Bible Commentaries
Isaías 59

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-9

He aqu�, la mano del Se�or no se ha acortado

Isa�as 57:1.

y 59.

En el discurso anterior, a las obras muertas en las que el pueblo fundaba su pretensi�n de redenci�n, se pon�an en contraste las virtudes agradables a Dios, y por las cuales Jehov� promete la redenci�n como una recompensa llena de gracia; en este discurso, los pecados que obstaculizan la realizaci�n de la redenci�n se ponen a�n m�s directamente al descubierto. ( F. Delitzsch, DD )

Pecado y gracia

En este cap�tulo tenemos el pecado que parece sumamente pecaminoso, y la gracia que parece sumamente misericordiosa. ( M. Henry. )

Por qu� algunos buscadores no se salvan

I. EL HECHO CONFESADO.

1. Las personas en las que estoy pensando especialmente han sido oyentes del Evangelio, y tambi�n oidores diligentes.

2. Se han convertido en hombres de oraci�n, en cierto modo ( Isa�as 58:2 ).

3. Estas personas est�n muy decepcionadas de s� mismas: no del todo, porque saben en gran medida d�nde est� la culpa, pero, sin embargo, esperaban cosas mejores de s� mismas.

II. LA IMPUTACI�N IMPL�CITA Y CUMPLIDA. Note la primera palabra de nuestro texto: ��He aqu�! �Esto es como nuestro nots bene; marca bien, voltea tu ojo de esta manera. Si no es salvo, no es porque Dios no pueda salvarlo, ni porque no est� dispuesto a escuchar sus oraciones.

III. LA ACUSACI�N PRESIONADA Y EXPLICADA. Su acusaci�n puede volverse en su contra. Pensaste que la mano de Dios se hab�a acortado, que no pod�a salvar; pero tu mano es acortada, porque no has echado mano de Cristo. La verdadera raz�n por la que no has encontrado la paz es el pecado. Puede ser&mdash

1. Pecado inconfeso.

2. Pecado incondicional.

3. El pecado anhelaba.

4. Pecado del que no eres consciente.

5. Alg�n pecado de omisi�n.

6. Un mal genio.

7. Un pecado intelectual.

8. Pecado grave o secreto. ( CH Spurgeon. )

Obst�culos para la conversi�n de todas las naciones

1. La falta de una profunda y sincera simpat�a por Cristo por parte de su pueblo.

2. Un coraz�n malvado de incredulidad.

3. La riqueza no consagrada de la Iglesia. ( JM Sherwood, DD )

Los tristes problemas del pecado

I. TRAE SEPARACI�N. En lugar de correr hacia Dios, huimos de �l. Su deslumbrante majestad nos espanta. Su justicia y pureza nos obligan a escondernos de �l.

II. TRAE DESENCANTO Y DESILUSI�N. Por un tiempo estamos fascinados, enga�ados, enga�ados; pero pronto hay un rudo despertar. �Sus telas no se convertir�n en vestidos�, etc. ( Isa�as 59:6 ). El espejismo se desvanece y descubrimos para nuestra consternaci�n que no hay nada alrededor o dentro de nosotros m�s que un desierto de arena y espinas.

III. TRAE PERPLEJIDAD Y PERPLEJIDAD ( Isa�as 59:9 ). Tenemos dudas sobre las cuestiones m�s elementales de creencia y comportamiento. ( A. Smellie, MA )

Versículo 2

Pero tus iniquidades se han separado entre t� y tu Dios,

El pecado separa a Dios y a los hombres

I. UN MAL MISMO QUE ESTE PUEBLO ESTABA BAJO. Separaci�n de Dios.

II. LA FIESTA A CUYA PUERTA MIENTE LA CULPA, los que han hecho la brecha.

III. LA CAUSA PROCURADORA DE ESTE MAL, "vuestras iniquidades". ( T. Boston. )

La terrible eficacia del pecado

I. �QU� ES ESA SEPARACI�N QUE HACE EL PECADO ENTRE DIOS Y LAS ALMAS? No una separaci�n local, porque "�l no est� lejos de cada uno de nosotros, porque en �l vivimos", etc.

1. En ello hay algo negativo; es decir, el Se�or les niega las influencias de su gracia, semblante y compa�erismo.

2. Hay algo positivo en ello: el pecado enciende un fuego contra el alma.

(1) Hay una controversia permanente que Dios tiene contra los pecadores ( Am�s 3:3 ).

(2) Hay una continuaci�n de esta controversia contra el pecador; algunas manifestaciones positivas de la ira de Dios contra el alma.

II. LA GRANDEZA DEL MAL DE LA SEPARACI�N DE DIOS, por la que muchos pasan tan livianos. �Pobre de m�! muchos reinan como el rey Sa�l, cuando Dios se apart� de �l; pero cu�n triste es esto, aparecer� si consideramos:

1. Qu� es Dios. Todo en Dios habla de terror a los que est�n separados de �l.

(1) Dios es el bien principal; y, por tanto, estar separado de Dios es el principal mal.

(2) Dios es todo suficiente en s� mismo y para las criaturas. El gozo de �l hace verdaderamente feliz; por tanto, estar separado de �l es un mal terrible.

(3) La omnipotencia de Dios.

(4) El absoluto de Dios.

(5) Dios es eterno.

2. Todas las cosas creadas son vac�as e insatisfactorias.

3. Estar separado de Dios es la plaga m�s triste del infierno.

4. Es un infierno estar separado de Dios.

5. Aquellos que contin�an en un estado de separaci�n de Dios, no tienen un lugar al cual acudir en busca de consuelo en un d�a malo.

III. C�MO EL PECADO HACE ESTA SEPARACI�N ENTRE DIOS Y UN ALMA.

1. Existe la culpa del pecado, por la cual el pecador est� atado a la miseria por su pecado.

2. Est� la mancha del pecado. ( T. Boston. )

Pecado el gran separador

I. EL PECADO SEPARA AL HOMBRE DE DIOS EN CUANTO AL LUGAR. Por supuesto, sigue siendo cierto para todos los habitantes de la tierra, e incluso del infierno, que Dios no est� lejos de cada uno de nosotros. Pero el pecado ha embotado, incluso ha destruido el sentido de su cercan�a, ha hecho que los hombres se sientan como si estuviera muy distante. A medida que aumentan las iniquidades de un hombre, Dios parece cada vez m�s lejos de �l, hasta que por fin siente que el cielo est� demasiado lejos para que �l lo alcance y que Dios est� demasiado lejos para escuchar sus oraciones.

II. EL PECADO SEPARA AL HOMBRE DE DIOS EN CUANTO AL CAR�CTER.

III. EL PECADO SEPARA AL HOMBRE DE DIOS COMO VOLUNTAD. La separaci�n de la voluntad es la m�s completa de todas las clases de separaci�n. Los continentes y los oc�anos pueden dividir a los hombres y, sin embargo, pueden ser uno en coraz�n y objetivo.

IV. EL PECADO SEPARA AL HOMBRE DE DIOS EN CUANTO A INTER�S. Es del inter�s del pecador que haya oportunidad para la complacencia en el pecado, que se elimine el castigo del pecado, que se rompan las restricciones de la virtud. Bien podemos regocijarnos de que el inter�s de Dios est� en todo lo que es lo opuesto a esto. El objetivo de Dios es que el pecado sea destruido. Por eso, con terribles sufrimientos, lo marca con deshonra. Pero Dios, en Su maravilloso amor, ha tomado los medios para destruir esta separaci�n y atraernos de regreso a �l. ( Homilista. )

El tr�gico cisma

Cuando se produce la separaci�n, la fuerza de la disensi�n y la alienaci�n solo puede ser la del pecado.

1. Aquel que es la fuente de la vida no puede conocer ni el empobrecimiento ni la limitaci�n, y los cambios y fluctuaciones del universo no pueden proyectarse en Su ser m�s de lo que el lanzamiento de una hoja o el desprendimiento de una flor del �rbol puede da�ar el fuerza vital arraigada en sus ra�ces. El hombre pagano a veces dir�: �Los dioses est�n envejeciendo; no est�n tan dispuestos a ayudar a sus adoradores como cuando �ramos j�venes �. Un Esp�ritu eterno est� seguro contra tal insinuaci�n. "Su brazo no se acorta para que no pueda salvar".

2. Y no puede fallar el cuidado de nuestro bienestar o aflojar su inclinaci�n a ayudarnos. A menos que Dios sea una ficci�n del cerebro, debe estar predispuesto a salvar y socorrer a las personas que ha formado para s� mismo. El impulso secular por el que atrae a los hombres a la religi�n es prueba suficiente de ello. Cuando tomamos en cuenta lo que Dios realmente es, el misterio principal del mundo es que cualquier oraci�n en �l debe quedar sin respuesta, y el misterio es uno con el misterio de la iniquidad misma.

No es de extra�ar que Aquel, cuyo hogar eterno hab�a estado en el seno de un amor infinito, se maravillara de lo que es tan com�n para nosotros: la incredulidad. �Qu� luz lateral arroja esto sobre el terrible significado del pecado! Es lo �nico que mantiene separados a Dios y sus criaturas.

3. Las condiciones de la vida empresarial moderna a veces se aducen como una excusa para el esp�ritu menguante de la oraci�n y la conciencia desvanecida de la ayuda divina. Si los negocios no capacitan a sus devotos para darse cuenta de la presencia y el poder de Dios, solo puede ser por una de tres razones, todas con la mancha del pecado y justificando la declaraci�n del profeta. Busca fines ilegales en los negocios, o busca fines legales por medios ilegales, o los m�todos de hacer negocios tienden a encender en su interior pasiones ilegales.

4. A veces estamos dispuestos a atribuir este tr�gico cisma al progreso del pensamiento cient�fico. Los corazones de los hombres est�n petrificados por el nuevo dogma de que el orden del universo es inalterable, junto con su corolario imp�o, que orar es malgastar tiempo, fuerza y ??fuerza vital, y afligir la propia alma. Que se permitan libremente las dificultades que plantea la nueva ciencia. Incluso en las mentes devotas, estos puntos de vista sobre la uniformidad de la naturaleza y sus m�todos, ya sean probados o no, pueden actuar de tal modo que controlen el temperamento de la oraci�n.

La tentaci�n asume formas intelectuales cuando se dirige a las personas pensantes. Si un ni�o se enterara de que la herencia de su padre ha sido cedida a fideicomisarios, y que durante un cierto per�odo de a�os ese padre no podr�a ser un agente libre para satisfacer las necesidades de su hogar, todos los gastos inmediatos ser�n determinados por alguna autoridad externa, y si por ese motivo el ni�o rompiera las relaciones con su padre, �no ser�a eso la marca de un car�cter mezquino, depravado y repulsivo? Suponiendo que Dios hubiera hecho de la naturaleza su plenipotenciario, o fideicomisario, y por el momento hubiera entregado su propio poder de contestar s�plicas por beneficios temporales, seguramente ser�a de base en nosotros usar eso como una s�plica por la cual justificarnos al restringir la oraci�n antes. �l.

5. Los problemas de temperamento a veces se introducen para explicar este tr�gico cisma. Los hombres palian su insensibilidad a la oraci�n y sus recelos con respecto a sus beneficios atribuy�ndolos a la deficiencia de sentimiento o imaginaci�n, la sencillez, la pobreza del instinto religioso, la discapacidad cong�nita que responde al daltonismo en el �mbito f�sico. Se supone, con pruebas muy escasas, que un peculiar equilibrio de las facultades descalifica para las creencias espirituales entusiastas.

Puede admitirse que, desde el punto de vista intelectual, las personas est�n dotadas y equipadas de diversas formas; pero la historia religiosa de un hombre no est� determinada por la calidad, condici�n o h�bitos especializados del cerebro. Es simplemente imposible que un hombre tenga capacidad para la verdad com�n, la rectitud pr�ctica, la filantrop�a, la vida familiar y la amistad y, sin embargo, no tenga la capacidad para conversar con Dios, cuya naturaleza es la fuente y el principio animador de todas estas cualidades.

El hombre es religioso por constituci�n e irreligioso s�lo por el error del h�bito y la vida pr�ctica. �Parece la oraci�n est�ril, Dios insensible y el cielo muy lejano? Solo puede explicarse por nuestra falta de unidad con la voluntad y la ley Divinas.

6. A veces se aducen los m�todos inescrutables de la soberan�a de Dios para explicar esta ominosa separaci�n a la que se refiere el profeta. De vez en cuando surgen ocasiones en las que el Se�or parece apartarse de SU pueblo. Hay factores inexplicables en el trato de Dios con nosotros, pero esos factores pertenecen principalmente a la esfera de la providencia m�s que a la de la gracia. La mayor�a de las veces, es el pecado lo que oculta a Dios y Su bondad del coraz�n triste, quebrantado y afligido, y no saldremos de la oscuridad cerrando los ojos a la explicaci�n y asumiendo que este terrible silencio del M�s Alto, esta aparente indisposici�n de ayudar, ante el mero pensamiento del cual el coraz�n enferma y se desmaya, es uno de los decretos de Su inescrutable soberan�a.

7. Esta separaci�n a menudo nos es velada por las ilusiones de los sentidos y las pompas de este mundo maligno actual. Necesita mucho coraje y sobriedad mental para darse cuenta de los peligros que le acechan. La forma que asume nuestro pecado personal puede ser tan secreta y sutil que nos es f�cil pensar que, al menos en nuestro caso, esta no es la fuerza maligna que separa a Dios y hace fugaz su presencia como un sue�o.

No hemos sido culpables acaso de transgresiones flagrantes, flagrantes y antisociales que provocan los reproches de quienes observan nuestro comportamiento. Sin embargo, pueden adherirse a nosotros pecados espirituales que causan da�os portentosos en la vida religiosa. ( TGSelby. )

Visiones que atraen a la destrucci�n

Cerca del nacimiento de uno de los grandes r�os de Oriente se encuentra un monasterio budista de gran fama, construido al borde de un escarpado acantilado. En el abismo debajo de las nubes a menudo se ven flotando, sobre las cuales los peregrinos que han subido al santuario miran hacia abajo. Bajo ciertas condiciones de sol y atm�sfera aparece un fen�meno magn�fico. El sol, muy agrandado y adornado con coruscaciones de esplendor prism�tico, se refleja en la pantalla de vapores.

Desde los ejes del disco central de oro, p�rpura y violeta pulso y palpita. Los devotos llaman a la vista "la gloria de Buda", y cuando aparece la maravilla prism�tica, medio loca por el frenes� religioso, se arrojan a la masa palpitante de color, cayendo suicidas inconscientes en el siniestro abismo de abajo, al que s�lo buitres y chacales puede acercarse. Y el abismo que nos separa de Dios a menudo se llena con una pompa meritoria que disfraza sus tragedias, y los hombres son traicionados una y otra vez hacia la autodestrucci�n.

Quiz�s sea una visi�n del mundo con su riqueza y poder lo que all� centellea, los espl�ndidos fantasmas que pasaron ante el ojo del monte de la tentaci�n. Todos los tonos de Vanity Fair brillan bajo nuestros pies, y creemos que seguramente podemos sumergirnos en la iridiscencia que parece invitarnos. O puede ser que la gloria de la naturaleza se extienda a trav�s del enorme abismo. Ella interpone la magia de sus espect�culos, seduce con la gloria de su orden majestuoso, usurpa el nimbo de una soberan�a facticia y ocupa el lugar mismo de Dios mismo.

El abismo que separa a Dios est� oculto por sus encantamientos. O bien, las glorias del arco iris de una religi�n est�tica velan la profunda separaci�n moral. Los hombres a veces se suicidan �ticamente al amparo de un culto ornamentado. Cultivamos el arte, la m�sica, los dispositivos que cautivan los sentidos, y llamamos piedad al producto, olvidando que de ninguna manera somos uno con Dios. Los concursos se superponen a hechos no deseados, y debajo de los c�rculos de enga�oso esplendor se abren abismos de perdici�n profunda e irrecuperable.

Si se ignora el pecado, no se confiesa, no se abandona, si se disimulan obstinadamente verdades poco halagadoras, al fin descubriremos que nuestra capacidad de comuni�n con Dios se ha perdido y nuestra condenaci�n es un abismo del que no puede haber elevaci�n. ( TG Selby. )

Los pecados discretos pueden obstaculizar la comuni�n con Dios

Los pat�logos encontraron dificultades para identificar el bacilo de una epidemia que se nos ha vuelto tristemente familiar; no s�lo porque era uno de los organismos microsc�picos m�s diminutos, sino principalmente porque no pod�a te�irse con los tintes utilizados para estudiar otras formas diminutas de vida. Sin embargo, �qu� mensajero de dolor y muerte fue! Esta espantosa bagatela trajo una r�pida y cruel separaci�n de marido y mujer, padre e hijo, amante y amigo, y puso el silencio y la profunda oscuridad de la tumba entre miles de v�ctimas y los dulces hogares soleados en los que de buena gana se habr�an quedado.

Ahora bien, algunos pecados tienen un tinte criminal sobre ellos por ley estatutaria, son marcados por la fuerza condenatoria de la opini�n p�blica, o se muestran rojos como el carmes� debido a la influencia desintegradora que comienzan a ejercer de inmediato sobre el individuo y la sociedad a la que �l pertenece. pertenece. Otros pecados no se destacan en colores llamativos. Los hombres no tienen inter�s aparente en describirlos como atrocidades. A menos que estemos atentos y cultivemos agudas percepciones espirituales, estas formas m�s oscuras de pecado tienden a eludir nuestra conciencia. Y, sin embargo, pueden separarse entre nosotros y nuestro Dios. ( TG Selby )

Versículos 5-6

Ellos incuban huevos de cockatrice

Dispositivos malvados

I. LOS DISPOSITIVOS DE TU. MALVADO.

1. Como los huevos, productivos.

2. Como huevos de v�bora - nocivo.

3. Como telas de ara�a: fr�giles, in�tiles.

II. SU EFECTO.

1. Sobre otros: da�o, muerte.

2. Sobre ellos mismos: decepci�n, retribuci�n. ( J. Lyth, DD )

Los planes de los imp�os

El significado parece ser que las personas de las que se habla reflexionan y llevan a la madurez proyectos de maldad, cuyos efectos son casi igualmente fatales para quienes las consienten y para quienes se oponen a ellas. �El que come de sus huevos�, es decir, el que participa en sus planes o el que es su v�ctima. "Lo aplastado se convierte en v�bora". Si uno intenta erradicar uno de sus diab�licos planes, su naturaleza mortal solo se manifestar� m�s claramente.

El vers�culo 6 es el desarrollo de la segunda imagen de Isa�as 59:5 , siendo el punto de comparaci�n la inutilidad para cualquier fin social bueno de los esquemas ideados por los imp�os. ( Prof. J. Skinner, DD )

Y tejer la telara�a: -

Religi�n hip�crita

Vea la telara�a y contemple en ella una imagen muy sugerente de la religi�n del hip�crita.

1. Est� destinado a atrapar a su presa; la ara�a se alimenta de moscas. Los necios son f�cilmente atrapados por las ruidosas profesiones de los pretendientes, e incluso los m�s juiciosos no siempre pueden escapar.

2. La telara�a es una maravilla de habilidad; m�ralo y admira las artima�as del astuto cazador. �No es igualmente maravillosa la religi�n de un enga�ador? �C�mo hace que una mentira tan descarada parezca una verdad?

3. La telara�a proviene de las propias entra�as de la criatura. Incluso los hip�critas encuentran su esperanza y confianza en s� mismos.

4. Pero la telara�a es muy fr�gil. Pronto caer�n telara�as hip�critas cuando la escoba de la destrucci�n comience su trabajo purificador.

5. Lo que nos recuerda un pensamiento m�s, a saber, que esas telara�as no deben ser soportadas en la casa del Se�or. ( CH Spurgeon. )

Telara�as

As� como la ara�a teje su tela para atrapar a las moscas m�s peque�as, as� ponen sus planes para atrapar a la gente m�s pobre y a los m�s desprovistos de amigos. ( W. Day, MA )

Versículo 6

Sus telas no se convertir�n en vestidos

El arte de tejer

El arte de tejer es m�s antiguo que la historia humana; las figuras extra�das de �l se encuentran en la literatura m�s antigua de todas las naciones.

Se emplea con frecuencia en la Palabra de Dios para exponer las verdades m�s sublimes de la vida, y en las mitolog�as cl�sicas ocupa un lugar a�n m�s importante. Los tres destinos presiden la vida de los hombres y practican el arte del tejedor. Clothe sostiene los hilos, Lachesis introduce la urdimbre y la siniestra diosa Atropos corta la red cuando el tejido del destino humano est� completo. En �pocas posteriores encontramos la figura con una trascendencia a�n m�s amplia.

El esp�ritu del �Fausto� de Goethe trabaja en el taller de la primavera para tejer el manto de la Naturaleza mediante el cual Dios mismo puede ser visto por los mortales. As�, en todas las �pocas del mundo, la figura del telar se ha enorgullecido como una de las que expone m�s acertadamente las verdades m�s profundas de la experiencia humana. ( J. Wallace, MA )

Car�cter como una web

El profeta Isa�as se ha aferrado a la idea, ahora un lugar com�n de nuestro pensamiento, de que todo car�cter es una red. En el caso de toda la web es variado; en el caso de algunos la pieza est� estropeada por hilos podridos. A medida que nuestros d�as pasan volando, atraviesan la urdimbre de los prop�sitos divinos, la trama de la acci�n y el pensamiento humanos, y la maravilla es que multitudes viven en un descuido brutal mientras el telar de la vida sigue girando.

Miramos hacia atr�s, a un d�a malgastado, con el miserable consuelo de que dentro de cien a�os seguir� siendo lo mismo. �Lo har�? Si los hilos que faltan en la web no estropean su valor de mercado, es posible que lo hagan; pero si un hilo falso arruina todo, entonces la vida con un d�a malgastado es mucho menos valiosa a los ojos de Dios. ( J. Wallace, MA )

Tejido desesperado

De nuestro texto deseamos ver uno o dos m�todos de tejido de personajes que est�n condenados al miserable fracaso cuando se teje la telara�a de la vida.

I. Hay DEBERES A MEDIO. Multitudes cumplen con su deber de tal manera que est� a medio hacer. En la rutina ordinaria de la vida, siempre llegan un poco tarde y, en consecuencia, tienen que trabajar con prisa. O asumir el deber m�s elevado del hombre de amar a Dios y guardar sus mandamientos. Hay momentos de visi�n de Pisga, pero �qu� fatigosas leguas de llanura no son redimidas por ning�n pensamiento de Dios! Este deber a medio hacer es la lanzadera de la vida manejada con una mano paral�tica, y el tejido del car�cter es tal que al final pondr� al tejedor enrojecido.

II. Hay tentaciones medio conquistadas. M�s de un hombre es conquistado que no cae.

III. �Cu�l es el secreto de los deberes a medias cumplidos, de la tentaci�n a medias conquistada? El secreto son VIDAS MEDIO CONSAGRADAS. Si todas las provincias del alma no obedecen al mandato divino, no debemos asombrarnos si la rebeli�n asoma a veces su cabeza. Cuando hayamos hecho todo lo posible por tejer, no debemos ir al cielo con nuestras propias vestiduras. Cristo ha proporcionado vestiduras para su pueblo, tejidas en la cruz y te�idas all� con colores m�s duraderos que el p�rpura de Tiro. Tenemos que tejer como aquellos que tienen que demostrar su vocaci�n, no ganarla. ( J. Wallace, MA )

Los proyectos perjudiciales para los dem�s son perjudiciales para uno mismo.

Pueden hacer da�o a otros con sus proyectos, pero nunca pueden hacer ning�n servicio real o bondad por ellos mismos. No hay nada que ganar con el pecado. ( M. Henry. )

Tejido no rentable

Nuestro texto habla de obras que son inadecuadas para el prop�sito para el que se realizan. Se denuncia una fabricaci�n poco rentable e in�til. �Qu� deber�amos pensar de un fabricante que persistiera en hacer una especie de tela tan endeble y podrida que dif�cilmente se mantendr�a unida, tan d�bil y ra�da que o no podr�a confeccionarse en prendas o, si lo fuera, sea ??in�til para adorno o consuelo.

�Y cu�n grande ser�a nuestro asombro si este imprudente realmente procediera a vestirse con el material endeble que hab�a hecho! Sin embargo, tal es, en un sentido moral, la conducta de los condenados en nuestro texto. Tejen una red con la que tratan en vano de vestirse eficazmente. La "telara�a" es el tejido de su propia justicia u obras. Las personas de las que se habla son las que son autosuficientes en su maldad y orgullo de coraz�n.

Son personas injustas, que se creen justos o que desean que los dem�s lo consideren as�. Pero el material que producen es tan endeble como una telara�a; y no servir� ni para la decencia ni para la comodidad, ni para adorno ni para uso. Pensemos en los prop�sitos a los que se destina una prenda de vestir, y se nos proporcionar�n varias ilustraciones de la absoluta insuficiencia de la justicia propia.

I. UNA PRENDA EST� DISE�ADA PARA LA COMODIDAD PERSONAL. Una prenda es in�til, e incluso intolerable, a menos que brinde calidez y comodidad. Somos absolutamente incapaces de producir una tela que proporcione una comodidad sustancial o una paz permanente.

1. No importa cu�n genuina sea nuestra justicia presente, no nos absolver�a de la culpa del pecado pasado.

2. Nuestra propia justicia es insuficiente para la comodidad porque deja intactas las pasiones del coraz�n no regenerado.

3. Nuestra propia justicia es inadecuada para el consuelo porque no ofrece una protecci�n eficaz contra la tentaci�n.

II. EL SEGUNDO PROP�SITO: UNA PRENDA EST� DESTINADA A SERVIR ES LA DECENCIA. Una prenda que no le queda bien, o tiene un patr�n indecoroso, o est� hecha de un material tosco y sin valor, es desagradable para los dem�s no menos, y posiblemente m�s, que para el usuario mismo. Y la propia justicia de uno, que es la justicia que no se produce bajo la influencia del Esp�ritu Santo, no soportar� el escrutinio de nuestros semejantes m�s que un abrigo andrajoso o un vestido ra�do y ra�do.

Como una prenda inferior, puede pasar revista a la multitud o escapar de las cr�ticas en una vista casual, pero no soportar� una inspecci�n de cerca. Un hombre no puede cubrirse con su propia justicia de tal modo que parezca en todo momento vestido de manera decente y respetable.

1. La prenda es tan fina que no oculta la fealdad natural del alma.

2. Tambi�n es tan limitado en sus dimensiones que causa una grave desfiguraci�n de la vida.

3. El manto de la justicia propia es insoportable.

III. LA PRENDA DE LA JUSTICIA PROPIA TIENE LA INTENCI�N DE GARANTIZAR LA ACEPTACI�N CON DIOS PARA SU USUARIO. Hay prendas que son necesarias para determinadas ocasiones, o para la admisi�n a determinados lugares. Tal era el vestido de boda en Oriente, y tal es el vestido de corte moderno. La prenda de trabajo exterior est� dise�ada por el usuario para cumplir un prop�sito similar. Tiene la intenci�n de ser una recomendaci�n al favor de Dios y un pasaporte al cielo.

Pero no responder� a ninguno de estos fines. Si queremos sostener el escrutinio de Dios, debemos estar vestidos con algo de textura m�s fina, de sustancia m�s fuerte y de un tono m�s rico que el manto fr�gil y desali�ado de nuestra propia justicia.

1. No nos cubrir� a satisfacci�n de Dios por sus insuficientes dimensiones y sus m�ltiples defectos.

2. Tampoco es de hecho una cobertura real a los ojos de Dios. Aprendamos la inutilidad de la justicia meramente externa y la absoluta necesidad del arrepentimiento, la regeneraci�n y la santidad de coraz�n. ( JW Keyworth. )

Telas y prendas

Podr�a decirse que una mera telara�a no tiene utilidad pr�ctica. Puede que permanezca en los estantes de la tienda de cortinas durante un tiempo, pero est� destinado a algo m�s all� de eso. El prop�sito �ltimo en conexi�n con �l son las prendas que se pueden hacer con �l. Tiene posibilidades, la posibilidad de prendas en �l, y eso fue pensado desde el principio. No se ha dado cuenta de la intenci�n al respecto hasta que finalmente se convierte en prendas.

Entonces, cuando el profeta dice: �Sus telas no se convertir�n en prendas de vestir, se est� refiriendo a los planes malvados de los hombres malvados entre los israelitas, y quiere decir que sus planes no alcanzar�an la etapa final, completa y pr�ctica. Sus prop�sitos se ver�an frustrados por una Mano superior. Las palabras se pueden aplicar a nosotros mismos y de diversas formas.

I. ALGUNOS PROP�SITOS SE FRUSTRAN DEBIDO A ALGO QUE FALTA EN NOSOTROS MISMOS: indolencia, falta de energ�a o falta de capacidad para completar nuestros prop�sitos.

II. ALGUNOS PROP�SITOS SE FRUSTRAN DEBIDO A OBST�CULOS POSITIVOS EN LA FORMA QUE NO PODEMOS SUPERAR, Y QUE PERSONALMENTE NO TENEMOS NADA QUE VER. Es para nosotros una de las cosas m�s inexplicables en el trato providencial, c�mo los hombres que se dedican a un gran y buen objeto, y que nos parecen esenciales para su �xito, a menudo se reducen en la mitad de sus d�as, simplemente cuando a nuestros ojos su presencia parec�a m�s necesaria.

�Por qu� deber�a ser as�? Sin duda, deber�amos ver las cosas de manera diferente, sin embargo, si con una visi�n m�s amplia pudi�ramos mirar antes y despu�s; y descubrir que, por caminos m�s elevados de los que podemos so�ar, los hombres cuyos planes parecen frustrados est�n m�s que satisfechos con el modo divino de tratar. En el texto se hace referencia a prop�sitos perversos, y aunque a menudo parece que tambi�n se verifica un buen prop�sito, no habr� un verdadero fracaso en los planes de la vida si vivimos de acuerdo con nuestra luz.

Trabajando en consonancia con Dios, hay un sentido m�s profundo en el que, en lugar de que nuestras redes no se conviertan en prendas, se podr�a decir que las mismas estrellas en sus trayectorias luchar�n por nosotros. El gran prop�sito de nuestra vida se cumplir� si nos mantenemos cerca de Dios. Conclusi�n:

1. Este verdadero �xito es, ante todo y ante todo, algo interior. Se refiere principalmente a la condici�n interior. Debe empezar ah�.

2. "A�n no vemos todas las cosas sujetas a �l, pero vemos a Jes�s". Ya sea en lo que respecta a la humanidad en su conjunto o a los individuos, eso es cierto; A�n no todas las cosas est�n sujetas, pero siempre hay una fuente de ayuda y esperanza, y solo una. Mirando a Jes�s, si esa es la actitud de nuestra vida, entonces no se puede decir, pase lo que pase, que el prop�sito de la vida ha fallado, y en formas m�s elevadas de lo que podemos decir, nuestras telas se convertir�n en prendas, las prendas hermosas y duraderas del alma. . ( JS Mayer, MA )

Versículo 7

Sus pies corren hacia el mal

Una imagen de corrupci�n moral

Este vers�culo y la primera parte del siguiente han sido entretejidos por Pablo, en Romanos 3:15 , en su descripci�n de la corrupci�n moral universal.

La representaci�n de la vida como camino, y del modo de actuar de uno como forma de caminar, es un rasgo com�n en las composiciones gn�micas, donde su terminolog�a est� plenamente desarrollada. Desde el comienzo del vers�culo 7, uno puede percibir que los creyentes firmes, durante el exilio, fueron perseguidos hasta la muerte por sus compatriotas que se hab�an olvidado de Dios. Los verbos "correr" y "apresurarse" describen el deleite que se siente en la maldad, cuando la conciencia est� completamente dormida. ( F. Delitzsch, DD )

Versículos 9-11

Por tanto, el juicio est� lejos de nosotros

Abatimiento y angustia el resultado del pecado

El dolor y el abatimiento de la gente se representa en im�genes impactantes y pat�ticas.

Es la mejor mente de la comunidad lo que aqu� se expresa: su intenso deseo por el cumplimiento de las promesas divinas, su cansancio por la esperanza diferida que enferma el coraz�n. ( Prof. J. Skinner, DD )

Una secuencia triste

�Por tanto,� - por estos pecados y des�rdenes, y no por la negligencia de Jehov� ( Isa�as 59:1 ). ( Ib�d. )

Esperamos la luz

Ayuda para los buscadores de la luz

I. DESCRIPTIVO.

1. Estas personas son en cierto grado conscientes de su oscuridad natural. Buscan luz.

2. Tienen una gran idea de lo que es la luz. "Brillo.

3. Tienen alguna esperanza de poder obtener a�n esta luz; de hecho lo est�n esperando, con suerte esperando.

4. Son aquellos que han aprendido a defender su caso ante Dios, porque nuestro texto es una queja dirigida al Se�or mismo.

5. La persona a la que deseo consolar est� muy dispuesta a desnudar su coraz�n ante Dios, a confesar sus deseos, ya sean correctos o incorrectos, ya exponer su condici�n, ya sea sana o sana.

II. ASISTENCIA. Ser� mi feliz tarea ayudar a salir a la luz a aquellos que deseen huir de las tinieblas. Lo haremos intentando responder a la pregunta: "�C�mo es que yo, deseoso de luz, no la he encontrado todav�a?"

1. Es posible que haya estado buscando la luz en el lugar equivocado. Es posible que haya sido v�ctima de la falsa doctrina de que la paz con Dios se puede encontrar en el uso de ceremonias. Tambi�n es posible que haya estado buscando la salvaci�n en la mera creencia de cierto credo. Has pensado que si pudieras descubrir la ortodoxia pura y luego consignar tu alma en su molde, ser�as un hombre salvo.

2. Puede que lo hayas buscado con el esp�ritu equivocado. Algunos parecen tratar con Dios como si estuviera destinado a dar la salvaci�n; como si la salvaci�n, en efecto, fuera el resultado inevitable de una ronda de actuaciones, o la merecida recompensa de una cierta cantidad de virtud.

3. Otros no han obtenido la paz porque a�n no tienen una idea clara de la verdadera forma de encontrarla. Lo que tienes que hacer es aceptar lo que Jes�s ha terminado.

4. Quiz�s no has encontrado la luz porque la has buscado a medias.

5. �No es posible que haya alg�n pecado dentro de ti que est�s albergando para el peligro de tu alma?

6. Puede ser que solo hayas buscado la paz con Dios ocasionalmente.

7. Despu�s de todo, la gran raz�n por la que las almas fervientes no descansan r�pidamente radica en que son desobedientes al �nico precepto claro del Evangelio: �Cree en el Se�or Jesucristo, etc.

III. Algunas palabras a modo de DESPERTAR. �Qu� estado tan infeliz es el tuyo! Has estado en la oscuridad a�o tras a�o, cuando el sol brilla, las dulces flores est�n floreciendo y todo espera para llevarte con alegr�a. �Qu� alegr�as pierdes siendo incr�dulo! �Qu� pecado est�s cometiendo a diario! �Porque eres tonto un incr�dulo! �A menos que Jesucristo sea tu escudo y te ayude a deshacerte!

IV. �NIMO. Hay muchos a tu alrededor que han confiado en Jes�s y han encontrado la luz. Una vez sufrieron tus desilusiones, pero ahora han encontrado descanso para sus almas. ( CH Spurgeon. )

Versículos 14-15

Y el juicio se vuelve atr�s

Pecado nacional

El pecado de una naci�n se convierte en nacional y trae juicios p�blicos, cuando no est� restringido por la justicia p�blica.

( M. Henry. )

Versículos 16-19

Y vio que no hab�a hombre

Dios, gran Redentor del hombre

No supongamos que esto es mera poes�a.

Concibe lo que lo inspira, la gran verdad de que en el Infinito hay un coraz�n que palpita por los hombres y una voluntad de golpear por ellos. Esto es lo que el escritor desea proclamar, y lo que creemos que el Esp�ritu de Dios movi� sus pobres labios humanos para dar su propia forma: la simple verdad de que hay Uno, por oculto que est� a los ojos de los hombres, que siente para los hombres, que siente ardor por los hombres, y cuya voluntad es r�pida y urgente para salvarlos. ( Prof. GA Smith, DD )

"Se preguntaba que no hab�a intercesor"

"Se qued� horrorizado de que nadie se interpusiera". La versi�n com�n ("maravillado"), aunque sustancialmente correcta, es demasiado d�bil para expresar toda la fuerza de la palabra hebrea, que significa estrictamente estar desolado, y se usa en referencia a personas con el prop�sito de expresar un grado extremo de horror. y asombro. ( JA Alexander. )

Certeza prof�tica

Dif�cilmente se puede cuestionar que toda la descripci�n se refiera a un evento futuro. Los perfectos en este vers�culo ( Isa�as 59:16 ) y el siguiente son los de certeza prof�tica. ( Prof. J. Skinner, DD )

Versículo 17

Porque se visti� de justicia,

Automanifestaciones de la naturaleza santa de Dios

Como en Efesios 6:1.

las m�ltiples automanifestaciones de la vida interior del alma est�n simbolizadas bajo cada una de las diferentes piezas de armadura, por lo que, debajo de las piezas de la armadura de Jehov� se exponen las m�ltiples automanifestaciones de Su santa naturaleza, formadas a partir de la ira y amor combinado. ( F. Delitzsch, DD )

La armadura del Dios redentor

Juzgada y bellamente es la inexorable justicia de Dios comparada con la impenetrable cota de malla de bronce; Su alegre salvaci�n al casco protector brillando a lo lejos; Su venganza, que tiene muchos modos de infligir un castigo efectivo, a las prendas de colores brillantes sobre la cota de malla; y sus celos airados a la t�nica militar roja de fuego. No se menciona ning�n arma, ni espada ni arco, porque Su brazo, y solo esto, le procura ayuda. ( F. Delitzsch, DD )

El Jefe de la Iglesia, un h�roe poderoso

1. "Se visti� de justicia como una coraza". Asumi� el ejercicio de ese derecho que le pertenec�a, de reivindicar a su Iglesia de manos de sus enemigos, de hacerlos victoriosos sobre sus opresores y de devolverlos a la libertad y la tranquilidad. La justicia le pertenece peculiarmente, Su coraz�n est� decidido a promover sus intereses; no es m�s notorio en la equidad de sus leyes que en las dispensaciones de su providencia, mediante las cuales paga plenamente a sus adversarios y exalta a sus siervos rectos a la felicidad y el consuelo.

Se dice que se visti� con esta justicia para mostrar abiertamente que le pertenec�a, y que toda arma hostil dirigida contra �l y contra aquellos a quienes iba a vengar, deber�a rebotar sobre s� mismos con una fuerza irresistible. Amueblado de justicia por cubierta, el Alt�simo sali� con invencible valor para atacar a sus enemigos, sabiendo bien que todos sus esfuerzos eran incapaces de herirlo o de impedirle obtener la victoria.

2. �Y un yelmo de salvaci�n en su cabeza. Se representa al Hijo de Dios con un casco de salvaci�n porque le brinda perfecta seguridad de todos los insultos que le dirigen sus enemigos, y lo preserva en completa seguridad cuando lucha por la conquista con aquellos que se levantan contra �l.

3. "Y se visti� con ropas de venganza por vestidura". La expresi�n puede referirse a la prenda interior que antiguamente usaban algunas naciones orientales debajo de su abrigo o capa. Las vestiduras de la venganza pueden denotar la espada, el arco y la lanza, con los otros instrumentos que se utilizar�an para ejecutar una terrible venganza contra sus enemigos perseguidores y para mostrarse fuerte a favor de los que conf�an en su nombre. Se las puso cuando decidi� inmediatamente vengar los agravios cometidos contra �l mismo y contra su Iglesia.

4. "Y estaba vestido de celo como un manto". El celo no es propiamente un principio desapegado, pero es un afecto mixto, combinado de amor y disgusto, manifestado por esfuerzos vigorosos para promover el bienestar del objeto amado, por todos los medios adecuados, para expresar disgusto contra aquellos que han da�ado a las personas en cuya felicidad le interesa. Con propiedad, no se trata de una pasi�n �nica, sino de un ingrediente esencial necesario para el vivo ejercicio de todos los dem�s afectos. Cuando se atribuye a Jehov�, denota Su tierna consideraci�n por los intereses de Su reino y gloria, y

Su justa indignaci�n por todo lo que se opone a su establecimiento y prosperidad. Con este celo estaba vestido como con un manto usado por los guerreros de la antig�edad. Las palabras pueden significar que el Se�or Dios demostrar�a p�blicamente, por su interposici�n a favor de Sus siervos, que estaba verdaderamente interesado en promover su seguridad y felicidad; y, mediante la ejecuci�n de una justa venganza sobre sus enemigos, no permitir�a que los que perturbaran la paz de Su Iglesia permanecieran impunes. ( R. Macculloch. )

Vestido con celo como un manto

El mejor manto

El campe�n solitario del que se habla aqu� es el Pr�ncipe de la casa de David, nuestro Se�or Jesucristo. Cuando un hombre tiene todas las dem�s excelencias, entonces todav�a se necesita celo para elevar y perfeccionar toda su virilidad. He aqu� el altar, construido con piedras sin labrar y seg�n la propia ley de Dios; he aqu� la le�a puesta sobre ella; ver a la v�ctima muerta y la sangre fluyendo; pero no puedes hacer un sacrificio sin fuego. He aqu� en el altar la figura del hombre; tiene fe, coraje, amor, consagraci�n; pero si le falta el fuego del celo ferviente, su vida ser� un fracaso.

I. EL CELO DEBE SER CONSIDERADO COMO UNA CAPA QUE CUBRE TODO. El hombre cristiano debe usar celo mientras vestimos una prenda exterior que cubre todo el resto de nuestras prendas, una t�nica suelta que abarca a toda la persona.

1. El celo es envolvente: el celo debe envolver todos los poderes del cristiano. Debe investirse de fe y amor con paciencia y perseverancia, de esperanza y alegr�a; pero el celo debe estar sobre todo esto. No debemos ser celosos con una parte de nosotros mismos, ni celosos en un solo deber en particular, ni celosos en una temporada especial; sino ser completamente celoso, por toda la obra de Cristo, por toda la verdad de Cristo, y en todo momento celoso no solo en una cosa buena, sino en todas las cosas buenas.

2. Debemos usar el celo santo como un manto, a fin de preservar las diferentes partes de nuestra alma del peligro. El celo conserva. El celo es envolver a todo el hombre, de modo que cuando est� sujeto a una furiosa mano de persecuci�n, o un viento cortante de pobreza, o un torrente de aflicciones, el peregrino a los cielos pueda seguir su camino, y ofrezca a todos los tiempos un desaf�o valiente.

3. El celo es reconfortante, como el manto cuando se envuelve al viajero en la tormenta de nieve. El hombre que est� pose�do por una pasi�n irresistible por llevar a cabo la obra de su vida, se ce�ir� bien este gracioso ardor a su alrededor, y dejar� que los copos de nieve vengan como puedan, solo caer�n, por as� decirlo, en un horno, y se derretir�n antes de que puedan da�ar.

4. Podemos considerar el celo como un manto debido a que adorna el car�cter de un hombre. Muchas personas se ven a�n m�s atractivas debido a la prenda con la que se han ataviado. No hay vestimenta m�s apropiada para el cristiano cuando posee todas las virtudes que un celo que todo lo envuelve.

5. Debemos tener cuidado de ponernos el celo como un manto y no como una capucha. Nadie se cubre la cabeza con su manto y, sin embargo, he conocido a algunas personas cuyo celo ha vendado su juicio. El celo, como el fuego, es "un buen siervo, pero un mal amo".

6. El celo es un manto y, por lo tanto, no pretende reemplazar las otras gracias. No nos ponemos nuestros grandes abrigos y nos quitamos el resto de la ropa.

7. El celo es un manto y, por lo tanto, no debemos considerarlo como un manto extraordinario que se usa s�lo ocasionalmente en d�as festivos y festivos. El celo por Dios debe exhibirse en los talleres, debe usarse en el mercado, en el senado o dondequiera que trabajemos. Como la tormenta est� siempre encendida y siempre somos peregrinos, ser� como el manto que no podemos soportar dejar a un lado.

8. Mientras digo que el celo no lo es todo, recuerda que el manto lo cubre todo, y no dejes que tu celo sea tan escaso que solo cuelgue como un cinto alrededor de tus lomos. Recuerda que nuestro Se�or ponte celo. Si bien la religi�n cristiana es una cosa interna, no hay religi�n en el mundo que se muestre tanto externamente.

II. C�MO EXHIBI� NUESTRO SE�OR ESTE CELO.

1. En su ni�ez m�s tierna, tienes muestras de su celo interior. "�No quieres?" etc?

2. En la vida futura se ve Su celo ardiente al dejar las comodidades de la vida.

3. Su propia vestimenta mostraba su celo, porque no era ostentoso, sino en todos los sentidos adecuado para el trabajo incesante y el servicio humilde.

4. Mostr� su seriedad al perseverar en su obra bajo toda clase de rechazos.

5. Y, como una prueba a�n m�s clara de Su celo, todos los halagos del mundo no pudieron atraerlo.

6. Mire sus incesantes labores.

7. En Su predicaci�n se ve Su celo.

8. Probablemente vea Su celo sobre todo en sus oraciones, porque la intensidad del coraz�n de un hombre puede ser juzgada eminentemente por su devoci�n secreta ante Dios.

9. De nuevo demostr� su celo entreg�ndose a s� mismo.

10. Observe de qu� estaba hecho Su celo.

(1) Era celo por Dios.

(2) Celo por la verdad.

(3) Celo por las almas.

III. �DE QU� SE ALIMENT� EL CELO DE CRISTO?

1. El celo de Cristo se bas� en un principio definido. �l hab�a dicho en la antig�edad: "He aqu�, vengo: en el volumen del libro est� escrito de m�, me deleito en hacer tu voluntad, oh Dios m�o, s�, tu ley est� dentro de mi coraz�n". Hab�a puesto su coraz�n en un gran prop�sito, lo hab�a sopesado, hab�a calculado el costo, lo hab�a mirado por todos lados, y ahora no pod�a apartarse de �l.

2. El celo de nuestro Se�or Jesucristo fue ocasionado por un amor intenso. Amaba a su Padre; Por tanto, no pod�a dejar de hacer su voluntad. Amaba a su pueblo; Por tanto, no pod�a hacer otra cosa que buscar su bien. �Oh, cu�nto amaba las almas de los hombres! Fue una pasi�n con �l.

3. El celo de nuestro Se�or Jesucristo ten�a como objetivo la recompensa. �Por el gozo que le fue puesto, sufri� la cruz, menospreciando la verg�enza�.

4. Nuestro Se�or Jesucristo fue tan celoso porque ten�a un mayor discernimiento espiritual que t� y yo. No somos celosos porque no podemos ver. Podemos ver estas casas, estas calles y esto en dinero. Podemos escuchar las lenguas de esas personas y podemos mirar estas comodidades. Pero nuestros o�dos son como si estuvieran tapados con cera, y nuestros ojos como si estuvieran cegados a cosas mejores.

Cuando Jes�s estuvo aqu�, vio �ngeles y vio los esp�ritus de los hombres; Consideraba a los hombres, no como carne y hueso, sino como inmortales. Lo mejor de todo es que vio a Dios. Podr�a decir: "He puesto al Se�or siempre delante de m�; porque est� a mi diestra, no ser� conmovido". ( CH Spurgeon. )

Versículo 19

Cuando el enemigo entre como una inundaci�n.

Invasiones morales

Estas palabras sugieren:

I. LA INVASI�N MORAL DE LAS ALMAS HUMANAS.

1. El alma tiene un archienemigo. Este enemigo recibe diferentes nombres. La serpiente antigua, el diablo, Satan�s, el le�n rugiente, etc. Se caracteriza por su gran poder, maldad, astucia. Tiene poderosos ej�rcitos bajo su poder. Principados y potestades, etc.

2. Este archienemigo a veces hace un tremendo ataque. "Entra como una inundaci�n". Hay momentos en el alma humana en los que el mal parece precipitarse sobre ella como un torrente abrumador.

II. EL SUFICIENTE GUARDI�N DE LAS ALMAS HUMANAS. �El Esp�ritu del Se�or alzar� estandarte contra �l�. El alma que se entrega a la tutela divina tiene una fortaleza inexpugnable.

1. El Esp�ritu del Se�or es m�s fuerte que el enemigo.

2. El Esp�ritu del Se�or es m�s sabio que el enemigo. El Esp�ritu del Se�or tiene un intelecto que domina, combate, subordina todas las obras del enemigo. Hace que su discordia infernal hinche las armon�as del universo.

3. El Esp�ritu del Se�or est� m�s cerca del alma que el enemigo. El alma no vive en el diablo, pero el alma vive en el Esp�ritu; el alma puede vivir sin el diablo, el alma no puede vivir sin el Esp�ritu.

(1) � Qu� grande es el hombre! Objetos tanto de intereses y esfuerzos infernales como celestiales.

(2) � Qu� cr�tico es el destino! Estamos en territorio enemigo. ( Homilista. )

La oposici�n del gran enemigo superada

I. EL ENEMIGO.

1. Mundanalidad.

(1) Moda.

(2) El negocio se preocupa.

(3) Placeres.

2. Pecados pol�ticos.

(1) Esp�ritu de fiesta.

(2) Licencia de vicio.

II. CAR�CTER DE LA OPOSICI�N DEL ENEMIGO.

1. Activo. "Entrar�", etc.

2. Vehemente. "Como una inundaci�n".

III. EL ENEMIGO ENFRENTADO. "El Esp�ritu del Se�or alzar� estandarte contra �l".

1. En la predicaci�n fiel y ferviente del Evangelio.

2. En los servicios sociales de la Iglesia.

3. En el ejemplo piadoso de los cristianos. ( JS Clomer. )

El estandarte del cielo se levant� contra los poderes del infierno y sus auxiliares.

I. UN ATAQUE del infierno y sus auxiliares contra el reino y los intereses de Cristo. "El enemigo entrar� como un diluvio". Aviso&mdash

1. Qui�n realiza el ataque. "El enemigo. La Iglesia de Dios, o Sus santos en este mundo, tienen muchos enemigos. Se expresan en n�mero singular, debido a su unidad en sus designios contra Cristo y Su reino, y porque atacan bajo un l�der y comandante principal, a saber, el dios de este mundo, cuyo reino Cristo vino a derrocar.

2. La forma del ataque del enemigo. Entra como una inundaci�n, con gran violencia y ruido, como si fuera a barrer todo limpio ante �l ( Apocalipsis 12:15 ). No es nada inusual, en las Escrituras, representar las irrupciones del infierno y sus ej�rcitos sobre la Iglesia de Dios bajo la noci�n de una r�pida inundaci�n o r�o, que amenaza con la ruina de todo lo que se interponga en su camino ( Salmo 93:3 ). .

3. El avance del �estandarte� Entiendo a Cristo, que no solo es abanderado �entre diez mil� ( Cantares de los Cantares 5:10 ), sino el estandarte o estandarte mismo ( Isa�as 11:10 ). Por �elevar� la norma entiendo las manifestaciones de la gloria de Cristo en una dispensaci�n del Evangelio, acompa�adas de la eficacia del Esp�ritu del Se�or.

4. El mismo rechazo que se le da al enemigo del Esp�ritu del Se�or es "puesto en fuga" ( Marg. )

, o, como dice Calvino, el Esp�ritu del Se�or lo har� retroceder como las aguas del Jord�n, que fueron empujadas hacia su fuente, cuando se interpusieron en el camino de la entrada de Israel sobre la posesi�n de la tierra prometida.

5. La certeza de esta promesa de hacer retroceder al enemigo: no es un tal vez, sino un ser�. ( E. Erskine. )

El enemigo del pueblo de Dios

I. �QUI�N ES EL ENEMIGO QUE VIENE COMO UNA INUNDACI�N? El diablo, llamado a veces "el dios de este mundo".

1. Satan�s tiene un partido fuerte en su interior, a saber, el pecado mora en �l.

2. El mundo sin nosotros es otro auxiliar principal del infierno: los beneficios, los placeres y las preferencias del mundo, llamado por el ap�stol, "los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida".

II. POR QU� ESTE ENEMIGO SE PARECE A UNA INUNDACI�N.

1. Por el ruido, hecho por error, persecuci�n, deserciones y violencias de todo tipo. La pobre alma est� muchas veces en tal confusi�n, a trav�s del ruido de estas poderosas aguas, que no puede o�r la voz de Dios ni en Su Palabra ni en las providencias.

2. Por su multitud.

3. Por su unidad al inclinarse en un solo sentido en su oposici�n contra Cristo y Su causa.

4. Las inundaciones son poderosas, violentas y r�pidas en su movimiento.

5. Son de naturaleza arrolladora y est�n dispuestos a arrojar todo lo que no est� bien arreglado.

6. Una inundaci�n est� en continuo movimiento; as� que los actos del pecado y Satan�s y el mundo, contra Cristo y Su causa, son incesantes.

III. EL PROGRESO DEL ENEMIGO. �Cu�n lejos puede llegar!

1. El enemigo puede entrar dentro de las fronteras de Sion ( Miqueas 5:5 ).

2. El enemigo entra, no solo dentro de las fronteras, sino incluso en los palacios de Sion, sus asambleas p�blicas para la adoraci�n divina ( Job 1:6 ).

3. El enemigo puede llegar a los p�lpitos de la Iglesia por un ministerio err�neo y corrupto ( Judas 1:4 ).

4. El enemigo puede entrar en los tribunales de la Iglesia, que son los tronos del juicio; hasta el punto que el enemigo pueda llegar a influir en esos jueces para que se unan a los saboteadores y opresores del pueblo de Dios, en lugar de defenderlos.

5. El enemigo puede entrar en las moradas de Jacob. El diablo mora en la casa del imp�o, y puede entrar y hacer mucho da�o en la casa de un David piadoso.

6. �l puede entrar en sus armarios y acompa�arlo de rodillas cuando est� a solas con Dios.

7. El enemigo puede entrar en tu coraz�n.

IV. LA CERTEZA DE TODO ESTO.

1. Testimonio de las Escrituras claras ( Apocalipsis 2:10 ).

2. El estado del creyente en este mundo: un estado militante.

3. La experiencia de los santos de Dios en todos los tiempos.

V. INFERENCIAS.

1. Este mundo no es el lugar de descanso del creyente. Si lo fuera, de todos los hombres ser�a el m�s miserable.

2. Vea, por lo tanto, por qu� el creyente expresa con frecuencia tal anhelo de estar lejos.

3. Vea, por lo tanto, la necesidad que tenemos de Cristo en su oficio real, de someter, refrenar y conquistar a todos sus enemigos y los nuestros.

4. Vea, por lo tanto, el est�mulo a los pobres creyentes arrojados y tentados. Aunque el enemigo entre como un diluvio, el Esp�ritu del Se�or alzar� un estandarte contra �l. ( E. Erskine. )

�nimo

1. Tus enemigos son tanto de Dios como tuyos.

2. El SE�OR de los ej�rcitos es contigo: Dios est� de tu lado.

3. El enemigo ya est� derrotado y desconcertado por tu glorioso Jefe y General; solo tienes un enemigo destrozado al que enfrentarte.

4. Hay muchos triunfando en la gloria, contra quienes corrieron las inundaciones con tanta violencia como ahora contra ti.

5. La batalla terminar� pronto.

6. La palabra de mando la da el glorioso General: "Pelea, la buena batalla de la fe, estad firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes". ( E. Erskine. )

El enemigo entrando como una inundaci�n

1. A veces arroja un torrente de error; estudia para corromper la sencillez del Evangelio y apartar a los hombres de las verdades puras y preciosas de Dios.

2. A veces, el enemigo llega con una avalancha de persecuci�n abierta.

3. A veces llega con una avalancha de m�ltiples corrupciones sobre la Iglesia visible. A veces estudia para corromper la adoraci�n de Dios mediante la superstici�n, mezcl�ndose en las ceremonias de las invenciones del hombre con las ordenanzas puras de la instituci�n divina. A veces irrumpe en el gobierno y la disciplina de la Iglesia, intentando introducir esquemas de gobierno que no est�n justificados por la Palabra de Dios.

A veces llega con una avalancha de blasfemias que corrompen la vida de los profesores, hasta el esc�ndalo de la religi�n; a veces con un torrente de neutralidad e indiferencia sobre las cosas de Dios, bajo el color de la moderaci�n. ( E. Erskine. )

Tentaci�n superada

I. EL CONFLICTO. "El enemigo entrar� como un diluvio". Es una met�fora sorprendente. Lejos, en las colinas, hay un lago o un embalse represado.

De repente, la barrera se rompe; y llega un gran torrente de agua por la ladera sobre el valle desprevenido que se encuentra debajo, barriendo ante �l los riachuelos, los establos del ganado, las chozas de los pobres y las mansiones de los grandes, abrumando toda la vida en uno. tumba com�n de agua, dejando al poco tiempo, cuando pasa, un desierto donde hab�a florecido un jard�n del Se�or. El mal es siempre inminente, as� como el embalse siempre amenaza.

No mirar contra ella, no levantar la mirada a veces para ver si la barrera se mantiene, no saber que est�s en peligro, es una insensatez insensata. Pero hay crisis especiales de tentaci�n comparables al momento en que la barrera se rompe y el agua cae sobre la tierra. Lo mismo ocurre con la tentaci�n de la desesperaci�n. As� es cuando nos sentimos tentados a una pasi�n repentina. �No es esto cierto del mal en la sociedad que nos rodea? El drag�n ha estado derramando corrientes de agua para barrer la Palabra de Dios sobre nuestro mundo.

Fue as� en los d�as de la persecuci�n pagana; as� fue en los d�as de las tinieblas medievales; as� fue antes de que Wyclif, nuestra estrella matutina, y Lutero, el sol menor, protestaran contra los males de su tiempo; as� fue a finales del siglo XVIII, cuando los p�rrocos eran disolutos, borrachos y cazadores de zorros; y cuando la herej�a sociniana llen� los p�lpitos de los inconformistas, y cuando las masas populares se empaparon de estupidez y pecado.

Momentos como estos, cuando el enemigo llega como un diluvio, se repiten con periodicidad en la historia de los hombres. Hacemos bien, entonces, en confesar nuestra impotencia. No puedes resistir esa inundaci�n con tus resoluciones, tus promesas, tus esfuerzos; tambi�n puedes levantar tus manos de inmediato y gritar con Josafat: �No tenemos fuerzas contra esta gran compa��a que viene contra nosotros; ni sabemos qu� hacer, pero nuestros ojos est�n puestos en ti �. En esos momentos, siempre podemos contar con Dios.

II. EL GUERRERO AGOSTO Y SOLITARIO representado en el texto. Casi parecer�a en este cap�tulo como si �l fuera como un guerrero descansando. Se ha quitado el casco y la coraza, y se ha despojado de sus vestiduras. Pero de repente ve la invasi�n del enemigo sobre el esp�ritu solitario o sobre el mundo. Da un paso adelante y gana. Ve que no hay nadie que lo ayude; Se pregunta que no hay intercesor, por eso su brazo trae la salvaci�n. F�jense en esa palabra: el brazo del Cristo viviente trae salvaci�n al hombre cuando nadie m�s puede ayudarlo.

III. NUESTRAS LIMITACIONES FATALES. �Por qu� no siempre somos conquistadores? La respuesta viene en los vers�culos 1-3. Hay alg�n obst�culo fatal en su vida que socava el poder de Cristo. ( FB Meyer, BA )

El estandarte levantado frente al enemigo

I. Consideraremos que la declaraci�n general del texto se refiere al CONFLICTO QUE EST� ARRIBA EN EL HOMBRE INTERIOR DEL CRISTIANO.

1. Es bueno para nosotros comprender claramente la posici�n del cristiano. Esta no es la tierra de nuestro triunfo, ni es este el per�odo de nuestro descanso. Hay uno cuyo nombre se llama "el enemigo", el "maligno"; �l es el l�der entre tus adversarios; odia a Dios con todas sus fuerzas, odia lo que ve de Dios en ti.

2. El texto nos lleva a buscar temporadas en las que esta posici�n ser� m�s peligrosa que de ordinario.

3. Ser� bueno para usted, que conoce el conflicto espiritual, ser plenamente consciente de su propia impotencia absoluta frente a este terrible peligro. �Qu� puede hacer un hombre contra una inundaci�n?

4. El texto, despu�s de habernos pedido claramente que comprendamos a fondo nuestra posici�n, y despu�s de sugerirnos nuestra debilidad, nos invita a acudir a nuestra �nica ayuda, un Auxiliar misterioso pero divino.

5. Entonces tenemos que retroceder en cuanto a nuestra dificultad actual, cualquiera que sea, sobre el poder espiritual. Si la batalla de la salvaci�n fuera librada por el hombre solo, entonces t� y yo podr�amos arrojar espada y escudo y desesperadamente abandonarlo todo, pero cuando entendemos que el Esp�ritu de Dios ha puesto al descubierto Su santo brazo para salvarnos, no temen el peor momento de la pelea.

6. Tomemos ahora dos o tres casos en los que esta gran verdad es conspicua. Esto es cierto para un alma convencida de pecado. Despu�s de la conversi�n, sucede con frecuencia, y especialmente para aquellos que han sido culpables de pecados graves antes de la conversi�n, que la tentaci�n llega con una fuerza inusual. A veces se le ocurre a un cristiano otro caso, cuando no se trata tanto de una tentaci�n para pecar como de una tentaci�n para dudar.

II. Pasemos ahora a LA GUERRA SANTA SIN NOSOTROS. La Iglesia cristiana es un objeto de amor divino demasiado conspicuo para no ser el blanco de la malicia de los poderes de las tinieblas. ( CH Spurgeon. )

En tiempo de inundaci�n

Estas palabras alentadoras fueron dirigidas a los exiliados que se preparaban para regresar a la patria. Cuando levantaron la vista hacia las posibilidades de regreso, parec�an contemplar una variedad tras otra de dificultades acumuladas que obstruir�an su viaje de regreso a casa. Siempre que el profeta proclamaba su liberaci�n, proclamaban sus temores. Sus temores fueron ayuda uno por uno, pero tan pronto como uno fue colocado, otro surgi�. Los enemigos a la derecha y a la izquierda, �qu� pasa con ellos? Los pueblos hostiles aceptar�n su oportunidad y caer�n sobre la compa��a que regresa en una formaci�n destructiva. �Cuando el enemigo venga como un diluvio, el Esp�ritu del Se�or alzar� un estandarte contra �l.

�Nosotros tambi�n somos exiliados que regresan a la patria. Nosotros tambi�n hemos estado en los reinos oscuros del cautiverio, y por Su gracia redentora nuestros ojos se han elevado hacia el mejor pa�s. Y nosotros tambi�n estamos llenos de incertidumbres y miedos. Hay un desierto que atravesar, un desierto que atravesar, aguas que atravesar, monta�as que escalar, y no sabemos c�mo podemos llegar con seguridad al final de nuestro viaje. Y particularmente nos acosa el enemigo, que repentina e inesperadamente ruge en nuestro camino. Pero si tenemos los miedos, los nuestros tambi�n son las promesas. Entre el enemigo y nosotros se erigir� el estandarte del Se�or.

1. "Cuando el enemigo entre como un diluvio". Seguramente la figura est� tomada de los cauces de su tierra natal. Hab�an contemplado los barrancos secos y blanqueados en �poca de sequ�a, cuando apenas un riachuelo ceceaba por su curso rocoso. Y entonces la lluvia hab�a ca�do sobre las colinas, o la nieve se hab�a derretido sobre las monta�as distantes, y las aguas se hab�an derrumbado como una inundaci�n. He hecho un picnic en las soledades de los Tees m�s altos, cuando solo pasaba un pu�ado de agua, un peque�o arroyo que incluso un ni�o podr�a cruzar.

Y una vez vi lo que los nativos llaman el "rollo" que se alejaba en la distancia. Grandes lluvias hab�an ca�do sobre las alturas, y este era su resultado; en un momento, la corriente silenciosa se convirti� en un torrente rugiente y grit� en un torrente atronador. Esa, creo, es la figura de mi texto. Ahora, �cu�les son algunos de estos tiempos de inundaci�n en la vida cuando el enemigo viene contra nosotros con un poder abrumador?

(1) Hay un torrente de pasi�n. Las inundaciones siempre destruyen algo valioso y hermoso. Y lo mismo ocurre con el torrente de pasi�n que recorre el alma. Siempre da�a la vida por la que fluye. Alguna semilla del reino, que apenas comienza a germinar, es lavada del suelo. Alg�n tierno crecimiento es impedido o destruido, alguna peque�a planta de mansedumbre, o mansedumbre, o fe, o esperanza, o amor. Incluso los espectadores pueden ver con frecuencia la ruina; y para el Se�or el lugar fruct�fero debe convertirse en un desierto.

(2) A veces, el diluvio tiene la forma de un gran dolor y nos sumerge en �l. Hay un dolor designado por el Todopoderoso, pero nunca est� ordenado para da�ar o destruir. Y, sin embargo, cu�n a menudo esta inundaci�n en particular, precipit�ndose en una vida, causa estragos en las cosas espirituales. En una de nuestras iglesias hace poco ocurri� una inundaci�n, y las dos cosas que resultaron heridas fueron el aparato de calefacci�n y el �rgano.

No pude dejar de pensar en la destrucci�n producida en el alma por las aguas del dolor que se acumulan. Con mucha frecuencia apagan el fuego de la genialidad y silencian la m�sica y la canci�n. Y as� es con todas las peligrosas aguas que surgen en la vida humana.

(3) A veces, la inundaci�n proviene de una contribuci�n multitudinaria de peque�as preocupaciones. Ahora bien, siempre que una inundaci�n en la vida da�a una vida, la obra es obra del diablo. Cuando me siento tentado a una pasi�n desbordante, a un dolor excesivo oa un cuidado abrumador, es obra del enemigo. Creo que si pudi�ramos darnos cuenta de esto, ser�amos de gran ayuda en estas peligrosas y recurrentes temporadas. Si tan s�lo pudi�ramos practicar nuestros ojos para ver en la circunstancia tentadora el rostro del maligno, estar�amos menos inclinados a caer en la trampa.

2. "El Esp�ritu del Se�or alzar� estandarte contra �l". El rey Canuto hizo bajar su silla real a la corriente de la marea, y orden� a las aguas que se retiraran. Las aguas no hicieron caso, y el poderoso diluvio avanz�. Pero nuestro Rey eleva Su estandarte contra la amenazante inundaci�n, y la retirada est� absolutamente asegurada. �Ha notado ese pasaje maravillosamente sugerente en el Libro de Apocalipsis donde se hace una promesa de ayuda en el tiempo del diluvio? �Y la serpiente arroj� de su boca agua como un r�o tras la mujer, para hacerla llevarse por el r�o.

Y la tierra ayud� a la mujer, y la tierra abri� su boca y se trag� el r�o que el drag�n ech� de su "boca". Esa gran promesa se ha confirmado abundantemente en innumerables vidas. Incluso la tierra misma es nuestra aliada en la lucha contra el enemigo. Las bellezas de la naturaleza nos ayudar�n a enfrentarnos a las fuerzas del mal deseo. Pero tenemos m�s que la naturaleza como nuestra defensa; tenemos al Se�or de la naturaleza, al Se�or en la naturaleza, no tanto a lo sobrenatural como al Esp�ritu que impregna la naturaleza y todas las cosas.

Y as� tambi�n sucede en los tiempos de aflicci�n del diluvio. El Esp�ritu del Se�or se ocupar� de nosotros, "para que no seamos abrumados por el dolor excesivo". �No he visto el dolor entrar en una vida, y ha sido enteramente ministro del bien y nunca del mal? El diablo no se apoder� de �l y lo us� como una inundaci�n destructiva. Ha sido ministro de irrigaci�n m�s que de destrucci�n, y en el lugar h�medo de las l�grimas han crecido hermosos helechos, las exquisitas gracias de la compasi�n y la longanimidad y la paz.

"�El Esp�ritu del Se�or alzar� estandarte!" Bueno, entonces d�jelo que �l lo haga. No intentemos hacerlo por nosotros mismos. Se lo entregu�. �Emprende por m�, oh Se�or�. La vida de fe consiste simplemente en una confianza tranquila, consciente y consciente en el Esp�ritu de Dios todopoderoso y que todo lo desea. ( JHJowett, MA )

Una manifestaci�n abrumadora de Dios

Explicamos el pasaje de la siguiente manera: Jehov� vendr� como un r�o, uno cercado, en el que un viento de Jehov� (es decir, una tempestad violenta) se desliza r�pidamente. ( F. Delitzsch, DD )

El Esp�ritu del Se�or alzar� estandarte contra �l

El est�ndar opuesto

I. EL PORTADOR DE LA NORMA. "El Esp�ritu del Se�or".

II. EL ESTANDAR. Cristo. Se le asemeja adecuadamente a un est�ndar en las siguientes cuentas.

1. El estandarte es una se�al de guerra. Cuando Cristo descendi� a este mundo inferior y se encontr� con una expedici�n de guerra contra el dios de este mundo y su imperio usurpado sobre los hijos de los hombres, esta guerra fue proclamada ( G�nesis 3:15 ).

2. Un estandarte es una se�al de paz. Cuando se proclama la paz, se muestra la bandera blanca o alf�rez. Como la aparici�n de Dios en la naturaleza del hombre fue una se�al de guerra contra el infierno, la muerte y el pecado; por lo que fue una se�al de paz para el hombre en la tierra.

3. Un estandarte es un estandarte de victoria. De modo que un Redentor resucitado y viviente es una se�al de Su victoria sobre los poderes del infierno.

4. Un estandarte es una se�al de reuni�n. Cuando se establece el est�ndar, el ej�rcito debe reunirse, los voluntarios deben alistarse. La manifestaci�n de Cristo en la carne, y la revelaci�n de �l en el Evangelio, es una se�al para que los pecadores perdidos se liberen del yugo tir�nico del pecado y Satan�s, para que, bajo la conducta de Cristo, recuperen su antigua libertad ( G�nesis 49:10 ; Isa�as 11:10 ).

5. Un est�ndar es para direcci�n y orden; cuando el ej�rcito va a marchar, el estandarte va delante, y los soldados saben d�nde moverse por el movimiento de su estandarte.

III. LA ELEVACI�N DE ESTE BENDITO EST�NDAR.

1. Su primera elevaci�n fue en el consejo eterno del Cielo, antes de que fuera puesta la fundaci�n del mundo ( Proverbios 8:23 ).

2. Fue elevado en la primera promesa ( G�nesis 3:15 ).

3. En la encarnaci�n actual, obediencia y muerte del Hijo de Dios.

4. Por la resurrecci�n de Cristo de entre los muertos y su exaltaci�n a la diestra de la Majestad en las alturas.

5. En la dispensaci�n del Evangelio eterno.

6. Cuando haya alguna aparici�n notable de Cristo y Su causa, en una Iglesia o naci�n, en oposici�n a cualquiera de las obras del diablo.

7. Cuando Dios en Su providencia quiebra y desconcierta a los perseguidores malvados y sedientos de sangre, que estaban causando estragos en Su Iglesia, otorg�ndoles un respiro y liberaci�n de los problemas.

8. Este estandarte real es levantado por el Esp�ritu del Se�or en la ma�ana de la conversi�n, cuando a trav�s del descubrimiento de la gloria de Cristo, el alma est� decidida a entregar su coraz�n, y a levantar las puertas eternas, que este Rey de gloria puede entrar.

9. El Esp�ritu del Se�or eleva el estandarte en cada nueva manifestaci�n y descubrimiento de la gloria de Cristo, especialmente despu�s de una noche oscura de abandono, tentaci�n y abatimiento.

IV. �DE D�NDE ES QUE LA ELEVACI�N DEL EST�NDAR, O LA EXHIBICI�N DE LA GLORIA DE CRISTO POR EL ESP�RITU DEL SE�OR, REPULSA AL ENEMIGO, O LO HACE REGRESAR:

1. La exhibici�n de la gloria de Cristo por el Esp�ritu del Se�or, pone la fe en un ejercicio vivo, que es el gran motor por el cual podemos vencer a Satan�s, al mundo ya todos nuestros enemigos.

2. Al mostrar la gloria de Cristo, el amor se enciende.

3. Las manifestaciones de la gloria de Cristo inspiran al alma con valor y fuerza para oponerse al enemigo, cuando entra como un diluvio.

4. Las manifestaciones de la gloria de Cristo, por la Palabra y el Esp�ritu del Se�or, desaniman al enemigo, aunque vengan como un diluvio. ( E. Erskine. )

El poder de la Iglesia

Vea, por tanto, qu� es lo que hace que una Iglesia sea "terrible como un ej�rcito con estandartes" a los poderes del infierno y a los malvados del mundo. No es sabidur�a ni pol�tica carnal; no se trata de ceder a los humores de los hombres en los asuntos de Cristo; no es a cuadrar nuestra conducta seg�n la sabidur�a de este mundo: no, es la presencia del Esp�ritu del Se�or, y a seguir la norma de la Palabra, que �l ha dado por �l�mpara a nuestros pies, y una luz para nuestros caminos �. ( F. Delitzsch, DD )

Versículos 20-21

Y el Redentor vendr� a Sion

El Redentor viniendo a Su Iglesia

I. LA PERSONA DE LA QUE HABLA EL PADRE Y SU VENIDA.

1. �El Redentor�, el pariente que, al asumir nuestra naturaleza, est� casi relacionado con nosotros ( Hebreos 2:11 ; Hebreos 2:17 ). A �l, como nuestro pariente, le pertenece el derecho de redenci�n.

2. "Vendr�n a Sion, ya los que se apartan de la transgresi�n en Jacob". La venida de la que se habla aqu� es para los prop�sitos anteriores, y no principalmente Su venida en la carne, que no se ajusta tan bien al contexto. Es Su venida espiritual lo que se quiere decir; Su venida en Su reino. A los jud�os, como pueblo, para "apartar la impiedad de Jacob", como lo lee la LXX, y San Pablo en Romanos 11:26 .

A Su Iglesia en general, a menudo llamada Sion, Jacob e Israel; para introducir el milenio y difundir la religi�n por todo el mundo ( Apocalipsis 19:11 ). Al coraz�n de su pueblo ( Juan 14:18 ; Juan 14:23 ; Apocalipsis 3:20 ).

Entonces tenemos "Cristo en nosotros la esperanza de gloria"; Cristo "habita en nuestros corazones por la fe" Efesios 3:14 ; Efesios 3:17 ; G�latas 2:20 ).

II. LAS BENDICIONES CONSECUENTES DE SU VENIDA EN ESTOS SENTIDOS, Mi Esp�ritu que est� sobre Ti, y Mis palabras que he puesto en Tu boca, no se apartar�n de Tu boca, etc. Estas son las palabras del Padre al Redentor.

III. LAS PERSONAS A LAS QUE SE PROMETEN ESTAS BENDICIONES; EL CAMINO EN

QUE SE OBTIENEN; Y LA CERTEZA DE OBTENERLOS DE ESA MANERA. Se les promete a los que est�n "en Jacob", miembros de la Iglesia de Cristo. A los que "se apartan de la transgresi�n". A aquellos que son la �semilla� de Cristo por fe ( G�latas 3:9 ; G�latas 3:26 ). La certeza de obtenerlos se puede encontrar en el Pacto de Dios. ( J. Benson. DD )

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 59". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-59.html. 1905-1909. Nueva York.