Bible Commentaries
Isaías 45

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-6

As� dice el Se�or a su ungido

Ciro

El nombre de Ciro se escribe Kuras en cuneiforme babil�nico, Kurush en persa antiguo.

Ctesias declar� con la autoridad de Parysatis, la esposa del rey persa Ochus, que su hijo menor se llamaba Cyrus por el sol, como los persas llamaban al sol Kupos ( Epit. Phot. 80; Plut. Artax. 1)

. En Zend, sin embargo, el sol es hware, que no podr�a tomar la forma Kupos en persa antiguo, aunque en persa moderno es khur, khir y kher. Los escritores cl�sicos han dado relatos extraordinarios de su nacimiento y ascenso al poder. Todas estas versiones han demostrado ser ahist�ricas por inscripciones cuneiformes contempor�neas. Los m�s importantes de estos son

(1) una inscripci�n cil�ndrica de Nabonido, el �ltimo rey del Imperio babil�nico, de Abu Habba (Sippara);

(2) una tablilla anal�stica escrita poco despu�s de la conquista de Babilonia por Ciro;

(3) una proclamaci�n de Ciro de la misma fecha. .. La proclamaci�n de Ciro muestra que no era un zoro�strico como Dar�o y Jerjes, pero que, como dec�a ser el sucesor de los reyes babil�nicos, tambi�n reconoc�a la supremac�a de Bel-Merodaeh, el dios supremo de Babilonia. Por tanto, la restauraci�n de los jud�os exiliados no se debi� a ninguna simpat�a por el monote�smo, sino que fue parte de una pol�tica general.

La experiencia le hab�a ense�ado el peligro de permitir que existiera una poblaci�n descontenta en un pa�s que podr�a ser invadido por un enemigo; su propia conquista de Babilonia hab�a sido asistida por la revuelta de una parte de su poblaci�n; y por lo tanto revirti� la pol�tica de deportaci�n y desnacionalizaci�n que hab�an intentado los reyes asirios y babilonios. Los exiliados y las im�genes de sus dioses fueron devueltos a sus antiguos hogares; s�lo en el caso de los jud�os, que no ten�an im�genes, fueron los vasos sagrados del templo los que fueron restaurados. ( Prof. AH Sayce, LL. D. )

Cyrus: su personaje

Para la literatura griega, Ciro fue el pr�ncipe preeminente, establecido como modelo para la educaci�n en la infancia, el autocontrol en la juventud, el gobierno justo y poderoso en la edad adulta. La mayor parte de lo que leemos de �l en la Cyclopaedia de Jenofonte es, por supuesto, romance; pero el mismo hecho de que, como nuestro propio rey Arturo, Ciro fuera utilizado como espejo para mostrar grandes ideales a lo largo de los siglos, prueba que hab�a en �l una brillantez nativa y una amplitud de superficie, as� como una afortunada eminencia de posici�n. Le deb�a mucho a la virtud de su raza. ( Prof. GA Smith, DD )

Ciro, la herramienta de Dios

Ciro no es elegido por su car�cter, ni se dice [en los pasajes de Isa�as] que est� dotado de uno. Pero que �l est� all�, y que haga tanto, se debe simplemente a esto, que Dios lo hab�a elegido. Lo que est� dotado es fuerza, empuje, rapidez, irresistibilidad. En resumen, no es un personaje, sino una herramienta; y Dios no se disculpa por usarlo, pero tiene las cualidades de una herramienta. Ahora, no podemos evitar sentirnos sorprendidos por el contraste de todo esto, la visi�n hebrea de Ciro, con la conocida visi�n griega de �l. Para los griegos, es ante todo un personaje. ( Prof. GA Smith, DD )

Las victorias de Cyrus

Nos hemos descrito v�vidamente las victorias de Ciro; en su carrera vertiginosa, sometiendo a las naciones que ten�a ante �l, desatando los lomos de los reyes (toda esa tropa de imperios vasallos enumerados por Jenofonte), y abriendo ante �l las cien puertas de bronce de Babilonia (tambi�n descritas minuciosamente por Herodoto, que protegen por igual los accesos al r�o y al templo de Belus), y cortando las barras de hierro.

El bot�n acumulado en esa ocasi�n probablemente no tuvo precedentes en los anales de la guerra; porque adem�s de la enorme riqueza de la propia Babilonia palaciega, inclu�a las fabulosas riquezas de Creso, rey de Lidia, que tra�a carreta tras carreta para poner a los pies del conquistador. Se calcul� que el total era equivalente a m�s de ciento veintis�is millones de nuestro dinero. Bien, por lo tanto, el profeta podr�a relatar aqu�, entre las haza�as predestinadas de este poderoso pr�ncipe ( Isa�as 45:3 ), �los tesoros de las tinieblas y las riquezas escondidas de los lugares secretos�. ( JRMacduff, DD )

Desatando los lomos de los reyes

Los monarcas de las naciones orientales estaban acostumbrados a usar fajas alrededor de sus lomos, que se consideraban que daban fuerza y ??firmeza a sus cuerpos; y, al estar ricamente decoradas, sirvieron como insignias de dignidad real. Por tanto, cuando Dios declara que los despojar�a de sus cinturones y desatar�a sus lomos, la expresi�n implica que los despojar�a de su poder y majestad, y los reducir�a a una condici�n mezquina y despreciable. ( R. Macculloch. )

Instrumentalidades divinas especiales en la renovaci�n del mundo

1. Para la ampliaci�n de Su Iglesia, Dios a menudo selecciona instrumentos especiales. Al poner en marcha todo un sistema de agencias, este es el caso casi uniformemente. Reconocemos el hecho a lo largo de la historia de la Iglesia. Vemos a hombres levantados con dones peculiares y vestidos con poderes especiales para efectuar ciertas grandes obras. El texto nos da una notable ilustraci�n de este m�todo de procedimiento Divino.

En el seno de la Iglesia misma hay dos ejemplos a�n m�s notables de esta ley; los dos hombres que tuvieron la mayor parte en la inauguraci�n y establecimiento de las principales dispensaciones. Mois�s y Pablo no eran personajes indiferentes; ni su preparaci�n y posici�n eran como las de la multitud. Se destacan con valent�a en la historia como hombres de dones y logros naturales peculiares. Su disciplina temprana exalt� su poder intr�nseco; Si bien su relaci�n con las personas entre las que iba a realizar su trabajo, y con la ciencia de la �poca en que vivieron, imparti� calificaciones especiales para su gran misi�n, no es que lo humano sea as� exaltado por encima de lo Divino, sino simplemente que la Divinidad usa esa clase y medida de humanidad que est� mejor capacitada para lograr sus prop�sitos.

2. Es tan cierto que el gran Soberano elige naciones particulares para efectuar ciertas partes de Su obra en el triunfo final del Evangelio, como que elige a ciertos individuos para alguna operaci�n especial �Este pueblo lo he formado para m�; ellos manifestar�n mi alabanza �. Su soberan�a se remonta al trabajo inmediato. Elige seg�n el car�cter de la naci�n; alcanza la formaci�n previa y las caracter�sticas naturales que se combinan para preparar m�s plenamente a la naci�n para el trabajo; es m�s, esta soberan�a en su sabidur�a de largo alcance ha estado ocupada a lo largo de la historia del pueblo en ordenar las influencias moldeadoras bajo las cuales se alcanzan los caracteres y la posici�n, de modo que cuando llegue el momento de que entren en Su obra especial, ser encontrado maduro para Su prop�sito.

Esta naci�n, a la que se refiere el pasaje que tenemos ante nosotros, es una clara ilustraci�n de este pensamiento. El jud�o fue dise�ado para ser el conservador de la Palabra de Dios. Fue elegido para este prop�sito. El objeto no era la propagaci�n, sino la conservaci�n. La raza por naturaleza y educaci�n ten�a precisamente las cualidades que la capacitaban para este trabajo. Su maravillosa tenacidad de impresi�n, su poder para retener lo que una vez fue justamente forzado en �l por la energ�a divina, como la roca endurecida alrededor del cristal, pertenece a su naturaleza, se revela despu�s de que la Providencia hab�a destrozado la naci�n, en ese car�cter de granito que, bajo el fuego de dieciocho siglos, permanece sin cambios.

A cada paso del progreso del cristianismo desde entonces, se multiplican las ilustraciones de la verdad de que Dios forma naciones para Su obra, y las elige debido a su aptitud para realizar ciertas partes de esa obra. El griego con su alta cultura mental y su glorioso lenguaje - instrumento adecuado a trav�s del cual el Verbo Divino respiraba Su verdad vivificante; el romano ejerci� su poder sobre todo el �mbito de la civilizaci�n y construy� sin intenci�n la gran calzada de la Iglesia de Jes�s; el alem�n, con su innata libertad de esp�ritu, alimentaba las almas reflexivas cuyas elevadas palabras despertaban, cuyo maravilloso poder destripaba a una Iglesia dormida y cautiva. ( SW Fisher, DD )

Versículos 2-3

Ir� delante de ti

Dios va antes

El hombre debe irse.

Cada hombre est� realizando un viaje, atravesando un proceso. �La �nica pregunta es c�mo? El hombre puede ir con Dios o sin �l. Ya sea que vayamos con Dios o sin �l, encontraremos lugares tortuosos.

I. Debemos considerar el texto como UNA ADVERTENCIA. Hay lugares torcidos.

II. El texto tambi�n es UNA PROMESA. "Ir� delante de ti". Dios no dice d�nde enderezar� nuestro camino; No dice c�mo; lo mejor para nosotros es creer que hay una promesa especial para nosotros, y esperar con devota esperanza su cumplimiento. El que espera a Dios no est� malgastando su tiempo. Esa espera es la verdadera vida; esa demora es la verdadera velocidad.

III. El texto tambi�n es UN PLAN. Es en la palabra "antes" donde encuentro el plan, y es en esa palabra "antes" donde encuentro la dificultad en el lado humano. Dios no dice, ir� a tu lado; iremos paso a paso: �l dice: Ir� delante de ti. A veces puede que haya un largo camino por delante de nosotros, de modo que no podamos verlo; ya veces puede estar justo frente a nosotros. Pero ya sea m�s all�, lejos o cerca, la gran idea que tenemos para vivir es que Dios va delante de nosotros.

1. Tengamos cuidado de considerar el texto como una mera rutina. Hay una cuesti�n esencial de car�cter que resolver. "Los pasos del buen hombre son ordenados por el Se�or".

2. Tengamos cuidado de considerar este texto como una licencia para el descuido. No digamos: "Si Dios va delante de m� y endereza todos los lugares, �por qu� necesito preocuparme?" Para el buen hombre, toda la vida es santa; no hay paso de indiferencia; ning�n tema que no saque a relucir sus mejores deseos. �El lugar en que est�s, tierra santa� es la expresi�n de todo hombre que sabe lo que es que Dios vaya delante de �l. ( J. Parker, DD )

Tesoros de la oscuridad

Si somos los peregrinos de Si�n, con destino al cielo, encontraremos la necesidad de tales promesas, en su cumplimiento espiritual, como Dios le dio aqu� a Ciro.

I. LA OBRA PRELIMINAR DE DIOS al "ir delante de su pueblo, enderez�ndoles los lugares torcidos, rompiendo puertas de bronce y cortando barras de hierro".

1. La primera promesa sienta las bases para todas las dem�s; "Ir� delante de ti". �Cu�n grandes deben ser las dificultades que necesitan que Dios mismo vaya delante de nosotros para superarlas! Seguramente deben ser insuperables por cualquier fuerza humana. Si se nos ense�a correctamente, sentiremos la necesidad de que el Se�or vaya delante de nosotros, no solo de vez en cuando, sino en cada paso del camino, porque, a menos que �l nos gu�e y nos gu�e, es seguro que nos extraviaremos. Cu�n sorprendente fue este el caso de los hijos de Israel. Puede aplicar esta promesa a una variedad de cosas.

(1) Es aplicable no solo a las pruebas y perplejidades espirituales, sino tambi�n temporales, a su presencia ante nosotros tanto en la providencia como en la gracia.

(2) . Pero las palabras se aplican a la manifestaci�n de Su santa y sagrada voluntad.

(3) Es especialmente en la remoci�n de obst�culos que el Se�or cumple esta parte de la promesa.

2. "Y endereza las cosas torcidas". Esta promesa surge de la primera y est� estrechamente relacionada con ella; porque es s�lo por la marcha del Se�or que las cosas realmente torcidas pueden enderezarse. Pero, �qu� se entiende por lugares tortuosos y de d�nde vienen?

(1) Algunos son intr�nsecamente torcidos, es decir, est� en su propia naturaleza serlo. Por lo tanto, los temperamentos, disposiciones, deseos, voluntades y las concupiscencias torcidos son en s� mismos intr�nsecamente torcidos, porque al haber sido desviados de su estado original por el pecado, ahora no est�n al nivel de la santa voluntad y Palabra de Dios.

(2) Pero hay lugares torcidos en el camino de la familia de Dios, que no son intr�nsecamente torcidos por ser pecaminosos en s� mismos, sino torcidos como los hizo la mano de Dios hacia nosotros. De este tipo son las aflicciones en el cuerpo y la mente, la pobreza en las circunstancias, las pruebas en la familia, la persecuci�n por parte de superiores o parientes imp�os, grandes p�rdidas en los negocios, el duelo de ni�os y, en resumen, una gran variedad de circunstancias curvadas en su forma por la mano de Dios, y as� hecho.

"Cosas torcidas" para nosotros. Ahora, el Se�or ha prometido enderezar "las cosas torcidas". Tomada en su m�xima extensi�n, la promesa declara positivamente que de cualquier fuente que provengan, o de cualquier naturaleza que sea, el Se�or seguramente los enderezar�. Con esto manifiesta Su poder, sabidur�a y fidelidad. Pero, �c�mo los endereza? De dos formas, y esta seg�n su naturaleza. A veces elimin�ndolos del camino; ya veces reconciliando nuestras mentes con ellos.

3. Pero el Se�or tambi�n le prometi� a Ciro que, al ir delante de �l, romper�a en pedazos las puertas de bronce, etc. Ciro anhelaba entrar en la ciudad de Babilonia; pero cuando examin� la �nica v�a de entrada posible, la vio firmemente cerrada frente a �l con puertas de bronce y hierro. �No podemos encontrar algo en nuestra experiencia que corresponda a este sentimiento en Ciro? Hay un anhelo en el alma por cierto objeto.

Seguimos adelante para conseguirlo, pero �qu� encontramos en el camino? Puertas de lat�n y rejas de hierro. Mire, por ejemplo, nuestras mismas oraciones. �No son a veces los cielos de bronce sobre nuestras cabezas, de modo que, como se queja Jerem�as, "no pueden pasar"? Es m�s, �no es tu coraz�n mismo a veces una puerta de bronce, tan dura, tan terca e inflexible? As� que la justicia, la majestad y la santidad de Dios, cuando miramos estas temibles perfecciones de Jehov� con ojos temblorosos bajo la culpa del pecado, est�n ante el alma como tantas puertas de bronce.

Tambi�n los diversos enemigos que acosan al alma; los obst�culos y obst�culos externos e internos que se interponen en el camino; la oposici�n del pecado, Satan�s, el yo y el mundo contra todo lo que es bueno y divino - �no pueden todos estos ser considerados "puertas de bronce" que impiden el acceso deseado a la ciudad?

4. Pero tambi�n hay "barras de hierro". �stos refuerzan las puertas de lat�n y evitan que se rompan o se rompan, el metal m�s fuerte y m�s duro da firmeza y solidez al m�s blando y d�bil. Un coraz�n incr�dulo; la secreta infidelidad de la mente carnal; culpa de conciencia producida por el sentido de nuestros innumerables alejamientos del Se�or; dudas y temores que a menudo surgen de nuestra propia falta de coherencia y devoci�n; temores de estar completamente enga�ados, de encontrar tan pocas se�ales de gracia y tanto descuido de la vigilancia y la oraci�n, todo esto puede mencionarse como barras de hierro que refuerzan las puertas de bronce. Ahora, �puedes romper en pedazos estas puertas de bronce, o cortar las barras de hierro? Aqu�, entonces, cuando se desea tan profundamente, viene la promesa: "Voy a romper", etc.

II. LOS DONES QUE EL SE�OR CONSEJOS SOBRE ELLOS, cuando rompi� en pedazos las puertas de bronce y cort� las barras de hierro, aqu� se llaman "tesoros de tinieblas y riquezas ocultas de lugares secretos".

1. "Tesoros de las tinieblas". �Pero no es esta una expresi�n extra�a? �C�mo puede haber tinieblas en la ciudad de la Salvaci�n de la cual el Se�or, el Cordero, es la luz eterna? La expresi�n no significa que los tesoros en s� mismos sean tinieblas, sino que estuvieron escondidos en la oscuridad hasta que salieron a la luz. Los tesoros de Belsasar, como los lingotes del Banco, fueron enterrados en la oscuridad hasta que fueron divididos y entregados a Ciro.

Es as� en un sentido espiritual. �No hay tesoros en el Se�or Jes�s? Sin embargo, todos estos son "tesoros de las tinieblas", en la medida en que est�n ocultos a nuestros ojos y corazones, hasta que somos llevados por Su poder especial a la ciudad de la Salvaci�n.

2. Pero el Se�or tambi�n prometi� darle a Ciro �las riquezas escondidas de los lugares secretos�, es decir, literalmente, las riquezas de la ciudad que estaban almacenadas en sus lugares secretos. Pero, �no tiene esto tambi�n un significado espiritual? Si. Muchas son �las riquezas ocultas de los lugares secretos� con las que el Dios de toda gracia enriquece a su familia creyente. Mire, por ejemplo, la Palabra de Dios. Pero observe c�mo las promesas est�n conectadas con �lugares torcidos�, �puertas de bronce� y �barras de hierro�, y la presencia del Se�or para quitarlas del camino. Sin este trabajo previo, deber�amos ignorar hasta el d�a de nuestra muerte "los tesoros de las tinieblas"; nunca deber�amos ver ni manejar "las riquezas ocultas de lugares secretos".

III. LOS EFECTOS BENDITOS PRODUCIDOS por lo que el Se�or as� hace y as� da: un conocimiento espiritual y experimental de que "El que los llam� por su nombre es el Dios de Israel". Observa la expresi�n: "Yo, el Se�or, que te llamo por tu nombre". �Qu� individualidad imprime a la persona a la que se dirige! �C�mo hace que la religi�n sea algo personal! Pero, �qu� produce esta vocaci�n especial, individual y personal? Conocimiento.

�Qu� conocimiento? Espiritual, sincero y experimental. �De que? "Que el Se�or, que los llam� por nombre, es Dios de Israel". Es como "el Dios de Israel" que manifiesta misericordia y gracia; que nunca abandona ni abandona los objetos de su elecci�n; que �l cumple cada promesa, derrota a cada enemigo, aparece en cada dificultad, perdona generosamente cada pecado, sana con gracia todos los reincidentes y, finalmente, los lleva a la bienaventuranza eterna.

Ahora, quiz�s, podamos ver por qu� el pueblo de Dios tiene tantas puertas de bronce y barras de hierro, tantas pruebas y severas tentaciones. Esto es para que conozcan personalmente a Dios, el Dios del pacto de Israel; para hacer de la religi�n una realidad. ( JC Philpot. )

Versículo 3

Y te dar� los tesoros de las tinieblas

Mineralog�a espiritual

Hay toda una biblioteca de filosof�a sagrada en palabras del salmista sobre la relaci�n que subsiste entre Dios y sus criaturas.

�Lo que les das, ellos recogen. Abres tu mano, se sacian de bien �. Tal vez no se recuerde nunca con m�s fuerza esta comuni�n de la Providencia y la industria que cuando se pasa por un distrito arruinado, aburrido y ennegrecido por las operaciones mineras en busca de los metales que producen la riqueza de un pa�s, o del carb�n apenas menos preciado. , con cuya ayuda se funde el hierro, el cobre o la plata en formas �tiles.

El mineral est� m�s all� de la moda del minero; Dios se lo convierte en un regalo gratuito; pero cavar, izar, fundir, moldear, cazar, tallar y acu�ar monedas, estas cosas Dios no hace m�s por el hombre que el hombre; en el principio, cre� los cielos y la tierra. tierra. Aprendamos a ser agradecidos sin ser indolentes. Cuidemos igualmente de ser diligentes sin enorgullecernos.

Existe una alta mineralog�a moral y espiritual, en la que podemos hacernos ricos, "no con cosas corruptibles, como la plata y el oro". Hay cavernas de riqueza inimaginable, cada grano de las cuales proviene de la generosidad gratuita de Dios, pero ni un solo grano que el hombre pueda tocar, a menos que lo haga "con el sudor de su frente". Lleve al texto no solo la fe en la promesa de Dios, sino tambi�n manos fuertes y pies r�pidos para hacer seg�n el mandamiento de Dios.

Ahora estamos listos para continuar con la figura que hemos tomado prestada y mostrar con qu� frecuencia Dios bendice a su pueblo, mientras provee a los trabajadores o propietarios de canteras de minerales, sacando "tesoros" de la "oscuridad" y "riquezas ocultas". "De" lugares secretos ".

I. San Pablo representa LA FE CRISTIANA como un secreto que ahora se descubre y da a conocer por primera vez, y la implicaci�n del ap�stol, siempre que emplea el t�rmino, es que la gran bendici�n que las profec�as y los tipos conten�an, pero , conteniendo, hab�a escondido, ahora estaba en Cristo Jes�s sacado como a la luz del d�a para que todos los hombres lo vieran y poseyeran. Nunca se ha cuestionado que esta verdad fue el significado real del rasgado del velo en el Templo en el momento en que nuestro Se�or entreg� el fantasma.

Durante tres horas hab�a estado suspendida sobre el monte Calvario una espesa cortina de oscuridad; pero a la novena hora ese velo, como el otro cercano, se "rasg�" tambi�n "en dos, de arriba abajo". Encuentro en esa oscuridad el s�mbolo terrible de la miseria, la ignorancia y la confusi�n de las que el mundo mismo hab�a sido v�ctima a lo largo de los siglos que precedieron al Adviento. Pero el mismo hecho que derrib� las ricas cortinas del edificio disip� la densa negrura de la monta�a y declar� la misma doctrina de que "Cristo Jes�s fue el Salvador de todos los hombres, y especialmente de los que creen". Aprenda a atribuir su redenci�n a las nubes de miseria detr�s de las cuales su Fiador puso Su vida.

II. De alguna manera de esta manera, quiz�s no ser�a extravagante representar a cualquiera de nosotros, en la crisis de su CONVERSI�N, como mirando hacia el Salvador tanto como uno de esos espectadores lo hizo literalmente cuando la oscuridad comenzaba a despejar de la crucifixi�n. . Cuando el velo se rasga, y el poder de la fe esparce las nubes, y el alma que mira a trav�s de �l capta el primer destello de un Salvador, el arrebato de ser perdonado, por as� decirlo, ha sido extra�do y excavado en el negro y profundo pozo de convicci�n y remordimiento.

III. Ser� mucho menos dif�cil demostrar que a lo largo de la jornada del cristiano saca sus MEJORES Y M�S BRILLANTES MERCIES de la espesa, y a menudo terrible, penumbra. Encuentro a algunos de ustedes encerrados en el profundo abismo del constante dolor corporal o enfermedad. Encuentro a otros de ustedes vagando por las oscuras avenidas de un reciente funeral familiar. Hay un momento para la excavaci�n del oro. Eso es tuyo ahora.

Y hay un tiempo para pulir y perseguir, y para ponerse el oro. Eso a�n no ha llegado. Hay un lugar, dice Salom�n, para los zafiros en las piedras de la tierra; pero los hombres que sacan primero los zafiros de las piedras necesitan toda su habilidad y pr�ctica para saber cu�l es cu�l, y usted no agradecer�a al minero por las joyas que acaba de dejar tal como las obtiene. Debes dejar un tiempo justo para que el lapidario o el orfebre se ocupen del negocio donde terminan los toscos habitantes negros del pozo, y �ninguna aflicci�n por el presente parece ser gozosa, sino dolorosa. Sin embargo, despu�s da los frutos apacibles de la justicia a los que por ella se ejercitan �. ( H. Christopherson. )

Tesoros de la oscuridad

Como Ciro, como libertador, no era m�s que un tipo del Mes�as, esta promesa se ha cumplido y se est� cumpliendo en Cristo en Su gran triunfo sobre los poderes de las tinieblas. Estas palabras presentan una fase especial de Sus triunfos. Las palabras precedentes ya han encontrado un cumplimiento sorprendente: "Ir� delante de ti, y enderezar� los lugares torcidos", etc. Pero a Cristo Dios tambi�n le ha dado los tesoros de las tinieblas y las riquezas escondidas de los lugares secretos.

I. En cierto sentido, ESTO ES T�PICO DE TODAS LAS DIVULGACIONES DE DIOS. Aquellas cosas que los hombres descubren hoy son tesoros que han estado en la oscuridad durante incontables generaciones, joyas que se han escondido en lugares escondidos durante milenios.

II. Esto es sumamente cierto para LA OBRA DE ADVIENTO Y REDENCI�N DE CRISTO. Mire la forma de Su venida. Vea la pobreza que rode� su nacimiento. Mire la naturaleza de Su vida - "Sin un lugar donde reclinar Su cabeza"; �Var�n de dolores y familiarizado con el dolor�. Adem�s, fue "obediente hasta la muerte, muerte de cruz". No hay nada muy brillante en ese disco. Cuando Cristo, en la hora de la m�s absoluta soledad, pronunci� ese grito desgarrador: ��Dios m�o! �Dios m�o! �Por qu� me has abandonado?" y las tinieblas cubrieron la tierra y el cielo, luego de esa densa penumbra Aquel que en el principio hizo brillar la luz de las tinieblas, hizo brillar la luz m�s gloriosa; para que de la Cruz fluya hoy la mayor revelaci�n con la que Dios ha enriquecido a nuestra raza.

Una vez m�s, �cu�n graciosamente cierto es esto de la obra redentora de Cristo en vista de la oscuridad espiritual del mundo que �l vino a salvar! Qu� revelaci�n de la noche del mundo encontramos en el advenimiento de nuestro Se�or. Hasta entonces, los hombres no sab�an lo oscuro que era este mundo. Estas palabras solo adquieren todo su significado en la historia de la redenci�n de Cristo. Cuando �l vino, el mundo estaba desesperado y deshecho. Hab�a agotado sus energ�as en sus innumerables intentos de salvarse y ennoblecerse, y en lo profundo de los rincones de la oscuridad y la iniquidad estaban enterrados los talentos m�s brillantes con los que se hab�a enriquecido la humanidad: tantos impulsos gloriosos y altas capacidades prostituidas para los usos m�s viles, o paralizado en la oscuridad y completamente in�til. �Oh, las innumerables piezas de plata perdidas y las joyas de valor incalculable que ha rescatado desde entonces de la degradaci�n y el pecado sin esperanza!

III. Esto es gloriosamente cierto en LA EXPERIENCIA DE LOS QUE ACEPTAN A CRISTO COMO SU SALVADOR.

1. �No fue la primera hora de nuestra iluminaci�n y enriquecimiento espiritual un cumplimiento de la misma promesa divina?

2. Entonces, nuevamente, ha tenido sus dudas y temores. Fueron terribles de soportar en ese momento; sin embargo, de ellos finalmente se te permiti� arrebatar una nueva riqueza de seguridad y gozo.

3. Esto es cierto tambi�n, en la vida de todo aquel que ha aceptado a Cristo, de esa otra experiencia que oscurece nuestra visi�n, a saber, la del dolor en sus m�ltiples y variadas formas. Tambi�n es en la oscuridad donde aprendemos la confianza y la fe. ( D. Davies. )

Tesoros de la oscuridad

No podemos o�r hablar de los "tesoros de las tinieblas" sin que nuestro inter�s se avive. Parece que de repente nos damos cuenta de tesoros con los que nunca hab�amos so�ado; y conscientes, tambi�n, de que lo que hab�amos considerado vac�o, e incluso repugnante, puede resultar en una riqueza sorprendente, no meramente de tipo temporal y perecedero, como algunos llamar�an "tesoros", sino lo que los m�s sabios y la mayor�a de los hombres espirituales llamar�an as�, bajo la bendita ense�anza del Maestro ( Mateo 6:19 ).

1. No deber�a ser dif�cil para nosotros creer que hay tesoros espirituales que a�n no hemos vislumbrado. Cristo habl� del tesoro "escondido en un campo". Eso seguramente debe haber estado entre los tesoros de la oscuridad. Y el ap�stol Pablo, mucho despu�s, habl� de las �inescrutables riquezas de Cristo�. Lo que �l mismo se hab�a llevado libremente de esta tienda le hac�a sentirse realmente rico; tan rico, que no ten�a la menor inclinaci�n por cualquier cosa que el mundo pudiera dar.

Una de las cosas m�s tristes y tristes para nosotros ser�a sentarnos satisfechos con la noci�n de que Dios no ten�a tesoros que otorgar, �excepto lo que vemos a nuestro alrededor con un ojo completamente inexperto! Pensar la experiencia com�n de la vida, pensar la propia experiencia, el l�mite de todas las cosas, ser�a hacer de la vida algo muy pobre.

2. Dios debe tener infinitos tesoros y placeres que no quiere mantener en tinieblas sin usar. Eso deber�a ser un axioma para nosotros. Si nunca so�amos con hablar de nosotros mismos como ricos espiritualmente, no puede ser porque Dios no tiene nada mejor que otorgar, o porque tiene rencor en otorgarlo.

3. Parece que creemos con bastante facilidad que el futuro puede revelarnos glorias que no podemos pronosticar. Pero, �por qu� contentarse con posponer a un estado futuro los grados m�s altos de verdadera bienaventuranza? �Por qu� no poseer algunos de los tesoros ahora?

4. La frase nos sugiere que lo que consideramos vac�o, vac�o e incluso repugnante como oscuridad, puede contener cosas indescriptiblemente preciosas. Hablamos de la "noche del dolor". Pero solo se requiere una fe muy moderada en Dios para creer que �l es demasiado bueno y bondadoso para permitir que un solo ser sensible pase por pruebas como las que le han tocado a no pocos, a menos que solo as� puedan estar preparados para ellas. , y poner en posesi�n de, m�s selecto bien.

Pero hay una oscuridad mucho m�s negra que la noche de la aflicci�n y el dolor. Es esta terrible penumbra, esta oscuridad que se puede sentir, que todos sentimos a veces que involucra al mundo moral. Este es un mundo de tremendo misterio para el alma moralmente sensible. Dejemos que un hombre llegue a ver que un mundo que no puede dejar de sentir malvado hasta la m�dula, es sin embargo la mejor escuela posible para el hombre en la etapa inicial de su entrenamiento para la inmortalidad; que esta disciplina del mal es absolutamente esencial por un tiempo; que claramente ser�a una criatura m�s pobre sin �l; que es el conflicto con el mal lo que saca a la luz algunas de las cualidades m�s preciosas del alma; que sin el mal, el bien mismo no podr�a ser conocido; que Dios mismo no podr�a revelarse tan gloriosamente al coraz�n como lo es a trav�s de la ocasi�n que brinda el pecado de todo hombre; que la prueba m�s grande de que Dios es Amor debe haber sido eterna si �l, por medio de la restricci�n y la fuerza, hubiera impedido mec�nicamente la entrada del mal en el universo. �Solo deja que uno, este, peque�o rayo de luz caiga sobre la oscuridad, y sentir�s cu�n invaluables son los tesoros de la oscuridad!

5. Pero se puede hacer que las tinieblas cedan tesoros solo para aquellos que escuchen la voz Divina. A los rectos les surgir� la luz en las tinieblas. Solo los hijos de la luz pueden ir a la oscuridad y sacar de ella los tesoros escondidos. "Dios es luz; en �l no hay tinieblas". Cristo es la Luz del Mundo: quien camina con �l tendr� la Luz de la Vida. ( SS Dobney. )

�Reconoci� Ciro a Jehov�?

El profeta aparentemente espera que Ciro llegue a reconocer a Jehov� como el Dios verdadero y el autor de su �xito. Si esta esperanza se hizo realidad es m�s dudoso que nunca desde el descubrimiento de las inscripciones cuneiformes, en las que Ciro usa el lenguaje del polite�smo crudo. ( Registros del pasado ) .

Versículos 4-5

Por amor a mi siervo Jacob

Grandes hombres los siervos de Dios

De esta predicci�n, tomada en relaci�n con su maravilloso logro, se desprende que Dios justamente reclama el derecho soberano de convertir a los grandes hombres en instrumentos para ejecutar Sus sabios y benevolentes designios.

Dios reclama un derecho supremo a los servicios de grandes hombres, en casi todas las p�ginas de Su Palabra. �Cu�n a menudo le o�mos decir de esto, de aquello y del otro gran personaje, �l es Mi siervo! Cu�n a menudo nos encontramos con este idioma soberano, Mi siervo Mois�s; Mi siervo Job; Mi siervo Jacob; Mi siervo Israel; Mi siervo Isa�as; �Mi siervo Nabucodonosor! Pero �l muestra m�s plenamente esta prerrogativa al publicar al mundo lo que los grandes hombres har�n antes de que nazcan.

Reclam� los servicios de Salom�n, el m�s sabio de los hombres, y design� el negocio de su vida antes de nacer ( 1 Cr�nicas 22:9 ). En la predicci�n acerca de Nabucodonosor, Dios reclam� el derecho soberano de emplearlo como ministro de Su venganza, para castigar al pueblo de Su ira. Afirm� Su absoluta Divinidad y soberan�a, en Su discurso prof�tico a Ciro.

Y mostr� el mismo derecho soberano a los poderes y la influencia de los grandes hombres, en sus predicciones de Alejandro Magno, de Augusto C�sar, de Juan el Bautista, de Constantino el Grande, de Mahoma y del Hombre de Pecado.

1. Da a los hombres su capacidad natural superior para hacer el bien.

2. Preside su educaci�n y les da los medios para mejorar sus talentos superiores y formarse para una utilidad eminente.

3. Dios les da la disposici�n, que tienen en todo momento, para emplear sus habilidades superiores en promover la felicidad de la humanidad.

4. Dios da a los grandes hombres la oportunidad de emplear todo su poder e influencia para ejecutar Sus sabios y benevolentes designios.

5. Es Dios quien logra sus esfuerzos en beneficio del mundo. ( N. Emmons, D. D. )

Versículo 5

Te ci��, aunque no me conociste

Ciro ce�ido por Dios

El contraste con �desatar los lomos de los reyes� ( Isa�as 45:1 ).

( Prof. J. Skinner, DD )

Los cinturones de Jehov�

I. EL PLAN DE DIOS, COMO AFECTA A LA SOCIEDAD.

1. Es integral, se extiende de una era a otra, recorre milenios, construye su estructura desde el polvo de la edad m�s temprana de la tierra hasta el surgimiento de los nuevos cielos y la tierra al final de los tiempos. Pero es minucioso y particular.

2. Trabaja a trav�s de individuos. La historia del hombre se cuenta en su mayor parte en las biograf�as de los hombres. Es a trav�s de instrumentos humanos que Dios ejecuta Sus prop�sitos ben�ficos, Sus justos juicios. A trav�s de Col�n, �l aparta el velo de la costa de Am�rica. A trav�s de Watt y Stephenson, dota a los hombres con la cooperaci�n del vapor; a trav�s de un Galvani y un Edison, con el ministerio de electricidad.

A trav�s de un De Lesseps, une las aguas de los mares oriental y occidental, y une Oriente y Occidente. A trav�s de un Napole�n, destruye el poder temporal del Papa; y por un Wilberforce quita los grilletes del esclavo. Los hombres no conocen el prop�sito de Dios en lo que hacen.

3. El uso que Dios hace de los hombres no interfiere con su libre acci�n. Esto se ense�a claramente en m�s de un pasaje significativo de las Escrituras: los hermanos de Jos�. Herodes, Pilato y los l�deres religiosos de los jud�os fueron arrastrados por un cicl�n de pasi�n y celos; y fue con manos imp�as que crucificaron y mataron al Se�or de la gloria: pero estaban cumpliendo el determinado consejo de Dios.

II. EL PLAN DE DIOS, COMO AFECTA A LAS PERSONAS. Todos somos conscientes de un elemento de la vida que no podemos explicar. Otros hombres han comenzado su vida bajo mejores auspicios y con mayores ventajas que nosotros, pero de alguna manera se han quedado atr�s en la carrera y no se los ve por ning�n lado. Nuestra salud nunca ha sido robusta, pero hemos tenido m�s jornadas laborales en nuestras vidas que los que fueron los deportistas de nuestra escuela.

Hemos estado en peligro perpetuo, viajando incesantemente y nunca nos hemos visto envueltos en un solo accidente; mientras que otros se hicieron a�icos en su primer viaje desde su puerta. �Por qu� hemos escapado, donde han ca�do tantos? �Por qu� hemos subido a posiciones de utilidad e influencia, que tantos m�s capaces han pasado por alto? �Por qu� se ha mantenido nuestra reputaci�n, cuando hombres mejores que nosotros no han dejado de pisar y han ca�do m�s all� de la recuperaci�n? No hay ninguno de nosotros que no pueda ver puntos en el pasado donde casi hab�amos ido, y nuestros pasos casi se hab�an resbalado: precipicios por cuyo borde fuimos al anochecer, horrorizados por la ma�ana al ver cu�n cerca estaban nuestras huellas. estado en el borde.

En repetidas ocasiones hemos estado a un pelo de dar alg�n paso fatal. �Qu� extra�amente nos arrancaron de esa compa��a! �Cu�n maravillosamente fuimos salvados de ese matrimonio, de esa inversi�n, de embarcarnos en ese barco, viajar en ese tren, tomar acciones de esa compa��a! Es Dios quien nos ha ce�ido, aunque no lo conocimos. ( FB Meyer, BA )

El ce�ido del Todopoderoso

Cristo mismo testifica del ce�ido del Todopoderoso cuando dice: "Para este fin nac�, y para este prop�sito vine al mundo". Abraham estaba preparado para un trabajo y una misi�n en particular, en lo que de otro modo se denomina su llamado. Jos�, en Egipto, distingue el ce�irse de la mano de Dios, cuando consuela a sus hermanos culpables con la seguridad: �As� que no fuisteis vosotros los que me enviasteis ac�, sino Dios.

Incluso se llam� a Mois�s y Samuel por su nombre, y se los puso a la gran obra de su vida de la misma manera. �Y qu� est� haciendo Pablo con todo el estr�s y la presi�n de su poderoso apostolado, sino en realizar la obra para la cual el Esp�ritu de Dios lo ci�� a su llamado, y en aprehender aquello por lo cual fue aprehendido por Cristo Jes�s? ( H. Bushnell, DD )

La vida de cada hombre es un plan de Dios

Dios tiene un plan de vida definido para cada persona humana, ce�i�ndolo, visible o invisiblemente, para algo exacto, que ser� el verdadero significado y la gloria de su vida haberlo logrado.

1. Las Sagradas Escrituras no solo nos muestran expl�citamente que Dios tiene un prop�sito definido en la vida de los hombres que ya son grandes, sino que nos muestran con qu� frecuencia, en las condiciones de oscuridad y depresi�n, se llevan a cabo preparativos de consejos, por los cuales los m�s comunes las oficinas se convertir�n en el primer cap�tulo necesario de una gran y poderosa historia. David entre las ovejas; Eliseo siguiendo el arado; Nehem�as llevando la copa; Ana, que no puede decir nada menos com�n que ella es la esposa de Elcana y una mujer de esp�ritu apesadumbrado, - quien, que mira a esta gente humilde, a su humilde puesto de servicio, y descubre, por fin, cu�n querida un prop�sito que Dios estaba acariciando en ellos, �se puede justificar al pensar que Dios no tiene un plan particular para �l, porque no est� se�alado por ning�n tipo de distinci�n?

2. Adem�s, �qu� nos muestran las Escrituras, sino que Dios tiene un cuidado particular por cada hombre, un inter�s personal en �l y una simpat�a por �l y sus pruebas, velando por los usos de su �nico talento con tanta atenci�n y bondad, y aprob�ndolo con el mismo entusiasmo, en el correcto empleo, como si le hubiera dado diez; �Y qu� es la entrega de los talentos en s�, sino una exhibici�n del hecho de que Dios tiene un prop�sito, un cargo y una obra definidos para cada hombre?

3. Tambi�n hacen del privilegio de todo hombre vivir bajo la gu�a secreta de Dios; lo cual es claramente insignificante, a menos que haya alguna obra o esfera elegida a la que pueda ser guiado.

4. Dios tambi�n profesa en Su Palabra tener prop�sitos preestablecidos para todos los eventos; gobernar por un plan que es incluso desde la eternidad, y que, en cierto sentido, lo comprende todo. �Y qu� es esto sino otra forma de concebir que Dios tiene un lugar definido y un plan ajustado para cada ser humano?

5. Volviendo ahora de las Escrituras a las obras de Dios, �cu�n constantemente nos encontramos aqu� con el hecho, visible en todas partes, de que los fines y usos son las razones reguladoras de todas las cosas existentes?

6. Pero hay una calificaci�n �nica pero muy importante e incluso terrible. Todas las cosas sirven a sus usos y nunca salen de su lugar. No tienen poder para hacerlo. No es as� con nosotros. Somos capaces, como seres libres, de rechazar el lugar y los deberes que Dios asigna; que, si lo hacemos, nos hundimos en algo m�s bajo y menos digno de nosotros. Esa condici�n m�s elevada y mejor para la que Dios nos dise�� ya no es posible.

Y, sin embargo, como eso fue lo mejor posible para nosotros al alcance del consejo original de Dios, ahora hay un lugar dise�ado para nosotros, que es el siguiente mejor posible. Dios nos llama ahora a lo mejor que queda, y lo har� hasta que toda buena posibilidad se reduzca y se gaste. Y luego, cuando ya no pueda usarnos para nuestro propio bien, nos usar� para el bien de los dem�s, un ejemplo de la miseria y la horrible desesperaci�n a la que debe llegar cualquier alma, cuando todo lo bueno termina, y todo lo bueno. Se agotan los santos llamamientos del prop�sito amistoso y paternal de Dios.

O puede ser ahora que, remitiendo todos los dem�s planes y prop�sitos en nuestro favor, de ahora en adelante nos usar�, totalmente en contra de nuestra voluntad, para ser la demostraci�n de Su justicia y poder vengador ante los ojos de la humanidad; diciendo sobre nosotros, como lo hizo sobre Fara�n en el d�a de sus juicios: "Incluso para este mismo prop�sito te he levantado, para mostrar mi poder en ti, y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra". ( H. Bushnell, DD )

Encontrar el plan de vida de Dios

Pero se har� la pregunta, suponiendo que todo esto sea cierto, �c�mo podemos hacernos cargo de este plan de vida que Dios ha hecho para nosotros, o encontrar el camino hacia �l?

1. Observe algunos aspectos negativos que son importantes y deben evitarse.

(1) Nunca entrar�s en el plan de Dios si estudias la singularidad; porque si Dios tiene un dise�o o plan para la vida de cada hombre, entonces es exactamente apropiado a su naturaleza; y, como la naturaleza de cada hombre es singular y peculiar a s� mismo, tan peculiar como su rostro o su apariencia, entonces se sigue que Dios conducir� a cada hombre a una vida singular y peculiar, sin ning�n estudio de singularidad de su parte.

(2) Como poco buscar� copiar la vida de otro. Ning�n hombre est� llamado a ser otro.

(3) Desde este punto de vista, tambi�n, nunca debe quejarse de su nacimiento, su formaci�n, sus empleos, sus dificultades; nunca imaginar que podr�as ser algo si solo tuvieras un lote y una esfera diferentes asignados. Dios comprende Su propio plan y sabe lo que quieres, mucho mejor que t�.

(4) Otro error es que, mientras te rindes y renuncias a todo pensamiento de hacer un plan, o elegir un plan, para ti mismo, como uno que estableces por tu propia voluntad, tambi�n renuncias a la esperanza o expectativa de que Dios te colocar� en cualquier esquema de la vida, donde todo el curso de ella ser� conocido o establecido de antemano. Si acudes a �l para que te gu�e, �l te guiar�; pero �l no consolar� su desconfianza, o media confianza en �l, mostr�ndole el diagrama de todos Sus prop�sitos con respecto a usted. �l solo te mostrar� un camino en el que, si avanzas con alegr�a y confianza, �l te mostrar� a�n m�s.

2. Pero no debemos detenernos en lo negativo. �C�mo, entonces, o por qu� direcciones m�s positivas puede un hombre, que realmente desea hacerlo, entrar en el plan que Dios le pone, para vivirlo y creer racionalmente que lo hace?

(1) Considere el car�cter de Dios, y sacar� una gran deducci�n de eso; porque todo lo que Dios dise�a para ti estar� en armon�a con su car�cter. Es un ser infinitamente bueno, justo, verdadero. Por lo tanto, debes saber que �l realmente no puede buscar nada contrario a esto en ti.

(2) Considere su relaci�n con �l como criatura. Todas las voluntades creadas tienen su centro natural y descansan en la voluntad de Dios.

(3) Tienes una conciencia, que se da para ser un int�rprete de su voluntad, y por lo tanto de tu deber, y, en ambos, de lo que vas a llegar a ser.

(4) La ley de Dios y Su Palabra escrita son gu�as para el deber presente que, si se acepta fielmente, lo ayudar� a estar de acuerdo con la mente de Dios y el plan que �l ha establecido para usted. �Soy un extra�o en la tierra�, dijo uno; �No escondas de m� tus mandamientos�; sabiendo que los mandamientos de Dios le dar�an una pista sobre el verdadero significado y el negocio de su vida.

(5) Sea un observador de la providencia. Estudia tus pruebas, tus talentos, las necesidades del mundo y prep�rate para servir a Dios ahora, en lo que sea que �l traiga a tu mano.

(6) Consulte a sus amigos, y especialmente a aquellos que est�n m�s en la ense�anza de Dios.

(7) Vaya a Dios mismo y p�dale el llamamiento de Dios; porque, con la misma certeza que �l tiene un plan para ti, de alguna manera te guiar� hacia �l. Esta es la obra apropiada de Su Esp�ritu. �Joven o mujer! este es el d�a de la esperanza para ti. Todas tus mejores oportunidades est�n a�n ante ti. �Y qu� le dir� al anciano, que est� m�s avanzado en su curso y todav�a no tiene

Dios en el mundo? El mejor final, el siguiente mejor y el siguiente se han ido, y no queda nada m�s que la escoria de la oportunidad. Y aun as� Cristo te llama a ti. Todav�a te queda un lugar; no el mejor y el m�s brillante, sino uno humilde y bueno. ( H. Bushnell, DD )

Ciro dirigido, equipado y prosperado por Dios, aunque no es uno de los adoradores iluminados de Dios.

La idolatr�a en sus formas m�s burdas era desconocida en Persia. La religi�n de Persia reconoci� a un Dios, ben�fico en car�cter, obra y prop�sito, revelado bajo el s�mbolo de la luz. Sin embargo, este Dios �nico no estaba revestido de atributos infinitos. Su dominio estaba limitado por la existencia y actividad de un esp�ritu de maldad rival, igualmente grande e inengendrado que �l. Fue en esta fe imperfecta que se entren� al gran y noble Ciro.

Hasta despu�s de su contacto con los jud�os, no conoc�a a Dios en su naturaleza esencial como esp�ritu sin s�mbolo, supremo en su soberan�a e infinito en los atributos que lo vest�an. Y, sin embargo, en su temperamento hab�a una respuesta pronta al toque invisible de la mano de Dios, una obediencia inconsciente a los prop�sitos sagrados que �l apenas discern�a, y una santificaci�n providencial para el cumplimiento de los consejos de Dios, a pesar de sus concepciones imperfectas de Dios. ( TG Selby. )

Ignorancia irresponsable

La ignorancia que es inseparable de las circunstancias en las que se acuna a los hombres, una ignorancia que es enteramente involuntaria, no descalifica a los hombres para ser instrumentos de la voluntad de Dios y recibir algunos de los m�s lustrosos honores dispensados ??por su mano. ( TG Selby. )

El valor de nuestros varios ministerios

El valor de nuestros varios ministerios no siempre puede ser probado por el grado de conocimiento que los informa. Algunos hombres, como las abejas, hacen gran parte de su trabajo al sol. Cumplen las tareas de la vida a la luz de una clara iluminaci�n. Para ellos, el conocimiento de Dios precede siempre a la vocaci�n de Dios. Tambi�n hay hombres que son como el insecto coral, que trabaja a una o dos brazas debajo de la superficie del mar, y muere cuando el arrecife en el que ha trabajado apenas comienza a elevarse hacia la luz del sol. ( TGSelby. )

La distinci�n caracter�stica entre inspiraci�n y equipamiento providencial

El equipo providencial consiste en estar ce�ido por un Dios m�s o menos desconocido. La inspiraci�n implica que el agente elegido por Dios tiene todas sus facultades llenas de la presencia de Dios mientras se ci�e. ( TGSelby, DD )

La providencia de lo desconocido

I. �No es UN PENSAMIENTO RAZONABLE Y CONSISTENTE, que el equipo providencial, la vocaci�n y la soberan�a en la vida de un hombre debe trascender su conocimiento de Dios y el prop�sito de Dios?

1. Dios a veces puede usar a un hombre que parece medio pagano, para recordarle a su pueblo que su soberan�a providencial es m�s grande que todo pensamiento finito. En los primeros d�as del dominio brit�nico en la India, al antiguo Mogul de Delhi y a los soberanos nativos mediatizados en otras ciudades se les concedieron derechos independientes dentro de sus propios recintos palaciegos. El dominio brit�nico no se entrometi� all�. De vez en cuando, esclavas a medio vestir y dependientes del palacio, aterrorizados por sus vidas, y los desdichados lloraban y temblaban con los recientes castigos, escapaban de los recintos del palacio y buscaban protecci�n bajo los gobiernos humanos que se hab�an establecido en las ciudades circundantes.

Estos espaciosos palacios eran como peque�as islas de los viejos despotismos, crueldades y opresiones que se erizaban por encima de la marea del derecho constitucional, el privilegio y la libertad que se elevaba cerca y lejos. En el imperio de Dios no hay puntos de diabolismo organizado de ese tipo, que est�n separados del control, la direcci�n y el dominio de la ley providencial. �Pobre de m�! es muy f�cil encontrar signos de resistencia individual y colectiva a la ley de Dios; pero no hay esferas o reservas extra�das, dominadas por la ignorancia pagana, de las que se excluyen Su poder, soberan�a y prerrogativa. �l gobierna donde no se le adora, dirige donde no se le reconoce, se ci�e donde no se le conoce.

2. Al ir m�s all� del c�rculo de las naciones elegidas para elegir un instrumento para el cumplimiento de sus consejos, Dios parece recordarnos que el motivo de su actividad providencial es totalmente divino. �l usa al gentil ense�ado imperfectamente, y le otorga un honor que podr�a parecer pertenecer al jud�o, para ilustrar la soberan�a de su gracia.

3. La ignorancia parcial de Dios puede ser una condici�n se�alada para la prueba y el desarrollo de la fe. No son s�lo los paganos virtuosos los que est�n ce�idos por una Mano desconocida y convertidos en agentes de planes y prop�sitos providenciales que no puede comprender. La distinci�n entre Isa�as y Ciro, entre Ciro y nosotros, es de grado. En su lado intelectual, al menos, nuestro conocimiento religioso es todav�a imperfecto, fragmentario, vacilante.

Dios permite que as� sea, posiblemente para que seamos mejor disciplinados en esa humildad que es la base de la fe. A veces he pensado que mientras las tinieblas paganas no impliquen una burda y desmoralizadora tergiversaci�n de Dios, sino s�lo una privaci�n parcial del conocimiento, ofrece la ocasi�n para el ejercicio de una fe m�s elevada que la que es posible en medio de los crepitantes crep�sculos de la Tierra. Conocimiento cristiano.

El pagano devoto y puro, como Ciro, que conf�a en sus instintos morales sin un conocimiento adecuado de su origen divino, que con conmovedora fidelidad sigue una vocaci�n sin s�labas procedente de cielos que a�n no se han abierto en revelaci�n y testimonio definitivo, que acepta una equipo de una Mano que lo ha tocado y guiado fuera de la oscuridad, es quiz�s un ejemplo de fe m�s espl�ndido que el hombre que manifiesta la misma confianza, lealtad y obediencia en medio de concepciones intelectuales m�s claras de Dios. El rompecabezas de los largos siglos paganos no es tan doloroso y opresivo si lo miramos desde este punto de vista.

II. EJEMPLOS DE ESTE C�DIGO PROVIDENCIAL POR UN DIOS DESCONOCIDO se nos ocurrir�n f�cilmente que parecen ajustarse al tipo representado por Ciro.

1. Si pensamos en los hombres, la tradici�n de cuya ense�anza y ejemplo est� entrelazada con todo lo que es m�s elevado y mejor en la vida de las naciones fuera del alcance de la cristiandad, veremos que estos hombres han sido preparados para sus conquistas morales. y guiado a sus ascendientes sobre sus semejantes por la misma Mano no reconocida que gui� y ci�� a este elegido persa. Tal vez sea imposible recordar el nombre de un gran maestro y permanentemente honrado en la historia pasada de India, China, Persia, Egipto, Grecia o Roma, cuya influencia descansaba sobre una doctrina inmoral o una contradicci�n de conciencia.

Debe haber habido tales l�deres en las razas insignificantes que recayeron en el canibalismo, la caza del cuero cabelludo y la degradaci�n de los animales. Pero tales nombres no aparecen en las historias de los grandes imperios civilizados.

2. No debemos juzgar los problemas de los movimientos sociales y pol�ticos del presente y del pasado por la medida del conocimiento divino que exhiben. Algunos de estos movimientos, por poco que parezcan reconocer a Dios, reciben el poder de Su mano misteriosa y ministran al cumplimiento de Su prop�sito secreto. Los oscuros despotismos entronizados sobre el mundo antiguo recoc�an a los hombres en comunidades estables. Y, sin duda, hay cuestiones providenciales de gran valor en los movimientos democr�ticos que hoy agitan a Europa, por muy reacios que estos movimientos puedan ser a reconocer a Dios.

3. El hecho de que la teolog�a del cient�fico moderno sea a veces muy vaga y defectuosa, �no nos tienta a negar la autoridad divina de su vocaci�n ya desacreditar la cuesti�n providencial en la obra especial a la que est� llamado? Algunas de las escuelas de investigaci�n, experimentaci�n e invenci�n con las que estamos m�s profundamente endeudados son indiferentes e incluso hostiles a las afirmaciones de la religi�n. Y, sin embargo, Dios llama al hombre de ciencia a su trabajo, le otorga el equipo necesario para el �xito y gu�a todos los asuntos lejanos a los que ese trabajo puede tender.

4. Y todo esto es cierto para nosotros. El conocimiento que poseen aquellos de nosotros que mejor conocemos a Dios es, despu�s de todo, infinitesimal en cantidad y grado. No es nada en comparaci�n con lo que queda por conocer. Parece que dif�cilmente podemos ser los verdaderos siervos de Dios y hacer obra Divina a menos que tengamos una visi�n m�s amplia, brillante y penetrante de la naturaleza de Dios. Estamos aplastados por los inevitables secularismos de nuestra vida y no podemos creer que estemos respirando la atm�sfera sagrada que rodea a los sacerdotes y reyes de Dios.

A veces parece como si Dios, la providencia, la vocaci�n sobrenatural y las elevadas sanciones bajo las cuales buscamos someternos, fueran sue�os. Nos atormenta la idea de que hay una sutil maldici�n de ate�smo inerradicable que se adhiere a nuestras almas m�s �ntimas. A pesar del l�mite en nuestra visi�n y el miserable fracaso en el esp�ritu de nuestro servicio, �l nos est� guiando hacia conquistas ben�ficas y fortaleci�ndonos para lograr emancipaciones santas y prepar�ndonos para los honores eternos.

Nos estaba preparando para alg�n tipo de servicio, cuando sab�amos mucho menos de �l de lo que sabemos hoy. Y est� tan quieto. E incluso despu�s de que parece que Dios nos ha sido revelado en la persona de Jesucristo, �cu�ntas veces nos encontramos con que Dios se convierte en un Dios oculto y desconocido para nosotros en Sus relaciones providenciales! A veces puede parecer m�s bien como si alg�n demonio maligno estuviera presidiendo nuestras vidas, o al menos compartiendo la soberan�a.

Pero m�s all� del l�mite m�s amplio de nuestra fe y conocimiento, hay una gu�a, un ce�ido y una victoria providenciales. Y estas palabras parecen sugerirnos un consuelo solemne en vista del conflicto final al que todos alg�n d�a seremos llevados. Entraremos en el mundo venidero como conquistadores ce�idos para nuestro triunfo por una Mano invisible. Los siervos elegidos de Dios a veces mueren en circunstancias que hacen imposible pensar en Dios.

Quiz�s sean arrebatados por accidente inesperado. Dejan la vida en una lucha que petrifica el pensamiento y el sentimiento. En esa hora solemne de tinieblas, humillaciones e incapacidad mental, Dios, desconocido y no reconocido, todav�a se ce��a para la victoria. No olvidemos que, aunque el ce�ido suele estar en tinieblas, el motivo de este ce�ido en las sombras es la inducci�n de la vida perfecta. ( TG Selby. )

La luz del amor de Dios vista en la oscuridad pagana

Es cuando el sol est� en eclipse cuando el astr�nomo puede ver las fuentes de hidr�geno brillante que se elevan desde la sustancia interna del sol y proyectan su esplendor a miles y decenas de miles de millas m�s all� de su superficie. El extra�o y soberbio espect�culo es visible solo en el margen que se encuentra entre el cuerpo incandescente y la esfera del espacio menos luminoso que lo rodea. Y as� hay ilustraciones sublimes del amor y el cuidado providenciales de Dios que se pueden ver de la manera m�s noble en contraste con las tinieblas paganas. ( TGSelby. )

Maestros paganos iluminados por Dios

Confucio fue el instrumento para mantener viva en China una moral que era casi tan pura como la moral del dec�logo. Elimin� todo rastro de adoraci�n a Moloch. Se le puede citar con un efecto dominante contra muchas de las crueldades y supersticiones de la actualidad. Gautama Buddha ense�� una moral igualmente pura, y enfatiz� tanto el dem�rito del pecado como para hacer de su ense�anza la mejor base disponible que se puede encontrar para la doctrina evang�lica de la expiaci�n.

El escepticismo bien considerado, desapasionado y reverente de S�crates actu� como disolvente de la superstici�n griega y prepar� el camino para el reflexivo cristianismo de Alejandr�a. Mahoma dio forma y fuerza a un sistema que, a pesar de sus excesos y fanatismos, ha sido una protesta �til contra la idolatr�a, y se ha reunido en una simple civilizaci�n y tribus de culto que de otro modo habr�an sido incurablemente degradadas por el culto de los fetiches.

Ahora bien, �debemos suponer que fue sin ninguna direcci�n o control supremo que estos famosos maestros conspiraron juntos para apoyar estas elevadas teor�as de la vida y la conducta? No eran profetas, porque no ten�an la luz que tra�a a la vista a la Persona misteriosa que los gui�, equip� y socorri�. Pero eran instrumentos providenciales, instrumentos que, a pesar de sus discernimientos defectuosos, eran pl�sticos para el prop�sito controlador de Dios. ( TG Selby. )

La agencia ben�fica de Dios en las vidas de aquellos que lo ignoran

�El hombre no puede excluirme de su peque�o universo; a pesar de que niega Mi existencia y denuncia Mi afirmaci�n, todav�a estoy all�. Riego el jard�n del ateo y llevo sus flores a florecer en verano y sus frutos a la gloria oto�al. Los hombres me niegan, me maldicen, huyan de m�. Yo todav�a estoy alrededor de ellos, y su vida es m�s preciosa para M� que su blasfemia detestable, y hasta el �ltimo momento trabajar� para ellos y con ellos, y si van a la perdici�n ser� a trav�s del mismo centro de la m�s tierna gracia de Mi coraz�n ". "Yo te ci��, aunque no me conociste". (J. Parker, DD )

Una vida ce�ida por Dios

�Qui�n es ese chico que est� sentado en los escalones? Lleva un sombrero hecho para cualquier cabeza que no sea la suya propia; y su abrigo, �qui�n lo hizo? Su madre, muy probablemente, hilada tosca, no muy bien ajustada. �A qu� est� esperando? �Para conseguir el trabajo de barrer los escalones en los que se sienta? Quiz�s. Pasan los a�os y un hombre corpulento baja por esos escalones. Amplio su rostro, una gran bendici�n redonda y brillante, bondad en sus ojos, poder en la elevaci�n de su mano.

�Qui�n es �l? Ese es el ni�o, que ahora ha crecido plenamente, f�sica, intelectual y socialmente. El ni�o y el hombre son Horace Greeley, un pr�ncipe editorial, un hombre cuyos escritos ninguno de sus compatriotas puede permitirse el lujo de negarse a leer. "Te ce��, te traje a esos escalones, te puse sobre ellos, nombr� un �ngel para que te vigilara todo el tiempo: era Mi manera de amamantarte y cuidarte, y entrenarte". Trae a los ciegos por un camino que no conocen. ( J. Parker, DD )

Dios en la vida nacional

Las naciones no son cartas con las que los pol�ticos juegan a los juegos de azar: pueden pensar que lo hacen, pueden parecer que lo hacen, pero el Se�or reina. ( J. Parker, DD )

La influencia desconocida de Dios

Ahora se ha demostrado que Cyrus era polite�sta. Sin embargo, incluso �l estaba ce�ido por el Dios desconocido del cielo y la tierra. Consideremos esta influencia desconocida de Dios.

I. RESUELVE DEL TODOPODEROSO PODER DE DIOS. Dios no es simplemente un objeto pasivo de adoraci�n. Ejerce una influencia activa. No solo trabaj� en el pasado para crear el mundo. Ahora es un Dios vivo y activo. Jes�s dijo: "Mi Padre trabaja hasta ahora". Quiz�s la definici�n m�s pobre de Dios jam�s formulada es la de "Un poder, no nosotros mismos, que contribuye a la justicia". Sin embargo, incluso esta escasa descripci�n de la Divinidad reconoce que el hecho de una influencia Divina activa no est� limitada por nuestra confesi�n de ella, ni por nuestra voluntad de someternos a ella. Inspir� el ojo del artista griego y la lengua del orador griego tan verdaderamente como los de un Cris�stomo cristiano y Fra Angelico.

II. ESTA DIRIGIDA POR LA INFINITA BONDAD DE DIOS. Circunscribimos esta bondad a un p�lido de gracia y un d�a de gracia; pero desborda nuestros l�mites y rompe, libre como el aire y ancho como la luz del sol. Dios no espera ser llamado. �l es el primero en despertar a Sus hijos dormidos. Dios piensa en los paganos y da fuerza a los que no le conocen. Entonces, sin duda, si un chino mandar�n pronuncia una oraci�n justa, o un pandit hind� pronuncia un pensamiento verdadero, o un jefe africano reivindica los derechos de una tribu oprimida, la bondad de estos hombres paganos es el resultado de la bondad de Dios para ellos. Anim�monos: hay m�s gracia en el mundo de la que conocemos.

III. TIENE OBJETIVO A LA EJECUCI�N DE LA VOLUNTAD DE DIOS. A Ciro se le llama pastor de Dios ( Isa�as 44:28 ). As� que incluso Nabucodonosor, un hombre de car�cter muy diferente, es llamado por Dios "Mi siervo" ( Jeremias 43:10 ).

1. Algunos sirven a Dios cuando piensan en oponerse a �l. As� como el vendaval que parece estar destrozando el barco puede llevarla m�s r�pido a su refugio, as� Satan�s, en Job, apuntando a la oposici�n a la derecha, ocasion� la m�s gloriosa vindicaci�n de la misma. Los perseguidores a menudo ayudan a la causa que odian.

2. Muchos, como Ciro, sirven a Dios inconscientemente. Como el ma�z ministra para nuestro sustento sin saberlo, y como la ciencia revela la gloria de Dios, incluso cuando los naturalistas que lo persiguen son agn�sticos. Lecciones

(1) La influencia desconocida de Dios deber�a llevarnos a conocer a Dios. No tenemos que escudri�ar los cielos en busca del Dios invisible. Est� cerca de nosotros. Nuestra propia experiencia y las bendiciones de nuestra propia vida deber�an abrirnos los ojos a la bondad de Dios.

(2) Esta influencia, una vez reconocida, deber�a llevarnos a confiar en Dios. Si Dios ci�� a Ciro, los paganos, �no ce�ir� a Israel a su pueblo?

(3) Esta influencia deber�a advertirnos contra descuidar el reconocimiento de Dios. No podemos escapar de Dios. Hacerlo ser�a nuestra propia ruina. �Pero la mano que se ci�e puede desenredar!

(4) Esta influencia deber�a impulsarnos a un mayor celo en la obra misional. Porque Dios reclama a los paganos por su influencia actual sobre ellos. Ha comenzado la obra y ayudar� a sus siervos en ella. Es triste que millones de personas se queden sin conocer la mano que los ci�e. ( WF Adeney, MA )

Versículos 6-13

Yo soy el Se�or y no hay nadie m�s

La ben�fica soberan�a de Dios

El pensamiento clave de todas las complejidades de todo este pasaje es que Dios es el Autor absoluto de todo lo que existe y el Gobernante Supremo infinito de todos los eventos; y la inferencia impl�cita, aunque no expresa, de esta afirmaci�n es que se debe confiar absolutamente en �l en el asunto y la manera de la redenci�n de Israel de Babilonia.

En el vers�culo 7, la actitud que el profeta hace asumir al Todopoderoso es la m�s absoluta. �Por qu� convocar a Cyrus, un pr�ncipe pagano? �Por qu� no uno de su propia naci�n, un pr�ncipe de su propio pueblo? La respuesta a esta objeci�n impl�cita est� contenida en Isa�as 45:9 . "�Ay del que contiende con su Hacedor", etc.

�Ser� Israel m�s sabio que Dios que lo hizo a �l y al mundo y los gobierna a su manera? La pregunta en el vers�culo 11 significa: "�Quitar�is de mis manos la disposici�n de las cosas y me dir�is c�mo debo tratar con mi propio pueblo elegido?" Los vers�culos 12 y 13 est�n destinados a calmar las ansiedades de los exiliados en referencia a Ciro. El que cre� todas las cosas tambi�n hab�a levantado a Ciro, cuya carrera victoriosa hab�a despertado los temores de los exiliados; pero Jehov� en justicia lo hab�a convocado a la obra, y esta iba a ser la garant�a de que Ciro reconstruir�a Jerusal�n de nuevo y liberar�a a los cautivos, y eso sin redenci�n de dinero.

Todo este pasaje puede tener su deriva y significado resumidos en una sola oraci�n. Es un llamado de Dios a su pueblo para que deje toda la gesti�n de su redenci�n en sus manos y para que su poder, sabidur�a y justicia tranquilicen sus mentes ante cualquier dificultad o temor que pueda afligirlos. ( C. Corto, MA )

Versículo 7

Yo formo la luz y creo la oscuridad

Maldad en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento no se piensa en reducir todo el mal, moral y f�sico, a un solo principio.

El mal moral procede de la voluntad del hombre, el mal f�sico de la voluntad de Dios, que lo env�a como castigo del pecado. La expresi�n "crear el mal" no implica nada m�s que eso. ( Prof. J. Skinner, DD )

El mal y dios

Ciertamente, el mal como acto no es la obra inmediata de Dios, pero la posibilidad del mal es su autocastigo y, por lo tanto, el sentido de culpa y el mal del castigo en el sentido m�s amplio. ( F. Delitszch, DD )

La relaci�n de Dios con el mal

Suav�celo como queramos, es un reclamo tremendo, un reclamo que sumerge nuestros pensamientos en misterios impenetrables y sugiere problemas que no podemos resolver. Y, sin embargo, tambi�n debe admitirse, que satisface y satisface los antojos tanto del intelecto como del coraz�n como no lo hace ni puede hacer ninguna teor�a dualista m�s f�cil. El universo es tan obviamente uno que el intelecto exige unidad, y estar� satisfecho con nada menos que un Se�or Soberano, un Gobernador Supremo del universo.

�Y c�mo puede descansar nuestro coraz�n hasta que sepamos y estemos seguros de que Dios gobierna tanto el reino de las tinieblas como el reino de la luz? que los males que nos suceden est�n bajo su control no menos que las bendiciones que nos enriquecen y alegran; �Que dondequiera que deambulemos, y a trav�s de cualquier cambio doloroso que pasemos, nunca estamos ni por un momento fuera de Su mano? Estos misterios nunca ser�n cre�bles para nosotros a menos que los misterios de la Energ�a, la Vida y el Pensamiento se vuelvan cre�bles para nosotros, mediante un esfuerzo mental paciente y constante.

En estos t�rminos, aunque no en otros, el misterio aqu� anunciado por Isa�as: que las tinieblas, as� como la luz, el mal y el bien, est�n bajo el control de Dios y, por lo tanto, deben ser consistentes tanto con Su poder como con Su bondad. Creo que ser� cre�ble para nosotros. Y al considerar esta cuesti�n, ser� bueno que determinemos, en primer lugar, qu� y cu�nto del mal que existe podemos atribuir honestamente de inmediato a Dios nuestro Hacedor.

1. Porque, obviamente, gran parte del mal dentro y alrededor de nosotros es de nuestra propia creaci�n.

2. Mucho ha sido tambi�n de nuestros vecinos haciendo. Heredamos, con mucho que era bueno, algunos prejuicios malvados de nuestros padres. A menudo hemos tenido que respirar una atm�sfera cargada de infecciones morales que surgieron de los h�bitos corruptos del mundo que nos rodea. Nuestra educaci�n no fue buena, o no fue del todo buena y sabia. Hemos tenido que vivir y comerciar, trabajar y jugar, con hombres cuya influencia sobre nosotros, aunque a menudo beneficiosa, tambi�n ha sido a menudo perjudicial.

Las leyes, m�ximas, costumbres del peque�o mundo en el que nos hemos movido han hecho mucho para embotar y rebajar nuestro tono moral, animarnos en el ego�smo o la autocomplacencia, para apoyarnos en ceder a nuestras pasiones y deseos m�s bajos. Al mirar atr�s y pensar en todo lo que hemos perdido y sufrido, es probable que atribuyamos a los hombres muchos m�s males que han ca�do sobre nosotros que a Dios.

3. Mucho de lo que nos parece malo no es realmente malo, o no es necesariamente malo, o no es del todo malo. Ciro y sus persas ten�an males tales como plantas y animales nocivos, calor y fr�o excesivos, hambre, sequ�a, terremotos, tormentas, enfermedades y muerte s�bita en sus mentes, principalmente cuando hablaban de las obras de Ahriman, el eterno y maligno antagonista de Dios. Pero, como sabemos, estos aparentes males no son necesariamente males en absoluto, o son el producto de causas que funcionan para el bien en general, o traen consigo compensaciones tan grandes que el mundo ser�a m�s pobre por su p�rdida.

Por tomar algunas ilustraciones. Las tormentas, que destruyen algunos barcos y destruyen algunas vidas, limpian y reviven el aire de todo un continente, y llevan nueva salud a millones de habitantes en ciudades pobladas. La lucha constante por la existencia entre plantas y animales es una condici�n necesaria para la evoluci�n de sus especies superiores y m�s perfectas. A las variaciones de calor y fr�o, e incluso a variaciones excesivas, debemos la inmensa variedad de climas y condiciones en las que vivimos; ya estas variaciones de clima la inmensa variedad y abundancia de las cosechas con las que se alimenta el mundo.

�Es la adversidad un mal? Es a la lucha contra la adversidad a lo que debemos muchas de nuestras "m�s altas virtudes". Y as� como somos impulsados ??a trabajar por el aguij�n de la necesidad, y entrenados para ser valientes por los asaltos de la adversidad, as� tambi�n somos movidos al pensamiento por las perplejidades de la vida, y a la confianza y la paciencia por sus penas, p�rdidas y preocupaciones. No deber�amos darnos cuenta de lo bueno que hay en nuestras vidas si la corriente de nuestros d�as nunca fuera molestada por los malos vientos. ( S. Cox, D. D. )

El mal: su origen, uni�n y final

Hay una hip�tesis, una teor�a del origen, funci�n y fin del mal sugerida por las Escrituras que parece eminentemente razonable; una teor�a que confirma la afirmaci�n de Dios de ser el Creador y Se�or del mal, y desecha esa hip�tesis dualista que reconoce dos Poderes rivales y opuestos que operan en el mundo que nos rodea y en la mente del hombre.

1. Cuando contemplamos el universo del que formamos parte, la primera impresi�n que nos produce es la de su inmensa variedad; pero, a medida que continuamos estudi�ndolo, la impresi�n final y m�s profunda que nos produce es que, bajo esta inmensa y hermosa variedad, se encuentra una unidad omnipresente. Como ha sido con nosotros, ha sido as� con la carrera en general. Al principio, los hombres estaban tan profundamente impresionados por la variedad del universo que lo dividieron en interminables provincias, asignando a cada uno su esp�ritu gobernante, y adoraban a los dioses del cielo y de la tierra, a los dioses de las monta�as y las llanuras, del mar y de la tierra, de la tierra. aire y agua, de r�os y manantiales, de campos y bosques, �rboles y flores, de hogar y hogar, del individuo, del clan, de la naci�n, del imperio.

Sin embargo, incluso entonces, flotaba en el fondo oscuro de sus pensamientos alguna convicci�n de la unidad subyacente del universo, como lo demostraba su concepci�n de un Destino o Destino inescrutable, al que dioses y hombres estaban sujetos por igual, y por el cual todas las edades de tiempo fueron controlados. Esta convicci�n creci� y se profundiz� a medida que el mundo iba girando por los surcos del cambio, hasta que ahora la propia ciencia admite que, por mil caminos diferentes de investigaci�n y pensamiento, se llega a la conclusi�n de que, si es que existe un Dios, hay puede ser un solo Dios; que, si el universo tuviera un Hacedor, podr�a haber tenido un solo Hacedor; que si la vida humana est� gobernada, no puede haber m�s que un gobernante sobre todo.

Puede que haya un solo Dios, eso para la ciencia es todav�a una cuesti�n abierta; pero no puede haber m�s de uno, esa cuesti�n est� cerrada, y la ciencia misma se levanta para vigilar el camino hacia ella como si tuviera una espada en la mano. Pero si solo hay un Se�or Supremo, no puede haber, por supuesto, ning�n Poder rival al Suyo, ning�n Poder que introduzca fuerzas extra�as o act�e por otras leyes. Puede haber poderes subordinados; ya veces estos pueden parecer que se le oponen, que compiten contra �l.

Pero un Poder o Voluntad es supremo; porque, como sugiere la misma palabra, el universo es una unidad, un vasto complejo de muchas fuerzas quiz�s y muchas leyes, pero todav�a un todo �nico y organizado. Por lo tanto, al volver a la hip�tesis persa de dos potencias antag�nicas, Mill pec� contra la conclusi�n m�s firme del pensamiento moderno. Ahora, si creemos en un Creador y Se�or supremo, o, siguiendo el consejo de Mill, nos inclinamos a esa conclusi�n lo m�s que podamos, nuestro pr�ximo paso es concebir, lo mejor que podamos, cu�l es esta gran Causa primera, esta creativa y Poder gobernante, es como.

En consecuencia, miramos a nuestro alrededor para encontrar lo que es m�s alto en el universo, seguros de que en lo que es m�s alto encontraremos lo que m�s se asemeja al Alt�simo. Y en toda la creaci�n visible no encontramos nada tan elevado como el hombre, ninguna fuerza de car�cter y temperamento tan divinos como la voluntad del hombre, cuando una vez esa voluntad es guiada por la sabidur�a e impulsada por el amor. Para �l solo de todas las criaturas visibles es el extra�o poder otorgado de detener o modificar consciente e intencionalmente la acci�n de las grandes fuerzas f�sicas, de conquistar la naturaleza obedeci�ndola, de cambiar su curso mediante una h�bil aplicaci�n de sus propias leyes.

De modo que, aunque la Biblia no nos asegura que el hombre fue creado a imagen de Dios, la raz�n nos obligar�a a concluir que, dado que el Creador de todas las cosas debe incluir en S� mismo todas las fuerzas desplegadas en la obra de Sus manos, y puesto que debemos ver la mayor parte de �l en la m�s alta de Sus obras, debemos ver la mayor parte de �l en el hombre, y en lo que es m�s elevado en el hombre, a saber, pensamiento, voluntad, afecto. La raz�n ha llegado a esta conclusi�n en ese antiguo or�culo: ��Conocer�as a Dios? Mira dentro."

2. Ahora estamos preparados para dar nuestro siguiente paso y preguntarnos: �C�mo se origin� el mal? y �c�mo, si Dios es responsable de ello, podemos reconciliarlo tanto con Su perfecta bondad como con Su perfecto poder?

(1) En cuanto al origen del mal, debemos remontarnos a la creaci�n de todas las cosas y contentarnos con usar palabras que, aunque bastante inadecuadas para el tema, pueden transmitir impresiones verdaderas de �l. Si la concepci�n de Dios que acabamos de enmarcar es verdadera, entonces debe haber habido un tiempo en que el Gran Esp�ritu Creativo habit� solo. Y en esa soledad divina surgi� la pregunta de si una creaci�n, un universo, deber�a ser llamado a la existencia, y de qu� tipo deber�a ser.

O, quiz�s, podr�amos decir m�s bien, que, as� como el esp�ritu inteligente y creativo del hombre debe trabajar y actuar, el Esp�ritu creativo de Dios lo inst� a comenzar "las obras de sus manos". Independientemente de c�mo lo concibamos o lo expresemos, supongamos que el universo f�sico determinado es el escenario en el que las inteligencias activas iban a desempe�ar su papel; y luego preg�ntense qu� est� impl�cito en la naturaleza misma de las criaturas inteligentes activas como nosotros, y si algo menos que tales criaturas podr�a satisfacer al Hacedor y Se�or de todo.

�Quieres que Dios se rodee de un mundo meramente inanimado, o que lo inquiete con meros aut�matas, meros t�teres, sin voluntad propia, capaces, de hecho, de reflejar Su propia gloria en �l, pero incapaces de un afecto voluntario, �Una obediencia espont�nea y no forzada? Incluso ustedes mismos no pueden obtener el alcance total de sus poderes hasta que est�n rodeados o rodeados de seres capaces de amarlos libremente y obedecerlos con un acuerdo alegre y espont�neo, seres cuyas voluntades son las suyas y que sin embargo las hacen. tuyo.

�Cu�nto menos, entonces, puede imaginarse que Dios deber�a contentarse con una obediencia puramente mec�nica, con algo que no sea una obediencia y un afecto voluntarios? Pero si admite tanto como esto, considere, a continuaci�n, lo que est� impl�cito en la naturaleza misma de criaturas como estas. Si son libres para pensar de verdad, �no deben ser libres de pensar de forma deshonesta? si son libres para amar, �no deben ser libres para no amar? si son libres para obedecer, �no deben ser libres para desobedecer? La propia creaci�n de seres buenos en s� mismos implica el tremendo riesgo de que se conviertan en malvados.

Es m�s, si consideramos el asunto un poco m�s de cerca, encontraremos que hab�a m�s que afrontar que el mero riesgo de la introducci�n del mal. Me parece una certeza muerta, una certeza que debe haber sido prevista y prevista en los eternos consejos del Todopoderoso, que en el transcurso de las edades, con una vasta jerarqu�a de criaturas pose�das por el libre albedr�o, algunas de ellas afirmar�an y probar�an su libertad por la desobediencia.

�De qu� otra manera podr�a el hombre, por ejemplo, asegurarse de que era libre, de que su voluntad era en realidad la suya? �No nos impacienta cualquier ley, incluso por la que estemos sujetos, o sospechamos que estamos sujetos, por muy buena que sea la ley en s� misma? Las criaturas libres, nuevamente, criaturas con inteligencia, voluntad, pasi�n, son criaturas activas: y hay algo, como todos los observadores est�n de acuerdo, en la naturaleza misma de la actividad que embota y debilita nuestro sentido de inferioridad, dependencia, responsabilidad.

La Biblia afirma que lo que la raz�n podr�a haber anticipado realmente sucedi�. Nos dice que tanto en el cielo como en la tierra, las criaturas que Dios hab�a creado se apartaron de �l, haciendo su propia voluntad en lugar de la Suya, tomando su propio curso en lugar del curso marcado y cercado para ellos por Su puro y bondadoso. leyes. Y adem�s afirma, de plena conformidad con las ense�anzas de la filosof�a y la ciencia, que, por su desobediencia a las leyes de su ser y felicidad, se lanzaron a una relaci�n falsa y siniestra con el universo material; que, al introducir el mal moral en la creaci�n, se expusieron a los males f�sicos que sufrimos hasta el d�a de hoy.

Debe ser obvio para toda mente reflexiva que si todo el universo f�sico fue creado por la Palabra de Dios, si est� animado por Su Esp�ritu y regido por Su voluntad, entonces todos los que desobedezcan esa alta voluntad deben ponerse fuera de armon�a con todos los que la obedecen deben encontrar que las mismas fuerzas que una vez trabajaron para ellos se volvieron contra ellos. Est�n en guerra con la voluntad que impregna y controla el universo: �c�mo, entonces, puede el universo estar en paz con ellos? Si, entonces, repetimos ahora la pregunta: �En qu� sentido podemos atribuir reverentemente el mal a Dios? �En qu� sentido podemos conceder su afirmaci�n de ser responsable tanto del mal como del bien? nuestra respuesta debe ser que, al crear seres capaces de amarlo y servirlo por su propia elecci�n, �l cre� la posibilidad del mal, corri� el riesgo de su existencia,

(2) �C�mo, entonces, podemos justificar el mal? �C�mo podemos reconciliarlo de una vez con su perfecta bondad y poder ilimitado? Seg�n nuestra hip�tesis, la reconciliamos con Su poder mediante el argumento claro y obvio de que ni siquiera la Omnipotencia puede crear al mismo tiempo el libre albedr�o y no crearlo; que, una vez que lo ha creado, ni siquiera el Todopoderoso puede interferir con �l sin destruirlo. Pero si queremos reconciliar la existencia del mal con la bondad de Dios, y este es, con mucho, el logro m�s dif�cil, debemos tomar toda la teor�a de la vida y el destino humanos que ense�a la Biblia, y no solo una parte de ella. .

Mientras lo leo, entonces, la Biblia ense�a lo que la raz�n humana hab�a conjeturado y esperado aparte de la Biblia: que las l�neas de la vida y el destino humanos deben producirse m�s all� de la tumba y llevarse a cabo hasta su resultado final en otros mundos. que esto. ( S. Cox, DD )

El amor de Dios en relaci�n con el mal

La Biblia contin�a ense��ndonos que, en Su compasi�n, el gran Padre de nuestros esp�ritus descendi� a nosotros Sus hijos pecadores, virtualmente dici�ndonos: �Podr�a atribuirme mucho m�s razonablemente los males que padecen a ustedes que a ustedes a Me; porque los debes a tu desobediencia y voluntad propia. Pero, mire, libremente los tomo todos para M�. Afirmo ser responsable de todos ellos. Y como no puedes ahuyentarlo, yo quito el pecado del mundo con un sacrificio tan grande y de tan gran alcance, con una expiaci�n tan poderosa, tan Divina, que no puedes sino aprehenderlo de lejos, y no debes esperar. sondear su plena virtud y extensi�n.

Para prepararte para tu lucha diaria con el mal, pronostico una victoria final y completa sobre �l; Te prometo que al final barrer� el mal que te acosa y aflige del universo que ha estropeado y contaminado. Y, mientras tanto, no tendr� poder para herirlos o da�arlos si ponen su confianza en M�. Todo lo que es doloroso en �l, todo su aguij�n, lo tomo sobre M� mismo. Para ti, si lo afrontas con sabidur�a y confianza, no ser� m�s que una disciplina �til, un entrenamiento en vigor, en santidad, en caridad ". ( S. Cox, DD )

El dolor y la muerte coexisten con la vida animal

Existe la evidencia indirecta m�s fuerte, y no poca directa, de que los animales depredadores han existido desde un per�odo muy temprano en la historia del mundo. La lucha por la existencia y la supervivencia del m�s apto significa el sufrimiento y la extinci�n del m�s d�bil. Lea el gran libro de piedra de la naturaleza, esa verdad est� esculpida en lo profundo de sus p�ginas en jerogl�ficos ilegibles. Entonces, el dolor y la muerte, si son males, deben haber estado presentes en el mundo desde la fecha en que comenz� la vida org�nica, o al menos la vida animal.

Siendo el mundo inorg�nico como est�, el dolor parece correlacionarse con la sensaci�n, y la muerte no es m�s que el final de cada p�rrafo individual de la historia; y si esto se debi� a lesiones o violencia, no podemos creer que haya sido del todo indoloro. Es m�s, podemos ir m�s all� y afirmar que, a menos que supongamos que las leyes de la naturaleza hayan sido completamente diferentes de las que ahora prevalecen, no podemos comprender c�mo los seres organizados podr�an vivir sin, al menos, sensaciones ocasionales de malestar; deben haber sentido extremos de calor y fr�o; deben haber conocido el hambre y la sed; y �cu�les son estos sino grados menores de dolor? La perfecci�n a trav�s del sufrimiento es una ley de la naturaleza m�s general de lo que com�nmente pensamos.

Al mismo tiempo, creo plenamente que para la mayor�a de las criaturas vivientes la vida trae mucho m�s placer que dolor; de hecho, creo que hay muchas razones para suponer que la agudeza con que se siente este �ltimo y la duraci�n de su memoria es proporcional a su posible efecto disciplinario. ( TG Bonney, D. Sc., LL. D. )

Maldad

Se fija un vasto abismo moral entre lo que popularmente se considera males, las cosas que no tienen ning�n efecto delet�reo sobre la vida espiritual, y las que se llaman males en la revelaci�n; las cosas que son, en �ltima instancia, fatales para la vida espiritual. ( TG Bonney, D. Sc., LL. D. )

Los verdaderos males

Los pecados y la iniquidad del mundo son los verdaderos males, y es a estos a los que se oponen las obras del esp�ritu. Pero estos - sensualidad, lujuria, ego�smo, crueldad, injusticia, opresi�n - �de d�nde son? �Qu� son? San Pablo las llama las obras de la carne, y cuanto m�s meditamos en sus palabras, m�s trascendentes las encontraremos. Cuando investigamos estos males, podemos rastrearlos hasta que encontremos que se originan al ceder a los impulsos de la naturaleza que tenemos en com�n con el reino animal.

Un miembro de este hace lo que exige el organismo de la sensaci�n, y no designamos la acci�n como mala a menos que, ya sea en forma seria o figurativa, atribuyamos a la criatura alg�n tipo de conciencia moral, a la cual la acci�n repugna. La ley del animal parecer�a ser "gratificar los diversos deseos del cuerpo". La �nica limitaci�n es �abstenerse de excesos�, que parece observarse m�s f�cilmente en su caso, quiz�s porque hay muy pocas oportunidades de rebelarse contra leyes de car�cter m�s estricto.

El hombre, al compartir la naturaleza animal, est� expuesto en mayor o menor grado a cada impulso animal, pero al poseer otra naturaleza superior, est� llamado a controlar estos impulsos, y si no obedece a este llamado, si lo prefiere. para seguir la naturaleza inferior, no logra el prop�sito y la meta que se le ha propuesto, y por lo tanto sus obras son malas, su vida es pecaminosa. ( TGBonney, D. Sc., LL. D. )

El mal en relaci�n con el bien

En un orden de cosas donde existe la elecci�n y donde hay un esquema de progreso, el mal es una ant�tesis del bien tan inevitable como una sombra lo es a la luz, porque cada vez que la persona permanece inactiva donde deber�a haber obedecido la llamada del ley superior, o donde, si dos impulsos definidos est�n en conflicto, sigue al inferior, comete un acto malo. El mal, entonces, en el estado actual de cosas es un correlativo tan necesario al bien como la decadencia al crecimiento, porque el bien es la obediencia a los impulsos de la vida espiritual, y el mal es la negativa a someterse a esto, y el consiguiente ceder a la animal.

Este punto de vista me parece que es claramente mantenido por San Pablo en el cap�tulo s�ptimo de la Ep�stola a los Romanos, un pasaje universalmente considerado como muy dif�cil, pero que creo que se vuelve relativamente claro cuando se lo considera desde este punto de vista. En �l, el ap�stol describe el conflicto entre la vida animal y la vida espiritual. ( TGBonney, D. Sc., LL. D. )

Maldad,

El mal, en este mundo, no radica tanto en el hecho como en el hacedor. ( TGBonney, D. Sc., LL. D. )

El origen y la prevalencia del mal

I. LA CANTIDAD DE MAL EXISTENTE NO ES TAN GRANDE COMO, A PRIMERA VISTA, PUEDE PARECER.

1. Por una sabia designaci�n de la Providencia, se hacen escenas de angustia para golpear nuestras mentes con m�s fuerza y ??para despertar un sentimiento de compa�erismo mucho m�s vivo en nuestros senos que cualquier especie de felicidad que presenciamos; y por esta raz�n obvia, esa angustia necesita ese consuelo y alivio activos que nuestra compasi�n provocar� naturalmente, mientras que la felicidad es m�s independiente de la simpat�a.

A��dase a esto que la miseria, como consecuencia de la misma ocasi�n de participaci�n de las naturalezas sociales en sus sentimientos, es mucho m�s clamorosa y, por tanto, m�s notada que la satisfacci�n. Y la suma del mal ha sido exagerada a�n m�s por los escritores que sab�an que la historia del dolor encontrar�a un acorde m�s sensible a ella en el coraz�n humano, que cualquiera que vibre al un�sono con la voz de la alegr�a; as� como por muchos devotos equivocados, que han estimado un l�gubre descontento con la vida presente como esencial para la piedad.

2. Sin embargo, para cualquier observador tranquilo y sin prejuicios, las satisfacciones latentes, pero multiplicadas, de la humanidad no dejar�n de descubrirse; y aprender� a mirar con confianza a ese Ser todo misericordioso, quien, aunque sufre, para fines sabios, la existencia de las tinieblas y el mal, crea m�s de luz que de tinieblas, y m�s de paz que de mal. Para casi todos los males naturales, de hecho, se puede descubrir una compensaci�n. Despu�s de todo, sin embargo, no se puede negar que el mundo contiene mucha angustia real.

II. SU ORIGEN. Cualquier mal que aflija a la raza humana, es todo, de una forma u otra, de su propio provecho. Dios "no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres". Cuando llam� por primera vez a la raza humana a la existencia, los dise�� para que fueran felices y los hizo as�. "Por la desobediencia de un hombre, el pecado entr� en el mundo", y la miseria y la muerte por el pecado. Con respecto a todas las especies de maldad, el hombre puede ser declarado autor de su propia tribulaci�n.

III. Por la graciosa interferencia de la providencia, TIENE UN PROBLEMA FELIZ; a una cuesti�n que, por decir lo m�nimo, contrarresta el mal anterior. Aprendamos a mejorar nuestra confianza en la bondad divina; reparar, en la medida de nuestras posibilidades, los males multiformes que existen a nuestro alrededor; y convertir para prop�sitos sabios y beneficiosos aquellos males que nos afecten. ( J. Grant, MA )

El misterio del mal

En la hora del dolor, la enfermedad, el dolor, la muerte, nuestros nervios angustiados y nuestros corazones sangrantes nos hacen gritar: ��Por qu� debemos ser heridos? �La mano de qui�n nos ha herido? Es natural, como muestran muchos de los credos paganos, atribuir nuestro sufrimiento a alg�n poder airado o maligno. Muchos de nuestros vecinos lo atribuyen, ya sea a un Dios enojado oa un diablo malicioso. La Biblia se lo atribuye sin vacilar a Dios, pero tiene cuidado de recordarnos que "el Se�or es bueno para con todos, y sus tiernas misericordias est�n sobre todas sus obras". Hay dos puntos, una visi�n correcta de los cuales es esencial para llegar a la verdad del asunto.

1. La muerte en s� misma no es un mal. Simplemente porque es tan com�n y tan natural para nosotros como el sue�o, la muerte no es m�s malvada en s� misma que el sue�o. El nacimiento continuo hace necesaria la muerte continua, si se quiere que exista la igualdad de oportunidades en el mundo. �Y qu� es la muerte sino el nacimiento a otra vida? Incluso en el caso de los malvados, a quienes introduce al mal del m�s all�, la muerte no es en s� misma un mal, como tampoco lo es la puerta por la que cualquier malhechor pasa al juicio o al encarcelamiento. Morir es simplemente atravesar la puerta entre dos mundos.

2. El sufrimiento es malo, pero el bien lo obra con buenos fines. Pero, preguntamos, �no podr�an haberse logrado los buenos fines sin el mal del sufrimiento? Bueno, haz la pregunta en casa. �Podr�a haber sido liberado de faltas y locuras sin sufrimiento? La experiencia, tanto de nosotros mismos como de los dem�s, responde: No. Lo que la Biblia afirma, en cierto punto, de Jes�s, debe afirmarse mucho m�s ampliamente de cada hombre: �perfecto s�lo por el sufrimiento�.

La �nica forma concebible de prescindir del sufrimiento es prescindir de la imperfecci�n. Pero una creaci�n en la que no hay nada imperfecto, pero todo est� terminado, es inconcebible. No podemos concebir cu�l ser�a ese estado de cosas, en el que no s�lo no hubo infancia y ni�ez, sino crecimiento de nada; nada que aprender, porque todo se sabe; y nada que hacer, porque todo est� hecho.

Pero es asombroso pensar en la cantidad de sufrimiento que esto implica. Quiz�s podamos pensar que podr�a haberse evitado en gran medida, si Dios hubiera proporcionado una mejor instrucci�n, hubiera colocado tablas de gu�a para mostrar el camino correcto y setos de espinas para cerrar los caminos incorrectos. Bueno, �no lo ha hecho? �Nunca hemos conocido a personas que hayan tomado el camino equivocado a pesar de los sabios consejos y que lo hayan tomado una y otra vez a pesar de la amarga experiencia? Lo que tenemos que admitir, entonces, es que el sufrimiento, aunque malo en s� mismo, es un medio para el bien y es un instrumento en las manos del bien.

Nuestra dificultad es que, si bien vemos que esto es cierto hasta cierto punto, no lo vemos en todos los casos. Sin embargo, parece cierto, en la medida en que podamos rastrear la conexi�n de causa y efecto. �Cu�l es la conclusi�n m�s razonable de eso? Simplemente esto, que deber�amos ver lo mismo si pudi�ramos ver m�s. El gran misterio del mal en el mundo de Dios requiere para su soluci�n una respuesta correcta a la pregunta suprema: �Qu� es lo que vamos a tener como nuestro primer objetivo? Seguramente no felicidad.

La felicidad para los imperfectos significa contentarse con la imperfecci�n. La perfecci�n, m�s que la felicidad, esto es lo primero; para ello, sufrimiento; luego, en proporci�n a la perfecci�n alcanzada por ello, la bienaventuranza resultante. Tampoco es una mera opini�n. La historia, la observaci�n y la experiencia apuntan en ese sentido. Fue en la intuici�n de esta gran verdad que alguien designado a m�s dificultades de las que son comunes a la suerte del hombre expres� su testimonio a las edades de esta manera: �Nuestra leve aflicci�n, que es moment�nea�, etc. ( JM Whiton. )

Bien del mal

Aqu� la conocida historia de los Padres Peregrinos de Nueva Inglaterra est� en el punto. Llegaron a la costa americana en el momento m�s inoportuno, en la puesta del invierno. En consecuencia, sus exposiciones y dificultades provocaron una enfermedad fatal. Antes de que se plantara su primer ma�z, la mitad de ellos hab�an sido enterrados. Pocas veces se ha contado una historia m�s pat�tica que la de estos pobres y piadosos exiliados

Una pantalla de ramas sin hojas.

Entre ellos y la explosi�n.

�Pero habr�a sido mejor que no fuera as�? �Vale tan poco el hero�smo que m�s vale que no se le d� ocasi�n por la presencia de grandes males que exaltan toda la fuerza de esp�ritu de que es capaz el hombre? �Qui�n puede decir cu�nto ha valido para el mundo ese terrible sufrimiento, enfrentado con tal altivez de esp�ritu, al encender el mismo fuego insaciable de hero�smo en multitudes de espectadores admiradores? ( JM Whiton. )

Hombre y pecado; el problema del mal moral

(con 1 Juan 3:4 , RV): - El orden adecuado en el que investigar nuestra experiencia del tema es comenzar con la existencia del mal moral, y desde ese punto de vista mirar hacia la cuesti�n m�s amplia del mal c�smico. .

I. LA PRESENCIA DEL MAL MORAL EN LA NATURALEZA HUMANA - EL SENTIDO DEL PECADO. Con mucho, la mayor parte del sufrimiento de la vida se debe a la depravaci�n de la naturaleza humana. Si los hombres fueran buenos y amables, quedar�a poco por lo que llorar. Hablando en general, podemos decir que la experiencia humana de este gran hecho va desde la percepci�n burda y ego�sta de las faltas de otras personas hasta la auto-humillaci�n del santo en quien se desarrolla fuertemente el sentido del pecado.

Para tomar el terreno m�s bajo primero, hay algunos que se sienten doloridos por una sensaci�n de lesi�n. Puede ser que la vida sea m�s triste de lo que era antes, debido a la conducta desgarradora de algunos de quienes se podr�a haber esperado un curso de acci�n muy diferente. Para tales como �stos, el hecho de que la naturaleza humana est� viciada y que, en consecuencia, el mundo se hace miserable, no necesita una demostraci�n completa.

O, de nuevo, puede haber algunos que recuerden con dolor y se arrepientan de algunos de sus propios errores que les han tra�do malos resultados. El autorreproche, sin embargo, no vuelve a enderezar las cosas. No es solo que los errores est�n m�s all� de recordar, sino que el personaje en s� es intratable. Ning�n hombre que sea fiel a s� mismo puede escapar a la necesidad de culparse a s� mismo. Esta auto-culpa puede ser superficial e imperfecta, o puede ser radical y fuerte.

Puede ser solo una forma de autocompasi�n, o puede ser una profunda experiencia de culpa. Perm�tanme decir algunas cosas sobre este sentimiento de culpa. En primer lugar, podemos reconocer que no es universal, aunque de una forma u otra es una de las experiencias m�s generales. Algunas de las grandes religiones del mundo carecen de ella: el confucianismo. Confucio, como muchos de los profetas del mundo, muri� decepcionado.

Hab�a apuntado a algo m�s elevado de lo que estaban preparados sus compatriotas. Tuvo que soportar la oposici�n, la calumnia, la persecuci�n y la pobreza. Podr�amos pensar que el problema de la pecaminosidad humana se le habr�a sugerido, pero no tenemos tal indicaci�n en sus ense�anzas. En estos hay una total ausencia de conocimiento del pecado como tal. Lo que es verdad de esta religi�n es verdad de otras.

Su reconocimiento de fallas no es un reconocimiento de pecaminosidad. Incluso en nuestros d�as, y entre nuestro c�rculo de conocidos, hay, sin duda, algunos que no tienen el sentido del pecado y que no manifiestan conciencia de la necesidad del perd�n. Los hombres pueden ser conscientes de manera general de que las cosas no est�n bien en su propia disposici�n o en la de sus semejantes y, sin embargo, ser ajenos al estado de contrici�n.

La censura y el sentimiento de pecado no suelen ir de la mano. Llegamos a otro orden superior de experiencia cuando entramos en las filas de aquellos en quienes la percepci�n de la indignidad personal es v�vida. Este ha sido especialmente el caso donde la idea de un Dios justo se ha presentado poderosamente. Sin embargo, es dentro del c�rculo del cristianismo donde esta convicci�n se ha acelerado y profundizado en mayor medida.

Se ha sostenido que el sentido del pecado es un desarrollo m�rbido de la vida religiosa. No somos mejores, sino peores, de lo que pensamos. El estado de �nimo de la contrici�n es una nota de despertar la nobleza. Un acompa�amiento del sentimiento de pecado es el deprimente descubrimiento de nuestra impotencia para escapar de �l. Entonces, para concluir este primer punto, podemos decir que lamentablemente somos conscientes de la presencia del mal moral en la naturaleza humana, y tambi�n somos conscientes de que �no deber�a ser as�.

II. Intentos de dar cuenta del origen del mal moral. No es de extra�ar que los hombres se hayan preocupado mentalmente por la presencia del mal moral en el mundo, y es instructivo observar algunos de los intentos que se han hecho para explicarlo. Al enunciar algunas de las teor�as que se han proyectado para explicar la depravaci�n humana, podemos considerarlas en el orden de su importancia relativa.

1. Observemos que el pecado a menudo se ha considerado un enga�o, que es simplemente una forma de experiencia mental y no m�s real que un sue�o torturador. La culpabilidad es s�lo una fantas�a; nadie tiene la culpa de nada; y si el alma ha de persistir y la autoconciencia contin�a en un estado superior, el hombre descubrir� entonces que toda su agon�a, sus l�grimas y su autorreproche no tienen una causa m�s severa que el miedo de un ni�o peque�o a la oscuridad. Pronto podremos descartar esta explicaci�n. La culpa a uno mismo no es una fantas�a. El pecado no es algo negativo, es positivo, un enemigo con el que tenemos que luchar.

2. Adem�s, a lo largo de la historia humana se observa una tendencia a explicar la presencia del mal moral mediante una teor�a dualista de la existencia. La oscuridad ha sido representada como enemiga de la luz, la materia del esp�ritu y Satan�s de Dios. Las variaciones de estas teor�as dualistas son m�ltiples. Los plat�nicos, los gn�sticos y los maniqueos son una gran familia que consideraba que la materia era en cierto grado independiente de Dios e imperfectamente bajo Su control.

Todos estos movimientos ten�an algo en com�n, y ese algo era la tendencia a colocar la materia en oposici�n al esp�ritu y considerar el mal como un residente en la materia. La fe absoluta en tales posiciones, por regla general, se encuentra con los dos extremos del ascetismo y la licencia. Aunque el dualismo de Plat�n era algo muy diferente de las herej�as gn�sticas, estas �ltimas realmente surgieron de �l. A veces se ha pensado que las Escrituras dan cierto apoyo a la teor�a aqu� indicada.

"El mundo", por ejemplo, se presenta como antit�tico de "el reino" y "la carne" como ant�tesis de "el esp�ritu". Este es sin duda el caso, pero debemos ser advertidos contra pensar que los escritos del Nuevo Testamento deben interpretarse en el sentido de que el mal tiene su asiento en la carne, y que el esp�ritu solo necesita la liberaci�n de la muerte para ser santo en un l�mite. .

3. El positivismo, y todos los modos de creencia afines, efect�an una divisi�n pr�ctica, aunque no te�rica, del universo. La humanidad y el orden moral est�n representados como una entidad aparte del duro trasfondo de la naturaleza, y se nos pide que hagamos nuestro mejor esfuerzo para promover el avance de todo lo que contribuye al bien humano sin buscar sanciones en la naturaleza o lo sobrenatural. Es curioso notar que los defensores de este principio suelen ser los m�s fuertes en la afirmaci�n de que el universo es uno e indivisible. Se observa que un poder act�a dentro de �l, y no dos poderes enfrentados entre s�.

4. Esto nos lleva a la consideraci�n de la teor�a, tanto cristiana como no cristiana, de que en el universo tenemos un dualismo personal representado en los nombres familiares, Dios y Satan�s. No necesitamos negar la existencia de un capit�n personal de la hueste del mal, pero no estamos preparados para admitir que haya lugar en el universo para un poder que Dios no puede derrocar. Este es un resumen superficial de las teor�as que han ocupado la atenci�n de los hombres de una �poca a otra. Podemos decir de todos ellos:

(1) Fallan en que limitan la omnipotencia de la Deidad.

(2) Fallan al negar la responsabilidad humana.

(3) La verdad com�n a todas estas teor�as parece ser que el bien solo se conoce por el trasfondo del mal, la justicia solo se logra en oposici�n a la injusticia.

5. Aliada con lo anterior, pero independiente de, est� la doctrina cristiana de la ca�da. Es notable que esta doctrina tambi�n sea extracristiana. Tiene un lugar, por ejemplo, en la antigua mitolog�a teut�nica. La doctrina tambi�n es precristiana. Tiene un lugar en el Antiguo Testamento, aunque no muy grande. Es dentro del campo del cristianismo, sin embargo, donde la teor�a de una ca�da de la raza de la pureza original ha tenido su mayor boga. Sobre esto, el Prof. Orr dice: �No entro en la cuesti�n de c�mo debemos interpretar el G�nesis

3.
ya sea como historia o alegor�a o mito, o, lo m�s probable de todo, como una vieja tradici�n vestida con trajes aleg�ricos orientales; pero la verdad incorporada en esa narrativa, a saber, la ca�da del hombre de un estado original de pureza, considero vital para el punto de vista cristiano ". Sobre este punto, sin embargo, la ciencia est� en conflicto directo con la teolog�a recibida, y en a�os recientes el intento de reconciliar la doctrina de la ca�da con la teor�a aceptada de la evoluci�n se ha sentido como una dificultad considerable.

La forma en que se ha buscado resolver esa dificultad puede ilustrarse con un serm�n predicado por un amigo m�o. �El hecho de la ca�da es simplemente en efecto la declaraci�n de estos hechos biol�gicos en la regi�n espiritual. Es que lleg�, al comienzo de la historia humana, cuando el hombre estaba f�sicamente completo, y hab�a alcanzado un equilibrio estable, donde hab�a de comenzar su desarrollo moral y espiritual, - vino, c�mo no sabemos, un retroceso. , y ese retroceso se ha perpetuado en la historia de la raza por el hecho cient�fico de la solidaridad de la raza.

Lo que San Pablo llamar�a la ca�da del hombre es simplemente la declaraci�n de un hecho espiritual que tiene su analog�a precisa en la misma doctrina de la evoluci�n que se supone que la contradice ". El mismo predicador contin�a diciendo que a trav�s de la entrada del pecado en el mundo, por culpa del hombre y en oposici�n al prop�sito de Dios, ha venido al mundo, no el hecho de la muerte, porque la muerte estaba aqu� antes, sino la muerte. horror del que la humanidad es consciente, y que la miseria de la humanidad s�lo ha sido aliviada por la segunda creaci�n, por as� decirlo: la entrada de Cristo en el mundo y el anuncio de la buena nueva de la redenci�n.

A estas afirmaciones se puede plantear la �nica objeci�n radical de que si presumen la historicidad de la historia del G�nesis y la teor�a de una ca�da en el tiempo, por culpa del hombre y en contra de la intenci�n de Dios, est�n en contradicci�n directa con los juicios de Dios. ciencia moderna, y ninguna hip�tesis sobre "un paso atr�s" o "una nueva creaci�n" puede superar la dificultad. Nuestra teolog�a debe estar en armon�a con el resto de nuestro conocimiento.

Estamos en terreno m�s seguro si apelamos una vez m�s a la experiencia y decimos que la ca�da no debe considerarse como un hecho hist�rico, sino como un hecho psicol�gico. A este respecto, podemos observar que Jes�s nunca dice una palabra sobre una ca�da hist�rica de la raza. La par�bola del hijo pr�digo ha sido citada como an�loga a la historia del G�nesis, pero, a primera vista, est� destinada a ser interpretada psicol�gicamente m�s que hist�ricamente.

Adem�s de esto, debemos decir que la teor�a de una ca�da en el tiempo est� rodeada de otras dificultades m�s graves, que nos llevan a una visi�n del car�cter de Dios incompatible con la revelaci�n de nuestro Se�or de la naturaleza del Padre. Que Dios debiera haber hecho al hombre de manera que no solo fuera susceptible de caer, sino que lo hiciera con certeza, y luego hubiera visitado a toda la raza con consecuencias desastrosas, es del todo incomprensible.

Pero, adem�s, es impensable que la naturaleza humana imparcial alguna vez elija voluntariamente el mal. Hablando con toda reverencia, podemos decir que as� como es impensable que Dios caiga, tambi�n es impensable que el hombre caiga, a menos que est� hecho de tal manera que desee el mal sin conocer el bien. Por lo tanto, para resumir este punto, podemos decir que la presencia del mal moral no puede explicarse ni como un enga�o, ni por una teor�a dualista del universo, ni siquiera por una ca�da en el tiempo. La explicaci�n debe buscarse en otra parte.

III. LA HIP�TESIS DE QUE EL ORIGEN DEL MAL MORAL EST� EN DIOS. Llegamos, entonces, a la consideraci�n de una teor�a que, como la anterior, es tanto cristiana como no cristiana, a saber, que el mal moral tiene su origen en el buen prop�sito de Dios. Esto ha sido sostenido por algunos de los m�s grandes maestros de la Iglesia cristiana, desde Agust�n hasta los Padres de la Reforma. Incluso la teolog�a cat�lica romana posterior se ha demorado en torno a ella en la canci�n, " O felix culpa ", "que con una ca�da tan grande ha asegurado una redenci�n mayor".

El mal es una experiencia necesaria en aras del bien y debe desaparecer cuando se hace su trabajo. �Para qu� es bueno? Nadie lo sabe salvo luchando por realizarlo. Todo hombre es consciente no solo del deseo de elegir el mal, sino de la obligaci�n de elegir el bien. Pecar es seguir lo inferior en presencia de lo superior; es ceder a lo que es f�cil en oposici�n a lo que es correcto. Si el mal dentro de la disposici�n suple la tendencia, el pecado est� en ceder a esa tendencia.

Esto no exime a ning�n hombre de la responsabilidad moral. El pecado es real y tenemos la culpa de ello, pero no estamos calificados para juzgarnos unos a otros. Dios, y solo Dios, puede desenredar los hilos del motivo humano y estimar la cantidad de culpabilidad individual. Sin Cristo, no habr�a m�s que una d�bil luz sobre este problema mundial. Por lo que sabemos de �l, podemos mirar hacia adelante y hacia arriba. El mal primordial es el nombramiento de nuestro Dios y Padre, quien comparte cada experiencia de Sus hijos.

La salvaci�n es escapar del pecado; expiaci�n escapar de la culpa; Dios proporciona ambos. Ya no hay lugar para la desesperaci�n, sino solo para la alegr�a solemne. �Deje el imp�o su camino�, etc. ( RJ Campbell, MA )

El uso divino del dolor

(Domingo de hospital): -

I. SOBERAN�A DIVINA EN RELACI�N CON LA ENFERMEDAD Y EL DOLOR. Lo que el ap�stol escribi� con esp�ritu de profec�a es confirmado por la p�gina de la historia. �De �l, y para �l, y por �l son todas las cosas; a quien sea la gloria por los siglos �. No nos resulta dif�cil aceptar esta doctrina cuando todo nos va bien. Es cuando �l dice: yo creo la oscuridad, yo creo el mal, que lo sentimos extra�o y retrocedemos ante un pleno asentimiento.

Se ha sugerido que esta verdad del texto fue dada como una correcci�n del antiguo mito oriental de dos dioses, uno opuesto al otro, y creando el mal en oposici�n a la obra del buen dios. La forma moderna de esta teor�a, y una que prevalece en ciertos c�rculos de personas cristianas, es que todas las enfermedades y males f�sicos son obra y maquinaciones de Satan�s. Esto es igualmente contrario a la ense�anza del texto y a toda la Escritura. Estas cosas dejan perplejos nuestros pensamientos y prueban nuestra fe; pero s�lo aumenta la perplejidad y la prueba atribuirlos a Satan�s. Todav�a estamos en la mano de Dios.

II. EL USO DE ESTAS COSAS SIRVE EN EL DIVINO GOBIERNO. La cuesti�n del uso para el que sirve cualquier cosa, que Dios en su providencia env�a o permite, debe plantearse siempre con la humilde conciencia de que la cosa puede ser demasiado profunda para que la entendamos. Sin embargo, Dios no nos deja sin alg�n conocimiento de su voluntad y del uso que hace de este sufrimiento y dolor.

1. En primer lugar, est� claro, el dolor y la enfermedad exhortaron a los hombres a respetar la ley divina.

2. Este mal a menudo conduce a la manifestaci�n m�s plena de Su poder. Cuando los disc�pulos preguntaron acerca de un ciego de nacimiento: "�Qui�n pec�, este hombre o sus padres?" nuestro Se�or responde que el hombre tuvo la desgracia de "que las obras de Dios se manifestaran en �l". No meramente o principalmente la apertura del ojo corporal, sino que las obras de Dios a las que se refiri� nuestro Se�or fueron esos cambios y esa iluminaci�n espiritual que lleg� al hombre a trav�s de la relaci�n con Cristo.

Para que el pobre mendigo ciego e ignorante viera lo que el fariseo bien instruido y moralista no ve�a, y pudiera responder con calma a las cavilaciones de los oponentes de Cristo y soportar la persecuci�n por su causa. Estas obras de Dios a menudo se han manifestado a trav�s de la instrumentalidad del dolor y la enfermedad ardientes. Los d�as de enfermedad han sido d�as en que el alma errante ha escuchado la voz del Bien

Pastor, y regres� de sus andanzas, y ha aprendido a decir: "Bueno me es haber sido afligido".

3. A veces, tambi�n, el dolor y la enfermedad han sido en la mano de Dios una protecci�n contra el pecado. El freno que nos impone la debilidad f�sica puede ser el freno mismo que se necesita para mantenernos dentro de los l�mites de la verdadera moderaci�n, m�s all� del cual el camino est� sembrado de tentaciones frecuentes y grandes, de modo que escapar era casi imposible.

4. De la misma manera estas cosas son esenciales en el proceso de purificaci�n que se est� llevando a cabo ahora.

5. Adem�s de todo esto, el dolor y la tristeza que a veces casi nos abruman, provocan simpat�a y compasi�n que unen a los hombres en este v�nculo m�s estrecho.

III. NUESTRO DEBER en vista de estas verdades.

1. Debe haber en conexi�n con estas cosas el reconocimiento distintivo de Su mano, que debe extenderse a todas las circunstancias del caso. Es s�lo un punto de vista parcial y falso el que considera la mano de Dios al permitir el sufrimiento, y se niega a reconocer su bondad en los alivios y remedios que proporciona, y la habilidad m�dica con la que dota a los hombres.

2. Pero, sobre todo, debemos cultivar una tierna simpat�a por los que sufren y, en la medida de lo posible, ayudarlos con un servicio bondadoso y paciente. ( W. Page, BA )

Luz y oscuridad en el universo.

Entretejido con la textura de la revelaci�n hay un elemento de misterio que demostrar, humildad y solemnidad. No olvidar� pronto una visita que hice una vez en plena noche al Coliseo. La luna estaba saliendo detr�s de los gigantescos muros. Su luz era casi dorada en profundidad y riqueza. Las alt�simas almenas proyectan sombras densas como una nube de tormenta. El vasto c�rculo de mamposter�a era casi imposible; lleno de tristeza y oscuridad.

Poco a poco, la luz de la luna naciente ca�a en rejas temblorosas a trav�s de los rasgones de las paredes y las puertas de las galer�as. Por fin, todo el lugar parec�a una rueda colosal con radios de metal bru�ido separados entre s� por intervalos de �bano. En esa vasta figura en forma de abanico, la luz temblorosa y la sombra ininterrumpida, proyectada por los montones de mamposter�a, yac�an uno al lado del otro con una alternancia que era casi matem�tica.

�No era esa una figura del universo? Luz deslumbrante y sombra impenetrable, revelaci�n clara y misterio tenue, lo comprensible y lo incomprensible, las cosas del amor de Dios se encuentran una al lado de la otra, en todo el c�rculo maravilloso. "Sabemos en parte y profetizamos en parte". ( TG Selby. )

Dolor una sombra del amor divino

Recuerdo que en un d�a glorioso, salvo un sol sin nubes, pasaba a la vista de una conocida l�nea de colinas desnudas y majestuosas, y luego disfrutaba de los rayos del mediod�a. Pero en una cara de la colina descansaba una masa de sombra profunda y l�gubre. Al buscar su causa descubr� al fin una peque�a mancha de nube, brillante como la luz, flotando en el azul claro de arriba. Esto fue lo que arroj� sobre la ladera esa amplia huella de penumbra.

Y lo que vi fue una imagen del dolor cristiano. Tan oscuro y triste a menudo como es, e inexplicablemente mientras pasa por nuestro camino terrenal, en el cielo se encontrar�n sus se�ales, y se sabr� que no ha sido m�s que una sombra de este resplandor cuyo nombre es Amor. ( Dean Alford. )

Hago las paces

Dios el Autor de la paz

El mismo poder que puso el sol en los cielos, da a las naciones de la tierra la luz y el consuelo de la paz; y el que hizo la noche antes del d�a, cuando las tinieblas cubr�an la faz del abismo, crea el mal de la guerra.

I. LAS CAUSAS DE LA GUERRA. Si Dios deja a los hombres solos, caer�n en la discordia y la anarqu�a, ya que los elementos del mundo se hundir�an en la confusi�n sin Su apoyo y volver�an a su caos primitivo. Tan pronto como dos hombres aparecieron sobre la tierra en un estado de igualdad y competencia, estall� la guerra entre ellos y el uno mat� al otro.

1. No es de extra�ar que haya guerras externas en el mundo, cuando hay una guerra interna en la mente del hombre; una inquietud del apetito que estalla en actos de violencia y nunca puede ser satisfecha.

2. Pero hay otro principio en el mundo que, si es posible, produce m�s da�o que todos los dem�s; esto es, religi�n falsa. Estas son las principales causas de guerra por parte de la humanidad.

3. Pero la guerra tiene otra causa de parte de Dios. Es enviado por �l para el castigo del pecado, y nunca ha fallado en castigar y reducir a un pueblo cuando cae en el orgullo o la desobediencia.

II. LOS EFECTOS DE LA GUERRA. Las palabras del texto son notables; porque aqu� la guerra, en oposici�n a la paz, se llama con el nombre de "mal": y un mal terrible es, que comprende todos los males que se encuentran en el mundo, ya sea que lo consideremos como un pecado o como un castigo.

III. EL USO QUE DEBEMOS HACER DE LAS BENDICIONES Y OPORTUNIDADES QUE NOS OTORGA UN TIEMPO DE PAZ. ( W. Jones, MA )

Yo, el Se�or, hago todas estas cosas

La agencia de Dios universal

I. EN QU� CONSISTE LA AGENCIA DE DIOS. La agencia de Dios consiste en Su voluntad, Su elecci�n o volici�n. Dios es un agente perfectamente libre. Dios es un agente moral. Conoce y ama perfectamente el bien moral, y conoce y odia perfectamente el mal moral.

II. SU AGENCIA ES UNIVERSAL. Dios afirma ser el agente universal.

1. Dios ha hecho todas las cosas.

2. Esto tambi�n se desprende de Su defensa de todas las cosas. Dios no hizo ni pudo hacer independiente a ninguna criatura u objeto, y le dio el poder de autoconservaci�n.

3. Dios debe extender Su albedr�o a todos los objetos creados en el universo, porque �l ha hecho todas las cosas para S� mismo. ( N. Emmons, DD )

Versículo 8

Despl�zate, cielos

La salvaci�n viene de la respuesta del hombre a Dios

A los ojos del vidente, la tierra est� abierta al cielo como una amplia tierra de ma�z sobre la cual penden las nubes del cielo, el aire respira y el sol arroja l�minas de luz.

Esas nubes est�n llenas de justicia, el t�rmino especial que se usa en todo este libro de la fidelidad de Jehov�. Al llamado de la oraci�n los cielos derraman su precioso tesoro, y la tierra abre cada poro para recibir la abundante lluvia; actualmente, cada acre trae salvaci�n, y la justicia brota en el coraz�n de los hombres, como su respuesta al descenso de la justicia de Dios.

Es la boda del cielo y de la tierra, cumplimiento de la predicci�n del salmo: �La verdad brota de la tierra; y la justicia mir� desde los cielos �. La concepci�n es de una belleza incomparable. La melancol�a del cielo; la respuesta de la tierra. Llamada profunda a lo profundo. La naturaleza de Dios que se origina e inspira; la naturaleza del hombre respondiendo. Y cuando la gracia descendente de Dios es as� recibida por el coraz�n creyente y anhelante del hombre, el resultado es la salvaci�n.

Como dice el margen de RV: "Que los cielos sean fruct�feros en salvaci�n, y que la tierra haga brotar a una la justicia". Todo el p�rrafo hasta el final del cap�tulo resuena con la salvaci�n como su nota clave. �Dios se esconde a s� mismo? �l es el Dios de Israel, el Salvador. �Est�n avergonzados y confundidos los hacedores de �dolos? Sin embargo, Israel es salvo con una salvaci�n eterna. �Se desprecian las im�genes esculpidas? Es porque son dioses que no pueden salvar.

�Afirma Dios su deidad incomparable? Es porque �l es un Dios justo y un Salvador. �Se les pide a los hombres que lo miren, aunque est�n tan lejos como los confines de la tierra? Es para que se salven. Principalmente, sin duda, esta salvaci�n se refiere a la emancipaci�n del pueblo elegido de la servidumbre de Babilonia y su restauraci�n a Jerusal�n. ��l edificar� mi ciudad; dejar� ir libres a Mis desterrados, no por precio ni recompensa, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos.

Esta liberaci�n, que es un tipo de liberaci�n mayor de la culpa y el poder del pecado, fue, en el prop�sito fijo de Dios, segura como la creaci�n de la tierra y el hombre; garantizada por las manos que extendieron los cielos, y por la palabra que mand� a todo su ej�rcito. ( FB Meyer, BA )

Versículo 9

�Ay del que lucha con la se�orita Maker!

Luchando con Dios

La palabra fuerte �esforzaos� y la enf�tica reafirmaci�n de la misi�n de Ciro ( Isa�as 45:13 ), as� como la conexi�n con Isa�as 45:1 , muestran esa oposici�n deliberada al prop�sito Divino, y no mera desfallecimiento. la incredulidad de coraz�n (como en Isa�as 40:27 ; Isa�as 51:13 ), se refiere aqu�.

( Prof. J. Skinner, DD )

Oponerse al prop�sito divino

Aquellos a quienes se dirigi� principalmente estaban en desacuerdo con Dios su Creador en dos aspectos:

1. Porque permiti� que su pueblo fuera llevado cautivo por sus enemigos a un pa�s lejano, donde fueron oprimidos.

2. Porque, a pesar de que los siervos del Se�or hablaron mucho acerca de su liberaci�n, el evento parec�a del todo improbable y m�s all� incluso del poder de Dios. ( R. Macculloch. )

Contendiendo con Dios

I. MURMURANDO SUS DISPENSACIONES.

II. RESISTIENDO SU AUTORIDAD.

III. CONTENIENDO SUS INSTRUCCIONES. ( R. Macculloch. )

Luchando con nuestro Creador

Si consideramos debidamente la vida del hombre desde la ca�da, encontraremos que es una lucha continua. En el gran y m�s trascendental asunto de la religi�n, del que depende toda nuestra felicidad, �qu� guerra dom�stica encontramos dentro de nuestros propios pechos! Felices los que tienen �xito en este conflicto espiritual; �Y eres tan sabio como vigorosamente para unir fuerzas con el Se�or de los ej�rcitos! Pero �ay de aquel que est� en partido con el enemigo y "lucha con su Hacedor".

I. Consideraremos QU� ES ESFUERZAR CON NUESTRO FABRICANTE. En general, es resistir Su voluntad y oponernos a Su gobierno, luchar contra las dispensaciones de Su providencia.

II. La vileza extrema y la locura de hacerlo.

I.En general, si el colmo de la ingratitud es algo vil, y si oponerse y competir con nuestro mejor Amigo, que es infinitamente m�s sabio que nosotros, y nos ama m�s que nosotros mismos, y cuyo poder tambi�n es tan irresistible. , que despu�s de todas nuestras luchas, Su placer se lograr� de una manera u otra, si no para nuestra felicidad, como �l pretend�a al principio, luego para nuestra ruina, ya que estamos resueltos a que as� sea, - si esto es una tonter�a , entonces "luchar con nuestro Hacedor" implica toda la locura y la bajeza de la que un hombre puede ser culpable.

2. Pero m�s particularmente, luchar con nuestro Hacedor es una cosa muy vil y necia, ya que significa:

(1) Nuestra negaci�n de la obediencia a sus mandamientos; porque �qu� puede ser m�s vil que rehusar incluso nuestros m�s altos servicios a ese Ser infinitamente glorioso y bueno que nos hizo lo que somos?

(2) Nuestras murmuraciones a su disposici�n de nosotros, y un descontento inquieto por las circunstancias en las que �l cree adecuadas para colocarnos.

(3) Nuestro ser obstinados y refractarios a la conducta de Su Esp�ritu Divino, y la gu�a de Sus ministros, en las cosas relacionadas con Su servicio y nuestra propia salvaci�n eterna.

III. LA MISERABLE CONSECUENCIA de luchar as� con nuestro Hacedor. "�Ay de �l!"

1. Como significa desobediencia a sus mandamientos. Porque �qui�n puede imaginar sino que un gobernador tan sabio y tan poderoso, y tan justo como Dios, afirmar� a su debido tiempo su autoridad y proteger� sus leyes y gobierno del desprecio, mediante el castigo digno de aquellos que han sido tan duros? en cuanto a resistir y rebelarse contra �l, y no tomar en cuenta las declaraciones m�s claras y expresas de Su voluntad? Y cuando el Todopoderoso proceda a hacer justicia, �qui�n podr� resistirle, o esperar evitar el golpe, pero deber� hundirse bajo su peso para siempre?

2. Tampoco escapar�n nuestros descontentos y murmuraciones a las disposiciones divinas sin el debido castigo. Porque supongamos que Dios se sintiera tan provocado por nuestras quejas como para apartarnos de Su cuidado y protecci�n, y dejarnos a nosotros mismos, y en Su ira cumplir con nuestros insensatos deseos, y darnos lo que tanto nos gusta, y que �l ve ser� nuestra ruina, �cu�n tristemente sensibles seremos pronto de la gran diferencia entre el gobierno de Dios y el nuestro!

3. Y as�, por impaciencia ante problemas y aflicciones, supongamos que nuestros clamores, luchas y resistencia deben hacer que Dios retenga Sus castigos paternos, y sufra el pecado sobre nosotros sin correcci�n, y nos desprecie como desesperados e incorregibles; �Qu� aflicci�n en la tierra podr�a sobrevenirnos m�s que este?

4. �Qu� puede esperarse sino el m�s extremo de todos los males de nuestro rechazo a esas propuestas de reconciliaci�n con Dios, que no s�lo nos son ofrecidas, sino que nos son impuestas diariamente por los ministros de Cristo, y a las que estamos constantemente movidos por las obras de la Iglesia? �Esp�ritu de Dios en el interior, sobre nuestras almas! ( W. Bragge .)

La miseria de contender con Dios

I. ESPECIFIQUE ALGUNOS CASOS EN LOS QUE EL PECADOR PUEDE SER CONSIDERADO COMO UN LUCHA CONTRA DIOS. No creo que valga la pena mencionar el ate�smo, que se opone a su propio ser y trata de desterrarlo del mundo que ha creado. Algunos, de hecho, han supuesto que un ateo especulativo es una imposibilidad. Hasta qu� punto Dios puede entregar a un hombre "a un fuerte enga�o para creer una mentira", que ha despreciado y rechazado las ventajas de la revelaci�n, no nos corresponde a nosotros determinar, - sino "si la luz que hay en ti es oscuridad, �Cu�n grande es esa oscuridad! " Sin embargo, es innegable que tenemos una multitud de ateos pr�cticos. Es decir, tenemos miles que viven precisamente como lo har�an si creyeran que Dios no existe. Luchan con �l.

1. Transgrediendo su santa y justa ley.

2. Oponi�ndose al Evangelio.

3. Violando los dictados de la conciencia.

4. Neg�ndose a resignarse a las dispensaciones de su providencia.

5. Por la persecuci�n de su pueblo.

6. Intentando obstaculizar la propagaci�n de Su causa.

II. CONSIDERE EL �AY� QUE SU OPOSICI�N NECESARIAMENTE LE IMPLICA. Esta lucha con Dios es ...

1. Una pr�ctica de lo m�s vergonzosa e ingrata. �Qu� pensar�a de un ni�o que debiera luchar con su padre, reprochar su car�cter, contrarrestar todos sus designios y esforzarse por herir sus preocupaciones? Pero tal es tu conducta hacia Dios.

2. Una pr�ctica de lo m�s irrazonable y absurda. Porque observa: en todos los casos en que te opones a �l, �l busca promover tu bien: Su prop�sito es hacerte sabio, santificarte, hacerte feliz; y las ventajas del cumplimiento ser�n todas suyas. Adem�s, �puedes prescindir de �l? �En la vida? �En la muerte?

3. Por tanto, nada puede ser m�s da�ino y ruinoso. Al luchar con �l, s�lo te pareces a la ola que choca contra la roca y es rechazada en espuma; o el buey que da patadas al aguij�n y s�lo se hiere a s� mismo; o los espinos y abrojos que deb�an ponerse en orden de batalla contra el fuego. Para mejorar este terrible tema, perm�tame preguntarle: �est� usted a favor de Dios o en su contra? Aqu� no hay neutralidad.

Hemos estado hablando de una lucha con Dios que es ilegal y destructiva, pero hay una lucha con �l que es permisible y necesaria. Es por oraci�n y s�plica. ( W. Jay. )

La falta de delicadeza de criticar a Dios

(vers�culo 10): - Que un hijo hable as� de padre o madre es inconcebiblemente antinatural e imp�o. Y tales son los que critican el m�todo de Dios de salvar a su pueblo a trav�s de Ciro. ( ABDavidson, DD )

Versículo 11

As� dice el Se�or. .. Preg�nteme

Oraci�n y cr�tica

�Preg�ntame, pero no me critiques.

"Ordenarme" debe significar "dejar a Mi cuidado". ( Prof. J. Skinner, DD )

Est�mulo para orar con los nombres de Dios.

�El Se�or�, es decir, Dios en Su prop�sito redentor eterno; �El Santo de Israel�, es decir, las perfecciones morales del Dios de Israel, en contraste con las abominaciones perpetradas bajo la sanci�n de las religiones paganas; �Su Hacedor� - sugiriendo el prop�sito que de la arcilla recolectada en la �poca de Abraham de las tierras altas de Mesopotamia, fue hacer una vasija hermosa para Su uso. Esta triple descripci�n de Dios introduce el augusto mandato que ordenaba al pueblo buscar mediante la oraci�n el cumplimiento del prop�sito en el que estaba puesto el coraz�n divino. ( FB Meyer, BA )

Exponer el poder de Dios dependiente de la oraci�n

Al lanzar un acorazado, no pocas veces se requiere la presi�n del dedo de un beb� para poner en funcionamiento la pesada maquinaria mediante la cual el leviat�n de hierro se desliza de manera uniforme y majestuosa sobre la ola del oc�ano. Entonces, si nos atrevemos a decirlo, todos los prop�sitos de Dios, y la maquinaria providencial por la cual ser�an ejecutados, permanecieron en suspenso hasta que el pueblo elegido pidi� las cosas que �l hab�a prometido, e incluso le orden�. en cuanto a la obra en la que estaba puesto su coraz�n. ( FB Meyer, BA )

Preguntando y ordenando

I. LA ORACI�N ES UN V�NCULO NECESARIO EN EL CUMPLIMIENTO DE LAS DIVINAS PROMESAS. "Preg�ntame de lo que vendr�". Incluso al Hijo, Jehov� dice: "P�deme, y te dar� las naciones", etc. Y al pueblo elegido, al final de un p�rrafo que comienza con "Yo quiero", y que revela el trabajo que �l est� dispuesto a hacer, no por el bien de ellos, sino por el suyo propio, dice: "Por esto, adem�s, �Me consultar� la casa de Israel para que lo haga por ellos? �. Nuestro Se�or no ceja en el �nfasis que pone en la oraci�n, y se compromete a hacer solo lo que se le pida en Su nombre.

1. La oraci�n es parte del sistema de cooperaci�n entre Dios y el hombre que impregna la naturaleza y la vida.

2. La oraci�n, cuando es genuina, indica la presencia de una disposici�n a la que Dios puede confiar sus mejores dones sin da�ar al destinatario. Bendecir a algunos hombres, aparte de la humildad y la sumisi�n, y el destete del alma de la ayuda de las criaturas, solo da�ar�a. Y as� , en Su amado amor, Dios retiene Sus dones m�s selectos hasta que el coraz�n se rompe y clama a �l. Ese grito es el bendito s�ntoma de la salud del alma.

3. La oraci�n es tambi�n en su esencia, cuando est� inspirada por la fe, una apertura hacia Dios, una receptividad, una facultad de aprehender con la mano abierta lo que �l quiere impartir. Dejanos rezar&mdash

(1) Unidos. Dios ser�a interrogado por la "casa" de Israel.

(2) Con simpat�a. Una oraci�n ofrecida en presencia de otros debe recibir su respaldo.

(3) Con seriedad. El indicador Divino del valor de la oraci�n es su presi�n sobre el coraz�n de Dios.

(4) En el nombre de Jes�s.

II. EL ACENTO IMPERATIVO EN LA FE. "En cuanto a mis hijos, y en cuanto a la obra de mis manos, mandadme". Nuestro Se�or habl� en este tono cuando dijo: "Padre, lo har�". Joshua lo us� cuando en el momento supremo de triunfo levant� su lanza hacia el sol poniente y grit�: "�Sol, qu�date quieto!" El�as lo us� cuando cerr� los cielos durante tres a�os y seis meses, y los volvi� a abrir.

Lutero lo utiliz� cuando, arrodillado junto al agonizante Melanchthon, prohibi� a la muerte que se llevara su presa. Es una relaci�n maravillosa en la que Dios nos invita a entrar. Estamos acostumbrados a obedecerle. Pero con la �nica limitaci�n de que nuestros mandatos deben referirse a Sus hijos, y la obra de Sus manos, y deben incluirse en Su palabra de promesa, Jehov� nos dice, Sus hijos redimidos en Jesucristo: "�Mandadme!" El mundo est� lleno de poderosas fuerzas que trabajan por nuestro bienestar.

�C�mo es que estas grandes fuerzas naturales, que son manifestaciones del poder de Dios, obedecen tan absolutamente al hombre? �No es porque, desde los d�as de Bacon, el hombre ha estudiado tan diligentemente y obedecido tan absolutamente las condiciones en las que trabaja? "Obedece la ley de una fuerza, y la fuerza te obedecer�", es casi un axioma en f�sica. Entonces Dios les da el Esp�ritu Santo a los que le obedecen. Todos los recursos de Dios moran corporalmente en el Se�or resucitado y glorificado.

Obedezca a �l, y �l derrama una energ�a tan poderosa en ya trav�s del esp�ritu que los hombres se asombran de la prodigalidad de su provisi�n; resistirlo o frustrarlo, y �l se retira del esp�ritu, dej�ndolo para que luche lo mejor que pueda con sus dificultades y pruebas. Pero despu�s de nuestras mayores obras de oraci�n y fe, siempre nos humillaremos ante Dios; como hizo El�as, quien, despu�s de llamar al fuego del cielo, se postr� en el suelo, con el rostro entre las rodillas. ( FB Meyer, BA )

Consejo para el pueblo de Dios en problemas

( Isa�as 45:11 ): -

I. EL PUEBLO DE DIOS EN CAUTIVIDAD EST� INVITADO A CONSULTAR SOBRE EL PROBLEMA DE SUS PROBLEMAS ( Isa�as 45:11 ). El Santo de Israel, aunque no les permite contender con �l, los anima,

1. Consultar Su Palabra. "Preg�ntame de lo que vendr�".

2. Buscarle por medio de la oraci�n. "Mandadme".

II. SE LOS ANIMA A DEPENDER DEL PODER DE DIOS CUANDO FUERON MUY BAJOS Y FUERON TOTALMENTE INCAPAZ DE AYUDARSE A S� MISMOS ( Isa�as 45:12 ).

III. EN PARTICULAR SE LE DICE LO QUE DIOS HAR�A POR ELLOS, PARA QUE ELLOS SEPEN DE QUE DEPENDER ( Isa�as 45:13 ).

IV. SE Isa�as 45:15 A CONFIAR EN DIOS M�S DE LO QUE PUEDEN Isa�as 45:15 ( Isa�as 45:15 ). ( M. Henry. )

La abundante liberalidad de Dios

Me han dicho que en los tiempos antiguos, el d�a de Navidad, era costumbre en los pueblos del campo que el hacendado siempre llenara de cosas buenas las vasijas que los pobres llevaban al sal�n, para poder tener una cena de Navidad. Era extra�o lo grandes que crec�an las cuencas a�o tras a�o. Siempre que el hombre ven�a con el carro de la vajilla, toda buena ama de casa miraba todo su inventario para ver si no hab�a una palangana a�n m�s grande.

Era una regla que los sirvientes del escudero siempre deb�an llenar el cuenco, del tama�o que fuera, y as� los cuencos crec�an cada vez m�s. �Dios llenar� tu cuenco, por grande que sea! Consiga un cuenco tan grande como pueda; y cuando lo traes, si alguna vez te llega un susurro al o�do: "Ahora has presumido de la benevolencia de Dios, has tra�do un cuenco demasiado grande", sonr�e a ti mismo y di: "Esto no significa nada para Su desbordante plenitud". .

�Si yo dijera:� Pobre mar, pobre mar, ahora ser�s drenado, porque traen cuencos tan grandes para que se llenen de tus aguas �; el mar, lanzando sus poderosas olas a lo largo y ancho, se reir�a de mi locura. Ven, entonces, y trae tus concepciones m�s grandes de Dios, y multipl�calas diez mil veces, y cree en �l como este Libro te har�a creer en �l. Abre bien tu boca y �l la llenar�.

�l te invita incluso a mandarle. �l dice: "Preg�ntame acerca de las cosas por venir acerca de Mis hijos, y acerca de la obra de Mis manos, mandadme". Esa es una expresi�n maravillosa; lev�ntate a la sublimidad de la fe y s� atrevido con tu Dios. ( CH Spurgeon .)

Versículo 12

Yo hice la tierra

Naturaleza y Escritura

(con Isa�as 45:22 ): - El estudio de la Naturaleza revela un Creador.

Este es el orden: Dios, la creaci�n, los peces, los animales, los hombres, las mujeres, el g�nero humano, la cultura del suelo, la construcci�n de ciudades, la navegaci�n del mar y, en el transcurso de los siglos, la formaci�n de la sociedad como lo sabemos. Pero el hombre como agente moral requer�a leyes morales; teniendo tambi�n capacidad para la religi�n, necesitaba luz espiritual. Esto hizo necesaria la revelaci�n de arriba. La humanidad ha recibido mensajes tanto vocales como escritos de Dios.

La creaci�n habla de Su poder, y la Escritura habla de Su salvaci�n: los dos libros juntos revelan Su gloria perfecta.

I. Un estudio cuidadoso de la naturaleza y el hombre le traer� v�vidamente LA LEY DE LA DEPENDENCIA. El hombre que intentara ser independiente de la naturaleza pronto morir�a de hambre y sed, y el alma que es lo suficientemente arrogante como para considerarse independiente de Cristo pronto encontrar� que decir verdad: �El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene vida."

II. En la naturaleza se ve tambi�n LA LEY DEL CULTIVO. Todo ser viviente necesita cultivo, y es mejorado, embellecido y perpetuado por �l. El hombre, el "alma viviente", est� bajo la misma ley. En un sentido superior, el alma del hombre est� sujeta a esta ley de cultivo. Los frutos y flores que se encuentran en un alma cultivada son fe, oraci�n, virtud, conocimiento, templanza, paciencia, piedad, bondad fraternal y caridad.

III. La naturaleza exhibe de manera conspicua y hace cumplir implacablemente LA LEY DE LA PRIVACI�N. En los grandes aleros de Kentucky hay aguas oscuras donde la luz nunca llega. Los peces sin ojos nadan all�. Sus antepasados ??ten�an ojos que pod�an ver; pero sus descendientes, que eligen morar en aguas sin luz, s�lo tienen bordes y motas en la cabeza v, aqu� podr�an haber estado los ojos. Usa bien un sentido, una facultad, un poder y lo acrecientas; descuidarlo y morir�. Esa es la ley de la naturaleza. Las Escrituras te ense�an la misma lecci�n que en el mundo espiritual.

IV. La naturaleza tambi�n abraza indudablemente LA LEY DE TERMINACI�N. �Se seca la hierba y se marchita la flor�. Los huesos del leviat�n blanquean las profundidades del mar. �Y el hombre? A �l tambi�n se le aplica la ley de rescisi�n. �Continuar� la naturaleza, el hombre, la vida tal como la conocemos, tal como es para siempre? No, porque tanto la Naturaleza como las Escrituras proclaman la ley de terminaci�n ( 2 Pedro 3:10 ).

V. Pero tanto la Escritura como la Naturaleza nos se�alan otra ley: LA DE LA CONTINUIDAD. Y esta eterna ley de continuidad existir� despu�s de que el mundo presente quede atr�s. Considere, entonces, estas verdades naturales y espirituales. Deje que la naturaleza le ense�e lo grande que es el Creador: deje que las Escrituras le ense�en que su salvaci�n, su amor y su justicia son por los siglos de los siglos. ( GWM'Cree. )

Versículo 14

Ciertamente Dios est� en ti

Jehov� mismo presente en su Iglesia

I. LA DIGNIDAD DE LA IGLESIA. No es de extra�ar que Salom�n se sintiera abrumado por el asombro cuando Jehov� prometi� Su presencia en el templo que acababa de ser erigido para Su adoraci�n y gloria. Pero hay un templo m�s noble para Dios, incluso esa Iglesia que est� compuesta de piedras vivas. Es a la presencia de Dios all� a lo que se refiere el texto, y al dar fe de Su presencia podemos observar que Jehov� es ...

1. Honrando su propia verdad.

2. Exaltando a su propio Hijo.

3. Impartir sus propias gracias.

II. LA ESPIRITUALIDAD CONSECUENTE DE LA EXPERIENCIA DE LA IGLESIA. Ninguna frase podr�a describir con mayor precisi�n al verdadero cristiano que el texto: "Ciertamente Dios est� en ti". La verdadera religi�n no es una opini�n meramente del entendimiento, ni el decoro externo meramente de la vida, ni el �xtasis ext�tico meramente de afecto. Pero es nada menos que una uni�n de nuestra alma con Dios, una participaci�n real de la naturaleza Divina.

III. Nuestro texto, sin embargo, no solo insin�a la dignidad del cristiano y la espiritualidad de su experiencia, sino tambi�n LA SANTIDAD DE SU CONDUCTA. Y a menos que haya esto, no hay nada. ( RC Dillon, DD )

Versículo 15

Verdaderamente eres un Dios que te escondes

El misterio de los caminos de Dios

1.

La mente de Isa�as est� impresionada con el hecho de que si Dios es �el Dios de Israel y el Salvador�, hace algunas cosas que apenas tienen una aparente coherencia con ese car�cter. �Cu�ntas veces abandon� a su pueblo Israel a sus enemigos! �Y c�mo iba a permitir que fueran llevados cautivos a Babilonia durante largos sesenta a�os y diez! E incluso cuando Sus caminos hacia ellos fueron evidentemente misericordiosos y bondadosos, los actos de bondad de Dios vinieron a veces, bajo circunstancias, de maneras, por personas, que no se podr�an haber esperado; haciendo que sus misericordias sean tan sorprendentes, por un lado, como lo podr�an haber sido sus juicios, por el otro. �En verdad, eres un Dios que se esconde�, que esconde Tus consejos, Tus prop�sitos, Tus misericordias, Tus m�todos de operaci�n.

2. Un reflejo de este tipo podr�a, con toda la misma justicia, surgir de una contemplaci�n de los caminos de Dios hacia su Israel espiritual, un pueblo al que est� unido por lazos a�n m�s fuertes que los que lo un�an al Israel de anta�o. . Preciosa es su misericordia; y, sin embargo, �cu�n severos parecen algunos de sus tratos! �Y tambi�n sus misericordias! �Qu� curiosas son! como si eligiera la m�s improbable de todas las circunstancias, la m�s oscura de todas las estaciones, el m�s improbable de todos los medios, para comunicarlas; como si quisiera hacernos tener misericordia cuando esperamos pruebas, y descubramos que de la nube m�s oscura procede el sol m�s brillante. Y obra cosas extra�as, cosas que aparentemente no son congruentes ni reconciliables con su car�cter de pacto de amistad y amor.

3. Tampoco es esto una peculiaridad en absoluto, adhiri�ndose a esta parte de los caminos y administraci�n de Dios. El mismo rasgo de la conducta divina se puede ver dondequiera que miremos, ya sea en casa o en un c�rculo m�s amplio.

(1) Si miramos las obras de la naturaleza, ocurre lo mismo. Aproximadamente la mitad del mundo animal se alimenta de la otra mitad.

(2) O mira al hombre. Mira el cuerpo del hombre; hecho con maravillosa sabidur�a, con mil adaptaciones para la acci�n; y, sin embargo, este mismo cuerpo humano est� atrapado por varios miles de enfermedades que inflaman y atormentan, como si fuera su dominio y su hogar. Mira la mente del hombre; hecho para ser, adaptado para ser, una fuente de innumerables placeres; y sin embargo, hasta qu� punto es presa de la ignorancia, el orgullo, la ira, los celos, la rabia y las pasiones impuras y atormentadoras.

(3) Mira la sociedad humana. Se ven en juego los afectos sociales y las diversas circunstancias en las que se coloca a los hombres adaptados y preparados para su ejercicio m�s delicioso, de modo que incluso las circunstancias dif�ciles son aptas para poner en ejercicio los afectos m�s vivos y felices; pero, sin embargo, �qu� es la sociedad humana? Puede llamarlo Aceldama, un campo de estado de �nimo; una esfera en la que los d�biles son pisoteados por los fuertes; en el que la violencia, el fraude, la rapi�a, la ganancia, el saqueo, la espada y todos los instrumentos de da�o moral y f�sico se ejercen sobre la destrucci�n de la felicidad y la vida de los hombres.

(4) Y la providencia de Dios. La providencia de Dios debe tomarse como un sistema de administraci�n sabia, santa y ben�fica; y sin embargo, �qu� es cuando lo miras? De hecho, hay muchas apariencias de que sea as�; pero hay muchas cosas oscuras en �l que uno no puede comprender en absoluto.

(5) O si contemplas las obras de Dios en el estado de este mundo, en la condici�n en la que se convierte en el teatro de la interposici�n de Dios en la redenci�n, y da lugar a la gran obra del amor redentor a trav�s de Su amado Hijo. �Qu� misterio hay aqu�! Dios hizo al hombre recto, hizo un mundo para la santidad, la felicidad, la virtud, la religi�n; pero �en qu� condici�n ha llegado el mundo antes de que le brinde la oportunidad de redenci�n! Pues, el mundo entero est� contaminado; el mundo se convierte en un teatro de rebeliones; y Dios, con todo su amor, est� obligado a salir con una maldici�n y revelar la ira del cielo contra la impiedad e injusticia universales de los hombres. Ahora bien, opiniones de este tipo son dolorosas de dos maneras.

1. Dan ocasi�n a los hombres de mentes esc�pticas para pensar y decir cosas duras; alimentan y alimentan la enemistad de sus corazones contra Dios.

2. Dan ocasi�n a muchos pensamientos dolorosos en los hijos de Dios. ( JHHinton, MA )

Alivio al contemplar el misterio de los caminos de Dios

Hay consideraciones por las cuales el dolor de tales opiniones puede disminuir y eliminarse.

I. TOMANDO EL CASO EN LO PEOR, NO ES NADA SINO UN CASO DE DIFICULTAD. No es que los caminos de Dios sean en ning�n caso tales que den una demostraci�n de mal. Se admite que estas dificultades pueden, por lo que parece, admitir una soluci�n sabia y feliz.

II. NO TENEMOS NING�N MOTIVO PARA QUEJARNOS DE LAS DIFICULTADES, EL TIPO Y GRADO DE MISTERIO, QUE AHORA SE ADHIERE A LOS CAMINOS DE DIOS, NI NING�N MOTIVO PARA ESPERAR QUE DEBE SER DE OTRO MODO.

1. El misterio que acompa�a a los caminos de Dios surge en parte de causas f�sicas, naturales. De hecho, existe la imposibilidad de eliminarlo. Y esto surge de la gran diversidad de conocimientos y comprensi�n que hay entre Dios y nosotros.

2. Entonces este misterio surge en parte de lo desfavorable de nuestra posici�n incluso para hacer uso de nuestras facultades. No nos mantenemos tan en relaci�n con Dios y sus caminos como para tener la visi�n m�s clara y favorable de ellos. Miramos los caminos de Dios desde la tierra; esperemos hasta que estemos en una mejor posici�n.

3. Entonces no tenemos raz�n para quejarnos de este misterio, porque Dios, como Gobernador del mundo, tiene derecho a trabajar en las tinieblas. El extranjero

El secretario del Gobierno ingl�s trabaja en el misterio. �C�mo se reir�a el mundo de �l si no lo hiciera! �Si dejara que todos los hombres, amigos o enemigos, supieran de qu� se trata! �Y el Gobernador de todas las cosas no debe tener misterios? �Gloria de Dios es ocultar algo�; y que �l puede formar dise�os y elaborarlos, y desafiar a todo el universo para que los penetre, o para que sepa lo que quiere hacer hasta que crea conveniente revelar Su plan en toda su plenitud, y poner al descubierto la belleza a los ojos de la gente. todo - all� est� Su gloria como Gobernador. Y no hay ninguno de Sus s�bditos amistosos que jam�s se queje de esto.

4. La provisi�n del gobierno de Dios, como respeto a nosotros mismos, tiene un dise�o probatorio y disciplinario.

III. LA SABIDUR�A, SANTIDAD Y BONDAD DE DIOS EST�N EN PUNTO DE HECHO ESTABLECIDAS TAN FIRMEMENTE POR PRUEBAS Y ARGUMENTOS S�LIDOS QUE NO TODO EL MISTERIO QUE SE ADJUNTA A LOS CAMINOS DE DIOS EN LA ACTUALIDAD PUEDE DISTURRAR LA VERDAD DE ELLOS.

IV. CUANDO MIRAMOS TALES PARTES DE LOS CAMINOS DE DIOS QUE YA EST�N TERMINADAS VEMOS QUE EL MISTERIO DESAPARECE DE ELLOS; y sin embargo, si hubieran sido observados en su progreso, habr�an parecido muy misteriosos y dif�ciles de entender, cuando terminan parecen sabios, amables y buenos. Porque algunas partes de los caminos de Dios, aunque comparativamente peque�os, est�n terminados. Mire la historia de Jos�, por ejemplo, desde el momento en que provoc� los celos de sus hermanos. Mire el caso de Job; el ap�stol lo nota de esta manera: "Hab�is visto el fin del Se�or, que el Se�or es muy misericordioso y misericordioso". Ahora desde uno, juzga todos los caminos de Dios.

V. EL MISTERIO QUE AHORA SE ADJUNTA A LOS CAMINOS DE DIOS DEBE SER EFECTUADO Y COMPLETAMENTE HECHO DESPU�S, porque Dios mismo (si se puede hablar con reverencia) es un candidato para el aplauso del universo. Est� llevando a cabo Sus designios en presencia de seres a quienes ha hecho capaces de comprenderlos en parte; nosotros, por ejemplo, y los demonios, y los �ngeles en el cielo.

Est� elaborando sus dise�os en presencia de jueces cr�ticos. No es que sea de importancia para Dios, se puede decir, lo que pensamos de Sus caminos; pero, sin embargo, en la medida en que Dios nos ha hecho capaces de apreciar sus caminos y de derivar emociones al comprenderlos, no puede haber duda de que Dios quiere estar bien en el juicio de las criaturas a las que as� ha hecho capaces de juzgar. Mejora pr�ctica

1. De aqu� se puede aprender la importancia infinita del esp�ritu de amistad con Dios.

(1) Porque es solo en el esp�ritu de un amigo que Su car�cter puede ser visto con justicia.

(2) Por el hecho mismo del misterio de sus caminos. Los caminos de Dios hacia ti mismo ser�n misteriosos; �Y c�mo puedes soportar estar en manos de un Ser misterioso, un Ser cuyos caminos son misteriosos, sin estar seguro de que �l es tu amigo?

2. Los amigos de Dios deben aprender a confiar en �l con una confianza inquebrantable. Tenemos motivos para la confianza, la seguridad de que el car�cter de Dios es todo lo que deber�a ser.

3. Anticipemos con alegr�a el mundo venidero. El mundo venidero ser� el momento (por as� decirlo) de que Dios vuelva hacia nosotros el tapiz que est� trabajando. ( JH Hinton, MA )

Dios se esconde

1. Dios se escondi� cuando los meti� en problemas, se escondi� y se enoj� ( Isa�as 57:17 ).

2. Se escondi� cuando los estaba sacando de la angustia ( Salmo 77:19 ). ( M. Henry. )

El Se�or, un Dios que se esconde

Cuando las Sagradas Escrituras nos representan al Se�or, o describen alguna de las m�s espl�ndidas manifestaciones de �l mismo, encontramos unidos el fuego y la nube, la luz y las tinieblas. Es esta uni�n la que Isa�as exhibe: "Verdaderamente t� eres un Dios que te escondes, oh Dios de Israel, el Salvador". La frase denota la incomprensibilidad de la Providencia, la oscuridad de los caminos y el trato de Dios con los hijos de los hombres.

I. DIOS, el salvador de Israel, es Dios que se esconde. Que Sus dispensaciones, aunque sabias y misericordiosas, a menudo son misteriosas:

1. Se supondr�a por la raz�n.

2. Est� probado por la experiencia.

II. AUNQUE SE OCULT�, SIEMPRE ES EL SALVADOR DE SU PUEBLO. Aunque las dispensaciones de la Providencia hacia ellos son inescrutables, tienen cierta conexi�n con su salvaci�n. ( H. Kollock, DD )

El dios escondido

En todos los tiempos y circunstancias, esta tendencia de Dios a esconderse se ha impuesto a los hombres. Dios se escondi� en la zarza ardiente, en la nube de gloria que descansaba sobre el tabern�culo. Resplandeci� desde el monte Par�n, el Sina� y Seir, pero nadie lo vio. A menudo se escuchaban los tonos de Su voz, pero no se ve�a ninguna forma. A menudo se manifestaba Su gloria, pero Su rostro se ocultaba. Hombres como Enoc, No� y El�as caminaron con Dios y se comunicaron con �l; sin embargo, no miraron al Todopoderoso.

A menudo Dios hablaba a los hombres en sue�os y visiones nocturnas, pero ninguno vio el rostro ni distingui� la forma del Eterno. Mois�s pod�a cantar su gran canci�n, pero Dios ten�a que poner en su boca: �Esconder� mi rostro de ellos; Ver� cu�l ser� su final ". Job pregunta - �y qu� pat�tica es la pregunta en los labios de este hombre! - "�Por qu� escondes tu rostro?" Incluso Isa�as, quien disfrut� de una visi�n m�s clara de Dios que la mayor�a de los hombres, lo presenta como el Gran Misterio de todas las cosas y, sin embargo, dice: �Esperar� en el Se�or que esconde su rostro de la casa de Jacob, y lo har� buscalo.

"Verdaderamente" ning�n hombre puede ver a Dios "; ning�n hombre puede ver nada realmente grandioso. Las cosas invisibles son las m�s grandes y Dios est� en todas ellas. Est� m�s cerca de ti que tus manos y pies, y m�s cerca de ti que tu respiraci�n; sin embargo, no lo puedes ver. ( G. FelixWilliams. )

Dios se esconde

I. LA NATURALEZA es una casa de ocultaci�n para Dios.

II. La PROVIDENCIA es tambi�n una casa de ocultaci�n para Dios.

III. Dios estaba escondido EN JESUCRISTO. ( G. Felix Williams. )

Dios escondido del pecador

Hay un ocultamiento de s� mismo mencionado en las Escrituras - el retiro espiritual de Dios de s� mismo de nuestras almas, lo cual, lejos de ser su prop�sito voluntario con respecto a nosotros, es una terrible desgracia que acarreamos sobre nosotros mismos, - un castigo correctivo en todos los casos - un tremendo juicio en algunos. Por lo tanto, es muy importante que consideremos los diferentes casos en los que se puede decir que Dios est� espiritualmente escondido de nosotros, a fin de que podamos aprender c�mo evitar caer en una calamidad tan grave, as� como la mejor manera de sacar provecho. por ella cuando la mano castigadora de Dios nos visita.

1. Dios a menudo se nos oculta en la oraci�n.

2. Debe estar escondido de nosotros cada vez que pecamos presuntuosamente contra �l.

3. Tambi�n est� escondido cuando sentimos una falta de confianza en �l y un consuelo en �l, bajo las pruebas y sufrimientos ordinarios de la vida presente. ( A. Gatty, MA )

Los escondites de la Deidad

Los escritores inspirados se detienen con frecuencia y con seriedad en el inaccesible esplendor que rodea al Creador. �Nubes y tinieblas lo rodean�; "Tocando al Todopoderoso, no podemos encontrarlo"; �Hizo de las tinieblas Su lugar secreto; Su pabell�n alrededor de �l eran aguas oscuras, y espesas nubes de los cielos ". Fue una nube que condujo los vagabundeos de Israel; era una nube que llenaba el tabern�culo del Se�or.

Los s�mbolos de la grandeza de Dios visten el manto del ocultamiento, y �l exige homenaje, no tanto por lo que ha revelado como por lo que la revelaci�n misma declara oscuro. Y debe observarse que todo esto no se debi� a la falta de voluntad para revelar Su brillo, sino m�s bien al hecho de que, dado que este brillo era Divino, no pod�a ser soportado por la visi�n humana. A esto �l mismo se refiri� cuando habl� con Mois�s como Su propio amigo.

�No podr�s ver mi rostro, porque nadie me ver� y vivir�; y aunque "hizo pasar toda su bondad delante de �l", como si fuera lo que las criaturas de la tierra pod�an contemplar y respirar, cuando pasaba el augusto tren de su gloria, escondi� a su siervo en la hendidura de la roca, para que no deber�a ser reducido a nada por el fuego sobrenatural. ( H. Melvill, BD )

Dios se esconde

Si pasamos de los d�as del antiguo Israel a los nuestros, debe notarse que pensamos mucho y hablamos mucho de los misterios que sin duda existen en la naturaleza de Dios y en Sus operaciones, ya sea en la providencia o en la gracia; pero, despu�s de todo, puede ser que apenas consideremos esos misterios en su punto de vista m�s importante, que m�s bien los consideremos como secretos que se oponen a nuestro ingenio que como campos que rinden una rica cosecha de honor para el Creador y de ventaja para Nosotros mismos.

Existe la posibilidad de que no consideremos estos misterios como partes necesarias de los tratos entre los seres finitos y el Infinito; como forzado, por as� decirlo, a las dispensaciones de Dios por Su desmedida superioridad sobre la obra de Sus propias manos. Es m�s, somos muy conscientes de que muchos llegan incluso a denunciar y condenar la revelaci�n por completo, simplemente porque contiene verdades demasiado grandes para la comprensi�n humana; olvidando o pasando por alto eso, dado que probablemente es esencial para la naturaleza misma de Dios que �l se esconda, su motivo de rechazo es virtualmente un motivo de creencia y aceptaci�n. As�, nuestro texto parece respirar el lenguaje de la admiraci�n y el elogio.

I. EL DE DIOS QUE SE OCULTA EN CUANTO A SU PROPIA NATURALEZA Y PROPIEDADES. En verdad, no sabemos nada de Dios en s� mismo; lo conocemos solo en Sus atributos, y Sus atributos solo como est� escrito en Su Palabra y Sus obras. Solo recordemos que somos un misterio para nosotros mismos; que cada objeto que nos rodea desconcierta nuestra penetraci�n; que no hay un insecto, ni una hoja, ni un �tomo que no nos domine si intentamos aprehender su naturaleza y su crecimiento, y debemos admitir que hay una presunci�n que supera al lenguaje al esperar que podamos determinar qu� Dios es y c�mo Dios subsiste. Incluso cuando Dios hace anuncios de su naturaleza, �son tales que desconciertan nuestra raz�n!

1. Mire la doctrina de la Trinidad.

2. Tan pronto como se ha llamado a Dios como un "Dios que se esconde", se le llama "el Salvador". Y somos libres de admitir, con respecto al esquema de nuestra salvaci�n, que mientras todo lo que se revela que tiene referencia a nosotros mismos es revelado, hay mucho oculto que tiene referencia a Dios. No podemos formarnos una noci�n adecuada de la Encarnaci�n: c�mo la Deidad podr�a tabern�culo en carne; c�mo la Divinidad y la humanidad podr�an unirse para formar un Mediador; c�mo podr�a haber una carga del pecado y, sin embargo, estar libre de la pecaminosidad; la imposibilidad de ser vencidos por la tentaci�n y, sin embargo, tal capacidad de ser tentados que deber�a asegurarnos simpat�a.

Est� m�s all� del poder humano, al menos con la cantidad actual de revelaci�n, examinar las maravillas de la Persona y desentra�ar las complejidades de la obra de redenci�n. �En verdad eres un Dios que se esconde� es lo que nos vemos obligados a exclamar incluso cuando contemplamos a Dios como �el Dios de Israel, el Salvador�. Pero, �en qu� tono debemos hacer la exclamaci�n? Los puntos a los que nos hemos referido no son puntos que incumba a los hombres comprender con precisi�n, aunque corren el riesgo de no creer; y no hay nada por lo que Dios sea tan honrado, y el alma tan favorecida, como si le tomamos la palabra.

3. Observamos en referencia a la Biblia, como antes en referencia a la naturaleza Divina, que es la sublimidad la que produce la oscuridad.

4. Y si Dios, al descubrirse a s� mismo como el Salvador, oculta mucho con respecto a los misterios de la redenci�n, �no oculta tambi�n mucho de su aplicaci�n individual? �Cu�n secretamente entra el Esp�ritu Santo en el coraz�n del hombre!

II. EL DE SU ESCONDICI�N CON RESPECTO A SUS TRATOS CON SUS CRIATURAS.

1. Dios oculta mucho en las dispensaciones de su providencia. No deja abiertas las razones de sus nombramientos; No explica por qu� la prosperidad debe asignarse a un hombre y la adversidad a otro.

2. Dios se esconde de sus criaturas el d�a de su muerte.

3. Dios nos ha ocultado lodo con respecto a un estado futuro. ( H. Melvill, B. D. )

Dios un misterio

Dios es un misterio, inescrutable, insondable, inescrutable. Yo tambi�n; as� es todo. En su poema, �Flor en la pared con grietas�, Tennyson almacen� uno de sus pensamientos m�s profundos: Si pudiera explicarle a Dios, dejar�a de ser Dios. Un sujeto infinito nunca puede entrar dentro de las limitaciones de una mente finita. No importa si rodeamos a Dios con nubes y tinieblas, o "luz inaccesible"; ambos lo ocultan igualmente.

Desde que el profeta pronunci� el texto, los hombres no han avanzado m�s hacia el santuario que oculta a la Deidad. La ciencia ha hecho muchos descubrimientos, resuelto muchos misterios, pero sobre un tema no arroja luz, y en la presencia de Dios est� "muda de silencio".

I. Dios se esconde en la naturaleza. �En �l vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser�, pero �d�nde est� �l? Los mundos se mueven en sus �rbitas y "estrellas en sus cursos", porque una mano invisible sostiene y gu�a. El telescopio muestra mundos distantes y revela en todas partes Su presencia y poder, pero ning�n telescopio es tan poderoso como para poner a Dios dentro del alcance de nuestra visi�n. Estudie el origen de la vida, y con la ayuda del microscopio contemple los g�rmenes m�s simples reci�n llegados de la mano de Dios, y esa mano parece casi a la vista, pero; a�n El elude nuestra vista.

II. EL DIOS DE LA PROVIDENCIA SE OCULTA. "Tu camino est� en el mar, y tus pisadas son desconocidas". Sus providencias hacen tambalear la raz�n humana, y sus prop�sitos y caminos son indescifrables ( Salmo 73:1 ). Miramos en el lado equivocado del patr�n, pero Dios est� detr�s de la cortina. Su mano sostiene la lanzadera, Su pie est� en el pedal, �l tejer� la red de nuestra vida en un patr�n hermoso y glorioso de acuerdo con Su dise�o Divino. La historia es el desarrollo de su providencia a gran escala, que �casi revela, pero no oculta del todo�, el dedo que escribe sus registros.

III. EL DIOS DE GRACIA SE ESCONDE DETR�S DE SUS PROP�SITOS DE GRACIA. La analog�a entre naturaleza y gracia es muy sorprendente.

IV. SE ESCONDER� DIOS EN EL CIELO TAMBI�N; �O VENDR� PARA VER EN LA LUZ DE LA ETERNIDAD? �Nadie me ver� y vivir� parece implicar una posibilidad despu�s de la muerte. "Bienaventurados los de limpio coraz�n, porque ellos ver�n a Dios". Pero, �no ven los puros de la tierra a Dios en ese sentido? En cierto sentido, "veremos Su rostro", pero con toda probabilidad �l ser� incluso en la eternidad un Dios que se esconde, para que la eternidad sea una revelaci�n continua cada vez m�s de Su belleza y gloria.

V. DIOS SE OCULTA, PERO NO SU MISERICORDIA. Su amor brilla en cada p�gina de las Escrituras, y �Su misericordia est� en los cielos�, por encima del resplandor del sol. Cualquier otra cosa que pueda ser oscura, la forma de vida es sencilla. ( SL Morris, DD )

Misterios en la religi�n

En verdad, Dios se esconde. YO EN CUANTO A SU EXISTENCIA PERSONAL.

II. EN CUANTO A LA SOBERAN�A DE TODAS SUS OBRAS EN CREACI�N Y PROVIDENCIA.

III. EN LAS RIQUEZAS DE SU AMOR EXPIACION EN JESUCRISTO.

IV. EN LA ENERG�A DE SU PODER SALVADOR POR EL ESP�RITU SANTO. ( H. M'Neile, MA )

Dios se esconde para revelarse

Si se examina el cap�tulo, se ver� que el esconderse de Dios se considera s�lo como una preparaci�n para la manifestaci�n y como un medio para ella. Se ocult� al emplear a Ciro, pero fue para que se le conociera mejor, para que se reconociera su control sobre los hombres y las naciones. Entonces tenemos que considerar la verdad de que Dios se oculta a S� mismo para que �l sea mejor conocido, y que Su gran fin en todo es que todos los confines de la tierra puedan mirarlo a �l y ser salvos.

I. ESTO ES VERDAD DEL UNIVERSO MATERIAL.

1. Piense en un Ser infinito, perfecto y eterno, y en esp�ritus dependientes creados y sostenidos por �l. �No deber�amos haber esperado que este gran y glorioso Ser se dar�a a conocer a Sus criaturas de una manera directa, clara e inconfundible? En lugar de una apariencia de Dios tan visible e inconfundible, solo tenemos una vasta extensi�n de materia. Materia en todas partes; Dios no se ve por ninguna parte.

Hay grandes fuerzas movi�ndose a nuestro alrededor; pero no son Dios. No podemos ver una cara. Creemos, sentimos, sabemos que detr�s de todo est� trabajando una gran Voluntad, pero no podemos ver ni tocar esa Voluntad. La materia en su embotamiento e insensibilidad esconde a Dios. Su groser�a y opacidad mantienen el pensamiento de Dios fuera de nuestras mentes. Perdemos a Dios en la multitud de formas que nos presenta. La belleza y la grandeza incluso encadenan nuestras almas. Estamos encantados con la imagen y nunca superamos.

2. Sin embargo, este asunto, que con tanta frecuencia se siente como un ocultamiento de Dios, es verdaderamente una revelaci�n, una manifestaci�n de cualidades en Dios que de otra manera se nos hubieran ocultado. �C�mo es posible que se nos haya manifestado claramente el poder todopoderoso de Dios si no es a trav�s de la materia? La variedad, que parece esconder a Dios, revela la inagotabilidad de sus recursos. La minuciosidad revela la grandeza de Su cuidado. Y aunque Dios permanece oculto, el hecho de Su existencia queda claro y seguro para la raz�n pr�ctica del hombre.

Las marcas de adaptaci�n, prop�sito y dise�o est�n tan multiplicadas, tan directas y obvias en algunos casos, y tan elaboradas y complejas en otros, que la convicci�n llega irresistiblemente a la mente general. La destrucci�n y el dolor que se encuentran en algunas partes de la naturaleza forman un contraste necesario con el desencadenamiento de la beneficencia mostrada en el goce que abunda. �No ser�a d�cil y despreciada la belleza del mundo si no se enfrentara a ning�n opuesto? La mism�sima inexplicabilidad de algunas partes del universo, su aparente contradicci�n con la bondad de Dios, son parte de la lecci�n, y la parte m�s importante.

Nos dan un sentido del misterio de Dios. Son las mismas cosas que despiertan a ciertas clases de mentes. Sirven, sobre todo, para impresionarnos con el pensamiento de que la naturaleza no es una manifestaci�n suficiente de Dios. Hacen necesaria una fe elevada en Dios y dan la bienvenida a esa revelaci�n superior que es su alimento.

II. ES CIERTO DE LA LEY, que se encuentra en todas partes del universo material, que aunque parece ocultar a Dios, sin embargo, lo manifiesta de una manera m�s elevada.

1. Prevalece un sistema de leyes en todas partes. Cada existencia separada tiene su propia ley, y todas est�n unidas por leyes generales. El pensamiento de esta ley invariable y omnipresente tiene algo que agrada al intelecto del hombre. Incluso le da placer contemplar el orden invariable y trazar regularidad y armon�a donde al principio s�lo aparec�a confusi�n. Pero al coraz�n humano no le agrada esta idea de la ley. Se siente como si estuviera preso, y Dios lo alej� y le quit� el poder para ayudar. Incluso, a veces, parece como si Dios hubiera sido expulsado del universo y apenas quedara su nombre.

2. Pero es una alarma infundada. La fe en la ley no quita a Dios ni lo priva de su libertad y poder para ayudar. Mostrar que la obra de Dios es regular no significa que sea menos su obra. El orden no es fuerza. El canal en el que opera el poder no es el poder. La existencia de la ley, entonces, no esconde realmente a Dios. Lo revela de una manera grandiosa y elevada. Qu� lecciones ense�a del amor divino por el orden, de la unidad de la mente de Dios y de su inmutabilidad.

Qu� impresi�n da de la total ausencia de capricho en Su naturaleza y Su absoluta confiabilidad. Cu�n grandiosamente muestra la subordinaci�n de todas las cosas, incluso las m�s diminutas, a un vasto prop�sito.

III. ES VERDAD DE LOS MEDIOS Y AGENTES EMPLEADOS POR DIOS que en ellos �l se esconde y se revela de una manera m�s elevada.

1. Los grandes canales de poder de Dios en el mundo moral son dos: la verdad y los hombres. La verdad de Dios est� tan perfectamente adaptada a su prop�sito que; parece estar haciendo todo el trabajo. Lo mismo ocurre con la agencia humana que Dios emplea. La influencia de los hombres parece depender tan enteramente de la energ�a que ejercen, de su adaptaci�n a clases particulares de hombres, de su incisividad intelectual y moral, de un cierto brillo a trav�s de la convicci�n y de una naturaleza contagiosa, que parece tan si fuera una cosa enteramente en la esfera humana. Dios est� completamente escondido detr�s del hombre.

2. Pero mire qu� gran revelaci�n de s� mismo da Dios mediante este arreglo. �Qu� consideraci�n muestra a las almas que ha puesto al usar tal serie de verdad sobre ellas! Es una de las mayores demostraciones de Dios que se condesciende a ganar por la verdad, que se inclina a la raz�n y suplica. Y qu� nobles cualidades muestra Dios al usar agentes humanos como lo hace. �No muestra Su deseo de sacar de cada criatura todas sus capacidades, Su deseo de dar a los ni�os el mayor honor posible, de hacerlos queridos y honorables entre s�, convirti�ndolos en los canales de la m�s alta bendici�n?

IV. DIOS SE ESCONDE DETR�S DEL RETRASO Y EL DESASTRE, Y SIN EMBARGO SE REVELA A TRAV�S DE ESTOS DE UNA MANERA M�S ALTA. Es una vieja causa de perplejidad para los hombres que un evento les suceda a los malos y a los buenos, y que la obra de Dios se mueva con una lentitud tan incre�ble. Y, sin embargo, en todo esto Dios se est� revelando. �l revela su gran prop�sito y determinaci�n de que los hombres anden por fe. �Ser�a un beneficio para los hombres liberarse de la necesidad de andar por fe? Ser�a detener el canal entre nosotros y todas las bendiciones de Dios.

Dios hace que el mundo est� tan lleno de contradicciones y desastres, lo hace tan incalculable y misterioso, simplemente porque �l nos ama y no quiere que nos alejemos de �l. �Qu� riqueza de consuelo esparce en los corazones a trav�s de la ocasi�n y la oportunidad del dolor! ( J. Leckie, DD )

La invisibilidad divina

Tenemos en nosotros desde la infancia un deseo incontenible de conocer lo desconocido. Lo desconocido es lo terrible. Y as�, en las religiones paganas siempre hay alg�n lugar misterioso en el que solo entra un sumo sacerdote, alg�n santuario interior velado a los ojos mortales donde la presencia divina es m�s perceptible que en cualquier otro lugar. Incluso el juda�smo lo ten�a y su velo del templo no se rasg� en dos hasta que vino Cristo. Sacerdotal iglesias mantienen la idea hasta el d�a de hoy.

Idolatr�a: �qu� es? �Qu� sino el esfuerzo por hacer visible lo invisible? Cuando Jes�s el Cristo vino a la vida de este mundo, vino a responder al anhelo del coraz�n humano por alguna expresi�n de la Deidad que satisfaga ese deseo de hacer visible lo invisible. En nuestros momentos m�s nobles debe parecernos que la exigencia de una revelaci�n completa y perfecta de la Deidad es irrazonable, para no usar la palabra m�s fuerte, absurda.

Lo suficientemente razonable es la demanda, h�ganos saber el coraz�n de la Deidad. Y as�, si bien es cierto que el eterno es un Dios que se esconde, tambi�n es cierto que la oraci�n del coraz�n del hombre: �Se�or, mu�stranos al Padre, y nos basta�, ha sido respondida. Pero, �no podemos ver que la invisibilidad Divina tiene su utilidad en el desarrollo de esta naturaleza nuestra?

1. Uno de los usos es entrenarnos a la reverencia.

2. El ocultamiento de Dios de s� mismo es necesario para nuestra libertad. Nuestro gran Maestro pone este pensamiento, como es Su costumbre, en la par�bola de un se�or del Este que va a un pa�s lejano y entrega sus bienes a la custodia de sus siervos, para que, en su ausencia, puedan usarlos de tal manera que los aumenten. . Para el desarrollo de toda vida humana es necesaria cierta libertad. La sobrecogedora y sensible presencia de Dios destruir�a por completo nuestra libertad. Paralizar�a nuestras actividades.

3. Es necesario para nuestra perfecci�n de la naturaleza. Pero la perfecci�n en el hombre no es simplemente una cuesti�n de condici�n externa, implica una correspondencia interna con un entorno en s� mismo perfecto. Para que la condici�n interior sea perfecta, debe haber la capacidad de la fe en un Poder fuera de nosotros y de la fe en todo lo que nos rodea, la capacidad de la esperanza perpetua, la capacidad del amor eterno. Y no es posible, hasta donde podemos ver, desarrollar estas virtudes a menos que tengamos espacio para su crecimiento. La invisibilidad de Dios es necesaria para su crecimiento. ( R. Thomas, DD )

Reteniendo la ley de revelar

I. VEA CU�N CONTINUA HA SIDO ESTA LEY.

1. Los registros del mundo antes del diluvio, por escasos que sean, nos muestran que estuvo siempre presente en esa primera dispensaci�n. A trav�s de esa oscuridad podemos ver al hombre bajo la dispensaci�n de una revelaci�n incompleta; Dios, siempre presente y sin embargo siempre oculto, y refrenando Su manifestaci�n de S� mismo incluso cuando �l la da. Qu� expresi�n es: "Dios mir� la tierra, y he aqu� que estaba corrompida". Que mir�ndolo, Su revelaci�n; ese apartarse de ella, el ocultar su rostro, porque no pod�a soportar su corrupci�n y su violencia.

2. Despu�s del diluvio sigue siendo el mismo; en cuanto al mundo en general, evidentemente as�. �Cu�n pronto se extingue el conocimiento de Dios, incluso en la familia de No�! Entonces el Se�or llama a Abraham y se revela a ese testigo elegido. Qu� ocultaci�n de s� mismo, incluso en Su revelaci�n, implica esto. A�n m�s notable es la presencia de esta ley entre aquellos a quienes se les dio la luz.

Dios hizo maravillosas comunicaciones de �l mismo a Abraham. Cuando los tres misteriosos extra�os se pararon de repente ante �l mientras estaba sentado en la puerta de su tienda en el calor del d�a, qu� cerca estaba del conocimiento de la Divina Trinidad; y cuando los hombres desaparecen de su vista, y �l se queda solo �ante el Se�or�, �c�mo es reunida nuevamente la Trinidad en la unidad de la Deidad? As� que nuevamente, cuando se le otorga la seguridad de su propia aceptaci�n mientras la l�mpara de Dios se mueve entre las piezas divididas de su sacrificio, un horror de gran oscuridad cae sobre el esp�ritu del hombre favorecido. En la revelaci�n de s� mismo, Dios todav�a se esconde, incluso del ojo abierto de Abraham. As� que contin�a a lo largo de la l�nea.

3. As� fue durante toda la dispensaci�n prof�tica. Qu� luz creciente, qu� oscuridad restante nos encontramos en todas partes.

4. � Cu�n claramente se puede rastrear el mismo rasgo en el ministerio personal de Nuestro Se�or mismo! Esto es discernible en todas partes en su conducta hacia los escribas y fariseos, e incluso hacia la multitud. �Qu� m�s eran esos encargos a unos y a otros de no dar a conocer Sus milagrosas obras de curaci�n? qu� m�s el envolver sus palabras en par�bolas; para que "viendo, vean y no perciban, y oyendo, oigan y no entiendan". E incluso con sus propios disc�pulos actu� en gran medida con la misma regla. Cu�n claramente sus palabras y actos nos transmiten la idea de que los hombres viven bajo un sentido de misterio que no pueden sondear.

5. �No est� marcada la misma ley incluso en la revelaci�n abierta de la dispensaci�n del Esp�ritu? La soberan�a de Dios y el libre albedr�o del hombre; la colaboraci�n de Su gracia todopoderosa y nuestra propia responsabilidad personal; el amor infinito y el poder de Dios, y el origen y el ser del mal; �Qui�n puede explicar la coexistencia de estas maravillas?

6. Tampoco es de otro modo, si de estas dificultades de pensamiento no resueltas pasamos a los nombramientos directos de la Iglesia de Cristo. �No revelan y ocultan a la vez los benditos sacramentos del Evangelio la Divina Presencia?

7. Lo m�s significativo, tambi�n, es esto cierto en cuanto al trato de Dios con las almas individuales en la Iglesia de los redimidos.

8. Podemos rastrearlo en la Iglesia en general. Tan brillante como es la luz, �d�nde est� sin la sombra que la sigue?

II. SU OBJETO. Aqu�, entonces, est� la dispensaci�n. Por qu� estamos sometidos a ella, el menor n�mero de palabras puede decirlo con mayor seguridad. Evidentemente, se trata del amor de Dios por nosotros y de su compasi�n por nuestra debilidad. Es porque ahora no podemos soportar m�s; y que podamos ser conducidos a m�s.

III. SUS CONSECUENCIAS. Lo que deber�amos aprender especialmente de que nos haya puesto bajo tal dispensaci�n parece ser:

1. Que si queremos conocerle, debemos seguirle de cerca.

2. La necesidad de reverencia al buscar.

3. El verdadero modo de tratar estos misterios no es negar su existencia ni temer su presencia, y mucho menos dejarlos ministrar a la producci�n de duda o incredulidad, sino mirarlos como los hombres miran las nubes que salpican los cielos. ; que, aunque por un tiempo ocultan el sol, no lo hacen menos presente en el firmamento, sino que pueden llenarse ellos mismos de su luz que devuelvan su resplandor con una belleza que, si su fulgor ardiente no hubiera sido roto por ellos en la infinidad de luces y sombras, no podr�a haber pose�do. ( Monto. S. Wilberforce, DD )

El conocimiento de un Dios trino

En este breve vers�culo est� contenida la descripci�n de Dios en dos caracteres, como conocido y a�n desconocido, como revelado y sin embargo un misterio, como mostr�ndose y escondi�ndose a S� mismo. Esta idea comprensiva de Dios se hab�a adquirido por experiencia. Los nombres "Dios de Israel" y "Salvador" encarnan el recuerdo de las muchas ocasiones en las que se hab�a mostrado identificado con la vida y la seguridad de la naci�n, tal como los hab�a guiado o protegido.

Y, sin embargo, recorrer toda esa misma historia hab�a sido el rasgo de lo inesperado y extra�o en Su modo de trabajar; de modo que al fin la gente sinti� que lo conoc�a y, sin embargo, no lo conoc�a. Cada nueva prueba de su poder y presencia solo introduc�a un nuevo punto en el que se sent�a el misterio de su ser y sus caminos. No se puede decir que nuestra experiencia sea muy diferente a la del profeta. Repasamos la vida de Cristo, y cada punto de ella es una revelaci�n de nuestro Dios; y luego completamos nuestros pensamientos con una expresi�n de que Dios est� lleno de pensamientos duros y misterio.

1. Cristo como revelaci�n de Dios conduce a la doctrina de la Trinidad. Felices seremos si podemos sentir la unidad de los dos aspectos del misterio y la revelaci�n como lo hizo el profeta, y unirlos, como lo hizo, sin ning�n sentido de hostilidad entre ellos.

2. Si los hombres solo vieran que la doctrina de una Trinidad tiene su primer fundamento en el anhelo de Dios de acercarse al hombre, no se pronunciar�a tan a menudo como dura, fr�a e in�til. Todos deber�amos ver c�mo usarlo. Cuando la vida y el mundo parec�an crueles y decepcionantes, parec�an desanimarnos de cualquier intento de encontrar a Dios, entonces recurr�amos a nuestra doctrina de Dios y recog�amos la seguridad del anuncio de que en la Deidad no solo hay poder. de estar sentados lejos en misteriosa grandeza, pero tambi�n el poder de acercarnos a cada uno de nosotros y ser uno con nosotros, debemos retomar nuestra vida con nuevo coraje y regresar al mundo con nueva confianza, sinti�ndonos seguros que Dios est� en �l, y no est� m�s all� de encontrarnos all�.

3. Otra caracter�stica de nuestra b�squeda de Dios es que queremos que �l sea como nosotros en car�cter y sentimiento. Si no lo es, no vemos c�mo podemos hacernos una estimaci�n de �l y conocerlo en absoluto. Y, sin embargo, ese deseo de tenerlo como nosotros ha llevado a resultados tan malvados que los hombres a menudo desconf�an de �l. Ha resultado tan generalmente en hacer del Dios de un hombre s�lo un reflejo magnificado de forma antinatural de su propio car�cter que las im�genes as� producidas han sido todo menos atractivas.

Con tanta frecuencia han tenido crueldad, odio y estrechez en ellos que los hombres, rechazando tales representaciones, han dicho: �No podemos conocer a Dios, �l es tan diferente de nosotros; Es un Dios que se esconde.

4. Volvemos nuevamente a la imagen revelada de nuestro Dios tal como se da en el pensamiento de una Trinidad, y encontramos que contiene la idea central de la vida humana: el sentimiento y la relaci�n mutuos. ( A. Brooks, DD )

Dios se esconde

Algunos suponen que despu�s de que Ciro tom� posesi�n de la ciudad le fue mostrada esta profec�a, probablemente por Daniel, y qued� tan impresionado con ella que decidi� cumplirla a�n m�s, permitiendo que los jud�os cautivos regresaran a su propia tierra. tierra; y la forma en que Dios llevar�a a cabo la obra sin aparecer abiertamente en ella llev� al profeta a exclamar: �Verdaderamente eres un Dios que te escondes�, etc. Este sentimiento a menudo se expresa en la Palabra de Dios, y a�n m�s frecuentemente se justifica por Sus caminos y obras.

I. EL HECHO AQU� INDICADO, que Dios se esconde. Este es un hecho que nadie disputar�; por&mdash

1. No se le ve.

(1) En las obras de la naturaleza. No lo vemos involucrado en ellos como vemos a hombres comprometidos en lo que hacen.

(2) En las dispensaciones de la providencia. La palabra "providencia" significa Dios, previendo, arreglando y controlando los eventos que suceden. A menudo estamos tan asombrados por lo que sucede, es tan contrario a lo que esper�bamos, que no tenemos respuesta a la pregunta: "�D�nde est� tu Dios?"

(3) En Sus operaciones espirituales. �El viento sopla de donde quiere�, etc. El Se�or abri� el coraz�n de Lidia, pero nadie lo vio hacerlo.

2. Dios se esconde, en el sentido de que no se ha revelado a nosotros de tal manera que haga imposible la duda y la incredulidad. No se ha dejado sin testigos. Dios puede ser conocido por sus obras, no debe serlo. Dios se ha revelado a S� mismo en Su Palabra. Dios se ha revelado a s� mismo en su Hijo. Pero la encarnaci�n es un ocultamiento de Dios, as� como una manifestaci�n.

II. RAZONES POR LAS QUE DIOS SE OCULTA AS�. Debe haber alguna raz�n muy suficiente para esta conducta de parte de Dios. Hay un sentido muy profundo en el que Dios se esconde de nosotros a causa de nuestros pecados; es decir, nos quita el sentido de su presencia espiritual y las se�ales de su favor ( Isa�as 59:2 ).

Pero ese no es el escondite al que se refiere el profeta. �l se esconde porque esto es necesario para nuestra disciplina y probaci�n moral. Nuestros primeros padres no siempre lo vieron en el jard�n; porque cuando oyeron su voz, despu�s de haber pecado, se escondieron. Apenas habr�an comido del fruto prohibido sabiendo que Su ojo estaba sobre ellos. De la misma manera, es necesario para nuestra probaci�n que no se vea a Dios. �l se esconde

1. Probar nuestra fe. Jes�s le dijo a Tom�s: �Porque has visto, has cre�do; Bienaventurados los que no vieron, y creyeron �. La fe tiene raz�n y una revelaci�n suficiente sobre la que descansar; pero si un hombre no desea retener el conocimiento de Dios, puede encontrar lugar para la duda y la incredulidad incluso en regiones donde los puros de coraz�n ven a Dios.

2. Poner a prueba nuestro amor. Debemos tener una alta e inteligente apreciaci�n del car�cter de un ser, y nuestro amor por �l debe tener sus ra�ces profundas en nuestra naturaleza moral, si queremos continuar am�ndolo durante una larga ausencia, aunque en alg�n momento lo he visto; pero cu�n alto debe ser nuestro aprecio por su car�cter y obra si podemos decir de �l: �A quien no hemos visto, amamos; en quien, aunque ahora no le vemos, creyendo, nos regocijamos con un gozo inefable y lleno de gloria �. Si tanto amamos a Cristo cuando no lo vemos, �c�mo lo amaremos cuando lo veamos tal como es?

3. Poner a prueba la fuerza de nuestros principios. Un amo desea saber c�mo le va a su sirviente cuando est� ausente; un padre desea saber c�mo se comporta su hijo cuando est� fuera de casa. Si escucha que su hijo es tan puro, recto y amoroso como siempre lo fue cuando los ojos de sus padres estaban sobre �l, su coraz�n se llena de satisfacci�n y deleite; por eso, Dios desea saber qu� haremos cuando parezca que estamos abandonados a nosotros mismos.

Es entonces cuando se ponen a prueba nuestros principios. Dios se esconde para ver lo que haremos. �l nos ve, aunque nosotros no lo podemos ver. Ninguna dispensaci�n podr�a ser mejor que aquella bajo la cual vivimos, para desarrollar nuestros principios y formar nuestro car�cter; es una dispensaci�n de fe, no de vista, en la que se nos ense�a a hacer el bien porque es correcto, aunque en ese momento no podamos ver las consecuencias que seguir�n al bien o al mal.

4. Para probar nuestra confianza en Sus arreglos, si confiaremos en �l incluso cuando no podamos rastrearlo. Hay muchos que piensan que podr�an soportar los males de la vida si estuvieran seguros de que Dios los design�, pero sus pruebas parecen provenir tan enteramente de fuentes humanas que les parece como si simplemente hubieran sido dejados para ser v�ctimas de la violencia humana. Capricho. Pero debemos soportar como viendo lo invisible, y decir del hombre como Jes�s le dijo a Pilato: �No tendr�as poder contra m� si no te fuera dado de arriba� ( Juan 19:11 ).

5. Para que podamos buscarlo. No escatimamos esfuerzos en buscar aquello que valoramos mucho, y Dios ser� apreciado. �l nos busca, pero tambi�n debemos buscarlo. Lecciones

(1) Este tema deber�a reprender la ostentaci�n cuando se dedica a obras de benevolencia. Dios se esconde incluso cuando hace el bien. �C�mo, entonces, debemos escondernos aun cuando hacemos el bien?

(2) Esto tambi�n reprende a los que esconden sus talentos porque son pocos y no hacen nada porque no pueden hacer grandes cosas. Piensan que lo poco que pueden hacer nunca ser� visto o notado, y por eso no lo hacen. Debemos escondernos a nosotros mismos, pero no a nuestros talentos. Debemos hacer el bien que podamos, por peque�o que sea, y aunque nunca se sepa que hicimos algo.

(3) El hecho de que Dios se esconda no es excusa para que no lo conozcamos. �l nunca ha dicho: "B�scame en vano". �l ha dicho: �Buscad mi rostro� y �Los que me buscan, me encontrar�n� ( Isa�as 55:6 ). ( A. Clark. )

Versículo 17

Pero Israel ser� salvo en el Se�or

Un pron�stico de la era mesi�nica

Como es habitual en los profetas, la dispensaci�n perfecta, o lo que se llama la era mesi�nica, se concibe como resultado inmediato de la crisis hist�rica que es el tema de la profec�a, en este caso, la liberaci�n de Babilonia.

( Prof. J. Skinner, DD )

Israel salvo en el Se�or

I. EL OBJETO GLORIOSO. Salvaci�n eterna en el Se�or.

1. Incluye la liberaci�n de la ignorancia, la culpa, etc., y la posesi�n de la luz, la paz, etc. y este estado continu� y aument� para siempre. Es la gracia consumada en la gloria eterna.

2. Esta salvaci�n est� "en el Se�or", el Se�or Mes�as.

(1) Como posesi�n, comprada por su propia sangre, en cuyo derecho solo nosotros podemos obtenerla.

(2) Como herencia, conservada en fideicomiso y para ser transmitida por �l a los herederos designados.

(3) Como en un gran ejemplo, en Su naturaleza humana, de la felicidad completa y final de los santos ( Romanos 8:29 ; Filipenses 3:21 ). Est� en �l tanto como objeto beat�fico como medio perpetuo, a trav�s del cual los bienaventurados ver�n y disfrutar�n a Dios por siempre.

II. EL CAR�CTER DE LAS PERSONAS A LAS QUE SE PROMETE LA SALVACI�N ETERNA. "Israel."

1. Un nombre de gran distinci�n en las Escrituras Los israelitas, a quienes se les promete la salvaci�n eterna, son los que lo son en un sentido espiritual.

2. Los verdaderos israelitas son aquellos que han dado su consentimiento sincero para ser el pueblo, los s�bditos y los siervos de Dios; los que se han "unido al Se�or en un pacto perpetuo".

3. Los verdaderos israelitas son aquellos que viven en una sujeci�n sin reservas a las leyes y al gobierno de Dios y el Redentor ( Romanos 7:22 ). A trav�s de la fe en Cristo, est�n vitalmente unidos a �l, y de �l reciben esos suministros de gracia cada hora que capacitan a los hombres para toda buena palabra y obra.

III. LOS MOTIVOS DE LA CERTEZA DE SU SALVACI�N.

1. La posesi�n que Cristo ha tomado de ella en el nombre y la naturaleza de todos los verdaderos creyentes en �l ( Hebreos 6:20 ; Juan 14:2 ).

2. La intercesi�n de Cristo, que �l siempre vive en el cielo para hacerles ( Hebreos 7:25 ).

3. Su gran poder que est� comprometido para ellos ( 1 Pedro 1:4 ).

4. La promesa de Dios ( Tito 1:2 ; Hebreos 6:17 ). ( Bocetos de sermones. )

Salvados en el Se�or

Es decir, a trav�s de �l ( Romanos 5:9 ). Los elegidos de Dios dispersos sobre la tierra ser�n salvos mediante la operaci�n poderosa de Sus gloriosas excelencias y en virtud de la perfecta justicia del gran Mes�as. Ser�n salvos

1. Por el amor de Dios ( Juan 3:16 ).

2. En su infinita sabidur�a, que maravillosamente ha demostrado al idear y ejecutar el asombroso plan de salvaci�n.

3. A trav�s de su poder omnipotente.

4. En su justicia consumada; la rectitud de su naturaleza, la equidad de su providencia y la fidelidad de sus promesas, queda claramente demostrada por el cumplimiento de esta salvaci�n. ( R. Macculloch. )

La mirada de largo alcance de Isa�as

�l previ� la redenci�n del sufrimiento de Israel por la mano de Ciro, pero usa t�rminos que ser�a un error enga�oso e inexcusable emplear si se pretende restringirlos a esos peque�os grupos de inmigrantes que regresan bajo Esdras y Nehem�as, cuyos descendientes rechazaron la ley. Cristo, y sali� a la gran y prolongada dispersi�n despu�s de que los romanos destruyeron la ciudad reconstruida. De pie una vez, al amanecer, en una altura m�s baja del Himalaya, m�s bajo, aunque todav�a a 10,000 pies sobre las llanuras, vimos debajo de nosotros, extendi�ndose en la distancia azul, leguas y leguas de tierra ondulada vestida con bosques siempre verdes de �rboles. helechos, rododendros arborescentes y magnolias, hasta que la vista se perdi� en las nubes.

Pero he aqu�, mientras mir�bamos, las nubes se rompieron y se dispersaron, avanzando en tropel hacia la b�veda del cielo como huestes de �ngeles vestidos de blanco. Entre sus filas se revelaron, uno tras otro, los poderosos flancos de Kinchinjunga y sus monta�as hermanas; luego sus picos nevados y glaciares. Unos pocos minutos m�s, y la �ltima nube se hab�a desvanecido, y la brillante cresta del Monte Everest, la cumbre m�s elevada del mundo, no sabemos cu�ntos cientos de millas de distancia, destellaba en el horizonte.

El paisaje m�s bajo y cercano no se perdi�, estaba all� todav�a, en toda su belleza y verdor, pero ya no ten�amos ojos para �l por la gloria que sobrepasaba. Algo as� habr�a sido la perspectiva desplegada a la vista espiritual del "Isa�as arrebatado", si hubiera entendido todo lo que estaba involucrado en sus profec�as. Debe haber tenido al menos una comprensi�n parcial de su significado, porque leemos que �estas cosas dijo Isa�as porque vio la gloria [de Cristo] y habl� de �l.

�Sin embargo, est� reservado para nosotros ver m�s claramente la extensi�n completa del paisaje prof�tico, porque desde ante nuestros ojos hasta las nubes m�s remotas que permanecen en el horizonte han sido levantadas por la salida del sol de la ense�anza del Nuevo Testamento. ( F. Sesiones. )

"Mundo sin fin"

"Por las eternidades eternas". ( F. Delitzsch. )

La expresi�n no vuelve a aparecer. ( J Skinner. )

Versículos 18-25

Porque as� dice el Se�or, que cre� los cielos.

C�mo Dios se revela a s� mismo

La corriente principal de la secci�n puede expresarse as�:

I. LA REVELACI�N DE DIOS DE S� MISMO ES ABIERTA Y VERDADERA. No ha hablado en secreto; y no ha ordenado a los hombres que le busquen en vano.

II. LA REVELACI�N DE DIOS DE S� MISMO EST� EN REFERENCIA A LOS OBJETOS PR�CTICOS M�S ALTOS. �Buscad mi rostro; M�renme, y sean salvos; �l es un Dios justo y un Salvador ".

III. LA REVELACI�N DE DIOS DE S� MISMO ES PROBLEMA EN LA SALVACI�N DE TODA LA TIERRA. "Toda rodilla se doblar�, y toda lengua le confesar�". ( C . Short, MA )

La razonabilidad del procedimiento de Dios

Tenemos aqu� la repetici�n de esa nota profunda y fuerte que el mismo Isa�as sonaba tan a menudo para el consuelo de los hombres en perplejidad o desesperaci�n, que Dios es al menos razonable, que no trabaja para nada, ni comienza solo a dejar, ni crea en orden. para destruir. El mismo Dios, dice nuestro profeta, que form� la tierra para verla habitada, seguramente debe creerse que es lo suficientemente consistente como para llevar hasta el final tambi�n Su obra espiritual entre los hombres.

La idea de nuestro profeta de la justicia de Dios, por lo tanto, incluye la idea de razonabilidad; implica coherencia tanto racional como moral, sentido pr�ctico y buena fe; la conciencia de un plan razonable y, quiz�s, tambi�n el poder para llevarlo a cabo. ( Prof. GA Smith, DD )

Versículo 19

No he hablado en secreto

"En un lugar oscuro de la tierra"

�En un lugar oscuro de la tierra�, es una expresi�n que se usa con el prop�sito de se�alar el contraste entre las profec�as de Jehov� y la cueva pagana, los or�culos y las voces espirituales de los nigromantes, que parec�an surgir del interior de la tierra.

( C. Corto, MA )

El discurso de Dios a los hombres

Dos pensamientos se ramifican:

1. La profec�a, procedente de �l, es una cosa de la luz, no un arte negro, esencialmente diferente de la adivinaci�n pagana.

2. El mismo amor de Jehov� que ya se revela en la creaci�n, tambi�n se muestra en Su relaci�n con Israel; �l no se�al� a Israel a S� mismo como un caos ("Yo no dije a la simiente de Jacob; �B�scame como un caos!"), Ni tampoco cre� la tierra un caos ("�l no la ha creado un caos", Isa�as 45:18 ). ( F. Delitzsch, DD )

No dije a la simiente de Jacob: B�scame en vano.

"B�scame en vano"

�En vano buscadme�, literalmente, en el desperdicio, es decir , donde no hay caminos ni indicaciones de c�mo ha de ser hallado. ( AB Davidson, DD )

Consuelo para los buscadores de lo que el Se�or no ha dicho

Podr�amos obtener mucho consuelo si consideramos lo que Dios no ha dicho. Tenemos la seguridad de que Dios responder� a las oraciones, porque no ha dicho a la simiente de Israel: Buscad mi rostro en vano. La proposici�n es la siguiente: que aquellos que buscan a Dios, de la manera se�alada por Dios, no pueden, por ninguna posibilidad, buscarlo en vano; que los corazones fervorosos, arrepentidos y orantes, aunque se demoren por un tiempo, nunca pueden ser despedidos con una negaci�n final (Ro Mateo 7:8 ).

I. DEMOSTRAR� ESTO POR LO NEGATIVO, como dice nuestro texto.

1. Supongamos que la oraci�n sincera puede ser infructuosa, entonces surge la pregunta: �Por qu� se exhorta a los hombres a orar? �No ser�a una tiran�a despiadada que la Reina atendiera a un hombre en su celda de condenado y lo animara a pedir su favor, no, le ordenara que lo hiciera, dici�ndole, sea importuno y vencer�? y, sin embargo, todo el tiempo, �no deber�a tener la intenci�n de nunca perdonar al hombre, pero hab�a decidido en su coraz�n que su sentencia de muerte deber�a ser firmada y sellada, y que en la ma�ana de la ejecuci�n deber�a ser lanzado a la eternidad? �Ser�a esto consistente con la conducta de generosidad real para un monarca amable? �Puedes suponer por un momento que Dios te pedir�a que vengas a �l a trav�s de Jesucristo y, sin embargo, no intentes nunca ser misericordioso con la voz de tu clamor?

2. Si se pudiera ofrecer oraci�n continuamente, y se pudiera buscar a Dios con sinceridad, pero no se encontrara misericordia, entonces el que ora estar�a en peor situaci�n que el que no ora, y las s�plicas ser�an una invenci�n ingeniosa para aumentar los males de la humanidad. Porque un hombre que no ora tiene menos aflicciones que un hombre que ora, si Dios no responde a la oraci�n. Aquel a quien se le ha ense�ado a orar tiene grandes deseos y anhelos; su coraz�n es un vac�o doloroso que el mundo nunca podr� llenar; pero el que nunca ora no tiene anhelos ni ansias de Dios. Entonces, si un hombre puede tener estos vehementes anhelos y, sin embargo, Dios nunca se los conceder�, entonces seguramente el hombre que ora est� en una posici�n peor que el que no ora. �C�mo puede ser esto?

3. Si Dios no escucha la oraci�n, ya que est� claro que en ese caso el hombre que ora ser�a m�s desdichado que el pecador descuidado, entonces se seguir�a que Dios ser�a el autor de una miseria innecesaria. Esto es incompatible con el car�cter de Dios.

4. Si todav�a hubiera algunos desanimados, que piensan que Dios los invitar�a a orar y, sin embargo, los rechazar�a, lo pondr�a en otro terreno. �Lo har�an los hombres? �Lo har�as? �Puede Dios ser menos generoso que los hombres?

5. Este es el memorial de Dios por el cual se distingue de los dioses falsos Salmo 115:6 ; Salmo 65:2 ). Una de las pruebas permanentes de la Deidad de Jehov� es que �l responde a las s�plicas de Su pueblo.

6. Si Dios no escucha la oraci�n, �cu�l es el significado de sus promesas?

7. �Cu�l es el significado de todas las disposiciones que ya ha hecho para escuchar la oraci�n? �Por qu� un mediador, un intercesor? &C.

8. Si Dios no escucha la oraci�n, �qu� evangelio tengo para predicar?

9. �D�nde, entonces, estaba la esperanza del creyente?

10. �Qu� dir�an en el infierno, si un alma pudiera realmente buscar al Se�or y ser rechazada? Hay algunos que, cuando est�n bajo la convicci�n de pecado, todav�a se adhieren a esta oscura ilusi�n de que Dios no los escuchar�. Por lo tanto, he intentado, golpe tras golpe, aplastar este miedo.

II. QUE EL SE�OR OYA LA ORACI�N PUEDE SER SUSTANCIADO POSITIVAMENTE.

1. Que el Se�or escuche la oraci�n es consistente con Su naturaleza.

2. Est� en armon�a con todas sus acciones pasadas ( Salmo 107:3 ). Conclusi�n - Pru�belo usted mismo. ( CH Spurgeon. )

El pueblo de Dios en oraci�n

1. La simiente de Jacob es un pueblo que ora; es la generaci�n de los que lo buscan ( Salmo 24:6 ).

2. As� como les ha invitado a buscarle, nunca neg� sus oraciones de fe, ni defraud� sus expectativas de fe.

3. Si no crey� conveniente darles la cosa en particular por la que oraron, sin embargo, les dio esa gracia suficiente y ese consuelo y satisfacci�n del alma que eran equivalentes. ( M. Henry. )

La franqueza de Dios

"Yo, el Se�or, hablo justicia". La palabra se usa en su sentido �tico de "confiabilidad" o franqueza, - perfecta correspondencia entre hechos y palabras. ( Prof. J. Skinner, DD )

Versículos 21-22

Un Dios justo y un Salvador

El Dios justo y el Salvador

A la aprehensi�n humana, la luz y las tinieblas no se oponen m�s que la justicia y la misericordia.

No podemos concebir c�mo es posible que puedan reunirse. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos; �l es "un Dios justo", que no deja la menor posibilidad de escapar por el menor pecado; y �l es "un Salvador", que perdona libre y completamente al pecador m�s atroz.

I. DIOS es un Dios justo. La ley de Dios es santa, justa y buena. Es el deber claro, razonable y firme del hombre obedecer estos mandamientos; y cuando falla en el cumplimiento de ese deber, es una cosa justa de parte de Dios castigarlo. Algunos, de hecho, han objetado este principio y han apoyado su objeci�n al pervertir la doctrina b�blica del pecado original, alegando que, si la corrupci�n natural del hombre hace que la culpa sea inevitable, es injusto en Dios castigarlo por esa culpa.

Para responder a esta objeci�n de una manera sencilla y pr�ctica, responder�amos que, antes de que cualquier individuo pueda razonablemente alegar esta excusa en su propio caso, debe poder probar que nunca ha sido culpable de ninguna transgresi�n, excepto aquellas que fueron declaradas culpables. inevitable por su corrupci�n original; porque en el momento en que �l quebranta la ley de Dios a sabiendas y voluntariamente en cualquier caso, se convierte en una cosa justa en el Legislador infligirle el castigo amenazado.

II. DIOS EN CRISTO ES UN DIOS JUSTO Y SALVADOR Jesucristo es un sustituto adecuado del pecador. Eliminado as� justamente todo impedimento para el ejercicio m�s ilimitado de misericordia, la invitaci�n se da en toda su bendita amplitud y plenitud a todas las tierras: "M�renme, y sean salvos, todos los t�rminos de la tierra". ( D. Dickson, DD )

La mayor gloria del car�cter divino

I. Estas palabras presentan, al menos en parte, UN ASPECTO DE APELACI�N DEL TERROR: �un Dios justo�. Es necesario atender esto con reverencia y asombro. Algunos lo niegan, o lo pasan por alto, sin considerar m�s que Su misericordia, y olvidando que no podr�a haber ocasi�n para el ejercicio de la misericordia si Su justicia no condenara a los hombres culpables al castigo.

1.Los �ngeles ca�dos que han sido arrojados desde su primer estado, y est�n reservados en cadenas de tinieblas para el juicio del �ltimo d�a, son monumentos de Su justicia vengativa. Ad�n y su compa�ero transgresor se exiliaron del Para�so, y ese para�so fue maldito por ellos; los habitantes del mundo antes del diluvio, con la excepci�n de una sola familia, arrastrados a una tumba de agua de un solo golpe; Sodoma y Gomorra y las ciudades de la llanura abrumadas por un torrente de fuego l�quido procedente de los cielos; El mismo monte Sina�, con su cumbre nublada y su base temblorosa, sus rel�mpagos centelleantes, sus truenos ondulantes y voces de trompeta, todo indica los terrores de esa justicia inflexible que no pasa por alto el pecado de los hombres ni de los �ngeles, y no sufre transgresi�n contra la autoridad y soberan�a eternas. de Dios para quedar impune.

2. Considere adem�s qu� pruebas se ofrecen de la justicia de Dios en Sus dispensaciones con la raza de hombres ofensiva. La suerte del progenitor se ha convertido ahora en la de toda su posteridad; y el hombre en todas partes es una criatura que sufre y agoniza, porque en todas partes es un pecador. Considere las espantosas calamidades que han padecido la raza humana, desde las primeras generaciones hasta el presente.

3. Estas pruebas de la justicia divina pueden fortalecerse y ampliarse a�n m�s considerando el mismo m�todo que �l ha elegido para mostrar Su misericordia. �No es un Dios justo? Dejemos que se declaren las agon�as de su Hijo amado, que la cruz de Jes�s sea testigo.

II. EL MISTERIO PROFUNDO Y GLORIOSO que, bajo otro punto de vista, presentan estas palabras. Este glorioso misterio consiste en la uni�n de estos dos personajes en el �nico Dios de la revelaci�n, dos personajes que al parecer eran hostiles entre s�, dos personajes que ning�n otro sistema pudo ni reconciliar jam�s, y la dificultad de reconciliar. lo que ha llevado a algunos a negar el uno, ya otros a negar el otro.

El misterio se vincula en la uni�n de estas dos perfecciones de la naturaleza divina, la justicia y la misericordia, y en su ejercicio unido hacia las mismas criaturas pecadoras. Esto el Evangelio lo desarrolla plenamente en la doctrina de la encarnaci�n del Hijo de Dios, en Su obediencia sustituida, Su sumisi�n voluntaria, Su sacrificio vicario.

III. Estas palabras poseen UN ASPECTO DE DIVINO COMODIDAD PARA EL ALMA DEL HOMBRE.

1. El consuelo depende de su recepci�n de la salvaci�n, que es esencialmente una salvaci�n del pecado, en todos aquellos aspectos en los que ha afectado nuestra naturaleza, ya sea por culpa, contaminaci�n, degradaci�n o separaci�n de Dios.

2. Este consuelo divino est� abierto a todos.

3. La comodidad nunca falla, nunca fluct�a, acompa�ar� a lo largo de la vida y abundar� incluso en la muerte, cuando todas las dem�s fuentes de comodidad fallan. ( El evangelista. )

Un Dios justo y un Salvador

I. La gran verdad es manifiestamente esta - que HAY EN DIOS UNA ARMON�A ETERNA ENTRE EL JUSTO Y EL MISERICORDIOSO. �l es justo, no en oposici�n a la salvaci�n, sino porque es un Salvador. �l es un Salvador, no en oposici�n a la justicia, sino porque es la justicia que busca salvar.

1. Se�alemos el terreno sobre el cual Isa�as fund� esa poderosa verdad, la soberan�a suprema y solitaria de Dios: �Yo soy el Se�or, y no hay nadie m�s; no hay nadie fuera de m� �. Hab�a examinado el conflicto de las naciones y la decadencia de los imperios, y hab�a visto a un Dios eterno haciendo que todos obraran Su voluntad. Realice esa visi�n de Dios, y entonces la idea de que �l necesita reconciliarse consigo mismo debe caer instant�neamente: porque si la justicia de Dios necesita reconciliarse con Su misericordia, entonces tenemos dos Dioses, el justo y el misericordioso; y ya no es cierto que �l sea Dios, �fuera del cual no hay nadie m�s.

�Comprendan esto, y la idea de la expiaci�n que representa a Cristo simplemente apaciguando a Dios el justo e induci�ndolo a ser misericordioso, desaparece. Dios no necesita reconciliarse consigo mismo: la justicia est� en uni�n eterna con la misericordia.

2. Pregunt�monos qu� es la justicia de Dios y cu�l es su salvaci�n. y luego veremos c�mo est�n en perfecta armon�a. La justicia de Dios no es simplemente la imposici�n de un castigo; La salvaci�n de Dios no es simplemente la liberaci�n del castigo. Es cierto que ejecuta la pena y concede retribuci�n. Lo vemos en las severas leyes de la vida por las cuales un error trae consigo una pena de por vida; un verdadero esfuerzo cosecha, inevitablemente, su bendita recompensa.

Hay un Dios justo sobre todo, porque los hombres siempre cosechan lo que siembran. Pero la justicia en Dios es algo mucho m�s grandioso que el mero ejercicio de la retribuci�n; es el amor de la verdad eterna, la pureza, la justicia; y las penas de la falsedad, la impureza y la injusticia son las manifestaciones de esa santa ira que se basa en su amor por lo justo, lo puro y lo verdadero. De la misma manera, la salvaci�n de Dios es m�s que la mera liberaci�n del castigo.

Es, al mismo tiempo, la liberaci�n del mal, la salvaci�n de los crueles deseos del mal; de la esclavitud de pasiones imp�as que crecen en la vida gigante de la eternidad; de la profunda degradaci�n y el horrible ego�smo del pecado. Aqu�, entonces, vemos c�mo su justicia y su salvaci�n est�n en perfecta armon�a. Su salvaci�n es liberar a los hombres de las penas de la justicia haci�ndolos justos, verdaderos y santos en Cristo.

3. D� ahora un paso m�s. Tome las dos grandes revelaciones de la ley y la misericordia, y veremos c�mo la ley es misericordiosa y santa la misericordia.

(1) La ley, la revelaci�n de la justicia, vino para llevar a los hombres a Dios Salvador.

(a) El sentido de inmortalidad. El hombre, sintiendo que la vida est� limitada por el presente, nunca se librar� del mal. Pero el pecado destruye el sentido de inmortalidad, lo confina al estrecho c�rculo de la tierra y lo desaf�a a mirar m�s all�. Bajo su influencia, el hombre olvida la grandeza de su naturaleza, se hunde en un mero animal y se convierte en esclavo de las cosas materiales. Para despertarlo, no hay otra voz tan poderosa como la de la ley que no pueda obedecer: una ley majestuosa en pureza y castigos atronadores a la transgresi�n.

La voz divina en la ley le habla, haci�ndole sentir que �l es m�s grande que las cosas materiales, m�s grande que sus �dolos pecaminosos. �l pregunta: �Por qu� me marca? Y el terrible Sina� de la conciencia se despierta con esa voz, y el hombre siente la sublimidad de su naturaleza; y ah� est� el principio de la salvaci�n.

(b) El sentido del pecado como un poder en la vida. La voz de la ley le muestra que en �l est� el poder que el Dios justo aborrece con santa ira. Maldiciendo el mal, lo maldice. Por tanto, la ley es la revelaci�n de Dios Salvador. Ante su terrible majestad e imposibles pretensiones, el hombre aprende la debilidad, la esclavitud y el horror del pecado; y est� dispuesto a aceptar la misericordia que lo libra.

(2) Cristo, la revelaci�n de Dios el Salvador, vino a glorificar a Dios el justo. La justicia de Dios nunca fue tan revelada como en el amoroso Salvador del mundo. El monte Sina� es menos terrible que la pureza del hombre de Nazaret. Los hombres lo sintieron cuando dijeron: "Ap�rtate de nosotros porque somos pecadores". Mire ahora sus sufrimientos. Nada podr�a apartarlo de ellos, nada alterar�a Su curso. �D�nde hay una mayor revelaci�n de la justicia de Dios? En el huerto, el puro y santo se estremece ante el contacto con el pecado.

�D�nde podemos ver el horror de la santidad tan sublimemente revelado como en esa pasi�n de aflicci�n? El Dios justo estaba en el Salvador. Observe ahora el poder consumado de Cristo crucificado; �Y qu� es sino un poder que impulsa a los hombres a ser santos como Dios es santo? El pecado nunca fue tan asesinado como por Aquel a quien el pecado mat�. La ley nunca fue tan atestiguada como por Aquel que carg� con su castigo.

II. Inferimos DOS LECCIONES de esta gran verdad.

1. La necesidad del esfuerzo cristiano. Estamos justificados de inmediato; porque el germen de una hombr�a justa existe en el primer acto de fe. Pero la realizaci�n de ello es progresiva. El ideal cristiano es ser como Cristo, fiel, santo y sin mancha. Todos los d�as tenemos que vencer la falsedad, el ego�smo, la incredulidad.

2. La base de la confianza cristiana. Algunos hombres encuentran seguridad en la creencia de que han sido liberados de los severos laudos de la justicia. Pero no somos liberados de la pureza de Dios, estamos reconciliados con ella. En la justicia de Dios yace nuestra confianza ahora, porque �l nos har� justos y santos en Cristo. Y esto nos da esperanza en medio de la disciplina de la vida y explica gran parte de su misterio. El objeto de su disciplina no es simplemente hacernos felices, sino entrenarnos en la santidad, que es la bienaventuranza.

Hay hombres que conf�an en la infinita misericordia de Dios y sienten que �l los librar� por fin. Recuerde que permanecer en la incredulidad es adoptar el esp�ritu que mat� a Cristo. Rechazar su salvaci�n es desafiar la santa indignaci�n del Alt�simo. ( EL Hull, BA )

"�M�rame!"

Considerar&mdash

I. C�MO DIOS ES JUSTO. No tratar� injustamente a sus criaturas. No les atribuir� un solo pecado que no hayan cometido. No los castigar� m�s all� de lo que merecen sus iniquidades.

II. C�MO ES AL MISMO TIEMPO UN SALVADOR.

III. �CU�L ES LA INVITACI�N QUE DIRIGE A UN MUNDO ARRUINADO? Marcos&mdash

1. A qui�n va dirigido. "Todos los confines de la tierra". �Qu� amplia invitaci�n! �Qui�n puede decir: "No soy llamado"?

2. �Qu� nos invita a hacer a todos? "�M�rame!" ��M�rame con el ojo de la fe, como 'el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!' �'M�rame' como tu refugio, tu recurso, tu esperanza, tu confianza, tu todopoderoso, todo suficiente, �nico Salvador! �'M�renme' por vida, por perd�n, por justicia, por paz en la tierra, por la felicidad celestial en el m�s all�! 'M�renme', apartando la mirada de todo objeto de su confianza carnal, de toda esperanza vana y enga�osa que se han inventado, y poniendo toda su e ilimitada confianza en los m�ritos de Mi Cruz �.

3. �Y qu� beneficio espiritual les proporcionar� esa mirada de fe? "Sed salvos". �No hay quienes buscan misericordia aunque no miran a Jes�s? Considere seriamente esa expresi�n, "No hay nadie fuera de m�" - "Un Dios justo y un Salvador". �Vosotros que est�is esperando en �l para salvaci�n! recuerda que, en el mismo acto por el cual el Se�or te libr� de la muerte, tambi�n te mostr� Su horror y Su odio por tus pecados. ( A. Roberts, MA )

Mirando a Jes�s, el �nico Salvador

I. LA GRACIA INVITACI�N. Aviso&mdash

1. El Ser ben�volo por quien se hace la invitaci�n.

2. A qui�n va dirigido. No solo a los jud�os, sino tambi�n a los gentiles: a toda naci�n, tribu, lengua y pueblo.

3. Qu� implica la invitaci�n.

(1) El estado de aquellos a quienes se dirige.

(2) Que no hay obst�culo alguno en el camino de la salvaci�n.

4. Lo que la invitaci�n nos pide que hagamos para asegurar nuestra salvaci�n. "M�rame". En nuestro estado natural, todos lo miramos; e incluso cuando estamos convencidos de nuestra condici�n perdida, �cu�n propensos somos a buscar algo en lugar de �l para la salvaci�n: nuestro arrepentimiento, nuestra obediencia, nuestros deberes, nuestra moralidad, nuestra utilidad! Entonces, �qu� se quiere decir con mirarlo a �l? Significa lo mismo con creer en �l.

II. LAS PODEROSAS RAZONES POR LAS CUALES SE CUMPLE ESA INVITACI�N.

1. �l es Dios.

2. Un Dios justo.

3. Un Dios misericordioso, porque es un Salvador.

4. El �nico Dios y, en consecuencia, el �nico Salvador. ( D. Rees. )

Versículo 22

M�rame

Volviendo a Dios

�Vu�lvanse a m� y sean salvos.

�El primer imperativo exhorta, el segundo promete. Jehov� desea dos cosas:

1. Todos los hombres se vuelven a �l.

2. Su bienaventuranza al hacerlo. ( P. Delitzch, DD )

Mirar

La palabra no se corresponde exactamente con la palabra inglesa "mirar", pero denota el acto de darse la vuelta para mirar en una direcci�n diferente. El texto, por lo tanto, tiene una fuerte analog�a con aquellos en los que los paganos, cuando son iluminados, se describen como volvi�ndose de sus �dolos a Dios ( 1 Tesalonicenses 1:9 ; Hechos 14:15 ; Hechos 15:19 ). ( JA Alexander. )

Los confines de la tierra

La expresi�n concuerda con la noci�n jud�a de que su tierra estaba situada en medio de la tierra, y que los pa�ses m�s remotos de ellos, cuyas circunstancias contrastaban con las suyas, eran los extremos o los extremos de la tierra. ( R. Macculloch. )

Soberan�a y salvaci�n

Siempre ha sido uno de los objetivos del gran Jehov� ense�ar a la humanidad que �l es Dios, y adem�s de �l no hay nadie m�s.

I. �C�MO HA ESTADO DIOS ENSE�ANDO ESTA LECCI�N A LA HUMANIDAD?

1. Se lo ha ense�ado a los dioses falsos ya los id�latras que se han postrado ante ellos. �C�mo derram� Dios su desprecio sobre los antiguos dioses de los paganos! �Donde est�n ahora?

2. Observe c�mo Dios ha ense�ado la verdad a los imperios.

3. A los monarcas. Nabucodonosor, Herodes, etc.

4. A los sabios de este mundo.

5. �Seguramente�, dice alguien, �la Iglesia de Dios no necesita que se le ense�e esto� �S�, lo hace! �C�mo lo olvid� la iglesia en Cana�n cuando se postraron ante otros dioses? Si Dios nos da una misi�n especial, generalmente comenzamos a honrarnos a nosotros mismos.

II. LA SALVACI�N ES LA OBRA M�S GRANDE DE DIOS, y en esto �l nos ense�a especialmente esta lecci�n. Nuestro texto nos dice c�mo lo ense�a.

1. Por la persona a quien nos dirige. "Me."

2. Por los medios que �l nos dice que usemos. "Mirar."

3. Por las personas a las que llama a mirar. "Todos los confines de la tierra". ( CHSpurgeon. )

Vida por una mirada

El gran pecado del hombre, desde que ha ca�do, ha sido el de la idolatr�a. Siempre busca alejarse de Dios, que es real, pero a quien no puede ver, y hacerse un dios, que s�lo puede ser un �dolo, pero que le agrada porque puede contemplarlo. Y as� sucede que, algunos con im�genes de madera y piedra, y otros con confidencias carnales y cosas por el estilo, ponen algo m�s en el lugar que debe ocupar s�lo Dios; y miran a ese algo, y esperan el bien de �l, en lugar de buscar todo el bien para Dios, y solo para �l.

Esta mirada a cualquier cosa que usurpe el lugar de Dios no puede dejar de ser muy ofensiva para �l, y tambi�n debe ser muy decepcionante para nosotros, porque es imposible que el dios falso nos brinde un verdadero consuelo. Sin embargo, observe la gran paciencia del Se�or incluso con aquellos que lo est�n provocando con esta idolatr�a suya.

I. PARA LA SALVACI�N DE CUALQUIER PROBLEMA, DEBEMOS MIRAR SOLAMENTE A DIOS. Hay algunos problemas en los que los hombres miran solo a Dios. He sabido que incluso los hombres m�s profanos se vuelven a Dios, de alguna manera, en la hora del peligro supremo. Ahora bien, si los hombres act�an as� por la compulsi�n de una gran calamidad, �no hay una raz�n s�lida por la que ustedes deben, con alegr�a y voluntad, hacer lo mismo y recurrir a Dios en cada prueba, dificultad y dilema? �Alguna prueba es demasiado leve para que usted lo presente en oraci�n?

II. PARA LA SALVACI�N ETERNA, DEBEMOS MIRAR SOLAMENTE A DIOS.

1. La salvaci�n no se encuentra en ning�n simple agente.

2. La gran cosa que necesitas saber, mirar y confiar es la misericordia de Dios.

3. Ya que Dios dice: �M�rame�, d�jame preguntarte si lo est�s mirando como �l se ha revelado a nosotros en Su Palabra.

4. Se pretende especialmente que miremos a Dios cuando �l se revele en la persona y obra de Su amado Hijo.

5. Resuelva este asunto en su mente como una certeza absoluta de que, quienquiera que sea y sea lo que sea, puede mirar a Dios en Cristo y ser salvo.

6. No permitas que ning�n sentimiento tuyo te impida mirar a Cristo. ( CHSpurgeon. )

Caracter�sticas de la salvaci�n

I. Es una salvaci�n SIMPLE: llana, clara, distinta, inteligible en sus t�rminos. A este respecto, es diferente a las religiones falsas a las que se hace referencia en Isa�as 45:19 , cuyas declaraciones, al estar envueltas en una oscuridad y ambig�edad dise�adas, se representan all� como "habladas en secreto y en lugares oscuros de la tierra". Tales fueron las respuestas dudosas que vinieron del or�culo de Delfos, la cueva de Lebadea, la Sibila de Cume, la Ceres de Eleusis, los adivinos y nigromantes de Egipto, Fenicia y Persia. La salvaci�n del Evangelio es tan clara y clara que "el que corre podr� leer".

II. Es una salvaci�n GRATIS, sin trabas e incondicional en sus ofertas. No se necesita una preparaci�n o un per�odo de prueba costosos, prolongados y elaborados. Sin penitencias dolorosas; sin ritos, sin duraciones, sin lustraciones, sin absoluciones sacerdotales. En Isa�as 45:13 , Dios dice de Ciro (y lo mismo dice en un sentido m�s noble de Mayor que el libertador terrenal): �Dejar� ir a Mis cautivos, no por precio ni recompensa.

Esto no es, en verdad, a la manera de los hombres, ni de acuerdo con esa legalidad natural del esp�ritu al que le encanta encadenarse con condiciones y t�rminos. Si el profeta hubiera ordenado al leproso sirio de anta�o "hacer algo grande", Naam�n habr�a asentido cordialmente; pero no pod�a tolerar el trivial expediente de sumergirse en el r�o Jord�n. HOLA. Es una salvaci�n Isa�as 45:19 ( Isa�as 45:19 ; Isa�as 45:21 ). Ver Ro

3:26. Es una salvaci�n que ha sido asegurada de acuerdo con los principios de verdad y rectitud eterna. Sin embargo, no malinterpretemos la relaci�n de la justicia con la misericordia, como si entre estos dos atributos divinos existiera alg�n antagonismo, como si representaran dos principios en conflicto (similares al mago), uno de los cuales tuvo que ser propiciado antes. el otro podr�a ejercer su voluntad benigna o seguir sus benignos mandatos.

No, est�n en perfecta armon�a. El amor puede sostener su cetro dichoso solo cuando est� junto al trono de la justicia. En esa gloriosa salvaci�n, cada atributo de la naturaleza divina ha sido magnificado y honrado.

IV. Es una SALVACI�N SEGURA. Los ritos de los paganos dejan a sus devotos en la incertidumbre, tanteando en la oscuridad. Sus sentimientos y experiencias est�n bien descritos en Isa�as 3:16 . En contraste impresionante y sublime con esto, Jehov� confiesa en Isa�as 3:23 , �He jurado por m� mismo: la palabra� o �verdad� (Lowth) �ha salido de mi boca en justicia�; y en Isa�as 3:19 , �No dije a la simiente de Jacob: En vano me busc�is�; o Isa�as 3:17 , "No ser�is avergonzados ni confundidos". Verdaderamente, el pacto de gracia es un pacto "bien ordenado en todo y seguro".

V. Aqu� se nos revela a�n m�s como la �NICA salvaci�n ( Isa�as 3:24 ). El obispo Lowth lo traduce: "S�lo de Jehov� pertenecen la salvaci�n y el poder". "Tampoco hay salvaci�n en ning�n otro".

VI. Es una salvaci�n ETERNA ( Isa�as 3:17 ). ( JR Macduff, DD )

Mirando a cristo

La fe es uno de los temas principales de la Sagrada Escritura y se expresa de diversas formas: a veces en t�rminos sencillos, pero con mayor frecuencia en met�foras tomadas de las cosas terrenales y, en particular, de las acciones del cuerpo.

I. EXPLICA EL DEBER AQU� EXPRESADO POR LA MET�FORA DE LA MIRADA. Observe, en general, que la apariencia de un hombre a menudo descubre su condici�n y el estado de �nimo. De ah� que podamos comprender una mirada de sorpresa y consternaci�n, de tristeza y compasi�n, una mirada de alegr�a, la mirada de un suplicante que perece, o de un dependiente necesitado y expectante. Si un paciente angustiado lanza una mirada ansiosa a su m�dico, entendemos que es una petici�n silenciosa de alivio.

Por lo tanto, "mirar a Cristo implica aquellas disposiciones adecuadas y ejercicios de coraz�n hacia �l, que se expresan en las miradas sinceras y significativas de personas en condici�n de angustia hacia su libertador".

1. Mirar a Cristo implica un aviso particular y un conocimiento distinto de �l.

2. Un ansia importuna de alivio de �l ( Salmo 25:15 ).

3. Una expectativa anhelante de liberaci�n de �l ( Salmo 69:3 ). Puede ilustrarse con la historia del mendigo cojo ( Hechos 3:4 ).

4. Una humilde dependencia de �l para la salvaci�n ( 2 Cr�nicas 20:12 ).

5. Una sumisi�n alegre universal a Su autoridad ( Salmo 123:1 ).

6. Una aprobaci�n sincera de �l como Salvador y un afecto supremo hacia �l. El amor a menudo se expresa mediante miradas.

7. Gozo y gratitud por su bondad liberadora.

II. Le insto a mirarlo con varias consideraciones importantes. Este es el gran deber de los santos y de los pecadores y, por consiguiente, de todos en todas las �pocas y lugares, hasta "los confines de la tierra".

1. Es la salvaci�n la que estamos llamados a buscar.

2. Puede obtenerse en los t�rminos m�s f�ciles, sin ning�n m�rito personal, es decir, mediante una "mirada".

3. Es Emanuel, el Dios encarnado, quien manda e invita a mirar.

4. �l es el Objeto glorioso y conmovedor al que debemos mirar.

5. Nuestra mirada no ser� en vano, porque �l es Dios, quien se compromete a salvar a quienes lo buscan.

6. Es en vano buscar la salvaci�n en otra parte, y no es necesario temer que su gracia sea controlada por otro; porque �l es Dios, as� que no hay nadie m�s.

7. Nosotros, en particular, estamos invitados, ya que nos referimos especialmente a "los confines de la tierra". ( S. Davies, MA )

La mirada salvadora

I. QUE TODA LA HUMANIDAD EST� ESCLAVADA AL PECADO.

II. QUE EL DESEO UNIVERSAL DE LA HUMANIDAD ES LA FELICIDAD.

III. QUE LA �NICA FUENTE DE LA FELICIDAD REAL SE ENCUENTRA EN DIOS. "M�rame". "Yo soy Dios, y a mi lado", etc.

IV. QUE LA SALVACI�N QUE DIOS HA PROPORCIONADO ES SIN L�MITES EN SUS DISPOSICIONES, E ILIMITADA EN SU ALCANCE. "Todos los confines de la tierra".

V. QUE LA RECEPCI�N DE ESTA BENDICI�N ES SIN EMBARGO CONDICIONAL. �M�rame�, etc. �Qu� implica esto?

1. Una aprehensi�n del objeto presentado.

2. Del bien que se propone impartir.

3. Un ferviente deseo de obtenerlo.

4. Un uso vigoroso de los medios designados.

VI. EL FUNDAMENTO DEL ANIMO. "Yo soy Dios"; y por lo tanto, sepa que lo necesita, lo ha preparado para usted, lo invito a participar, prometa impartirlo, le advierte de las consecuencias de rechazarlo. Nadie m�s puede salvarlo. �Ahora es el momento aceptado�, etc. ( R. Pastor. )

La vida mirando

El pecado vino por una mirada incr�dula. Eva vio que el �rbol era bueno para comer y agradable a la vista. Desconfiando de Dios, mir�, arranc� y comi�. La salvaci�n proviene de una mirada creyente y de confianza. "M�rame, y ser�s salvo". A los que �lo buscan� se les aparecer� con salvaci�n.

I. COMO EL PECADO ENTR� POR PRIMERA VEZ, A�N ENTRA. Entra por el ojo. El que vio por primera vez la cu�a de oro y el manto babil�nico los codici�, fue tras ellos, los tom� y los escondi�. Por lo tanto, es prudente decir: "No mires el vino cuando est� rojo", porque las tentaciones pasan por los ojos. Las Escrituras hablan de aquellos cuyos "ojos est�n llenos de pecado" y no pueden cesar. Esta verdad se realiza en nuestra propia experiencia de duelo. Observamos las heridas y cavilamos sobre ellas. Contemplamos objetos de deseo y lujuria por ellos. Cuando ha concebido, la lujuria engendra pecado.

II. LA SALVACI�N VIENE POR EL MISMO M�TODO F�CIL. �M�renme y sean salvos�.

1. Esta es una visi�n espiritual. Algunos consideran que lo que llamamos espiritual es irreal y so�ador, mientras que la carnalidad es irreal y las cosas espirituales son, de todas, las m�s actuales.

2. Es una visi�n inmediata. De nuestras funciones f�sicas, la vista es la m�s inmediata. De modo que la fe es lo m�s positivo y seguro. Terminas una disputa diciendo, pero lo vi con mis propios ojos y as� lo s�. El creyente puede hablar as� de Aquel a quien conoce, porque lo ha visto.

III. �C�MO VEMOS A CRISTO? �En qu� aspectos?

1. Como Salvador.

2. Como intercesor.

3. Como Rey y Maestro.

IV. HAY MOMENTOS ESPECIALES EN LOS QUE DEBEMOS MIRAR EXCLUSIVAMENTE A CRISTO.

1. En todos nuestros actos de culto p�blico.

2. En tentaciones. �Est�s lastimado? Nada limpia tanto el coraz�n de un dolor punzante como esto. �Molestan los deseos imp�os? Aqu� est� el remedio.

3. Al acercarse a la debilidad.

Aunque el hombre exterior perece, el interior se renueva de d�a en d�a. Al mirar la luz aumentar� cada vez m�s hasta el d�a perfecto. Dios ha prometido mostrarnos el camino de la vida. El evangelista pregunt� al peregrino: "�Ves esa luz?" "Creo que lo hago." Evangelista por una mirada larga hab�a adquirido una visi�n aguda, y Pilgrim encontr� sus ojos abiertos mientras miraba. El camino se hizo m�s claro, y conoces el glorioso final al que lleg�. Su debilidad se perfeccion� en la fuerza de su l�der. El tema que tenemos ante nosotros tiene una doble aplicaci�n.

1. Para autoexamen. En nuestra adoraci�n, �hemos estado mirando solo a Dios, a quien profesamos dirigirnos? En el himno, la oraci�n y la predicaci�n, �nuestros actos han sido meramente formales y profesionales?

2. A modo de invitaci�n. La invitaci�n es para todos, hasta "los confines de la tierra". ( A. Whyte, DD )

Salvaci�n ofrecida

Estas palabras nos muestran que tenemos necesidad de ser salvos. Tenemos que salvarnos de enormes males. Pero hay un gran cambio que debe ocurrir en todos antes de que puedan ser salvos. No hay salvaci�n para un hombre no regenerado. Perm�tanme recordarles lo que Dios quiere cuando dice: "M�renme".

1. Te invita a que busques misericordia en �l, que te salve gratuitamente, sin traerle nada.

2. Debemos mirar al Hijo de Dios, as� como al Padre - por Su meritoria intercesi�n - para que podamos ser salvos.

3. Mire a Dios el Esp�ritu, as� como al Padre y al Hijo. El que obr� poderosamente en el perseguidor Saulo, para convertirlo en un eminente trofeo de gracia y un gran benefactor para sus semejantes, no tiene menos poder, condescendencia y bondad para extenderles y darles a todos el mismo principio. , el mismo coraje y la misma perseverancia.

4. El mismo bendito deber descansa sobre todos ustedes que por la gracia de Dios lo han mirado y han vivido. Est�s llamado a proseguir tu viaje hacia el cielo, de un grado de fe, gracia, consuelo y gozo a otro, hasta llegar a tu hogar eterno, todos los d�as mirando a Dios para que seas salvo.

5. Pero nunca quiso que sus siervos fueran ego�stas, ya que �l es ben�fico y bueno; y, por lo tanto, perm�tame pedirle que se fije en el alcance de esta invitaci�n: "Todos los confines de la tierra". Entonces es la voluntad de Dios que Jap�n, China e India deben mirarlo a �l y ser salvos, al igual que nosotros. En el momento en que el profeta pronunci� estas palabras, para ellos �ramos el fin del mundo, como lo son para nosotros China, Jap�n y Borneo; s�, est�bamos m�s all� de los l�mites del mundo conocido en ese momento. Y hemos escuchado las buenas nuevas y hemos cre�do. ( BW Noel, MA )

Un salvador

I. El Dios eterno, el �nico Dios, se declara la FUENTE DE LA SALVACI�N.

II. LA UNIVERSALIDAD DEL PLAN DE SALVACI�N. "Todos los confines de la tierra". A los hombres de todas las tribus y reinos se les har� sentir el poder de la gracia omnipotente. El plan de salvaci�n se adapta a toda variedad de circunstancias. El monarca en el trono del vasto imperio: est� sentado all� a los ojos de Dios, un pobre rebelde, y necesita la salvaci�n. O tome el otro extremo - el m�s humilde y oscuro de los hijos de los hombres - es un pecador ante Dios, una criatura inmortal.

III. EL SIMPLE MANDAMIENTO DE DIOS a los culpables y perdidos, mientras se anuncia a S� mismo como la Fuente de la salvaci�n, y mientras proclama su universalidad, es "M�renme".

1. Mirar a Dios, como la Fuente de la salvaci�n, implica conocerlo.

2. El ejercicio de la fe.

3. Confianza en Dios.

4. Podemos dar �nfasis a la expresi�n "A m�". Dios requiere que apartes la mirada de todos los dem�s objetos que puedan interferir con la entrega total de toda tu alma a �l.

5. Debe haber en la mente del creyente la plena seguridad de que �l puede salvar y est� dispuesto a salvar. ( G. Fisk, LL. B. )

Salvaci�n obtenida solo mirando a Jes�s

I. LA INVITACI�N, �M�renme, y sean salvos, todos los t�rminos de la tierra�, puede considerarse como una oferta de una bendici�n invaluable, una declaraci�n de los medios por los cuales se obtiene la bendici�n, y finalmente, una insinuaci�n del alcance de la oferta hecha.

II. EL MOTIVO POR EL QUE SE DEBE CUMPLIR ESA INVITACI�N. "Porque yo soy Dios, y no hay otro". Hay dos ideas involucradas en esta declaraci�n.

1. Que Jes�s es el Dios verdadero y, por tanto, capaz de salvar.

2. Que s�lo de �l debemos depender, porque no hay otro ser en el universo que pueda rescatar un alma inmortal de la ruina eterna.

Vemos de este tema:

1. La locura y el peligro de la incredulidad.

2. El deber habitual de todo verdadero cristiano. Es mirar a Jes�s en cada etapa de su historia espiritual. ( P. Grant. )

La invitaci�n divina

I. EL PONENTE.

II. LAS PERSONAS DIRIGIDAS.

III. LAS BENDICIONES PROMETIDAS.

IV. LA FORMA DE OBTENERLOS. ( Mons. R. Bickersteth, DD )

Mirando a cristo

I. Si miras al Se�or Jes�s, ver�s a DIOS MANIFESTAR.

II. Si miras a Jes�s, ver�s AMOR ENCARNADO - Amor Divino. Seg�n el medio a trav�s del cual brille, se puede hacer que la misma l�mpara d� un resplandor de un color muy diferente, una luz alegre o l�gubre. En un mundo pecaminoso como este, �no podr�a imaginarse f�cilmente una encarnaci�n y manifestaci�n vengativa del Dios bendito, que habr�a tra�do en medio de nuestra pecaminosidad el fuego consumidor de Su santidad, que, entrando as� en contacto con nuestra corrupci�n combustible, hubiera convertido nuestra tierra en una perdici�n temprana? Pero, �cu�l fue el hecho real? �El Verbo habit� entre nosotros, lleno de gracia y de verdad�.

III. Mirando al Se�or Jes�s, hay otro espect�culo con el que se obsequia al pecador ferviente, y es la RECONCILIACI�N JUSTA.

IV. Quien lo mire por suficiente tiempo, simplemente, con suficiente atenci�n, encontrar� en �l una INMORTALIDAD TRANSFUSIONADA, la vida transmitida de ese Salvador a su propia alma.

V. Si miras a Jes�s simplemente como Dios lo revela en Su Palabra, y como �l es en S� mismo, ver�s UN SALVADOR QUE ATRAE EL AMOR Y ASIMILA LA VIDA; un Salvador que, cuando atraiga tu amor, asimilar� tu vida a la Suya. ( J. Hamilton, DD )

Mirando a Jes�s

En estas palabras, tenemos el mismo tipo de invitaci�n que encontramos en el Nuevo Testamento: �Venid a m� todos los que est�is trabajados y cargados�; �Puestos los ojos en Jes�s, el Autor y Consumador de nuestra fe�; �Considere al Ap�stol y Sumo Sacerdote de nuestra profesi�n, Cristo Jes�s�. Textos como estos contienen el mism�simo secreto del cristianismo. Satisfacen todos nuestros deseos, curan todos nuestros dolores, salvan nuestras almas.

El cristianismo consiste en tener que ver con Cristo, en tener el amor de Cristo implantado en el alma, y ??luego el esp�ritu de Cristo gui�ndonos e influyendo en cada momento de nuestra historia terrena.

I. EN CUANTO A LAS PERSONAS A LAS QUE SE DIRIGE. �Todos los confines de la tierra� - todos los hombres.

II. �POR QU� DEBEN MIRAR? "Y ser�s salvo". Ahora, bajo el Nuevo Testamento, usted y yo estamos dirigidos especialmente a Jesucristo. Nos dice que nadie viene al Padre sino por �l. Mire esto para su aliento, lo que la fe ve cuando mira a Jes�s. Ella encuentra amor en Jes�s, perd�n en Jes�s, paz en Jes�s, felicidad eterna en Jes�s. Y esto es as� con Dios. �l ve al pecador en Jes�s, est� satisfecho con Su obra expiatoria y acepta al pecador creyente por Su causa.

III. C�MO DEBEN MIRAR. El t�rmino "mirar" en la Palabra de Dios normalmente significa "creencia". Que miremos al Se�or Jes�s esperando algo, as� como el cojo mir� a Pedro y a Juan en la puerta Hermosa del templo, esperando recibir algo de ellos.

1. Si puedes adoptar este punto de vista de Cristo, que �l quiere tu salvaci�n, entonces habr� una apariencia de verdadero dolor por el pecado. Lamentaremos por el pecado por un lado, pero nos regocijaremos en Cristo Jes�s por el otro.

2. Una mirada de aquiescencia, de confianza y seguridad.

3. Una mirada de oraci�n. ( JW Reeve, MA )

La mirada salvadora

I. LA NATURALEZA DEL MANDAMIENTO, o lo que es mirar al Se�or Jesucristo.

1. La sola idea de mirar al Salvador implica despreciarnos a nosotros mismos, nuestros �dolos, nuestros pecados, nuestras justificaciones y nuestras injusticias. Es dejar de lado nuestros deberes, nuestras oraciones, nuestras l�grimas, nuestras humillaciones, nuestras resoluciones y, sencilla y singularmente, mirar a Cristo en busca de salvaci�n.

2. Mirar a Cristo en busca de salvaci�n implica una necesidad consciente de salvaci�n.

3. Mirar a Cristo es mirarlo no solo como el mismo Cristo de Dios, sino como el Hijo de Dios.

4. Mirar a Cristo es mirarlo en busca de una salvaci�n completa.

II. LA NECESIDAD DEL PRECEPTO. Tenemos una aversi�n natural a ello; naturalmente miramos cualquier otro objeto. Cuando en el mundo, y del mundo, este es groseramente el caso. Nuestros amigos, nuestras familias, nuestras perspectivas, ganancias, nuestros placeres, nuestros pecados, forman nuestro mundo. Si nos apartamos de su groser�a y nos mezclamos con sus goces m�s decentes y a�adimos algo de religi�n; sus formas, sus ceremonias, su culto, nos ocupan bastante.

Nuestra peque�a �rbita de visi�n est� llena, bastante llena; no podemos mirar nada m�s. Una mera mano ante los ojos esconde el sol. Nos creemos mucho mejores que muchos, lejos de ser tan viles como algunos; e incluso despu�s de que el Esp�ritu Santo nos ha convencido de pecado, �a�n qu� atraso mirar a Cristo!

III. EL EFECTO BENDITO DE OBEDECER EL PRECEPTO. Salvaci�n.

1. Cu�n maravillosa es esta salvaci�n - esa mirada real a Cristo tiene vida eterna en ella; que si el pecador m�s vil se limita a mirarlo, �es salvo incluso en la hora und�cima!

2. Cuanto m�s vivas, m�s te abrir� el Esp�ritu las depravaciones de tu naturaleza. Mientras hace esto, ore para que �l pueda revelarle la gracia y la gloria de Jes�s.

3. Cuando, por el poder del Esp�ritu Santo, esta paz se establezca en tu conciencia, a trav�s de la sangre preciosa de la Cruz, busca su aumento en la plena certeza de la esperanza, en todos los caminos del caminar santo, todav�a mirando a Jes�s. por todos los suministros de Su gracia y Esp�ritu. ( JH Evans, MA )

El alcance del llamado del Evangelio

I. UN OBJETO DE ATRACCI�N. "Me"; el Dios verdadero, el �nico Salvador, y nadie m�s que Yo. Pero, �en qu� capacidad se exhibe Cristo en el Evangelio?

1. Como mediador.

2. Como el Se�or nuestra justicia.

3. Como Fuente para lavar el pecado.

4. Como vida del pecador.

II. UN ACTO LLAMADO A SEGUIR. �M�rame�, o como algunos entender�an el original, �Vu�lvete a m� tu rostro de los falsos �dolos�. Este acto implica:

1. Conocimiento.

2. Fe.

3. Conversi�n. Todo hombre se ha desviado de Dios.

4. Una postura de espera.

III. EL ALCANCE DE ESTA LLAMADA. "Todos los confines de la tierra". Esta frase implica:

1. Que todos los hombres se han desviado de Dios.

2. Que Dios no hace acepci�n de personas.

3. Que no hay salvaci�n en ning�n otro.

4. La suficiencia que hay "m" Cristo "para cada alma que regresa.

IV. LOS BENEFICIOS est�n inseparablemente conectados con la mirada a Jesucristo. �Y s� salvo�, no te hagas rico durante sesenta a�os y diez. �No! "Y ser�s salvo". ( T. Jones. )

Mirando a Cristo

I. DE QU� MANERA DEBEMOS MIRAR A CRISTO.

1. Con un ojo de fe. Dirigir nuestros pensamientos a �l de la misma manera que a cualquier otra persona, no es suficiente.

2. Con ansioso deseo de alivio.

3. Con gratitud y amor.

4. Como ejemplo de justicia a quien nos conviene seguir.

5. Como nuestro intercesor.

II. ALGUNAS CONSIDERACIONES PARA CUMPLIR EL DEBER.

1. �Qui�n es el Objeto glorioso al que se le pide que mire? Nada menos que el Hijo de Dios.

2. Qui�n es el que requiere que mires.

3. Es la salvaci�n lo que debemos buscar.

4. La facilidad del deber aqu� prescrito.

5. La extensi�n ilimitada de la invitaci�n. ( A. Ramsay, MA )

Mirando hacia adentro, mirando a su alrededor y mirando hacia arriba

Escuchemos la historia de la mirada, una historia en tres cap�tulos.

I. Cap�tulo primero. C�MO SE VE EL INTERIOR. No s� mucho de �l, excepto esto. C�mo sucedi�, de hecho, no lo s�. Si fue alg�n serm�n lo que lo golpe�; si fue la muerte de alg�n vecino; si fue alg�n peligro propio; si fue una enfermedad aguda lo que se apoder� de �l, no lo s�; pero as� fue. Un d�a ese hombre se detuvo y se mir� a s� mismo, y dijo: �No hay ning�n error al respecto; Estoy equivocado, puedo ver.

Estoy completamente equivocado, me pondr� manos a la obra y har� las cosas bien. Pasar� una nueva hoja ". Y se puso manos a la obra, y comenz� a atar sus pecados con las cuerdas fuertes de sus resoluciones y sus buenos deseos, y all� los puso todos en fila. Esto nunca m�s iba a ser complacido, y esto no deber�a, y lo otro deber�a ser negado. Todo fue bien durante un d�a, y luego algo se cruz� con �l, rompi� las cuerdas y surgi� un viejo pecado.

Chasque� las cuerdas, y otro salt� hacia �l. �Ah�, dijo, �sab�a que no era bueno que lo intentara�, y simplemente lo abandon�. �Qui�n es ese? Usted. Creo que veo aqu� a un hombre que ha cambiado de p�gina. Aqu� est� todo blanco y limpio sin una mancha. Ah, ahora hay una mancha. Oh, hay otra mancha; hay un error. Si no podemos encontrar una mejor manera que remover hojas nuevas, pronto lo abandonaremos con desesperaci�n.

Adem�s, si pudieras hacerlo, �qu� har�a por ti? Aqu� hay un hombre que se ha hundido y no puede llegar a fin de mes, y un d�a un amigo interviene para asesorarlo y lo encuentra en un estado de j�bilo, y el hombre dice: "Tengo cr�dito por esto, y he recibido esto �; y ah� est� llenando la columna de sus recibos. "�Por qu�, qu� significa esto?" dice el amigo - �Mi querido amigo, te has olvidado del 'presentado.

'Has omitido el' transferido '�. �Ese espantoso� transferido! � �Ese horrible "presentado!" �Y el pasado? Ah� est�, �qu� puedo hacer con �l? A�n no hemos terminado con ese cap�tulo, porque hay una segunda parte. T� me dices: �S�; Puedo ver que si alguna vez voy a ser lo que quiero ser, debo acercarme directamente a Dios y dejar que �l lo haga ". Pero, querido amigo, �qu� te aflige? �Bueno, ya ves, no lo s�.

No tengo ninguna fe. No tengo ning�n arrepentimiento, no tengo ninguna seriedad. �Qu� debe hacer un hombre como yo? �Nunca has aprendido a convertir tus obst�culos en tus ayudas? �Nunca has aprendido a hacer de tu propia necesidad tu derecho a tu Dios? Te lo ruego ahora, tal como eres, con todo tu sentido de necesidad, alza tus ojos. Bueno, lo �nico que s� sobre el arrepentimiento es lo que siento en mi coraz�n cuando veo a Jes�s.

Nunca he encontrado ning�n lugar de arrepentimiento excepto al pie de la Cruz. Lo �nico que s� acerca de la fe es lo que surge en mi coraz�n cuando miro a Jes�s. La fe no proviene de mirar hacia adentro. Deja que toda tu alma diga: "Yo mirar� a �l y ser� salvo".

II. Cap�tulo el segundo. C�MO SE MIR�A REDONDO. Dices: �Hay ma�ana; la gente notar�a el cambio, y no me gustar�a decirles que me entregu� al Se�or Jesucristo, y que iba a ser Su soldado y Su siervo; y habr�a la burla, el desprecio y el rid�culo, y tal vez uno probar�a esta tentaci�n, y otro ver�a si pod�a soportar el otro, y no s� si podr�a.

�El Evangelio es que Cristo viene directamente a m� y toma mi mano. �l vive, y viene a ti y a m�, y dice: "Te marchas para ser Mi hijo y Mi siervo, y nunca te dejar� estar solo". Ahora, �pondr�s tu mano en la Suya? Pero todav�a no hemos terminado con el segundo cap�tulo. Puedo pensar en alguien que va un paso m�s all� y dice: �Bueno, miro a Jes�s, ya sabes, y lo estoy mirando, y he estado tratando de mirarlo, pero de una manera u otra no puedo seguir adelante. .

" �Por qu� no? Bueno, puede ser que todav�a est�s mirando a tu alrededor. Algunos de ustedes me dicen: �Bueno, ya ven, lo miro, pero no puedo regocijarme. No me siento feliz ". Bueno, no s� que dice: "Si�ntete feliz". Dice: "M�rame y s� salvo". Creo que debemos dejar que el Se�or Jesucristo se encargue de nuestros sentimientos. Todo lo que tenemos que hacer es mirarlo a �l. Pero miramos a un hombre ya otro.

Alguien me dice: �John Bunyan estuvo tres meses llorando y llorando. Soy un ojos secos; No puedo derramar una l�grima ". Bueno, �qui�n quiere que derrames una l�grima? �Qu� tienes que ver con otras personas? No miraremos m�s a su alrededor.

III. Cap�tulo tercero. C�MO MIR� HACIA ARRIBA. Debes mirar hacia arriba. �Quieres? ( M. GuyPearse. )

�Ser�as salvo?

El objeto de la salvaci�n es llevar al hombre a una comuni�n armoniosa con Dios.

I. TODOS LOS HOMBRES NECESITAN SER SALVOS. Necesitamos ser salvos

1. De nuestra propensi�n a hacer mal.

2. Tambi�n necesitamos ser salvados de nuestro esp�ritu de inquietud.

3. De nuestra debilidad al ser vencidos por el dolor y los problemas.

4. De nuestro miedo a la muerte.

II. DIOS NO FUERZA A NING�N HOMBRE A SER SALVO CONTRA SU VOLUNTAD. En los sucesos de esta vida, es posible que tengamos que emplear la fuerza a veces para salvar el cuerpo de un pr�jimo en contra de su voluntad. Pero Dios no puede actuar as�, porque �l es Dios y quiere que los hombres lo amen. La �nica forma que tiene Dios de obligarnos a seguirlo es a trav�s de la atracci�n de Su amor, como se muestra en Jesucristo, quien entreg� Su vida en la Cruz por amor a nosotros. El amor es el poder m�s fuerte del universo, porque Dios es amor.

III. EL PODER Y LA SIMPLICIDAD DE LA SALVACI�N QUE NOS OFRECE.

1. Su poder. La salvaci�n no existe en ning�n lugar excepto en Dios. Nosotros los ministros somos solo como los muchachos con volantes que los invitan a comprar la salvaci�n de nuestro Maestro sin dinero.

2. La sencillez de la salvaci�n. Es para echarle un vistazo; pero debe ser ...

(1) Una mirada penitente.

(2) Una mirada de s�plica, la clase de mirada que tiene un hombre que est� tratando de salvarse de ahogarse y, al verte, te pide ayuda.

(3) Una mirada de esperanza.

(4) Una mirada de fe.

IV. ES UNA INVITACI�N UNIVERSAL, que abarca "todos los confines de la tierra". Sabes cu�les son los "fines". Cuando un abrigo se deshilacha o un chal se gasta, los extremos no sirven de nada y se los corta. Los marginados de los hombres, �de qu� sirven? Esta salvaci�n es para los despreciados, para los mismos �fines� que el mundo desecha; y, mejor a�n, es para ti. ( W. Birch .)

El evangelio simple, rico, universal

I. AQU� EST� EL M�TODO M�S SENCILLO. "M�rame". Doy el mayor elogio al hombre de ciencia que puede unificar los m�ltiples hechos del mundo y al fil�sofo que puede reducir al orden los extra�os y complejos fen�menos de la mente. C�mo debo agradecer al Dios que expresa su voluntad para m� en una sola palabra, y esa palabra tan f�cil y sin trabas.

II. AQU� EST� EL BONO M�S RICO. �Y sed salvos�. La salvaci�n es un tesoro indecible e inconcebiblemente grande. Si comienza con "sin condenaci�n", termina con "sin separaci�n". En ella hay perd�n, santidad, sabidur�a y poder; Aqu� est� la vida bienaventurada, y en el m�s all� est� la vida de "renombre pleno, sempiterno y desapasionado".

III. AQU� EST� LA PERSPECTIVA M�S AMPLIA. �Todos los t�rminos de la tierra� - hasta ahora el amor del Padre y la gracia del Hijo y la comuni�n del Esp�ritu Santo viajan y alcanzan. No hay nada calculador, mezquino, aritm�tico en la generosidad y generosidad de Dios. ( A. Smellie, MA )

Mira y s� salvo

( Isa�as 45:22 ): -

I. UNA BENDITA INVITACI�N. "M�renme, y sean salvos, todos los t�rminos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay otro".

1. El tema al que se refiere es indeciblemente trascendental. La palabra �salvo� se pronuncia f�cilmente, pero �qui�n puede comprender la plenitud de su significado?

2. El deber que impone para obtener esta gran bendici�n es sumamente simple. "M�rame". Muchos est�n bastante confundidos por la simplicidad de los t�rminos evang�licos de la salvaci�n.

3. El alcance de esta invitaci�n es ilimitado. "Todos los confines de la tierra". La llamada es tan amplia como el mundo.

4. El terreno sobre el que descansa es muy alentador. "Porque yo soy Dios, y no hay otro". En un vers�culo anterior se dice: "No tienen conocimiento los que levantan la madera de su imagen tallada, y oran a un dios que no puede salvar". Los �dolos de los paganos son totalmente impotentes. Pero nuestro Dios puede salvar, y solo �l puede. Al mismo tiempo, es necesario algo m�s que un mero poder, y ese algo no falta en Aquel a quien estamos invitados a mirar. �l es "un Dios justo y un Salvador".

II. UNA PROCLAMACI�N EMF�TICA. �Por m� mismo jur�, de mi boca sali� palabra en justicia, y no volver�; que ante m� se doblar� toda rodilla, y jurar� toda lengua �. En referencia a esta sujeci�n se declaran dos cosas:

1. Su universalidad. En el tiempo de El�as, Dios se hab�a reservado siete mil hombres que no hab�an doblado la rodilla ante Baal; pero aqu� tenemos un per�odo predicho cuando los �dolos ser�n completamente abolidos.

2. Su certeza. "Yo he jurado por m� mismo". Estas expresiones enf�ticas denotan que el prop�sito fue hecho de la manera m�s solemne y ratificado en la forma m�s sagrada. Es un prop�sito, por tanto, que se ejecutar� infaliblemente. "De ahora en adelante esperando". dice el ap�stol del Redentor entronizado, "hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies". �Y no tiene motivos suficientes para tal expectativa? Los deseos incluso de los justos ser�n concedidos, su esperanza no ser� defraudada; �Cu�n seguro, entonces, debe ser el cumplimiento de los deseos y esperanzas de Aquel a quien el Padre siempre escucha? �No se dice: "P�deme"? &C.

III. UNA SABIA RESOLUCI�N. �Ciertamente, se dir�, etc. ( Isa�as 45:24 ). Las dos bendiciones a las que se hace referencia aqu� son absolutamente necesarias para la salvaci�n, y todos los que sean iluminados desde arriba ser�n inducidos a solicitarlas donde solo se encuentren. Aqu� se dice: �Ciertamente se dir�: en el Se�or tengo justicia y fuerza�: que cada uno de nosotros determine, con la ayuda divina, ser ese.

Debe ser una resoluci�n personal, ya que la entrega es una entrega personal. Se agrega: �Incluso a �l vendr�n los hombres, es decir , le pedir�n estas bendiciones. Por otro lado, �l ser� dado a conocer por cosas terribles en justicia a aquellos que reh�san buscar Su rostro y contin�an rebel�ndose contra Su autoridad. �Todos los que se enojan contra �l ser�n avergonzados�.

IV. UNA DECLARACI�N IMPORTANTE. "En el Se�or ser� justificada y se gloriar� toda la simiente de Israel". ( Anon. )

La met�fora de mirar

En el lenguaje de la met�fora, la mente tiene un ojo tanto como el cuerpo. Decimos: �Mira este hecho; mira este o aquel otro personaje hist�rico; mira a Lutero; mira a Julio C�sar; mira a Abraham �; y todos entendemos lo que se quiere decir cuando se emplea ese lenguaje. De alguna manera se nos dice que miremos al Salvador. ( J. Hamilton, DD )

Mirando a dios

Mientras la luna mira directamente al sol, ella es brillante y hermosa; pero si una vez se aparta y se deja sola, pierde toda su gloria y disfruta s�lo de una sombra de luz, que es la suya . ( J. Trapp. )

El alma contrita debe apartar la mirada de s� mismo

Al pasar por un cementerio con sus padres, una ni�a los atrajo detr�s de ella para mirar una hermosa figura de piedra del Cristo, con un rostro lleno de sufrimiento y, sin embargo, de la m�s tierna compasi�n, apoyado en una enorme cruz de m�rmol. Cuando hicieron una pausa para mirar, ella baj� la cabeza y dijo en voz baja: "Apenas puedo levantar los ojos para mirarlo, he hecho tantas cosas malas". Es solo porque hemos hecho tantas �cosas malas� que tenemos que levantar los ojos para mirarlo. ( Carcaj. )

Mirando

Hace algunos a�os un trabajador me pidi� que viera a un pr�jimo moribundo, como dijo este hombre a su manera peculiar, para "llevarlo al cielo". Fui y descubr� que el pobre estaba demasiado ido para hablar. Todo lo que pudo hacer fue mirar. No sab�a si pod�a o�r, porque cuando habl� solo me mir�. Deseando al menos mostrarle el camino de la salvaci�n, tom� un cuadro de la pared, lo gir� y luego dibuj� en �l con mi l�piz la figura de la Cruz con Jes�s en �l. Sostuve esta foto ante los ojos del hombre, y luego me mir� de manera expresiva e intent� asentir con la cabeza. Poco despu�s de su muerte. ( W. Birch. )

Mirando hacia arriba y levantado

En la biograf�a de la Sra. Fletcher nos habla de un converso que tuvo un sue�o extra�o. Pens� que estaba bajando por un pozo muy empinado en la noche y, al mirar hacia arriba, vio una sola estrella brillando muy por encima de �l, y parec�a dejar caer l�neas de luz plateada que se apoderaron de �l y lo elevaron. Luego mir� hacia abajo y comenz� a bajar. Mir� hacia arriba y empez� a subir, y volvi� a mirar hacia abajo y empez� a bajar; y descubri� que con solo mantener la vista en esa estrella, sali� del pozo y su pie se mantuvo firme en el suelo. Hay una par�bola en el sue�o. Si miras hacia abajo, bajas; si miras hacia arriba, subes. Primero debe haber la mirada hacia arriba antes de que pueda haber el levantamiento. ( JS Drummond. )

Versículo 24

Ciertamente se dir�: En el Se�or tengo justicia y fortaleza.

Nuestra justicia y fortaleza

Es importante para nosotros, al leer el Antiguo Testamento, y m�s particularmente sus porciones prof�ticas, llevar con nosotros como gu�a la conocida declaraci�n del �ngel al evangelista Juan: �El testimonio de Jes�s es el esp�ritu de profec�a.

El vers�culo anterior contiene una de las predicciones m�s notables sobre el reino de Cristo en el Antiguo Testamento, y en esta predicci�n se describe que el reino de Cristo se vuelve universal y permanente. Despu�s de una predicci�n como esa, podr�amos haber esperado encontrar al profeta hablando de n�meros que fueron llevados para reconocer e inclinar la rodilla ante Cristo. Sin embargo, en lugar de eso, habla de uno: un individuo �nico, aislado y desconocido; y nos presenta a este individuo solitario como si el estado de su mente, la subyugaci�n de su coraz�n a Cristo, fuera una indicaci�n del completo cumplimiento de las m�s gloriosas profec�as de la universalidad del reino de Cristo.

Al buscar el progreso del reino del Redentor, estamos demasiado dispuestos a subestimar las conversiones individuales. Podemos rastrear el progreso del reino de Cristo en la subyugaci�n de un solo coraz�n al Salvador.

I. EL ESTADO DE LA MENTE DE ESTE INDIVIDUO EN RELACI�N CON LA JUSTICIA DE CRISTO. El t�rmino "justicia" es una de esas palabras en la Biblia que es de suma importancia que usted debe entender completamente. Incluye todo lo que el Se�or Jesucristo ha hecho y sufrido por nosotros. Marque tres etapas en la historia de la mente de este hombre.

1. Lo primero que hace un hombre cuando se despierta al sentido de su necesidad de algo de justicia es tratar de encontrarla en s� mismo. Pero una vez que se le lleva a ver correctamente su propia justicia, ve innumerables defectos.

2. Mira el segundo paso en la historia de este hombre. Podr�amos haber esperado que el hombre hubiera recibido esta justicia con prontitud; pero se opone tan deliberadamente a la justicia de Dios como a la ley de Dios. Luchar� durante mucho tiempo contra la mano amiga que lo llevar�a a la Cruz de Cristo; pero cuando lo traigan all�, exclamar�: "En el Se�or tengo justicia y fuerza".

3. Marque la tercera etapa de la mente humana en referencia a la justicia de Cristo. Este hombre se lo apropia.

II. SU ESTADO DE SENTIMIENTO EN REFERENCIA A LA FUERZA DE CRISTO. Esta �ltima palabra, "fuerza", transmite una idea totalmente distinta y adicional a la sugerida por la primera. Por la "justicia" de Cristo siempre entendemos lo que el Se�or Jes�s ha hecho por nosotros; por la �fuerza� de Cristo siempre entendemos lo que el Se�or ha hecho en nosotros; y es la combinaci�n de estos dos lo que obra, en toda su plenitud, la salvaci�n de un pecador individual.

Cuando se despierta por primera vez a un sentido de su propia condici�n, naturalmente trata de desplegar su propia fuerza, pero pronto descubre que este es el orden equivocado. Precisamente de esta manera se impone en su mente la convicci�n de que no tiene fuerza en s� mismo, pero que hay fuerza para �l en Cristo. Si has buscado la fuerza de Cristo y est�s consciente de que la posees, debes levantarte con vigor en la fuerza del nuevo hombre; y entonces, y no hasta entonces, saldr�s libre.

Marque la conexi�n entre la fuerza de Cristo y la justicia de Cristo. Primero se asume la justicia de Cristo, luego se apropia la fuerza de Cristo. "A �l vendr�n los hombres". Esa es la conclusi�n pr�ctica de todo el asunto.

(1) Deber�as venir.

(2) Puedes venir. ( S. Lucas. )

Cinco declaraciones divinas

El poder de Dios sobre la humanidad se ejerce en forma de gracia, aunque tambi�n es cierto que Su poder se manifiesta en forma de juicio hacia aquellos que rechazan Su misericordia. Leo, con deleite, las expresiones de mi texto como los decretos, determinaciones, promesas y declaraciones del Dios de gracia, quien afirma que los hombres dir�n: �En el Se�or tenemos justicia y fortaleza�, etc. Hay cinco declaraciones divinas en el texto.

I. HABR� UN PUEBLO QUE SER� DUE�O DE LA VERDAD CON RESPECTO A DIOS. Nuestra versi�n dice: "Ciertamente, se dir�: En el Se�or tengo justicia y fortaleza"; pero hay otras lecturas que parecen ser m�s precisas. �Los hombres dir�n: En el Se�or est� la justicia y la fuerza�, ser�a una traducci�n tan correcta, o incluso m�s. Significa que habr� un pueblo que confesar� que en Dios hay justicia y fuerza.

1. Ver�n que estos son Sus atributos.

2. Ver�n que toda su justicia y fuerza deben encontrarse en Dios.

3. Estar�n dispuestos abiertamente a confesarlo. "Ciertamente se dir�", etc.

II. Los hombres no solo ser�n due�os de la verdad acerca de Dios, sino que ACTUAR�N EN ELLA. �Aun a �l vendr�n los hombres�.

III. LOS QUE VENGAN SER�N AVERGONZADOS DE SU ANTERIOR OPOSICI�N. �Todos los que se enojan contra �l ser�n avergonzados�.

1. Hay algunos que est�n enojados con la providencia de Dios.

2. Algunos est�n indignados contra Dios a causa de su ley y su castigo,

3. Otros est�n indignados contra Dios por el gran plan de salvaci�n.

4. Algunos incluso est�n indignados contra el Salvador mismo.

IV. La cuarta declaraci�n divina es que TODO EL PUEBLO DEL SE�OR SER� JUSTIFICADO. "En el Se�or ser� justificada toda la simiente de Israel".

V. LOS QUE VENEN A CRISTO, Y EN �L EST�N JUSTIFICADOS, GLORIFICAR�N. �Qu� significa el texto cuando dice que se gloriar�n? A veces, cuando he estado predicando en Gales, o entre los metodistas, cuando les he presentado la buena y rica verdad del Evangelio, tal vez dos o tres han gritado, al mismo tiempo, "�Gloria!" Y aunque no ha aumentado la solemnidad del servicio, le ha a�adido mucha vivacidad. Y, realmente, cuando vemos lo que la gracia divina ha hecho por nosotros, a menudo nos sentimos inclinados a gritar: ��Gloria! �Gloria a Dios!"

1. �No han sentido muchos de ustedes la gloria en su alma, aunque no la hayan pronunciado con la boca?

2. Pero el verdadero pueblo del Se�or no se guardar� toda esa gloria para s� mismos. Se gloriar�n tanto que hablar�n de ello a otros.

3. Aquellos que verdaderamente conocen a Cristo se gloriar�n solo en �l. ( CH Spurgeon. )

Incluso a �l vendr�n los hombres.

Hombres viniendo a Cristo

La verdad doctrinal, que se deduce de estas palabras, es la certeza de que los hombres, como pecadores, vienen a Cristo y son salvos en �l. Es necesario dirigir la atenci�n al significado y la importancia de los t�rminos, en el texto, como se ve en su conexi�n con el contexto.

I. La palabra "�L" vista en su conexi�n, se�ala varios detalles importantes con respecto a Cristo, Su persona, oficio y obra.

1. Su persona. La palabra "�l" se refiere a Jehov�, como su antecedente. La redenci�n es obra de Jehov�. Cristo es Jehov�, nuestro gran Dios y Salvador. Pero Cristo tambi�n es hombre. Esto constituye la gloria de la persona de Cristo. Es un Dios-hombre.

2. Su oficio El Mediador entre Dios y el hombre.

3. Su obra. La ley se obedece, se magnifica 'y se hace honorable, se soporta su castigo, se satisface la justicia infinita y se introduce la justicia eterna.

II. Vienen a �l. Venir a Cristo es creer en �l.

III. Ellos vendr�n. El lenguaje expresa certeza. Esta certeza depende de ...

1. El prop�sito de Dios.

2. La obra de Cristo

3. La agencia del Esp�ritu Santo.

IV. HOMBRES vendr�n. Ning�n pecador que venga a Cristo se perder�. Los hombres vienen a Cristo y son salvos.

1. Est�n justificados.

2. Santificado.

3. Conservado. ( JI Dunlop. )

Versículo 25

En el Se�or ser� justificada toda la simiente de Israel

El creyente justificado y glorificado en el Redentor

Este pasaje es prof�tico del Mes�as. Isa�as 45:23 se cita en Romanos 14:11 y se aplica a Cristo.

I. Prestemos atenci�n entonces a la afirmaci�n de que "EN EL SE�OR SER� JUSTIFICADA LA SEMILLA DE ISRAEL".

1. Son justificados porque a trav�s de �l obtienen el perd�n de sus pecados y la aceptaci�n de sus personas ante los ojos de Dios.

2. Como es a trav�s de �l, adquieren el derecho a todos los privilegios de los hijos de Dios en un estado presente y futuro.

II. C�MO DEBEMOS GLORIFICAR EN �L POR QUIEN SOMOS AS� JUSTIFICADOS.

1. Manteniendo los afectos adecuados hacia nuestro Divino Redentor.

2. Aquellos que se glor�an en Cristo deben confesar su consideraci�n a �l ante el mundo, y particularmente mediante una atenci�n frecuente y devota a las ordenanzas del Evangelio.

3. Debemos glorificarlo con un celo activo y constante para promover los intereses de Su reino.

4. La simiente de Israel debe glorificar a Cristo por su paciencia y constancia bajo todas sus aflicciones, especialmente aquellas que son soportadas por Su causa. ( A. Hunter, DD )

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 45". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-45.html. 1905-1909. Nueva York.