Bible Commentaries
Job 33

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-7

Por tanto, Job, te ruego que escuches mis discursos.

Aplicaciones personales de la verdad

Aqu� est� el gran fracaso en el caso de los tres amigos y Eli�: hablan amplias generalidades; est�n seguros de que la doctrina es correcta. Con estos, como simples enunciados, no tenemos ning�n defecto que encontrar; pero �d�nde estaba la sabidur�a que pod�a aplicar la doctrina al caso individual? �D�nde estaba la sagrada habilidad que pod�a tocar la herida sin agravarla? �D�nde esa lengua sabia y elocuente que podr�a hablar una palabra a tiempo al cansado, y hablar como si cantara? �Qui�n podr�a pronunciarse sin hacer ruido? �Qui�n podr�a declarar un juicio sin perpetrar una violencia? Tal condolencia es el verdadero b�lsamo del cielo, pero tal consuelo nunca estuvo asociado con generalidades descaradas, declaraciones vagas y toscas de verdades, por profundas que sean; tal condolencia, tal consuelo, s�lo se puede aplicar desde el coraz�n que se ha hecho rico en experiencia,

Los lugares comunes, por profundos y hermosos que sean, no pueden tocar la agon�a de la vida. Por "lugares comunes" se entienden aqu� declaraciones que, por su veracidad, pueden pasar sin desaf�o; se han convertido en una de las verdades establecidas del mundo; son aceptados; la Iglesia los escucha como a la lluvia que cae; no provocan sorpresa; vienen y operan como por una graciosa necesidad. Pero lo que queremos es una aplicaci�n particular, el estudio de cada caso individual; cada coraz�n tiene su propia historia, cada esp�ritu conoce su propia necesidad.

Entonces, al escuchar grandes declaraciones desde el p�lpito, cada uno de nosotros debe recibir estas declaraciones de acuerdo con nuestra necesidad individual: dejan de ser meramente generales cuando se aplican definitiva y personalmente. ( Joseph Parker, DD )

Versículo 4

El Esp�ritu de Dios me hizo.

Sobre la dispensaci�n general del Esp�ritu Santo con respecto a la nueva creaci�n

El Esp�ritu Santo complet� la obra de la creaci�n en todas sus partes. Con respecto a la nueva creaci�n, el trabajo es triple.

I. Sus ricas y copiosas influencias y operaciones. La dispensaci�n del Esp�ritu con respecto a la nueva creaci�n se puede considerar de la siguiente manera:

1. La abundante efusi�n de las influencias del Esp�ritu.

2. El ministerio del Esp�ritu, en el Evangelio, se llama ministerio del Esp�ritu a modo de eminencia.

3. En el Evangelio se promete el Esp�ritu a todos los rangos y grados de hombres.

4. Nuestro Se�or ense�a a todos sus disc�pulos a orar por el Esp�ritu ( Lucas 11:13 ).

5. El principal consuelo que nuestro Se�or dej� a sus disc�pulos al partir fue el Esp�ritu.

II. Obra del Esp�ritu con respecto a la naturaleza humana de Cristo, cabeza de la nueva creaci�n.

1. El Esp�ritu form� milagrosamente la naturaleza humana, alma y cuerpo de nuestro Se�or, en el seno de la Virgen.

2. Llen� de santidad la naturaleza humana de nuestro Se�or; Santifica la nueva naturaleza del creyente.

3. �l llev� a cabo la obra progresiva de la gracia en el alma y el cuerpo de nuestro Se�or; Lleva a cabo la santificaci�n del creyente hasta la perfecci�n.

4. �l ungi� a nuestro Se�or con todos los poderes extraordinarios necesarios para el desempe�o de Sus oficios; �l unge al creyente para el cumplimiento de todos sus deberes.

5. Le permiti� a nuestro Se�or obrar milagros. �l capacita al creyente para vencer el pecado y Satan�s: �y no son estos grandes milagros?

6. �l dirigi� y consol� a nuestro Se�or en todos Sus problemas. �l dirige y consuela a los creyentes en todos sus problemas.

7. �l permiti� que nuestro Se�or se ofreciera a s� mismo sin mancha a Dios. �l permite al creyente encontrar la muerte en paz y pureza.

8. Conserv� el cad�ver de nuestro Se�or para que no viera corrupci�n. Recoger� los restos del cuerpo del creyente, dondequiera que est�n.

9. Resucit� a nuestro Se�or de entre los muertos. Resucitar� al creyente en el �ltimo d�a.

10. �l glorific� la naturaleza humana de nuestro Se�or. �l glorificar� al creyente, cuando sea levantado de la tumba.

II. �l ha dado testimonio acerca de nuestro Se�or desde que lo resucit� de entre los muertos. Escribir� el nombre del creyente en el Libro de la Vida.

III. La obra del Esp�ritu sobre los miembros del cuerpo m�stico de Cristo. ( J. Kidd, DD )

El soplo del Todopoderoso me ha dado vida. -

El valor de la vida

Hay dos teor�as contradictorias sobre el origen del hombre. Uno lo eleva desde el bruto, el otro hacia abajo desde Dios.

1. La vida, en su origen, es infinitamente importante. El nacimiento de un beb� es un gran acontecimiento. Los escandinavos tienen una alegor�a muy impresionante de la vida humana. Lo representan como un �rbol, el "Igdrasil", o �rbol de la existencia, cuyas ra�ces crecen profundamente en el suelo del misterio; el tronco llega por encima de las nubes; sus ramas se extienden por todo el mundo. A sus pies se sienta el pasado, el presente y el futuro, regando las ra�ces.

Sus ramas, sin hojas, se extendieron por todas las tierras y todos los tiempos; cada hoja del �rbol es una biograf�a, cada fibra una palabra, un pensamiento o una acci�n; sus ramas son la historia de las naciones; el susurro es el ruido de la existencia humana en adelante desde la antig�edad; crece en medio del aullido del hurac�n, es el gran �rbol de la humanidad.

2. La vida humana es trascendentemente preciosa por los servicios que puede prestar a Dios en el avance de Su gloria. El hombre no fue creado como una conjetura, surgi� como un abandonado. Hay un prop�sito en la creaci�n de cada ser humano. �Cu�l es el prop�sito de la vida? �El hombre fue creado para ser feliz, para ser santo! Ese es el doble objetivo de la vida: el deber primero, luego la felicidad como consecuencia. El estilo m�s elevado de masculinidad y feminidad debe lograrse mediante la consagraci�n al Hijo de Dios.

3. La vida es infinitamente valiosa por las consecuencias eternas que se derivan de ella. Este mundo es un vest�bulo solemne de la eternidad.

Pensamientos pr�cticos

1. Cu�n cuidadosos debemos ser con la vida del esposo.

2. � Qu� estupendo crimen se convierte en una guerra desenfrenada!

3. � Qu� corta es la vida, pero infinita en su alcance y retribuci�n! �Qu� tipo de vida est�s viviendo? ( TL Cuyler, DD )

Versículos 6-7

He aqu�, estoy de acuerdo con tu deseo en lugar de Dios.

La filosof�a de la mediaci�n

Las palabras mediaci�n e intercesi�n presentan fundamentalmente la misma idea: un intermedio, un puente sobre un abismo o para evitar un derrame cerebral. Que se interpusiera entre �l y Dios, y ser el int�rprete del trato de Dios con �l, y de su pensamiento acerca de Dios, era lo que anhelaba el coraz�n de Job. La �nica pregunta que el hombre exige que se responda, como condici�n de su paz, es esta: �Hay alg�n ser, que tenga poder prevaleciente con Dios, que pueda ser tocado como un hermano con el sentimiento de nuestras debilidades, y que pueda soportar �El sentimiento de nuestras debilidades con �l en todas sus transacciones con Dios en nuestro nombre? La intercesi�n se basa en el hecho de que hay una humanidad completa en Dios.

Ya existe lo humano dentro del orbe de la naturaleza Divina. El pensamiento de la criatura actuando sobre Dios excepto a trav�s de un Mediador que es Dios, destruye lo que es m�s esencial en la idea de Dios. Hablamos del amor de Dios en Cristo como si hubiera nacido cuando Cristo asumi� la carga de nuestros pecados y preocupaciones. �l s�lo sac� y revel�, para que todos los ojos pudieran verlo, lo que hab�a estado all� desde toda la eternidad.

Aqu� est� el verdadero terreno profundo de toda intercesi�n. No tenemos que crear nada, no tenemos que cambiar nada, tenemos que sacar lo que ya est� esperando ser sacado del Coraz�n Divino. Entonces, �qu� necesidad hay del Mediador? Hab�a una necesidad divina de que Dios se revelara a s� mismo como el Mediador, de que esta forma divina de Dios tomara forma y apareciera en nuestro mundo. La creaci�n es el pensamiento Divino que se reviste en forma visible; y adquiere forma porque entregarse a S� mismo es el acto de Dios m�s semejante a Dios.

Pero hab�a profundidades en la naturaleza divina, cosas secretas de los consejos divinos, que ninguna creaci�n material era lo suficientemente completa o rica para plasmar en expresi�n. En el Mediador vemos las infinitas riquezas de la gracia y la misericordia, la compasi�n y la ternura, que hab�an quedado reprimidas en el coraz�n de Dios. �Cu�l debe ser la forma del Mediador para cumplir las condiciones y satisfacer, no s�lo los anhelos del coraz�n humano, sino las necesidades de la vida humana?

1. Seg�n nuestro deseo en lugar de Dios. Solo Dios puede estar en lugar de Dios. Existe esa diferencia absoluta entre Dios y toda criatura, que el �nico ser que puede dar a conocer a Dios es Dios mismo.

2. "Yo tambi�n", dice Eli�, estableciendo las condiciones de la naturaleza y el trabajo de un Mediador, "soy formado del barro". �Hay alguien que conozca las dos cosas, las cosas de Dios y las cosas del hombre, por conocimiento interior, en quien se encuentren las dos experiencias? S�, es la respuesta de la revelaci�n. Hay un Dios: no puede haber m�s que un Dios-hombre. El Verbo hecho carne. Al recibirlo como nuestro Mediador, que puede estar en lugar de Dios y, sin embargo, lleva la forma de barro a nuestro lado, vemos:

1. Que �l es nuestra paz.

2. �l est� aqu� para explicar y justificar nuestra disciplina.

3. �l est� aqu� para cumplir nuestra mayor y m�s elevada esperanza.

�l ha sido hecho semejante a nosotros en la tierra, para que seamos semejantes a �l en el cielo, para que contemplemos su gloria y, al contemplarlo, participemos. ( J. Baldwin Brown, BA )

El trato de Dios con el hombre

Primero, preste atenci�n a las operaciones del Esp�ritu Santo mediante las cuales, seg�n creemos, Dios act�a sobre el hombre, inst�ndolo a la justicia y advirti�ndole contra la iniquidad. Hay mucho misterio en torno a estas operaciones; los reconocemos por sus efectos. Estas operaciones no s�lo se ocultan a los dem�s, se ocultan al propio partido, en cuyo seno se hacen sentir.

Las operaciones del Esp�ritu no deben separarse por completo de las acciones de la propia mente. Si se puede demostrar que al actuar sobre nosotros a trav�s de las operaciones de su Esp�ritu, Dios hace uso de un instrumento creado, habr�a poca dificultad en probar, a partir de esta misma circunstancia, que nos trata con ternura y compasi�n. muchos que han supuesto que Eli� no es otro que el Redentor mismo; pero sin suponer esto, no se puede negar que el lenguaje de nuestro texto ser�a maravillosamente apropiado en labios del Mediador, y, de hecho, que en el significado m�s grande no puede ser usado con justicia por ning�n otro.

Es de gran importancia asignar su valor justo a cada parte del plan de redenci�n, para no detener a nadie en el olvido comparativo de cualquier otro. Que el Mediador muri� por nosotros no es todo el Evangelio: que �l viva siempre por nosotros es un anuncio igualmente importante. Eli� ciertamente asume el car�cter de un mensajero enviado por Dios, y bajo este car�cter hay mucho de enf�tico e interesante en sus palabras. ( Henry Melvill, BD )

Versículos 12-13

Dios es m�s grande que el hombre.

�Por qu� luchas con �l?

Las contiendas del hombre con Dios

El misterioso lugar de encuentro de las voluntades divina y humana. Desconocido por nosotros e indescifrable. Ambos testamentos son operativos y s�lo pueden conciliarse mediante la aquiescencia filial. El hombre tiene dos prerrogativas para elegir y para quejarse. Nuestras quejas reprendieron.

I. La naturaleza de las contiendas del hombre con Dios.

1. El hombre se queja de su suerte. Lo inevitable tomado estoicamente. Lo inevitable pate� en contra. Los israelitas murmuraron en el desierto. Un ladr�n en cada lote.

2. Los hombres luchan contra los mandamientos de Dios. Dios habla no solo por circunstancias, sino por Su Palabra. Sin embargo, los hombres se quejan. Otra ley dentro de ellos. Los mandamientos no se adaptan a la vida humana. Religi�n demasiado te�rica. No apto para hombre probado y tentado. En los negocios, el escaparate miente cuando el hombre admira la verdad. Un tono moral bajo inducido en la sociedad. Formas resbaladizas de moda. La ley de Dios se inclin� cort�smente fuera de la casa y del mundo, y algunas veces de la Iglesia.

3. Los hombres compiten con las promesas de Dios. Demasiado bueno para ser verdad. Miedo de apropiarse de ellos. Los hombres no se atreven a creer.

II. La locura de resistir a Dios y la consiguiente sabidur�a de ceder a �l.

1. Tales esfuerzos no promueven nuestros mejores intereses espirituales. No nos hacen felices. El traste y el humo dificultan el crecimiento. Tranquilidad necesaria. El �rbol golpea la ra�z donde est�.

2. Tales contiendas impugnan la sabidur�a de Dios. La religi�n es pr�ctica. Dios hizo al hombre. �l sabe lo que hay en el hombre. Su Hijo se hizo hombre. Los hombres religiosos han sido hombres pr�cticos.

3. El �xito de tales contiendas ser�a fatal para nosotros. Tal lucha no est� dirigida contra el poder de Dios. Podr�a aplastarnos. Tenemos libertad de acci�n moral; sino profec�a y revelaci�n para advertirnos. Nuestro gozo y deber de caer en manos de Dios. "En todos tus caminos", etc. "Conf�a en el Se�or con todo tu coraz�n, y no te apoyes en tu propio entendimiento". Dios es m�s grande que el hombre. En sabidur�a, bondad y amor. Esta grandeza se comunica a quienes conf�an en �l. ( Samuel Pearson, MA )

Versículo 14

Porque Dios habla una vez.

El primer discurso de Eli�

Eli� dice, Dios habla a los hombres de varias maneras. No es cierto que no se d� cuenta de s� mismo ni de su trato con los hombres. Dos o tres de los caminos de Dios que Eli� especifica.

1. Dios anima a los hombres al pensamiento y la emoci�n moral en el silencio y el letargo de la noche; profundas intuiciones religiosas y anhelos toman forma en visiones. Un m�todo de acercamiento Divino es a trav�s de la Puerta de los Sue�os. Mediante tales visitaciones solemnes, Dios en todas las �pocas ha �descubierto el o�do� de hombres que de otro modo ser�an sordos a sus instrucciones, y ha sellado o grabado en sus mentes la amonestaci�n especial que necesitaban; o �porque esto puede ser la fuerza de la imagen� les transmiti�, de esta manera sellada y privada, la sugerencia o advertencia confidencial que �l deseaba que recibieran.

2. Dios habla a los hombres mediante el dolor, cuando los corrige y castiga mediante el sufrimiento. Al exponer esto, Eli� ciertamente tiene a Job en sus ojos. �No hay esperanza ni siquiera para una v�ctima como �sta? No hay escuela en la que los hombres aprendan tanto o tan r�pido como en la escuela del sufrimiento; no hay experiencia por la cual el alma sea tan purificada y castigada como por la experiencia del dolor y la p�rdida. La reprensi�n divina es como el arado de la tierra endurecida y manchada de malas hierbas, para que produzca m�s y mejores frutos.

3. Si incluso estos fallan, Dios env�a un mensajero - hombre o esp�ritu - para que les interprete sus pensamientos y emociones. Al describir esta tercera forma, puede ser que Eli�, que ya ha generalizado la experiencia de Job y Elifaz, vuelva su mirada hacia s� mismo. Porque �l mismo hab�a sido movido y ense�ado por Dios. La "convicci�n" profunda a la que ahora estaba expresando fue, como insiste m�s de una vez, una "inspiraci�n" desde arriba.

Y esta inspiraci�n, esta nueva interpretaci�n de los hechos de la vida humana, probablemente le lleg� a trav�s de uno de los mil mensajeros que Dios emplea para "mostrar al hombre lo que es correcto". Pero si bien afirma tener una ense�anza e inspiraci�n divinas para s� mismo, Eli� no pretende ser favorecido por encima de sus compa�eros. Los mensajeros de Dios vienen a todos, y vienen con el mismo fin a la vista: mostrarnos lo que es correcto y derramar la luz y la paz del cielo en nuestros corazones oscurecidos y distra�dos.

Incluso los comentaristas serios y serios, sin embargo, han encontrado en estos vers�culos todo el misterio de la redenci�n. En el "�ngel" del vers�culo 23, ven "el �ngel de la presencia", el "�ngel Jehov�"; y en el �rescate� del vers�culo 24, �el sacrificio de la cruz�; y por eso atribuyen a Eli� al menos alguna "provisi�n" del "gran misterio de la piedad". Tal m�todo de interpretaci�n es, a mi juicio, forzado y antinatural. ( Samuel Cox, DD )

Comunicaciones divinas

Aqu� se dice que Dios a veces se dirige a los hombres sin que ellos lo perciban, no ciertamente por falta de claridad en la comunicaci�n, sino porque les falta reverencia. Tres formas en las que podemos creer que la Deidad se comunica con Sus hijos. Uno es a trav�s del mundo visible que nos rodea; otro, por comuni�n directa con el Esp�ritu humano; y otro m�s, por int�rpretes comisionados de Su mente y voluntad.

I. En las obras de la naturaleza. No puede haber una relaci�n directa de mente con mente. La �nica forma en que puedo dar a entender a otro lo que pasa por mi mente es se�alando alg�n otro objeto visible, que representar� para �l el pensamiento invisible. El lenguaje consiste en im�genes que sugieren naturalmente ciertos pensamientos y emociones, o que se apropian para ese prop�sito, que se nos presentan mediante letras o sonidos que difieren seg�n el dialecto del pa�s.

Dado que este es el lenguaje de la naturaleza, podr�amos suponer que Dios se comunicar�a con sus hijos de esta manera; y ciertamente lo hace, en un grado mucho mayor de lo que generalmente se entiende. Debe haber muy pocos que, al contemplar el mundo natural, no hayan sido conscientes de las fuertes impresiones que se les hicieron a veces. Entonces, deber�amos considerar el mundo natural como un medio de comunicaci�n.

II. Por acci�n directa sobre el esp�ritu del hombre. Esto es razonable; pero no puede probarse a satisfacci�n de quien lo dude, por la misma raz�n que no podemos demostrar ninguno de nuestros sentimientos y emociones. Sin embargo, toda mente religiosa cree en esta comunicaci�n invisible del Esp�ritu de Dios con nuestros esp�ritus. Es cierto que la medida de tales comunicaciones no se puede determinar, ni se pueden distinguir, por regla general, del funcionamiento de nuestras propias mentes.

Debemos extender nuestra fe y creer que esto es algo com�n y en el orden usual de la providencia, y no algo misterioso e inusual. Para aquellos que pueden ver a Dios en todas las cosas donde Su albedr�o est� presente, el mundo moral se vuelve m�s profundamente interesante, m�s sublime y hermoso que el visible. Podemos mirar a trav�s de la naturaleza humana al Dios de la naturaleza.

III. A trav�s de las Escrituras, escritas por int�rpretes comisionados de Su mente y voluntad, particularmente aquellos que han registrado la vida y el car�cter de Jesucristo. En �l, lo Divino se fusion� con lo humano, para presentar a la vez la perfecci�n del car�cter Divino y humano, d�ndonos una imagen viva de esa uni�n que de otra manera no podr�amos comprender. Se puede preguntar: ��Por qu� deber�a Dios dirigirse nuevamente a los hombres? �No es lo suficientemente clara la voz de la naturaleza? No fue el defecto de las comunicaciones previas de Dios, sino la infidelidad de los hombres a su destino, su mundanalidad y corrupci�n, lo que oscureci� su visi�n espiritual y oblig� a dar nueva luz desde lo alto.

Como ense�a la Biblia, fue en concesi�n al pecado humano, no por falta de otros medios originales de luz, que se hizo la revelaci�n cristiana. No todo el mundo entiende c�mo Dios se comunica con nosotros a trav�s de las Escrituras. No es solo por la letra. A esto hay que a�adir las sugerencias que dan, las l�neas de pensamiento que despiertan. La informaci�n directa que nos transmiten las palabras parece tener poco valor en comparaci�n con el poder vivificante del Esp�ritu que obra a trav�s de la Palabra. ( OMB Peabody. )

Versículos 15-18

En un sue�o.

Un caso duro

Cu�n perseverante es el amor divino. Dios tiene voces que usa de tal manera que los hombres deben escuchar y escuchar�n.

I. Entonces, primero, comencemos con lo que es una consideraci�n muy humillante, a saber, que es muy dif�cil influir en el hombre para bien. "�Puede el et�ope cambiar su piel, o el leopardo sus manchas?" Seg�n el texto, antes de que Dios mismo pueda salvar a los hombres, tiene que abrirles los o�dos: "Entonces �l abre los o�dos de los hombres". Hacia Dios, los o�dos de los hombres a menudo se tapan. El pecado original engendra en los hombres un gran descuido por las cosas divinas.

�Qu� r�pido se despiertan cuando se habla de pol�tica! Sus o�dos est�n tapados por el descuido. A menudo, tambi�n existe otra forma de detener, que es muy dif�cil de quitar del o�do; es decir, mundanalidad. "�Estoy demasiado ocupado para ocuparme de la religi�n!" En algunos casos, el prejuicio bloquea el o�do. Ser�a una tonter�a que un hombre se hiciera harapos y mendigara; pero es mucho peor cuando un hombre se aparta de la vida eterna y se convierte en un infortunio eterno.

Con muchos m�s, el o�do parece estar doblemente sellado por la incredulidad. No creer�n lo que Dios mismo ha dicho. Tambi�n puede detenerse por la autosuficiencia; cuando un hombre tiene lo suficiente en s� mismo para satisfacerlo, no quiere nada de Cristo. Luego hay otra dificultad. Si pasamos por el o�do, y el hombre es influenciado para escuchar, su coraz�n no retiene lo bueno, pronto lo olvida.

Por eso el texto dice del Se�or: "Abre los o�dos de los hombres y sella su instrucci�n". �Ah! creemos que el ni�o, el hombre, la mujer, por fin ha aprendido esa verdad; pero es como si lo hubi�ramos escrito en una pizarra, pronto se borra. �C�mo se salvar�n los hombres? No podemos impresionarlos; o, si los impresionamos, �cu�ntas veces termina en nada! Debe advertirse otra dificultad: es decir, el prop�sito de tantos hombres; de hecho, el prop�sito secreto de todos los hombres; y de este prop�sito hay que apartar a los hombres.

El prop�sito de la mayor�a de los hombres es buscar la felicidad, y su idea es que la encontrar�n si se salen con la suya. S�, y hay una cosa m�s que es, quiz�s, la barrera m�s grande de todas. No es simplemente su sordera de o�do, su falta de atenci�n de esp�ritu y su determinaci�n de prop�sito; pero es su orgullo de coraz�n. Oh, esto es como un inflexible; �D�nde encontraremos el diamante que puede cortar algo tan duro como el orgullo del hombre? �Dios nos salve de ese pecado! Necesita que Dios lo haga, porque solo �l puede "ocultar el orgullo del hombre".

II. Ahora, en segundo lugar, aunque es dif�cil influir en el hombre, Dios sabe c�mo atacarlo y lo hace de muchas maneras. Seg�n el texto, a veces lo hace "en un sue�o, en una visi�n nocturna, cuando el sue�o profundo cae sobre los hombres que se adormecen sobre la cama". No tengo ninguna duda de que muchas, muchas veces, los pensamientos dormidos de los hombres han sido el comienzo de cosas mejores para ellos. Ver�, la raz�n sostiene el tim�n del barco cuando estamos despiertos y, como consecuencia, mantiene la conciencia baja en la bodega y no le deja hablar; pero en nuestros sue�os, la raz�n ha dejado el tim�n, y luego, a veces, la conciencia surge y, a su manera salvaje, comienza a dar tal alarma que el hombre se levanta en la noche.

�Alguna vez not� c�mo Dios despert� a Nabucodonosor, el hombre m�s grande, quiz�s, de su �poca? �En un sue�o! Dios ataca a otros hombres de una manera diferente, es decir, por aflicci�n o por la muerte de otros. Tambi�n he conocido hombres despertados por extra�as providencias. Si Dios no ataca a los hombres por extra�as providencias, �cu�ntas veces lo hace con palabras singulares del predicador! Entonces Dios tiene una manera de llegar al coraz�n de los hombres mediante visitas personales, sin sue�os, sin palabras, sin voz.

III. Cuando Dios llega a los hombres, logra grandes prop�sitos. Su prop�sito es, primero, apartar al hombre de su propio prop�sito. "Para apartar al hombre de su prop�sito". A veces, un hombre se ha propuesto en un momento determinado cometer un pecado, y Dios le impide hacerlo. Tambi�n aparta a los hombres de su prop�sito general de continuar en el pecado. Encuentro que la traducci�n puede ser que Dios aparta al hombre de su obra, de lo que ha sido la obra de su vida; de todo el recorrido y el tenor de su conversaci�n, Dios lo retira.

Un hombre sale despu�s de haber recibido la Palabra del Se�or, y es un hombre diferente de esa hora. Entonces, �qu� m�s hace Dios? Oculta el orgullo del hombre. Esa es una expresi�n muy extra�a, sin duda, para "ocultar el orgullo del hombre". �Ninguno de ustedes escondi� jam�s un cuchillo de un ni�o? �Nunca ha escondido fruta de sus hijos peque�os cuando ya han tenido suficiente, y habr�an comido m�s si pudieran encontrarla? Dios a menudo oculta el orgullo a los hombres porque, si el hombre puede encontrar algo de lo que enorgullecerse, lo estar�.

Luego, por �ltimo, asegura as� la salvaci�n del hombre de la destrucci�n. ��l guarda su alma de la fosa, y su vida de perecer a espada�. �Cu�n maravillosamente Dios ha mantenido a algunos de nosotros alejados de lo que habr�a sido nuestra destrucci�n si hubi�ramos continuado! ( CH Spurgeon. )

Sue�os: su filosof�a y uso

Todos sue�an, y cada uno sabe qu� sue�o es mejor de lo que se le puede contar.

I. Su filosof�a.

1. �Qu� origina un sue�o? Probablemente tenga m�s causas que una, y diferentes tipos de sue�os tienen diferentes causas. La causa de algunos se puede encontrar en el estado del cuerpo en ese momento. La causa de otros se puede encontrar en algo que ha causado m�s impresi�n que la ordinaria en la mente. "Un sue�o", dice el sabio, "proviene de una multitud de negocios".

2. �Por qu� los pensamientos adoptan formas tan grotescas en los sue�os? La raz�n puede ser la siguiente: la voluntad deja sin control a la mente en el sue�o. Si el pensamiento es de un tipo antinatural, seguir� produciendo lo antinatural y monstruoso. En los sue�os, la mente es como un barco sin tim�n. Las leyes de la asociaci�n la empujan en todas direcciones.

II. Sus usos.

1. Sirven para arrojar algo de luz sobre nuestra constituci�n espiritual.

(1) Muestran el poder del alma para la acci�n involuntaria; acci�n en la que la voluntad no est� involucrada. Hay dos tipos de acciones involuntarias. En evidente peligro, buscamos seguridad involuntariamente. En presencia de verdades axiom�ticas creemos involuntariamente; a la vista de lo verdaderamente bello, admiramos y amamos involuntariamente. Hay una acci�n involuntaria que est� mal. Surge de una completa debilidad de la voluntad, a trav�s de la complacencia de las pasiones y los largos h�bitos de pecado.

(2) El poder del alma para la realizaci�n v�vida. En los sue�os, el esp�ritu ve los objetos con toda la viveza de la realidad. Cuando estamos despiertos, vemos los objetos externos a trav�s de nuestras sensaciones; pero los objetos que nos llegan en sue�os los vemos directamente cara a cara.

(3) El poder de movimiento r�pido del alma.

(4) El poder de acci�n incorp�rea del alma.

(5) El poder de car�cter moral del alma.

2. A veces son los �rganos de comunicaci�n divina. El tema ense�a que estamos hechos de manera maravillosa y maravillosa. ( Homilista. )

Versículos 19-30

Tambi�n �l es castigado por el dolor en su cama.

Aflicci�n santificada

Dos cap�tulos en el gancho de la vida humana son dif�ciles de entender: la prosperidad de los imp�os y las aflicciones de los justos. El Libro de Job es un comentario luminoso sobre ambos. Estudiados cuidadosamente, estos vers�culos proporcionan una cadena de raz�n que aclarar� a las mentes reverentes la fuente y el significado de la aflicci�n terrenal.

I. El Se�or Jehov� es soberano (vers�culo 13). "No da cuenta de ninguno de sus asuntos". Es a partir de este punto que debe comenzar a resolverse el problema del mal humano en todas sus formas. Y si nuestras investigaciones terminaran donde comienzan, con la soberan�a absoluta de Dios, no habr�a motivo de queja. Dios tiene todo el poder y el derecho en Su propio universo. No est� obligado a justificar ning�n acto suyo a la raz�n humana.

El primer tratamiento de toda aflicci�n es darle la bienvenida. Es la voluntad expresada por Dios. Debe tomarse sin ning�n motivo, no porque no haya ninguno, sino porque no tenemos derecho a que se nos muestre. Pero si bien Dios es soberano y se complace en su voluntad, no es su placer afligir a los hombres voluntariamente ni apresuradamente, porque ...

II. Habla una y otra vez antes de atacar (vers�culos 14-18). Estos vers�culos son una imagen de la paciencia de Dios en su trato con los hombres. Agotar� toda forma de advertencia y cada tono de voz. Cuando los hombres en sus horas de vigilia est�n apagados a las voces de Dios, entonces �l invade su sue�o.

III. El sufrimiento bajo el gobierno de Dios a menudo se agrega a la instrucci�n y la s�plica (vers�culos 19-22). La disciplina del sufrimiento no se limita a ninguna parte de la naturaleza del hombre. Se extiende libremente por el cuerpo, la mente y el esp�ritu. Aparece en nervios desordenados; en el fracaso de los deseos naturales; o las mismas fuentes de salud se ahogan y trastornan; para muchos, el gozo de vivir se nubla con la sombra de una muerte omnipresente.

Todo esto lo reconocemos como la imagen fiel de muchas vidas humanas, y nos maravillamos de ello. Lo llamamos misterio; pero el misterio cesa cuando miramos estas cosas desde el �ngulo de visi�n correcto. Sufrir bajo el gobierno de Dios es una necesidad de la benevolencia divina. Es el �ltimo dispositivo del amor. Tenemos que aprender que este mundo no es nuestro verdadero hogar. Nada m�s que el sufrimiento, en la mayor�a de las vidas, puede hacer funcionar esta sana convicci�n.

Es una de las primeras leyes de una vida exitosa que el reino de Cristo y su justicia deben estar ante el reino del yo y su orgullo. �C�mo aprenden esto los hombres? La gran masa de hombres se perfecciona en esta sabidur�a por medio del sufrimiento. Deben estar amargamente decepcionados en su lucha por las cosas inferiores antes de que aprendan a poner lo primero como �ltimo y lo �ltimo en primer lugar. El fracaso es el cuchillo afilado que atraviesa su orgullo.

IV. Las aflicciones terrenales cesan cuando se obtienen tres resultados cuando los hombres comprenden su prop�sito (vers�culo 23). Cuando los hombres se vuelven a Dios con oraci�n (vers�culo 26). Y cuando se arrepientan de sus pecados (vers�culo 27). Comprensi�n, oraci�n, penitencia, mire estas condiciones de alivio por un momento. La aflicci�n no puede hacernos ning�n bien hasta que nos doblemos ante su significado. Los fines de todos los actos de Dios son fines morales. Como resultado de la aflicci�n, �qu� natural, como condici�n de alivio, qu� indispensable es la oraci�n! La gracia gemela de la oraci�n es la penitencia.

Ninguno puede sobrevivir al otro. Ninguno puede existir sin el otro. Estos tres son los primeros frutos de la prueba santificada. Solo la doctrina de la providencia divina, que gobierna el mundo con fines morales, ha desgarrado las oscuras nubes del sufrimiento humano y ha atra�do la bendici�n de su lluvia primaveral sobre los corazones de los hombres. ( Sermones del Monday Club ) .

La misi�n de la enfermedad

I. La gran incidencia de la naturaleza humana en la enfermedad y las enfermedades corporales. Los mejores hombres no est�n exentos de ellos. Esta incidencia a la enfermedad y las enfermedades corporales se basa en parte en el marco de nuestra naturaleza, en parte en los accidentes comunes de la vida, pero especialmente en la gran entrada a toda calamidad, a saber, el pecado y nuestra apostas�a fatal de Dios. Entonces, �qu� razones tenemos para estar agradecidos, por el disfrute o la continuaci�n de la salud en cada momento? Y como deber�amos estar agradecidos por la salud, tambi�n deber�amos ser sumisos en la enfermedad.

II. Las enfermedades y las enfermedades corporales tienen mucha instrucci�n en ellas. A Dios le agrada con frecuencia infligirlos con este fin; para que as� los hombres fueran llevados al conocimiento de s� mismos y de su deber para con �l. Esto puede parecer ...

1. De una consideraci�n de Dios, quien todo el tiempo ha dejado claro en las revelaciones de Su Palabra, que �l tiene ese amor y buena voluntad para con la humanidad, �l nunca los aflige por causa de la aflicci�n.

2. De una consideraci�n de la calamidad misma. Las enfermedades y las enfermedades nos ense�an la absoluta vanidad e incertidumbre de este mundo, con todas las comodidades de �l; la belleza de todo se desvanece ante nosotros en el lecho de un enfermo. Mediante la enfermedad obtenemos una comprensi�n m�s f�cil de nuestra propia culpa y de todas las provocaciones irracionales que le hemos dado al Todopoderoso a lo largo de toda nuestra vida. A veces, el pecado se lee en el mismo moquillo.

III. Qu� alivio para una calamidad tan grande es tener un mensajero o un int�rprete. Algunos entienden aqu� el ministerio de un �ngel. Se puede ver el valor de tal mensajero:

1. En nuestra indisposici�n a hacer algo a menudo con un buen prop�sito para nosotros mismos.

2. Los grandes errores en los que podemos caer.

3. Un mediador es una ventaja adicional para implorar a Dios en nuestro nombre. Aprenda a vivir bajo la sabia expectativa de semejante calamidad. No despreciemos en esos momentos la ayuda de los ministros de Dios. ( Nathanael Resbury, DD )

La mejor�a adecuada de la enfermedad y otras angustias.

I. Supuesta un caso de angustia. Las palabras llevan nuestros pensamientos a un espect�culo muy com�n: el de una persona que sufre dolores y enfermedades peligrosas, y al mismo tiempo oprimida por mucha oscuridad y ansiedad mental. Estas cosas van muy a menudo juntas. "Fuera hay peleas, dentro est�n los miedos".

II. Ser�a bueno llamar a un asesor competente. El que est� afligido por la enfermedad, env�e a buscar a su consejero espiritual apropiado.

III. El texto sugiere lo que, en general, tendr� que hacer ese asesor. Debe mostrar a la persona afligida la justicia de Dios. En la medida en que pueda hacer esto, por la gracia divina, resultar� �uno entre mil� al que est� necesitado de gu�a y consuelo.

IV. Declaran las consecuencias, por la Divina misericordia, si se siguen fielmente los buenos consejos. Si el paciente tiene una disposici�n mental d�cil, sincera e infantil, la verdad que se le comunica ser� bendecida y los frutos la demostrar�n. ( E. Ba�ista, MA )

Versículos 23-24

Si hay alg�n mensajero con �l, un int�rprete.

C�mo visitar a los enfermos

No es el tormento o la ruina del hombre lo que Dios desea, sino su reforma y enmienda. Con este fin, habla a los hombres en sue�os. Cuando eso no sirva, por aflicciones. Para hacer esas aflicciones m�s inteligibles y efectivas, env�a un mensajero, ya sea un �ngel, por oficio, no por naturaleza; o un int�rprete - de la mente y voluntad de Dios. Doctrina: Que la instrucci�n oportuna de las personas enfermas y que languidecen es una obra, tanto de gran ventaja como de gran habilidad y dificultad.

I. Es una gran ventaja. Algunos tienden a pensar que las aplicaciones para camas de enfermos son en cierto modo in�tiles e ineficaces. Observar&mdash

1. Que la instrucci�n de los enfermos es la instituci�n de Dios.

2. La misericordia de Dios es propuesta por �l mismo y puede ser ofrecida por ministros, incluso a personas que languidecen.

3. El arrepentimiento en el lecho de enfermo no es del todo imposible, aunque s� dif�cil. La enfermedad es uno de los medios que Dios usa para obrar el arrepentimiento.

II. Es de gran dificultad.

1. Es una obra que Dios ha puesto en manos de sus oficiales principales, sus ministros, que deber�an ser las personas m�s consumadas.

2. No todos los ministros son aptos para este trabajo. C�mo los ministros o amigos cristianos pueden y deben dedicarse a las personas enfermas para su bien y para la descarga de su propia conciencia.

(1) Se debe utilizar el esfuerzo para comprender el estado de la persona enferma.

(2) El gran negocio es llevar al enfermo a una visi�n real de su estado y condici�n.

(3) Los ministros y otros deben tener cuidado no sea que, mientras evitan un extremo, se topan con otro; que es un error com�n en la pr�ctica.

(4) No se deben utilizar los mismos m�todos con todas las personas enfermas. Debe tenerse en cuenta la diferencia de temperamento; de educaci�n y conversaci�n; y de culpa.

(5) Es una p�sima gu�a seguir los consejos o deseos de las personas enfermas o de sus amigos carnales.

(6) El mismo curso (para la sustancia) debe tomarse para la conversi�n de personas enfermas y sanas.

(7) El mayor cuidado debe ser evitar que las personas enfermas cometan errores por los cuales dichas personas com�nmente abortan. Como la insensibilidad de su peligro; disposici�n a ser enga�ado; descuido y apat�a; descansando en generales; el encubrimiento de alguna forma oculta de maldad.

(8) Teniendo cuidado de curar levemente las almas de los enfermos. A esto somos muy propensos, debido al codicioso deseo de consuelo del enfermo; de la expectativa y el deseo de los amigos carnales; de nuestro propio coraz�n descuidado, que ama no ponernos en ninguna molestia o reproche, que encontraremos, si somos fieles a la comodidad.

Usos&mdash

1. A los ministros. Aprenda la gran dificultad del trabajo ministerial. �Qu� habilidades angelicales requiere! Agudeza, para discernir el temperamento del enfermo; conocimiento, para comprender la naturaleza de todas las enfermedades espirituales; sabidur�a, para hacer las aplicaciones adecuadas. Un ministro ten�a que saber todas las cosas, comprender a todas las personas, discernir las sutilezas del coraz�n de los hombres y no ignorar las artima�as del diablo.

2. A la gente. �Es de tanta dificultad? Oh, esfu�rzate por hacer tu trabajo con salud, mientras duren el tiempo y las fuerzas, antes de que vengan los d�as malos. ( Matthew Poole, AM )

El evangelio predicado por Eli�

Aunque las palabras del texto se han extra�do del libro m�s antiguo de la Biblia, contienen los elementos y respiran el esp�ritu del Evangelio. Apenas menos uniforme es la experiencia del pueblo de Dios en todas las �pocas. Considere las palabras como una descripci�n divinamente inspirada del camino de salvaci�n destinado a la instrucci�n de un verdadero creyente entonces bajo las aflicciones m�s profundas, pero igualmente dise�adas para la edificaci�n de aquellos que en estos �ltimos tiempos est�n sintiendo la carga de sus pecados. Descubrimos seis estados del pecador.

1. Un estado de ruina inminente. "Su alma se acerca a la tumba".

2. Un estado de gracia. "Si hay un mensajero con �l", etc.

3. Un estado de justificaci�n. "He encontrado un rescate".

4. Un estado de santificaci�n. "Volver� a los d�as de su juventud".

5. Un estado de paz con Dios. "Le ser� favorable".

6. Un estado de gloria. "Ver� su rostro con gozo".

El texto se cierra con una breve recurrencia a la causa misericordiosa de todo este avance progresivo del arrepentimiento a la gloria. ( CA Hulbert, MA )

Pasos de misericordia

I. Cuando Dios, en el camino de la providencia, ha preparado cualquier coraz�n humano para una obra de gracia, uno de los primeros medios para bendecir al hombre elegido es enviarle un mensajero. Supongo que el pasaje que tenemos ante nosotros puede referirse principalmente a los ministros cristianos, quienes, por medio de Dios el Esp�ritu Santo, se convierten en int�rpretes de las almas de los hombres. Pero prefiero creer, con muchos expositores, que el significado completo de estas palabras nunca se encontrar� en ministros de raza mortal; m�s bien debemos referirnos al Gran Mensajero del pacto, el Gran Int�rprete entre Dios y el hombre, cuya presencia para el alma enferma de pecado es una profec�a segura de misericordia.

Otra descripci�n que le pertenece, seg�n creo, es la de int�rprete. Jesucristo es de hecho un int�rprete bendito. Un int�rprete debe comprender dos idiomas. Nuestro Se�or Jes�s comprende el lenguaje de Dios. Sabe hablar con Dios como pr�jimo de Dios, co-igual y co-eterno con �l. Puede distinguir los suspiros, los gritos y las l�grimas de un pobre pecador, y puede captar el significado e interpretarlos todos para Dios.

Adem�s, Jes�s comprende nuestro lenguaje, porque es un hombre como nosotros, conmovido por el sentimiento de nuestras debilidades y dolorido por nuestras enfermedades. Este mensajero, entonces, este int�rprete, �no es �l �Uno entre mil�? �Oh Jes�s incomparable! �Qui�n de los hijos de los valientes se comparar� contigo?

II. Ahora, en segundo lugar, dondequiera que venga este mensajero divino, seg�n el texto, �l revela la rectitud de Dios.

III. La tercera etapa es esta: "Entonces �l es misericordioso con �l". Dios trata con los pecadores convencidos a trav�s de la gracia. Cada palabra aqu� tiene peso. "Entonces �l es misericordioso con �l". Marque el tiempo, �entonces! Dios es misericordioso con el hombre cuando, habiendo venido Cristo a �l como mensajero e int�rprete, es inducido a discernir su propio pecado y la rectitud de Dios. Tanto la forma como el tiempo exigen su atenci�n. Es a trav�s del mensajero que Dios es misericordioso. Entonces, ah� es cuando llega el mensajero. Cuando Jes�s interviene, Dios es misericordioso.

IV. Pasemos a la siguiente etapa: Dios libera al pecador. "�l dice: L�bralo de descender a la fosa".

V. Lo �ltimo es que Dios explica al pecador a quien entrega la raz�n de su liberaci�n. �L�bralo de descender a la fosa; He encontrado un rescate ". �He encontrado un rescate� - una cobertura. Observa estas palabras: "He encontrado un rescate". No lo encuentran ustedes mismos. Nunca podr�as haberlo descubierto, y mucho menos haberlo tra�do al mundo. ( CH Spurgeon. )

He encontrado un rescate. -

El hallazgo del rescate

Estas palabras salieron de los labios de Eli�, el compa�ero y consejero de Job. Los hombres de ese d�a ten�an visiones oscuras del que hab�a de venir; ten�an que mirar a trav�s, del tipo al antitipo; a trav�s del s�mbolo a la cosa significada. "He encontrado un rescate". Esto indica en el hombre que lo dijo:

I. Un conocimiento del estado del hombre. Un rescate significa el precio de la redenci�n del cautiverio. Antes de solicitar un rescate, debemos sentir que estamos involucrados. La sensibilidad a nuestra condici�n de sufrimiento es la obra fundamental de una apelaci�n a Jes�s. El hombre por naturaleza est� esclavizado; Satan�s lo lleva cautivo a su voluntad.

II. Los medios de liberaci�n del hombre. "He encontrado un rescate". El prisionero encuentra un rescate, �d�nde? �En las ofertas de los sabios del mundo? �En los consejos y sugerencias de uno mismo? No; ning�n hombre respir� jam�s esta seguridad hasta que sus ojos se fijaron en el sacrificio expiatorio de Jes�s. �A qu� m�s pod�a recurrir?

III. La adquisici�n de este conocimiento. Es decir, un conocimiento de su propio coraz�n en un estado de naturaleza y un conocimiento del rescate que se le proporciona en las dispensaciones de la gracia. Tanto el uno como el otro proceden inmediatamente del Esp�ritu de Dios. �l convence del pecado, y solo �l. �He encontrado un rescate� implica que se buscaba el rescate; y esta b�squeda es un curso de oraci�n humilde, diligente y perseverante. ( TJ Judkin, AM )

El rescate encontrado

I. El peligroso estado del hombre. �l estaba "bajando al pozo".

1. El hombre en su condici�n ca�da y envilecida. Corona ca�da de su cabeza; ca�do de la santidad, la dignidad, el dominio, la felicidad, etc .; en la culpa, la depravaci�n y la miseria.

2. Denota el paso del hombre a la tumba. El pecado introdujo la enfermedad y la muerte.

3. Representa nuestra exposici�n al pozo de la destrucci�n. La tendencia del pecador era hacia la perdici�n. Su pecado lo hab�a condenado a ello. Y el pecado tambi�n lo estaba madurando para ello. Sus pasos descend�an hacia las puertas de la perdici�n, las regiones de la aflicci�n sin fin. �Qu� estado espantoso!

II. Mostr� Sus amables saludos hacia �l. Ahora bien, la intervenci�n de Dios en su favor debe haber sido completamente amable.

1. La Deidad era completamente independiente del hombre. F�cilmente podr�a haber borrado a la raza humana y haber formado criaturas en todos los sentidos m�s dignas de Sus respetos.

2. El hombre no tiene nada que interese a Jehov� en su bienestar. Sin excelencia moral; ninguna disculpa razonable por su crimen; sin posibilidad de dar una devoluci�n.

3. Jehov� ten�a toda la raz�n para castigar. La justicia fue herida, la santidad insultada, la bondad abusada, etc., pero prevaleci� la misericordia.

III. A los medios de liberaci�n provistos. "He encontrado un rescate".

1. La fuente de nuestra liberaci�n. �Yo� encontr�, etc. El hombre no encontr�, ni a�n los �ngeles, pero Dios encontr� un rescate. �Oh si! Solo Dios pose�a reservas de sabidur�a suficientes para la gran y poderosa empresa.

2. El instrumento de nuestra liberaci�n fue un rescate. Ese rescate fue Su propio Hijo. ��l dio a su Hijo�, �no escatim� ni a su propio Hijo�, etc. El precio de nuestro rescate fue �la preciosa sangre de Cristo�.

3. El modo de nuestro rescate. Esto se hizo asumiendo nuestra naturaleza; obedecer la ley; muriendo por el pecado; superando los poderes del infierno; levantarse de la gracia, etc. ( Isa�as 53:4 ; Romanos 4:15 ; Colosenses 1:20 ).

Aprender&mdash

1. Qu� ruina y miseria ha producido el pecado.

2. Lo que ha provisto la Divina misericordia.

3. Lo que han obtenido los m�ritos del Salvador.

4. La necesidad de sentirnos personalmente interesados ??en las bendiciones de la gracia redentora. "El que tiene al Hijo, tiene la vida".

5. El agradecimiento que debemos dar por la bondad amorosa y la misericordia redentora de Dios. ( J. Burns, DD )

Liberaci�n del hoyo

No olvidemos nunca que, en todo lo que Dios hace, act�a por buenas razones. Observa que el texto, que habla del enfermo, representa a Dios diciendo: "L�bralo de bajar a la fosa: he hallado rescate". Si entiendo que el pasaje se relaciona �nicamente con un hombre enfermo, y tomo las palabras en el nivel com�n natural donde algunos las colocan, todav�a dir�a que el Se�or aqu� da una raz�n por la cual �l suspende las operaciones del dolor y la enfermedad, y levanta la v�ctima: �He encontrado un rescate.

�Siempre hay una raz�n para cada acto de gracia que Dios realiza por el hombre. Entonces, que cada uno de nosotros piense: �Si he resucitado de la enfermedad, si mi vida, que casi se hab�a acabado, se ha salvado, puede que no sepa por qu� Dios lo ha hecho, pero ciertamente lo ha hecho con infinita sabidur�a y sabidur�a. compasi�n." Existe la enfermedad del alma, que es, en la estima de Dios, mucho peor que la enfermedad del cuerpo; y existe la recuperaci�n de la enfermedad del alma.

I. Ahora, llegando a nuestro texto, le pedir�, primero, que mire conmigo a un hombre en gran peligro. Este es su peligro: est� "bajando al abismo". Esa frase describe toda su vida, bajando, bajando.

1. Observe, primero, que este es un peligro diario y com�n. Si no somos convertidos, si no somos renovados por la gracia divina, cada uno de nosotros est� en peligro de caer en el pozo de la aflicci�n.

2. Adem�s, hay algunos que, con un prop�sito determinado, van al pozo. En este cap�tulo, Eli� dijo de algunos que Dios les env�a enfermedades para apartarlos de su prop�sito.

3. Hay algunos, tambi�n, que est�n bajando al abismo por su orgullo.

4. Hay otros que sienten cierta aprensi�n actual del juicio venidero.

5. Si a todo esto agrega el hecho de que el hombre, como lo describe Eli�, estaba sufriendo una enfermedad fatal, de modo que tem�a la cercan�a real de la muerte, ciertamente tiene un caso lamentable ante usted.

II. Ahora, observemos, en segundo lugar, un nuevo principio en acci�n: "Entonces �l es misericordioso con �l". �Qu� significa eso?

1. Bueno, "gracia" significa, primero, favor gratuito.

2. Pero la gracia tiene otro significado en la Sagrada Escritura; significa interferencia salvadora, cierta operaci�n divina por la cual Dios obra sobre las voluntades y los afectos de los hombres, para cambiarlos y renovarlos.

III. Esto me lleva a mi tercer punto, que se refiere a c�mo opera esta gracia. Opera con una palabra de poder. Este hombre iba a la fosa, pero Dios dijo: "L�bralo". �A qui�n se dirige este mandamiento?

1. Parece estar dirigido a los mensajeros de la justicia divina.

2. M�s que eso, el hombre no solo estaba atado por la justicia, sino que estaba encadenado por su pecado. Sus pecados lo mantuvieron cautivo y lo arrastraron al abismo. Hab�a borracheras, por ejemplo, que lo sujetaban como en un vicio, de modo que no pod�a mover manos o pies para liberarse.

3. Veo a este mismo hombre, en el m�s all�, atacado por sus antiguos pecados.

IV. Termino notando que, en este caso, Dios nos da su raz�n para liberar un alma, y ??es un argumento de amor: �L�bralo de bajar al abismo: he encontrado rescate�. Observe que el texto dice: "He encontrado un rescate".

1. Este rescate es una invenci�n de la sabidur�a divina. No creo que jam�s se le hubiera ocurrido a ninguna mente que no fuera la mente de Dios mismo salvar a los pecadores mediante el sacrificio sustitutivo de Cristo. Observe, a continuaci�n, que Dios no solo ha inventado una forma de liberaci�n, sino que ha encontrado un rescate.

2. Para que sea un regalo del amor divino: "L�bralo de bajar al abismo". No dice, "porque hay un rescate", o "aceptar� uno si lo encuentra y lo trae"; pero el Se�or mismo dice: "He encontrado un rescate". Es el hombre que pec�, pero es Dios quien encontr� el rescate.

3. � Y no hay algo maravilloso en la certeza de esta verdad? Este es el ��Eureka! De Dios! He encontrado un rescate. No busqu� un rescate entre los �ngeles, porque sab�a que eran demasiado d�biles para proporcionarlo. No lo busqu� entre los hijos de los hombres, porque sab�a que no se encontraba all�, estaban demasiado ca�dos y culpables. El mar dijo: "No est� en m�". Toda la creaci�n grit�: 'No est� en m�' �( CH Spurgeon ) .

Versículo 25

Volver� a los d�as de su juventud.

El azafr�n de oto�o

Si se puede llamar a la campanilla de invierno la estrella de la ma�ana que marca el comienzo del a�o floral, se puede decir que el azafr�n es su amanecer. Tanto es el azafr�n asociado con las lluvias y los rayos del sol de abril, que requiere un esfuerzo mental especial, incluso cuando se conoce el hecho, para darse cuenta de que tambi�n florece en la luz tenue y en medio del follaje marchito de septiembre. Hay especies conocidas de azafr�n que florecen solo durante los meses oto�ales.

En Suiza, los prados arenosos a lo largo de las orillas de los arroyos alpinos est�n cubiertos de mir�adas de azafr�n oto�ales, cuyo tono amatista exquisitamente puro y delicado bajo el sol resplandeciente es una fiesta de color que nunca se cansa la vista. Todo el mundo est� familiarizado con el azafr�n violeta p�lido, que florece seg�n el suelo y la posici�n desde finales de septiembre hasta principios de noviembre.

Si el azafr�n de primavera amarillo es el amanecer dorado del a�o floral, el azafr�n de oto�o lila es su puesta de sol. El azafr�n de oto�o es uno de los fen�menos m�s interesantes de la naturaleza y de la vida humana. En muchos departamentos hay numerosos casos de recurrencia en un per�odo posterior de algo que pertenece a un tiempo anterior. El carmes� y el oro del amanecer se repite en el esplendor del atardecer.

Cuanto m�s envejece, m�s pat�tica se vuelve la tierna gracia de cada primavera. Tanto de lo que amamos y perdimos nunca regresa, que la belleza de la primavera nos toca como el brillo de un d�a perfecto, cuando la tumba se cierra sobre ojos queridos que nunca m�s la contemplar�n. �Por qu� deber�an regresar las cosas inferiores de la naturaleza, y aquellas para cuyo uso fueron hechas, yacen inconscientes en el polvo? Los ancianos viven en los manantiales del pasado y su vida avanza hacia otro manantial m�s brillante en el mundo eterno, del cual los manantiales de la tierra son s�lo tipos y sombras fugaces.

Pero aunque la llama brillante de su azafr�n de primavera se ha quemado hasta la cuenca, y solo quedan las verdes y mon�tonas hojas, no hay ning�n resurgimiento en la parcela marchita de su vida del azafr�n de oto�o, cuyo tono m�s sobrio corresponde al m�s triste. personaje de la temporada? S�, la vida del hombre tambi�n tiene su verano indio y su azafr�n oto�al. La temporada de decadencia le trae tambi�n reminiscencias de la brillante temporada de renovaci�n.

A menudo, donde otros solo ven hojas marchitas, el coraz�n siente el brotar de las flores primaverales. Job, al describir la felicidad que tuvo en a�os anteriores y anhelar su regreso, dice: "�Oh, si yo fuera como era en los d�as de mi juventud!" Esta frase significa literalmente la temporada de cosecha, el momento de la recolecci�n de la fruta; y la versi�n autorizada, adoptando otra traducci�n que tambi�n lleva la frase, expresa inconscientemente la conexi�n sutil entre juventud y vejez, la primavera y el oto�o, la �poca de florecimiento y fruto de la vida.

Los verdaderos d�as de la juventud de Job fueron el per�odo en que su vida volvi� a ser joven a trav�s de la madurez de sus poderes y la consumaci�n de sus esperanzas. Fue en el oto�o de su vida cuando disfrut� de todas esas bendiciones de prosperidad cuya p�rdida deplora. El uso simb�lico leg�timo del oto�o es como la estaci�n de la madurez: plenitud de poder, no de decadencia. Que hay d�as y signos de juventud en el tiempo de la cosecha y la vendimia de la vida, todos pueden atestiguar.

Los campos oto�ales est�n �felices� con las flores que hablan de la primavera, con el recuerdo de los d�as que ya no existen. Es cierto que el azafr�n de oto�o no es la misma flor que el azafr�n de primavera. Tiene tonalidades m�s profundas e intensas. Habla de cambio y decadencia. De modo que las alegr�as de nuestra vida temprana, que recordamos en los �ltimos a�os, no son las mismas que cuando agitaron nuestra sangre joven; los coloreamos con los tonos m�s profundos y tiernos de nuestro propio esp�ritu.

En la esfera f�sica del hombre hay numerosos casos de azafr�n de primavera que vuelven a florecer en oto�o. El corte de dientes nuevos y el crecimiento de cabello joven, en la vejez, no son tan infrecuentes como podr�amos suponer. El poder de autorrenovaci�n del �guila ha sido manifestado por muchas formas envejecidas. En la esfera mental, el crecimiento del azafr�n de oto�o es mucho m�s com�n que en la f�sica, y mucho m�s precioso y hermoso.

�Cu�n numerosos y espl�ndidos son los ejemplos de intelecto que revela sus poderes m�s plenos al final de la vida! De anciano, Cute aprendi� griego. Goethe ten�a ochenta a�os cuando complet� la segunda parte de Fausto. Los literatos han registrado a menudo el peculiar deleite con que en sus �ltimos a�os han vuelto a los estudios de su juventud. Los chinos alientan a sus estudiantes a perseverar en sus b�squedas mentales hasta la vejez extrema, otorgando el bot�n de oro del candidato exitoso a un hombre cuando tiene ochenta a�os, aunque haya fallado en todos sus ex�menes anteriores.

Pero es en la esfera del alma donde florece m�s bellamente el azafr�n de oto�o. El rejuvenecimiento del alma, la renovaci�n de la vida espiritual, puede ser la experiencia de todos. Esta victoria juvenil - el hombre interior que se renueva m�s y m�s mientras que el hombre exterior se deteriora - es la gloria de la vejez de todo verdadero cristiano. Solo el fuego que desciende del cielo puede preservar la juventud del esp�ritu en medio de todos los cambios y dolores de la vida.

La religi�n realmente vivida mantiene el coraz�n siempre joven, siempre tierno. Nos ense�a que nada bello o bueno una vez pose�do se pierde por completo para nosotros; que hay una verdad m�s profunda en las palabras, "Una cosa hermosa es un gozo para siempre", de lo que incluso su poeta sab�a. ( Hugh Macmillan, DD )

Versículos 27-28

�l mira a los hombres.

Un esp�ritu penitencial

El texto&mdash

I. Nos presenta el alcance de la inspecci�n Divina. "�l mira a los hombres". La omnisciencia de Dios debe hacernos adorar y temblar. �l vela por las acciones de los hombres, y no hay tinieblas ni sombra de muerte donde los obradores de iniquidad puedan esconderse de su ojo. Mira a los hombres universalmente. Los ve a todos de un vistazo, en una sola vista.

II. Despliega el lenguaje del arrepentimiento sincero. Aqu� Dios fija sus ojos en quien dice: "He pecado". El hombre que hace una confesi�n como esta es mucho mejor a los ojos de Dios que el que dice que no tiene pecado y se enga�a a s� mismo. Aqu� est�&mdash

1. Una confesi�n de haber ofendido por el pecado contra Dios. Dondequiera que el Esp�ritu de Dios haya comenzado a obrar en el alma, habr� este sentido de indignidad, esta convicci�n de pecado.

2. Una confesi�n de haber abusado de la mejor de las bendiciones. "He pervertido lo que era correcto". Es decir, tu santa providencia me dio muchos y peculiares favores, que emple� con un mal prop�sito o que descuid� por completo.

3. Una confesi�n de haber experimentado desilusi�n en los caminos del pecado. "He hecho todo esto y no me aprovecha". Todo penitente puede testificar que el camino de los transgresores es duro.

III. Descubre el triunfo de retomar la gracia. Este humilde penitente que mira al Redentor, obtiene gracia ante sus ojos; para el Se�or

1. Evita que su alma sufra la perdici�n eterna.

2. Lo eleva al goce eterno de la iluminaci�n Divina. Aprender&mdash

(1) La riqueza de la misericordia perdonadora de Dios, que se extiende incluso a los pecados de perversidad.

(2) La locura de los pecadores impenitentes; deben ser desterrados al pozo, para que nunca vean la luz.

(3) La importancia de implorar diariamente un esp�ritu penitencial. Pecamos a diario; Por tanto, suplicad siempre misericordia. ( T. Spencer. )

Arrepentimiento

Tres puntos que surgen del texto.

I. El hecho de que Dios mira al hombre. Esta es la doctrina de la omnisciencia de Dios. Vayamos donde podamos, ya sea entre la multitud o en soledad, nunca podremos escapar de la mirada de Dios. �l ve los pensamientos mismos de nuestro coraz�n; Lee los motivos de los que surgen las acciones. �sta es una verdad maravillosa; casi desconcierta nuestra comprensi�n. El ojo de Dios no solo est� sobre nosotros, est� sobre el universo entero. Este debe ser un atributo necesario de Dios. �C�mo deber�a Dios gobernar el mundo si no fuera capaz de escudri�ar de un vistazo los pensamientos y acciones de toda la humanidad?

II. El car�cter de un verdadero penitente. Esto incluye&mdash

1. La conciencia personal del pecado. El pecado tra�do a casa al individuo, el pecado reconocido - el pecado confesado como una carga que descansa sobre el individuo mismo; no meramente una carga compartida con otros.

2. La ausencia de toda excusa para uno mismo. "He pervertido lo que era correcto". Un penitente insincero siempre se esforzar� m�s por paliar su falta que de otra manera; Para atenuar su transgresi�n, el verdadero penitente est� m�s dispuesto a agravar que a atenuar los pecados de los que es consciente.

3. Insatisfacci�n desesperada. "No me aprovecha". Todo transgresor de Dios debe ser llevado, en un momento u otro, a exclamar: "No me aprovecha". El pecado siempre viene con la oferta de lucro. La tentaci�n de transgredir caer�a impotente si no fuera acompa�ada del soborno de alguna ventaja potencial.

III. Los benditos efectos que siguen al verdadero arrepentimiento. Dos cosas&mdash

1. Liberaci�n de la condenaci�n "�l librar� su alma de ir a la fosa". Esto habla de perd�n total y completo.

2. Traducci�n para recompensar. "Su vida ver� la luz". Ser� trasladado a vida eterna. ( Obispo Boyd Carpenter. )

Dios mirando a los hombres

Ya sea que Dios visite con aflicci�n, adversidad o prosperidad, todas estas cosas obra Dios muchas veces con el hombre, para sacar su alma del abismo, para que sea iluminada con la luz de los vivos.

I. �l mira al hombre. Como Creador. Como gobernador del mundo. Como un ser santo. Como Juez de los hombres. Como un padre compasivo mira a su familia.

II. El hombre arrepentido que mira a Dios.

1. "He pecado". Esto supone una reflexi�n. "Pens� en mis caminos". Esto supone auto-aborrecimiento. "�Ay de m�, porque estoy perdido!" Esto supone un dolor piadoso, un dolor por el pecado. He pecado. Mi pecado me ha tra�do miseria y maldad, y me ha expuesto a un castigo futuro.

2. "Y pervirti� lo recto". Estas palabras pueden considerarse en referencia a las dispensaciones de la providencia, ya sean pr�speras o adversas. Son pervertidos por el hombre. El hombre pervierte su camino en cuanto a opini�n; en cuanto a la pr�ctica moral; por inter�s o ganancia, as� como por placer.

III. La misericordiosa determinaci�n de Dios a favor del penitente. ��l librar� su alma de descender al abismo, y su vida ver� la luz�. Estas expresiones a veces se utilizan para la liberaci�n de la muerte natural a la vida y la salud. A veces, estas expresiones se usan en sentido figurado para la liberaci�n de la angustia y la restauraci�n de la felicidad. Dios escuchar� nuestro clamor y nos librar� de todos nuestros problemas. ( J. Walker, DD )

El penitente perdonado

El verdadero arrepentimiento comienza con la convicci�n, despierta la contrici�n, conduce a la confesi�n y termina en la conversi�n. Se les da muchos �nimos a los pecadores para que se arrepientan.

I. Dios ve la conducta de los pecadores arrepentidos.

1. Dios mira a los hombres universalmente. Nuestro poder de visi�n es limitado. Dios ve todas las cosas.

2. Dios mira a los hombres individualmente. Ning�n hombre puede esconderse de Dios.

II. Dios escucha la confesi�n de los pecadores arrepentidos. Muchos han pecado que no admiten su pecaminosidad; muchos confiesan sus pecados que no los abandonan.

1. El verdadero arrepentido confiesa sus pecados. La confesi�n del penitente es plena, libre y sincera.

2. El verdadero penitente reconoce su necedad. Hemos pervertido nuestras bendiciones espirituales.

3. El verdadero penitente admite su decepci�n. El pecado es un gran error. No hay satisfacci�n en el pecado.

III. Dios libera el alma de los pecadores arrepentidos. Dios conoce el atraso del penitente tembloroso y busca animarlo con la m�s completa seguridad de perd�n.

1. Dios salva al penitente de la muerte eterna.

2. Dios recompensa al penitente con vida eterna. ( JT Woodhouse. )

El credo del penitente

Est� toda la filosof�a de la penitencia en el texto.

I. El credo de la penitencia.

1. Un bien y un mal absolutos, lo correcto y lo incorrecto. Hay aquellos a quienes el peso de una conciencia culpable no es m�s que una mala forma de hipocondr�a. Mientras dure el mundo, el credo del penitente expresar� la convicci�n y el arrebato de la humanidad.

2. He pervertido lo recto. Este es el segundo art�culo de la confesi�n de fe del penitente. Nadie sabe lo que significa "yo", sino el hombre que se ha sentido aislado de Dios por la transgresi�n. Seg�n la filosof�a pante�sta, estrictamente hablando, no existe el pecado. El hombre peca como un perro taciturno o como un caballo feroz.

3. Y no me benefici�. "La paga del pecado es muerte". Si cualquier otra confesi�n que no sea la del texto fuera posible para un pecador a largo plazo, y despu�s de la experiencia completa de un mal camino, simplemente significar�a que el Dios justo hab�a dejado de ser el gobernante del mundo.

II. La confesi�n de penitencia. "Si alguien dice, he pecado". Eso implica fundamentalmente que el mal no es de Dios. Dios ha hecho a un ser capaz de pecar, pero Dios no ha hecho pecado. Decirle a Dios: "He pecado" es esencial para completar el perd�n; �En qu� fundamento de la raz�n descansa esta necesidad? Si un hombre est� convencido, �no es eso suficiente? Dios exige confesi�n.

1. S�lo la confesi�n completa la penitencia.

2. La confesi�n sola restablece esa relaci�n filial, sin la cual la penitencia no puede tener frutos duraderos,

III. Los frutos de la confesi�n a trav�s de la abundante misericordia y amor de Dios. Los frutos aqu� expuestos son dobles. �l librar� su alma de ir a la fosa, y su vida ver� la luz. Una gloria dorar� su camino, incluso a trav�s de este fatigado desierto de disciplina. ( J. Baldwin Brown, BA )

La mirada de amor de Jehov�

I. La misericordiosa consideraci�n de Dios hacia el hombre. "�l mira al hombre". El mirar al hombre no es de tipo general; expresa esa clase de atenci�n benigna que tiene un respeto inmediato por el bienestar de sus objetos. No es la mirada escrutadora de un capataz duro y riguroso, que se complace en descubrir una falta; es la mirada de un Padre que, aunque cuando ve el mal no puede y no puede permitir que pase desapercibido, no desea contemplar m�s que lo que es correcto, y fija afectuosamente sus ojos en la menor se�al de un tipo favorable en la conducta. de su hijo.

II. Lo que Dios espera del hombre. Busca descubrir un coraz�n humilde y arrepentido. Toda moralidad, y todo lo que se llama religi�n, que no se basa en un sentimiento de culpa, y que no surge de la humillaci�n por el pecado, no es m�s que un enga�o espl�ndido, una mera forma, sombra y burla de la piedad. Debe haber un reconocimiento total, abierto y franco de la culpa. La confesi�n es el primer lenguaje natural apropiado del arrepentimiento. Cuando sus mentes est�n profundamente humilladas, no solo confesar�n que han pecado, sino que tambi�n sentir�n y reconocer�n que "no les benefici�".

III. Las bendiciones que Dios imparte a quienes cumplen con esta exigencia. "�l librar� su alma de descender a la fosa, y su vida ver� la luz". No es seguro que Eli� signifique m�s que esa humillaci�n ante Dios que ser�a el medio para preservar la vida de Job y restaurarlo a su paz y prosperidad anteriores. No podemos tener ninguna dificultad en dar al lenguaje un significado mucho m�s amplio y general. M�s all� de la tumba hay un pozo m�s profundo y terrible. Pero ahora no hay condenaci�n para el penitente humilde y creyente. ( Stephen Bridge, MA )

Dios esperando descubrir el arrepentimiento y aceptar al penitente

1. La mirada de Dios est� fija en cada individuo de la familia del hombre. El sentimiento opuesto, la negaci�n de esta verdad, fue mantenido por algunos de los fil�sofos paganos m�s eminentes. Sus nociones de la Deidad fueron tales que los llevaron a concebir que era imposible que �l se preocupara de alguna manera por las cosas de este nuestro mundo.

2. Lo que Dios busca especialmente es una confesi�n completa del pecado.

(1) Un reconocimiento de la culpa esencial del pecado, como una perversi�n de lo que es correcto.

(2) Confesi�n del hecho real del pecado.

(3) Reconocimiento de su desilusi�n decepcionante y enga�osa.

3. Tal confesi�n penitente se convertir� en nuestra inefable ventaja. Aprenda entonces a ver la confesi�n del pecado como un deber de primera importancia. El lenguaje de la confesi�n en nuestro texto todo ser vivo tiene motivos para hacer el suyo. ( Robert Eden, MA )

La inutilidad del pecado en esta vida es un argumento para el arrepentimiento

La gran locura y perversidad de la naturaleza humana no es m�s evidente en nada que en esto, que cuando en todas las dem�s cosas los hombres son generalmente guiados y gobernados por sus intereses, y dif�cilmente pueden ser impuestos por ning�n arte, o persuadidos por cualquier solicitud, para actuar claramente en contra de ella; sin embargo, en lo que respecta a su pecado y deber, lo tienen poco o nada en cuenta. De esto, cada pecador, cuando vuelve en s� mismo y considera lo que ha hecho, est� plenamente convencido. En estas palabras hay una gran bendici�n y beneficio prometido de parte de Dios, y una condici�n requerida de nuestra parte.

1. Una confesi�n arrepentida de nuestros pecados a Dios.

2. Una verdadera contrici�n por nuestro pecado; no solo por temor a las consecuencias perniciosas del pecado, sino por un sentido justo de la naturaleza maligna del pecado, y de la culpa y ofensa de �ste contra Dios.

3. Aqu� hay una descripci�n de la naturaleza maligna del pecado: es una perversi�n de lo que es correcto. El pecado es una perversi�n de la constituci�n y el nombramiento de Dios, y de la naturaleza y el orden de las cosas. Cuando hacemos lo que es correcto, actuamos de acuerdo con el dise�o y la estructura de nuestro ser; hacemos lo que nos conviene; pero el pecado pervierte la naturaleza de las cosas y las aparta de su curso.

4. Un reconocimiento de las consecuencias da�inas y perniciosas del pecado. Esto no s�lo es cierto en lo que respecta al resultado final y al evento de un curso maligno en el otro mundo, sino que incluso con respecto a este mundo y la vida presente, la pr�ctica de algunos pecados es claramente perjudicial para los intereses temporales de los hombres; que otros son totalmente in�tiles.

Reflexiones

1. Lo que se ha dicho sobre este argumento debe conmover particularmente a aquellos que tienen una consideraci�n tan grande de esta vida presente y de la felicidad temporal de ella, que la pr�ctica de todas las virtudes es amiga de su bienestar temporal y eterno. y todo vicio es enemigo de ambos.

2. Esto tambi�n quita toda excusa del pecado y del vicio. Pretende no servir al alma y aprovechar nuestra felicidad futura en otro mundo; y si tambi�n es un enemigo de nuestro bienestar presente en este mundo, �qu� se puede decir de �l?

3. Todos los argumentos usados ??para convencer a los hombres de la locura de un proceder inicuo, son muchas razones poderosas e incontestables para el arrepentimiento. Los hombres cometen errores sobre el arrepentimiento. Algunos hacen que su gran fuerza y ??virtud consista, no tanto en la resoluci�n del penitente, como en la absoluci�n del sacerdote. Algunos hacen que el arrepentimiento consista en la mera resoluci�n de enmienda, aunque nunca surte efecto. ( J. Tillotson, DD )

Versículos 29-30

He aqu�, todas estas cosas obra Dios muchas veces con el hombre.

Divina providencia

El que cree en el ser de Dios, l�gicamente debe creer en la doctrina de la providencia divina. Que la providencia est� sobre todas las cosas, una providencia general, debe implicar una providencia particular, porque todos los generales est�n hechos de particulares. Y para Dios nada puede ser grande o peque�o. No podemos comprender los misterios de la divina providencia, como tampoco podemos comprender perfectamente los misterios de la obra de la creaci�n.

El gobierno de Dios es verdaderamente paternal. �l se preocupa por sus hijos y, m�s especialmente, por sus intereses superiores. Nada puede sucedernos por casualidad, porque todo est� ordenado y regulado por Su sabidur�a, poder y bondad. La disciplina de la Divina providencia puede ejercerse sobre nosotros de diversas formas, y podemos recopilar ilustraciones de su prop�sito de diversas fuentes.

1. Percibimos el prop�sito moral de la providencia divina al anular la maldici�n original. Aquello que ha ca�do sobre toda nuestra raza como una nube oscura tra�da sobre nosotros por el pecado, a�n tiene sus bordes bordeados de luz plateada, y aprendemos que hay esperanza para los hombres incluso en medio de la maldici�n.

2. En las habituales consecuencias del vicio y la virtud, de la santidad y del pecado. Toda observaci�n y testimonio deja en claro que Dios est� del lado de la virtud y contra el vicio; para que ning�n crimen pase desapercibido ante sus ojos. Aunque no hay consecuencias tan uniformes despu�s de la transgresi�n o la virtud como para hacernos pensar que en esta vida todo el juicio est� completo, hay suficiente para decirnos que en verdad hay un Dios que juzga en la tierra; que si bien todav�a hay mucho mal, llegar� el d�a en que Dios juzgar� a los hombres seg�n el Evangelio.

Los pecados de la carne se castigan en la carne. Los pecados del esp�ritu son castigados en el esp�ritu. Donde hay reforma, las consecuencias inmediatas de los pecados de los hombres no se eliminan en todos los casos y, sin embargo, es un paso en la direcci�n correcta.

3. Este arreglo de la providencia divina est� fuertemente marcado en la vanidad inherente que est� estampada en todo bien terrenal. �Por qu� persigo lo que revolotea ante m� y se me escapa como una sombra? Esto tiene la intenci�n de ense�ar al hombre esta gran lecci�n, que de Dios mismo el hombre no ser� feliz; ning�n bien terrenal puede ser el fin y el descanso del hombre.

4. Se puede encontrar otra ilustraci�n en las dispensaciones especiales de la providencia divina. Dios tiene reservas de sabidur�a, bondad y severidad. Aprenda de esta visi�n de la providencia de Dios que las providencias son paternas, morales y reparadoras. Pero todo el esquema de la providencia de Dios se basa en el esquema de la redenci�n y la misericordia de Dios. ( Francis A. West. )

La obra de Dios con el hombre

El resumen y la aplicaci�n pr�ctica de la defensa de Eli� del car�cter de Job y la reivindicaci�n del trato de Dios con �l. Pasando de Job a toda la raza, dice; "Mira, todos estos" -

I. El tema de las operaciones divinas. "Hombre."

1. Un ser inteligente. Dios puede trabajar con �l y gastar en �l los recursos de su sabidur�a, amor y poder ( Job 32:8 ).

2. Ca�dos y depravados. El hombre necesita las operaciones divinas y sin ellas debe perecer ( G�nesis 1:16 ; G�nesis 6:5 ; Romanos 8:7 ).

3. Redimido. Dios obra por la recuperaci�n del hombre a trav�s de Cristo ( Juan 5:17 ), pero no reemplaza la necesidad del esfuerzo humano ( Filipenses 2:12 ).

II. Los medios de las operaciones divinas. "Mira, todos estos" -

1. Sue�os y visiones de la noche (vers�culo 15). Los efectos de algunos sue�os prueban que el alma ha escuchado la voz de Dios.

2. Las inspiraciones secretas y silenciosas del esp�ritu (vers�culo 16). El sue�o lleva a la alarma y la indagaci�n, luego el esp�ritu abre las avenidas del alma, vierte la luz y se produce una impresi�n permanente.

3. Aflicciones (vers�culos 19-22). Cuadro l�gubre, correcci�n para evitar la destrucci�n ( 2 Cr�nicas 33:12 ; Salmo 119:67 ).

4. Esfuerzos de amigos (vers�culos 23, 24). El padre, ministro, amigo, que como el "int�rprete" enviado por Dios conduce a los afligidos al favor de Dios, es estimado como "uno entre mil".

5. La frecuencia de las operaciones Divinas. "A menudo." Cuando un medio falla, Dios emplea otro.

III. El dise�o de las operaciones divinas (vers�culo 30).

1. Para salvar "del pozo". Las met�foras ense�an la verdad. El infierno es una terrible realidad. Los inconversos est�n en camino hacia ella. Dios se mir� a s� mismo y "encontr� un rescate" para que el hombre no "bajara al abismo"; y todos los medios que su amor puede idear se adoptan para lograr este prop�sito.

2. Hacer la vida brillante y feliz. �Iluminados con la luz de los vivos�, se lee en el vers�culo 25 ( Samuel Wesley ) .

Pruebas enviadas por Dios para salvar el alma

Todo el mundo conoce la historia de Job. Los varios pasos en la escalera de los prop�sitos de Dios aparecen de la siguiente manera:

1. Las preocupaciones terrenales son bendiciones celestiales, no maldiciones. Viniendo del libro m�s antiguo de la Biblia, vemos en Job al hombre representativo de problemas. El hecho de que le sobrevinieran aflicciones, s�lo prueba que Dios a�n no lo hab�a soltado. La oscuridad no era m�s que una prueba de la luz, as� como la sombra del reloj de sol prueba la existencia del sol. Estos disturbios de nuestro tiempo solo muestran que a Dios s� le importa lo que suceda con nosotros. El mejor amigo que puede tener el escalador alpino es el gu�a fiel, que lo despierta de una somnolencia fatal con golpes, duros y dolorosos.

2. El segundo paso es que la regla de Dios al hacernos sufrir dolores es un prop�sito, no simplemente un permiso. No se limita a permitir que nos sobrevengan problemas, sino que los env�a. Cualquier otra idea implica que alguien es m�s fuerte que Dios. Si alguien nos castiga, sea nuestro Padre Celestial.

3. Dios obra. Los paganos tienen un dios, Brahma, que descansa en un sue�o eterno. Tenemos un Dios que obra. �l nos salva como cirujano, con un trabajo serio y resuelto: cort�ndonos una extremidad o quit�ndonos un ojo. Atrapados en las garras de la providencia, no podemos decir nada. La fuente no se puede construir sin demoler mucho de lo bello; la hierba, el suelo revuelto, los escombros antiest�ticos, son todos procesos de trabajo necesario. Por fin, todo se vuelve a poner de nuevo, se restaura la tierra verde y el resultado es una fuente. Lo mismo ocurre con la fuente de la nueva vida.

4. El alcance del ojo omnipotente abarca todo el mundo a la vez. Nos somete mediante procesos concertados y persistentes. �Podr�a haber sufrido un da�o�, dice uno, �pero ser derrocado por completo es m�s de lo que merec�a�, lo que muestra que el coraz�n todav�a est� en rebeli�n.

5. El quinto paso indica el objetivo de Dios de ser la redenci�n completa del hombre. Es desde el pit empate lo salva. Dios habla en serio; Quiere salvar almas a cualquier precio.

6. Tenemos la promesa de Dios de dar luz perfecta de las tinieblas, esperanza en lugar de incredulidad, cielo en lugar del abismo. Poco a poco nos damos cuenta de que, despu�s de todo, es mejor que las cosas sean como son, que la inteligencia gu�a al universo.

En vista de esto, una de las dos cosas que puede hacer:

1. Puedes resistirte a este prop�sito. Pero nunca prosper� ning�n hombre que se resistiera a la voluntad de Dios; o,

2. Acepta este testamento y ajusta sus prop�sitos en consecuencia. Si cedes, cesar� sus castigos. Y esto es natural, f�cil y adecuado. ( CS Robinson, DD )

Una conversi�n a la antigua

I. El asunto que nos ocupa es comparar una conversi�n pasada de moda con las del tiempo presente, y la primera nota que llamaremos es la siguiente: es bastante seguro a partir de la descripci�n dada en este cap�tulo treinta y tres de Job que los sujetos de conversi�n eran similares, y los hombres de �pocas lejanas eran precisamente como los hombres de estos tiempos. Al leer el pasaje, encontramos que los hombres en aquellos tiempos necesitaban ser convertidos; porque estaban sordos a la voz de Dios (vers�culo 14); eran obstinados en prop�sitos malvados (vers�culo 17) y se envanec�an de orgullo.

Necesitaban ser castigados para despertarlos a pensar, y requer�an dolorosa angustia para hacerlos clamar por misericordia (vers�culos 19-22). Fueron muy reacios a decir: "He pecado", y no se inclinaron en absoluto a la oraci�n. La salvaci�n solo fue obra de las influencias de la gracia del Esp�ritu de Dios en los d�as de Job, y solo as� se logra en este momento. El hombre no ha superado sus pecados.

II. La segunda nota que llamaremos es esta, que en aquellos tiempos antiguos el obrero de la conversi�n era el mismo: "todas estas cosas Dios obra". Todo el proceso lo atribuye Eli� a Dios, y todo cristiano puede dar testimonio de que el Se�or es el gran obrero ahora; �l nos convierte y nosotros nos volvemos.

III. El punto m�s interesante para usted ser� probablemente el tercero: los medios utilizados para trabajar la conversi�n en aquellas �pocas lejanas eran muy parecidos a los que se emplean ahora. Hab�a diferencias en las agencias externas, pero el modus operandi interno era el mismo. Hab�a una diferencia en los instrumentos, pero la forma de trabajar era la misma. S�rvase volver al cap�tulo, en el vers�culo quince; All� se encuentra que Dios habl� primero a los hombres, pero ellos no lo miraron, y luego les habl� eficazmente por medio de un sue�o: �En un sue�o, en una visi�n nocturna, cuando el sue�o profundo cae sobre los hombres, en sue�os sobre la cama.

�Ahora, este fue un medio extraordinario de gracia, que rara vez se usa ahora. Es mucho m�s provechoso para ustedes tener la palabra en sus casas que puedan leer en todo momento, y tener ministros de Dios para proclamar claramente el evangelio de Jes�s, que depender de las visiones de la noche. Por lo tanto, los medios externos pueden haber cambiado, pero a�n as�, ya sea por el sue�o de la noche o por el serm�n del d�a de reposo, el poder es el mismo: es decir, en la palabra de Dios.

Dios habla a los hombres en sue�os; si es as�, les habla a todos nada m�s y nada diferente de lo que habla en la palabra escrita. Ahora, observe, que adem�s de la venida externa de la palabra, parece del cap�tulo que tenemos ante nosotros, en el vers�culo diecis�is, que los hombres fueron convertidos al tener sus o�dos abiertos por Dios. Note la siguiente oraci�n, �l "sella su instrucci�n". Ese fue el medio de conversi�n en los tiempos antiguos.

Dios hizo descender la verdad sobre el alma cuando presionas un sello sobre la cera: llevas el sello para hacer la impresi�n, e incluso as� el poder de Dios presion� la palabra. Sellar tambi�n significa a veces preservar y apartar, como sellamos documentos o tesoros de gran valor, para que est�n seguros. En este sentido, el Evangelio necesita ser sellado en nuestro coraz�n. Olvidamos lo que escuchamos hasta que Dios el Esp�ritu Santo lo sella en el alma, y ??luego es meditado y atesorado en el coraz�n: se convierte para nosotros en una hermosa pera], un secreto divino, una herencia peculiar.

Este sellado es un punto principal en la conversi�n. Tambi�n parece que el Se�or, en aquellos d�as, emple� la providencia como ayuda para la conversi�n, y que la providencia era a menudo de un tipo muy suave, ya que preservaba a los hombres de la muerte. Lea el vers�culo dieciocho: "�l guarda su alma de la fosa, y su vida de perecer a espada". M�s de un hombre ha cambiado por completo la corriente de su vida al escapar de un peligro inminente.

Pero adem�s, parece que, como dice Eli�, la enfermedad fue un despertador a�n m�s eficaz en la serie de casos comunes. Observe el vers�culo diecinueve: "Tambi�n �l es castigado con dolor en su cama, y ??la multitud de sus huesos con fuerte dolor; de modo que su vida aborrece el pan, y su alma la delicadeza de la comida". Adem�s de esta enfermedad, la persona a quien Dios salv� incluso sinti� temor por la muerte: �S�, su alma se acerca al sepulcro, y su vida a los destructores.

�Mejor te ser�a ser salvo, como por fuego, que no ser salvo en absoluto. Pero ahora, observe que todo esto no llev� a la persona a la comodidad; aunque estaba impresionado por el sue�o y la enfermedad, etc., se necesitaba el ministerio de alg�n embajador enviado por Dios. "Si hay un mensajero con �l", ese es un hombre enviado por Dios - "un int�rprete", uno que puede abrir las cosas oscuras y traducir la mente de Dios al lenguaje del hombre - "uno entre mil", para un verdadero El predicador, experto en el trato con las almas, es una persona rara que "muestra al hombre su rectitud, entonces le tiene gracia". Dios podr�a salvar almas sin ministros, pero no lo hace a menudo.

IV. En cuarto lugar, los objetos a los que se apuntaba en las antiguas conversiones eran exactamente los mismos a los que se apuntan hoy en d�a. Tenga la bondad de mirar el vers�culo diecisiete. Lo primero que Dios tuvo que hacer con el hombre fue apartarlo de su prop�sito. Lo encuentra puesto en el pecado, en la rebeli�n. El siguiente objetivo de la obra divina fue ocultar el orgullo del hombre, porque el hombre se apegar� a la justicia propia tanto tiempo como pueda.

Otro gran objetivo de la conversi�n es llevar al hombre a la confesi�n de su pecado. Por eso lo encontramos dicho en el vers�culo veintisiete, �El mira al hombre, y si alguno dice: He pecado y pervertido lo que era recto, y no me aprovech�, �l librar� su alma de ir a la fosa. " El hombre odia la confesi�n a su Dios; Me refiero a una confesi�n humilde, personal y sincera.

V. En quinto lugar, el proceso de conversi�n en los d�as de anta�o se parec�a exactamente al que se ha producido en nosotros ahora en cuanto a sus matices ". El lado oscuro luc�a los mismos tonos sombr�os que ahora. En primer lugar, el hombre se neg� a escuchar; Dios habl� una vez, s� dos veces, y el hombre no le mir�: aqu� hubo rebeli�n obstinada.

VI. Pero ahora, en sexto lugar, las luces son las mismas, incluso cuando las sombras eran las mismas. Notar�s en la descripci�n de Eli� que la gran fuente de toda la luz era esta: "L�bralo de bajar al abismo, porque he encontrado un rescate". No hay un rayo de luz en el caso hasta que llegas a esa palabra divina, �y no es as� ahora? Entonces, cuando este precioso evangelio se anuncia al pecador, el consuelo de �l entra en su alma en el ejercicio de la oraci�n: �Orar� a Dios, y �l le ser� favorable.

A continuaci�n, parece que el alma obtiene consuelo porque Dios le dio su justicia, "porque �l dar� al hombre su justicia". Y luego el hombre es llevado a una confesi�n completa de su pecado en el vers�culo veintisiete, la �ltima nube sobre su esp�ritu se desvanece, y �l est� en perfecta paz. Dios fue misericordioso con el hombre descrito por Eli�. Dios mismo se convirti� en su luz y su salvaci�n, y sali� al gozo y la libertad. No hay nada m�s lleno de frescura y sorpresa que la alegr�a de un reci�n convertido.

VII. Y por �ltimo, que es el s�ptimo punto, los resultados son los mismos, porque creo que dif�cilmente conozco una descripci�n mejor del resultado de la regeneraci�n que la que se da en el vers�culo veinticinco: �Su carne estar� m�s fresca que un ni�o, volver� a los d�as de su juventud "" Las cosas viejas pasaron, he aqu� todas son hechas nuevas! " Y con este cambio vuelve la alegr�a.

Vea el vers�culo veintis�is: �Ver� su rostro con gozo; porque dar� al hombre su justicia �; y el vers�culo trig�simo: "Para sacar su alma del abismo, para que sea iluminada con la luz de los vivos". ( CH Spurgeon. ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Job 33". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/job-33.html. 1905-1909. Nueva York.