Bible Commentaries
Isaías 51

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-8

Esc�chame

El tres veces "Escucha"

Estos p�rrafos son sumamente dram�ticos.

Nos damos cuenta de que nos acercamos a una revelaci�n de una sublimidad incomparable que ser� en las Escrituras lo que es el coraz�n, el cerebro o el ojo en el cuerpo humano. Y al considerar las tres veces �Escucha� de este p�rrafo, y las tres veces �Despierta� del siguiente, nos damos cuenta de que estamos entrando en la c�mara de presencia de los misterios m�s profundos del amor y la redenci�n. El pueblo, a pesar de las promesas de liberaci�n del exilio y la convocatoria para partir, parec�a incapaz de creer que estaba destinado a convertirse nuevamente en una gran naci�n, �o que los yermos de Si�n ser�an reparados! El Siervo de Jehov� ya hab�a tratado de responder a sus ansiosas preguntas y tranquilizarlos anunci�ndoles un amor que no los dejar�a ir.

Y con estas palabras, se pone a s� mismo en la misma tensi�n. Prefacio sus palabras con el "Escuchen", que se repite tres veces, dirigido a los "que siguen la justicia" en el primer vers�culo; ya "los que conocen la justicia" en el s�ptimo. �stas son siempre las etapas en el desarrollo del car�cter: las que siguen poseen actualmente.

I. LAS LECCIONES DE LA RETROSPECCI�N. Fue para su aliento que Israel se dirigiera principalmente a esta retrospectiva. Vamos a contar los pasos de la poda de Abraham, en los que Dios pone �nfasis al decir: "Cuando era uno, lo llam�".

1. Estaba solo. Primero muri� Tar�, despu�s de haber partido con �l por la Tierra Prometida, emblema de quienes en la vejez emprenden la peregrinaci�n de la fe y la esperanza, no demasiado atados por el conservadurismo de la naturaleza, ni por las tradiciones del pasado. Entonces Lot se apart� y descendi� a Sodoma; y debe haber sido dif�cil para el anciano, al ver las formas en retirada de los seguidores de su campamento, permanecer totalmente impasible.

Entonces el plan de Sara fracas� y Agar fue expulsada de sus tiendas con su hijo. Por �ltimo, su Isaac fue puesto sobre el altar. Con trazos sucesivos, las sombras se hicieron m�s y m�s oscuras; y estaba solo, cara a cara con Dios y Su prop�sito. Pero el fuego que ard�a en su coraz�n se elev� m�s alto, brill� m�s intensamente y ha encendido mir�adas con su llama.

2. Su fe fue duramente probada.

3. Su historia es el tipo de trato de Dios con los hombres. Ni una ni dos veces en los registros de la Iglesia se ha confiado la causa de la verdad a un peque�o pu�ado de defensores, que la han considerado abandonada o perdida. La imagen de Sir Walter Scott de la ca�ada aparentemente vac�a repleta de hombres armados a la se�al del cacique a menudo ha tenido su contraparte en el gran ej�rcito que ha surgido de la vida, las palabras o el testimonio de un solo hombre.

�Eres un cifrado? �pero puedes tener a Dios frente a ti! �Eres t� un estrecho estrecho? �sin embargo, todo el oc�ano de Dios est� esperando derramarse a trav�s de ti! La pregunta no es qu� puedes o no puedes hacer, sino qu� est�s dispuesto a que Dios haga.

II. LA IMPERISIBILIDAD DE LA CALIDAD ESPIRITUAL. En los siguientes vers�culos hay un maravilloso contraste entre lo material y lo inmaterial, lo temporal y lo eterno. La mirada del pueblo se dirige a los cielos arriba y la tierra abajo. Esos cielos parecen lo suficientemente estables. Sin embargo, se desvanecer�n como una nube de humo llevada por el viento. Y la tierra envejecer�. Pero en medio de la ruina general, las cualidades espirituales permanecer�n imperecederamente iguales. �Mi salvaci�n ser� para siempre, y mi justicia no ser� abolida.

1. Esto ser� verdad para siempre de Dios. Dios ser� el mismo en sus sentimientos y tratos hacia nosotros en medio del choque de la materia y el naufragio de mundos como lo es hoy. Los jud�os se consolaban mucho al pensar en la inmutabilidad de Dios.

2. Esto ser� siempre cierto para el hombre. Cuando participamos de la justicia de Dios y la asimilamos, adquirimos una permanencia que desaf�a el tiempo y el cambio. �Qu� lecci�n se da en estas palabras sobre el valor relativo de las cosas!

III. LA IMPOTENCIA DEL HOMBRE. Estos jud�os exiliados apenas se atrevieron a esperar que pudieran separarse de sus enemigos. A nosotros, como a los desterrados en Babilonia, nos llega la palabra divina: �No tem�is ni desmay�is� ( Isa�as 51:7 ). El p�rrafo cierra con una aplicaci�n de la palabra usada por el gran Siervo de s� mismo.

�La polilla se los comer�, le o�mos que se dec�a a s� mismo; �Todos se envejecer�n como un vestido� (cap. 50: 9). Pero ahora se nos pide que apliquemos esas mismas expresiones a nosotros mismos ( Isa�as 51:8 ). Con estas garant�as detr�s de nosotros, podemos enfrentar un mundo en armas. Los hombres pueden tratar de desgastar a los santos, pero deben fallar. ( F. B . Meyer, BA ).

Una luz brillante en tonos profundos.

El recuerdo de la misericordia de Dios en el pasado nos ayuda de muchas maneras. Isa�as fue guiado por el Esp�ritu de Dios para amonestar a los israelitas a mirar atr�s para que pudieran ser animados y animados en un tiempo de tristeza y tristeza, y que pudieran ser animados con una nueva confianza en el poder de Dios para sacarlos de su tristeza. condici�n, ya que pensaban en todo lo que �l hab�a hecho por ellos en el pasado, cuando estaban igualmente bajos, o cuando, tal vez, estaban incluso en una situaci�n peor que en el presente. Es una gran cosa animar a la gente.

I. EXPONEREMOS EL TEXTO EN SU APLICACI�N A ISRAEL LITERALMENTE. Se les pide que miren hacia atr�s, al origen de su naci�n, para que puedan ser consolados. Abraham fue el linaje de donde sali� la naci�n de Israel. Adem�s, el hombre estaba bien afectado por a�os. En cuanto a su esposa, se dice que ella tambi�n era est�ril; y, sin embargo, de estos dos, que parec�an los menos probables de toda la carne y la sangre, a Dios le agrad� crear un pueblo incontable como las estrellas.

Abraham no era un hombre en una posici�n de mando, con grandes ej�rcitos a sus pies, que pudiera hacer un espect�culo en el mundo. Era un habitante de tiendas de campa�a, un jeque beduino que deambulaba por las llanuras de Palestina, pero nunca result� herido; porque Dios hab�a enviado un mandato secreto, que cay�, aunque ellos no lo sab�an, en el coraz�n de los hombres. Ahora, el profeta se vuelve hacia los israelitas y dice: �Ustedes dicen que Dios nunca podr� restaurarnos, hemos sido debilitados por innumerables invasiones, la espada de guerra ha matado a las tribus, Jud� e Israel nunca m�s se levantar�n.

�Pero no queda m�s de usted de lo que hab�a al principio? Solo hubo dos, Abraham y Sara, que te dieron a luz y, sin embargo, Dios te hizo un pueblo. �No puede volver a convertirte en un pueblo? etc. Los pensamientos que despertar�an en el coraz�n de un jud�o estas reflexiones ser�an eminentemente consoladores. Deber�an consolarnos ahora con respecto al pueblo jud�o. Desde el mismo origen de Israel, nos alienta a tener la esperanza de que a�n se hagan grandes cosas por ella.

II. Nuestro texto puede usarse en referencia a la CONDICI�N DE LA IGLESIA DE DIOS EN EL MUNDO.

1. Conozco a muchos del pueblo de Dios que apenas se atreven a buscar tiempos mejores, porque dicen que el pueblo de Dios es escaso. �No era la Iglesia muy peque�a al principio? Todo podr�a estar contenido en una habitaci�n superior. �No ha sido muy peque�o muchas veces desde entonces? �Pero no fortaleci� el Se�or

�Su Iglesia en los tiempos apost�licos? Y, en la edad oscura, �con qu� rapidez lleg� el momento del canto de los p�jaros! Dios solo ten�a que hablar por medio de Su siervo Lutero, y hombres valientes vinieron a Su lado, y pronto surgi� Su Iglesia.

2. Pero, �es posible, dices, mientras la Iglesia de Dios en estos d�as posea tan pocos hombres de influencia? �No dijo la inspiraci�n: "No muchos grandes hombres seg�n la carne, no muchos poderosos han sido llamados, sino que Dios ha escogido a los pobres de este mundo"? �Suponen que Dios ha cambiado sus planes, o que los corazones de los hombres han cambiado sus prejuicios?

3. Pero, �ay !, dice uno, veo una causa grave de tristeza, porque en estos d�as muchos se han apartado de la fe, y la verdad yace en las calles esparcida. Ha habido �pocas y �pocas en las que groseras herej�as contagiaron a toda la Iglesia.

4. Una vez m�s, escucho la voz de lamentaci�n: "No es simplemente que el error se esparce por la tierra, sino que la Iglesia es tibia en estos tiempos". La Iglesia ha estado antes en un estado similar de indiferencia, y de esa condici�n l�nguida Dios la ha despertado y sacado a luz.

5. Hay una queja hecha por algunos, y me temo que hay algo de verdad en ella, que no tenemos muchos ministros valientes hoy en d�a. Pero, a pesar de todo, ha habido per�odos en la historia de la Iglesia en los que le faltaron hombres de valor, y Dios los ha encontrado. �Por qu� no deber�a volver a encontrarlos?

III. NUESTRO TEXTO PUEDE SER CONSIDERADO COMO INSTRUCTIVO PARA NOSOTROS MISMOS. Nuestra experiencia, var�a. A veces les sucede a los hombres que son verdaderamente salvos, que caen de la condici�n que ocuparon cuando estaban en su primer amor. Tu condici�n actual no es la que fue la anterior y, sin embargo, el Se�or te visit� cuando estabas en tu estado perdido. Existe el mismo Dios hoy que exist�a cuando lo buscaste por primera vez.

IV. NUESTRO TEXTO PUEDE SER UTILIZADO ADECUADAMENTE PARA FOMENTAR NUESTRA ESPERANZA POR LOS DEM�S. �Dices de alg�n pecador: "Me temo que este es un caso sin esperanza"? Mirad a la roca de donde fuisteis excavado, y al hoyo de la fosa de donde fuisteis excavados. Recuerda nuevamente, que ese pobre pecador cuya alma vas a buscar es donde estaba el mejor y m�s brillante de los santos. Y recuerda, que ese pecador con el que vas a hablar est�, hoy, donde estuvieron los que est�n en el cielo. ( C. H . Spurgeon .)

El beneficio de la reflexi�n

Es deber, y ser� en beneficio de todo verdadero siervo de Dios, reflexionar ocasionalmente, con la debida seriedad, sobre su propio estado original, sobre el surgimiento y progreso de la religi�n en su propia alma, y ??de la experiencia que ha vivido. ha tenido as� individualmente del poder divino, la bondad y la misericordia.

I. LAS PERSONAS AQU� DIRIGIDAS. Aquellos que "siguen la justicia" y "buscan al Se�or". �C�mo se ajusta exactamente esta descripci�n al verdadero pueblo de Dios bajo la Iglesia cristiana?

II. LA EXHORTACI�N DIRIGIDA A ELLOS. �Mira a la roca�, etc�tera. El significado es obvio: �Miren hacia atr�s a ustedes mismos. Considere lo que una vez fue; en qu� profundidad de miseria te hundiste originalmente. Reflexione sobre la dureza natural de su coraz�n: sobre su insensibilidad a las cosas espirituales; en su terrible alienaci�n de Dios. Vea este estado de cosas ejemplificado:

1. En tu conversi�n original a Dios.

2. En su conducta posterior hacia Dios. Desde el momento en que lo conociste en verdad por primera vez y te entregaste para servirlo en el evangelio de Su Hijo, �cu�l ha sido el estado de tu coraz�n, de sus afectos, temperamentos y disposiciones? �Ha sido todo esto uniformemente tal como esta entrega y profesi�n implican y exigen? Aplicaci�n: Qu� lecciones ense�an estas reflexiones.

1. Humildad y auto-humillaci�n.

2. Paciencia, alegr�a y resignaci�n.

3. La necesidad de una dependencia continua de la gracia divina para obrar en ti tanto el querer como el hacer.

4. Esperanza y aliento.

Pero el tema admite tambi�n otra aplicaci�n menos exclusiva. Proporciona una lecci�n de importancia general: porque ense�a cu�n santa y pr�ctica en su tendencia es la verdadera religi�n evang�lica. ( E. Cooper .)

Buscando almas dirigidas

Todas las invitaciones y exhortaciones de la Palabra de Dios para bendiciones espirituales van acompa�adas de una descripci�n del car�cter.

I. LOS ADORADORES DESCRITOS.

1. Estos personajes que siguen y buscan deben estar espiritualmente vivos. Ser�a extra�o hablar de un cad�ver en un cementerio que nos persigue o busca favores en nuestras manos. Tan extra�o ser�a hablar de un poste en la calle sigui�ndonos, y persigui�ndonos con el mismo prop�sito.

2. Hay una conmoci�n en las personas vivas que comienza a hacerlas algo llamativas. Dondequiera que exista esta inquietante investigaci�n, esta insatisfacci�n con uno mismo y un impulso para estar en lo correcto por la eternidad, hay vida Divina.

3. Entonces, debe haber sinceridad. �Entonces me encontrar�is, cuando me busqu�is con todo vuestro coraz�n�.

4. Continuaremos notando su ansioso seguimiento de la justicia. Debe ser una justicia que justifique. Una justicia que santificar�. Una justicia que glorificar�. Es imperecedero.

5. Contin�e con la siguiente descripci�n del personaje. �Los que busc�is al Se�or�. Marque algunas caracter�sticas de estos buscadores. Lo buscan en privado. Lo buscan en el lugar donde habita Su honor. En Su Palabra. Con perseverancia. Las almas que buscan son bien conocidas en el cielo, la tierra y el infierno.

II. LA EXHORTACI�N DADA. �Mirad a la piedra�, etc . ( J. Hierros .)

El pueblo del Se�or

I. UNA DESCRIPCI�N DEL PUEBLO DEL SE�OR. Ellos "siguen la justicia". Si preguntas qu� es la justicia, �te invito a contemplar a Jes�s! El es justicia. El pueblo del Se�or �sigue la justicia. Por tanto, le siguen. Es mucho mejor para un hombre esforzarse por amar a Cristo que tratar de establecer ciertas reglas de moralidad. Ellos "siguen la justicia". �No implica esto que no pueden encontrarlo por s� mismos? Algunos siguen la justicia con temor.

Otros con muchos deslices. El pueblo del Se�or sigue la justicia con humildad. Siguen la justicia en el amor. De buena gana. Con perseverancia. Vi un vapor en el canal que arrastraba tres barcos grandes. El vapor conten�a su propia fuerza motriz, pero si hubiera habido un motor y una caldera en cada uno de esos barcos, tambi�n habr�an ido a Liverpool impulsados ??por la fuerza interior. Bueno, seguimos la justicia, no porque Cristo haya puesto una banda entre �l y nosotros, sino porque �l mismo ha entrado en nuestros corazones. Cristo es el poder vivo y que mueve en nuestras almas.

II. UN RECUERDO AMABLE. El Se�or habla muy amablemente a los que lo buscan pero a�n no lo han encontrado. Muchos buscan al Se�or sin luz. Algunos pueden buscar al Se�or con incredulidad. Algunos de forma incorrecta.

Alguien m�s responde: "Ah, se�or, no tengo vida espiritual, como la tuve una vez". Bueno, �qui�n te lo dio en el pasado? El Se�or. �Y no volver� a restaurarlo?

III. UNA PALABRA DE ANIMO.

1. �Est� tu alma abatida? Bueno, recuerda lo que Dios ha hecho por ti. �No te cort� de la roca del mundo?

2. Si Dios nos ha tallado de la roca, debemos tener esperanza en toda la humanidad. ( W. Birch .)

Mira a la roca de donde fuiste tallado

Mirando a los comienzos

1. Mire hacia atr�s a los comienzos; mire a lo largo de la l�nea desde el principio hasta las sensaciones de hoy. Un hombre debe tener todo su ser ante s� al hacer su pron�stico del futuro. Todo su ser deber�a ser una Biblia, editada y versada en el Cap�tulo, bien numerada y correctamente mostrada, con su G�nesis, y corriendo directamente a trav�s de la profec�a y la tragedia, la m�sica y el Evangelio, hacia el misterioso Apocalipsis. Usted ha expurgado esta Biblia de vida, ha matado las promesas y los Salmos, y solo le quedan fallas.

2. Toma toda tu vida: si Dios ha hecho tanto de ti, puede hacer a�n m�s. El milagro no est� en el gran �rbol umbr�o; est� en esa peque�a hoja verde que atraviesa la tierra y parece una cosa que significa rezar. No es el universo, sino la mol�cula, lo que es un milagro para m�. Mirando hacia atr�s en lo que �ramos, es f�cil creer y anhelar ser m�s.

3. Si Dios ha hecho tanto de ti, puede hacer tanto de los dem�s. Por tanto, no desprecies a ning�n hombre. Dios nos muestra en las catedrales lo que se puede hacer con todas las piedras; Nos muestra en los jardines lo que se puede hacer con todos los lugares bald�os. No le� que hay dos rocas de las que se extraen hombres: una, una roca muy baja y de mala reputaci�n, y la otra, una pieza de mamposter�a muy alta y grandiosa. Todos somos de la misma roca y del mismo pozo; todos tenemos un Padre, y todos hemos sufrido la cat�strofe de una apostas�a com�n. Ten piedad de los que est�n muy atr�s.

4. �De d�nde hab�is sido tallados - excavados? no de donde cortaron, cavaron ustedes mismos. �Est�s bien educado? Es porque otros allanaron el camino. �Tienes �xito? El Se�or tu Dios te da poder para hacer riquezas. �Cu�nto le debes a pap�, mam�! A medida que nos levantamos, la cuenta crece, y si Dios no nos perdona estamos perdidos. ( J. Parker, DD .)

Comparaciones

Las comparaciones son odiosas; las comparaciones son muy rentables. Son odiosos si los impulsa la malicia o la mezquindad. Un genio que se hab�a levantado a un asiento en los Comunes fue recordado por un arist�crata superficial en el vest�bulo que antes hab�a sido su sirviente. "Bueno", replic� el hombre de talento, "�y no te serv� bien?" Tales comparaciones son odiosas; pero tambi�n pueden resultar beneficiosos al promover la debida humildad y el agradecimiento apreciativo.

Tomemos el caso de Pablo, quien, aunque era un ap�stol de una habilidad muy excepcional, se recordaba a s� mismo que �l era el mayor de los pecadores. Como si hubiera dicho: �Ahora, Pablo, mira a la roca de donde fuiste talado, y al hoyo de la fosa donde fuiste excavado. ( W. J . Acomb .)

Estatuaria espiritual

Sin duda, es �til para cada uno de nosotros, por muy devotos y puros que sean, que de vez en cuando se nos presente una fotograf�a de lo que fuimos. As� podemos ver lo que deber�amos haber quedado si la gracia no nos hubiera refinado. Podemos medir nuestro crecimiento y desarrollo. Sin duda, podemos comprender mejor las obligaciones que surgen de la mejora de las condiciones.

I. EL RETROSPECTO QUE FUE RECOMENDADO a este piadoso remanente de Israel. En todas las �pocas han existido aquellos a quienes Dios pod�a apelar as�. Sus caracter�sticas son siempre las mismas, a saber, el esfuerzo por vivir con rectitud y el anhelo instintivo de un conocimiento m�s pleno de Dios. A estos se les pidi� aqu� que recordaran el per�odo en que su gran padre, Abraham, hab�a sido separado de los alrededores paganos, guiado e instruido por el Esp�ritu Divino hasta merecer el apelativo de Amigo de Dios.

La naci�n hab�a sido una piedra cortada de la monta�a sin manos y moldeada en algo parecido a la belleza y la gracia. Con respecto a las piedras individuales, parecer�a que el trabajo de la estatuaria divina es triple:

1. Desprendimiento de la masa com�n de material. Una piedra no tiene la capacidad de saltar de su lugar. El cantero debe, con pico, p�lvora y martillo, liberar el granito. Hay gracia al principio, ya sea en la vida nacional o individual. La gente necesita un ahorro gentil. Tienes que ser rescatado, separado del poder de la muerte, levantado de la esfera de la pasi�n humana. Para hacer esto, se emplean varias agencias, algunas casi din�micas, otras m�s suaves.

2. Moldeo por educaci�n religiosa y abandono de la asociaci�n. Las piedras de cantera necesitan molduras, ya sean de granito, piedra caliza o piedra caliza. Deben aplicarse martillo y cincel. Entonces, cuando se separa debe esperar someterse a procesos peculiares. Algunas piedras requieren mucho trabajo; otros pueden forjarse f�cilmente en cualquier forma. �Montones de piedras alrededor y en cada una un �ngel! - solo el �ngel requiere ser modelado, cincelado, limado. No podemos ver al �ngel; Dios puede. Nadie puede ser una persona santa sin dolor. La salvaci�n no es obra de un momento, es un trabajo gradual, etapa por etapa, aqu� un poquito y all� un poquito.

3. Vivificaci�n de las facultades espirituales por el Esp�ritu Santo. Muchos de ustedes han sido extra�dos de la cantera y toscamente tallados por la civilizaci�n cristiana; pero necesitas lo m�s grandioso de todo, el aliento de la vida espiritual. Al igual que las marionetas que deleitan a los ni�os y que se mueven con tanta habilidad por la maquinaria invisible, pero que no aprecian el papel que desempe�an, es posible que usted se sienta impulsado por las fuerzas de la costumbre, la ambici�n o el miedo, pero permanece muerto a todas las sensaciones de un naturaleza puramente espiritual.

II. FINALIDADES DE LA RETROSPECCI�N SUGERIDA. A juzgar por el contexto, la intenci�n era:

1. Promover la humildad.

2. Estimular la esperanza.

Instintivamente discutimos: "Si es tanto, �por qu� no m�s?" Dios siempre tiene algo mejor reservado para nosotros. �No tenemos una palabra prof�tica segura que declara que Cristo puede presentarnos a cada uno de nosotros sin mancha ante el trono? ( WJ Acomb. )

Personajes: sin labrar y labrados

Shakespeare est� dado a presentar ideas abstractas en formas concretas para adaptarse al ingl�s obtuso ordinario. As� entendemos a Caliban. Esta criatura de tipo bajo se encuentra ante nosotros desprovista de sentido moral; su motivo m�s fuerte para actuar es el miedo al castigo; odia irrazonablemente a los mejores seres; se deleita con el vicio m�s grosero; su cerebro est� tan d�bil que se arrodilla ante un borracho. Ahora el poeta nacional ha contrastado a este hombre bruto con Pr�spero, el cortesano refinado, el padre amable, el magn�nimo duque de Mil�n, exhibiendo as� los diversos efectos de la cultura cristiana y la negligencia pagana.

En uno se contempla el bloque �spero, angular y sin labrar; en el otro, la estatua exquisitamente moldeada. Para asimilarlos, �qu� milagro tan complicado ser�a necesario! Esta es la misi�n de nuestro Se�or y Redentor. ( WJ Acomb .)

Naturaleza y gracia

Es bueno que aquellos que tienen el privilegio de un nuevo nacimiento consideren lo que fueron en su primer nacimiento; c�mo fueron concebidos en iniquidad y formados en pecado. Lo que nace de la carne, carne es. Cu�n dura era esa piedra de la que fuimos tallados, incapaces de recibir impresiones; �Y qu� sucio el hoyo del hoyo del que nos sacaron! La consideraci�n de esto deber�a llenarnos de pensamientos bajos de nosotros mismos y pensamientos elevados de la gracia divina. ( M . Henry .)

Un origen humilde: John Bunyan

�Yo pertenec�a a una generaci�n humilde e insignificante, y la casa de mi padre era de ese rango que es el m�s mezquino y despreciado de todas las familias del pa�s. Nunca fui a la escuela de Arist�teles o Plat�n, pero me cri� en la casa de mi padre en muy malas condiciones, entre una compa��a de compatriotas pobres. Sin embargo, bendigo a Dios porque por esta puerta me trajo al mundo para participar de la gracia y la vida que es por Cristo en Su Evangelio.

Este es el relato que dio sobre s� mismo y su origen un hombre cuyos escritos han afectado durante dos siglos las opiniones espirituales de la raza inglesa en todas las partes del mundo m�s poderosamente que cualquier libro o libros, excepto la Biblia. ( J. A . Froude. )

Versículos 2-3

Mira a Abraham tu padre

Abraham, o la roca del cristiano

I. LOS TRATOS DE DIOS CON ABRAHAM.

1. Dios "lo llam� solo". �Cu�n misericordioso este llamado! Nuestro propio llamado a renunciar a este mundo y a buscar un pa�s mejor, incluso celestial, debe remontarse, como el de Abraham, a la misericordia inmerecida de nuestro Padre celestial.

2. El Se�or "bendijo" a Abraham. �Y no nos ha "bendecido"? �No nos ha dado muchas de las bendiciones de esta vida? Y, �qu� es mucho m�s que esto? �No nos ha redimido del pecado y la miseria por Jesucristo nuestro Se�or?

3. El Se�or lo �aument�. Las posesiones mundanas de Abraham fueron muchas. Pero Abraham aument� a�n m�s en su posteridad. Pero sus descendientes espirituales son a�n m�s numerosos. De la misma manera, el cristiano fiel, el hijo espiritual de Abraham, "aument�"; puede que no sea en las riquezas y los honores de este mundo, sino en la riqueza y la dignidad espirituales.

II. EL CAR�CTER Y LA CONDUCTA DE ABRAHAM.

1. Su fe. Miremos a Abraham como un ejemplo en este punto de vista.

2. Su obediencia. Nadie cuyas obras contradigan su profesi�n de fe se suponga que es un creyente en Dios. ( WD Johnston, MA .)

Sarah

El hecho de que Sara se menciona principalmente por su efecto r�tmico se puede inferir de que el escritor ahora limita lo que dice solo a Abraham. ( JA Alexander .)

Escuche y mire; o aliento para los creyentes

El segundo verso contiene mi texto real. Es el argumento por el cual la fe es llevada a buscar las bendiciones prometidas en el tercer vers�culo. Es habitual que algunas personas esp�en el lado oscuro de cada pregunta o hecho: fijan la mirada en los �lugares bald�os� y los estudian hasta conocer cada ruina, familiarizarse con los dragones y los b�hos. Suspiran dolorosamente que los tiempos pasados ??fueron mejores que estos, y que hemos ca�do sobre los d�as m�s degenerados.

El h�bito de mirar continuamente hacia lo m�s amplio es perjudicial porque desalienta mucho; y cualquier cosa que desanime a un trabajador serio es una p�rdida grave de su fuerza. Mi texto tiene cerca de �l tres veces, �Esc�chame. Has escuchado durante bastante tiempo las tristes sugerencias internas, las sombr�as profec�as de los abatidos amigos, las burlas de los enemigos y los horribles susurros de Satan�s: ahora escucha a Aquel que promete convertir el desierto en el Ed�n y el desierto en el desierto. jard�n del Se�or.

Oh vosotros, cuyos ojos son r�pidos para descubrir el mal, hay otras vistas en el mundo adem�s de los lugares desolados y los desiertos, y por eso mi texto se acerca a �l dos veces sobre la exhortaci�n, "Mira" - "Mira a la roca de donde est�s tallado; " �Mirad a Abraham vuestro padre, ya Sara que os dio a luz; porque all� podemos encontrar consuelo.

I. Primero miraremos a Abraham para que podamos ver en �l EL ORIGINAL DEL PUEBLO ANTIGUO DE DIOS.

1. El fundador del primer pueblo de Dios fue llamado a salir de una familia pagana. Abraham, el fundador del gran sistema en el que Dios se complaci� en revelarse durante tanto tiempo, y a cuya simiente se encomendaron los or�culos de Dios, habitaba en Ur de los caldeos, la ciudad del dios luna. No podemos decir hasta qu� punto estaba realmente absorto en la superstici�n de sus padres, pero es cierto que la familia estuvo a�os despu�s te�ida de idolatr�a; porque en los d�as de Jacob todav�a se veneraba el teraf�n, y Raquel rob� las im�genes de su padre.

Abraham, por tanto, fue llamado a salir del lugar de su nacimiento y de la casa a la que pertenec�a, para que en una condici�n separada, como adorador del �nico Dios, pudiera mantener viva la verdad en el mundo. �Por qu�, entonces, el Se�or, si la causa de la verdad se redujera hoy a su extremo extremo, no levantar�a nuevamente una Iglesia de un solo hombre? �Ah�, dices, �pero los hombres no son llamados ahora, como lo fue Abraham, por llamados milagrosos del cielo.

Donde abundan los medios ordinarios, la sabidur�a no recurre a se�ales y prodigios. El mismo Esp�ritu que llam� a Abraham con una voz sobrenatural puede llamar a otros con la palabra de verdad. �Ah�, dices, �pero Abraham era naturalmente un hombre noble.

�D�nde encuentras un esp�ritu tan principesco como el suyo? Yo respondo: �Qui�n lo hizo? El que lo hizo puede hacer a otro como �l.

2. Mire de nuevo y observe que Abraham era un solo hombre. Si alguna vez quedamos reducidos, como no lo ser�, a un solo hombre, Dios preservar� Su Iglesia y llevar� a cabo Sus grandes prop�sitos por un solo hombre. Piense en el poder para el bien o el mal que puede estar consagrado en una sola vida humana.

3. Este hombre era un hombre solitario. No ten�a ning�n prestigio de filiaci�n, rango o t�tulo. El cumplimiento de su vocaci�n se bas� en su soledad; porque �l debe alejarse de su parentela y vagar arriba y abajo con sus reba�os, como lo hace la Iglesia de Dios ahora, habitando en una tierra extra�a y apacentando su reba�o aparte. "Lo llam� solo, y lo bendije y lo aument�". Si en la ciudad o distrito donde vive parece perder a todos sus ayudantes; si mueren uno por uno, y parece que nadie se quedar� para ti, persevera a�n, porque es el hombre solitario al que Dios bendecir�.

4. Era un hombre al que hab�a que desnudar a�n m�s. Debe salir de su parentela y de la casa de su padre, y debe vivir en Palestina hasta que nazca la simiente prometida. �Pero cu�nto tiempo esper� al heredero esperado! Qu� fiesta fue que naci� Isaac, llenando la casa de risas. �Pero debe morir! El gran anciano est� seguro de que incluso si realmente matara a su hijo por mandato de Dios, la promesa se cumplir�a de alguna manera.

Mira, entonces, a Abraham tu padre, y di, �no es �l el m�s grandioso representante humano del gran Padre Dios mismo, quien en el cumplimiento de los tiempos no escatim� ni a su propio Hijo, sino que lo entreg� gratuitamente por todos nosotros? Si en todas estas pruebas Abraham fue a�n bendecido y los prop�sitos de Dios se cumplieron en �l, �no podemos creer que el mismo Dios puede obrar por nosotros tambi�n, a pesar de nuestros abatimientos y humillaciones? Aqu� est� el resumen y la sustancia de este primer encabezado de mi discurso: al mirar la roca de donde estamos tallados, tenemos que ver al Se�or obrando los mayores resultados por causas aparentemente inadecuadas. Esto nos ense�a a dejar de calcular medios, posibilidades y probabilidades, porque tenemos que tratar con Dios, con quien todo es posible.

II. LA PRINCIPAL CARACTER�STICA DE ESTE HOMBRE ESCOGIDO. El texto dice: �Mira a Abraham tu padre, ya Sara que te dio a luz�, y debe significar: consid�ralo y ve lo que era, para que puedas aprender de �l. Su gran caracter�stica fue su fe. La fe de Abraham fue tal que lo llev� a la obediencia. El hombre de fe es el hombre de Dios. �Por qu�? Porque la fe es la �nica facultad de nuestro esp�ritu que puede captar el ideal de Dios.

La fe tambi�n tiene un gran poder de recepci�n, y ah� radica gran parte de su adaptaci�n al prop�sito divino. Entonces, nuevamente, la fe siempre usa la fuerza que Dios le da. La fe tambi�n puede esperar el tiempo y el lugar del Se�or. Dios ama la fe y la bendice, porque le da toda la gloria.

III. NUESTRA RELACI�N CON ESE HOMBRE. "Sabed, pues, que los que son de fe, �stos son hijos de Abraham". Seguramente se espera algo de los hijos de un hombre como Abraham. Debido a que somos la simiente de Abraham, el ap�stol declara que la bendici�n de Abraham tambi�n ha venido sobre nosotros ". �Qu� es? Es un favor del pacto que pertenece a todos los que son siervos de Dios por fe.

Aqu� est� la sustancia: "Ciertamente bendici�n, te bendecir�, y multiplicando te multiplicar�". La bendici�n va acompa�ada de multiplicaci�n. La bendici�n de la Iglesia es el crecimiento de la Iglesia. El �xito de la verdad es la batalla del Se�or, y el aumento de Su Iglesia est� de acuerdo con SU propia promesa; por tanto, en la quietud podemos poseer nuestras almas.

IV. NUESTRA POSICI�N ANTE EL DIOS DE ABRAHAM. �Mire a Abraham, pero s�lo a la torre de la cual el Se�or extrajo a Su pueblo:� su pensamiento principal debe ser Jehov� mismo. "Yo, lo llam� solo y lo bendije". Recordemos con alegr�a que el Se�or nuestro Dios no ha cambiado, es m�s, ni una jota ni una tilde. �No se ha acortado su brazo para que no pueda salvar�, etc. El pacto de Dios no ha cambiado.

Lee las palabras del pacto: "Con bendici�n te bendecir�, y multiplicando multiplicar� tu descendencia como las estrellas del cielo", etc. Pero tambi�n hay que a�adir esto, que esta obra que deseamos que el Se�or haga en algunos aspectos es incluso menor que lo que hizo con Abraham. �Qu� pedimos nosotros? �No es que deber�a comenzar con un hombre para edificar una naci�n o crear una Iglesia? No, pero la edificaci�n de Sion deber�a consolarla y alegrar sus lugares desolados.

�Qu� maravillas ha hecho Dios sobre la faz de la tierra desde los d�as de Abraham! - la estupenda maravilla de la encarnaci�n; la maravillosa obra de redenci�n, el logro m�s alto, m�s grandioso y m�s Divino de la Deidad, todo esto est� hecho; �Qu� no podemos esperar despu�s de esto? Sabes m�s de Dios de lo que Abraham podr�a saber. Conf�a en �l, al menos hasta el nivel del patriarca. �C�mo inventaremos una excusa si no lo hacemos? ( C. H . Spurgeon .)

Versículo 3

Porque el Se�or consolar� a Sion

Sion consol�

I. EXISTE UNA FINCA BAJA, DE LA IGLESIA UNIVERSAL CAT�LICA, Y DE RAMAS PARTICULARES DE �L, Y AS� DE MIEMBROS INDIVIDUALES.

II. HAY GRACIOSAS PROMESAS DE AVIVAMIENTO, de fertilidad y productividad restauradas.

III. EL MODO QUE ESTOS BENDITOS EFECTOS PUEDEN SER BUSCADOS Y DESEADOS. Cuando el ojo de la fe se dirige hacia Cristo, cuando creemos en �l como el Se�or nuestra justicia, cuando la oraci�n de fe asciende al cielo, cuando el o�do escucha la Palabra inspirada, entonces podemos esperar que Dios sea misericordioso con Su herencia, y refrescarla cuando se canse. No podemos buscar las provisiones del Esp�ritu de Dios a menos que las pidamos con sinceridad. ( HJ Hastings, MA .)

La depresi�n, la prosperidad y el deleite de la Iglesia

Tomando estas palabras como la declaraci�n del profeta con respecto a la Iglesia espiritual de Dios, bajo el apelativo de Si�n, proponemos a partir de estas palabras llamar la atenci�n:

I. A LA DEPRESI�N DE LA IGLESIA.

1. Esta depresi�n surge del reducido n�mero de los que pertenecen a la Iglesia.

2. La depresi�n consiste tambi�n en la falta de vigor espiritual por parte de los que pertenecen a la Iglesia.

II. A LA PROSPERIDAD DE LA IGLESIA. Observar&mdash

1. La fuente a la que se asigna la prosperidad de la Iglesia. �Porque el Se�or consolar� a Sion�, etc. El cristianismo es, enf�ticamente, el ministerio del Esp�ritu.

2. La naturaleza de la prosperidad por la que se distinguir� a la Iglesia. �Cu�l es el significado preciso de este consuelo de Sion, este consuelo de sus lugares desolados, haciendo de su desierto como el huerto del Ed�n, y su desierto como el huerto del Se�or? Aqu� observar� que un gran aumento del n�mero de miembros de la Iglesia debe considerarse claramente como incluido. Una gran purificaci�n y refinamiento en el car�cter de los que pertenecen a la Iglesia se�alar�n esos d�as futuros.

3. Los medios que deben adoptar los verdaderos amigos de la Iglesia para que llegue el per�odo de esta prosperidad prevista.

III. PARA EL PLACER DE LA IGLESIA. �En �l se hallar� gozo y alegr�a, acci�n de gracias y voz de melod�a�. Esta emoci�n puede surgir apropiadamente al contemplar:

1. El maravilloso cambio que se habr� logrado en la condici�n de la Iglesia misma.

2. La conexi�n entre la prosperidad de la Iglesia y la glorificaci�n de Dios.

3. La conexi�n entre la prosperidad de la Iglesia y la felicidad de la humanidad.

Conclusi�n:

1. Nuestra primera ansiedad, por supuesto, debe ser que ustedes mismos puedan pertenecer individualmente a la Iglesia de Dios.

2. Lo siguiente que deseamos de usted es que trabaje en todos los medios e instrumentos designados por los cuales se asegurar� la prosperidad de la Iglesia de Dios. ( J. Parsons .)

Sion consol�

(1) La tierra de la dicha es

(2) lleno de seres humanos

(3) en marco festivo y disfrute activo. ( E . Delitzsch, DD ).

Una perspectiva alegre

I. COMODIDAD CELESTIAL PROMETIDA. Esta es una promesa para la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios, capturada como lo ha sido por Cristo del mundo, elegida para ser el palacio donde �l habita, construida para un templo en el que se le adora, con frecuencia se llama "Si�n".

1. El objeto de este consuelo. "El Se�or consolar� a Sion". Bien puede hacerlo, porque ella es su elegida. "El Se�or ha elegido a Sion". Quisiera que aquellos sobre los que est� fijada Su elecci�n se alegraran y se alegraran.

2. El Se�or mismo es el Consolador. Hay dolores para los que no hay consuelo al alcance de la criatura; hay una ruina que desconcertar�a a cualquier mortal recuperarla. Feliz por nosotros que el Omnipotente venga en nuestra ayuda.

3. �C�mo se propone el Se�or consolar a Sion? Si lees el vers�culo completo, descubrir�s que es haci�ndola f�rtil. La verdadera manera de consolar a la Iglesia es edificar sus sinagogas, restaurar la desolaci�n de tiempos pasados, sembrar sus campos, plantar sus vi�edos, hacer fruct�fera su tierra, convocar la industria de sus hijos e hijas y llenarlos de vida, celo ardiente.

4. La promesa se da en palabras que contienen una promesa absoluta. �l "har�" y "har�" son t�rminos que no admiten equ�vocos.

II. LOS CASOS DOLOROSOS FAVORECIERON. �Har� de su desierto como Ed�n, y su desierto como huerto del Se�or�.

1. �No se encuentran en la Iglesia visible personas cuyo car�cter se describe aqu� v�vidamente?

(1) Hay quienes alguna vez fueron fruct�feros, pero ahora son comparables a los desperdicios. Recuerdo que un lunes por la tarde, cuando hab�amos estado esperando en oraci�n al Se�or desde las siete de la ma�ana, se produjo una oleada de oraci�n muy notable sobre la asamblea. Y luego dos rebeldes se levantaron y rezaron uno ayudando al otro. Seg�n su propio relato, hab�an sido muy malos compa�eros y hab�an transgredido gravemente contra Dios; pero all� estaban, con el coraz�n roto y bastante destrozados.

Fue un espect�culo que hizo regocijar a los �ngeles mientras sus l�grimas flu�an. Ciertamente, sus sollozos y gritos tocaron los corazones de todos los que est�bamos reunidos. Pens� para m� mismo: "Entonces Dios nos est� bendiciendo, porque cuando los rebeldes regresan es una prueba de que Dios ha visitado a su pueblo".

(2) Luego, un segundo aspecto de la promesa es: "�l convertir� su desierto en un Ed�n". Considero que el desierto aqu� es un lugar de escasa vegetaci�n. �Oh, cu�ntos hay en la Iglesia de Dios que son as�! Son cristianos, pero lo son cristianos.

(3) Un tercer car�cter est� impl�cito en el desierto: los lugares desiertos donde no habita ning�n hombre, donde el viajero no quiere quedarse. �Cu�ntos profesores de religi�n responden a esta descripci�n del suelo! Son como desiertos. No solo nunca dio fruto, sino que nunca se preocup� por hacerlo.

2. Preg�ntense ahora, �qu� dice el Se�or que har� por ellos? Dice que convertir� el desierto en un Ed�n. Sabes lo que era el Ed�n. Fue el jard�n de la tierra en los d�as de la probidad primitiva. De modo que el Se�or dice que cuando visite Su Iglesia har� que estos pobres descarriados, estos cristianos inmaduros, estos profesantes nominales, sean como el Ed�n. Adem�s, como para fortalecer el volumen de su gracia y de nuestra esperanza, dice que har� de ella un desierto como el huerto del Se�or. �l vendr� a ti y deleitar� tu coraz�n y tu alma con Su conversaci�n.

III. CIERTOS RESULTADOS DESEABLES QUE SON PREDECIDOS. �Se hallar� en �l gozo y alegr�a, acci�n de gracias y voz de melod�a�. Notas los dobles. El paralelismo de la poes�a hebrea, quiz�s, los necesitaba. A�n recuerdo c�mo John Bunyan dice que "todas las flores en el jard�n de Dios florecen al doble". Se nos habla de �m�ltiples misericordias�, es decir, misericordias que se pliegan una en otra, para que puedas desenvolverlas y encontrar una nueva misericordia en cada pliegue.

Aqu� tenemos "gozo y alegr�a, acci�n de gracias y voz de melod�a". El Se�or multiplica su gracia. �Oh, qu� cosa tan deliciosa debe ser la visita de Dios a Su Iglesia! Sin Dios, todo lo que puede hacer es gemir. No, ella no siempre har� eso. A veces se entrega a una presunci�n necia y dice: "Soy rica y he aumentado en bienes, y de nada tengo necesidad". Despu�s de eso, pronto se escuchar�n los gritos de los dragones y los gritos de los b�hos.

Deje que Dios visite Su Iglesia, y seguramente habr� acci�n de gracias y una voz de melod�a. �sta es la marca de una Iglesia revivida en todas partes. Se da un nuevo impulso al servicio del canto. ( C. H . Spurgeon .)

El huerto del se�or

El huerto de dios

(para ni�os): - Aqu� y en otros lugares, la Sagrada Escritura describe una reuni�n de rectos y santos como un jard�n, y de personas cristianas, ya sean hombres o ni�os, como los �rboles, las plantas y las flores en ese jard�n. En su jard�n

I. DIOS no tendr� malas hierbas. Esto nos recuerda

1. Cu�ntos males hay que destruir. La ociosidad, la falsedad, la cobard�a, la desobediencia, etc. , son malas hierbas que hay que arrancar y destruir.

2. Las formas en que se destruyen los males.

(1) Como la mala hierba, se arrancan y se queman. No debe haber medias tintas al lidiar con el pecado. Debemos llegar a las ra�ces y luego quemar todo.

(2) Al igual que las malas hierbas, deben eliminarse mediante una vida mejor que ocupe su lugar. En Nueva Zelanda, donde el azad�n de los colonos no logr� destruir la vegetaci�n rancia que se hab�a arraigado all� durante siglos, han adoptado con �xito el plan de plantar entre ella nuestro tr�bol ingl�s com�n. Y a medida que crece, en realidad est� desarraigando la formidable linaza con sus hojas fibrosas y fuertes ra�ces le�osas. Entonces la verdad, el coraje, el amor, desarraigar�n la mentira, la cobard�a, el ego�smo. Nos libramos del mal de los corazones y de las vidas mediante "el poder expulsivo de un nuevo afecto".

II. EXISTE UNA GRAN VARIEDAD DE FLORES. Rosa rica, tulip�n majestuoso, �dulce lirio de los valles, etc.

mil variedades, todas ayud�ndonos a comprender al famoso predicador que dijo: Las flores son las cosas m�s dulces que Dios hizo jam�s y en las que se olvid� de poner un alma �. De modo que hay una gran variedad de virtudes; sin monoton�a en el car�cter cristiano. Hay virtudes que, como �rboles altos y flores brillantes, hacen h�roes y m�rtires. Y hay otras como flores con p�talos diminutos y tintes delicados. S t.

Francisco de Sales dijo: "Cu�n cuidadosamente debemos apreciar las peque�as virtudes que brotan al pie de la Cruz". �Qu� son? alguien le pregunt�. �Humildad, mansedumbre, bondad, sencillez, sinceridad�, respondi�.

III. EL MISMO TIENE ALEGR�A. Por las almas verdaderas se regocija. El profeta dice que Dios se regocija "por ellos con c�nticos". Dios parece cantar sobre aquellos de quienes dice, como de David, "un hombre conforme al coraz�n de Dios"; como de Daniel, "Oh hombre muy amado"; como del Se�or Jesucristo, "Mi Hijo amado en quien tengo complacencia".

IV. TODA LA BELLEZA DE TODAS LAS FLORES DEBE SER RASTREADA A SU CUIDADO.

1. �l es el propietario.

2. �l es el Sembrador.

3. �l es el Jardinero - Cristo llam� a Dios el Labrador.

4. �l es la Fuente de toda vida y belleza. Porque �l es sol y viento; es como roc�o, y tambi�n aguaceros. ( UR Thomas, BA .)

Versículos 4-6

Esc�chame, pueblo m�o

El absoluto en la historia de la humanidad

El tiempo produce grandes cambios en la vida humana.

En medio del incesante torbellino de mutaci�n, �no hay nada inmutable? �La vida est� compuesta enteramente por contingencias vol�tiles? �No tiene elementos absolutos? �Oh, por una roca en este mar menguante, donde podr�amos estar seguros mientras el naufragio de los a�os pasa flotando! Esta Escritura responde a nuestras preguntas y satisface nuestras aspiraciones. La palabra "ley" designa la revelaci�n de Dios; �Juicio� y �justicia� son t�rminos intercambiables, que expresan una idea: rectitud.

Las grandes verdades, por tanto, envueltas en este rico atuendo oriental, son que la rectitud y la salvaci�n son los elementos de la revelaci�n de Dios; y que estos elementos son lo absoluto en la historia humana.

I. SON PARA TODAS LAS TIERRAS - mundialmente en su aspecto - "una luz del pueblo". El hombre es, sin duda, una inteligencia corrupta; y, en la naturaleza de las cosas, el conocimiento de su estado es esencial para su mejora. �Alguna vez buscar� un remedio o pedir� refugio hasta que haya sentido la enfermedad o haya visto el peligro? �De d�nde viene este descubrimiento? Nada menos que una revelaci�n especial de rectitud puede cumplir con el caso.

"Por la ley es el conocimiento del pecado". Luego viene el otro elemento: "salvaci�n". Cada uno de estos dos elementos de nuestra religi�n es igualmente necesario para el hombre en todas partes. Sin embargo, el valor de cada uno depende de la conexi�n mutua; cada uno es in�til por s� mismo.

II. ESTAS BENDICIONES SON PARA TODOS LOS TIEMPOS, AS� COMO PARA TODAS LAS TIERRAS. �Los cielos se desvanecer�n como humo�, etc. Estas palabras sugieren tres consideraciones solemnes:

1. Que el hombre est� relacionado con dos sistemas de cosas distintos, uno que involucra los "cielos y la tierra", el otro "la justicia y la salvaci�n" - el uno material, el otro espiritual. Esta doble relaci�n es una peculiaridad de nuestra historia. Los dem�s inquilinos del globo est�n relacionados con el material tal como somos nosotros. Pero con lo espiritual parecen no tener conexi�n.

2. Que uno de los sistemas con los que se relaciona el hombre es transitorio, el otro es permanente.

3. Que el sistema permanente debe dominar la principal preocupaci�n del hombre. Escuche la suma de este discurso: - Cuidado con el materialismo pr�ctico. ( D. Thomas, DD .)

Justicia y salvaci�n

I. EL CAR�CTER DE LOS A LOS QUE SE DIRIGE ESPECIALMENTE. Al comparar el primero y el s�ptimo con el cuarto vers�culo del cap�tulo, encontramos cuatro caracter�sticas principales de su car�cter expuestas:

1. Se dice que conocen la justicia.

2. Seguir la justicia.

3. Buscar al Se�or.

4. Tener la ley de Dios en su coraz�n.

II. LA DIRECCI�N MISMA. Constituye una descripci�n prof�tica sublime de esas bendiciones espirituales que madurar�n con el advenimiento del Mes�as. Predice el establecimiento de ese reino que no vendr� por observaci�n externa, sino que es "justicia, paz y gozo en el Esp�ritu Santo", la publicaci�n de "ese mejor pacto establecido sobre mejores promesas". Esta exposici�n prof�tica de las bendiciones y los triunfos del Evangelio sugiere muchos temas de profundo inter�s. El texto afirma plenamente:

1. Su certeza.

2. Su perpetuidad. ( T. Page, MA .)

Una ley evang�lica

La �ley� que se quiere decir aqu� ( Isa�as 51:4 ) es la de Sion ( Isa�as 2:3 ), a diferencia de la del Sina�, el Evangelio de la redenci�n. ( F . Delitzsch, DD ).

Versículo 5

Mi justicia esta cerca

La justicia y la salvaci�n de Dios

El evangelio de Cristo ser� predicado y publicado al mundo.

�De m� proceder� una ley� ( Isa�as 51:4 ), una ley evang�lica, la ley de Cristo, la ley de la fe ( Isa�as 2:3 ).

I. ESTO TRAER� CONSIGO JUSTICIA Y SALVACI�N, abrir� un camino f�cil a los hijos de los hombres para que puedan ser justificados y salvos. Se llama justicia y salvaci�n de Dios.

1. Debido a que �l lo ide� y lo llev� a cabo.

2. Es una justicia que �l aceptar� por nosotros y nos aceptar�.

3. Y una justicia que obrar� en nosotros.

4. Es la salvaci�n del Se�or, porque surge de �l y termina en �l. Observe, no hay salvaci�n sin justicia, y dondequiera que est� la justicia de Dios, estar� Su salvaci�n.

II. ESTA JUSTICIA Y SALVACI�N APARECER�N MUY BREVEMENTE. Est� cerca, ha salido. Est� cerca en el tiempo. Est� cerca en su lugar, no lejos de Romanos 10:8 ).

III. ESTA JUSTICIA EVANG�LICA Y SALVACI�N NO SE LIMITAR� A LA NACI�N JUD�A, SINO SE EXTENDER� A LOS GENTILES. ( M. Henry. )

El brazo de dios

El brazo de Dios juzgar� al pueblo impenitente y, sin embargo, en su brazo otros confiar�n y ser�n salvados por �l. ( M. Henry .)

Versículo 6

Alza tus ojos al cielo.

La eternidad de la religi�n

Del pensamiento de la universalidad de la religi�n el profeta se eleva al de su eternidad, que se expresa aqu� por un contraste de sorprendente audacia entre las "cosas que se ven" y las "cosas que no se ven". ( Prof. J. Skinner , DD .)

El presente y el futuro

I. Tenemos que hablarles de las COSAS CREADAS - los cielos arriba y la tierra abajo - como temporales, ya sea en s� mismas, o con respecto a nosotros que "debemos morir de la misma manera". Puede haber mucho espacio para cuestionar si se producir� la aniquilaci�n real de la materia; si incluso esta tierra ha de ser destruida de tal manera que no quede ning�n vestigio de ella. Sabemos que al menos nuestros cuerpos no deben ser aniquilados; pero que habiendo pasado por ciertos procesos, deben unirse al alma y permanecer en esa uni�n para siempre.

Sin embargo, sin suponer la aniquilaci�n real de la materia, podemos hablar del universo como destinado a ser destruido, ya que los sistemas que han de suceder hasta el presente ser�n completamente diferentes y llevar�n todas las huellas de una nueva creaci�n. Nuestro texto marca una segunda forma en la que nuestra conexi�n con las cosas visibles - los cielos y la tierra - puede llegar a su fin: "los que all� habitan morir�n de la misma manera".

II. Se establece un CONTRASTE entre Dios - Su salvaci�n y Su justicia - y los cielos y la tierra. Parece que el prop�sito del pasaje es atribuir un car�cter general a los objetos de la fe a diferencia de los objetos de los sentidos: el car�cter de permanencia y el de declive. ( H . Melvill, BD ).

Mirando hacia el cielo

El hombre tiene un m�sculo m�s que ordinario para levantar los ojos hacia el cielo. ( J . Trapp .)

El pershing y el establo

I. LA NATURALEZA PERECEDORA DE TODOS LOS OBJETOS, B�SQUEDAS Y COMODIDADES MUNDIALES.

II. LA ESTABILIDAD DE LOS QUE PROPONE EL EVANGELIO. ( W. Richardson .)

Una salvaci�n eterna

Nunca debemos esperar ning�n otro camino de salvaci�n, ning�n otro pacto de paz o regla de justicia, pero lo que tenemos en el Evangelio y lo que tenemos all� continuar� hasta el fin. ( M. Henry .)

La salvaci�n eterna de Dios

En el texto se nos presentan tres grandes variedades de existencia, a saber, las del hombre, la tierra y los cielos estrellados; y contrasta con la salvaci�n y la justicia de Dios.

I. LA SALVACI�N DE DIOS ES INDEPENDIENTE Y SOBREVIVIR� TODO LO HUMANO. �Cuando morir�n los que en �l habitan� , es decir, como la misma tierra vieja. "Mi salvaci�n ser� para siempre". El poder de Dios para la salvaci�n no solo es independiente de sus amigos, sino invencible para sus enemigos.

II. LA HIERBA SE RETIRA, LA FLOR SE APAGA; Y AS� TAMBI�N SER� LA TIERRA DE LA QUE SURGEN. "Se envejecer� como un vestido". Con el mismo prop�sito habla la ciencia. �La religi�n tambi�n envejecer�? Cuando la voz del planeta envejecido sea baja e indistinta, �la verdad de Dios tambi�n ser� menos clara y definida? Yo no creo. El mundo, en su juventud y belleza, no era m�s que un gran s�mbolo. El s�mbolo se ha ido; la verdad permanece.

Puede llegar el momento en que los recursos de la tierra se sequen; no as� los recursos del cielo. Puede que no haya sol para alegrar la tierra; habr� sol para los corazones de los hombres, no habr� roc�o para refrescar una tierra sedienta; habr� roc�o vivificante para el alma del hombre.

III. SOBRE TODA LA TIERRA CORRE LA PODEROSA LEY DEL CAMBIO. En todas partes hay nacimientos y disoluciones. Casi todo cede a su poder. Desde la peque�a flor hasta la enorme monta�a; desde la vida del insecto que nace y muere en un d�a, hasta la vida de los hombres, de las naciones, del mundo entero. El dominio de lo cambiante, sin embargo, no se limita a este mundo; se extiende a todos los mundos.

�Y por qu� deber�a permanecer por m�s tiempo cuando ha comenzado un universo m�s grandioso? El trabajo del viejo est� hecho. Naci� solo para hablar las grandes verdades de Dios. Lo ha hecho as�; dejalo pasar. Sus soles brillantes, los centros de vida y luz, todos hablaban de un Sol Eterno de quien proviene toda la vida y toda la luz. Dejemos que los sistemas cambiantes y en descomposici�n del viejo universo desaparezcan ahora; su existencia no ser�a m�s que una burla al lado del �nico sistema eterno de justicia. Deja que todo lo que debe pasar ahora pase. La consigna es: "Por los siglos de los siglos", por siempre un sistema, una voluntad, una obediencia, una atm�sfera de amor. ( D. Johnson, MA .)

La eternidad de la salvaci�n de Dios

Esta es evidentemente una de esas predicciones que tienen especial referencia a la introducci�n de la dispensaci�n del Evangelio, con la que este libro est� tan lleno de tachuelas. Podemos considerar Isa�as 51:4 ; Isa�as 5:1 como formando una especie de prefacio a Isa�as 51:6 ; y en ese prefacio se da la clave en cuatro palabras dominantes, a saber, ley, juicio, justicia y salvaci�n.

1. El Evangelio es una ley, no escrita en tablas de piedra, sino en las tablas carnales del coraz�n por el Esp�ritu del Dios viviente; es una ley de fe, amor y obediencia; es la ley por la cual Dios gobernar� a los hombres en lo sucesivo. Como dice el profeta en otro lugar: �El Se�or es nuestro juez, el Se�or es nuestro legislador, el Se�or es nuestro Rey; �l nos salvar� ". Su ley es conforme a Su gobierno; y su gobierno es para la salvaci�n de los hombres.

2. La palabra "juicio" se usa aqu� en el sentido de un cuerpo o c�digo de leyes, tal como forma la base de la constituci�n de un reino. Debe se�alar el cuerpo de la verdad del Evangelio que Dios est� a punto de revelar al mundo. Las doctrinas, los preceptos, las promesas, que se centran en la persona y la obra, que en conjunto est�n vinculados al Nuevo Testamento de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo, forman la base, el fundamento que Dios "asentar�" para que la luz la gente.

3. "Mi justicia est� cerca". Se trata de manifestarse de manera significativa, y de una manera inaudita, por la muerte de Mi Hijo unig�nito. En eso estoy a punto de ser visto, justo y, sin embargo, el Justificador del que cree en Jes�s.

4. �Mi salvaci�n ha salido�, etc. Las buenas nuevas de que los hombres deben ser salvos por la gracia gratuita de Dios, ya est�n publicadas y despertar�n una confianza amorosa en M� dondequiera que se conozcan. Luego llega el cl�max de este prefacio; el aguante eterno que es el destino de esta regla salvadora del Todopoderoso - �Alza tus ojos a los cielos�, etc. Aqu� se presentan tres cosas para nuestra consideraci�n:

I. EL DESTINO DE LOS CIELOS Y LA TIERRA.

1. Pensemos en su naturaleza. Son una emanaci�n de la mente de Dios.

2. El dise�o de la creaci�n.

(1) Este es su dise�o inmediato: servir al bienestar del hombre.

(2) Pero, �cu�l es el dise�o final de los cielos y la tierra? Como todo lo dem�s, para declarar la gloria de Dios. Pero sobre esto se deben hacer dos observaciones: esta declaraci�n es por s� sola imperfecta, como deben ser todos los signos materiales de la verdad. La p�gina impresa puede decirnos muchas verdades, pero hay verdades que la p�gina impresa por s� misma nunca puede decir. La creaci�n no puede declararnos todo lo que debemos saber de Dios.

Hay aparentes contradicciones en la naturaleza: est� el sol afable, el roc�o suave, el viento suave; pero tambi�n est� el volc�n ardiente, el terremoto terrible, el hurac�n furioso. La creaci�n no puede reconciliar sus propios fen�menos; su testimonio es imperfecto sin una luz superior y concurrente. Con demasiada frecuencia, el testimonio de la creaci�n se invalida o se pervierte a causa de la pecaminosidad humana. O los hombres no ven a Dios en absoluto en la naturaleza, o lo ven con una visi�n equivocada.

(3) Lleve sus pensamientos hacia el destino revelado de los cielos y la tierra. Deben morir por completo. "Mirando, pues, que todas estas cosas ser�n disueltas, etc. "

II. EL DESTINO DE LA RAZA MORTAL DEL HOMBRE. "Los que en �l habitan, morir�n de la misma manera". El hombre y el mundo datan del mismo origen y est�n formados por el mismo material.

1. Consideremos la naturaleza de la raza humana mortal. Es simplemente una parte de la creaci�n material visible.

2. Piense de nuevo en el dise�o de nuestra raza mortal. Es preeminente declarar la gloria de Dios. �Para mi gloria lo cre�, lo form�; s�, yo lo he creado ". Pero esta gloria que excede a Dios no debe derivarse tanto de nuestra naturaleza corporal, porque �sta no es sino la clase de gloria que todas Sus otras obras le rinden a �l, una gloria inconsciente; como de nuestra naturaleza espiritual, de voluntades renovadas, de afectos purificados, de una naturaleza redimida y santificada.

3. Obtendremos m�s luz sobre el prop�sito de Dios con respecto a nuestra raza terrenal, si echamos un vistazo a la analog�a entre la vida individual y la de toda la raza. Cada hombre entre nosotros es la miniatura, el ep�tome de la historia del mundo. �l es el microcosmos; trazas en ti mismo las imperfecciones de las facultades corporales y mentales; est�s consciente de las semillas de la muerte dentro de ti; todo lo relacionado con su condici�n actual expresa claramente la lecci�n de que se encuentra en una condici�n disuelta, incierta, precaria y transitoria.

Se describe adecuadamente en los emblemas de las Escrituras, una tienda, no una habitaci�n fija, un alojamiento, no un descanso final. Ahora, digo que puede rastrear una estrecha analog�a con todo esto en la historia de toda la raza. El mundo envejece; tiene arrugas en la frente.

4. Entonces recuerde que este es el destino predicho de nuestra raza mortal. Todos los hombres vivos y todo su entorno sensual ser�n completamente barridos.

III. EL DESTINO DE LA REGLA SALVADORA DE DIOS.- �Mi salvaci�n�, etc. Por la regla salvadora de Dios nos referimos a la regla que Dios ha revelado en el Evangelio, conforme al cual el hombre disfruta de la salvaci�n; la regla que exige arrepentimiento, fe impl�cita en el Mediador y obediencia al Esp�ritu Santo. Es el plan, la regla o el camino de salvaci�n de Dios, y se basa en el atributo inmutable de Su justicia.

1. Mira su naturaleza. El Evangelio es la colina y la exhibici�n perfecta de la mente de Dios.

2. Mira su dise�o. Es para la completa bienaventuranza de nuestros esp�ritus inmortales en la tierra y el cielo, aqu� y en el m�s all�, y por los siglos de los siglos.

3. El reinado salvador de Dios perdurar� por los siglos de los siglos. Conclusi�n: El gobierno de Dios debe salvarlo y bendecirlo y exaltarlo eternamente, o debe aplastarlo y destruirlo. ( E. Johnson, BA .)

El contraste

I. UN MUNDO QUE CAMBIA Y PASA. �Alza tus ojos�, etc. Dios nos llama a interrumpir por un corto tiempo nuestras ocupaciones ocupadas y a meditar en las cosas que se ven y en las que no se ven, las cosas temporales y las cosas eternas.

1. El marco de la creaci�n est� cambiando, pasando.

2. Las riquezas, las comodidades, los goces de la vida pasan.

3. Las preocupaciones, ansiedades y tristezas de la vida son pasajeras.

4. La vida misma es pasajera.

II. UNA SALVACI�N ETERNA E INAMBIANTE.

1. La bendici�n en s� misma es la salvaci�n.

2. Tiene a Dios por autor.

3. La eternidad es su duraci�n.

4. Los pecadores son part�cipes de esta bendici�n.

�Qu� tiene tu coraz�n, tus esperanzas? El amor de ambos no puede morar en el mismo pecho: "Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est� en �l". ( F . Storr, MA .)

Versículos 7-8

O�dme, los que conoc�is la justicia

Cristianos alentados contra el miedo al hombre

I. LAS PERSONAS DIRIGIDAS.

1. Aquellos que "conocen la justicia".

2. Tienen la ley de Dios en su coraz�n.

II. LA DIRECCI�N QUE SE HIZO A ELLOS. �Esc�chame�, etc.

1. Recordemos qui�n es el hablante de estas palabras.

2. Se puede considerar que el discurso contiene una exhortaci�n alentadora impuesta por argumentos poderosos.

3. Considere con qu� poderosos argumentos se refuerza esta exhortaci�n: Aquellos que ahora injurian al pueblo de Dios pronto ser�n puestos fin. Si su malicia no se extingue, los medios para complacerla ya no existir�n. Son mortales y, como tales, deben morir pronto.

4. Por otro lado, "Mi justicia (dice el Se�or) ser� para siempre, y Mi salvaci�n de generaci�n en generaci�n". En vano los imp�os hablan mal de su causa. Sobrevivir� a todos sus ataques; y aumentar� cuando los que lo injuriaron o se opusieron, callen en las tinieblas. En vano se reprocha a su pueblo. Realmente no pueden resultar heridos por tales intentos. ( E. Cooper .)

Mortalidad del hombre

No es gran cosa lo que dicen de nosotros que en breve debemos ser carne de gusano. ( M. Henry .)

Futilidad de la oposici�n humana al Evangelio

Las nubes oscurecen el sol, pero no obstruyen su avance. ( M. Henry .)

Versículos 9-10

Despierta, despierta, v�stete de fuerzas, brazo del Se�or

El despertar de Sion

(con Isa�as 52:1 (a) ): - Creo que ambos vers�culos deben considerarse hablados por una sola voz, la del Siervo del Se�or.

En uno, como Sacerdote e Intercesor, eleva las oraciones de la tierra al cielo en Sus propias manos santas, y en el otro, como Mensajero y Palabra de Dios, trae la respuesta y el mandato del cielo a la tierra por Su propia autoridad. labios, exponiendo as� el profundo misterio de su persona y su doble funci�n como mediador entre el hombre y Dios. Pero incluso si dejamos de lado ese pensamiento, la correspondencia y la relaci�n de los dos pasajes siguen siendo las mismas.

En cualquier caso, son intencionalmente paralelos en forma y est�n conectados en sustancia. Este �ltimo es la respuesta al primero. El clamor de Sion es respondido por el llamado de Dios. Al despertar del brazo del Se�or le sigue el despertar de la Iglesia. �l se reviste de fuerza visti�ndonos con Su poder, que se convierte en nuestro.

I. Tenemos aqu� un principio com�n que subyace a ambas cl�usulas, a saber, LA OCURRENCIA EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA DE PER�ODOS SUCESIVOS DE ENERG�A Y DE LENGUAJE. Se admite libremente que tal alternancia no es el ideal m�s elevado de crecimiento, ni en el individuo ni en la comunidad. Las propias par�bolas de nuestro Se�or presentan un camino m�s excelente: el camino del aumento ininterrumpido. As� podr�a ser nuestro crecimiento, si la vida misteriosa en la semilla no se encontrara con ning�n freno.

Pero, de hecho, la Iglesia no ha crecido as�. M�s bien, en el mejor de los casos, su emblema debe buscarse, no en el ma�z sino en el �rbol del bosque: los mismos anillos en cuyo tronco hablan de estaciones recurrentes en las que la savia ha subido al llamado de la primavera y se ha hundido nuevamente antes del fruncir el ce�o del invierno. En nuestro propio coraz�n hemos conocido esos tiempos. Y hemos visto una par�lisis similar afectar regiones y edades enteras de la Iglesia de Dios.

�D�nde est� el alegre empuje y el poder expansivo con que el Evangelio irrumpi� en el mundo? Entonces, si hay temporadas recurrentes de languidez, deben continuar profundiz�ndose hasta que el sue�o se convierta en muerte, o deben ser interrumpidas por un nuevo estallido de vida vigorosa. Y es en esos tiempos que el Reino de Cristo siempre ha crecido. Su historia ha sido de impulsos sucesivos gradualmente agotados, como por la fricci�n y la gravedad, y afortunadamente repetidos justo en el momento en que dejaba de avanzar y comenzaba a deslizarse hacia abajo.

II. LA DOBLE EXPLICACI�N DE ESTAS VARIACIONES. Esa audaz met�fora de Dios durmiendo y despierto se encuentra a menudo en las Escrituras, y generalmente expresa el contraste entre los largos a�os de paciencia paciente, durante los cuales las cosas malas y los hombres malos siguen su camino rebelde sin control sino por el Amor, y el momento terrible cuando algunos el trono de la iniquidad es reducido a polvo. Tal es la aplicaci�n original de la expresi�n aqu�.

Pero el contraste puede ampliarse m�s all� de esa forma espec�fica, y tomarse para expresar cualquier variaci�n aparente en la manifestaci�n de Su poder. Entonces, podemos ver aqu� impl�cita la causa de estas alternancias en su lado Divino, y luego, en el verso correspondiente dirigido a la Iglesia, la causa en el lado humano.

1. En cuanto al primero. Tenemos que distinguir entre el poder y lo que Pablo llama "el poder del poder". El uno es final, constante, inmutable. No se sigue necesariamente que el otro sea. La velocidad de funcionamiento, por as� decirlo, y la cantidad de energ�a que realmente se pone en juego pueden variar, aunque la fuerza sigue siendo la misma.

2. Nuestro segundo texto nos dice que si el brazo de Dios parece adormecerse, y realmente lo hace, es porque Si�n duerme. �l obra a trav�s de nosotros; y tenemos el poder solemne y terrible de controlar el poder que fluir�a a trav�s de nosotros.

III. EL COMIENZO DE TODO DESPERTAR ES EL CLIMO M�S SENCILLO DE LA IGLESIA A DIOS. Est� con nosotros como con los beb�s, el primer signo de cuyo despertar es un llanto. Porque cada conmoci�n semejante de vida religiosa vivificada debe tener en s� amarga penitencia y dolor por el descubrimiento que nos sobrevino de la miserable muerte de nuestro pasado. El clamor de Si�n a Dios no es s�lo el principio y la se�al de todo verdadero despertar; es tambi�n la condici�n y el precursor indispensable de todo perfeccionamiento de la recuperaci�n de la languidez espiritual.

Mire la seriedad apasionada que tiene, y aseg�rese de que nuestras oraciones somnolientas sean as�. Mire la gran confianza con la que se basa en el pasado, relatando las grandes haza�as de los d�as antiguos, y mirando hacia atr�s, no por desesperaci�n, sino por gozosa confianza en las generaciones de anta�o; y dejemos que nuestra fe t�mida se avive con el ejemplo, para esperar grandes cosas de Dios.

IV. EL LLAMADO DE RESPUESTA DE DIOS A SION. Nuestras oraciones m�s verdaderas no son m�s que el eco de las promesas de Dios. Las mejores respuestas de Dios son el eco de nuestras oraciones. Como en dos espejos colocados uno frente al otro, la misma imagen se repite una y otra vez, el reflejo de un reflejo, as� aqu�, dentro de la oraci�n, brilla una promesa anterior, dentro de la respuesta se refleja la oraci�n. Y en esa reverberaci�n, y devolvi�ndonos nuestra petici�n transformada en una orden, no debemos ver un rechazo de la misma como si hubi�ramos comprendido mal nuestro verdadero deseo.

La interpretaci�n totalmente opuesta es la verdadera. La oraci�n de Sion es escuchada y contestada. Dios despierta y se viste de poder. Entonces, como un rey guerrero, despertado �l mismo de su sue�o y ce�ido con acero reluciente, lanza el sonido del clar�n a trav�s del crep�sculo gris para convocar a las filas postradas que yacen alrededor de su tienda, de modo que la se�al del despertar de Dios y el primer acto de su conquista poderosa. es este toque de trompeta - "La noche est� avanzada, el d�a est� cerca" - "Quita las obras de las tinieblas", el traje de noche que era apto para el sue�o - "y ponte la armadura de la luz", el correo de la pureza que reluce y reluce incluso en la penumbra del amanecer.

Tampoco hay que olvidar que esto, como todos los mandamientos de Dios, lleva en su coraz�n una promesa. Pero el punto principal en el que insistir�a es la disciplina pr�ctica que esta convocatoria divina nos exige.

1. El principal medio de vida y fortaleza vividas es una comuni�n m�s profunda con Cristo.

2. Esta convocatoria nos llama al uso fiel del poder que, a condici�n de esa comuni�n, tenemos. Por lo tanto, busquemos con confianza tiempos de bendici�n, reconozcamos con arrepentimiento que nuestra propia falta de fe ha obstaculizado el brazo del Se�or, suplicamos fervientemente que venga con su fuerza regocijada y, obteniendo un poder siempre fresco de la constante comuni�n con nuestro amado Se�or, usemos hasta su �ltima gota para �l. ( A . Maclaren, DD ).

El grito de la Iglesia y la respuesta divina

(con Isa�as 52:1 ): -

I. EL LLAMADO DE LA IGLESIA A DIOS. "Despierta, despierta, brazo del Se�or".

1. La figura que se usa aqu� es bastante simple. El "brazo" es un s�mbolo natural de poder, porque es a trav�s de �l que ejecutamos nuestro prop�sito. Si est� entumecido, insensible e inm�vil, decimos que est� dormido; pero cuando se extiende para la acci�n, est� despierto. Y lo que el profeta suplica es que se pueda conceder alguna demostraci�n de poder divino, como se hab�a visto una vez en Egipto, cuando "Rahab" (el poder feroz y jactancioso del paganismo) hab�a sido quebrantado en pedazos y "el drag�n" ( o m�s bien el cocodrilo, s�mbolo reconocido de Egipto) hab�a sido gravemente herido.

Ahora bien, los usos que damos a nuestro brazo pueden, cualquiera de ellos, sugerir las acciones a las que convocar�amos a nuestro Dios en ferviente oraci�n. El brazo del guerrero lleva el escudo que protege su propio cuerpo y el de los amigos d�biles y heridos que yacen a sus pies; y queremos esa protecci�n que eclipsa contra los dardos de fuego de los malvados. El brazo est� naturalmente extendido para se�alar el camino a alguien que es ignorante y desconcertado, y cuando estamos perplejos en cuanto a la doctrina o al deber, encontramos que no es una cosa en vano orar: �Ens��ame tu camino, oh Se�or.

�Lo que se necesita ahora, como anta�o, es la realizaci�n y la manifestaci�n de la presencia de Dios en la Persona de Cristo, Su Hijo; para que ahora pueda producirse un verdadero avivamiento de la religi�n, una creencia viva e inquebrantable de que Dios est� entre Su pueblo de una verdad. Si solo �l se revela a S� mismo en ya trav�s de Su Iglesia, el pecado ser� conquistado y el mundo redimido.

2. La necesidad de esta oraci�n surge del hecho de que la obra que tenemos ante nosotros como Iglesias cristianas no puede ser realizada por el poder humano.

II. EL LLAMADO DE DIOS SOBRE LA IGLESIA. �Despierta, despierta; v�stete de tu fuerza, oh Sion �, etc. Dios nunca hace por su pueblo lo que �l puede hacer por s� mismo.

1. La Iglesia est� llamada a despertar del letargo, y sea el resultado del desaliento o de la indolencia, el sue�o debe ser sacudido.

2. La Iglesia tambi�n debe dotarse de fuerza, reanudar el coraje y renovar el esfuerzo con un nuevo sentido de su responsabilidad.

3. Pero estemos agradecidos de que haya lugar en el coraz�n de Dios para un servicio m�s silencioso. Aquellos que no logran ponerse la fuerza, al menos pueden hacerlo. �Hermosos vestidos� de santidad; y aunque �stos deben ser los m�s activos del trabajador, pueden transformar en santo testigo al sufriente solitario.

4. La Iglesia est� llamada aqu� a consagrarse de nuevo a Dios. Se la representa como una mujer cautiva en servidumbre degradante, cuya hora de liberaci�n ha llegado, y que debe liberarse de las ataduras que la han retenido y regocijarse en la libertad reci�n encontrada. No es solo el pecado lo que mantiene a la Iglesia en esclavitud, sino a veces el formalismo y el ceremonialismo, y debemos tener cuidado, no sea que, con nuestro amor por el orden, quedemos lisiados y obstaculizados.

Estemos preparados para hacer cualquier cambio de modo u organizaci�n, para desechar cualquier prejuicio, si impiden el servicio sincero y exitoso a nuestro Dios, y consideremos este como un tiempo para renovar la consagraci�n a Aquel a quien nos debemos. , nuestro tiempo, nuestro todo. ( A. Rowland, LL. B. )

El brazo del Se�or invocado

I. EXPLIQUE A QU� SE DIRIGE LA INVOCACI�N. "Oh brazo del Se�or".

II. LOS OBJETOS QUE IMPLICA ESTA INVOCACI�N. �Despierta, despierta�, etc. Es una aplicaci�n ferviente por parte del profeta, que Dios vendr�a como lo hab�a hecho en per�odos anteriores. Podemos referirnos a una serie de grandes acontecimientos, de los que la gente de anta�o apenas pod�a formarse una idea. Recordamos lo que Dios hizo en el cumplimiento de los tiempos cuando envi� a Su Hijo al mundo para restaurar a la humanidad.

Recordamos lo que hizo en la colina del Calvario. Recordamos lo que hizo cuando �lo levant� de entre los muertos, lo puso a su diestra y lo dio por cabeza de todas las cosas a la Iglesia�. Recordamos lo que hizo en el d�a pentecostal, cuando envi� su Esp�ritu Santo. Una vez que se ha hecho as� alusi�n a las manifestaciones anteriores del poder divino, hay un contraste evidente en cuanto a cu�l era el estado de cosas en los d�as del profeta.

Parec�a haber una suspensi�n de esta energ�a; la herencia de Dios fue en vano, su verdad fue insultada, su adoraci�n fue despreciada, sus exigencias fueron despreciadas. Y que es lo que queremos Queremos que su poder acompa�e la predicaci�n de la Palabra. Debe recordarse que no hay manifestaci�n del poder divino tan gloriosa como la que se ve en la extensi�n del Evangelio y su poder sobre las almas de los hombres.

III. LOS ANIMOS QUE TENEMOS PARA CREER QUE LA INVOCACI�N SE CUMPLIR�.

1. Considere el cuidado de Dios sobre la Iglesia en �pocas pasadas del mundo.

2. Del car�cter de Dios como oyente y contestador de la oraci�n.

3. De la naturaleza de las promesas registradas en las p�ginas sagradas. ( J. Parsons .)

Oraci�n por la prosperidad nacional y por el renacimiento de la religi�n, inseparablemente conectados

I. LA IMPORTANCIA DE ESTA ORACI�N. "�Despierta, despierta, v�stete de fuerza, oh brazo del Se�or!" En general, una petici�n como esta nos sugiere que nuestras oraciones por la interposici�n divina y la liberaci�n de las calamidades p�blicas deben estar dirigidas supremamente a la gloria de Dios. Una consideraci�n justa a la gloria de Dios en nuestras oraciones implica las dos cosas siguientes:

1. Que esperamos la liberaci�n �nicamente de Dios, deseamos que pueda ir acompa�ada de circunstancias tales como su mano y poder se vean en ella, y estamos dispuestos a reconocerlo como el supremo y �nico Autor de ello.

2. Tambi�n debemos orar por una dispensaci�n de Su gracia y misericordia para que un avivamiento de la religi�n pueda acompa�ar al alivio temporal.

(1) No tenemos ninguna garant�a para pedir el �ltimo de estos sin el primero.

(2) No tenemos ninguna raz�n para esperar que se otorgue por separado.

(3) Si lo hiciera, en alg�n grado, no ser�a una bendici�n sino una maldici�n.

II. EL ANIMO A LA ORACI�N. �Despierta como en los d�as antiguos, como en las generaciones pasadas�, etc. El profeta anima su fe, y alienta su propia dependencia, y la de los dem�s, de las promesas de Dios, celebrando la grandeza de su poder, como manifestado en anteriores liberaciones memorables concedidas a su pueblo elegido. Considere el efecto de tal punto de vista sobre la mente y su influencia en la oraci�n.

1. Nos satisface del poder de Dios y Su habilidad para salvar.

2. El mismo punto de vista nos sirve para conocer la misericordia de Dios y su disposici�n para ayudarnos en la angustia.

III. APLICAR LAS VERDADES sobre este tema a nuestra propia situaci�n actual en cuanto a asuntos p�blicos. Recordemos que servimos a un Dios inmutable. ( J . Witherspoon, DD ).

Cristo el brazo de Dios

A Cristo se le llama aqu� el brazo del Se�or. El brazo del Se�or significa Dios en acci�n. Los grandes prop�sitos de la redenci�n, concebidos en la eternidad, estaban muertos en la mente de Dios, por as� decirlo, hasta que fueron revelados en Cristo, el ejecutor de los pensamientos de la Deidad. A Cristo siempre se le llam� Logos, la expresi�n de la Divinidad. Cuando se habla de la mano en la Biblia, significa la obra exacta de Dios en la naturaleza, la providencia y la gracia.

El brazo es lo que env�a la mano a la acci�n. �El brazo extendido� es el poder de Dios de gran alcance. Por la diestra o el brazo de Dios debemos comprender una demostraci�n m�s especial y deslumbrante del poder de Dios. En todos los casos, la mano o el brazo de Dios significa Cristo. El profeta apela al pasado, "Despierta, como en los d�as antiguos", etc. En el contexto, mira hacia el futuro y vislumbra la gloria del Adviento, y clama: �Es el brazo de Dios! El texto es una invocaci�n para que Cristo venga en el Adviento. Este brazo de Dios es la revelaci�n.

I. DE LA GLORIA DE DIOS.

II. DE SU PODER SALVADOR. Es un brazo que puede llegar a todas partes. No hay altura tan alta o profundidad tan profunda como para estar fuera de su alcance para salvar.

III. UNA REVELACI�N UNIVERSAL DE DIOS. Significa la revelaci�n de Dios en la creaci�n, en la providencia, en la redenci�n, en la familia en el armario, en el alma, en la muerte, en el juicio, en la eternidad, donde asegurar� el triunfo eterno de aquellos cuya fe luego se fusionar�. a la vista. Conclusi�n:

1. �Cu�les son sus relaciones con este brazo de Dios? �Ha sido para ti s�lo un objeto de asombro como el arco en las nubes, o ha sido un brazo desnudo hasta el hombro, entrelazado a tu alrededor, lleno de una vitalidad que te imparti� mientras te defend�a y te levantaba?

2. �Has pensado en lo que te ha hecho este brazo? �C�mo sufri� al despojarse de su fuerza para que t� pudieras ser fuerte!

3. �No has pensado en el triunfo final de ese brazo? ( N . Schenck, DD ).

Tu fuerza! mi fuerza

(con Isa�as 52:1 ): -

1. Todo parec�a ir en contra del exilio. La vida ya no ten�a para �l un programa, sino una mirada retrospectiva; ya no es una esperanza radiante, sino s�lo una reminiscencia que se desvanece; ya no es una visi�n seductora, sino solo una historia distinguida. Aqu� yac�a en cautiverio; los c�nticos de Sion hab�an huido de sus labios, y su boca se llen� de gemidos y quejas. �El Se�or me ha desamparado, y mi Se�or se ha olvidado de m�.

�� �D�nde est� el que nos sac� del mar con el pastor de su reba�o? �D�nde est� el que puso su Esp�ritu Santo dentro de nosotros? " Y de vez en cuando el exiliado se volv�a a medias en un grito airado y desesperado: "�Oh, si rasgas los cielos, si descendieras!" Y de nuevo recay� en los bajos y los porristas gimieron: "Mi Se�or se ha olvidado de m�". Y una vez m�s traspas� el cielo con su s�plica escrutadora: �Despierta, despierta, v�stete de tu fuerza, oh brazo del Se�or, como en los d�as antiguos, en las generaciones pasadas.

2. �Cu�l ser� la respuesta del Se�or al clamor del exilio? Aqu� est�: "�Despierta, despierta, v�stete de tu fuerza, oh Sion!" La respuesta Divina es una r�plica aguda. ��No es tu Dios el que duerme! �Eres t� quien est� envuelto en una indolencia lenta y consumidora! Clamas por m�s fuerza; pero �qu� hay de la fuerza que tienes? Tu trompeta calla, y tu armadura se oxida en las paredes. �Eres como un vagabundo pidiendo ayuda cuando tienes un bolso lleno escondido entre las s�banas de una cama ociosa! �Est�s pidiendo refuerzos y tus soldados est�n en el div�n! �Tu oraci�n es la s�plica de un hombre que no est� haciendo lo mejor que puede! V�stete con tus poderes actuales, consagra todo tuyo al prop�sito de tu oraci�n y mantente en orden de batalla.

�No necesito decir que no hay nada en la respuesta del Se�or que desacredite el ministerio de la oraci�n. Sin embargo, tiende a colocar la oraci�n en su lugar correcto y a dar una verdadera comprensi�n de su prop�sito y ministerio. La oraci�n no es un talism�n, para ser utilizado como un sustituto f�cil de nuestra actividad y vigilancia. La oraci�n es un ministerio en el que nuestros propios poderes pueden ser avivados para un servicio m�s vigoroso y saludable.

Dios nos ha dado ciertas dotes. Ciertos talentos forman parte de nuestro equipo original. Poseemos poderes de juicio, de iniciativa, de simpat�a; y la principal implicaci�n de toda oraci�n exitosa es que estos poderes se colocan voluntariamente sobre el altar del sacrificio. Cualquier oraci�n es in�til cuando estos poderes son indolentes. Con demasiada frecuencia oramos para ser llevados como troncos, �y es la voluntad del Se�or que luchemos como hombres! El principio es este: nuestra "fuerza" debe respaldar nuestras s�plicas. �El respaldo est� siempre presente?

(1) Tome el asunto de nuestra salvaci�n personal. Todo el mundo es consciente de lo inmaduro que es en la vida Divina; sabemos lo oscuro que es nuestro discernimiento espiritual. Sabemos cu�n pocas e infrecuentes son nuestras brillantes conquistas, y cu�ntas y comunes son nuestras vergonzosas derrotas. Y una y otra vez suplicamos al Todopoderoso: "�Despierta, despierta, v�stete de fuerza, brazo del Se�or!" �Es posible que la respuesta del Se�or sea la r�plica de los viejos tiempos: "Despierta, despierta, v�stete de tus fuerzas, oh Si�n"? Somos tan propensos a dividir el consejo del viejo salmista y prestar atenci�n a una parte e ignorar la otra.

"�Traigan gloria al Se�or!" �Y as� lo hacemos! Traemos nuestras glorias, nuestras doxolog�as, nuestros himnos y nuestros himnos, y lo hacemos bien, pero es una ofrenda mutilada y sin vida si, con la gloria, no traemos nuestras fuerzas. "�Traigan al Se�or gloria y fuerza!" Es en esta falta de fuerza en nuestra religi�n personal que somos tan lamentablemente deficientes. Necesitamos aportar a nuestra religi�n m�s fuerza de sentido com�n: m�s inventiva, m�s fertilidad de ideas, m�s prop�sito, una persistencia m�s firme y met�dica.

Y tenemos que aportar una fuerza de voluntad m�s dominante. A muchos de nosotros nos gustar�a ser santos sin convertirnos en soldados, y el deseo nunca se podr� alcanzar. Dejame contarte una historia. Dos �ni�as� peque�as en la misma clase, una arriba y la otra abajo. El de abajo consulta al de arriba. "�C�mo es que siempre est�s en la cima de la clase?" "�Oh, le pido a Jes�s que me ayude!" �Entonces har� lo mismo�, dijo el miembro no distinguido, y de inmediato puso en pr�ctica el consejo.

Al d�a siguiente, sus posiciones relativas permanecieron inalteradas, una en la parte superior y la otra en la parte inferior. Se renueva la consulta. "Pens� que hab�as dicho que Jes�s me ayudar�a, �y aqu� estoy otra vez abajo!" "Bueno, �l lo har�, pero �cu�nto tiempo trabajaste?" "�Oh, nunca abr� un libro!"

(2) Tome el asunto de la salvaci�n del hogar. Hemos intercedido por nuestros peque�os en el trono de la gracia. �Estamos poniendo nuestra "fuerza" en la salvaci�n del hogar? No conozco un patr�n de hogar mejor que el de Charles Kingsley, pero �l aport� su fuerza a su creaci�n. Era un hogar cuya atm�sfera moral era como el aire en las alturas alpinas, un hogar en el que, en todas las perplejidades, el �nico refer�ndum era el Se�or mismo, un hogar cuyos ministerios estaban revestidos de gracia y belleza.

Nunca olvidar� escuchar una larga conversaci�n entre dos hombres, uno de los cuales le hab�a preguntado al otro el tama�o de su familia. "Tengo diez", dijo. "�Qu� responsabilidad!" respondi� el otro. A lo que lleg� de inmediato la alegre respuesta: "Y qu� privilegio, porque todos son obreros del lado de Dios".

(3) Est� el tema de la redenci�n social. Cu�ntas veces hemos orado por la ciudad: "�Despierta, despierta, fuerza, oh brazo del Se�or!" Y a�n as�, creo, llega la r�plica divina: "�V�stete de tu fuerza, oh Si�n!" Abusamos del privilegio de la oraci�n cuando la convertimos en un ministro de evasi�n y negligencia personal. Ese es mi mensaje. No hay verdadera oraci�n sin una plena consagraci�n. ( J. H . Jowett, MA .)

Versículo 11

Por tanto, los redimidos del Se�or volver�n

Grandes liberaciones

El regreso de la luz de la ma�ana despu�s de las tinieblas de la noche; de un hermoso verano despu�s de un fr�o y triste invierno; de salud y fortaleza despu�s de una temporada de enfermedad y dolor, es refrescante y placentera, y exige la gratitud del coraz�n.

La liberaci�n de una naci�n de la esclavitud o el sometimiento temporal a menudo ha encendido un fuego en el pecho del patriota, el pintor, el poeta y el historiador; pero, �qu� son todas las bendiciones terrenales en comparaci�n con las espirituales y eternas? ( Nuevo p�lpito irland�s .)

El gozo presente y futuro de los redimidos del Se�or

Existe la mayor armon�a en toda la Biblia, y sus brillantes descripciones de eventos futuros siempre tienen alguna relaci�n con los efectos espiritualizadores del Evangelio de Cristo.

1. �Qui�nes pueden ser llamados redimidos del Se�or con tanta propiedad, como aquellos a quienes �l liber� del poder y de la pena del pecado?

2. �Qui�n, adem�s, puede ser llamado con tal propiedad los redimidos del Se�or, como aquellos a quienes �l rescata de ese enemigo que todo lo conquista, que pone todas las cosas bajo sus pies?

3. � Pero debe el alma permanecer insensible con el cuerpo hasta esta redenci�n general? �Deben pasar siglos antes de que los redimidos del Se�or disfruten de un anticipo de su redenci�n? �No! "Hoy estar�s conmigo en el para�so".

4. � Pero no hay algunas consideraciones que debemos tener en cuenta sobre este tema? �No hay alguna bendici�n, una bendici�n m�s all� de todas las dem�s bendiciones, que las convierte en un motivo de gozo eterno para los redimidos del Se�or? Al llevar a muchos hijos a la gloria, Jes�s ha sido perfeccionado a trav�s de los sufrimientos; Ha hecho la reconciliaci�n por el pecado. ( W. M . Harte .)

La alegr�a de los redimidos

Ninguna expresi�n del Nuevo Testamento podr�a ser m�s hermosa que esta descripci�n del regreso de los redimidos del Se�or a Si�n.

1. Se�ala, desde el principio, los motivos de su confianza y alegr�a. Son viajeros rescatados: han encontrado la "justicia" y la "salvaci�n" de las que se habla al comienzo del cap�tulo. Van, en su camino de peregrinaje, regocij�ndose en Aquel cuyo brazo "hiri� al drag�n", el "Hombre de la diestra de Dios", que en Su cruz y pasi�n ha "destruido al que ten�a el poder de la muerte, que es el diablo. y liber� a los que por temor a la muerte estuvieron sujetos a servidumbre durante toda su vida �. Son m�s que vencedores a trav�s de Aquel que los am�.

2. Adem�s, se los representa aqu� con sinceridad, incluso en el transcurso de su viaje por el desierto, como llenos "de paz y gozo en la fe", "llenos de esperanza". El cristiano es un hombre alegre. Aunque sea un desierto que pisa, y aunque el dolor y el luto tambi�n se representan como seguir sus pasos, a�n tiene elementos de tranquila felicidad dentro de �l que hacen que la canci�n, no la l�grima, sea el exponente apropiado de sus pensamientos y emociones.

De hecho, ser�a extra�o si fuera de otra manera. En paz con Dios; pecado perdonado; el coraz�n cambi�; los afectos elevados; la gracia moldea, sostiene, vivifica, santifica; y, elev�ndose sobre todo, la segura esperanza de gloria en el m�s all�.

3. Las palabras tambi�n parecen hablar de una alegr�a cada vez mayor. A medida que los portales de la gloria se acercan, la canci�n se profundiza en melod�a y fuerza. Vienen a. Sion "con c�nticos"; entonces �el gozo eterno est� sobre su cabeza. Luego, obtienen una nueva unci�n de "gozo"; y finalmente �dolor y duelo� - estos dos compa�eros del desierto - se elevan sobre sus alas sombr�as y l�gubres, �y se alejan para siempre! ( JR Macduff, DD )

Viaje y canto

I. UN PUEBLO REDIMIDO.

II. LOS REDIMIDOS DEL SE�OR COMO VIAJEROS.

III. LOS REDIMIDOS DEL SE�OR COMO CANTANTES. ( J. M . Blackie, LL.B ).

Versículos 12-13

Yo, aun yo, soy el que te consuela

El consuelo divino es fuerza

Oraron por las operaciones de Su poder ( Isa�as 51:9 ); Les responde con el consuelo de su gracia, que bien puede aceptarse como equivalente.

( M. Henry .)

Nuestro verdadero Consolador

I. EL SE�OR CONSOLA A TODOS LOS QUE CONF�AN EN �L, REVELANDO SU RELACI�N. Es un placer saber que si el Todopoderoso es rey, est� sentado en un trono de gracia, al que todo hombre tiene la libertad de: venir; pero es un consuelo mucho m�s reconfortante saber que el Se�or no desea que se nos conozca como nuestro rey; es Su deseo que nos acerquemos a �l como nuestro Padre. Si re�ne el registro de todos los padres buenos y amables que han existido, y puede imaginarlos unidos en un solo ser, tendr� una idea de nuestro Padre Celestial.

II. EL SE�OR NOS CONSOLA CON SU PRESENCIA CONTINUA. �Has pensado en lo que significa, en oraci�n, cuando cierras los ojos?

III. EL SE�OR NOS CONSOLA, PROBANDO SU EXTRAORDINARIO AMOR. Quiz�s hayas pecado gravemente y, aunque te hayas arrepentido y est�s luchando con valent�a, el mundo insensible puede se�alar con el dedo de desprecio; pero no desesperes. Escuche la voz de su Padre Celestial: "Yo, yo soy el que os consuela, yo"

IV. EL SE�OR NOS CONSOLA, DEMOSTRANDO QUE EL GOBIERNA TODAS LAS COSAS. El miedo tiene tormento y es el padre de todos nuestros afanes y ansiedades. ( W. Birch .)

�Qui�n eres t� para tener miedo de un hombre ?

El temor comparativo de Dios y el hombre

I. Aqu� se habla de DOS PARTES: el hombre que morir�, "el hijo del hombre que ser� convertido en hierba"; y "el Se�or nuestro Hacedor, que extendi� los cielos y puso los cimientos de la tierra". Parece ser un objeto principal de las Escrituras, en otros lugares como en el texto, establecer en el m�s v�vido contraste entre s� la mezquindad, la vacuidad, la nada del hombre; y la suficiencia total, la majestad y la gloria de Dios.

II. En el trato com�n del mundo, EL ANTIGUO DE ESTAS PARTES, M�S QUE EL �LTIMO, ES PR�CTICAMENTE OBJETO DE

REVERENCIA, RESPETO Y MIEDO. De hecho, todo el sistema de la sociedad parece fundado en el principio de que las sanciones humanas est�n por encima de las Divinas.

III. EL SIGNIFICADO DE ESA PREGUNTA ENF�TICA CON LA QUE EMPIEZAN ESTAS PALABRAS, "�QUI�N ERES T�?"

1. La pregunta parece haber sido dirigida principalmente a aquellos cuyo temor predominante al hombre era el resultado m�s de debilidad en circunstancias dif�ciles, que de ceguera carnal y depravaci�n de coraz�n. Parece destinado a animar al pueblo de Dios cuando se ve amenazado por los peligros, y particularmente cuando lo acosan los terrores que inspiran los crueles enemigos.

2. Pero en otro sentido, y con un �nfasis muy diferente, �se aplica a aquellos que, en el esp�ritu genuino del mundo y con el pleno acuerdo de la voluntad, rinden ese homenaje al hombre que deliberadamente reh�san a Dios? Bien se le puede decir a los tales, en un tono de indignaci�n y sorpresa mezclados, "�Qui�n eres t�?" ( H . Woodward, MA .)

El miedo al hombre se quita al reflexionar sobre Dios

Si, siendo hijos de Dios, por la fe en Jesucristo, reflexionamos debidamente sobre nuestro "elevado llamamiento" y valoramos sabiamente nuestros privilegios, ciertamente no deber�amos asombrarnos tanto unos a otros, ni ser tan culpables como lo somos de nosotros. olvido del Todopoderoso.

I. "�QUI�N ERES T�?" La pregunta se le hizo a Israel, con referencia, no a lo que eran en s� mismos, dependiendo de su propia fuerza o santidad; porque eran ofensores d�biles y miserables, que sufr�an el castigo de sus ofensas; conquistado y llevado al exilio por enemigos paganos; sin amigos y sin esperanza: pero se refer�a a la elecci�n que Jehov� hizo de ellos como un pueblo peculiar, a su experiencia de la protecci�n divina y a su derecho pactado en las promesas divinas.

Y, sin referencia a Dios, y su salvaci�n, lo que puede ser la respuesta de cualquier ser humano a la pregunta: ��Qui�n , o qu� eres?� - nada, y menos que nada; un vapor que se exhala y no se exhala; un �tomo que perece y se olvida; un ser pecador y miserable, hijo de perdici�n, "en su mejor estado, vanidad total". Sin embargo, no es as� que Dios nos ve. �l contempla todas las cosas aqu� abajo en Su bendito Hijo. La redenci�n permite a cada creyente dar una respuesta elevada a la pregunta: "�Qui�n eres t�?"

II. Si tal es un borrador correcto de la respuesta que el cristiano fiel puede dar a la pregunta: "�Qui�n eres t�?" LA INCAPACIDAD, LA INAPROPIEDAD DE SU RENDICI�N AL TEMOR DEL HOMBRE ES MANIFIESTA.

1. Agota la fuerza vital del car�cter cristiano, al socavar nuestra fe. No puedo creer verdaderamente en Dios, como �l se ha revelado a S� mismo, y aun as� rebajarme ante este temor.

2. Conduce a los hombres a recursos vanos e indignos: confiar en el "brazo de carne" y en los "refugios de mentiras".

3. El miedo carnal es la peor forma de ese cuidado y ansiedad irracionales, contra las usurpaciones de las que nuestro Se�or nos advierte.

4. �Pero�, pregunta el profeta, ��qui�n eres t� para tener miedo? �No eres t�, hijo de Dios, de tan alta dignidad, de una estirpe y un linaje tan gloriosos, que no deber�as ser sospechoso de una pasi�n tan degradante como el miedo innoble?

III. SIEMPRE CONECTADO CON EL MIEDO AL HOMBRE, EST� EL OLVIDO DEL DIOS TODOPODEROSO. ( R . Cattermole, BD ).

Dios m�s temible que el hombre

Que de dos males, el mayor es el m�s temible, es un principio evidente por s� mismo, que, tan pronto como se propone, exige nuestro asentimiento; que quien puede infligir un mal mayor "ES" m�s temible que quien s�lo puede infligir un mal menor, es una consecuencia inmediata de ese principio evidente; que el Se�or nuestro Hacedor, que extendi� los cielos y puso los cimientos de la tierra, est� armado con mayor poder y puede infligir males mayores y m�s duraderos que �el hombre que morir� y el hijo del hombre que ser� hecho como hierba �, se expresa con m�s fuerza que si se declarara en t�rminos directos en la exposici�n del texto: que el hombre, por tanto, no es temible, y que Dios es; o que el hombre no debe ser temido en comparaci�n con Dios; no igualmente para ser temido con �l; nada que temer,

I.Es cierto que EN LA CONDUCTA DE NUESTRAS VIDAS ESTAMOS M�S PREOCUPADOS POR EL TEMOR DEL HOMBRE QUE POR EL TEMOR DE DIOS. Esto est� probado por la experiencia y la observaci�n. Tan evidente como es, que los hombres cometen esos pecados en secreto que no se atreven a cometer abiertamente; que se preocupen m�s por parecer religiosos que realmente religiosos; que en una �poca licenciosa tienen miedo de admitir que est�n bajo las influencias de la religi�n; que cometen mayores pecados para esconderse menos; que eligen obstinadamente persistir en un error que admitir que estaban equivocados; que prefieren quebrantar las leyes de Dios que pasar de moda; que son servidores del tiempo y juegan r�pido y relajado con sus principios, con el fin de asegurar o promover su inter�s; que �hacen naufragio de su fe� cuando surgen tormentas, y se aparta en tiempos de persecuci�n; tan evidente es que en la conducta de sus vidas est�n m�s influidos por el temor de los hombres que por el temor de Dios.

II. CONSULTAR C�MO SE REALIZA ESTO.

1. En cuanto al caso de los pecadores habituales, libertinos y osados, su conducta en este asunto se explica f�cilmente. Por un curso de pecado constante e ininterrumpido, han desgastado todo sentido de religi�n, todas las nociones de Dios, todas las aprensiones de un estado futuro y un juicio por venir.

2. Todo disc�pulo de Cristo no es tan h�bil en la doctrina de la Cruz como para alcanzar esa plenitud de estatura en Cristo a la que lleg� San Pablo, cuando pudo, sin arrogancia, declarar su valent�a inquebrantable y resoluci�n de mente en esa profesi�n magn�nima, pero sincera, que lo encontramos haciendo: "�Qui�n nos separar� del amor de Cristo?" etc.

3. Si se demuestra que la persecuci�n es una tentaci�n tan fuerte, y la fe de la mayor�a de los cristianos es tan d�bil, no es de extra�ar que los hombres a menudo cedan a la violencia de pruebas tan apremiantes y se sientan intimidados. en complacencias pecaminosas, por el temor de esos males, que, aunque no guardan proporci�n con la ira de Dios, que ser� revelada en el �ltimo d�a, son todav�a lo suficientemente fuertes como para traicionar los socorros que ofrecen la raz�n y la religi�n.

4. Pero a�n as�, �qu� explicaci�n se puede dar por qu� los hombres se arriesgan a perder sus almas inmortales, para evitar males de mucha menor magnitud? como son la verg�enza, el descr�dito, el disgusto de los superiores, el disgusto de los iguales o incluso, a veces, la desaprobaci�n de los inferiores? La mejor explicaci�n que puedo dar de una conducta tan extravagante e injustificable es la siguiente: los pecados a los que los hombres se ven atra�dos por tentaciones tan leves no suelen ser de ese tipo atroz, como aquellos a los que son tentados por los terrores de males mayores. ; como la tentaci�n es m�s d�bil, para m� los fines a los que son tentados son mucho m�s ligeros: aunque, por tanto, no pueden alegar la violencia de la tentaci�n, sin embargo, tienden a esperar que los pecados en los que son tan f�cilmente traicionados, no son de los m�s profundos mueren, antes ser�n borrados.

III. MUESTRE LA EXTREMA LOCURA E IRRAZONABILIDAD DE ESO. Por el orden de la naturaleza, nuestras pasiones deben estar bajo el gobierno de la raz�n; por las leyes de Dios deben estar sujetos a las reglas de la religi�n. Nuestra raz�n nos dice que los mayores males son los m�s temibles; Nuestra religi�n nos ense�a que los males por venir son mucho mayores que los que podamos sentir en la actualidad: tanto la raz�n, por lo tanto, y la religi�n acuerdan condenar los males menores evitando, chocando con los mayores, que siempre lo hacemos, cuando por miedo. para ofender a los hombres presumimos de pecar contra Dios.

IV. D� ALGUNAS REGLAS DE C�MO PODEMOS CONQUISTAR ESTE VICIOSO E INMODERADO MIEDO AL HOMBRE.

1. Tememos a los hombres m�s que a Dios, porque los males amenazados por los hombres se sienten m�s cercanos que los amenazados por Dios. Para debilitar la fuerza de este motivo al temor de los hombres, debemos considerar que esta aprehensi�n nuestra puede ser falsa; porque aunque la sentencia de Dios contra las obras malas no siempre se ejecuta r�pidamente, sin embargo, los juicios de Dios a veces se apoderan del pecador, incluso en el mismo acto de pecar.

Pero permiti�ndoles estar todav�a lejos y avanzar con el paso m�s lento, sin embargo, la desproporci�n que llevan a los males m�s dolorosos que los hombres pueden infligir, es tan grande, que si los vemos juntos, los �tesoros de la ira que son guardados para el d�a de la ira �no pueden parecer ligeros e insignificantes, a pesar de su actual distancia. Pero para eliminar todo peligro de que se nos imponga al considerarlos tan remotos, deber�amos acercarlos a nosotros en nuestros pensamientos.

2. Ser� m�s conveniente que fortalezcamos nuestras buenas resoluciones considerando los apoyos que podemos esperar de Dios, si soportamos con valent�a aquellas pruebas por las que nuestra virtud es, en cualquier momento, asaltada. El mismo poder de Dios que se manifestar� en nuestro castigo, si cedemos al miedo vicioso de los hombres, se esforzar� en nuestra ayuda, para que podamos vencerlo eficazmente. Por tanto, teniendo estas amenazas y promesas del Se�or, actuemos como hombres dotados de raz�n y como cristianos fuertes en la fe. ( Bp . Smalridge .)

Miedos necios e imp�os

I. EL ABSURDO DE ESOS MIEDOS. Es un menosprecio para nosotros cederles el paso. En el original, el pronombre es femenino, "�Qui�n eres, mujer?" indigno el nombre de un hombre, una cosa tan d�bil y femenina es dar paso a miedos desconcertantes. Es absurdo

1. Tener tanto miedo de un moribundo.

2. Temer �continuamente todos los d�as� ( Isa�as 51:13 ); ponernos en un constante potro, para no estar nunca tranquilos, ni disfrutar de nosotros mismos. De vez en cuando un peligro puede ser inminente y amenazador, y puede ser prudente temerlo; pero estar siempre en un tir�n, temblar ante el movimiento de cada hoja, es someternos toda nuestra vida a la esclavitud, y traer sobre nosotros ese doloroso juicio que amenaza Deuteronomio 28:66 ).

3. Temer m�s all� de lo que existe. Tienes miedo de "la furia del opresor". Es cierto que hay un opresor y est� furioso. �l planea, puede ser, cuando tenga la oportunidad, hacerte da�o, y ser� tu sabidur�a, por lo tanto, estar en guardia; pero le tienes miedo "como si estuviera dispuesto a destruir", como si acabara de cortarte el cuello y no hubiera posibilidad de evitarlo.

Por tanto, un esp�ritu temeroso tiende a hacer lo peor de todo, y algunas veces Dios se complace en mostrarnos su insensatez. "�D�nde est� la furia del opresor?" Desaparece en un instante y el peligro pasa antes de que te des cuenta. Su coraz�n est� revuelto o sus manos est�n atadas.

II. LA IMPIEDAD DE ESOS MIEDOS. T� "olvidas al Se�or, tu Hacedor", etc. Nuestro temor desmesurado al hombre es un olvido impl�cito de Dios. ( M. Henry .)

Versículo 13

Y olvidas al Se�or tu Hacedor

Dios el creador

�Qu� es crear los cielos y la tierra?

�Qui�n ha visto el proceso de creaci�n? Veo a un hombre transformar un trozo de hierro o madera en un instrumento �til, y el proceso parece bastante simple. Pero aqu� veo la mano que trabaja y el material sobre el que trabaja. Pero eso no es creaci�n, creaci�n de la nada. No veo una mano que d� forma a los �rboles y las colinas; Nunca veo algo surgiendo de la nada. Puedo ver el crecimiento de una flor, como puedo ver la construcci�n de una casa.

Y s� que en el primer caso, como en el segundo, hay algo de fuerza en la actividad. Pero la fuerza no es Dios. Detr�s de esa fuerza, Dios todav�a se esconde, y la pregunta misteriosa permanece: �Qui�n es �l! M�s misterioso a�n cuando tengo que reflexionar que se est�n formando millones de flores en todo el mundo, y que una fuerza similar est� operando a trav�s de todos los mundos del espacio ilimitado. Y en todas partes detr�s de esta fuerza est� Dios.

Dios tambi�n es mi Hacedor. Como y bebo, vivo y crezco y siento la energ�a de la vida. Y eso tambi�n es Dios. Tan cerca de m�, tan inconmensurablemente distante; y a�n no visible en ninguna parte. Entonces, �c�mo pensar� en �l y responder� a mi coraz�n la pregunta: �Qui�n es Dios? ( S . Edger, BA ).

Versículo 16

Y he puesto mis palabras en tu boca

La semilla de ma�z de un mundo nuevo

Las palabras en su boca son la semilla de un mundo nuevo en medio del viejo.

( F . Delitzsch, DD ).

Encargado, dotado, preservado

Como la primera creaci�n, la nueva es un proceso gradual que avanza de una era a otra.

I. EN ESTA OBRA DIOS EMPLEA A SUS SIERVOS. Cuando se dice: �Para plantar�, etc. , es obvio que es a trav�s de Israel que la obra ser� 1 Corintios 3:9 ).

II. PARA ESTA OBRA DIOS ARMA A SUS SIERVOS. �He puesto mis palabras en tu boca�.

III. PARA ESTA OBRA Y EN ELLA DIOS CONSERVA A SUS SIERVOS. "Te he cubierto", etc. ( W. Guthrie, MA )

Versículo 17

Despierta, despierta, lev�ntate, Jerusal�n

Tiempo m�s brillante para el exiliado Israel:

Jerusal�n es representada como una mujer, postrada por la desgracia, tendida impotente como si estuviera borracha, al borde del camino, sin que sus hijos puedan guiarla o ayudarla: pero ella debe ponerse de pie; el pasado ahora se invierte solemnemente.

; y la copa de �tambalear� que ha bebido se les dar� a los que la afligieron ( Isa�as 51:17 ). ( Prof. S . R . Conductor, DD )

Un llamado a abandonar la desesperaci�n

Es un llamado a despertar, no tanto del sue�o del pecado (aunque eso tambi�n es necesario, para que est�n listos para la liberaci�n), como del estupor de la desesperaci�n. ( M. Henry. )

La copa del temblor .

La copa del temblor

Tarde o temprano se pone una copa as� en todas nuestras manos. Algunos pueden preguntarnos, de hecho, �si el cristianismo no es una religi�n de alegr�a? �S�! Pero no es una religi�n de hilaridad. �La vida cristiana es la reproducci�n de la imagen del Maestro en el mundo! Y como �l era el Var�n de Dolores, por debajo de todo habr� tribulaci�n en nuestros corazones, �incluso cuando compartamos el legado de la alegr�a del Maestro! Hay que tomar la copa.

El vino tinto es derramado por la mano buena, y el ni�o con la rodilla doblada y el coraz�n magullado dice: �S�, Padre, porque as� te parece bien�. Bueno a la vista que ve el final desde el principio, que culmina en las �ltimas emisiones de gloria y recompensa.

I. LA CONSTITUCI�N DE LA VIDA ACTUAL CREA UN ESP�RITU DE TEMBLOR. Estamos en un mundo de inestabilidad e incertidumbre. En nuestra vida diaria hay enormes posibilidades. La salud se ve tan pronto socavada. El desastre llega de repente. Esta vida realmente necesita un Hermano y un Salvador. Debe haber en el cristiano un elemento de sobriedad en todas las alegr�as humanas.

II. LA PRESENCIA DE LA TENTACI�N QUE TODO LO RODEA CREA UN ESP�RITU DE TEMPLO. La vana confianza en uno mismo es despreciable.

III. LA LEY DE LA DEPENDENCIA DE OTROS CREA UN ESP�RITU DE TEMBLOR.

1. Viene la enfermedad y dependemos de la sabidur�a del m�dico y de la vigilancia de la enfermera; viene un gran riesgo, y dependemos del mando del capit�n y de la sobriedad de la tripulaci�n; o necesitamos la seguridad de la jurisprudencia m�s sabia, y dependemos del cuidado del abogado y la habilidad del abogado.

2. O tenemos que cuidar de los dem�s. Esposas e hijos que en la actualidad pueden estar solos en el mundo, solos donde hay tanta competencia y preocupaci�n por s� mismos, tanto descuido de los m�s d�biles y necesitados; y debemos dejar nuestros ahorros simples a directores u otras personas que pueden administrar mal nuestros asuntos, o fideicomisarios que pueden ser falsos en su confianza. �Y qui�n dir� que esto no es para muchos padres ansiosos una �copa de temblor�!

3. Entonces somos ciudadanos, hombres que tienen un gran inter�s en todo lo que pertenece a la vida y el honor de la patria; y todo esto, representativamente, tenemos que dejarlo en manos de los hombres, que pueden por orgullo o ambici�n arriesgar el mayor bien de la naci�n.

4. Entonces somos almas vivientes, dependientes de la gran ley de influencia moral que nos rodea en un grado mucho mayor de lo que pensamos. Y no podemos escapar por completo del contagio de la moda de este mundo actual.

IV. EL ACERCAMIENTO DE LA GRAN CUENTA CREA UN ESP�RITU DE TEMBLOR. �Alguna vez has pensado en c�mo te afecta la cercan�a? Enfermedad en una ciudad cercana, en tu ciudad, en tu calle, en la puerta de al lado de tu casa.

�Has pensado alguna vez c�mo incluso el juicio de la tierra, a medida que se acerca, afecta la indiferencia del criminal? Pero supongo que somos cristianos. Tenemos una cuenta que rendir sobre la mayordom�a de la vida. En cada una de nuestras manos Dios ha puesto la copa de la personalidad, la responsabilidad y la rendici�n de cuentas; y ahora, despu�s de mucho tiempo, "el Se�or de esos siervos viene y les cuenta". Esta no es una mera figura ret�rica.

V. LA TEMPORADA DE SUJETO A LA DIVINA VOLUNTAD CREA UN ESP�RITU DE TEMBLOR. De ninguna manera podemos sentir esto como lo hizo Cristo nuestro Se�or y Maestro. Pero aunque en esto est� solo, toda su historia terrenal fue un espect�culo de sumisi�n. Cada hombre debe llevar su propia carga, debe beber su propia copa. �Pero el consuelo de Cristo es nuestro! Con el coraz�n tembloroso buscamos el tranquilo pabell�n de nuestro Padre. Mejor cualquier cosa que una vida vac�a de Dios. Solo Cristo nuestro Hermano y Salvador puede socorrernos en horas de sumisi�n. ( WM Statham. )

Versículo 22

As� dice tu Se�or

Dios nuestro Abogado

�C�mo puede Dios ser juez y abogado a la vez?

Quiz�s Isa�as habr�a dicho: "Yo mismo no lo veo claramente todav�a". Pero todo el enigma se explica cuando se tiene en cuenta la distinci�n de las personas en la Deidad. �l aboga por la causa de Su pueblo por ellos por el Hijo, y en ellos por el Esp�ritu Santo. Este maravilloso t�tulo, "Dios que defiende la causa de su pueblo", ya ha sido reivindicado en la historia de Israel. Pero, �qu� es lo que Dios suplica? Podemos extraviarnos mucho a menos que enfaticemos la palabra �causa�.

�No lo es, �l defiende los caprichos de su pueblo. Todo lo que pueda querer o gustarme de Dios no me lo va a proporcionar. Esa palabra "causa" significa la contienda, la batalla, la controversia. La Iglesia de Dios es solo la expresi�n de un gran conflicto que ha estado sucediendo durante siglos. Quiero mostrarles c�mo Jes�s ha defendido la causa de su pueblo, y lo ha hecho en diferentes tribunales.

I. Primero defendi� la causa de su pueblo en el TRIBUNAL DE JUICIO que estaba situado en el G�lgota. En cuanto a probar que los hombres son inocentes, eso es imposible; son culpables y est�n condenados y, sin embargo, Cristo da un paso al frente y dice: "defender� su causa". Y estuvo en mi lugar y en el tuyo, y defendi� nuestra causa; pero defendiendo nuestra causa lo llev� a la cruz y al sepulcro.

II. Habiendo defendido mi causa en el tribunal de sentencia, ahora defiende mi causa EN EL TRIBUNAL DE LEY Y JUSTICIA. No es suficiente que un alma est� libre de pecado; ese es el lado negativo. �C�mo puede alguien entrar al cielo sin ser justo? Supongo por un momento que esta dificultad se plantea en los tribunales. S�, el pecado pasado est� expiado; pero �d�nde est� la justicia del hombre? Yo digo: "�Oh, mi Se�or, T� que suplicaste por m� hace un momento, suplica de nuevo!" y lo escucho decir: "Viv� la vida de perfecta justicia, obedec� la ley en cada jota y tilde, ten�a tu palabra escondida en mi coraz�n". Y llega la respuesta: �La s�plica es perfecta: pecador, no solo eres perdonado, sino que eres justificado; tu Dios ha defendido tu causa �.

III. Jes�s ahora aboga por mi causa EN EL CIELO MISMO. Si soy santo, seguro rezar�, pero siendo santo terrenal seguro rezar� muy mal; siendo un creyente, estoy seguro de cantar, pero teniendo una naturaleza terrenal, estoy seguro de que hay muchas notas bajas y humillantes. �C�mo van mis oraciones para entrar al cielo? �C�mo se aceptar�n mis oraciones? El que defendi� mi causa en el G�lgota, y el que defendi� mi causa en el tribunal de justicia, ahora, como Sumo Sacerdote, defiende mi causa ante el altar de oro.

IV. Y Jes�s a�n no ha concluido su obra de s�plica. Personalmente estoy buscando un d�a que est� por amanecer en el que JES�S INGRESAR� PERFECTAMENTE EN NOMBRE DE SU PUEBLO PARA QUE RECIBAN TODOS LOS DERECHOS DE LA REDENCI�N.

V. Solo he tratado hasta ahora con el Padre y el Hijo, pero es la Trinidad entera la que aboga por la causa de Su pueblo, y por lo tanto nuestro punto final es este, que mientras Jes�s ha suplicado por m� en el G�lgota y suplica por yo all� en la corte del cielo, EL ESP�RITU SANTO EST� ABOGANDO MI CAUSA DENTRO. ( A. G . Brown. )

El Abogado de las alturas

Cu�n majestuosas son estas denominaciones; y si marcamos la variaci�n de la apariencia de la palabra "Se�or", se abre a nuestra vista de inmediato un fondo de informaci�n y consuelo que se perder�a si se pasara por alto. La primera vez que se usa la palabra, tu "Se�or", los traductores nos la han dado en letras min�sculas, simplemente significando un gobernante y gobernante soberano. La segunda vez lo dieron en letras may�sculas, m�todo que adoptaron para distinguir la palabra �Jehov� de la palabra �Adonai� o Se�or.

Cuando la palabra �Jehov� se presenta a nuestra vista, inmediatamente nos llenamos de conciencia de la presencia de un Ser que existe por s� mismo, que da el ser a todos, deriva el ser de ninguno, con todos los mundos bajo Su mando y todas las criaturas. bajo su dominio. Y luego, tener al gobernador soberano, la Deidad autoexistente, presentado a nuestra vista en Su car�cter de pacto como �tu Dios�, es peculiarmente dulce.

Hay un valor siete veces mayor en esta introducci�n que Jehov� da de S� mismo a la atenci�n de Su pueblo, y eso tambi�n, bajo circunstancias particularmente conmovedoras; porque lo que el Se�or estaba a punto de decirles era simplemente requerido por las exigencias en las que estaban colocados.

I. LAS DENOMINACIONES que se emplean. "Tu Se�or"; "EL SE�OR;" "Tu Dios".

II. NUESTRO RECLAMO DE INTER�S EN ELLOS, como lo justifican las Escrituras. Me referir� a las infinitas perfecciones de la Deidad que reclamar� el pobre gusano de la tierra. �Qu�, permit� reclamar Omnisciencia, Omnipotencia para velar por m�, Omnipresencia para ser mi compa��a, Inmutabilidad para ser mi seguridad, la eternidad la perspectiva abierta para m�! �Qu�, veo todas las perfecciones y atributos de la Deidad, tales como Su justicia, Su santidad, Su verdad, Su misericordia, Su fidelidad, eternamente comprometidos por mi salvaci�n? Esto es algo s�lido. �Qu� se requiere para acreditar el reclamo? No encontrar� pruebas sustanciales en ninguna parte sino en la vida espiritual impartida al alma.

III. LA TRANSACCI�N A LA QUE SE REFIERE. "Que defiende la causa de su pueblo".

1. Echemos un vistazo primero a lo Divino, el oficio sagrado asumido, como dice el texto: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". Ese glorioso Abogado es sabio, fiel, condescendiente, cari�oso.

2. La naturaleza extraordinaria de la causa del pueblo de Dios.

(1) Hay tres puntos en el alegato de la causa que deben tenerse en cuenta. Dios defiende tu causa. �Abogado precioso!

(2) Adem�s, tiene que abogar por su pueblo entre las naciones; y esto est� impl�cito en el texto. Cuando el pueblo de Israel transgredi� por idolatr�as y supersticiones, por apartarse de Dios y mezclarse con los paganos, Jehov� los envi� al cautiverio, permiti� que sus enemigos irrumpieran en ellos y asolaran su ciudad y templo. Y los paganos se burlaron de ellos. ��D�nde est� ahora tu Dios? �D�nde est� el Dios al que sirves? �Crees que el Rey de la gloria puede considerar seres como t�? Pero Jehov� defiende su propia causa y reivindica su propia honra entre las naciones.

(3) Pero hay una caracter�stica peor relativa a la causa, y es la rebeli�n en el coraz�n de Su propio pueblo.

3. El proceso legal. La �nica gran marca del proceso legal es que la santidad de Dios sea reivindicada. Entonces el proceso debe ser por exigencia o por fianza; y debe ser por Su vida de obediencia y Su muerte de ignominia. Si el proceso legal consiste en alegar al pecador culpable y arruinado, nombrar� dos o tres cosas.

(1) Es aprehendido.

(2) Est� acusado.

(3) Est� absuelto. Absuelto, pero es condenado primero. ( J. Hierros .)

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 51". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-51.html. 1905-1909. Nueva York.