Bible Commentaries
Isaías 50

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-3

As� dice el Se�or: �D�nde est� la factura del divorcio de tu madre?

Jehov� e Israel infiel

Estos israelitas acudieron a la �nica clase de ley con la que estaban familiarizados, y tomaron prestadas de ella dos de sus formas, que no solo les fueron sugeridas por las relaciones en las que la naci�n y los hijos de la naci�n respectivamente estaban para Jehov�, como esposa y cuando eran ni�os, pero ilustraban admirablemente las ideas que deseaban expresar.

(1) Exist�a la forma del divorcio, tan expresiva de las ideas de lo absoluto, deliberado y definitivo, de lo absoluto, porque en todo Oriente el poder del divorcio recae enteramente en el marido; de deliberaci�n, porque para evitar un divorcio apresurado, la ley hebrea insist�a en que el marido deb�a presentar una factura o un escrito de divorcio en lugar de hablar �nicamente del despido; y de finalidad, porque tal escrito en contraste con el despido hablado, puso el divorcio m�s all� del recuerdo.

(2) La otra forma que los esc�pticos tomaron prestada de su ley, fue una que, si bien tambi�n ilustr� la irrevocabilidad del acto, enfatiz� la impotencia del agente: el acto del padre que apart� a sus hijos, no como el El marido puso a su mujer en su ira, pero en su necesidad, vendi�ndolas para pagar sus deudas y porque estaba en quiebra.

(3) Ante tales dudas, Dios se vuelve con su propio idioma: �Ciertamente he despedido a tu madre, pero �d�nde est� la factura que hace que su divorcio sea definitivo, m�s all� de todo recuerdo? De hecho, te vendieron, �pero fue porque estaba en bancarrota! �A cu�l, entonces, de Mis acreedores (n�tese el desprecio del plural) fue a quien le vend�? No, por vuestras iniquidades os vendisteis a vosotros mismos, y por vuestras transgresiones fuisteis rechazados.

Pero estoy aqu�, listo como siempre para salvar, solo yo. Si hay alguna dificultad con su restauraci�n, es que estoy solo, sin respuesta ni ayuda de los hombres ". ( Prof. GA Smith, DD .)

La responsabilidad del pecador

I. LA MISERITA CONDICI�N DEL PECADOR.

1. Separado de Dios.

2. Vendido bajo el pecado.

II. LA OCASI�N DE �L. No la voluntad de Dios, sino su propio amor por el pecado, y su consiguiente desprecio por las ofertas de Dios de liberaci�n del pecado y la tristeza. ( J . Lyth, DD ).

Israel se arruin� a s� mismo

Aquellos que han profesado ser el pueblo de Dios y, sin embargo, parecen ser tratados con severidad, tienden a quejarse de Dios y echarle la culpa, como si los hubiera tratado severamente. Pero en respuesta a sus murmuraciones, tenemos aqu� ...

I. UN RETO PARA PRODUCIR CUALQUIER PRUEBA DE QUE LA PELEA EMPEZ� DEL LADO DE DIOS ( Isa�as 50:1 ).

II. UN CARGO DE QUE ELLOS FUERON EL AUTOR DE SU RUINA. �He aqu�, por vuestras iniquidades�, etc.

III. UNA CONFIRMACI�N DE ESTE DESAF�O Y ESTE CARGO ( Isa�as 50:2 ).

1. Era evidente que era culpa de ellos que fueran desechados, porque Dios vino y les ofreci� su mano amiga, ya sea para evitar sus problemas o para librarlos de ellos, pero ellos lo despreciaron a �l y a todas las ofertas de Su gracia.

2. Era evidente que no fue debido a la falta de poder en Dios que fueron llevados a la miseria del cautiverio y permanecieron en �l, porque �l es todopoderoso. Carec�an de fe en �l, por lo que el poder no se ejerc�a en su favor. As� sucede todav�a con los pecadores. ( M. Henry. )

Versículos 2-6

�Por qu�, cuando vine, no hab�a nadie?

El mediador: divino y humano

Estas palabras solo las pudo haber dicho el Mediador entre Dios y el hombre, el hombre Jesucristo que ponen ante nuestros pensamientos:

I. Su DIVINO PODER Y GLORIA. El poder es naturalmente tranquilo. El poder que sostiene el universo es, de hecho, m�s maravilloso cuando, invisible, no sentido, con su divino silencio y su infinita facilidad, avanza en su curso ordinario; pero a menudo nos impresiona m�s cuando choca contra las obstrucciones y asusta los sentidos con su violencia. Conociendo nuestro marco y tratando con nosotros como con ni�os, nuestro Maestro busca impresionarnos con un sentido de Su poder Divino, invit�ndonos a pensar en �l como obrando por fuerza inexorable ciertos cambios y desplazamientos espantosos en la naturaleza. �Seco el mar�, etc.

II. SU VIDA HUMANA Y EDUCACI�N. "El Se�or Dios me ha dado la lengua de los sabios", etc. Parece que el Esp�ritu Divino, como una voz misteriosa, despert� en su interior la conciencia de lo que era y de lo que hab�a venido a la tierra a hacer. realizar. Ma�ana tras ma�ana, a lo largo de todos los d�as de Su ni�ez, la voz siempre lo despertaba a una conciencia m�s elevada y a un conocimiento m�s terrible.

III. LA ENSE�ANZA MEDIATORIAL PARA LA QUE HA SIDO AS� PREPARADO.

1. Es personal. Si su propia ense�anza personal no hubiera estado a la vista, no habr�a sido necesaria toda esta preparaci�n personal. �El Se�or me ha dado lengua de sabio, para que sepa hablar�. Este es Su propio testimonio del gran hecho de que �l mismo ense�a personalmente a cada alma que es salva.

2. Es adecuado. Adecuado a nuestro cansancio.

(1) Mientras todav�a estamos en un estado de no regeneraci�n.

(2) Cuando nos hundimos bajo el peso de la culpa.

(3) Al desmayarse bajo la carga del cuidado.

(4) Cuando se carga bajo los misterios intelectuales de la teolog�a.

(5) Cuando est� bajo el peso de una enfermedad mortal.

3. La ense�anza de Cristo es minuciosamente directa y particular. Cuando leo que est� ordenado para hablar "al" que est� cansado, entiendo que no habla de una manera general, impersonal e irreconocible a la multitud desamparada de los que sufren, sino a cada hombre en particular, y a cada hombre. aparte. ( C. Stanford, DD )

El Redentor descrito por �l mismo

En mi opini�n, estos vers�culos (2-6) contin�an sin interrupci�n, para que no los separe y atribuya uno al profeta, otro al Mes�as y otro al mismo Jehov�; pero debes tomar el todo como la expresi�n de una Persona Divina. Que Jehov�-Jes�s es el que est� hablando aqu�, queda muy claro en el �ltimo vers�culo del cap�tulo anterior: �Yo, el Se�or� (�Yo, Jehov�, es) �soy tu Salvador y tu Redentor, el poderoso Uno de Jacob ".

I. HE AQU� AL MES�AS COMO DIOS. Enlace Isa�as 50:3 ; Isa�as 6:1 : �Yo visto los cielos de tinieblas, y hago de cilicio su cubierta. .. Le di la espalda a los golpeadores �, etc. El, entonces, que sufri� as�, y a quien consideramos que nos redimi� por Su muerte, y nos salv� por Su vida, no es menos que el Dios Todopoderoso.

Creo que la primera referencia, en estas palabras, es a los milagros que fueron obra de las plagas en Egipto. Fue Jehov�-Jes�s quien entonces estaba plagando a Sus adversarios. En un cap�tulo posterior, Isa�as dice que "el �ngel de su presencia los salv�"; �Y qui�n es ese gran �ngel de Su presencia sino el �ngel del pacto en quien nos deleitamos, Jesucristo nuestro Se�or y Salvador? Pero no debemos restringir el texto a lo que sucedi� en la tierra de Egipto, porque tiene una referencia mucho m�s amplia. Todas las grandes maravillas de la naturaleza deben atribuirse a Aquel en quien construimos todas nuestras esperanzas por el tiempo y la eternidad.

El �ltimo milagro registrado aqu�, a saber, el de cubrir los cielos con cilicio, fue realizado por nuestro Se�or incluso cuando estaba en Su agon�a de muerte. No depende de un simple hombre para su salvaci�n. �l es un hombre, pero tambi�n es verdaderamente Divino.

II. HE AQU�, EL MES�AS COMO EL MAESTRO INSTRUIDO (vers�culo 4). Llamo su atenci�n especial sobre la condescendencia de nuestro Se�or al venir aqu� con el prop�sito de cuidar a los d�biles, para hablarles palabras de consuelo y apoyo; y tambi�n al hecho de que, antes de realizar ese servicio, aprendi� el arte sagrado de Su Padre. Durante treinta a�os estuvo aprendiendo mucho en la carpinter�a de Jos�.

Poco sabemos cu�nto aprendi� all�; pero esto s� lo sabemos: "Jes�s aument� en sabidur�a y estatura, y en favor de Dios y de los hombres". Y despu�s, cuando comenz� su obra p�blica entre los hombres, habl� con lengua de eruditos, diciendo a sus disc�pulos: "Todas las cosas que o� de mi Padre, os las he dado a conocer". Durante todo el tiempo que estuvo ense�ando, sigui� escuchando y aprendiendo.

III. HE AQU�, A JESUCRISTO COMO EL SIERVO DEL SE�OR (vers�culo 5).

1. Habla de s� mismo como preparado por gracia. �El Se�or Dios me ha abierto el o�do�, como si se le hubiera realizado una obra para prepararlo para su servicio. Y el mismo Esp�ritu, que repos� sobre Cristo, tambi�n debe abrir nuestros o�dos.

2. As� preparado por gracia, fue consagrado en la forma debida, para que pudiera decirse a s� mismo: "El Se�or Dios me ha abierto el o�do". Escuch� los susurros m�s d�biles de la voz de Su Padre.

3. No solo escuch� la voz de Su Padre, sino que fue obediente a ella en todas las cosas. "No fui rebelde". Desde el d�a en que, de ni�o, dijo a sus padres: "�No sab�is que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" hasta la hora en que, en la cruz, clam�: �Consumado es�, siempre fue obediente a la voluntad de Dios.

4. En esa obediencia, persever� a trav�s de todas las pruebas. Dice que no se apart�. Habiendo comenzado la obra de salvar a los hombres, la sigui�.

IV. HE AQU� AL MES�AS COMO EL SUFRIMIENTO INIGUALABLE (vers�culo 6). Se ha preguntado: "�Dios realmente muri�?" No; porque Dios no puede morir, pero el que muri� era Dios; as� que, si hay confusi�n en su mente, es la confusi�n de la Sagrada Escritura misma, porque leemos, "Apacienta la Iglesia de Dios, que �l compr� con Su propia sangre". Adem�s del dolor, en este vers�culo se nos pide que notemos particularmente el desprecio que soport� el Salvador.

El arrancarle el cabello era una prueba del desprecio malicioso de sus enemigos, pero ellos fueron a�n m�s lejos y escupieron en su rostro. Escupir era considerado por los orientales, y supongo que por todos nosotros, como la cosa m�s despectiva que un hombre puede hacer a otro; sin embargo, los viles soldados se reunieron a su alrededor y le escupieron. Debo se�alar el hermoso toque de voluntariedad aqu�: "No escond� mi rostro". Nuestro Salvador no se apart� ni trat� de escapar. Si hubiera querido hacerlo, f�cilmente podr�a haberlo hecho. Conclusi�n: Note tres combinaciones que har�n los vers�culos de mi texto.

(1) Vers�culos 2 y 6. Esos vers�culos juntos muestran la capacidad total de Cristo para salvar. Aqu� tenemos a Dios y al Sufridor.

(2) Vers�culos 4 y 5. Aqu� tienes al Maestro y al Siervo, y los dos juntos forman esta verdad: que Cristo nos ense�a, no solo con palabras, sino con Su vida. �Qu� Maestro maravilloso es �l, quien mismo aprendi� las lecciones que quiere que aprendamos!

(3) Ahora, re�na todo el texto, y creo que el resultado ser�, al menos para el pueblo de Dios, que dir�n: �Este Dios ser� nuestro Dios por los siglos de los siglos; y ser� nuestro deleite cumplir sus �rdenes en todo momento �. Es un gran honor servir a Dios; y Cristo es Dios. Es una gran cosa ser siervo de un maestro sabio; y Cristo tiene lengua de sabios. Es algo muy dulce caminar en los pasos de un perfecto Ejemplar; y Cristo es eso. Y, por �ltimo y lo mejor de todo, es un placer vivir para Aquel que sufri� y muri� por nosotros. ( CH Spurgeon .)

Versículos 4-11

El Se�or Dios me ha dado lengua de erudito

El siervo del Se�or perfeccionado a trav�s de los sufrimientos

En Isa�as 50:4 se presenta nuevamente al siervo, hablando de s� mismo y de su obra, como en Isa�as 49:1 .

El describe&mdash

1. La comuni�n cercana, �ntima y continua con Dios a trav�s de la cual ha aprendido el ministerio del consuelo por la palabra divina, y su propia entrega total a la voz que lo gu�a ( Isa�as 49:4 ).

2. Su aceptaci�n de la persecuci�n y la deshonra que tuvo que enfrentar en el desempe�o de su comisi�n ( Isa�as 49:6 ).

3. Su confianza inquebrantable en la ayuda de Jehov�, y la victoria de Su justa causa, y la derrota de todos Sus enemigos ( Isa�as 49:7 ). Los vers�culos 10, 11 son un ap�ndice de la descripci�n anterior y extraen lecciones para animar a los creyentes ( Isa�as 49:10 ) o advertir a los incr�dulos ( Isa�as 49:11 ).

Aunque la palabra �Siervo� nunca aparece en este pasaje, su semejanza con los otros tres �pasajes del Siervo� asegura que el hablante no es otro que el personaje ideal que se nos presenta en Isa�as 42:1 ; Isa�as 49:1 ; Isa�as 52:13 ; Isa�as 53:1 . El pasaje, de hecho, forma un v�nculo de conexi�n m�s indispensable entre los dos primeros y el �ltimo de �stos. ( Prof. J. Skinner, DD )

El Mes�as, un maestro instruido

Despu�s de que el Mes�as hab�a sido exhibido en el discurso anterior trabajando en vano y gastando su fuerza en vano entre los jud�os, despreciado por los hombres y aborrecido por las naciones, cuando realmente lo emple� en su ministerio p�blico, se hizo necesario explicar este fen�meno sorprendente. Se afirma, por tanto, que el descuido y desprecio que sufri� no se debi� a ninguna deficiencia de este c�lebre Maestro, eminentemente calificado para familiarizar a los hombres con la Voluntad de Dios, en cuyo conocimiento fue perfectamente instruido. .

Esta importante calificaci�n no le fue impartida por ning�n maestro humano, ni la adquiri� en las escuelas de fil�sofos y oradores, ni le fue comunicada por el m�s eminente de los profetas, sino por el Esp�ritu del Se�or Dios, para a quien se atribuye aqu�. ( R. Macculloch .)

La lengua de los sabios

I. EL PERSONAJE DESCRITO COMO NECESARIO DE LA GRACIA DEL SALVADOR. "El que est� cansado". Esta descripci�n incluye una clase muy grande. No todos pueden atribuir su cansancio a la misma causa, ni todos pueden sentir su cansancio en la misma medida. Sin embargo, todos est�n cansados.

1. No s�lo en el mundo de los sentidos te quejas de cansancio. Es imposible para el coraz�n no renovado encontrar descanso incluso en las cosas espirituales. El cielo mismo dejar�a de serlo para alguien as�. �Qu� cansancio encuentras en la religi�n de Jesucristo! De la oraci�n, del culto p�blico, de escuchar sermones, de la conversaci�n religiosa, del servicio y la obra del Se�or, dices: "�Qu� cansancio!"

2. La descripci�n, ciertamente, incluye a aquellos que est�n verdaderamente ansiosos por la salvaci�n de sus almas.

3. Los cansados ??del Se�or incluyen a Su propio pueblo vivificado, que siente la carga del cuerpo del pecado y est� abatido a causa de sus dificultades.

4. Los asaltos del adversario tambi�n contribuyen no poco a la sensaci�n de cansancio, que a menudo postra a un hijo de Dios.

5. Agregue a estas las numerosas y variadas pruebas y aflicciones que acosan su camino al cielo, y tendr� en resumen el cuadro de su caso.

II. LAS CUALIFICACIONES DE CRISTO PARA ENFRENTAR EL CASO DE TAL.

1. Su participaci�n de nuestra naturaleza. La Deidad Absoluta no podr�a habernos transmitido por s� misma a los pecadores una palabra de simpat�a o consuelo. Tampoco los �ngeles pudieron hacerlo. Son totalmente ajenos al cansancio del que son herederos los hijos pecadores de los hombres. Pero, el hombre Cristo Jes�s llega a ser part�cipe de la misma naturaleza cuyas cargas trat� de aliviar. �Puesto que los ni�os eran part�cipes de carne y hueso, �l tambi�n particip� en los mismos�.

2. As� como tom� sobre s� nuestra naturaleza, as� tambi�n soport� nuestras enfermedades sin pecado aunque humillantes.

3. Adem�s de todo esto, el Se�or Dios le hab�a dado la lengua de los eruditos en otro sentido. Me refiero a la comunicaci�n del Esp�ritu Divino ( Isa�as 61:1 ). Nunca hubo una lengua como la de Cristo, tan erudita, tan h�bil, tan practicada y tan experimentada. "Nunca un hombre habl� como este hombre".

4. El prop�sito por el cual se le dio esta lengua de erudito se describe as�: "Para que sepa hablar una palabra a tiempo al cansado".

(1) Una palabra,

(2) una palabra en temporada,

(3) que sepa hablar.

5. Pero cuando Cristo habla al cansado, no es meramente al o�do externo, sino al coraz�n, con omnipotencia. Y el resultado es descanso.

III. EL RESTO QUE JES�S IMPARTE, cuando habla la palabra a tiempo.

1. Buscamos el descanso por naturaleza en todas partes y en todo menos en Jes�s. Lo buscamos en el mundo exterior, en el mundo moral, en el mundo religioso, y no lo encontramos. Lo buscamos con convicci�n, en ordenanzas, al hacer las obras de la ley, y a�n as� nos evade. Vamos de un lugar a otro y de un medio a otro, y la carga sigue presionando y no encontramos descanso. No, y nunca lo har�, hasta que se busque y se encuentre en Jes�s.

2. Sin embargo, en el caso de un creyente probado, el descanso que imparte Jes�s no siempre implica la eliminaci�n de la carga de la que procede la sensaci�n de cansancio. Se permite que la carga permanezca y, sin embargo, se experimenta el descanso. �Maravilloso en verdad! �C�mo se explica? Esa carga nos lleva a Jes�s. �l derrama fuerza en nuestras almas, vida en nuestros esp�ritus y amor en nuestros corazones, y as� encontramos descanso.

Tambi�n es un asunto de mucha importancia pr�ctica, que tenga cuidado de no anticipar ni adelantarse a Su gracia prometida. Para cada posible emergencia en la que pueda ser colocado, se proporciona la plenitud de Cristo y los suministros del Pacto. Pero esa disposici�n s�lo se aplica cuando se produce la necesidad para la que estaba destinada.

3. Se acerca una hora, la �ltima gran crisis de la vida humana, en la que todos, m�s que nunca, necesitaremos de Aquel que tiene "lengua de erudito". Ser� de todas las estaciones la m�s dura y solemne: la temporada que separa el alma del cuerpo y lleva al esp�ritu inmortal a la eternidad. �No es nuestra mayor sabidur�a conocer a este Salvador ahora? ( C. Ross MA )

Una palabra para los cansados

I. EL PODER DE HABLAR A LOS CANSADOS NO ES NADA MENOS QUE UN DON DIVINO. Podemos decir la palabra correcta en un tono incorrecto.

II. Aunque el don en s� mismo es Divino, DEBE SER EJERCIDO CON TEMPORADA. No es suficiente decir la palabra correcta, hay que decirla en el momento adecuado. ( J. Parker, DD .)

Cristo hablando una palabra a tiempo al cansado

I. CONSIDERAR EL ESTADO Y EL CAR�CTER DE LOS QUE EST�N DESGASTADOS.

II. MUESTRE, DESDE EL CAR�CTER Y PERSONA DEL SE�OR JESUCRISTO, QUE �L ES UN SALVADOR APASIONADO Y SUFICIENTE PARA LOS QUE EST�N HACIENDOS. La excelencia y gloria de Cristo no solo pueden percibirse al verlo en la totalidad de Su car�cter mediador; pero, tambi�n, fij�ndose en partes espec�ficas de �l, y mostrando que hay una idoneidad divina para todas las exigencias de los hombres arruinados.

1. Puede dar descanso a la mente del hombre que est� cansado de sus investigaciones en pos de la sabidur�a humana.

2. Puede dar descanso a los oprimidos por un sentimiento de culpa.

3. Puede hablar una palabra oportunamente a aquellos que se han cansado de intentar establecer su propia justicia.

4. Puede dar descanso a aquellos que se han fatigado en vano tratando de superar sus corrupciones con sus propias fuerzas.

5. Puede hablar una palabra a tiempo a los que est�n cansados ??por el peso de la aflicci�n y la angustia.

6. Puede dar descanso a los oprimidos y cansados ??de las preocupaciones de este mundo.

7. Cristo puede hablar una palabra oportunamente a aquellos que est�n cansados ??de vivir en este mundo. Ninguno de los hijos de los hombres puede disfrutar del descanso o la verdadera paz mental, sino mediante la fe en el Se�or Jesucristo. ( J . Matheson .)

El ministerio de la predicaci�n

(con Hechos 20:27 ). El primer pasaje es dicho por el Mes�as, el segundo por San Pablo. Uno mira hacia adelante, el otro hacia atr�s. Se habla de preparaci�n y aptitud para un trabajo a�n por hacer; el otro es un testimonio agradecido de una misi�n ya cumplida fielmente.

I. EN EL PRIMER PASAJE TIENE AL MINISTRO JEFE DE LA IGLESIA ANTICIPANDO SU OBRA DE ENSE�ANZA Y ANUNCIANDO SU APTITUD PARA LA OBRA.

1. Observe el don con el que dice estar dotado como un elemento de especial idoneidad para su ministerio. El habla fue el principal instrumento empleado por Cristo para transmitir la verdad a la mente de los hombres. La dispensaci�n bajo la cual vivimos, tan enf�ticamente designada como la dispensaci�n del Esp�ritu, fue introducida por dos milagros, ambos relacionados con la lengua. El Esp�ritu Santo mismo apareci� descansando sobre cada uno en forma de lenguas divididas como de fuego.

Un segundo milagro se realiz� en los ap�stoles galileos sin educaci�n, permiti�ndoles, sin aprender, hablar inteligentemente en los dialectos de todas las nacionalidades presentes, de modo que cada uno los oy� hablar en su propio idioma. �Y por qu�, en la misma fundaci�n del cristianismo, se realiz� este doble milagro en relaci�n con la lengua, si no para indicar que el Esp�ritu Santo se propuso emplear el habla como el principal instrumento en la regeneraci�n de la humanidad?

2. El prop�sito para el cual se emplear� este don de la palabra. "Para hablar una palabra oportuna al cansado".

(1) Tendr�s que hablar con hombres que sufren, de cansancio mental, hombres que durante mucho tiempo han buscado la verdad y no la han encontrado. Procura estar bien provisto del Esp�ritu, que ha prometido guiarte a toda la verdad y que tambi�n te ayudar� a guiar a otros a toda la verdad.

(2) Habr� otros cansados ??en el cuerpo, debido a un trabajo excesivo o una aflicci�n dolorosa. Puede hablarles del ilustre Sufridor del Calvario que, aunque inocente, sufri� por nuestros pecados; fue en todo punto tentado como nosotros; y quien, por tanto, puede socorrer a todos los que son tentados.

(3) Habr� otros cansados ??de coraz�n a causa del duelo. Imitando al Gran Maestro en la afligida familia de Betania, debes dirigir el pensamiento de los afligidos al poder de la resurrecci�n de Cristo, cuando el mortal se vestir� de inmortalidad y el corruptible se vestir� de incorrupci�n.

(4) Otros vendr�n a ti cansados ??de las vicisitudes, desenga�os y reveses de la vida. Con el Maestro, puedes hablarles del lirio, el gorri�n, la hierba, la flor del campo; c�mo su Padre Celestial se preocupa por ellos, pero cu�nto m�s se preocupar� por aquellos que tienen fe en �l y lo aman, hasta el n�mero de cada cabello de la frente blanqueadora.

(5) Otros vendr�n con la conciencia cansada, cargados con el pecado, temiendo la ira venidera, llevando consigo, quiz�s, el terrible secreto de un crimen no descubierto y no confesado. Presta atenci�n solemne a que la palabra que pronuncies sea una palabra a tiempo. No sanes a la ligera las heridas as� hechas por el Esp�ritu. No intente calmar la agon�a minimizando la culpa, o disminuyendo la condenaci�n o disminuyendo la pena. Haz lo que hace el Esp�ritu. Toma las cosas de Cristo y mu�stralas al penitente; mu�stralos en su preciosidad, su eficacia y su total suficiencia.

(6) Otros pueden acudir a ti cansados ??del pecado innato. Abre tu o�do para escuchar lo que el Se�or tu Dios te diga; espera humildemente con una mirada hacia arriba a tu Gran Maestro, y �l te dar� la lengua de los eruditos.

3. Este aprendizaje reclamado por el Redentor se establece como progresivo. �Me despierta ma�ana tras ma�ana. �l despierta mi o�do para que pueda o�r como lo hacen los disc�pulos ". Si nuestro Se�or encontr� necesario colocarse en la posici�n de un alumno para recibir instrucci�n diaria del Padre Divino, �cu�nta mayor necesidad hay para ustedes que son Sus ministros? No se puede aprender en una lecci�n todo lo que el Esp�ritu Santo tiene para comunicar.

Cultive una sensibilidad de alma, una disposici�n para escuchar el tono m�s suave y gentil de Dios, ya sea en la naturaleza, en la providencia, en la historia, en la palabra inspirada o en los secretos profundos de su propio coraz�n.

II. EL NOBLE TESTIMONIO DEL AP�STOL M�S NOBLE AL FINAL DE SU MINISTERIO EN �FESO. ( R .. Roberts .)

El mundo cansado y el ministerio refrescante

I. EL MUNDO AGOTADO. No es un hombre el que est� cansado, la generaci�n est� fatigada, el mundo est� cansado. Todos los pecadores est�n cansados. Cansado de esfuerzos infructuosos en pos de la felicidad. Hay un bostezo de aburrimiento y un gemido de depresi�n que se escucha en todas partes.

II. EL MINISTERIO REFRESCANTE. "El Se�or Dios me ha dado", etc.

1. El alivio viene con el habla. Ning�n medio f�sico, legislativo o ceremonial servir�; debe ser por la voz viva, cargada de simpat�a, verdad, luz.

2. El discurso eficaz viene de Dios. "El Se�or Dios me ha dado lengua de erudito". Nadie puede hablar algo que refresque el alma a menos que Dios lo inspire y le ense�e.

3. El discurso que viene de Dios es una "palabra a tiempo". Se adapta exactamente al estado de �nimo de las almas a las que se dirige. ( Homilista .)

Una palabra a tiempo para el cansado

(con Mateo 11:28 ): -

I. Podemos nombrar AFECCIONES HERIDAS como una causa muy frecuente de cansancio. No sabemos, hasta que llega el golpe, cu�nto nos hemos apoyado en el b�culo de la simpat�a amistosa. Rompiendo bajo nuestro peso, nos deja tambaleantes y cansados. Pero en medio de todas nuestras angustias se oye la voz del Salvador que dice: ��Descansa! Venid a M� y Yo os har� descansar �.

II. LA DECEPCI�N DE NUESTROS DESEOS es otro antecedente com�n de lasitud. Todos estamos dotados de apetitos m�s grandes de los que tenemos la capacidad o la oportunidad de satisfacer. �Placer! �Dinero! �Poder! �Reputaci�n! Cu�n pocas veces saben los hombres cu�ndo tienen suficiente de lo que m�s desean. Entonces, a medida que el material del disfrute sensual se agota, la sensaci�n de vac�o se vuelve m�s dolorosa.

Pero tambi�n en este estado de �nimo nos encontramos con el Divino Salvador: "Venid a m�, y yo os har� descansar". Porque Cristo llenar�a el alma con el �nico objeto del deseo que no puede desaparecer en su alcance: con el Eterno mismo.

III. LA VACANTE DE MENTE Y EL SENTIDO DE MONOTON�A es otra causa com�n de cansancio. �La naturaleza aborrece el vac�o�, como dec�an los viejos fil�sofos. La mente no puede soportar su propio vac�o. Est� constituido de tal manera que debe tener cambio y variedad de impresiones e ideas; de lo contrario, gira sobre s� mismo y su fino mecanismo se desgasta con una fricci�n in�til. Pero Aquel que viene a revelar al Padre, tambi�n nos encuentra con este �nimo de auto-cansancio.

Su mensaje es hablarnos de un nuevo yo que es la voluntad de Dios impartirnos; un coraz�n nuevo en el que pueda agradar a Dios habitar, y con el que pueda tener comuni�n. El hombre que se entrega al Esp�ritu y nace del Esp�ritu, ya no necesita estar disgustado consigo mismo, habiendo encontrado su naturaleza de nuevo en Dios.

IV. Pero la carga de UNA CONCIENCIA CULPABLE es a�n m�s fatigante que la de una mente vac�a. �Es necesario se�alar cu�n profundamente afronta Cristo este abatimiento culpable del coraz�n humano?

V. Una causa de cansancio muy diferente se encuentra en LA CARGA DEL PENSAMIENTO M�S GANADO Y LA OBRA NOBLE. Para el cristiano, es suficiente que su Salvador haya "sufrido en la carne", que haya soportado "el cansado peso de todo este mundo ininteligible" con una mansedumbre sin quejas. �l debe "armarse igualmente con la misma mente". ( E. Johnson, MA .)

Dones nobles para usos humildes

I. LOS DONES M�S ALTOS DE DIOS TIENEN SU FIN Y PROP�SITO DEFINIDOS. En la naturaleza, por ejemplo, nada se ha creado en vano. Y as� deber�a ser en la vida humana, ese mundo de sentimiento y deseo dentro del pecho del hombre. Ver� que el profeta consider� la lengua de los eruditos como un don de Dios, manteni�ndola en confianza, donde muchos la habr�an contado como propia. Y vio que era un regalo con prop�sitos muy claros y aparentes, porque los hombres son mayordomos y no due�os de todo lo que les es otorgado.

Este espl�ndido genio administrativo de la raza anglosajona, dominante e incluso imperioso, pero s�lo porque ha visto en el coraz�n de los prop�sitos que se desarrollan en medio de los tiempos, la riqueza que ha adquirido, la influencia que domina, tiene este sin sentido en la econom�a de las naciones? Solo necesitas el toque de Cristo para consagrarlo y convertirlo en los canales correctos, y el mundo entero es bendecido por eso. "Nosotros, los fuertes, debemos soportar las flaquezas de los d�biles".

II. ESTE PROP�SITO DEFINIDO ES MUY SIMPLE, Y POSIBLEMENTE A PRIMERA VISTA, INSUFICIENTE. La ambici�n lo dir�a, y la ambici�n es tan natural para el coraz�n humano como el deseo mismo. Pedimos grandes cosas, ser�amos grandes cosas, las har�amos. Debe confesarse, sin embargo, que ning�n pecado del hombre ha sido m�s constante y aparente que el que ha hecho que los hombres menosprecien estos humildes usos pertenecientes a elevados dones.

Una reserva orgullosa se ha considerado en todas las edades como apropiada para dominar talentos. La sabidur�a del estadista, el arte del orador, el fuego del poeta, �qu� son junto a toda esa maravillosa riqueza prodigada sobre los simples pescadores de Galilea, llevada a la casa de L�zaro y gastada entre los humildes pobres? Entre el m�s alto nacido entre los hombres y el servicio m�s humilde de ahora en adelante, no puede haber disparidad.

�Si yo, su Se�or y Maestro, les he lavado los pies�, les dijo a sus disc�pulos, �ustedes tambi�n deben lavarse los pies unos a otros�. Y al igual que con los individuos, tambi�n con las naciones. Dios da dones especiales para sus propios prop�sitos.

III. ESTE PROP�SITO ES MUY URGENTE Y APROPIADO. Despu�s de todo, el fin no est� por debajo de los medios. Se necesita la lengua de los sabios para hablar una palabra oportuna al cansado, esa palabra hablada oportunamente que seca las l�grimas de los ojos y ahuyenta el dolor del coraz�n. Eliminar el dolor y aliviar el dolor, �no es una cosa noble, divina? �Y ver� c�mo el cristianismo ha estado haciendo esto en direcciones m�s bajas pero muy importantes, impregnando la sociedad con sus sutiles influencias para bien? Y m�s cuando comprendes las palabras de Isa�as en su verdadero significado espiritual, �qu� campo de utilidad se despliega! Porque las grandes cargas de la humanidad no son f�sicas, sino mentales y espirituales. ( W . Baxendale .)

Palabras a tiempo para el cansado

I. LA EDUCACI�N DEL SIERVO DIVINO. Debemos notar la diferencia entre la versi�n autorizada y la nueva. En el primero, "el Se�or Dios me ha dado lengua de sabio para que sepa". En el otro, "de los que son ense�ados" - o, como dice el margen, "de los disc�pulos". El pensamiento es que el Se�or Jes�s en Su vida humana fue un alumno en la escuela del dolor humano, bajo la tutela de Su Padre.

1. Su educaci�n fue por Dios mismo.

2. Fue variado. Pas� por cada clase en la escuela del cansancio.

3. Fue constante. �Ma�ana tras ma�ana� el Padre lo despertaba.

4. Trataba de la temporada para administrar comodidad. "Que yo sepa pronunciar una palabra a tiempo". Hay momentos en que el sistema nervioso est� tan sobrecargado que no puede soportar ni las palabras m�s suaves. Entonces es mejor guardar silencio. Una caricia, un toque o la quietud que respira una atm�sfera de calma, calmar�n y sanar�n m�s r�pidamente. Esta delicadeza de percepci�n s�lo puede adquirirse en la escuela del sufrimiento.

5. Abraz� el m�todo. "Eso deber�a saber c�mo". La forma es tan importante como la temporada. Un mensaje de buena voluntad puede ser pronunciado con tan poca simpat�a y en un tono tan brusco y �spero, que repeler�. El toque del edred�n debe ser el de la enfermera sobre el hueso fracturado, el de la madre con el ni�o asustado.

II. SU RESOLUCI�N. Desde el principio, Jes�s supo que deb�a morir. El Se�or Dios verti� la historia completa en Su o�do abierto. Con todos los dem�s hombres, la muerte es el final de su vida; con Cristo era el objeto. Morimos porque nacimos; Cristo naci� para morir. En una ocasi�n, hacia el final de Su carrera terrenal, cuando los dedos en la placa del dial se�alaban el casi cumplimiento del tiempo, se nos dice que �l puso Su rostro firmemente para ir a Jerusal�n.

�Qu� hero�smo hubo aqu�! Los hombres a veces hablan de Cristo como si fuera afeminado y d�bil, notable s�lo por sus virtudes pasivas. Pero tales concepciones son refutadas por la resoluci�n indomable que puso su rostro como un pedernal, y supo que no se avergonzar�a. Note la voluntariedad de la entrega de Cristo. El m�rtir muere porque no puede evitarlo; Cristo muere porque eligi�. Se ha pensado que el o�do abierto se refiere a algo m�s que empujar hacia atr�s los fluidos mechones orientales para poder pronunciar el secreto del dolor venidero.

Se supone que tiene alguna referencia a la antigua costumbre jud�a de clavar la oreja del esclavo en el marco de la puerta de la casa del amo. Bajo esta met�fora se sostiene que nuestro Se�or eligi� con gran simpat�a el servicio del Padre y eligi� todo lo que pudiera involucrar, porque lo amaba y no quer�a salir libre. Las im�genes pueden combinarse. S�lo recordemos que �l sab�a y eligi� todo lo que vendr�a sobre �l, y que los grilletes que lo ataban a la Cruz eran los de un amor eterno por nosotros y de una pasi�n ardiente por la gloria del Padre.

III. SU VINDICACI�N. �Cercano est� el que me justifica�. Es posible que Jes�s se haya mantenido en estas palabras durante esas largas horas de prueba. Dec�an que era amigo de publicanos y pecadores. Dios lo ha justificado al mostrar que si se asocia con ellos, es para convertirlos en m�rtires y santos. Dijeron que estaba loco. Dios lo ha justificado al hacer de su ense�anza la iluminaci�n de los m�s nobles y sabios de la raza.

Dijeron que ten�a un diablo. Dios lo ha justificado d�ndole poder para echar fuera al diablo y sujetarlo con una poderosa cadena. Dijeron que blasfem� cuando se llam� a s� mismo el Hijo de Dios. Dios lo ha justificado elev�ndolo a la diestra del poder, para que venga en las nubes del cielo con poder y gran gloria. Dijeron que destruir�a el templo y la comunidad de Israel. Dios lo ha justificado al deshacerse de la influencia del pueblo hebreo a trav�s de todas las naciones del mundo y hacer que su literatura, su historia, sus concepciones sean dominantes.

IV. SU LLAMAMIENTO (vers�culo 16). Obedecer al siervo del Se�or equivale a temer al Se�or. Quien hace lo uno, debe hacer lo otro. �Qu� es esto sino proclamar Su Deidad? ( F. B . Meyer, BA ).

Una palabra a tiempo para el cansado

Una palabra para los cansados

Decir una palabra es f�cil, pronunciar una palabra a tiempo es dif�cil; pero hablar una palabra a tiempo al cansado es a�n m�s dif�cil; y, sin embargo, poder lograr este fin con sabidur�a y �xito es ser uno de los mayores benefactores de nuestra raza. ( E . Mellor, DD )

Cansancio

El cansancio de la palabra revela su parentesco con bastante claridad. Estar cansado es estar gastado - o gastado - o gastado. Uno usa su abrigo hasta que se gasta; y as� usas tus fuerzas hasta que se agotan. Hay tambi�n un cansancio que no es el resultado de un trabajo excesivo, sino de la indolencia. Porque ning�n hombre suspira tanto, se queja tanto, teme tanto como el que se propone pasar por la vida sin hacer nada. A veces, el cansancio es una virtud; a veces es un pecado. Pero ya sea virtud o pecado, no hay hombre que no sepa bien lo que es estar cansado. ( E. Mellor, DD )

Palabras para el cansado

Tenemos muchas puertas en nuestra naturaleza, y en cada una de ellas puede entrar el cansancio.

I. No - para comenzar en la puerta m�s bajo de todos - el f�sico, el cansancio que nos viene DE LESIONES trabajo, o desde la cual trabajo, ya sea f�sico o no, dice sobre el cuerpo por p�rdida de masa durante el tiempo de su energ�as. En la medida en que las condiciones fundamentales de nuestra existencia hacen necesario tal trabajo, el cansancio que sobreviene es un nombramiento divino, y se ha tomado la m�s benigna provisi�n para afrontarlo y desterrarlo.

No necesita una palabra a tiempo para un cansancio como �ste. Hay algo mejor que una palabra para ti. Hay noche con su oscuridad reconfortante. All� est� tu lecho con su reposo; y est� el sue�o, "la suave nodriza de la naturaleza, que teje la enmara�ada manga del cuidado y sumerge tus sentidos en el olvido". Y no es meramente la noche, sino el s�bado. Pero tambi�n hay un cansancio que tiene la naturaleza de un castigo, porque es producido por un trabajo excesivo e innecesario.

Si bien el trabajo es una cosa divina en justa medida, sin embargo, cuando se convierte en cuidado, preocupaci�n, aflicci�n, ambici�n ardiente e insaciable, codicia, se vuelve criminal y, tarde o temprano, atrae consecuencias funestas, cuyo pensamiento deber�a convertir a los hombres pausa. No se puede correr tanto r�pido como durante mucho tiempo. �Cu�l es la palabra a tiempo para casos como estos? Puede que la palabra no sea agradable, porque las palabras que Dios nos pronuncia a tiempo son como truenos para sobresaltarnos, o como un apret�n firme de la mano que parece decir: �Detente, o est�s perdido.

Pero seguramente la palabra de temporada para muchos es: suelta la tensi�n, modera tu velocidad, economiza tus energ�as, det�n la fuga por la que tu salud ya est� goteando y pronto puede estar corriendo como un arroyo; �De qu� te aprovechar� si ganas el mundo entero y pierdes tu vida?

II. Algunos hombres est�n cansados ??del placer. No hay decreto de Dios m�s severo o m�s inflexible que el que ha determinado que la miseria sea la compa�era constante del hombre que busca el placer. Puede que sea un corredor veloz, pero el placer corre a�n m�s r�pido. Aceptemos como axioma moral sin excepci�n que el cumplimiento del deber es la condici�n de la felicidad en este mundo.

La palabra a tiempo, por lo tanto, para aquellos que est�n cansados ??del placer es esta: Revise y revierta todo su juicio en cuanto a lo que es y en cuanto a su relaci�n con Dios, y este mundo, y el mundo venidero.

III. Algunos hombres est�n cansados ??del bien que parece llegar a un final tan pobre. Esta es una tendencia tan com�n que se nos advierte contra ella: "No os cans�is de hacer el bien, porque a su tiempo segar�is si no desmay�is". �Sed firmes, inamovibles�, etc. Los hombres que est�n trabajando para Dios en este mundo, sin duda, tienen una pesada tarea entre manos. El suelo es desagradable. Es golpeado duramente por el pecado y la mala costumbre; y la reja entra en �l con dificultad, y con dificultad se abre paso.

Tome cualquier esfera de benevolencia que desee, ya sea la m�s baja de simpat�a por los sufrimientos comunes del hombre, o la m�s alta de preocupaci�n por sus necesidades espirituales, dolores y peligros, y el trabajo no es un juego de vacaciones. El bien hacer parece tan a menudo como construir en un atolladero. Sembramos buena semilla y luego el enemigo siembra ciza�a. Desarraigamos un mal y otro surge en su lugar. Hacer el bien en forma de ense�anza no ser�a tan agotador si los ni�os no fueran tan ap�ticos, tan groseros, tan aburridos, tan olvidadizos, tan decepcionantes.

Hacer el bien en forma de caridad no ser�a tan fatigoso si no hubiera tanta ingratitud e impostura. �Cu�l es la palabra a tiempo para los que est�n cansados ??de tan buena obra? Tales como estos: Piense, antes de retirarse de lo que parece ser un trabajo infructuoso, que Dios todav�a se aferra a Su prop�sito Divino, y es bondadoso con los ingratos y los malos; Piensa que �l es bueno y hace el bien continuamente, y que, si se cansara de hacer el bien, hundir�a al mundo en la desolaci�n en un momento.

Piensa tambi�n que si te cansas, todos los dem�s tambi�n se cansar�n, y que entonces el mundo se quedar� solo: la ignorancia, el vicio, el crimen, la miseria que se esparcen a cada hora, hasta que la tierra sea poco mejor que un suburbio. del infierno mismo. Piense, para, que al hacer el bien encuentra algunos resultados, aunque pueden no ser iguales a su esperanza, y que los resultados, aunque no se ven, pueden estar todav�a all�, y aparecer�n alg�n d�a, y ser�n cosechados por la mano de otro. . Y tenga la certeza de que nunca se pierde nada bueno.

IV. Hay quienes EST�N CANSADOS DE LA LUCHA CON EL PECADO. Esta es enf�ticamente la batalla por la vida y la batalla por la vida. �Cu�l es la palabra a tiempo para el que est� as� cansado? Esto, que Cristo ya ha vencido a tu enemigo m�s poderoso y te har� m�s que vencedor.

V. Hay una palabra m�s a tiempo para aquellos que EST�N CANSADOS DEL PECADO, PERO NO EST�N CANSADOS DE �L. �Ojal� estuvieran cansados ??de eso! porque sentirlo como una carga y un ay es el primer paso para la liberaci�n. ( E. Mellor, DD )

Almas cansadas

Por lo que sabemos, toda la vida es gozosa, excepto la de la humanidad. Incluso aquellas criaturas que est�n bajo el cuidado del hombre no tienen la alegr�a que tendr�an si estuvieran vagando por los campos o las colinas. Mire el caballo en las praderas americanas; �V�alo en algunos de los taxis y carros de carb�n en casa! Aunque la vida de las aves y los animales es naturalmente feliz, la vida de la humanidad, en su mayor parte, es de problemas.

Las personas que resuelven firmemente actuar correcta y cristianamente en este mundo, ciertamente "tendr�n tribulaci�n". En la Biblia, tenemos el registro de muchas personas que sab�an lo que es tener un alma cansada. Por encima de todas las almas cansadas, recordemos al amoroso Salvador, que fue �un var�n de dolores y familiarizado con el dolor�.

I. PUEDE ESTAR CANSADO CON LA CARGA EN PARTICULAR QUE PESA SU VIDA. Cada uno de nosotros tiene una carga especial. La filosof�a cristiana de llevar cargas es tomar las cosas como las encontramos y aprovecharlas al m�ximo; no como un caballo feroz para patear contra el "tesoro de astillas", o levantar nuestra espalda con rebeld�a. Directamente nos sometemos al yugo, y decimos que hizo Tu voluntad, nuestra carga se vuelve m�s liviana. La Palabra Divina ense�a que tu vida tiene un prop�sito Divino.

II. Quiz�s, tu alma est� cansada POR LA DESBONDAD DE TUS AMIGOS. Que su �nico objetivo sea agradar a Dios y cumplir con su deber; y luego, aunque la acci�n de los amigos pueda afligirte, no obstaculizar� tu trabajo ni te fatigar� el alma.

III. Pero otro puede decir que su alma cansada es causada por SU PECADO. Cuando contemple a Jes�s en la Cruz, ver� lo que sufri� por el pecado; y cuando lo veas resucitado de entre los muertos, ver�s el poder en tu mano que te permitir� huir de toda tentaci�n.

IV. Algunos de ustedes pueden tener almas cansadas, porque SU VIDA ES MUY AMARGA. Pero en el cielo huir� tu dolor y tu suspiro, como el del ap�stol Juan. ( W.Birch .)

Una palabra para los cansados

I. �Hay TRABAJOS AGOTADOS aqu�? El alma del hombre una vez encontr� su reposo en Dios. Cansado, era una palabra desconocida en el idioma del Ed�n; porque Jehov� era entonces el hogar del esp�ritu. Sus afectos reposaban sobre el Dios todo suficiente. Era un Amigo de cuya compa��a el alma nunca se cansaba, y en cuyo servicio nunca se cansaba. Pero ahora que el alma se ha despedido de Dios, nunca ha encontrado otro descanso como �l.

Hasta que llegue a vivir de Dios mismo, el alma hambrienta del hombre nunca estar� satisfecha. Ustedes, los mundanos, que vagan sin gozo por un mundo sin Dios, con los pies cansados ??y el coraz�n marchito, buscando descanso y no lo encuentran, vengan a Jes�s, y �l les dar� descanso.

II. �Hay alguien cansado con la carga de la culpa no perdonada? Recuerda cuando Christian subi� la colina jadeando y vio la cruz, c�mo su carga se cay� y rod� hacia el sepulcro; y recuerdas c�mo se maravillaba de que la vista de una cruz lo aliviara instant�neamente de su carga. Ven a Cristo en la Cruz y comprender�s la maravilla del peregrino; porque tu carga tambi�n se caer� y desaparecer�.

III. �Hay alguna LLEGADA DE LA GRANDEZA DE SU MANERA? Hace mucho tiempo que busca la salvaci�n. Supongamos que una de esas noches de invierno fueras al campo a visitar a un amigo. Es una noche oscura cuando la diligencia se detiene; el conductor baja, abre la puerta y te deja salir. Te dice que la casa de tu amigo est� cerca y que si la noche fuera un poco m�s clara, la ver�as justo al otro lado del camino.

"No es m�s que un paso, no te lo puedes perder". Sin embargo, te las arreglas para perderlo. Tu gu�a entra de un salto en la caja: el largo tren de luz de la l�mpara se pierde en la penumbra brumosa, y el lejano rumor de las ruedas se ahoga en la r�faga de la tempestad. Te quedas solo. Las instrucciones que recibi� fueron bastante correctas, y si las segu�a impl�citamente, no pod�a equivocarse. Pero tienes una teor�a del asunto en tu propia mente.

��Qu� quiso decir con eso de que era solo un paso? No puede vivir tan cerca de la carretera ". Pasas la puerta y subes la colina con dificultad, hasta que por fin te impacientas, porque no hay s�ntomas de una vivienda aqu�. Te desv�as para entrar en este camino y trepas por ese montante, hasta que, cansado de chapotear en los campos de rastrojos fangosos, y todo empapado por la lluvia torrencial, te encuentras, despu�s de muchas vueltas agotadoras, precisamente donde comenzaste.

Medio muerto de fatiga y disgusto, levantas el pestillo de la puerta de una caba�a y les preguntas si saben d�nde reside. Y un ni�o peque�o se compromete a guiarte. Abre un portillo y se�ala las largas l�neas de luz que brillan a trav�s de una servidumbre a unos pasos de distancia. �Ves las luces en esa ventana? Bueno, eso es todo; llamen, y abrir�n la puerta ". En un caso tan hogare�o, todos saben lo que es estar cansado en la grandeza de su camino, gastar sus fuerzas en un circuito largo, cuando un solo paso podr�a haber sido suficiente.

Pero, �est�s seguro de que no es de alguna manera que �trabajas y no encuentras descanso�, mientras que hay un solo paso entre t� y Cristo? Ese es el camino m�s sabio y feliz que puede tomar el pecador: ir de inmediato al Salvador. ( J. Hamilton, DD .)

El cansado

"Cansado" denota una clase a la que pertenece una multitud que ning�n hombre puede contar, de cada naci�n, tribu, tribu y pueblo.

1. Cansancio f�sico - del esclavo en marcha; del trabajador en el sudoroso; de la costurera trabajando hasta bien entrada la noche junto a la vela encendida; de la madre gastada por ver a su hijo enfermo.

2. Cansancio mental: cuando la fantas�a ya no puede convocar a voluntad im�genes de belleza; y el intelecto se niega a seguir otro argumento, dominar otra p�gina o lanzar otra columna.

3. Cansancio del coraz�n: esperar en vano la palabra esperada por tanto tiempo pero no dicha; por el paso de regreso del hijo pr�digo; por la carta largamente retrasada.

4. El cansancio del conflicto interior de luchar d�a a d�a contra el ego�smo y la extrav�o del alma, sobre el que tan leve impresiona la resistencia prolongada.

5. El cansancio del obrero cristiano, desgastado por la irritaci�n perpetua del dolor, el pecado y la necesidad humanos. ( F. B . Meyer, BA ).

El don de la consolaci�n

Nada presagia tan claramente una lengua propia de los disc�pulos de Dios como el don de la consolaci�n, y tal lengua la tiene el que habla aqu�: �ayudar con palabras al que est� exhausto� - a trav�s del dolor del sufrimiento y la mortificaci�n del esp�ritu . ( F . Delitzsch, DD ).

�l despierta mi o�do para escuchar como los sabios

La escuela diurna de dios

"Ma�ana tras ma�ana me abre el o�do para que oiga como los eruditos". Si queremos entender correctamente esta aplicaci�n divina de las palabras de Isa�as, primero debemos entender la aplicaci�n humana de ellas, mirando a trav�s del tipo al anti-tipo, y as� contemplando al Siervo de Jehov� como "ciego" y "sordo, pero" bien ". -agradar �a Dios como alguien que� magnifica la ley y la hace honorable �, y al mismo tiempo sigue y prepara el camino para el servicio perfecto del Siervo perfecto. Tomando primero y luego esta visi�n humana del texto, observe:

I. Los o�dos cerrados de los eruditos de Dios. �Me abre el o�do. En la descripci�n anterior de Israel, asociada con el llamado de Isa�as al oficio prof�tico (un pasaje citado con m�s frecuencia en el Nuevo Testamento que cualquier otra palabra del Antiguo), se dice que el o�do es "pesado" y el coraz�n "grosero," "Y los ojos" cerrados ". �Pobre de m�! esta es la condici�n dolorosa no solo de Israel sino de la humanidad.

II. Los o�dos cerrados Divinamente abiertos. "�l abre". El o�do es demasiado pesado para que la palabra misma penetre. El que lo respir� viene. Por �l se abre, muchas veces en tiempos de crisis espiritual, pero incluso entonces el erudito de Dios es demasiado a menudo sordo a la voz de su Maestro. Sus o�dos necesitan ser abiertos de nuevo a menudo. "Ma�ana tras ma�ana". Todos debemos ser eruditos en la escuela de Dios.

Y aprendemos "como los eruditos". El doble significado de esta palabra "erudito" encaja admirablemente con el significado del pasaje. Un "erudito" es aquel que est� aprendiendo su alfabeto, y un "erudito" es tambi�n aquel que sabe mucho m�s que sus semejantes y puede ense�arles con la "lengua del erudito". Pero debe haber aprendizaje antes de ense�ar, y si somos eruditos en la escuela de Dios, sabremos "m�s que los antiguos". �Cu�les son entonces sus lecciones?

1. La primera lecci�n que Dios ense�a es una lecci�n de obediencia (vers�culo 5).

2. La segunda lecci�n que Dios ense�a es una lecci�n de paciencia (vers�culo 6). Ma�ana tras ma�ana la voz divina nos llama tanto a sufrir como a hacer.

3. La tercera lecci�n que Dios ense�a es una lecci�n de valent�a (vers�culo 7). Pedernal son los verdaderos eruditos de Dios. La omnipotencia est� de su lado y ellos lo saben.

4. La cuarta lecci�n que Dios ense�a es una lecci�n de servicio (vers�culo 4). El o�do est� abierto para que se suelte la lengua para hablar en nombre del que lo abri�. Todo erudito debe ser maestro. Mire la aplicaci�n del texto a Jesucristo. Isa�as era Su libro favorito, y este texto sin duda estaba a menudo en Su mente, como alguna vez estuvo en Sus labios.

(1) �Aprendemos la obediencia? �l tambi�n �aprendi� la obediencia por lo que padeci�, de modo que era �Su alimento� hacer siempre la voluntad de Dios, y s�lo en �l se realiz� la actitud ideal de obediencia. "He aqu� que vengo: me deleito en hacer tu voluntad, oh Dios m�o".

(2) �Aprendemos dolorosamente la lecci�n de la paciencia? "Consideremos a Aquel que sufri� la contradicci�n de los pecadores".

(3) �Obtenemos algo de su valent�a? Fue cuando los perseguidores de los primeros disc�pulos se maravillaron de la osad�a que demostraron que �se dieron cuenta de que hab�an estado con Jes�s�, pues a sus pies hab�an aprendido esta virtud viril.

(4) �Intentamos el servicio? �C�mo cumpli� el santo Siervo de Dios su misi�n consoladora al hablar palabras a tiempo al cansado? Y la vieja lecci�n tambi�n es la nueva: "Ten fe en Dios". La "fe" del Nuevo Testamento es la "confianza" del Antiguo. ( HC Leonard, MA .)

La inspiraci�n de ideas nobles

�De d�nde sacan los grandes hombres sus ideas m�s nobles? Michael Angelo mostr� rostros tan exquisitos que Fiesole declar� que deb�a haber estado en el para�so para pedirlos prestados. Un coraz�n atento encontrar� a Dios proporcionando pensamientos para tan generoso servicio. Uno se pregunta si Goethe no hab�a estado leyendo �ltimamente ese vers�culo ( Isa�as 50:4 ) cuando dijo que sus mejores pensamientos siempre le ven�an desprevenidos, como p�jaros que picotean sus ventanas y dicen: ��Aqu� estamos!�. ( CSRobinson, DD .)

La voz de Dios escuchada en silencio

La anciana dama cristiana le dijo a Mark Rutherford: "La voz de Dios, al menos para m�, casi nunca llega como un trueno, pero tengo que escuchar en perfecta quietud para distinguirla".

Comuni�n matutina con Dios

El 1 de mayo, anta�o, muchos habitantes de Londres sol�an ir a los campos a ba�arse la cara con el roc�o temprano sobre la hierba con la idea de que los har�a hermosos. Esto puede haber sido supersticioso, pero ba�ar el rostro cada ma�ana en el roc�o del cielo mediante la oraci�n y la comuni�n, es la manera segura de obtener la verdadera belleza de la vida y el car�cter. ( C. H . Spurgeon .)

Versículo 6

Le di la espalda a los golpeadores

La verg�enza y el golpe

I. COMO REPRESENTANTE DE DIOS. En la persona de Cristo Jes�s, Dios mismo vino al mundo, haciendo una visita especial a Jerusal�n y al pueblo jud�o, pero al mismo tiempo acerc�ndose mucho a toda la humanidad. Cuando nuestro Se�or vino a este mundo como representante de Dios, vino con todo Su poder Divino sobre �l ( Isa�as 50:2 ).

Hizo maravillas iguales a las que se realizaron en Egipto cuando el brazo del Se�or fue descubierto a los ojos de todo el pueblo. Es cierto que �l no transform� el agua en sangre, sino que convirti� el agua en vino. �l no hizo que sus peces apestaran, pero por Su palabra hizo que la red se llenara hasta rebosar de grandes peces. Hizo las obras de Su Padre, y esas obras dan testimonio de �l de que hab�a venido en el nombre de Su Padre.

Pero cuando Dios vino as� entre los hombres, no fue reconocido. �Qu� dice el profeta? ��Por qu� cuando vine, no hab�a nadie? cuando llam�, �no hab�a nadie que respondiera? " Algunos, ense�ados por el Esp�ritu de Dios, lo discernieron y se regocijaron; pero eran tan pocos que podemos decir de toda la generaci�n que no le conoc�an. Sin embargo, nuestro Se�or se adapt� admirablemente para ser el representante de Dios, no solo porque era Dios mismo, sino porque, como hombre, toda su naturaleza humana estaba consagrada a la obra, y en �l no hab�a ni defecto ni mancha. Este es especialmente el pecado de aquellos que han escuchado el Evangelio y, sin embargo, rechazan al Salvador, porque en su caso, el Se�or ha venido a ellos en la forma m�s misericordiosa y, sin embargo, lo han rechazado.

II. Quiero poner al Se�or Jes�s delante de ti COMO EL SUSTITUTO DE SU PUEBLO.

III. COMO SIERVO DE DIOS.

1. Cristo fue preparado personalmente para el servicio ( Isa�as 50:4 ).

2. Este servicio no conoci� reserva en su consagraci�n. Nuestro bendito Maestro estaba dispuesto a que los hombres m�s lascivos y m�s humildes se burlaran de �l.

3. Hay algo m�s aqu� que la consagraci�n perfecta en la mera forma de ella, porque su coraz�n y esencia se manifiestan en un deleite obediente en la voluntad del Padre. Las palabras parecen expresar presteza. No se dice que a rega�adientes permiti� que sus enemigos le arrancaran el pelo o le golpearan la espalda, sino que "le di la espalda al golpeador y mis mejillas a los que le arrancaban el pelo".

4. No se inmut� en �l. Le escupieron en la cara, pero �qu� dice �l en el s�ptimo vers�culo? "He puesto Mi rostro como un pedernal". �Oh, la valent�a del silencio de nuestro Maestro! La crueldad y la verg�enza no pudieron hacerle hablar.

5. � Y nota todo el tiempo la confianza y tranquilidad de Su esp�ritu! Casi parece decir: �Puedes escupirme, pero no puedes encontrarme faltas. Puedes arrancar Mi cabello, pero no puedes impugnar Mi integridad. Puedes azotar Mis hombros, pero no puedes imputarme una falta �, etc. � C�lmate, entonces, verdadero siervo de Dios! Con paciencia posea tu alma. Sirva a Dios constante y firmemente aunque todos los hombres deber�an creerle.

6. Los dos �ltimos vers�culos del cap�tulo le leen una noble lecci�n. "�l dio la espalda a los golpeadores"; Entonces, si alguno de ustedes camina en tinieblas, esto no es nada nuevo para un siervo de Dios. El jefe de todos los siervos persever�, aunque los hombres lo despreciaron. S�guelo, entonces. Permanezcan en Dios como �l lo hizo, y esperen un final brillante para sus pruebas.

IV. COMO CONSOLADOR DE SU PUEBLO.

1. Nuestro bendito Se�or est� bien calificado para hablar una palabra oportuna al cansado, porque �l mismo es humilde y manso, y muy accesible para nosotros. Cuando los hombres est�n deprimidos, sienten que no pueden consolarse con personas duras y orgullosas. El consolador debe venir como sufriente. Tu Maestro �dio la espalda a los que golpeaban, y la mejilla a los que le arrancaban el cabello�, y por lo tanto, �l es el Consolador que t� quieres.

2. Observe no solo su humildad, sino tambi�n su simpat�a. �Est�s lleno de dolores y molestias? Jes�s sabe todo acerca de ellos, porque �l "dio la espalda a los que golpeaban". �Sufres de algo peor que el dolor, el esc�ndalo y la calumnia? "No ocult� su rostro de la verg�enza y de los escupitajos". �Ha sido ridiculizado �ltimamente? Jes�s puede compadecerse de ti, porque sabes el j�bilo imp�o que hicieron de �l. En cada angustia que desgarra tu coraz�n, tu Se�or ha llevado Su parte. Ve y d�selo.

3. Adem�s de Su esp�ritu gentil y Su poder para simpatizar, existe esto para ayudarnos a consolarnos, es decir, Su ejemplo, porque �l puede argumentar as� con ustedes: �Le di la espalda a los heridores. �No puedes hacer lo mismo! �Estar� el disc�pulo por encima de su maestro?

4. Su ejemplo nos reconforta a�n m�s por el hecho de que estaba tranquilo en medio de todo.

5. El triunfo de nuestro Salvador est� destinado a ser un est�mulo y aliento para nosotros. ( C. H . Spurgeon .)

La espalda dada a los golpeadores

En Salmo 129:3 se aplica la misma cifra a los sufrimientos de Israel como naci�n. ( Prof. J . Skinner, DD ).

El l�tigo romano

El l�tigo no es nada entre nosotros comparado con lo que fue entre los romanos. He o�do que estaba hecho de tendones de buey, y que en �l estaban torcidos los huesos de oveja con astillas de hueso, para que cada golpe pudiera abrirse camino m�s eficazmente en la pobre carne temblorosa, que fue destrozada por sus horribles golpes. ( C. H . Spurgeon .)

Arrancando el cabello

De la barba ( Esdras 9:3 ; Nehem�as 13:25 ); un insulto extremo a un oriental, para quien la barba es el s�mbolo de la dignidad. ( Prof. J. Skinner, DD .)

Versículos 7-9

Porque el Se�or Dios me ayudar�

Mes�as ni avergonzado ni avergonzado

El vers�culo se traduce mejor as�: �Pero el Se�or Jehov� me ayuda, por tanto no me avergonc� ( p. Ej.

, no sent� verg�enza)

; �Por eso hice mi rostro como pedernal� (figura para determinaci�n, Ezequiel 3:9 ), �y sab�a que no ser�a avergonzado� ( Isa�as 42:4 ). ( Prof. J. Skinner, DD .)

Mes�as el valiente Campe�n

El Redentor es tan famoso por su valent�a como por su humildad y paciencia; y, aunque se rinde, es m�s que un vencedor. Observar&mdash

I. LA DEPENDENCIA que tiene de Dios ( Isa�as 50:7 ; Isa�as 50:9 ). A quienes Dios emplea, �l ayudar� y se encargar� de que no necesiten ninguna ayuda que ellos o su trabajo requieran. Tampoco solo lo ayudar� en su obra, sino que lo aceptar� ( Isa�as 50:8 ). Por su resurrecci�n, se demostr� que Cristo no era el hombre que se le representaba; no un blasfemo, etc.

II. LA CONFIANZA �l entonces tiene �xito en Su empresa ( Isa�as 50:7 ).

III. EL DESAF�O que, en esta confianza, dirige a todos los opositores y opositores. Dios me ayudar�, y "por eso he puesto mi rostro como un pedernal". ( M. Henry .)

Tentaci�n a la verg�enza en la religi�n

Una y la misma Persona Divina habla en toda esta secci�n del profeta Isa�as. Uno y el mismo Ser es �l, a lo largo de esta secci�n, que habla como "yo"; "Vine", "Llam�": Uno que pregunta: "�Se ha acortado Mi mano que no puede salvar?" y luego, sin descanso, sin transici�n, habla de Su obediencia meritoria, Sus sufrimientos y Su verg�enza. Nuestro Se�or mismo, al profetizar de s� mismo las humillaciones espec�ficas de las que habla aqu� el profeta, habla de ellas como se predijo ( Lucas 18:31 ).

�Pero c�mo, entonces, en cuanto a las palabras que siguen? Nuestro Se�or vino al mundo a sufrir; Su esp�ritu humano se estrech� hasta que se cumplieron esos sufrimientos; Sus sufrimientos diarios al hacer la voluntad de su Padre eran su pan de cada d�a. Entonces, �c�mo le pertenecen esas palabras que parecen hablar de lucha humana, as� como de victoria: �He puesto mi rostro como un pedernal, y s� que no ser� avergonzado�? Quiz�s se explica mejor por esa gran regla de St.

Agust�n: El Se�or Jesucristo es la Cabeza del Cuerpo. Porque quiso hablar tambi�n en nosotros, quien se dign� morir por nosotros. �l nos hizo sus miembros. A veces, por tanto, habla en la persona de sus miembros; a veces en Su propia Persona, como nuestra Cabeza �; "Y todo �l habla, como si fuera una sola persona". Las palabras de la profec�a parecen estar templadas para incluirnos a sus miembros, m�s bien para hablar de nuestras victorias en Cristo y de nuestra fuerza suministrada por �l, la audacia desvergonzada del cristiano en la causa de Cristo.

A los que ahora no se averg�enzan de Dios, Dios los mantendr� alejados de la verg�enza; a los que se averg�enzan de �l, les traer� la verg�enza de la que se apartan. Es sorprendente ver c�mo, en el relato de la �ltima separaci�n de aquellos que son echados para siempre de la vista de Dios, el primer lugar lo ocupan los cobardes ( Apocalipsis 21:7 ).

Debe haber, entonces, algo mucho m�s maligno, mucho m�s ofensivo para Dios y m�s destructivo para la salvaci�n, de lo que los hombres piensan, en esta falsa verg�enza ante los hombres. Y, sin embargo, nadie apenas le da m�s que un pensamiento pasajero; pocos cuestionan seriamente sus propias conciencias al respecto; pocos se arrepienten ante Dios o le piden perd�n. Es de momento conocer la intensidad de la primera tentaci�n.

Primero, los hombres repudian cobardemente lo que saben que es correcto; luego profesan lo que saben que est� mal; luego, habiendo repudiado a Dios, est�n expuestos a la tentaci�n, sea cual sea el momento, sorpresa o pasi�n, el impulso pueda venir. Han encendido su fuego; han despreciado la gracia que lo apaga; queda, que los consuma. Y, sin embargo, aunque su influencia es tan sutil que escapa a la observaci�n de los hombres, a menos que le declaren la guerra, es la enfermedad del alma m�s temprana, m�s reciente, m�s infecciosa, m�s universal, m�s extendida, m�s mortal. .

Es anterior a la pasi�n y la sobrevive; ocasiona innumerables pecados, pero �l mismo est� escondido bajo los pecados que ocasiona; destruye la bondad de todo lo que parece bueno, pero no se siente como una par�lisis; muerde todo lo bueno que despierta, pero no se ve como el viento helado; alega el odio a la hipocres�a y la profesi�n, y es en s� misma la peor hipocres�a de las dos, una hipocres�a del mal; para los j�venes, reviste la apariencia de bondad; al mayor, de cortes�a; al santo, de la caridad: nada es demasiado bajo, nada demasiado alto para sus ataques.

La insensatez del pecado agrava su enormidad. �De qu� se averg�enza el hombre? Es (y esto es una agravaci�n a�n m�s profunda), es uniformemente alg�n don o gracia del Dios Todopoderoso. En la ni�ez, era un h�bito temprano de piedad, que Dios se hab�a comprometido a ense�ar, que otros no hab�an sido ense�ados o hab�an violado. Las fases del pecado cambian con los a�os cambiantes; su esencia no ha cambiado. Es la ley de Dios, o la verdad de Dios, o la amistad de Dios, y Dios mismo en todos, de quien el hombre se averg�enza ante el hombre.

�Y qu� es este mundo, ante el cual un hombre se averg�enza del Dios Infinito? Abandone esos pensamientos cobardes de adorar a Dios, como una especie de Penates, un dios dom�stico que debe ser pose�do en privado y establecido dentro de las puertas, para recibir all� su homenaje labial y ser olvidado o ignorado ante los hombres. Acost�mbrate al pensamiento de la Presencia siempre presente de tu Dios; mira ese Ojo que record� a Pedro en S� mismo, y que descansa sobre ti; averg��nzate de ser ingrato con tu Redentor, un libertino de tu Dios; y otro miedo desplazar� al miedo humano, otro verg�enza disipar� la verg�enza humana, una verg�enza que no averg�enza, una verg�enza que es la prenda de la gloria eterna, la verg�enza de ser avergonzado de tu Dios. ( EB Puscy, DD )

Por eso he puesto mi rostro como un pedernal

Puse mi rostro como un pedernal

Puse Mi rostro como un pedernal "la santa dureza de la perseverancia" ( Stier )

; - palabras, tambi�n, que sin duda tienen una especial referencia al cumplimiento hist�rico. �Cuando lleg� el momento de ser recibido, con firmeza puso Su rostro (como un pedernal) para ir a Jerusal�n� ( Lucas 9:51 ). ( Michaelis .)

La fuerte voluntad

El regalo m�s feliz para un hombre al nacer es la fuerza de voluntad; no es que un hombre pueda evitar el sufrimiento y el pecado; pero por esto - que el sufrimiento sobre todo eleva y realza la voluntad fuerte; que cuando abandona el pecado lo abandona sin un suspiro. La felicidad interior, el atractivo para los dem�s, la facilidad para el arrepentimiento y la enmienda, la firmeza contra la oposici�n, son la espl�ndida dote que la voluntad fuerte trae al alma. Entonces, es nuestra sabidur�a preguntar: �C�mo mantendremos o fortaleceremos nuestra voluntad?

1. No podemos hacer esto simplemente persistiendo en hacer lo que queremos, como lo llamamos. Nuestro propio camino puede estar equivocado; y nadie usa la fuerza en conexi�n con el crimen o la falta; nunca llama a un hombre pecador, voluntarioso, violento un hombre fuerte. La raz�n es evidente, a saber, que el pecar intencionalmente es solo usar una voluntad en la direcci�n en la que es m�s f�cil usarla. Y esto no puede fortalecer la voluntad, como tampoco lo har�a una mente que se dedicaba s�lo al trabajo intelectual que no le presentaba ninguna dificultad.

La voluntad debe progresar evitando las cosas a las que es propensa y apuntando a las cosas que simplemente sabe de alguna manera que son buenas, aunque por el momento puede ser que no sean del todo deseadas.

2. Hay momentos en que surge ante nosotros un noble ideal de lo que deber�amos ser, y sentimos el impulso de creer que podr�amos serlo. �Cu�l es ese ideal? Es la "voluntad de Dios con respecto a nosotros". Es lo que cada uno de nosotros puede llegar a ser por el poder del Esp�ritu de Dios. En este ideal no podemos pasar de inmediato. Pero siempre podemos acercarnos a �l. No est� en la naturaleza humana hacer ese cambio repentino, pero es perfectamente posible comenzar.

Y para este prop�sito debemos recurrir a la ayuda de esa misma voluntad para actuar seg�n nuestra voluntad; porque no hay en nosotros poder superior, m�s primario, que la voluntad. Si la voluntad se va a ver afectada, la voluntad misma debe hacer el trabajo. Supongamos que se toma una decisi�n; entonces aqu�, de inmediato, nuestra voluntad comienza a sernos de uso constante y a fortalecerse en s� misma. Nuestra voluntad no act�a realmente en absoluto cuando est� ejerciendo, aunque sea con fuerza, una inclinaci�n natural.

La voluntad s�lo se fortalece cuando se pone a trabajar activamente, algo que hemos visto claramente que es nuestro deber, aunque cuando venimos a hacerlo nos encontramos con que su persecuci�n pone a prueba nuestras fuerzas en exceso. ( Arzobispo Benson, DD .)

El rostro del Redentor se puso como un pedernal

I. C�MO SE PROB� SU RESOLUCI�N STERN.

1. Por las ofertas del mundo. El pueblo quer�a tomarlo por la fuerza y ??convertirlo en rey.

2. Por las persuasiones de sus amigos. Los parientes de Cristo dijeron que estaba fuera de s� mismo, y lo habr�an agarrado y confinado si hubieran podido. Pensaban que su celo lo hab�a llevado m�s all� de los l�mites de la raz�n; y cuando les dijo a sus disc�pulos acerca de su muerte inminente en la cruz, "Pedro lo tom�, y comenz� a reprenderlo, diciendo: Se�or, est� lejos de ti; esto no ser� tuyo"; y todos los disc�pulos hubieran querido persuadirlo de que eligiera un camino m�s f�cil que el que conduc�a al Calvario y al sepulcro.

3. Por la indignidad de sus clientes. "A lo suyo vino", etc.

4. Por la amargura que �l prob� al entrar en Su gran obra como nuestro sacrificio sustituto. Las primeras gotas de esa terrible tempestad que cay� sobre �l en Getseman� fueron calientes y terribles.

5. Por la facilidad con la que podr�a haber renunciado a la empresa si hubiera querido hacerlo.

6. Por las burlas de los que se burlaban de �l.

7. Por todo el estr�s de la agon�a de la muerte.

II. C�MO SE SOSTENI� SU RESOLUCI�N FIRME. Seg�n nuestro texto y su conexi�n:

1. La firmeza de nuestro Se�or result� de Su educaci�n divina ( Isa�as 50:4 ).

2. Fue sostenido por Su inocencia consciente ( Isa�as 50:8 ).

3. Se mantuvo gracias a Su inquebrantable confianza en la ayuda de Dios ( Isa�as 50:7 ).

4. Fue sostenido por el gozo que se le puso ( Hebreos 12:2 ).

III. LA RESOLUCI�N FIRME DE CRISTO IMITADA.

1. Si hay algo correcto en este mundo, ap�yate en �l.

2. Si tiene un prop�sito correcto que glorifica a Dios, ll�velo a cabo. ( CHSpurgeon. )

Coraje en peligro

Cuando le dijeron a Leonidas que los arqueros persas con los que ten�a que luchar eran tan numerosos que sus flechas oscurecer�an el sol, dijo: �Tanto mejor; luego lucharemos a la sombra ". ( R . Macculloch .)

Determinaci�n fija: Juana de Arco

En vano su padre, al o�r su prop�sito, jur� ahogarla antes de que fuera al campo con hombres de armas: en vano el sacerdote, la gente sabia de la aldea, el capit�n de Los vancoulers dudaron y se negaron a ayudarla. �Debo ir al rey�, insisti� la campesina, �incluso si llevo mis miembros hasta las rodillas. Preferir�a descansar y dar vueltas al lado de mi madre �, suplic�, con un patetismo conmovedor,� porque esta no es una obra de mi elecci�n; pero debo ir y hacerlo, porque mi Se�or lo quiere.

"�Y qui�n es", preguntaron, "tu Se�or?" "El es Dios." Palabras como estas conmovieron por fin al rudo capit�n; tom� a Jeanne de la mano y jur� llevarla hasta el rey. ( JR Verde. )

Versículos 8-9

Cercano est� el que me justifica

Jehov� el justificador

La conciencia de inocencia se expresa (como a menudo en el Libro de Job) bajo la concepci�n de un proceso legal.

( Prof. J. Skinner, DD )

Para justificar"

�Justificar� es demostrar que est� en lo correcto, d�ndole la victoria en Su causa. El prolongado conflicto de Israel y su religi�n con las naciones y sus idolatr�as est� representado bajo la figura de un proceso o alegato ante el tribunal de Dios. El triunfo de la religi�n de Jehov� es la �justificaci�n� de Israel, o el �xito en su s�plica. ( A. B . Davidson, DD ).

Justificaci�n del Mes�as

Por su resurrecci�n de entre los muertos y su ascensi�n a la diestra de Dios, con sus gozosas consecuencias, fue declarado el verdadero Mes�as y el Hijo de Dios con poder ( Hechos 2:36 ). ( R . Macculloch .)

Los enemigos de Cristo como prenda apolillada

Caen en descomposici�n como un vestido gastado, y se convierten en el alimento de la polilla, que ya llevan dentro, una figura de poder destructor que act�a de manera imperceptible y lenta, pero con mayor seguridad ( Isa�as 51:8 ; JobHo 5:12). ( F . Delitzsch, DD ).

Versículos 10-11

�Qui�n hay entre vosotros que teme al Se�or?

El temor del se�or

El temor del Se�or combina sus operaciones con el ejercicio de cualquier otra gracia. Se entremezcla con la fe y la hace fecunda; coopera con el amor e impide que se vuelva seguro; se une a la esperanza y evita que se convierta en presunci�n; se mezcla con la alegr�a, y la modera de tal manera que nos regocijamos con el temblor. Extiende su benigna influencia a trav�s de todos los departamentos de la adoraci�n Divina, y por eso ocupa la mente con un respeto terrible por Dios y estimula la precauci�n y la circunspecci�n en cada situaci�n y servicio, mientras aprecia la humildad amable en la presencia Divina. ( R . Macculloch .)

"Luz y oscuridad"

No hay imagen m�s inteligible, ninguna m�s entretejida en la textura del pensamiento popular y la fraseolog�a popular, que aquella mediante la cual se hace que la luz exprese alegr�a y felicidad, mientras que la oscuridad, y otros t�rminos afines, se emplean para denotar miseria e incomodidad. . Estas palabras se aplican con tanta frecuencia en un sentido metaf�sico que, en el caso de algunas de ellas (la palabra penumbra, por ejemplo) es dif�cil decir cu�l de las dos se utilizan con m�s frecuencia para indicar: un cierto estado de �nimo. mente, o un cierto estado de naturaleza externa. ( E. M . Goulburn, DCL ).

El ni�o de la luz caminando en la oscuridad

(1) Vea c�mo el Se�or pregunta por su pueblo. En cada congregaci�n �l hace esta pregunta: "�Qui�n hay entre vosotros que teme al Se�or?" Estos son el trigo en la era.

(2) Observe cu�n claramente describe el Se�or a su propio pueblo. La descripci�n es breve, pero notablemente completa. La santa reverencia en el coraz�n y la cuidadosa obediencia manifestada en la vida son las dos marcas infalibles del verdadero hombre de Dios.

(3) El Se�or no solo investiga por estas personas, sino que toma nota de su condici�n.

I. �CU�L ES ESTA CONDICI�N EN LA QUE PUEDE LLEGAR UN HIJO DE DIOS? La persona descrita es una que teme al Se�or y obedece la voz de Su siervo, pero "anda en tinieblas y no tiene luz".

1. Para muchos que no saben nada de la experiencia cristiana, esta condici�n puede parecerles sorprendente.

2. Esta condici�n es una severa prueba de gracia.

3. Tambi�n es muy triste.

4. Quiz�s la peor caracter�stica de esta oscuridad es que es tan desconcertante. Tienes que caminar y, sin embargo, tu camino est� oculto a tus ojos.

5. Sin embargo, esto no nos exime del deber diario. La caminata debe continuar, aunque la luz se haya ido. Cuando est� bastante oscuro, es seguro sentarse hasta que amanezca. Si no puedo dormir, en todo caso puedo descansar tranquilamente, hasta que salga el sol. El que creyere, no se apresure. Pero, �y si no puedes quedarte quieto? �Y si no puede quedarse donde est�? Hay que hacer algo y hacerlo de una vez; y as� se ve obligado a caminar, aunque no puede ver ni una pulgada delante de usted. �Qu� puede hacer esto sino una fe divina?

II. �EN QU� CONFIAR CUANDO SE ENCUENTRA EN TALES CONDICIONES?

1. �En qu� podemos confiar en el nombre de Jehov�? Es "Yo soy" y significa Su autoexistencia. �sta es una buena base para la confianza.

2. Pero entendemos por "el nombre" el car�cter revelado de Dios. Cuando no puedas ver tu camino, entonces abre este Libro y trata de averiguar qu� clase de Dios es en quien conf�as.

3. Por �el nombre del Se�or� tambi�n se quiere decir Su amado Hijo, porque es en Jesucristo que Jehov� ha proclamado Su nombre.

4. Tambi�n es bueno cuando piensas en el nombre del Se�or, recordar que para ti significa lo que has visto de Dios en tu propia experiencia. Este es Su memorial o nombre para ti.

5. Pero, adem�s, el texto dice: "Que se quede en su Dios". Que se apoye en su Dios; haz de Dios su estancia, su apoyo, su descanso. Esta es una variaci�n de la oraci�n anterior. Deb�a confiar en el nombre de Jehov�, pero ahora debe apoyarse en su Dios. Has tomado a Dios como tu Dios, �no es as�? Si es as�, tambi�n te ha tomado como Suyo. Hay un pacto entre ustedes: ap�yese en ese pacto. Tr�telo como un pacto v�lido en plena vigencia.

III. �POR QU� DEBEMOS CONFIAR EN DIOS EN TALES MOMENTOS?

1. Si no conf�a en �l ahora, tendr� motivos para sospechar si alguna vez confi� en �l.

2. Porque sus promesas fueron hechas para las horas oscuras.

3. Aqu� se le otorga un permiso especialmente para que pueda confiar en Dios en la oscuridad. As� dice el Se�or: "Conf�e".

4. M�s que esto, entiendo que este vers�culo es un mandamiento de confiar en el nombre del Se�or. Es una orden de confiar en nuestro Dios hasta las empu�aduras, porque nos manda a �permanecer� en nuestro Dios. No debemos confiar de manera intermitente y luego temer; sino llegar a permanecer en Dios, as� como los barcos entran en un puerto, echan anclas y luego permanecen all� hasta que pase la tempestad.

5. Si no permanece en Dios en la oscuridad, parecer�a que, despu�s de todo, no confiaba en Dios, sino que confiaba en la luz o confiaba en su propia vista.

6. Recuerde una cosa m�s, nuestro bendito Se�or y Maestro no se libr� de la medianoche m�s oscura que jam�s haya ca�do sobre la mente humana.

IV. �QU� SUCEDER� DE �L SI CONFIAMOS EN DIOS EN LA OSCURIDAD?

1. Tal fe glorificar� a Dios. No glorifica a Dios confiar en �l cuando tienes otros mil apoyos y ayudas.

2. Es muy probable que a trav�s de esta oscuridad seas humillado.

3. Si conf�as en Dios en tu prueba, probar�s y disfrutar�s del poder de la oraci�n.

4. Si en tu oscuridad vas a Dios y conf�as en �l, te convertir�s en un cristiano establecido.

5. Poco a poco saldremos a una luz mayor de la que a�n esper�bamos. ( C. H . Spurgeon .)

Luz en oscuridad

I. LA CIRCUNSTANCIA expresada por las palabras "andando en tinieblas y sin luz". Esta descripci�n se aplica correctamente solo a las circunstancias de la angustia m�s profunda. En nuestras horas m�s oscuras generalmente quedan algunos rayos de luz. Si se retiran algunos goces, otros permanecen. Si sufrimos de una forma, recibimos placer de otra. Rara vez sucede que nuestra condici�n sea tan deplorable como para ser completamente l�gubre y miserable. En tales circunstancias, necesariamente nos vemos llevados a buscar comodidad.

II. NUESTRO MEJOR ALIVIO ES CONFIAR EN EL NOMBRE DEL SE�OR y permanecer en Dios. Dirijamos nuestros pensamientos a la Deidad y reflexionemos sobre Su perfecto gobierno.

1. En tales circunstancias, debemos considerar que la Deidad est� siempre �ntimamente presente con nosotros y ve todo lo que pasa en el mundo.

2. Debemos considerar adem�s que este Ser est� en la relaci�n m�s cercana a nosotros. �l es nuestro padre, nosotros somos Su descendencia.

3. A estas reflexiones, agreguemos que este Ser es todopoderoso, omnisciente y omnipotente.

III. EL ALIVIO DERIVADO DE AQU� PUEDE SER DISFRUTADO SOLO POR AQUELLOS QUE TEMEN AL SE�OR. Es en el bien hacer que se nos ordena encomendar nuestras almas a Dios. ( R. Price, DD .)

El creyente en la oscuridad

I. EL PERSONAJE MENCIONADO.

II. LAS CIRCUNSTANCIAS INDICADAS. Camina en tinieblas, etc. � Sin luz espiritual? No; el que tiene a Jesucristo en su coraz�n no puede ser ignorante. Tampoco es miserable. Tampoco anda en las tinieblas del pecado. El texto se refiere a la oscuridad providencial.

III. LAS DIRECCIONES DADAS. Conf�a en el nombre del Se�or, en Su poder, benevolencia, fidelidad. ( J . Summerfield, MA .)

Una estrella del d�a para corazones oscuros

1. Si esta fuera la �nica palabra que Isa�as hubiera escrito, ser�a apreciada como una maravilla de la m�s dulce sabidur�a; al igual que, si hubiera una sola estrella, ser�a admirada con un inter�s y asombro incomparables. Pero, una entre muchas, la estrella m�s brillante y el texto m�s rico deja de encender el entusiasmo o atraer la mirada de los hombres.

2. Hay muchas cosas en esta palabra sorprendentemente sugerentes:

(1) La designaci�n de un santo en el Antiguo Testamento: "Uno que teme al Se�or".

(2) Al vincular este vers�culo (vers�culo 10) con el que sigue, y estudiar los dos como un par, �qu� lecciones dan? Sobre la superioridad de las tinieblas divinas a la luz humana; en la bienaventuranza de estar m�s bien bajo la nube, esperando pacientemente la venida de Dios, que en encender chispas de nuestra propia luz para conducirnos por los caminos de la vida com�n. La oscuridad enviada por el cielo, digamos cuidado o aflicci�n, es mejor que las chispas de nuestro propio encendido, digamos alegr�a, alegr�a, teor�as enga�osas de la vida.

3. El texto asume que, aunque el gozo en el Esp�ritu Santo deber�a caracterizar a cada santo de Dios, sin embargo, de hecho, los santos m�s verdaderos tienen que soportar tinieblas, tinieblas y pruebas. Y requiere que todos ellos no se desanimen por las nubes que cruzan su cielo, sino que incluso cuando la paciencia prolongada y la mirada ferviente no perciban la presencia de Dios, deben confiar en �l. Muchos dir�an: Si alguno de ustedes teme al Se�or y anda en tinieblas, sospeche que algo anda mal; tenga cuidado de examinarse a s� mismo si est� en la fe, etc. Pero donde dir�amos "Examina", el profeta dice "Conf�a". ( R . Glover, DD )

�nimo

La palabra del profeta:

I. OFRECE LA PENITENTE ESPERANZA.

II. Aporta comodidad a los que se averg�enzan de una pregunta honesta.

III. LLEVA COMODIDAD A TODOS LOS "PROBLEMAS". Hay una multitud cuyos problemas externos o internos producen tinieblas, cualquiera que sea su car�cter. Algunos, por ejemplo, est�n preocupados por su estado de salud; es tal que produce una peculiar tendencia a la tristeza. Hay otros que est�n preocupados por el curso de la Providencia. Otros tienen el alma turbada. �Tales tentaciones los acosan! Resistidos, estos renuevan su ataque. Vencidos, se levantan de nuevo para angustiarlos. ( R. Glover, DD )

Depresi�n

Supongo que son muy pocos, si es que hay alguno, que llegan a la vejez o incluso a la madurez sin la dolorosa experiencia de los tiempos de depresi�n de �nimo. Quiz�s lleguen d�as en la vida de cada uno en que todo parezca en su contra. Esos tiempos no son ajenos a la experiencia de los m�s grandes santos de Dios, e Isa�as parece contemplarlos como tiempos esperados por el siervo de Dios.

1. Isa�as no est� solo en esto. Hay innumerables casos en las Sagradas Escrituras que muestran cu�n cierto es.

2. Pero cualquiera que sea la causa, si la conciencia est� libre de pecado intencional, �cu�l es nuestro deber en tal estado de depresi�n? El texto nos presenta dos cosas como necesarias:

(1) Obediencia. El profeta asume que aquellos a quienes est� hablando, a pesar de su perplejidad, obedecer�n. Querr�a que aceptaran la oscuridad permitida por Dios, por dif�cil y dolorosa que sea. Mejor oscuridad que luz que no se enciende desde arriba. Y, sin embargo, no es raro que sea un per�odo de depresi�n como el que lleve a un hombre a la desesperaci�n y, al final, lo lleve a renunciar por completo a su fe.

En las horas de oscuridad, grande es la tentaci�n de recurrir a los fuegos de nuestro propio encendido, de buscar la luz en otro lugar que no sea el "Padre de las luces"; y as�, en el vers�culo que sigue al que se toma como texto, Isa�as se dirige a los que est�n cediendo a la tentaci�n y les advierte con tono de iron�a desde�osa contra las luces falsas de su propio encendido.

(2) Fe.

3. Esta semana estamos viendo a nuestro Se�or en Su camino a trav�s del oscuro valle del sufrimiento y por el camino de los dolores. Nuestros ojos est�n fijos en una sola figura. Hoy contemplamos esos dos puntos que la Ep�stola destaca especialmente: Su perfecta obediencia y Su perfecta confianza. Aprendamos una lecci�n muy necesaria: "Al disc�pulo le basta con ser su Maestro". ( CE S . Gibson, MA .)

Confianza en Dios

I. EL CAR�CTER Y ESTADO DE AQUELLOS QUE SON EXHORTADOS A CONFIAR EN EL NOMBRE DEL SE�OR.

1. Los que temen a Dios pueden significar:

(1) Aquellos que tienen una consideraci�n sincera de los mandamientos de Dios y lo han elegido como su porci�n y esperanza. Aquellos que desean y merecen ser distinguidos del profano despreciador, del formalista seguro o del hip�crita disfrazado. Aquellos, en una palabra, que est�n y que desean aparecer del lado del Se�or en cada lucha, y que resuelven con Josu�, que cualquier cosa que otros hagan, servir�n al Se�or.

(2) Pero podemos explicar las palabras en un sentido m�s estricto, y suponer que por temor al Se�or debe entenderse la debida reverencia por Su infinita majestad, una humilde veneraci�n por Su sagrada autoridad.

2. La siguiente parte del personaje es "y obedece a la voz de su siervo"; es decir, est� dispuesto a escuchar el mensaje de Dios por boca de sus siervos.

3. "El que anda en tinieblas y no tiene luz".

(1) A veces la luz significa conocimiento y la oscuridad significa ignorancia Efesios 5:8 ; Hechos 26:18 ; Job 37:19 ).

(2) A veces, la oscuridad significa angustia o problema, y ??el significado correspondiente de la luz es liberaci�n y gozo ( 2 Samuel 22:28 ; Job Salmo 97:11 ; Ester 8:16 ).

Ninguno de estos sentidos debe excluirse en el pasaje que tenemos ante nosotros. Los creyentes pueden caminar en la oscuridad, cuando ignoran o no est�n seguros de lo que casi les preocupa, as� como tambi�n bajo angustia y problemas. Tambi�n tienen una influencia mutua, producen y son producidos entre s�. Un buen hombre puede andar en tinieblas: cuando tenga dudas o no est� seguro de su inter�s en el favor divino. Cuando est� bajo la presi�n de una calamidad externa. Cuando el estado de la Iglesia es tal, que no puede comprender o explicar, de manera satisfactoria, el curso de la providencia divina.

II. EL DEBER DE CONFIAR EN DIOS Y SU FUNDAMENTO. La confianza es una confianza o confianza en Dios, que, por muy desalentadoras que sean las apariencias en el presente, sin embargo, por su poder y sabidur�a, nuestros deseos y expectativas se har�n realidad, ya sea en cuanto a la liberaci�n de problemas o la obtenci�n de bendiciones futuras. . La confianza se basa en �ltima instancia en la promesa. Es el mejor momento para comprender la naturaleza y el tenor de las promesas.

Para este fin, puede ser apropiado distinguir las promesas de Dios, en cuanto al futuro, en dos cabezas, absoluta y condicional. Por promesas absolutas entiendo s�lo aquellas que lo son en el sentido m�s ilimitado, es decir, reveladas como parte del plan fijo de la Providencia, suspendidas en ning�n t�rmino, pero lo que todos, de todos los personajes, pueden esperar, ciertamente, llegar�. pasar. Las promesas condicionales se dividen en tres cabezas diferentes

(1) Promesas hechas a personas de tal o cual car�cter, o en tal o tal estado.

(2) Promesas, cuyo cumplimiento se suspende por nuestro cumplimiento de algo previamente requerido, como condici�n para obtenerlas.

(3) Promesas, no s�lo suspendidas en los dos t�rminos anteriores, sino sobre el supuesto de algunas circunstancias en s� mismas inciertas o desconocidas para nosotros.

III. APLICACI�N PR�CTICA.

1. Vea qu� juicio debe formarse de sugerencias internas e impresiones fuertes o particulares en su mente. La sugerencia de un pasaje de la Escritura en s� misma no da t�tulo a la aplicaci�n inmediata de la misma, porque el gran enga�ador puede indudablemente sugerir la Escritura, ya que encontramos que pudo razonar a partir de ella en la tentaci�n de nuestro Salvador. En cada uno de esos casos, debemos considerar el tenor de la misma, si es una promesa o un est�mulo, es decir, c�mo y de qu� manera se puede aplicar con seguridad.

Si se sugiere algo que se adapte expresamente a nuestra condici�n actual, ya sea poniendo en casa la obligaci�n del deber, con evidencia particular sobre la conciencia, o se�alando los motivos del consuelo, debe reconocerse con gratitud como del Esp�ritu de Dios. .

2. Vea qu� es lo que debemos buscar con la mayor seriedad, y podemos esperar obtener con la mayor confianza.

3. Adora la sabidur�a, la justicia y la misericordia de Dios, en el orden que �l ha establecido, seg�n la diferente naturaleza de las promesas. Aquello que tiene un valor indescriptible y que contiene radicalmente todo lo dem�s, se coloca primero en orden y se ofrece de la manera m�s gratuita y graciosa, sin dinero y sin precio. Se predica la salvaci�n al mayor de los pecadores, y se presenta un Salvador como capaz de salvar hasta lo �ltimo a todos los que por �l vienen a Dios.

4. Aprenda cu�l es el camino m�s sencillo, m�s corto y, de hecho, el �nico camino seguro para liberarse de la angustia o calamidad de cualquier tipo. Es volar a la misericordia de Dios a trav�s de la sangre de Cristo, renovar los ejercicios de fe en �l, y percibir�s que todas las dem�s bendiciones del pacto fluyen claras y sin mezcla de esta fuente inagotable. ( J . Witherspoon, DD ).

La falta de seguridad

I. EL PERSONAJE DIRIGIDO est� claramente dibujado. Es "un hijo de luz que camina en tinieblas". La pobreza, la enfermedad, los litigios, la opresi�n, la perplejidad, la p�rdida de amigos y parientes �ntimos, las dudas, las decepciones, los errores de religi�n, las transgresiones reales y las tentaciones del adversario, trabajando con las corrupciones del coraz�n humano, est�n permitidas en la providencia. de Dios, para afectar a los cristianos en varios grados de perturbaci�n y dolor, hasta que "anden en tinieblas y no tengan luz".

II. EL DEBER RECOMENDADO. �Conf�e�, etc. ( A . McLeod, DD ).

El deber de los que no tienen seguridad

I. DISTINGUE LAS DUDAS DE SU PROPIA PIEDAD, DEL PECADO DE INCREDULIDAD.

1. Dudar nos respeta; y pone en tela de juicio nuestro habernos convertido ya en sujetos de la gracia divina; pero la incredulidad respeta al Se�or y pone en tela de juicio la realidad de las cosas divinas o la voluntad y el poder de Cristo para salvar a los creyentes.

2. Dudar de nuestra seguridad no significa m�s que rechazar la evidencia proporcionada por nuestras propias mentes; una evidencia que a menudo se entrega y recibe de manera muy imperfecta: pero la incredulidad siempre rechaza el testimonio que Dios nos ha dado de su propio Hijo, y as�, al contradecir a Dios, lo convierte en un mentiroso, en la medida en que el pecador lo tiene en su poder.

3. Dudar de la piedad de uno puede ser a veces razonable y provechoso; porque cuando un hombre tiene una peque�a medida de gracia, puede llevarlo a buscar m�s; pero la incredulidad, siempre contra la Palabra y los atributos del Dios de nuestra salvaci�n, es irrazonable, in�til e imp�a.

4. La duda de la piedad personal de uno incluye a menudo, no s�lo la ansiedad de ser salvo por la gracia divina, sino tambi�n un deseo sincero de alcanzar un inter�s seguro en la alianza eterna: pero la incredulidad excluye la idea del amor al Dios verdadero, rechaza la pacto de gracia, y renuncia claramente a la misericordia que se ofrece en el Se�or Jesucristo.

5. Las dudas son coherentes, no s�lo con la piedad sincera, sino tambi�n con el progreso en la santificaci�n: pero la incredulidad es el ejercicio de un coraz�n no regenerado.

6. La duda de la santidad de uno humilla bajo el sentimiento de pecado y produce arrepentimiento y dolor; pero la incredulidad endurece el coraz�n en la negligencia o la desesperaci�n; o exaspera al pecador cada vez m�s contra las cosas divinas.

II. AVERIGUE, CON TODA DILIGENCIA, LA CAUSA DE TUS PROPIAS DUDAS Y MOLESTIAS: porque es al comprender tu enfermedad, estar�s calificado para aplicar el remedio provisto en el Evangelio de Dios.

1. El error causa oscuridad y duda. Las visiones claras de la verdad divina son la prevenci�n y la cura.

2. La indolencia, y la consiguiente falta de atenci�n al debido mejoramiento de nuestros talentos, a menudo ocasionan decadencia espiritual y desaliento. El remedio se encuentra en la vigilancia y la actividad cristiana.

3. Las pasiones, a trav�s de las corrupciones restantes del coraz�n, a menudo causan transgresiones y las consiguientes dudas y desaliento.

4. Satan�s es la causa principal de esas dudas y temores; y la resistencia a sus esfuerzos es el medio de seguridad.

5. Al se�alar el deber de los cristianos, que no tienen la seguridad de la salvaci�n, no debo omitir la perseverancia firme en la obediencia pr�ctica a todos los mandamientos. ( A. McLeod, DD )

El mensaje de Dios para los abatidos

Cuando tal experiencia le sobreviene al santo, no siempre ser� seguro decir que es la sombra de alg�n pecado especial. La seguridad del santo se basa en el hecho de que Dios lo tiene agarrado, y no en su conciencia de que �l lo tiene. Su comodidad puede verse afectada por lo �ltimo, pero su seguridad se debe enteramente a lo primero. Por lo tanto, quienes afirman rotundamente que si un hombre camina en tinieblas y no encuentra luz, no puede ser cristiano, est�n haciendo que la salvaci�n dependa, no de la obra de Dios para el hombre y en �l, sino simple y completamente de sus propias emociones.

Adem�s, son extra�amente ajenos a algunos de los pasajes m�s conocidos de la historia, incluso de los santos m�s eminentes. Pero el abatimiento no es un estado mental en el que alguien desee permanecer. Y se le deber�a animar a salir de ah� lo antes posible. Porque pone todo sobre �l en la sombra. Pone todas sus canciones en una tonalidad menor. Da a todas sus oraciones un patetismo lamentoso. Le quita gran parte de su flotabilidad y elasticidad para el trabajo.

I. LAS CAUSAS DE LA DESPONDENCIA ESPIRITUAL.

1. Puede surgir de un temperamento natural. Cada uno de nosotros nace con una cierta predisposici�n a la alegr�a o la tristeza, a la irascibilidad o la paciencia, a la rapidez de acci�n o la paciencia de conducta, que llamamos temperamento. Si bien la conversi�n puede cristianizar ese temperamento, no lo cambia.

2. El desaliento espiritual puede ser causado por una enfermedad. Lo que llamamos bajeza de esp�ritu es a menudo el resultado de alguna imprudencia en la dieta o de alguna alteraci�n local. Vea el alivio que esto brinda. Elimina de la religi�n la responsabilidad por la depresi�n de un hombre como Cowper, y atribuye su tristeza espiritual a una enfermedad del cerebro.

3. El desaliento espiritual es a menudo el resultado de una prueba. Piense en las palabras de Pedro: "Vosotros est�is muy afligidos por muchas pruebas". Una aflicci�n no suele nublar nuestro horizonte. Pero cuando nos sobreviene una serie de angustias sucesivas, el efecto es terrible. Primero, puede ser, viene la enfermedad, y estamos saliendo de eso cuando las dificultades comerciales nos abruman. Estos apenas se arreglan antes de que llegue el duelo; y mientras todav�a estamos en el valle, Apollyon nos ataca en la forma de un acusador escandaloso que busca robarnos nuestro buen nombre.

4. El desaliento espiritual puede ser causado por la perplejidad mental. Las viejas creencias est�n una vez m�s a prueba, y cuando un joven llega a la edad en que debe cambiar una piedad tradicional por una convicci�n personal, se ve sumido por el momento en la mayor miseria. Le parece casi como si todo estuviera cediendo debajo de �l.

II. LOS CONSEJOS A LOS DESPENSADORES que da o sugiere este texto.

1. El esp�ritu oprimido debe seguir temiendo al Se�or y obedeciendo la voz de su siervo.

2. Para el creyente abatido, la segunda cosa que se debe decir es que siga confiando en Dios.

3. Entonces, no dejemos de notar el profundo significado de la palabra "quedarse". Te anima a apoyar todo tu peso en Dios y a hacerlo continuamente. ( WM Taylor, DD )

Deserci�n

I. EL CAR�CTER DEL A QUIEN SE DIRIGE ESTE CONSEJO.

II. EL ESTADO EN EL QUE A VECES SE ENCUENTRA TAL.

1. Es posible que desee la luz de la direcci�n.

2. Puede querer la luz del conocimiento.

3. Es posible que desee la luz del consuelo.

III. �QU� DEBE HACER EN ESTA HORA DE PRUEBA? ( H. Verschoyle. )

Incredulidad voluntaria y involuntaria

Para prop�sitos pr�cticos, podemos hacer una amplia distinci�n: la que existe entre los incr�dulos dispuestos y no dispuestos. Paso a la consideraci�n de esa clase de incr�dulos que creer�an si pudieran; que no se rebelan contra la moderaci�n moral, ni son consumidos por un orgullo m�rbido: que aman las buenas obras y los hombres buenos y s�lo desean saber y creer lo que es verdad. Es extra�o que algunos de ellos se acusen a s� mismos de incredulidad, viendo que el mismo deseo de creer es una se�al de que ya creen, una prueba de lealtad a su Padre celestial arraigada en lo m�s profundo de sus almas.

Su fe es genuina, aunque no lo suficientemente fuerte como para producir los frutos del amor a Dios o de la esperanza y el consuelo. Hay aquellos para quienes la dificultad de creer en Dios es casi insuperable debido a la constituci�n de sus mentes. Para tales, toda concepci�n, para ser una concepci�n en absoluto, debe ser precisa y claramente definida. La raz�n se erige como centinela ante la puerta de la imaginaci�n y los sentimientos y no dejar� pasar nada que no lleve el pasaporte de una definici�n clara y absoluta.

Por lo tanto, por el momento son incapaces de realizar ninguno de los placeres de la fe y no se les puede culpar m�s por su incredulidad que por no poder volar. No creo que la religi�n sea alcanzable por el mero ejercicio de la raz�n. Otra fuente de dificultad tambi�n es constitucional. Cuando la gente tiene un temperamento abatido y melanc�lico, naturalmente vive en el lado m�s oscuro de las cosas; y como esto es exactamente lo opuesto a la fe en Dios, no es de extra�ar que les resulte mucho m�s dif�cil creer.

Es cierto, y hay innumerables casos que lo prueban, que muchas mentes naturalmente deprimidas han encontrado su �nico alivio de la aprensi�n y el desaliento en el sentido de la duradera amistad de Dios. Se me ha dicho m�s de una vez: - La mejor alternativa a creer por uno mismo es ver a los dem�s creer. Por tanto, corresponde a todos los que viven bajo el sol celestial de la fe y esperan reflejar en sus vidas alegres y puras tanto como sea posible la luz que brilla sobre sus propias almas sobre los corazones de otros menos felices que ellos mismos. ( C . Voysey, MA .)

Oscuridad espiritual

(con Miqueas 7:8 ): - Isa�as describe la experiencia. Micah adem�s de eso se describe a s� mismo como estando, o habiendo estado, en el coraz�n de la experiencia. La Biblia es un libro de muchas caras.

I. LA OSCURIDAD COMO HECHO DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA Y EL EJERCICIO APROPIADO DEL CRISTIANO BAJO ELLA. En el mundo natural no siempre hay luz, al menos en nuestro planeta. El sol se pone y la oscuridad se extiende. As� que en la vida superior. Los cielos espirituales no siempre son brillantes. Un sol u otro que hab�a estado arrojando su luz sobre el alma se pone y el hombre se sienta en la oscuridad.

1. Puede ser la luz de la fe la que se oscurece. Las realidades espirituales se retiran a la sombra.

2. Puede ser la luz del rostro de Dios la que se siente retirada.

3. La oscuridad puede venir en forma de desvanecimiento de alguna esperanza cristiana - esperanzas personales o esperanzas del reino de Dios. Esta oscura experiencia da una demostraci�n sorprendente de que solo Dios es el Consolador del hombre.

II. LA OSCURIDAD COMO MEDIO DE DESCUBRIMIENTO ESPIRITUAL. Quiz�s la mejor explicaci�n de esta oscuridad, y tambi�n es una reivindicaci�n, se encuentra en los resultados que produce. En la naturaleza, la oscuridad de la noche nos deja ver lo que no podemos ver cuando brilla el sol. Lo mismo ocurre con la noche espiritual, o puede serlo. El hombre de Dios puede entonces obtener una gran ampliaci�n de la informaci�n y el entendimiento espirituales. No tiene por qu� haber ning�n misterio por qu� todo esto es as�. El hombre que se sienta en la oscuridad es por la presi�n de su posici�n convertido en un buscador m�s diligente de las cosas divinas.

III. LA OSCURIDAD COMO DISCIPLINA DEL CAR�CTER CRISTIANO. Puede asegurarle algunas de sus mejores gracias: las m�s suaves, las m�s melosas, las m�s sagradas. Hay plantas que crecen mejor con poca luz. Entre esas gracias cristianas que se arraigan m�s profundamente en la oscuridad se encuentran:

1. Humildad.

2. Confianza.

3. Auto-entrega.

Conclusi�n&mdash

1. No se debe olvidar el dolor de esta disciplina. S�lo conocen los horrores de la deserci�n divina quienes han saboreado las alegr�as de la comuni�n divina. Si estas cosas se hacen en el �rbol verde, �qu� se har� en el seco? Si Dios usa esos medios para mejorar la gracia, �qu� medios tomar� para castigar el pecado?

2. Simpatice con el hijo abandonado de 'Dios. Dios no est� enojado con �l. �Detr�s de una providencia que frunce el ce�o�, etc. Dios lo recuerda seriamente ( Jeremias 31:20 ).

3. Los que se sientan en tinieblas tengan cuidado con dos cosas: la impaciencia y la indiferencia hosca. ( J. Wardrop, DD )

Oscuridad espiritual

I. Esta OSCURIDAD puede surgir posiblemente ...

1. Por sobreocupaci�n en los asuntos de la vida. Se ha actuado sobre lo cuestionable como admisible.

2. De un estado desordenado del cuerpo. El cerebro no se ha mantenido despejado mediante una vida racional. A �ltima hora, la excitaci�n indebida ha provocado dispepsia espiritual; o los excesos de la juventud ahora exigen su castigo, o una herencia de males lo ha causado.

3. De la no aprehensi�n de la plenitud de la expiaci�n de Cristo. Podemos creer en la capacidad de Dios para perdonar, pero no nos damos cuenta de c�mo nos conduce a la santidad; o si hemos venido a Cristo de la manera correcta, o sobre la incertidumbre en cuanto al tiempo de nuestra conversi�n, o el temor de que la negligencia pasada para progresar en la vida divina nos separe de toda esperanza; o la tristeza proviene de descuidar la Biblia y orar por algo menos provechoso, o de un entusiasmo excesivamente religioso que nos ha dado disgusto por el trabajo m�s oscuro y silencioso, o decepci�n en las esperanzas con respecto a la venida del reino de Cristo, o de ver mucho misterio. y el dolor a su alrededor, o de los problemas de c�mo salvar a las masas, o de la difusi�n de ideas materialistas, etc.

II. �C�MO SE LIBRAR�N DE �L LOS CRISTIANOS? "Conf�a en el nombre del Se�or". Sabemos c�mo un nombre puede animar a los hombres. La menci�n del nombre de C�sar y de Wellington tuvo un efecto maravilloso en sus hombres. Conf�a en �l para el perd�n y la santificaci�n. Eres su amigo y lo anhelas. Trabajar� en ti. Conf�a absolutamente en Cristo; �Permanece� en �l. Un enfermo de catorce a�os dijo: "Puedo soportar cualquier cosa, porque Cristo est� conmigo". ( F. Hastings .)

Un ni�o de luz caminando en la oscuridad.

I. EL QUE VERDADERAMENTE TEME A DIOS, Y ES OBEDIENTE A �L, PUEDE ESTAR EN CONDICI�N DE OSCURIDAD, Y NO TENER LUZ; y puede caminar muchos d�as y a�os en esa condici�n.

1. Caminar en tinieblas se toma ( 1 Juan 1:6 ) por vivir en pecado e impiedad. Pero por eso no debe tomarse aqu�; porque Cristo no habr�a animado a tales personas a confiar en Dios, que es luz, y no puede haber comuni�n entre �l y tales tinieblas, como nos dice el ap�stol. Es m�s, el Esp�ritu Santo reprende a los que "se apoyan en el Se�or" y, sin embargo, transgreden Miqueas 3:11 ). Y adem�s, el texto habla de aquellos que por su condici�n actual temen a Dios y le obedecen, lo cual si caminaran as� en tinieblas, no se podr�a decir que lo hicieran.

2. Tampoco debe significar caminar en la ignorancia, como en Juan 12:35 . Porque alguien que no tiene luz, en ese sentido, nunca puede realmente temer a Dios ni obedecerle.

3. Lo dice de desconcierto y dolor, como a menudo encontramos en las Escrituras tinieblas para ser tomadas ( Eclesiast�s 5:17 ); como, por el contrario, la luz, por ser tan �cosa agradable de contemplar�, se pone como consuelo Eclesiast�s 11:7 ), y que as� se toma aqu� es evidente por lo que se opone en el siguiente vers�culo, � Caminad en vuestra luz, pero os acostar�is en dolor �. Pero&mdash

4. �De qu� tipo de dolor y por qu�?

(1) No debe limitarse a las aflicciones externas solamente, que se llaman enfermedades del hombre, por ser comunes al hombre; que surgen de las cosas de este mundo, o de los hombres del mundo; aunque andar en tinieblas es as� ( Isa�as 59:9 ). Porque, tambi�n en ellos, el mejor apoyo del hombre es confiar en Dios. Pero, sin embargo, ese no puede ser el �nico o principal significado de la misma.

Agrega, "y no tiene luz", es decir, no tiene consuelo. Ahora bien, como dicen los fil�sofos, no hay oscuridad pura sin una mezcla de luz, por lo que podemos decir, no hay oscuridad mera o absoluta causada por aflicciones externas: ninguna aflicci�n externa puede rodear la mente de manera tan universal como para encerrar a todos los seres humanos. grietas de ella, de modo que un hombre no deber�a tener luz. Adem�s, el pueblo de Dios, cuando camina en la mayor oscuridad exterior, puede tener m�s luz en su esp�ritu. Pero aqu� se habla de tal propiedad, de una oscuridad que no ba�a luz en ella. Por lo tanto&mdash

(2) Debe entenderse principalmente de la falta de consuelo interior en sus esp�ritus, de algo que est� entre Dios y ellos. Porque el remedio aqu� proporcionado es la fe. En los vers�culos anteriores hab�a hablado de la justificaci�n. Pero debido a que puede haber algunas almas pobres que, aunque realmente temen a Dios, pueden desear esta seguridad, y al o�r esto, pueden estar m�s preocupadas, porque no pueden expresar esa confianza que �l hizo, agrega: ��Qui�n es entre ustedes �, etc.

Estas palabras tienen relaci�n tambi�n con el vers�culo 4, donde dice que Dios le hab�a dado "lengua de sabio, para ministrar una palabra de consuelo a tiempo al cansado y cargado"; y luego, en este vers�culo, muestra la condici�n bendita de aquellas personas que est�n m�s cansadas de caminar mucho en la oscuridad; y al mismo tiempo les descubre el camino para salir de esta oscuridad y recuperar nuevamente el consuelo.

II. �CU�L ES LA CONDICI�N DE TAL QUE EST� AS� EN LA OSCURIDAD Y NO TIENE LUZ?

1. Se dice que no tiene luz. �Luz�, dice el ap�stol ( Efesios 5:13 ), �es aquello por lo cual las cosas se manifiestan�, es decir, para el sentido de la vista y como aqu� se cortan la luz y la fe, as� tambi�n la vista ( 2 Corintios 5:7 ) se distingue de la fe, que es la evidencia de las cosas ausentes y no Hebreos 11:1 ).

Por lo tanto, cuando aqu� dice que no tiene luz, el significado es que quiere todos los testimonios sensibles presentes del favor de Dios hacia �l. Para entender esto, debemos saber que Dios, para ayudar a nuestra fe, concede una luz triple a su pueblo, para agregar seguridad y gozo a su fe; que es a la fe como un lomo de acero a un arco.

(1) La luz inmediata de su rostro.

(2) La vista y el consuelo de sus propias gracias, a las que pertenecen tantas promesas. De modo que a menudo, cuando se pone el sol, aparece la luz de las estrellas.

(3) Aunque quiera la luz presente del semblante de Dios y la vista de la gracia presente, sin embargo, puede tener un c�modo recuerdo de lo que antes le quedaba.

2. Camina en tinieblas.

(1) Andar en tinieblas implica tener dudas sobre ad�nde ir.

(2) Los que est�n en tinieblas tienden a tropezar en todo.

(3) La oscuridad es tremendamente terrible y est� llena de horror. ( T . Goodwin .)

El hijo de Dios en las tinieblas

I. LAS CAUSAS EFICIENTES DE ESTA CONDICI�N DOLOROSA, DESESPERADA Y OSCURA DEL NI�O DE DIOS.

1. Esp�ritu de Dios. El Esp�ritu no es la causa directa eficiente o positiva de ellos. El Esp�ritu de Dios puede concurrir en esta oscuridad que cae sobre su hijo.

(1) Privativamente. Puede suspender su testimonio y la ejecuci�n de su oficio de testigo de la adopci�n.

(2) Positivamente. Adem�s, puede proceder a revelar y representar a Dios enojado con su hijo por tales y tales pecados cometidos anteriormente, y hacerlo consciente de ellos; no s�lo ocultando Su amor, sino haciendo impresiones de Su ira en su conciencia inmediatamente, y no s�lo mediante cruces externas.

2. El propio coraz�n culpable y temeroso de un hombre.

3. Satan�s. El trabaja sobre

(1) raz�n carnal,

(2) culpa de conciencia,

(3) celos y miedos.

II. LOS CASOS EN LOS QUE DIOS DEJA A SUS HIJOS EN ESTA OSCURIDAD.

1. Extraordinario; como&mdash

(1) Fuera de su prerrogativa.

(2) Con facilidad, quiere hacer a un hombre eminentemente sabio y capaz de consolar a los dem�s.

(3) En caso de comodidades y revelaciones extraordinarias.

2. Ordinario.

(1) En caso de confianza carnal.

(2) Por desatender las oportunidades especiales de comodidades y refrigerios que Dios ha concedido; en cuanto al descuido de los deberes santos, en los que Dios se ofreci� a acercarse a nosotros.

(3) En caso de no ejercer las gracias que tiene un hombre; cuando los cristianos est�n, por as� decirlo, entre el sue�o y la vigilia.

(4) En caso de alg�n pecado grave cometido en contra de la luz, sin humillaci�n o que demuestre ser escandaloso , o de pecados antiguos olvidados hace mucho tiempo.

(5) En caso de un esp�ritu obstinado bajo aflicciones externas.

(6) En caso de abandonar Su verdad, y no profesarla y aparecer por ella cuando �l nos llame a hacerlo.

(7) En caso de desagradecimiento, y una estima demasiado com�n de seguridad y de libertad de esos terrores y dudas en los que otros se encuentran.

III. LOS FINES POR LOS QUE DIOS DEJA A SUS HIJOS EN ESTA OSCURIDAD.

1. Para mostrar Su poder y fidelidad, al sostener, levantar y sanar nuevamente a un esp�ritu que ha sido herido durante mucho tiempo y con terrores de recompensa.

2. En cuanto a conocer el poder de la resurrecci�n de Cristo, tambi�n la "comuni�n de sus sufrimientos"; para que as� el alma se haga m�s "conforme con �l".

3. Poner la mayor diferencia entre el estado de los hijos de Dios aqu� y el de aqu� en adelante en el cielo.

4. Para que veamos de d�nde vienen los consuelos y refrigerios espirituales: que s�lo Dios guarda las llaves de ese armario, y s�lo las distribuye como y cuando le place.

5. Otros fines que tiene Dios, poner a prueba nuestras gracias y descubrirlas. El mismo fin que Dios ten�a en la conducci�n de su pueblo a trav�s de �el gran desierto, donde no hab�a agua�, donde �los escorpiones les picaban�, que era probar ellos, etc ; El mismo fin tiene Dios al permitir que Su pueblo pase por este desierto, esterilidad y oscuridad, donde no hay luz, y donde los terrores de la ley los aguijonean, porque Sus tratos entonces eran tipos de los tratos de Dios con Su pueblo nuevos. -para probarlos y hacer una prueba de sus corazones.

(1) No hay gracia que Dios pruebe m�s que la gracia de la fe.

(2) De todas las tentaciones, ninguna la prueba m�s que el abandono del semblante de Dios.

(3) En estos conflictos de fe con deserciones consiste el colmo de nuestra guerra cristiana.

6. As� como contribuye a la prueba y el descubrimiento de las gracias, tambi�n es un medio santificado para aumentarlas y eliminar las corrupciones.

(1) Es un medio para destruir la carne.

(2) Humillar.

(3) Para aportar m�s seguridad y establecimiento.

(4) Te entrena para temer m�s a Dios y obedecerle.

(5) Poner el coraz�n de los creyentes a trabajar para orar m�s y m�s fervientemente.

(6) Hace que aprecien m�s la luz del semblante de Dios cuando la obtienen de nuevo, y as� le ponen un precio m�s alto, y se esfuerzan al caminar de cerca con Dios, como hijos de la luz, para guardarla. ( T. Goodwin. )

Consejo a los que andan en tinieblas

1. Preste atenci�n a los discursos y deseos precipitados, desesperados, impacientes e incr�dulos.

2. Que el alma atribulada busque diligentemente.

3. Mant�ngase atento y preste o�do, tambi�n para o�r y considerar lo que los reconforta, como lo que puede hacer en su contra.

4. Investigue diligentemente y recuerde lo que antes hab�a existido entre Dios y usted. El recuerdo de cosas pasadas se sostiene a menudo, cuando el sentido presente falla.

5. Pero ahora, si recuerdas las se�ales anteriores no te traen consuelo, pero las olas que se apoderan de tu alma resultan tan profundas que no puedes encontrar un fondo para echar el ancla, la tormenta y el estr�s son tan grandes que ning�n cable resistir�, pero Rompe todo en pedazos, como suele ser el caso de muchas almas pobres, luego renueva tu fe y arrepentimiento.

6. Entonces, no te quedes ahora discuti�ndolo, sino s� perentorio y resuelto en tu fe y volvi�ndote a Dios, deja que el problema sea lo que ser�. La fe nunca se desconcierta.

7. Que conf�e en el nombre del Se�or.

8. Espere en Dios, confiando as� en Su nombre, en el uso constante de todas las ordenanzas y medios de consuelo. Esperar no es m�s que un acto de fe que se extiende a�n m�s.

9. Sobre todas las cosas ora, y haz que otros tambi�n oren por ti.

10. Habiendo hecho todo esto, no descansar�a en la tranquilidad de la conciencia sino en la curaci�n. ( T. Goodwin. )

Conf�a en el nombre del Se�or

El nombre de Dios, es decir, los atributos de Dios y la justicia de Cristo responden suficiente y adecuadamente a todos los deseos y dudas, a todas las objeciones y angustias. Cualesquiera que sean nuestras necesidades o tentaciones, �l tiene un nombre para suplir ( �xodo 34:5 ). �Est�s en la miseria y comes en la angustia? "El Se�or, misericordioso". El "Se�or", por tanto, capaz de ayudarte; y "misericordioso", por lo tanto, dispuesto. S�, pero dir�s: No soy digno; No tengo nada en m� que lo impulse a ello.

Bueno, �l es "misericordioso"; ahora la gracia es mostrar misericordia gratuitamente. S�, pero he pecado contra �l durante muchos a�os; si hubiera entrado cuando era joven, se me habr�a mostrado misericordia. A esto �l dice, soy "sufrido". Pero mis pecados abundan en n�mero, y es imposible contarlos, y abundan en atrocidad; He cometido los mismos pecados una y otra vez; He sido falso con �l, he roto la promesa con �l una y otra vez.

Su nombre tambi�n responde a esta objeci�n, �l es "abundante en bondad"; �l abunda m�s en gracia que t� en pecar. Y aunque has sido falso con �l una y otra vez, y has roto todos los convenios, sin embargo, �l es �abundante en verdad; �Tambi�n mejor que Su Palabra, porque �l no puede expresar a nuestra capacidad toda esa misericordia que hay en �l para con nosotros. Pero he cometido grandes pecados, agravados por muchas y grandes circunstancias.

�l perdona "la iniquidad, la transgresi�n y el pecado"; pecados de todo tipo. Pero hay misericordia en �l, pero para unos pocos, y puede que yo no sea ninguno de ellos. S�, hay misericordia para "miles". Y lo "guarda"; Sus tesoros yacen y se guardan si los hombres vienen y se los llevan. Objeta lo que puedas, su nombre te responder�. �Necesitas tanto consuelo como perd�n? �l es a la vez "Padre de misericordias" y "Dios de toda consolaci�n" ( 2 Corintios 1:3 ).

�Necesitas paz de conciencia, lleno de terrores? �l es el �Dios de paz� ( 1 Tesalonicenses 5:23 ). Pero tengo un coraz�n vac�o de gracia y santidad, y lleno de corrupciones. �l es el "Dios de toda gracia" para curarte, as� como de paz para perdonarte. �Necesitas sabidur�a y direcci�n? �l es el "Padre de las luces", como dice el ap�stol.

�Es tu coraz�n inconstante y lleno de doble �nimo? �l tambi�n es "inmutable". Por lo tanto, todas las objeciones que se puedan hacer pueden ser respondidas en su nombre. Por lo tanto, es suficiente para que la fe descanse. ( T. Goodwin. )

Oscuridad y luz y luz y oscuridad

No se pueden escuchar estas palabras sin sentir que es necesario distinguir entre la apariencia y la realidad de las cosas. Hay peculiaridades en la suerte tanto de los justos como de los malvados que desconciertan nuestras expectativas. Los sufrimientos de los piadosos y la prosperidad de los imp�os siempre han sido un enigma para los hombres reflexivos. Por muy confusos que puedan ser los hechos de este orden, claramente constituyen una parte muy seria de nuestra prueba y disciplina terrenales.

I. LA OSCURIDAD Y LA LUZ DE LOS JUSTOS.

1. El car�cter de los justos.

(1) Est� animado por un sentimiento devoto y reverencial hacia Dios: "teme al Se�or". Este sentimiento interior de reverencia es la ra�z viva de toda piedad pr�ctica.

(2) �l gobierna su coraz�n y su vida por la Palabra inspirada de Dios - �l "obedece a la voz de Su Siervo". �Su Siervo� es el Siervo de la predicci�n, el Mes�as de la promesa.

2. Sus pruebas. "El que anda en tinieblas y no tiene luz". Es literalmente, "tinieblas". Las sombras que caen sobre nuestro camino no son una, sino muchas. Es muy sorprendente que los hombres que reverencian a Dios mismo y obedecen a Sus siervos, incluso a Su Siervo escogido de todos, deben "andar en tinieblas y no tener luz". Sin embargo, eso es a veces su suerte. Es posible que no solo est�n en la oscuridad por un corto tiempo, sino que tambi�n se les puede llamar a �caminar� en ella.

Caminar denota, no lo ocasional, sino lo habitual. Agradece que no camines en la oscuridad total de muchas almas pobres de nuestros d�as, para quienes no existe nada m�s que materia, movimiento y fuerza.

3. Los consuelos de los justos.

(1) Estudie el "nombre del Se�or". Su nombre declara su naturaleza.

(2) Ten fe en Dios. Confianza.

(3) Deje el asunto enteramente en manos del Todopoderoso. Que �l "permanezca en su Dios". La palabra es "ap�yate en su Dios". La ilustraci�n es, una persona d�bil que apoya toda su debilidad en una fuerte, y es sostenida por su fuerza.

II. LA LUZ Y LA OSCURIDAD DE LOS MALOS.

1. Las ilusiones de los malvados. Observa su actividad.

(1) Ellos "encienden un fuego", el fuego se enciende por su luz, no por su calor. Los justos a menudo "andan en tinieblas y no tienen luz"; no as� los malvados. Saben c�mo hacer su propia luz. Tienen una gran confianza en sus propios recursos. Ponen en pr�ctica sus habilidades para desterrar sus males y para proporcionarse satisfacciones. Los hombres deben tener al menos una apariencia de bondad, aunque carezcan de la realidad.

La industria de los hombres en la b�squeda de bendiciones imaginarias es muy notable, muy melanc�lica y muy lamentable. Se "rodean con chispas". No estoy seguro de que "chispas" sea la palabra exacta que deber�a haberse utilizado aqu�. Pero parece ser fuego en alguna forma diminuta. Se expone la impotencia del correo y la ineficacia de sus esfuerzos. Es muy laborioso. Se rodea de sus destellos artificiales y espera compensar su debilidad con su multitud. No hay luces divinas en el firmamento de su noche, y se imagina que los destellos tenues y oscuros que sus propias manos han multiplicado a su alrededor son suficientes para sus necesidades.

2. El aparente �xito de los malvados. "Camina a la luz de tu fuego y a las chispas que has encendido". Es como si el Todopoderoso les dijera a las criaturas rebeldes y voluntarias: �Tomen su propio camino. Persigue tu sue�o y come los frutos de tu locura ". La luz de los imp�os, como las tinieblas de los justos, no es �nica, sino m�ltiple. Ellos tambi�n �caminan� entre estas luces, viven y se deleitan en �la luz de sus� propios fuegos, y rodeados de �las chispas que han encendido�.

3. La condenaci�n de los malvados. �Esto tendr�is en mi mano; yacer�is en dolor. '

(1) Los hombres deben acostarse cuando est�n enfermos. Los proyectos que destellaban con un brillo tan seductor se vuelven muy p�lidos cuando la salud desaparece y los poderes de disfrute han desaparecido. �Prot�geme de la mirada mentirosa�, grita la v�ctima defraudada, cuando la cabeza est� enferma y el coraz�n est� cansado.

(2) Todo hombre debe acostarse para morir. Cuando llegue esa hora solemne, los dedos consumidos no encender�n m�s luces y los miembros encogidos no se mover�n m�s entre ellos. Todo el c�rculo de autoenga�os con los que has envuelto tu alma, se hundir� y se desvanecer� a la vez, como el �ltimo destello abandona la mecha que expira y deja solo una ceniza pestilente. �Cu�n diferentes son los justos y los malvados en sus tinieblas! El justo "se inclina", el imp�o "se acuesta".

�� Inclinarse �es un acto de poder espiritual; �Acostarse� en las languideces de la disoluci�n, con sudores escalofriantes arrastr�ndose por el pecho y la frente, es una resistencia impotente. El justo "se apoya" en Dios; el imp�o se hunde indefenso y "se acuesta" para morir. El justo encuentra socorro y salvaci�n; el malvado, dolor. �Apoyarse� es el momento del triunfo; "Acostado", de total derrocamiento y ruina. ( H . Batchelor .)

"La nube que cruza el sol:"

Contrariamente a la ense�anza de aquellos que afirman que los caminos de la religi�n son invariablemente caminos de agrado y paz, y que los caminos del mundo son invariablemente �speros y decepcionantes, es el hombre religioso el que "anda en tinieblas y no tiene luz", y es el hombre mundano cuyo camino est� iluminado y cuya prosperidad est� asegurada;

I. LOS DOS TIPOS DE CAR�CTER CONTRASTADOS.

1. Por "el temor del Se�or" en el lenguaje del Antiguo Testamento se entiende una disposici�n religiosa, que combina reverencia y amor. Hay dos tipos de miedo: uno saludable y el otro malsano; uno es fruto del conocimiento, el otro de la ignorancia; uno que libera el alma, el otro que le trae la esclavitud tard�a. Y es el temor reverencial al que el profeta se refiere como adjunto al personaje en consideraci�n.

Entonces, obedece la voz de Su Siervo. Esa es una caracterizaci�n m�s completa del hombre piadoso, que toma en cuenta tanto la conducta como la disposici�n. Esta doble descripci�n completa el cuadro. La vida interior y el caminar hacia fuera se corresponden. El personaje, entonces, no es el de un profesor de religi�n vac�o. Tampoco es un descarriado.

2. El car�cter que se nos presenta en la segunda mitad del texto no se describe tan completamente como el del hombre piadoso en el vers�culo anterior. Sin embargo, la contrastaci�n que se sugiere nos permite completar el esquema sin dificultad. No es necesario que pensemos en alguien que exteriormente es notoriamente inmoral. Pero es necesario que pensemos en alguien que no est� influenciado por el temor de Dios, y cuyo car�cter carece de todos los elementos fundamentales de una piedad sincera.

�Y cu�n llenas de sugesti�n las palabras ��l enciende un fuego�! Es decir, se calienta desde fuera m�s que desde dentro. Contempla la vida solo en su lado f�sico y material. Se encuentra en un mundo que se adapta bien a sus necesidades y es capaz de proporcionarle muchas excitaciones placenteras, por lo que procede a reunir los materiales para un buen fuego. Para el observador superficial, la diferencia entre el hombre piadoso y el hombre mundano, especialmente cuando este �ltimo resulta ser respetable y moral, puede no ser muy sorprendente. Sin embargo, la diferencia es vital. Es una diferencia tanto en clase como en grado. Pertenecen a diferentes reinos.

II. LOS DOS PASEOS EN CONTRASTE: uno en la oscuridad, el otro rodeado de chispas. La salud y la prosperidad material no son necesariamente signos del favor especial de Dios. Ni la enfermedad y la adversidad son un indicio seguro del desagrado divino.

1. A veces, es parte de un buen hombre tener que caminar en tinieblas.

(1) Existe la oscuridad de la adversidad.

(2) Existe la oscuridad de la duda religiosa. Un buen hombre puede encontrarse en este per�odo de transici�n alej�ndose de los viejos amarres, alej�ndose sin saber ad�nde. Tiene que rehacer su credo, y durante ese per�odo de rehacer se ve obligado a caminar, m�s o menos, en la oscuridad.

(3) Existe la oscuridad de la sequ�a espiritual. Se aconseja al hombre cuya fe se ha puesto a prueba que ejerza una fe m�s fuerte.

2. En contraste con todo esto, est� el "andar" de quienes caminan a la luz de los fuegos de su propio encendido. �Es este mundo, con todos sus intereses absorbentes, realmente vac�o e insatisfactorio? Sin duda lo es, tarde o temprano. Pero por el momento, la mayor�a de los que nos rodean est�n satisfechos con ella como esfera de habitaci�n. Y suponiendo que no haya Dios ni m�s all�, entonces uno casi puede preguntarse si los mundanos no tienen ventaja sobre los no mundanos, y si esta vida, con todas sus luchas y esfuerzos, realmente vale la pena vivirla.

Pero si hay un Dios y un m�s all�; si el reino del alma es una realidad tan grande como el reino de los sentidos; si el car�cter lo es todo, entonces somos tontos si aceptamos el credo del materialista y vivimos la vida del sensualista. Solo hay dos filosof�as de vida posibles para nosotros; y uno de ellos no es una filosof�a. El hombre que sigue al primero es el que camina a la luz del sol, el sol del sol, la gran fuente y fuente de toda iluminaci�n. El hombre que sigue al segundo es el que camina a la luz de las linternas chinas y toda clase de artefactos pirot�cnicos, y que en consecuencia nunca llega a la meta.

III. LAS DOS VIDAS CON SUS FINALES CONTRASTADOS.

1. No puede haber �xito real y duradero en la vida sin Dios. En el �mbito de la literatura, la ciencia y el arte; en el campo de la empresa y la industria de materiales; en las guaridas y moradas del placer, �con qu� intensidad arden las hogueras del mundo! �C�mo brillan, bailan y saltan las llamas! �Qu� muchedumbres, qu� alegr�a, qu� risas! Pronto, sin embargo, la risa se apagar�, y todo lo que quedar� de esa brillante asamblea humana en este lado de la tumba ser�n unos breves epitafios y unos pocos pu�ados de polvo.

"Se acostar� en la tristeza", o como lo parafrasea curiosamente Matthew Henry, "Se ir� a la cama en la oscuridad". Eso es una reminiscencia de nuestra infancia. Y eso es a lo que todo llega tarde o temprano, si leemos a Goethe y Byron en lugar de nuestra Biblia; si adoramos lo bello en lugar de lo santo; si vivimos la vida de los sentidos en lugar de la vida del alma.

2. En otra parte se nos dice que "para los rectos se levanta una luz en las tinieblas". Y de nuevo se dice: �Observa al hombre perfecto, y mira al recto; porque el fin de ese hombre es la paz ". ( T . Sanderson .)

De car�cter falso y verdadero

I. LA OSCURIDAD DEL VERDADERO Y SU ALIVIO.

1. Los verdaderos tienen un principio y una conducta distintivos. Todo car�cter se compone de principios y actos. El principio es el �temor�, no de un siervo agachado, sino de un ni�o amoroso: reverencia filial; la conducta es obedecer la voz de Su Siervo - Cristo. Aqu� est� el verdadero esp�ritu y su verdadero desarrollo. La piedad puede escuchar la voz de las filosof�as, pero obedece a la voz de Cristo. Toda su vida fue una voz.

2. Los verdaderos tienen sus estaciones de tinieblas: "anda en tinieblas". Jacob, Job, Asaf, Jerem�as. La nube no se extiende por una mano divina sobre el coraz�n, sino que surge de los elementos corruptos de nuestra naturaleza moral. Un d�a oscuro no es culpa del sol; brilla en su propia gran �rbita en noviembre como en junio; la oscuridad surge de los vapores de la tierra; lo mismo ocurre con la tristeza moral, porque no en Dios, sino en nosotros.

3. Los verdaderos en tiempos de oscuridad tienen un alivio seguro - �ellos conf�an en el nombre del Se�or� - en Su car�cter y poder para ayudar. El cristianismo es una prueba del primero, el universo del segundo.

II. LAS LUCES DEL FALSO Y SU RUINA. �Caminar en la luz de su fuego�, etc .

1. Los falsos tienen sus luces. Como la costumbre general, la conveniencia temporal, las religiones corruptas, las pseudo-filosof�as, las luces son sus gu�as y consuelos en sus relaciones con ambos mundos.

2. Lo falso tendr� su ruina. "Esto tendr�is en mi mano". La "vela de los imp�os se apagar�". Todas sus l�mparas, por muy luminosas que sean, se apagar�n en una medianoche, sin un rayo de luna o estrella. ( Homilista .)

Oscuridad el elemento de prueba

�Qu� es lo que se prueba en nosotros? Incluso lo mismo que, a Dios le agrad� prometer, ser� recompensado en nosotros, si nos atrevemos a hacerlo, nuestra fe en Cristo. Y esto consta de varias partes; que, sin embargo, se puede resumir en tres encabezados:

1. Creer en lo que nos ha revelado.

2. Creer en lo que nos ha prometido.

3. Creer en lo que nos ha pedido. Pero el texto llama nuestra atenci�n particularmente sobre los dos �ltimos, como resultado del primero; y en la forma particular de obediencia a sus mandamientos; y conf�a en su cuidado de nosotros.

Pero est� claro que si se nos prueba as�, debe existir la posibilidad de un resultado diferente. Debe haber una elecci�n; una elecci�n entre hacer el bien o el mal; entre las cosas que vemos y las que no navegamos; entre actuar por nosotros mismos y confiar en que Dios actuar� por nosotros. Y en consecuencia, el texto pasa a presentarnos a la otra clase de personas, que se encuentran en la misma oscuridad y perplejidad, pero buscan una salida diferente.

�He aqu� todos los que encend�is fuego�, etc. Estos son los hombres del mundo, los prudentes; los que no se aventurar�n, sino que se asegurar�n de todo. �No se mantendr�n en la oscuridad! ( R . Scott, MA .)

La sublimidad y el sarcasmo del profeta

Como el santo profeta, aqu�, se dirige a dos clases de hombres muy diferentes, a quienes, en consecuencia, describe con dos caracteres muy opuestos; as� que var�a su forma de expresi�n, en justa proporci�n a la figura que forman. Para uno, su estilo es serio, sublime y lleno de aliento vivificante; iguales a la dignidad de la santa regla por la que caminan: al otro, como su propia manera de pensar, desde�osa y sarc�stica; ri�ndose de sus est�pidos artilugios, de sus proyectos fallidos, y burl�ndose de la amarga calamidad que, con toda su engre�da sabidur�a, al final, se traen sobre s� mismos. ( L . Blackburne, DD ).

Luz en la oscuridad: verdadero y falso

En cada momento de angustia o duda, en cada estaci�n oscura, perpleja y l�gubre, es tan razonable, como es natural que todo hombre, que no est� completamente perdido en todo sentido o previsi�n, mirar y mirar hacia afuera. por cualquier atisbo de luz que pueda ser suficiente para guiarlo a trav�s de �l. Este es un giro que todo hombre pensante encontrar� que su mente seguramente debe tomar ante cualquier desdicha presente o peligro visiblemente pr�ximo. Pero aqu�, los justos y los malvados se separan; y perseverando en los diferentes caminos que toman, no se juntan m�s.

I. LA �NICA SEGURIDAD VERDADERA, EN TIEMPOS DE AFLICCI�N O PELIGRO, EST� EN EL MODO DEL DEBER.

II. NO HAY DESVIACI�N VOLUNTARIA DE �L QUE NO LLEVE A LA DESTRUCCI�N. ( L. Blackburne, DD )

Aquel que soport� ocultar el rostro de su Padre cuando carg� con nuestros pecados, te pide que te �permanezcas� en �l como tu Dios. �Qu� ilustraci�n de Isa�as 42:16 ! ( E . Avriol, MA ).

Aliento y advertencia

I. COMODIDAD se habla aqu� a los santos desconsolados, y se les anima a confiar en la gracia de Dios.

II. Aqu� se habla de CONVICCI�N a los presuntos pecadores, y se les advierte que no conf�en en s� mismos. ( M. Henry. )

Oscuridad renuente

La peculiaridad del caso de los aqu� mencionados es que se trata de una oscuridad involuntaria. ( J. R . Macduff, DD ).

La experiencia y el consejo de FW Robertson

Muy instructiva a este respecto es la experiencia registrada por Frederick W. Robertson, de su lucha hacia la luz, en ese terrible conflicto espiritual que libr� entre las soledades del Tirol. En una de sus cartas escritas all� dice: �De algunas cosas estoy seguro, y estas son mi Ursachen, que no se me pueden quitar. He llegado a esto: la bondad moral y la belleza moral son realidades que se encuentran en la base y debajo de todas las formas de las mejores expresiones religiosas.

Y, generalizando a partir de su propio caso, se dirigi� as� a los obreros de Brighton: �Es una hora espantosa �que diga el que la ha atravesado qu� espantosa� cuando esta vida ha perdido su significado y parece marchitarse en un lapso; cuando la tumba parece ser el fin de todo, la bondad humana no es m�s que un nombre, y el cielo sobre este universo es una extensi�n muerta, negra con el vac�o del que Dios mismo ha desaparecido.

En esa terrible soledad de esp�ritu, cuando los que deber�an haber sido sus amigos y consejeros s�lo fruncen el ce�o ante sus recelos y profanamente le piden que ahogue sus dudas, s�lo conozco una forma en que un hombre puede salir de su agon�a sin miedo; es aferr�ndose a aquellas cosas que a�n son ciertas: los grandes y simples hitos de la moralidad. En la hora m�s oscura por la que puede pasar un alma humana, cualquier otra cosa que sea dudosa, esto, al menos, es cierto.

Si no hay Dios ni estado futuro, aun as� es mejor ser generoso que ego�sta; mejor ser casto que licencioso; mejor ser verdadero que falso; mejor ser valiente que cobarde. Bendito m�s all� de toda bienaventuranza terrenal es el hombre que, en la tempestuosa oscuridad del alma, se ha atrevido a aferrarse a estos venerables hitos. Tres veces bendito es aquel que, cuando todo es triste por dentro y por fuera, cuando los maestros lo aterrorizan y sus amigos se alejan de �l, se ha aferrado obstinadamente al bien moral. Tres veces bendito, porque su noche se convertir� en un d�a claro y luminoso ".

Cristianos melanc�licos

Los cristianos serios tienden a ser melanc�licos y los que temen siempre temer demasiado. ( M. Henry .)

Mirando hacia Dios

Cree en Dios, aunque solo sea a modo de experimento, y por un momento, con todas las preguntas desconcertantes ordenadas imperialmente por un tiempo en silencio; creo, quiero decir, en Uno digno de ser Dios, el Mejor concebible, todo lo que un Dios debe ser; luego recuerde c�mo tal Uno tiene todo el tiempo y todos los recursos a Su mando; que necesariamente debe estar trabajando a gran escala; y luego crea que usted, como parte viviente de un todo viviente, est� necesariamente cuidado e incluido en Su plan perfecto.

El experimento es, por lo menos, agradable, y est� a nuestro alcance; y no deber�a sorprenderme si, en la creencia temporal, la idea se convirti� en una luz, que se evidencia a s� misma y no necesita m�s prueba que ella misma de que es luz. ( H. H . Dobney .)

Dios en "la densa oscuridad":

No temas acercarte, como Mois�s, incluso �a la densa oscuridad�, porque Dios est� all�. De la noche nace la ma�ana, y el caos viene antes del kosmos. ( SS Dobney .)

"Pulir el lado oscuro:"

�Mira el lado bueno�, le dijo un joven a un amigo, que estaba descontento y melanc�lico. �Pero no hay un lado bueno�, fue su l�gubre respuesta. "Muy bien, entonces pule el oscuro", dijo el joven r�pidamente. ( La Nueva Era .)

Seguridad en la oscuridad de la vida

Recuerdo que una vez escuch� a un devoto maquinista relatar su experiencia religiosa. Dijo: �La otra noche, cuando estaba de servicio, hab�a una densa niebla; no pod�amos ver un metro delante de nosotros, pero sab�a que el camino permanente estaba debajo de nosotros, y de vez en cuando vislumbramos alguna se�al u otra, y con el tiempo llegamos sanos y salvos al final del viaje; as� que �, dijo,� s� que si soy fiel a los grandes mandamientos y promesas, Dios me guiar� y me ayudar�.

�En las horas m�s oscuras, cuando la raz�n y la experiencia fallan por completo, recuerde que el camino permanente est� ah�; s� fiel a la l�nea de la confianza por un lado y la obediencia por el otro, y Dios te otorgar� se�ales reconfortantes y, a su debido tiempo, te llevar� al descanso se�alado. ( W. L . Watkinson .)

Oscuridad espiritual

El �rbol que agita sus ramas tan libremente en la gran extensi�n y extiende su superficie frondosa hacia el cielo, tan ansioso de luz y calor, golpe� su ra�z en secreto subterr�neo, en gran oscuridad y esclavitud. Tenga cuidado de no subestimar su tiempo de oscuridad espiritual y conflicto. El gozo de la eternidad a menudo tiene su ra�z en la misma amargura de esp�ritu. Cumple mansamente todos tus gemidos y permanece pacientemente tu tiempo en las tinieblas, �mirando a Jes�s.

�Sabes que no sentir�as tan dolorosamente tu oscuridad si la Luz del Sol Sagrada no estuviera debajo de ella?
Cuanto m�s adivina es la luz del sol en el centro, m�s dolorosa es la noche envolvente. ( J . Pulsford, DD ).

Fe �til en d�as oscuros

En las iglesias antiguas vemos la esfera, la curiosa invenci�n de nuestros padres; pero este es el pat�tico fallo del dial, s�lo sirve mientras brille el sol. Pero lo que queremos es la fe que nos ayude cuando oscurece, cuando la desilusi�n lacera el alma, cuando se cava la tumba, cuando las pruebas nos abruman, y cuando la culpa oscurece el d�a y cierra las contraventanas de las ventanas de la casa. coraz�n. ( JA Davies, BD )

Frente a Dios

En el viejo mito, Ori�n, cuyos ojos hab�an sido apagados mientras dorm�a en la orilla del mar, recuper� la vista mirando hacia el sol naciente. Si nuestra visi�n interior ha sido cegada, y todas las grandes verdades y esperanzas de la vida se han perdido de vista, volvamos nuestro rostro ciego hacia el cielo y mant�ngalo all�, hasta que Aquel que desata las ataduras de Ori�n nos convierta la sombra de la muerte en la ma�ana. ( WL . Watkinson .)

Versículo 11

He aqu� todos los que encend�is fuego

Un ni�o de las tinieblas caminando en la luz

Por el "fuego" y "la luz de su fuego", en el que se dice que caminan los hombres malvados, deben entenderse dos cosas.

I. SU PROPIA JUSTICIA NATURAL y las chispas y actos de ella.

II. LA LUZ DE LAS COMODIDADES EXTERNAS de las criaturas, de las que disfrutan en este mundo, y los placeres centelleantes en los que caminan, y se contentan con ellos, descuidando la comuni�n con Dios, alej�ndose de la vida de Dios y viviendo sin �l en el mundo. ( T . Goodwin, DD ).

Chispas de nuestra propia le�a

Nuestro error no es que busquemos la felicidad (porque hacerlo es inherente a la constituci�n de nuestra naturaleza), sino que la buscamos de fuentes ficticias y artificiales, que no est�n naturalmente calculadas para producirla. Las muchas fuentes ficticias, de las que los hombres buscan obtener la felicidad, se comparan con un fuego encendido y chispas que se encienden para aliviar la oscuridad de la noche. Por supuesto, est� impl�cito en la met�fora, que la verdadera felicidad, el complemento real y adecuado de la naturaleza del hombre, se asemeja a la luz del sol dorada y creada por Dios.

I. ESTA COMPARACI�N NO NOS LLEVA A NEGAR QUE EL PLACER Y LA GRATIFICACI�N DE CIERTO TIPO SE DERIVEN DE FUENTES MUNDIALES. As� como el hombre puede aliviarse en gran medida del malestar y la incomodidad de la oscuridad natural, encendiendo un fuego y rode�ndose de chispas, tambi�n puede aliviar, hasta cierto punto, la sensaci�n instintiva de inquietud e insatisfacci�n, tan fastidiosa para �l. a intervalos de ocio, por los diversos placeres que ofrece la vida.

II. LOS INCONVENIENTES DE LOS DISFRUTES MUNDIALES.

1. Unsatisfactoriness inheres in their very nature, inasmuch as they are all more or less artificial. They are miserable substitutes, which man has set up to stand him in stead of that true happiness, which is congenial to his nature, and adapted to his wants. The light of the sun is nature�s provision for man. That light answers all the purposes for which light is required, far more beautifully, as well as far more simply, than the most splendid artificial illumination.

Pero el derramamiento de la dorada luz del sol no depende de la voluntad del hombre, o dentro del alcance de su capacidad. Quitar efectivamente el manto de oscuridad de la faz de la naturaleza y esparcir la ma�ana sobre las monta�as, es prerrogativa del Ser Divino. Mientras que en el alivio de la oscuridad, el hombre participa. Puede encender un fuego y rodearse de chispas. Durante el per�odo de ausencia del sol, puede reemplazar su luz, por el lamentable sustituto de la antorcha y la vela.

Sin embargo, el resplandor que estos arrojan a su alrededor no es como la luz afable, alentadora y cari�osa que procede de la gran luminaria que gobierna el d�a. No ejerce ninguna influencia vivificante sobre la vida vegetal; su brillo claro no hace brotar la flor y el perfume de la flor, ni el verdor de la tierna hierba, ni env�a un estremecimiento de alegr�a a todo el reino de la naturaleza. Ahora bien, todo hecho que se ha dicho aqu�, con respecto a las cosas naturales, encuentra su contraparte en las cosas espirituales.

2. El car�cter intermitente del disfrute derivado de fuentes mundanas lo hace comparable a un fuego y chispas encendidas. El resplandor de un fuego encendido no es uniforme. Proyecta una luz parpadeante e incierta, que ahora arde bajo el combustible que lo alimenta, ahora estalla en destellos brillantes y v�vidos. Por lo tanto, nos presenta un emblema vivo de alegr�a mundana, que est� sujeto a repetidas alternancias de avivamiento y decadencia, y cuyo tono alto se puede mantener, solo por un per�odo muy corto de tiempo.

No as� la paz y la agradabilidad derivadas de caminar con Dios. Si no es una luz tan deslumbrante como la que a veces arrojan al exterior los tizones encendidos de las alegr�as mundanas, al menos no est� sujeta a tales variaciones de brillo.

3. Un fuego requiere continuamente ser alimentado con combustible fresco, si se quiere mantener su brillo y calor. De ah� que se convierta en un emblema adecuado de la alegr�a enga�osa de este mundo, falsamente llamado felicidad, que s�lo se mantiene viva en el coraz�n del mundano por el combustible de la excitaci�n.

4. Pero quiz�s el principal inconveniente de la supuesta felicidad del mundano es que es consistente con tanta ansiedad, que est� sujeta a frecuentes intrusiones por alarma, cada vez que un atisbo del futuro irrumpe adversamente en la mente. Y posiblemente esta caracter�stica tambi�n est� simbolizada en la imaginer�a prof�tica, que aqu� se emplea para denotarla. Es en la noche, cuando el fuego encendido arde en el hogar, y el hombre persigue sus ocupaciones a la luz de la antorcha y la vela, cuando las aprensiones visitan su mente y se conjuran formas fantasmales que asustan al ignorante y al supersticioso.

�Ojal� los presentimientos de los mundanos fueran igualmente infundados que los temores de los supersticiosos! Lo que hace que el gozo del cristiano sea tan intr�nsecamente preferible al suyo es que puede soportar la inspecci�n de la hora de la muerte y del d�a del juicio. ( E. M . Goulburn, DCL ).

Religiones falsas

I. EL HOMBRE LOS CREA. "Hab�is encendido el fuego". �Qu� son? Hay al menos cinco religiones falsas que prevalecen en la cristiandad y bajo el nombre de cristianismo.

1. La religi�n del credo. Un credo s�lido es esencial para una religi�n s�lida, pero no es en s� mismo una religi�n s�lida.

2. La religi�n de los estados de �nimo. Deseos del cielo, temor al infierno, simpat�a sensual por los sufrimientos de Cristo, estas son las �chispas� religiosas.

3. La religi�n de la ordenanza.

4. La religi�n del proxyismo. Muchos dependen de los servicios.

5. La religi�n del m�rito. Todas estas son religiones falsas que prevalecen entre nosotros, ya que el hombre es el creador de ellas.

II. EL CIELO LOS PERMITE. "Camina en la luz", etc.

1. El permiso es extra�o.

2. El permiso es significativo.

(1) Muestra el respeto de Dios por esa libertad con la que ha dotado a la naturaleza humana.

(2) Sugiere que al dar el Evangelio, �l ha dado todo lo que es necesario para que el hombre obtenga la religi�n correcta.

III. LA MISERIA LOS SIGUE. �Esto tendr�is en mis manos�, etc. La muerte apagar� toda luz falsa del alma. �Qui�n imaginar� el �dolor� que sigue a la extinci�n de todas las luces religiosas del alma!

1. Existe el dolor de la amarga decepci�n;

2. de doloroso remordimiento;

3. de la desesperaci�n negra. Todas las esperanzas de mejora desaparecieron. Ninguna religi�n irradiar� con mayor resplandor hasta y m�s all� de la tumba para siempre, sino la religi�n de Cristo. ( Homilista .)

.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 50". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-50.html. 1905-1909. Nueva York.