Bible Commentaries
Isaías 9

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-7

Sin embargo, la oscuridad no ser� como en su aflicci�n

La profec�a explicada

Perm�tanme aventurarme a dar lo que concibo como la verdadera interpretaci�n de la profec�a, una interpretaci�n que al menos en sus principales detalles cuenta con el apoyo de los mejores int�rpretes modernos, y la sorprendente belleza, fuerza y ??consistencia del conjunto se volver�. evidente.

El profeta ha estado hablando en el cap�tulo anterior de un tiempo de terrible angustia y perplejidad que estaba cerca. El rey y el pueblo hab�an abandonado a su Dios. Acaz hab�a rechazado la se�al de liberaci�n que se le ofrec�a y esperaba, mediante una alianza con Asiria, derrotar a sus enemigos. La gente, aterrorizada, recurr�a a magos y nigromantes en busca de gu�a en lugar de recurrir a Dios.

Y el profeta les advierte que la incredulidad y la apostas�a nacionales traer�n su castigo seguro en la desesperaci�n nacional. Mirar�n a su alrededor en vano en busca de socorro. Los cielos arriba y la tierra abajo ser�n envueltos en la misma terrible penumbra. Nada puede superar la fuerza dram�tica de la imagen; es una noche al mediod�a, el mismo sol borrado de los cielos; es una oscuridad que se puede sentir.

Pero incluso mientras la mirada del profeta est� fija en �l, ve la luz temblar en las faldas de las tinieblas. El amanecer est� detr�s de la nube. �La oscuridad�, grita el profeta, �es ahuyentada�. As� que me atrevo a traducir las �ltimas palabras del cap�tulo octavo. �Porque no habr� m�s tinieblas para ella ( es decir , para la tierra)

que estaba en angustia. En el tiempo anterior, �l se burl� (no 'levemente afligido' como lo dice nuestro AV), derram� desprecio sobre la tierra de Zabul�n y Neftal�, pero en el �ltimo tiempo la hizo gloriosa junto al camino del mar, al otro lado del Jord�n. , Galilea (el circuito) de las naciones ". Toma esta representaci�n y tienes un final perfectamente exacto, una predicci�n muy llamativa. No era cierto que la tierra primero hab�a sido levemente afligida y luego m�s gravemente afligida.

Pero era cierto que en otro tiempo la tierra hab�a sido despreciada; Zabul�n, Neftal� y Galilea de las naciones hab�an sido un sin�nimo entre los jud�os; su territorio hab�a sido pisoteado por todos los invasores que hab�an entrado en Palestina. En el primer tiempo lo hizo a la ligera, lo rebaj�, pero en el �ltimo tiempo lo hizo glorioso con una gloria que trascend�a con mucho la gloria de cualquier reino terrenal.

Porque fue aqu�, en medio de esta despreciada poblaci�n mitad pagana, donde brill� la verdadera Luz, aqu� vivi� el Se�or de la Gloria, fue aqu� donde realiz� Sus maravillosas obras y pronunci� Sus maravillosas palabras, fue aqu� donde �l reuni� a los pescadores y al pago de impuestos. recolectores para ser sus primeros disc�pulos y misioneros en el mundo. Esta tierra era de una verdad glorificada por los pies de Jes�s de Nazaret. Bien puede continuar el profeta: �El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, sobre ellos la luz resplandeci�.

Has multiplicado la naci�n, has aumentado su alegr�a ". La inserci�n del negativo es un error lamentable que, aunque se encuentra en nuestro texto hebreo actual, puede explicarse f�cilmente y, de hecho, ha sido corregido por los mismos escribas hebreos. �Se regocijan delante de ti seg�n el gozo de la cosecha, y como se regocijan los hombres cuando reparten el bot�n. Porque el yugo de su carga, y la vara sobre su hombro, quebrant� la vara de su opresi�n, como en el d�a de Madi�n.

Porque las grebas del guerrero con grebas y el tumulto de batalla y las vestiduras envueltas en sangre ser�n para quemar como combustible para el fuego �. El AV, mediante la inserci�n de las palabras "pero esto", introduce una ant�tesis que destruye toda la fuerza y ??la belleza de la imagen. Tacha esas palabras y todo se vuelve claro y coherente. El significado es que con el advenimiento del Pr�ncipe de Paz todas las guerras cesar�n.

Las sandalias del soldado y la capa del soldado y todo el equipo de batalla manchado de sangre ser�n reunidos y al este en el fuego para ser quemados. El heredero del trono de David no es un guerrero terrenal; No gana su reino por la fuerza de las armas. �Porque un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado, y el gobierno estar� sobre Su hombro; Llevar� la insignia de la realeza. Y se llamar� su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de la eternidad, Pr�ncipe de paz.

Del aumento de su gobierno y de la paz no habr� fin, sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con juicio y con justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Se�or de los ej�rcitos har� esto ". Tal es la majestuosa visi�n de la luz y la paz que amanece sobre el alma del profeta en medio de la apostas�a nacional. ( Obispo Perowne. )

"Sin embargo"

Afortunadamente, hay en este mundo un equilibrio compensatorio para todas las denuncias divinas, un "sin embargo" para todos los juicios de Dios, y un Evangelio de gracia adjunto a cada mensaje de condenaci�n. Es esto lo que hace de este mundo, en medio de todas sus escenas tr�gicas, un mundo de misericordia. ( D. Davies. )

Las promesas m�s claras de Cristo en los tiempos m�s oscuros

Es digno de menci�n que las promesas m�s claras del Mes�as se hayan dado en la hora m�s oscura. de historia. Si los profetas hab�an guardado silencio antes sobre el que viene, siempre hablan en el d�a nublado y oscuro; pues bien el Esp�ritu les hizo saber que la venida de Dios en carne humana es la estrella solitaria de la noche del mundo. As� fue al principio, cuando nuestros primeros padres hab�an pecado y estaban condenados a abandonar el para�so de las delicias.

Cuando Israel estaba en Egipto, cuando estaban en la m�s dura servidumbre, y cuando muchas plagas hab�an ca�do sobre Fara�n, aparentemente sin �xito; entonces Israel vio al Mes�as puesto delante de ella como el cordero pascual, cuya sangre rociaba el dintel y los dos postes laterales aseguraban al elegido del vengador de la sangre. El tipo es maravillosamente claro y los tiempos eran maravillosamente oscuros. Citar� tres casos de los libros prof�ticos que ahora est�n abiertos antes de Isa�as 28:16 , lees esa gloriosa profec�a: �He aqu�, pongo en Sion una piedra para fundamento, piedra probada, piedra angular preciosa, cimiento seguro: el que cree, no se apresure.

"�Cu�ndo se dio eso?" Cuando el fundamento de la sociedad en Israel estaba podrido por la iniquidad, y cuando su piedra angular era la opresi�n. Lea de Isa�as 28:14 : �Por tanto, hombres burladores, o�d la Palabra del Se�or�, etc. As�, cuando la mentira y la falsedad dominaran la hora, el Se�or proclama la bendita verdad de que el Mes�as vendr�a triste ser�a un fundamento seguro para los creyentes.

A continuaci�n, mire Jeremias 23:5 : �He aqu�, vienen d�as, dice Jehov�, en que levantar� a David un Renuevo justo�, etc. �Cu�ndo se dio este claro testimonio? Lea los vers�culos anteriores del cap�tulo, triste ver que los pastores estaban destruyendo y esparciendo las ovejas del prado de Jehov�. Cuando el pueblo del Se�or encontr� as� a sus peores enemigos donde deber�an haberse encontrado con amistoso cuidado, se les prometieron d�as m�s felices a trav�s de la venida del Divino Hijo de David.

Ezequiel 34:23 vistazo a Ezequiel 34:23 , donde el Se�or dice: �Y pondr� un pastor sobre ellos, triste que los apacienta, mi siervo David; �l los alimentar�, y �l ser� su pastor �. �Cu�ndo lleg� esta alegre promesa acerca del gran Pastor de las ovejas? Lleg� cuando se describe as� a Israel: "Y fueron esparcidos, porque no hay pastor", etc.

As�, en cada caso, cuando las cosas estaban en su peor momento, el Se�or Jes�s fue el �nico pozo de consuelo en un desierto de dolores. En los peores tiempos debemos predicar a Cristo y mirar a Cristo. En Jes�s hay un remedio para la m�s terrible de las enfermedades y un rescate de la m�s oscura de las desesperaciones. ( CH Spurgeon. )

Fases del prop�sito divino

Veamos algunas de las doctrinas e ilustraciones permanentes sugeridas por este esfuerzo m�s noble de la imaginaci�n del profeta. El ala de Isa�as nunca toma un vuelo m�s alto que en esta previsi�n de los siglos.

1. El prop�sito divino nunca ha sido satisfecho, si podemos decirlo as�, con tinieblas, juicio, desolaci�n. Cuando Dios ha juzgado a un hombre, parecer�a que vuelve para ver qu� efecto ha tenido el juicio, si acaso puede ver alguna esperanza de volver a sentir, de lealtad triste sumisi�n filial. El sentimiento de Dios ha sido siempre un sentimiento de solicitud para bendecir a las naciones. Haremos mal si suponemos que la piedad viene s�lo con el Cristo hist�rico, que la compasi�n naci� el d�a de Navidad.

2. El movimiento Divino entre las naciones siempre se ha expresado bajo el contraste de la luz y las tinieblas tristes (vers�culo 2). Ning�n contraste puede ser m�s sorprendente; por lo tanto, este es el que Dios ha elegido para representar el movimiento Divino. Dios est� asociado con la luz y todo mal con las tinieblas. El cumplimiento del prop�sito Divino siempre ha estado asociado con la encarnaci�n, la Humanidad idealizada.

3. Mire al Libertador como lo vio el profeta (vers�culo 6). El Libertador vendr� como un ni�o, un hijo, un gobernador, un nombre; Se sentar� en el trono de David, triste por su reino, para ordenarlo y establecerlo con juicio triste con justicia desde ahora y para siempre. Digamos que hubo una aplicaci�n secundaria de los t�rminos, no puede haber objeciones a eso; pero ning�n hombre vivo llen� jam�s en su m�s absoluto significado esf�rico todos estos nombres excepto uno, y Su nombre es Jes�s.

4. Luego viene un rapto tras otro. Y la promesa del cumplimiento de todo es: "El celo del Se�or de los ej�rcitos har� esto". ( J. Parker, DD )

El remedio para la miseria del mundo

I. LA VISI�N TOMADA POR EL PROFETA DEL ESTADO MORAL DEL MUNDO ANTERIOR AL GLORIOSO CAMBIO QUE HACE EL OBJETO DE SU PROFEC�A.

1. Se representa a la gente caminando en tinieblas. El profeta contempla el mundo en general. La luz es un emblema del conocimiento; oscuridad de la ignorancia y el error.

2. Pero la oscuridad sola aparece a la mente del profeta s�lo un emblema d�bil del estado de los paganos. A�ade, por tanto, "la sombra de la muerte". En las Escrituras, esta expresi�n se usa para la muerte, la tumba, la oscuridad de esa mansi�n subterr�nea a la que los jud�os supon�an que iban las almas de los hombres despu�s de la muerte. Figurativamente, la expresi�n se usa para gran angustia; un estado de peligro y terror. Es una ampliaci�n, por tanto, del pensamiento del profeta. La experiencia ha justificado esta representaci�n del profeta. La religi�n de los paganos siempre ha sido sombr�a y horrible.

II. LA VISITACI�N BENDITA ( Isa�as 9:2 ).

1. As� como las tinieblas son un emblema de los dolores religiosos que hab�an nublado el mundo, as� la luz es un emblema de la verdad del Evangelio. El Evangelio es "luz". Esto marca su origen en el cielo. Esto nota su verdad. Es "ligero" por su naturaleza penetrante y sutil. Se le llama "luz", "una gran luz", debido a los descubrimientos que hace. Es vida y salud para el mundo. Donde prevalece, se inspira la vida espiritual y los des�rdenes morales del alma dan lugar a la salud y el vigor.

2. As� como en la visi�n la luz sucede a las tinieblas, as� tambi�n la alegr�a sucede al miedo y la miseria.

III. UN CAMBIO TAN ENORME DEBE SER PRODUCIDO POR CAUSAS PROPORCIONABLEMENTE PODEROSAS: ya los medios por los cuales se efect�a esta asombrosa revoluci�n, el profeta a continuaci�n dirige la atenci�n ( Isa�as 9:4 ). Estas palabras hablan de resistencia y lucha. Sin embargo, en el desarrollo de esta batalla hay que se�alar dos cosas: la absoluta debilidad e insuficiencia de los asaltantes y su milagroso �xito.

La debilidad de los instrumentos usados ??para romper la vara y el yugo del opresor est� suficientemente marcada por la alusi�n a la destrucci�n del ej�rcito de Madi�n por parte de Gede�n y sus trescientos hombres. Pero se puede decir: ��No es todo esto una visi�n espl�ndida? Hablas de instrumentos d�biles que logran un �xito milagroso; del despliegue y funcionamiento de un poder sobrenatural, que toca los corazones de los hombres y cambia el estado moral del mundo; pero �cu�l es el fundamento de esta expectativa? " Esta pregunta natural y muy apropiada responde nuestro texto.

IV. �PARA NOSOTROS NACE UN NI�O�, etc. ( Isa�as 9:6 ). ( R. Watson. )

Luz de la oscuridad

No nos queda ninguna duda sobre cu�l fue el final de esta gran profec�a. En Mateo 4:15 , lo tenemos expuesto.

I. LA GRAN OSCURIDAD. El profeta vio por primera vez al pueblo completamente abrumado por la mano despiadada de una guerra despiadada. Hab�a sido una vez una tierra pr�spera, pero ahora la densa oscuridad se hab�a apoderado de ella hasta convertirse en una verdadera "sombra de muerte". Pasando del significado pol�tico inmediato de esto a su importancia espiritual, podemos ver f�cilmente en �l una imagen de la condici�n espiritual del mundo cuando Jes�s vino.

El mundo entero yac�a en el maligno. El pueblo jud�o, aunque ten�a la Palabra viva de Dios, en la oscuridad de su ambici�n carnal y formalidad sin vida hab�a perdido toda visi�n verdadera de Dios. El mundo gentil no era mejor. Lo mejor que ten�an era, por un lado, un epicure�smo sensual y ateo, y por otro, un estoicismo fr�o y desesperado. Volviendo a la condici�n de las personas inconversas de nuestros d�as, tambi�n vemos tinieblas y la sombra de la muerte. �Qu� luz para el alma ha dado todo nuestro pensamiento filos�fico moderno e investigaci�n cient�fica?

II. LA GRAN LUZ. La luz que vio el profeta fue la intervenci�n de Dios para la liberaci�n del pueblo de la esclavitud pol�tica y la miseria f�sica, con alg�n retorno espiritual a Dios. Lo que tipific� fue el advenimiento y la obra de Cristo. �C�mo brill� esta luz sobre el mundo oscurecido cuando �l vino! Verdaderamente fue una "gran luz". La luz que se ve en el rostro de Jesucristo es la gloria de Dios, que revela sus prop�sitos eternos de gracia a todos los hombres pecadores. Cristo ilumina el mundo am�ndolo, es decir, revelando el amor de Dios a los pecadores.

III. LAS GRANDES BENDICIONES. Con la llegada de la luz verdadera, la gente recibi� maravillosas bendiciones. Esto se describe en el lenguaje del profeta bajo varias figuras ret�ricas.

1. "Has multiplicado la naci�n". Si miramos hacia el cumplimiento real de esta profec�a, �qu� gran aumento ha habido en el pueblo de Dios!

2. "Y aument� su alegr�a". Antiguamente, el pueblo de Dios se regocijaba en sus mejores per�odos de mera prosperidad nacional. Pero bajo el reinado espiritual de Jes�s, la gente se regocijar� en cosas mejores. El gozo de la salvaci�n.

3. "Seg�n el gozo de la cosecha". La fiesta m�s feliz de los jud�os era la fiesta de la cosecha, cuando se recog�an todos los frutos de la tierra, y el pueblo bendec�a a Dios y se regocijaba en sus riquezas. Pero ahora nos da una nueva y mejor cosecha, la recolecci�n de almas, cuyas primicias se recogieron el d�a de Pentecost�s. No hay gozo tan puro como el que surge en el coraz�n cuando hombres y mujeres aceptan la salvaci�n de Dios y se recogen Su mies. �Qu� ser� ese d�a cuando se consuma la feliz cosecha en casa?

4. "Y como se regocijan los hombres cuando reparten el bot�n". Esta es una figura tomada del gozo triunfal del guerrero victorioso, quien, despu�s de derrotar al enemigo y tomar posesi�n de sus bienes, los reparte como bot�n entre los vencedores. Bueno, as� ser�, y as� ser�, el pueblo de Dios se regocijar� por las victorias que el Evangelio gana sobre "el dios de este mundo".

5. �Has roto el yugo. .. y el personal ". Hasta ese momento, el pueblo se hab�a beneficiado bajo el yugo de hierro de sus opresores y hab�a sido golpeado por la vara de sus capataces, como en los antiguos tiempos de esclavitud de Egipto. �Cu�n feliz cuando ese yugo se rompa y esa cruel vara o vara sea quitada! Bajo el reinado del Mes�as, la cruel esclavitud del yugo de Satan�s se rompe y el bast�n del capataz se elimina.

IV. C�MO LLEVA CRISTO. En los conflictos terrenales, las batallas se libran �con ruido confuso y con prendas envueltas en sangre�. Los cautivos fueron liberados de anta�o por estos m�todos terribles y sanguinarios; pero Cristo libera a sus cautivos por el poder del Esp�ritu de Dios, �con ardor y le�a de fuego�. El fuego es el Esp�ritu Santo y el combustible del fuego es la Palabra de verdad. ( GF Pentecost�s, DD )

La natividad de nuestro se�or

I. LUZ DE LA OSCURIDAD.

II. ALEGR�A POR LA LUZ.

1. Porque naci� Jes�s.

2. Porque en su encarnaci�n Dios y el hombre se unieron.

3. Porque a trav�s de Su nacimiento se rompi� �el yugo� de la carga del hombre ( Isa�as 9:4 ), y se destruy� el poder de su opresor.

III. LAS BASES DE ESTE GOZO ( Isa�as 9:6 ). ( Cl�rigo ' s Magazine. )

Cosas buenas en los d�as del gran Mes�as

Si se pregunta: �Cu�l es el gran designio de Dios en las Escrituras? Respondo: Para llevar a un mundo perdido al conocimiento de un Salvador todas las profec�as, promesas, historias y doctrinas de la Palabra, ap�ntenos a �l, como la aguja en la br�jula del marinero apunta a la estrella polar. "De �l dieron testimonio todos los profetas". Y cuando los ap�stoles bajo el Nuevo Testamento fueron enviados a todas las naciones, con la trompeta de plata del Evangelio eterno en sus bocas, �cu�l fue el gran tema de sus sermones! Fue solo para dar a conocer a Cristo entre las naciones. Todas las l�neas de religi�n se encuentran en �l como su centro.

El profeta al final del cap�tulo anterior, habiendo hablado de d�as oscuros y l�gubres de angustia y angustia, viene al comienzo de este, para consolar y animar los corazones de los verdaderos creyentes, con las cosas buenas que vendr�an en los d�as de el gran Mes�as.

I. Hay TRES GRANDES BENDICIONES DEL NUEVO TESTAMENTO con las que condesciende.

1. Una gran luz deber�a brotar sobre un mundo perdido ( Isa�as 9:2 ).

2. Gozo en el Se�or ( Isa�as 9:3 ).

3. Libertad espiritual ( Isa�as 9:4 ).

II. Cualquiera deber�a preguntar �QUI�N ES �L, Y D�NDE EST�, QUE HAR� TODAS ESTAS GRANDES COSAS? Tienes una respuesta en las palabras: �Porque un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado, y el gobierno estar� sobre Su hombro�, etc. En las palabras podemos notar estas cosas a continuaci�n.

1. La encarnaci�n del gran Mes�as; porque aqu� el profeta habla de su nacimiento.

2. Su donaci�n. Es el regalo de Dios a un mundo perdido. "Se nos ha dado un Hijo".

3. Su ascenso a la regla y autoridad supremas. "El gobierno estar� sobre su hombro".

4. Su car�cter y designaci�n, en cinco nombres que aqu� se le dan, que muestran que tiene un nombre sobre todo nombre: "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Pr�ncipe de paz".

5. La relaci�n que mantiene con los pecadores perdidos de la familia de Ad�n. �l nace "para nosotros", es entregado "a nosotros", y no a los �ngeles que cayeron.

6. La aplicaci�n y triunfo de la fe sobre todo esto; porque la Iglesia aqu� lo reclama, y ??triunfa en su reclamo; porque las palabras se pronuncian con santa gloria. "Nos ha nacido este Ni�o, nos ha sido dado este Hijo". ( E. Erskine. )

Plenitud de cristo

Hay algo en Jesucristo solo que puede y puede proporcionar suficiente consuelo y alivio en los peores momentos y condiciones.

I. Colosenses 2:9 LA VERDAD DE Colosenses 2:9 ( Colosenses 2:9 ).

1. Si observa las Escrituras, encontrar� que las promesas y profec�as de Cristo se calculan y se dan para los peores tiempos.

2. Si hubiera suficiente en los tipos de Cristo para consolar y aliviar al pueblo de Dios bajo el Antiguo Testamento en el peor de sus tiempos; entonces debe haber suficiente en Cristo para consolar al pueblo de Dios ahora en el peor de nuestros tiempos. En los tiempos del Antiguo Testamento, en la facilidad que hab�an pecado, �qu� alivio ten�an? Un sacrificio para hacer expiaci�n ( Lev�tico 4:20 ), y as� un tipo de Cristo el gran Sacrificio ( Hebreos 9:26 ).

En caso de que estuvieran en el desierto y quisieran pan, �qu� alivio ten�an? Man�, un tipo de Cristo, "el verdadero pan que descendi� del cielo". En caso de que quisieran agua, �qu� alivio ten�an? La roca se abri� y "esa roca era Cristo". Con facilidad les picaban alambre las serpientes ardientes, �qu� alivio ten�an? Ten�an la serpiente de bronce, y ese era un tipo de Cristo ( Juan 3:15 ).

3. Si todas las promesas de cosas buenas que se nos hicieron se originaron en Cristo, y si todas las promesas que se hicieron a Cristo de las cosas buenas por venir descienden sobre nosotros, entonces seguramente hay suficiente en Cristo para socorrer en lo peor. de veces. Porque, �qu� son las promesas sino un traspaso divino?

4. Si toda nuestra falta de consuelo y satisfacci�n surge de la falta de una visi�n de la plenitud y excelencia de Cristo, y toda nuestra satisfacci�n y consuelo surge de la visi�n de la plenitud y excelencia de Cristo, entonces esta doctrina debe ser veraz.

II. �QU� ES LO QUE EN CRISTO PUEDE O PUEDE COMODAR, SUCORAR Y CREER EN LOS PEORES TIEMPOS Y CONDICIONES?

1. Mire qu� es ese bien que el mundo puede dar o quitar, que est� en Cristo en gran abundancia; y si hay en Cristo una gran abundancia que el mundo no puede ni dar ni quitar, entonces hay algo en Cristo que puede o puede socorrer, consolar y aliviar en los peores tiempos. �Puede el mundo quitarte tu patrimonio, oro o plata? Luego lea lo que se dice en Proverbios 3:1 , acerca de la sabidur�a, donde Cristo es llamado sabidur�a (vers�culo 13).

�Puede el mundo quitarte tu libertad? Entonces sabes lo que dice Cristo: "He aqu�, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar". �Puede el mundo quitarte la vida? Sabes lo que dice Cristo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Por otro lado, �qu� te puede dar el mundo? �Puede el mundo darte paz, descanso, tranquilidad? Entonces sabes lo que dice Cristo ( Mateo 11:28 ; Juan 14:27 ). �Puede el mundo darte felicidad? Estoy seguro de que Cristo puede.

2. Hay en Jesucristo la mayor excelencia bajo la mejor propiedad: "Se�or m�o y Dios m�o".

3. Hay en Jesucristo la mayor plenitud unida a la m�s comunicativa.

4. El amor m�s dulce bajo el mayor compromiso. �No est� un hermano comprometido para ayudar a su hermano? �Un padre de sus hijos? �Un marido su esposa! Ahora, suponga que hubiera una persona que pudiera estar bajo todas estas relaciones: un hermano, un padre, un esposo; �Cu�nto estar�a comprometida esa persona para ayudar? As� lo hace Cristo; �l est� bajo todas estas relaciones.

6. Hay algo en Jesucristo que se adapta a todas las condiciones.

III. CU�NTO NOS PREOCUPA ESTO. ( W. Bridge, MA )

Emmanuel la luz de la vida

I. Habr� que irrumpir una luz sobre los hijos de los hombres que se sientan en tinieblas, y esta luz s�lo se encontrar� en el Dios encarnado. Perm�tanme ILUSTRAR ESTE HECHO POR EL CONTEXTO.

1. Debo llevarlos de regreso a Isa�as 7:14 . La se�al de la luz que viene es Jes�s.

2. M�s adelante vemos a nuestro Se�or Jes�s como el asidero del alma en tiempos de oscuridad. Vea en Isa�as 8:8 , todo el pa�s abrumado por los feroces ej�rcitos de los asirios, como cuando una tierra se sumerge bajo una inundaci�n. Entonces lees: Y guisar� a trav�s de Jud�; rebosar� y pasar�, llegar� hasta el cuello; y la extensi�n de sus alas llenar� la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.

�La �nica esperanza que le quedaba a Jud� era que su pa�s fuera la tierra de Emanuel. All� nacer�a Emanuel, all� trabajar�a y all� morir�a. �l era por pacto eterno el Rey de esa tierra, y ning�n asirio pudo apartarlo de Su trono. Si usted es un creyente en Cristo, le pertenece a �l, y siempre fue Suyo por derecho soberano, incluso cuando el enemigo lo ten�a en posesi�n. Podr�amos habernos glorificado exultantes de ti, "Tu alma, oh Emanuel". Aqu� est� tu esperanza cuando todas las dem�s esperanzas se hayan ido. Aqu� est� tu esperanza ahora.

3. M�s adelante en el cap�tulo aprendemos que Jes�s es nuestra estrella de esperanza en cuanto a la destrucci�n del enemigo. Los enemigos del pueblo de Dios seguramente ser�n vencidos y destruidos a causa de Emmanuel. Note bien en Isa�as 8:9 , c�mo se dice dos veces como una burla exultante: �C��ete, y ser�s quebrantado; ce��os, y ser�is quebrantados.

Consid�rense juntos, y se esfumar�; habla la palabra, y no permanecer�: por Emmanuel ". Nuestra versi�n traduce la palabra como "Dios con nosotros", pero es "Emanuel". En �l, incluso en nuestro Se�or Jesucristo, habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y �l ha tra�do toda esa Deidad para derrocar a los enemigos de Su pueblo.

4. M�s adelante encontramos al Se�or Jes�s como la luz de la ma�ana despu�s de una noche de tinieblas. Los �ltimos vers�culos del cap�tulo octavo describen un estado horrible de miseria y desesperaci�n: �Y lo atravesar�n, apenas afligidos y hambrientos�, etc. �Pero mira qu� cambio les espera! Lea la excelente traducci�n de la RV "Pero no habr� tristeza para la angustiada". �Qu� maravillosa luz en medio de una terrible oscuridad! Se apoy� en un cambio asombroso, como solo Dios con nosotros podr�a obrar.

Hay algunos aqu� que han atravesado ese terrible desierto. Est�s siendo conducido como cautivo a la tierra de la desesperaci�n, y durante los �ltimos meses has estado pisando fuerte por un camino doloroso, "dif�cilmente mejor y hambriento". Est�s muy agobiado y tu alma no encuentra alimento de consuelo, sino que est� lista para desmayarse y morir. Te preocupas: tu coraz�n se est� desgastando por la preocupaci�n, el dolor y la desesperanza.

En la amargura de tu alma est�s dispuesto a maldecir el d�a de tu nacimiento. Los israelitas cautivos maldijeron a su rey que los hab�a conducido a la derrota y la esclavitud; la furia de su agon�a, incluso maldijeron a Dios y anhelaron morir. Puede ser que tu coraz�n est� en tal fermento de dolor que no sabes lo que piensas, pero eres como un hombre en su ingenio. Aquellos que te llevaron al pecado son recordados amargamente; y cuando piensas en Dios, te turbas.

Esta es una espantosa comodidad para el alma, e involucra un mundo de pecado y miseria. Miras hacia arriba, pero los cielos son como bronce sobre tu cabeza; sus oraciones parecen estar excluidas del o�do de Dios; miras a tu alrededor a la tierra, y contemplas �angustia y tinieblas y oscuridad de angustia�; todas tus esperanzas est�n muertas, y tu coraz�n est� destrozado por el remordimiento y el pavor. Cada hora parece que un poder irresistible te apresura hacia una mayor oscuridad. En tal caso, nadie puede consolarlo salvo Emanuel, Dios con nosotros. Solo Dios, que defiende su causa y cargue con su pecado, puede posiblemente salvarlo. �Mira, �l viene por tu salvaci�n!

5. Una vez m�s, aprendemos de lo que sigue a nuestro texto, que el reinado de Jes�s es la estrella del futuro dorado. Vino a la Galilea de los gentiles e hizo glorioso el pa�s que hab�a sido despreciado. Ese rinc�n de Palestina hab�a sufrido muy a menudo la peor parte de la invasi�n y hab�a sentido m�s que cualquier otra regi�n el filo de la aguda espada asiria. Era una tierra miserable, con una poblaci�n mixta, despreciada por la raza m�s pura de los jud�os; pero ese mismo pa�s se volvi� glorioso con la presencia del Dios encarnado.

Esa primera tierra invadida por el enemigo se convirti� en el cuartel general del ej�rcito de la salvaci�n. Aun as�, en este d�a, su presencia llena de gracia es el amanecer de nuestro gozo. Aqu� lee e interpreta Isa�as 9:3 Entonces tu enemigo ser� derrotado, como en el d�a de Madi�n. Cuando Jes�s venga, tendr�s paz eterna; porque su batalla es el fin de las batallas.

"Toda la armadura del hombre armado en el tumulto, y las vestiduras envueltas en sangre, ser�n para quemar, como combustible para el fuego". Esta es la versi�n de la Revisi�n; y es bueno. El Pr�ncipe de la Paz lucha contra la guerra y la destruye. Ahora es cuando el Se�or Jes�s se vuelve glorioso a nuestros ojos; y Aquel cuyo nombre es Emanuel, est� ahora coronado en nuestro coraz�n con muchas coronas y honrado con muchos t�tulos.

�Qu� lista de glorias tenemos aqu�! Qu� explosi�n de canci�n hace cuando cantamos sobre el Mes�as ( Isa�as 9:6 ). Cada palabra suena como una salva de artiller�a.

II. Quiero PRESIONAR A CASA CIERTAS VERDADES RELACIONADAS CON MI TEMA. Emanuel es una palabra grandiosa. �Dios con nosotros� significa m�s de lo que la lengua puede decir. Significa enemistad eliminada de nuestra parte y justicia reivindicada por parte de Dios. Significa toda la Deidad comprometida de nuestro lado, resuelta a bendecirnos.

1. Jes�s es Emanuel ( Mateo 1:21 ).

2. Quiz�s desee conocer un poco m�s el incidente del texto que presenta a Jes�s como la gran luz. Nuestro Se�or hizo Su hogar en las partes m�s oscuras. Mir� a su alrededor y no vio ning�n pa�s tan ignorante, ning�n pa�s tan triste como Galilea de los gentiles, y por eso fue all� y lo elev� al cielo con privilegios invaluables.

3. Regresaremos al lugar donde abrimos nuestras Biblias al principio, y all� aprendemos que, para ser Dios con nosotros, debemos aceptar a Jes�s. No puede estar con nosotros si no lo tenemos. Escuche c�mo lo dice el profeta: "Un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado". Aseg�rese de continuar con el vers�culo hasta el final: "y el gobierno estar� sobre su hombro". Si Cristo es su Salvador, debe ser su Rey. ( CH Spurgeon. )

Lux en tenebris

Una noche, la semana pasada, estuve junto a la orilla del mar cuando la tormenta estaba arrasando. La voz del Se�or estaba sobre las aguas; �Y qui�n era yo para quedarme dentro de las puertas, cuando se escuch� la voz de mi Maestro sonando a lo largo del agua? Me levant� y me par� para contemplar el destello de sus rel�mpagos y escuchar la gloria de sus truenos. El mar y los truenos se disputaban; el mar con clamor infinito esforz�ndose por silenciar el trueno de garganta profunda, para que no se oiga su voz; sin embargo, por encima del rugido de las olas se pod�a o�r la voz de Dios, mientras hablaba con llamas de fuego, y divid�a el camino para las aguas.

Era una noche oscura, el cielo estaba cubierto de espesas nubes y apenas se ve�a una estrella a trav�s de las grietas de la tempestad; pero en un momento en particular, not� a lo lejos en el horizonte, como millas a trav�s del agua, un resplandor brillante, como el oro. Era la luna escondida detr�s de las nubes, para que no pudiera brillar sobre nosotros; pero pudo hacer descender sus rayos sobre las aguas, lejos, donde no se interpuso ninguna nube.

Mientras le�a este cap�tulo anoche pens� que el profeta parec�a haber estado en una posici�n similar cuando escribi� las palabras de mi texto. Todo a su alrededor hab�a nubes de tinieblas; oy� rugir prof�ticos truenos, y vio destellos del rel�mpago de la venganza divina; las nubes y la oscuridad, durante muchas leguas, se esparcieron a lo largo de la historia; pero vio a lo lejos un punto brillante, un lugar donde el claro resplandec�a desde el cielo.

Y comi�, y escribi� estas palabras: �El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; los que moran en tierra de sombra de muerte, sobre ellos la luz alumbr�; y aunque mir� a trav�s de leguas enteras de espacio, donde vio la batalla del guerrero "con ruido confuso y ropa envuelta en sangre", sin embargo, fij� su mirada en un punto brillante en el futuro, y declar� que all� vio la esperanza de paz, prosperidad y bienaventuranza; porque dijo: "Un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado; y el gobierno estar� sobre Su hombro, y Su nombre ser� llamado Maravilloso". ( CH Spurgeon. )

Versículo 2

La gente que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz

La verdadera luz

La visi�n del profeta se ha cumplido.

La luz verdadera ahora brilla; Jesucristo, como Verbo hecho carne, es la verdadera Luz que ilumina a todo hombre. No hay luz en ning�n sentido real sino la que llega al hombre a trav�s de �l.

I. Cristo arroja luz sobre el PECADO. Por sus palabras y por su vida da testimonio de la realidad del pecado.

1. En �l se exhibi� por primera y �nica vez una vida perfectamente obediente a la voluntad de Dios, una vida cuyo �nico motivo inspirador era el amor a Dios y el amor al hombre, una vida en la que cada pensamiento, cada palabra, cada El acto estuvo influido �nicamente por la consideraci�n de la gloria de Dios, una vida en la que se manifestaba en perfecta uni�n y en perfecta armon�a todas las virtudes humanas. As� Cristo nos ha mostrado lo que debemos ser, y mostr�ndonos esto nos ha mostrado lo que somos. En presencia de Su terrible pureza, cu�n profunda parece nuestra impureza.

2. Y ha rastreado el pecado hasta su escondite secreto. Ha descubierto la fuente en el coraz�n, el mal pensamiento, el odio asesino, el deseo impuro, la codicia, la malicia, la amargura que acecha dentro y que ninguna ley humana puede tocar. �l nos ha hecho discernir no solo el mal hecho y el mal pensamiento, sino tambi�n el bien dejado sin hacer. No hay parte de nuestra naturaleza que �l no haya explorado. Nunca hab�a sido tan profundamente, tan verdaderamente juzgado, nunca el hombre nos hab�a sido tan descubierto.

3. �Es la luz que Cristo arroja sobre el pecado s�lo una luz condenadora? �Es una luz que nos muestra nuestra miseria solo para dejarnos sin esperanza, que nos muestra lo que deber�amos ser, pero no nos da poder para alcanzar el ideal que tenemos ante nosotros? No, la luz que nos revela nuestro pecado, nos revela tambi�n la misericordia de Dios, un amor m�s grande que nuestras transgresiones, un perd�n m�s grande que nuestro pecado. Es la luz de la Cruz la que nos da esperanza.

Dios nunca aparece en una santidad m�s perfecta que cuando perdona el pecado, y el pecador que mira la cruz siente la malignidad de ese pecado que nada m�s que el sacrificio del Hijo de Dios pudo quitar. Todas las dem�s religiones, todas las dem�s filosof�as han fracasado aqu�, todas han hecho alg�n compromiso con el pecado, todas han ocultado su profunda malignidad; s�lo la Cruz se atreve a revelarlo, porque s�lo la Cruz se lo quita.

II. Y tambi�n del SUFRIMIENTO HUMANO. La Cruz consuela el dolor, porque nos manifiesta una fuerza de simpat�a en Dios con la que el hombre nunca se hab�a atrevido a so�ar. No hay sufrimiento para el que la Cruz no sea un b�lsamo precioso, porque no hay sufrimiento que no supere y consagre.

III. Y mucho m�s la luz de Cristo es una luz proyectada sobre la MUERTE. O m�s bien d�jeme decir que la luz que vino a otorgar es la luz de la vida. �l vino para que tuvieran vida y la tuvieran en abundancia. M�s all� de la Cruz est� la Resurrecci�n. �Porque yo vivo, vosotros tambi�n vivir�is�. Esta es la gran prerrogativa del Evangelio. Todas las dem�s religiones han fracasado aqu�. Todos han hablado con labios tartamudos del mundo m�s all� de la tumba. ( Obispo Perowne. )

Experiencias en la cama de un enfermo

Estamos acostumbrados a concebir nuestra experiencia de aflicci�n corporal como una tierra de "sombra de muerte". As� como hubo una preparaci�n para recibir el bien en la sombra moral que envolvi� a los galileos, tambi�n hay bien en el dolor y la humillaci�n del sufrimiento corporal. Hay una ruptura del orgullo y una percepci�n m�s clara de nuestra propia debilidad absoluta. Hay una nueva apertura a las realidades espirituales, y en ella, al menos, una preparaci�n para ser tratados seg�n la luz de nuestra relaci�n con la eternidad.

I. Una vista casi invariable que se nos revela a la sombra de la muerte es LA IMPERISIBILIDAD DEL PASADO. Recuerdo haber le�do hace algunos a�os un relato de una exploraci�n de una de las pir�mides de Egipto. La impresi�n de la oscuridad sobre los exploradores al principio fue muy opresiva. Por todos lados y por encima, apilados uno encima del otro en prodigiosas longitudes y masas, se levantaban los pulidos bloques de granito que formaban las paredes y el techo.

No hab�a una ventana, ni una rendija abierta de arriba a abajo. Las antorchas de los gu�as solo profundizaron la sensaci�n de asombro, parpadeando como simples gusanos luminosos en la penumbra. Mientras los viajeros se arrastraban y se deslizaban por los l�gubres pasajes, a trav�s de la oscuridad casi s�lida, una conciencia indefinida y dolorosa de algo parecido al terror surgi� dentro de ellos, de la necesidad sentida de cualquier conocimiento realmente satisfactorio del prop�sito que se pod�a pretender en tal edificio. .

Por fin llegaron a lo que les pareci� un ata�d de piedra. Cuando lo golpearon, son� como una campana. Todo lo dem�s hab�a tenido un efecto desconcertante y desconcertante en sus mentes. Aqu� hab�a un objeto que pod�an comprender a fondo: el monumento de un prop�sito, incluso si no el prop�sito principal, al que se supon�a que deb�a cumplir el edificio. Y en medio de esa oscuridad encontraron sus mentes convocadas por ese ata�d a la presencia del pasado.

Algo no muy diferente a esto ocurre cuando nos env�an, bajo una enfermedad grave, a explorar la tierra de las sombras. Al principio estamos oprimidos por la mera oscuridad: la profundizaci�n en todos los lados de las posibilidades de la enfermedad. Entonces, la ignorancia del prop�sito por el que estamos afligidos nos deja perplejos. Pero al final, m�s o menos en todos los casos, encontramos que nuestra mente se posa en el pasado.

A veces es nuestra mirada instintiva hacia el futuro, nuestro intento de penetrar en el futuro oscuro y sin sonido lo que nos lleva de regreso al pasado. La conciencia de que estamos pasando hacia su territorio no dejar� dormir la pregunta: "�Qu� clase de pasado llevo conmigo?" M�s frecuentemente es la consideraci�n de prop�sitos inconclusos lo que recuerda el pasado. A menudo, sin embargo, hay algo en las mismas circunstancias de la aflicci�n, alguna palabra apropiada, tal vez, sugerida y presionada sobre nuestra atenci�n, que nos lleva en esta direcci�n del pasado.

Los hermanos de Jos�, por ejemplo, en la prisi�n egipcia, por la simple pronunciaci�n de las palabras, �Tu hermano menor�, ??ten�an el pasado que se relacionaba con ellos y Jos� recordaba a sus mentes. De esto se quej� Job cuando clam� a Dios: "Me haces poseer las iniquidades de mi juventud". Su juventud no estaba muerta como hab�a supuesto; ni sus acciones hab�an pasado del todo.

Los hilos de estos todav�a estaban en la mano que lo aflig�a. Y ahora, en su angustia, se elaboran y se colocan como una red alrededor de su alma. Pero hay algo bueno en esta revisi�n del pasado. En primer lugar, es bueno ver el hecho de que nada de nuestras vidas pasa por completo al olvido. Es bueno saber que tanto el pasado como el presente son reales, que nuestras acciones yacen all�, imperecederas, dormidas, pero muertas.

Por una segunda raz�n es bueno. Es m�s probable que las horas restantes de nuestro tiempo aqu� las encontremos y las ocupemos con corazones serios. Pero, por una tercera raz�n a�n m�s profunda, es bueno haber hecho este descubrimiento. Uno de los principales prop�sitos de la redenci�n es lidiar con esta imperecebilidad del pasado y resolver los problemas que surgen de eso y de nuestra responsabilidad. Nuestro Redentor vino para deshacerse de la culpa de nuestras vidas pasadas y para elevarnos a una posici�n de la cual las consecuencias de nuestra culpa nos dejar�an fuera para siempre. Pero nada nos dispone m�s a escuchar los ofrecimientos de la misericordia divina que una visi�n clara e inequ�voca del pasado real de nuestras vidas.

II. Otro y m�s importante espect�culo que se nos concede en caso de enfermedad grave, es LA VISTA DEL MUNDO EN QUE VIVIMOS ENGANCHADOS A SUS VERDADERAS PROPORCIONES. Es una gran p�rdida para cualquiera ver el mundo en el que vive solo desde el punto de vista de la salud. Es casi seguro que las verdaderas proporciones de las cosas quedar�n ocultas a su vista. Este es especialmente el caso con respecto a las actividades comunes de la vida. Se requiere la disciplina de un lecho de enfermo para revelar nuestro error, para descubrirnos que hemos transgredido los l�mites de la mera necesidad y les hemos estado pensando m�s de lo que exigen.

Yo comparar�a el falso valor que damos a nuestras vocaciones inferiores a la sombra que proyecta una casa solariega en el c�sped. La casa en s� puede representar el pensamiento leg�timo real, que podemos poner en nuestro trabajo diario. La sombra de la casa es el pensamiento agregado e ileg�timo, el cuidado agobiante y aplastante que empuja y empuja desde sus centros nuestros afectos y esperanzas superiores. En dos momentos diferentes no hay sombra.

No hay ninguno cuando el sol est� en el centro de los cielos, y derrama su luz sobre el techo de la casa; no hay ninguno hasta que se dobla desde el centro. Pero entonces la sombra comienza a alargar su cuello. La luz del sol sale en rayos horizontales, y la sombra extiende los brazos y las alas, y yace tendida y negra sobre todo el color del campo vecino. Por fin se pone el sol y la sombra ha vuelto a desaparecer.

La noche ha hecho rodar su sombra sobre la tierra, y cuanto mayor se ha tragado, menor. La casa est� ah�, pero no su sombra. �Una imagen m�s fiel de los diferentes valores que ponemos en nuestras actividades en las horas de la salud y en las puertas de la tumba! Porque tambi�n con nosotros hay dos momentos en los que no cae ninguna sombra. No hay estimaci�n falsa mientras Dios est� en el centro de nuestros cielos. Por fin la muerte est� haciendo rodar su sombra sobre nuestra vida terrenal. Y estamos envueltos en la penumbra de eso. Y luego, mirando hacia afuera, descubrimos c�mo todas las dem�s sombras han desaparecido, y han sido para nosotros nada m�s que vanidad y aflicci�n de esp�ritu.

III. Una tercera experiencia en una enfermedad grave es que LEJOS DE LA RESURRECCI�N DE CRISTO, NO HAY LUZ PARA EL MUNDO POR VENIR. Las luces que nos rodean en nuestros paseos diarios, cuando todo va bien, nos abandonan en la sombra. La luz de la amistad, por ejemplo. No puede atravesar la oscuridad de la sombra de la muerte, ni buscar hacia adelante en la oscuridad de un futuro no revelado. Junto a nuestros amigos, como luces de vida para nosotros, est�n nuestros libros.

Son nuestras luces interiores. Pero lejos del Libro que nos habla espec�ficamente de la resurrecci�n del Hijo de Dios, la luz de ning�n libro que tengamos permanece con nosotros en la sombra para darnos un rayo de esperanza. Pero vale la pena ser enviado a la sombra, si salimos con esta experiencia.

IV. Una cuarta experiencia se alcanza generalmente en enfermedades graves, de las cuales no es tan f�cil ver lo bueno. Esta es LA SOLEDAD DEL SUFRIMIENTO. Nuestros esp�ritus son vagabundos por demasiado. Nuestras vidas se extienden demasiado a la sociedad. Una enfermedad grave nos aleja de esta locura. Nos lleva a la soledad y nos deja all�. Esta soledad de gran sufrimiento es la sombra enviada para llevarnos a casa. La sociedad no es nuestro hogar. El c�rculo m�s querido e �ntimo no es nuestro hogar. Dios es nuestro hogar, nuestro hogar actual.

V. PARA LOS HIJOS DE DIOS, LA AFLICCI�N ES EN CUALQUIER MANERA BUENA. Su sombra es un retiro para una visi�n renovada y m�s profunda del car�cter y los prop�sitos de su Padre. Tanto como los que sufren no espiritualmente sienten la angustia de sus circunstancias. La diferencia es que, sobre y a trav�s de esta angustia, ellos disciernen el prop�sito amoroso hacia ellos mismos de Aquel que disciplina. En todos los sentidos, su condici�n es diferente.

El mundo que la muerte les acerca es la habitaci�n de su mejor y m�s amado Hermano. Las promesas sostenidas les son sugeridas por el Esp�ritu, las cuales son nuevas e impensadas de conveniencia para su caso. La luz del cielo, en una plenitud inexpresable, desciende a pasajes familiares de la Biblia, revelando profundidades inimaginables del amor divino por las almas humanas. Hay una visi�n m�s cercana, m�s dulce y m�s experimental de la Cruz de Cristo.

Se siente que el pecado es la cosa maligna en la que Dios no puede mirar, de una manera que profundiza el aborrecimiento del mismo y despierta un amor m�s fiel a Aquel que hace que todas las cosas trabajen juntas para librarnos de sus marcas y poder. Y vislumbres de la tierra sin pecado, santa, hermosa como la luz de la ma�ana, llegan resplandecientes y enrojecidos a trav�s de las nubes. Y la hora de la debilidad se convierte en una hora de fortaleza. ( A. Macleod, DD )

Cristo como luz

I. C�MO ESTA LUZ PUEDE SER APROPIADA PARA CRISTO.

1. La luz es algo absolutamente necesario.

2. Separa - divide la noche del d�a.

3. Anima.

4. Cristo se erige preeminentemente glorioso como una gran luz. Hay una plenitud en �l acorde con Su Divinidad; hay un resplandor en �l que no conoce ni el cambio ni la disminuci�n.

II. LA DESCRIPCI�N DE LAS PERSONAS A LAS QUE SE HA REVELADO O SE DEBE REVELAR ESTA LUZ.

1. En la oscuridad.

2. Caminar en la oscuridad.

3. A la sombra de la muerte. ( FG Crossman. )

Cristo, la verdadera luz

I. LA OSCURIDAD que reinaba en el mundo de antemano deb�a ser rastreada incluso en la misma tierra de Judea. En el per�odo de la natividad de Cristo, exist�a la oscuridad de los tipos, las sombras y meras im�genes secundarias de la verdad divina. Algunos pocos fueron iluminados parcialmente para creer y comprender la verdad, y estos se regocijaron con la luz que se avecinaba, por ejemplo, Sime�n y Anna. Pero si unos pocos en Jerusal�n esperaban la redenci�n, �cu�l era el estado del mundo pagano! Ellos, en verdad, con toda su sabidur�a, no conoc�an a Dios; estaban inmersos en las idolatr�as m�s oscuras y las supersticiones m�s crueles.

Hab�a, en toda esta masa de oscuridad externa, algo que congeniaba con la corrupci�n interna, la sombra de la muerte, que descansaba sobre nuestra naturaleza pecaminosa com�n: nunca podr�a haber existido o surtido efecto lo uno sin el otro. Debemos buscar dentro de nuestros propios corazones esa ignorancia culpable, esa ceguera voluntaria y una indiferencia endurecida hacia Dios y su verdad, que fue la fuente de las perversiones jud�as y las abominaciones paganas, Mike.

II. Cristo fue LA LUZ de la que habl� el profeta. Para los jud�os, �cu�n bien calculada fue Su aparici�n para aclarar las tinieblas de sus propios rituales mosaicos y declaraciones prof�ticas! Para los gentiles, no menos la venida de Cristo present� una religi�n capaz, por primera vez, de resolver todas sus dudas, satisfacer todas sus necesidades y unir a toda la familia del hombre bajo una gran Cabeza de todos.

1. Fue una luz repentina; inesperado por la mayor�a, e inmerecido por todos, el Sol de Justicia, Jesucristo, se levant� sobre un mundo ignorante.

2. Fue una gran luz.

3. �sta era verdaderamente la verdadera luz. "Resplandece con un rayo que", dice San Juan, "ilumina a todo hombre que viene al mundo". Es aquello que se adapta al hombre como hombre, radiante con una evidencia que s�lo puede ser resistida por una ceguera deliberada, y convenciendo a todos con una fuerza que deja al vagabundo sin excusa, que perece en su pecado.

4. Es una luz divina; uno que brilla como desde el mismo trono de Dios mismo. ( CJ Hoare, MA )

Oscuridad y sombra de muerte

Imag�nense a un viajero ca�do en un desfiladero, los cielos ocultos a su vista por las nubes y las tinieblas; y al volverse en su camino, escucha a las bestias voraces de la noche gritando a su alrededor, listas para devorarlo; �Concibe su coraz�n hundi�ndose dentro de �l, y buscando refugio en vano! Si a la luz resplandeciente de este hombre se elevara desde una caba�a lejana donde pudiera encontrar seguridad, �oh, qu� alegr�a, qu� esperanza de escapar estallar�a en su mente! Sin embargo, esto representar� d�bilmente la escena, porque la luz de la que se habla aqu� no es una luz transitoria que pronto se extinguir�, sino que es una luz brillante que surge en la tierra; una luz que se eleva en el cielo para brillar sobre el hombre ignorante. ( J. Burnett, LL. B. )

Caminando en la oscuridad

Respecto a la gente, se afirma:

I. Que caminaron EN LA OSCURIDAD. La oscuridad debe entenderse en el sentido figurado en el que se usa a menudo en las Escrituras para significar un estado de ignorancia, pecado y miseria. La ignorancia, como un velo, contin�a sobre sus corazones hasta que la luz del glorioso Evangelio de Cristo brilla en sus mentes. En este inc�modo estado act�an bajo la influencia de principios corruptos, cometiendo esas enormes transgresiones que justamente se denominan obras de las tinieblas. De ah� surgen angustias y miserias de diversa �ndole, que terminan en la m�s absoluta oscuridad y en la aflicci�n eterna, a menos que lo impida la iluminaci�n de la luz verdadera.

II. En esta condici�n se describe al pueblo como CAMINANDO, lo que, en la Palabra de Dios, con frecuencia denota todo el curso de la vida del hombre, en el que cada acci�n da un paso hacia ese estado eterno hacia el que caminamos.

1. Caminar es un movimiento voluntario, consecuencia de una elecci�n anterior y una resoluci�n deliberada.

2. Caminar es un movimiento continuo, en el que un paso sigue regularmente a otro, hasta que se pasa el terreno pretendido.

3. Caminar es un movimiento progresivo, mediante el cual un viajero todav�a avanza hasta que llega al final de su viaje. ( R. Macculloch. )

La luz del mundo

En las regiones �rticas, despu�s de la larga y oscura noche de invierno, la salida del sol es especialmente bienvenida. As� deber�a ser Cristo para nosotros.

I. EL MUNDO SIN CRISTO SE SIENTA EN LAS TINIEBLAS.

1. Las mentes de los paganos est�n oscuras.

2. Su religi�n es oscura y l�gubre.

3. Su conducta es oscura.

4. Sus perspectivas despu�s de la muerte son oscuras.

II. JESUCRISTO ES UNA "GRAN LUZ". �l es&mdash

1. Grande en s� mismo, porque es Dios.

2. Es una luz perfecta.

3. �l brilla en el coraz�n ( 2 Corintios 4:6 ).

4. Da felicidad y sanaci�n adem�s de luz ( Malaqu�as 2:2 ; Juan 15:11 ).

5. Esta luz no se puede apagar ( Isa�as 55:20).

6. Es la luz tanto del cielo como de la tierra (Ap.

21:23).

III. ES LA VOLUNTAD DE DIOS QUE LOS MA�ANOS AS� COMO NOSOTROS MISMOS DEBEMOS VER ESTA GRAN LUZ ( 1 Timoteo 2:1 ; 1 Juan 2:2 ; Marco 16:15 ). ( R. Brewin. )

La tierra de las tinieblas y la gran luz

I. �QUI�NES SON LAS PERSONAS QUE EL PROFETA VIO CAMINANDO EN LAS TINIEBLAS? Por oscuridad, la Escritura significa alteraci�n espiritual. Nuestra condici�n normal es ligera; porque Dios es luz y fuimos hechos a su imagen. Pero este estado primitivo ya no existe; un hecho asombroso ha derrocado el orden divino; el pecado ha cambiado todas las cosas. La alteraci�n producida por el pecado es:

I. Una alteraci�n de la verdad Nuestro intelecto se oscurece "por la ignorancia que hay en nosotros, por la ceguera de nuestro coraz�n". El conocimiento de Dios y de nosotros mismos, que en el origen era puro, ha sido pervertido por un esp�ritu de error y reemplazado por un velo de tinieblas. El hombre ha dejado de conocer a Dios y de conocerse a s� mismo. �Qu� luz encender�as para disipar estas sombras de muerte!

2. Una alteraci�n de la vida. Una vida falsa ha invadido el alma y ha ahuyentado la luz de la vida. La fuente de la vida est� en Dios, pero ya no es Dios quien tiene dominio sobre el alma; es el yo, el mundo y el pecado

3. Una alteraci�n de la alegr�a. Luz y gozo son sin�nimos, en las Escrituras: "Luz se siembra para los justos, y alegr�a para los rectos de coraz�n". �Pero qu� pasa con la alegr�a si se le priva de la verdad y la vida! Se convierte en dolor. Nuestras alegr�as terrenales no son m�s que dolores disfrazados.

II. �DE QUE ES LA LUZ QUE HABLA EL PROFETA? Vuelve a la ca�da del primer hombre y la primera mujer en el Ed�n; brilla una promesa. Esta promesa en adelante acompa�a a la humanidad. ( Revista homil�tica. )

Oscuridad intercambiada por luz

Los indios norteamericanos sol�an celebrar una fiesta de A�o Nuevo con ceremonias repugnantes, y los enfermos y ancianos eran descuidados, o incluso asesinados, para evitar problemas. Pero los misioneros les han ense�ado el Evangelio. Son cristianos y su fiesta de A�o Nuevo se celebra de otra manera. Antes de comenzar, se lee una lista de ancianos y enfermos que no pueden acudir. Los corredores m�s veloces empacan y env�an paquetes de cosas buenas, que lo consideran una alegr�a y no una carga. Seguramente estas personas "han visto una gran luz". ( Egerton Young. )

Versículo 3

Has multiplicado la naci�n, y no has aumentado la alegr�a

Poder nacional y car�cter nacional

Estas palabras sugieren la diferencia entre el poder nacional y el car�cter nacional, entre el �xito y la dignidad de un Estado.

El conocimiento cient�fico nos muestra que un planeta est� bajo el dominio de la ley de la gravitaci�n precisamente como un guijarro; y la intuici�n religiosa nos lleva a estudiar la vida y estimar los m�ritos y peligros de un imperio bajo la misma luz y con los mismos est�ndares que deber�amos aplicar a cualquier persona. Y as�, la intuici�n religiosa nos impide aceptar el mero n�mero, la opulencia, la prominencia y el poder de un Estado como justificaci�n suficiente para el gozo de su existencia, as� como nos proh�be reconocer tales pruebas para las personas privadas.

Si un hombre es un sensualista, un brib�n, un jugador o un rufi�n, ninguna mente honesta piensa en alabarlo porque tiene miembros fuertes y est� en buena salud, porque vive en una casa hermosa, vale un mill�n y agrega en gran parte todos los a�os a sus prados y parque. Estas espl�ndidas circunstancias s�lo proporcionan un pedestal para que una pieza de depravaci�n encarnada haga visible y repulsiva su vileza. Y una naci�n puede ser vigorosa en salud f�sica, y puede estar ganando as�, mientras retrocede y desciende en car�cter.

Los elementos nobles que encarna y representa una naci�n, y que resplandecen como expresiones sobre los rasgos que su rostro lucir� en la historia, constituyen su gloria. Los simples n�meros, como los chinos, hind�es o turcos, no despiertan satisfacci�n en el estudiante competente. La energ�a musculosa que tira de la conquista de la naturaleza; que empuja a los pioneros cuyas hachas siegan el desierto y cuyos arados surcan las praderas; que extrae el carb�n de las canteras y amansa los torrentes para sus ruedas, y hace vibrar el aire en amplias longitudes con un mecanismo furioso y astuto; esto, en contraste con el contenido perezoso o la mendicidad sin nervios, despierta propiamente la alegr�a en el aspecto de una naci�n. .

Y cuando, de este cimiento de fuerza entusiasta, nazca una fuerza intelectual que salpique la tierra de escuelas que desembocan en academias, y a su vez se coronen con facultades, de las que florecen las literaturas y derraman la fragancia de la cultura y la poes�a en el aire social, hay una nueva y m�s elevada llamada de satisfacci�n y gratitud. Y si un esp�ritu religioso presiona para que se exprese en la vida cada vez m�s amplia del Estado, de modo que las iglesias crezcan de su suelo con tanta naturalidad como las salas de audiencias, los capitales y las escuelas; y si la religi�n del pueblo, en lugar de ser un comercio ego�sta con el poder Infinito para un seguro privado contra el peligro sospechado, es un reconocimiento reverente y alegre de la Mente Infinita como la fuente de la verdad, y del Coraz�n Infinito como amor indecible, de modo que , si la pobreza comienza a bordear la abundancia general, el genio nacional se vuelve a estudiar para el alivio m�s sabio de �l por el r�pido impulso del deber, y cuando el vicio y el crimen afloran a la superficie, la conciencia del Estado se mueve tan r�pidamente a idear curas como a construir c�rceles; entonces se ve un espect�culo m�s grandioso que cualquier milagro de genio, cualquier hero�smo individual, cualquier santidad personal; pues entonces una naci�n se destaca con intelecto en su frente, caballerosidad en su porte y cristianismo en su coraz�n. ( y el cristianismo en su coraz�n. ( y el cristianismo en su coraz�n. (T. Starr King. )

Se alegran ante ti seg�n el gozo de la cosecha

Alegr�a en la cosecha

Podemos considerar las palabras de nuestro texto como una especie de imagen doble en un solo cuadro, de modo que sus partes componentes puedan contrastarse y compararse juntas. A un lado se coloca ante nosotros una alegre escena de la cosecha, tal como se puede ver en muchos campos de ma�z sonrientes de esta feliz tierra inglesa. En el otro lado est� representado el confuso ruido de la batalla, y guerreros con ropas ensangrentadas, exultantes con esa fiera alegr�a que sienten los enemigos ante la perspectiva de una victoria duramente ganada.

Poco a poco el tumulto va pasando y el suelo est� sembrado de muertos y moribundos, con aqu� y all� un carro roto y muchas lanzas temblorosas. Y entonces los seguidores del campamento salen para despojar a los muertos y llevarse el bot�n a sus tiendas hasta que los perseguidores regresen, cuando se dividir�, comparta y comparta con cada hombre con estruendoso j�bilo y c�nticos de j�bilo. Ver�, por tanto, que nuestra atenci�n se dirige ante todo al gozo de la cosecha: el triunfo del hombre en las labores del campo.

Y entonces casi podemos imaginar que escuchamos el grito de victoria mientras la batalla se extiende por la llanura. Por muy diferentes que sean estas cosas, hay m�s de un v�nculo de conexi�n entre ellas. Porque "la paz tiene sus victorias no menos famosas que la guerra". Incluso podr�amos decir que son m�s reales, m�s completos, m�s compartidos en general. El regocijo despu�s de una campa�a exitosa suele ser fuerte y grande; llegan las noticias, las ciudades se iluminan, las campanas de alegr�a suenan, la emoci�n es intensa y exteriormente hay toda apariencia de deleite extremo; pero, despu�s de todo, es s�lo una gratificaci�n unilateral.

Para muchos, �ay! Cu�n profundamente, que la victoria se ha comprado a costa de muchas vidas valiosas, y que la guerra siempre va acompa�ada de desolaci�n, duelo y aflicci�n. Pero en la alegr�a de la cosecha este no es el caso. Aqu� tenemos un l�o alegre sin mezcla; especialmente en un a�o en el que se informa que las cosechas son inusualmente buenas, el resultado triunfal del trabajo y la industria recompensados ??con los frutos de la tierra. ( E. Bell. )

Cosecha alegr�a entre los jud�os

Para una gente comercial, la expresi�n no es tan significativa como lo ser�a para un jud�o. Los jud�os eran esencialmente un pueblo agr�cola. Dios no los anim� a comerciar con las naciones vecinas, para que no cayeran en la idolatr�a; y as� encontramos que no eran una comunidad industrial y, excepto en la �poca de Salom�n, no ten�an pretensiones de tener una armada. Las artes y las ciencias estaban poco cultivadas; pero los campos y vi�edos les daban abundante ocupaci�n, y el suelo y el clima eran favorables para el crecimiento del ma�z y la vid.

Dios se interes� especialmente en sus actividades agr�colas. �l estableci� leyes minuciosas con respecto a la siembra y la espiga, y record� a la gente en las fiestas que �l design� que depend�an de �l para el regalo de la comida y que deb�an recibirla con un coraz�n devoto y agradecido. Respecto a las tres principales festividades jud�as, se ha observado bien que una abri� la cosecha, la segunda marc� una etapa en ella y la tercera la cerr�.


La alegr�a ocup� un lugar importante en la religi�n de los jud�os; y supongo que nunca fue tan fuerte en su expresi�n como en la Fiesta de los Tabern�culos, cuando vieron sus graneros llenos y trajeron los �ltimos racimos de sus fruct�feras vides. ( FJ Austin. )

Cosecha de alegr�a

El pueblo cristiano debe caracterizarse por la alegr�a. Mientras nos regocijamos por nuestras bendiciones espirituales, no debemos ser indiferentes a nuestras bendiciones temporales diarias.

I. LA NATURALEZA DE ESTE GOZO. El gozo en la cosecha es:

1. Una alegr�a razonable. La prosperidad de una naci�n depende en gran medida del car�cter de sus cosechas; y, por lo tanto, es muy natural que cuando la mies sea abundante, nuestra alabanza ascienda a Dios Padre, de quien ciertamente ha venido esto, m�s directamente que muchas bendiciones. Se nos ha ense�ado a orar: "Danos hoy nuestro pan de cada d�a". Si reconocemos as� nuestra dependencia de Dios, �no es apropiado que le demos las gracias cuando contesta nuestra oraci�n? Considere cu�l ser�a el resultado de un fracaso total de nuestras cosechas durante un a�o, a pesar de que el equilibrio podr�a restablecerse, hasta cierto punto, desde tierras extranjeras. O bien, considere cu�l ser�a el resultado si hubiera fallas en aquellos pa�ses de los que podr�amos obtener nuestros suministros.

2. Un gozo universal - un gozo en el que todos los sectores de la Iglesia cristiana, todas las clases de la comunidad, todas las naciones y razas pueden unirse. Hay ocasiones de alegr�a que solo afectan a c�rculos peque�os y selectos. Pero una buena cosecha no da�a a nadie y trae bendiciones a todos. Y seguramente cualquier cosa que tienda a suavizar los prejuicios, aniquilar las diferencias, romper las barreras de casta y secta es una bendici�n nacional.

3. Un gozo santo. "Se gozan delante de ti", dice el profeta, "seg�n el gozo de la cosecha". Entre los jud�os, el gozo por la cosecha era un acto de adoraci�n. Las primicias se presentaron ante el Se�or con acci�n de gracias. Y la alegr�a de la cosecha deber�a ser considerada por nosotros como una fiesta religiosa. Se considera que la agricultura, m�s que cualquier otra rama de la industria humana, est� bajo la superintendencia de Dios. Alegrarse de una buena cosecha, por tanto, y olvidar al Ser a quien se la debemos, ser�a un acto de impiedad.

II. LOS MOTIVOS DE ESTA ALEGR�A. Una cosecha abundante es ...

1. Un signo de la actividad de Dios. Muy hermoso es el himno de la fiesta de la cosecha que David escribi� y cant�. All� todo se atribuye a la agencia divina ( Salmo 65:9 ). Ahora, tendemos a olvidar a veces cu�nto realmente le debemos a Dios. Hablamos de las leyes de la naturaleza hasta que parece que perdemos de vista al legislador.

Es f�cil decir que el ma�z crece. Pero, �qu� es el crecimiento? Es, como uno lo ha descrito, �el aumento de un cuerpo vivo de acuerdo con un patr�n fijo, y por materiales derivados del exterior - materiales transformados en su propia sustancia o sustancias. Aqu�, entonces, hay tres maravillas: el poder de absorber materiales frescos de la tierra y el aire; el poder de convertirlos en sustancia viva y vegetal, y el poder de disponer estos nuevos materiales de acuerdo con un patr�n fijo.

Pero, �c�mo sucede todo esto? �Tiene mente la planta? Cuanto m�s reflexionamos, m�s fuerte es la convicci�n de que hay alg�n agente inteligente y poderoso en acci�n, a quien toda la naturaleza est� sujeta ya cuya voluntad obedece de buena gana. �Y para qui�n hace Dios esta provisi�n anual de grano de oro? Para nosotros que constantemente lo olvidamos y que, en el mejor de los casos, lo servimos a medias.

2. Prueba de la fidelidad de Dios. Una vez, hace mucho tiempo, Dios dio una promesa ( G�nesis 8:21 ). Sobre la base de esa promesa, el agricultor siembra su semilla. Puede que no siempre piense en la promesa. Pero es, sin embargo, de acuerdo con esta promesa que sus cosechas llegan a la madurez. Debe sembrar en la fe, ya sea una fe ciega o una fe inteligente.

Solo puede cumplir ciertas reglas y condiciones. Y cuando haya hecho esto, deber� esperar. Si la lluvia no cae, no puede hacerla caer. Si el sol brilla con demasiada fuerza, no puede protegerse de sus rayos abrasadores. Pero est� en manos de un Dios fiel; y aunque aqu� y all� los campos pueden no parecer muy prometedores, y en algunos distritos puede haber escasez ocasional, la cosecha es siempre abundante en algunas regiones, y as� podemos ayudarnos unos a otros y ayudar a mitigar el sufrimiento y la angustia humanos. Recordemos

(1) Que la fidelidad de Dios al proveer para nuestras necesidades f�sicas es solo una ilustraci�n de Su car�cter general.

(2) Todo cristiano es un labrador. Pero, como en la siembra de ma�z, tenemos que trabajar con fe y, a veces, con gran des�nimo. As� sucedi� con Cristo. Pero tenemos promesas y en ellas debemos descansar.

(3) Se acerca un gran d�a de cosecha, cuando tendremos abundante evidencia de la fidelidad de nuestro Dios; y aunque hay un lado oscuro en esa imagen, que no nos atrevemos a ocultar, no debemos pasar por alto el lado bueno, que se revela tan claramente: �La cosecha es el fin del mundo. Los segadores son los �ngeles. Entonces dir� a los segadores: Recoged primero la ciza�a y atadla en manojos para quemarla; pero recoge el trigo en mi granero.

��Qu� recolecci�n de almas ser� entonces! �Oh dia feliz! cuando los que sembraron y los que cosecharon se regocijar�n juntamente. �Oh dia feliz! cuando mucha de la semilla que tem�amos que se perdiera resulte ser buena y fruct�fera. ( FJ Austin. )

La analog�a entre el gozo de la cosecha y el gozo espiritual

I. LA COSECHA.

1. Su importancia. Recolecci�n estacional de frutos producidos por la tierra, de acuerdo con las leyes naturales establecidas: frutos del campo, huerto, vi�edo o jard�n.

2. Su antig�edad. Comenz� con el amanecer de la vida creada. Es m�s antiguo que cualquier forma humana de gobierno, y tiene el encanto de haber existido antes de la divisi�n de la humanidad en tribus y naciones, y antes de la formaci�n de cualquier propiedad territorial. Es uno de los primeros v�nculos de la naturaleza para asegurar a toda criatura viviente el derecho a la existencia.

3. Su universalidad. Es patrimonio de todos los pa�ses, seg�n sus climas.

4. Su constancia. Es tan firme de �poca en �poca como la Palabra de Dios, y un testimonio infalible de Su fidelidad, as� como de la plenitud de Su bondad.

II. EL GOZO DE CRISTO. Las canciones de la cosecha no son una pretensi�n sin realidad.

1. Su intensidad. El gozo de la cosecha significa un gran gozo.

2. Su razonabilidad. Se basa en la bondad realizada.

3. Se basa en la bondad realizada en abundancia.

III. LA ANALOG�A ENTRE LA ALEGR�A DE LA COSECHA Y LA ALEGR�A QUE SURJA DE LA COMUNI�N CON DIOS.

1. Ambos son dones de Dios.

2. Ambos son secuelas de la industria humana.

3. Ambos son maestros de impresionantes lecciones morales.

(1) La bondad de Dios en la providencia y la gracia.

(2) El deber continuo de gratitud.

(3) La verdadera dignidad del trabajo.

(4) La sabidur�a de buscar y apresurarse a la cosecha celestial.

4. Se diferencian en que una es temporal y la otra eterna en su duraci�n. El gozo centrado en Dios nunca terminar�. ( Homilista. )

La alegr�a de la cosecha

El gozo de la cosecha es el gozo de la recompensa, el gozo de la victoria.

I. LA RECOMPENSA DEL TRABAJO. Dios nos da comparativamente pocas cosas listas para usar. El mundo se parece m�s a una f�brica que a un almac�n de productos confeccionados. Dios nos da la materia prima, pero debemos transformarla en las m�ltiples formas en las que la necesitamos para los prop�sitos de la vida. Dios no nos da pan, sino posibilidad de pan. Aun as�, Dios da Su Palabra, no como vida, sino como posibilidad de vida.

La semilla almacenada en un s�tano, aunque tiene la posibilidad de vida para una ciudad, no tiene valor hasta que se siembra al voleo en los campos; y la Palabra de Dios, aunque contiene la promesa de la vida eterna para todo el mundo, puede estar escondida en una celda de un convento o enterrada en una lengua muerta, mientras que las almas de los hombres mueren por falta de conocimiento. El hombre vive de pan, pero no solo de pan.

As� como hay vida que sostiene el pan, tambi�n hay vida que sostiene la verdad. Sembrar la verdad, prepararse para la cosecha, es tan verdaderamente salvar la vida espiritual como la siembra del ma�z en su tiempo es salvar la vida natural. Todo hombre es un sembrador, y todo hombre a su debido tiempo ser� un segador. �Todo lo que el hombre sembrare�, etc. �No es esta la lecci�n solemne del tiempo de la siega, que el que quiera segar en el m�s all� debe sembrar ahora, que el que en el m�s all� descansar�, debe trabajar ahora?

II. LA RECOMPENSA DE LA PACIENCIA. Si el labrador terrenal necesita mucha paciencia, �cu�nta m�s paciencia necesita el que busca una cosecha espiritual! El grano de trigo crece lentamente, pero la verdad de Dios crece a�n m�s lentamente. �Cu�les son las incertidumbres de los cielos cambiantes en comparaci�n con las incertidumbres de la cambiante vida humana? Sin embargo, si deja que la paciencia tenga su obra perfecta, no tendr� necesidad de quejarse de su cosecha.

III. LA RECOMPENSA DE LA FE. La fe y la paciencia siempre van juntas. El hombre que cree puede esperar. Cuando un ni�o pone semilla en la tierra, lo hace sin esa fuerte convicci�n de su poder vital que la experiencia le ha dado a su padre, y por eso, por falta de fe en la semilla, apela a la vista y la desentierra para ver. c�mo va. Hay muchos ni�os mayores que cometen un error similar en cuanto a la siembra espiritual.

El sembrador del Evangelio debe tener fe en su semilla. No podemos sentir con demasiada fuerza la verdad de que el poder est� en la semilla, no en el sembrador. Esto es tan cierto en la Iglesia como en el campo de ma�z. ( AE Gregory. )

Gozo cristiano

I. EL HECHO DE SU ALEGR�A. "Ellos se alegran". �Qui�n? Aquellos que, abrazando la luz del Evangelio y renunciando a las obras ocultas de las tinieblas, se convierten en hijos de la luz y del d�a.

1. Es divino por naturaleza. La alegr�a de los hombres del mundo, por diversa que sea, tiene su fuente y su fuente en el mundo. La alegr�a de los ambiciosos tiene su origen en el orgullo del mundo. El gozo del avaro tiene su origen en las riquezas del mundo. La alegr�a del sensualista se deriva de los placeres del mundo. Pero a los creyentes se les ense�a mejor.

2. Es extenso en sus terrenos. Dios - sus privilegios cristianos - sus principios cristianos - sus perspectivas cristianas,

3. Saludable en sus efectos. Su tendencia es buena.

II. LA PECULIARIDAD DE SU ALEGR�A. "Antes de ti". Este es un t�rmino expresivo e insin�a varias cosas.

1. Es espiritual Es un estado mental gozoso, conectado con ese Ser Divino que es un Esp�ritu. Cada ejercicio de la mente que nos une a �l debe ser espiritual.

2. Es sincero. El gozo del cristiano es real, no imaginario. Soportar� inspecci�n.

3. Es secreto. As� como el mundo no conoce la magnitud de nuestras penas, tampoco conoce la abundancia de nuestras alegr�as.

III. EL SIMILAR DE SU ALEGR�A. �A qu� se le puede comparar? Los escritores sagrados han utilizado varias similitudes. Puede compararse con el gozo del cautivo, liberado de la esclavitud; para la alegr�a de un paciente, despu�s de su recuperaci�n de una enfermedad grave; para la alegr�a de un marinero, despu�s de una tormenta. Aqu� se emplean dos figuras para mostrar el gozo del cristiano:

1. El labrador en el campo de la cosecha. "Seg�n el gozo de la cosecha".

(1) Es un gozo que resulta del trabajo.

(2) Conectado con la ansiedad.

(3) Requiere paciencia.

2. El soldado en el campo de batalla.

Conclusi�n - Este tema ofrece una visi�n de dos cosas con respecto al cristianismo.

1. Sus requisitos. No es cosa f�cil. Hay mucho por hacer y por sufrir.

2. Sus recompensas. Son inestimables. Presente y futuro: descripci�n superior y concepci�n desconcertante. ( E. Temple. )

Cosecha de alegr�a

Para algunas mentes, y para todos nosotros, tal vez, en algunos estados de �nimo, el oto�o trae tristeza, la cosecha la tristeza; pero para otros el oto�o trae descanso, cosecha, alegr�a.

(1) Hay alegr�a en la cosecha de la agricultura.

(2) En la cosecha del comercio. Tal es la alegr�a a menudo honesta del hombre que, despu�s de a�os de laboriosidad o empresa, siente que ha realizado una fortuna, abundante en su provisi�n para �l y sus seres queridos.

(3) En la cosecha de literatura. Como cuando, despu�s de las fatigas del esfuerzo intelectual, la mente se siente como en casa entre "los cuentos de hadas de la ciencia y los largos resultados del tiempo".

(4) Hay una cosecha de amor, cuando los padres se regocijan por la madurez del afecto filial; cuando los amigos se acercan a la plenitud de la comuni�n inteligente y comprensiva.

(5) En la cosecha de la religi�n. En la experiencia personal es algo alegre llegar al oto�o de la fe, la resignaci�n, la paz, despu�s de las primeras temporadas de duda, murmullo, tumulto. En las actividades cristianas, es una maravillosa felicidad cosechar los resultados de la siembra afligida y ansiosa en almas iluminadas, consoladas y convertidas.

I. �CU�L ES LA ESENCIA DEL GOZO EN LA COSECHA? �No es la causa del gozo la misma en todos estos casos? Porque hay ...

1. Alegre retrospectiva.

2. Anticipaci�n gozosa.

II. �CU�L ES LA MEDIDA DE LA ALEGR�A EN LA COSECHA? �No regulan dos cosas la medida del gozo que uno siente en cualquier cosecha?

1. El monto de su costo. El campo de trigo en el que m�s ha gastado el agricultor ser� aquel cuyo rendimiento le interese m�s. Lo mismo ocurre con todo tipo de cosecha, y especialmente en lo que son distintivamente las cosechas de la religi�n. En nuestra propia experiencia personal, lo que m�s valoramos es cosechar lo que m�s nos ha costado. El credo que hemos luchado contra las dudas y las dificultades es inestimablemente m�s precioso para nosotros que el que ha sido transmitido y adoptado como algo natural.

El car�cter que es puro despu�s de la batalla con la impureza, sacrificado despu�s del contacto con el ego�smo, pac�fico despu�s de las provocaciones a la venganza y la ira, tiene un valor moral mucho mayor que el que rara vez ha sido atacado d�bilmente. En nuestro trabajo por los dem�s, los resultados en los que hemos dedicado m�s tiempo, pensamiento y oraci�n son los m�s queridos para nosotros. La cosecha es valiosa seg�n:

2. Su valor intr�nseco. En nuestras casas de cosecha inglesas hay regocijo por el valor intr�nseco del trigo que se cosecha y cosecha. Esto es as� por ...

(1) Su necesidad. De modo que siempre la cosecha m�s gozosa ser� la obtenci�n de la mayor necesaria. �Que es eso! �Es mero trigo, o riqueza, o conocimiento, o incluso amor humano? No, mil veces, no, porque un hombre puede estar sin comida, ni oro, ni conocimiento terrenal, ni amor humano, y sin embargo vivir. "La vida de un hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee". La religi�n es la m�s necesaria. Cristo es el pan de vida. Una cosecha vale seg�n:

(2) Su suficiencia. Los resultados de una abundante cosecha de ma�z duran hasta, e incluso despu�s, otra marea de cosechas. A lo largo de temporadas sucesivas se disfruta de sus recompensas. Debido a que, por tanto, la permanencia del resultado de la cosecha es una medida de su valor, la cosecha del conocimiento vale mucho m�s que la cosecha de la ganancia y, sobre todo, la de la religi�n. Sus cosechas son "tesoros en el cielo, que ni la polilla ni el or�n corrompen, y donde ladrones no minan ni roban".

Surgen dos conclusiones:

1. Deber�amos tener algo de �el gozo de la cosecha� ahora. Con las almas no es en todos los aspectos como con la tierra. Porque en ellas algo de la siembra y la siega, el brote de semilla y el brote vivificado, el brote de una brizna de promesa y la cosecha de otra cosecha de resultado, contin�an contempor�neamente.

2. Debemos tener gozo o tristeza en la cosecha poco a poco. Pronto habr� una cosecha inconfundible e inevitable con todos nosotros. "La cosecha es el fin del mundo; los segadores son los �ngeles ". En solemne expectativa de esa cosecha, recordemos:

(1) Cosecharemos lo que sembramos.

(2) Cosecharemos m�s de lo que sembramos. Qu� contraste incomparable, casi infinito, entre el grano que se lleva del campo en la cosecha y el que se hab�a depositado all� en la �poca de la siembra.

(3) Segaremos lo que sembramos. �El que siembra escasamente, tambi�n segar� escasamente; pero el que siembra abundantemente, abundantemente segar� �. Sea descuidado al sembrar, y se avergonzar� de cosechar. ( UR Thomas, BA )

La alegr�a de la cosecha

Este gozo se usa como una imagen del gozo que Dios dise�a para Su Iglesia.

I. OBSERVE UN GRAN PRINCIPIO EN LAS PALABRAS �ANTE TI�. Todo verdadero gozo est� "ante Dios" - en Su presencia - con referencia consciente a �l.

1. Un uso de las acciones de gracias por la cosecha es resaltar este principio, para conectar el don de la cosecha con el Dador.

2. Todo el gozo de la vida debe ser santificado de la misma manera. Haz que sea "gozo delante de Dios". Que se profundice, se purifique, se ennoblezca con el pensamiento del amor que lo dio, y la presencia y simpat�a del Dador.

3. Aprendemos del mismo principio el l�mite del gozo inocente. Debe ser "ante Dios". �Puedes conectar tu placer con �l? Use esto como prueba.

II. EL PROP�SITO DE DIOS ES QUE SU PUEBLO DEBE TENER ALEGR�A, PROFUNDA, PLENA, SATISFACTORIA. Deseas ser feliz. Dios lo desea infinitamente m�s que t�.

1. �Est�s feliz? �S�? �Porque tienes salud, comodidades, etc.? �Esto es todo! �Pobre alegr�a! Suficiente para los animales, pero no para los esp�ritus inmortales. No como el gozo de la cosecha; sin descanso en �l, sin noble logro, sin permanencia. Dios no est� satisfecho con este GOZO por ti.

2. �Est�s feliz? �No? �Deseos no cumplidos, preocupaciones, duelos, insatisfacci�n con uno mismo, esfuerzos de �ame por la bondad, sentimiento de culpa, etc.? Tu Salvador conoce tus dolores, te ofrece gozo.

3. Objetivo cumplido en la cosecha final. �Gozo ante �l�; el resto"; el "bien hecho"; el "para siempre". ( F. Wynne, MA )

El gozo de la recolecci�n espiritual

I. Es el GOZO DE REALIZARSE. La cosecha es la realizaci�n de la fe, la esperanza y el trabajo. As� ocurre con la conversi�n de las almas.

II. Es el GOZO DE FELICIDADES. Felicit�monos unos a otros porque el Esp�ritu de Dios est� con nosotros. Felicit�monos unos a otros porque nuestras oraciones, a pesar de todas las faltas que las estropean y las debilidades que las acompa�an, est�n siendo escuchadas.

III. Es el GOZO DE LA GRATITUD. No envidio al hombre que puede ver crecer la Iglesia y sin embargo no sentir un hogar sagrado sinti� gozo.

IV. Es la ALEGR�A DE LA SIMPAT�A.

V. � Y no puedo pedirte que te ALEGRES PORQUE HAY UNO QUE AMA LAS ALMAS mejor que yo, mejor que t�, que se regocija m�s que cualquiera de nosotros? ( CH Spurgeon. )

La alegr�a de la cosecha

I. �CU�L ES EL GOZO DE LA COSECHA, que aqu� se toma como el s�mil del gozo de los santos ante Dios?

1. A veces, el granjero s�lo se regocija porque ve la recompensa de su trabajo, y es mucho m�s rico.

2. El gozo de la cosecha tiene otro elemento, a saber, el agradecimiento a Dios por los favores otorgados.

3. Para el cristiano debe ser un gran gozo, por medio de la cosecha, recibir la seguridad de la fidelidad de Dios.

4. Para el cristiano, en el gozo de la cosecha, siempre habr� el gozo de la expectativa. Como hay una cosecha para el labrador que espera pacientemente, as� hay una cosecha para todos los camareros fieles que esperan la aparici�n de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo. Nuestro gozo de la cosecha es la esperanza de descansar con todos los santos y para siempre con el Se�or.

II. �QU� GOZOS SON LOS QUE PARA EL CREYENTE SON COMO EL GOZO DE LA COSECHA?

1. Una de las primeras temporadas en las que conocimos un gozo igual al gozo de la cosecha, una temporada que ha continuado con nosotros desde que comenz�, fue cuando encontramos al Salvador y as� obtuvimos la salvaci�n. Ning�n marido jam�s grit� de gozo como lo har�a nuestro coraz�n cuando un Cristo precioso era nuestro, y pod�amos asirlo con plena seguridad de salvaci�n en �l. La alegr�a de la cosecha generalmente se manifiesta cuando el agricultor da un fest�n a sus amigos y vecinos; y, por lo general, aquellos que encuentran a Cristo expresan su gozo diciendo a sus amigos y vecinos las grandes cosas que el Se�or ha hecho por ellos.

2. Es el gozo de la oraci�n contestada.

3. Tenemos otro gozo de la cosecha en nosotros mismos cuando vencemos una tentaci�n. Conocen el gozo profundo los que han sentido amarga tristeza. Cuando el hombre siente que es m�s fuerte por el conflicto, cuando siente que ha acumulado experiencia y una fe m�s fuerte despu�s de haber pasado por la prueba, levanta su coraz�n y se regocija, no en s� mismo, sino ante su Dios, con la alegr�a de la cosecha.

4. Una vez m�s, existe el gozo de la cosecha cuando se nos ha hecho �tiles.

5. Otro deleite que es como el gozo de la cosecha es la comuni�n con el Se�or Jesucristo. Nuestra condici�n no nos importa nada si Cristo est� con nosotros. ( CHSpurgeon. )

La alegr�a de la cosecha

Es una alegr�a

I. PARA LAS ESPERANZAS CUMPLIDAS. En medio de todas sus ansiedades, el granjero nunca hab�a perdido la esperanza. Sus temores terminaron y sus esperanzas se hicieron realidad, cuando la �ltima gavilla fue recogida en su granero. As�, el cristiano, que ha pasado a lo largo de su peregrinaje a trav�s de temores, dudas y debilidades, pero a�n alentado por la esperanza, se presentar� ante su Salvador en la gran ma�ana de la resurrecci�n.

II. POR MANO DE OBRA REEMBOLSADA. No importa cu�n abundante sea la cosecha, mientras permanezca en el campo, no es rentable para el agricultor. Pero, cuando mira sus graneros bien llenos, siente que su labor no ha sido en vano. Si esto es cierto respecto a las cosas del tiempo, cu�nto m�s respecto a las de la eternidad. El trabajo del cristiano aqu� es un trabajo de abnegaci�n con la esperanza de gloria futura.

Es cierto que no tiene la misma incertidumbre con respecto al futuro que caracteriza las labores del marido. Pero, cuando el conflicto por fin ha terminado, y recibe aquello por lo cual hab�a renunciado a todos los objetos y deseos terrenales, y descubre que su labor no ha sido en vano en el Se�or, �se alegra ante �l con el gozo de la cosecha ".

III. PARA EL DESCANSO OBTENIDO. El a�o del granjero hab�a sido un a�o de trabajo y, a menudo, tambi�n de trabajo muy severo; y cuando comenz� el per�odo de la cosecha, sus esfuerzos necesariamente se redoblaron. Al final, sin embargo, su pesado trabajo termin� por una temporada, y en ese descanso que es doblemente dulce despu�s del trabajo, �l "se alegra seg�n el gozo de la cosecha". El resto del labrador es s�lo por un tiempo, y por poco tiempo, pero el resto del cristiano ser� eterno. Ha tenido su tiempo de trabajo, tal que sobrepasa en su constancia y firmeza al del labrador.

IV. PARA PROVIDENCIAS TERMINADAS. A pesar de todo el cuidado del agricultor, de vez en cuando se ve obligado a reconocer que todo el proceso de crecimiento y maduraci�n del ma�z ha dependido de circunstancias sobre las que no ha tenido control si se le hubiera dejado deshacerse de las semillas. temporadas como �l podr�a haber pensado bien, �l, con toda probabilidad, habr�a destruido su cosecha. Muchas veces se hab�a quejado de que las heladas eran demasiado severas, la lluvia demasiado fuerte, el viento demasiado fuerte, el sol demasiado caliente, midiendo la bondad del Dios omnisciente por su propio entendimiento limitado.

Pero ahora admite que sus temores eran infundados y que todas las cosas han funcionado juntas para bien. Que no veamos en este cuadro el progreso del cristiano mientras es objeto de la Divina Providencia aqu� en la tierra; mientras, ahora afligido y ahora regocijado, est� dispuesto a murmurar ante cada sano cheque que recibe de la cabeza de un Padre Celestial? Pero en el tiempo de la cosecha, el �Dios que se esconde� se manifestar� como haber hecho que todas estas cosas obran para Su propia gloria en el bien de Su pueblo.

V. POR CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS. El labrador tiene una promesa cuyo cumplimiento lo alegra, el cristiano tiene miles.

VI. PARA ENCUENTRO CON AMIGOS. Ahora se proclama la casa de la cosecha, y los amigos ausentes hace mucho tiempo se re�nen. Vamos a encontrarnos con los amigos que hemos conocido y amado en el Se�or. Y en este encuentro con los objetos m�s queridos de los afectos del alma del cristiano, hay Uno �al que no hemos visto, amamos�; �l, entonces nos encontraremos y "conoceremos, como se nos conoce". Si estos son los placeres de la cosecha, cu�n deseable es que examinemos si somos los que participar�n de ellos. Perm�tanme llamar su atenci�n brevemente sobre el car�cter de aquellos que participar�n de este gozo.

1. El agricultor ignorante y engre�do, que no sabe c�mo o qu� sembrar ni cu�ndo cosechar, no tendr� "el gozo de la cosecha".

2. Tampoco hay gozo en la cosecha para el perezoso.

3. Y si vi�ramos a alguien que trabaj� como si fuera su plan para hacer su tierra est�ril e improductiva, deber�amos declararlo loco de inmediato y predecir que la mendicidad y el hambre deben ser la suerte inevitable para �l y su familia.

4. Los que en verdad se est�n preparando para esa gran cosecha son los que est�n aplicando a las cosas celestiales la misma diligencia, el mismo cuidado, la misma vigilancia y la misma energ�a que el labrador aplica a esta labranza terrenal. ( RM Kyle, BA )

Cosecha alegr�a y c�mo podemos compartirla

La idea de que la prosperidad nacional depende de la prosperidad agr�cola, aplicada a Israel, es realmente universal. Puede haber muchas industrias que aporten m�s riqueza a una naci�n en forma de dinero, como la industria del carb�n, la industria del hierro, la industria del transporte mar�timo, pero la industria primaria es la industria agr�cola. �Adem�s, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo es servido por el campo �, dice el escritor de Eclesiast�s, dando as� expresi�n a la verdad eterna de que toda riqueza proviene en �ltima instancia de la tierra; incluso el propio rey no es independiente de �l.

Uno no puede evitar regocijarse por la recolecci�n de la cosecha, porque la naturaleza misma parece musical con alegr�a. �Los valles est�n cubiertos de ma�z; gritan de alegr�a, tambi�n cantan �. Esta alegr�a es ...

I. LA ALEGR�A DE LA PROVISI�N ASEGURADA. Podemos gozarnos ante el Se�or, no ante el mundo, porque eso significar�a orgullo; ni ante nosotros mismos, porque eso significar�a ego�smo; pero ante el Se�or, porque eso significa agradecimiento por la provisi�n asegurada. No hay nada m�s malo que jactarse de la propia prosperidad ante el mundo o ante el propio coraz�n; pero podemos obtener gozo de ello ante el Se�or, porque el Se�or quiere que nos regocijemos en todos Sus dones, tanto materiales como espirituales.

II. LA ALEGR�A DE LA PACIENCIA RECOMPENSADA.

III. SE REQUIERE EL GOZO DEL TRABAJO. �Qu� tipo de cosecha va a tener su vida? ( J. Mackie, BD )

La alegr�a de la cosecha

La cosecha corona el a�o con la bondad de Dios. Cuando la cosecha es abundante, hay alegr�a universal. Todo el mundo se regocija. El due�o de la tierra se alegra, porque ve la recompensa de la recompensa; los obreros se alegran, porque ven el fruto de su trabajo; aun aquellos a quienes no puede pertenecer ni una sola oreja, sin embargo, se compadecen del gozo com�n, porque una rica cosecha es una bendici�n para toda la naci�n. Es un espect�culo gozoso ver el �ltimo carromato cargado venir crujiendo por la carretera del pueblo, observar a los j�venes que gritan tan fuerte, pero saben tan poco de qu� est�n gritando, marcar al campesino en la parte superior del carromato mientras saluda con la mano. su sombrero y da rienda suelta a alguna exclamaci�n de j�bilo, y verlos llev�ndolo todo al mont�n o al establo. Hay alegr�a en todo el pueblo, hay alegr�a en toda la tierra, cuando llega la �poca de la cosecha. (CH Spurgeon. )

Cosecha de regocijo entre los jud�os

Era un dicho com�n de los rabinos que quien no hab�a visto el regocijo de la gente en ese momento feliz a�n ten�a que aprender lo que era el verdadero gozo. ( J. Mackie, BD )

El gozo de encontrar al Salvador

Mi coraz�n estaba en barbecho y cubierto de maleza; pero cierto d�a vino el gran Labrador y comenz� a arar mi alma. Diez caballos negros eran Su equipo, y fue una reja afilada que us�, y los labradores hicieron surcos profundos. Los Diez Mandamientos eran esos caballos negros, y la justicia de Dios, como una reja de arado, desgarr� mi esp�ritu. Estaba condenado, deshecho, destruido, perdido, indefenso, sin esperanza, pens� que el infierno estaba ante m�.

Luego vino una cruz arando, porque cuando fui a escuchar el Evangelio no me consol�; me hizo desear tener un papel en �l, pero tem� que tal bendici�n estuviera fuera de discusi�n. Las promesas m�s selectas de Dios me fruncieron el ce�o y Sus amenazas atronaron contra m�. Or�, pero no encontr� una respuesta de paz. Estuvo mucho tiempo conmigo as�. Despu�s del arado vino la siembra. Dios, que labr� el coraz�n, le hizo consciente de que necesitaba el Evangelio, y la semilla del Evangelio fue recibida con gozo.

�Recuerda aquel d�a auspicioso en el que por fin empez� a tener un poco de esperanza? Era muy poco, como una brizna verde que asoma del suelo: apenas sab�as si era hierba o ma�z, si era presunci�n o verdadera fe. Era un poco de esperanza, pero creci� muy agradablemente. Ay, vino una escarcha de duda; cay� la nieve del miedo; Vientos fr�os de abatimiento soplaron sobre ti, y dijiste: �No puede haber esperanza para m�.

"Pero qu� d�a tan glorioso fue aquel cuando por fin madur� el trigo que Dios hab�a sembrado, y pudiste decir:" He mirado a �l y he sido iluminado; he puesto mis pecados sobre Jes�s, donde Dios los puso en el pasado, y son quitados, y yo soy salvo �. Recuerdo bien ese d�a. ( CH Spurgeon. )

El hielo de la recolecci�n espiritual

No puedo evitar ser lo suficientemente ego�sta como para mencionar el gozo que sent� cuando escuch� por primera vez que un alma hab�a encontrado la paz a trav�s de mi ministerio juvenil. Hab�a estado predicando en una aldea algunos s�bados con una congregaci�n en aumento, pero no hab�a o�do hablar de una conversi�n y pens�: �Quiz�s no soy llamado por Dios. �l no quiere que yo predique, porque si lo hiciera, me dar�a hijos espirituales �. Un s�bado, mi buen di�cono dijo: �No te desanimes.

El s�bado pasado, una pobre mujer qued� gratamente impresionada �. �Cu�nto tiempo crees que pas� antes de que vi a esa mujer? Fue todo el tiempo que me tom� llegar a su caba�a. Estaba ansioso por escuchar de sus propios labios si era una obra de la gracia de Dios o no. Siempre la mir� con inter�s, aunque s�lo la esposa de un pobre trabajador, hasta que fue llevada al cielo, despu�s de haber vivido una vida santa. Muchos desde entonces me he regocijado en el Se�or, pero ese primer sello de mi ministerio fue particularmente querido para m�.

Me dio un sorbo de la alegr�a de la cosecha. Si alguien me hubiera dejado una fortuna, no me habr�a causado la cent�sima parte del deleite que tuve al descubrir que un alma hab�a sido conducida al Salvador. Estoy seguro de que los cristianos que no tienen este gozo se han perdido uno de los deleites m�s selectos que un creyente puede conocer de este lado del cielo. ( CH Spurgeon. )

Alegr�a de realizaci�n

Dickens describe c�mo dej� caer sigilosamente su primer art�culo publicado una noche en el crep�sculo, con miedo y temblor, en un buz�n oscuro en un patio oscuro en Fleet Street: y su agitaci�n cuando apareci� en todo el esplendor de la imprenta. �En esa ocasi�n camin� hasta Westminster Hall y entr� all� durante media hora, porque mis ojos estaban tan nublados por la alegr�a y el orgullo, que no pod�an soportar la calle y no estaban en condiciones de ser vistos all�. ( HO Mackey. )

Versículo 4

Porque has roto el yugo de su carga

Liberaci�n de la carga del pecado

I. EL PECADO ES UNA CARGA ( Salmo 38:4 ). Los pecadores est�n cargados con esta carga insoportable que los aparta de Dios, que es el �nico que puede aliviarlos; debilita sus mentes; y los acosa con temores desconcertantes y con las reflexiones m�s inquietantes. Un sentido apropiado de su poderosa influencia, su naturaleza contaminante y su terrible culpa, como un peso aplastante, deprime el esp�ritu, se vuelve molesto y doloroso, y si no se elimina felizmente, ser� el medio de la ruina irremediable.

II. LA LEY CEREMONIAL ES EL YUGO DE ESTA CARGA ( Hechos 15:10 ).

III. IMMANUEL HA ROTO EL YUGO ( Colosenses 2:14 ). ( R. Macculloch. )

El Evangelio, un poder liberador

1. El dise�o del Evangelio, y su gracia, es romper el yugo del pecado y de Satan�s, quitar la carga de la culpa y la corrupci�n, y liberarnos de la vara de esos opresores, para que podamos ser llevados a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

2. Esto lo hace el Esp�ritu actuando como fuego ( Isa�as 9:5 ). Se hace como en los d�as de Madi�n, por una obra de Dios en el coraz�n de los hombres. Cristo es nuestro Gede�n. ( M. Henry. )

Aliento desde el pasado

Si Dios hace de las liberaciones anteriores Sus modelos al trabajar por nosotros, debemos convertirlos en nuestro est�mulo para esperar en �l.

Versículo 5

Por cada batalla del guerrero

Significado de Isa�as 9:5

El verso es m�s digno de menci�n por su conexi�n que por su contenido.

Tal como est�, sugiere un contraste no muy v�vido entre dos tipos de batalla, que no contribuye en nada al progreso del pensamiento del profeta y distorsiona bastante el original. La traducci�n verdadera, seg�n todos los int�rpretes, es sustancialmente esta: �Porque toda la armadura del hombre armado al comienzo, y las vestiduras envueltas en sangre, ser�n para quemar, ser�n alimento del fuego.

As� entendido, el vers�culo concluye admirablemente la imagen de prosperidad dada en el contexto anterior al declarar que incluso los instrumentos de guerra y las ropas manchadas de sangre que causan ser�n consumidos por completo. As� considerado, el pasaje introduce apropiadamente la famosa profec�a mesi�nica que sigue: �Porque un Ni�o nos ha nacido�, etc. Un triunfo tan maravilloso de la paz s�lo puede explicarse adecuadamente por la aparici�n de Uno cuyo nombre es Maravilloso. ( TW Chambers, DD )

Destruyendo armas de guerra

Despu�s de la represi�n de la revuelta cipay, el gobierno brit�nico pas� una semana fundiendo la amplia gama de armas de todo tipo acumuladas por el desarme de una gran parte de la poblaci�n del norte de la India. ( TW Chambers, DD )

Quema de implementos de guerra

El profeta predice un tiempo en que de estas guerras y tumultos vendr� un per�odo de profunda paz, cuando estos implementos de guerra ser�n reducidos a cenizas, seg�n la pr�ctica de la antig�edad que amontonaba espadas, lanzas y armaduras como en un gran funeral. amontonar, cuando se gan� la victoria, para proclamar que la contienda hab�a terminado, que los carros fueron quemados con fuego y las lanzas quebradas.


Y vio que esta paz vendr�a, porque dentro de su propio tiempo o en el m�s all� - no sab�a claramente cu�l - deb�a nacer un Hijo, un Rey, que ser�a el Pr�ncipe de Paz, el fundador de una nueva y eterna. reino, revestido de una majestad que deber�a silenciar las contiendas de los hombres, y de un poder que deber�a comprimir y unir los elementos m�s divergentes. ( Dean Stanley. )

Los atav�os del guerrero solo combustible para el fuego

Se ha afirmado que una traducci�n mejor es esta: "Cada bota del guerrero que pisa fuerte y el manto envuelto en sangre ser� para quemar como combustible para el fuego". El soldado lleva su bota alta, y cuando su pie cae sobre la tierra vuelve a hacerla sonar: y al o�r pasar un ej�rcito, �qui�n podr�a suponer que la tierra sobrevivir� al cruel vagabundo? La inspiraci�n religiosa eleva a los hombres a tal altura que les permite despreciar la pompa y las circunstancias de la guerra: cada bota del guerrero que pisa ruidosamente, y el manto envuelto en sangre que los hombres recoger�an y conservar�an en los museos y mostrar�an a las edades admiradas. ser� recogido por la mano del tiempo y arrojado en medio del fuego m�s ardiente.

Todas esas reliquias fueron hechas para quemar. En nuestra locura patri�tica, nuestro celo exuberante y embriagado, juntamos las botas de los guerreros y los mantos de los conquistadores, y los estandartes andrajosos de los campos famosos, y casi los adoramos: debajo de todo el mont�n deber�a estar escrito: "Estos son para quemar como combustible para el fuego ". ( J. Parker, DD )

Versículos 6-7

Porque un ni�o nos ha nacido, un hijo nos es dado

El "ni�o" Ezequ�as, pero alguien m�s

No puedo formarme una noci�n distinta de Isa�as como hombre y hebreo, y como profeta de Jehov� en contraste con esos magos murmuradores que �l denuncia, sin suponer que, en este per�odo de su vida y ministerio, debe haber conectado el Pens� en "el ni�o" con Ezequ�as, a quien en realidad se le hab�a dado el nombre del Dios Poderoso ("Ezequ�as" significa "Jehov� fortalece"), y quien (siendo ahora un ni�o de nueve o diez a�os) ya puede haber prometido de la piedad que luego lo distingui�: y que no habr�a considerado, en este momento, que su predicci�n se realizar�a de manera bastante inadecuada si el joven pr�ncipe, en su ascenso al trono de David y Salom�n, renovara las glorias de sus reinados, en los que la paz y la justicia se establecieron en el pa�s y en el extranjero, mediante la confianza en Jehov� y Su pacto:reinos cuyos hechos hist�ricos deben ser estudiados a la luz de los cuales el Libro de los Salmos y pasajes como2 Cr�nicas 9:1 tirar sobre ellos.

Digo en este momento, porque tendremos ocasi�n de preguntar cu�l fue el efecto en la mente de Isa�as cuando vio una restauraci�n bajo Ezequ�as de tal reinado de justicia y prosperidad; y si su expectativa del Mes�as no asumi� eventualmente una forma muy diferente de lo que podr�a haber sido posible para �l en el momento del que ahora hablamos. Hay un m�todo a trav�s de todo este Libro de las profec�as de Isa�as que refleja un progreso correspondiente en la propia mente del profeta; y este m�todo nos ofrece una pista a trav�s de dificultades que de otro modo ser�an intransitables, si tan s�lo lo mantenemos firme y seguimos su gu�a de manera justa. ( Sir E. Strachey, Bart. )

Una predicci�n de un rey ideal

Tal lenguaje habla de un rey ideal, incluso de un gobernante divino, y solo en un grado muy pobre encontr� su cumplimiento en Ezequ�as o en cualquier rey jud�o. ( B. Blake, BD )

El camino que condujo a Cristo

En los callejones sinuosos de Venecia, hay un delgado hilo de piedra roja incrustado en el pavimento o lamento, que conduce a trav�s de todos los tortuosos giros hacia la Piazza en el centro, donde se encuentra la gran iglesia. Entonces, al leer el Antiguo Testamento, vemos en la vida de muchos personajes, ilustres u oscuros, y en muchos eventos lejanos, la l�nea roja de la promesa y la profec�a que se extiende ininterrumpidamente hasta que vino el Hijo del Hombre. ( Cr�nica de la Escuela Dominical. )

Las profec�as mesi�nicas

El Dr. Gordon, de Boston, ten�a un gran "mapa de rompecabezas" diseccionado, que les dio a sus hijos, diciendo: "No presionen las partes en su lugar; pronto sabr�s cu�ndo encajan ". Al volver a la habitaci�n, muy poco despu�s, se sorprendi� al encontrar el mapa completo. Sinti� ganas de decirle, como Isaac a Jacob, cuando �ste regres� con el venado: "�C�mo es que lo encontraste tan r�pido, hijo m�o?" �Padre�, fue la respuesta, �hab�a un hombre impreso en la parte de atr�s; Vimos de d�nde ven�an los pies, los ojos, los brazos y el resto del cuerpo, por lo que fue f�cil verlo y encajar todo ". Entonces, si conocemos la Biblia, vemos �el hombre de la espalda�; reunimos las profec�as del Antiguo Testamento por "Jesucristo Hombre". ( EN Pierson, DD )

La previsi�n sobrenatural del profeta

No es necesario suponer que el profeta conoc�a el significado literal de sus propias palabras. No es m�s que un pobre predicador que sabe todo lo que ha dicho en su serm�n. Si el profeta lo hubiera hecho, ya no ser�a el contempor�neo de su propia �poca. Es la gloria de la profec�a sentir despu�s. Es la gloria de la ciencia decir mucho antes de que se descubra el planeta: hay otro mundo all�: ning�n telescopio lo ha visto, no se ha recibido ning�n mensaje de luz de �l conscientemente, pero mantenga su telescopio en esa direcci�n, debe haber un pulso estrellado justo ah�.

El bot�nico sabe que si encuentra cierta planta en una localidad determinada, habr� otra planta con otro nombre a menos de una milla de distancia. Juzga de una planta a otra; se somete a la l�gica inferencial: no ha visto esa otra planta, pero te dice por la ma�ana que porque anoche encontr� esta hoja creciendo no lejos de la casa en la que reside no encontrar� otra hoja de patr�n similar, o un patr�n diverso, no muy lejano; y por la noche vuelve a casa, radiante como la estrella vespertina, y dice: He aqu�, te dije esta ma�ana cu�l ser�a el caso, y ah� est�.

Lo mismo ocurre con la astronom�a m�s amplia y la bot�nica m�s amplia: hay otro planeta en alg�n lugar m�s all�; cuando la descubran, ll�menla Lucero de la Ma�ana, y puesto que hay tri�culos, melaza, en Galaad, un b�lsamo all�, se hallar� otra planta no muy lejos; cuando lo encuentres, ll�malo por alg�n nombre dulce, como Rosa de Sar�n o Lirio de los valles. Es la gloria del profeta ver signos que tienen significados infinitos: ver la cosecha en la semilla, el mediod�a en el m�s tenue tinte del amanecer, el hombre valiente en el infante indefenso, el S�crates en el embri�n.

Esta previsi�n hizo que los profetas parecieran locos. Su conocimiento no era para ellos m�s que una prisi�n, tan peque�a, tan oscura, pero de vez en cuando casi viva con una gloria casi revelada. El horizonte estaba cargado de penumbra, sin embargo, aqu� y all�, una rotura mostraba que el cielo estaba inmediatamente detr�s, y que en cualquier momento pod�a hacer que la tierra fr�a y oscura se iluminara y se calentara con el verano eterno. ( J. Parker, DD )

El gran libertador

Mire al Libertador como lo vio el profeta: "Porque un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado; y el dominio sobre Su hombro, y Su nombre ser� llamado". Ahora, la puntuaci�n en ingl�s parece desperdiciar la dignidad de la denominaci�n. El nombre compuesto realmente cae en esta clasificaci�n: primero, Wonderful-Counselor, como una palabra, como si, de hecho, fuera s�lo una s�laba; en segundo lugar, Dios-el-Poderoso-Uno, no cuatro palabras, sino unidas con guiones; tercero, Padre de la Eternidad, tambi�n dividido y consolidado; cuarto, Pr�ncipe de Paz, que igualmente un ejemplo de las palabras se encuentran entre s�, y en esta clasificaci�n cu�druple tenemos el misterioso nombre del Libertador.

Esto no es evidencia de que Isa�as vio el nacimiento de Cristo como nosotros entendemos ese t�rmino, pero lo que s� vio fue que el �nico libertador que pod�a realizar la obra necesaria debe completar la medida completa de estos t�rminos; si no complet� ese bosquejo, no era el Mes�as predicho. Dejanos ver.

1. Debe llenar la imaginaci�n: "Maravilloso". La imaginaci�n no puede quedar fuera de ninguna religi�n con seguridad; es esa maravillosa facultad que vuela a grandes alturas y no teme a infinitas amplitudes; la facultad, por as� decirlo, que se encuentra detr�s de todas las dem�s facultades, las resume y luego agrega un elemento propio, utilizando la mente consolidada para los prop�sitos m�s elevados de visi�n y comprensi�n.

�Se da este nombre por primera vez? �D�nde encontramos la palabra "maravilloso" en las Escrituras? Quiz�s no lo encontremos en la lengua inglesa, pero realmente se encuentra en Jueces 13:18 : El �ngel del Se�or dijo a Manoa: ��Por qu� preguntas as� por mi nombre, ya que es secreto? �- la misma palabra hebrea que se traduce en el texto� Maravilloso �; para que podamos leer: "El �ngel del Se�or le dijo: �Por qu� preguntas as� por mi nombre, ya que es maravilloso?"

2. Debe satisfacer el juicio. Su nombre, por tanto, no es s�lo Maravilloso, sino �Consejero�, la fuente de sabidur�a y entendimiento, la mente que gobierna sobre todas las cosas con perfecci�n de maestr�a, que da testimonio de todo por el meridiano eterno, y que busca la justicia.

3. Tambi�n debe satisfacer el instinto religioso, por eso se le llama "El Dios Fuerte". No es suficiente describir a Dios sin t�rminos epit�ticos. A veces decimos: �Por qu� pronunciamos palabras como: T�, Dios infinito, eterno y bendito por siempre? Porque estamos tan constituidos en este estado infantil del ser que necesitamos una escalera de adjetivos para llegar a nuestra peque�a concepci�n de lo inconcebible.

4. No solo eso, debe haber en este hombre un sentido de hermandad, por eso se le llama "El-Pr�ncipe-de-Paz". �l traer� de hombre a hombre, de naci�n a naci�n; �l arbitrar� entre los imperios de la tierra y gobernar� por el esp�ritu sab�tico. El cristianismo es paz.

5. Debe estar m�s quieto. �l ser� "El Padre Eterno", traducido de otra manera, El Padre de la Eternidad; de lo contrario, y mejor traducido, El Padre del siglo venidero. En eso hemos malinterpretado el cristianismo. Hemos estado demasiado ansiosos por comprender el pasado. El p�lpito ha tenido un aspecto atrasado, muy cuidadoso con lo que sucedi� en el siglo II, muriendo por saber qu� pensaba Tertuliano y qu� hizo Constantino.

Cristo es el Padre del siglo venidero. Si viviera ahora, manejar�a la cuesti�n de la pobreza; Discutir�a los grandes usos del Parlamento; Se dirig�a a todas las iglesias, capillas y santuarios del reino; �l vendr�a a nuestros diversos santuarios y nos convertir�a en un hombre. El cristianismo es la religi�n prof�tica. Se trata de la ciencia futura, de la pol�tica a�n por desarrollar, del comercio que a�n debe ser la acci�n productora de pan de la vida civilizada. ( J. Parker, DD )

El nacimiento de cristo

I. EXPLICEMOS LA PREDICCI�N. La grandeza de los t�tulos determina suficientemente el significado del profeta; porque �a qui�n, excepto al Mes�as, pueden pertenecer estas denominaciones? Este sentido natural del texto est� respaldado por la autoridad de un escritor inspirado, y lo que es, si no de gran peso en el punto de argumentaci�n, al menos muy singular como un hecho hist�rico, est� respaldado por la autoridad de un �ngel ( Mateo 4:12 , etc.

; Lucas 1:31 , etc.). Para eliminar los temores actuales de los jud�os, Dios les recuerda las maravillas de su amor, que hab�a prometido mostrar a favor de su Iglesia en los siglos venideros, y ordena a su profeta que les diga: �Hojas temblorosas del bosque! , sacudido por todos los vientos, la paz sea contigo! �Jud�os temerosos, cesen sus temores! �No dejes que la grandeza de esta liberaci�n temporal, que ahora te prometo, excite tus dudas! Dios tiene reservadas favores incomparablemente mayores para ti, ser�n tus garant�as para aquellos que temes esperar.

Est�is en pacto con Dios. Tienes derecho a esperar esas demostraciones de Su amor a tu favor, que son las menos cre�bles. Recuerda la semilla bendita que �l prometi� a tus antepasados ??( G�nesis 22:18 ). "�Mirad! la virgen concebir� y dar� a luz un hijo, y llamar� su nombre Emanuel �( Isa�as 7:14 ).

El esp�ritu de profec�a que me anima, me permite penetrar a trav�s de todas las edades que separan el momento presente de aqu�l en que se cumplir� la promesa. Me atrevo a hablar de un milagro, que se realizar� dentro de ochocientos a�os, como si se hubiera realizado hoy, "Nos ha nacido un ni�o", etc.

II. MOSTR�NOS SU LOGRO. �Qui�n es un rey? �Qu� es un trono? �Por qu� tenemos maestros? �Por qu� el poder soberano est� alojado en pocas manos? �Y qu� determina a la humanidad a dejar de lado su independencia y perder su amada libertad? El conjunto implica algunas verdades mortificantes. No tenemos el conocimiento suficiente para guiarnos a nosotros mismos, y necesitamos mentes m�s sabias que las nuestras para inspeccionar y dirigir nuestra conducta.

Somos indigentes y los seres superiores deben suplir nuestros deseos. Tenemos enemigos y debemos tener guardianes que nos protejan. �Hombres miserables! �C�mo te han enga�ado en tus expectativas? �Qu� des�rdenes podr�a haber producido la anarqu�a mayores que los que a veces han procedido de la autoridad soberana? Buscaste gu�as que te dirigieran, pero a veces has ca�do bajo la tutela de hombres que, lejos de poder conducir a todo un pueblo, no supieron guiarse a s� mismos.

Buscaste a padres nodriza para que te socorreran en tu indigencia; pero a veces has ca�do en manos de hombres, que no ten�an otro prop�sito que empobrecer a su pueblo, enriquecerse con la sustancia y engordarse con la sangre de su pueblo. asignaturas. Buscaste guardianes que te protegieran de tus enemigos, pero a veces te has encontrado con verdugos que te han utilizado con mayor barbarie de la que habr�an hecho tus enemigos m�s sanguinarios.

Mu�strame un rey que me conduzca a la felicidad a la que aspiro; �Qu� rey! anhelo obedecer. Tal rey es el Rey Mes�as. Quieres conocimiento: �l es el Consejero. Quieres reconciliarte con Dios: �l es el Pr�ncipe de Paz. Necesitas apoyo bajo las calamidades de esta vida: �l es el Dios Fuerte. Necesitas a alguien que te consuele bajo los temores de la muerte, abri�ndote las puertas de la felicidad eterna: �l es el Padre de la Eternidad. ( J. Saurin. )

T�tulos de Cristo

I. LOS NOMBRES Y T�TULOS DE ESTE MARAVILLOSO NI�O.

II. PARA EL QUE NACI�.

III. EL PREROGATIVO, QUE EST� PREDECIDO EN NUESTRO TEXTO CON RESPECTO A ESTE NI�O, es decir, que el gobierno estar� sobre Su hombro.

1. En el Apocalipsis la Iglesia est� representada figurativamente bajo la semejanza de una mujer, y esta mujer est� representada dando a luz a un hijo var�n, que deber�a gobernar a todas las naciones con vara de lo mismo. Lo mismo puede decirse del Ni�o cuyo nacimiento est� predicho en nuestro texto. Todo el poder le est� encomendado en el cielo y en la tierra; y el lenguaje de Dios con respecto a �l es: he puesto a mi rey en mi santo monte de Sion.

Este reino, que generalmente se denomina el reino mediador de Cristo, incluye a todos los seres en el cielo y el infierno, quienes, voluntariamente o por obligaci�n, se someter�n finalmente a Cristo; porque Dios ha jurado por s� mismo que ante Cristo se doblar� toda rodilla, de lo que est� en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua le confesar� Se�or. Debe reinar hasta que haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Con agrado, nuestro texto nos informa que el aumento de Su gobierno no tendr� fin. Seguir� conquistando y conquistando.

2. Pero adem�s de este reino mediador de Cristo, que est� establecido en el mundo, �l tiene otro reino, el reino de Su gracia, que est� establecido en el coraz�n de Su pueblo. Este reino consiste en justicia, paz y gozo santo, y tambi�n del aumento de este reino y de la paz que lo acompa�a, no tendr� fin. Este reino se compara con la levadura escondida en la harina hasta que todo est� leudado. Incluso en el cielo no tendr� fin el aumento de la felicidad de su pueblo. As�, el aumento de Su gobierno y su paz no tendr� fin. ( E. Payson, DD )

Cristo presentado a los pecadores de la humanidad

Es "para nosotros", los hijos e hijas de Ad�n; somos sus parientes pobres; ya nosotros como sus parientes pobres en la tierra, hijos de la familia de Ad�n, de la cual �l es la rama superior, este Ni�o se presenta nacido, para nuestro consuelo en nuestro bajo estado.

I. LO QUE SE PRESUPUESTA EN ESTA PRESENTACI�N DE CRISTO NI�O NACIDO.

1. Su nacimiento fue esperado y buscado.

2. Cristo ha nacido ahora. Realmente naci�; un ni�o peque�o, aunque el Dios fuerte; un infante, no un d�a de edad, aunque el Padre Eterno.

3. Algunos han sido empleados para presentar a este Ni�o a los amigos y parientes; y todav�a est�n sobre el trabajo.

(1) El Esp�ritu Santo.

(2) Ministros.

4. Este Ni�o realmente se nos presenta en Su nacimiento.

II. �A QUI�N SE PRESENTA CRISTO?

1. No a los �ngeles ca�dos.

2. A los pecadores de la humanidad, los de la casa de su padre Ad�n.

(1) Abrazarlo, con el viejo Sime�n, en los brazos de la fe.

(2) Besa al Hijo, recibi�ndolo como tu Se�or, Rey y Dios.

III. �C�MO SE PRESENTA CRISTO?

1. En la predicaci�n del Evangelio.

2. En la administraci�n de los sacramentos.

3. En el trabajo interno de ahorro de iluminaci�n.

IV. �CU�L ES LA IMPORTANCIA DE QUE SEAN PRESENTADOS?

1. Nuestra preocupaci�n especial en Su nacimiento - como el nacimiento de un Salvador para nosotros.

2. Nuestra relaci�n con �l. Los pecadores de la humanidad tienen una relaci�n com�n con Cristo.

(1) Con respecto a la naturaleza que asumi�. �Somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos� ( Efesios 5:30 ).

(2) Con respecto a Su oficio: el Salvador del mundo.

3. Una apropiaci�n de nuestra relaci�n con �l. �No se averg�enza de llamarlos hermanos� ( Hebreos 2:11 ).

4. La comodidad de su nacimiento para nosotros. Los ni�os se presentan al nacer a sus parientes, para su comodidad; y as� es Cristo para los pecadores de la humanidad.

V. � POR QU� SE PRESENTA CRISTO EN SU NACIMIENTO?

1. Que podamos ver la fidelidad de Dios en el cumplimiento de Su promesa.

2. Para que nos regocijemos en �l.

3. Para que lo miremos, veamos su gloria y seamos llevados con �l ( Juan 1:14 ).

4. Que podamos reconocerlo en el car�cter en el que aparece como el Salvador del mundo y nuestro Salvador. ( T. Boston. )

Una profec�a de cristo

I. VEREMOS ESTAS APELACIONES PROF�TICAS, EN SU APLICACI�N AL SE�OR JESUCRISTO, COMO EXPUESTAS A NOSOTROS SU NATURALEZA Y OBRA, Y RECIBIENDO SU M�XIMA REALIZACI�N EN �L. No son meros nombres vac�os, asumidos con fines de pompa e impresi�n, sino descripciones apropiadas de realidades vivas. Cuando se dice, �Su nombre ser� llamado�, el significado es que �l ser� tal, porque en el idioma hebreo �ser llamado� y �ser� frecuentemente significan lo mismo. Cada nombre que �l lleva es el exponente Divino de un atributo correspondiente, u oficio o trabajo, y as� es aqu�.

1. �l es el Maravilloso. La idea adecuada que transmite este apelativo es algo milagroso, y significa que el gran Personaje al que se aplica aqu�, en Su naturaleza y obras, se distinguir�a por cualidades y hechos sobrenaturales, se elevar�a por encima del curso ordinario y las leyes de naturaleza, y se destacar�a ante los �ngeles y los hombres como un milagro �nico y espl�ndido. En este sentido, se aplica con gran fuerza y ??precisi�n al Redentor, y solo a �l.

2. Es el Consejero.

(1) Este apelativo se�ala a Cristo, no como un Consejero entre otros, sino como Consejero, Consejero en abstracto, el gran Consejero del vasto universo, una de las personas gloriosas en la Deidad, quien estaba involucrado en todos los actos y consejos de la eternidad pasada. De ah� que la Septuaginta lo traduzca como "el �ngel del poderoso consejo"; y el caldeo, "el Dios del consejo maravilloso".

(2) Como "Consejero", dirige e instruye a Su pueblo en todas sus preocupaciones temporales, espirituales y eternas; si no lo hac�a, pronto se ver�an envueltos en desorden y ruina.

(3) Y �l es "el Consejero", en la medida en que es el Abogado de Su pueblo, y ha llevado su causa a la corte suprema del cielo.

3. �l es "el Dios fuerte"; un apelativo impresionantemente sublime, al que ninguna mente seria puede acercarse sin sentir la m�s profunda reverencia y asombro. Natural y obviamente, denota a una persona que posee una naturaleza divina.

4. �l es "el Padre Eterno" o "el Padre de la Eternidad". El �nfasis de esta denominaci�n no est� en la palabra "padre", sino en la palabra "eternidad". Era costumbre entre los que hablaban y escrib�an el idioma hebreo, llamar al que pose�a una cosa, el "padre" de ella: por eso, al hombre fuerte se le llamaba "el padre de la fuerza"; un hombre sabio, "el padre de la sabidur�a"; un hombre rico, "el padre de las riquezas"; etc�tera.

Ahora, la frase �el Padre de la eternidad� parece aplicarse aqu� a Cristo de una manera similar: �l posey� la eternidad y, por lo tanto, se le llama el Padre de ella. Es un hebra�smo de gran fuerza po�tica y belleza, empleado para expresar la duraci�n - la duraci�n de Su ser - la eternidad esencial de Su existencia pasada y futura - y, tal vez, no podr�a haber una declaraci�n m�s enf�tica de Su derecho. a este maravilloso atributo de la Deidad, la eternidad estricta, adecuada e independiente del ser.

5. �l es el "Pr�ncipe de Paz". Esta denominaci�n parece tener la intenci�n de ense�arnos que el Mes�as ser�a investido con las prerrogativas y los honores de la realeza, y que Su reino, en sus leyes y principios esenciales, diferir�a de todos los reinos de los hombres, pasados, presentes y futuros. . Mientras que otros reyes eran d�spotas y guerreros, �l ser�a un pr�ncipe pac�fico. Mientras que otros reinos fueron adquiridos por la violencia f�sica y la fuerza, y fueron cimentados con l�grimas y sangre humanas, el Suyo consistir�a en justicia, paz y gozo, y se abrir�a camino entre los hombres por el poder inherente de su propia excelencia, terminar�a gradualmente. guerra y conflicto, y restaurar el amor y el orden en toda la tierra.

Pero Su reinado fue para lograr fines a�n m�s elevados, porque fue para establecer la paz entre el hombre y su propia conciencia, entre el hombre y todos los seres buenos, entre el hombre y todas las leyes f�sicas y morales del universo, y entre el hombre y sus insultados y Hacedor ofendido. Por lo tanto, la profec�a predijo que, en sus d�as, habr�a abundancia de paz; que, en su reinado, la justicia y la misericordia se unan, la justicia y la paz se abrazen; que el castigo de nuestra paz sea sobre �l; que �l sea la paz; y que el aumento de Su paz no debe tener fin.

II. LECCIONES PR�CTICAS.

1. Af�rrate a la divinidad de Cristo.

2. Cu�n grande es el pecado y cu�n terrible es la condici�n de aquellos que rechazan al Salvador. �l es "el Maravilloso", el admirado por Dios, por los �ngeles y por los santos; y, sin embargo, no tiene atractivos para ti. �l es "el Consejero"; y, sin embargo, nunca �esperas su consejo�, sino que sigues tus propias vanas imaginaciones. �l es "el Dios fuerte"; y, sin embargo, pisoteas Su autoridad, desaf�as Su poder y te arriesgas a Su terrible disgusto.

�l es "el Padre de la Eternidad"; y, sin embargo, no buscas un lugar en Su familia celestial, y est�s en peligro inminente de ser desterrado para siempre de Su presencia y de la gloria de Su poder. �l es "el Pr�ncipe de la Paz"; y sin embargo vives voluntariamente en un estado de hostilidad hacia �l y Su reino, y te niegas a ser reconciliado por la sangre de Su Cruz.

3. Cu�n seguro y feliz es el estado de los creyentes. ( W. Gregory. )

Las enfermeras y los t�tulos del Mes�as

I. La primera descripci�n que se da aqu� del Redentor est� en estas palabras: PARA NOSOTROS HA NACIDO UN NI�O. Esto puede denotar la infancia de Su estado, cuando apareci� en nuestro mundo, o la realidad de Su naturaleza humana.

1. Con respecto a la infancia de su estado, dice el ap�stol, le correspond�a ser hecho semejante a sus hermanos.

2. Con respecto a la realidad de Su naturaleza humana, la Escritura nos asegura, que fue de la misma naturaleza que la nuestra, consistente en un cuerpo humano y un alma humana.

II. La siguiente descripci�n de nuestro Redentor est� en estas palabras: A NOSOTROS SE HA DADO UN HIJO. se habla de su naturaleza divina. A menudo se le llama en las Escrituras el Hijo de Dios, Su propio Hijo, Su Hijo unig�nito y bienamado, y como tal se dice que nos ha sido dado. Un hijo siempre significa uno, no inferior, sino de la misma naturaleza que su padre.

III. Se agrega, EL GOBIERNO ESTAR� SOBRE SU HOMBRO. Tomado en su sentido m�s amplio, el gobierno de nuestro Se�or se extiende a todo el universo. Todo el universo est� bajo Su dominio. Pero lo que debemos entender principalmente aqu� es el reino de la gracia, la administraci�n de la misericordia, cuyo gobierno de una manera peculiar se le conf�a. El reino de Dios y el reino de los cielos eran frases familiares para los jud�os, por las cuales siempre entendieron el reino del Mes�as.

El dise�o inmediato de erigir este reino en la tierra es la salvaci�n de los creyentes, de la raza culpable de los hombres. Todas las partes del universo est�n involucradas en este glorioso dise�o. Los �ngeles del cielo se regocijan en ella y son esp�ritus ministradores de los herederos de la salvaci�n. Los poderes de las tinieblas unen sus fuerzas para defraudar las esperanzas de los herederos de este reino, pero en vano; el Rey de Sion los ha atado con cadenas de tinieblas, y convertir� sus maliciosos designios en una mayor condenaci�n.

En verdad, no todos los hombres se someten a las leyes de este gobierno, pero, no obstante, todos son sujetos leg�timos de �l. Pero el Redentor tambi�n tiene muchos sujetos voluntarios. El derecho de Jes�s a Su reino mediador se basa en la promesa, la conquista y la compra, incluso el precio de Su propia sangre preciosa; y tenemos la m�xima seguridad en Su Palabra, que no puede fallar, que un d�a tomar� para S� Su gran poder y reinar� de una manera m�s ilustre y extensa de lo que lo ha hecho hasta ahora.

IV. Lo siguiente que se afirma del Redentor es, SU NOMBRE SER� LLAMADO MARAVILLOSO. Y el Redentor es verdaderamente maravilloso.

1. En la constituci�n de Su persona, como Emmanuel, Dios en nuestra naturaleza.

2. Los preparativos para Su nacimiento, y la forma y circunstancias del mismo, tambi�n fueron maravillosos.

3. Jes�s tambi�n fue maravilloso en su vida.

4. Y en Su muerte.

5. Y en Su resurrecci�n de la tumba y en Su ascensi�n al cielo.

V. El siguiente t�tulo que tiene el Redentor es el de CONSEJERO. Est� plenamente instruido en los consejos de Dios el Padre, porque yac�a en su seno desde la eternidad; y como se le ha encomendado la ejecuci�n de los planes de la administraci�n divina, no puede sino conocerlos bien. Adem�s, nuestro Se�or, por Su oficio y nombramiento, es el gran Consejero o Profeta de la Iglesia.

VI. Tambi�n es EL PODEROSO Dios. La misma expresi�n se usa en el cap.

10:21 acerca de Jehov� Dios de Israel. Todas las perfecciones del Dios Poderoso se atribuyen al Redentor en las Escrituras. Y la adoraci�n, que solo pertenece al Dios Fuerte, se le da a Cristo.

VII. Lo siguiente que se afirma de nuestro Redentor es que �l es EL PADRE ETERNO. La LXX traduce estas palabras, el Padre del mundo venidero, o dispensaci�n final de misericordia y gracia, como se suele llamar al Evangelio. Y Cristo puede ser llamado as�:

1. Como ha elegido a su pueblo, en su prop�sito eterno, para que puedan ser part�cipes de su bienaventuranza y gloria.

2. Cristo es el Padre de todos los verdaderos creyentes, en un sentido espiritual. Todos ellos son Su semilla espiritual. Sobre ellos se dibujan los grandes contornos de sus rasgos, y cuando lleguen al cielo, alcanzar�n la semejanza de Jes�s en un grado eminente.

VIII. Lo �ltimo que se afirma del Redentor es que es EL PR�NCIPE DE LA PAZ. Melquisedec fue un tipo eminente del Hijo de Dios, a este respecto. �l era el Rey de Salem, que es por interpretaci�n, Rey de Paz. Y la paz es la disposici�n por la que el Salvador fue famoso; la bendici�n que �l muri� para comprar, y vive para otorgar. Conclusi�n:

1. � Qu� honor puso el Dios grande y poderoso, nuestro Salvador, sobre nuestra naturaleza al llevarla a una uni�n personal con Su propia naturaleza divina!

2. De aqu� podemos ver cu�n bien calificado estaba el Redentor para Su oficio. �Qu� brazo tan poderoso para salvar como el del Dios Fuerte?

3. � Qu� fondo de consuelo exhibe este pasaje de la Escritura!

4. Este tema habla de terror a los malvados.

5. Debemos albergar pensamientos de adoraci�n y admiraci�n del Hijo de Dios, el Salvador del mundo. ( J. Ross, DD )

La Encarnaci�n

I. Nos vemos llevados a preguntar, C�MO NUESTRO SALVADOR SE ENCARN� Y TOM� NUESTRA NATURALEZA MORTAL EN �L. Antes de que Cristo pudiera encarnarse, tendr�a que dejar a un lado Su gloria: la gloria, Cristo tom� un alma humana, tom� nuestra humanidad sobre �l, junto con nuestra forma, y ??fue hecho a semejanza del hombre. Sin embargo, Cristo no es, ni fue, dos personas, sino una.

II. Ahora tenemos que preguntarnos POR QU� CRISTO SE ENCARN�. Decir que Cristo muri� para salvar a los pecadores es bastante cierto, pero no es toda la verdad. La pregunta que tenemos que responder es esta: �Por qu� Cristo se hizo hombre? Lleg� a la nave, pero �por qu� no de otra forma?

1. Quitar las consecuencias de la ca�da, elevar al hombre a un estado m�s alto incluso de lo que originalmente pose�a, salvarlo de la ruina eterna y reivindicar el amor y la sabidur�a que hicieron al hombre originalmente justo, pero no inmaculado o impecable, Era necesario que el Hijo de Dios se convirtiera en Hijo del Hombre y reconociera un padre humano; para �llevar nuestros dolores y llevar nuestros dolores� ( Hebreos 2:9 ). Porque s�lo como un hombre pod�a deshacer el mal que el hombre se hab�a tra�do a s� mismo; s�lo como uno de aquellos a quienes vino a salvar, podr�a Cristo realizar lo que el hombre hab�a dejado sin hacer.

2. Adem�s, Cristo vino para cumplir la ley de Dios, y eso por nosotros, aunque no para reemplazar nuestra obediencia. Esa ley fue dise�ada para el hombre, y solo en la forma de hombre pod�a Cristo obedecerla. Y habiendo cumplido Su propia ley quebrantada en favor de aquellos a quienes �l se la hab�a dado, �l est� capacitado para ayudarlos a cumplirla y cumplirla. Por Su perfecta obediencia, �l se ha convertido en nuestro Modelo, y nos ha procurado y comprado la fuerza para permitirnos caminar en los pasos de Su sant�sima vida.

3. En segundo lugar, al asumir nuestra naturaleza, Cristo puede simpatizar con nosotros.

4. Nuevamente, fue necesario que Cristo se hiciera hombre para revelarnos a su Padre. Los hombres, no educados por el Esp�ritu de Dios, tienden a pensar que Dios es totalmente como ellos. Tal fue el caso de los fil�sofos paganos de la antigua Grecia y Roma; si ense�aron de otra manera, ense�aron en vano.

5. Cristo tambi�n se hizo hombre para hacernos amar a Dios, porque conocerlo es amarlo.

6. Cristo se hizo hombre para unir al hombre con Dios. ( GE Watkins. )

El Ni�o nacido: el Hijo dado

I. EL SALVADOR PROMETIDO SE DESCRIBE EN SU NATURALEZA HUMANA. "A nosotros nos ha nacido un Ni�o". Teniendo en cuenta la conexi�n del pasaje y el objeto por el cual se hace el anuncio, sentimos que es imposible mirar el nacimiento de este Ni�o que fue predicho, sin ver que es mayor que uno nacido de mujer. all�.

1. A�n as�, el objetivo principal de la primera cl�usula del vers�culo es, sin duda, mostrar esa naturaleza humana en la que �l se manifestar�a para poder hacer la obra de salvaci�n para Su pueblo. Nacer es tan verdaderamente la evidencia y la caracter�stica de la humanidad como morir. No menos en el hecho simple pero impresionante de Su nacimiento de una madre humana, que en el hecho de Su muerte humana, reconocemos la prueba de nuestra unidad con el Hijo de Dios en la misma naturaleza.

2. Y por qu� fue necesario para la esperanza y el consuelo de aquellos a quienes �l vino a redimir, que el profeta les ense�ara que el Redentor debe ser uno con ellos en su misma naturaleza; y que el Hijo Eterno de Dios naciera de una mujer?

(1) Era necesario que el Hijo de Dios se hiciera hombre, porque de otro modo no podr�a haber estado en el lugar del hombre y tratar con Dios en nombre del hombre, ni sufrir y morir, ya que era necesario sufrir y morir, para para ofrecer una verdadera expiaci�n por la culpa humana.

(2) Era necesario que el Hijo de Dios se hiciera hombre a fin de que pudiera estar capacitado para entrar en nuestros sentimientos y temores humanos, y para proporcionarnos una prenda de su simpat�a en todas nuestras debilidades y tentaciones.

II. Encontramos al profeta en la segunda cl�usula haciendo referencia a LA DIVINA NATURALEZA DE CRISTO. "Se nos ha dado un Hijo". Y esta visi�n de la persona de Cristo, como Hijo de Dios y como Hijo del hombre, no es menos necesaria que la verdad de su propia humanidad para proporcionar una base de esperanza y consuelo a la Iglesia de Dios al venir a Hungr�a. como Redentor id�neo y todo suficiente.

III. Pero pasando de la descripci�n de la Persona de Cristo, el profeta procede a dar cuenta del OFICINA QUE LE PERTENECE, y que �l ejecuta como Salvador. "El gobierno estar� sobre su hombro". Tomando prestado su lenguaje de las costumbres antiguas, es bastante claro que la declaraci�n del profeta contiene en esencia una declaraci�n de que el Libertador predicho, cuyo advenimiento iba a derramar luz y bendici�n sobre los que estaban sentados en tinieblas y sombra de muerte, deb�a ejercer una autoridad suprema e ilimitada, y emplear esta autoridad para lograr el gran prop�sito por el cual �l naci� como Ni�o y fue dado como Hijo.

1. En el caso de los creyentes , es decir, de aquellos que ya son s�bditos del reino de Cristo, es un bendito privilegio para ellos tener la seguridad de que �l reina, solo y supremo, en el mundo y en la Iglesia.

2. Por otra parte, en el caso de meros profesores nominales, tal verdad, si se realiza en alg�n grado, es adecuada para llenarlos de ansiedad y desesperaci�n. ( J. Bannerman, DD )

Los nombres predichos de Cristo

Al interpretar el lenguaje peculiar empleado, es imposible entrar en su verdadero significado sin recordar que en la antig�edad, y m�s especialmente en la pr�ctica de los jud�os, los nombres ten�an a menudo, cuando se aplicaban a individuos, un significado que no tienen cuando se les da. , como entre nosotros, seg�n ning�n principio excepto la costumbre familiar o la preferencia personal. Especialmente entre los jud�os, a menudo eran seleccionados y dados sobre la base de alguna peculiaridad en las circunstancias o el car�cter de la persona nombrada; de modo que dejaron de ser signos vac�os y arbitrarios de las partes as� designadas, y pasaron a ser verdaderamente descriptivos de algo en su historia o condici�n.

Es as� como el nombre de Dios mismo se utiliza como sin�nimo del car�cter de Dios �xodo 23:21 ; �xodo 34:5 ; Proverbios 18:10 ).

Y es de esta manera, indudablemente, que debemos entender el lenguaje del profeta cuando nos dice, refiri�ndose una vez al Libertador venidero, que �se llamar� su nombre, Maravilloso�, etc. ( J. Bannerman, DD )

El gran libertador

I. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO. �l es el Maravilloso, el Consejero, el Dios Fuerte.

II. LA PROFUNDIDAD DE SU AMOR. Nos ha nacido un Ni�o, nos ha sido dado un Hijo.

III. EL �XITO DE SU EMPRESA. Se ha convertido en el Padre de la era eterna, el Pr�ncipe de Paz.

IV. SU T�TULO DE NUESTRA OBEDIENCIA. El gobierno est� sobre su hombro. ( G. Innes. )

La natividad de cristo

I. EL ANUNCIO DEL NACIMIENTO DEL MES�AS por el profeta.

1. La Persona anunciada.

2. Los t�rminos del anuncio. No se ide� el poderoso plan para un �ngel ni para un arc�ngel; es para la raza humana - para el hombre aunque rebelde a su Dios; para el hombre arruinado y desolado por el pecado.

3. La confianza con la que se hace este anuncio, ya que tiene lugar de inmediato. �Para nosotros nace un Ni�o; se nos ha dado un Hijo ". La fe atraviesa la vista del tiempo y contempla los acontecimientos, anticipados cientos de a�os antes, el nacimiento de ese glorioso Redentor que fue inmolado desde la fundaci�n del mundo; que hab�a sido prometido por la palabra y el juramento de Jehov� mismo; ya quien, por tanto, en el cumplimiento de los tiempos seguramente se le conceder�.

II. LA OFICINA Y LOS T�TULOS QUE DEBE ASUMIR EL SALVADOR. ( D. Wilson, MA )

El ni�o jes�s

I. SU ENCARNACI�N.

II. SU IMPERIO.

III. SU NOMBRE. ( W. Jay. )

El mensaje de esperanza

Para nosotros, mientras comenzamos a preguntarnos si todo el movimiento de la vida humana no es por alguna inspiraci�n maligna que fue tras un falso olor, tom� una terrible desviaci�n, se encerr� en un camino ciego que no llega a ninguna meta y no tiene salida; a nosotros, tan cargados y tan enredados, tan cari�osos esperando; para nosotros, mientras caminamos todav�a en la oscuridad y parecemos entrar en la sombra misma de la muerte; a nosotros nos ha nacido este Ni�o, nos es dado un Hijo, un Ni�o que ser� el resultado, la justificaci�n, la consumaci�n de toda la larga y fatigosa historia; un Hijo que es �l mismo la meta de nuestro peregrinaje, el cumplimiento de nuestras imperfecciones, la corona de nuestra perseverancia, el honor de nuestro servicio, la gloria de nuestro edificio.

All�, en este Hijo de Dios, hay una oferta hecha por Dios, por la cual �l justificar� todo sufrimiento, recuperar� todo fracaso, redimir� toda falta; �l nos da, en �l, un fin por el cual vivir. Aqu� est� Su mente; aqu� est� Su plan para nosotros, para nosotros, no solo en nuestros simples problemas y preocupaciones individuales, sino para nosotros en la masa, como raza, como sociedad, como civilizaci�n. Dios tiene un plan, una cuesti�n preparada para la que ha trabajado hasta ahora, y esa cuesti�n es Su Hijo.

En �l todo ser� reunido y cumplido, y �el gobierno estar� sobre Su hombro�, �de Su reino no tendr� fin, Su nombre ser� llamado Admirable, Poderoso Consejero, Pr�ncipe de Paz�. Y en el poder de este mensaje se nos dice que no nos desmayemos ni fracasemos. ( Canon H. Scott-Holland. )

Una pregunta navide�a

El objetivo principal es resaltar la fuerza de esas dos peque�as palabras, "a nosotros".

I. � ES AS�?

1. Si este Ni�o te nace, entonces naces de nuevo. "Pero", dice uno, "�c�mo voy a saber si nac� de nuevo o no?"

(1) �Ha habido un cambio efectuado por la gracia divina dentro de ti?

(2) �Ha habido alg�n cambio en ti en el exterior?

(3) La ra�z misma y el principio de tu vida deben volverse totalmente nuevos.

2. Si este Ni�o le ha nacido, es un ni�o; y surge la pregunta, �eres as�? El hombre crece naturalmente desde la ni�ez hasta la edad adulta; en la gracia los hombres crecen desde la edad adulta hasta la ni�ez, y cuanto m�s nos acercamos a la verdadera ni�ez, m�s nos acercamos a la imagen de Cristo.

3. Si este Hijo te es dado, t� mismo eres un hijo.

4. Si se nos da un Hijo, entonces somos entregados al Hijo. �Est�s entregado a Cristo?

II. SI ES AS�, �ENTONCES? Si es as�, �por qu� tengo dudas hoy? �Por qu� estamos tristes! �Por qu� nuestros corazones est�n tan fr�os?

III. SI NO ES AS�, �ENTONCES?

1. Confiesa tus pecados.

2. Renuncia a ti mismo.

3. Vaya al lugar donde Jes�s muri� en agon�a. ( CH Spurgeon. )

Cristo, el Revelador de Dios y el Asertador del hombre

I. Cristo tom� para S� mismo la carne humana para proporcionarnos UNA EXPOSICI�N DEL CAR�CTER MORAL DE DIOS.

II. La encarnaci�n de Jes�s es tambi�n UN ESTUPENDO DESCUBRIMIENTO DE LO QUE ES EL HOMBRE EN SU IDEAL CELESTIAL Y SU DESTINO MORAL. ( A. Maclennan, MA )

"A nosotros"

Como si el Cielo subrayara las palabras para llamar la atenci�n, como si fuera la nota clave de su amor, y debiera ser la nota clave de nuestro c�ntico de alabanza, las palabras se repiten dos veces: �A nosotros nos ha nacido un Ni�o, a nosotros un Hijo es dado ". ( A. Maclennan, MA )

La natividad

I. EL OBJETO O ASUNTO DE LA BENDICI�N. "Un ni�o", "un hijo".

II. LA MANERA DE SU TRANSPORTE. "Nacido, dado".

III. NUESTRO INTER�S EN ELLO. �A nosotros�, en nuestro nombre todo esto, y para nuestro beneficio y ventaja. ( A. Littleton, DD )

Redenci�n desde dentro de la humanidad

Esta promesa de un Libertador ha iluminado la marcha de todas las generaciones humanas; ha sido la fuente de los m�s bellos destellos que han atravesado las tinieblas del mundo pagano. Y es del seno de la Humanidad que debe nacer el Redentor, el Cristo debe ser el Ni�o humano. El punto esencial radica aqu�: la redenci�n no es un proceso forjado por la diestra del poder, por as� decirlo, desde afuera; el acto de un Ser todopoderoso que, viendo al hombre en una situaci�n desesperada a causa del pecado y frustrando por completo los prop�sitos y preparativos del Cielo, se inclin� para asirlo, para sacarlo del abismo en el que se hund�a, triste de col�quelo mediante un acto soberano sobre una base donde pueda descansar en seguridad, trabajar y crecer.

Es desde dentro del seno de la humanidad que debe obtenerse la redenci�n que salvar� a la humanidad. Es por la triste presi�n hacia arriba de una vida que es verdadera y completamente humana, que ha enterrado su fuerza Divina en el coraz�n mismo de nuestra naturaleza, y es "hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne", que el hombre es ser elevado a los niveles que est�n por encima de la esfera de las l�grimas y la muerte para siempre. ( JB Brown, BA )

El cumplea�os de cristo

El cumplea�os de Cristo ha sido un d�a en todas las edades tan solemne y sagrado, que Justino M�rtir, un padre y santo del siglo II, lo llama ? ????????? ?????, el d�a de la Reina en el calendario. No debemos entonces esta solemnidad a la r�brica de la Iglesia Romana. ( A. Littleton, DD )

La necesidad de la encarnaci�n

El hombre puede sufrir, pero no puede satisfacer; Dios puede satisfacer, pero no puede sufrir; pero Cristo, siendo Dios y hombre, puede sufrir y satisfacer tambi�n; y as� es perfectamente adecuado tanto para sufrir por el hombre como para dar satisfacci�n a Dios, para reconciliar a Dios con el hombre y al hombre con Dios. ( Obispo Beveridge. )

Redenci�n humana por el hombre divino

La humanizaci�n de Dios es la divinizaci�n del hombre. ( Novalis. )

La preparaci�n del mundo para Cristo

Unas pocas generaciones antes del Adviento, la palabra no habr�a tenido sentido. Jud�o y gentil, griego y b�rbaro, libre y esclavo, eran t�rminos llenos de significado; pero "hombre", �qu� podr�a significar eso? Incluso Arist�teles encontr� dif�cil descubrir un t�rmino com�n que cubriera la vida del hombre libre y el esclavo. Pero a medida que se acercaba la hora del Adviento, "el cumplimiento del tiempo", a trav�s de una maravillosa cadena de agentes e influencias, en cuya uni�n la Mano que gui� la cultura del pueblo jud�o hacia el cumplimiento de los principios primarios. La promesa es muy palpablemente manifiesta, la idea de una naturaleza humana com�n, con atributos comunes, simpat�as, necesidades e intereses comunes, y capaz de una vida com�n, la vida de la sociedad humana universal, comenz� a rondar las mentes de los hombres. ( JB Brown, BA )

El mundo en el que naci� Cristo

Aqu� hay dos caracter�sticas muy distintas del desarrollo humano durante las edades que precedieron al advenimiento del Se�or. Los hombres buscaban el terreno y las condiciones de una sociedad humana universal; y buscaban el sol y la ley de la conducta personal, como seres dotados de facultades morales e intelectuales que podr�an ser una rica bendici�n o una terrible maldici�n para ellos y para la humanidad. Hasta este punto la humanidad hab�a progresado, movido desde adentro, guiada desde lo Alto.

�Era posible el mayor progreso de la sociedad pagana? �Hab�a poder en el paganismo para llevar al hombre a esta esfera de hermandad universal y exponer el misterio de su ser y destino? Ninguno, absolutamente ninguno. La sociedad pagana, con toda su brillante civilizaci�n, estaba total e irremediablemente exhausta. El Se�or naci� en un mundo en ruinas. Pero por Cristo todos deben haber perecido. El mundo que el Se�or vino a salvar estaba gimiendo bajo los restos de la mayor�a de los esfuerzos y logros pol�ticos, filos�ficos y religiosos m�s esperanzadores de la humanidad. Y, sin embargo, hab�a habido un progreso espl�ndido. La vida del hombre se ampli� en todos los sentidos, excepto en los m�s elevados. ( JB Brown, BA )

Cristo el Revelador de Dios

�Busca compa�erismo con Zeus�, grit� Epicteto, en una �ltima, ansiosa y desesperada s�plica �Ay! era el Zeus el que faltaba; y para encontrarlo, Epicteto debe pasar a sus disc�pulos a una escuela superior. Hab�a un anhelo por Dios, por la comuni�n personal con Dios, por la semejanza personal con Dios, desconocida para las edades m�s antiguas; marcando un gran avance en la aspiraci�n y el esfuerzo de los esp�ritus m�s nobles y visionarios.

�Pero, �qui�n es Zeus, el dios de quien hablas, que puede creer en �l?�, Fue el grito que se hizo m�s desesperado y agonizante de generaci�n en generaci�n; a la que la tradici�n no tiene respuesta, a la que la filosof�a no tiene respuesta, a la que la religi�n no tiene respuesta; a lo cual ninguna respuesta fue posible hasta que Uno se par� en la tierra y dijo: �Nadie ha visto a Dios jam�s; el Hijo unig�nito, que est� en el seno del Padre, �l le ha dado a conocer �. Entonces el hombre comenz� a mirar hacia arriba ya vivir. ( JB Brown, BA )

Cristo la nueva vida de la humanidad

Cuando ese Ni�o naci� a la humanidad, cuando ese Hijo tom� Su lugar junto al fuego de su hogar, una nueva vida entr� en el mundo. Esa edad del Adviento es muy manifiestamente la edad en la que una influencia estimulante y vivificadora trascendentemente penetr� en la vida de los hombres y comenz� a hacer nuevas todas las cosas; que la vieja civilizaci�n decay�, el nuevo poder reorganizado y restaurado. ( JB Brown, BA )

Nacimientos importantes

De vez en cuando ocurre un nacimiento de un presagio tan trascendental para el hombre, que los hombres se ven obligados por las influencias que proceden de �l a fijarlo en la memoria y dar a su aniversario la conmemoraci�n adecuada. Hay nacimientos que son como la introducci�n de nuevas fuerzas y energ�as en la sociedad humana, que derraman la corriente de su poder a trav�s de las edades con un volumen cada vez m�s amplio y profundo. Cuando naci� Confucio, la mitad de la raza humana ten�a un padre y un maestro.

Cuando naci� Mois�s, no solo unos pocos millones de esclavos encontraron un libertador, sino que los grandes principios eternos subyacentes de moralidad y piedad encontraron un portavoz. Con S�crates, Grecia le hab�a dado la oportunidad de la bondad. Con C�sar entr� en la historia de la humanidad la encarnaci�n de la ambici�n. El nacimiento de Wilberforce fue el comienzo de una educaci�n filantr�pica para la cristiandad. Howard demostr� que los sentimientos m�s extremos de una humanidad bondadosa eran pr�cticos y �tiles para la sociedad.

Con Washington lleg� a la humanidad el ideal del patriotismo desinteresado; mientras que Lincoln encarn� el primer siglo de la Rep�blica Americana. Estos eran hombres notables, seres extraordinarios; y los nombres de estos son todos memorables. Sus nombres han pasado a la historia y permanecen tan fijos como las estrellas que brillan en el cielo; y, como las estrellas, su gloria es abundante para atraer hacia ellos la observaci�n de los hombres.

Cuando se alcanza la fecha de su nacimiento, o la supuesta fecha de su nacimiento, como ocurre con el movimiento del tiempo en el que giramos alrededor del ciclo del a�o, los hombres se detienen instintivamente; el pensamiento se acelera; las profundidades de la gratitud se conmueven con un recuerdo benigno; y la acci�n de gracias asciende naturalmente a Dios, que ha dado a los hombres, a ellos ya los suyos, un don tan ben�fico. ( WH Murray. )

La Navidad celebra una personalidad

Dondequiera que encuentres el amor, encuentras un ser personal conectado con �l como su objeto. No amamos la maternidad, amamos a la madre. No amamos el gobierno familiar, amamos a las personas que componen la familia. No amamos la teolog�a, amamos a Dios de quien trata. Por lo tanto, hoy conmemoramos no el nacimiento de un sistema, sino el nacimiento de un hombre. Es un beb� dulce e inocente, y no una colecci�n de doctrinas, en alabanza de quien se cantan nuestros c�nticos hoy, y a quien nuestro coraz�n se eleva con santa alegr�a. ( WH Murray. )

Jes�s ten�a conexiones universales

Celebramos el nacimiento de un hombre con conexiones universales; t� y yo nacimos conectados con unos pocos. Un peque�o grupo nos absorbi� y un peque�o punto nos acord� dentro de sus l�mites. Otros hombres, de mayor tama�o que nosotros, nacieron con conexiones m�s grandes. El jefe est� relacionado con su tribu en el momento de su nacimiento; el rey con su reino; el patriota y l�der con su pa�s o partido; el sacerdote con su Iglesia.

Alrededor de todos estos muros se construyen, sobre los cuales no pasan nunca hasta que la muerte los eleva por encima del local y multiplica sus asociaciones. Pero Cristo naci� con conexiones universales. Su peque�a familia no lo absorbi�. No era el hijo de Mar�a y Jos�, era el hijo de la humanidad; Era el Hijo del Hombre en todo el mundo. ( WH Murray. )

Jes�s cumple con los deseos universales

La raz�n por la que Cristo tuvo estas conexiones universales fue porque vino a ayudar a los hombres en referencia a esas condiciones de necesidad que son universales. En �l, la constituci�n perfecta ten�a organizaci�n. En el sentimiento, en el pensamiento, en el sufrimiento y la alegr�a, en el duelo y la alegr�a, en cada capacidad que tienen los hombres, en cada condici�n en la que se encuentran, �l era semejante a ellos. De todos los pechos sub�a un acorde compasivo al suyo y, por lo tanto, pod�a sentir las necesidades de todos los pechos. Simpatizaba con cada fase de la humanidad, porque Su humanidad era lo suficientemente perfecta en su sensibilidad para ser inteligente en cada fase. ( WH Murray. )

El nacimiento de un beb� es un gran evento

El nacimiento de cualquier beb� es un evento mucho mayor que la producci�n del sol. El sol es s�lo una masa de materia insensata: no ve su propia luz; no siente su propio calor; y, con toda su grandeza, dejar� de serlo: pero ese infante que apenas comenz� a respirar ayer, est� pose�do de raz�n - afirma un principio infinitamente superior a toda la materia - �y vivir� a trav�s de las edades de la eternidad! ( W. Jay. )

Un boceto del d�a de Navidad

DIOS VINO A NOSOTROS EN ESE NI�O. Sus padres recibieron instrucciones de llamarlo "Emanuel", "Dios con nosotros". Tal hecho tiene un gran significado; pre�ado de una verdad vital y jubilosa. �Por qu� vino Dios a nosotros as� en un beb�? Debe haber tenido alg�n prop�sito sabio y amoroso que deseaba lograr con ello. Lo que durante siglos se hab�a ense�ado a los hombres a temer a Dios, sus pensamientos sobre �l los llenaban de consternaci�n; de ah� los dioses de las naciones paganas.

El gran cuerpo de la naci�n jud�a no estaba muy por delante de los paganos. Este temor a Dios era universal. Para corregir todas esas ideas y eliminar todos esos sentimientos de la mente y el coraz�n de los hombres para siempre, Dios vino a nosotros cuando era ni�o. �Le tienes miedo a un beb�?

II. DIOS PUEDE VENIR A NOSOTROS EN LAS COSAS M�S PEQUE�AS. Generalmente buscamos a Dios en lo grande, vasto, poderoso, terrible. Esperamos que algo nos llame la atenci�n, etc. �Recordar�n que Dios vino a nosotros en ese beb� tranquilo, amoroso y sin pretensiones, que yac�a en ese, administrador y acurrucado en el seno de Su madre? Y as� Dios viene a nosotros en las cosas peque�as, sencillas, humildes, silenciosas y comunes de la vida, si tan solo lo buscamos.

Especialmente �l viene a nosotros en nuestros hijos. Traen amor con ellos, y "el amor es de Dios", etc. Podr�amos, en un sentido mucho m�s elevado de lo que pensamos, llamar a cada ni�o "Emanuel". En nuestro hijo Dios viene a nosotros, Dios est� con nosotros. �Creemos esto? Si es as�, �no deber�amos buscar y educar m�s a menudo al Dios en ellos? Deber�amos hacerlo mucho mejor con ellos si desde el principio buscamos sacar, nutrir, educar, desarrollar el bien, el Dios que est� en ellos, en lugar de hacer nuestra principal preocupaci�n corregir el mal, contener el mal.

III. TODA LA VIDA ES SAGRADA Y DEBE SER CONSAGRADA A DIOS. Dios vino a nosotros en ese Ni�o. Toda la vida es sagrada, abierta a las operaciones, posesi�n y disfrute de Dios. Dios estaba en ese Ni�o a pesar de todas sus necesidades, debilidades, quejas infantiles. Y Dios estaba en ese ni�o, a pesar de toda su alegr�a y vivacidad. De hecho, esa fue la manifestaci�n exterior juvenil de Dios; la forma juvenil de declarar la gloria de Dios Si Dios estaba en ese Ni�o, �Dios manifestado en carne�, toda su vida, desde su nacimiento hasta su muerte, era la vida de Dios.

IV. LOS GRANDES FINALES TIENEN PEQUE�OS COMIENZOS. �Qui�n medir� la magnitud, altura, profundidad, longitud y anchura de la obra que Cristo realiz� como Salvador del mundo? Sin embargo, todo se remonta al nacimiento de ese Ni�o. El m�todo de Dios es la evoluci�n de lo peque�o a lo grande. ( B. Preece. )

El ni�o divino

El cristianismo puro debe su poder al hecho de que nos llega como un ni�o peque�o, hermoso en inocencia y sencillez. El esp�ritu puro del cristianismo es la esencia de la bondad. El cristianismo debe su poder a su esp�ritu de mansedumbre. El cristianismo perdona como un ni�o peque�o. Sin embargo, el cristianismo, como un ni�o peque�o, a menudo se malinterpreta. �Pobre de m�! que el cristianismo deber�a ser odiado por algunas personas. Herodes no solo busc� su vida hace mil ochocientos a�os, sino que hay hombres hoy que, como Herodes, buscan estrangular al ni�o Cristo. ( W. Birch. )

A nosotros se nos ha dado un Hijo

Cristo, el Hijo de Dios, donado a los pecadores

I. EL REGALO MISMO. Muchos dones preciosos han venido del cielo a la tierra, s�, todo lo que tenemos es el regalo del cielo ( Santiago 1:17 ). Pero este es el gran regalo.

1. Qu� es este regalo.

(1) Una persona. Las personas son m�s excelentes que las cosas. Un alma es m�s preciosa que un mundo. Entonces este regalo es m�s precioso que el mundo entero.

(2) Una persona divina.

(3) El Se�or Jesucristo.

2. Donde este don aparece y nos llega. Aquellos que env�an obsequios preciosos a otros, los envuelven en algo menos preciado. Y un tesoro enviado en vasos de barro es el m�todo de transporte de los mejores regalos del cielo a la tierra. El Hijo de Dios, siendo el regalo, fue enviado con un velo y envuelto en nuestra naturaleza. Este velo puesto sobre el regalo enviado a los pobres pecadores fue

(1) menos precioso que el regalo en s�. La naturaleza humana de Cristo fue una cosa con cresta, su naturaleza divina increment�.

(2) Sin embargo, fue una cosa limpia. La naturaleza humana de Cristo, aunque infinitamente por debajo de la dignidad de su naturaleza divina, era algo sagrado ( Lucas 1:35 ). Este regalo apareci� y nos fue enviado en el velo de la naturaleza humana:

(a) que podr�a ser capaz de recibir el tratamiento que debi� someterse para nuestro alivio: sufrir y morir;

(b) que podr�a adaptarse a la debilidad de la capacidad de los receptores. El Hijo de Dios en Su gloria descubierta no habr�a sido un objeto para nuestros ojos m�s que el sol brillante para los ojos de un b�ho. Unos pocos rayos de su gloria, que brotaban de debajo de mi velo, hicieron que sus enemigos cayeran al suelo.

3. Qu� regalo es este. Singular para

(1) el valor de la misma. Si estuviera en equilibrio con diez mil mundos, ser�an m�s ligeros que la vanidad en comparaci�n con �l; es m�s, equilibrado con el don de las gracias creadas y los cielos creados, los abrumar�a; como la persona del novio vale m�s que sus joyas y su palacio.

(2) Su Hechos 4:12 ( Hechos 4:12 ; Hebreos 7:25 ; 1 Juan 5:12 ).

(3) La conveniencia de la misma.

(4) La amplitud de la misma ( Romanos 8:32 ; Colosenses 2:9 ; 1 Juan 5:11 ).

(5) La libertad irrestricta de la misma. �Qu� es m�s gratuito que un regalo? Las acciones de todo el mundo no podr�an haber comprado este regalo.

(a) Tenga cuidado de menospreciar este regalo.

(b) Tengan cuidado de no percibir este regalo. La mayor�a de los hombres no ven m�s en el misterio de Cristo que la apariencia exterior que hace en el mundo, tal como se administra en la Palabra, los sacramentos, etc .; y lo desprecian.

(c) Admire la sabidur�a de Dios, y Su infinita condescendencia, en la manera de transmitir este don.

(d) Vea aqu� c�mo puede enriquecerse por el tiempo y la eternidad.

II. EL DADOR.

1. �Qui�n es el Dador? Dios. Y para exaltar aqu� el amor y la gracia gratuitos del Dador, observe en la Palabra tres cosas que all� se se�alan.

(1) Fue Su propio Hijo el que dio.

(2) Fue Su Hijo amado.

(3) Fue Su Hijo unig�nito.

2. �Qu� les ha dado a los pecadores, d�ndoles a su Hijo? Las lenguas de los hombres y los �ngeles no pueden expresar esto completamente.

(1) �l mismo se los ha dado.

(2) Vida eterna. Aqu� est� la vida legal, la vida moral, una vida de comodidad; y todo eterno.

(3) Todas las cosas ( Romanos 8:32; 1 Corintios 3:21 ; Romanos 8:17 ; Apocalipsis 21:7 ).

III. LA FIESTA A QUIEN SE LE DA.

1. A quien se le da. A los pecadores de la humanidad indefinidamente.

2. En qu� aspectos se les da a Cristo.

(1) Con respecto a la asignaci�n para llevarlo.

(2) Respecto al destino legal ( 1 Juan 4:14 ). Si tuvieras una ley del parlamento que te nombrara algo, no cuestionar�as que se te haya dado; aqu� ten�is m�s.

(3) Respecto a la oferta real.

(4) Respecto a la gratuidad de la oferta.

(5) Respecto a la exhibici�n. Este don se presenta como con la mano, Dios dice: �l, pecadores, aqu� est� Mi Hijo, t�malo. Y Dios no detiene la exhibici�n de Su Hijo a los pecadores hasta que ellos digan que lo tomar�n.

3. En qu� car�cter se da Cristo a los pecadores, Salvador; una fianza; un medico; una luz un sacrificio expiatorio; un Rey coronado, poderoso para destruir el reino de Satan�s y rescatar a los pecadores de la humanidad, sus cautivos y prisioneros.

IV. SOLICITUD.

1. Creed que a nosotros, los pobres pecadores, se nos ha dado el Hijo de Dios en la naturaleza del hombre.

2. Reciba el don de Cristo, de la mano de Su Padre.

(1) Considere que tiene una necesidad absoluta de este regalo.

(2) Estos son algunos que tienen tanta necesidad como t�, a quienes a�n no se les ha dado, a saber, los �ngeles ca�dos.

(3) Debes recibir o rechazar.

(4) Considere el valor del regalo

(5) Considere la Mano de la que proviene.

(6) Considere que otros antes de usted lo han recibido y han sido compensados ??por �l para siempre.

(7) Considere que este regalo no siempre ser� para tomar como lo es ahora.

(8) Su no recibir ser� tomado de manera muy atroz, como un desaire m�s profundo tanto para el Dador como para el regalo.

(9) Te pondr� a una mayor distancia de Dios que nunca. ( T. Boston. )

El Hijo dado

I. �QUI�N ES EL HIJO DADO Y CU�L ES SU PROP�SITO? Es nuestro Se�or Jesucristo. El verso comienza con Su humanidad; y, subiendo hacia arriba, se eleva a la altura de Su Divinidad. El profeta nos conduce a Bel�n y su establo, al desierto y su hambre, al pozo y su sed, al taller y su trabajo diario, al mar y su tormenta de medianoche, a Getseman� y su sudor sangriento, al Calvario y su muerte ignominiosa, y a lo largo de ese camino espinoso que se extend�a desde el pesebre hasta la cruz; porque al anunciar el nacimiento y la venida de este Hijo y Ni�o, incluy� en ese anuncio los nobles prop�sitos por los cuales �l naci�: Su obra, Sus sufrimientos, Su vida, Su muerte, todos los grandes fines por los cuales el Hijo fue dado. y naci� el Ni�o.

II. �POR QUI�N FUE DADO ESTE HIJO? Por su padre. El hombre tiene sus remedios, pero siempre est�n atrasados. La enfermedad es anterior a la cura. Pero antes de que llegara la ocasi�n, Dios estaba listo. La redenci�n se plane� en los concilios de la eternidad, y la derrota de Satan�s se asegur� antes de que ganara su primera victoria. El Hijo se dio a s� mismo, pero el Padre se lo dio; y no hay mayor error que considerar a Dios mirando la redenci�n como un mero espectador, aprobar el sacrificio y aplaudir al actor. El amor de Dios fue la ra�z, la muerte de Cristo el fruto.

III. �A QUI�N FUE DADO? Fue entregado "a nosotros". ( T. Guthrie, DD )

El advenimiento de Jes�s produce gozo

Una pobre ni�a de la calle enferm� una Navidad y la llevaron a un hospital. Mientras estaba all�, escuch� la historia de la venida de Jes�s al mundo para salvarnos. Todo era nuevo para ella, pero muy valioso. Ella pod�a apreciar a un Salvador tan maravilloso, y el conocimiento la hizo muy feliz mientras yac�a en su peque�o catre. Un d�a, la enfermera lleg� a la hora habitual, y �Little Broomstick� (ese era su nombre en la calle) la tom� de la mano y le susurr�: �Me lo estoy pasando realmente bien aqu�, �siempre tan buenos momentos! Supongamos que tendr� que irme de aqu� tan pronto como me recupere; pero me tomar� el buen rato, algo de eso, de todos modos.

�Sab�as sobre el nacimiento de Jes�s? " �S�, respondi� la enfermera, �lo s�. �Sh-sh-sh! No hables m�s ". "�Lo hiciste? Pens� que te ve�as como si no lo hicieras y te lo iba a decir ". "�Por qu�, c�mo me ve�a?" pregunt� la enfermera, olvid�ndose de sus propias �rdenes por curiosidad. �Oh, como la mayor�a de la gente, un poco triste. No deber�a pensar que alguna vez te ver�as triste si supieras que Jes�s naci� ". ( Testigo fiel. )

"El barrio alegre"

Parte de la ciudad de Florencia se llamaba "El Barrio Alegre". Fue a trav�s de un cuadro pintado por Cimbrie de Jes�s cuando era un beb� sentado sobre las rodillas de su madre. Cuando termin�, el gran pintor no hizo ning�n cargo para que la gente lo viera, sino que lo llev� a los barrios pobres, y por las calles lentamente, a la vista de toda la gente. Antes de esto, hab�an pensado en Jes�s como demasiado grandioso para amar. En esta imagen, se ve�a tan dulce y bueno que la gente se sorprendi� en agradecimiento y gozo. ( Revista dominical. )

Un hijo y un hermano

Una familia respetable se ve muy reducida en sus circunstancias; a la madre le resulta dif�cil hacer que la escasa provisi�n sea suficiente para sus peque�os hambrientos; sus ropas se vuelven m�s andrajosas; El abrigo ra�do del padre le hace cada vez menos posible obtener la situaci�n que merecen sus calificaciones. Pero un ni�o nace en ese hogar, muy diferente al resto de los ni�os: hermoso en rasgos, r�pido en inteligencia, atractivo, talentoso, espiritual.

A medida que crece, manifiesta poderes inusuales; distancia r�pidamente a sus competidores; pasa de la escuela primaria a la universidad y de all� a la universidad. Ahora empiezan a llegar noticias de su �xito, de su creciente fama, de sus premios, de la certeza de que se convertir� en un gran hombre; ya medida que llegan en cartas, rumores y peri�dicos, los ojos de la madre se iluminan; el padre ya no evade a los asociados de d�as anteriores; la casa se amuebla mejor y la mesa se extiende mejor; los otros ni�os est�n mejor vestidos, educados y adelantados en la vida; y la �nica explicaci�n alegre de todo esto se encuentra en las palabras: �Un ni�o nos ha nacido, un hijo nos es dado.

�Y a medida que pasen los a�os, mientras el dinero fluye como una marea dorada hacia el estudiante exitoso, ir� encontrando cada vez m�s su camino hacia la familia en el antiguo hogar; y cada miembro cosechar� el beneficio de la asociaci�n con su hijo y su hijo, todo lo que se necesita es demostrar una necesidad distinta y presentar un reclamo apropiado. �Qu� mina de riqueza se abrir�a en el consejo, la fuerza, los recursos, la influencia y la posici�n de ese amado y confiable hijo y hermano! Esto ilustrar� el pensamiento del profeta.

Como los jud�os oprimidos, gimiendo en sus hornos de ladrillos, se alegraron por Mois�s, dado para sacarlos de la casa de servidumbre; como Inglaterra, que sufr�a dolores de parto bajo las crueles exacciones de los daneses, se alegraba por nuestro gran Alfred; como los Pa�ses Bajos se alegraron cuando Guillermo el Silencioso se levant� para detener el sanguinario gobierno de Alva; As� como Italia se alegr� cuando su V�ctor Emmanuel derroc� el oscuro mal gobierno del Papado, as� podemos alegrarnos porque Dios se ha entregado a nosotros en Jes�s.

�Por qu� deber�an quejarse los hombres vivos? Concedido que Ad�n fue nuestro padre, el segundo Ad�n es el Hijo del Hombre. Si las l�grimas, el trabajo, el dolor y la muerte han venido de uno, la gloria, el honor y la inmortalidad son nuestros por el otro. Si somos hijos y, por tanto, hermanos menores del Hijo; si tenemos el derecho de llamar a Su Padre nuestro Padre, nos beneficiamos de nuestra asociaci�n con �l m�s que suficiente para compensarnos por nuestra asociaci�n con el jardinero que rob� el fruto de su Maestro en el jard�n del Para�so. Los cristianos no aprecian lo suficiente esta conexi�n ni aprovechan sus beneficios. ( FB Meyer, BA )

Y el gobierno estar� sobre su hombro

Cristo, el gobernador universal

I. JESUCRISTO TIENE EL GOBIERNO DEL CIELO. Despu�s de haber resucitado triunfalmente de entre los muertos, y el tiempo de su gloriosa ascensi�n al cielo estuvo cerca, dijo a sus disc�pulos: "Toda potestad me es dada en el cielo", es decir, que a �l, como misericordioso y glorioso Mediador entre nosotros los pecadores y Dios nuestro Soberano celestial, todo poder en el cielo fue dado. Y de ah� las siguientes grandes y llenas de gracia:

1. Jesucristo es la �nica persona que, principalmente y sobre todas las dem�s, tiene poder con Dios para nosotros. "Hay un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre".

2. �l es la �nica persona a trav�s de la cual podemos esperar obtener una entrada al cielo.

3. Tiene poder en el cielo para excluir, as� como para admitir, a quien quiera.

4. Tiene poder en el cielo para proporcionar mansiones para sus amigos.

5. Tiene poder en el cielo sobre todos los �ngeles; �l es su Se�or, a quien adoran y obedecen; �l es exaltado sobre todos los principados y potestades: los �ngeles son sus esp�ritus ministradores, a quienes env�a para ministrar por los que ser�n herederos de la salvaci�n ( Hebreos 1:6 ).

II. JESUCRISTO TIENE EL GOBIERNO DE LA TIERRA ( Mateo 28:18 ).

1. Tiene poder en la tierra para formar y establecer una Iglesia para gloria y alabanza de Dios.

2. Tiene poder en la tierra para mantener a Su Iglesia, a trav�s de la fe, hasta la salvaci�n final y completa.

3. Tiene poder en la tierra sobre los malvados.

III. JESUCRISTO TIENE EL GOBIERNO DEL INFIERNO. Satan�s, por tanto, y toda la hueste de esp�ritus malignos, est�n bajo Su mando; y por lo tanto, su malicia, su astucia y su poder, nunca prevalecer� para la ruina del m�s d�bil de Su reba�o. Conclusi�n&mdash

1. Y primero, inferimos: �Qu� persona m�s gloriosa es Jesucristo! Desafiando a todos Sus enemigos, �l es de quien el Padre declara: �Sin embargo, he puesto a mi Rey sobre mi santo monte de Sion� ( Salmo 2:6 ).

2. Cu�n dignos, seguros y felices deben ser los que tienen a Jesucristo como su Gobernador, a quien voluntariamente se entregan en toda humilde y afectuosa sumisi�n y obediencia.

3. El tremendo caso de los extra�os a Jesucristo y sin Dios en el mundo. ( E. Phillips. )

El gobierno sobre el hombro de Cristo

Como pueblo cuyos asuntos est�n arruinados, tiene gran necesidad de un gobernador activo y experto; as� que el gobierno de un pueblo as� es una gran carga. Un pueblo as� son pecadores perdidos, y con respecto a ellos estas palabras hablan, dos cosas:

1. La carga y el peso de hacerse cargo de la gesti�n de sus asuntos.

2. Jesucristo, la persona sobre quien recay� esta carga. Esto es parte de las buenas nuevas del Evangelio. ( T. Boston. )

El gobierno sobre el hombro de Cristo

I. LA OCASI�N DE LA INSTALACI�N DE ESTE PR�NCIPE Y GOBERNADOR. Era la absoluta necesidad de los pecadores.

1. Su primer pr�ncipe se hab�a ido, para no administrar m�s sus asuntos. Adam, su cabeza natural, manej� bastante mal el gobierno.

2. Quedaron confundidos, en manos del enemigo Satan�s.

3. Sus asuntos eran desesperados. Cuando toda la tierra no pod�a permitirse uno, el cielo les dio a los pecadores un Pr�ncipe, con hombros suficientes para la carga.

II. LA IMPORTACI�N DE ESTE PRINCIPADO Y GOBIERNO IMPOSICI�N A JESUCRISTO PARA BENEFICIO DE LA HUMANIDAD-PECADORES. Habla&mdash

1. Su relaci�n cercana con ellos.

2. Su eminencia entre ellos.

3. Su honorable oficio sobre ellos.

4. Su poder soberano y autoridad sobre ellos.

5. La carga del cuidado y deber que corresponde al cargo y puesto.

III. EL HONOR, EL PODER Y LA AUTORIDAD QUE PERTENECEN A ESTE PRINCIPADO Y GOBIERNO DE JESUCRISTO.

1. El poder legislativo le pertenece �nicamente a �l.

2. El supremo poder ejecutivo est� alojado en �l ( Juan 5:22 ).

3. El poder de otorgar remisiones, recibir en paz con el Cielo, perdonar e indemnizar a criminales y rebeldes ( Hechos 5:31 ).

4. Un dominio grande y vasto, que llega hasta la tierra, el cielo y el infierno, y el paso entre los dos mundos, es decir, la muerte ( Mateo 28:18 ; Apocalipsis 1:18 ). En su mano est� ...

(1) El reino de la gracia. �Y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia�.

(2) El reino de gloria ( Lucas 22:29 ).

(3) El reino de la providencia. �Y puso todas las cosas debajo de sus pies�.

IV. LA CARGA DE ESTE PRINCIPADO Y GOBIERNO IMPOSICI�N A CRISTO JES�S. Es siete veces mayor.

1. La carga de la compra del mismo.

2. La carga de una guerra con el diablo para recuperarlo.

3. La carga de someter a los pecadores.

4. La carga de su reconciliaci�n con el cielo.

5. La carga de su defensa y protecci�n.

6. La carga de su provisi�n en todo lo necesario para la vida y la piedad.

7. La carga de toda la administraci�n y conducta de ellos a trav�s del desierto, hasta que lleguen a la Cana�n celestial.

V. MEJORAR LA DOCTRINA.

1. Informaci�n.

(1) Jesucristo es el �nico Cabeza de Su Iglesia y supremo

Gobernador de la misma.

(2) Los intereses de la Iglesia y de cada creyente en particular ciertamente ser�n atendidos.

(3) Los creyentes tienen toda la raz�n para resignarse silenciosamente a la disposici�n Divina y vivir en la confianza de un asunto bendito, sean cuales sean las dificultades con las que tengan que lidiar, ya sea con respecto al caso de la Iglesia o de su propia facilidad privada. .

2. Exhortaci�n.

(1) Rec�belo como tu Pr�ncipe y Gobernador.

(a) Deje que su Esp�ritu sea su gu�a y l�der.

(b) Deja que Su Palabra sea tu regla.

(c) Deje que la Suya sea el punto determinante para usted.

Y rec�belo como gobernador,

(a) De sus corazones y esp�ritus. Deje que el coraz�n orgulloso sea inclinado a �l, deje que el coraz�n codicioso sea purificado por �l, y el coraz�n vano y necio sea llevado a encontrar el peso de Su terrible autoridad. Aunque Cristo no tiene el gobierno de tu coraz�n, no le has dado el trono.

(b) De vuestras lenguas.

(c) De su pr�ctica.

(2) Rec�belo como Pr�ncipe y Gobernador de tu suerte y condici�n en el mundo, entregando lo mismo a Su disposici�n.

(a) Si�ntete contento con el lote que te han hecho.

(b) Nunca te desv�es del camino de Dios para enmendar tu condici�n.

(c) En todos los cambios de su suerte, recon�zcalo como direcci�n y gu�a. T�malo como tu �nico gobernador; su Gobernador absoluto; su gobernador perpetuo. T�malo sin demora; t�malo de coraz�n y de buena gana.

3. Motivos.

(1) Considere lo excelente pr�ncipe y gobernador que es. Perfectamente justo en Su administraci�n; infinitamente sabio; m�s vigilante y cuidadoso; el m�s tierno de sus s�bditos y de todos sus intereses.

(2) Mientras no est�is bajo su gobierno, est�is bajo el gobierno de Satan�s.

(3) Jesucristo es su leg�timo Pr�ncipe y Gobernador.

(4) Si no se someten a �l, �l los tratar� como rebeldes, que han quebrantado su fe y lealtad a �l y han desechado el yugo de Su gobierno. ( T. Boston. )

La esperanza de israel

I. LA ESPERANZA DEL PUEBLO ELEGIDO CON RESPECTO A S� MISMOS Y SU RAZA CENTRADA EN UN NI�O. Como dato general, cu�ntas de las esperanzas y expectativas del mundo en todas las �pocas se han centrado en cunas. Los ni�os representan la esperanza de todas las generaciones.

II. Ahora bien, la paradoja de la fe jud�a consist�a en esto - QUE SE ENFOC� DE INMEDIATO EN UNA CUNA Y UN TRONO; un ni�o y un rey. De ah� que el nacimiento en el que se cumpli� esa antigua esperanza fue el nacimiento de un Rey. La pregunta de los sabios fue grandiosamente expresiva. Se centr� por igual en un Ni�o y un Rey. "�D�nde est� el que ha nacido Rey?"

1. En el centro mismo de la religi�n jud�a estaba la creencia en la realeza: un reino divino o una teocracia. Este gran hecho espiritual fue simbolizado por "la se�al visible externa" de la realeza humana. Pero todos los s�mbolos humanos son imperfectos. Sus reyes murieron como otros hombres. Pero su verdadero Rey no muri�. Trataron de hacer que el s�mbolo externo del gobierno fuera lo m�s completo posible; por tanto, adoptaron la realeza hereditaria.

El coraz�n humano, y en este caso el jud�o, est� impaciente por un interregno. Hay un sentimiento en el hombre de que el trono no debe estar vac�o en ning�n momento. Este sentimiento siempre tiende hacia el dominio hereditario. El profeta se�ala a un Rey al aumento de "cuyo gobierno y paz no tendr� fin". Es un reino que no conoce interregno. A diferencia de todos los dem�s reyes y personajes reales, que pronto mueren y mueren, �l vive para siempre.

2. Es tal rey que el pueblo jud�o anhelaba y buscaba. Por eso, cuando los magos vinieron con la pregunta: "�D�nde est� el Rey de los jud�os que ha nacido?" no solo conmovi� a Herodes, sino a toda Jerusal�n con �l. Los jud�os esperaban ansiosamente un rey que cargara sobre sus hombros la carga del gobierno perpetuo. Este anhelo de un rey es uno de los m�s profundos en el coraz�n de las naciones.

3. �Ay! que cuando vino, los hombres no lo reconocieron en el atuendo humilde que vest�a. Colocaron una cruz sobre el hombro que deb�a llevar la bandera del gobierno, y una corona de espinas sobre su frente real. Sin embargo, todo estaba bien, porque �qu� podr�a ser un mejor estandarte de Su realeza que la Cruz, ya que �l es "el reino y la paciencia de Jesucristo", y �l es un "Pr�ncipe y Salvador"?

4. Su frente sagrada tambi�n ten�a la �nica corona que el hombre pod�a colocar all� y �l aceptaba: una corona de espinas, s�mbolo tanto de nuestro pecado y miseria como de Su realeza que nos ha vencido por el poder de Su compasi�n, y convi�rtete en nuestro Rey por el derramamiento de Su sangre. �Qu� se convierte en la frente del Var�n de Dolores y Rey de la humanidad doliente como una corona de espinas? Nuestro Se�or exclam� alg�n tiempo antes de que llegara Su hora: "Tengo poder para dar Mi vida, y tengo poder para tomarla de nuevo". �l bas� su reclamo real en ese doble poder. Es desde Su Cruz que �l balancea Su cetro sobre nosotros.

5. La cuna predice la Cruz. Una vez que Dios se ha dignado tocar el pesebre y el pesebre, estamos preparados para verlo tocar la cruz y llevarla. No hay profundidad de condescendencia que �l no pueda sondear, ninguna altura de abnegaci�n que �l no alcance. La historia del amor divino es armoniosa en todas partes. No nos sorprende que el gran Dios, que se someti� a las m�s humildes condiciones del nacimiento humano, tambi�n, con el mismo esp�ritu, soportara la Cruz, despreciando la verg�enza.

6. Esta cuna tambi�n es prof�tica del Evangelio, en el que tanto lo d�bil y humano est� vinculado a lo fuerte y divino, a saber, la voz del hombre que pronuncia el mensaje de Dios, las formas y ordenanzas terrenales que transmiten energ�as celestiales, humanas. pa�ales que envuelven una vida Divina. ( D. Davies. )

El gobierno sobre el hombro de Cristo

I. Ofrecer�a algunos pensamientos sobre LA IGLESIA O REINO DE CRISTO EN EL MUNDO.

1. Por Iglesia entiendo al resto de la familia de Ad�n que, estando determinados a romper su pacto con el infierno y su acuerdo con la muerte, se unen a Cristo, como su Profeta, Sacerdote y Rey, ya sea en realidad o por un profesi�n visible y cre�ble de su fe en �l.

2. La Iglesia o reino de Cristo, durante la dispensaci�n del Antiguo Testamento, se limit� peculiarmente a la posteridad de Abraham, a la naci�n de los jud�os, con la excepci�n de unos pocos pros�litos gentiles; pero ahora, desde la venida de Cristo en la carne y Su resurrecci�n de entre los muertos, se extiende tambi�n a las naciones gentiles.

3. Todos los s�bditos del reino y gobierno de Cristo, fueron originalmente sacados de los territorios del infierno, siendo "hijos de ira, como los dem�s".

4. El gran motor por el cual Cristo levanta un reino para s� mismo en el mundo es la predicaci�n del evangelio eterno, acompa�ada del poder y la eficacia de su Esp�ritu.

5. La Iglesia y el reino de Cristo fundado y gobernado por �l, "en quien se esconden todos los tesoros de la sabidur�a y el conocimiento", no puede dejar de ser una de las sociedades mejor reguladas del mundo bajo Su gesti�n, cualesquiera que sean las irregularidades. ser hallado en ella a trav�s de las corrupciones de los hombres entremezcladas con las preocupaciones del reino. Todo lo necesario para regularizar cualquier reino o sociedad se encuentra en la Iglesia o reino de Cristo.

(1) Un reino bien constituido tiene sus leyes y tambi�n las tiene la Iglesia de Cristo. Y las leyes dadas por su Rey son todas �santas, justas y buenas�; y todos los verdaderos s�bditos del reino se deleitan en las leyes de su Rey, como la transcripci�n de la sabidur�a y la equidad infinitas.

(2) Un reino tiene sus oficios bajo su rey; y tambi�n la Iglesia de Cristo ( Efesios 4:11 ).

(3) Un reino tiene sus atrios, donde los s�bditos asisten para recibir la voluntad del rey y los beneficios de su administraci�n; y tambi�n la Iglesia.

(4) Un reino tiene su sello. As� que en el reino de Cristo, �l ha agregado dos sellos p�blicos a la carta de Su pacto de gracia, a saber, el bautismo y la Cena del Se�or.

(5) Un reino com�nmente tiene sus enemigos a los que enfrentarse, tanto extranjeros como intestinos; y tambi�n el reino de Cristo.

(6) Un reino tiene sus ej�rcitos y auxiliares; y tambi�n la Iglesia de Cristo, estando en confederaci�n con el Se�or de los ej�rcitos. Los ej�rcitos del cielo est�n listos para pelear su pelea.

(7) Un reino tiene sus fortificaciones y fortalezas; y tambi�n la Iglesia de Cristo.

II. Hablar�a un poco del GOBIERNO Y ADMINISTRACI�N DEL REINO.

1. Cristo mismo es el gran y glorioso Gobernador.

2. Todas las cosas en el cielo, la tierra y el infierno est�n bajo el poder de Cristo, para el gobierno m�s ventajoso de Su Iglesia ( Efesios 1:22 , Filipenses 2:9 ).

3. Cristo el Rey de Sion est� maravillosamente preparado por Su Padre para el gobierno y la administraci�n ( Isa�as 11:2 ).

4. El gobierno y la administraci�n de Cristo son maravillosos. El nombre del gobernador es maravilloso.

5. El gobierno y la administraci�n de Cristo en y alrededor de Su Iglesia y su pueblo son sumamente sabios. Mucho se importa en que se le llame el "Consejero".

6. Tambi�n irresistible. El gobernador es "el Dios fuerte", que cumplir� con sus designios.

7. Es sumamente tierno y compasivo; porque Su nombre es �El Padre Eterno� de quien fluyen las compasi�n.

8. El gobierno y la administraci�n de Cristo de Su Iglesia son muy pac�ficos; porque Su nombre es "El Pr�ncipe de Paz", y "del aumento de Su gobierno y de la paz no habr� fin".

9. Este gobierno es eterno.

III. Pregunte C�MO EL GOBIERNO DE LA IGLESIA EST� COMPROMETIDO CON CRISTO. El gobierno se coloca sobre el hombro de Cristo con una solemnidad triple.

1. La solemnidad de un decreto inalterable ( Salmo 2:6 ).

2. La solemnidad de un pacto negociado entre �l y Su Padre Eterno, cuando el concilio de paz estaba entre ambos.

3. La solemnidad de un juramento, ratificando la determinaci�n del consejo de paz en este asunto ( Salmo 89:3 ; Salmo 89:35 ).

IV. D� LAS RAZONES DE LA DOCTRINA. �Por qu� se pone el gobierno sobre su hombro?

1. Porque s�lo Su hombro pudo soportar el peso de la administraci�n y el gobierno de la Iglesia.

2. A fin de tener una mejor capacidad para lograr la salvaci�n de su pueblo y llevar a la gloria a muchos hijos e hijas. Por lo tanto, encontramos que su reino y su salvaci�n se unen con frecuencia; �T� eres mi Rey de anta�o, obrando la salvaci�n en medio de la tierra�; y Zacar�as 9:9 .

3. Que �l pueda �calmar al enemigo y al vengador�, que pueda resentirse por la pelea de Su Padre contra Satan�s, y que se hiera la cabeza por completo, por haber desfigurado y golpeado a Su imagen y la de Su Padre en nuestros primeros padres, y perturbando Su gobierno. , que hab�a establecido en inocencia.

4. Porque tiene un t�tulo justo sobre ella.

(1) Por nacimiento.

(2) Por compra.

(3) Por la promesa y los estatutos de Su Padre, otorgados a �l sobre la base de Su muerte y satisfacci�n ( Isa�as 53:12 ).

(4) Por conquista.

V. APLICACI�N.

1. Informaci�n.

(1) El maravilloso amor de Dios que �l siente por Su Iglesia al proporcionarles tal Gobernador y Gobernante.

(2) Qu� feliz gobierno y administraci�n est�n bajo los creyentes, a saber, el gobierno del Ni�o nacido, el Hijo que se nos ha dado, cuyo nombre es Maravilloso, etc.

(3) La miseria de un mundo inicuo e incr�dulo que no quiere que �l los gobierne.

(4) La nulidad de todos los actos, leyes y constituciones que no llevan el sello de Cristo y no son consistentes con las leyes y �rdenes que �l ha dejado para el gobierno de Su Iglesia.

(5) Corren un riesgo muy grave los que hacen da�o a sus siervos

(6) Tienen una tarea dif�cil de manejar quienes intentan empujarlo fuera de Su gobierno y tomarlo sobre sus propios hombros.

(7) Todas las probabilidades estar�n igualadas, y Cristo traer� tribulaci�n a aquellos que molestan, afligen y acosan a su pobre pueblo en sus derechos y privilegios espirituales.

2. Consolaci�n al pobre pueblo de Dios; particularmente a aquellos que se ven privados de sus libertades y privilegios como cristianos,

(1) Tu Dios no se presenta como un espectador despreocupado.

(2) Dios ha fundado a Sion.

(3) El que tiene el gobierno sobre Su hombro, gobierna en medio de Sus enemigos, y tiene tanto del acto de gobierno que �l puede sacar el bien del mal y lo har�.

(4) Las dispensaciones m�s oscuras hacia la Iglesia y el pueblo de Dios se encuentran en el caso de haber estado pre�adas de amor y misericordia.

(5) Aquel sobre cuyos hombros se ha puesto el gobierno tiene poder para proporcionaros ministros honestos. ( E. Erskine. )

Cristo, el "pariente" de la raza

El Rey debe ser el Hijo del Hombre. La verdadera ra�z del rey y la reina es "parientes". El rey no es el hombre "capaz" sino el "pariente" de la raza. Todas nuestras ideas fundamentales, sociales y pol�ticas tienen su ra�z en el hogar patriarcal, como han establecido las investigaciones de Sir H. Maine y otros eruditos capaces; y en el rey toda la "familia" est� representada "A nosotros nos ha nacido un Ni�o, un Hijo nos es dado". El Rey que gobierna con justicia, poderoso para salvar, es el Hijo del Hombre, el Divino Pariente de nuestra raza. ( JB Brown, BA )

Jesucristo el Rey de toda la creaci�n

I. CRISTO EL REY DE TODAS LAS COSAS GRANDE. No hay nada tan grande como estar por encima del gobierno de Jes�s. Las cosas grandes pertenecen a cada una de las dos grandes provincias en las que se divide el universo, a saber, la provincia de la materia y la provincia de la mente; sin embargo, Cristo es el Rey de todos.

1. Grandeza en la creaci�n f�sica. La tierra es muy grande, como contamos con la grandeza. El sol es m�s grande que la tierra, y muchas estrellas que aparecen solo como un punto brillante de diamante, son m�s grandes que el sol; sin embargo, Jes�s hace brotar la tierra, ordena al sol que brille y mueve las estrellas en silenciosa armon�a. . Jes�s puede gobernar el mar. Sus olas suben y bajan seg�n su voluntad; y cuando saltan, entonces, en medio del rugido de la tempestad y los gritos de los hombres pidiendo ayuda, la suave voz de Jes�s dice: �La paz est� quieta, y los vientos y las olas le obedecen, porque hay una gran calma. El gobierno est� sobre su hombro �.

2. La grandeza de la muerte. De todas las fuerzas de la naturaleza, ninguna es m�s temida que la muerte. Incluso la muerte est� en manos de Jes�s; nunca llega sin pedirle permiso, y en todos los casos �l podr�a prohibir su llegada, y sin duda lo prohibir�a, si eso fuera lo mejor, porque �l tiene las llaves de la muerte y del Hades.

3. Grandeza en el mundo espiritual. Las fuerzas materiales, sin embargo, forman una parte insignificante de las fuerzas de la creaci�n. Hay un mundo de esp�ritu dentro, as� como por encima y m�s all� del mundo de la materia y, sin embargo, de este mundo de materia m�s cercano sabemos muy poco. El mundo de los esp�ritus est� bajo el gobierno de Jes�s; �l es su �nico Rey; Su palabra es su �nica ley; Su presencia es su �nica dicha. Revela a los ojos de la fe el hogar del cielo. �l trae "la vida y la inmortalidad a la luz".

4. Grandeza en el gobierno moral. Dios ha prometido para nosotros - y por lo tanto ha garantizado - resultados que nunca pueden ser efectuados por una mera fuerza, aunque esa fuerza deber�a ser incluso infinita. La dificultad en el gobierno de los seres morales por parte del Salvador radica aqu�: que �l ha garantizado y predicho los problemas finales de ese gobierno; que �l ha previsto el curso de la vida que seguir� todo agente moral, aunque en muchos puntos la vida es independiente de todas las fuerzas externas. Ni la Escritura ni la raz�n pueden explicar la dificultad, pero es agradable pensar en mi texto: �El gobierno estar� sobre Su hombro, - porque Jes�s es "Reyes de reyes y Se�or de se�ores".

II. CRISTO EL REY DE TODAS LAS COSAS PEQUE�AS. No hay nada tan peque�o como escapar a la atenci�n de Jes�s. Cuando estuvo en la tierra, observ� tanto a los pobres como a los ricos, y elogi� a cada uno seg�n su fidelidad. No piense que el Salvador lo ha olvidado, o que se pasa por alto su trabajo o sufrimiento porque es pobre, oscuro y d�bil y, por lo tanto, los hombres lo olvidan y lo pasan por alto. Lo que los hombres desprecian por ignorancia puede ser m�s apreciado en otra forma.

El holl�n sucio y el diamante brillante est�n hechos del mismo material. El Salvador no solo ve lo que somos, sino lo que podemos llegar a ser, y como la fidelidad es el elemento m�s elevado del valor moral, estima el valor de los hombres, no por lo que hacen, sino por su fidelidad, por la proporci�n que existe entre su poder y su desempe�o. La oraci�n ceceante de un ni�o peque�o puede, por tanto, ser de mayor valor en la estimaci�n de Dios, que el canto m�s alto que jam�s haya surgido del coraz�n de un �ngel.

III. CRISTO EL REY DE TODAS LAS COSAS BUENAS. No hay nada tan bueno que pueda existir sin el gobierno de Jes�s. El d�a no depende m�s del sol, la lluvia sobre las nubes, el arroyo sobre la fuente, que la felicidad depende de Cristo.

IV. CRISTO EL REY CONTROLANDO EL MAL. No hay nada tan malo, pero Jes�s puede convertirlo en el medio del bien. En todo lo que sufrimos, as� como en todo lo que disfrutamos; en la noche oscura y l�gubre de la angustia, as� como en el d�a brillante de una vida pr�spera, es igualmente cierto que Jesucristo es el Rey de todo. ( Evan Lewis, BA )

Cristo gobernante de nuestra vida

A quince millas de Sandy Hook, el piloto sube a bordo del vapor ingl�s para navegar hasta el puerto de Nueva York. Recuerdo que subi� a bordo, la �ltima vez que hice el pasaje. El gran vapor redujo la velocidad y, al mirar hacia abajo desde la cubierta hacia la noche oscura, pudimos ver una linterna en la superficie del oc�ano, donde estaba su bote. En ese momento emergi� de la oscura oscuridad y lleg� a la cubierta.

A partir de ese momento las inquietudes del capit�n hab�an cesado y podr�a refrescarse en un sue�o profundo y prolongado. Entonces, cuando Cristo est� a bordo de nuestra vida, el gobierno est� sobre Sus hombros, y el aumento de Su gobierno y de nuestra paz no tiene fin. ( FBMeyer, BA )

Y su nombre se llamar� Maravilloso

El nombre del Mes�as

Como Jacob confiri� la primogenitura y la bendici�n de su raza a los hijos de Jos� al decir: �Se les ponga mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac� ( G�nesis 43:16 ); o cuando se advirti� a los hijos de Israel en el desierto que obedecieran al �ngel que iba delante de ellos, porque �el nombre de Jehov� estaba en �l�; as� el nombre de Dios, maravilloso en consejo, poderoso en obras, el Padre de sus padres y de sus hijos por mil generaciones, el Eterno Defensor de su raza y su naci�n y de su prosperidad y paz, ser� nombrado, est�, este Salvador ungido, sobre cuyo hombro descansar� el gobierno. ( Sir E. Strachey, Bart. )

El pr�ncipe de los cuatro nombres

Consejero maravilloso; Dios-h�roe; Padre eterno; Pr�ncipe de la Paz. ( Prof. GA Smith, DD )

El nombre de Cristo sobre todo nombre

I. �QUI�N LE LLAMA POR ESTE NOMBRE?

1. Su Padre ( Filipenses 2:9 ).

2. Todo Su pueblo, volando hacia �l, en su primera creencia, como tal, y dependiendo de �l a lo largo de su vida como tal.

II. �C�MO SE LE LLAMA CON ESTE NOMBRE IMPORTA?

1. Que �l realmente es lo que lleva este nombre.

2. C�mo se le llama se encuentra en la experiencia de los santos.

III. SOLICITUD. Estudien el nombre de Cristo, representado en la Palabra, para que sus almas se enamoren de �l. ( T. Boston. )

Nombres de Dios

Los nombres de Dios siempre significan car�cter. Siempre son revelaciones. Nos dicen qu� es la persona o qu� hace. ( Sra. HW Smith. )

��Ah! ese es el nombre! "

Algunos hind�es que hab�an le�do tratados cristianos viajaron un largo camino para escuchar m�s acerca de Jes�s de un misionero. Tan pronto como mencion� el nombre de Jes�s, todos exclamaron: ��Ah! ese es el nombre! " ( Puertas de la imaginer�a ) .

El nombre de Cristo Maravilloso

Nuestro Se�or Cristo est� m�s all� de la comprensi�n de la criatura. Para que se convierta en la primera s�laba de su nombre, para que los hombres sepan que todo lo que sepan de sus excelencias, todav�a hay m�s detr�s; y aunque puedan comprender, no pueden comprender lo que �l es. Preguntar� ...

I. BAJO QU� NOCI�N CRISTO SE LLEVA A CABO COMO UN MILAGRO, una persona milagrosa.

1. No con respecto a que �l fuera un hacedor de milagros. Es �l mismo, y no Su obra, lo que aqu� se llama milagro.

2. Ni con respecto a Su naturaleza Divina simplemente.

3. Ni con respecto a su naturaleza humana simplemente.

4. Cristo se presenta como un personaje milagroso como Dios-hombre en una sola persona.

II. �CU�L ES LA IMPORTANCIA DE CRISTO COMO DIOS-HOMBRE SIENDO Y APARECIENDO UN MILAGRO, EL M�S MARAVILLOSO?

1. La excelencia de Su persona como Dios-hombre.

2. La plenitud de las excelencias en �l, nuestro Redentor encarnado. Algunos sobresalen en una cosa, otros en otra, pero ninguno m�s que Cristo en todo ( Colosenses 1:19 ).

3. Lo poco com�n y singular de Sus excelencias. Toda excelencia en Cristo est� m�s all� de la excelencia en otro.

4. La absoluta incomparableidad de Su persona, por excelencia y gloria.

5. El resplandor de sus excelencias, apto para atraer todas las miradas hacia �l.

(1) Los ojos de su Padre est�n fijos en �l, como objeto de su benepl�cito ( Mateo 3:17 ).

(2) Los ojos de los �ngeles son atra�dos hacia �l, como una vista maravillosa ( 1 Pedro 1:12 ).

(3) Los ojos de todos los santos se posan en �l, como objeto de su admiraci�n y afecto.

6. La incomprensibilidad de �l para cualquier criatura.

III. �EN QU� RESPETOS ES NUESTRO ENCARNADO REDENTOR UN MILAGROSO? El es maravilloso&mdash

1. En su persona y naturalezas.

2. En Sus perfecciones y calificaciones.

3. A lo largo de Su duraci�n. Algunos son maravillosos en una parte de su vida, otros en otra; pero �l es un milagro durante toda Su duraci�n.

(1) En Su eterna generaci�n del Padre.

(2) En Su nacimiento.

(3) En Su vida; un beb� maravilloso; un ni�o maravilloso; un joven maravilloso, etc.

(4) En Su muerte; traicionado por uno de los suyos; abandonado por todos ellos, absuelto por su juez como inocente, pero condenado a la muerte m�s cruel. �Maravilla asombrosa! Dios muriendo en la naturaleza del hombre; el amado Hijo de Dios colgado de una cruz.

(5) En su entierro. El Se�or de la vida yac�a muerto en una tumba; el Jes�s sin mancha haciendo Su tumba con los imp�os; el gran Libertador de la muerte llevado prisionero a sus regiones oscuras, �es una maravilla que puede mantenernos admirados para siempre!

(6) En Su resurrecci�n.

(7) En su ascensi�n al cielo.

(8) En su asiento a la diestra de Dios.

(9) En su venida de nuevo para juzgar al mundo.

(10) En Su continuar por siempre siendo el eterno baudio de uni�n y medio de comuni�n, entre Dios y los santos ( Apocalipsis 7:17 ; Apocalipsis 21:23 ).

4. En sus oficinas.

(1) Prof�tico. El Esp�ritu vino a veces sobre los profetas, pero repos� sobre �l. Ten�an su conocimiento previo de eventos futuros de segunda mano; pero tiene el privilegio de mirar con sus propios ojos el libro sellado.

(2) Sacerdotal. Es Sacerdote, Altar y Sacrificio, todo en uno. Todos los sacrificios antes de los suyos no eran m�s que como caligraf�as para reconocer la deuda del pecado, pero no pod�an pagar ninguno. Su sacrificio fue verdaderamente expiatorio.

(3) Real. El Rey de Sion es m�s maravilloso en Sus victorias, rescatando a los hombres del poder del diablo, sometiendo sus corazones a �l y conquistando sus voluntades; en Su defensa de Sus s�bditos del diablo, el mundo, las concupiscencias, los ce�os fruncidos y las lisonjas del mundo; en arruinar totalmente a sus enemigos y completar la felicidad de sus amigos. El reino de Cristo es el reino m�s antiguo; el reino m�s extenso, que abarca tanto el cielo como la tierra. Nunca un reino tuvo tantos enemigos y tan poderoso; sin embargo, ha resistido todas las edades, y permanecer� por los siglos de los siglos, sin fin.

5. En sus relaciones.

(1) Est� casi relacionado con la casa del cielo, por lo que tiene la relaci�n m�s alta posible. Los �ngeles son los sirvientes de la casa del cielo; pero Cristo es el Hijo de esa casa ( Hebreos 1:5 ).

(2) Est� casi relacionado con la casa de Ad�n. �l es la rama superior de ella ( Lucas 3:38 ). Tiene una relaci�n com�n con todos ellos: el Salvador del mundo. Tiene una relaci�n m�s cercana con los creyentes: hermano, cabeza, etc.

(3) Es el centro de uni�n de los dos ( Juan 17:23 ). El Hijo de Dios uni� nuestra naturaleza consigo mismo, y as� une las dos casas, haciendo la paz a trav�s del cuerpo de Su carne.

6. En su amor ( Efesios 3:19 ). Considerar&mdash

(1) El tema de la misma: la fiesta que nos ama. Que alguna vez haya habido un ojo de amor arrojado desde el cielo sobre nosotros, no entre los cortesanos, sino desde el trono, el Rey mismo, es maravilloso.

(2) Los objetos de la misma. Hombres pecadores.

(3) El efecto, la fuerza y ??la energ�a de este amor. Es absolutamente inigualable.

(4) Las cualidades de la misma. Gratis; soberano; prevenir; tierno; inmutable eterno.

IV. SOLICITUD.

1. Informaci�n.

(1) La grandeza del amor del Padre al darnos a uno tan maravilloso para nuestro Pr�ncipe.

(2) La razonabilidad del amor superlativo del creyente por Cristo.

(3) La razonabilidad del Evangelio exige que todos reciban y se sometan a Cristo como su Pr�ncipe y Gobernador. Su trascendente excelencia le da derecho al principado y al gobierno sobre los hijos de los hombres. Su m�rito requiere nuestra absoluta resignaci�n a �l. �l es la elecci�n del Padre, y al hacer esa elecci�n, ha actuado como �l mismo, habiendo elegido para nosotros a este personaje tan maravilloso.

(4) El terrible pecado y peligro de menospreciar a Cristo. Cuanto m�s maravilloso y excelente sea �l, m�s profunda ser� la culpa de rechazarlo; cuanto m�s profunda sea la culpa, m�s terrible ser� la venganza por rechazarlo ( Hebreos 2:3 ).

2. Exhortaci�n.

(1) Haz que �l sea la elecci�n de tu alma.

(2) Participe con todo de �l - su lujuria e �dolos; Renuncia al diablo, al mundo y a la carne, descansando en Cristo por todos, por el tiempo y la eternidad.

(3) Mora en la contemplaci�n de Sus incomparables excelencias. Deja que la sustancia de tu religi�n sea amarlo, admirarlo, ser absorbido por su amor. ( T. Boston. )

�Qui�n fue Jesucristo?

�sta es una cuesti�n a la que ning�n hombre se atreve a ser indiferente salvo a riesgo de su alma. El gran ministro unitario, WE Channing, dijo: "El amor a Jesucristo depende muy poco de nuestra concepci�n de Su rango en la escala del ser". Creo que ese comentario est� profundamente equivocado. De nuestra visi�n de la Persona de Cristo depende no solo nuestro amor por Cristo, sino tambi�n nuestra concepci�n del cristianismo. Cristo es el cristianismo, y sin una visi�n clara de su car�cter y persona, nuestra religi�n y nuestra moral, debe ser vago, inestable, como una casa construida sobre la arena. Considerar&mdash

I. SU SABIDUR�A COMO PROFESOR.

1. Su originalidad. �l nunca fue a la universidad. No ten�a tutores eruditos que le instruyeran. Sin embargo, a la temprana edad de treinta a�os, ense�� al mundo las verdades m�s sublimes que el hombre jam�s haya escuchado. No pertenec�a a ninguna de las sectas de su �poca. No ten�a grandes amigos intelectuales de quienes pudiera obtener destellos de pensamientos sugerentes. Desde las profundidades de la oscuridad mental y social, sali� a proclamar un reino mundial, y hoy, en las naciones m�s cultivadas, Cristo ocupa el primer lugar del mundo.

No ense�� con m�todos humanos. Todos los dem�s han tenido que demostrar las palabras que dijeron. Cristo pronunci� verdades simple y directamente, y sus oyentes vieron que no hab�a nada que contradecirlo. No especul� sobre Dios. Simplemente revel� al Padre, y los hombres sintieron que Sus palabras eran verdaderas. Otros hab�an ense�ado la virtud antes de Cristo. �Pero cu�n diferente fue su ense�anza! Note especialmente el trato de Cristo con los pobres. Cristo fue el primer fil�sofo del pobre. Y ahora, despu�s de dieciocho siglos de fatigosas luchas y luchas, apenas estamos comenzando a ver la sabidur�a trascendente de tal curso de acci�n.

2. Su audacia en la ense�anza. Su misi�n fue mundial. Sin haber visto nunca un mapa de esta tierra, sale de la carpinter�a para inaugurar un reino m�s extenso que el dominio de Alejandro, m�s duradero que el firmamento mismo. Y la historia est� mostrando su �xito. Fue el reformador m�s grande que jam�s haya existido. Pero nunca puso en marcha teor�as descabelladas sobre hechos que pudieran causar estragos.

�l estableci� esos principios de amor, de hacer a los dem�s como quisi�ramos que nos hicieran a nosotros, de rectitud, pureza, verdad y justicia, lo mismo para ricos y pobres, esos principios que son los �nicos que pueden curar las heridas de la sociedad en el mundo. futuro como solo ellos los han sanado en el pasado. Observe tambi�n la tranquilidad de Jes�s, en todas las circunstancias. Siempre estaba tranquilo, porque sab�a que a la larga lo lograr�a.

3. La coherencia de Su vida con Su doctrina. Predicar un nivel bajo de moralidad y cumplirlo es f�cil. Pero el est�ndar de Cristo es el m�s alto. Sin embargo, estuvo a la altura. Todos los dem�s profesores confiesan sus defectos. Cristo nunca lo hace. Observe tambi�n la armon�a de su car�cter. Todas las virtudes se unen en �l, y ninguna en exceso. �No es maravilloso su nombre?

II. SU INOCENCIA Y PECADURA. Lo m�s maravilloso es Su car�cter a este respecto. Toda nuestra bondad comienza con el arrepentimiento. No tan Suyo. �l nos presenta la forma m�s elevada de moralidad: "Sed, pues, vosotros perfectos". Pero nunca insin�a que tenga necesidad de arrepentimiento por sus defectos. Adem�s, Jes�s afirma no tener pecado, aunque est� lleno de sinceridad y mansedumbre. Ahora bien, ning�n hombre podr�a fingir la perfecta santidad.

Ning�n hombre defectuoso podr�a pretender ser impecable sin mostrar pronto faltas que lo cubrir�an de burla. �Piedad sin una pizca de arrepentimiento, sin confesi�n de pecado, sin una l�grima! Que cualquier hombre pruebe ese tipo de piedad, y ver� cu�n pronto su supuesta justicia parecer� una presunci�n m�s descarada. Cuando pensamos en su impecabilidad, debemos decir: "Maravilloso es su nombre".

III. SU INFLUENCIA SOBRE OTROS HOMBRES.

1. Su influencia como Maestro es maravillosa. Vemos en la �tica mucho m�s que S�crates. Vemos m�s en teolog�a que Lutero. Los matem�ticos han ido mucho m�s all� de Euclides. Nuestros hijos ver�n m�s lejos que nosotros. Pero han pasado dieciocho siglos desde que el sol de la humanidad se elev� a su cenit en Jesucristo; y �qu� hombre, o qu� grupo de hombres, ha dominado Su pensamiento y ha llegado a Sus ense�anzas, y mucho menos se ha adelantado a �l?

2. Observe el cambio total en la vida moral de quienes han aceptado a este Maestro. Y Su influencia vino de �l mismo. No fue apoyado por la autoridad de los rabinos. Estaba en oposici�n a todos los prejuicios religiosos de su �poca. De una naci�n sumamente sectaria, �l era muy poco sectario, proponiendo fundar un reino universal que abarcara a todas las naciones, una religi�n para toda la tierra.

3. La influencia de Su Iglesia. Se han cometido fechor�as viles en nombre de Su Iglesia. Pero la verdadera Iglesia nunca hizo estas cosas, y su influencia ha sido de lo m�s hermosa. El mundo nunca ha sido el mismo desde que los santos pasos de Jes�s pisaron el suelo de Palestina y sus sagradas l�grimas rociaron el monte de los Olivos. El hospital es una invenci�n de la filantrop�a cristiana. La degradaci�n de la mujer, de la que estaba colmado el mundo pagano, ha sido cambiada por un puesto de peculiar honor.

El sensualismo que el paganismo confundi� con el amor ha sido puesto bajo la prohibici�n del verdadero sentimiento cristiano, y el respeto caballeresco que todos los hombres buenos tienen por las mujeres puras, y la poes�a del amor santo, provienen de las ense�anzas de Jes�s y sus ap�stoles. El viejo y universal sentimiento de amarga hostilidad entre razas y naciones es denunciado en los t�rminos m�s severos y ha sido en gran parte atenuado por el cristianismo.

Mire de nuevo el entusiasmo que este maravilloso Maestro infundi� en los primeros cristianos. Jesucristo mismo es un milagro m�s grande que la resurrecci�n de L�zaro de entre los muertos. Todav�a no hemos asumido la verdad de Sus milagros. Sin embargo, �no es in�til negarlos? �C�mo podemos separar a Cristo de sus milagros? Y este Divino Jes�s, cuyo nombre es Maravilloso, quien ha sido el sost�n de nuestros padres en los d�as de anta�o, todav�a est� con nosotros. Necesitamos este Ser maravilloso en la lucha del deber cristiano. ( FW Aveling, MA, B. Sc. )

Cristo maravilloso en sus victorias

1. Sobre las fuerzas de la naturaleza.

(1) El mar es un sepulcro de cristal. Se trag� a Centroam�rica, al presidente ya la Armada espa�ola con la misma facilidad que cualquier mosca que haya flotado sobre �l. Los lagos del interior son igualmente terribles en su ira. Viajeros recientes nos dicen que Galilea, cuando se despierta en una tormenta, es abrumadora. Y, sin embargo, ese mar se agach� en Su presencia y lami� Sus pies. Conoc�a todas las olas y el viento. Cuando hizo se�as, vinieron. Cuando frunci� el ce�o, huyeron. El tal�n de Su pie no hizo mella en el agua solidificada.

(2) La ciencia m�dica ha producido grandes cambios en miembros reum�ticos y sangre enferma; pero cuando los m�sculos est�n completamente marchitos, ning�n poder humano puede restaurarlos; y cuando una extremidad muere una vez, est� muerta. Pero aqu� hay un paral�tico: su mano sin vida. Cristo le dice: "Extiende tu mano"; y lo extiende. En la enfermer�a de ojos, �cu�ntas enfermedades de ese delicado �rgano se han curado! Pero Jes�s le dice a un ciego de nacimiento: "��brete!" y la luz del cielo se precipita a trav�s de puertas que nunca antes se han abierto,

(3) La escarcha o un hacha pueden matar un �rbol: pero Jes�s hiere a uno muerto con una palabra.

(4) La qu�mica puede hacer muchas cosas maravillosas; pero, �qu� qu�mico, en una boda cuando se acab� el refresco, podr�a cambiar un balde de agua en un barril de vino?

(5) �Qu� voz humana podr�a dominar un banco de peces? Sin embargo, aqu� hay una voz que ordena a las tribus escamosas, hasta que, en el lugar donde soltaron la red y la sacaron sin peces, la bajaron de nuevo, y los disc�pulos se agarraron y comenzaron a tirar, cuando , debido a la multitud de peces, la red se rompi�.

2. Contempla Su victoria sobre la tumba. Aqu� viene el Conquistador de la muerte. Entra en ese reino y dice: "�Hija de Jairo, si�ntate!" y ella se sent�. A L�zaro: "�Sal fuera!" y sali�. Al hijo de la viuda le dijo: "�Lev�ntate de ese f�retro!" y se va a casa con su madre. Entonces Jes�s tom� las llaves de la muerte, las colg� de su cinto y grit�, hasta que todos los cementerios de la tierra lo oyeron: ��Oh muerte, yo ser� tus plagas! �Oh sepulcro, yo ser� tu destrucci�n! "

3. Pero las victorias de Cristo apenas han comenzado. El mundo es suyo y debe tenerlo. ( T. De W. Talmage, DD )

El maravilloso nombre

I. JESUCRISTO ES EL SER M�S MARAVILLOSO QUE HAYA VISTO ESTE MUNDO.

1. Por el n�mero y el car�cter de las profec�as que anuncian Su advenimiento y misi�n.

2. Por lo que dijo de s� mismo. Declar� claramente que exist�a antes de nacer. "Antes que Abraham fuera, yo soy". Ahora bien, en el asunto del nacimiento natural, el hombre carece por completo de elecci�n o control, ni se le consulta sobre su venida, ya sea ahora o en el futuro, en este lugar o en aquel. Pero Jesucristo declar� que ten�a perfecto control en todos estos asuntos, control en la llegada y control en la salida: �Nadie me quita la vida.

Tengo poder para dejarlo y tengo poder para volver a tomarlo ". De hecho, dijo que era Dios. Invit� a todos a venir a �l para pedirle perd�n y vida eterna, y declar� que, si no ven�an, todos morir�an en sus pecados. Dijo que ten�a poder para llamar en Su ayuda a "doce legiones de �ngeles", quienes con mucho gusto le ofrecer�an protecci�n celestial, si fuera necesario.

3. Por lo que hizo. Su vida estuvo llena de actos de simpat�a y benevolencia abnegada. Asumi� y ejerci� un control perfecto, tanto en el mundo f�sico como en el moral.

4. Por lo que �l era. �Grande es el misterio de la piedad; Dios manifestado en carne ". Omnipotencia vestida de fragilidad.

II. JESUCRISTO ES EL SER M�S MARAVILLOSO DEL CIELO. No es que sea un intruso o un reci�n llegado. �l estaba en casa en el cielo, y habit� en medio de la gloria subestimada de Su Deidad antes de que el hombre o el �ngel fueran creados. �l es el Ser m�s "maravilloso" en el cielo debido a:

1. Su historia. Tiene una historia de honor y gloria en el cielo, y una historia de dolor y sufrimiento indescriptibles en la tierra.

2. Su relaci�n. Aparece en el cielo en la relaci�n �nica de Hermano y Redentor de nuestra raza e Hijo de Dios.

3. Su obra. A trav�s de los glorificados labios humanos de Jesucristo, ahora se pronuncian los mandatos divinos para el control del universo. Los pies que una vez fueron clavados en la cruz ahora descansan sobre el trono. A trav�s de la Persona y la obra de este maravilloso Ser, la humanidad redimida se eleva a la misma Persona y trono de la Deidad. ( T. Kelly. )

Cristo maravilloso en el magnetismo de su persona

Despu�s de la batalla de Antietam, cuando un general cabalgaba a lo largo de las l�neas, aunque los soldados yac�an exhaustos, se levantaron con gran entusiasmo y se enorgullecieron. Cuando Napole�n regres� de su cautiverio, su primer paso en el muelle sacudi� todos los reinos, y doscientos cincuenta mil hombres se unieron a su estandarte. Fueron necesarios tres mil soldados para vigilarlo en su exilio. As� que ha habido hombres de maravilloso magnetismo personal. Pero esc�chame mientras te hablo de un pobre joven que vino de Nazaret para producir una emoci�n como nunca la ha emocionado ning�n otro. ( T. De W. Talmage, DD )

El nacimiento de lo "maravilloso"

La Navidad marca el momento del nacimiento del incomparable Cristo. �En qu� sentido fue maravilloso!

I. MARAVILLOSO EN CAR�CTER.

II. MARAVILLOSO EN SU ENSE�ANZA.

III. MARAVILLOSO EN CUANTO A SU MISI�N. ( BP Grenoble. )

Sin extravagancia en Cristo

Nadie puede apreciar en absoluto la plenitud maravillosa de Cristo si no considera su libertad de lo meramente maravilloso. �No ha tenido siempre el elemento de asombro en la historia de la humanidad como inconveniente y ruina la tendencia a la extravagancia? No puede mantenerse dentro de los l�mites. Su enfermedad es la antinaturalidad, la exageraci�n, lo grotesco. Apila maravilla sobre maravilla, ultrajando todo sentido de la proporci�n. Desaf�a todos los sentimientos de lo rid�culo.

Se deleita en pisotear el entendimiento y encuentra m�rito y satisfacci�n en recibir lo monstruoso y contradictorio. �No es �sta la caracter�stica de todas las mitolog�as, y no menos importante de la historia de Buda, a quien algunos se han atrevido a mencionar junto con Cristo? La maravilla de Cristo no es maravillosa. No es algo para asombrar. Tiene un significado y un prop�sito antes y por encima de �l.

La suya no es la maravilla de la aurora boreal, sino de la aurora oriental, el amanecer.No es la maravilla de un monumento arquitect�nico destinado a exhibir los recursos del arte y la riqueza, sino la arquitectura de un templo en el que habitan Dios y el hombre. Lo suyo no es la maravilla de un �rbol gigantesco, sino del �rbol de la vida que produce medicinas y alimentos; no el esplendor de una vasta esfera de fuego, sino del sol que irradia vida a los mundos. No hay parte de la maravilla de Cristo que no sirva para un gran fin y ocupe un lugar distinto y necesario. ( J. Leckie, DD )

Su nombre - Maravilloso

I. Cristo ser� llamado Maravilloso POR LO QUE FUE EN EL PASADO.

1. Considere Su existencia eterna, "engendrado de Su Padre desde antes de todos los mundos", siendo de la misma sustancia con Su Padre; engendrado, no hecho, co-igual, co-eterno, en cada atributo, "verdadero Dios de verdadero Dios".

2. Considere, nuevamente, la encarnaci�n de Cristo, y con raz�n dir� que Su nombre merece ser llamado Maravilloso.

3. Siga el curso del Salvador, y hasta el final �l es maravilloso.

4. Cristo es extraordinariamente maravilloso.

5. No es una maravilla de nueve d�as. �l es y siempre ser� maravilloso. Es absolutamente maravilloso.

6. �l es universalmente asombrado.

II. Es Maravilloso POR LO QUE ES EN EL PRESENTE.

III. Su nombre se llamar� Maravilloso EN EL FUTURO. Como juez. ( CHSpurgeon. )

Consejero

Cristo el Consejero

Esta s�laba de Su nombre se refiere a Su singular capacidad para manejar los asuntos. Otros pr�ncipes deben tener sus consejeros, por cuyo consejo pueden actuar; pero �l mismo es, y se muestra a s� mismo, Consejero, un or�culo de gobierno, un Pr�ncipe en cuyo propio pecho est� el or�culo para el correcto manejo de todas las cosas relacionadas con Su dominio.

I. �EN QU� RESPECTO ES CRISTO CONSEJERO?

1. Es del consejo secreto de los cielos ( Zacar�as 6:13 ). Es miembro del consejo de gabinete del cielo, en el que no se admite el �ngel m�s favorito. No hay nada negociado all�, ni ha sido desde la eternidad, excepto lo que �l conoce ( Juan 5:20 ). Con su Padre y el Esp�ritu es del concilio.

2. �l es el or�culo del consejo para la tierra ( Juan 1:18 ; Mateo 11:27 ).

(1) Es el Consejero del mundo de los hombres.

(a) Con respecto al cargo.

(b) De capacidad ( Colosenses 2:3 ).

(2) Es el Consejero de la Iglesia visible.

(a) Consulta su inter�s, para su protecci�n y preservaci�n en el mundo.

(b) �l todav�a la est� aconsejando activamente por Su Palabra.

(3) �l es el Consejero de la Iglesia invisible y de cada creyente particular en ella.

II. �CU�L ES LA IMPORTANCIA DE ESTA PARTE DEL NOMBRE DE CRISTO?

1. Es de singular sabidur�a para la conducci�n y gesti�n de los asuntos ( Isa�as 11:2 ). La plenitud del Esp�ritu de sabidur�a est� alojada en �l. �l es la sabidur�a misma, la sabidur�a eterna del Padre ( Proverbios 8:1 ). Y sus hijos son hijos de la sabidur�a ( Mateo 11:19 ).

2. Es un Pr�ncipe de grandes y nobles designios y proyectos, que requieren consejo y sabidur�a ( 1 Timoteo 2:5 ; Salmo 49:7 ; 1 Pedro 1:18 ; Juan 17:24 ).

3. �l puede manejar todo por s� mismo y no necesita el consejo de hombres. El nombre del m�s sabio de la tierra puede ser Consultor ( Proverbios 11:14 ). Pero �l es hasta ahora un Consejero que no es un consultor de nadie ( Romanos 11:34 ).

(1) Su entendimiento es infinito.

(2) Sus consejos fueron todos concertados antes de que tuvi�ramos un ser.

(3) La ejecuci�n de ellos se inici� completamente sin nosotros.

(4) �Cu�ntas veces hemos visto que nuestros consejos, si se hubieran mezclado con los del gran Consejero, lo hubieran estropeado todo?

4. Su forma de conducta y m�todo de gesti�n son profundos y poco comunes ( Mateo 14:25 , etc.).

5. No hace nada sin una raz�n que lo convierta.

6. Maneja todo con una profunda sabidur�a.

7. �l es el mejor Consejero, no hay nadie como �l.

III. MEJORA.

1. T�malo por Consejero, renunciando a todos los dem�s.

(1) Renuncia a tu propia sabidur�a.

(2) Renuncia al consejo del mundo.

(3) Toma a Cristo por Consejero, en lugar de todos los dem�s ( Isa�as 55:4 ).

2. Siga el consejo que le est� dando. �l te est� aconsejando en el Evangelio:

(1) Creer en s� mismo.

(2) Ser santo.

3. Utilice a Cristo como Consejero, consult�ndolo a diario. ( T. Boston. )

Cristo el mejor Consejero

I. CONFIRME LA VERDAD DE ESTA ASERCI�N.

1. Es elegido por el Padre y nominado como Consejero para nosotros: �hecho de Dios sabidur�a para nosotros�.

2. �l es la elecci�n de los santos en todas las edades como Consejero.

3. �l nunca pierde el sentido de su consejo.

II. �DONDE CRISTO CONSEJA A LOS PECADORES!

1. En sus mayores preocupaciones, sus preocupaciones por la eternidad.

2. En sus preocupaciones menores, las cosas del tiempo.

III. �C�MO DA CRISTO SU CONSEJO?

1. Propone Su consejo en y por Su Palabra.

2. Lo aclara, lo abre y lo confirma por su providencia.

3. Lo hace efectivo por Su Esp�ritu Santo. ( T. Boston. )

Cristo el Consejero

Cristo es nuestro Consejero por tres razones:

1. Como �l ha rectificado nuestras nociones de la Deidad y nos ha apartado de la adoraci�n de �dolos mudos, para servir al Dios vivo y verdadero.

2. Como nos ha ense�ado las verdades de la ley moral y la diferencia real entre el bien y el mal.

3. Como nos ha instruido sobre los medios por los cuales podemos obtener la salvaci�n eterna. ( W. Reading, MA )

Mes�as el Consejero

La palabra se emplea en la Biblia con frecuencia para aquellos que asistieron en los concilios de los reyes. Jonat�n, el t�o de David, fue llamado "consejero sabio" de su pr�ncipe; Ahitofel, el hombre m�s sabio de su �poca, fue llamado "consejero del rey", consejero del rey. Y, por lo tanto, se emplea constantemente en una persona que d� consejos sensatos y sabios. El nombre, entonces, evidentemente implica estas tres cosas con respecto a �l:

I. QUE DEBE POSEER LA SABIDUR�A ADECUADA.

1. Cuando vino al mundo, descendi� del seno de Dios.

2. A medida que conoc�a a Dios, conoc�a al hombre. �l "escudri�a las riendas y los corazones". Por lo tanto, tiene la sabidur�a suficiente para guiar a su pueblo a trav�s del tiempo hasta la eternidad y para ser su Consejero m�s eficaz y seguro.

II. QUE DEBE COMUNICAR ESTA SABIDUR�A POR INSTRUCCI�N POSITIVA. Y esto incluye el cumplimiento de una promesa anterior, hecha por Mois�s a la Iglesia de Dios: "El Se�or tu Dios te levantar� un profeta de en medio de ti, como yo". Jes�s vino, entonces, para ser este Profeta, para hablar con la autoridad de Dios, y as� comunicar esa instrucci�n a la humanidad, y especialmente a los creyentes, que era necesaria para su bienestar, vino, seg�n el nombramiento divino, para revelar la car�cter de Dios, que �l conoc�a; para comunicar a la humanidad esa cantidad de conocimientos sobre Dios que eran capaces de recibir. Por lo tanto, pudo decir repetidamente, cuando estuvo en la tierra, que hab�a manifestado el nombre de Dios (es decir, su car�cter) a sus disc�pulos, quienes recibieron su instrucci�n.

III. QUE DEBE URGAR Y PERSUADER A LOS HOMBRES PARA QUE RECIBAN ESA INSTRUCCI�N. El Se�or Jesucristo todav�a comunica su Esp�ritu a los hombres para abrirles el entendimiento y el coraz�n; tal como lo hizo cuando, en el derramamiento de Su Esp�ritu en el d�a de Pentecost�s, tres mil fueron sometidos a la vez por el Evangelio, y sin tener en cuenta todas las diferencias en sus circunstancias, y desechando por completo de ellas todas las consideraciones de comodidad o comodidad mundanas, en una vez abraz� el Evangelio de Cristo, - as� como Jesucristo comunica ahora Su Esp�ritu, para someter a los hombres a S� mismo, y por lo tanto es su Consejero eficaz. �l ha dado instrucci�n por Su Palabra, pero hace que esa instrucci�n sea eficaz por Su Esp�ritu. ( BW Noel, MA )

Su nombre - el Consejero

Fue por un consejero que este mundo fue arruinado. �No se enmascar� Satan�s en la serpiente y aconsej� a la mujer, con gran astucia, que tomara para s� del fruto del �rbol de la ciencia del bien y del mal, con la esperanza de que por ello fuera como Dios? Era conveniente que el mundo tuviera un Consejero para restaurarlo, si ten�a un consejero para destruirlo. Pero observe las dificultades que rodearon a tal Consejero. Es f�cil aconsejar el mal; pero �cu�n dif�cil es aconsejar sabiamente!

I. Cristo bien puede ser llamado Consejero, porque es CONSEJERO CON DIOS. Se nos ha revelado que antes de que existiera el mundo, cuando Dios todav�a no hab�a hecho las estrellas, el Todopoderoso celebr� un c�nclave solemne consigo mismo; Padre, Hijo y Esp�ritu celebraron un consejo m�stico entre ellos sobre lo que estaban a punto de hacer.

II. Cristo es un Consejero en el sentido que la traducci�n LXX agrega a este t�rmino. Se dice que es EL �NGEL DEL GRAN CONSEJO. �T� y yo queremos saber lo que se dijo y se hizo en el gran concilio de la eternidad? Solo hay un vidrio a trav�s del cual podemos mirar hacia atr�s a la tenue oscuridad del pasado envuelto y leer los consejos de Dios, y ese vidrio es la Persona de Jesucristo. Puede averiguar si est� entre sus escogidos. Cristo es el �ngel del pacto, y puedes descubrirlo mir�ndolo.

III. CRISTO ES UN CONSEJERO PARA NOSOTROS. Un hombre sin un consejero, creo, debe necesariamente salir mal. �Ay del hombre que tiene un mal consejero!

1. Cristo es un consejero necesario.

2. El consejo de Cristo es un consejo fiel. �Cu�n a menudo nuestros amigos nos aconsejan astutamente!

3. El consejo de Cristo es un consejo sincero.

4. Cristo tiene consejos especiales para cada uno de nosotros. ( CH Spurgeon. )

El dios poderoso

Cristo el Dios poderoso

I. CRISTO ES EL VERDADERO DIOS.

1. La Escritura lo llama as� expresamente ( Juan 1:1 ; Ac Romanos 9:5 ; 1 Juan 5:20 ).

2. Los atributos de Dios, que lo distinguen de todos los seres creados, le son atribuidos.

3. Las obras peculiares de Dios solamente son hechas por �l y atribuidas a �l.

4. El culto divino, que se debe dar solo a Dios, se le debe.

5. Es igual al Padre.

II. EL HOMBRE CRISTO ES EL PODEROSO.

1. �l hace y ha hecho obras que ning�n otro podr�a hacer.

2. �l tiene todo a su disposici�n en el cielo y en la tierra, sean personas creadas o cosas.

3. Siendo Dios como muro como hombre, su poder es infinito.

III. SOLICITUD.

1. Esto sirve para refutar la herej�a de aquellos que impugnan la suprema divinidad de nuestro Se�or Jesucristo.

2. Habla de terror a todos los enemigos de Cristo.

3. Habla de consuelo a la Iglesia ya cada creyente en su bajo estado.

4. Sirve para exhortar a todos a que lo tomen por su Pr�ncipe. ( T. Boston. )

Su nombre - el Dios todopoderoso

Varios eruditos muy eminentes y capaces han propuesto otras traducciones de este t�tulo divino. No es que ninguno de ellos haya estado dispuesto a negar que esta traducci�n es, despu�s de todo, la m�s precisa; sino que, si bien hay varias palabras en el original, que traducimos con el apelativo com�n de "Dios", podr�a ser posible interpretar esto para mostrar m�s exactamente su significado definido.

Un escritor, por ejemplo, piensa que el t�rmino podr�a traducirse "El Irradiador", el que da luz a los hombres. Algunos piensan que tiene el significado de El Ilustre, el brillante y el resplandeciente. Sin embargo, son muy pocos, si es que hay alguno, que est�n dispuestos a discutir el hecho de que nuestra traducci�n es la m�s fiel que podr�a darse. "El Dios fuerte".

I. LA LOCURA DE LOS QUE PROFESAN SER DISC�PULOS DE CRISTO, SIN EMBARGO, NO LO LLAMAR�N, NI LO LLAMAR�N DIOS. Es su ser verdaderamente Dios lo que lo libera de la acusaci�n de blasfemia. Es el hecho de que �l es Dios, y que Su Deidad no debe ser negada, lo que hace que Su muerte sea una decisi�n injusta a manos de un ap�stata, y la convierte, como ante Dios, en un sacrificio aceptable por los pecados del pueblo. .

II. �C�MO LLAMAMOS A CRISTO, �EL DIOS PODEROSO�? Es Nuestro deleite y nuestro privilegio atribuirle los atributos de la Deidad.

1. En horas de devota contemplaci�n, �con qu� frecuencia lo miramos como el Hijo eterno? Al hacerlo, virtualmente lo hemos llamado el Dios poderoso; porque nadie sino Dios podr�a haber existido desde la eternidad hasta la eternidad. Con qu� frecuencia nos repetimos ese precioso vers�culo: "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos". �No ves que de hecho lo has llamado Dios, porque nadie sino Dios es inmutable?

3. �No es tambi�n nuestro gozo creer que dondequiera que dos o tres est�n reunidos en el nombre de Cristo, �l est� en medio de ellos? �No hemos atribuido a Cristo la omnipresencia, y qui�n puede ser omnipresente sino Dios? �C�mo es posible que so�emos con �l estando �en el seno de Su

Padre, con los �ngeles y en el coraz�n de los contritos, todo al mismo tiempo, si no es Dios.

4. Lo llamamos "el Dios fuerte" en muchos de sus oficios.

(1) Mediador entre Dios y el hombre. No hay mediaci�n a menos que la mano se ponga sobre ambos, y �qui�n podr�a poner la mano sobre Dios sino Dios!

(2) Salvador. No pod�a depositar mi confianza en ning�n ser que simplemente fue creado.

III. C�MO CRISTO SE HA DEMOSTRADO A S� MISMO A NOSOTROS SER "EL DIOS PODEROSO". Este Ni�o nacido, este Hijo dado, vino al mundo para entrar en las listas contra el pecado. Durante treinta a�os y m�s, tuvo que luchar contra tentaciones m�s numerosas y terribles de las que el hombre jam�s hab�a conocido. Y, sin embargo, sin pecado ni mancha de pecado, se mantuvo m�s que vencedor. Tambi�n sabemos que Cristo demostr� ser �el Dios fuerte� por el hecho de que por fin todos los pecados de todo su pueblo recayeron sobre sus hombros, y �los llev� en su propio cuerpo sobre el madero.

Pero hizo m�s que esto: cuando llev� cautiva la cautividad, a�adi� muerte aplastada y redujo a polvo sus miembros de hierro, demostr� ser entonces el Dios poderoso. Oh, alma m�a, puedes decir que �l ha demostrado en tu coraz�n que es un Dios poderoso. Les ruego y les suplico a todos, que vengan y pongan su confianza en Jesucristo; El es el Dios poderoso. ( CH Spurgeon. )

Jes�s el Dios poderoso

I. EL DE QUIEN HABLA EL PROFETA ES EL DIOS PODEROSO.

II. EN QU� SENTIDO EL NI�O NACIDO PUEDE SER LLAMADO "EL DIOS PODEROSO". No es que la humanidad est� deificada o la Deidad humanizada. La humanidad sigue siendo humanidad, la Deidad sigue siendo Deidad. Pero tan unidos en una persona que lo que es peculiar a una naturaleza a menudo se le atribuye a la otra ( Hechos 20:28 ; Juan 3:13 ).

III. LA GRANDEZA DE SUS ACTOS CON RESPECTO A ESA IGLESIA A LA QUE SE LE HA DADO.

1. �l desnud� sus pecados. Y si no hubiera sido el Dios poderoso, as� como el hombre, nunca podr�a hacerlo.

2. Adem�s de esto, obr� una justicia perfecta para Su Iglesia. Conquist� a todos sus enemigos, el pecado, Satan�s y el mundo, esos tres fuertes.

3. Convierte el coraz�n m�s duro, obrando poderosamente por Su propio y misericordioso Esp�ritu Todopoderoso.

4. �l sostiene la gracia m�s d�bil, contin�a la obra que ha comenzado. �Qu� poderosos efectos logra �l por los medios m�s simples! �l soporta el esp�ritu m�s t�mido y abatido, ata con Su propia mano, por Su propio Esp�ritu, con Su propia sangre.

5. �Y qu� diremos de ese Dios poderoso, en todas sus maravillas, cuando resucite a los muertos, juzgue al mundo, destruya el pecado y en los cielos nuevos y la tierra nueva d� a sus santos la posesi�n eterna de s� mismo, y de Dios en s� mismo? ( JH Evans, MA )

Jes�s el Dios poderoso

Las naciones circundantes, Egipto y Asiria, dieron grandes nombres a sus dioses. Mire las inscripciones en los pilares en la �poca de Sarg�n. Un rey asirio fue llamado �El gran rey, el rey incomparable; el protector de los justos; el noble guerrero ". Si Isa�as escribi� en una �poca de grandes nombres, con esta concepci�n de un apelativo, despreci� a todos los dem�s conocimientos. �El Dios poderoso.

"La palabra no es Elohim, una palabra bajo la cual se podr�a clasificar una especie de subdivinidad:" �No os dije yo que sois dioses? " Esa palabra es El, una palabra que nunca se aplica sino a Jehov�, y que nunca se usa sino como connotando la esencia m�s �ntima de la Deidad inefable. ( J. Parker, DD )

El Padre eterno

El Padre eterno

El entrenador, guardi�n y proveedor tierno, fiel y sabio de los suyos en la eternidad ( Isa�as 22:21 ). ( F. Delitzsch. )

El Padre eterno

Permaneciendo en protecci�n, como el Padre de Su pueblo. ( B. Blake, BD )

Cristo el Padre eterno

I. EN LO QUE RESPECTA CRISTO ES EL PADRE ETERNO.

II. QU� PADRE ES.

III. MEJORAR LA ASIGNATURA. ( T. Boston. )

Los cristianos llevan la imagen de Cristo

1. Conformidad con Cristo en su santidad.

2. Conformidad con Cristo en sus sufrimientos. ( T. Boston. )

Jes�s el Padre eterno

I. CRISTO ES LLAMADO PADRE.

1. No con respecto a los Tres eternos. �l es el Hijo en este punto de vista.

2. Sino como uno con �l y el Esp�ritu Eterno, en la unidad de la misma Deidad.

3. �l es el Padre de Su pueblo. �Ver� su descendencia� ( Isa�as 53:10 ).

4. �l es su vida espiritual ( G�latas 2:20 ).

II. SE LE LLAMA EL PADRE ETERNO. Siempre vive. El es vida. �l siempre ama. Sus bendiciones son eternas. ( JH Evans, MA )

El Padre eterno

Ser el "Padre de la eternidad" es tener la eternidad y gobernar en la eternidad, ser el Se�or de la eternidad. Ese es el significado de la misma; y as� Cristo Jes�s, que tiene el gobierno sobre sus hombros, lo tiene sobre sus hombros por los siglos de los siglos. Pero la eternidad de la que se habla aqu� no es la eternidad pasada; es la duraci�n continua e interminable que tenemos ante nosotros, y Cristo Jes�s es el Se�or y Gobernante de todo.

Sin duda, Aquel que puede sostener la eternidad futura en Su mano, y que puede gobernar todos sus asuntos, debe haber sido �l mismo el No Principiante y Eterno; y las Escrituras no dejan ninguna duda acerca de que ese es el atributo del Se�or Jesucristo. Pero ese augusto tributo de ser �desde la eternidad hasta la eternidad� no es lo estrictamente anterior: nosotros aqu�. Es la duraci�n desde el momento en que Cristo se hizo humano en adelante.

I. Jesucristo es el Padre de la eternidad que yace antes y sigue, porque �l mismo vive para siempre. El es POSESOR; �l lo tiene ( Salmo 102:25 y Hebreos 1:10 ). El hecho de que el Se�or Jesucristo en la humanidad vivir� para siempre es una expectativa y una creencia estupendas. A veces me ha parecido m�s maravilloso que la mera encarnaci�n. Que este es un pensamiento importante surge de dos consideraciones.

1. Es parte de la promesa divina del Padre al Se�or Jesucristo ( Isa�as 53:10 ).

2. Es algo por lo que Cristo mismo or� como parte de la promesa de su Padre ( Salmo 21:4 ). Y as�, el Se�or Jesucristo, as� en la naturaleza humana, vive por los siglos de los siglos. Pero eso implica que Su obra se termin� a satisfacci�n del Padre; Vivir para siempre fue una prueba de que Dios el Padre consideraba terminada la obra de Cristo; este mismo t�tulo, �Padre de la eternidad�, tiene en germen los grandes hechos de la resurrecci�n y ascensi�n de Cristo y su sesi�n en gloria.

Y as�, cuando Juan, en visi�n apocal�ptica, lo vio como el Hijo del hombre, le oy� hablar as�: �No temas; Yo soy el primero y el �ltimo, y el Viviente; y estaba muerto; y he aqu�, estoy vivo para siempre. Am�n; y tengo las llaves del Hades y de la muerte ". Solicitud&mdash

1. Al pueblo de Dios. �Qu� Salvador tienen! No deben temer nunca estar sin su cuidado. No podr�an encontrar un mundo en todo el universo donde �l no est� con ellos, y no pueden vivir en ninguna �poca en la que �l dejar� de ser su luz y Rey.

2. Lo mismo trae consuelo a todo pecador; porque �no est� escrito: "�l es" capaz de salvar perpetuamente a los que por �l se acercan a Dios, viendo que vive para siempre para interceder por los "? Observe, no dice "viendo que muri�" - si eso es todo lo que se podr�a haber dicho, nunca habr�a servido para el consuelo y la salvaci�n de los pecadores - pero viendo que, habiendo muerto, "para siempre vive para interceda por ellos ".

II. El Se�or Jesucristo es el ORIGINADOR de esta era de la que se habla. Hizo esto "para siempre" y le dio su gran caracter�stica; y todo el privilegio del Evangelio que pertenece al tiempo, y todo el disfrute celestial que pertenece a la eternidad, se lo debemos a �l.

III.Jesucristo es el CONTROLADOR en esta era eterna; la administraci�n de todos sus asuntos est� en sus manos. El Autor de nuestra fe es el Gobernador de su progreso, y no solo en la tierra, sino en el cielo. �Pueden dudar de que cuando el Se�or Jesucristo, resucitado de entre los muertos, regres� a la gloria que ten�a con el Padre antes de que comenzara el mundo, regres� a la naturaleza humana y apareci� entre los santos en el cielo? �Dudas que desde esa hora el cielo fue otra cosa incluso para los glorificados, porque el Se�or que los trajo all� por Su sangre estaba entre ellos? Y as�, en la Ep�stola a los Hebreos, leemos que llegamos a los �esp�ritus de hombres justos perfeccionados�, que significa para la Iglesia del Antiguo Testamento, perfeccionada ahora en privilegios; porque en el vers�culo 13 del cap�tulo once se dice expresamente: �Todos estos murieron en la fe,

Dios quiso que nos proveyera algo mejor, para que los que est�n sin nosotros no sean perfeccionados, que el cielo mismo no sea perfecto, en privilegio y gloria, incluso para los santos que se hab�an ido a casa, hasta que Cristo mismo hab�a introducido una nueva era y se hab�a ido al cielo. ( J. Edmond, DD )

Su nombre - el Padre eterno

�Qu� compleja es la Persona de nuestro Se�or Jesucristo! Casi al mismo tiempo, el profeta lo llama "Ni�o", "Consejero", "Hijo" y "Padre eterno". Esto no es una contradicci�n, y para nosotros apenas una paradoja, pero es una gran maravilla. �Cu�n en�rgicamente esto deber�a recordarnos la necesidad de estudiar cuidadosamente y comprender correctamente la Persona de nuestro Se�or Jesucristo! No debemos suponer que lo entenderemos de un vistazo.

Una mirada salvar� el alma, pero la meditaci�n paciente por s� sola puede llenar la mente con el conocimiento del Salvador. La luz del texto se divide en tres rayos: Jes�s es �eterno�; �l es un "Padre"; �l es el "Padre eterno".

I. Jesucristo es ETERNO. De �l podemos cantar: "Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos". Un tema de gran regocijo por nuestra parte.

1. Jes�s siempre lo fue.

2. As� tambi�n �l es para siempre el mismo. Jes�s no est� muerto; �l vive siempre para interceder por nosotros.

3. Jes�s, nuestro Se�or, siempre ser�. La conexi�n de la palabra "Padre" con la palabra "eterno" nos permite observar muy justamente que nuestro Se�or es tan eterno como el Padre, ya que �l mismo es llamado "el Padre eterno"; pues cualquier cosa que la paternidad de la antig�edad pueda implicar se atribuye aqu� a Cristo. Es la manera de los orientales llamar a un hombre el padre de una cualidad por la que es notable.

Hasta el d�a de hoy, entre los �rabes, un sabio es llamado "el padre de la sabidur�a"; un hombre muy necio "el padre de la necedad". La cualidad predominante en el hombre se le atribuye como si fuera su hijo y �l como su padre. Ahora, el Mes�as es llamado aqu� en hebreo "el Padre de la eternidad", con lo cual se quiere decir que �l es preeminentemente el poseedor de la eternidad como atributo.

II. Llegamos a la parte dif�cil del tema, a saber, llamar a Cristo PADRE. �En qu� sentido es Jes�s un Padre? Respuesta

1.�l es federalmente un Padre, que representa a los que est�n en �l, como el jefe de una tribu representa a sus descendientes. La gran pregunta para nosotros es esta: �Estamos todav�a bajo el antiguo pacto de obras? Si es as�, tenemos a Ad�n como nuestro padre, y bajo ese Ad�n morimos. Pero, �estamos bajo el pacto de gracia? Si es as�, tenemos a Cristo como nuestro Padre, y en Cristo seremos vivificados. En este sentido, entonces, Cristo es llamado Padre; y puesto que el pacto de gracia es m�s antiguo que el pacto de obras, Cristo es, mientras que Ad�n no es, �el Padre eterno�; y en la medida en que el pacto de obras en lo que a nosotros concierne pasa, siendo cumplido en �l, y el pacto de gracia nunca pasa, sino que permanece para siempre, Cristo, como Cabeza del nuevo pacto, el representante federal de la gran econom�a de gracia, es "el Padre eterno".

2. Cristo es Padre en el sentido de Fundador. Los hebreos tienen la costumbre de llamar a un hombre padre de una cosa que inventa. Por ejemplo, en el cap�tulo cuarto de G�nesis, Jubal es llamado el padre de aquellos que manejan el arpa y el �rgano; Jabal fue padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado; no es que estos fueran literalmente los padres de tales personas, sino los inventores de sus ocupaciones. El Se�or Jesucristo es, en este sentido, el Padre de un sistema maravilloso, un gran sistema doctrinal; un gran sistema pr�ctico; un sistema de salvaci�n.

3. Ahora hay un tercer significado. Puede que el profeta no lo haya entendido as�, pero lo recibimos de tal manera que Jes�s es un Padre en el gran sentido de un Dador de vida. Ese es el principal sentido de "padre" para la mente com�n. Todo en nosotros llama a Cristo "Padre". �l es el Autor y Consumador de nuestra fe. Si lo amamos, es porque �l nos am� primero. Si aguantamos con paciencia, es al considerar �al que soport� tal contradicci�n de los pecadores contra s� mismo.

��l es quien riega y sostiene todas nuestras gracias. Podemos decir de �l: "Todas mis fuentes frescas est�n en ti". El Esp�ritu nos trae el agua de este pozo de Bel�n, pero Jes�s es el pozo mismo.

4. El t�rmino implica que Jesucristo ser� en el futuro, el patriarca de una �poca. As� que Pope en su famoso poema del Mes�as lo entiende, y lo llama �el prometido�. Padre de la era futura "

5. Cristo puede ser llamado Padre en el sentido amoroso y tierno del oficio de un padre. Dios es llamado el Padre de los hu�rfanos, y Job dice de s� mismo que lleg� a ser padre de los pobres. Ahora bien, aunque el Esp�ritu de adopci�n nos ense�a a llamar a Dios nuestro Padre, no es forzar la verdad decir que nuestro Se�or Jesucristo ejerce para todo Su pueblo una parte de Padre. Seg�n la antigua costumbre jud�a, el hermano mayor era el padre de familia en ausencia del padre; el primog�nito prevaleci� sobre todos y asumi� el cargo de padre; as� el Se�or Jes�s, el primog�nito entre muchos hermanos, nos ejerce un oficio de padre.

�No es as�? �No nos ha socorrido en todo momento de nuestra necesidad como un padre socorre a su hijo? �No nos ha proporcionado m�s que pan celestial como un padre da pan a sus hijos? �No nos protege diariamente, es m�s, no entreg� su vida para que nosotros, sus peque�os, seamos preservados? �No es �l el cabeza de familia para nosotros en la tierra, que permanece con nosotros, y no ha dicho: �No os dejar� hu�rfanos; Vendr� a ti �? Como si Su venida fuera la venida de un Padre. Si es Padre, �no le daremos honor? Si es el cabeza de familia, �no le obedeceremos?

III. Pesamos las palabras, "PADRE ETERNO". A Cristo se le llama "el Padre eterno" porque �l mismo, como Padre, no muere ni deja la Suya una vez. �l sigue siendo el Jefe y Padre federal de Su pueblo; todav�a el Fundador de la verdad del Evangelio y del sistema cristiano; no permitir que los papas sean sus vicarios y ocupen su lugar. �l es todav�a el verdadero Dador de Vida, de cuyas heridas y por cuya muerte somos vivificados; �l reina incluso ahora como el Rey patriarcal; Sigue siendo el amoroso Jefe de familia; y as�, en todos los sentidos, vive como Padre. Pero he aqu� un dulce pensamiento. �l mismo no muere ni se queda sin hijos. No pierde a sus hijos. �l es el Autor de un sistema eterno. ( CH Spurgeon. )

El pr�ncipe de la paz

El pr�ncipe de la paz

�Cu�n pac�fica fue la escena cuando el primer s�bado brill� sobre este mundo! �Cu�n invertida fue la escena del sabatismo del hombre cuando el pecado entr� para revolucionarlo! Es una obra de magnitud a la que se le asigna el Redentor cuando se le presenta en el car�cter de un pacificador para llevar esta lucha a una feliz conclusi�n para el hombre.

I. �CU�LES SON LAS CUALIFICACIONES DE CRISTO PARA ACTUAR COMO PR�NCIPE DE LA PAZ?

1. Su original excelencia personal como el Unig�nito del Padre.

2. La ordenaci�n de Su Padre al oficio.

3. La meritoriedad de su obra cuando se sustituye en la habitaci�n de los pecadores.

4. El puesto al que ha sido exaltado y el poder ejecutivo que se ha alojado en su mano.

5. El fervor con que Su coraz�n est� dedicado a la consecuci�n de Su objetivo. Re�na, entonces, estos diversos elementos de calificaci�n, y por terrible que sea la guerra en la que el hombre est� naturalmente involucrado de manera tan desigual, aqu� tenemos un Pr�ncipe todo lo suficiente para reducirlo a la paz en nombre de aquellos que puedan aceptar Su ayuda. Esa ayuda la ofrece a todos.

II. LOS PRINCIPALES ART�CULOS DE ESA PAZ DE LA CUAL CRISTO ES, O SER�, EL PR�NCIPE MINISTRO A TODOS LOS QUE CREEN EN �L.

1. El art�culo fundamental de esta gran pacificaci�n es que ha reconciliado a Dios con ellos. La idea principal que se transmite en el texto que sostenemos es que Dios ha ideado en Cristo un plan mediante el cual �l puede dejar constantemente su ira y no imputar a la humanidad sus transgresiones.

2. En Cristo dejamos de luchar contra nosotros mismos. Las locuras del pecador, sus pasiones, su mala conciencia, lo destruyen. Por los dones del Esp�ritu que ha asegurado para su pueblo, refrena, subyuga y controla sus pasiones y apetitos, por cuya iniquidad los hombres con tanta frecuencia arruinan su persona, su car�cter y su fortuna; y en conjunto, as� los inclina a su deber de que su conciencia deje de atormentarlos con sus reproches e incluso los vigorizar� y alegrar� con las sonrisas de su complacencia.

3. Nuestro Pr�ncipe reconcili� con nosotros a los �ngeles. Cuando la raza humana se rebel�, a pesar de su celo por Dios, particip� en la ira de su Rey, repudi� al hombre como su hermano y se convirti� en los ejecutores voluntarios de Su ira. Pero cuando Dios se convierte en el Amigo del creyente, los �ngeles se apresuran a saludarlo como a un compa�ero y hermano recuperado, y reanudan la emulsi�n del honor de ser convertidos en esp�ritus ministradores de su salvaci�n.

4. Por el Pr�ncipe de Paz se efect�a la reconciliaci�n entre jud�os y gentiles.

5. El quinto art�culo de la pacificaci�n es la reconciliaci�n general del hombre con el hombre, la destrucci�n del ego�smo y la difusi�n de la benevolencia. ( W. Anderson, LL. D. )

Cristo el Pr�ncipe de la Paz

I. TRANQUILIDAD DE DISPOSICI�N.

1. Es paciente con sus enemigos.

2. Apoya mucho a sus amigos.

3. Es de f�cil acceso para los pobres pecadores.

4. Est� dispuesto a perdonar.

5. Est� muy familiarizado con Sus verdaderos s�bditos.

6. La aflicci�n de su pueblo es, por as� decirlo, contra el trigo con Lam 3:33; 1 Pedro 1:6 ; Hebreos 12:10 ; Isa�as 63:9 ).

7. Sobrellev� sus propios sufrimientos con la m�xima tranquilidad, mansedumbre y paciencia.

II. PAC�FICO EN ACCI�N. Considerar&mdash

1. �Qu� paz logra este Pr�ncipe de Paz?

(1) Paz con Dios.

(2) Paz entre los hombres.

(3) Paz dentro de los hombres, paz de conciencia.

2. �Cu�l es su obra sobre esa triple paz?

(1) Lo compr� con Su sangre preciosa.

(2) �l hace la paz de Su propia eficacia. El pacto de gracia es el pacto de paz, y �l es el Mediador de �l. �l, por Su Esp�ritu, lleva al pecador al pacto de paz, y por Su intercesi�n obtiene la paz con Dios para �l. �l, por el mismo Esp�ritu, une a los hombres consigo mismo por la fe, y unos a otros en el amor.

(3) Mantiene la paz hecha.

(4) Restaura la paz cuando en cualquier momento se perturba ( Isa�as 57:18 ).

(5) Perfecciona la paz.

III. PAC�FICO RESPECTO DEL ESTADO DE SU REINO. �l es el verdadero Salom�n (pac�fico); y ning�n rey de Israel tuvo un reinado tan pac�fico y pr�spero como Salom�n.

1. Cada uno de Sus s�bditos es, por Su sabia gesti�n, puesto en el estado de Juan 16:33 ).

2. La paz de Su reino es el fruto de la guerra y la victoria en esa guerra. Lo que hizo que el reinado de Salom�n fuera tan pac�fico fueron las guerras y victorias de David. Nuestro Se�or Cristo fue un hombre de guerra; Luch� y venci� el pecado, la muerte y el diablo; y la paz de Su reino ahora es el fruto de eso.

3. Por lo tanto, en Su reino est� la mayor riqueza y abundancia.

4. El bien de su reino se adelanta de todas partes, y no hay nada que no sea aprovechado por la infinita sabidur�a del Pr�ncipe ( Romanos 8:28 ).

5. Al final, la paz de su reino ser� absoluta. El reinado de Salom�n fue m�s pac�fico al principio que al final. Pero el reino de Cristo es al contrario; aunque, de hecho, nunca terminar�. Pero, por fin, toda ocasi�n de perturbaci�n, desde fuera o desde dentro, ser� completamente eliminada. ( T. Boston. )

Cristo el Pr�ncipe de la Paz

1. Aprendemos de los historiadores romanos, que en el momento de la natividad de nuestro Se�or, el templo de Jano en Roma fue cerrado, en se�al de una paz profunda en todo el mundo; porque los romanos, siendo entonces se�ores del mundo, ten�an poder para hacer la paz o la guerra como quisieran. Pero hab�a una providencia especial de Dios en ello, que su bendito Hijo, "el Pr�ncipe de Paz", fuera tra�do al mundo en tal �poca de tranquilidad. En consecuencia, escuchamos a los �ngeles proclamando en su nacimiento. "Paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres".

2. Cuando vino a predicar el Evangelio, comenz� su serm�n con �Bienaventurados los pobres de esp�ritu, benditos los mansos, benditos los pacificadores; Bendice a los que te maldicen, haz el bien a los que te odian, ora por los que te maltratan y te persiguen �. Exhorta a sus disc�pulos a que aprendan de �l a ser mansos y humildes de coraz�n, para que puedan encontrar descanso para sus almas. Cuando fue aprehendido y llevado a juicio, practic� su propia doctrina de mansedumbre y paciencia. Y cuando San Pedro desenvain� su espada en Su defensa, le orden� que la levantara de nuevo, �porque�, dice �l, todos los que tomen la espada, a espada perecer�n.

3. Cuando se despidi� de sus disc�pulos, les leg� la paz, como el mejor legado que pod�a dejarles. �La paz os dejo, mi paz os doy�. En sus diversas apariciones entre ellos despu�s de su resurrecci�n, com�nmente los saludaba con la bendici�n de la paz.

4. Un gran fin de la venida de nuestro Se�or al mundo fue derribar las paredes divisorias entre todas las naciones y eliminar todas las distinciones de partido entre los hombres.

5. El acto m�s notable que da derecho a nuestro Se�or al car�cter de Pr�ncipe de Paz, es este, que nos ha reconciliado con Dios y ha hecho expiaci�n por los pecados del mundo entero. ( W. Reading, MA )

Cristo el Pr�ncipe de la Paz

I. �L ES EL PROVEEDOR DE LA PAZ, ya que es el revelador de los pac�ficos designios de Su Padre hacia Sus criaturas pecadoras.

1. Se�ale la situaci�n en la que se encontraba el hombre en relaci�n con Dios.

2. El oficio de Cristo como portador de paz nos recuerda c�mo Dios pudo haber actuado en relaci�n con el hombre.

3. Pero su amor lo impuls� a un plan de misericordia rica y soberana.

4. Ha desarrollado este dise�o por medio de Su Hijo, quien, por lo tanto, toma Su t�tulo de Su obra: el Pr�ncipe de Paz.

II. �L ES EL PACIFICADOR; el medio eficaz de procurar y establecer la paz entre Dios y el hombre.

1. Su expiaci�n hizo reconciliaci�n por el pecado del hombre.

2. Mediante su oficio de mediador, nos asegura la paz individualmente.

III. ES UN PRINCIPAL DADOR DE PAZ.

I. Es el conocimiento de su sacrificio lo que da paz a la conciencia atribulada.

2. Por �l recibimos la gracia del Esp�ritu Santo que da paz del poder del pecado.

3. Nos lleva a un estado de comuni�n con Dios, para que disfrutemos de la paz.

4. La paz que Jes�s da perdura a trav�s de todos los problemas ya pesar de todos los enemigos.

5. �l da paz eterna y descanso en el cielo.

IV. EL FUNDAMENTO Y APOYO DE SU REINO EN LA TIERRA ES LA PAZ.

1. Fue fundada sin la intervenci�n de violencia o armas carnales.

2. Su esencia misma consiste en la influencia de doctrinas pac�ficas.

3. En la promoci�n de su reino, no emplea m�s que medios pac�ficos. ( El evangelista. )

El pr�ncipe de la paz

I. POSEE LA PAZ. Lo posee como ning�n otro, en mayor medida, la abundancia de �l. Todo est� bajo su mando. �l es el Pr�ncipe o Monarca de la misma.

1. �l est� en un mundo donde el ruido de nuestras luchas y tumultos nunca llega. La discordia nunca se conoce all�, el cambio nunca se experimenta.

2. Y luego debemos tratar de entrar en Su alma misteriosa y ver la eterna calma que reina all� d�a tras d�a, a�o tras a�o, era tras era, inquebrantable. Todo est� tan tranquilo dentro como alrededor de �l. Y no es el silencio de la inacci�n o la indiferencia, de un terr�n de tierra o de una piedra; Su mente est� siempre trabajando y sintiendo, y con una energ�a que para nosotros es inconcebible; pero, sin embargo, su mente nunca se perturba.

II. EJERCITA LA PAZ.

1. M�relo mientras pis� nuestra tierra. El cordero manso y tranquilo era una imagen de �l.

2. Es paciente con sus enemigos.

3. Tambi�n soporta mucho con sus amigos.

4. Debe haber, entonces, una fuerte inclinaci�n a la paz donde las cosas son as�.

III. OTORGA O DISPENSA LA PAZ. A Dios se le llama a menudo en las Escrituras el Dios de lo que comunica. De esta manera nuestro Se�or sea llamado Pr�ncipe de Paz.

1. Nuestra paz con Dios fluye de �l.

2. Y paz tambi�n entre los hombres.

3. La paz de conciencia y la paz mental son sus dones.

IV. SE ENCUENTRA EN LA PAZ. ( C. Bradley, MA )

Mes�as, el Pr�ncipe de Paz

Cristo, nuestro bendito Se�or, evidentemente, al establecer la paz en cada seno de su pueblo, la paz en cada familia de sus disc�pulos, la paz en cada congregaci�n de sus santos y la paz en todas sus iglesias, conduce directamente al establecimiento de la paz internacional en todo el mundo. el mundo. ( BW Noel, MA )

Contradicciones aparentes

Cuando recibimos esta predicci�n de nuestro Se�or y reflexionamos sobre ella, nos encontramos con algunas contradicciones, que son aparentes y muy efectivas. Nuestro Se�or, cuando estuvo en la tierra, declar� lo contrario: "No vine a enviar paz a la tierra, sino espada". En consecuencia, les dijo a sus disc�pulos que deb�an esperar ser "odiados de todos" y "odiados de todas las naciones". Les advirti� que las disputas que surgir�an a trav�s de su doctrina envenenar�an la paz de las familias; �El hermano entregar� a la muerte al hermano, y el padre al hijo.

Les advirti� que deber�a haber persecuci�n tanto p�blica como privada, y que deber�an ser llevados ante gobernadores y reyes por Su causa, y azotados en p�blico. Entonces, la guerra universal, m�s que la paz, parec�a predecirse como resultado de la doctrina de Cristo. �Y no han respondido los hechos hasta el d�a de hoy a estas predicciones? Diez persecuciones imperiales, extendidas por las partes m�s civilizadas del mundo, amenazaron a lo largo de tres siglos con el exterminio de la Iglesia de Cristo: en las que se cometieron todas las atrocidades, y el ingenio b�rbaro del hombre se puso a prueba al m�ximo para idear nuevos tormentos para hacer los siervos de Jesucristo sufren, Y cuando el paganismo fue subyugado por el poder del Evangelio y dej� de reinar, fue s�lo para que esta otra predicci�n se cumpliera temiblemente en la tierra;

La Roma papal sucedi� a la enemistad de la Roma pagana: en los valles del Piamonte, a lo largo de las llanuras de Francia y en los Pa�ses Bajos, y tambi�n en Inglaterra, as� como, en la �poca de la Reforma, en Italia y Espa�a, en todas partes logrando lo que Cristo hab�a predicho por Su ap�stol, y llevando a mir�adas de santos de Jes�s al martirio p�blico; masacrando sin piedad a los m�s d�biles y fuertes, j�venes y viejos, y amenazando con el exterminio de la Iglesia de Cristo.

Y esto condujo a ofrendas a�n m�s extensas a las sanguinarias disposiciones del hombre; guerras grandes y prolongadas que siguieron a estas masacres. Sea testigo de las guerras de los husitas en Bohemia, las guerras de los hugonotes en Francia, por no mencionar otras conmociones civiles, a las que la doctrina de Cristo parece conducir. Y luego, cuando la espada fue envainada, y la naci�n no estaba empapando sus manos en la sangre de otras naciones por el bien de la teolog�a, incluso entonces las diferentes Iglesias de Cristo se enfurecieron en enemistad una hacia la otra: facciones que no han cesado en esto. d�a, para que los gobiernos del mundo encuentren cuestiones de teolog�a y rivalidad eclesi�stica mezcladas a�n con los consejos de los senados y avergonzando todas sus decisiones. �Es esta la paz que Cristo vino a producir? �En qu� sentido es El "Pr�ncipe de Paz"? (BW Noel, MA )

El Pr�ncipe de la Paz no es responsable de los conflictos y la violencia.

Estos males que han surgido de la doctrina de Cristo, y que, tal vez, han hecho que esa doctrina sea motivo de m�s derramamiento de sangre que cualquier otra causa que haya afligido a la humanidad, no restan en lo m�s m�nimo la gloria de este gran Monarca, este adorable Salvador. , quien, despu�s de todo, establece m�s all� de toda duda a la vez, para las mentes de todos los que creen en �l, Su afirmaci�n de ser "el Pr�ncipe de la Paz" en todo el universo.

Si los siervos de Jesucristo fueron enviados por �l como ovejas entre lobos, y los lobos han desgarrado las ovejas en todos los pa�ses, no es culpa de las ovejas que se hayan producido estas furiosas persecuciones. Si ha enviado a sus disc�pulos a amarse unos a otros y a amar a toda la humanidad, no es culpa suya, ni de su doctrina, ni de su pueblo, si los ap�statas de su fe han optado por llevar en la frente su nombre abusado, y bajo ese nombre perseguir con una violencia que hubiera estampado la infamia incluso en el paganismo, a los que lo amaban y le serv�an mejor en la tierra.

Y, si aquellos que lo han seguido con honestidad de prop�sito, han sido tan mal instruidos en Su voluntad declarada, o han cedido pecaminosamente a la debilidad de su temperamento, de modo que aquellos que han peleado durante siglos, que por Su autoridad expresa debi� haber sido uno en �l, no debe atribuirse a Su doctrina, sino a sus faltas. Y todo este mal, por grande que sea incuestionablemente, y aunque ha alimentado la alegr�a de los infieles �poca tras �poca, es todav�a transitorio, todav�a preparatorio; y todav�a la fe fuerte y firme de Su pueblo lleva su pensamiento a ese d�a en que el mal pasajero solo terminar� en un bien duradero, y cuando, despu�s de que todos los impedimentos hayan sido barridos, �l todav�a reinar� en todas partes y siempre como � el Pr�ncipe de la Paz ". ( BW Noel, MA )

Toda la creaci�n en guerra con el pecador

Cuando Dios lucha contra el pecador, toda la creaci�n debe luchar. La tierra lucha contra �l en su esterilidad, sus venenos, sus inundaciones, sus terremotos y volcanes. La atm�sfera lucha contra �l en sus tormentas y truenos, y los vientos respiran pestilencia. Las bestias pelean contra �l, sedientas de su sangre y persigui�ndolo como presa. Su vecino lucha contra �l, lo calumnia, lo roba, lo oprime y lo asesina.

Los �ngeles pelean contra �l, ejecutando los juicios de su Rey insultado. �l lucha contra s� mismo, sus propias pasiones lo esclavizan y destruyen, y su conciencia lo pica con un remordimiento mortal. La tumba y el infierno lo han marcado como v�ctima. �Oh, qu� hermosos, entonces, sobre los montes los pies de Aquel que publica la paz! ( W. Anderson, LL. D. )

El buen momento viene

�Qu� d�a ser� cuando se erigir�n museos para conservar como curiosidades los implementos y pertrechos de guerra, para que los ni�os de la nueva era puedan estudiar los viejos tiempos b�rbaros que habr�n pasado como un mal sue�o! ( PB Meyer, BA )

El pr�ncipe de la paz

Ser�a rid�culo representar al Se�or Jes�s con un rifle al hombro. ( Jos�as Mee. )

Versículo 7

Del aumento de Su gobierno y paz no habr� fin

La obra misionera

I. �CU�L ES EL TRABAJO A REALIZAR Y QUI�N AGENCIA LO CUMPLIR�?

1. La obra misionera es el aumento del gobierno y la paz del Mes�as: la proclamaci�n del Mes�as como Rey de reyes y Se�or de se�ores en todo el universo; el establecimiento de la paz entre los hombres, porque �l les ha hecho la paz mediante la sangre de Su Cruz.

2. "El celo del Se�or de los ej�rcitos har� esto".

II. �CU�LES SON LOS INSTRUMENTOS QUE EMPLEAR� EL SE�OR DE LOS HU�SPEDES en la realizaci�n de esta obra aparentemente imposible? Ellos mismos son s�bditos del Reino que pretenden extender, y adoradores del �nico nombre que desean exaltar, creyentes en la Palabra que combinan para difundir, sosteniendo sustancialmente las mismas verdades, manteniendo firme cierta comuni�n con aquellos a quienes el El Se�or Jes�s proclam� en los d�as de Su carne: "Id", y a quien �l gentilmente declar�: "He aqu�, estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo".

III. �CU�L ES NUESTRO PROPIO DEBER Y OBLIGACI�N EN REFERENCIA A ESTE TRABAJO? Como somos brit�nicos, la obra misionera nos pertenece desde nuestro pa�s; como cristianos, de nuestra profesi�n; Como somos eclesi�sticos, nos atrae desde nuestras mismas oraciones, porque �c�mo podemos implorar a nuestro bendito Se�or que lleve a su reba�o al infiel, al hereje, al romanista enga�ado, al id�latra ignorante, a menos que estemos preparados, en la medida de lo posible? �Est� en nosotros �preparar el camino del Se�or, y hacer en el desierto una calzada para nuestro Dios�? Pero ni como brit�nicos, ni como cristianos, ni como eclesi�sticos, aprenderemos nuestro deber de ning�n maestro que no sea la Palabra de Dios, ni lo cumpliremos mediante ning�n poder que no sea el del Esp�ritu de Dios.

Adem�s, si bien la obra misional, siendo obra de fe, es por tanto aceptable a Dios, tambi�n nos beneficia a nosotros mismos; despierta los afectos fraternos, enciende un santo celo, expande la caridad cristiana, nos pone en comuni�n con �los mejores de la tierra�, cimenta nuestra comuni�n unos con otros y con Cristo; al ocuparnos en �l de coraz�n y alma, no solo aprehendemos la hermandad de los hombres, sino que anticipamos la hermandad del cielo, cuando ellos �vendr�n del este, del oeste, del norte, del sur, y si�ntate en el reino de Dios.

�La obra misional tampoco es provechosa solo para los paganos y para nuestra propia alma, sino para los que habitan inmediatamente a nuestro alrededor. Lo que intentemos en el extranjero nunca nos conformaremos con dejarlo sin hacer en casa. ( T. Dale, MA )

El aumento de su gobierno

I. EL AUMENTO DE SU GOBIERNO. Esto implica&mdash

1. La difusi�n extendida del conocimiento de Su Evangelio.

2. Los triunfos de Su gracia sobre el pecado y la miseria del hombre.

3. La difusi�n de la influencia pac�fica del Evangelio para calmar las pasiones y aliviar la violencia de los infelices.

4. La aniquilaci�n de todo lo que se opone a Su progreso.

II. �C�MO AUMENTAR� EL GOBIERNO DE CRISTO? �Por la agencia de milagros? No; la era de los milagros se ha ido. �Mediante la distribuci�n de la Biblia y de los tratados adecuados por parte de personas piadosas? Sin duda, �ste puede ser un medio de gran utilidad. �Por la educaci�n de los j�venes? Buscamos algo m�s que todo esto. �C�mo, pues, aumentar�? Por la instrumentalidad del Evangelio predicado acompa�ado de las influencias del Esp�ritu Santo.

III. �D�NDE EST� LA NECESIDAD O LA CERTEZA DE ESTE AUMENTO DEL GOBIERNO SALVADOR?

1. En la cita Divina.

2. En las afirmaciones de Su sacrificio mediador ( Filipenses 2:8 ).

3. En la misma naturaleza de Su exaltaci�n ( Efesios 1:21 ).

4. En los eventos que han tenido lugar en el teatro del mundo ( Hageo 2:7 ).

5. En las pruebas que nos proporcionan de la evangelizaci�n final del mundo. ( E. Parsons. )

El gobierno del Pr�ncipe de la Paz

I. LA GRAN AMPLITUD Y ALCANCE CRECIENTE DEL REINO DEL MES�AS.

II. LOS MEDIOS POR LOS CUALES EST� CRECIENDO EL REINO. ( R. Macculloch. )

Paz cristiana condicional

"Su gobierno y paz". Tenga en cuenta esa combinaci�n. Contiene una verdad muy necesaria en estos tiempos. No hay paz sin gobierno. La libertad y la independencia son nuestras consignas favoritas; libertad para la comunidad, libertad para el individuo. La obediencia, el orden, el autocontrol son elogiados con menos entusiasmo. Sin embargo, no podemos tener el uno sin el otro. No necesitamos apelar a la historia, ni conjeturas a priori , para convencernos de la verdad, que la paz y el gobierno deben ir de la mano.

La experiencia de nuestro propio tiempo, la experiencia de la vida diaria de cada hombre, es suficiente para ense�arnos eso. Cada peri�dico que leemos est� lleno de lecciones de este tipo. Todo reproche de conciencia dice lo mismo.

1. �No es as� en el Estado? �De d�nde viene la falta de paz en nuestra isla hermana? �De d�nde viene la perplejidad y la inseguridad que manchan nuestra civilizaci�n y que casi desesperan a los estadistas? �No es porque el gobierno se ha vuelto imposible, mientras que la ley es neutralizada y mancillada por la oposici�n sin escr�pulos de un poder rival y autoconstituido?

2. �No es as� en nosotros mismos? �De d�nde viene la falta de paz en nuestro propio coraz�n? �No es por la falta de gobierno all�? mientras la pasi�n, la autocomplacencia y la moda del mundo usurpan a su vez la autoridad de la conciencia? Lo que imaginamos, lo que nos resulta m�s f�cil, lo que hacen otros hombres, constituyen nuestra regla de vida: no los dictados de la conciencia, no la voluntad de Dios, no el ejemplo de Jesucristo.

La mayor�a de nosotros deseamos la paz, como la mayor�a deseamos el cielo; pero tomamos pocos medios para ganar lo uno o lo otro. El clamor por la libertad personal, por la libertad de pensamiento y de conciencia, est� en todos los labios; pero la mayor�a de nosotros estamos m�s ansiosos por ganar el poder de hacer lo que elegimos, que cuidadosos de elegir lo mejor. Autoconocimiento, autocontrol, auto-renunciaci�n: este es el �nico camino. Y mientras lo persigues, la libertad vendr� sin buscarla; porque la mayor libertad de todas es estar libre de la tiran�a del yo.

El autogobierno es solo otro nombre para ese servicio que es la libertad perfecta. La paz perfecta se encuentra en la entrega absoluta de uno mismo a Aquel que no puede abusar de una confianza tan tremenda. Y con esta paz en su propio coraz�n, casi sin esfuerzo, casi sin saberlo, traer� la paz a los dem�s. ( A. Plummer, MA )

"Lo har�"

Carlos, rey de Suecia, padre del gran Gustavo Adolfo, era un ferviente protestante y se propuso para su pa�s m�s bien de lo que pudo lograr. Su hijo, quien pronunci� la promesa de sus brillantes cualidades, era la gran esperanza de su padre. A menudo, cuando se hac�a referencia a un plan de reforma, aunque impracticable, el rey pon�a la mano sobre la cabeza del ni�o y dec�a a los transe�ntes: �Lo har�.

Entonces, con respecto a todo lo que ahora no se puede lograr, nuestra fe debe mirar con confianza al �Hijo mayor del gran David�, en cuyo reinado seguramente se llevar� a cabo. ( Maestro de escuela dominical. )

"El imperio es paz"

Napole�n, de pie entre los embajadores de Europa, tranquiliz� a todo el continente con la pronunciaci�n de su lema de A�o Nuevo, "El imperio es paz". Pero con mucha mayor verdad podemos aplicar las palabras a Jesucristo, el Pr�ncipe de Paz, cuyo dominio sobre el alma es sin�nimo de paz inefable y llena de gloria. Y a medida que Su gobierno se extiende m�s y m�s sobre el alma, con su �rea de crecimiento hay una paz creciente, hasta que ambos lleguen a ser completos en todas las alturas, profundidades y amplitudes de bienaventuranza. Del aumento de su gobierno y de nuestra paz no hay fin. ( FB Meyer BA )

La influencia de Cristo siempre aumenta

Hablando el d�a del funeral del Sr. Gladstone, el Rev. FB Meyer dijo: �Una de las marcas que distinguen a Jesucristo de todo maestro y reformador humano es el hecho de que Su influencia est� en constante aumento. La influencia de Gladstone, hoy tan grande, disminuir� a�o tras a�o, pero la influencia de Jesucristo nunca fue tan grande como ahora �.

El celo del Se�or de los ej�rcitos llevar� a cabo esta

El celo del Se�or

�The zeal� traduce nuestra versi�n en ingl�s, pero ninguna palabra en ingl�s lo dar�. Es esa mezcla de ardiente honor y afecto a la que se acercan los �celos� en su buen sentido. ( Prof. GA Smith, DD )

Reclamar y hacer cuentas.

Si pedimos algo de acuerdo con Su voluntad, sabemos que �l nos escucha; y si sabemos que �l nos escucha, sabemos que tenemos la petici�n que le deseamos, no solo que ser� nuestra, sino que es nuestra, para ser usada de inmediato para Su gloria, porque el celo de la El Se�or de los ej�rcitos lo har�.

1. �Necesita consejo? Reclama con reverencia y consideraci�n la sabidur�a del "Consejero"; considere que lo tiene, y act�e seg�n su mejor juicio, creyendo que Su sabidur�a lo est� enhebrando con su direcci�n invisible. Y cuando haya actuado, sean cuales sean los resultados, atr�vase a creer que se le indic� que hiciera lo mejor, y nunca mire atr�s.

2. �Necesitas fuerzas? Reclama con reverencia y fe el poder del �Dios Fuerte� y considera que es tuyo; y emprende cualquier trabajo al que �l te llame, creyendo que est�s adecuadamente equipado. No sabr� qu� poder tiene hasta que comience a usarlo.

3. �Necesitas amor y afecto inmutables, en un mundo de decepci�n incesante, en el que las amistades m�s c�lidas se enfr�an y los amigos m�s queridos mueren? Aprovecha con reverencia y alegr�a el amor de m� "Padre de las Edades", el YO SOY, que es el mismo ayer, hoy y siempre.

4. �Quieres paz? Reclama con reverencia y confianza Su paz, quien es el �Pr�ncipe de Paz; y sepa que es suyo en lo m�s profundo de su alma, aunque la superficie de su vida est� todav�a barrida por las tormentas. Estas son dos grandes palabras: "reclamar" la plenitud de Dios y "considerar" que todo lo que puedas reclamar es tuyo, aunque ninguna emoci�n que te responda te asegure que lo sea. Atr�vase a actuar con fe, dando un paso adelante con la seguridad de que tiene lo que ha reclamado y haciendo lo mismo que har�a si lo tuviera.

Pero esto solo es posible cuando se ha puesto el gobierno, donde Dios Padre lo ha puesto, sobre los hombros de Jes�s. Est� ah� por derecho, pero tambi�n debe estar ah� por elecci�n y aquiescencia. ( FB Meyer, BA )

Versículo 10

Los ladrillos se cayeron, pero construiremos con piedras labradas

Una canci�n para beber

Se ha conjeturado que estas palabras son un fragmento de una canci�n para beber cantada en Efra�n.

( Prof. J. Skinner, DD )

La presunci�n de Israel

En la primera estrofa, Isa�as describi� la
orgullosa superioridad de los efraimitas ante el peligro y su pl�cida seguridad tras su derrota: �Los ladrillos�, dicen, �han ca�do, pero edificaremos con piedra labrada; los sicomoros est�n cortados, pero pondremos cedros en su lugar �: en otras palabras, tan pronto, en otras palabras, un plan fracasa, se preparan para que otro m�s magn�fico ocupe su lugar; Tan pronto como una dinast�a es derrocada, otra se levanta en su lugar. El proverbio da una expresi�n adecuada al temperamento que habitualmente muestra el reino del norte. ( Prof. SH Driver, DD )

El sicomoro

El �rbol m�s com�n en las tierras bajas de Palestina, por el

Mar Mediterr�neo ( 1 Reyes 10:27 ). ( Prof. SH Driver, DD )

Hermosas palabras de diversa importancia

No puede haber dos opiniones sobre la belleza de estas palabras. Entonces, �cu�l ser� tu sorpresa cuando descubras que no expresan nada m�s que un pensamiento perverso por parte de
Efra�n y el habitante de Samaria? Esta circunstancia nos da nuestro primer punto. Se pueden escribir lemas nobles en pancartas indignas. Las palabras religiosas pueden ser pronunciadas por labios irreligiosos. Siempre debemos mirar el entorno de una circunstancia para comprender su valor total.

Cada circunstancia, como todo globo terr�queo, tiene su propia atm�sfera, de ah� la sabidur�a de mirar tanto el contexto como el texto mismo. Cu�n necesario es indagar en los alrededores de cualquier cosa que pueda encantarnos. Si ha visto a un hombre en la iglesia, su boca se abri� en alabanza, su cabeza inclinada en oraci�n, seguramente tiene derecho a argumentar desde esa circunstancia individual a todo el c�rculo y el rumbo de su vida diaria.

Es imposible que un hombre pueda haber inclinado la cabeza en oraci�n y luego permitir que el diablo deambule por todo el c�rculo de su intelecto para inspirar pensamientos malvados. No puede permitir que nada mezquino e indigno toque y rebaje la vida consagrada por la oraci�n. �Sabes cu�n falaz ser�a tal razonamiento! Pero la regla debe aplicarse con imparcialidad y, por lo tanto, me apresuro con la interpretaci�n m�s noble que mi juicio pueda aprobar a aquellos que puedan haber sido atrapados en alg�n momento de pasi�n maligna.

Seguramente un hombre no es un hombre malo en absoluto porque alguna vez haya estado muy emocionado. Si la peque�a belleza no redime todo el lugar est�ril en medio del cual se encontr�, seguramente el �nico acto de maldad no podr� arruinar todo el para�so de la vida y arruinar un coraz�n hermoso como un jard�n en verano. Podemos aprender de estas palabras que la maldad no se mitiga con la belleza del lenguaje en el que se expresa.

�Hay algo m�s hermoso en todo el universo, posible para la imaginaci�n inspirada, que la poes�a, la pintura y la m�sica? �No llevan consigo todos los elementos de belleza y todas las cualidades de alta y noble fuerza? Sin embargo, incluso a ellos se les ha quitado el corona, se les ha robado su nobleza y se les ha obligado a realizar trabajos serviles al servicio del diablo. Perm�tanme proteger a los j�venes, por lo tanto, a lo largo de esta l�nea. Vendr�n de ciertos lugares y dir�n, "�la m�sica fue tan hermosa!" Sin duda alguna.

Vendr�n de nuevo y dir�n: "�Toda la escena fue tan hermosa!" Nadie cuestiona su belleza. �Los ladrillos se cayeron, pero edificaremos con piedras labradas; los sicomoros est�n cortados, pero los transformaremos en cedros �, �qu� idioma, qu� m�sica podr�a ser m�s hermosa! �Y sin embargo, a trav�s de este hermoso discurso, Efra�n y el habitante de Samaria indicaron su ambicioso prop�sito de frustrar al Dios del universo! �Qu� dir�as si te dijera que esta mano m�a es la mano de un asesino, pero sin embargo la rogu� por la joya que brill� en sus dedos? �Besar�as una mano tan decorada? Ahora, miremos el otro punto de vista e imaginemos hermosas palabras que expresan un hermoso prop�sito. Entonces tendremos el matrimonio que Dios ama. ( J. Parker, DD )

Edificio con piedra labrada

Hay tres clases de ustedes que est�n construyendo con ladrillos, y les preguntar� si no ser�a mejor que construyeran con piedras labradas.

1. Tome los que hacen buenos votos limitados por el tiempo. Hay muchos de esos. Un hombre, por ejemplo, le ha dicho a su padre: "Prometo que ir� a la iglesia una vez a la semana, durante doce meses". Es muy bueno hasta donde llega, pero se construye con ladrillos, no con piedras labradas. Un joven ha dicho: Dame papel fino y me comprometer� a abstenerme de todo lo que pueda intoxicarme durante seis meses.

" Muy bien. No derrocho desprecio sobre tal resoluci�n; hasta donde llega, es bueno. Pero la propia limitaci�n del voto es fuente de debilidad. Por lo tanto, durante los primeros d�as eres fuerte en tu prop�sito, pero gradualmente comienzas a contar los d�as que a�n te quedan por cumplir. Llega la �ltima semana y el voto es como una figura p�lida que desaparece gradualmente; el �ltimo d�a, pero uno llega, �d�nde est� entonces el voto? ma�ana dices que ser�s libre. Gratis que hacer? �Para volver a ser esclavo! Ahora quiero que cambies esa pared de ladrillos de resoluci�n temporal por la piedra labrada de un voto eterno.

2. Luego hay otro edificio de clase con ladrillos en lugar de piedras labradas, a saber, aquellos que se inspiran en motivos inadecuados. Donde el motivo es insuficiente, la conducta debe bajar. Vivimos en motivo. Cuando la fuerza motriz falla, la maquinaria debe necesariamente detenerse. Hay un hombre que dice que har� una determinada cosa para obtener una recompensa. La virtud de ese hombre es s�lo vicio reprimido. Aquel que haga algo bueno simplemente porque obtendr� una recompensa, har� algo malo si duplica la prima.

El motivo es insuficiente y el �ltimo estado de ese hombre ser� peor que el primero. Otros vendr�n a la iglesia para complacer a un admirador. Eso no es ir a la iglesia. �Ojal� pudiera hablar a los j�venes en un lenguaje suficientemente contundente sobre esto! Donde el motivo de ir a la iglesia es inadecuado, siempre ser� intermitente, y al final expirar�. Si vas a la iglesia porque te encanta estar all� y quieres que el domingo se duplique en sus horas doradas, entonces siempre ser�s fuerte en tus apegos, afectos y convicciones religiosas.

Luego est�n aquellos que intentan hacer lo correcto para escapar de una pena. Este es un motivo insuficiente. S� que el miedo juega un papel muy importante en la constituci�n de la mente humana y en la direcci�n de la conducta humana. Pero el hombre puede sobrevivir al miedo. El hombre puede acostumbrarse a lo inesperado. Solo hay un motivo verdadero: �un amor sincero por Dios!

3. Luego est� la tercera clase a la que me refiero: aquellos que no han calculado toda la fuerza y ??el peso de la tentaci�n. Cuando construyes una casa, la construyes para el d�a m�s duro de todo el a�o. Esa deber�a ser la regla soberana, en la construcci�n de la casa de la vida. El barco que parti� ayer para Estados Unidos, probablemente sac� tres o cuatro veces las provisiones necesarias, seg�n la estaci�n del a�o, y probablemente sac� carb�n suficiente para un viaje doble.

�Por qu� este exceso? �Por qu� llevar m�s de lo necesario para el viaje de diez d�as? Por lo imprevisto. Por tanto, si en tales cosas los hombres hacen tales arreglos, se condenan a s� mismos -no dudo en decir la palabra- como tontos, si dejan la vida espiritual y el destino espiritual sin m�s que una consideraci�n pasajera. En esto est� la gloria del cristianismo, que construye con piedras labradas. El Evangelio de Cristo est� lleno de solidez, vida y virilidad indestructible. ( J. Parker, DD )

Sabias lecciones de labios malvados

Jes�s dijo: �Los hijos de este mundo son en su generaci�n m�s sabios que los hijos de la luz�, es decir, con la afirmaci�n de que los superan en la astucia y el tacto con que manejan sus negocios cuando eso ha dado un giro adverso. Los hombres del mundo no se someten f�cilmente a la derrota y al fracaso, sino que se esfuerzan por convertir la derrota en victoria y el fracaso en �xito. De esto el texto ofrece una ilustraci�n.

I. Estos ni�os de este mundo PROCEDEN CON UN PROP�SITO DEFINIDO, y en esto son dignos de imitaci�n. Los ladrillos que se mencionan como ca�dos no eran un mont�n de arcilla quemada que se hab�a amontonado, nadie supo c�mo. Hab�an sido construidos por manos humanas, y los constructores ten�an tanto cabezas como manos. No se nos dice qu� tipo de edificios eran los que hab�an construido �Efra�n y el habitante de Samaria� y cu�les se hab�an �derrumbado�.

Es posible que fueran casas de habitaci�n o un templo, alrededor del cual se plantaban los sicomoros para hacer arboledas en las que el Israel id�latra adoraba a los dioses de su propia maldad y elecci�n, y por los cuales hab�a abandonado al Dios de sus padres. Pero sea como sea, ahora que los ladrillos hab�an ca�do y los sicomoros hab�an ca�do, al tomar una decisi�n sobre lo que deb�an hacer, ansiosos por reparar la ruina y la desolaci�n, proceden con una definici�n definida. objetivo.

El arquitecto precede al constructor: la cabeza gu�a a la mano. Entonces, cuando se ponen a trabajar, saben de qu� se tratan. Ahora, el mismo principio deber�a ser la base de la edificaci�n de todo el car�cter y la obra cristianos. El conocimiento y el celo deben estar siempre asociados.

II. These children of the world WERE INSPIRED WITH HOPEFULNESS, and, therefore, are worthy of imitation. Their bricks fell down, but their spirits fell not into the pit of despair. Their sycamores were cut down, but their ambition was not. Is not that the spirit of the world today as then? In 1865 men said England and America shall be connected by the electric telegraph, and they went to work.

Pero el cable se rompi� y, por el momento, la empresa fracas�. �Se desanimaron los promotores y se persuadieron de que su plan estaba m�s all� del alcance de las cosas posibles? No, ellos no. Al a�o siguiente, los vio de nuevo en su trabajo, y vio no solo un nuevo cable tendido con �xito, sino tambi�n el roto, buscado en el gran "desierto de aguas", finalmente encontrado, despu�s de lo cual se perdi� y se volvi� a encontrar varias veces. Se acab�, hasta el 2 de septiembre, cuando por fin estuvo asegurado, y el siguiente telegrama brill� a lo largo de su cable.

Es un gran placer para m� hablar con usted a trav�s del cable de 1865 ". De modo que el cristiano debe tener esperanzas. �Te has ca�do! Di, me levantar� de nuevo. �Tus planes han fallado! Diga, lo intentar� de nuevo. �Tienes miedo de haber trabajado en vano! Di: En trabajos ser� m�s abundante. Has asaltado la ciudadela de la pasi�n y el mal moradores, y a�n tienes que confesar: �El bien que quiero no lo hago, pero el mal que no quiero que hago.

�Repite: Por la gracia de Dios encontrar� a mis enemigos espirituales. �Has entrado con alma ferviente en el Lugar Sant�simo, deseoso de conocer �las cosas profundas de Dios�, y donde esperabas la luz, he aqu�! gran oscuridad; y donde buscabas la paz, el sol, la belleza y la armon�a, �he aqu�! aparente contradicci�n, el aullido de los desperdicios, las nubes y la tormenta? Buscaste una salida a tus dudas y dificultades intelectuales, y he aqu� que el misterio se ha sumado al misterio. Espera todav�a en Dios.

III. Estos ni�os de este mundo MUESTRAN UN ESP�RITU DE INDUSTRIA PERSEVERANCIA y, por lo tanto, son dignos de imitaci�n. Sus manos respondieron al impulso de sus corazones. No so�aron que por el mero deseo de que sus muros derruidos se levantaran de nuevo, o que sus jardines, devastados, florecieran con la rosa y se embellecieran con el cedro. La moraleja aqu� es clara. �No todo el que me dice: Se�or, Se�or (esperando as� entrar), entrar� en el reino de los cielos; pero el que hace la voluntad de mi Padre �. La esperanza no lo har� todo. Debe estar respaldado por un esfuerzo serio.

IV. Estos ni�os del mundo MEJORAN LAS MATERIAS, y son, por tanto, dignos de imitar. Estos edificios derruidos eran, despu�s de todo, s�lo ladrillos; pero ahora construir�an, no con ladrillos, sino con piedras labradas. Alrededor de ellos hab�an florecido los sicomoros, pero ahora que �stos fueron cortados, no plantar�an m�s sicomoros. Lo har�an mejor que eso; plantar�an cedros. En tres lugares diferentes (1Re 10:27; 2 Cr�nicas 1:15 ; 2 Cr�nicas 9:27 ) el valor del sicomoro en comparaci�n con el cedro se da como el valor de las piedras en comparaci�n con el de la plata. Tal es el esp�ritu del mundo. �No es este el esp�ritu que debe animarnos a no descansar nunca satisfechos con los logros actuales en la cultura propia o el �xito en nuestro trabajo? ( A. Scott. )

Versículo 11

Por tanto, el Se�or levantar� contra �l a los adversarios de Rez�n

Oposiciones

�El Se�or levantar� a los adversarios.

Esto explica muchas oposiciones que de otra manera no tendr�an explicaci�n. Nos preguntamos por qu� tal o cual gente deber�a oponerse a nosotros. H�gales preguntas sobre esta oposici�n y se confesar�n desconcertados; diariamente buscan causas y no encuentran ninguna; sin embargo, dicen que no pueden contener el disgusto y deben forzarlo a formas de oposici�n sobre cuya urgencia y determinaci�n no puede haber error.

�C�mo es todo esto? �No es el Se�or el que reina incluso aqu�? Dios quiere castigarnos, hacernos sentir que hay otras personas en el mundo adem�s de nosotros, y que no tenemos derecho a todo el espacio, ni reclamo que pueda mantenerse sobre toda la propiedad. As� nos ense�amos unos a otros oponi�ndonos a veces. Somos llevados al castigo, a la sobriedad y al refinamiento por desgaste y oposiciones que son, desde un punto de vista humano, absolutamente irresponsables.

La Biblia nunca duda en rastrear todo el conjunto y el significado de la providencia hasta el Se�or mismo: �l env�a la plaga, la pestilencia, la oscuridad, todas las moscas y ranas que asolaron el antiguo Egipto; �l todav�a es el Autor del vendaval, del diluvio, del hambre y de la pestilencia. Nos hemos divertido enga��ndonos, descubriendo mil causas secundarias y buscando, piadosa o imp�amente, aliviar a la providencia de la responsabilidad de la gran epidemia.

Dentro de determinados l�mites, todo lo que decimos puede ser perfectamente cierto; somos geniales en los fen�menos, tenemos un genio en la disposici�n de los detalles; pero, despu�s de todo, sobre todo y por debajo de todo, est� la vida misteriosa, la omnipotencia de Dios, el juicio entre el bien y el mal que juega sobre el universo como un instrumento obediente, evocando ahora de �l un trueno negro y ce�udo, y ahora haci�ndolo temblar con la m�sica que a los ni�os les encanta, y que las madres m�s dulces quieren que escuchen todos sus bastones. ( J. Parker, DD )

Versículos 12-13

Para todos los delgados, la ira no se aparta

El fin de los juicios y la raz�n de su continuaci�n.

I. EL DISE�O E INTENCI�N DE DIOS AL ENVIAR JUICIO SOBRE UN PUEBLO; es decir, para rescatarlos de todos sus pecados, impl�citos en estas palabras, "porque el pueblo no se vuelve al que los hiere". De hecho, esta es la intenci�n de todas las dispensaciones de Dios para con nosotros en este mundo. El fin de todo

Su misericordia es quitarnos de nuestros pecados y ganarnos para nuestro deber ( Romanos 2:4 ). Esta es la forma en que Dios se deleita en tratar con nosotros. El camino del juicio es aquel al que �l se opone m�s. Aunque los juicios de Dios sean malos en s� mismos, sin embargo, considerando las intenciones de Dios en ellos, no son objeciones reales contra Su bondad, sino m�s bien argumentos a favor de ella.

1. Los juicios de Dios son apropiados para la curaci�n de un mal mucho mayor de otro tipo: el mal del pecado. Tomamos medidas equivocadas de las cosas, cuando juzgamos que son los mayores males que afligen a nuestros cuerpos, da�an nuestra reputaci�n y empobrecen nuestras propiedades. Porque ciertamente son los m�s importantes los que afectan a nuestra parte m�s noble; que vicia nuestro entendimiento, deprava nuestra voluntad, y hiere y contamina nuestras almas. Ahora bien, es muy agradable con la bondad y misericordia de la Divina providencia, administrarnos lo que sea apropiado para la curaci�n de tan grande mal.

2. Los juicios de Dios son igualmente apropiados para prevenir males mucho mayores del mismo tipo; Quiero decir, m�s castigos. Al enviar juicios temporales sobre los pecadores, Dios generalmente procede gradualmente.

3. Los juicios de Dios no s�lo son propios de estos fines, sino que en muchos casos son muy necesarios. Nuestra condici�n muchas veces es tal que requiere esta forma severa de proceder, porque ning�n otro camino que Dios haya tomado, o pueda tomar con nosotros, probablemente nos har� bien. La providencia de Dios hace uso del hambre y la extrema necesidad para traer a casa al hijo pr�digo ( Lucas 15:1 ).

II. LA RAZ�N DE LA CONTINUACI�N DE LOS JUICIOS DE DIOS - porque la gente no fue reclamada por ellos. �Y c�mo no se puede esperar que sea de otra manera, cuando la incorregibilidad bajo los juicios de Dios es una provocaci�n de tan alta naturaleza, un signo de un temperamento m�s depravado y un argumento de la mayor obstinaci�n en el mal? ( 2 Cr�nicas 28:22 ; Lev�tico 26:22 , etc.

; Deuteronomio 28:58 ; Isa�as 1:4 ; Oseas 7:9 ; Am�s 4:11 ; Salmo 18:26. ) ( J. Tillotson, DD )

Los juicios de dios

Dios nos ha invitado a �l con muchas bendiciones, pero no quisimos venir; as� que (para tomar prestada una ilustraci�n adecuada del obispo Sanderson) lo hemos obligado a tratar con nosotros como Absal�n lo hizo con Joab: le envi� un mensaje civil tras otro, pero no quiso venir; por fin prendi� fuego a su maizal para ver si eso le tra�a: este camino que Dios ha tomado con nosotros; no quisi�ramos ser persuadidos por mensajes de bondad (por Sus muchas bendiciones y favores) de regresar a �l, y por eso ha enviado entre nosotros a los terribles mensajeros de Su ira. ( J. Tillotson, DD )

Versículo 13

Porque el pueblo no se vuelve al que lo hiere

La vara de Dios debe ser besada

�El pueblo no se vuelve al que los hiere.

�Ese es uno de los elementos de la causa de este juicio. No besan la vara: ven que es s�lo una vara; no comprenden que el juicio es el aspecto severo de la misericordia, y que sin misericordia no puede haber un juicio real. Puede haber condenaci�n, destrucci�n, aniquilaci�n, pero "juicio" es un t�rmino combinado o compuesto, que incluye en toda su rica m�sica cada posible expresi�n de la ley, la gracia, el canto y la esperanza. Cuando un hombre besa la mano que empu�a la vara, la vara florece y el juicio de Dios se convierte en gracia de Dios. ( J. Parker, DD )

Volviendo a Dios

El pecado se describe en las Escrituras como apartarse de Dios. El arrepentimiento, por lo tanto, est� regresando a �l. �Buscar� a Dios, en el idioma de las Escrituras, es orarle ( Isa�as 55:6 ), consultarlo ( Isa�as 8:19 ), acudir a �l en busca de ayuda ( Isa�as 31:1 ), tener la comuni�n. con Am�s 5:4 ).

Por lo tanto, a veces describe una vida piadosa en general ( Salmo 14:2 ). Entonces aqu� incluye arrepentimiento, conversi�n y nueva obediencia. ( JA Alexander. )

El prop�sito de Dios en la aflicci�n debe considerarse

Un hombre muy santo, que estaba trabajando en nombre de los que sufrieron la reciente plaga en Bombay, escribi� a su casa para pedir a algunos de sus amigos que no oraran para que Dios eliminara la plaga, sino que oraran para que cualquiera fuera su prop�sito e intenci�n al enviar podr�a estar hecho. Era una vista verdadera y elevada. ( CHSharpe. )

El castigo debe llevar el alma a Dios

Un amigo cristiano que visitaba a un buen hombre que se encontraba bajo gran angustia y afligidas dispensaciones, que soport� con tal resignaci�n paciente y serena que hizo que su amigo se maravillara y lo admirara, pregunt� c�mo se le hab�a capacitado para consolarse a s� mismo. El buen hombre dijo: �La angustia que estoy sufriendo es en verdad severa; �pero encuentro que aligera mucho el golpe acercarme a Aquel que maneja la vara! " ( J. Whitecross. )

Versículo 14

Por tanto, el Se�or cortar� de Israel cabeza y alto, rama y junco, en un d�a.

Dios dando cuenta de sus acciones

I. EL FUNDAMENTO U OCASI�N DEL JUICIO en la part�cula "por tanto". �Por qu�? ( Isa�as 9:13 ). Puede concebirse que la causa que aqu� se expresa proceda en forma de una triple gradaci�n.

1. De su simple impiedad. El pecado es la causa meritoria de todo castigo.

2. De su impenitencia adicional. Aquellos que pecan y provocan tan profundamente la ira de Dios contra s� mismos, mediante el arrepentimiento pueden felizmente desviarlo y apaciguarlo. Pero la gente en el texto "no se volvi� al que los golpeaba". Y esto hizo que su juicio fuera mucho m�s seguro para ellos. La impertinencia parece, en cierto modo, reconocer y justificar el pecado y participar en la comisi�n del mismo. Adem�s, de alguna manera transgrede todos los atributos de Dios, que cuestiona o vilipendia.

La omnisciencia de Dios, en cuanto a los desiertos del pecado ( Salmo 94:7 ). La verdad de Dios, en cuanto a las amenazas del pecado ( 2 Pedro 3:4 ). La justicia de Dios, en cuanto al castigo del pecado, El poder de Dios, en cuanto a la ejecuci�n del juicio.

3. De su continua obstinaci�n. No "buscaron al Se�or de los ej�rcitos".

II. EL JUICIO MISMO. ( T. Horton, DD )

El juicio de Dios sobre Israel

I. LA DENUNCIA DE �L.

1. El autor de la misma. "El Se�or."

(1) Su soberan�a y poder. �l es el �nico que puede castigar; �l es el �nico que tiene a todos los hombres y criaturas bajo Su mando.

(2) Su pureza. No hay nadie que est� tan capacitado para castigar a otros como los que son inocentes.

2. La naturaleza de la misma. "El Se�or cortar�". De la correcci�n pasa a la destrucci�n. Primero, los corta en seco; y si eso no les sirve de nada, los corta. Primero el cuchillo de podar, luego el hacha. Hay una espada doble que Dios usa para cortar, antes de proceder a cortar; la espada de su boca, es decir, la Palabra de Dios, y la espada de su mano, es decir, la vara de Dios. "�l lo har�".

(1) Una palabra de premonici�n. No desprecien de antemano las sugerencias y amonestaciones de juicio de la gracia de Dios.

(2) Una palabra de procrastinaci�n. Dios es lento para la ira.

(3) Una palabra de resoluci�n. Dios no siempre estar� dispuesto; Por fin lo estar� haciendo.

3. El tema de la misma. Si Israel provocara a Dios con su impenitencia y obstinaci�n contra �l, incluso Israel ser� castigado y cortado por �l ( 1 Pedro 4:17 ).

II. EL ALCANCE DE ESO. Eso lo hemos expresado en una doble met�fora; el de la naturaleza de la cabeza y la cola; el otro de la naturaleza de un �rbol, en las ramas y ra�ces: ambos tienen un mismo prop�sito. Con lo cual nos hemos manifestado la universalidad e imparcialidad de la destrucci�n que aqu� se amenaza; ser� de una extensi�n tan general que llegue a todo tipo de personas, altas y bajas, ricas y pobres, grandes y peque�as, tanto para unas como para otras.

1. La met�fora tomada de un cuerpo en la cabeza y la cola. Podemos reducirlo a modo de explicaci�n a un rango triple de:

(1) Edad: viejos y j�venes.

(2) Estado: ricos y pobres.

(3) Lugar o autoridad: gobernadores y gobernados; magistrados, ministros y sus subordinados y sometidos a ellos.

2. La met�fora tomada de la naturaleza de un �rbol o planta: la rama y el junco. No se dice la rama y la ra�z, porque el Se�or reserv� un remanente que �l deb�a salvar. Pero la rama y la prisa; la rama como emblema de utilidad: personas de recambios y empleos; la prisa como nota de infructuosidad: personas ociosas e in�tiles. La rama es una nota de fuerza y ??solidez; la oleada de debilidad e inconstancia.

La rama (al igual que la cabeza) es una nota de supremac�a, la avalancha de mezquindad. En la ejecuci�n de juicios p�blicos por la impenitencia e incorregibilidad de una naci�n, la mano de Dios es indiferente e imparcial; No escatimar� en rangos, clases o condiciones de personas en absoluto.

III. EL MOMENTO O LA TEMPORADA DE LA TIEMPO. "En un d�a." Es un d�a

1. En cuanto a la certeza de ella, como aquello que est� fijado y fijado.

2. En lo que respecta a lo repentino, como lo que es r�pido y pronto se logra. ( T. Horton, DD )

El juicio borra las clasificaciones

�Rama y junco: la alusi�n es a la hermosa palmera: ser� cortada a pesar de su belleza; y el �junco� - los brotes comunes a su alrededor, ra�ces enredadas, arbustos pobres y miserables que se amontonan y estorban la tierra - la rama y el torrente no pueden estar delante de la espada y el fuego de Dios: todo lo que est� mal cae en una destrucci�n com�n. El juicio borra nuestras clasificaciones. ( J. Parker, DD )

Versículo 16

Porque los l�deres de este pueblo los hacen errar

L�deres enga�osos

Render: �Y los l�deres de este pueblo se han convertido en enga�adores.

�( Prof. J. Skinner, DD )

Responsabilidad de los l�deres por las faltas de la gente

1. Conspirando con su maldad.

2. Tolerando a los inicuos.

3. D�ndoles malos ejemplos. ( M. Henry. )

M�dicos infieles

Le pasa a un pueblo cuando sus m�dicos son su peor enfermedad. ( M. Henry. )

Un gobernante desvergonzado

(Carlos II): - A un rey se le pod�a perdonar por divertir su ocio con vino, ingenio y belleza, pero era intolerable que se hundiera en un mero parlanch�n y voluptuoso; que se descuidaran los asuntos m�s graves del Estado, que se privara de hambre al servicio p�blico y se trastornaran las finanzas para que las rameras y los par�sitos se enriquecieran. ( Macaulay ' es Inglaterra. )

La responsabilidad de los l�deres

Los antiguos colocaban las estatuas de sus pr�ncipes y patriotas cerca de las fuentes, para mostrar al p�blico que eran las cabezas primaverales del bien o del mal. ( J. Trapp. )

Liderazgo

I. El mundo est� constituido de tal manera que LOS L�DERES DEL PUEBLO SON EN LA ACTUALIDAD UNA NECESIDAD.

II. EL LIDERAZGO IMPLICA PARA LOS L�DERES EL M�S ALTO HONOR O LA M�S PROFUNDA VERG�ENZA.

1. El hombre que dirige bien a sus semejantes tiene derecho al m�s alto honor.

2. Pero el liderazgo no implica necesariamente ning�n honor en absoluto.

3. A trav�s del liderazgo, un hombre puede alcanzar la m�s absoluta degradaci�n y verg�enza.

(1) Por su incompetencia.

(2) Por su deshonestidad.

III. EL LIDERAZGO IMPLICA POR LA SALVACI�N O DESTRUCCI�N DEL LED. ( RA Bertram. )

Versículo 17

Por tanto, el Se�or no se alegrar� de sus j�venes

"El Se�or no se alegrar� de sus j�venes"

El significado est� lleno de sugerencias que Dios se deleita en los j�venes.

Dios ha hecho de los j�venes un ministerio de instrucci�n y consuelo hasta la vejez. Dios mantiene joven al mundo al mantener a los ni�os en �l y a los desamparados. Pero Dios dejar� de ver en los j�venes cualquier esperanza para el futuro. De ahora en adelante Dios se aparta de los j�venes y envejecen; �l les quita su sonrisa vitalizadora y bendita, y se marchitan como mueren las flores cuando el sol se aparta. ( J. Parker, DD )

Corrupci�n general seguida de desolaci�n general

La desolaci�n deber�a ser tan general como lo ha sido la corrupci�n, y nadie deber�a escapar de ella.

1. No aquellos que fueron objeto de complacencia; nadie ser� perdonado por amor. "El Se�or no se alegrar� de sus j�venes". etc.

2. No aquellos que fueron objeto de compasi�n; a nadie se le perdonar� la piedad. �l no "tendr� misericordia de sus hu�rfanos y viudas". Hab�an corrompido su camino como el resto; y si la pobreza y la impotencia de su estado no era un argumento con ellos para mantenerlos alejados del pecado, no pod�an esperar que fuera un argumento con Dios para protegerlos de los juicios ( M. Henry ) .

Versículos 18-21

Porque la maldad arde como el fuego

La maldad como el fuego

Maldad, i. ., la voluntad constante del mal, es un fuego que el hombre enciende en s� mismo. Y cuando la gracia de Dios, que sofoca y detiene este fuego, llega a su fin, estalla El fuego de la maldad no es otra cosa que la ??????? de Dios, porque as� se llama la ira que brota de dentro y se extiende hacia dentro cada vez m�s, y luego pasar al exterior en palabra y obra; es la propia ira de Dios; porque todo pecado lleva esto dentro de s� mismo como su propio castigo. ( F. Delitzsch. )

Pecado comparado con un gran fuego

El profeta afirma que hay semejanzas entre el fuego y el pecado. No es un fuego com�n al que se refiere, como el que se emplea para fines dom�sticos o p�blicos. Es un gran incendio que quema los humildes arbustos, el gigantesco bosque, se extiende sobre la tierra y env�a una poderosa columna de humo y llamas al cielo.

I. EL ORIGEN DE UN GRAN FUEGO. Recientemente le�mos un relato de un gran incendio, y el p�rrafo cerr� con estas palabras: �se desconoce el origen del fuego� Lo mismo con el origen del pecado. Sabemos que tuvo un comienzo, porque solo Dios es desde la eternidad. Sabemos que tuvo un comienzo antes de que Eva y Ad�n sintieran su poder, ya que fueron tentados: Sabemos que comenz� con Aquel que se llama Satan�s y el padre de la mentira. A�n as�, hay tres preguntas al respecto que no podemos responder.

(1) �D�nde empez�?

(2) � Cu�ndo empez�?

(3) �C�mo empez�?

II. EL PROGRESO DE UN GRAN INCENDIO. Coloque una chispa en medio de material combustible en Londres. D�jalo solo. Saltar� de un punto a otro, de casa en casa, de calle en calle, hasta que toda la ciudad est� en llamas. El pecado se ha extendido de una manera exactamente similar. Un pecado, para el individuo; una acci�n incorrecta, a la familia; una mirada inmoral, a miles; un crimen, a un reino.

III. EL PODER TRANSFORMADOR DE UN GRAN FUEGO. Madera, carb�n, etc., se transforma en su propia esencia, porque hace fuego de estos. Lo mismo ocurre con el pecado. Convierte todo aquello sobre lo que gana el m�s m�nimo control en su propia naturaleza, es decir, en una maldici�n. El deseo de poseer, el pecado se ha vuelto en una direcci�n diferente y lo ha convertido en una pasi�n autocr�tica. Tome el principio de ambici�n de la misma manera. Considere el comercio de la misma manera. As�, las bendiciones m�s ricas, s�, todas las que Dios nos ha dado, el pecado puede transformarlas de tal manera que se conviertan en maldiciones.

IV. LA ENERG�A DESTRUCTIVA DE UN GRAN FUEGO. �Qui�n puede calcular la cantidad de propiedades en Londres solamente, que han sido destruidas por un incendio! Pero la destrucci�n que el pecado ha causado en Londres es infinitamente mayor y m�s trascendental. Algunos tienen cuerpos, antes hermosos, ahora hinchados y marchitos por el pecado. Algunos tienen sentimientos, una vez tiernos, ahora petrificados por el pecado. Algunos cuyos poderes intelectuales fueron una vez fuertes, ahora d�biles por el pecado. Algunos, que antes estaban llenos de esperanza, ahora est�n desesperados por el pecado. La destrucci�n que ha causado el pecado es terrible.

V. LA TERMINACI�N DE UN GRAN INCENDIO. Termina cuando el material se reduce a cenizas. �Podr� alguna vez apagar de esta manera el fuego del pecado? El cuerpo en la tumba ya no es quemado por ella; pero �y el alma? Mira al hombre rico. Est� atormentado, con dolor, no por una llama literal, sino por el fuego del pecado. Lo ser� para siempre, porque el alma es inmortal. Un gran incendio ha terminado con un poder de extinci�n superior.

Tambi�n hay un elemento que puede eliminar completamente el pecado del alma. �Qu� es? Preg�ntale a los que est�n en el cielo y a los de la tierra que han sido salvos. Todos dicen que "han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero". ( A. M ' Auslane, DD )

Pecado reflejado como fuego

La Biblia est� llena de figuraci�n y analog�a.

I. EL PECADO ES COMO FUEGO EN LAS FORMAS EN QUE EXISTE. Se encuentra que el fuego existe en dos estados: el insensiblemente latente y el sensiblemente activo.

1. En un estado insensible, el calor est� en todas partes. Incluso en masas s�lidas de hielo se encuentra. Sir Humphrey Davy, se dice, derriti� r�pidamente trozos de hielo frot�ndolos en una habitaci�n enfriada por debajo del punto de congelaci�n. Es as� con el pecado. Se encuentra en todas partes del mundo humano; duerme, quiz�s, incluso en los m�s inocentes de nuestra especie. Todo lo que necesita es el contacto de alguna circunstancia tentadora para convertirlo en una llama activa.

La virtud de algunos hombres es dormir en vicio. As� como los salvajes encienden su fuego frotando dos trozos de madera, los hombres despiertan lo latente de la depravaci�n por contacto mutuo. Hay suficiente fuego latente a nuestro alrededor para quemar el globo, y hay suficiente pecado latente en la humanidad para convertir la tierra en un infierno.

2. Pero el fuego est� activo y latente. En su estado activo lo veis arder en vuestros hogares, iluminar vuestras ciudades, trabajar vuestras manufacturas, propulsar vuestras flotas, arrastrar vuestros carruajes, centellear en los rel�mpagos y tronar en el terremoto. El pecado es terriblemente activo en nuestro mundo, activo en todos los aspectos de la vida: - en el comercio, en la pol�tica y en la religi�n Para usar el lenguaje del texto, �Se eleva como el levantamiento de humo�: el humo de este fuego del pecado contamina y oscurece todas las esferas de la vida.

II. EL PECADO ES COMO FUEGO EN SU TENDENCIA DE PROPAGARSE. �Qu� gran fuego encender� una peque�a chispa! El fuego es esencialmente difusor; tambi�n lo es el pecado. Cu�n cierto es que "un pecador destruye mucho bien".

III. EL PECADO ES COMO EL FUEGO EN SU PODER DE CAMBIAR TODO A SU PROPIA NATURALEZA. Ha convertido el alcohol en intemperancia, la mercader�a en fraude, el gobierno en tiran�a, la agresi�n en el demonio de la guerra. Cuando Arqu�medes, para gratificar su venganza contra los romanos, hizo descender los geniales rayos del cielo con un cristal m�gico para quemar sus barcos, solo dramatiz� el hecho universal de que el pecado siempre se esfuerza por convertir la mayor bendici�n en la mayor maldici�n.

IV. EL PECADO ES COMO FUEGO EN SU ENERG�A REPELENTE. Los fil�sofos nos dicen que el fuego es ese principio de la naturaleza que contrarresta la atracci�n y mantiene las diversas part�culas de materia a la distancia adecuada. Es esa fuerza repulsiva la que impide que los �tomos entren en contacto estrecho y, a veces, los separa mucho. Convierte los cuerpos s�lidos en l�quidos y los l�quidos en vapores. Aplique fuego al �rbol compacto, y lo romper� en un mill�n de �tomos, y enviar� estos �tomos al exterior en los amplios campos de aire.

Si no fuera por el calor, todas las partes del universo se precipitar�an juntas en una masa s�lida, cuyas partes se presionar�an juntas en un contacto m�s estrecho que la piedra m�s pesada. El pecado es un principio repulsivo. Separa al hombre del hombre, la familia de la familia, la naci�n de la naci�n, �todo de Dios!

V. EL PECADO ES COMO EL FUEGO EN SU DEVORADORA CAPACIDAD. Consume algo mucho m�s valioso que las formas m�s hermosas de la naturaleza material o las producciones m�s exquisitas del arte humano: consume al hombre. No puedes caminar por las calles de una gran ciudad sin encontrarte con hombres cuyos cuerpos est�n siendo consumidos por el pecado. El pecado devora el alma. Seca su fuente de sentimiento Divino, quema su conciencia, seca su intelecto, arruina sus perspectivas y sus esperanzas.

VI. EL PECADO ES COMO FUEGO EN SU PODER DE INFLUIR DOLOR. No hay elemento en la naturaleza capaz de infligir m�s sufrimiento al cuerpo que el fuego. Pero el pecado puede infligir mayor sufrimiento: los fuegos del remordimiento son mil veces m�s dolorosos que las llamas que envolvieron a los m�rtires. "�Un esp�ritu herido que pueda soportar?" El fuego del pecado en el alma "arder� hasta el infierno m�s profundo". Preg�ntele a Ca�n, Belsasar, Judas acerca de la intensidad del sufrimiento moral.

VII. EL PECADO ES COMO EL FUEGO EN SU SUSCEPTIBILIDAD DE SER APAGADO. Has visto un fuego furioso que se apaga por una de dos causas; ya sea porque ha consumido el cuerpo del que se alimentaba y lo redujo a cenizas, o por la aplicaci�n de alguna fuerza de extinci�n. El fuego del pecado nunca se apagar� por la primera raz�n: el objeto del que se alimenta es indestructible: si alguna vez ha de ser destruido, debe ser extinguido por alguna fuerza externa.

�Gracias a Dios! hay un elemento moral en la tierra para eliminar el pecado; el r�o de influencias mediadoras que surge del trono de Dios ha apagado el fuego del pecado en el caso de millones, y es tan eficaz para hacerlo ahora como siempre. ( Homilista. )

La maldad como el fuego

I. MALDAD. De esta maldad hay diversas clases, cada una de las cuales puede distinguirse por los objetos en los que termina.

1. Cuando se dirige inmediatamente contra Dios, se descubre mediante un desprecio absurdo de sus providencias y ordenanzas, sus mandamientos, promesas y amenazas, y una oposici�n virulenta a los intereses de su reino y gloria.

2. Cuando sus operaciones van dirigidas contra los hombres, se perpetra hostigando, oprimiendo y persiguiendo a quienes tienen derecho a los actos de justicia, beneficencia y caridad, y perturbando la paz y el buen orden de la sociedad humana.

3. Cuando respeta principalmente a las personas mismas por las que act�a, se cometen las iniquidades m�s atrevidas, prohibidas por la ley de la naturaleza, la ley de gentes y la ley de Dios, para satisfacer sus ingobernables deseos y para promover su inter�s, honor o placer.

II. La maldad arde como fuego. Las dotes amables de la persona en quien arde, las buenas disposiciones y los loables deseos de que est� dotada su mente, caer�n en sacrificio a su furor. Debilitar� el entendimiento, endurecer� la conciencia, depravar� el coraz�n, da�ar� la memoria, debilitar� los sentidos, debilitar� todo el cuerpo; devorar� por completo la paz mental y conducir� a la contenci�n, la confusi�n y toda obra mala.

Devorar� la fuerza y ??el vigor del cuerpo, traer� una vejez prematura y acortar� la ahora corta vida del hombre. Consumir� su honor y reputaci�n, y dejar� marcas indelebles de deshonra y reproche que no se borrar�n. Quemar� sus riquezas y posesiones; porque por medio de ella se lleva a un hombre a un pedazo de pan, y a una naci�n envuelta en una destrucci�n irremediable. ( R. Macculloch. )

La maldad es destrucci�n

Habr� guerra interna: Manas�s volar� contra Efra�n, y Efra�n contra Manas�s, y los que no pudieron ponerse de acuerdo en nada entre ellos siempre estar�n de acuerdo en volar juntos contra Jud�. A esto es a lo que la maldad llevar� al mundo: al asesinato, al odio y la desconfianza mutuos, a la perdici�n. No comprendemos el poder de la maldad, porque en la actualidad, debido al pensamiento y la acci�n religiosos y la civilizaci�n moral, son tan nimias circunstancias atenuantes, tantas luces aliviadoras; pero la maldad en s� misma se desata sobre la tierra, y la tierra ya no es la morada de la cosa verde, de la hermosa flor, o del p�jaro cantor, de la confianza y el amor mutuos: se convierte en un pandemonio.

Si pudi�ramos considerar esto profundamente, nos har�a solemnes. No lo consideramos; estamos dispuestos a admitirlo como una teor�a o una conjetura, pero su realizaci�n se mantiene lejos de nosotros. El imp�o se suicida; mete los dientes en la carne de su propio brazo y lo muerde con el hambre de una fiera. �A eso viene la maldad! No es un error intelectual, no es un error leve y pasajero, no es una falta de juicio, ni una mala conducta moment�neamente lamentable que se puede reparar f�cilmente: la esencia de la maldad es la destrucci�n.

La maldad no dudar�a en matar a un ni�o peque�o antes que en romper una flor. Lo que evita que el mundo se suicide es la providencia de Dios. Si Dios quitara las influencias restrictivas que mantienen unida a la sociedad, la sociedad se convertir�a en enemistad mutua, y la controversia solo podr�a terminar en la muerte mutua. "Con todo esto, su ira no se apaga, sino que su mano a�n est� extendida". No culpes al juicio, culpe al pecado; no digas: �Cu�n duro es Dios! Di: �Cu�n corrupto, cu�n blasfemo es el hombre! ( J. Parker, DD )

Lesi�n infligida al cuerpo pol�tico

A veces se habla de una naci�n como una persona constituida por un alma y las diversas partes de un cuerpo humano. En este cuerpo pol�tico hay quienes act�an como parte de las armas, por quienes se ejerce su fuerza y ??se preserva su seguridad. Sobre este principio explico esta predicci�n, cada uno comer� la carne de su propio brazo. Casi todos iban a ser empleados en hostigar y devorar cruelmente a aquellos cuyo negocio era apoyar y defender los intereses de la naci�n.

Sin tener en cuenta las leyes de la naturaleza, los lazos de amistad y gratitud, irritar�an y destruir�an a los miembros �tiles de la comunidad con los que estaban casi conectados y a quienes estaban agradecidos por los esfuerzos que realizaban en su favor. ( R. Macculloch. )

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Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Isaiah 9". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/isaiah-9.html. 1905-1909. Nueva York.