n, sin la prueba de tales buenas obras. Abd�as le dice esto al profeta como una evidencia de su temor a Dios, de que hab�a tenido cuidado de aliviar a otros en angustia. Y el centuri�n fue por esta raz�n llamado hombre de valor.

�Religi�n pura y sin mancha�, abunda en obras de esta naturaleza, �para visitar al hu�rfano ya la viuda� ( Santiago 1:27 ).

(3) Las promesas que se le hicieron.

(4) Las amenazas y juicios denunciados por su negligencia.

2. Los argumentos de la raz�n.

(1) De equidad.

(a) Con respecto a Dios, quien nos otorga todo lo que tenemos y, por lo tanto, bien podemos esperar que estemos listos para disponer algo de �l para Su uso, de acuerdo con Su designaci�n.

(b) Con respecto a los pobres, quienes por raz�n de su relaci�n con nosotros y su necesidad de nosotros, pueden esperar razonablemente nuestra ayuda.

(c) Respecto a nosotros mismos. No podemos esperar nada de Dios sino a cuenta de la bondad. Ahora, las reglas de la congruencia requieren que estemos tan dispuestos a mostrar misericordia a los dem�s como a esperarla de nosotros mismos.

(2) Justicia. En la ley de Dios, el no hacer una bondad cuando tenemos una ocasi�n adecuada se considera una injusticia, y �l nos acusar� por la omisi�n de tales ocasiones. El ap�stol, habiendo dicho ( Romanos 13:7 ), �Pagad con todos sus honorarios�, a�ade en los siguientes vers�culos: �No deb�is a nadie nada, sino amaros unos a otros�, lo que implica que, en el sentido de las Escrituras, la caridad es un deuda, y no pagarla es una injusticia. Es una deuda que nunca podremos saldar por completo, pero aunque siempre la estamos pagando, todav�a debemos estar detenidos mientras quede alguna capacidad y ocasi�n para ejercerla.

(3) Ventaja. "Por cosas generosas se mantendr�".

III. SOLICITUD. Por medio de&mdash

1. Inferencia doctrinal.

2. Inferencia pr�ctica. ( Bp. J. Wilkins. )

Las ventajas de la liberalidad

I. POR ESTA VIDA. Es la forma m�s eficaz tanto de mejorar y preservar nuestras propiedades como de hacernos honorables y amables en la estima de los dem�s.

1. Para el aumento de nuestras propiedades, el ap�stol lo compara con la siembra, que se refiere a una cosecha.

2. Para su conservaci�n segura. Los jud�os llaman a las limosnas por el nombre de sal, por su poder de conservaci�n. Es acumular tesoros en el cielo, donde el �xido no puede corromper, ni los ladrones penetran y roban. Dice el epigramatista: "Un hombre s�lo puede estar seguro de la riqueza que ha regalado".

II. PARA LA VIDA FUTURA. Las obras de beneficencia son llamadas por San Pablo, ???????? - el fundamento de esa recompensa que recibiremos en el mundo venidero ( 1 Timoteo 6:19 ). ( Bp. J. Wilkins. )

Liberalidad

I. LA LIBERALIDAD.

II. EL DISE�O.

III. EL PIE. ( J. Donne. )

Verdadera liberalidad

I. DIGA LA VERDADERA NOCI�N DE LIBERALIDAD. La verdadera liberalidad de ninguna manera pretende la abundancia, o un derroche irreflexivo y derrochador de nuestra sustancia, sin juicio ni econom�a. Tampoco es coherente con el relato que las Escrituras nos dan de la liberalidad, ni tampoco con las leyes de la naturaleza y la raz�n, que un hombre abunde en actos de generosidad hacia objetos m�s remotos, mientras descuida a los que est�n bajo su especial cuidado ( Mateo 15:3 - 1 Timoteo 5:4 ; 1 Timoteo 5:8 ; G�latas 6:10 ).

Pero sobre todo es incompatible con la liberalidad recomendada en la Palabra de Dios, que demos a otros eso que no es nuestro; o repartir entre los pobres lo que pague nuestras justas deudas.

1. Por un hombre liberal, debemos entender a un hombre de disposici�n amable, compasiva y benevolente; aquel que observa, con admiraci�n y deleite, esa profusi�n de generosidad con la que el gran Creador del mundo bendice las obras de Sus manos; est� verdaderamente agradecido por la parte que disfruta de ella; y as� como ve a su "Padre celestial que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos", as� est� encantado con el modelo divino y trabaja seg�n su medida, para imitarlo.

2. Pero su benevolencia debe, seg�n su capacidad, ponerse en pr�ctica.

3. Su caridad es muy difusa; de hecho, no puede soportar m�s l�mites que los que prescriben las Escrituras y la s�lida raz�n. El extranjero debe participar de �l, as� como los de su propio pa�s y parientes.

4. Para terminar el car�cter del hombre verdaderamente liberal, es necesario que su disposici�n y pr�ctica est�n fundamentadas en principios religiosos y sean el fruto bendito de la obra salvadora del Esp�ritu sobre su coraz�n.

II. CONSIDERE ESA PARTE DEL CAR�CTER DEL HOMBRE LIBERAL QUE ES, DE MANERA ESPECIAL, RECOMENDADA EN EL TEXTO. �l "concibe cosas liberales". Es encomiable tener el alma preparada para obras como estas, cuando nos las proponen y se�alan otros. Es bueno tener una mente que se impresione f�cilmente con la condici�n de los indigentes y que est� dispuesta a someterse a los dictados de la conciencia, a la importunidad de los necesitados y al consejo de los hombres buenos. Pero el car�cter caritativo se eleva mucho m�s cuando ideamos cosas liberales nosotros mismos. Supone un coraz�n muy decidido a hacer el bien.

1. El hombre liberal maneja sabiamente sus propios asuntos con este buen fin.

2. Emplea toda su sabidur�a y prudencia para disponer de su generosidad de la mejor manera y con los prop�sitos m�s ventajosos. Est� tan lejos de esconder su rostro de su hermano necesitado, que busca diligentemente para encontrarlo. Se pondr� al servicio de todas las comunidades con las que est� relacionado, y trabajar� en lo que hay en �l para promover la verdadera paz y el bienestar del mundo entero.

3. Tambi�n pedir� toda la ayuda adecuada en esta buena obra. Consultar� acerca de estas cosas con aquellos de sus amigos piadosos que tengan almas generosas y buenos juicios.

4. El hombre liberal se las ingenia para difundir y promover el esp�ritu de liberalidad.

5. Persiste en este curso.

III. ALGUNA CUENTA DE ESA ADECUADA Y GRACIOSA RECOMPENSA QUE DEBER� ASISTIR AL HOMBRE LIBERAL. "Por cosas generosas se mantendr�".

1. En buena medida en esta vida.

(1) En la opini�n y consideraci�n de la humanidad.

(2) Este temperamento y conducta son la forma m�s probable de asegurar y ampliar nuestras propiedades, as� como de darnos el verdadero disfrute de ellas.

(3) Esta conducta ciertamente le proporcionar� un placer en su propia mente que no se puede describir f�cilmente.

(4) Lo que es a�n m�s valioso, ser� sostenido, mantenido y establecido por las cosas generosas de la gracia divina.

2. Lo que coronar� a todos es la bienaventuranza que seguir� en la vida venidera. ( Joseph Stennett. )

Liberalidad

I. LA VERDADERA FUENTE DE LA LIBERALIDAD.

II. LA PR�CTICA DE LO LIBERAL.

III. LA BENDICI�N DE LOS HOMBRES LIBERALES. ( A. Brandram, MA )

El liberal cristiano

El nombre liberal proviene de la palabra latina liberalis, que significa libre, generoso, de coraz�n generoso y bien educado; tambi�n implica una naturaleza que act�a seg�n su propio deseo y, sin embargo, no es ni ego�sta ni estrecha, siendo de mente pura y alma noble.

1. El liberal genuino, inspirado en Cristo, ama la libertad en el m�s alto sentido de la palabra.

2. Abarca otros intereses distintos al suyo.

3. Debe ser desinteresado, amplio y cat�lico en su car�cter.

4. Ser de naturaleza liberal seg�n la norma de Cristo no es tan f�cil como parece; es el trabajo de toda una vida. ( W. Birch. )

Ahorrando y dando

El que encierra puede ser un buen carcelero, pero el que se da por vencido es su mayordomo. El salvador puede ser el pecho de Dios, el dador es la diestra de Dios. ( J. Donne. )

Ideando cosas liberales

Uno de los m�s generosos y generosos donantes de objetos de caridad le dijo a un amigo que habl� de su generosidad: �Te equivocas: no soy generoso. Soy extremadamente avaro por naturaleza, pero cuando era joven tuve el suficiente sentido com�n para ver cu�n mezquina y despreciable era esa pasi�n, y me obligu� a dar. Al principio, les aseguro que me result� dif�cil desprenderme de un centavo; pero persever� hasta que se form� el h�bito de la liberalidad. No hay yugo como el del h�bito. Ahora me gusta dar �. ( W. Baxendale. )

Un coraz�n liberal deseado

Sir Thomas Sutton, el fundador de Charter House, fue uno de los comerciantes m�s ricos de su �poca. Fuller cuenta c�mo un d�a se le oy� orar en su jard�n: �Se�or, me has dado una propiedad grande y generosa; dame tambi�n un coraz�n para usarlo. ( Ilustraciones de Tinling. )

Versículo 9

Lev�ntate, mujeres, que est�s a gusto

La complacencia femenina reprobada

Isa�as se aparta abruptamente de su tema principal.

Su ojo, podemos suponer, fue atrapado por el espect�culo de algunas mujeres, sentadas quiz�s a un poco de distancia de donde �l estaba, y testificando su indiferencia hacia sus palabras. En el cap.

3. Fue su vanidad y amor a la ostentaci�n lo que provoc� la censura del profeta: aqu� est� su complacencia y despreocupaci�n. ( Profesor SB Driver, DD )

Versículo 11

Preocupaos, descuidados

Los pecados acosadores pueden ser los defectos de las virtudes

Los pecados que acosan a ambos sexos son sus virtudes prostituidas.

Las mayores tentaciones de un hombre proceden de su fuerza; pero la gloria de la naturaleza femenina es el reposo, y la confianza es la fuerza del car�cter femenino, en lo cual, sin embargo, reside toda la posibilidad de la degradaci�n de la mujer. ( Prof. G. A. Smith, DD )

El pecador descuidado reprendido

I. DEBO EXPOSTULAR CON AQUELLOS QUE SON DESCUBIERTOS EN LAS PREOCUPACIONES DE LA RELIGI�N Y SUS ALMAS. Las siguientes cosas se someten a su consideraci�n: -

1. La importancia de la religi�n, que usted descuida.

2. Las pruebas beneficiosas de la agencia Divina que te rodean.

3. Tus obligaciones personales para con Dios no son pocas ni peque�as.

4. La gran demostraci�n del amor de Dios al dar a su Hijo unig�nito, a todo aquel que cree en �l, etc.

5. La certeza del juicio y un estado futuro.

II. Ahora debemos DIRIGIR ESTAS EXPOSTULACIONES A LA CONSIDERACI�N DE LA JUVENTUD, LA HUMANIDAD Y LA EDAD. ( A. Shanks. )

Una alarma para los descuidados

El descuido en las cosas temporales se considera generalmente como un defecto u ofensa muy grave. �Cu�nto m�s cuando uno se descuida en las cosas espirituales! Sin embargo, esto es caracter�stico de un gran n�mero de personas que escuchan el Evangelio. �No hay motivo de alarma? Una actitud y un h�bito descuidados hacia Dios, Cristo y la salvaci�n son:

1. Irrazonable,

2. Peligroso.

3. Provocar a Dios. ( JM Sherwood. )

Versículos 13-19

Sobre la tierra de mi pueblo subir�n espinos y cardos

El derramamiento del Esp�ritu

As� como la comunicaci�n del Esp�ritu es necesaria para producir una reforma, tambi�n es necesaria una gran comunicaci�n o derramamiento del Esp�ritu para producir una reforma p�blica general; tales que puedan salvar un pa�s al borde de la ruina, o recuperar uno ya desolado.

Sin este remedio, todas las dem�s aplicaciones ser�n ineficaces; y el cuerpo pol�tico desquiciado languidecer� cada vez m�s, si por fin se disuelve. Hasta este derramamiento del Esp�ritu, dice el profeta, �cardos y espinos subir�n sobre la tierra; y las casas de alegr�a, los palacios y las torres ser�n montones de ruinas, guaridas para las fieras y pastos para los reba�os �. Hasta que llegue ese momento bendito, ning�n medio puede reparar eficazmente un estado quebrado o repoblar un pa�s desolado.

Pero cuando llegue ese momento bendito, �qu� gloriosa revelaci�n, qu� feliz alteraci�n sigue! ( Isa�as 32:15 ). ( S. Davies, MA )

El Esp�ritu Santo en profec�a

I. LA TALLA DEL PECADO. Aqu� se contrasta con la belleza de la santidad; y este contraste hace que la profunda penumbra sea m�s aparente que si fuera vista por s� misma.

II. LA OSCURIDAD PERSPECTIVA que Isa�as contempl�. Primero hay tristeza, y luego alegr�a; primero confusi�n, luego consuelo; primero tinieblas, luego luz. El pecado trae sufrimiento y dolor, ya sea en este mundo o en el venidero.

III. LA BENDICI�N PROMETIDA. En la medida en que la Iglesia ora, espera y recibe el derramamiento m�s abundante del Esp�ritu, la obra de conversi�n del mundo proceder� r�pidamente. Hablamos de una efusi�n pentecostal; pero la Iglesia ora y espera una efusi�n a�n m�s abundante: y, cuando llegue, la gloria de los �ltimos d�as se realizar� plenamente.

IV. EL FUTURO BRILLANTE. Como resultado del derramamiento del Esp�ritu, "el desierto se convertir� en campo f�rtil". Se ha dicho que esta parte de la profec�a es �luminosa, m�s que l�cida; lleno de significados impregnados, en lugar de distintos ". Sin embargo, est� claro que los buenos frutos del derramamiento del Esp�ritu ser�n tanto materiales como morales. ( P. Mearns. )

Versículos 15-17

Hasta que el Esp�ritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto

Influencias espirituales

I. SE PROPORCIONA EN RELACI�N CON LA ECONOM�A CRISTIANA, LA BESTI�N DE LAS INFLUENCIAS ESPIRITUALES SOBRE LA HUMANIDAD.

1. �De qu� manera se derrama el Esp�ritu desde lo alto? No puede menos de esperarse que deba haber un poco de misterio sobre este tema. Sin embargo, la informaci�n que poseemos es distinta e importante. Se hizo una clara comunicaci�n de esta influencia a los ap�stoles, que fue acompa�ada de se�ales visibles e inmediatas. Pero se pretend�a que este Esp�ritu influyera en el coraz�n de los hombres en general: se hizo un arreglo, en la bondad divina, por el cual el Evangelio deb�a volverse poderoso y eficaz para producir grandes resultados morales en el coraz�n y en la vida de los hombres. .

Hablamos de esta influencia como com�n y permanente. Pretendemos no decir c�mo este Esp�ritu desciende para influir en la mente de los hombres: �El viento sopla de donde quiere, y t� oyes su sonido, pero no sabes de d�nde viene ni a d�nde va; as� es todo aquel que es nacido del Esp�ritu �. Pero lo consideramos como un principio esencial, que el Esp�ritu de Dios sea derramado sobre la humanidad; �y declaramos que rechazar esta doctrina es sumamente peligroso para el alma inmortal!

2. �Con qu� prop�sitos se derrama el Esp�ritu desde lo alto? Un efecto de esta influencia en la mente de los ap�stoles al principio fue grande y p�blico; estaba destinado a dotarlos de esos dones y gracias milagrosos que fueran proporcionales a la divinidad de sus pretensiones, la verdad de su misi�n, la importancia de su objeto. Pero las influencias m�s ordinarias del Esp�ritu todav�a se derraman y son las m�s importantes para lograr la salvaci�n del alma. �l es el Esp�ritu de arrepentimiento - de fe - de poder - de conocimiento - de �sabidur�a y revelaci�n en el conocimiento de Cristo� techo de santidad - de consuelo - de amor - de anticipaci�n.

3. �Hasta qu� punto se derrama el Esp�ritu desde lo alto? Evidentemente, es el designio de Dios que haya una extensi�n muy amplia de esta influencia.

4. �Bajo qu� necesidad se derrama el Esp�ritu desde lo alto? Exceptuando el caso de que se hubiera hecho tal arreglo, en la misericordia de Dios, para cambiar el estado de la humanidad, no podr�a haber ninguna perspectiva de felicidad en la tierra, o de gloria eterna en el m�s all�.

II. LOS HECHOS RELATIVOS A LA ADMINISTRACI�N DE LA INFLUENCIA ESPIRITUAL SOBRE LA HUMANIDAD DEBEN PRODUCIR EN NUESTRA MENTE LOS EFECTOS M�S PODEROSOS.

1. Debemos asegurarnos cuidadosamente si tenemos la comunicaci�n de esta influencia del Esp�ritu.

2. Ore para que se derrame esta comunicaci�n. Oren por este regalo para ustedes mismos, para sus familias, para la Iglesia de Dios, para el mundo. ( James Parsons. )

El derramamiento del Esp�ritu

Quien haya prestado una atenci�n seria a la religi�n debe estar convencido de su debilidad natural y su incapacidad para cumplir incluso sus propios deseos y resoluciones. Para hacer frente a este hecho indudable de la incapacidad natural del hombre para hacer la voluntad de Dios, se dispuso y prometi� la influencia divina del Esp�ritu Santo.

I. LA INFLUENCIA DEL ESP�RITU EN EL PROGRESO DEL EVANGELIO. La Biblia nos muestra nuestra dependencia de Dios como Creador, Conservador y Se�or.

1. En la primera p�gina encontramos la creaci�n, con todas sus maravillas, grabada. "La tierra estaba desordenada y vac�a". Pero el Esp�ritu de Dios se movi� sobre la faz de las aguas, y de inmediato procedi� la luz y el orden, apareci� la vida, los cielos y la tierra, y todo fue muy bueno.

2. El pecado vino y devast� el mundo social. El esp�ritu maligno de la tentaci�n estaba en acci�n.

3. Durante los tiempos de los profetas se sinti� el alcance limitado del Esp�ritu y se proclamaron d�as m�s favorecidos.

4. Estas promesas fueron revividas en las palabras de Cristo, quien m�s particularmente entr� en los oficios y la obra del Esp�ritu Santo y su influencia en la Iglesia futura, as� como en la vida individual de los cristianos. Sobre �l tambi�n descendi� el Esp�ritu en forma corporal. �l da promesas definidas del don particular, promesas que los disc�pulos no comprendieron correctamente.

5. En la historia posterior todo qued� claro y claro. El d�a de Pentecost�s se cumpli� plenamente la gran promesa.

6. Los ap�stoles, en todos sus escritos, entran plenamente en su poder e influencia. �Los conversos necesitan sabidur�a? El Padre dar� el Esp�ritu de sabidur�a. �O liberaci�n de la corrupci�n? El Esp�ritu obra en ellos para "querer y hacer" el benepl�cito. Las marcas distintivas de un cristiano son que "camina en el Esp�ritu"; tiene "mentalidad espiritual"; que el Esp�ritu habita en el hombre como Esp�ritu de adopci�n, confianza y amor; mientras que el ap�stol se glor�a en la tribulaci�n �por causa del Esp�ritu Santo� y ora para que los disc�pulos sean �llenos de esperanza� por el poder del Esp�ritu Santo. As� vemos la naturaleza y el oficio del Esp�ritu.

II. SU APLICACI�N PR�CTICA EN NOSOTROS MISMOS. Todas las personas se dividen en dos clases.

1. Aquellos que no tienen una comprensi�n adecuada de la naturaleza o el valor de las cosas divinas. "El hombre natural no percibe las cosas de Dios, porque para �l son locura". Por lo tanto, son ignorantes por falta de iluminaci�n espiritual. �Pero�, contin�a el ap�stol, �Dios ha resplandecido en nuestros corazones para dar la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo�. Esto nos revela el conocimiento de nosotros mismos como arruinados y perdidos.

2. Pero as� como puede haber luz sin calor, tambi�n puede haber conocimiento sin pr�ctica. La Palabra de Dios puede recibirse con alegr�a, pero puede que no arraigue en el alma. Es la gloria del Evangelio que no solo inculca lo que es correcto, sino que da fuerza para realizarlo: ense�a lo que es malo y ayuda a dominar ese mal. Todo esto es obra del Esp�ritu Santo. ( Homilista. )

Un Pentecost�s nacional

I. LA IMPORTACI�N NACIONAL DE ESTAS PALABRAS. Que el pensamiento de Isa�as era nacional, y no individual, puede deducirse f�cilmente de sus palabras iniciales y de todo el contenido de su mensaje. Habla de un rey y de los efectos de un gobierno justo. Las palabras de nuestro texto est�n dirigidas especialmente a las mujeres y revelan el triste estado de la sociedad cuando Isa�as lo abord�. No hay esperanza para la naci�n cuando sus mujeres son �hijas descuidadas� y desprecian las cosas santas.

La mujer es el �ltimo baluarte de la piedad. Si las mujeres est�n perdidas para Dios, todo est� perdido. Sin embargo, aunque el coraz�n del profeta gime bajo el lamentable estado de las mujeres de su tiempo, ve venir un d�a alegre, cuando el Esp�ritu se derrame de tal manera que la sociedad se purificar�. Tras el derramamiento del Esp�ritu, suceder�n tres cosas.

1. Habr� una revoluci�n piadosa. Puede ser silencioso y natural, pero debe ser muy real. El mismo desierto se convertir� en un campo f�rtil. El desierto florecer� como la rosa. Si estudiamos la profec�a de Joel, vemos que las se�ales son revolucionarias. Y ning�n lenguaje empleado por Carlyle en su Revoluci�n Francesa es m�s potente, m�s expresivo. �Mostrar� maravillas en el cielo y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo; el sol se convertir� en tinieblas y la luna en sangre �. Es la recreaci�n de la naci�n lo que el profeta tiene en mente. El valle de huesos secos de Ezequiel ser� revivido. Se restaurar� la identidad nacional y la vida nacional.

2. Habr� un estallido de nueva vida. El desierto florecer�, el campo f�rtil se convertir� en bosque. Mazzini debe fomentar una "Italia joven" hoy si quiere crear una nueva Italia ma�ana. El Esp�ritu genera vida nueva. Las visiones de las posibilidades de los j�venes, los nuevos sue�os de los viejos, todo contribuye a una nueva existencia.

3. Tambi�n habr� un gobierno reci�n organizado. Un rey gobierna con justicia. E incluso el desierto, tipo de opresi�n sin ley, debe estar bajo un gobierno justo. El juicio gobernar� en el desierto. La justicia es la base de la paz. Pascal dice: �La filosof�a dice, con�cete a ti mismo. El cristianismo dice: conoce a tu Dios �. Esa es toda la diferencia entre las m�ximas del mundo y la nueva fuerza que Pentecost�s cre� en el mundo. Cuando los hombres tengan una relaci�n correcta con Dios, pronto entrar�n en relaciones correctas entre s�.

II. EL EFECTO DEL DERRAME DEL ESP�RITU SANTO. Pentecost�s fue solo una promesa, una primicia, un cumplimiento en miniatura de las grandes palabras del profeta.

1. Hay en nuestra profec�a una restauraci�n de la bendici�n. Conocedor de las vastas extensiones del �rido desierto, Isa�as lo ve como un campo fruct�fero. De la muerte surge la vida, y en la esterilidad, la fecundidad.

2. Habr� una multiplicaci�n de bendiciones. Ese vasto y triste tramo de desierto en el este ser� como el Valle del Carmelo, exuberante y hermoso, y el valle del Carmelo ser� tan precioso como el bosque del L�bano. Y la justicia balancear� su cetro sobre todo. El efecto de la justicia es tranquilidad y seguridad para siempre. La Iglesia de los d�as apost�licos fue una hermosa miniatura de cosas a�n mayores, de resultados espirituales m�s ricos.

3. Debe haber una mejora social para todos. Dondequiera que vaya el cristianismo, eleva las razas. La incredulidad puede burlarse del cristianismo, pero sigue siendo la mayor fuerza civilizadora del mundo.

III. COSAS ESENCIALES PARA EL NUEVO ORDEN. El Esp�ritu Santo debe efectuar la regeneraci�n al convencer a los hombres de pecado, justicia y juicio. Inspir�ndoles una nueva vida y mediante la iluminaci�n divina. Tres cosas son esenciales para un nuevo reino. Poder para crearlo, autoridad para gobernarlo, causa de su existencia. Garibaldi encontr� su causa en la degradaci�n de su pueblo. Jes�s encuentra Su causa no solo en la condici�n perdida de la raza humana, sino tambi�n en el amor y prop�sito eternos del Padre.

Se dice que Cristo est� sentado a la diestra del poder. Esa palabra poder es la misma de la que obtenemos din�mica. La fuerza misma del poder, una fuerza poderosa. Cristo est� a la diestra del Poder Todopoderoso. Hay ciertos poderes en el mundo que llamamos fuerzas; tales como gravedad, vapor, hidr�ulica, aire l�quido, electricidad. Estas fuerzas operan a lo largo de l�neas definidas, tan seguramente como un tren de vagones de ferrocarril corre a lo largo de la v�a de sus l�neas de acero.

Se dice: "Siempre que obedeces la ley del poder, la ley del poder te obedece". Ahora, de hecho, esto es exactamente lo que dice Peter. El Esp�ritu Santo es dado "a los que le obedecen". Si el Esp�ritu Santo va a usar a un hombre, obrar por medio y por medio de un hombre, debe obedecer las leyes del Esp�ritu. Debe conformarse a la voluntad de Dios. Perm�tanme citarles algunos casos en los que los hombres han sido obedientes al Esp�ritu Santo y, como resultado, han sido llenos de poder de lo alto.

En cada caso han obedecido la palabra de Cristo: �Esperaos. ... hasta que seas investido con poder de lo alto ". Jonathan Edwards, un intelecto fuerte y tranquilo, fuertemente calvinista, cuya influencia en el mundo ha sido muy poderosa, dice: �De vez en cuando encontr� una dulzura interior que me llevar�a en mis contemplaciones. Esto no s� c�mo expresarlo de otra manera que como una tranquila y dulce abstracci�n del alma de todas las preocupaciones del mundo, y a veces una especie de visi�n de estar solo en las monta�as, lejos de toda la humanidad, conversando dulcemente con Cristo, y envuelto y absorbido por Dios.

Luego est� John Flavel, quien un d�a viajando solo, ten�a tal concentraci�n de la mente, tan deslumbrantes gustos de alegr�as celestiales, que perdi� por completo la vista y el sentido de este mundo, y durante algunas horas no supo m�s d�nde estaba que si un el sue�o profundo hab�a ca�do sobre �l durante la noche. As� vemos que estos hombres consagrados enteramente a Dios, obedeciendo su voluntad, poni�ndose en comunicaci�n directa con el Esp�ritu de Dios, dejando todo su ser abierto a las operaciones del Esp�ritu, fueron llenos de un poder divino que es inexpresable. �Y no podemos estar as� abiertos a su llegada llena de gracia, y esperar diariamente en Dios �hasta que el Esp�ritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto�?

IV. LA NATURALEZA DE LAS MANIFESTACIONES DEL ESP�RITU. La presencia del Esp�ritu Santo se ve en su convicci�n del pecador. Cuando �l est� entre nosotros, los hombres se dan cuenta de su pecaminosidad y claman a Dios. ( F. James. )

Juicio y misericordia

Hace alg�n tiempo, en medio de una tormenta muy fuerte, escuch�, entre dos de los repique m�s fuertes, �el villancico de una alondra! Fue un contraste extra�o y bienvenido. A nuestro alrededor, el trueno estaba rugiendo y rugiendo, pero en uno de los breves interludios lleg� este estallido del canto de los p�jaros. Y en todo este cap�tulo se escucha el rugido del trueno amenazador. Se avecina una tormenta de juicio. El futuro est� lleno de amenazas.

Y, sin embargo, en medio de todo el terror que se avecina, suena este peque�o y dulce himno sobre campos fruct�feros, relaciones rectas, hogares pac�ficos y d�as felices y de descanso. Siempre fue el camino de este gran profeta. La nota dura de juicio se altern� con la nota m�s suave de misericordia. El canto de la alondra se escucha con frecuencia en medio del trueno. ( JHJowett, MA )

El espiritu derramado

I. Aqu� hay UN GRAN PROFETA QUE PREDECIR EL DERRAMAMIENTO DEL ESP�RITU DE DIOS. Eso en s� mismo ser�a interesante, pero lo es doblemente por el hecho de que ...

II. PROCEDE A NOMBRAR LOS RESULTADOS QUE SEGUIR�AN A LA DERRAMACI�N ( Isa�as 32:15 ). ( JH Jowett, MA )

Resultados del derramamiento del Esp�ritu

Aqu� est� el problema: si el Esp�ritu de Dios fuera derramado sobre una naci�n, �qu� suceder�a?

1. El desarrollo de la creaci�n de acuerdo con el m�s completo dise�o de Dios. �El desierto, campo f�rtil�, etc. �Debe tomarse eso literalmente o solo en sentido figurado? �Lo interpretaremos como el �nico significado de que el desierto de la mezquindad, la mezquindad y la codicia irrumpir� en el campo fruct�fero de la benevolencia y la filantrop�a, o lo interpretaremos de acuerdo con su significado literal de que la naturaleza misma pasar� a una mayor abundancia y perfecci�n? Creo que la interpretaci�n literal es la correcta.

Creo que Isa�as quiere decir exactamente lo que dice, que el embellecimiento de la humanidad provocar� una mayor belleza en el mundo que nos rodea. A lo largo de todo el libro encontrar� esta doctrina ense�ada, que la perfecci�n de la naturaleza est� involucrada en la redenci�n de los hombres. La naturaleza no puede ponerse toda la plenitud de sus hermosas vestiduras hasta que el hombre no se viste de la belleza de la santidad. El desarrollo de uno espera la evoluci�n del otro.

Las Escrituras afirman que la naturaleza est� esclavizada. Est� encadenada e incapaz de realizar toda la gloria de su dise�o, y esto debido a la esclavitud moral y espiritual del hombre. Esta no es la ense�anza exclusiva del profeta Isa�as. Es ense�anza apost�lica. �Alguna vez te has detenido en esa profunda palabra del ap�stol Pablo, donde dice que �la ardiente expectativa de la creaci�n aguarda la revelaci�n de los hijos de Dios�? La traducci�n inglesa no expresa en ning�n grado la fuerza extraordinaria de la figura que emplea el ap�stol.

Cual es la figura? Es esto. Paul representa la naturaleza atada, "con la cabeza levantada, escudri�ando con ojos anhelantes el horizonte desde el que busca ayuda, sus manos extendidas para captar y dar la bienvenida a la redenci�n hacia la libertad y la perfecci�n que anhela y espera con confianza". Esa es la figura: la creaci�n, atada e imperfecta, anhelando y esperando su redenci�n y perfecci�n, que vendr� a trav�s del hombre redimido.

2. El juicio y la justicia habitar�n entre ellos como hu�spedes permanentes. �La justicia �morar� all�! No ser� una visita ocasional, un impulso espasm�dico, un deseo inconstante e irregular. Habitar� all� como una disposici�n permanente. No ser� una emoci�n d�bil. Ser� una gran pasi�n. Cuando el Esp�ritu de Dios sea derramado sobre un pueblo, ese pueblo tendr� hambre de justicia. Ya sabes lo que pasa con el aire de la monta�a. Abajo, en el valle bochornoso, somos lentos y l�nguidos. Somos indiferentes con nuestra comida. Llegamos a �l como una costumbre; lo tomamos como una tarea.

Pero si nos levantamos al aire puro y fuerte de los p�ramos m�s altos, nuestra languidez desaparece y nuestro apetito se despierta, y nos volvemos a la comida con hambre y la tomamos con deleite.

3. La creaci�n de la paz social. Arregle las cosas y vendr� la paz. Los desajustes siempre producen malestar en la vida f�sica y moral. ( JHJowett, DD )

Versículo 17

Y la obra de justicia ser� paz

El verdadero trabajo de la vida

I. LA NATURALEZA DE LA VERDADERA OBRA DE LA VIDA - la obra de justicia. �Qu� es obra justa?

1. Trabajar de acuerdo con la ley de derechos. Dios ha establecido una ley para regular toda acci�n y movimiento en todo Su imperio. �Cu�l es la ley por la que se regula la mente? La voluntad de Dios, no la conveniencia. Por conveniencia, no somos jueces seguros ni correctos.

(1) Esta voluntad se revela en la naturaleza. Pero la revelaci�n es dif�cil de interpretar.

(2) Se revela en Cristo. All� puede leerse claramente y apreciarse f�cilmente. Encarnaba el gran c�digo moral.

2. Trabajar por una ley correcta por un motivo correcto. Una mera conformidad a la letra de la ley, si pudiera obtenerse, no es justicia. Debemos guardar la ley no por temor al infierno o la esperanza del cielo, sino por un afecto predominante por el Legislador. Es digno de menci�n que la obra de justicia no es una obra que se limite a ning�n departamento de acci�n. La rectitud debe atravesar todas las relaciones personales y sociales.

II. LA BENDICI�N DE LA VERDADERA VIDA OBRA. "Paz." Esto es cierto.

1. De individuos.

2. De familias.

3. De iglesias.

4. De naciones.

Conclusi�n - Aprenda el valor trascendente del Evangelio. El gran objetivo de la misi�n de Cristo fue promover la justicia. Su vida fue una revelaci�n de justicia, Su muerte una demostraci�n de justicia, Su historia entera un gran motivo para la justicia. �sta es la suprema necesidad de la humanidad. Legislaci�n, filosof�a, poetas, sacerdotes, civilizaciones, han intentado suplirlo y han fracasado. Solo Cristo puede establecer la justicia. ( Homilista. )

Justicia y paz

La paz no es una ra�z, sino un fruto. No es el comienzo de un proceso, sino su final. No es la creaci�n sumaria de un decreto imperial; es el producto maduro del orden espiritual. No podemos imponer la paz; solo podemos cultivarlo. Si queremos cosechar debemos ocuparnos de ciertas costuras. Para obtener la paz debemos plantar justicia. ( JH Jowett, MA )

El orden espiritual

�El primer toque de corneta proclama no el advenimiento de la paz sino la entronizaci�n del derecho! El heraldo retiene la palabra "paz" hasta que se establece "justicia". "�He aqu�, un rey reinar� en justicia!" Esa es la voz de la primera trompeta, y s�lo cuando se han realizado ciertas grandes redenciones, se han corregido ciertas perversidades, se han restaurado ciertas monarqu�as degradadas, se han recuperado ciertas disposiciones puras y musculares, que o�mos el sonido de la segunda trompeta: �Y el la obra de justicia ser� paz �, etc. Esa es la expresi�n del orden espiritual tal como est� contenido en la ense�anza del Verbo Divino. ( JHJowett, DD )

Paz

La paz es el resplandor general de la salud que resulta de la vida interrelacionada de muchos miembros, cada uno de los cuales ocupa su lugar designado en el orden espiritual y est� pose�do por el esp�ritu de equidad y verdad. La paz es el esp�ritu de comuni�n, el genio de la cooperaci�n, la cohesi�n de muchos miembros en un todo puro e indisoluble. Ahora no puede haber cohesi�n entre los inmundos. La suciedad siempre es divisiva. ( JH Jowett, DD )

Justicia y paz

Antes de que la iniquidad invadiera la corte del rey Arturo estaba sana, y el �ngel de la paz moraba en el templo. Pero cuando el inicuo entr� sigilosamente en la corte, la rara comuni�n se rompi� y el �ngel de la paz se fue volando al exilio lejano. ( JH Jowett, DD )

Desajustes

Los desajustes siempre producen malestar, ya sea en la vida f�sica o moral. Dices: "No puedo descansar por la noche". �Como es eso? "Tengo mucho dolor". �D�nde? "En esta mano". �C�mo lo est�s tratando? "Oh, lo ba�o con mucha frecuencia y uso un poco de ung�ento". �Pero tu dedo est� descoyuntado! Hay un desajuste. Tu dedo no est� donde Dios quiso que estuviera. Tu dedo tendr� que estar bien ajustado.

La rectitud f�sica, la rectitud f�sica debe ser el primer paso para el descanso f�sico. La verdad es an�loga en la esfera moral. Hay desajustes all�, desajustes all�. ( JHJowell, DD )

Bondad y alegr�a

"�Por qu� est�s cantando?" pregunt� una dama a una ni�a. �Oh, no lo s�, a menos que sea porque he tratado de ser bueno hoy�, fue la respuesta.

Versículos 18-19

Mi pueblo habitar� en una morada pac�fica

La seguridad de los creyentes en el tiempo del juicio.

I. CONTEMPLA LOS JUICIOS PR�XIMOS DEL SE�OR.

II. CONSIDERE LAS BENDITAS PROMESAS HECHAS A SU PUEBLO BUSCADOR.

III. EL PERIODO EN QUE ESTAS PROMESAS TENDRAN SU CUMPLIMIENTO. Lea el primer vers�culo de este cap�tulo, y lo que se dice all� es suficiente para responder a todas las preguntas sobre este tema. "He aqu� un rey, etc." Espero esto cuando el Rey de justicia, el Se�or Jesucristo, reine. La superaci�n personal de esta asignatura consiste:

1. Dirigi�ndote a la seguridad de los creyentes.

2. Al considerar la conducta de los que tienen un destino tan elevado. Velad y rezad. Rezad por vosotros mismos, rezad por vuestro pa�s. Sea valiente por la verdad, contin�e en la fe perseverante. ( J. Wilcox, MA )

La morada pac�fica

I.Creo que no har� justicia al dise�o prospectivo de toda la verdad del Antiguo Testamento, si no les represento toda la paz, toda la verdadera paz moral, como se basa en y sobre, no solo LA EXPIACI�N HECHA POR LOS SE�OR JESUCRISTO, sino sobre la naturaleza de esa expiaci�n. "La morada pac�fica", en la que s�lo nosotros tenemos "una morada segura" y "un lugar de reposo tranquilo", est� hecha de madera de la Cruz.

II. Habiendo dicho esto, debo decir que sin duda �la morada pac�fica� se encuentra en DISPOSICIONES MORALES CREADAS DENTRO POR LA GRACIA DIVINA. Primero, est� la c�mara de la santidad. �Oh, la dulce tranquilidad de una vida santa! Este es el centro profundo de la paz. Hay una c�mara sagrada en el mismo palacio de disposiciones sagradas - una "habitaci�n tranquila" - resignaci�n a la voluntad divina. Desde estas c�maras subimos las escaleras y subimos m�s.

Conf�a en la providencia de Dios: este es el observatorio; y como todos los observatorios, es alto y claro. Otros observatorios se jactan de que desde ellos se pueden ver las estrellas durante el d�a; pero a partir de esto, �puedes ver el sol en la noche! �Ciertamente una habitaci�n tranquila! La Escritura habla de una "paz que sobrepasa todo entendimiento". La tumba es una caverna sagrada, un escondite bendito. ( Paxton Hood. )

Una vida tranquila

George Herbert, pensando en sus antiguas ambiciones en la corte de Jacobo I, en contraste con su tranquila vida de oraci�n y canci�n, pudo escribir: �Ahora miro hacia atr�s en mis pensamientos aspirantes y me considero m�s feliz que si hubiera alcanzado lo que Entonces ansiaba tan ambiciosamente �.

Lugares de descanso tranquilos

El cristiano en retiro temporal de los negocios

Hablar de cese en los negocios, instar a la jubilaci�n, parecer� muy extra�o y, quiz�s, muy rid�culo para algunos. ��Qu�,� exclaman, �sacrificar oportunidades de obtener dinero? Conseguir lo que podamos y conservar lo que obtenemos, es nuestro lema ". Pero, �se le ha ocurrido alguna vez que puede dedicarse al negocio de tal manera que destruya el poder de hacerlo? Adem�s, si est�s obteniendo el bien principal, �lo est�s obteniendo todo? �No hay que disfrutarlo? �Y no usarlo? Pero la ganancia en la que has puesto tu coraz�n, y que consideras un gran error y debilidad renunciar en cualquier medida, no durar� mucho. �Est� de acuerdo con la raz�n dejar que tu naturaleza sea descuidada por el bien de las posesiones temporales?

I. CONSIDEREMOS LAS JUBILACIONES QUE INCUMBEN DEL CRISTIANO EN MEDIO DE LA VIDA SECULAR.

1. Omitir� lo obligatorio y me limitar� a lo voluntario; y las tratar� m�s en relaci�n con sus fines que con sus estaciones.

(1) El primer fin es la salud. Esto lo puse en el terreno del deber. Si un hombre se suicida, o si se priva de alg�n �rgano corporal, lo declaramos un grave infractor. �Por qu�? Porque no tiene derecho a hacerlo. No es su propio propietario. Un hombre puede suicidarse con un esfuerzo y un cuidado excesivos, al igual que con el veneno o el cuchillo. Y si el que mutila su cuerpo es un pecador, �no es el que destruye el vigor y la elasticidad de sus poderes, f�sicos o mentales? No hay ley m�s clara e indudable que la de que el descanso es necesario para la salud. Y si se viola esta ordenanza, lo dir� en alguna parte.

(2) El disfrute es otro fin. Fuimos hechos para la felicidad, para varios tipos de sensaciones placenteras y emociones. La benevolencia debe contemplar ese fin. Ahora bien, el que se entrega a un trabajo incansable no puede disfrutar de los dones de la providencia, como se supone que deber�a hacerlo. Puede disfrutar mucho en el ejercicio mismo de sus facultades; pero hay un placer en la contemplaci�n tranquila de la bondad divina, en la inflexi�n y relajaci�n del alma, y ??en la gratificaci�n de sus variados gustos por los medios que le proporciona el �xito, lo cual le es imposible.

Celebra en la mesa de Dios, pero es una comida apresurada e inquieta; descansa sobre la almohada de Dios, pero es un sue�o de ensue�o y perturbado. Vive completamente fuera y no dentro. Es como quien trabaja s�lo al sol y nunca busca la sombra fresca y tranquila. El arco se mantiene doblado hasta que se pierde su resorte. Obtiene una porci�n, pero no "se regocija en ella". Posee propiedades, pero no las posee. Construye una casa, pero no la habita. Tiene ropa hermosa, pero no la usa. Su conexi�n con su suerte es la del t�tulo y la ley exterior, no de un inter�s fresco y alegre.

(3) El cultivo general de la facultad es un fin. Los negocios requieren y agudizan algunas facultades; y, en conexi�n con otras cosas, puede ejercer una influencia sanitaria y vigorizante sobre muchas facultades. Pero cuando es perseguido, como debe serlo por quien no hace nada m�s, tiene una influencia limitada para el bien y una poderosa influencia para el mal. Es bien sabido que los poderes necesarios para el mayor �xito secular no son ninguno de los m�s altos, y que pueden tener un peque�o rango.

Su �nica lectura puede ser el "art�culo de la ciudad"; su �nica meditaci�n, el estado del mercado; su �nica estimaci�n, la ganancia; su �nica aspiraci�n, la ganancia. Puede tener, en alta perfecci�n, la actividad, la astucia, la rapidez, la perseverancia, que pertenecen a muchas partes del mundo animal, y estar casi completamente desprovisto de las dotes distintivas de un ser racional y moral. Ahora bien, se debe buscar la jubilaci�n de los negocios para que la mente se proporcione y se expanda con conocimiento; que sea refinado y elevado por la literatura; que los afectos nobles se nutran del estudio y la contemplaci�n de las naturalezas nobles; que las simpat�as sociales se desarrollen mediante el coito; y que los principios m�s elevados y desinteresados ??que los que gobiernan el mundo del comercio pueden ser alimentados y fomentados por el pensamiento y el servicio.

(4) La religi�n es el final de la jubilaci�n. Los compromisos devocionales tienen la misma relaci�n con la vida activa que la comida tiene que ejercitarse. El mundo es el lugar donde ejercitar y aplicar los principios espirituales, m�s que el lugar donde obtenerlos o incrementarlos. Si el ejercicio fortalece, no puede hacerlo sin la verdad y la gracia, que se pueden obtener en otra parte. Es por el estudio del libro de la vida, por la meditaci�n profunda en las cosas espirituales, por la relaci�n con Cristo, por la oraci�n ferviente, por el examen de conciencia severo, que debemos ministrar a los principios y h�bitos de santidad, que debemos �ejercitar nosotros mismos a la piedad ".

(5) La actividad ben�fica es el final de la jubilaci�n. Puede que no nos detengamos en la religi�n personal. �Se puede dudar de que la salvaci�n de los hombres se promover�a en gran medida si los cristianos que se entregan por completo a la vida secular dedicaran una parte de su tiempo a las buenas obras, a las relaciones con los pecadores, a los esfuerzos serios para ense�arles y advertirles? ? �Necesito especificar la familia? �Con trabajo incesante c�mo se defrauda eso! Necesito mencionar la escuela; El Barrio; la Iglesia, cuyas necesidades y esferas son descuidadas por el santo demasiado ocupado?

2. Debo decir algunas palabras sobre las relaciones de la jubilaci�n de empresa a empresa.

(1) Al retirarse del negocio, no lleve negocios con usted.

(2) No traiga el esp�ritu empresarial a sus jubilaciones.

(3) Mire los negocios desde aquellos puntos de vista a los que solo se puede acceder durante la jubilaci�n. No podemos estimar adecuadamente nuestras b�squedas, cuando estamos activamente comprometidos con ellas. A menudo es necesario apartarse de un objeto para poder verlo correctamente; y debemos salir del mundo para verlo clara y completamente.

(4) Utilice su jubilaci�n, al menos en parte, con miras a volver a ella. No quiero decir que debas hacer de tu jubilaci�n un mero medio de perseguir de manera m�s eficaz las actividades mundanas. Me refiero a que deber�a buscar una influencia contraria a los negocios. Puede ser que hayas fallado en el ejercicio de alguna virtud moral, que hayas agraviado a alg�n hermano, que alguna sensibilidad particular est� en peligro de resultar herida, que alg�n cuidado se vuelva absorbente y entumecedor; luego, deje que su jubilaci�n se dirija, en parte, a este asunto.

II. S� pretend�a hablar sobre otro punto, QUE LA JUBILACI�N DEL NEGOCIO QUE CONSISTE EN UN ABANDONO FINAL DEL MISMO, EN UNA RENUNCIA COMPLETA DE SUS PREOCUPACIONES; no lo que tiene lugar al morir, sino lo que tiene lugar, a trav�s de un acto voluntario, como consecuencia de la obtenci�n de competencia, sobre el crecimiento de enfermedades o la influencia de otras circunstancias.

1. Esta jubilaci�n puede ser un deber. Puede ser un deber para que puedas dar lugar a otros. Es ego�sta que un hombre siga obteniendo todo lo que pueda, simplemente porque puede. Pero el deber se vuelve a�n m�s claro cuando se considera en relaci�n con el propio bienestar de un hombre. Si Dios ha prosperado la diligencia secular para que haya suficiente y de sobra, es un fuerte llamado a modos de actividad y servicio que son imposibles, en gran medida, en el calor y la absorci�n de las actividades mundanas.

2. Cuando un cristiano se ha retirado de los negocios, debe formar un plan de vida establecido. ( AJ Morris. )

"�Nada que hacer!"

S� que muchos encuentran la jubilaci�n como una carga y una trampa, y que muchos han regresado al negocio despu�s de haberlo dejado, porque estaban oprimidos por no tener nada que hacer. Pero qu� condenaci�n es esta de su vida pasada; �Qu� reprimenda por su trato con la mente inmortal! Nada que hacer; �y a�n viviendo en un mundo de misterios! Nada que hacer; �y sin embargo rodeado de las im�genes y obras de Dios! Nada que hacer; �y sin embargo pertenecer a una raza que ha visto seis mil a�os, y a un sistema de redenci�n que ha sido un don y poder Divino durante casi dos! Nada que hacer; y, sin embargo, las obras de incontables muertos poderosos existentes, y llenas de cosas y pensamientos gloriosos. Nada que hacer; y, sin embargo, posee una naturaleza que es el reflejo de la Deidad y la heredera de la inmortalidad. Nada que hacer; y, sin embargo, el mundo, en su pecado y sufrimiento, exige la m�xima ternura de la compasi�n humana y la m�xima actividad de la energ�a humana. El que alega que no tiene nada que hacer despu�s de que se abandona el negocio, �qu� ha estado haciendo en los largos a�os dedicados a sus actividades? (AJ Morris. )

Lugares de descanso tranquilos

Es imposible dudar que el profeta, de vez en cuando, al describir esas escenas m�s cercanas, obtiene y revela destellos de una gloria superior, y refresca a sus lectores ya s� mismo con anticipaciones de los tiempos del Mes�as. Los vers�culos finales del cap�tulo est�n llenos de Evangelio, penetrados por el esp�ritu mismo de la paz evang�lica. �Mi pueblo� parece hacer que la promesa sea general y nos la ofrece sellada con el �s� y am�n� que se adjunta a cada promesa de Dios.

�Habitar� parece importar alg�n orden establecido de procedimiento Divino. Si Salom�n dijera en su d�a, "todas las cosas est�n llenas de trabajo", �qu� dir�a en la nuestra? �Cu�n feroces y agudos son los conflictos de la vida! �D�nde se encontrar� el descanso? S�lo en algunos de esos tranquilos lugares de descanso que Dios hace y guarda para su pueblo peregrino. Tienen tranquilidad del alma para las luchas de la ciudad.

I. LA NOCHE. Un tiempo sagrado incluso en el Ed�n era "el frescor del d�a". Isaac sali� al campo a meditar "al atardecer". Jes�s a menudo dejaba a sus disc�pulos cerca de la puesta del sol y vagaba por las colinas de Siria para encontrar alg�n lugar apartado donde pudiera sentirse solo en la presencia plena de Dios. La brisa que abanic� las hojas del Para�so tocar� nuestras mejillas y har� frescor al final de nuestro d�a, si queremos dejar de preocuparnos y pecar.

Leemos en las Escrituras que el d�a y la noche son las "ordenanzas" de Dios. �Puede alguien suponer que los ha establecido solo para fines materiales? Seguramente un fin superior se encuentra en la prueba, la crianza y la purificaci�n de las almas. Para un alma devota, la noche es como "el lugar secreto del Alt�simo". Es "la sombra del Todopoderoso". Es un armario del que Dios construye las paredes y cierra la puerta.

Piensa, entonces, cuando llega la noche �pues el pensamiento es el descanso del alma� del d�a que se ha ido con gratitud, porque cada hora ha estado rebosante de la bondad de Dios; con penitencia, porque f�cilmente descubrir�s que ha sido un d�a de faltas y pecados; con sabidur�a, con el objetivo de comprenderlo mejor que cuando lo viviste; con ternura y santo temor, como sintiendo lo bueno y lo grandioso que es que se le permita vivir y esperar vivir mejor.

Piense en el ma�ana que vendr� tan pronto, con sus eventos desconocidos pero probables, en la tarea que le aguardar� entonces; de las personas que estar�n a tu alrededor, de sus palabras, de su apariencia, de su influencia; del peligro que tendr�s que afrontar; de la debilidad que sentir�s; de la fuerza que necesitar�s; del fracaso que temes, que con tu pensamiento y oraci�n sea menos probable que llegue; y de la bondad que ciertamente enriquecer� y coronar� ma�ana como ha llenado y hoy cierra.

Piense en la noche de la vida misma. Piense en tales pensamientos con oraci�n y fe, y su alma debe elevarse al menos un poco por encima del polvo y la fatiga de este mundo irritante y agobiante.

II. EL S�BADO. Al principio, Dios descans� de su obra, y bendijo y santific� el d�a para siempre, y nunca ha habido un d�a de reposo en la tierra en el que los hombres no hayan entrado en el mism�simo reposo de Dios.

III. EL CAMBIO PROVIDENCIAL puede ser de tal car�cter que nos lleve de inmediato a un "lugar de descanso tranquilo". Puede ser un cambio de localidad, de ocupaci�n o de condici�n. Cualquier cambio providencial considerable tiene algo del mismo car�cter. Nace un infante, y en su primer sue�o derrama por la casa algo de la solemnidad del ser. Un ni�o se �recupera de su enfermedad�, en la que el peque�o peregrino parec�a alejarse de todos sus cuidados y cari�o.

Un hijo se ha ido a una tierra extranjera. Se ha casado una hija. Cualquier cosa que rompa la continuidad, que altere las relaciones, que haga una pausa en la vida, un espacio abierto en el bosque de sus fatigas y preocupaciones, cualquier cosa de ese tipo es la voz de Dios, diciendo: �Aqu� hay un alivio para ti. Entra en este tranquilo lugar de descanso que Mi mano ha hecho ". O, que el cambio sea de salud a enfermedad, entonces el �lugar de reposo silencioso� se realiza en el retiro de la c�mara, o la �quietud� de la cama.

IV. LA TUMBA. �All� los prisioneros descansan juntos; no oyen la voz del opresor. All� est�n los peque�os y los grandes, y el siervo est� libre de su amo. All� los imp�os dejan de molestar, y all� descansan los cansados ??". No es nuestra mera fantas�a humana lo que reviste el lugar de enterramiento de los cristianos muertos con un encanto tan sagrado, que lo envuelve como en la paz y el silencio de Dios. Es Cristo quien santifica as� la tumba. Ha dormido all�; Ha quitado la aspereza, la inquietud, el terror.

V. EL CIELO es el lugar de descanso m�s tranquilo de todos. ( A. Raleigh, DD )

La amorosa bondad de Dios

En los pa�ses del este, donde el h�bito de la hospitalidad es m�s fuerte que en nosotros, el viajero a veces se sorprende y se deleita con comodidades muy necesarias pero inesperadas en el camino. Ese granjero, que ahora est� en el campo en su trabajo, estuvo aqu� temprano en la ma�ana para dejar junto al camino ese c�ntaro de agua que el viajero que pasaba podr�a beber. Este grupo de �rboles que forma una espesa y agradable "sombra del calor", fue plantado por alguien que no esperaba ni fama ni dinero por su trabajo, y que ahora yace en una tumba sin nombre.

Manos ahora enmohecidas por el polvo sacaron este fresco asiento en la roca. Algunos "El padre Jacob nos dio este pozo despu�s de beberlo �l mismo, sus hijos y su ganado". Los viajeros del oeste se ven muy afectados por estos casos de pura humanidad y bondad desinteresada. Y, sin embargo, estos no son m�s que tipos d�biles, meras sombras tenues de la consideraci�n y el cuidado Divino. El benefactor celestial desciende impidiendo la bondad amorosa en el camino terrenal de Su pueblo. ( A. Raleigh, DD )

Verdadero descanso en las personas; especialmente en dios

Necesitamos una gran verdad complementaria: no encontramos nuestro verdadero descanso en lugares en absoluto, sino solo en personas. El alma viviente debe tener una porci�n viva. �Cu�l ser�a la perspectiva m�s hermosa si un hombre estuviera condenado a contemplarla eternamente solo? �Qu� incluso las cosas superiores de esta vida humana, los deberes, los intereses y las luchas, si no se entremezclara con todos ellos un sentido de cercan�a de otros seres humanos, y si no existiera la acci�n rec�proca y continua de estos? afectos y simpat�as que hacen la vida tan sagrada y querida? Pero ning�n ser humano, ning�n grupo de seres humanos, puede satisfacer los deseos y los anhelos de una sola alma humana.

Tu coraz�n est� esperando, y dolorido mientras espera, por una simpat�a infinita, por una fuerza eterna, por una gracia que cancelar� el pecado y restaurar� la pureza, en una palabra, por el amor de Dios; por el amor de Dios en Cristo. ( A. Raleigh, DD )

Versículo 20

Bienaventurados los que siembras junto a todas las aguas

Deben mejorarse los tiempos de paz

La guerra ya termin�; Aser ha sido aplastado como una serpiente, y esta dulce voz se oye cuando el enemigo ha sido expulsado de la tierra.

Comprende que los tiempos de paz deben ser tiempos de cultivaci�n. No debemos ser grandes solo en la guerra. ( Jos. Parker, DD )

Cultivo moral

Algunos suponen que la alusi�n en este vers�culo es pasto, otros, labranza. Lowth sigue a Chardin al aplicar las palabras a la pr�ctica de pisar el suelo con los pies del ganado antes de plantar arroz; Henderson al acto de liberarlos de la cuerda con la que estaban atados por el pie. Knobel entiende que el vers�culo contrasta la condici�n de aquellos que viv�an en libertad, a orillas del mar o junto a los r�os, con la de los que estaban reprimidos y sitiados en las ciudades.

Hitzig supone una alusi�n particular al caso de los que hab�an escapado con sus posesiones de Jerusal�n. Hendewerk aplica el vers�culo a la feliz condici�n externa de la gente en los d�as del Mes�as. Henderson dice que exhibe maravillosamente los esfuerzos libres y desenfrenados de los ap�stoles y otros misioneros para sembrar la semilla del reino en cada parte del mundo. Ewald lo explica exclusivamente del cultivo moral, como implicando que nadie puede esperar cosechar el bien sin sembrarlo diligentemente.

De todas estas explicaciones, la �ltima puede considerarse la m�s cercana a la verdad, porque es la que menos requiere que la proporcione la imaginaci�n. Teniendo en cuenta toda la conexi�n, el significado de este �ltimo verso parece ser que, como son de esperar grandes revoluciones, que surjan total o parcialmente de causas morales, solo ellas est�n a salvo, para el presente y el futuro, que con paciencia asiduidad para realizar lo que se requiere; y prever, mediante el cumplimiento del deber actual, contingencias de las que no se pueda escapar ni se prevea de ninguna otra manera. ( JA Alexander. )

Operaciones misioneras en la dispensaci�n cristiana

Se le ha concedido a Isa�as mirar hacia el futuro, y previ� el llamado de los gentiles y la dispensaci�n cristiana. All� vio a los mensajeros del Se�or recibiendo su comisi�n: "Id y haced disc�pulos a todas las naciones"; y los pronunci� bienaventurados en comparaci�n con �l, enviados a un solo pueblo, rebeldes y contrarios. Esto lo expresa en lenguaje metaf�rico, y en referencia a un proceso de cr�a, o a la forma de sembrar el grano, en particular el arroz, que todav�a prevalece en los pa�ses orientales y con el que los israelitas estaban familiarizados.

El modo de proceder se describe as�: - Los sembradores arrojan su semilla sobre las aguas, cuando, por la crecida del r�o, las aguas cubren la tierra. Se emplean bestias de carga para pisar el lodo o lodo, para que sea capaz de recibir la semilla cuando se hunde. ( Gancho WF, DD )

Sembrando junto a todas las aguas

Hay semilla espiritual que sembrar. Se sembrar� junto a todas las aguas. Sin embargo, se siembra en vano, a menos que se cultive el suelo moral en el que est� destinado a echar ra�ces.

I. LA NATURALEZA DE LA SEMILLA QUE TENEMOS QUE SEMBRAR. Nuestro Se�or y Maestro, al explicar la par�bola del Sembrador y la semilla a sus disc�pulos, dice, la semilla es la Palabra de Dios.

1. Los ministros de Cristo son los sembradores de la semilla.

2. Pero no lo son tan exclusivamente. Sembrar la semilla es en cierta medida el deber de todos los que nombran el nombre de Cristo; del padre, especialmente a su hijo, y de cada cristiano en su conversaci�n diaria y en su caminar.

II. LA IMPORTANCIA DE VIGILAR LOS TIEMPOS, Y DE DISPONER NOSOTROS MISMOS DE LAS OPORTUNIDADES PROVIDENCIALMENTE ABIERTAS PARA NOSOTROS, PARA SEMBRAR LA SEMILLA. En todas las naciones y en todos los climas, el agricultor tiene tanto el deber de vigilar las estaciones como de sembrar la semilla. Y en la agricultura espiritual, esto es lo que distingue al cristiano sobrio del mero fan�tico. Pero esta no es la �nica lecci�n que debemos deducir de nuestro texto. Debemos sembrar junto a todas las aguas.

III. LAS CONDICIONES BAJO LAS CUALES LA SIEMBRA RESULTA EN UNA COSECHA MORAL, ESPIRITUAL Y CELESTIAL. Dios requiere que la semilla espiritual sea sembrada; �l requiere que la semilla espiritual eche ra�ces en el coraz�n, antes de que se pueda realizar la cosecha de la gracia o se produzca el fruto. Es mediante la meditaci�n que pisamos la semilla hasta el coraz�n y el alma. ( Gancho WF, DD )

La bienaventuranza de comunicar los privilegios del Evangelio a los dem�s.

I. Bienaventurados ellos en esta obra; porque al actuar as�, SON INSTRUMENTOS DE LA MISERICORDIA DE DIOS PARA LOS HOMBRES.

II. Bienaventurados ellos, EN REFERENCIA AL ESTADO DE RELIGI�N DENTRO DE S� MISMOS.

III. �No podemos agregar, como otro motivo de bienaventuranza, LAS ORACIONES DE AQUELLOS QUE SON LLEVADOS AL CONOCIMIENTO DEL SALVADOR POR ESFUERZOS MISIONEROS? ( H. Raikes, MA )

La obra del evangelio

I. Es una OBRA DE SIEMBRA. De todas las obras meras humanas, esta es:

1. El m�s Divino. La semilla, el suelo, son todos de Dios.

2. El m�s justo. Los estadistas, comerciantes, guerreros, pueden cuestionar la rectitud de su trabajo, pero el agricultor no tiene motivos para dudar.

3. El m�s �til. El granjero alimenta al mundo.

4. Los m�s creyentes. El hombre que entrega el grano precioso a la tierra tiene una fe firme en las leyes de la naturaleza.

II. Es una OBRA BENDITA. "Bendito sea".

1. Es bendecido por la gratitud de la sociedad. Todos est�n en deuda con sus servicios.

2. Es bendecido con la aprobaci�n de su propia conciencia. Siente que al sembrar est� cumpliendo con su deber.

3. Es bendecido por las sonrisas de su Dios.

III. Es una OBRA SIN RESTRICCIONES. "Todas las aguas". El significado es, todos los lugares bien regados. La palabra "al lado" se traducir�a mejor como "sobre". Esparza la semilla en todos los puntos adecuados. El evangelio tiene un alcance ilimitado para sus operaciones. Su campo de trabajo es el mundo, y se le ordena que sea instant�neo en temporada y fuera de temporada. ( Homilista. )

La bienaventuranza de sembrar junto a todas las aguas

I. Aquellos que deseen ser �tiles no deben olvidar nunca las muchas oportunidades favorables para sembrar buena semilla en LAS AGUAS CLARAS Y SIN TRITURAS DE LA INFANCIA.

II. Otra oportunidad para esparcir semillas preciosas est� en LAS AGUAS TROUBLED OF STRIFE.

III. Otra oportunidad es sobre LAS AGUAS ESTANCADAS Y LODOSAS DE LA DUDA Y LA INCREDULIDAD.

IV. Si estamos realmente ansiosos por hacer el bien en nuestros d�as y en nuestra generaci�n, habr� ocasiones en las que SE PUEDAN HABLAR PALABRAS DE COMODIDAD PARA PERTURBARSE

ALMAS A PUNTO DE EMBARCAR EN �EL MAR ESTRECHO� QUE DIVIDE ESTE MUNDO DEL PR�XIMO. ( JN Norton. )

Sembrando junto a todas las aguas

1. He aqu� una afirmaci�n de esa ley universal que opera en todo el dominio de la vida humana: la ley del precedente consecuente que sigue, de hecho es hijo de la causa, de nuestra siembra determina nuestra cosecha, de nuestro car�cter y conducta evoluciona nuestra destino.

2. "Bienaventurados los que sembr�is junto a todas las aguas". �Por qu�? No porque la siembra sea en s� misma una bendici�n absoluta. A menudo se acompa�a de mucho dolor, trabajo, ansiedad y sacrificio. Es el desecho de lo que es en s� mismo de gran valor. La siembra es bendita porque es una profec�a del aumento de lo que sembramos, la promesa de la recompensa de nuestro trabajo y nuestro sacrificio.

3. Somos muy propensos a decir: "Lograr� esto y aquello, adquirir� esto y aquello por la bondad de Dios". Hacemos bien en decir esto. Pero no debemos olvidar que la misericordia y la bondad de Dios por s� solas no har�n nada por nosotros. Es la misericordia y la bondad de Dios, m�s nuestra propia voluntad, energ�a y conducta, lo que determinar� nuestro destino, evolucionar� nuestras circunstancias y har� madurar nuestras cosechas.

4. La habilidad del agricultor radica en su conocimiento de la relaci�n de su semilla con el suelo, la estaci�n y la atm�sfera, y las condiciones de crecimiento y desarrollo de la semilla. La m�s alta sabidur�a de la vida es el conocimiento de la relaci�n de la conducta con el car�cter, y del car�cter para destruir: la percepci�n de las condiciones bajo las cuales se perfeccionan los elementos m�s elevados y maduran sus cualidades fruct�feras. Ese es el significado m�stico de la bendici�n de mi texto: est� el secreto de la bienaventuranza de todo sembrador.

5. �Sabemos cu�l es el prop�sito de Dios en nuestra vida? �En qu� l�neas quiere �l que nos desarrollemos? �Qu� desea que sea la vida humana? Primero responder�a estas preguntas y luego mostrar� c�mo el trabajo de lo humano con lo Divino cumple los prop�sitos y planes de Dios. No creo que �l quiera que pasemos hambre o que estemos mal vestidos por el fr�o punzante; No creo que estemos cumpliendo Su prop�sito cuando suspiramos por accidentes que tienen su origen en causas humanas.

Es cualquier cosa menos piedad sentarse en la pobreza, los harapos y la suciedad y decir: "H�gase la voluntad del Se�or". Su voluntad es nuestro bienestar: cuerpo, alma y esp�ritu. Quiero se�alar qu� l�neas de conducta contribuir�n a la formaci�n de ese car�cter y al desarrollo de las circunstancias que Dios apruebe.

I. Yo hablar�a de ACTIVIDAD como una semilla que da fruto que madura y se convierte en una cosecha de bienaventuranza. No me refiero a estar ocupado en cualquier �mbito de la vida que pueda presentarse. Lo que quiero decir es la actividad en las b�squedas rectas, en las santas ambiciones, en los llamamientos leg�timos; actividad en cosas que pertenecen al mejoramiento humano, la comodidad y el bienestar humanos; cosas que pertenecen a las muchas fases de la maravillosa econom�a de la vida; cosas que tienden a elevar las vidas humanas, a aliviar las aflicciones humanas, a aliviar las cargas humanas, a redimir las almas humanas de la tiran�a, la falsedad y el mal.

II. La siguiente cualidad fruct�fera de la que hablar�a es APRENDER. Hay un viejo refr�n trillado, "Nunca es tarde para aprender", que en la mayor�a de las vidas tiene poca o ninguna aplicaci�n pr�ctica. No dejes que el aprendizaje termine en el aula, an�mate alguna tarea para aprender que te explique algunos de los misterios de la vida. Ap�rtate de la �lucha innoble de la multitud enloquecida� y abre las ventanas de tu mente, hasta que esa �luz que nunca estuvo en el mar ni en la tierra� la inunde y la ilumine como con la luz del sol de Dios.

Cada tarea que te propongas aprenderla y aprenderla; todo misterio que te aclares a ti mismo mediante procesos de razonamiento y estudio; cada nuevo hecho que obtenga mediante la b�squeda y la investigaci�n en el dominio del conocimiento no solo lo har� m�s sabio, sino tambi�n mejor; y, tal vez, despu�s de mucho dolor y trabajo, encontrar�s la tarea madurando en una cosecha que har� que el oto�o de la vida sea dorado.

III. Mencionar�a tambi�n LA PRESERVACI�N DE LA SALUD como aquello que producir� abundantes frutos en nuestra felicidad y bienestar. �Una mente sana en un cuerpo sano� es sin duda la voluntad de Dios con respecto a nosotros. Y para lograrlo, podemos hacer m�s por nosotros mismos de lo que todos los m�dicos del mundo pueden hacer por nosotros. Bienaventurado todo hombre que siembra las semillas de su vida en lugares f�rtiles; est� promoviendo la econom�a divina, est� llevando a cabo los prop�sitos de Dios en la tierra. ( WJ Hocking. )

Sembrando junto a todas las aguas

I. LOS PERSONAJES AQU� DESCRITOS. Sembradoras. Un sembrador implica semilla. Solo hay un granero en el que se atesora la semilla viva del reino, a saber, la Biblia.

1. El verdadero sembrador espiritual, habiendo recibido primero �l mismo la semilla, manifestar� un verdadero amor por la obra. Saldr� de buena gana, concienzuda y amorosamente, para esparcir el precioso tesoro, no solo en parcelas bien cultivadas de tierra humana, sino �junto a todas las aguas�, encontrando muy a menudo su mayor gozo en sembrar las parcelas m�s improbables.

2. El verdadero sembrador espiritual tambi�n tendr� fe en su obra.

3. No solo tendr� fe en la semilla, sino tambi�n en la tierra. El agricultor que no crea que el suelo sea capaz de producir frutos ciertamente no perder� tiempo en su cultivo. Si no crey�ramos que entre todo coraz�n humano y la semilla del Evangelio hay tal afinidad que no puede evitar echar ra�ces en �l, ciertamente deber�amos renunciar a nuestro trabajo.

4. El verdadero sembrador espiritual a menudo encontrar� dificultades en su trabajo.

5. El sembrador espiritual es el fil�ntropo m�s verdadero de la tierra.

II. NUESTRA ESFERA DE FUNCIONAMIENTO. "Junto a todas las aguas". Dondequiera que haya un lugar solitario capaz de recibir la semilla buena y viva, ya sea en casa o en el extranjero, en guaridas de miseria o palacios de lujo y comodidad, en la ciudad abarrotada o en la aldea rural, se nos ordena ir a plantar all�.

III. LA BENEDICCI�N AQU� PRONUNCIADA. "Bienaventurados los que siembran junto a todas las aguas".

1. El trabajo en s� es su propia recompensa.

2. El sembrador espiritual disfruta de la bendici�n de otros.

3. Tiene la sonrisa y la bendici�n de Aquel a cuyo servicio est� comprometido. ( JWAtkinson. )

Sembrando junto a todas las aguas

Isa�as alguna vez tuvo un ojo en la edad de oro. En vista del �xito de la lucha venidera, insin�a la sabidur�a de continuar con la siembra de semillas. Son bendecidos quienes no se ven obstaculizados por el miedo. �No podemos aprender la sabidur�a de la esperanza? El hombre que cree en la fidelidad divina tiene toda la raz�n para ser optimista. Este tema es susceptible de aplicaci�n de varias formas. El optimismo de Isa�as, Cristo, Pablo y Juan necesita cultivarse.

1. Quienes piensan en los problemas sociales de la �poca se encuentran con muchas dificultades y desalientos. Tantos deseos de ser aliviados, tantos males que corregir. El pesimismo dice: �La sociedad se va a los perros; D�jalo ir." El optimismo dice: "Lo guardar� si puedo". Las actuales desigualdades y problemas sociales no deber�an hacernos desesperados. Jehov� era m�s poderoso que Senaquerib. Es m�s poderoso que todas las fuerzas desplegadas contra la verdadera libertad. Teniendo fe en Dios podemos sembrar las semillas de la reforma social.

2. En la obra evangel�stica y misionera es esencial un esp�ritu de optimismo. Con las promesas divinas de poder y bendici�n podemos sembrar con suerte. En cuanto a las misiones en el extranjero, el pesimismo dice: �Es una p�rdida de vida, dinero, energ�a�; pero el hombre cuya fe en Dios es fuerte, se�ala la edad de oro cuando todos conocer�n al Se�or.

3. Considerar nuestra propia vida y experimentar esta misma esperanza es esencial. �Vale la pena vivir la vida? S�, aunque no sea por otra raz�n porque en ella podemos sembrar para una cosecha dorada. ( TS Williams, MA )

Ego�smo en el servicio

Alguien habla de un m�dico que, al comienzo de su carrera, tom� la resoluci�n de que no emprender�a m�s casos que aquellos en los que estaba seguro de que podr�a tener �xito. Si bien esto significar�a la p�rdida de una gran cantidad de dinero, calcul� astutamente recuperarlo cien veces m�s en la reputaci�n de habilidad que tal curso le brindar�a. La idea es totalmente ego�sta. Prefer�a dejar morir a los hombres, a quienes posiblemente podr�a haber salvado, antes que correr el riesgo de que el brillo de su reputaci�n se atenuara. ( Esfuerzo cristiano. )

�Utilidad!

�Hay alguna palabra en nuestro idioma que exprese m�s que eso? �Qu� im�genes de los buenos, los devotos y los abnegados no nos trae v�vidamente ante nosotros! Vemos a Thomas Cranfield, el sastre, trabajando entre los alba�iles en la causa de las escuelas dominicales; John Pounds, el zapatero, que fund� escuelas destartaladas; Sarah Martin, la modista de Yarmouth, la devota visitante del asilo y la c�rcel; y Thomas Dakin, el pensionista de Greenwich y distribuidor de tratados.

Entre ellos, en los �mbitos de la vida m�s elevados, reconocemos a Howard, el fil�ntropo, sobre cuya tumba, en Rusia, estaba grabado el lema que los reyes podr�an envidiar: "Vivi� para los dem�s"; Clarkson, Wilberforce y una multitud de estadistas honorables; los Thornton y una multitud de otros pr�ncipes comerciantes; Washington y Wellington, y Havelock y Scott, quienes, mientras eran l�deres en los ej�rcitos de este mundo, estaban orgullosos de ser soldados humildes en los ej�rcitos del Se�or de los ej�rcitos. ( JN Norton. )

�D�nde sembraremos?

"Junto a todas las aguas". Algunas aguas son claras y chispeantes, y el murmullo de su ondulaci�n alegra el o�do, sembrar all�, por supuesto. Pero hay aguas turbias, furiosas, sucias y contaminadas, siembra junto a ellas tambi�n. En las vidas brillantes, soleadas y parloteantes de los peque�os arroja la preciosa semilla, pero tambi�n, con m�s amor y habilidad, cuando los torrentes hinchados del pecado pasan r�pidamente. Dios puede hacerla crecer y echar ra�ces all�; y tambi�n junto a los estancados charcos del impasible ate�smo. "No sabes si prosperar�, esto o aquello". ( G. Soltau. )

El catecismo

Muchos incidentes sorprendentes se relacionan con el buen "Padre Nash", uno de los primeros heraldos de la Cruz en las regiones m�s desamparadas y abandonadas de la "Di�cesis de Nueva York", que se ha hecho figurar con tal efecto en el famoso romance de Fenimore Cooper. , Los pioneros. En cierta ocasi�n, cuando varios cl�rigos se reunieron con alg�n prop�sito y la conversaci�n comenz� a decaer, uno de ellos, que era un granjero casi demasiado diligente para el bien de la Iglesia, entretuvo a la compa��a con un relato de sus operaciones agr�colas. y, entre otras cosas, de su exitosa gesti�n de ovejas.

El padre Nash, cuyo coraz�n estaba dedicado a la obra de su Maestro Celestial, sinti� poco inter�s en todo esto, y cuando el granjero-pastor entusiasta se volvi� hacia �l y le pregunt�: "�Con qu� alimenta a sus corderos?" el digno misionero no pudo resistir la tentaci�n de administrar una suave reprimenda, y respondi�: "�Con el catecismo!" ( JN Norton. )

Tacto en la siembra de semillas

Se invit� a un joven amigo a pasar la velada con el Dr. y la Sra. Horace Bushnell. Era una chica de excelente inteligencia y car�cter, pero no religiosa en ese momento. Por lo tanto, cuando la Sra. Bushnell la invit� a tomar el t�, acept� con considerable recelo, no fuera a ser que la velada se convirtiera en la ocasi�n de exhortaciones que eran entonces, con demasiada frecuencia, el �nico tema de las relaciones ministeriales con los inconversos.

Sin embargo, para su gran alivio, el tiempo lo pas� en la m�s placentera relaci�n social, libre de todo comentario de naturaleza personal. El Dr. B., por supuesto, la vio a salvo en casa cuando termin� la velada, y como la noche estaba llena de estrellas brillantes, la conversaci�n en el camino fue naturalmente de astronom�a y del orden respetuoso de la ley del universo. Habl� elocuentemente de la gran armon�a de las esferas y de la manera perfecta en que cada peque�a estrella cumpl�a su destino y giraba en el orden divino de su �rbita.

"Sarah", dijo, volvi�ndose hacia ella con una sonrisa ganadora, "quiero verte en tu lugar". Ninguna otra palabra convirti� la sugerencia en una homil�a, y su r�pida inteligencia fue emocionada y conquistada por un pensamiento que, en esa hora tranquila, pareci� haber ca�do sobre ella desde los cielos. Simplemente hab�a dejado que la ocasi�n hablara con sus propios pensamientos. ( La vida del Dr. Bushnell. )

.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 32". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-32.html. 1905-1909. Nueva York.